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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUMBES

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA:


SIMULACIÓN DE ACCIDENTE DE TRÁNSITO.

Discentes N° de Cód. U.

1. Ibarburú Oyola, Marcia C. (070251141).

2. Montalban Yacila, Manuel E. (070263161).

3. Noel Graus, Luis Gerardo. (070161161).

4. Salazar Chonate, H. Fernando. (070079152).

5. Salcedo Noel, Fabiola Denis. (070163161).

6. Peña Ortiz, Dallana Sofía. (070162161).

7. Tandazo Cornejo, Julissa (070583151).

8. Tesen Preciado, A. Meilyn. (070407161).

9. Torres Feijoo, Gipsy Abigail (070069152).

10. Zapata Olivos, Kenyi Eduardo. (070077152).

Docente: Abg. Raúl Chiroque Guerrero.

Trabajo requerido en la asignatura de Derecho Penal IV.

Ciudad Universitaria, noviembre de 2018.


2

Dedicatoria
A nuestros padres, quienes hacen posible
tener educación superior universitaria, en
especial de formarnos en esta noble y
apasionante profesión del Derecho.
3

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 4

DELITO DE SIMULACIÓN DE ACCIDENTE DE TRÁNSITO................................. 5

1.1 – CONCEPTOS PREVIOS. ....................................................................................... 5


1.2 –SIMULACIÓN DE ACCIDENTE DE TRÁNSITO. ........................................................... 8
1.2.1 – Descripción Típica ................................................................................... 8
1.2.2 – Bien Jurídico Protegido. ........................................................................... 8
1.2.3 – Tipicidad Objetiva. ................................................................................. 15
1.2.4 – Tipicidad Subjetiva. ................................................................................ 18
1.2.5 – Consumación. ........................................................................................ 19
1.2.6 – Penalidad. .............................................................................................. 21
1.2.7 – Agravantes............................................................................................. 21

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ..................................................................... 24

ANEXOS ............................................................................................................... 25
4

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo académico aborda la calificación jurídico-penal de la


Simulación de Accidente de Tránsito, tipo regulado en el artículo 431-A del vigente
Código Penal Peruano.

Es el artículo 3 de la Ley Nº 288391, Ley que modifica los Artículos 30 y 31


de la Ley Nº 27181, Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre, referido al
Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) e incorpora el Artículo 431-A
al Código Penal, el que incorporó este tipo específico de falsedad ideológica
relativo, básicamente, a la simulación o de simula la ocurrencia de accidentes de
tránsito con el propósito de gozar de los beneficios o coberturas del Seguro
Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT).

En lo que sigue de este documento se aborda un estudio, bajo el esquema


metodológico clásico, del tipo regulado en el artículo 431-A del vigente Catálogo de
Penas.

En síntesis, podemos señalar que la temática abordada, ha sido tratada con


precisión doctrinaria, claridad y orden lógico jurídico.

1 Publicada el 24 julio 2006.


5

DELITO DE SIMULACIÓN DE ACCIDENTE DE TRÁNSITO.

1.1 – Conceptos previos.

El seguro obligatorio de accidentes de tránsito o SOAT es aquél que repara


no solo el daño causado al asegurado y a los ocupantes de un vehículo, sino,
también, a los peatones que pudieran verse afectados por un accidente de tránsito
(ver art. 4° del Decreto Supremo N° 049-2000-MTC).

El SOAT es un seguro de carácter social, establecido por Ley, cuyo objetivo


es asegurar la atención, de manera inmediata e incondicional, de las víctimas de
accidentes de tránsito que sufran lesiones corporales y muerte.
Entre sus principales características se encuentra: a) cubre a todas las personas
que resulten víctimas de un accidente de tránsito, sin importar la causa del
accidente; b) no tiene límite de personas que pueden ser afectadas; c) las sumas
aseguradas no se reducen con la ocurrencia del accidentes; d) no se necesita
pronunciamiento de autoridad alguna para atender a las víctimas; e) todos los
vehículos automotores que circulen por el territorio nacional deben contar con el
SOAT; f) el pago de las respectivas indemnizaciones se hará sin ninguna
investigación respecto a la responsabilidad en el accidente.

El SOAT tiene como beneficios la cobertura de los siguientes riesgos por


cada persona, ocupante o tercero no ocupante de un vehículo automotor
asegurado:
a) Muerte.
b) Invalidez permanente.
c) Incapacidad temporal.
d) Gastos médicos.
e) Gastos de sepelio.

