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2) Los autores buscan comparar ambas expresiones entre el Centenario y el Bicentenario mediante el análisis de

la consolidación del Estado Argentino a partir de la expansión capitalista lo que insertaría al país en el mercado
mundial. Una de estas primeras medidas fue que la estructura del Río de la Plata determinara que Buenos Aires
se organizaría como puerto de intercambios con el Alto Perú mediante un control sobre ese territorio económico
y culturalmente ligado a la gran ciudad denominado hinterland extendiéndose sobre las fronteras de Chile y
Bolivia siendo estos dos tierras de “blancos” sujetos a la jurisdicción colonial primero y republicana luego, y los
dominios indígenas donde la presencia blanca era solo esporádica y contingente según Quijada (2000: 59).
Los asentamientos coloniales ubicados en el noroeste argentino produjeron una integración temprana de los
grupos indígenas locales a las formas institucionales de la colonización española. Estos espacios fronterizos
fueron la base para la realización de intercambios de bienes y servicios con los grupos indígenas locales.
En cambio, en la región del sureste, la situación con esos grupos indígenas era totalmente lo opuesto ya que los
mismos buscaban a toda costa defender sus tierras de los colonizadores oponiendo resistencia lo que le dio
origen a la llamada “frontera bélica” cuya característica principal era la creciente acción y discurso bélico hacia
los pueblos indígenas. Era tal el crecimiento de la economía del puerto que se considera ya una explotación de
recursos ese vínculo económico. Ya a este punto, el objetivo de conseguir más y más tierras, para aumentar el
capital, era una tarea prioritaria.
7) En este artículo, la antropóloga Ruth Finnegan nos narra por carne propia su experiencia en distintos
contextos sociales y culturales en observaciones desde el campo antropológico.
La antropóloga nos resume su experiencia con lo siguiente: “A menudo se ha considerado la música como algo
fuera del campo antropológico dominante (…) El presente artículo cuestiona este errado punto de vista, por
motivos tanto teóricos como empíricos.” (Finnegan 2002).
“Estamos rodeados de música”, dice la antropóloga dando a entender desde el primer momento que la música
es una experiencia de todos los días; nos explica que la musicología, la teoría musical clásica, la historia social,
la crítica musical, el folklore, la educación, la psicología, entre otros, parten de puntos de vista diferentes
aunque todos pueden estudiar la música. Pretende elaborar una reflexión retrospectiva sobre su investigación,
como una manera de repasar brevemente algunos de los desafíos que la música plantea a un antropólogo en el
campo, algunas perspectivas que encontró útiles y, finalmente, las razones por las que halló tal estudio no solo
valioso en sí mismo, sino además central con respecto a algunas preocupaciones antropológicas fundamentales.
El primer caso que narrará Finnegan concurre en una aldea Limba en los años ’60 en África Occidental.
La antropóloga nos cuenta que en sus días viviendo en la isla, el eco de los tambores resonando era constante.
Pudo encontrarse con el baile, el canto y el toque del tambor como elementos recurrentes de la vida cotidiana.
El foco de la narración es que la música era “una dimensión inevitable” dando a entender que no importa
cuánto se esfuerce en ignorarla, esta está siempre presente en el día a día de la aldea, por lo que ella se plantea
analizarla pero además de no estar interesada en abarcar ese campo, no se cree capaz de estudiar la música
Limba y prefería conformarse con eso. “Actualmente somos conscientes de que la responsabilidad de los
antropólogos consiste en formarse en sus materias específicas de estudio, y no en asumir que, en tanto que
antropólogos, somos automáticamente omniscientes sobre cada esfera de los asuntos humanos” (Finnegan
2002).
No solo la música, sino el arte en general, es una parte esencial y de gran importancia en cualquier cultura ya
que habla de la esencia pura de una comunidad, por lo que dentro de la antropología, la música juega un rol
importante a la hora de analizar el comportamiento humano.
Nos cuenta que de alguna manera, estudió su música sin siquiera tener la intención de hacerlo y la música
Limba estaba vinculada claramente con aspectos de la vida social familiar dentro del estudio antropológico más
general.
Lo más impactante para Finnegan inevitablemente fue el elevado estatus que tiene la música entre las acciones
y artes de los Limba y que el foco que ella había elegido estaba por debajo en la escala de valoración Limba con
respecto a la percusión, por ejemplo.
“Un punto importante es que, aunque un tipo de análisis de lo musical no me era accesible, ni resultaba en
realidad especialmente relevante para mis intereses (…) todas estas cuestiones descansan en las habilidades y
aproximadamente antropológicas al uso, y todas ellas implican, inevitablemente, algún grado de atención a la
música. (…) Para varias de estas ramas de la antropología, el estudio de las actividades musicales, lejos de ser
un objetivo periférico y especializado, resulta analíticamente central. (…), es además obligatorio de cara a una
comprensión cabal de la cultura.” (Finnegan 2002).
“Aunque la música no constituía aún el corazón de mi trabajo apenas podía ignorarla” nos cuenta la
antropóloga fascinada ya que esta es el elemento principal en la cultura Limba.
Reflexión de Finnegan:
El estudio de la música nos aboca inevitablemente a interrogantes sobre la naturaleza de la sociedad humana:
cuales son los rasgos cruciales que la conforman y que demandan estudio; cuál es el papel y la contribución de
los individuos y de los rituales en ella; y, al nivel más profundo, cuál es la naturaleza de la humanidad misma.
Al ayudarnos a cuestionarnos algunas de nuestras más persistentes anteojeras etnocéntricas e inculcadas
presuposiciones teóricas puede, además, ampliar nuestra comprensión de los logros y potencial de la sociedad
humana.

Palabras Claves:
Práctica Musical
Experiencia
Evidenciar
Cultura
Tradición
Rituales

5) Ochoa define “músicas locales” como las músicas que en algún momento histórico estuvieron claramente
asociadas a un territorio y a un grupo cultural o grupos culturales específicos.
La “música popular” las define como las músicas urbanas masivas asociadas a la industria cultural tales como el
rock, el pop o la salsa, se utilizará por tanto para referirse tanto a las músicas tradicionales como a las músicas
populares urbanas contemporáneas.
Según Ochoa, las “Indies” se encargan del descubrimiento de nuevos músicos y talentos. También se cataloga a
los artistas o bandas que no están vinculados a ninguna empresa o disquera, o que no tienen sello discográfico.
Ochoa dice que el fenómeno “Autoproducción Musical” consta de la producción y distribución de músicas
propias que las mismas bandas musicales graban por fuera de los circuitos oficiales de la industria musical
globalizada sean Indies o Majors.

6) Ochoa habla de cómo la piratería se instala como uno de los ámbitos más controvertidos de producción-
distribución de comienzos del siglo XXI, debido a su estatus paralegal. Está por un lado, la piratería asociada a
la reproducción de CD’s. Por otro lado, la estructura misma de la industria se ve profundamente cuestionada por
la multiplicación de ofertas de intercambio de música por internet en donde no sólo la producción de la música
sino su distribución está pasando por manos que no son las de las de la industria música oficial.

8) Desde mi lugar como músico y alumno de profesorado de música, estos conocimientos han sido de gran
enriquecimiento para comprender en profundidad cómo funcionan las industrias musicales y las grandes
discográficas y además para cuando se presente la oportunidad de componer y producir música, tener más
recursos para hacerlo.

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