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INTRODUCCIÓN
La Encíclica Laudato Si, hace un recorrido por los diferentes aspectos de la crisis
ecológica, a partir de los mejores conocimientos científicos disponibles, según el siguiente
detalle:
Lo que está pasando en nuestra casa: la Encíclica parte de una aguda observación de la
realidad; por consiguiente, nos invita a partir de los conocimientos científicos disponibles
hoy, para de esa forma considerar lo que está aconteciendo; pues si coincidimos en que el
cambio es algo deseable, también es preocupante cuando dicho cambio se convierte en un
deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad.
El evangelio de la creación: aquí la Encíclica recurre a la luz de Biblia y de la tradición
judío-Cristiana; es decir, que Laudato Si, trata de iluminar la realidad teológicamente.
Raíz humana de la crisis ecológica: Laudato Si detecta las raíces del problema en la
tecnocracia y en el excesivo repliegue autorreferencial del ser humano; por lo tanto, vuelve
al análisis de la realidad, para de esa forma hurgar en las causas más profundas de las
crisis.
Una ecología integral: en este capítulo del recorrido, Laudato Si propone el camino hacia
una ecología integral, que tienda a incorporar claramente las dimensiones humanas y
sociales inseparablemente vinculadas con la situación ambiental y las relaciones con la
realidad que circunda al ser humano en este mundo.
Algunas líneas de orientación y acción: estas líneas de acción y orientación son ofrecidas
por Laudato Si, tanto a nivel internacional como local y personal; para ello sugiere un
diálogo honesto a todos los niveles de la vida social que faciliten procesos de decisiones
transparentes.
Educación y espiritualidad ecológica: Laudato Si concluye el itinerario con propuestas
que nos conducen al estilo de vida, de educación y al cultivo de una espiritualidad
auténticamente ecológica; esto es vital porque ningún proyecto puede ser eficaz sino está
animado por una conciencia formada y responsable; de ahí que, nos sugiera para crecer,
los siguientes niveles: educativo, espiritual, eclesial, político y teológico.
1. Contenido y Síntesis
Nos parecen muy apropiadas las palabras de Pepe Mojica en relación a esta misma
temática de la degradación del medio ambiente, y el menciona que “lo que vivimos no es una
crisis ecológica es una crisis política” una crisis creada por unos pocos, pero con una
ambición infinita. Una ambición sin control, desmedida, voraz que ve todo desde la
perspectiva económica y de mercado. La creación se ve solo como materia prima, toda la
riqueza natural es concebida como un recurso a explotar con fines económicos, la
rentabilidad como fin último. La problemática no es la bolsa o el papel que un individuo
arroja desde la ventana de un autobús, o de un automóvil, y con esto no estamos justificando
la irresponsabilidad de la acción, pero deseamos enfocarnos sobre todo es la desmedida
actividad a escala macro que las empresas e industrias realizan día con día, produciendo en
masa sin estrategias adecuadas para eliminar las sustancias químicas abrasivas o toxicas y
desechos sólidos restantes.
En la encíclica dice que la tierra y los bienes que hay en ella son para el bien común,
y que esto es así, porque es la voluntad de Dios; por eso está todo estrechamente vinculado”.
“Olvidamos –dice el Papa- que nosotros somos tierra (cf. Gn 2,7). agrega el Papa que nuestro
propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, el aire que nos da el aliento y el
agua que nos vivifica y restaura. Estamos ya cauterizados, nuestro interior es un desierto
como dice el Papa Francisco en su encíclica el punto 217 “Los desiertos exteriores se
multiplican en el mundo porque se han extendidos los desiertos interiores” (LS 217) el
postmodernismo cauterizo la conciencia y la volvió individualista, ya nada de lo que pase
fuera del propio entorno de la persona afecta, ven con indiferencia la pobreza, la migración,
las guerras, el hambre etc.
Por lo tanto, debemos buscar una conversión no solo ante el fenómeno de la crisis
ambiental, sino también buscar una genuina conversión de aquellos que con sus políticas
neoliberales antiéticas están siendo cómplices de los empresarios que se apoyan en ideologías
capitalistas y de mercado para enriquecerse, destruyendo todo lo que encuentran su paso.
Estos empresarios van dejando miseria, enfermedad y luto por donde sus máquinas y obreros
pasan. La conversión entonces deberá ser, una conversión como el modelo de San Francisco
de Asís que implique el “reconocer los propios errores, pecados, vicios o negligencias, y
arrepentirse de corazón, cambiar desde adentro”. y obviamente al efectuar ese cambio interno
transformar hacia afuera.
En el numeral 220 nos invita a la gratitud y gratuidad, que por medio de este valor
reconozcamos que el mundo y la creación fueron dados por Dios con el fin de que el ser
humano señoreara la creación, pero señoreando de una manera responsable, velando por la
dignidad humana y el bien común: “la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos
frutos deben beneficiar a todos” (LS 93). Es necesario insistir que no se puede dejar de lado
la creación y sus criaturas las cuales forman parte de este mundo, así como nosotros. Es
absurdo pensar que el daño a la creación y a las criaturas no afectara a la humanidad en
general, no somos seres extraterrestres exentos de las consecuencias presentes y futuras de
nuestras propias decisiones.
