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I. OBJETIVOS
II. CONTENIDO
1
de una empresa argentina actual e idear nuevas formas de humanización de la
misma.
1
Se ha tomado en cuenta para realizar esta distinción el texto: Paul Ricoeur, Soi-même comme un autre,
Seuil, Paris, 1996 (trad. Esp: Sí mismo como otro, Siglo XXI, México 1996; p. 176) (En adel.: S0).
2
1. De la ética hacia la moral
3
Puede leerse acerca de este tema en Martha Nussbaum, The Fragility of Goodness: Luck and Ethics in
Greek Tragedy and Philosophy, Update Editor, Estados Unidos, 1986, (trad. Esp: La fragilidad del bien:
fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega [traducción de Antonio Ballesteros] Visor, Madrid,
1995.
3
hacemos; de lo que es mejor para el conjunto de nuestra vida y de las elecciones
preferenciales que gobiernan nuestras prácticas fragmentarias (carrera, amor, placeres,
deportes, etc.). Alasdair MacIntyre, quien recupera a Aristóteles en la posmodernidad,
indica que las prácticas –profesión, juego, arte, política, etc. son actividades
cooperativas cuyas reglas constitutivas son establecidas socialmente. Estas prácticas
persiguen bienes inmanentes que constituyen la teleología interna de la acción. Estas
actividades deben ser integradas al ergon o al proyecto total de realización humana o lo
que Aristóteles denominaba, la tarea del hombre en cuanto tal. Este ergon constituye la
vida humana tomada en conjunto. Este proyecto global incluye, pues, la vida familiar, la
vida profesional, la forma de descansar, los deportes, la vida asociativa y política, etc. El
proyecto existencial considera al hombre en totalidad en oposición a las prácticas
fragmentadas. Volviendo a Aristóteles, se debe afirmar que la plenitud humana, la
felicidad, es la finalidad de la finalidades. La inserción de la práctica en el ergon del
hombre le confiere a la práctica la finalidad de cumplir al hombre. La vida ética goza de
una primera tensión infinitud-finitud y de un segundo aspecto que es parte-totalidad. El
texto o el ergon en revisión constante constituye la unidad sincrónica de la vida ética.
Cuando se habla de texto se habla de armonía de jerarquización, de relación de los
diversos aspectos que lo componen.
5
Nos ocuparemos principalmente de la obra de Alasdair, MacIntyre, After virtue. A study in Moral
Theory, University of Notre Dame Press, Notre Dame, Indiana, 1984. (en adel AV). Existe trad. castellana
Tras la virtud, Crítica, Barcelona, 2001; pp. 226-277
4
Los diagnósticos sobre lo que la sociedad contemporánea asume como ideales de
vida buena son variados y desalentadores. Se escucha hoy hablar de la sociedad del
vacío6, del hombre unilateral7, del sin sentido de la vida o de las tentadoras ilusiones
impuestas por el capitalismo salvaje8. La Modernidad, ha llevado su culpa en estos
retrocesos éticos y morales, dado que ha exaltado en demasía las libertades individuales
o los ideales de la vida buena realizables en la esfera de la vida privada o, en
contraposición a ello, ha hecho desaparecer la vida individual a favor de la totalidad del
Estado. Grandes pensadores contemporáneos –entre ellos Romano Guardini, Hans
Küng, Jonas, etc.-, exhortan a recuperar la ética o el arduo trabajo por darse forma o
esculpirse a sí mismo para poder dar y recibir en comunidad en el seno de la vida socio-
política. El futuro de la humanidad sólo se podrá preservar si se recoloca la
preocupación por lo humano en el puesto que merece.
6
Gilles Lipovetsky, La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo, Anagrama,
Madrid, 2003.
7
Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, Planteta-Agostini, España, 1993
8
Pueden leerse al respecto los interesantes análisis acerca del capitalismo de la Escuela Crítica de
Frankfurt.
9
Léase al respecto la famosa novela de George Bernanos, Diario de un cura rural, Caralt, Buenos Aires,
1959.
5
que uno no se puede amar a sí mismo si no he sido amado. Contrariando a Kant, se
sostendrá que la autonomía depende de la heteronomía. El amor a sí mismo con el que
comienza la vida ética, sólo puede tener lugar si la persona ha sido amada
incondicionalmente. El hombre tiende hoy a olvidar que todo lo ha recibido y que todo
le ha sido regalado. El discurso de la ética no resulta, pues, el discurso del yo moderno
cartesiano sino del sí mismo, es decir, del sí que en su realización depende
absolutamente del otro para cumplir sus deseos, llevar a cabo su ergon o propia obra o
la narración de su vida junto a las historia ajenas.