Por otro lado, el SOAT no cubre la ocurrencia de los siguientes accidentes:


los causados en carreras de automóviles y otras competencias de vehículos
motorizados, los ocurridos fuera del territorio nacional, los ocurridos en lugares no
6

abiertos al tránsito público, los ocurridos como consecuencia de guerras, eventos


de naturaleza u otros casos fortuitos o de fuerza mayor originados por causas
ajenas a la circulación del vehículo automotor y el suicidio y la comisión de lesiones
auto inferidas.

Entre las obligaciones del tomador del seguro SOAT se encuentra avisar de
inmediato la ocurrencia de un accidente de tránsito a la Compañía de Seguros,
salvo caso de impedimento debidamente justificado. Asimismo, dejar constancia
del accidente de tránsito en la delegación de la Policía Nacional del Perú más
cercana, exhibiendo el certificado de seguro correspondiente a la póliza en
vigencia.

Otra de las obligaciones del tomador del seguro SOAT es formalizar por
escrito el aviso de la ocurrencia del siniestro a la Compañía de Seguros. El artículo
15° del Reglamento Nacional de Responsabilidad Civil de SOAT, establece: “de
producirse un accidente de tránsito, el conductor, propietario del vehículo o de ser
el caso el prestador del servicio de transporte, está obligado a dar aviso por escrito
a la Compañía de Seguros, salvo caso de impedimento debidamente justificado.
Así mismo deberá dejar inmediata constancia en la Delegación de la Policía
Nacional del Perú más cercana, exhibiendo el certificado del seguro
correspondiente.

El delito de Simulación de accidentes de tránsito tiene muchas


características en común con el delito de Falsedad Ideológica. En el tipo descrito
en el artículo 431°-A del CP el agente falsea datos relevantes para obtener
beneficios indebidos de las aseguradoras, los datos falsos se insertan en la
documentación policial o medica correspondiente, el agente debe utilizar los
documentos falseados (debe presentarlo a la aseguradora para reclamar los
beneficios o coberturas) para poner en peligro concreto el bien jurídico Fe pública
y se requiere que la actividad falsaria ocasione perjuicio potencial para bienes
jurídicos de particulares. El requisito típico que hace diferente la Simulación de
accidentes de tránsito con el tipo básico de Falsedad Ideológica que es el primer
delito lo pueden cometer, en calidad de autores o partícipes, tanto los funcionarios
7

como los particulares que presentan los documentos necesarios para cobrar el
SOAT a las aseguradoras. En el delito de Falsedad Ideológica, en cambio, el autor
directo sólo pude ser un funcionario público fedatario o certificador.

En la Simulación de accidentes de tránsito es la Ley penal la que impones el


deber de veracidad a los particulares que participan en la elaboración de los
antecedentes necesarios para obtener las indemnizaciones correspondientes al
SOAT. Se trata en este caso de un deber general, no institucional. Cuando se trata
de funcionarios infractores del deber de veracidad, el legislador sólo ha establecido
una circunstancia agravante específica basada en la calidad del agente: efectivo de
la Policía Nacional del Perú, profesional médico o funcionario de un establecimiento
de salud pública. Y es que estos funcionarios, al no tener el deber de veracidad
institucional (no son funcionarios fedatarios o certificadores), sólo vulneran el deber
general de veracidad y, además, el correcto ejercicio de la función o el servicio
público que desempeñan (por lo que el legislador les conmina con pena privativa
de libertad e inhabilitación).

Entre las circunstancias agravantes específicas del delito de Simulación de


accidentes de tránsito se incluye el accionar delictivo de los sujetos que tienen la
calidad de miembros del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú,
agentes o intermediarios de seguros o profesionales médicos de establecimiento
de salud privados. En este caso se castiga el accionar delictivo de personas que no
tienen la calidad de funcionarios o servidores públicos, pero que por el rol
profesional que desarrollan pueden cometer el delito con mayor facilidad.

Es indudable que la tipificación del delito de Simulación de accidentes de


tránsito reúne el requisito de necesidad y merecimiento de pena. La legitimidad de
la intervención penal tornase indiscutible en vista de la gravedad de los índices de
accidentes de tránsito (que según la Organización Mundial de la Salud se considera
como un problema de salud pública), los bienes jurídicos lesionados o puestos en
peligro y la necesidad social de proporcionar y preservar la cobertura de seguro
necesaria a los ciudadanos víctimas de accidentes. Ahora bien, la Fe pública
también se pone en peligro concreto en este delito puesto que se introducen en el
8

tráfico jurídico documental certificados médicos o documentos policiales falseados.


El legislador procura preservar la confianza o credibilidad que deben tener los
documentos privados o públicos que entran en circulación, ya sea que éstos sean
utilizados entre particulares o que intervengan en su elaboración funcionarios o
servidores del Estado. (Frisancho, 2013, P. 318 – 322).

