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Reanudamos nuestros encuentros de lectura con

Julio Ramón Ribeyro. Coordina SOFIAMA

Reseña biográfica: Lima, 1929 – 1994. Escritor peruano, figura destacada de la


llamada Generación del 50 y uno de los mejores cuentistas de la literatura
hispanoamericana del siglo XX.

bEl profesor suplente/b

Hacia el atardecer, cuando Matías y su mujer sorbían un triste té y se quejaban


de la miseria de la clase media, de la necesidad de tener que andar siempre
con la camisa limpia, del precio de los transportes, de los aumentos de la ley,
en fin, de lo que hablan a la hora del crepúsculo los matrimonios pobres, se
escucharon en la puerta unos golpes estrepitosos y cuando la abrieron irrumpió
el doctor Valencia, bastón en mano, sofocado por el cuello duro.

-¡Mi querido Matías! ¡Vengo a darte una gran noticia! De ahora en adelante,
serás profesor. No me digas que no... ¡Espera! Como tengo que ausentarme
unos meses del país, he decidido dejarte mis clases de historia en el colegio. No
se trata de un gran puesto y los emolumentos no son grandiosos pero es una
magnífica ocasión para iniciarte en la enseñanza. Con el tiempo, podrás
conseguir otras horas de clase, se te abrirán las puertas de otros colegios,
quién sabe si podrás llegar a la Universidad... eso depende de ti. Yo siempre te
he tenido una gran confianza. Es injusto que un hombre de tu calidad, un
hombre ilustrado, que ha cursado estudios superiores, tenga que ganarse la
vida como cobrador... No señor, eso no está bien, soy el primero en
reconocerlo. Tu puesto está en el magisterio... No lo pienses dos veces. En el
acto llamo al director para decirle que ya he encontrado un reemplazo. No hay
tiempo que perder, un taxi me espera en la puerta... ¡Y abrázame, Matías, dime
que soy tu amigo!

Antes de que Matías tuviera tiempo de emitir su opinión, el doctor Valencia


había llamado al colegio, había hablado con el director, había abrazado por
cuarta vez a su amigo y había partido como un celaje, sin quitarse siquiera el
sombrero.

Durante unos minutos, Matías quedó pensativo, acariciando esa bella calva que
hacía las delicias de los niños y el terror de las amas de casa. Con un gesto
enérgico, impidió que su mujer intercalara un comentario y, silenciosamente, se
acercó al aparador, se sirvió del oporto reservado a las visitas y lo paladeó sin
prisa, luego de haberlo observado contra luz de la farola.
-Todo esto no me sorprende -dijo al fin. Un hombre de mi calidad no podía
quedar sepultado en el olvido.

Después de la cena se encerró en el comedor, se hizo llevar una cafetera,


desempolvó sus viejos textos de estudio y ordenó a su mujer que nadie lo
interrumpiera, ni siquiera Baltazar y Luciano, sus colegas del trabajo, con
quienes acostumbraba reunirse por las noches para jugar a las cartas y hacer
chistes procaces contra sus patrones de la oficina.

A las diez de la mañana, Matías abandonaba su departamento, la lección


inaugural bien aprendida, rechazando con un poco de impaciencia la solicitud
de su mujer, quien lo seguía por el corredor de la quinta, quitándole las últimas
destacado de la generación del 50, siempre, fue su compatriota Vargas Llosa y,
por otra parte, Ribeyro escribía de una manera diferente, menos llamativa y
nunca hacía publicidad de su obra. Esto, según él, era debido a su carácter
solitario y tímido.

Relacionado con lo señalado por Lutching, Oviedo José Miguel (en “Ribeyro o el
escepticismo como una de las Bellas Artes, 1975) señala que Ribeyro estaba
convencido de que el cuento era un género mayor que el de la novela y así, sin
pensar en consecuencias, marchaba contra la corriente. Según Oviedo, Ribeyro
siguió escribiendo cuentos al modo de sus escritores clásicos preferidos, sin
esperar que eso lo condujera al éxito. Este planteamiento lo hace Oviedo,
basándose en el diario personal de Ribeyro: “Yo veo y siento la realidad en
formas de cuento y sólo puedo expresarme de esa manera. (Ribeyro, Julio
Ramón, La tentación del fracaso: Diario personal (1950-1978), 2003)

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Después de esta breve presentación del escritor, los invito a que analicemos el
cuento propuesto. Gracias por su participación.

mepm,08.04.2012
Me impactó.

En primer lugar en el juego psicológico que autor incorporó en su texto, un dejo


de realidad concreta que suele pasarle a algunos con la autoestima baja, con el
cero manejo de sus emociones y con el pavor de tener que verse enfrentado a
la burla si es que al medirse sus conocimientos fuera a no dar la buena nota.
Me encantó como fue llevando al individuo a autoinmolarse, a ser depredador
de si mismo; me llamó la atención que buscara a un cobrador como figura para
definir su tránsito por el sector del colegio, obvio que nadie quiere a un
cobrador por lo que buscó ese argumento para el retroceso final del
interlocutor.

