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CLAMO

CLAMOR
.JACQUES
DERRIDA

COORDINADORES DE LA TRADUCCIÓN <-1,


CR ISTIHA DE P UETTI y Lui s Feuuo CARIACEDO o"z .
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conMjo edito, Arturo Leirte
lloltno Cort!s
Jooquln GalloCo

La traducción española ·de Clamor (Glas) de Jacques Derrida, así como las referencias bibliográ-
ficas y el listado de ténnlnos franceses y españoles que la acompañan y que pueden consultarse
en versión digital (www.gtas-grupodecontra.com), se han realizado en el Departamento de Fi-
losofía de la Facultad de Filosofía de la UNED y se han financiado gracias al Proyecto de Investi-
gación del Plan Nacional l+D+I (HUM2006-02519/FISO) del Ministerio de Educación y Ciencia.
Esta traducción es el resultado del trabajo colectivo de los siguientes investigadores de dicho
Proyecto (la mayorfa de los cuales forman parte a su vez del Grupo Decontra, Seminario de Inves-
tigación Permanente dedicado al pensamiento de Jacques Derrida): Beatriz Blanco Vázquez, Luis
Ferrero Carracedo, Patilclo Peñalver Gómez, Cristina de Perettl Peñaranda, Fernando J. Rampérez
Alcolea, José Ma1fa Rlpalda Crespo, Delmiro Rocha Álvarez, Cristina Rodrfguez Marclel, Manuel E.
Vázquez García y Francisco Javier Vidarte Fernández (t 2008), los cuales han contado también
con la Inestimable y altruista colaboración de Fabio Vélez Bertomeu.
En cuanto a tas referencias biblio¡rclficas, estas no hubiesen sido posibles sin el titánico y magní-
¡.
fico trabajo que, hace ya muchos años, realizóJohn P. Leavy,Jr. (traductor,junto con Richard Rand, de
Glas al inglés y autor de las •TranslaUon Notes to Glas,, Incluidas en el volumen titulado GLASsary, .
tJnlverslty of Nebraska Press, Lincoln and London, 1986) localizando y consignando una por una !
las numerosas obras citadas en Glas por Derrida.Tanto las Indicaciones de la paginación y de las ¡
líneas en las que aparecen todas esas citas en la edición francesa de Glas como las referencias, !·
en su Idioma original, de las correspondientes obras, están tomadas de este trabajo de Leavy.
Por su parte, en la traducción española de Glas, las indicaciones de la paginación y de las líneas .!!
en las que aparecen esas citas, así como las referencias blbllográflcas de las ediciones españo-
las de las obras originales mencionadas, han corrido a cargo de los investigadores del Proyecto:
Maña José Abella Maese (para la columna de Hegel) y Jullán Santos Guerrero (para la columna de
Gene!). Ambos Investigadores han coniado asimismo, respectivamente, con la ayuda, tan valiosa
como desinteresada, de Concepción Torralba Mateo y de Juana Isabel López Berna l.

Cualquler forma do ,e.producción, dlslnbuclón, comunicación pública


o transformaclóo de eota, solo puede ser realizada con la autorización
de sus titulares, salYD excepclórt prevista por la ley. Dlnjaso a CEDRO
(Centro Espallol de Derechos Reprogn!ficos, www.ccdro.org> ·
si necesita fotocopiar o escanear ~lgún fragmento de esta obra.

Título de la edición original:


Glas, Jacques Derrida
ID ~ditions Galilée, Paris, 1974

@ Cris\ina de Peretti y Luis Ferréro Carracedo. 2015, de la traducción española

@ Oficina de Arte y Ediciones, S. L, 2015, de la edición en español


calle de Buen Suceso, 32
28008 Madrid
info@laoficlnaediclones.com
www.laoficlnaedlclones.com

diseño y tipografía Estudio Joaquín Gallego

maquetaclón Alfonso Picabia


coordinación Raquel González del.ara
Esta obra ha recibido una ayuda a la edición
producción gráfica Brtzzolis, arte en gráficas
del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
encuadernación Méndez

ISBN: 978-84-941270-7-6
O.L: M-26265-2015
SE RUEGA INSERTAR

Glas
JACQUES ÜERRIDA

. .
Ante todo: dos columnas. Truncadas, por arriba y por abajo, talladas también en su flanco:
incisos, tatuajes, incrustaciones. Una primera lectura puede hacer como si dos textos eri-
s:Jidos, el uno contra :ef otro o el un_o sin el otro, no se comunicasen entre ellos. Y, de al-
fJÚn modo deliberado, eso sifJUe siendo cierto en lo que se refiere al pretexto, al objeto,
a la _lenfJua, al estilo, al ritmo, a la ley. Una dialéctica por un lado, uria gálóctica por el
otro, heterofJéneas y, no obstante, indiscernibles en sus efectos, a veces hasta la aluci-
nación. Entre ambas, el batiente de otro texto, diríamos _de otra «ló~ica»: con los sobre-
nombres de obsecuencia, penetrarse(r), estrictura, cerradura, anterección, bo"cado, ~t~.
Para aquellos a los que les importa la fiqna, el corpus y lo propio, declaremos que, ·
poniendo en jue~o, haciendo pedazos más bien, mi nombre, mi cuerpo y mi rúbrica, ela-
bo"rq por Jc1s.. rnismas, con todas las letras, los del así denominado HefJel en una columna,
los del ·así de}iominado Genet en la otra. Veremos _por que -oportunidad y neces!dad-
estos dos. La; cosa, por consi~uiente, se eleva, se detalla y se desata se~ún dos ~iros, y
la aceleración in-cesante de un por turnos. En su· doble soledad, los colosos intercam-
bian una infinidad de fJUiños, por ejemplo de ojo, se doblan cuando quieren, se pene-
tran, pefJan y despefJan, pasando el uno al otro, entre uno y otro. Cada columna fifJura
aquí un coloso (kolossós), nombre dado al doble del muerto, al sustituto de su erección.
Más que uno, antes de nada.
La escritura colosal desbarata de una forma radicalmente distinta los cál-
culos del duelo. Sorprende y de~·resuena la economía de la muerte en todas sus
resonancias. Glas (Clamor) e n descomposición, su doble (banda /se empalma),
banda contra banda, es ante todo el análisis de la palabra glas en .sus virtua-
lidades retorcidas y escudadas de su «sentido» (alcances, camadas, todas las
campanas al yuelo, la sepultura, la pompa fúnebre, el le~ado, e l testamento,
el contrato, la firma, el nombre propio, el nombre de pi la, el sqbrenombré, la
clasificación y la lucha de clases, el trabajo del duelo en las relaciones de pro-
ducción, el fetichismo, el travestismo, el aseo del muerto, la incorporación, la
introyección del cadáver, la idealización, la sublimación, el relevo, el rechazo, el
resto, etc.) y de su «si~nificante» (vuelo, robo y deportación de todas las for-
mas sonoras y ~ráficas, musicales y rítmicas, coreo~raffa de Glas en sus letras
y fecundaciones polífJlotas). Pero esta oposición (Se/So), como todas las opo-
siciones por lo demás, la sexual en particular, con re~ular oportunidad se com-
promete, a~lutinándose con el otro cada término dividido en dos. Un efecto de
gl (cola, ~luten, escupitajo, esperma, crisma, un~üento, etc.) forma el con~lonie-
. rado sin identidad de ese ceremonial. Reinterpreta la mímesis y lo arbitrario de
; la firma en una copulación desenfrenada (camelo/rúbrica/leche), ebrio como un
¡
1 - campanero colfJado de su cuerda.
1
1 . ¿Qué resta ·del saber absoluto? ¿De la historia, de la filosofía, de la economía
política, del psicoanálisis, de la semióti ca, de la lin~üística, de la. poética?, ¿del
trabajo, de la len~ua, de la sexualidad, de la familia, de la reli~ión, del Estado,
e~c.? .P~r lo restante, ¿qué resta por detallar del resto? ¿Por qué estas Cl;Jestiones
e.n. forma de colosos y de flores fálicas? ¿Por qué exultar en la tanatopraxia?
¿C_on qué ~ozar al celebrar, yo, aquí, ahora, .a tal bora, el bautismo o la circun-
cisión, el m_atrimonio o la muerte, del padre y de la madre, el de He~el, la .de
Genet? Resta por saber - lo que no se ha podido pensar: lo detallado de un ~o\pe.
J. D.

www.laoficinaediciones.com • info@J laofoci naediciones.com


por lo restante -hoy, para n osotros, aqtÚ, ahora- de un Hegel, ¿qué? «lo que resta de un Rembrandt roto en cuadraditos muy
Para nosotros, aquí, ahora: esto es lo que en adelante no se habrá
regulares y tirado al cagadero» se divide en dos.
podido pensar sin él.
Para nosotros, aquí, ahora: estas palabras son citas, no de]an ya de
serlo, siempre, lo habremos aprendido de él.

I I
Como el resto.
¿El? ¿Quien?

