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LOS DERECHO DE LOS INDÍGENAS EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO

COLOMBIANO

La historia de la regulación indígena comienza en la época colonial y se mantiene


sin mayores diferencias durante el siglo XIX y buena parte del siglo XX. Una de las
normas más importante fue la ley 89 de 1890, la que reprodujo el status que la
Corona Española había consagrado en favor de la población indígena, en lo
relacionado con la autogestión, exención del servicio militar y el no pago de
tributos. No obstante las limitaciones de dicha ley, a lo largo de una centuria su
texto fue el fundamento y respaldo normativo de las reivindicaciones y luchas de
los indígenas.
En el año de 1990, con el objetivo de recuperar la legitimidad del Estado
Colombiano, se convocó una Asamblea Nacional Constituyente, de la cual hicieron
parte diversos sectores sociales, distintos grupos de poder, las diferentes
organizaciones políticas, religiosas, cívicas, educativas, gremiales, así como la
representación de las grandes capitales y de las regiones de provincia o periferia y
de tres representantes de las comunidades indígenas. Tan variopinta composición
después de varios meses de trabajo, dio origen a la Constitución Nacional de la
República de Colombia, aprobado el 20 de julio de 1991, la cual adoptó para
Colombia el modelo político del Estado Social de Derecho.
Desde el preámbulo de la Constitución Nacional, el pueblo colombiano se
compromete con valores como la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la
igualdad, la libertad y la paz, manifestación ésta que según la Corte Constitucional
no es mera retórica, sino que dicho preámbulo es el hilo conductor que debe
orientar la interpretación de todo el texto constitucional.
También nuestra Carta Política contiene numerosos principios, cuyo sentido y
alcance ha sido establecido a través de los pronunciamientos de la Corte
Constitucional a lo largo de estos 19 años de vigencia de este mandato.
Así mismo, por primera vez en la historia nacional, el constituyente primario no se
limitó a elaborar un listado de derechos, sino que creo los mecanismos para
hacerlos efectivos, tales como la acción de tutela y las acciones populares.
La concreción normativa de los derechos de los pueblos indígenas, tuvo su
inspiración macro en el Convenio 169 de 1989 de la OIT, ratificado en el país
mediante la ley 21 de 1991; de su texto se derivan 22 artículos de la Constitución
Nacional, destinados a reconocer la existencia de estas minorías y a reorganizar el
Estado y la política pública de forma inclusiva. Los derechos de los Pueblos
indígenas se han agrupado de la siguiente manera:
Derecho a la Identidad Cultura y a la Etnoeducación.- Con esta denominación
se hace referencia al reconocimiento, la aceptación y la visibilización de los grupos
étnicos como distintos en su cosmovisión, cultura, tradición, lengua, usos y
costumbres, pero iguales en cuanto sujetos de derechos, protegidos por el Estado,
sus instituciones y sus autoridades. A este tema hacen
referencia expresa los artículos:
7º “El estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación
Colombiana”,
10°. “El castellano es el idioma oficial de Colombia. Las lenguas y dialectos de los
grupos étnicos son también oficiales en sus territorios. La enseñanza que se
imparta en las comunidades con tradiciones lingüísticas propias será bilingüe”.
13°. “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley […]. El Estado
promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva.
68°. Los integrantes de los grupos étnicos tendrán derecho a una formación que
respete y desarrolle su identidad cultural […].
70°. La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad”
Por primera vez, el Estado colombiano se auto reconoce como pluriétnico y
multicultural, superando una larga tradición durante la cual se reclamó mono
cultural, en cuanto reconocía un solo Dios, el católico; un solo idioma, el español;
un solo derecho, el positivo estatal; una sola forma de propiedad, la privada, para
transformarse por mandato del constituyente primario, en un Estado Social de
Derecho diverso y complejo.
Si bien los grupos étnicos siguen sintiendo la presencia del Estado monocultural,
tanto de manera impositiva como por su propia voluntad, en la medida en que de
manera expresa han aceptado sus regulaciones, al considerar válidas las
soluciones que brindan frente a ciertas problemáticas, también debe afirmarse,
que han avanzado en su conciencia de pueblos distintos.
Una de las manifestaciones más importantes de ese despertar de la conciencia del
“ser indígena”, es la recuperación de los diversos dialectos y la exigencia del
bilingüismo en los procesos educativos.
Para la Corte Constitucional Colombiana, este principio de la diversidad étnica y
cultural es “la proyección en el plano jurídico del carácter participativo y pluralista
de la república colombiana”1 .,por lo mismo sólo admitirá “límites cuando su
ejercicio implique el desconocimiento de preceptos constitucionales o legales”. La
anterior situación justifica las prerrogativas de la Corte Constitucional ha otorgado
a favor de las comunidades indígenas, con el fin de “garantizar la prevalencia de
su integridad cultural, social y económica, su capacidad de autodeterminación
administrativa y judicial”3, lo que en la práctica se traduce en el estatus especial
de las comunidades indígenas, el cual se manifiesta en el derecho a darse su
normatividad y de generar su propia jurisprudencia dentro del respectivo territorio
en coherencia con sus valores culturales, la capacidad de autogestión mediante
poderes propios en armonía con sus usos y costumbres, la creación de distritos
electorales especiales para senadores y representantes y el uso de la propiedad
sobre los resguardos.
En desarrollo de estos postulados se han proferidos interesante leyes, entre otras,
la ley 145 de1994 que aprueba el convenio del fondo para el desarrollo de los
pueblos indígenas y la ley 397 de1997, en virtud de la cual se dictan normas sobre
patrimonio cultural, fomento y estímulos a la cultura y se crea el Ministerio de
Cultura.
Mención especial merece la ley 114 de 1994 conocida como Ley General de
Educación, el artículo 55 hace expresa referencia a la Etnoeducación como
aquella educación que se ofrece a grupos o comunidades que integran la
nacionalidad y que poseen una cultura, una lengua, unas tradiciones
y unos fueros propios y autóctonos. Por lo mismo, la etnoeducacion debe
orientarse por los principios de: integralidad o la concepción global que posee
cada pueblo y que posibilita una relación armónica entre los seres humanos, su
realidad social y su naturaleza; la interculturalidad entendida como la capacidad de
conocer la cultura propia y las otras culturas que interactúan con ella, coexistiendo
en igualdad de condiciones y respeto mutuo; la diversidad lingüística que son las
formas de ver, concebir y construir el mundo expresadas a través de las lenguas;
la autonomía o capacidad de realizar sus procesos etnoeducativos; la participación
comunitaria que es derecho de los grupos étnicos para orientar, desarrollar y
evaluar sus procesos etnoeducativos; la flexibilidad o construcción permanente de
dichos procesos ; la progresividad o dinámica derivada de los
procesos investigativos, que contribuyen al desarrollo del conocimiento y la
solidaridad o cohesión del grupo alrededor de sus vivencias.
Para que dicha etnoeducación pueda ser una realidad el Estado colombiano se
compromete a:
1) fomentar la formación de educadores en el dominio de las culturas y lenguas de
los grupos étnicos, así como con programas sociales tendientes a su difusión;
2) Dar asesoría especializada para el desarrollo curricular, la elaboración de textos
y materiales étnicos.
3) Con el apoyo de los grupos étnicos se seleccionarán los docentes que se
vinculen a sus escuelas, quienes deberán acreditar formación etnoeducativa.

