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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS OCCIDENTALES
UNELLEZ

OBLIGACIONES ROMANAS

Integrante:
Ramírez Irma
C.V. 13.305.554

San Cristóbal, 04 de Abril 2019


Obligación Romana
El ser humano tiene la obligación, de llevar la estructura legal para la solución
de los problemas, trabajando de la mano con las leyes judiciales, para así obtener
un excelente resultado, al momento de la resolución de un conflicto. Por lo tanto el
individuo debe conocer y saber sobre el derecho civil, que es el abarcamiento sobre
la justicia, donde permite desarrollar las leyes que regulan el funcionamiento de la
sociedad civil; ya que se encarga de regir los vínculos privados.

La obligación romana es un vínculo establecido por el derecho que nos


obliga a cumplir una determinada conducta, siendo esto un deber jurídico, de lo
contrario si no se obedecía, eran sancionado como delito. La obligación del derecho
moderno encierra dos elementos: el débito, o sea, el deber de realizar una
determinada prestación, y la responsabilidad o perjuicio jurídico que sufre el deudor
en caso de incumplimiento.

Justiniano 1
las definió como “la obligación es un vínculo jurídico por el cual
somos constreñidos con la necesidad de pagar alguna cosa
según las leyes de nuestra ciudad (obligatio est iurus vinculum,
quo necesítate adstringimur alicuius solcendae rei, secundum
nostrae civitatis iura)”.

Tal definición recoge la idea de que la obligación es un vínculo jurídico en


cuya virtud nos vemos forzados a realizar una determinada prestación, según el
ordenamiento jurídico a que pertenecemos. Por consiguiente, el concepto de
obligación puede expresarse, bien en un sentido restringido, esto es, como el deber
del deudor, haciendo alusión sólo a una de las partes: Al deudor; o bien en un
sentido más amplio, es decir, entendiendo por obligación como el vínculo jurídico
entre dos partes: El acreedor y el deudor. Así, el acreedor estará facultado a exigir
y deudor comprometido a cumplir un determinado comportamiento positivo o
negativo que denominamos prestación.
En cuanto al desarrollo histórico, En la teoría de Bonafonte, la obligación
romana nació en tiempos arcaicos dentro del terreno de los delitos. Originalmente,
la comisión de un delito hacía surgir a favor de la víctima o de su familia, un derecho
de venganza, el cual, mediante una composición podía transformarse en el derecho
de la víctima o de su familia a exigir cierto beneficio. Por lo tanto, la obligación
antigua era una atadura en garantía de cumplimiento de prestaciones nacidas de
los delitos. Por lo que desde la época romana encontramos utilizada la palabra
obligación en el sentido de deber jurídico, pero también empleada para el hecho de
obligarse, para designar el vínculo jurídico entre sujeto activo y sujeto pasivo, e
inclusive en el derecho del sujeto activo.

Por otro lado en el año 326 A.C, cuando el individuo no cumplía con la orden,
era castigado por el incumplimiento con la ley y era sancionado con la muerte por
haber desobedecido. Si no en tal caso, tal deuda o responsabilidad recae en un hijo
o en otra miembro del hogar; haciéndose rehén para pagar la deuda que el padre
había adquirido, quedando esta persona como garantía por tal incumplimiento.

Por otro parte dentro de la obligación romana, existen una serie de


elementos, dos de estos elementos son el sujeto y el objeto que son necesarios
para que la obligación nazca, de lo contrario no existiría. La obligación crea un lazo,
que presupone por lo menos dos sujetos: Uno activo y otro pasivo; el primero
creditor que sujeta en cierta forma y el segundo debitor para que le preste a la
conducta debida.

El sujeto es la persona titular de un derecho personal o de crédito, en virtud


del cual se le faculta la conducta de otra persona, la del deudor, quien a su vez debe
de cumplir con ella. Este derecho personal o de crédito que tiene el acreedor es un
derecho subjetivo, ya que implica un faculta miento de conducta. Esta sanción
organizada según los principios del derecho civil romano, caracteriza a las
obligaciones civiles.

Por otro lado tenemos el objeto, que consiste siempre en un acto que el
deudor debe realizar en provecho del sujeto, y los jurisconsultos romanos lo
expresan perfectamente por medio de un verbo: facere, cuyo sentido es muy amplio,
que comprende a una abstención.

De igual forma nos encontramos con las fuentes de las obligaciones romana,
ya que según Gayo. Las obligaciones derivan de dos fuentes, el contrato y el delito
que surge entre dos o más personas, posteriormente se consideraban insuficiente
ya que en todo contrato se requería un acuerdo voluntariamente y un delito
intencionalmente para hacer daño. Por su parte, Modestino (en D.44,7,52pr), amplió
los supuestos mencionados y añadió la ley como fuente de obligación,
estableciendo: “Quedamos obligados o por recibir una cosa, o por unas
palabras, o por las dos cosas a la vez, o por el consentimiento, o por la ley, o
por derecho honorario, o por necesidad, o por una falta”.

