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Ex 6, 14-27: Introducción al texto 133

d) Genealogía de Moisés y Aarón (6, 14-27)

14 Éstos son los jefes de sus casas paternas: los hijos de Ru­
bén, el primogénito de Israel: Hanoc y Falú, Hezrón y Carmi;
Éstas son las familias de Rubén.
15 Los hijos de Simeón: Jemuel, .lamín, Ohad, Jaquín, Zohar
y Saúl, hijo de una cananea. Éstas son las familias de Simeón.
16 Éstos son los nombres de los hijos de Leví por sus genera­
ciones: Gersón, y Coat, y Merari. Los años de vida de Leví fue­
ron ciento treinta y siete años.
17 Los hijos de Gersón: Libni y Simei, por sus familias.
18 Los hijos de Coat: Amram, Izhar, Hebrón y Uziel. Los
años de vida de Coat fueron ciento treinta y tres años.
19 Los hijos de Merari: Mahli y M usí. Éstas son las familias
de los levitas por sus generaciones.
20 Y tomó Amram por mujer a Jocabed, su tía, la cual dio a
luz a Aarón y a Moisés. Los años de vida de Amram fueron cien­
to treinta y siete años.
21 Los hijos de Izhar: Coré, Nefeg y Zicri.
22 Los hijos de Uziel: Misael, Elzafán y Sitri.
23 Y tomó Aarón por mujer a Elisabet, hija de Aminadab,
hermana de Naasón, la cual dio a luz a Nadab, a Abiú, a Eleazar
y a Itamar.
24 Los hijos de Coré: Asir, Elcana y Abiasaf. Éstas son las fa­
milias de los coreítas.
25 Y Eleazar hijo de Aarón tomó para sí una mujer de las hi­
jas de Futiel, la cual dio a luz a Finees. Éstos son los jefes de los
padres de los levitas por sus familias.
26 Éstos son Aarón y Moisés, a quienes Yavé dijo: Sacad a los
hijos de Israel de la tierra de Egipto por escuadrones.
27 Éstos fueron quienes hablaron al faraón, rey de Egipto, pa­
ra sacar a los hijos de Israel de Egipto. Ellos son Moisés y Aarón.

Introducción al texto

Desde cierto punto de vista esta genealogía rompe la continui­


dad de la narración. Pero sin duda esa opinión no sería compartida
por el narrador de Éxodo. Sucede que los hechos se precipitan y
134 Genealogía de Moisés y Aarón (6, 14-27)

que a partir de 6, 13 ya no tienen retorno. En ese momento el autor


introduce esta información (y el pasaje siguiente, 6, 28-7, 7) con el
fin de dejar claramente establecida la situación final antes de enca­
rar luego el paso siguiente. En este pasaje se muestra al lector quié­
nes son las personas que Dios ha designado para la tarea. Se busca
asegurar el linaje levítico de Aarón y Moisés, información que pa­
ra el lector postexílico era crucial a fin de establecer la legitimidad
de toda la narración.
En la lectura de toda genealogía es importante buscar tres ele­
mentos que, de encontrarse, conllevan una carga significativa parti­
cular. El primero es que, más allá de la estructura repetitiva propia
del género, hay que buscar las diferencias. Si el autor en un mo­
mento se aparta del modelo establecido es porque busca destacar al­
go. Lo segundo es observar la línea genealógica que se sigue. Nor­
malmente se opta por determinadas líneas y se olvidan otras, las
cuales en ciertas ocasiones resultan ser también significativas jus­
tamente por su omisión. Lo tercero es observar si se han introduci­
do interpolaciones o comentarios que interrumpen la regularidad de
la información genealógica. En cada caso es necesario analizar la
intención de tales elementos.