Una persona lleva una vida buena cuando se ama como otro y cuando puede amar a
los demás como a sí mismo. El reconocimiento de la dependencia es, paradójicamente,
la clave de la independencia. Paul Ricoeur, nos dice al respecto, que para desarrollar
una apropiada conciencia de sí mismo, como persona independiente, agente autónomo,
la persona necesita reconocer con realismo sus dependencias y afectos y aún su propia
vulnerabilidad. A esta altura afirmamos que la estima de sì es reflexiva, se arma
sobre la relación con el otro.
Emmanuel Levinas nos ha enseñado a pensar más allá de las relaciones recíprocas
entre seres semejantes. El otro puede presentarse bajo la figura de la conminación y no
de la amistad. En este caso tiene lugar una pasividad absoluta del yo convocado y, en
vez de reciprocidad, se presenta una disimetría de uno con respecto al otro (uno que
conmina, otro que obedece). Este llamado abre la posibilidad de una ética de la solicitud
por el otro surgida ante la experiencia de la fragilidad o de la vulnerabilidad expone
Martha Nussbaum con gran sagacidad11. Cuando la persona se encuentra con víctimas
de la guerra o de diferentes formas de sufrimiento se aprende sobre la vida: que las
personas pueden sufrir daño sin que podamos evitarlo o a pesar de nuestros esfuerzos.
10
Leonardo Polo, Quién es el hombre. Un espíritu en el tiempo, Rialp, Madrid, 1998, 78.
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Se puede aprender además de estas experiencias que no somos diferentes de las víctimas
que sufren. Somos vulnerables y podríamos sufrir el mismo daño, lo cual nos hace
pensar qué desearíamos si nos encontráramos en la misma situación. Ésta es la base de
la Regla de Oro, el mandato moral por excelencia que ha persistido a lo largo de toda la
historia de la humanidad: hacer a los demás lo que uno quisiera que le hicieran.
La ética o la vida buena debe contar con el amor por sí mismo pero también con una
educación en la solicitud y en la responsabilidad ante el otro que nos lleva a la
promoción y al cuidado del otro. Y si acentuamos este rasgo de la ética deberíamos
decir que no podemos perder el "sentido de la tragedia", porque «si perdemos este
sentido de la compasión trágica por las personas que sufren de modo desigual las
desgracias de la vida –incluyendo aquellos que siguen siendo buenos y también los que
se vuelven malos– estamos en peligro de perder nuestra propia humanidad.
Olvidaríamos que nuestra condición de agentes morales se basa sobre ciertas garantías
de protección, sin las que estaríamos perdidos. De ahí que la fragilidad exija la
responsabilidad. Por eso, la solicitud ante la vulnerabilidad, es un modo de
responsabilidad: la realización de la justicia a través de la solidaridad. No puede haber
justicia sin solidaridad, ésta es su condición de posibilidad y compensa sus deficiencias.
En resumen:
«La justicia es necesaria para proteger a los sujetos autónomos, pero igualmente
indispensable es la solidaridad, porque la primera postula igual respeto y
derechos para cada ser humano autónomo, mientras que la segunda exige empatía
–situarse en el lugar del otro– y preocupación por el bienestar del prójimo, exige
compasión; los sujetos autónomos son insustituibles, pero también es la actitud
solidaria de quien reconoce una forma de vida compartida»12.
Adela Cortina, afirma, que es suicida renunciar a la solidaridad, por la sencilla razón
de que todos los hombres navegamos en el mismo barco y compartimos un destino
común. La defensa de la dignidad humana no puede construirse, como se afirmó
anteriormente, sin la toma de conciencia de la vulnerabilidad de los seres humanos. Las
personas son dignas de respeto, pero también de compasión .. MacIntyre, agrega a las
reflexiones de Cortina, que el descentramiento hacia el otro supone una, hoy bastante
olvidada educación en virtudes. La clave de esta reciprocidad, de la hospitalidad, y la
actuación conforme a la consideración atenta y afectuosa hacia el otro, está, según este
autor, en la virtud de la "justa generosidad". Y a la luz de esta virtud, las relaciones
adquieren tres características: son relaciones en una comunidad, en la que entran en
juego los afectos; se realizan no sólo entre amigos morales, sino también incluyendo a
los extraños; y pueden incorporar a todos los necesitados de una acción urgente a través
de la virtud de la misericordia13.
11
Martha Nussbaum, "Victims and Agents. What Greek tragedy can teach us about sympathy and
responsibility", Boston Review, England, 1998.
12
Adela Cortina, La moral del camaleón. Espasa Calpe. Madrid, 1991.
13
Alasdair MacIntyre, Animales racionales y dependientes.¿ Por qué los seres humanos necesitamos las
virtudes?, Paidós. Barcelona, 2001.