Finalmente, en época justinianea, se realizó una ordenación de los distintos


casos y, en base al resto de fuentes mencionadas, los juristas medievales
concluyeron que las obligaciones nacen del: Contrato: Acto lícito basado en un
acuerdo de voluntades, Cuasicontrato: Acto lícito nacido sin acuerdo de voluntad
entre las partes, Delito: Acto ilícito sancionado con una pena, como acto doloso,
Cuasi delito: Acto ilícito sancionado con una pena, como acto culposo, Por la ley:
comportamiento regulado por una norma jurídica generadora de obligación.

Si bien en la actualidad, los actos ilícitos tienen su regulación específica en la


Rama del Derecho penal, esta clasificación nacida de la legislación romana tuvo su
Supervivencia en nuestro Código Civil al establecer en el artículo 1089: “Las
Obligaciones nacen de la ley, de los contratos y cuasicontratos, y de los actos
y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o
negligencia”.

Esta clasificación tiene la cualidad de señalar de forma definitiva cuáles son


las principales fuentes de las obligaciones, pero adolece de defecto de que dentro
de ellas no quedan comprendidos todos los hechos que pueden dar origen a una
obligación, hechos que por ningún motivo fueron desconocidos por Justiniano y que
fue enumerando a lo largo de su obra.

Dentro del incumplimiento de las obligaciones nacidas del delito, a diferencia


de la infracción, el crimen era un acto ilícito que consistía en la violación de normas
jurídicas de trascendencia social. En el derecho antiguo se dividían en dos: Delitos
privados: Es todo hecho ilícito que genera deterioro a una propiedad o persona, sin
afectar directamente el orden público; en este caso la sanción era dada según el
tipo de delito, en algunos caso con la pena de talión, “La venganza de la víctima
tenía que ser proporcional a la ofensa realizada”. En otros azotando al infractor y
entregándolo como esclavo a la víctima y por último imponiéndole una multa.

Luego se desarrolló un sistema más justo, donde el lesionado podía tomar la


decisión del castigo, según el tipo de crimen que implicaba penas especiales. Entre
los principales delitos privados se encontraban: El Furtum, Hurto o Robo, daños
causados injustamente, el robo y daño con violencia, por último injuria. en caso de
furtum, hurto o robo La pena impuesta al autor del delito era una multa, que no
podía ser inferior al valor del objeto robado, en daños causados injustamente se
debía pagar el valor más alto que las cosas hayan tenido en los 30 últimos días
antes del delito, cuando se trataba de robo y daño con violencia el pago debía ser
del cuádruplo del valor que tenía el bien y por último la injuria el pago era fijado por
un juez a través de una sentencia siempre a favor de la víctima. Por todo esto, es
necesario precisar los términos de lo que sucede en el incumplimiento de las
obligaciones.

Otro tema de gran importancia es el modo de extinción de las obligaciones,


cuando una obligación se extingue se disuelve el vínculo existente entre acreedor y
deudor, a estos hechos o actos jurídicos se les llama modos de extinción. El modo
Normal de extinguir una obligación es el pago o incumplimiento realizado por el
deudor; esto es, la ejecución de la prestación debida. Sin embargo, existen otros
hechos que, sin implicar la ejecución efectiva de la obligación, tienen el efecto de
liberar al deudor. Entre los modos de extinción más usuales podemos mencionar los
siguientes: Pago: El pago se refiere no sólo a la entrega de una cantidad de dinero,
sino a tener el cumplimiento de la prestación, en primer lugar, el pago debe hacerlo
el deudor, pero también su representante y en segundo lugar, el pago debe hacerse
al acreedor o a un representante en este caso a un tutor. El tiempo en que se ha de
efectuar el pago dependerá siempre de la expresa voluntad de las partes,
asumiendo la obligación pactada una vez teniendo el consentimiento. Novación: La
novación es la sustitución de una obligación por otra, en lugar de la antigua
obligación surge una nueva. Confusión: La confusión como modo extintivo de
obligaciones consiste en que coincidan en una misma persona las calidades de
acreedor y deudor, por ejemplo como consecuencia de una herencia, en la que el
deudor fuera heredero del acreedor o viceversa. Pérdida de la cosa debida: Si el
objeto de la obligación fuera algo material o un elemento y se perdiera por alguna
causa no imputable al deudor, la obligación se extinguía. El mutuo disentimiento:
Operaba en relación con las obligaciones nacidas de contratos consensuales, que
son los que cobran eficacia por el solo acuerdo de interés de las partes, esto quiere
decir que la persona debe cumplir con las prestaciones. Concurso de causas
lucrativas: Existe cuando el acreedor adquiere, por diferente causa, el objeto
específico que se le adeuda. Muerte o capitis deminutio del deudor: Eran las
obligaciones que se extinguen por la muerte de uno de los sujetos.