Análisis detallado

14-25 La genealogía incluye sólo los tres primeros hijos de Jacob. Si­
guiendo Gn 46, 8-11 se anota a Rubén y a Simeón, incluyendo los
nombres de sus hijos. Copiando el texto de Gn se menciona que Ru­
bén era el primogénito y que el último hijo de Simeón era hijo de
una mujer cananea. Uno puede inferir que se está diciendo que no
se eligió la sucesión del primogénito para esta misión y por lo tan­
to que Dios también considera otras características en el momento
de buscar quién lo represente1. En cuanto al hijo cananeo de Simeón,
es probable que la mención esté destinada a mostrar que, si bien hay
impurezas en la línea levítica (por ejemplo, el casamiento de Am-
ram con su tía o la esposa madianita de Moisés), ésta no es la úni­
ca tribu que carga con faltas en su ascendencia. No queda claro por
qué se menciona tan sólo a Rubén y Simeón y no la lista completa

1. Cf. 4,22.
Ex 6, 14-27: Análisis detallado 125

de los hijos de Jacob, pero es evidente que si se siguió el orden cro­


nológico, la lista se detiene en el preciso momento en que se abor­
da la línea que interesa al narrador. La genealogía de Leví descrita
puede verse en este esquema:

Rubén Simeón Levi

(con una hija de Futiel)

Finees

Cabe destacar cómo el hilo va avanzando en una dirección, des­


cartando así otras. Ello muestra la intención del narrador y es una
prueba más de que las genealogías no son una simple exposición de
los nombres sucesorios, sino que tienen un interés particular en re­
saltar o atenuar determinados datos. Después de anotar los tres hi­
jos de Leví se mencionan sus respectivos hijos. Entre ellos se ope­
ra una primera selección y se va a continuar tan sólo con la línea
sucesoria de su segundo hijo, Coat. Coat tuvo cuatro hijos, de los
cuales se nos ofrece la sucesión de tres de ellos, sin que sepamos
por qué se abandona la línea de Hebrón. De los tres hijos elegidos
se abandona la linca de Uziel y se continúa con Amram e Izar. Aho­
ra la lista se aparta del modelo regular para darnos el nombre de la
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esposa de Amram, lo que no había ocurrido hasta el momento en


ningún caso. También se dice que Jocabet era tía suya2, lo que colo­
ca al matrimonio en una situación difícil, pues para la ley de Israel
tal unión estaba prohibida y era considerada incestuosa. En Lv 18,
12-13 se prohíben las relaciones sexuales con la hermana del padre
o de la madre, y aunque puede argumentarse que estas leyes «vinie­
ron después», durante la revelación del Sinaí -y ése es el argumen­
to por el cual la mancha no excedía los límites socialmcnte acepta­
bles a los oídos de los redactores de entonces-, también es cierto
que a los ojos del narrador postexílico no era un dato menor. En es­
tos casos cabe la pregunta: si el redactor muestra tanta libertad en
otros textos para cortar y acomodar cierta información de acuerdo a
su teología o moral, ¿por qué en este caso no eliminó la información
que emsombrecía el pasado de Moisés y su hermano? A nuestro en­
tender la respuesta es teológica y se aplica también a otros casos en
el AT: porque la narración bíblica busca mostrar la humanidad de los
hombres y mujeres de Dios en toda su plenitud. No hay nada más
ajeno a las historias bíblicas que un héroe sin mancha ni limitacio­
nes. Dios llama a personas que se entregan a su proyecto, pero no
por eso dejan de participar de su humanidad falible y de sus traspiés
sociales. Nuestra sensibilidad moderna enfatiza la responsabilidad
personal y no le resulta fácil entender que las faltas de los antepa­
sados pudieran contarse en la vida de los descendientes. No obstan­
te, debemos recordar que en tiempos bíblicos la familia era una ins­
titución muy estable y extendida, donde las sucesivas generaciones
se sumaban y convivían de forma constante en la misma tierra. De
modo que una falta grave de un antepasado «manchaba» el nombre
de la familia de manera profunda y duradera3.
Luego se mencionan los hijos de Izar (v. 21) y de Uziel (v. 22).
El siguiente paso consiste en continuar la línea de Amram y Jocabet
a través de Aarón, omitiendo a Moisés y a su hermana. Otra vez el
texto modificará la estructura básica informándonos del nombre de
la esposa de Aarón. Con Elizabet tendrá cuatro hijos, y de ella se