Derecho al Territorio.
A diferencia de las concepciones occidentales, según las cuales, la propiedad
sobre la tierra, otorga la titularidad legal para el ejercicio de los derechos de uso y
libre disposición, para los grupos indígenas la vinculación con su territorio es factor
esencial de su existencia como cultura autóctona, de allí la denominación de
pachamama, o madre generadora de alimento y por lo mismo de vida, que se le
da a la tierra. Esta concepción ha sido reconocida y amparada por varios
tratados internacionales: La Convención Americana de Derechos Humanos y
varios pronunciamientos de la Corte Interamericana reconocen “la estrecha
vinculación de los pueblos indígenas con sus tierras tradicionales y los recursos
naturales ligados a su cultura...”4. Por su parte, el Convenio 169 de 1989 de la
OIT, desarrolla de manera clara y contundente la protección al territorio de las
comunidades indígenas, indicando las pautas a seguir para su reparación en
caso en que fuere afectado. De igual manera la Declaración de la Naciones
Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas ordena en su artículo 25 que:
“Los pueblos tienen derecho a mantener y fortalecer su propia relación espiritual
con las tierras, territorios, aguas, mares costeros y otros recursos que
tradicionalmente han poseído u ocupado.
La Constitución colombiana de 1991, por su parte establece:
Artículo 63°. “Los bienes de uso público, las tierras de resguardo, son
inalienables, imprescriptibles e inembargables”.
Artículo 286°. “Son entidades territoriales los departamentos, los distritos, los
municipios y los territorios indígenas.
Artículo 329°. Los resguardos son de propiedad colectiva y no enajenable.
Debe precisarse que los resguardos son instituciones sociopolíticas, conformadas
por una o más comunidades indígenas, las cuales ejercen propiedad colectiva
sobre dicha tierra y dentro de ella, poseen autonomía para organizar y dirigir su
vida interna, así como para darse su propio sistema normativo. Los integrantes de
un resguardo no pueden enajenar, hipotecar, o arrendar los terrenos del
resguardo. La administración de los resguardos está a cargo de los respectivos
cabildos o autoridades tradicionales, quienes se orientan por sus usos y
costumbres.
La propiedad colectiva sobre los resguardos tiene el carácter de derecho
fundamental, según criterio de la Corte Constitucional, no sólo porque esos
territorios constituyen el principal medio de subsistencia para los indígenas, sino
porque ellos forman parte de su cosmovisión y religiosidad.
En otro importante pronunciamiento la Corte afirmó que: “Para el indígena, la
territorialidad no se limita únicamente a una ocupación y apropiación del bosque y
sus recursos, pues la trama de las relaciones sociales trasciende el nivel empírico
y lleva a que las técnicas y estrategias de manejo del medio ambiente no se
puedan entender sin los aspectos simbólicos a los que están asociadas y que se
articulan con otras dimensiones que la ciencia occidental no reconoce”

Derecho al Gobierno y Justicia Propia.