7
El reconocimiento recíproco intersubjetivo es el vínculo que sustenta toda
obligación moral. Poder participar en un diálogo en el que los interlocutores se
reconocen entre sí y están dispuestos a valorar la fuerza de los argumentos, implica no
sólo observar ciertas normas de coherencia racional, sino participar también de la
capacidad de estimar valores, de empatizar, de reconocer la alteridad, construir la
identidad moral a través de narraciones y también de desarrollar un sentido de la
compasión surgido del reconocimiento.
14
Adela.Cortina, Ética de la razón cordial, Ed. Nobel. Oviedo, 2007, p.126.
8
Hegel nos diría que empezar a hablar de la ética desde el sí mismo o desde el ámbito
interpersonal resulta aún arbitrario porque ya nacemos rodeados por una atmósfera
cultural y ética concreta o vivida que nos constituye. Al actuar nos encontramos con
sedimentaciones éticas, valoraciones, reglas y códigos éticos que nos permiten
interactuar con racionalidad. Para comprender la razón de ser de este momento de la
concreción en el seno del triángulo ético (personal, interpersonal e institucional)
podríamos recurrir a la metáfora del lenguaje. Para hablar o comunicarnos necesitamos
conocer las reglas de la lengua que nos preceden. Asimismo para realizar nuestro deseo
de ser y para relacionarnos reconociendo que el otro vale tanto como yo debemos
conocer y cumplir las normas que reglamentan el comportamiento social y político de
una sociedad.
1. Duración.
2. Trascendencia con respecto a todo tipo de subjetivismo.
3. Distribución de roles. La institución tiene por función señalar un lugar a cada uno
en el seno de la sociedad.
4. Otorga legitimidad y pertenencia a los diversos círculos sociales
5. Exigencia de universalidad
7. Respeto del otro; del no presente o del ausente digno de reconocimiento contra la
violencia y los abusos de los presentes en las diversas transacciones
“Es en el ser-entre donde el anhelo de vivir bien se realiza. Es como ciudadanos como
llegamos a ser hombres. El anhelo de vivir en instituciones justas no significa otra cosa”15. .
9
Mediante la idea de pluralidad se sugiere la extensión de las relaciones interhumanas a todos los
que el cara a cara entre el ‘yo’ y el ‘tú’ deja fuera como terceros. Pero el tercero es, de entrada,
sin juego de palabras, tercero incluido por la pluralidad constitutiva del poder. Así se impone un
límite a cualquier intento de reconstruir el vínculo social sobre la base de una relación dialogal
estrictamente diádica. La pluralidad incluye terceros que nunca serán rostros (SO, 204).
Por su parte, la idea de concertación tiene que ver con lo que H. Arendt llamó
“espacio público de aparición”, que es el seno de las prácticas, de los planes de vida y,
por supuesto, de la unidad narrativa de una vida.
El espacio de aparición cobra existencia siempre que los hombres se agrupan por el discurso y la
acción, y por lo tanto precede a toda forma de constitución de la esfera pública y de las varias
formas de gobierno (...). Su peculiaridad consiste en que (...) nos sobrevive a la actualidad del
movimiento que le dio existencia, y desaparece no sólo con la dispersión de los hombres (...), sino
también con la desaparición o interrupción de las propias actividades[10].
Por ello este espacio público, que acoge y realiza el deseo de vivir juntos, es
construcción constante y frágil, antes que imperativo o quietud de una identidad dada
para siempre. De ahí surge la necesidad de pensar en que la realización de este deseo
que jalona la intencionalidad ética tiene que ver con el ‘ejercicio del poder’,
“caracterizado por la pluralidad y la concertación”, aunque sea “de ordinario, invisible,
por estar recubierto por las relaciones de dominación, y que es hecho emerger sólo
cuando está a punto de ser destruido y deja el campo libre a la violencia, como sucede
en los grandes desastres históricos” (SO, 205).
“El poder sólo es realidad donde palabra y acto no se han separado, donde las palabras no están
vacías y los hechos no son brutales, donde las palabras no se emplean para velar intenciones sino
para descubrir realidades, y los actos no se usan para violar y destruir sino para establecer relaciones
y crear nuevas realidades”.
Sin embargo, como el poder se puede ejercer –y de hecho se ejerce– con violencia, en la
negación flagrante de la diferencia, ya del rostro que aparece ante mí, ya del que no
llega a ser rostro, Ricœur acude a la idea de justicia. Y aclara:
“A mi entender, lo justo comprende dos aspectos: el de lo bueno, del que señala la extensión de
las relaciones interpersonales en las instituciones; y el de lo legal, el sistema judicial que
confiere a la ley coherencia y derecho de restricción” (SO, 206)].
