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Utopía y distopía: Díada ontológica del Diseño Gráfico

El diseño en sí mismo, al igual que la literatura, tiene una concepción dual en la que primero
sistematiza sus campos de acción y alcance (debido a una necesidad ontológica humana de
delimitar las disciplinas), y luego desafía esa tradición para reinventarse y aumentar sus
alcances. Actualmente, debido a las nuevas tecnologías, las metodologías de diseño han
experimentado un cambio radical que nos hace reevaluar su concepción conceptual y
repensar su misma existencia dentro de las disciplinas comunicativas y visuales
contemporáneas. Sin embargo, este es solo un fenómeno común dentro de la evolución del
conocimiento de las humanidades, que lejos de negar el diseño, solo lo reafirma en su
dualidad inherente.

Utopía y Distopía: tradición y disrupción

Desde el Arte Poética de Aristóteles podemos evidenciar un intento humano por sentar las
bases formales y conceptuales que validan cierto tipo de expresiones artísticas, en este
caso, las obras de tragedia y comedia griega reproducidas en el 300 a.C. Este modelo, que
valida y niega narrativas a partir de arquetipos creados de elementos comunes de obras
realizadas antes de su publicación, es un constructo común que se repite en la historia del
arte y lenguaje, por ende, también en el diseño gráfico. Desde el arte poetica de Aristoteles
otros autores han intentado crear los límites que posee la literatura, el arte, la lingüística y
otras ciencias humanas como evidenciamos en el arte poética de Horacio, los ensayos de
Terry Eagleton o en el retorno de la teoría de José Acosta y Julián Jiménez.

Todas estas discusiones tienen como fin un sentido utópico, en el que desean objetivizar un
conocimiento no objetable, limitar lo infinito, y validar lo que no es verdadero ni falso. Sin
embargo, la imposición de estos constructos es necesaria en tanto narra los elementos
comunes de ciertas sociedades en momentos históricos específicos, que nos permiten tener
una historia del arte y diseño, y que además sirven como argumentos susceptibles a críticas
y disidencias creadoras de renovación autocrítica de las disciplinas. Este último objetivo
distópico de negación de la tradición promueve la renovación de pensamiento y creación,
siendo base de movimientos transmediáticos e interdisciplinares (en el caso del diseño),
que aumentan los alcances que tenemos como diseñadores y nuestros campos de acción.

Por esto, las conclusiones nihilistas que afirman que el diseño murió, o que nunca ha
existido, ignoran toda una historia que nos recuerda las declinaciones formales y
conceptuales de la disciplina. El diseño ha existido desde que hacemos uso del lenguaje y
nunca ha muerto, ni se ha negado a sí mismo, solo se ha renovado estructuralmente, acto
que seguirá sucediendo siempre que decidamos limitarlo y contenerlo en el sentido común1
de una época.

1
Sentido común con enfoque Nietzscheano. Véase sobre verdad y mentira en sentido extramoral.

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