El derecho al Gobierno Propio es una de las reivindicaciones centrales de los
pueblos indígenas, debido al significado y efecto que sobre tiene sobre su
conciencia como pueblo distinto, con derecho a historia y cultura diversa. Por lo
mismo, el Gobierno Propio es una forma de resistencia política y cultural frente a
las formas de organización impuestas; a través del Gobierno Propio, los indígenas
que ponen en comunicación con sus antepasados al respetar los usos y
costumbres que legitiman el ejercicio de autoridad al interior de sus comunidades.
La Constitución consagró al respecto:
Artículo 330°.”De conformidad con la Constitución y las leyes, los territorios
indígenas estarán gobernados por consejos conformados y reglamentados según
los usos y costumbres de sus comunidades y ejercerán las siguientes funciones:
listando nueve numerales de gestión administrativa, dentro de los cuales debe
resaltarse el compromiso de estos sectores con los recursos naturales, con los
cuales han convivido y aun conviven en armonía.
Artículo246°. “Las autoridades de los pueblos indígenas podrán ejercer funciones
jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, de conformidad con sus propias
normas y procedimientos, siempre que no sean contrarios a la Constitución y las
leyes de la República. La ley establecerá las formas de coordinación de esta
jurisdicción especial con el sistema judicial nacional.”
Las autoridades de los pueblos indígenas están integradas por personas a las que
se les denomina Autoridades Tradicionales, y que desde el vientre materno han
sido preparadas para dirigir los destinos de su pueblo. Según el grupo al que
pertenezca, las autoridades reciben distintas denominaciones, así se llaman
curacas a las autoridades de los pueblos de la Amazonía colombiana; Taitas entre
los pastos y guambianos; Payés para los del Vaupés, Mamos en la Sierra
Nevada de Santa Martha, Noko entre los embera, Jaibanás los Embera Chamí,
entre otros. Estas autoridades tradicionales orientan y velan por el bienestar de
sus pueblos y de sus hermanos menores (el resto de la población), que consiste
en alcanzar el equilibrio, el orden de la vida, del universo y de los pueblos.
Apropian el saber colectivo, guardan las creencias y trasmiten el conocimiento
indígena. Manejan todo lo material y lo espiritual, interpretan y aplican la ley de
Origen y castigan su incumplimiento, según procesos ancestrales. Las autoridades
indígenas tienen carácter público especial en cuanto ejercen funciones
administrativas, legislativas y judiciales, a través de las autoridades tradicionales,
los cabildos y sus asociaciones.
El sistema jurídico entre los indígenas está conformado por la Ley de Origen, el
Derecho Mayor o Derecho Propio, los usos, las costumbres, las normas,
instituciones y procedimientos utilizados en el ejercicio del Gobierno, la autoridad y
la justicia indígena. El Derecho Propio es el que se halla implícito en la historia, la
mitología, la cosmovisión, los sistemas de parentesco, formas de propiedad y
aprovechamiento de recursos naturales, métodos de control, relacionados con el
ejercicio de la autoridad, la representación, decisión, control y regulación social.
Hablar en concreto de la composición, la estructura y los procedimientos de los
pueblos indígenas es supremamente complejo, si se parte del presupuesto de que
cada etnia en ejercicio de la autonomía organizativa y en consecuencia con sus
propia cosmovisión, pueden organizar de distintas manera su jurisdicción especial.
Lo único que exige la ley colombiana, es el respeto al
Principio del debido proceso. Por su parte, la jurisprudencia constitucional
reconoció expresamente el “fuero indígena”, como una prerrogativa en virtud de la
cual, los indígenas tienen el derecho a ser juzgados por sus pares,
Conforme a su cultura, haciendo uso de procedimientos ancestrales y otorgando
de esta forma, certeza y legitimidad a sus decisiones. En estas decisiones se han
delineado dos tipos de fuero: el personal y el territorial, al establecer que: “La
Constitución autoriza a las autoridades de los pueblos indígenas el ejercicio de
funciones jurisdiccional dentro de su ámbito territorial de conformidad con sus
propias normas y procedimientos, siempre y cuando no sean contrarios a la
Constitución y a la ley”.
De igual manera, la Corte Constitucional ha esclarecido a través de sus
pronunciamientos el sentido y alcance de estas disposiciones, al establecer que la
jurisdicción especial indígena es una jurisdicción especial, como lo es la
jurisdicción militar, los jueces de paz, esto significa que siendo extraordinaria no es
extra estatal, a tal punto, que el Consejo Superior de la Judicatura ha elaborado un
Atlas para la Jurisdicción Especial Indígena, en el que de conformidad con los
resguardos y pueblos indígenas brinda una introducción a los temas de territorio,
identidad, autoridad, representación y participación, desarrollo propio y actividad
económica, acompañado de un glosario de términos.
Los pueblos indígenas han fijado su posición, precisando que la validez de
su sistema judicial más allá de la Constitución de 1991, encuentra
fundamento en los principios culturales y milenarios ligados a su
cosmovisión. En consecuencia, el ejercicio de la jurisdicción de los
Pueblos Indígenas, es un derecho histórico – patrimonial trasmitido a través
del principio de la oralidad reconocido en la normatividad nacional e
internacional. El pluralismo jurídico, se materializa a través del respeto, la
coordinación y el reconocimiento de la jurisdicción propia, las Autoridades
propias, del derecho propio y las formas y mecanismos de justicia propios,
en tanto sujetos de derecho colectivo. 4.El desarrollo del programa de Apoyo
a la coordinación de la Jurisdicción Especial Indígena y el Sistema Judicial
Nacional, debe recoger las particularidades de cada uno de los Pueblos
Indígenas del País, por lo mismo, el Atlas de la Jurisdicción Especial
Indígena, y el Sistema de registro, seguimiento y descripción estadística de
las normas y procedimientos en la Jurisdicción Especial Indígena,
implantadas sin consultar a los Pueblos Indígenas resultan deficientes e
inconsistentes en la información, que estandarizar, cuantificar y codificar el
Derecho y la Jurisdicción propia, vulnerando la autonomía y unidad. 5. El
informe sobre la consultoría de Recopilación de fallos judiciales se
considera aceptable; sin embargo del informe nos asiste una gran
preocupación, cuando las altas Cortes realizan interpretaciones subjetivas
que tratan de individualizar a los indígenas, lo cual no corresponde a su
visión colectiva de la integralidad.7. No puede perderse de vista que la
finalidad del programa es fortalecer el derecho propio y la jurisdicción de los
pueblos indígenas. Por las anteriores razones, reclaman que el Atlas de la
Jurisdicción Especial Indígena sea asumida por la Organización Nacional
Indígena de Colombia y financiado con recursos del Presupuesto Nacional.
Como se puede analizar, la situación es compleja, puesto que si bien, los
conflictos entre indígenas, surgidos en territorio indígena son de
competencia de la jurisdicción especial indígena. El problema surge cuando
un indígena comete un acto ilícito fuera de su territorio;
para este evento la competencia es de la jurisdicción ordinaria nacional; sin
embargo la jurisprudencia constitucional advierte que podría reconocerse el
fuero indígena, si la persona al momento de incurrir en el ilícito carecía de
conciencia acerca de su efecto negativo. De otra parte y dado que la
jurisdicción indígena carece de instancias, algunos indígenas en defensa de
sus derechos particulares, están recurriendo a la acción de tutela contra las
decisiones de sus propias autoridades, cuando a su juicio, dichos fallos
atentan contra sus derechos fundamentales. De conformidad con la normas
regulatorias de la tutela, cualquier autoridad judicial tiene competencia para
revisar una decisión que se considere atentatoria de los derechos
fundamentales; si bien este es un buen ejemplo de la armonización entre la
justicia ordinaria y la jurisdicción especial indígena, en el marco general del
respeto por los derechos fundamentales, también es cierto, que se
constituye en una intromisión frente a la autonomía jurisdiccional de los
pueblos indígenas. Las posiciones al respecto, no son unánimes, hay
defensores y detractores de esta imbricación de los sistemas judiciales.

Al respecto la Organización Nacional de Indígenas de Colombia se


pronunció en los términos
siguientes:
“Es indiscutible que en estos momentos los Pueblos Indígenas de Colombia
escriben una de las páginas mas trascendentales en su historia política y jurídica,
impulsada por el Programa de Coordinación entre la Jurisdicción Especial
Indígena y el Sistema Judicial Nacional. Sin embargo, paralelamente seguimos
siendo objeto de agresiones externas que conllevan el desconocimiento
de la Autoridad indígena minimizando la Autonomía de los Pueblos, con propósito
de aniquilar los procesos de resistencia política y cultural de los indígenas. No
obstante, hoy mas que nunca ratificamos que con la entereza con que emergimos
desde las redes del olvido para enarbolar y defender nuestros derechos,
continuamos con la firme e indeclinable convicción de empoderar y fortalecer los
Gobiernos propios indígenas dentro de los alcances Constitucionales y legales,
pero sobre todo de acuerdo a los usos y costumbres de cada Pueblo..”8
La anterior presentación, nos otorga elementos de juicio para entender las razones
por la cuales, se califica la Constitución de 1991, como una “Constitución pro
indígena”, en la que casi todas las disposiciones deseables han sido acogidas. La
Corte Constitucional corrobora esta afirmación al manifestar que el convenio 169
de 1989 de la OIT sobre pueblos indígenas y tribales, no sólo es incluido en la
legislación interna en virtud de la ley 21 de 1991, sino que además tiene rango
constitucional en virtud de la aplicación del bloque de constitucionalidad del
artículo 93 de la Constitución, lo mismo que los siguientes tratados
internacionales:
- La convención de los derechos del niño
- La convención internacional sobre eliminación de todas las formas de
Discriminación racial
- Declaración y programa de acción de DURBAN
- Declaración Universal de los derechos lingüísticos
- Declaración ONIC 2005.
- Proyecto de declaración de los derechos indígenas de la OEA
- Declaración de los derechos indígenas de Naciones Unidas
- Foro permanente para las cuestiones indígenas de naciones unidas
En síntesis podemos en materia de derechos el país y las minorías étnicas han
alcanzado grandes logros. La Constitución de 1991 fue generosa con este sector
de la sociedad colombiana y cumplió desde el terreno teórico con una deuda
centenaria, al devolverle la soberanía, la identidad
cultural, sus autoridades y demás derechos que le habían sido usurpados o
negados sistemáticamente. Colombia cuenta con disposiciones, constitucionales y
legales, abundantes, modernas y pertinentes, así como con una jurisprudencia
constitucional coherente con la fórmula del Estado Social de Derecho, que ha
sabido interpretar el sentido y alcance de los principios consagrados en dicha
Carta Política, todo lo cual, nos permite afirmar que la situación en materia de
derechos, resulta satisfactoria y esperanzadora.