Su nombre es tan extraño. Del águila ostenta la potencia imperial o


histórica. Quienes todavía lo pronuncian a la francesa, los hay, solo Dos columnas desiguales destilan - dicen ellos-y cada
hacen el rid1culo hasta cierto punto: la rcsrituc.i6n, scmkticamcnte una de ellas - (en)funda o (en)vaina, incalculablemente
infalible, para quien lo h a leído un poco, solo un poco, de la frialdad
revierte, vuelve del revés, reemplaza, remarca e ínter-
magistral y de la seriedad imperturbable, el águila presa en el gélido
y glacial cristal. seca a la otra.
Quede así congelado el pálido filósofo eo. su emblema. Lo incakulable de lo que resta se cakula, elabora
todos los golpes, los retuerce o los pergeña en silencio:
Él? ¿Q~én7 El águila de plomo o ~e oro, blanca o n egra, no ha firmado
nos agotaríamos aún más deprisa si los contásemos.
el texto del saber absoluto. M enos aún el águila roja. Por otra parte,
sa será en adelante 1~ sigla del saber no se sabe todavfa s~ Sa es un texto,
Cada cuadradito se delimita, cada columna se alza con
absoluto. Por su parte, IC, no dejemos ya si ha dado lugar a un texto , si h a una suficiencia impasible y; no obstante, el elemento
de señalarlo puesto que los alcances de sido escrito O si h a escrito, h echo
ambas se representan mutuamente, será del contagio, la circulación infinita de la equivalencia
la sigla de la Inmaculada Concepción. Ta• escribir, dejado escribir.
general remite cada frase, cada palabra, cada muñón
qulgrafia propiamente singular: de entrada No se sabe todavfa si se ha dejado
no pretende dislocar, como pudiera creerse, enseñar, signar, ensignar. Quizás de escritura (por ejemplo «yo me ese... ») a cada uno de
un código, es decir, aquello con lo que se
cuenta demasiado. Sino que quizá, mucho haya una incompatibilidad, más los demás, en cada columna yde una columna a la otra
más adelante ymás despacio esta vez, pre- que una contradicción dialéctica, de lo que resta infinitamente calculable.
lende exhibir sus bordes entre la enseñanza y la firma, entre
un magüter y un signatario. Dejarse pensar y dejarse firmar, quizás
estas dos operaciones no puedan intersecarse en ningún caso.
Más o menos.

