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Vid. PAREJO ALFONSO, L. Constitución y valores del ordenamiento. Ed. Centro de Estudios Ramón
Arices. Madrid, 1990; GARCÍA DE ENTERRIA, Eduardo y PREDIERI, A. La Constitución Española de
1978. Ed. Civitas, Madrid, 1980; GARCIA DE ENTERRIA, E. La Constitución como norma jurídica y el
Tribunal Constitucional. Ed. Civitas, Madrid, 1982.
Debe destacarse que ese ordenamiento jurídico es un concepto constitucional
que está más allá de las leyes (orgánicas u ordinarias) pues la Constitución se
incluye a sí misma como “…norma suprema y el fundamento del
ordenamiento jurídico…”, como expresa de manera indubitable el artículo 7.
En el artículo 2 de la Constitución se añade a la razón de ser del Estado; a su
naturaleza de democrático y social de Derecho y de Justicia; los valores
superiores en un doble matiz, uno el de poder que los “propugna” y, en el
otro, de Derecho: el ordenamiento jurídico tiene que llevarlos a cabo. En
efecto, el poder y el ordenamiento jurídico del Estado obtienen validez, en
última instancia, de los valores que propugnan y realizan: así, se convierten
los valores superiores, en la variable que le da validez y legitimidad al Estado.
En efecto dicho precepto identifica como sujeto a Venezuela, que se
constituye en el Estado conformado por “el pueblo venezolano” de acuerdo
al Preámbulo del texto constitucional. Venezuela, entonces, es un Estado
constituido por el “pueblo venezolano” en quien “reside
instransferiblemente” esa soberanía. (CV, artículo 5), aspirando establecer
una “sociedad democrática, participativa…en un Estado de justicia…que
consolide los valores de la libertad…asegure el derecho a la vida…la
garantía universal e indivisible de los derechos humanos…” señalando, sin
lugar a dudas, al pueblo venezolano como comunidad política en la que se
apoya el orden constitucional y, sin lugar a equivocaciones, a la congregación
de hombres que, con base en tal orden constitucional han suscrito ese pacto de
libertad como sistema de convivencia política. La Constitución es, en tal
contexto, un pacto fundamental de un contrato social entre los hombres que en
su conjunto integran el pueblo para constituir un Estado justo y democrático,
con el valor superior de la persona y la libertad como pivotes inviolables.
La condición normativa de la Constitución la hace integrarse a sí misma en el
ordenamiento jurídico, asegurando asimismo su alcance normativo directo,
con el constreñimiento específico de las normas jurídicas y sobre todos los
ciudadanos y órganos que ejercen el Poder Público. En efecto, el artículo 7
CV es probablemente quid pro quo la mejor imagen en tal sentido examinado
a la letra.”Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público
están sujetos a esta Constitución”, la cual precedentemente ha señalado que
ella es la norma suprema y el fundamento del orden jurídico.
En esa situación de eficacia debe destacarse que no requiere para ello de la
actuación de las normas jurídicas tradicionales, es decir, ni de la Ley ni del
Reglamento. Tal es la afirmación concluyente, terminante, definitiva de la
Constitución, todos: ciudadanos y Poderes Públicos. Pero mas aún, el artículo
3 señala como fin esencial del Estado, entre otros, “…la garantía del
cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en esta
Constitución”.
La Constitución venezolana de 1999 reconoce y consagra la autonomía
universitaria.