SITUACION REAL DE LOS PUEBLOS INDIGENAS COLOMBIANOS.


La pretensión que nos anima en este segundo momento, es la de contrastar, si el
anterior marco jurídico, es compatible con la realidad de las vida de las
comunidades indígenas, cuyas problemáticas centrales están relacionadas con la
afectación de los derechos humanos, al igual que el resto de la sociedad
colombiana, sólo que en el caso de los indígenas esta violación se torna mucho
más dramática, dada su histórica situación de pobreza, marginamiento y
discriminación, circunstancias de las cuales nos ocuparemos a continuación:

Problemática del Territorio y conflicto armado.


Los territorios indígenas se han convertido en los últimos años, en escenario de
los grupos armados ilegales; en la década del 60, fueron el refugio de los
nacientes grupos guerrilleros, los que establecieron en dichas tierras sus
campamentos y crearon también sus propios códigos de conducta, vigilancia y
castigo, a los cuales, debieron someterse los indígenas ya fuera por convicción o
por imposición, siendo al mismo tiempo, espacio del enfrentamiento con la fuerza
pública. A partir de los años 80, la situación se volvió aún más compleja: el
aparecimiento del paramilitarismo, implicó una nueva invasión a sus tierras, con
frecuentes y sangrientos choques armados, tanto entre guerrilla y paramilitares,
como entre guerrilla, fuerzas armadas y paramilitares.
La anterior situación se tornó dramática, ya que paralelamente a estas disputas
por el control político, apareció también el fenómeno del narcotráfico, el que para
su establecimiento y desarrollo usurpó grandes extensiones de tierra, de
propiedad colectiva de los grupos indígenas.
Una vez más, son los territorios indígenas los ejes de la confrontación.
Varias condiciones explican esta preferencia: La ventaja estratégica de estos
territorios para la expansión de las economías ilícitas, la dificultad de su acceso,
las facilidades para la conformación de redes de narcotráfico, para la circulación
de armas, la siembra de minas antipersonas, la escasa población y la ausencia o
débil presencia de la fuerza pública, todas estas circunstancias, las convierten en
regiones propicias para que dichos sectores establezcan en ellos un régimen de
terror y de impunidad, que apenas comienza a ser develado ante el país y al ante
mundo.
Este estado de cosas, permitió que zonas consideradas sagradas desde la
cosmovisión indígenas como la Sierra Nevada de Santa Martha, hayan sido
agredidas de manera salvaje, alterando su hábitat natural para dar cabida a los
invasores, sus cultivos extensivos de coca y amapola, sus fechorías, el dinero fácil
y la cultura del cinismo.
Así mismo, debe mencionarse que intereses de carácter político y económico
relacionados con grandes proyectos como el cultivo agroindustral de palma
africana, al igual que la explotación de los hidrocarburos, han afectado las tierras
de propiedad colectiva de los grupos indígenas y su rica biodiversidad.
Recientemente la militarización de las fronteras, también se lleva a cabo en
territorios indígenas, así como el repliegue de los grupos armados ilegales hacia
territorios indígenas antes no afectados, tales como los pueblos de la Orinoquia, la
Amazonía, la Guajira, Choco y Nariño. La persistencia de las fumigaciones
tendientes a erradicar los cultivos ilícitos, lejos de alcanzar su objetivo, han
causado graves daños al medio ambiente, la economía, la vida social, la salud y la
cultura de los pueblos indígenas.
Así las cosas, resulta evidente que el conflicto armado es una realidad
desafortunada. Por las razones expresadas y otras no dichas, este conflicto se ha
extendido y complejizado, en la medida en que han hecho presencia, nuevos
actores y nuevos intereses. El ejército y la policía no han sido capaces de
garantizar la seguridad de los ciudadanos. Si bien, debe reconocerse los avances
logrados en los últimos años, el conflicto no ha desaparecido, la guerrilla sigue
teniendo presencia en diversos lugares de la geografía nacional, tal como
corroboran los ataques que con relativa frecuencia registran los medios
informativos. Así mismo, ha reaparecido con otras denominaciones, el fenómeno
del paramilitarismo y al lado de uno y otro se reorganizan grupos delincuenciales
dedicados al narcotráfico, cuando estos mismos sectores no asumen de manera
directa esta nefasta actividad, las minas antipersonas cobran nuevas víctimas y el
hostigamiento, el reclutamiento forzoso se intensifican, las amenazas, el acoso y
abuso sexual, los confinamientos y los controles sobre la movilidad de las
personas y bienes, forman parte de la realidad cotidiana.

El desplazamiento.
De esta manera, la violencia a que han sido sometidos los grupos indígenas, ha
alterado la vida de estas comunidades, las cuales han quedado atrapadas en
medio del conflicto. Los actores de la violencia (grupos guerrilleros y
paramilitares), les exigen fidelidad a sus respectivos proyectos de izquierda y
derecha, y cualquiera que sea su actuación, es objeto de evaluación y castigo,
represalia que en muchos casos ha significado la pérdida de la vida. En otras
ocasiones, son las
mismas fuerzas del orden, las que los vinculan con los actores armados por
convivir con ellos, desconociendo que esta convivencia les fue impuesta contra su
voluntad.
A pesar de esta crítica situación, los grupos indígenas han optado por defender de
manera pacífica sus territorios, reclamando el respeto a su autonomía, autoridad e
integridad. Han defendido su derecho a permanecer neutrales frente a los
intereses en conflicto y a su posibilidad de disentir y construir alternativas diversas,
como es el caso de la Guardia Indígena del Cauca, a quienes les otorgaron el
premio nacional de Paz.
En otras ocasiones, se ha optado por el desplazamiento hacia el interior de sus
territorios hacia comunidades vecinas, generando zonas de refugio interno. En
casos más graves, el desplazamiento se dirige hacia las cabeceras municipales,
ciudades intermedias o grandes capitales, que es el fenómeno más común en los
últimos años, desplazamiento que termina confundiéndose en las calles con la
mendicidad.
Aproximadamente 70.000 de los desplazados internos registrados en Colombia
son indígenas.