Su firma, como el pensamiento del resto, envolverá este corpus pero,


resto que resta por pensar: sin duda, no estará comprendida en él.
ello no se acentúa aquí ahora, Esto es - una leyenda. P()r lo restante, del resto siempre hay dos funciones
pero no habrá dejado ya de po- No.una fábula: una leyenda. No una no- que se intersecan.
nerse a prueba en el otro lado. vela, un~ novela familiar puesto que lo que
El sentido debe responder, más
o menos, a los cálculos de lo aquí está en danza es la familia de Hegel,
que en t~rminos de grabado se sino una leyenda.
La una asegura, conserva, asimila, interioriza, idealiza,
llama contraprueba Esta no pretende da r a leer la totalidad releva la caída en el monumento. La caída se mantiene
del corpus, textos y proyectos de Hegel, solo dos figuras. Más exac- ahí, embalsama y momifica, monumemoriza; ahí se
tamente, dos figuras que se están borrando: dos pasajes. nombra - tumba. Sin embargo, como caída, se-erige ahí.
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Dos pasajes muy determinados, parciales, particulares, dos ejem- La otra - deja caer el resto. ,catacresis, s.f. 1. Tropo por el cual una
palabra desviada de su sentido propio
plos. Pero el ejemplo quizá se burle de la esencia. Corriendo el riesgo de vol- es aceptada en el lenguaje corriente
ver a lo m ismo. T umba - para designar otra cosa que tiene
Pr imer pasaje: la r~ligi6n de las flores. En la Fenomenología del er- cierta analogía con el objeto que ex-
p{ritu, el desarrollo de la religi6n natural tiene como siempre la
dos veces las columnas, las presaba en un primer momento; por
ejemplo, una lengua, porque la len-
forma de un silogismo: el momento med.iato, «la planta y el ani- trombas - queda resto. gua es el órgano principal del habla
mal», conlleva una religi6n de las flores. Esta ni siquiera es un articulada, un cristal [.:.] una hoja de
papel.(...] También se da una catacre-
momento, una parada. Se agota casi en un pasar (Übergehen), un sis cuando se dice: herrado en plata,
movimiento evanescente, el efluvio que Rota sobre una procesión, cabalgar sobre un palo.[...] 2. Término
el paso de la i~oce?cia a la culpabilidad. La religi6n de las flores musical. Disonancia fuerte e Inusitada.
E. Karóxpr¡o1c;, abuso, de KaTa, contra
sería inocente; la religión de los animales, culpable. No queda r esto y de xpijo1<;, uso.
de la religi6n de las flores (el ejemplo fáctico vendría de África, Quizás el caso (Fal[) de la
pero sobre todo de la India), o apenas; p~ocede a su prop.i a culpa-
rúbrica.
bilizaci6n, a su propia animalizaci6n, al devenir culpable y, por
tanto, serio, de la inocencia.Y esto en la medida en que lo mismo, Si Fall marca el caso, la
Catafalco, s.m. Tarima elevada a título
el sí mismo (Se!btt) no tie~e lugar ahí todavfa, no se da, todavía, caída, la decadencia, la quie- honorífico en medio de una Iglesia con
sino (en) su representaci6n (Yor- el fin de recibir el féretro o la efigie de
•Díe Unschuld der Blumenrel/gion, die nur
bra o la rendija, Falle es igual un muerto. [...] E. ital. catofalco; bajo
tte/lung). «La inocencia de la re- lat. cotafa/tus, cadafaldus, cadaffalle,
selbstlose Vorstellung des Selbsts 1st, geht a trampa, trampilla, lazo, la
ligMn de lat flore.r, que no es sino cadapal/us, codapholfus, chafal/us.
in den Ernst des kampfenden Lebens, in
la representaci6n de sí mismo siri máquina que nos agarra por Según Du Cange, cata viene del bajo
die Schuld der Tierreligion, die Ruhe und latín catus, máquina de guerra llamada
el sí mismo, pasa a la seriedad de el cuello. gata por el animal. Y, según Diez. de
Ohnmacht der anschauenden lndlvldualilüt
la vida agonística, a la culpa de la catare, ver, mirar. Por lo demás, final-
in das zerst0rende Fürslchseln 0ber-. mente, ambas etimologías confluyen
religión de /ot animale.r; la quietud
dado que catus, gato, y catare, mirar,
y la impotencia de la individualidad contemplativa se convierten tienen la misma raíz. Queda falco que,
en el destructivo ser-para- sí». si se llenen en cuenta las variantes del
bajo latín en donde aparece la p, no
puede ser sino el término germánico
mirar siempre de soslayo hacia la India Segundo pasaje: la columna fálica balk (véas.e balcón). Catafalco es la
para seguir este pasaje enigmático, que de la India. La E!tética describe su misma palabra que cadalso (véase
pasa muy mal, entre ~I Extremo Occidente forma en el capítulo de la .Arquitec- dicha palabra).
y el Extremo Oriente. La India, ni Europa ni tura independiente o timbólica. Esta La rúbrica tumba.
China. Especie de cuello de botella histó· columna se habría propagado ha-
rico.Angosto como Gibraltar, •roca estéril y cia Frigia, Siria, Grecia donde, en
dispendiosa•, columnas de Hércules, cuya el transcurso de las fiestas d.ioni-
historia pertenece a la ruta de las Indias. En sfacas, según Hcr6doto citado por
este estrecho un poco bizco y traicionero, Hegel, las mujeres tiraban del hilo Catoglotlsmo, s.m. Término de la lile•
ratura antigua. Empleo de palabras re-
el panorama esle-oeste-euroafricano se de un falo que entonces se erguía buscadas. E. K01ay;l.wnioµ6<;, de KCITÓ,
encoge infinitamente. (Ni) puntode devenir. en el aire, «casi tan grande como El resto es indecible, o casi: que Indica rebuscamiento, y yMíooa,
La punta rocosa ha cambiado a menudo el resto del cuerpo». En el origen, palabra, lengua (véase glosa)>. Lfttr~.
no en virtud de una aproxi- Los ALCsuenan, restallan, estallan,
de nombre, no obstante. El promontorio se pues, las columnas fálicas de la In- se reflejan y se revuelven en todos
ha llamado Mons Calpe, Nuestra Señora del d.ia, enormes formaciones, pilares, mación empírica sino rigu- los sentidos, cuentan y se descuen-
Peñón, Djebel Tarik (Gibraltar) torres, más anchas por abajo que rosamente indecidible. tan, abriendo - aquí- en la piedra de
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por arriba. Ahora bien, en el punto de partida -pero un punto d~ par- Entre las palabras, en- cada columna una suerte de mirillas
. tída no deja ya de separarse de sí mismo- es- incrustadas, aspilleras, celosías, trone-
allí, tras lo absoluto de un no b · · tre la palabra misma que ras para no permitir ser apresados en el
. d • h , tas columnas esta an mtactas, sm encentar,
de1ar ya e, ¿Que ay. se divide en dos (nombre y coloso, tatuajes en la arrugada piel de
lisas. Y solo más tarde (ent pater) se prac- un cuerpo fálico que jamás es legible a·
: ticaron en ellas, en su flanco, por·así decirlo, muescas, excavaciones, verbo, cadencia o erección, menos que se empalme. leyendas asi-
mismo para las piedras del Balcón o del
aberturas (Óffnungen und.Amhohlungen). Estos ahuecamientos, estos agujero y piedra) introdu- · burdel. lrma declara al jefe de policía
agujeros, estas marcas laterales en profundidad habrían sobrevenido, cir la finísima varilla -ape- que su «imagen aún no es digna de las
por asf decirlo, a unas columnas fálicas, en principio no horadadas liturgias del burdel>. Él protesta: «Mi
nas visible-, lo insensible de imagen crece cada vez más, te lo ase-
o aparentemente no horadables. En ellas se colocaban, se anidaban, guro. Se torna colosal [Como el "falo
se insertaban, se encastraban, se hundían, se tatuaban imágenes de una fría palanca, de un es- gigante", el "rabo de talla" cuya forma.
dioses ( Gó'tterbi/der). Estas pequeñas cavernas o bolsillos laterales calpelo o de un estilo con el más adelante, se le aconsejará adoptar
al jefe de policía). En cada tabique has
en el flanco del falo anunciaban los pequeños templos portátiles y fin de exasperar y de echar disimulado unas mirillas. Cada muro,
herméticos de los griegos, al igual que encentaban el mod~lo de la cada espejo está trucado(... ] No seré
por tierra seguidamente yo quien te enseñe que los juegos del
pagoda, que aún no es del todo una vivienda y que se distingue por
la separación entre la cáscara y el núcleo (Schale und Kern). Me- enormes discursos que ter- burdel son ante todo j uegos de espe-
jos...,. Si has logrado, lector, recorrer
dio apenas determinable entre la columna y la casa, la escultura minan siempre, aunque lo esta columna, volverás a El balcón para
leer en él («El enviado: Lo que cuenta •
,Hauptsiichlich in lndien nun gingen von dieser Art derVereh- nieguen más o menos, por es la lectura o la Imagen. La Historia
rung der Zeugungskraft in der Form der Zeugungsglieder auch
Bauwerke in dieser Gestalt und Bedeutung aus; ungeheure atribuir un derecho de au- fue vivida con el fin de que se escriba
y luego se lea una página gloriosa».
sáulenartige Gebilde, aus Stein, wierunne massiv aufgerichtet. tor: «eso me corresponde», Más adelante, Roger retoma la frase y
unten breiter als oben. Sie waren ursprünglich für sich selber añade: «Lo que cuenta es la lectura,[...)
Zweck, Gegenstánde derVerehrung, und erst spáter fing manan, la rúbrica es mía. Carmen: «La verdad: que estás muer.to
Offnungen und Aushohlungen darin zu machen und G<ltterbilder
hineinzustellen, was sich noch in den griechischen Hermen Lo que la firm~ pone en o, más bien, que no cesas de morir y
que tu imagen, al igual que tu nombre, ·
portativen Tempelháuschen, erhalten hat. Den Ausganspunkt juego -¿tiene lugar?, ¿dón- reverbera hasta el infir¡ito,J a través
aber bilden in lndien die unausgeholten Phallussaulen, die sich de las «piedras, que «dicen», que «tu-
spater erst In Schale und Kem teilten und zu Pagoden wurden•. de?, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿pa- tean» la muerte de píe, el burdel. el
Correspondencias: el momento que sigue inmediatamente
ra quién?-; de esto se habla- sonido de las campanas, la apoteosis,
.,i 1
tanto a la religión de las flores como a las columnas fálicas,
relevándolas de inmediato en cierto modo, es el Memnón, la
la tumba como pedestal, el mausoleo,
rá, prácticamente, de paso: el cuello del prelado, el despeñarse
i colosal estatua resonante (kolossale Klangstatue) que produce
de la Inmaculada Concepción, etc., las
¡ un Klang bajo la Incidencia de los rayos solares. El Klang anun-
cia el fin de la religión de las flores y de las columnas fálicas,
preliminar indispensable letras y las marchas «gloriosas,. Esta
1
;
pero todavía no es una voz o un lenguaje. Esta luz vibrante, para la explicación de la es la primera y la última vez que, para
., sonora, que resuena como sobre una campana de piedra, deja
que te sirva de ejemplo, estás avisado
formalidad (por ejemplo y preso de este texto, de lo que aquf
1
ya de estar muda, pero no habla todavía (nur Klang und nicht claquetea -y descompone el cadáver
1 Sprache). Se pueden verificar las correspondencias estructu- «literaria») con todos los de la palabra (bale, tale, alga, eclosión,
rales entre todas las descripciones del Klang en la Estética, la
1
1 Fenomenologra del espfritu, la Filosofía de la naturaleza, etc. enérgicos jueces 9.ue la in- · glaciar, etc.) en todos lo·s sentidos. Ten-
drás que hacer solo el resto del trabajo
y la arquitectura. . terrogan desde unas instan- y acusarte a tí mismo, corno este, como
el que escribe, en tu lengua. Al menos. .
1 Ahí, por tanto, no hay quien viva. Sea lo que fuere, vivo o muerto. cias aparentemente extrín- «Quizá lo que yo quería era acusarme
1 No es ni una casa ni una sepultura. Uno se pregunta quién con- secas (cuestión del sujeto en mi lengua». Asimismo, tendrás que
/. templa una estructura as{, quién puede hacerlo. Y cómo pueden sacar partido, corno un organista, de
-biográfico, histórico, eco- la palabra «lengua,
: un altar, un hábitat o un monumento funerario, un urbanismo o
un mausoleo, la familia y el Estado, encontrar ah{ sus orfgenes. nómico, político, etc.- clá-
1 Pongamos - tirando los dados- que yo no deje ya de escoger estos sificado). En lo que respecta a la textualidad general,
¡ 9
dos pasajes tan angostos, este ángulo o este extraño estrecho, para la rúbrica representa quizás el caso, el lugar de inter-
introducir, estrictamente, al nombre de Hegel y en nombre de Hegel. sección (tópica y trópica) de lo intrínseco y de lo ex-
Einj,:ihrung, como dicen los .filósofos alemanes, introducción den-
trínseco.
tro de Hegel. Einführung rigi: acusativo e indica por tanto el movi-
miento activo de penetración. Nada de quedarse ahí, al borde de
la espesura hegeliana. Nada de detenerse enseguida ante todas las Margenar, la operación incesante: firmar en el margen,