1.2 –Simulación de Accidente de Tránsito.

1.2.1 – Descripción Típica

Artículo 431-A. Simulación de Accidente de Tránsito.

El que, con el propósito de gozar de los beneficios o coberturas del Seguro


Obligatorio de Accidentes de Tránsito, incita a la simulación o simula la
ocurrencia de accidentes de tránsito o la intervención en éstos de personas que
no tienen la condición de ocupantes o terceros no ocupantes del vehículo
automotor interviniente en dichos accidentes o simula lesiones corporales que
no se han producido o que se han producido en grado manifiestamente menor
al indicado en la documentación policial o médica correspondiente, será
reprimido con pena privativa de la libertad no menor de tres (3) ni mayor de seis
(6) años.

Si el agente es efectivo de la Policía Nacional del Perú o del Cuerpo General de


Bomberos Voluntarios del Perú, agente o intermediario de seguros, profesional
médico o funcionario de un establecimiento de salud público o privado, la pena
privativa de la libertad será no menor de tres (3) ni mayor de seis (6) años,
imponiéndosele además la pena accesoria de inhabilitación para el ejercicio del
cargo por un periodo similar a la pena principal.

1.2.2 – Bien Jurídico Protegido.

Nuestro codificador ha adoptado la concepción italiana de la pública


fides como objeto de tutela penal en estos delitos.

Frente a ésta se yergue la elaborada por los penalistas alemanes Von


Liszt y Karl Binding. El primero sostiene que en la falsificación son múltiples
los bienes jurídicos que pueden ser lesionados o puestos en peligro y no hay
otro elemento común que el medio por el que se realiza el ataque.
9

Para Binding, el bien jurídico protegido es la pureza de la conducción


de la prueba condicionada por la legitimidad y veracidad de los medios de
prueba.

Puestos a precisar nuestro punto de vista acerca de los contornos del


bien jurídico penalmente tutelado en los delitos contra la fe pública y
aceptando la realidad legislativa que rige la represión de la actividad falsaria
en nuestro ordenamiento penal -tipificación no ajena a matices éticos-,
podemos sostener que el objeto de protección jurídica no se ha separado del
todo del valor ético verdad o del deber de veracidad que vincula a los
particulares y a los funcionarios fedatarios. Sin embargo, nuestro legislador,
para no caer en el extremo de reprimir la simple mentira en la elaboración de
documentos públicos o privados, ha dado un paso preciso que el
quebrantamiento del deber de veracidad tengo la posibilidad de ocasionar
perjuicio a terceros y paro ello se requiere, como requisito mínimo, que el
agente use el documento apócrifo. El perjuicio potencial que ocasiona el uso,
como elemento del tipo, viene a ser el límite con el que se pretende separar,
hasta ahora, la ética del derecho penal en la configuración típica de los
delitos contra la Fe pública.

En lo que concierne a los documentos, el deber de veracidad no es el


único que debe cumplir quien lo suscribe o certifica. Se precisa, además, que
estos sean auténticos y que tengan eficacia probatoria. Ya hemos visto que
el deber de veracidad no se circunscribe a los documentos (véase, por
ejemplo, la descripción típica del delito de falsedad genérica), motivo por el
cual empezamos a delimitar sus alcances en los delitos contra la fe pública.
Ahora toca hacer mención de los requisitos que debe reunir un documento
para ser considerado objeto de protección en los delitos contra la fe pública.

En este sentido, la fe pública puede entenderse también como la


confianza que tienen los asociados en la autenticidad, veracidad y eficacia
probatoria de los documentos, signos o actos jurídicos llevados a cabo entre
particulares o con la intervención de funcionarios fedatarios. Esta confianza
10

colectiva'' debe entenderse como una de las condiciones indispensables


para la viabilidad del tráfico jurídicos". Se trata de un bien jurídico de carácter
colectivo, merecedor y necesitado de protección penal en la medida que
hace posible la participación del individuo en el sistema social.

La fe pública no corresponde a un sujeto particular y, por tal razón, su


menoscabo vulnera un interés superior: la manifestación de autenticidad y
veracidad pública forzosamente aceptada por toda la comunidad jurídica,
impuesta por ciertos signos exteriores del objeto que los lleva, o por la
autoridad de la persona de quien emanan. Esta manifestación de
autenticidad y veracidad, reiteramos, forma parte de las condiciones
necesarias para facilitar la comunicación entre los individuos y sus relaciones
de derecho.

