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Documento de trabajo para la actividad 1.

El reconocimiento de la población latinoamericana es importante para comprender su


desarrollo. El siguiente paso es estudiar algunos de sus elementos históricos y grupos que la
componen. Está demás destacar que los grupos indígenas son a la fecha un sector
significativo. Desde los grupos precolombinos hasta hoy día, la cuestión indígena es poco
atendida y conocida, más allá de los grandes flujos migratorios anglosajones y europeos, el
primer componente poblacional de la región son los grupos indígenas. Para entender la
situación de la región es importante tener un panorama por lo menos general en el aspecto
histórico, que es lo que se hará a continuación junto con el reconocimiento del aspecto
poblacional.

La colonización española impuso la lengua castellana en la mayor parte de las poblaciones


centroamericanas así como su cultura, por lo que la integración cultural y étnica dieron como
resultado una región altamente mestiza. Finalmente habría que destacar que, para el caso de
México, pese a que dos tercios del país se ubican en América del Norte y un tercio en América
Central, se le considera dentro de esta última región.

Culturalmente Centroamérica (y la mayor parte de las Antillas mayores) responde a la


influencia española, siendo por esto en su mayor parte “latina” y no “anglosajona” como en las
Antillas menores; no obstante la influencia de ingleses principalmente, así como de franceses,
holandeses e italianos, se ha hecho presente desde el siglo XIX en el Este tanto en el Caribe
como a lo largo de la porción centroamericana de ese lado. Lo anterior motivó que los indios
desaparecieran del Caribe siendo reemplazos por esclavos de origen africano, actualmente es
este grupo ético el que predomina así como otras mezclas derivadas de negros puros,
mulatos, cuarterones, criollos de origen blanco, y europeos y estadounidenses sajones.

La situación “indígena” es común a toda América Central pero la composición racial difiere de
un país a otro considerablemente, generándose importantes diferencias de un país a otro aún
cuando compartan fronteras (por ejemplo, en Panamá la mayor parte de la población es
mestiza seguida de la raza negra, sin embargo su país vecino Costa Rica tiene mayoría
blanca, siendo casi inexistente la población mestiza y sumamente escasa la negra y la
indígena; o el caso de Guatemala cuya población indígena es mayoría indígena).

Haciendo historia, a diferencia de los grupos indígenas del norte del continente, los pueblos
centroamericanos crearon grandes civilizaciones de la altura de las egipcias, persas, chinas,
griegas, entre otras. Grandes construcciones como templos, palacios, canales, construcciones
científico-tecnológicas y manifestaciones artísticas propias, florecieron por siglos.

En la región conocida como Aridoamérica (se sitúa de los límites de Mesoamérica hasta
cuencas de los ríos Fuerte, Lerma, y Soto la Marina), se dieron distintos pueblos de menor
desarrollo a los de Mesoamérica; no obstante su cultura es importe: los indios “cesteros”
desarrollaron la técnica del confeccionado del tejido (cestas, sandalias, mantas y otras
manufacturas), los indios “pueblos” realizaron construcciones y edificios en piedra e inclusive
en las rocas mismas, cultivaron el maíz y trabajaron alimentos derivados de éste, igualmente
trabajaron la cerámica y el algodón.

Los pueblos Mesoaméricanos (comprendida entre el Sur de México, Guatemala, Belice, El