dificultades, intrínsecas o extrínsecas, intrfnsecamente extrinsecas trocar el nombre por unas ganancias, rebajar, tratar de
-y suplementa;ias- que suscita la decisión de semejante tirada. reducir el margen y dejarse precipitar en los ángulos
Introducciones en Hegel, que pueden adquirirse en el mercado, ha
habido muchas; y el problema de la introducción a la filosoffa de
- marco dedaliano.
Hegel es toda la filosoffa de Hegel: no de_jaya de estar planteado por
doquier, en particular en sus prefacios y prólogos, introducciones Caso y recorte. ¿Qué resta de una firma?
y conceptos preliminares. No dejaríamos ya de encontrarnos pues
arrastrados dentro del círculo del comienzo hegeliano, para pa-
tinar en él o derrapar sin fin. Subrayo la decisión e interrumpo el
Primer caso: la firma pertenece al interior de aquello
vértigo con una regla ficticia: esta operación -el clamor del Sa, el (cuadro, relieve, discurso, etc.) que ella supuestamente
clamor como Sa- se dirige a quien todavía no ha leído o escuchado· firma. Está en el texto, ya no firma, opera como un efecto
a Hegel, lo que quizá sea la situación más general , en todo caso la en el interior del objeto, desempeña el papel de una
m1a
I
aqwI ahora.
Para trabajar en (el) nombre de Hegel, para erigirlo, mientras
pieza en aquello de lo que, a su vez, pretende apropiarse
dura una ceremonia, he escogido tirar de un hilo. Va a parecer de- o reconducir al origen. La filiación se pierde. La rúbrica
masiado fino, extraño y frágil. Es la ley de la familia: de la familia de se descabala.
Hegel, de la familia en Hegel, del concepto de familia según Hegel.
En las grandes exposiciones de la Encido¡edia o de los Principio!
de la fi/orofía del derecho, el «espíritu objetivo» se desarrolla en
• tres momentos, el derecho abstracto (Recht), la moralidad (Mo- Segundo caso: la firma se mantiene, como suele creerse
ra/itat), y la Sittlichk.eit, que se traduce de diversas formas (ética, en general, fuera de texto. Asimismo, el prodt1:cto, que
moralidad objetiva, buenas costumbres) y que, por mi parte, no no la requiere, se emancipa del nombre del ·p adre o
·
intentare ' tra
d 'uc1r.
( A .l gun
' d ía contare,' en otro 1ugar, por que' me
del de la madre que ya no necesita para funcionar.
gusta tanto esta palabra alemana). Ahora bien, en el interior de la
Sittlichk.eit, tercer término y momento de síntesis entre la objetivi- Una vez más se denuncia la filiación, la cual siempre
dad formal del derecho y la subjetividad abstracta de la moralidad, es traicionada por aquello que la remarca.
se desarrolla a su vez un silogismo.
Su primer término es la familia.
El segundo, la sociedad civil o burguesa (bürgerliche Gmllrchaft ).
En ambos casos, la pérdida secretada del resto se inter-
El tercero, el Estado o la constitución del Estado (Staatverfa!!ung). seca. Ya no habría más que excremento. Si se quisiera
Antes incluso de analizar estos silogismos dialécticos y la arqui- presionar, todo el texto (por ejemplo cuando se firma
tectónica a la que dan lugar, se ve lo que está en juego y el interés de Genet) se reagruparía en cierto «féretro vertical» (Mi-
este momento familiar. Su interpretación introduce, de inmediato,
toda la determinación hegeliana del derecho por un lado, y de lo
lagro de la rosa), cual erección de una rúbrica. El texto
político, por otro. Su lugar en la estructura y en el desarrollo del (es) re(sto) - tumba, la firma (es) re(sto) -tumba- el
IO
sistema, en la enciclopedia, la lógica y la ontoteológica hegeliana, texto. La firma resta mora(da) y tumba. El texto trabaja
es tal que los desplazamientos o las desimplicaciones de las que sed. con el fin de poder hacer su duelo. Y viceversa. Recorte
objeto no podrán tener un carácter simplemente local. sin fin del nombre y del verbo, del nombre propio y del
Antes de intentar una interpretación activa, incluso un desplaza-
miento crítico, suponiendo que sea rigurosamente posible, todavía
nombre común en el caso del desecho.
es preciso descifrar pacientemente. este texto diflcil y oscuro. Por
muy preliminar que sea, un desciframiento de esta índole no puede
ser neutro ni pasivo. Interviene violentamente, al menos de una La gran apuesta del discurso -sí, digo discurso- litera-
forma mínima: la elección de ese lugar y momento, la familia, en
rio: la transformación paciente, astuta, cuasi animal o
la sistemática hegeliana.
Esta elección dista mucho de ser inocente. No solo depende de vegetal, incansable, monumental e irrisoria igualmente
segundas intenciones teóricas, sino también, sin duda, de motiva- -pero que, más bien, se ríe de sí misma-, de su nombre
ciones inconscientes que hay que poner en juego y en acción, sin propio, acertijo, en cosas, en nombre de cosas. La cosa,
que sea posible nin'guna teorización previa.
El concepto de familia se inscribe de modo muy riguroso en el
aquí, sería el glacial cristal en el que prende el canto,
sistema: en esas formas finales y posteriores a la gran Lógica que el calor de un nombrar que empalma con el nombre.
son la E'nciclopedia y los Principios de la filosof{a del derecho. ¿Hay que
limitar el anilisis a esta disposición final y sistemática?
Lo podemos limitar de dos maneras. Contentándonos con hacer
trabajar estos últimos textos o co.n siderando que podemos leer todo
A menudo Genet fingió definir la operación «magnifi-
lo que precede como un desarrollo teleológicamente orientado, sin cante» de su esfritura mediante el acto de nominación.
ruptura, sin ~esplazamiento esencial, haci_a este cumplimiento final. El alegato parece ser lo suficientemente frecuente como
Podemos soñar con un estrecho ent_re estos dos límites que, a
para que podamos sospechar que hay en él ci~rto efecto
decir verdad, no son más que uno. Pero no hay una solución pura,
una solución de principio para un problema semejante. de cantinela.
Queda en él un resto, algo irresoluble, impracticable, innormal
· o inriormalizable. Y est~ es lo que aquí nos
a golpes, a tirones, mediante interesa y nos constriñ~'. Sin paralizarnos,
¿Qué es una cantinela?
pequeñas sacudidas sucesivas, pero forzándonos en la marcha del trámite:
tocando los bordes
zigzagueante, oblicua por lo demás, obsta-
. culizada por la orilla que se trata de evitar,
como un aparato en el curso de una maniobra dificil. ¿En qué consiste el acto de nominación «magnificante»'?
No podemos fingir comenzar por el comienzo cronológico, apro-
¿En dar a un nombre propio la forma de un nombre
ximadamente por La vida dejes/u: no tiene sentido alguno privile-
giar aqw la ley del despliegue temporal o narrativo que precisamente
común'? ¿O en lo contrario'? En ambos casos se deno-
no tiene sentido interno n i conceptual. Ahí no deja ya de r~sonar la mina, pero ¿es esto en ambos casos apropiar, expropiar,
enseñanza de Hegel. Y, en el límite, aunque aceptáramos proceder reapropiar'? ¿El qué'?'
de este modo, tendrfamos que anticipar en algún lugar, el final al
menos de la primera frase del primer texto.
La genealogía no puede comenzar por el padre .
.1 _La anticipación o la precipitación (riesgo de precipicio y de caída) ¿Qué es una cosa'? ¿Qué es el nombre «cosa»'?
II
es una estructura irreductible de la lectura. Y la teleología no tiene Por el momen to d eje- «Yo era casto.
Armando estaba de viaje. A pesar
solo ni siempre el carácter apaciguador que se le quiere atribuir. mos de lado su caso per- de que, a veces, yo oía que lo lla-
Podemos cuestionarla, denunciarla como un señuelo o un efecto, maban con otros nombres diferen-
sonal. Cuand o Genet da tes, conservaremos este. ¿Acaso yo
pero no podemos reducir su amenaza.
Con el té/o.r también podemos topar con el precipicio. Donde
nombres, está a la vez bau- mismo no voy por mi decimoquinto o
decimosexto nombre, contando con
anclarnos o tumbar. tizando y denuncíando. Da el de Juan Gallano que ahora llevo?,.
Al poner la necesidad teleológica en efecto no dejamos ya de es- lo máximo: el nombre no es, . Será preciso ahondar en lo arbitra-
rio de dicho nombre -Gallano-, si no
tar dentro de Hegel. Él no ha hecho sino desplegar al máximo la al menos así parece a pri- de esta sigla, J.G. ¿Y si este azaroso
consecuencia de esta proposición. seudónimo formase algo así como el
No podemos, por tanto, ni evitar ni aceptar en principio la an-
mera vista, una cosa que se nombre de pila que sirve de matriz
encuentre en la naturaleza o al texto?
ticipación telcológica, ni aceptar ni evitar en principio el retraso En cuanto a la sigla, en Pompas
empÍrico-crooológico del relato. que se adquiera en el comer- fúnebres. es J.D. Juan D. «El escudo
Marcha bastarda del trámite. · p 1 d con una D mayúscula bordada en plata
ClO. arece e pro ucto, una había sido durante un día el blasón
¿Hay sitio para lo bastardo en lo ontoteológico o en la fami- de la familia,[...) «Mi contacto con lo
lia hegeliana? Cuestión que hay que dejar de lado, mantenerla al
sola vez, de un acto sin pa-
concreto hiere cruelmente mi sensibi-
margen o amarrada cuando se entra en una verdadera familia o sado. No hay presente más lidad: el escudo negro adornado con
en la familia de la verdad. Sin duda no es tan exterior a la cuestión puro, generosidad más in- la letra "D" bordada en plata que vi en
el coche fúnebre... ,. La D mayúscula
del Klang; al menos su exterioridad empuja hacia el centro de la augural. Pero, al ser don sobre la cual recae representar el ape-
cuestión a otra exterioridad, sin correspondencia con el concepto llido no corresponde necesariamente
hegeliano de exterior idad.
d e n ada, de ninguna cosa, al padre. En todo caso, concierne a
la madre y es ella quien se beneficia
Camino bastardo, pues, que deberá fingir que sigue naturalmente semejante don se apropia de su título, «la madre quedaba enno-
el círculo de la familia, ya sea para entrar en él, ya sea para com- violentamente, arponea, blecida por ese escudo que llevaba la
O mayúscula bordada en plata,. En
partirlo: para compartirlo como se participa en una comunidad, fiscaliza aquello que parece cuanto a aquel que organiza las Pom-
en una (es)cena, o para repartirlo como se hace al disociar. pas fúnebres - es decir, literarias- de
No diré ya nada más acerca de la procesión o del método. Como
engendrar; penetra y para- J.D., ¿se dirá que es el autor, el narra-
liza de golpe al receptor así dor, el narratario, el lector? Pero ¿de
• dirfa Hegel, hablarán por sf mismos S<?bre la marcha. qué? Él es a la vez el doble del muerto
Comienzo por el amor. consagrado. Este, magnifi- (kolossós), que permanece vivo des-
Este concepto no deja mucho lugar a la palabrería, a pesar de las pués de aquel, su hijo, pero también
cado, se convierte así en la su padre y su madre. «El astro de la
apariencias, ni a la declaración.
cosa de quien lo nombra o lo amistad se elevaba. más grande y más
Se elabora en la tercera parte de la Filo.rofía del derecho, la que rotundo, en mi cielo. Yo estaba pre-
trata de la Sittlichk.eit, tras las dos primeras partes que tratan res- apoda, sobre.todo si es con ñado de un sentimiento que, sin que
me resultase sorprendente, podía ha-
pectivamente del derecho abstracto y de la moralidad. La Sittlich- un nombre de cosa. cerme dar a luz pocos días después un
k.eit releva, apartándose de ella, a la Moralitat. Ambas palabras ser extral'lo aunque viable, bello con
son diflciles de traducir e incluso, en cuanto palabras, si no en toda seguridad, pues la paternidad de
cuanto conceptos, difíciles de distin guir. Hegel da aquí expli- Juan me resultaba una garantía total,.
Él siempre tuvo miedo de que le
caciones sobre cierta arbitrariedad. Y lo hace con vistas amos- fueran a arrebatar su muerte y, como
trar: 1. que le interesaba distinguir el significante del concepto; La cosa: magnífica y cla- esto no puede dejar de ocurrlrle a
i . que no confiaba a la etimologfa el derecho de regular el contenido
todo aquel que solo dispone de una,
sificada, a la vez elevada ocupó de antemano todos los luga-
de un concepto. No se puede saber lo que quiere decir propiamente por encima de cualquier resenlosquesemuere.¿Bienhecho?
una palabra remitiéndose a una supuesta primitividad u origina- Quién hace mejor. quién dice mejor.
riedad auténtica. Lo cual no le impedta jugar, de forma productiva taxonomía, de cualquier el muerto