El desplazamiento entre estas comunidades se ha incrementado en los últimos


cinco años y creció más que en el del resto de la población entre 2006 y 2008. De
acuerdo con las cifras oficiales, entre el 2004 y el 2008 se desplazaron 48.318
personas pertenecientes a pueblos indígenas. La
Organización Nacional de Indígenas de Colombia (ONIC) calcula que las cifras
pueden ser mayores teniendo en cuenta que muchos indígenas no tienen acceso
al registro, debido a la lejanía de sus tierras o porque no hablan español o no
conocen el sistema nacional de registro.
La Corte Constitucional Colombiana ha advertido que al menos 34 grupos
indígenas se encuentran en peligro de extinción a causa del conflicto armado y el
desplazamiento. Algunos se encuentran en situaciones más críticas que los
demás, tal es el caso de los Nukak Maku grupo indígena nómada que habita entre
el rio Guaviare y el Rio Inìrida en el departamento del Guaviare. En los últimos
años su población ha disminuido de forma considerable, debido a las
enfermedades por contacto con los colonos, así como el conflicto armado, al
desplazamiento; hoy se estima que el grupo está reducido a 450 personas. El 13
de abril de 2010 la ONIC denunció la agudización del riesgo de su extinción,
debido al desplazamiento de 24 de sus miembros, cuyas condiciones de salud y
desnutrición delataron las precarias condiciones en que sobreviven. Los Embera
en el Chocó, han sido víctimas de los grupos armados irregulares que se disputan
su territorio sagrado, rico en biodiversidad, pasajes, rios y fuentes cristalinas;
están conformados por unas 2000 personas que viven en palafitos en las selvas
del Chocó. Su territorio ha sido profanado por la guerra y su pueblo sometido al
hambre, confinación, desplazamientos, sólo en 2008 esta comunidad sufrió 12
desplazamientos masivos. El 10 de marzo la banda Los Rastrojos, (nueva
versión del paramilitarismo) retuvo por más de ocho días a 300 indígenas cuando
regresaban por el rio a su resguardo. El 24 de marzo de 2010 la Comisiòn
Interamericana de Derechos Humanos, otorgò medidas cautelares a 87 familias de
la comunidad, para proteger sus vidas frente a la
ocupación militar y a la afectación de sus derechos, frente a bombardeos, como
los ocurridos el 30 de enero de 2010.
El pueblo Awá que habita en las montañas de Nariño, cuyos miembros se
caracterizan por ser personas de paz, han sido víctimas de la violencia. En 2009
más de 40 indígenas fueron asesinados por los grupos ilegales, 24 de ellos en dos
masacres. La Corte Constitucional en Auto distinguido con el No. 004 de 2009
expresa que: “los Awa son uno de los pueblos con más reportes de
homicidios selectivos, masacres, desplazamiento de la población y migraciones
transfronterizas.
Además, respecto a los desplazados se señala que el Estado no les ha dado
respuestas estructurales ni diferenciales, lo que ha generado en algunas
ocasiones el retorno espontáneo a sus territorios en difíciles condiciones y sin
acompañamiento estatal, poniendo en riesgo su integridad individual y colectiva”9
En el presente año, cuatro personas fueron asesinadas y los cuerpos de tres de
ellos no han sido rescatados, cuatro más han desaparecido. La organización de
Unidad Indígena del Pueblo Awá en comunicado fechado el 9 de abril de 2010
denunció:
“ …En reiteradas ocasiones hemos manifestado que no estamos a favor ni en
contra de ningún actor armado y por esta razón exigimos a todos los actores
armados que transitan por nuestro territorio que nos mantengan al margen de un
conflicto que no nos pertenece. Por la dignidad y el respeto a nuestro pueblo,
solicitamos que no seamos objeto de señalamientos y estigmatizaciones,
ante la supuesta vinculación de la población Awá, en los grupos armados legales e
ilegales..” . El comunicado continua haciendo exigencias concretas a los grupos
armados, al gobierno nacional y termina con un llamado a la comunidad
internacional para el “acompañamientos y monitoreo permanente sobre la
situación de Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario del
pueblo Indígena Awa Colombia, es para el año 2010, uno de los países del mundo
con mayor número de desplazados y un alto porcentaje de estos 4.000.000 de
personas que deambulan por las calles, son indígenas perdidos en medio de las
grandes ciudades, cuya dinámica, estilos de vida, cultura desconocen y enajenan.
Por eso una petición reiterada de las comunidades indígenas plantea: “Les
seguimos exigiendo que salgan de nuestros territorio, modifiquen sus
procedimientos contrarios al pueblo, respeten la autoridad, territorios, gobierno y
ejercicio de la jurisdicción indígena. De otra parte, en el periodo comprendido entre
1998 y 2009, la ONIC reportó el asesinato de 1,992 indígenas.