10
que reduce lo otro a lo mismo, al punto de pretender anularlo. Esto le hace exclamar a
Ricœur:
La igualdad, cualquiera que sea el modo como la maticemos, es a la vida en las instituciones lo
que la solicitud a las relaciones interpersonales. La solicitud da como compañero de sí otro que es
un rostro (...). La igualdad le da como compañero otro que es un cada uno. En este sentido, el
carácter distributivo del ‘cada uno’ pasa del plano gramatical (...) al plano ético. Por eso, el
sentido de justicia no cercena nada a la solicitud; la supone, en la medida en que considera a las
personas como irremplazables. En cambio, la justicia acrecienta la solicitud, en cuanto que el
campo de aplicación de la igualdad es toda la humanidad (SO, 212).
c. Principio de justicia
16
Amartya Sen, Desarrollo y libertad. Planeta. Barcelona. 2000; Amartya
Sen, "Human rights and capabilities", Journal of Human Development 6(2), 2005: 151-
166.Martha Nussbaum, Las mujeres y el desarrollo humano, Herder, Barcelona, 2000.
11
Desde el punto de vista ético lo justo es lo bueno; ahora se trata del cada uno
sin rostro en la sociedad. Lo justo bajo el punto de vista moral aparece como
lo legal.
Paul Ricoeur recuerda que la ética aplicada constituye la sabiduría práctica que
corresponde al momento del juicio moral en situación. Este momento implica reglas,
experiencias, convicciones morales previas y gran creatividad para resolver situaciones
nuevas, inéditas que colocan al hombre en situaciones límites. Nos dice:
“…la sabiduría práctica consiste en inventar conductas que satisfagan lo más posible
la excepción traicionando lo menos posible la regla…”
Hans Jonas, Hans Küng, Karl-Otto Apel o Sissela Bock nos advierten con firmeza
que debemos pensar en una globalización de la ética por los aterradores peligros (armas
nucleares, peligros ecológicos, etc.) que pueden acompañar a los nuevos instrumentos
cibernéticos. La técnica y la tecnología nos colocan ante incalculables progresos pero
también frente a nuevos riesgos que tiene que pensar y afrontar renovamente la ética. El
comienzo y el fin de la vida, los cambios de órgano, los problemas de identidad de sexo,
la bio-tecnología y la ingeniería genética nos colocan ante incontables problemáticas
que debemos afrontar creativamente17
Adela Cortina, estudiosa española de la ética aplicada, que ha publicado entre otros
trabajos: “Razón comunicativa y responsabilidad solidaria” (1985), “Crítica y utopía”.
“La escuela de Frankfurt” (1985), “Ética mínima” (1986), “Ética sin moral” (1990), “La
moral del camaleón” (1991), “Ética aplicada y democracia radical” (1993) y “la ética de
17
Ricardo Maliandi, Etica: dilemas y convergencias. Cuestiones éticas de la identidad,
la globalización y la tecnología, Biblos, Buenos Aires, 2006
12
la sociedad civil” (1994) insiste en un reportaje reciente que la filosofía moral y sus
aplicaciones es hoy más necesaria que nunca. Uno de los grandes desafíos del siglo
XXI, insiste la destacada pensadora, es conseguir que la gente que tenga poder viva los
principios éticos. La humanidad sólo podrá salvarse si la ética logra empapar las esferas
de poder. Desgraciadamente, ejemplifica en el terreno de la política, la obsesión por
llamar la atención y por recabar votos hace que los políticos hagan cosas llamativas sin
pensarlas, y eso está reñido con la ética
En el ámbito empresarial, agrega además la pensadora, sin una confianza entre los
contratantes y los pactantes, sin una calidad del producto, sin unas buenas relaciones
entre las distintas empresas no funcionan los negocios. La gente se da cuenta de que
una cierta ética vende, desde el punto de vista político, desde el punto de vista
empresarial y desde el punto de vista profesional.
La ética comnicativa es una ética procedimental. Las normas surgen y proceden del
mundo vital y de la filosofía moral se limita a descubrir procedimientos dialógicas para
legitimarlos. La relación entre los interlocutores es, a la vez hermenéutica y ética, ya
que debe haber un entendimiento mínimo entre el hablante y oyente y éstos deben
reconocerse mutuamente como personas y como interlocutores válidos cuyos derechos a
la réplica y a la argumentación tienen que ser reconocidos. A partir de este momento es
posible elaborar una teoría de los derechos humanos.
Como decía Aristóteles, refiere además la pensadora, los venenos sirven para matar
y los venenos sirven para sanar. Todo depende de cómo se empleen y con qué metas. La
globalización es, o bien la gran ocasión para hacer una ciudadanía cosmopolita, donde
el universo sea la ciudad de todos y todos se sientan ciudadanos, o sencillamente la
culminación de un proceso en el que cada vez se abre más el abismo entre pobres y
ricos; entre países que ya no interesan a nadie y países en los que la gente se lanza a
consumir como loca.
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