I2
y genética, incluso poética, con los diccionarios. La prueba de que nomenclatura y que no deja ya de ser identificable den-
una palabra nunca es un concepto reside en que la misma palabra tro de un orden. Dar un nombre es siempre, como to-
o dos palabras de raíz análoga pueden tener dos significaciones
conceptuales diferentes, incluso opuestas. Lo que descalifica de in-
da partida de nacimiento, sublimar una singularidad
mediato la instancia etimológica, al menos en cuanto recurso filo- e indicarla, entregársela a la policía. Un apodo puede
sófico, lógico, conceptual. Hegel lo dice al final de la Introducci&n, despistar a todas las policías del mundo pero, inclu-
en el momento en que, según el procedimiento de todas sus expo- so antes de que estas lo sepan, un ordenante secreto,
siciones sistemáticas, presenta el esquema de la división interna,
de la autodiferenciación como autodeterminación y autoproduc-
en el momento del bautismo, habrá mantenido al co-
ción del concepto. Momento en que la Ein/eitung (introducción) rriente a aquellas.
se convierte en Einteilung (división). Explica entonces el paso de
la Moralitat a la Sittlichk.eit e intenta justificar la elección cuasi
arbitraria de estas dos palabras. Por ser arbitraria dicha elección,
las traducciones fluctúan. «Moralitaty Sittlichkeit, que tienen ha-
bitualmente más o menos la misma significación (die gewohnlich
etwa ah gleichbedeutend ge/ten), están tomadas aquí en un sen-
tido esencialmente diferente (sind hier in wesentlich verschiede- Fiscalizar es pedí~ papeles de identidad, un origen y
nen Sinne genommen). Por otra parte, la representación corriente
(Vorste/lung) parece también distinguirlas. La terminología (el
una destinación. Es pretender reconocer un nombre
uso) de Kant recurre preferentemente a la expresión Moralitat, propio. ¿Cómo nombrar sin fiscalizar? ¿Es posible?
así como también los principios prácticos de su filosofía se limi-
tan por completo a este concepto
la crítica de la filosofía práctica de Kant
organiza toda la Fí/osoffa del derecho; ase- Yhasta hacen imposible el punto
gura el paso de la Moralitat a la Sittlichkeít. de vista de la Sittlichk.eit, incluso
Kant no puede, no quiere,según Hegel, pen- lo destruyen y lo arrastran expre-
sar la posibilidad de la Sittlichkeit y, por
tanto, no puede ni quiere, por razones que samente (ausdrück/ich, formal-
hay que analizar (con o sin Hegel), pensar mente). Pero aunque Moralitat Cuando Genet otorga a sus personajes nombres propios,
ese momento esencial de la SiWichkeit que y Sitt/ichkeit fueran sinónimas
es la familia. No habría pues un concepto especies de singularidades que son nombres comunes
kantiano de la familia, un concepto filosó- (gleichbedeutená) conforme a su
fico,lógicamente deducible y rigurosamente etimologfa (ihrer Etymologj,e nach), con mayúscula, ¿qué es lo que está haciendo? ¿Qué es
-asignable, que escapara a la palabreña de eso no impedida utilizar estas pa- lo que quiere que leamos bajo la cicatriz visible de esa
una antropología empírica. No hay una fa-
milia de Kant en el sentido en el que hay labras diferentes para conceptos emayusculación que siempre está amenazando con
una familia de Hegel: lo que esta implica -el diferentes».
amor, el matrimonio (monógamo) y sobre ¿Es marginal aquí la cuestión reabrirse? Si pone nombres corno Mimosa, Querella, Di-
todo el niño- seña inconcebible para Kant vina, OjosVerdes, Culafroy, Nuestra-Señora-de-las-Flo-
Salvo por accidente empírico y extrínseco: del vocabulario?
como un bastardo. Hegel no ha eludido el pro- res, Diverso,
Al final de su vida, Hegel responde a un blema de la lengua filosófica. ¿Es
hijo natural que había venido a pedirque lo
reconociese: sé que algo he tenido que ver una lengua natural o una lengua sibilino efecto de arbitrariedad en la elección Inmacu-
en su nacimiento, pero antes me encontraba formal? lada, en la concepción de las sílabas que nombran y
en lo accidental, ahora estoy en lo esencial Lo importante aquí es que He- abren la gloria. La convención destrona y corona a la
vez. La ablación del nombre de pila, al utilizarse solo
gel no haya separado esta cuestión de una cuestión de familia. el apodo, acumula los poderes del recorte, remarca y
Comienzo por acumular los resultados de su anilisis: la familia suprime hasta el Infinito la unicidad en lo común, la
habla y no habla; es familia a parcir del momento en que habla desperdiga en el sin-nombre de lo variable y de lo diver-
slflcable desde el momento en que el Individuo singular
-al pasar del Klang, si se quiere, a la Sprache, de la r esonancia a - prisionero del derecho común- se llama Diverso. La
la lengua- pero se destruye como familia desde el momento en nominación es todavía más solemne, más Inaugural,
que habla y abandona el Klang. Como la lengua natural, como la más Instituyente también cuando la tesis del nombre
erige el atributo, el adjetivo. el epíteto, lo cual no es
lengua en general, deja de ser lo que es en el momento en que se ni siquiera aún el nombre de la cosa sino el accidente
establece corr,io tal, se niega como naturaleza convirtiéndose en lo acaecido que se añade sin necesidad a la sustancia
que es naturalmente, exactamente igual, por lo restante, que la y que siempre puede desprenderse de ella para caer.
¿Qué es el epíteto? ¿Cuál es su estatus? Dicho de otro
naturaleza misma del resto. · modo, ¿cómo conferirle el estatus? ¿Y si, a la Inversa, todo
Los tex tos de Jena describen el desarrollo de la familia en el inte- estatus fuese epltético? «Llamarse Diverso le confería
rior del f'oiksgeiJt, del espíritu de un pueblo. La familia es de esen- un ca rácter de sueño terrenal y nocturno que bastaba
para encantarme. Pues nádie se llama Jorge Diverso,
cia espiritual. La lengua también: «la lengua es la existencia ideal ni Julio, ni José Diverso y semejante unicidad nominal
del espíritu solo como producto (u obra: Werk) de un pueblo». La lo colocaba en un trono como si, desde el reformatorio,
lengua espiritual es, pues, también natural. Al pertenecer al pueblo, la gloria lo hubiera reconocido. Este nombre era casi un
mote real, breve, altivo; una convención. De este modo,
la familia es, por tanto, siempre parlante; no hay familia bioló- como un vendaval, tomó posesión del mundo, es decir,
gica; pero la lengua que habla no de mí. Desde entonces, gozo de él como si se tratase de
no hay familia sin Gelst, ni Gelsc sin familia. es, al m enos eso parece, formal un embarazo» (Milagro de la rosa). La «unicidad nomi-
El Geist, el espíritu: a la vez la posibilidad •o arbitraria. No obstante, en ra- nal» tensa, tiende el nombre, de una sola pieza, hacia el
de la repetición (tradición, historia) y de la punto o hacia el infinito. Reduce la distancia clasificatoria
retención del aliento en la vibración sonora zón de la estructura del desarro- entre el apellido y el nombre. El cuerpo propio, sublime,
(inspiración/ espiración). El Ge/st consuena llo interno de la lengua, lo que glorioso se reagrupa en un vocablo, sin órgano. Y se
también con la muerte según Hegel, la vida en ella se elabora por eso m ismo firma en un monograma. «El escudo negro adornado
espiritual con la muerte natural. Para enten- con la letra "D" bordada en plata», los «monogramas de
der algo del espíritu, para olfatear alguna se destruye o, mejor, se somete al hiedra• de las Pompas fúnebres forman el ideal de la rú-
expiración, alguna repetición expirante. proceso de laAufhebung, se releva. brica. Querella de Brest «grababa a cuchillo, en la corteza
Que esto no Impida utilizar las mismas Al ·e stablecerse como sistema de húmeda de una acacia, el estillzadfslmo dibujo de las
palabras, palabras homófonas, para con- iniciales de su nombre[...) Querella velaba doblemente
ceptos diferentes y, con el fin de traicionar signos natürales, existiendo en la por sí mismo[...) pensamiento ofrecido a la Santísima
la lengua, utilizar homónimos y falsas eti- exterioridad, la lengua se eleva Virgen. En torno a su propio altar, Querella bordaba un
mologías para conceptos análogos. velo protector en el que, al igual que en los manteles azu-
a concepto (significación ideal les, está bordado en oro su monograma, la célebre: M.»
Las palabras están pues desatadas. En-
furecen al diccionario. La lengua no tiene ·interior) y desde ese momento
lugar, lugar seguro. El discurso da sentido, se niega como sistema de signos
pero como un chívato que viene a traicionar naturales. etc., ¿está arrancando violentamente una
toda una red. La tradítio entrega (überlie- identidad social, un derecho de propiedad absoluta?
fert) el sentido pero para perder la insti- La cosa (el referente) es rele-
tución en la repetición. Siempre hay que vada (aufgehobene) en el signo: ¿Es esta la operación política más efectiva, la práctica
contar con uno de más a cenar en la (es) elevada, espiritualizada, mag-
cena de la lengua. La oposición (lengua/ revolucionaria más significativa? ¿O bien (pero ya
discurso) a su vez se delata a sí mlsma y nificada, embalsamada, interio- empezamos con la cantinela de los contrarios que se
delata a todas las demás rizada, idealizada, nombrada
porque el nombre lleva el signo a intersecan sin cesar) los bautiza con la pompa y lo
su cumplimiento. En el signo, el significante (exterior) es relevado sagrado - la gloria
por la significación, por el sentido significado (ideal), la Bedeu-
tung, el concepto. El concepto releva el signo que releva la cosa. El
de la palabra gloria él echa mano, en proporción, casi
significado releva el significante que r eleva el referente. «Así pues tan a menudo como el traductor del Evangelio cuyo más
la lengua es reconstruida (rekonttruiert) en un pueblo de modo destructivo y paródico doble, al fin y al cabo, es él. Lo veo

