Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Definir qué es un conflicto y determinar sus efectos tanto a nivel social como individual va
mucho más allá de buscar los términos correctos para expresar que efectivamente es una
confrontación u oposición antagonista con fin de daño a la contraparte por el logro de algún
objetivo. Se necesita de un análisis asertivo de todos aquellos aspectos que se ven inmersos en la
presencia de dicha problemática y quizás hacer algo de memoria para reconocer que los
conflictos han venido generando impacto en nuestra sociedad desde tiempos inmemoriales. La
noción de maldad que han dejado desde protagonistas de actos sanguinarios como Hitler,
Saddam Hussein y demás dirigentes de este tipo, hasta actos muchas veces vistos como de menor
gravedad, tales como acoso, burla, terrorismo, delincuencia común y demás situaciones que
despiertan realidades hostiles con características de maldad son suficientes para querer hacer un
análisis más profundo de el por qué se presentan este tipo de escenarios, qué es lo que hace que
una persona desarrolle esa frialdad, qué hace que una buena persona actúe con maldad, dónde
está la línea que separa el bien del mal, cómo hay quienes ignoren los efectos que dejan los
conflictos.
Entrar en ésta búsqueda muy precisamente nos sitúe inicialmente a querer definir qué es lo
que impulsa la conducta humana, lo que hace que algunos llevemos una conducta recta y que
otros tiendan a perder con facilidad la moral. Con el conocimiento de múltiples posiciones y
posibles raíces a esta problemática o explicaciones ante el desarrollo de este tipo de conductas
podría fijar la mía hacia el ser y el efecto situacional. Es decir, como primera medida ¿nacemos
malos, problemáticos, conflictivos o el entorno nos forma así? Ante eso podría considerar que no
existe algún patrón genético que determine el tipo de persona emocional y conductual que seré,
más sí es natural que el niño que va creciendo en un ambiente familiar de agresividad desarrolle
plantillas mentales que determinan la inclinación de sus acciones, de igual manera se puede ver
que distintos grupos sociales ejerzan presión sobre los individuos y llevarlos a actuar en contra
de lo que serían sus bases de vida y deshumanizarlo. Por último, hago necesario reconocer la
importancia y el peso de las situaciones sociales que influyen en la persona a seguir el sendero
del bien o el mal. De este modo la persona no nace mala o conflictiva, sino que su entorno lo
condiciona a serlo.
En segundo lugar, hago preciso resaltar que existen situaciones puntuales que podrían alterar
nuestra conducta, que lejos de existir un trastorno o pasado traumático, lo que realmente pasa es
que determinado factor situacional está ejerciendo gran influencia con capacidad de
deshumanizarme y es de este modo que sin ser de tipo conflicto-maldad puedo adoptar conductas
de respuesta ante situaciones precisas que alteren mis emociones y haciendo que actúe tras un
impulso y quizás me lleve a sentir la necesidad de cruzar la línea hacia la crueldad siendo así
como quien menos ha actuado de manera injusta termina procediendo sin pudor y afectando la
integridad física y moral de los demás. Aunque no ha de desconocerse que sí puede haber
mismos factores sociales, pero aquí es donde decimos que debemos procurar tener dominio de
las emociones pues querer justificar un mal proceder por respuesta a las emociones no es
Existen muchos factores que intervienen en los procederes, pero explicarlos e interpretarlos es
Ahora bien, cuantos más atentados terroristas a escuelas militares, cuánta guerra, cuántas más
manifestaciones violentas, cuántas más familias llorando hijos, padres, hermanos muertos por
este tipo de actos, en realidad cuánto más tenemos que vivenciar para darnos cuenta que es
como ciudadanos? Participemos en el diseño de una cultura nueva, cambiemos esa manera con la
que habitualmente nos enfrentamos a los conflictos que a nuestro alrededor suceden, hay mucho
por hacer, reconozcamos de una vez que las diferencias y la diversidad no se gestionan con
violencia, peleas o guerra, sería mejor buscar la manera de cambiar eso por procesos
acciones no violentas.
conversar, de escuchar, de dialogar, así mismo debemos abandonar esa concepción que tenemos
que ante un conflicto sólo hay dos extremos, bueno o malo, estar equivocado o tener la razón.
Esto nos lleva a hacer juicios simples y superficiales que no dan posibilidad de matiz. Tener la
razón es una convicción que aviva el fuego de la destrucción pues si creo tener la razón lo que
haga será lo correcto incluso mediante el uso de violencia y ya es momento de poner un alto a
esto, erradiquemos ese esquema dualista, no sólo hay dos partes o posiciones, siempre puede
podamos convivir con dignidad y respeto y lo peor de todo es que nos acostumbramos a eso, nos
invade la tendencia deshumanizadora que debilita nuestros vínculos sociales, pero estamos a
tiempo de jugárnosla por la convivencia armónica donde apostemos por maneras pacíficas de
abordar nuestros conflictos y detener esta degradación social recuperando las relaciones
vernos afectados por ellos pues son parte de la vida en sociedad. Hay un hecho cierto, es
los ocasiona, o simplemente se puede ver inmersa en los mismos sin haber hecho nada para ello,
Tomar el tiempo para el análisis de los múltiples efectos de los conflictos en la sociedad y en
el individuo y los posibles factores que intervienen en la generación de los mismos me permitió
comprender que existen muchos componentes que pueden intervenir y que resulta necesario
humana, cómo puede transformarse el carácter por determinada situación y además que necesito
saber qué tanto conozco de mí mismo y de mi vulnerabilidad, la influencia de los roles que he
asumido a nivel familiar, laboral y social incluyendo amistades y circulo donde me desenvuelvo
para ir a la posible raíz del absurdo del por qué personas pacíficas terminan actuando de forma
irracional y que posiblemente todos bajo determinada situaciones podamos terminar siendo
malvados y pensar que ante condiciones de presión podemos perder la humanidad y actuar
irreflexivamente obteniendo como conclusión que el poder la situación puede más que el poder
de la persona en determinados contextos y es esto lo que nos ha llevado a vivir muchas de las
situaciones de conflicto por las que hemos atravesado por años y años degradando nuestra
sociedad.
Si bien es cierto los conflictos son hechos inevitables en la vida social y no podemos
escucha. El impacto de los conflictos en el bienestar de las personas es decisivo pero mayor
trascendencia ha de tener la manera en que se manejen así que podemos decir que más allá de
querer desviar o erradicar los conflictos debemos hallar la manera de enfrentarlos, habilidades
para conducirlo.
Vemos el conflicto como algo dañino que conduce al caos, pero también reconozcamos que
las diferencias son necesarias y enriquecedoras para el desarrollo y crecimiento humano por esto
cabe resaltar que a veces el problema no es el conflicto sino la manera en que lo abordamos.