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Apellido y Nombre de las Autoras: Lic. Karina Puente y Prof. Zulma Morillo
Institución de Procedencia: Dirección General de Educación Superior
email: puentek@hotmail.com, zulmamorillo@hotmail.com
El presente trabajo propone abrir un espacio de reflexión y debate sobre los encuadres
normativos que rigen la trasformación del sistema formador, a fin de reconstruir un proceso
que nos involucra en carácter de responsables políticos sobre la responsabilidad ineludible de
garantizar el derecho a una educación igualitaria y de calidad; a partir de una reivindicación
histórica del colectivo docente, en torno a los procesos que se gestan sobre el sistema
formador.
El estudio arrojo a nivel federal un serie de problemas de larga data, sobre los se definieron
nuevas políticas en éste campo y, cuya importancia central fue atribuir al sentido de las
acciones y estrategias planificadas, un fuerte valor dinamizador sobre la capacidad de
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movilización de los actores, para aportar a la consolidación de una educación inclusiva y de
calidad.
La preocupación, aún vigente, llevó a generar normativas de diversos alcances que permitan
regular el sistema a nivel organizacional-institucional, de planificación de las políticas, de
Formación Inicial y Formación Continua.
Por un lado, desde el Consejo Federal de Educación se aprueba en el año 2007 la Res. N°
30/07 (norma la organización institucional) la cual permite al sistema educativo enmarcar la
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organización del sistema formador. A los efectos de institucionalizar la formación docente
con una perspectiva profesional.
La intención inicial de esta norma es fortalecer las instituciones según la lógica y función del
nivel superior a los efectos de revertir la fragmentación del nivel para lo cual se da inicio al
diseño e implementación de normativas que oriente esta acción y políticas que colaboren en la
reconstitución de los IFD de acuerdo a esta nueva visión.
El nivel superior inicia entonces un proceso de cohesión brindando elementos a los actores
para la construcción de una visión compartida, aunque no homogeneizante, respetando las
diferencias y particularidades de las distintas regiones del país, pero sí con un criterio de
unidad del nivel, que brinde aportes para la mejora de la formación de docentes en particular y
para la mejora de la educación en general.
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9. Ingreso a los cargos docentes por concurso.
10. Equipo docente titulado para el sistema formador.
11. Acuerdo Marco entre el sistema formador y las direcciones de los diferentes
niveles y modalidades educativas para el trabajo conjunto.1
En el capítulo III se describen los conceptos básicos para el diseño de la organización
interna de los Institutos de Formación Docente. Este capítulo plantea la necesidad de
democratizar la participación de todos los miembros generando espacios para tal fin,
propone diseñar la asignación de roles y funciones, con clara definición de
responsabilidades y formas de vinculación para lo cual se propone la redacción de un
Reglamento Orgánico que oriente la gestión de la dimensión organizacional del IFD.
Como es fácil advertir los marcos normativos han indicado el camino a las Jurisdicciones en
cumplimiento de una visión nacional que pretende modificar la visión del Nivel Superior
como un “conglomerado” desarticulado en un sistema en el cual se logre la construcción de
una visión de unidad del sistema, sin confundir esto con homogeneizar el Nivel.
En todo este proceso de años en el que Nación y las distintas Jurisdicciones establecieron un
diálogo pro activo en la redefinición del sistema formador, cabe analizar cuál es el camino
que la Jurisdicción de Salta ha logrado.
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Resolución CFE 140/11
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Investigación. En acuerdo con Nación se han llevado a cabo procesos de evaluación y de
autoevaluación (evaluación del desarrollo curricular y evaluación a estudiantes), se han
propiciado espacios de debate institucional a través del PNFP, y se brinda capacitación
gratuita al cuerpo docente.
Los avances en estos procesos consensuados a nivel federal son muchos pero ¿han sido
estratégicos? ¿la organización del sistema formador cumple con las expectativas de nuestra
sociedad?, ¿se han garantizado las condiciones requeridas en la normativa vigente para la
apertura de nuevos IFD, a fin de ser validados?, ¿los nuevos diseños son condición suficiente
para superar las fallas de la formación docente que se han visualizado hasta el momento?, ¿los
procesos de federalización coadyuvan a la construcción de la identidad del nivel?, ¿en qué
instancia del camino nos encontramos?
A partir del año 2013 se inicia en nuestra jurisdicción un proceso de relevamiento para la
construcción de un mapa de ofertas de formación del Nivel Superior, con el propósito de
ampliar la misma democratizando el acceso al nivel. A partir de esta decisión política de dar
cumplimiento a los requerimientos establecidos por acuerdos federales, se crean institutos,
anexos y extensiones áulicas con diferentes ofertas de formación docente.