14
que, en la medida en que ella es Ja aniquilación (Vernichten) ideal sacar partido del Evangelio y de todos los textos mitoló-
gicos que conoce y que habita por medio del nombre,
del'exterior, es ella misma un exterior (ein Ausseres), que debe ser como un minero que no está seguro de salir con vida
aniquilado (vernichtet), relevado (aufgehoben werden) para llegar del fondo de la tierra y que, en su galería, ensaya con
a ser lengua significante (um zur bedeutenden S¡rache zu werden), explosiones, con rayos fulminantes. Es preciso, no obs-
tante, descifrar galería; la galería habla, escribe. Sobre
lo que ella es en sf según su concepto (zu dem, wa1 tie an iich, ihrem sus legendarios muros. Le escribe a él. le dice muchas
Begrijfe nach i1t); en un pueblo ella es pues algo radicalmente otro cosas. ¿Por qué (¿qué iba a hacer en ellas?) le gustan
(alr ein total .Anderu) de lo que es ella misma y se convierte en to- tanto las galerías? No solo aquellas que nos resguardan,
nos orientan y nos amenazan en el seno de la tierra
talidad en cuanto que es relevada (aufgehoben) como algo otro y sino también aquellas por medio de las cuales uno se
llevada a su concepto». expone en el teatro, aquellas que la arquitectura asocia
La lengua no llega a su cumplimiento, no se hace pues significante con los palcos, con los alojamientos, los balcones, todas
sino relevando en sf el significante (sensible, exterior), atravesán- las galerías del lenguaje, todas las construcciones de
simulacros retirados, todos los cobijos disimulados, más
dolo y negándolo con vistas al concepto. Con vistas también a su o menos falsos, en todos los rincones: «...el más mínimo
propio concepto de lengua. Solo se convierte en lengua suprimién- cobijo se tornaba habitable. Aveces yo lo decoraba con
dose/con~ervándose en el concepto. La traditio es la Aufhebung. un sabio bienestar extraído de sus peculiaridades: un
palco de teatro, la capilla de un cementerio, una ca-
La lengua solo alcanza su propio concepto yendo hasta el final de verna. una cantera abandonada, un vagón de mercan-
lo que la induce, hasta el final de su propia negatividad interna, cías ¡qué sé yo! Obsesionado con la idea de alojarme,
según un esquema de la esencia como negatividad que se verifica de acuerdo con su propia arquitectura, embellecía con
el pensamiento el alojamiento que acababa de elegir.
y se elabora sin cesar. Cuando se me negaba todo, deseaba estar hecho para
Por consiguiente, este devenir (traditio) de la lengua, o más las acanaladuras de las falsas columnas que decoran las
bien de lo lingüfstico, se produce en el seno de un pueblo, del es- fachadas, para las cariátides, para los balcones, para el
sillar, para toda esa plúmbea seguridad burguesa que
pfritu de un pueblo que no se establecerfa sin él. La negatividad se expresa por medio de ellos> (Diario de un ladrón)
lingüfstica no se reduce ni al arraigo ni al.desarraigo de una lengua
en relación con el suelo de la comunidad histórica. El desarraigo,
es la palabra que emplea - que él
la desnaturalización, la explantación de una lengua consuma la
esencial raigambre de la lengua. Esta pertenece a un pueblo en confiere siempre a la nominación?
cuanto totalidad finita: es entonces una «lengua n¡tural» , una
lengua finita, particular, determinada. Pero ya ~o lo es en cuanto
que se establece como cal; solo consuma su esen,¿ia de lengua «na-
tural» relevándose, relevando los Hmites naturales de su sistema,
de-limitándose, desbordándose ella misma hacia la universalidad
del concepto. Por tanto, es de inmediato lengua universal que
destruye dentro de sí la lengua natural.
«He querido que tuvieran derecho a los honores del
La dialéctica de la lengua es dialectófaga: nombre»: este enunciado se multiplica, se metamorfosea
sin :fin hasta convertirse en una obsesión en la totalidad
del corpus. El (sobre) nombre propio dado releva la
Sin este desbotdamiento de la lengua, que se traga y se come a sí
cabeza que tumba en el cadalso pero, al mismo _tiempo,
misma, que vomita también un resto n atu ral - el suyo- que no
puede ni asimilar ni igualar a la potencia universal del concepto, reduplica la arbitrariedad de la sentencia por medio de
la lengua no seria la lengua - la lengua viva, se entiende- , no seda la decisión de nombrar, consagra y glorifica la caída,
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lo que es en s{, conforme a su concepto (Begrijf), conforme a lo corta una vez más y graba - en un monumento literario.
que en ella se concibe, se capta, se apre- Al precipitarse como una sentencia capital y como un
sin la concepción del concepto,
la lengua es lengua muerta, es- hende y comprende, se eleva, abandona juicio final, el apodo suena .
critura y palabra difunta, oreso- de un aletazo el suelo natal arrastrando «Tocsln (rebato) m.s. 1. Ruido de una
nancia sinsignificación (Ktang su cuerpo natural. mejor, nos revienta el tím- campana que se tañe con golpes rápi-
y no Sprache). Afinidad, aquí,
entre el Klang y la escritura. En La lengua natural de un pueblo llega pano con su rebato. Todo dos y redoblados [...] ·se dice sonner
le tocsin (tocar a rebato), pero es pre-
cuanto que resiste a la con- a ser lo que es, se piensa, se expone ella esto habrá resonado en la ferible escribir toquesln; e Incluso. si
cepción, el Ktingen del Klang misma como lo que estaba por ser, como lo se añade una g yse escribe toquesing,
desempeña, para el lógos hege- acuñación d e una firma. estaremos más cerca de la etimología,
liano, el papel de sonido mudo que habrá debido ser, al hacerse otr a dis-
o de sonido loco, especie de tinta de s{ misma, al volverse artifi~ial, ra- Ascensión del cuerpo pues se trata de una palabra gascona,
compuesta por toquer, en donde noso-
autómata maquínico que se cional, universal, en el momento en que el glorioso, después de cua- tros decimos roucher(tocar) o fropper
desencadena y se pone en (golpear), y por sing que significa cam-
dania sin querer decir nada. pueblo mucre como pueblo natural. Muere renta días. pana, sobre todo una gran campana ya
como pueblo natural al universalizar sus
«Él pronunció, por pri- que, cuando cunde el pánico, es prefe-
Caída,en este caso, de la lengua productos mediante la lengua y el trabajo. rible tocar la campana más grande", H.
Lengua y trabajo, en el campo de análisis de Jena, anuncian el fin mera vez, detrás del apelli- Est., Précellence, p. 186. E. Toquer, y el
lat. slgnum tomado, en la Edad Media,
del pueblo natural, estableciéndolo como tal, permitiéndole ser r e- do de Baillon:·"Alias Nues- en el sentido de campana». Llttré
conocido y nombrado como tal. tra-Señora-de-las-Flores".
Ahor a bien, este paso al interior de la lengua de un pueblo no ha-
Nuestra-Señora había sid o condenado a la pena capi-
bía dejado ya de abrir el camino que va de la familia al pueblo. El
movimiento por el que la familia se esta.blece como tal, se otorga tal. El jurado estaba en pie. Era la apoteosis. Se acabó.
un jefe, se reagrupa en una familia de familias, suerte de clan je- Cuando Nuestra-Señora-de-las-Flores fue entregado
rarquizado que se hace pueblo, dicho movimiento es también una a manos de sus guardianes, les pareció revestido de un
.Jufhebung, la retención de lo que se escurre en cuanto que se es-
carácter sagrado, semejante a aquel que antaño poseían
curre. Una suerte de tamiz o esclusa histórica no deja pasar lo que
pasa o deja pasar lo que n~ pasa. las víctimas expiatorias ya fueran chivo, buey o niño, y
Para explicar que Hegel descalifica la etimología y asume cierta que aún hoy poseen los reyes y los judíos. Los guardia-
arbitrariedad en el uso de las palabras, hay pues que hacerse cargo nes le hablaron y le sirvieron como si, al saberlo cargado
y sacar las consecuencias de toda su teoría del lenguaje y, en dicha
del peso de los pecados del mundo, hubiesen querido
teoría, de toda la procesión de lo negativo (la .Aufhebung). De este
m odo ya no hay oposición que se sostenga, ya no hay que escoger atraer sobre ellos la bendición del Redentor. Cuarenta
entre lengua natural y lengua formal. La lengua natural porta y días después, una noche de primavera, erigieron el ar-
toca en sí m isma el signo de su muerte, pertenece a su cuerpo r e- tefa~to en el patio de la prisión. Al alba, ya estaba listo
sonar y, al hacerlo, elevar su cadáver natural a la altura del con-
púa cortar. A Nuestra-Señora-de-las-Flores le cortó
cepto, universalizarlo y r acionalizarlo en el tiempo mismo de su
descomposición. · la cabeza un cuchillo d e verdad. Y no pasó nada. ¿Pa-
Esta ley dialéctica se pliega y se refleja, reflexiona sobre sí misma, ra qué? El velo del templo no tiene que desgarrarse de
se aplica a sus propios enWlciados, a sus propios efectos metalingüís- abajo arriba porque un dios entregue el alma. Eso solo
ticos; por ejemplo, a ese significante, singular en apariencia, que se