2. La denomina dodah que significa tanto «tía» como «amada». Pero la tra­
ducción «tía» tiene el apoyo de los LXX, Vulg y Pesh; también el Targunt Onkelos
y el Targum Pseudo Jonatán la entienden de ese modo.
3. Ese es el sentido de la expresión bíblica que dice que Dios castiga al pecador
«hasta la tercera y cuarta generación» (cf. 20, 5; 34, 7); quiere decir que la dimen­
sión del pecado de una persona llega a manchar a los descendientes al legarles un
nombre desprestigiado por tal acción.
Ex 6. 14-27: Análisis detallado 137

nos da no sólo el nombre de su padre, sino también el de su herma­


no mayor. Abinadab y Naasón son mencionados en la línea de as­
cendientes de David (Rut 4, 19; 1 Cr 2, 10) con lo cual se ha espe­
culado que con Elizabet se unen la línea levitica y la judaíta y, por
lo tanto, real. Este vinculo debe de haber sido muy festejado en
tiempos postexílicos cuando ya no había monarquía en Israel y se
especulaba con la venida de un retoño de la casa de David que abri­
ría una nueva etapa en la historia del pueblo.
El v. 24 nos da la descendencia de Coré (los nombres de sus tres
hijos) para luego detenerse allí. El siguiente v. continúa la línea su­
cesoria de Aarón a través de Eleazar. Lo hace con él, pues éste fue
el hijo que asumió el liderazgo de los levitas (Nm 3, 32) tras la
muerte de sus hermanos, Nadab y Abiú (Lv 10, 1-2). De él se nos
dice que tomó una esposa de la familia de Futiel y que tuvieron a
Finees. Este nieto de Aarón es recordado por su celo en preservar la
fe de Israel libre de idolatrías cuando el pueblo fue tentado por los
moabitas para que adorasen sus Dioses (Nm 25, 1-11). Con él se
cierra la genealogía poniendo de manifiesto la intención antiidolá­
trica del texto. Queremos hacer las siguientes observaciones:
1. En cuatro casos se utiliza la expresión «éstas son las familias»
(hcb. ’eleh mishpejot) para cerrar una línea sucesoria. Esta expresión
la entendemos en el sentido de: «ésta es la suma de los descendien­
tes». Las dos primeras corresponden a Rubén y Simeón; luego se
aplican a Coré (v. 24) y a Levi (v. 25). Es de notar que la fórmula uti­
lizada para Levi es distinta a los otras tres: es más extensa y tiene ele­
mentos en común con la fórmula de apertura a la genealogía (v. 14):
«Éstos son los jefes de los padres». Con aquella fórmula crea una in­
clusión indicando la apertura y el cierre de la unidad. A la vez sirve
para destacar la línea de Levi por sobre las demás.
2. En tres oportunidades se nos informa de los años de vida de
las personas. Así ocurre con Levi, Coat y Amram, los tres de la li­
nca que conduce a Aarón y Moisés. Mientras de Coat se nos dice
que cumplió 133 años, en el caso de los otros dos los años fueron
137. Es difícil descubrir qué hay detrás de estos números, aunque
sabemos que no son azarosos4. Una alternativa es asumir que bus­
can armonizar los años de las generaciones con los 430 años de per­
manencia en Egipto de los que se nos informa en 12, 40. Así se con-

4. Para una exposición de varias interpretaciones, cf. C. Houtman, Exodus I,


508-516.
138 Genealogía de Moisés y Aarón (6, 14-27)