Salvador y llegando incluso hasta Honduras, Nicaragua y Costa Rica). De las civilizaciones
mesoamericanas habría que destacar en primer lugar a los Mayas, cuya historia comienza
antes de nuestra era y llego hasta el siglo XVII, no obstante a la llegada de los españoles
éstos ya se encontraban en total decadencia, cuyos templos y palacios ya estaban
abandonados y la población diezmada. Se localizaron en lo que hoy comprende Chiapas y
Yucatán en México, Guatemala, Belice, norte de Honduras y parte de El Salvador. Como
civilización, su origen es oscuro, incluso el origen de su lengua lo es. Tuvo distintos periodos
de desarrollo: el Período Antiguo (317-633) que sirvió para crear las primeras ciudades y la
expansión territorial; el período medio va de 633 a 731, consolidándose las formas culturales y
la fundación de nuevas ciudades; el Gran Período (731-987) fue el apogeo del primer imperio
maya. La etapa conocida como Nuevo Imperio y la Liga de Mayapan comprende
aproximadamente los años 874-1194, y es considerado el período del plano florecimiento y
donde se desarrollan las grandes ciudades como Uxmal y Chichén Itzá en arquitectura,
guerra, comercio y particularmente en matemáticas y astronomía (su calendario es casi
perfecto y más destacable es la concepción del 0 como número). Como punto de decadencia
están los períodos “mexica” (1194-1441) que se caracterizó por la disolución de la Liga de
Mazapán, llegando posteriormente el Periodo de desintegración entre 1441-1697, que como
se mencionó coincidió con la llegada de los españoles, quienes ya no pudieron controlar la
zona debido a la dispersión de la población (inclusive por parte de las grandes familias) de las
ciudades y templos.

La otra cultura que merece ser distinguida entre todas las que se dieron en Mesoamérica es la
mexica. Su aparición en el Valle de México está relacionada con las migraciones invasoras de
distintos pueblos nahuas del norte (toltecas y chichimecas). Se trata de la civilización
precolombina mesoaméricana, y por su cercanía a la conquista es de la que se guardan más
información. Hacia 1325 se estableció la más grande las ciudades, Tenochtitlán, a partir de
ese momento los mexicas terminaron por dominar prácticamente en resto de las ciudades
fuertes periféricas, excepto Tlaxcala con quienes siempre tuvieron una fuerte pugna por el
control de la zona y de varios productos, entre ellos el agua potable y la sal. Los mexicas
fueron los grandes cultivadores del maíz, cacao y productores del algodón; a diferencia de
otros pueblos y civilizaciones, trabajaron muy bien metales como el hierro, oro y plata. Al igual
que los mayas fueron astrónomos y tuvieron bastos avances en matemáticas, así como
representaciones artísticas propias, incluyendo la escritura basada en ideogramas. Con la
conquista de Tenochtitlán por Hernán Cortés en 1521 comienza el periodo de colonizaje de
México y fin de los pueblos precolombinos. Mesoamérica en su conjunto fue conquista
totalmente hacia 1697, con la caída de Petén.
Además de los mexicas y los mayas, existieron otros pueblos en México y Centroamérica: los
seris de Sonora; los coahuiltecas en el Bajo Río Grande; los otomíes, mazatecas,
chiapanecas, etc.; los tarascos en Michoacán; los totonacas en Veracruz; mixtecas y
zapotecas en Oaxaca, entre otros. Entre los pueblos mayas no mayas centroamericanos estas
los suizas de Guatemala; los jicaques del norte de Honduras; los payas subtiabas de
Nicaragua. Para el caso de las Antillas habría que señalar que no se tiene mucha información
de agrupaciones precolombinas en términos civilizatorios, pues los habitantes de la región
murieron de enfermedades traídas por lo españoles y por la población negra traída de África.
La única información que se pose indica que los habitantes de las islas fueron sometidos por
gentes de América meridional llamados araucos. Una rama de esta familia, los tainos, emigró
a La Florida (Estados Unidos), mientras que otra rama, la caribe, se establecieron y
continuaron todavía a la llegada de los conquistadores: en la zona se localizaron los yucaros;
los ciboneys en Cuba; los ingerí o eyeri en las Antillas Menores. En Cuba y Haití se fusionaron
dos familias generando los ciguayos que se terminó fusionando con los migrantes negros.

En cuanto a su población América del Sur es posiblemente una de las regiones del mundo con
mayores contrastes poblacionales concentrada en su mayoría en las urbes, ya que las amplias
zonas como la meseta de Mato Grosso y el macizo de las Guayanas están prácticamente
deshabitadas. La población indígena en esta zona se agrupa en pequeñas comunidades
dispersas entre el macizo de las Guayanas, Mato Grosso, la selva amazónica y los Andes
Patagónicos, desapareciendo casi por completo en Argentina y Chile. Por el contrario, los
grupos indígenas son la población predominante en Perú, Ecuador y principalmente en Bolivia.