puede probar la mala calidad del tejido y lo viejo que
llama en alemán .Aufhebung y que permite designar -Hegel se de-
leita mucho en ello- una ley de universalidad esencial y esp.ecula- está. Aunque la pauta fuese la indiferencia, yo acep~
tiva en el seno de una lengua narural, de la lengua de un pueblo. El taría incluso que un chaval irreverente lo agujerease ¡
1
r6
pueblo que tiene la Auf hebzmg en la garganta se n iega como pueblo de una patada y se largase extasjado. Es algo que tiene
particular, se estrangula y se despuebla, pero lo hace para ex ten- mucho relumbrón y que queda muy bien para servir
der mejor su im_perium y desplegar infinitamente su envergadura.
· Aufhebung no es el Único ejemplo de esta ley. ¿Es siquiera un
de armazón a la Leyenda».
ejemplo?
Queda, por tanto, la pregunta general: ¿cómo puede el idioma
de una generación familiar pensarse, es decir, negarse erigiéndose
en la univer salidad del tipo especulativo?
Ello comenzaría por el amor.
El amor es un predicado esencial del concepto de familia, es de-
cir, de un momento esencial de la Sitt/ichluit. Aquel que nombra, que denomina - ·e l gran denomi-
¿Cómo se induce el tránsito (Übergang) de laMoralitata la Sitt- nador oficia siempre junto al cadalso, en el moment~
/ichluit? En la Moralitat, instancia subjetiva de tipo kantiano, el
en que ello tumba.
Bien, sustancia universal de la libertad (no hay libertad sin relación
con el Bien y viceversa), conserva todavía su forma abstracta. Recí-
procamente, la conciencia moral, exigencia de objetividad univer-
sal, sigue siendo formal y virtual, por tanto, inmoral: N o desborda
su propia subjetividad unilateral. Se convierte en lo contrario de
lo que es (inmoral), precisamente en la medida en que sigue en-
cerrada en su propio terreno. Kant retiene, pues·, la Moraiitat en
el seno de cierta abstracción unilateral. El Bien por un lado, la Esta institución, la ley que deposita el nombre ál posar
conciencia m oral por el otro, permanecen separados, uno frente -el cuello, no deja títere con cabeza.
al otro, pero inaccesibles el uno para el otro. Todavía no son, por
tanto, lo que son. No están «explícitamente posicionados» (geretz t)
como lo que, sin embargo, son en sí. Esta posición, est~ estar-po-
sicionado (ge.retztlrlerden), solo la alcanzan en su negatividad, «es
decir, en el hecho de que se constituyan con unilateralidad (Ein-
.reitigkeit) en totalidades para sf, de modo que no deban conllevar
lo que en .rí les corresponde (el Bien sin la subjetividad y la deter-
minación, por una parte; la subjetividad y el determinante sin el La división apenas se complica cuando el denominador
ser en sí, por otra parte) . Se relevan (aufheben) y, de este modo, se (el cratíleo nomoteta) se instituye o se erige a sí mismo
de-positan (herab.retzen), se redu~en a momentos, momentos del en su propia firma.
concepto que se manifiesta como su unidad». Gloria de nuevo, cuyo silabario se ini-
cia, en futuro anterior en el contrato de
Ambos lados se enfrentan sin poder juntarse o completarse, como edición, firmado con la Institución (fami-
las dos mitades o los dos tabiques abstractos de un mismo ~uerpo lia y ciudad), es decir. con las pompas
espiritual. Deben negar su unilateralidad en el concepto, recons- fúnebres. la organización de la sepul·
tura. Romper el contrato: la operación
truir en él su integridad amenazada o troceada. literaria no consiste en eso ni tampoco
La primera síntesis que permite ligarlos o leerlos conjuntamente, en confirmarlo incesantemente, en el
pensarlos como los flancos de una sola y misma pieza, su primera margen, con unas siglas. «Existe un li-
Habitat colosal: la obra bro titulado: Tendré un bonito entierro.
integración (lntegration), es·la Sittlichkeit. En ella la Idea de la li- Actuamos con vistas a un bonito entie-
bertad se hace efectivamente presente, ya no está solamente en la maestra. rro, a unos funera les solemnes. Estos
l'
cabez·a de los individuos subjetivos. «Que esta Idea sea la verdad Se empalma en su rúbrica serán la obra maestra en el sentido
exacto de la palabra, la obra capital,
del concepto de libertad es algo que no puede admitirse corno pre- pero la ocupa asimismo rn~s concretamente la coronación de
supuesto extraído del sentimiento o de cualquier otr a cosa, sino nuestra vida. Es preciso morir en plena ¡
como un sarcófago. apoteosis y no tiene importancia que yo
que, en filosofla, debe ser demostrado [un objeto de demostración,
ein Bewierenes] . La deducción [de esos momentos] consiste sola- conozca la gloria antes o desp~és de
mi muerte si sé que la alcanzaré, y la
mente en esto: que el derecho y la concien cia moral de sf [los dos alcanzaré si firmo un contrato con una
primeros momentos de la filosofla del derecho] se muestran a su casa de pompas fúnebres que se encar-
vez y así vuelven a ella [la Idea] como a gará de cumplir mi destino y de consu-
el comienzo -antes que élestá. marlo». En el momento del «golpe de
su resultado. Los que creen que en filoso- efec:to», en Pompas fúnebres, cuando
el no dejar ya de-, sobreviene
fla pueden abstenerse de demostrar y de- «deslizan• el féretro en el catafalco
como siempre en calidad de re- -«escamoteo del ataúd•- antes de
ducir muestran que todavía están lejos de
sultado. El re-salto del no dejar reducirlo, como el féretro de «Santa
comenzar a pensar lo que es filosofla; y ósmosis» (carta ficticia, publicada en
ya de no debeña dejar resto. En
los que quieren hablar sin concepto; por Italiano, sobre la Leyenda Dorada), al ·
la dialéctica especulativa el re-
fo demás, pueden hablar (reden), pero no
La forma del nombre - lugar tamaño de una caja de cerillas, «la
sultado no es un resto, el resto de reclusión- se come el muerte de Juan se desdoblaba enotra
tienen ningún derecho a participar en el muerte, . ElJuan muerto cuyo cadáver
no resulta. Al menos en cuanto
resto.Si pudiese resultar, releva-
discurso de la filosofla». cuerpo y lo mantiene en pie. es amortajado y que adquiere, de este
La Sitt/ichkeit -cuyo primer momento lo modo, «con sus telas y sus vendajes,
ría su restancla. Consecuencia la forma y la consistencia de una al-
constimye la familia- es, por consiguiente, mendra de leche», «almendra tierna y
sin duda Inevitable de un no
. la idea de libertad; pero de la libertad como prieta, , es velado, escrito, amortajado
dejar ya de concebido como
Bien vivo, presente y concreto en el mundo . por el otro, por la amistad cabezona del
origen, comienzo, fundamento otro, del amigo («mi amistad es cabe-
presente (vorhandenen), lo que implica ela- zona (lo mismo que se dice: la reseda
en el senúdo de la presentación
boradón efectiva (Wirklichkeit), acción, es cabezona)») que «ama al verdugo,,
. operación ( Handeln). En ese momento la sustancia concr eta de que quiere hacer «el amor con él, al
las costumbres (la Sittlichkeit), tal como se produce y resta en el alba,. Yque también se empalma.
El otro -también la otra banda-(se)
Luego, al hacer extraccio- empalma.
l'orhandenuin del mundo, excede el Meinen (según el juego de pa- Ante él, ante las flores, ante
labras hegeliano entre el titubeo subjetivo del.yo que opina y «lo nes en «lo que resta... », no nada. «Ante las flores me empalmé y
mfo»); con striñe el capricho subjetivo y la veleidad flotan te ( el Be- sentí vergüenza, pero me dí cuenta de
olvidemos que el «féretro que a la rigidez del cadáver yo solo
lieben). Toma consistencia en leyes y en organizaciones que per- podía oponer la rigidez de mi verga.
duran (Einrichtungen), en in.rtituc.ionú.
vertical» describía un~ Me empalmaba y no deseaba a nadie».
· La consistencia, la permanencia de la institución trans-subjetiva, celda de prisión («yo entré El otro -también la otra banda- (se)
empalma: esta es la cuestión del nom-
desborda ·al individuo, se impone a él, lo encadena, ciertamente, en una de esas estrechas bre (en todos los géneros) y delverbo.
pero con la fuerza y la dignidad de lo r acional. Aquella erige ahí su celdas, féretro vertical»): .deEmpalmarse ante la flor y el cadáver
su doble, colosal homónimo a su
liber tad y la hace mantenerse en pie. El sujeto individual no está
« ... ni ternura, ni cariño. vez erigido con una adversidad teatral:
sujeto a eso como a la fuerza empfrica de los elementos naturales, esto solo puede observarse desde un
el sol, la luna, las montañas y los ríos. En la Sittlichk.eit la autori- Tampoco con respecto a esa determinado ángulo, una laguna asl-
dad de las leyes es «infinitamen te más alta, pues las cosas de la na- mismo en la lengua, que es preciso que
forma que toma el otro - o ahora reconozcamos. Toda la escritura
turaleza solo .de una manera externa y .ringularizada presentan un su prisión.' ¿O su t umba? se halla quizá presa, sitiada en esta es-
cadcter de racionalidad y lo ocultan bajo la forma de la contin- cena que todavía es posible tratar de