En el caso de falsificación de documento privado, también se vulnera


la fe pública en vista de que estos documentos inciden en un determinado
ámbito intereses probatorios con relevancia para el Derecho, puesto que las
leyes procesales reconocen eficacia probatoria a los documentos privados y
no sólo a los públicos. Sin embargo, el interés público que existe en
preservar la confianza colectiva en la autenticidad de los documentos
privados no sólo se circunscribe al ámbito de la actividad procesal, también
se presenta en las relaciones interpersonales, es más, viene a ser una de
las condiciones indispensables para la viabilidad del tráfico jurídico'".

Desde nuestro punto de vista, la fe pública, confianza o credibilidad


(da lo mismo) que la colectividad debe tener en la veracidad, autenticidad y
eficacia probatoria de los documentos, signos o actos jurídicos (públicos o
privados), es un interés necesitado de protección penal en tanto supone una
condición indispensable para el funcionamiento del sistema social y
condiciona las posibilidades de participación del individuo en el mismo.

El conjunto de las relaciones jurídicas sólo se puede desenvolver o


desarrollaren la base de la corrección, autenticidad y veracidad, de los actos
11

que las crean, modifican o extinguen. En este, sentido, la seguridad del


tráfico jurídico no sólo protege a los documentos como objetos materiales
sobre los que recae el accionar delictivo (falsedad material), sino que
también tutela la verticidad de las declaraciones contenidas en los
documentos ' (falsedad ideológica).

Desde el punto de vista probatorio, podemos sostener que la fe


pública se traduce en la confianza colectiva que se tiene en los documentos
como instrumentos destinados a probar un hecho.

En síntesis, podemos concluir que la opinión dominante en la doctrina


considera que la bien jurídica fe pública consiste en la confianza colectiva
que tienen los componentes que integran el entramado social acerca de la
autenticidad, genuidad o veracidad de los documentos productores de
consecuencias jurídicas. Esta confianza.", a su vez, es una condición
indispensable para la viabilidad y seguridad del tráfico jurídico y la circulación
de la prueba. Sí se entiende que la principal dirección en el ataque del sujeto
falsario no es la fe pública en sí misma, sirio la confianza de los asociados
en los documentos que la portan conforme a ley, la falsificación material e
ideológica deben hacer efectivo un algo más para poner en peligro el bien
jurídico protegido: ya no será suficiente con la deformación del instrumento
público o privado, tendrá que ser idónea para mantener la confianza que
aquel merezca como portador de fe pública. Es decir, el documento
falsificado debe ser idóneo para engañar a los directamente agraviados e
introducido al tráfico jurídico. Este último requisito es indispensable, el uso
del documento falsificado es la única forma en que se pone en peli-gro
concreto la bien jurídica fe pública y genera la posibilidad de ocasionar
perjuicio a terceros.

En los tipos básicos que describen los delitos contra la fe pública,


específicamente los contenidos en los artículos 427° y 428° del CP, el
legislador ha acudido a la técnica legislativa de los delitos de peligro
concreto. La decisión político criminal de adelantar las barreras punitivas
12

criminalizando estadios previos a la concreta afección del bien jurídico


obedece a la naturaleza jurídica de este último: la fe es un bien jurídico
colectivo cuyo menoscabo real es muy difícil determinar y es suficiente, por
tal motivo, que se reprima a agente que crea una situación de peligro y no
un daño real. En todo caso, lo que se requiere para la consumación del delito
es que el documento falsificando o la falsedad ideológica sean utilizados.
Sólo de esta última forma de accionar delictivo pone en peligro concreto a la
fe púbica y es capaz de accionar perjuicios a bienes jurídicos de terceros.

Tanto la falsificación como la falsedad que recaen en el objeto material


del delito deben poner en peligro concreto el bien Mico fe pública. Al ser este
el bien jurídico directamente tutelado, según el punto de vista que
desarrollamos en este trabajo, no puede hablarse de pluriofensiviclad y
mucho menos exigirse el resultado de perjuicio a otros bienes jurídicos para
su consumación. Sostenemos que la falsificación y la falsedad deben
producir documentos que han de utilizarse, que han de introducirse en el
tráfico jurídico para poner en peligro concreto la bien jurídica fe pública. Para
ello, los documentos deben ser idóneos para inducir a engaño a terceros y
ser capaces de ocasionar perjuicio a bienes jurídicos de particulares.

El peligro concreto puede definirse como la probabilidad de


producción efectiva de daño inherente a la realización de determinada
acción. El peligro abstracto es el inherente a cierta clase de acciones.

