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La situación “indígena” es común a toda América Central pero la composición racial difiere de
un país a otro considerablemente, generándose importantes diferencias de un país a otro aún
cuando compartan fronteras (por ejemplo, en Panamá la mayor parte de la población es
mestiza seguida de la raza negra, sin embargo su país vecino Costa Rica tiene mayoría
blanca, siendo casi inexistente la población mestiza y sumamente escasa la negra y la
indígena; o el caso de Guatemala cuya población indígena es mayoría indígena).
Haciendo historia, a diferencia de los grupos indígenas del norte del continente, los pueblos
centroamericanos crearon grandes civilizaciones de la altura de las egipcias, persas, chinas,
griegas, entre otras. Grandes construcciones como templos, palacios, canales, construcciones
científico-tecnológicas y manifestaciones artísticas propias, florecieron por siglos.
En la región conocida como Aridoamérica (se sitúa de los límites de Mesoamérica hasta
cuencas de los ríos Fuerte, Lerma, y Soto la Marina), se dieron distintos pueblos de menor
desarrollo a los de Mesoamérica; no obstante su cultura es importe: los indios “cesteros”
desarrollaron la técnica del confeccionado del tejido (cestas, sandalias, mantas y otras
manufacturas), los indios “pueblos” realizaron construcciones y edificios en piedra e inclusive
en las rocas mismas, cultivaron el maíz y trabajaron alimentos derivados de éste, igualmente
trabajaron la cerámica y el algodón.
La otra cultura que merece ser distinguida entre todas las que se dieron en Mesoamérica es la
mexica. Su aparición en el Valle de México está relacionada con las migraciones invasoras de
distintos pueblos nahuas del norte (toltecas y chichimecas). Se trata de la civilización
precolombina mesoaméricana, y por su cercanía a la conquista es de la que se guardan más
información. Hacia 1325 se estableció la más grande las ciudades, Tenochtitlán, a partir de
ese momento los mexicas terminaron por dominar prácticamente en resto de las ciudades
fuertes periféricas, excepto Tlaxcala con quienes siempre tuvieron una fuerte pugna por el
control de la zona y de varios productos, entre ellos el agua potable y la sal. Los mexicas
fueron los grandes cultivadores del maíz, cacao y productores del algodón; a diferencia de
otros pueblos y civilizaciones, trabajaron muy bien metales como el hierro, oro y plata. Al igual
que los mayas fueron astrónomos y tuvieron bastos avances en matemáticas, así como
representaciones artísticas propias, incluyendo la escritura basada en ideogramas. Con la
conquista de Tenochtitlán por Hernán Cortés en 1521 comienza el periodo de colonizaje de
México y fin de los pueblos precolombinos. Mesoamérica en su conjunto fue conquista
totalmente hacia 1697, con la caída de Petén.
Además de los mexicas y los mayas, existieron otros pueblos en México y Centroamérica: los
seris de Sonora; los coahuiltecas en el Bajo Río Grande; los otomíes, mazatecas,
chiapanecas, etc.; los tarascos en Michoacán; los totonacas en Veracruz; mixtecas y
zapotecas en Oaxaca, entre otros. Entre los pueblos mayas no mayas centroamericanos estas
los suizas de Guatemala; los jicaques del norte de Honduras; los payas subtiabas de
Nicaragua. Para el caso de las Antillas habría que señalar que no se tiene mucha información
de agrupaciones precolombinas en términos civilizatorios, pues los habitantes de la región
murieron de enfermedades traídas por lo españoles y por la población negra traída de África.
La única información que se pose indica que los habitantes de las islas fueron sometidos por
gentes de América meridional llamados araucos. Una rama de esta familia, los tainos, emigró
a La Florida (Estados Unidos), mientras que otra rama, la caribe, se establecieron y
continuaron todavía a la llegada de los conquistadores: en la zona se localizaron los yucaros;
los ciboneys en Cuba; los ingerí o eyeri en las Antillas Menores. En Cuba y Haití se fusionaron
dos familias generando los ciguayos que se terminó fusionando con los migrantes negros.
En cuanto a su población América del Sur es posiblemente una de las regiones del mundo con
mayores contrastes poblacionales concentrada en su mayoría en las urbes, ya que las amplias
zonas como la meseta de Mato Grosso y el macizo de las Guayanas están prácticamente
deshabitadas. La población indígena en esta zona se agrupa en pequeñas comunidades
dispersas entre el macizo de las Guayanas, Mato Grosso, la selva amazónica y los Andes
Patagónicos, desapareciendo casi por completo en Argentina y Chile. Por el contrario, los
grupos indígenas son la población predominante en Perú, Ecuador y principalmente en Bolivia.
Antes de tratar la cultura inca, sería bueno señalar qué otros pueblos se establecieron en la
región sur del continente americano. En el sur del imperio inca, Bolivia, se encontraban los
urus o uros, vecinos de los collas quienes junto con los chipayos, constituyeron las últimas
formaciones primitivas de la meseta boliviana, desde el lago Titicaca hasta la frontera noreste
argentina. En el caso de Chile se encuentran los changos en el Sur, al Este se encontraban
los atacamas, hacia la costa del Pacífico los picunches, los pehuenches entre lo que hoy es
Santiago de Chile y Valdivia, los huilllinches y en la porción central los ranqueles y
manzaneros; los españoles los denominaron a todos como araucanos.