Culturalmente hablando, salvo la región guayana, la influencia es latina viniendo de España y


Portugal. Brasil fue colonizado por Portugal y España hizo lo propio en el territorio del que
ahora son parte nueve países: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú,
Uruguay y Venezuela. No obstante, pese a que la conquista y colonizaje fui hispano-lusitano y
que sus primeras corrientes migratorias partieron de estos países, desde mitad del siglo XIX y
primera mitad del siglo XX (principalmente) se dieron muy altas corrientes migratorias de
italianos, alemanes, franceses, polacos, franceses, hacia Argentina, Brasil, Uruguay y parte de
Chile, generándose una mezcla cultural más amplia. La población de Argentina y Uruguay (en
un menor grado Chile) es exclusivamente blanca. El caso de Brasil, acaso por la extensión de
su territorio y por las políticas migratorias, es el país que ofrece el mayor número de grupos
mestizos y no mestizos: blancos, negros, indios, mulatos, mestizos, zambos, y en los últimos
años, asiáticos.

A diferencia de lo que sucedió en Mesoamérica y en menor grado en Aridoamérica, en la


región sudamericana no hubo, salvo los incas, una unidad cultural fuerte. Dentro de las
diversas culturas de esta zona geográfica no hay afinidades lingüísticas ni étnicas salvo
contacto y referencias de unas frente a otras. Sin embargo, en la zona alta de Bogotá y el
Cauca se dieron algunos grupos civilizatorios interesantes. A la llegada de los españoles, esta
zona se encontraba en guerra interna resultado de las rivalidades entre los caciques de la
región. Se trata de economías agrícolas pero en sí se trataba de grupos guerreros. Fueron
denominados como chibchas y se establecieron en la meseta colombiana de Cundinamarca.
Estaban organizados en cacicatos o pequeños estados (Bacatá, Hunsa, Iraca, Tundana y
Guanentá).

Antes de tratar la cultura inca, sería bueno señalar qué otros pueblos se establecieron en la
región sur del continente americano. En el sur del imperio inca, Bolivia, se encontraban los
urus o uros, vecinos de los collas quienes junto con los chipayos, constituyeron las últimas
formaciones primitivas de la meseta boliviana, desde el lago Titicaca hasta la frontera noreste
argentina. En el caso de Chile se encuentran los changos en el Sur, al Este se encontraban
los atacamas, hacia la costa del Pacífico los picunches, los pehuenches entre lo que hoy es
Santiago de Chile y Valdivia, los huilllinches y en la porción central los ranqueles y
manzaneros; los españoles los denominaron a todos como araucanos.

La cultura inca fue acaso la de mayor altura política a nivel continental, no así en astronomía
en comparación con los mayas y los mexicas. La fama de los incas se debió a su organización
política y social que a la llegada de los españoles llegó a tener una población de más de 11
millones de habitantes, repartidos en los territorios del lago Titicaca, los valles de Ica, Nazca,
Turín, etc., y en el norte, el Gran Chimú y Pasto (Ecuador y Colombia), aunque como
civilización se extendieron desde Ecuador hasta Chile. Los principales protagonistas fueron los
quechuas y en menor grado los aimaraes (de ambas lenguas se formó el término andina o
ándida). La historia del Tahuantismo o Imperio inca tuvo el siguiente desarrollo a grandes
rasgos: en los siglos XII y XIII se organizó la confederación de las tribus; en el siglo XIV, las
conquistas de los que sería el gran imperio y en el siglo XV la consolidación del imperio y las
grandes conquistas. Algunos autores, como Bodin, señalan que los incas se regían en una
suerte de socialismo de Estado, especie de colectivismo agrario, con tutela despótica de un
jefe o Inca. Bajo este sistema, el Inca procuraba aprovechar los esfuerzos de los súbditos en
beneficio de su política y de la clase dirigente, compuesta por grandes señores llamados
orejones, por los pendientes que los caracterizaban y les deformaban las orejas. Éstos eran
quienes habitaron los grandes palacios de Cuzco y además de recibir la mejor educación,
terminaban por ser militares o encargados de la administración pública, éstos fueron
enormemente admirados por los españoles por su disciplina fiscal y administrativa. Finalmente
los sacerdotes o amautas así como los curacas o jefes locales formaban la organización social
inca más fuerte y hermética.