Que en los artículos 427° y 428° del CP nos hallamos ante delitos de
peligro concreto está fuera de duda. No se trata de delitos que se consumen
con la mera fabricación de un documento falso o la adulteración de un
documento verdadero. Mucho menos se perfecciona con la falsedad
ideológica. La bien jurídica fe pública, en lo que respecta a sus tipos básicos,
no es un delito de peligro abstracto. No es un delito de tenencia. (Como la
tenencia ilícita de armas o la posesión de drogas ilícitas), por el contrario,
requiere el uso, la utilización del objeto material falsificado en forma idónea
o del documento falseado en su contenido. Para ello el legislador ha
13

aportado un requisito típico adicional: se requiere la posibilidad de que el uso


ocasione perjuicio a bienes jurídicos de particulares.

Es decir, debe exigirse como requisito minino para la configuración


del tipo de falsedad el uso de los documentos público o privados.
Obviamente, esto significa que la posibilidad de perjuicio será, en primer
lugar, en contra de la bien jurídica fe pública por hallarnos ante un delito de
peligro concreto- y, después, como elemento típico que añade un plus de
antijurídica, en contra de bienes jurídicos de particulares: patrimonio, honor,
estado civil, etc.

Poniendo de relieve la gran importancia del documento en el tráfico


jurídico, un sector doctrinal considera que el verdadero bien jurídico
protegido en estos delitos -antes que la fe pública o la propia seguridad en
el tráfico jurídico- es la funcionalidad del documento mismo (en sus distintas
formas de, aparición en las relaciones jurídicas). Sin embargo, en líneas
anteriores hemos señalado que no se puede basar el bien jurídico,
exclusivamente, en las funciones del objeto material del delito. Ello traería
como consecuencia restringir el alcance de la interpretación teleológica,
conforme a los criterios normativos de necesidad y merecimiento de pena.
De allí que la bien jurídica fe pública esté enlazada con la función de
mantener la vigencia de la norma y, para ello, es preciso que se tomen en
cuenta aspectos valorativos e intereses propios al sistema (y la seguridad y
viabilidad del tráfico jurídico cumple este cometido en forma amplia).

Tratándose de la falsificación de documentos privados, cuyo carácter


de genuidad no está garantizado por el Estado, el Derecho penal acuerda
tutela al particular interés del documento en la medida que constituya medio
potencial de acreditación o de prueba. De esta manera se protege la
seguridad de la capacidad probatoria y documentadora del objeto material
del delito.
14

Se debe entender que a determinados documentos privados el Estado


les ha dotado de mayor prestancia acreditadora. Su procedencia y contenido
no originan tantas dudas como los aros documentos privados, en vista de
que el propio derecho es asigna capacidad probatoria en la vida
transaccional.

Si bien los instrumentos públicos ostentan fe pública erga omnes, en


virtud de su forma de presentación o por la persona que interviene en su
formación (intraneus), los documentos privados también participan de la fe
pública, pero en base a los efectos que la ley les otorga en los negocios
jurídicos de los particulares, aunque no tengan consecuencia para quienes
son extraños a dichos negocios.

La ley estatal es la que configura el marco normativo a través del cual


los documentos privados cumplen función acreditadora entre particulares.
Se conforma, así, una esfera de carácter normativo, garantizada por el
Estado, en donde los negocios jurídicos suscitan un estado de confianza
objetiva o fe pública.

Bacigalupo objeta que se considere la bien jurídica fe pública dentro


de la amplia categoría de los «valores sociales supraestatales», pues el
tráfico jurídico no puede estar por encima del Estado, ya que sin la protección
que le brinda el Estado carecería de toda entidad. «Tampoco parece
acertado considerar a estos delitos como delitos contra el Estado; en realidad
los delitos de falsedad documental no ponen en riesgo, ni si-quiera
mediatamente, al Estado. Es evidente que la falsificación de documentos
privados no tiene ninguna relación especial con la sociedad ni con el Estado.
En la cuestionable clasificación de los delitos en: delitos contra las personas,
contra la sociedad y contra el Estado, los delitos de falsedad documental
tendrían probablemente su lugar entre los delitos que afectan a bienes
jurídicos de las personas. (Frisancho, 2013, P. 157-167.)
15

1.2.3 – Tipicidad Objetiva.

1.2.3.1 – Sujeto Activo.

Nos hallamos ante un delito especial que solo puede ser


cometido por los tomadores o contratantes del seguro obligatorio de
accidentes de tránsito. Es decir, los propietarios de los vehículos
automotores o prestadores de servicio de transporte. Sin embargo, el
agente puede cometer el delito con la participación de los terceros a
quienes incita la simulación del accidente.