RESPUESTAS Y RETOS
Aun en condiciones sociales, políticas y económicas tan adversas, los
pueblos indígenas de Colombia, con apoyo en la normatividad vigente, antes
revisada, han dado respuestas contundentes y ejemplarizantes, llenas de
esperanza en la construcción de un futuro alternativo donde la paz y la
autonomía sean compatibles. Algunas de esas respuestas son las
siguientes:
1. Las organizaciones indígenas, las cuales han contribuido a su
visibilización y al establecimiento de nuevas relaciones con las instituciones
del Estado. Se sabe de la existencia de más de 34 organizaciones regionales
y nacionales, entre ellas La Organización Nacional Indígena ONIC, El
Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC, La Asociación de Cabildos
Indígenas del Norte del Cauca, la Organización Indí gena de Antioquia y 151
organizaciones de autoridades tradicionales, así como movimientos
políticos que han garantizado su participación en el Congreso de la
República.
El 9 y 10 de abril de 2010 se reunió en Bogotá el Consejo Nacional de
Mujeres Indígenas.
Lo particular de este encuentro, fue la presencia de los compañeros de la
liderezas indígenas, con la finalidad de lograr su compromiso y apoyo para
fortalecer las actividades del Consejo de Mujeres. Otro aspecto de reflexión,
fue la inclusión de este colectivo en la estructura general de la ONIC. Las
mujeres indígenas culminaron el Encuentro socializando un lema: “campaña
dulce, aire de vida”, en solidaridad con los pueblos en vía de extinción.
La consulta previa, es una instancia que gana reconocimiento día a día, como una
estrategia que obliga a las autoridades nacionales ha consultar cualquier decisión
que afecte a las comunidades, tal como lo regula el parágrafo del artículo 330 que
dice:
“La explotación de los recursos naturales en los territorios indígenas se hará sin
desmedro de la integridad cultural, social y económica de las comunidades
indígenas. En las decisiones que se adopten respecto de dicha explotación, el
Gobierno propiciará la participación de los representantes de las respectivas
comunidades”
Con este fundamento constitucional y con apoyo en el Convenio 169 la Corte
Constitucional, determinó que la participación de las comunidades indígenas en
los programas que se pretendan realizar en sus territorios, constituye un derecho
fundamental, llegando inclusive a suspender actividades de exploración y
explotación por carecer de la consulta previa, instrumento básico para preservar la
integridad étnica, social, económica y cultural de las comunidades indígenas y
para asegurar su subsistencia12. Esta tesis ha sido ratificada en sentencia del
presente año.
Las guardias indígenas, son una expresión de resistencia pacífica que pretende
detener el conflicto armado en territorio indígena, reivindicando su derecho a la
neutralidad y a la autonomía. En el 2009, las guardias indígenas del Cauca
(cuerpo de seguridad de 8000 indígenas armados con bastones de madera)
destruyeron ocho trincheras que había construido el ejército en sitios sagrados de
los paeces, zona de resguardo. Miguel Calambás, lider de este movimiento
manifestó: “Vamos a seguir en esta tarea de posicionarnos y de que en nuestros
territorios no hayan trincheras ni batallones de altas montañas”. Otro integrante del
Consejo Regional de Indígenas del Cauca CRIC explicaba que se trata de: “un
sitio de los nasas, un sitio sagrado donde se hacen todos los rituales de
armonización para lo de la Madre Tierra, ofrendas al sol, a la luna y por lo tanto,
ello no quieren que estos sitios sean ocupados por fuerzas extrañas…agregando
encontramos campos minados tanto por el Ejército como por la guerrilla, que
dejamos señalizados para que los pobladores tengan precaución al transitar por
esos sitios” 13Esta actitud despertó la solidaridad nacional con estas formas
pacíficas y auténticas.
Otras organizaciones, también debe destacarse como muy positiva, la iniciativa
de varias autoridades indígenas de conformar sus propias organizaciones para la
prestación de los servicios de salud, educativos y de ahorro y crédito, a través de
las EPS, centros etnoeducativos y cooperativas. Así por ejemplo, la EPS Mallama,
se conformó con la finalidad de dar servicios de salud de calidad, teniendo en
cuenta el saber y las prácticas médicas indígenas que contribuyan a la identidad
étnica y cultural de las comunidades.
Estas entidades son aprobados por la Superintendencia Nacional de Salud y se
obligan a garantizar el Plan Obligatorio de Salud del resto de colombianos, sólo
que en armonía con sus creencias y valores. En el mes anterior, esto es en mayo
de 2010, se desarrolló en Bogotá Colombia, unventon convocatoria a nivel de
Latinoamérica, con la asistencia de Méjico, Guatemala, Brasil, Perú. Bolivia, Costa
Rica, Panamá y Argentina, con el apoyo de las Agencias de Cooperación, de las
Secretaria de Educación y de las Universidades, con miras a analizar aquellos
proyectos etnoeducativos, tendientes a fortalecer la oferta educativa dirigida
exclusivamente a los integrantes de esas colectividades.
Con relación al tema de la salud, La Asamblea Nacional de Salud de los Pueblos
Indígenas, reunida el 15 de mayo de 2010, frente a la difícil situación por la que
atraviesa el sistema nacional de salud colombiano, proponen la legitimación y
consolidación de un sistema de salud Propia e Intercultural, en armonía con la
Constitución Nacional, la Declaración Universal de las N.U. sobre los pueblos
indígenas y el convenio 169 de la OIT.
5. Escuela de Derecho Propio. Como un hecho trascendental en el ejercicio de la
autonomía, en la consolidación de la identidad cultural, el mejoramiento de la
jurisdicción especial indígena, la apropiación colectiva de conocimientos y la
coordinación entre la justicia ordinaria y la jurisdicción especial indígena, el
resguardo de los Pastos, ubicado en el
Departamento de Nariño, ha puesto en funcionamiento la Escuela de Derecho
Propio Laureano Inampues, la cual hace parte del programa y acciones de
fortalecimiento de los sistemas de derecho propio de las comunidades indígenas
del país, adelantando por la Escuela Rodrigo Lara Bonilla en cumplimiento de los
mandatos constitucionales y legales.
Como resultado de esta iniciativa se han elaborado varias cartillas que se utilizan
como herramientas pedagógicas en el proceso de capacitación de sus integrantes.
Temas tan básicos como autonomía, territorio, gobierno y justicia propia,
legislación, educación, salud, consulta previa, son desarrollados con perspectiva
internacional, con fundamento constitucional, con los aportes jurisprudenciales y
desde la experiencia práctica del Pueblo
de los Pasto en el ejercicio de sus derechos. Esta Escuela cuenta con el respaldo
del Consejo Superior de la Judicatura y se ha convertido en un hito en el proceso

de construcción del Estado Social de Derecho que nos rige, caracterizado por la
diversidad, la interculturalidad, el pluralismo jurídico, social y étnico.
El uso de los tratados internacionales sobre los pueblos indígenas y la
jurisprudencia de la Corte Constitucional Colombiana. En efecto, llama la atención
la apropiación que existe entre las organizaciones indígenas colombianas del
derecho internacional, específicamente del Convenio 169 de 1989 referido a los
pueblos indígenas y tribales, de manera especial en los relacionado con la
obligación de la consulta previa, el respeto al
territorio, el derecho a la participación en los recursos del subsuelo, respeto a sus
formas de propiedad, protección al empleo en igualdad, con garantía de seguridad
social y derecho de asociación, el compromiso con la etnoeducación, así como el
impulso a los acuerdos de cooperación entre pueblos indígenas a través de las
fronteras. Otra herramienta fundamental es la sentencia T- 025 de 2004 proferida
por la Corte Constitucional, en la cual se hace un análisis de la situación en que se
encuentra la población desplazada, del amplio catálogo de derechos que les son
vulnerados, a pesar de que su respeto es una obligación del Estado colombiano,
circunstancias que la llevan a reconocer el evidente “estado de cosas
inconstitucional”. En su criterio, la población desplazada se encuentra en estado
de vulnerabilidad extrema, por el irrespeto sistemático al derecho a la vida digna, a
la integridad personal, a la igualdad, a la petición, al trabajo, a la salud, a la
seguridad social, a la educación, al mínimo vital y ala protección debida a las
personas de la tercera edad, a las mujeres cabeza de familia ya los niños. Como
respuesta a este “estado de cosas inconstitucional”, insta a las autoridades tomar
de manera urgente todas las medidas administrativas, financieras y políticas
tendientes a superar esta grave situación y ordena al Consejo Nacional para la
Atención Integral de la Población Desplazada por la Violencia, para que en el
marco de su competencia y en cumplimiento de sus deberes verifique la magnitud
de la situación , diseñe e implemente un plan de acción para superarla, señalando
plazo estrictos para el cumplimiento de las acciones establecidas. Ahora bien,
siendo el desplazamiento un fenómeno que afecta a amplios sectores de la
población colombiana, son los indígenas lo más afectados, debido a que a su
situación de pobreza, marginamiento y discriminación, se suma ahora, el
desarraigado de su entorno, de sus familia y de su cultura. ACNUR promueve
soluciones colaborativas e integrales al desplazamiento interno indígena,
prestando especial atención a los asuntos humanitarios en las comunidades
vulnerables.