La cultura inca fue acaso la de mayor altura política a nivel continental, no así en astronomía
en comparación con los mayas y los mexicas. La fama de los incas se debió a su organización
política y social que a la llegada de los españoles llegó a tener una población de más de 11
millones de habitantes, repartidos en los territorios del lago Titicaca, los valles de Ica, Nazca,
Turín, etc., y en el norte, el Gran Chimú y Pasto (Ecuador y Colombia), aunque como
civilización se extendieron desde Ecuador hasta Chile. Los principales protagonistas fueron los
quechuas y en menor grado los aimaraes (de ambas lenguas se formó el término andina o
ándida). La historia del Tahuantismo o Imperio inca tuvo el siguiente desarrollo a grandes
rasgos: en los siglos XII y XIII se organizó la confederación de las tribus; en el siglo XIV, las
conquistas de los que sería el gran imperio y en el siglo XV la consolidación del imperio y las
grandes conquistas. Algunos autores, como Bodin, señalan que los incas se regían en una
suerte de socialismo de Estado, especie de colectivismo agrario, con tutela despótica de un
jefe o Inca. Bajo este sistema, el Inca procuraba aprovechar los esfuerzos de los súbditos en
beneficio de su política y de la clase dirigente, compuesta por grandes señores llamados
orejones, por los pendientes que los caracterizaban y les deformaban las orejas. Éstos eran
quienes habitaron los grandes palacios de Cuzco y además de recibir la mejor educación,
terminaban por ser militares o encargados de la administración pública, éstos fueron
enormemente admirados por los españoles por su disciplina fiscal y administrativa. Finalmente
los sacerdotes o amautas así como los curacas o jefes locales formaban la organización social
inca más fuerte y hermética.
Por último debe hacerse mención de cinco grupos que se ubican entre el Orinoco y el
Amazonas (algunos de estos fueron ya mencionados para el caso de las Antillas pero ahora
se verá su ubicación continental). Los araucos o maipures constituyen una de las familias más
extendidas del continente, ocupando un territorio que va desde la costa de Venezuela hasta
Paraguay, no debe olvidarse que en el período precolombino llegaron hasta La Florida y las
Antillas. A parte de los grupos araucos antillanos, estos pueblos continentalmente se dividen
en tres grupos: los que rodean al Caribe, los que se localizan en el río Jurúa y en Mato
Grosso.
La familia caribe o caraibe, menos dispersa que la anterior, tiene su centro en las Guayanas.
Entre algunas de las tribus que la componen están los cumanagotos (de Cumaná) y los
chaimas entre Valencia y Trinidad, en Venezuela; los tamanacos, entre el Orinoco Central y el
Caura; los yecuasis, taulipang y arecunás en los montes Roroima y al sur los purucotós; los
galibis, acabáis y calinas en la Guayana holandesa; los trios entre los ríos Corentyn y Surinam;
los pianocotos, en la Guayana brasileña; los yauperis y crichanas en el río Yaupery; los
apiacás y araras, en la orilla derecha de la desembocadura del Amazonas, y los voyavais y
apalais en el otro lado.
La familia de los tucanos, aunque sin la expansión de la familia anterior, ocupan un territorio
bastante extenso que se divide en dos zonas, al lado de los ríos Vaupés y el Apaporio, desde
el Juiridá al Yapurá, con las tribus cobeua, tucano, yahuna, desana, bará, tayuca, coreguaje y
tama así como una más que se haya en el valle del Putumayo y del Napo, con los pueblos
auichiri y pioye.
La cuarta familia, los panos, comprenden una extensión similar a la de los tucanos, pero al
otro lado del Amazonas, en la cuenca del río Ucayali y hasta el río Huallaga (chipibo, cachito,
canibo, setibo y amahuaca), siguiendo su extensión al Noreste en los ríos Juruá con los
mayorunas y en el Sur, en el río Beni con los grupos caripuna, chacobo, atsahuaca y yamiaca.
Por último se encuentra la familia tupí- guaraní, es probablemente el pueblo más importante
que va desde los Andes hasta el Atlántico y desde la Guayanas al Río de La Plata. La lengua
de los tupís se convirtió en la de mayor uso en los territorios indígenas brasileños. Comprende
las tribus: en el corazón amazónico entre los ríos Xingú, Alto Xingú, Tapajoz, Alto Tapajoz y
Araguaya, los yurunas, chipayas, curuahés, mahués, perentintín, apiacés (que aunque tiene
nombre similar a un grupo del Caribe, son distintos), tapaniumas , camaruyas, auetos, entre
otros. En la Guayana francesa a lo largo del Amazonas, del Putumayo, Mamoré, Guaporé, los
oyampis, emerillones, omaguas, cocamas, miranyas, guarayús y pausernas. El grupo oriental
ocupa una franja estrecha pero sin interrupción desde la desembocadura del Amazonas hasta
la laguna de los Patos en Uruguay. De norte a sur están los cayeté, tupiniquín, tupinambá,
tamoyos, guajajaras localizados en los estados de Pernambuco, Santos, Bahía, Río de Janeiro
y Maranhâo en Brasil. Y a orillas del río Paraná desde Sâo Paulo en Brasil hasta Paraguay, los
tupiniquines, caingúas, arés y guaraníes, y en lado boliviano, los chiriguanos.