El art. 7 del decreto supremo N°049-2000.MTC, reglamento


nacional de responsabilidad civil de seguros obligatorios por accidente
de tránsito (SOAT) nos ayuda a determinar a los posibles sujetos
activos del delito: “la obligación de contratar el seguro obligatorio de
accidentes de tránsito recaerá sobre el propietario del vehículo
automotor o el prestador del servicio de transporte. Para tal fin se
presumirá como propietario, la persona cuyo nombre aparezca en la
tarjeta de identificación vehicular o tarjeta de propiedad del vehículo
expedido por el registro de propiedad vehicular.

Para todos los efectos de este reglamento se considerará del


seguro al propietario o a quienes durante la vigencia del seguro se
haya transferido o transmitido la propiedad del vehículo o al prestador
del servicio de transporte u otra persona que hubiere contratado el
seguro, en adelante en contratante”.

El segundo párrafo del artículo 431°-A describe también una


circunstancia agravante específica, que complementa con el primer
párrafo un tipo delictivo especial en donde el sujeto activo del delito
(técnicamente, participe), debe tener la calidad de efectivo de la
policía nacional de Perú, del cuerpo general de bomberos voluntarios
del Perú, agente o intermediario de seguros, profesional médico o
funcionario de un establecimiento de salud pública o privado
16

En todo caso, los funcionarios o particulares especialmente


calificados deben intervenir para facilitar el delito contra la fe pública
que consuma el tomador o contratante del SOAT. (Frisancho, 2013,
p. 322-323).

1.2.3.2 – Sujeto Pasivo.

Sujeto pasivo del delito de Simulación de accidente de tránsito


sólo puede ser el Estado, en vista de que es el único titular del bien
jurídico Fe pública que se pone en peligro concreto. Entre los
directamente agraviados por el delito se ubica a las compañías de
seguros autorizadas por la Superintendencia de Banca y Seguros.
Estas empresas son las que otorgan la póliza del Seguro Obligatorio
de Accidentes de Tránsito y ven afectado su patrimonio por el actuar
falsario de los contratantes.

1.2.3.3 – Conducta Típica.

La acción típica consiste en incitar a la simulación o simular la


ocurrencia de accidentes de tránsito o la intervención en 5stos de
personas que no tienen la condición de ocupantes o terceros no
ocupantes del vehículo automotor interviniente en dichos accidentes.

Incitar es estimular a alguien para que haga algo, en este caso,


el contratante del SOAT es quien requiere o estimula la intervención
de un tercero para que le ayude a simular un accidente a gravar las
reales consecuencias de éste. La estimulación puede ser a través del
ofrecimiento de contraprestación económica o de otra índole.

Simular es fingir, afectar o representar una cosa imitándola. En


esta hipótesis, el contratante del SOAT actúa solo, finge el accidente
17

de tránsito y quiere hacerse la víctima o incluir en éste a personas que


no han intervenido o sufrido sus consecuencias (en calidad de
ocupantes o terceros no ocupantes del vehículo automotor).

Tanto en la incitación para simular el accidente de tránsito


como en su simulación, el agente procura aprovechase de la
circunstancia de que el SOAT se paga sin investigación ni
pronunciamiento previo de autoridad alguna, bastando la sola
demostración del accidente y de las consecuencias de muerte o
lesiones que éste origino a la víctima, independientemente de la
responsabilidad del conductor, propietario del vehículo o prestador del
servicio, causa del accidente o de la forma de pago o cancelación de
la prima ( art. 14° del decreto supremo N° 049-2000-MTC).

Otra modalidad típica es similar lesiones corporales que no se


han producido o que no se han producido en grado manifiestamente
menor al indicado en la documentación policial o medica
correspondiente.

En esta hipótesis el contratante del seguro o el tercero que


participa en el delito simulan o fingen lesiones que no se han
producido o que, habiéndose producido, no son de la gravedad que
declaran en la documentación policial o médica correspondiente. Por
ejemplo, el contratante del SOAT indica que ha sufrido invalidez
permanente total (pérdida de una mano y un pie) y en realidad sólo ha
sido víctima de invalidez permanente parcial (pérdida de un dedo del
pie y de un pulgar de la mano derecha).

La pérdida total permanente se entiende como la amputación o


la inhabilitación funcional total y definitiva del órgano o miembros
lesionados. La pérdida parcial, en cambio, es la pérdida de la
capacidad funcional de un miembro u órgano en porcentaje menor. El
delito se agrava si es que interviene en la falsedad un efectivo de la
18

PNP, miembro del cuerpo de bomberos, agente o intermediario de


seguros, profesional médico o funcionario de un establecimiento de
salud pública o privado. Es decir, el agente ayuda a simular o es
incitado para si-mular un accidente de tránsito o agrava las
consecuencias de éste con el fin de incrementar el cobro de la
indemnización. Por ejemplo, puede tratarse de la intervención de un
médico que dolosamente agrava la naturaleza y grado de invalidez
que ocasionan las lesiones.".