Qué son los derechos humanos de las minorías étnicas?

Los derechos humanos son universales, civiles, políticos, sociales y culturales que
pertenecen a todos los seres humanos, incluyendo a los miembros de las
minorías. Los miembros de las minorías étnicas deben gozar de la realización de
todos los derechos humanos y libertades fundamentales en términos iguales junto
con los otros en la sociedad, sin discriminación de ningún tipo. Las minorías
étnicas, ambas los individuos pertenecientes a las minorías étnicas y las minorías
étnicas como grupos también gozan de ciertos derechos humanos
específicamente ligados a su estatus étnico, incluyendo su derecho a mantener y
disfrutar de su cultura, religión e idioma libres de discriminación.

Los derechos humanos en cuestión:

Los derechos humanos de las minorías étnicas se encuentran explícitamente


ubicados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, Pactos
Internacionales, la Convención de la Eliminación de todas las formas de
Discriminación Racial, La Convención de los Derechos del Niño, la Declaración de
los Derechos de las Personas pertenecientes a las Minorías Nacionales, étnicas,
religiosas o idiomáticas y otras ampliamente adheridas a los tratados y
declaraciones internacionales de derechos humanos. Estas incluyen los siguientes
derechos indivisibles, interdependientes e interrelacionados:

 El derecho de las minorías étnicas a la no-discriminación, exclusión


restricción o preferencia basada en raza, color, origen nacional o étnico,
idioma, religión, nacimiento u otro status, el cual tenga el propósito o
efectos de deteriorar el pleno goce de los derechos humanos y libertades
fundamentales.
 El derecho de todas las minorías éticas a la NO -discriminación de todas las
áreas y niveles de educación, empleo, acceso al cuidado de la salud,
vivienda y servicios sociales.

 El derecho de cada miembro de las minorías étnicas a un reconocimiento


equitativo como personas ante la Ley, igualdad ante la Corte e igual
protección de la ley.

 El derecho de todos los miembros de las minorías étnicas a participar


efectivamente en la vida cultural, religiosa, política, social, económica y
pública.

 El derecho de cada miembro de las minorías étnicas a la libertad de


asociación.

 El derecho de cada miembro de las minorías étnicas de existir.


 El derecho de cada miembro de las minorías étnicas a estar libres de
genocidio y "limpieza étnica".

 El derecho de cada miembro de las minorías étnicas para el goce y


desarrollo de su propia cultura e idioma.

 El derecho de cada miembro de las minorías étnicas para establecer y


mantener sus propias escuelas y otros procesos de capacitación y
establecimiento de instituciones educativas para enseñar y recibir
capacitación en sus propios idiomas maternos.

 El derecho de cada miembro de las minorías étnicas a participar en la toma


de decisiones y políticas concernientes a su grupo y comunidad, en el
ámbito local, nacional e internacional.

 El derecho de cada miembro de las minorías étnicas a la autonomía en


asuntos internos de grupo, incluyendo las áreas de cultura y religión

EL MINISTERIO PÚBLICO
Y LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDIGENAS

En atención al principio constitucional a través del cual se reconoce y protege la


diversidad étnica y cultural de la nación colombiana y en desarrollo de diferentes
normas consagradas en la Carta Política mediante las cuales se reconocen los
derechos de los pueblos indígenas, la Procuraduría General de la Nación, en
ejercicio de su mandato ha venido adecuando su estructura y funciones con el fin
de garantizar la realización de dichos derechos.

La ley 201 de 1995 estableció dentro de la estructura de la Institución la


Procuraduría Delegada para Asuntos Étnicos, asignándole funciones preventivas y
disciplinarias, estas últimas en relación con las violaciones de los derechos
humanos de pueblos indígenas. Posteriormente mediante el Decreto 262 de 2000
se modificó dicha estructura, creando la Procuraduría Delegada para la
Prevención en Materia de Derechos Humanos y Asuntos Étnicos asignándole
competencias exclusivamente preventivas.

La Procuraduría como máximo órgano de control, a través de las dependencias


citadas, ha venido adelantando labores de vigilancia, seguimiento y control
preventivo ante las diferentes instancias gubernamentales que tienen
competencias y cumplen funciones relacionadas con los derechos de los pueblos
indígenas asentados en el territorio nacional.

La Constitución Política consagró expresamente en su texto, derechos de los


pueblos indígenas relativos al territorio, la autonomía, la educación, la
participación, la justicia, la hacienda pública y otros, que son objeto de desarrollo
legal y reglamentario, para cuyo eficaz ejercicio ha venido interviniendo esta
entidad.

De otra parte, el Estado colombiano ha ratificado instrumentos internacionales


relativos a los derechos humanos, al Derecho Internacional Humanitario y
particularmente a los derechos de los grupos étnicos, incorporando de esta
manera en el ordenamiento jurídico interno esta normativa, que tiene rango
constitucional e implica obligaciones de forzoso cumplimiento frente a los
integrantes de los sectores poblacionales destinatarios de las medidas,
especialmente de los pueblos indígenas. Frente a lo cual la Procuraduría General
de la Nación también ha venido adelantando labores de vigilancia, control y
seguimiento para la efectiva materialización de los derechos consagrados en las
citadas disposiciones.