Por último debe hacerse mención de cinco grupos que se ubican entre el Orinoco y el
Amazonas (algunos de estos fueron ya mencionados para el caso de las Antillas pero ahora
se verá su ubicación continental). Los araucos o maipures constituyen una de las familias más
extendidas del continente, ocupando un territorio que va desde la costa de Venezuela hasta
Paraguay, no debe olvidarse que en el período precolombino llegaron hasta La Florida y las
Antillas. A parte de los grupos araucos antillanos, estos pueblos continentalmente se dividen
en tres grupos: los que rodean al Caribe, los que se localizan en el río Jurúa y en Mato
Grosso.

La familia caribe o caraibe, menos dispersa que la anterior, tiene su centro en las Guayanas.
Entre algunas de las tribus que la componen están los cumanagotos (de Cumaná) y los
chaimas entre Valencia y Trinidad, en Venezuela; los tamanacos, entre el Orinoco Central y el
Caura; los yecuasis, taulipang y arecunás en los montes Roroima y al sur los purucotós; los
galibis, acabáis y calinas en la Guayana holandesa; los trios entre los ríos Corentyn y Surinam;
los pianocotos, en la Guayana brasileña; los yauperis y crichanas en el río Yaupery; los
apiacás y araras, en la orilla derecha de la desembocadura del Amazonas, y los voyavais y
apalais en el otro lado.

La familia de los tucanos, aunque sin la expansión de la familia anterior, ocupan un territorio
bastante extenso que se divide en dos zonas, al lado de los ríos Vaupés y el Apaporio, desde
el Juiridá al Yapurá, con las tribus cobeua, tucano, yahuna, desana, bará, tayuca, coreguaje y
tama así como una más que se haya en el valle del Putumayo y del Napo, con los pueblos
auichiri y pioye.

La cuarta familia, los panos, comprenden una extensión similar a la de los tucanos, pero al
otro lado del Amazonas, en la cuenca del río Ucayali y hasta el río Huallaga (chipibo, cachito,
canibo, setibo y amahuaca), siguiendo su extensión al Noreste en los ríos Juruá con los
mayorunas y en el Sur, en el río Beni con los grupos caripuna, chacobo, atsahuaca y yamiaca.

Por último se encuentra la familia tupí- guaraní, es probablemente el pueblo más importante
que va desde los Andes hasta el Atlántico y desde la Guayanas al Río de La Plata. La lengua
de los tupís se convirtió en la de mayor uso en los territorios indígenas brasileños. Comprende
las tribus: en el corazón amazónico entre los ríos Xingú, Alto Xingú, Tapajoz, Alto Tapajoz y
Araguaya, los yurunas, chipayas, curuahés, mahués, perentintín, apiacés (que aunque tiene
nombre similar a un grupo del Caribe, son distintos), tapaniumas , camaruyas, auetos, entre
otros. En la Guayana francesa a lo largo del Amazonas, del Putumayo, Mamoré, Guaporé, los
oyampis, emerillones, omaguas, cocamas, miranyas, guarayús y pausernas. El grupo oriental
ocupa una franja estrecha pero sin interrupción desde la desembocadura del Amazonas hasta
la laguna de los Patos en Uruguay. De norte a sur están los cayeté, tupiniquín, tupinambá,
tamoyos, guajajaras localizados en los estados de Pernambuco, Santos, Bahía, Río de Janeiro
y Maranhâo en Brasil. Y a orillas del río Paraná desde Sâo Paulo en Brasil hasta Paraguay, los
tupiniquines, caingúas, arés y guaraníes, y en lado boliviano, los chiriguanos.

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