sidera que Leví vivió 80 años en Egipto, luego se suman los 133 años
de Coat, después los 137 años de Amran y finalmente los 80 años de
Moisés al momento del comienzo del Éxodo (7, 7): esto suma 430
años. Los 80 años de Leví surgen por comparación con Moisés y por
aplicación de la estructura de inclusión (80, 137, 133, 137, 80). A
pesar de que lo artificial de esta cuenta se percibe con la simple lec­
tura, pues las edades de padres e hijos se superponen en buena par­
te de sus vidas y por lo tanto no se pueden sumar sin más, es posi­
ble que el autor no estuviera pensando en una cadena histórica sino
semántica, y en ese sentido bien puede aceptarse esta explicación.
La artificialidad también se observa en el hecho de que se estable­
cen cinco generaciones entre Jacob y Moisés (Jacob, Leví, Coat,
Amram y Moisés) para cubrir un período de cuatro siglos, lo que re­
vela que en realidad se están mencionando las figuras principales
de cada período de la historia de la familia y no la sucesión natural de
padres e hijos.
Otra alternativa para interpretar estas cifras es considerar que
están en relación con la edad de Jacob, quien cumplió 147 años (Gn
47, 28), mientras que luego su hijo Leví (137) y su nieto Coat (133)
fueron disminuyendo su edad en función de su importancia decre­
ciente en el esquema familiar. Amran habría cumplido más años de­
bido a que es el padre de Aarón y Moisés. Es evidente que ambos
análisis no se excluyen y es muy probable que ambos estuvieran en
el pensamiento del autor bíblico.
3. Llama la atención el lugar secundario de Moisés en esta ge­
nealogía. Su esposa Séfora no es mencionada y tampoco lo son sus
hijos ni su hermana, la cual tuvo un papel central en el rescate de su
vida en 2, 4ss. Dado el lugar que ocupa en todo el libro, es perti­
nente la pregunta: ¿por qué Moisés es dejado de lado? Al menos es
preciso comentar dos hechos textuales que pueden ayudar a com­
prender esta situación. En primer lugar, la escuela sacerdotal res­
ponsable de la edición del Éxodo se identifica con la línea del sa­
cerdocio aaronita. En ese sentido opta por destacar la figura que
hasta este momento ha jugado un papel accesorio en la narración y
que de esta manera se lo ubica en el centro de la escena. En 40, 12-
15 Moisés ungirá a Aarón y a sus hijos como sacerdotes de Yavé, y
es de notar que no se dice que Moisés lo fuera. De hecho, no será
considerado sacerdote por la literatura bíblica posterior. Por consi­
guiente, el texto está destacando la figura de Aarón para otorgarle
Ex 6, 28-7, 7 139

un lugar todavía no dado. En tiempos postexílicos su protagonismo


crecerá al calor del sacerdocio del segundo templo.
Lo segundo a tener en cuenta es que la figura de Moisés posee
varios asuntos oscuros que, si bien no mellan su protagonismo y
quizás tampoco alcancen a relativizar su liderazgo, no dejaban de
preocupar a los sacerdotes postexílicos. Su casamiento con una ma-
dianita y su hijo Gershom, nacido fuera de la comunidad israelita,
eran dos datos que complicaban su biografía. Recordemos el fuerte
énfasis en la prohibición postexílica de los matrimonios con extran­
jeras5 y el cuidadoso detalle de la ascendencia de Elizabet, la espo­
sa de Aarón (v. 23), que de ese modo asegura la limpieza de sangre
tanto del padre como de la madre. Esto contrasta con la falta de pu­
reza en la familia de Moisés.
4. De acuerdo con el y. 20, Aarón es el primogénito, seguido de
Moisés. Esto se confirma en 7, 7 donde se dan las edades respectivas.
Al final de la genealogía el autor deja entrever la razón de su in- 26-27
clusión. Se establece que aquellos a quienes Dios ha llamado tienen
una ascendencia israelita y levítica indiscutible. En el periodo post-
exílico la reputación se establecía por las genealogías, y en este ca­
so se cumple ofreciéndolas en detalle. Ambos vv. constituyen una
estructura de inclusión o díptica:
A Estos son Aarón y Moisés
b sacar a los hijos de Israel de Egipto
c hablaron al faraón
b ’ sacar a los hijos de Israel de Egipto
a ’ Éstos son Moisés y Aarón

En los extremos ( a - a ’) se destacan los dos personajes (obsérvese


la inversión en el orden de los nombres); luego b - b ’ establece la mi­
sión de ambos; y el centro (c) subraya la acción que llevaron a cabo.

e) Continuación del envío a faraón (6, 28-7, 7)

28 Cuando Yavé habló a Moisés en la tierra de Egipto, 29 le


dijo: Yo soy Yavé; di al faraón, rey de Egipto, todas las cosas que
yo te digo. 30 Moisés respondió a Yavé: Soy impuro de labios,

5. En Esd 10 se llega a expulsar a las esposas de matrimonios ya constituidos


junto con los hijos (cf. especialmente vv. 3-4.10).

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