Por accidente de tránsito se debe entender aquél evento súbito,


imprevisto y violento (incluyendo incendio y acto terrorista) en cl que
participa un vehículo automotor en marcha o en reposo en la vía de
uso público, causando daño a las personas, sean ocupantes o
terceros no ocupantes de vehículo automotor, que pueda ser
determinado de una manera cierta (art. 5° del Reglamento Nacional
de Responsabilidad Civil de Seguros Obligatorios por Accidentes de
Tránsito). (Frisancho, 2013, p. 323-325).

1.2.4 – Tipicidad Subjetiva.

Por tratarse de una modalidad especial de Falsedad ideológica, el


delito de Simulación de Accidente de Tránsito es doloso. El agente actúa con
la intención de gozar indebidamente de los beneficios o coberturas del
Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito.

Se incita dolosamente a simular o se simula la ocurrencia del


accidente de tránsito o la intervención en éste de personas que no tiene la
condición de ocupantes o terceros no ocupantes del vehículo automotor
interviniente en el accidente.

La simulación de lesiones que no se han producido o la falsedad al


momento de determinar su gravedad también deber ser dolosa. El error en
el diagnóstico no es reprimible penalmente.
19

La circunstancia agravante específica del delito de simulación se


configura cuando los sujetos calificados actúan dolosamente. Es decir,
colaboran con el contratante del seguro para que pueda engañar a la
compañía expendedora del SOAT. Si actúan por error o bajo fuerza física o
amenazas psicológicas, su actividad escapa al ámbito penal. (Frisancho,
2013, p. 328-329).

1.2.5 – Consumación.

Al hallarnos ante un delito de peligro concreto, el bien jurídico Fe


Pública es vulnerado desde el momento en que el agente presenta el
documento falso (antecedentes) a la compañía aseguradora.

La consumación coincide con la puesta en peligro bien jurídico y la


posibilidad de perjuicios a bienes jurídicos de terceros requiere el uso del
documento que contiene datos falsos (en el certificado policial o medico).
(Frisancho, 2013, p. 328-329).

La perfección delictiva de este delito, toma lugar cuando toma lugar la


simulación de la ocurrencia de un accidente de tránsito, la intervención en
éstos de personas que no tienen la calidad de ocupantes o terceros no
ocupantes del vehículo automotor interviniente en dicho accidente, esto es,
cuando el agente se presenta ante la autoridad competente, siendo
suficiente que éste declare haber protagonizado un accidente de tránsito o
mostrarse como víctima de sus consecuencias lesivas, en cuanto a la
acusación de lesiones graves.

Siendo así, no estamos ante un delito que requiera un resultado, al


ser automática la certificación, sin necesitarse de una aprobación
administrativa, comporta un tipo penal formal, no resultando admisible el
delito tentado; de igual forma acontece cuando el supuesto ocupante del
vehículo solicita la indemnización correspondiente ante la compañía de
20

seguros, en tanto no se requiere que aquélla la otorgue de forma concreta y,


sí ello sucede, se configura el delito de Estafa. Máxime, cuando el móvil que
guía el proceder antijurídico del agente, no tiene por qué adquirir vigencia
material, lo único que tiene que verificarse que ello fue lo que motivo su
conducta fraudulenta.

En la otra modalidad del injusto, la perfección delictiva se alcanza


cuando el agente simula lesiones corporales que no se han producido o que
se han producido en grado manifiestamente menor; dando una apariencia
falsa del estado real de las cosas.

El tipo subjetivo del injusto, en sus dos modalidades típicas, exige la


presencia del dolo en la esfera anímica del agente, conocimiento y voluntad
de realización típica; el autor simular la ocurrencia de un accidente de
tránsito o de haber sido víctima de aquel (haber sufrido lesiones), pese a
saber que ello no se corresponde con la realidad fáctica.

El aspecto cognitivo del dolo ha de abarcar todos los elementos


constitutivos del tipo penal, en cuanto a la simulación de un accidente de
tránsito o la acusación de lesiones como consecuencia de aquél, y que, en
esta clase de trámites, se está sujeto al derecho de veracidad.

El legislador ha incluido un elemento subjetivo de naturaleza


trascendente aparte del dolo, de que el agente tenga como propósito de
gozar de los beneficios o coberturas del SOAT; presupuesto subjetivo que
debe ser verificado mediando las evidencias y/o indicios pertinentes, ello se
verá claramente cuando presenta ante la compañía de seguros, su solicitud
de indemnización.

