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Metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con honda, e hirió al

filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en


tierra. Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener
David espada en su mano”. (Samuel 17, 49-50).

David fue el más joven de los hijos de Isaí quien tuvo doce hijos. Un día la nación de Israel
fue llamada a pelear contra los Filisteos, ambos ejércitos se encontraban frente a frente en
lados opuesto del valle de Ela. Un filisteo de estatura enorme y de gran complexión física
sobresalía y sobrepasaba a todos en el campamento de los filisteos y de los israelitas. Este
gigante se paseaba por todas las filas burlandose de los israelitas y de su Dios, retando a
ver si había un solo hombre que se atreviera a pelear uno a uno contra él. Pero el rey Saúl y
los israelitas asustados no hacían nada.

David fue enviado por su padre a visitar el valle de Ela para que le pudiera reportar a su
padre noticias del campamento y de los soldados ya que varios de sus hijos estaban entre
las filas. David escuchó a Goliat burlarse de Dios y siendo valiente en su convicción a Dios,
se hizo voluntario para pelear contra Goliat. David pudo persuadir al rey para que lo dejara
pelear en aquella batalla aun cuando las armaduras eran muy pesadas para David. Armado
con tan solo con una onda y cinco piedras David salió al campo de batalla donde lo
esperaba un impaciente, orgulloso y rebosante Goliat. Al verlo sin armadura, Goliat quien
estaba armado con espada y lanzas se burló del joven muchacho, pero David respondió
que él había venido del Dios de los ejércitos. Inmediatamente después agarró una de sus
piedras y usando su onda la tiró hacia la frente del gigante, la piedra se incrustó en su frente
y el gigante cayó muerto. Después David tomó la espada de Goliat y la uso para cortar la
cabeza del gigante.

Al ver que su gigante de batalla había caído, los filisteos huyeron del campo de batalla.
Israel había ganado la batalla gracias un joven muchacho lleno de valor y fe para creer en el
poder de Dios.
PERSONAJES NARRADOR SAÚL SOLDADO 1 SOLDADO 2 SOLDADO 3

GENERAL FILISTEO FILISTEO 1 FILISTEO 2 FILISTEO 3 GOLIAT

ESCUDERO DAVID HERMANO 1 HERMANO 2 HERMANO 3

NARRADOR. Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra y se congregaron en Soco, que es de Judá
y acamparon en Efes-danim. También Saúl y los hombres de Israel se juntaron y acamparon en el valle de
Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos.

(Aquí cada grupo de soldados entra en el escenario colocándose un grupo a la izquierda y otro a la
derecha.)

SAÚL. ¡Vamos muchachos, firmes! Hoy vamos a vencer a los filisteos. Como ya saben, Jehová nos dará la
victoria. ¡No tengan temor! A ver tú, soldado, muéstrame tu mejor arma...

SOLDADO 1. (Cantando.) Jehová es mi Guerrero ¡jo, jo, jo! Jehová es mi Guerrero ¡jo, jo, jo! Y con mi
alabanza pelearé, pues no es mi guerra sino la de Dios. Danza y pandero yo daré, pues no es mi guerra
sino la de Dios, y con alta voz yo gritaré: “Jehová es mi guerrero!

(Todos le ayudan a cantar.)

SAÚL. Muy bien, esa es nuestra mejor arma…

NARRADOR. Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado y el valle entre ellos…

GENERAL FILISTEO. ¡Filisteos! ¡Estén listos! Hoy vamos a vencer a nuestros enemigos en el nombre de
los dioses…

FILISTEO 1. Sí, ¡hoy venceremos a los Israelitas en el nombre del dios Oruga!

FILISTEO 2. No, ¡hoy vamos a vencer en el nombre de dios zope! ¡Sííííí!

(Todos gritan: “Sííí”.)

NARRADOR. Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat de Gat y
tenía gran altura. Era un gigante, tenía un casco de bronce en su cabeza, y un vestido de malla muy
pesado. El asta de su lanza era como un rodillo de telar e iba su escudero delante de él.

FILISTEO 3. (Al frente del escuadrón.) ¡Vamos muchachos, como lo ensayamos!

(Los filisteos comienzan a cantar: “A la bin, a la ban, a la bin bon ban, Goliat, Goliat, ra r ra”.)

NARRADOR. Y se paró Goliat y dio voces a los escuadrones…


GOLIAT. (Detrás de una cortina en el escenario se dirige a su escuadrón.) ¡Filisteos! ¡Cállense, cállense
que me desesperan...! ¿No ven que me están sonrojando? (A los israelitas) Israelitas, ¿por qué se ponen
en orden de batalla? Yo soy el filisteo y ustedes los siervos de Saúl. Escoged a un solo hombre que venga
en contra de mí. Si él pudiere vencerme, nosotros seremos sus siervos, pero si yo lo venzo, ustedes serán
nuestros esclavos. No se les olvide que hoy he desafiado a los escuadrones de Israel. ¡Enviadme a un
hombre que pelee conmigo…! ¡Ja, ja, ja!

(Cuando Goliat habla los israelitas tienen gran temor, y se ponen uno al frente de otro para evitar ser el
primero en la fila.)