ACTUACIONES ESPECÍFICAS

EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS


Sin perjuicio del ejercicio de la potestad disciplinaria que se viene adelantando por
las diferentes dependencias de la Procuraduría General de la Nación tanto en el
nivel central como en el nivel regional, de conformidad con sus competencias para
investigar las conductas constitutivas de vulneración de los derechos humanos de
los integrantes de los pueblos indígenas, en cuya comisión se establezca la
participación de servidores públicos, ciñéndose a lo dispuesto en la Ley 734 de
2002 (Código Único Disciplinario), el Ministerio Público en el ámbito de la
prevención ha venido cumpliendo las siguientes funciones:
1. Adopción de una política preventiva en materia de derechos humanos
para la Procuraduría como organismo de control, mediante la elaboración
del documento denominado “Función Preventiva de la Procuraduría
General de la Nación en Materia de Derechos Humanos”, que se ha
constituido en la herramienta básica para el cumplimiento de la función que le
corresponde.

2. Seguimiento al cumplimiento de Convenios y Tratados Internacionales


de Derechos Humanos y DIH. La Procuraduría mediante labores de control
de gestión y vigilancia ha llamado la atención a distintas entidades públicas,
exhortándolas al cumplimiento de las disposiciones relacionadas con los
derechos consagrados en los diferentes instrumentos internacionales
relativos a los derechos humanos, DIH y derechos especiales de los pueblos
indígenas incorporados al ordenamiento interno, particularmente en lo que
tiene que ver con el Convenio 169 de la OIT ratificado mediante la Ley 21 de
1991.
3. Medidas Cautelares solicitadas por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos en favor de diferentes pueblos indígenas. El
Ministerio Público adelanta labores de seguimiento a las obligaciones
impuestas a las diferentes instancias gubernamentales para el cumplimiento
de las medidas cautelares cuyos destinatarios son el pueblo Embera Katío
del Alto Sinú, y la comunidad Embera Chami de los departamentos de
Risaralda y Caldas.

4. Misiones humanitarias. La Entidad ha participado en misiones humanitarias


convocadas por Instituciones como la Presidencia de la República, la
Defensoría del Pueblo, Ministerio del Interior para acompañar a las
comunidades indígenas como Embera Katío del Alto Sinú en el departamento
de Córdoba, Embera Chamí de los departamentos de Risaralda y Caldas,
Los pueblos Guahibos y Sicuanis del departamento de Arauca, pueblos
indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta y Serranía del Perijá
(Arhwacos, Koguis, Kankuamos, Wiwas y Yukpas), comunidades indígenas
del Alto Naya en los departamento del Cauca y Valle del Cauca.
5. Desplazamiento Forzado: El Ministerio Público ha exhortado a las
instituciones que conforman el sistema nacional de atención a la población
desplazada, particularmente a la Red de Solidaridad Social para que se
adopten programas especiales de atención a los integrantes de los pueblos
indígenas teniendo en cuenta sus particularidades culturales, sociales,
económicas y étnicas.
EN MATERIA DE DERECHOS ESPECIALES:

1. Territorio. En dicha materia la Procuraduría General de la Nación ha venido


interviniendo a través de los Procuradores Judiciales Agrarios y mediante
labores de control de gestión y seguimiento, en los trámites que se surten
para la constitución, ampliación, saneamiento y reestructuración de
resguardos indígenas adelantados por el INCODER (antiguo INCORA) de
conformidad con lo establecido en la Ley 160 de 1994 y su Decreto
reglamentario 2164 de 1995, que en la actualidad ascienden a 722
resguardos constituidos.
2. Salud: Sobre este asunto la Entidad ha hecho uso de atribuciones
constitucionales en favor de las comunidades indígenas propendiendo por la
materialización de los derechos a la salud que a éstos corresponde. Tal es el
caso, por ejemplo del ejercicio de una acción de cumplimiento instaurada por
este organismo en contra de las ARSs y autoridades gubernamentales del
departamento de la Guajira encargadas de la prestación de los servicios de
Salud a integrantes de la Comunidad Indígena Wayúu, la cual culminó con
sentencia proferida el 21 de mayo de 2001 por el Tribunal Contencioso
Administrativo de la Guajira, en la cual se ordenó a los demandados cumplir
de manera inmediata sus obligaciones de prestar los servicios de salud a las
respectivas comunidades indígenas conforme a las disposiciones legales y
los acuerdos del Consejo Nacional de Seguridad Social.

La Delegada para La Prevención en Materia de Derechos Humanos y


Asuntos Étnicos, con el concurso del Instituto de Estudios de la Institución,
publicará próximamente el documento denominado “los pueblos indígenas de
Colombia y su sistema de Seguridad Social en Salud”

3. Educación. Respecto a este tema, la PGN ha venido adelantando labores de


control de gestión y seguimiento ante las instituciones responsables de las
políticas y programas etnoeducativas, vigilando y acompañando los procesos
de concertación adelantados entre las organizaciones indígenas y el
gobierno, tanto a nivel nacional como territorial, que ha concluido con la
Directiva No. 08 del 25 de abril de 2003, mediante la cual se imparten
instrucciones a las autoridades departamentales y municipales sobre la
aplicación de la Ley 115 de 1994 y el Decreto 804 de 11995, en armonía con
las disposiciones consagradas en el Convenio 169 de la OIT.

4. Autonomía: Mediante labores de promoción y difusión se ha ilustrado tanto a


las autoridades gubernamentales como a las de los pueblos indígenas sobre
el derecho que les asiste de ejercer su propio gobierno a través de sus
autoridades y conforme a lo dispuesto en el artículo 330 de la Constitución y
la Ley 89 de 1890.

No obstante lo anterior, el Ministerio Público ha tenido que ejercer la potestad


disciplinaria adelantando investigaciones relacionadas con las presuntas
irregularidades cometidas por servidores público que han interferido el
ejercicio de los derechos de autonomía del as comunidades indígenas en las
diferentes regiones del País.

5. Derechos de Hacienda Pública (transferencias): Sin perjuicio del ejercicio


de la potestad disciplinaria de las dependencias que cumplen esta función, la
PGN ha desplegado dentro del campo de la prevención actividades de
seguimiento y control en relación con el manejo y administración de los
recursos que por concepto del Sistema General de Participaciones
corresponde a los Pueblos Indígenas de Colombia.

Con soporte en el número de resguardos reportados para la vigencia 2002


(625 en total), la Procuraduría adelanta mediante pruebas selectivas, labores
de control de gestión y seguimiento a la ejecución de los recursos asignados
a 26 resguardos ubicados en igual número de departamentos. La misma
labor se ha emprendido en relación con la ejecución de los recursos que por
concepto del sistema nacional de regalías se han asignado para proyectos
que benefician a los resguardos indígenas del país.

6. Jurisdicción Especial Indígena. (Proyecto “Impulso a la aplicación de la


Jurisdicción Especial Indígena)

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