Por último hablaremos sobre el sistema contractual romano, existieron


diversidad de acuerdos de voluntades que generaban consecuencias jurídicas, es
decir al lado de los contractus, existieron diversos convenio y pactos. En Derecho
romano no hay una teoría concreta sobre el concepto de contrato, por lo tanto se
explica que el contrato es un acuerdo de voluntades entre dos o más personas para
crear una o varias obligaciones. En aquella época, el contrato tenía que estar
sancionado y regulado por la ley. Gayo, nos habla de los distintos tipos de contratos:
reales, verbales, literales y consensuales. En base a las fuentes romanas, se puede
deducir que el contrato es un acto lícito, amparado por la ley y encaminado a crear
una o varias obligaciones.

Dentro de los contratos tenemos los elementos y los efectos; Para que el
contrato tenga validez, es necesario que cubra determinados requisitos, mismos que
la ley otorga. Por lo tanto podemos distinguir los siguientes elementos: Capacidad
de los contratantes: El sujeto debe tener la capacidad de obrar o bien actuar
mediante sus representantes, con el fin de complementar la falta que sufra en algún
momento determinado. Consentimiento de los contratantes: Los sujetos que
realicen el contrato deben tener voluntad interna, es decir, la intención de realizarlo
y, además, esa voluntad interna debe ser manifestada, ya sea de forma activa o
pasiva, es decir, el silencio en ocasiones puede servir como una forma más de
manifestar. El objeto del contrato: Hace referencia al contenido de la obligación y,
por tanto, tiene que ser posible, lícito, determinado y evaluado en dinero. Y por
último la Causa civilis: Nos habla de que todo contrato, debe respetar unas
formalidades, junto con el acuerdo de voluntad.
De igual forma daremos a conocer las clasificaciones de los contratos: Desde
el punto de vista de la prestación: - Contratos onerosos Aquellos en los que hay
contraprestación entre las partes que celebran el contrato (ej: contrato de
compraventa). - Contratos lucrativos: Son los contratos gratuitos y, por tanto, no
hay contraprestación (ej: contrato de mandato). Desde el punto de vista de su
eficacia: - Contrato de derecho estricto: Con estos contratos, la misión del juez
se reduce a decidir con un sencillo “sí” o “no” sobre la existencia o inexistencia de la
pretensión del actor, concretada en la intento de la fórmula. - Contrato de buena fe:
Con estos contratos, el juez tiene mayor capacidad de actuación ya que puede
valorar las particularidades y circunstancias del caso, teniendo en cuenta todo
aquello que se puede exigir a personas justas y leales. Desde el punto de vista de
los sujetos: - Contratos unilaterales Las obligaciones surgen en el contrato para
una sola de las partes contratantes. - Contratos bilaterales o sinalagmáticos: Las
obligaciones surgen en el contrato para todas las partes contratantes.
Distinguiéndose entre: Bilaterales o sinalagmáticos perfectos: La obligaciones
para las partes surgen desde el mismo momento que nace el contrato (ej: en el
contrato de compraventa está claro que desde que surge el contrato, las partes que
lo celebran asumen obligaciones: el comprador paga el precio y el vendedor
entregar el objeto). Bilaterales o sinalagmáticos imperfectos: Son contratos que
nacen como unilaterales pero, si se dan determinadas circunstancias, se convierten
posteriormente en bilaterales. Desde el punto de vista de la causa civilis: -
Contratos formales: Son los que exigen gran solemnidad formal, dado que son los
más arcaicos. Entre ellos se encuentran: el nexum, los contratos verbales y los
contratos literales. - Contratos reales: Es la entrega de un objeto. Entre ellos se
encuentran los contratos de: Mutuo, comodato, depósito, fiducia y prenda. -
Contratos consensuales: Consiste en el consentimiento manifestado, incluso,
valdría el silencio u omisión como forma de manifestación de voluntad. Entre ellos
se encuentran los contratos de: Compraventa, arrendamiento, sociedad y mandato.
- Contratos innominados: Consiste en la realización de una prestación para que,
a cambio de ella, se pueda obtener otra. Entre ellos se encuentran los contratos de:
aestimatum, permutatio, precarium.
Finalmente podemos decir, que el derecho romano inicialmente concibió el
vínculo entre acreedor y deudor como un nexum material, como hemos
mencionado antes, es pues ante todo un vínculo jurídico en virtud el cual un sujeto
se encuentra obligado para con otro sujeto a realizar una determinada prestación
que puede} consistir en un dar, un hacer o un no hacer siendo característico de esta
el de ser relativa.

Bibliografía

❖ María Eva Fernández. (S/F). Profesora Titular de Derecho Romano,


Universidad de Granada. Derechos de obligaciones. Disponible en:
http://digibug.ugr.es/bitstream/handle/10481/48179/FernandezBaquero_D
erechosdeObligaciones.pdf?sequence=1&isAllowed=y.

❖ Libia Reyes Mendoza. (2012). Derecho Romano II. Disponible en:


http://www.aliat.org.mx/BibliotecasDigitales/derecho_y_ciencias_sociales/
Derecho_romano_II.pdf.

❖ Jocelyn Paulino. (2010). Derecho Romano. Obligaciones Nacidas de los


Delitos. Disponible en:
http://derechoromanoii.blogspot.com/2010/03/obligaciones-nacidas-de-los-
delitos.html.

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