Este texto habla de confianza, de la sequía espantosa de su valor frente a la


vida y a lo que debiera entregar de acuerdo a su preparación, de la falta de fe,
habla de ciertos pobres que siempre lo serán porque se han acostumbrado a
serlo, porque de alguna forma u otra, aún teniendo empeño, hay un dejo de
abandono, de negativismo, en fin, me gustó mucho y agradezco la oportunidad
de su lectura y conocimiento.

mepm

girouette,08.04.2012
Una historia muy real, muy humana. Abrazo a ese Matías que llegó a casa
cargando el miedo de tantos, el temor al fracaso y a la burla de muchos. Pienso
que la sicología y sociología del autor nos sitúa, sin preguntarnos, al igual que
el Doctor Valencia, en el cuerpo y en el alma de Matías. ¿ Tendré valor?... Es mi
gran opotúnidad.

SOFIAMA,08.04.2012
b María Eleonor. /b

Gracias por asistir al Foro. Bienvenida. Observo que has captado el argumento
central de la historia y comparto tu sentir. Por favor, no te pierdas. El Foro se
irá desarrollando con el aporte de cada uno, y éste se va alimentando entre
todos. Qué el foro se mantenga vivo, no depende de quien lo coordina, sino de
los participantes.
estudiaba? “Matías seguía perteneciendo al Siglo XIX, por dos veces
consecutivas fue aplazado del bachillerato” ¿qué tiene que ver un bachillerato
con un desempeño como profesor de historia? “la culpa siempre la tuvo el
jurado, no pudo ser abogado pero hace de notario” y así el narrador delinea el
perfil de un estudiante mediocre.

¿Por qué acepta Matías este puesto, ya que es consciente de que supera sus
posibilidades académicas? Por primera vez está ante la posibilidad de salir de su
mediocridad para insertarse en un universo de alto prestigio social –al menos
así lo considera él- como es el cargo de profesor en una escuela: “No te olvides
de poner la tarjeta en la puesta, Matías Palomino, profesor de historia”,
después de haberse encerrado a estudiar desechando el encuentro cotidiano
con sus amigos.

A diez minutos de la hora de entrada, ser demasiado puntual le parece poco


elegante ¿? ¡caramba! y el tópico que irrumpe en su conciencia docente que
finalmente le impide concretar el hecho, es de escasa o nula importancia para
lo que debía ser su trabajo en el aula: no recordaba qué era la Hidra. El estilo
me hacía acordar a Chejov en "Chist" y también a Felisberto Hernández, cuando
tocan esos detalles que prácticamente rayan en el absurdo, para destacar lo
inasible de la situación.

Así, el lector se encuentra con dos personajes, Matías y el Dr. Valencia, que
constituyen una dupla complementaria. La pregunta del millón, para mí, sería
¿cuál es el mensaje del autor? Cuando sin que medie un pedido específico del
interesado un X pone a un Y ante una situación que lo desborda, quizás con la
mejor intención –“es injusto que un hombre de tu calidad …”- evidentemente
está excediéndose en sus facultades, ya sea por vehemencia, por excesiva
confianza, por falta de buen criterio y sentido común … de experiencia … quién
sabe.
Me viene a la mente un proverbio árabe: “no digas todo lo que sabes, no hagas
todo lo puedes, no creas todo lo oyes, no gastes todo lo que tienes; Porque: el
que dice todo lo que sabe, el que hace todo lo que puede, el que cree todo lo
que oye, el gasta todo lo que tiene; Muchas veces: dice lo que no conviene,
hace lo que no debe, juzga lo que no ve, gasta lo que no puede.”

Creo que el profesor titular hizo todo lo que pudo pero hizo también lo que no
debía.

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Muy buen texto, estuve leyendo los comentarios de los compañeros respecto
del lenguaje utilizado, los recursos, y la verdad es que queda todavía mucha
tela que cortar con esta lectura.

Cariños, un abrazo a todos.

SOFIAMA,08.04.2012
Sí, b Filito y Sendero, /b lo que pasa es que Ribeyro sigue un decálogo del
cuento porque para él, el cuento es como una flecha que debe seguir una sola
dirección. por eso, a simple vista parece así como que tomarse un vaso de
agua.

1. “El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se
ha hecho para que el lector, a su vez, pueda contarlo.
No hay nada de malo ni de deshonroso en llevar una vida simple, sencilla, y
quedarse en eso. Finalmente, Matías no entra al aula a dar clases, y eso a mí
me parece muy valioso.

musas-muertas,09.04.2012
Si magda y Sarita, totalmente de acuerdo, me retracto, lo de Matias no es
cobardia. Efectivamente releyendo el cuento y sobre todo tu comentario
(Saraeli) Coincido que el Dr Valencia, quizas por comodidad para abandonar su
cargo, carga al pobre Matias de una responsabilidad inflando inecesariamente
su ego y sus aspiraciones. Realmente el villano es Valencia quien manipula a
Matias. La historia es triste, Matias sufre una frustracion innecesaria. memp lo
describe muy bien en su comentario arriba "luego se
enfrenta al mundo, ese que no perdona y se siente preso con sus demonios
dándole vueltas y él se ve así, transfigurado en las
vitrinas, se desconoce..."
A mi tampoco me gusta el decalogo de Ribeyro creo que ni el mismo lo cumple,
en particular el punto 6, desde ya este cuento enseña y tiene moraleja.
Una figura conmovedora que rescato es la de la Esposa. Esa mujer que tiene fe
y confia pero teme, asume el papel de guardiana celosa del posible exito de su
marido cuidando que no lo molesten. lo persigue sacandoles las pelusas del
traje. y Aguarda ansiosa con sus manos en el repasador eperando el retorno.
finalmente lo abraza y lo contiene. su hombro es el refugio donde Matias elige
llorar su frustracion.
Un cuento que da para mucho...

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