Habrá que negar este elemento, cuando el agente sólo quiere


ridiculizar a las autoridades policiales, o impulsado por cualquier otro motivo,
que no sea el de obtener los beneficios económicos del seguro contra
accidentes de tránsito. (Peña, 2011, p. 721-722)
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1.2.6 – Penalidad.

El agente que incurra en este tipo penal será sancionado con una
pena privativa de la libertad no menor de tres (3) ni mayor de seis (6) años.

Si el agente es efectivo de la Policía Nacional del Perú o del Cuerpo


General de Bomberos Voluntarios del Perú, agente o intermediario de
seguros, profesional médico o funcionario de un establecimiento de salud
público o privado, la pena privativa de la libertad será no menor de tres (3) ni
mayor de seis (6) años, imponiéndosele además la pena accesoria de
inhabilitación para el ejercicio del cargo por un periodo similar a la pena
principal.

1.2.7 – Agravantes

En cuanto a los sujetos de la relación delictiva, tenemos que sujeto


activo del delito puede ser cualquier persona, por lo que es un delito común,
revelando esfera libre de organización individual; cuando el agente es
efectivo de la PNP, del cuerpo general de bomberos del Perú, agente o
intermediario de seguros, profesional médico o funcionario de un
establecimiento de salud público o privado, se configura la circunstancia de
agravación contemplada en el segundo párrafo del articulado.

Consideramos que servidores públicos, como los miembros de la PNP


o profesionales de la salud, si es que intervienen en este proceder típico, lo
harán generalmente como partícipes, por ejemplo, el agente policial que
hace constar en la certificación, un accidente de tránsito que nunca ocurrió,
que ha sido objeto de un soborno o, aquel médico tratante, que en su
certificado médico, consigna un grado de lesión más grave a la
efectivamente ocurrida, lo que en este caso particular, da lugar a un concurso
con la conducta prevista en el artículo 431° del CP.
22

Si es que de la agravante nos referimos, debe acreditarse que el


agente (policía, bombero o médico), haya realizado la conducta descrita en
esta figura delictiva, esto es, de simular un accidente de tránsito, con el
propósito personal de verse beneficiado de gozar de /os beneficios o
coberturas del SOAT, es decir, como autor de delito y no como una variante
de complicidad.

Puede haber una concertación criminal, entre el titular del SOAT, con
las personas que se hacen pasar como ocupantes o terceros no ocupantes
del vehículo, donde beneficiarios de su cobertura son estos últimos. (Peña,
2011, p. 720)

La agravante que se ha reglado en el último párrafo del articulado,


implica que el agente tenga la calidad de: efectivo de la Policía Nacional del
Perú o del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú, agente o
intermediario de seguros, profesional médico o funcionario de un
establecimiento de salud público o privado; siendo que este funcionario
(público y/o privado), ha de actuar como autor del injusto y no a título de
participación delictiva, lo que supone que su intervención no es la de un
sujeto coadyuvante, sino la de un protagonista principal del evento delictivo,
pues si aquél colabora en la simulación del ocupante del vehículo, su
participación debe ser reputada como complicidad y no como autoría. Para
que se de este último, el efectivo policial debe tener el propósito de
beneficiarse con la cobertura indemnizatoria del SOAT, a tal efecto debe
mostrarse como ocupante del vehículo y que ha sufrido una lesión de
meridiana magnitud.

No basta con que el agente se encuentre en pleno ejercicio del cargo


funcionarial, sino que debe, además, actuar en prevalimiento del cargo
funcionarial, es lo que justifica el mayor reproche de culpabilidad, de manera,
que sea el cargo que le permita simular con mayor facilidad ser víctima de
un accidente de tránsito, máxime, si tiene un alto grado jerárquico, no le será
difícil sentar una información falsa ante sus subalternos.
23

Al manifestarse un uso ilícito del cargo funcionarial, la respuesta


sancionadora no se limita a la pena privativa de libertad, sino que los fines
preventivo-generales se refuerzan significativamente con la imposición de la
pena de inhabilitación como <<pena accesoria>>, la cual se distingue de la
inhabilitación regulada en el artículo 432° del CP, al constituir una <<pena
conjunta>>. (Peña, 2011, p. 723)
24

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aparicio, M. F. (2013). DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA. En M. F. Aparicio,


DELITOS CONTRA LA FE PUBLICA (págs. 328, 329). Lima-Perú: San
Marcos de Aníbal Jesús Paredes Galván.

Freyre, A. R. (2011). Derecho Penal Parte Especial Tomo VI. En A. R. Freyre,


Derecho Penal Parte Especial Tomo VI (págs. 721-722). Lima-Perú: Moreno
S.A.
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ANEXOS

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