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Asteroides rozadores de la Tierra y objetos Apolo

Si los asteroides penetran más allá de la órbita de Júpiter, ¿no habría


otros que penetrasen más allá de la órbita de Marte, más cerca del
Sol? El primero de tales casos se descubrió el 13 de agosto de 1898
por parte de un astrónomo alemán, Gustav Witt. Detectó el asteroide
433 y vio que su período de revolución era de sólo 1,76 años, es decir,
44 días menos que el de Marte. Por lo tanto, su distancia media del
Sol debe ser menor que la de Marte. Al nuevo asteroide se le llamó
Eros.

Eros demostró tener más bien una elevada excentricidad orbitaria. En


el afelio, está dentro del cinturón de asteroides, pero en el perihelio,
se halla a sólo 170 millones de kilómetros del Sol, no mucho más de
la distancia de la Tierra al Sol. Dado que su órbita está inclinada
respecto de la de la Tierra, no se aproxima a ésta tanto como lo haría
si ambas órbitas estuviesen en el mismo plano.

De todos modos, si Eros y la Tierra se encuentran en los puntos


apropiados de sus órbitas, la distancia entre ambos será sólo de 23
millones de kilómetros. Esto es un poco más de la mitad de la distancia
mínima entre Venus y la Tierra, y significa que, si no contamos a
nuestra propia Luna, Eros era, en el momento de su descubrimiento,
nuestro más próximo vecino.

No es un cuerpo muy grande. A juzgar por los cambios en su brillo,


tiene forma de ladrillo, y su diámetro medio es de unos cinco
kilómetros. De todos modos, no es una cosa despreciable. Si
colisionase con la Tierra, ocurriría una catástrofe.

En 1931, Eros se aproximó a un punto distante tan sólo 26 millones


de kilómetros de la Tierra, y se estableció un vasto proyecto
astronómico para determinar con exactitud su paralaje, por lo que las
distancias del Sistema Solar podrían determinarse con mayor
exactitud que nunca. El proyecto tuvo éxito, y los resultados no fueron
mejorados hasta que los rayos del radar se reflejaron desde Venus.

Un asteroide que se aproxime a la Tierra más que Venus, es


denominado (con cierta exageración) rozador de la Tierra. Entre 1898
y 1932, sólo se descubrieron tres rozadores más de la Tierra, y cada
uno de ellos se aproximó a nuestro planeta menos que Eros.

Sin embargo, esta marca fue rota el 12 de marzo de 1932, cuando un


astrónomo belga, Eugéne Delporte, descubrió el asteroide 1.221, y
vio que, aunque su órbita era regular respecto de la de Eros,
conseguía aproximarse a 16 millones de kilómetros de la órbita de la
Tierra. Llamó al nuevo asteroide Amor (el equivalente latino de Eros).

El 24 de abril de 1932, exactamente seis semanas después, el


astrónomo alemán Karl Reinmuth descubrió un asteroide al que llamó
Apolo, porque era otro rozador de la Tierra. Se trataba de un
asombroso asteroide puesto que, en su perihelio, se halla sólo a 95
millones de kilómetros del Sol. Se mueve no sólo en el interior de la
órbita de Marte, sino también dentro de la Tierra, e incluso de la de
Venus. Sin embargo, su excentricidad es tan grande que en el afelio
está a 353.000.000 de kilómetros del Sol, más lejos de lo que le ocurre
a Eros. El período de revolución de Apolo es, por tanto, 18 días más
largo que el de Eros. El 15 de mayo de 1932, Apolo se aproximó
dentro de los 10.725.000 kilómetros de la Tierra, menos de 30 veces
la distancia de la Luna. Apolo posee menos de dos kilómetros de
anchura, pero es lo suficientemente grande para que no sea bien
venido como «rozador». Desde entonces, cualquier objeto que se
aproxime al Sol más de como lo hace Venus, ha sido llamado objeto
Apolo.

En febrero de 1936, Delporte, que ya había detectado a Amor cuatro


años antes, avistó otro rozador de la Tierra al que llamó Adonis.
Exactamente unos cuantos días antes de su descubrimiento, Adonis
había pasado a sólo 2.475.000 kilómetros de la Tierra, o únicamente
poco más de 6, 3 veces la distancia de la Luna a nosotros. Y lo que
es más, el nuevo rozador de la Tierra tiene un perihelio de 65 millones
de kilómetros, ya esa distancia está muy cerca a la órbita de Mercurio.
Fue el segundo objeto Apolo descubierto.

En noviembre de 1937, Reinmuth (el descubridor de Apolo), avistó un


tercero, al que llamó Hermes. Había pasado a 850. 000 kilómetros de
la Tierra, sólo un poco más de dos veces la distancia de la Luna.
Reinmuth, con los datos de que disponía, calculó una órbita grosso
modo, según la cual Hermes podía pasar a sólo 313.000 kilómetros
de la Tierra (una distancia menor de la que nos separa de la Luna),
siempre y cuando Hermes y la Tierra se encontrasen en los puntos
apropiados de su órbita. Sin embargo, desde entonces no se ha vuelto
a detectar a Hermes.

El 26 de junio de 1949, Baade descubrió el más desacostumbrado de


los objetos Apolo. Su período de revolución era de sólo 1, 12 años, y
su excentricidad orbitaria resultaba la mayor conocida en los
asteroides: 0,827. En su afelio, se encuentra a salvo en el cinturón de
asteroides entre Marte y Júpiter, pero, en su perihelio, se aproxima a
28.000.000 de kilómetros del Sol, más cerca que cualquier planeta,
incluido Mercurio. Baade llamó a este asteroide Ícaro, según el joven
de la mitología griega que, volando por los aires con las alas que había
ideado su padre Dédalo, se aproximó demasiado al Sol, con lo que se
le fundió la cera que aseguraba las plumas de las alas en su espalda,
y se cayó produciéndole la muerte.

Desde 1949, se han descubierto otros objetos Apolo, pero ninguno se


ha acercado tanto al Sol como Ícaro. Sin embargo, algunos poseen
período orbitario de menos de un año y, por lo menos, uno está más
cerca, en cada punto de su órbita, del Sol que la Tierra.

Algunos astrónomos estiman que hay en el espacio unos 750 objetos


Apolo, con diámetros de un kilómetro y más. Se cree que, en el
transcurso de un millón de años, cuatro respetables objetos Apolo han
alcanzado la Tierra, tres a Venus, y uno tanto a Mercurio, como a
Marte o a la Luna, y siete han visto sus órbitas alteradas de tal forma
que todos han abandonado el Sistema Solar. El número de objetos
Apolo, sin embargo, no disminuye con el tiempo, por lo que es
probable que se añadan otros de vez en cuando a causa de
perturbaciones gravitatorias de objetos en el cinturón de asteroides.

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