La encíclica es sin duda una denuncia profética ante la las prácticas y estilo de vida
que están dañando el medio ambiente y como mencionamos antes las acciones llevadas a
cabo por sectores industrializados y económicos mundiales generan consecuencias a corto,
mediano y largo plazo para el ser humano. Obviamente esta denuncia también trae
consecuencias para su autor porque pone el dedo en la llaga, enfrentando directamente las
causas de tan deplorable condición medio ambiental. Leonardo Boof dirá en el artículo
publicado por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas que: “Un analista de la
cadena norteamericana Fox News, Greg Gutfeld, llamó a Francisco “la persona más peligrosa
del mundo” por sugerir que el cambio climático es un problema real… Estas personas tienen
miedo de la verdad. ¿Por qué? Porque quieren mantener sus privilegios.
No podemos dejar de lado que el Papa también hace referencia a que “El desafío
urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia
humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas
pueden cambiar.” (LS 13) En este sentido podemos decir que la Iglesia Católica siempre ha
buscado unir individuos, grupos, entidades con el fin de contribuir en la búsqueda de la
justicia social, desde el 15 de mayo de 1891 que fue promulgada por el Papa León XIII la
encíclica Rerum Novarum, se han redactado muchas otras encíclicas, documentos y mensajes
radiales con este fin. Sin embargo, la encíclica Laudato Si se caracteriza por buscar justicia
para la creación quien se encuentra afectada severamente por el ser humano.
Es innegable que esta degradación que sufre el medio ambiente afecte también a la
población más vulnerable, el papa Francisco invita a escuchar el clamor de los pobres de la
tierra, sería ilógico tomar acciones solamente para salvaguardar la naturaleza y seguir
violentando los derechos de la gente pobre, esa acción iría también en contra de la voluntad
de Dios, porque todos somos creación. No somos creadores que podemos hacer y deshacer a
nuestro antojo, no podemos tomar el rol de dioses y decidir sobre lo que a todos nos
pertenece. La tierra fue destinada para que la humanidad entera la disfrutara, no para que
unos pocos la explotasen y sacasen sus riquezas de ella, y generalmente de formas posesiva,
agresiva y bélica; las consecuencias obviamente las sufren los más vulnerables del planeta.
1.1.Balance valorativo
El mérito principal de la Encíclica Laudato Si’, acerca de los problemas ecológicos y del
medio ambiente, consiste en que va mucho más allá de otras Encíclicas que brevemente han
mencionado el tema; en mi opinión cabe destacar también que no se trata solamente de una
carta dirigida a los católicos, ni a los cristianos o a las personas religiosas; es una carta
dirigida a todo el mundo, o sea, a todos lo que quieren escuchar su mensaje, es una Encíclica
ecuménica e interreligiosa que busca el diálogo para en conjunto proponer alternativas que
permitan salvaguardad la creación. Otro de los méritos que logro percibir es el de invitar a
todos no solo a una concientización sino también a una conversión que permita resarcir el
daño provocado en el ecosistema, de esta manera, proteger lo que les dejaremos a las futuras
generaciones.
Las limitaciones que veo en la obra es la dificultad de llegar hasta el corazón de esos
que se consideran individuos superiores que ostentan la totalidad de la riqueza mundial. La
encíclica definitivamente es vista como una amenaza por estos grupos de poder ya que socaba
su accionar económico y político global. Hubiera sido interesante que el autor tratara el tema
de como el ser humano está empeñado en investigar otros planetas, e incluso habitar en ellos,
cuando ni siquiera pueden proteger bien el que tenemos hoy por hoy, que se gastan cantidades
multimillonarias en este tipo de proyectos en lugar de invertir en la tierra para su
sostenimiento y cuidado.
1.1.4. Perspectivas
Desde el momento que me acerque por primera vez a la Encíclica Laudato Si, mi
perspectiva en relación a ella fue de total aceptación y satisfacción en vista de que las
encíclicas anteriores tocaban poco o nada sobre el tema en sus escritos, considerando que es
un tema demandante por la tierra que clama por protección y justicia. Nuestra responsabilidad
como seres humanos y cristianos debe partir de un compromiso de compartir con otros sobre
este tema tan apremiante para nuestra época, porque de eso depende que las alternativas de
protección se vuelvan acciones concretas encaminadas a cuidar la casa común.
1.2 Conclusiones
Laudato Si nos permite abordar temas que son comunes para todos los seres que
habitamos el planeta (hombres, mujeres, animales, plantas, microorganismos, nos ayuda a
reflexionar sobre la ruptura del hombre con la naturaleza, para efectos de buscar puntos que
converjan a la solución de los problemas ambientales generados por dicho rompimiento. Nos
propone además una ecología integral que incorpore las dimensiones sociales y humanas. El
punto de encuentro primordial de la encíclica es el encuentro ecuménico y la relación
interreligiosa entre todos los individuos que conforman la aldea global con la finalidad de
contribuir juntamente a la solución de la crisis ecológica que actualmente abate a la
humanidad, debido al deterioro ambiental causado a nuestra casa común.