Si bien la transformación del nivel requiere la construcción de un mapa que permita evaluar el
estado de situación y proyectar estratégicamente la oferta, ésta no debió quedarse sujeta a
decisiones de exigencia de sectores políticos locales por cuanto impactó negativamente
poniendo en riesgo la calidad del servicio.
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garantizar las condiciones requeridas para la acreditación de los IFD en los cuales se dictan
las mismas. Esas condiciones se vinculan a los requisitos mínimos para el funcionamiento los
cuales han de fortalecer la identidad y la especificidad del sistema formador. Al respecto es
necesario revisar el ingreso a los cargos docentes por concurso, las condiciones del equipo
docente titulado para el sistema formador, el cumplimiento de los acuerdo marcos entre el
sistema formador y las direcciones de los diferentes niveles y modalidades y la factibilidad
del cumplimiento del reglamento de prácticas docentes.
Los requisitos enunciados que se visualizan como una debilidad en el sistema formador,
constituyen una responsabilidad a nivel jurisdiccional en la toma de decisiones en torno a la
implementación de las políticas educativas y un compromiso ineludible con la sociedad en lo
que respecta a generar políticas y normas situadas para la instalación y desarrollo sostenido de
esas condiciones así como dispositivos de seguimiento y evaluación.
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Por otra parte, proyectar un diseño que dé cuenta de los temas “impostergables” para el
ejercicio de la docencia, en todos los niveles y modalidades, es decir saberes que se vinculen a
diversas realidades y contextos y, a las características de los nuevos sujetos de nuestro sistema
educativo.
Sostenemos que si bien, más que un requerimiento de la norma, constituye una prioridad la
revisión de los diseños curriculares de la Provincia, es necesario acompañar la
implementación de una nueva lógica curricular que nos compromete como agentes del Estado
no solo con dispositivos de acompañamiento y evaluación, sino también con estrategias en el
ámbito de la política jurisdiccional e institucional que faciliten la construcción progresiva de
un nuevo perfil en la formación docente que reconstruya “la lógica particular de la formación
en y para las prácticas”.2
En síntesis, la formación docente alcanza una importancia estratégica por ser éstos, “actores
ineludibles de la trasmisión y recreación de la cultura, en el desarrollo de las potencialidades y
capacidades de las infancias y juventudes y en la renovación de las instituciones educativas.
Como cuerpo profesional especializado, les cabe la tarea de liderar y afianzar los procesos de
democratización de la enseñanza por ende, la inclusión educativa. Desde ésta perspectiva, el
ejercicio de la docencia no es solo un trabajo de implementación de cuestiones curriculares,
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Davini, C. (2008). Acerca de las prácticas docentes y su formación. Área de Desarrollo Curricular. Dirección
Nacional de Formación e Investigación. Instituto Nacional de Formación Docente. MECyT.
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sino también una profesión que envuelve un compromiso y una responsabilidad de
significativa relevancia política y social”.3
Y por otro lado, establecer nuevos criterios de gestión para el mejoramiento de las prácticas
de enseñanza, como condición necesaria –aunque no suficiente- del mejoramiento de los
logros del sistema educativo en su conjunto. Como así también, priorizar líneas de acción que
no se orienten a compensar debilidades en la formación del profesorado, sino por el contrario,
reconocer que parte del proceso de enseñar a enseñar no se realiza en las instituciones
formadoras solamente, sino en el propio contexto de trabajo.
Bibliografía Consultada
- ALLIAUD, A. (2010). La formación docente. Estado de situación y desafíos a futuro.
En: Voces del Fénix. Revista del Plan Fénix.
- ALLIAUD, A. (2013). Formar buenos en la artesanía de enseñar. VIII Foro de
Educación: Qué debe saber un docente y por qué, Fundación Santillana, Buenos Aires.
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Instituto Nacional de Formación Docente. Plan Nacional de Formación Docente 2012-2015. Resolución
C.F.E. N° 167/12 – Anexo I
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Davini, C. (2008). Acerca de las prácticas docentes y su formación. Área de Desarrollo
Curricular. Dirección Nacional de Formación e Investigación. Instituto Nacional de
Formación Docente. MECyT.
Documentos
- Estado de situación de la renovación curricular de la formación docente inicial.
Informe del Área de Desarrollo Curricular. INFD, Agosto 2014.
- Ley de Educación Nacional N° 26.206. Art. 71 (LEN) (2006).
- Ley Nacional de Educación Superior Nº 24.521 (LNES) (1995)
- Lineamientos Curriculares Nacionales (LCN) aprobados en 2007 (Res. CFE 24/07)
- Lineamientos Federales para el planeamiento y organización institucional delo sistema
formador. Resolución CFE N° 140/11.
- Instituto Nacional de Formación Docente. Plan Nacional de Formación Docente 2012-
2015. Resolución C.F.E. N° 167/12 – Anexo I
- Resolución CFE N° 30/07
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