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9 NOVIEMBRE, 2017 POR ULISES TOMAS

Problemas de aprendizaje y fracaso escolar


El fracaso escolar puede ser entendido, por dos causas: una interna a la estructura familiar que se
refiere al individuo, y otra externa, vinculada a la calidad de los estímulos del entorno, a la escuela
y a los aspectos sociales del aprendizaje. No obstante, conviene insistir en que las dos instancias
contribuyen mutuamente a agravar o reducir al mínimo los factores que acarrean problemas de
aprendizaje.

La evaluación de los factores ambientales debe tener presente la actualidad y cantidad de los
estímulos a los que se somete al niño; en muchos casos, existe confusión, falta de ritmo o excesiva
velocidad, pobreza o incluso carencia de estímulos. Estas condiciones provocan un déficit en la
organización de la realidad.

Problemas de aprendizaje y fracaso escolar


En relación con la escuela, el psicólogo debe observar la metodología utilizada, el uso de
sanciones, castigos o premios, y la coherencia entre la enseñanza propuesta y la etapa de
desarrollo del niño. Otro nivel de análisis importante es el de la ideología subyacente a las
relaciones interpersonales y a los programas escolares, el autoritarismo y la violencia existentes en
el sistema educativo, el propio vínculo del profesor con el aprendizaje y su placer de enseñar.

En la evaluación de los problemas de aprendizaje se debe prestar atención a su dimensión social.


Las cuestiones de rango, expectativas padres guían, en la elección de escuela, la preferencia por
los centros docentes de mayor prestigio y por la denominada «enseñanza fuerte» que coloca al
alumno en una situación de competitividad en relación con el entorno y el mercado de trabajo. Es la
presión de la competencia de una sociedad consumista, prematuramente introducida en la vida
infantil; enseñar más pronto más contenidos, sin respeto alguno por el ritmo individual y por las
necesidades de cada etapa de desarrollo, somete al niño, desde la fase preescolar, a situaciones
de estrés, a una desconfianza en relación con su competencia, provoca frecuentes trastornos
psicosomáticos y no contribuye a la formación de un vínculo con la escuela y con el aprendizaje.

En realidad, lo que necesitan los niños pequeños es una oportunidad para manejar y experimentar
de modo concreto los contenidos escolares además de jugar y moverse espontáneamente.

El niño con un problema de aprendizaje no dispone de recursos cognitivos para expresar su queja
y simbolizar su problema, ya sea mediante el juego, el dibujo o el lenguaje, a diferencia del niño
con problemas emocionales pero con una estructura cognitiva intacta.

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