SAÚL. (Se quita la corona y se la ofrece a un soldado.) Tú serás el nuevo rey mientras dure la guerra.

SOLDADO 2. No, no la quiero, mi rey. Ésta es suya, tal vez despuecito de la guerra, con mucho gusto. (Le
devuelve la corona colocándosela en la cabeza.)

NARRADOR. Pero había un joven llamado David que era pastor de ovejas…

(La oveja entra caminando por el pasillo, imitando a una ovejita, hasta llegar a la primera fila. Luego David
la alcanza y la lleva hacia fuera.)

DAVID. (Entra buscando la oveja y la llama.) ¡Dulcinea, Dulcinea! ¿Dónde estás, Dulcinea? ¡Ahh! Ya te vi,
oveja descarriada, siempre andas escapándote... (Con el palo de pastor la dirige hacia fuera mientras la
oveja va feliz.)

NARRADOR. He allí David, el menor los ocho hijos de Isaí, el cual no había ido a la guerra por su corta
edad. Pero este muchacho se convertiría en el instrumento usado por Dios para darle libertad a su pueblo.

En el campo de batalla había únicamente tres de los hermanos mayores de David, temerosos por el
gigante que mañana y tarde amenazaba al pueblo de Israel.

Uno de tantos días David fue enviado por su padre a dejar provisiones a sus hermanos y al llegar al campo
de batalla sucedió lo inesperado por David…

HERMANO 1. ¿Qué haces aquí, pastorcillo? Deberías de estar cuidando las ovejas…

HERMANO 2. Sí, ¿qué haces aquí? El lobo se llevará las ovejas y mi padre te castigará…

HERMANO 3. Conozco tu corazón y sé que solo a husmear has venido

NARRADOR. De repente se oyó nuevamente aquella voz espantosa que los soldados Israelitas conocían
muy bien…

GOLIAT. (Sale con su escudero.) ¡Ja, ja, ja! Enviadme al hombre que peleará conmigo. Si me venciere,
todos nosotros seremos sus siervos, pero si yo venzo… ¡Ustedes nos servirán! ¡Ja, ja, ja!

(Cuando Goliat habla los israelitas tienen gran temor, y se ponen uno al frente de otro para evitar ser el
primero en la fila.)

SOLDADO 3. (A David.) ¿Viste a este hombre que ha salido? El que lo venza el rey le dará grandes
riquezas y a su hija.

DAVID. ¿Quién es este cabezón? ¿Quién es este filisteo para que provoque a los escuadrones del Dios
viviente?
HERMANO 1. David, es hora de que te vayas a casa a cuidar a nuestro padre y a las ovejas; ya no hables
más.

DAVID. (A otros soldados.) Varones, no tengan temor de este gigantón porque Jehová está con nosotros.
(Dirigiéndose a Saúl.) No desmaye el corazón de ninguno a causa de ese cabezón, tu siervo irá y peleará
contra este filisteo.

SAÚL. Tú no podrás ir a pelear contra el filisteo, porque tú eres un muchacho y él es un hombre de guerra
desde su juventud.

DAVID. Yo soy pastor de ovejas, pero he vencido leones y osos cuando han querido tomar alguno de mis
corderos. De igual modo mataré a este filisteo que ha provocado al ejército del Dios viviente.

SAÚL. Entonces ve y que Jehová este con tigo.

NARRADOR. Y Saúl vistió a David y puso sobre su cabeza un casco de bronce y le armó de coraza y ciñó
David su espada sobre sus vestidos y probó a caminar porque nunca había hecho la prueba.

DAVID. (Después de intentar caminar.) Yo no puedo andar con esto porque nunca lo he hecho. (Se quita la
armadura.)

NARRADOR. Y luego de quitarse aquella pesada armadura, tomó su onda y recogió 5 piedras lisas del
arroyo y las puso en su saco pastoril. Tomó la onda en su mano y fue hacia el filisteo. El gigante venía
andando acercándose a David y el escudero delante de él. Cuando el filisteo miró y vio a David le tuvo en
poco porque era un muchacho, de pelo rubio y de hermoso parecer. Y dijo el filisteo a David:

GOLIAT. ¿Acaso soy yo un chucho para que vengas con palos y piedras? Ven a mí y daré tu carne a los
zopes del cielo, y a las bestias del campo.

DAVID. ¡Tú vienes a mí con espada lanza y jabalina mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los
ejércitos quien hoy te entregará en mis manos y hoy te venceré, y te cortaré esa cabezota que tienes!
Porque de Jehová es la batalla.

NARRADOR. Y aconteció que cuando el filisteo fue al encuentro de David, David se dio prisa y corrió a la
línea de batalla y metió David su mano en la bolsa, tomó una piedra y la colocó en su onda y lanzándola
hirió al filisteo en la frente y cayó sobre su rostro y así venció David al filisteo y lo mató David sin tener
espada en su mano. Y entonces corrió David y se puso sobre el Gigante y tomando la espada de él lo
acabó de matar y le cortó la cabeza. Cuando los filisteos vieron a su paladín muerto huyeron, y los
Israelitas fueron tras de ellos para perseguirlos y exterminarlos.

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