gencia». Esta racionalidad ya no se oculta, sino que por el contra-
Por el contrar io, yo tenía nombrar. Pues el nombre de pila no
rio se desvela en la institución . tendencia a mostrarme con basta para clasificarla. Ni el apellido. ·
El uno debe amortajar al otro y hacer
En la familia, el amor constituye el primer momento de esta ella tan despiadado como lo que se empalme
18
racionalidad. No hay amor, ni familia, en la naturaleza física o er a con esa forma qu e respondía a mi nombre y-que
biológica. El iógor, la razón, la libertad son el lugar del amor. La escribía estas líneas».
Enciclopedia lo pr ecisa: en el reino animal la generación, la rela-
ción sexual, el proceso de copulación que, como la cópula de un
silogismo, reúne al género consigo mismo, devoran a los indivi-
duos en una muerte sin contemplaciones. La cópula animal, a di- Entre los dos efectos de esta llamada literatura del la-
ferencia de la familia humana y racional, no da lugar a ninguna trocinio, de la traición, de la denun~ia ¿acaso es preciso
determinación superior. No deja tras ella ningún monumento, nin- decid.ir? ¿Expropiación o reapropiación? ¿Decapitación
guna sepultura, ninguna institución, ninguna ley que abra y ase-
gure una historia. No nombra nada. «El género solo se conserva
o recapitación? ¿Diseminación o recapitulación, reca-
gracias al declive de Jos individuos que, en el proceso del aparea- pitalización? ¿Cómo zanjar?
' miento, han dado plenitud a su determinación [ destinación, Bu-
timmung] y, en la medida en que no tienen determinación superior, En apariencia, al ceder a la Pasión de la Escritura, Genet
por eso mismo van a la muerte» .
Pero la muerte no se les manifiesta como tal. Por el contrario, el se ha hecho un favor a sí mismo convirtiéndose en flor. Y
Hmite que la Sittiichkeit impone a la subjetividad empírica, a fin de ha enterrado, con toda pom-
verdugo me acompaña, Clara! El ~
cuentas su muerte misma, abre la relación de la subjetividad a su pa, pero asimismo como una «¡El verdugo me acompaña[...] Llevan co-
libertad sustancial. En la Sittlichkeit la mortalidad es experimentada
flor, doblando las campanas, ronas, flores, oriflamas, banderolas,
como un efecto de libertad. La subjetividad individual encuentra doblan las campanas. El entierro des-
en la objetividad aparentemente r epresiva de la S.ittiichkeit (su su nombre propio, los nom- pliega su pompa. Es hermoso ¿verdad?
derecho, su policía, sus prisiones, sus presidios) la condición de bres de derecho común, el [...] El verdugo me acuna. Me aclaman.
Estoy pálido y voy a morir».
su libertad, de su verdad, de lenguaje, la verdad, el sen- En el momento del clamor, hay que
•Al pertenecer los individuos a la efectividad ética dejarse acunar. Por un verdugo. De-
su esencialidad. Lo que niega
(sittlichen Wirklichkelt), se cumple (Erfilllung) su tido, la literatura, la retóri- jarse acunar, incluso dejarse dar el pe-
y separa a la subjetividad de
derecho a una determinación (destinación) subje-
sí misma es también lo que ca y, en la medida de lo po- cho por un verdugo: por aquel que, no
lo olvidemos, permite que se tenga un
Uva a la libertad, porque la certeza de su libertad
la eleva y la cumple. sible, el resto. nombre. El nombre se da Junto al ca-
tiene su verdad en esta objetividad (Objektivitat) y dalso. Quien da el nombre y la rúbrica
La esen~ia propia, la pro- Al menos en apariencia. Y aproxima su cÜchllla a nuestro cuello.
aquellos poseen (besitzen) en la ética (Sittlichen) •
piedad d<(la subjetividad in-
su esencia propia (ihr e/genes Wesen), su universa- esto habrá comenzado em- Para dividirnos. Y, con el mismo gesto,
nos transforma en un dios. Ahora bien,
dividual, lejos de restringirse
lidad Interior, y esto de forma efectiva (wirk/ich)•.
y ahogarse simplemente en po~zoñando las flores de verdugo no hay más que uno -como
(Filosofía del derecho) madre no hay más que una- y, por
ella, se apropia y se convierte la re tórica o de la poética. consiguiente, es el primero. Y aquello
en lo que es, se posee en la forma de su contrario o de su nega- que aproxima su cuchilla, sin castrar
Estas, parodiadas, altera- nunca en el presente, para elaborar la
ción. As{ es como se posee: buitzen es muy fuerte y no debemos das, transplantadas, empie- decapitación, habr{Qa tenido que ser,
borrar ese sentido de posesión, de propiedad privada, de bien o como la madre, como un niño, virgen.
de haber, que con struye toda la problemática de la familia. Lo zan a pudrirse muy rápida- Lo mismo que Solange en Las criadas,
subjetivo mismo se apropia en la objetividad de la Sittlichkeit; lo mente, a p arecerse a esas Nuestra-Señora-de-las-Flores «amó a
su verdugo, su primer verdugo[... ]
individual se posee en la generalidad de la institución; la liber- coron as m ortuorias que ¿Qué es exa'ctamente un verdugo? Un
tad, en la regularidad obligat?ria de una ley. Esta apropiación, niño disfrazado de Parca, un inocente
se arrojan por encima de (...) un pobre, un manso•.
que hace que para m an tener se en pie, para tener constancia,
esencia, existencia, sustancia, sea preciso elevarse a su contrarío, es los muros del cementerio.
también una interiorización y una idealización: una magnificación, Estas flores no son ni artificiales ni del todo naturales.
ya que lo ideal aquí engrandece. La negatividad erige a uno en el ¿Por qué se <lice las «flores de retórica»? Y ¿qué sería la
otro. La dialecticida~ se señala aquí en el hecho de que la objetividad flor cuando se convierte en solamente una de las «flo-
(Objek.tivitat) de la Sittlichkeites al mismo tiempo la universalidad
res de retórica»?
interna (innere .Allgemeinheit) del sujeto individual, del nombre
propio que se establece y se reconoce así en ella.
Todavía no hemos llegado a la familia. Tan solo al concepto ge-
neral de Sittlichkeit, que define el campo general en el que surge
algo así como una familia.
¿Acaso es un azar que en los parágrafos de laFilo.rofía del .derecho
que presentan el concepto de Sittlichk.eit, antes incluso de que se
hable de la familia, una cita cuasi proverbial o legendaria recurra
al padre y a la educación del hijo? Es una Nota a continuación de
un parágrafo. La educación es también un proceso constituyente/
desconsticuyence de la familia, una ..1ufhebung mediante la cual la
familia se cumple, .re eleva destruyéndose o tumbando como fami-
lia. Como familia: el como, el como tal de la esencialidad, de la pro-
piedad esencial, desde el momento en que no eleva sino rachando,
no es él mismo el como sino en cuanto que es diferente de.lo que lo
que es, no fenomenaliza la fenomenalización que descubre sino
ensombreciéndola o hundiéndola en las sombras. No se apropia ·
sino en la expropiación.
Es así como el padre pierde al hijo: ganándoselo, educándolo,
criándolo, elevándolo, arrastrándolo dentro del cú-cu.lo de la fa-
milia, lo que equivale, segi'.i.n 1~ lógica de la .Aufhebung, a ayudarlo
a salir de ella, a empujarlo fuera al tiempo que lo retiene. El padre
- le da la mano al hijo para destruir la familia cumpliéndo~a en lo En el Saint Genet, la cuestión de la flor, la cuestión anto-
que la disuelve: primero en la sociedad burguesa o civil (bürger/i- lógica, entre otras, se evita indefectiblemente. Al igual
che Guell.rchaft) y luego en el Estado, que lleva a cumplimiento la
que la del «psicoanálisis» y la de la «literatura», con la
Sittlichkeit «relevando a la familia y a la sociedad burguesa», a la
vez que las magnifica. más ágil e inteligente lección de ontología fenomeno-
Esta es la nota: un entremés desplazado, como una cita a modo lógica de la época, a la francesa. Uno de sus desarro-
de ejemplo, luego como añadido a un parágrafo filosófico y espe- llos, no obstante, está a punto de hacerlo. Hay que fi-
culativo, finalmente, por ser su contenido «familiar», prestado de
jarse en que comienza de este modo: «Lo que queda es
una determinación particular de la Sittlichkeit. Ahora bien, esta no
se ha definido todavía sino de forma preliminar y general. Talan- que se puede sencillamente no _leerlo. Es el único ries-
ticipación no puede ser insignificante. go que corre y es grande. Pero, en el fondo, de él, so-
«A la pregunta de un padre sobre el mejor modo de educar éti- lo de él, depende ser leído». Ciertamente. Dos figuras
camente a su hijo (.reinen Sohn .tittlich zu erziehen), un pitagórico
de la flor se reducen entonces al contenido semántico
respondió lo siguiente Qo que también se atribuye a otros .filóso-
fos): "Que lo conviertas en ciudadano de un Estado cuyas leyes más convencional, aplastadas, en el transcurso de la
sean buenas (einet Staatl von guten Geretzen)"». disertación, entre una lectura ontológica y una lectura
20
1
1
Esta nota ilustra la ley gen eral, la ley de la ley: la subjetividad in- poético-retórica cuya recíproca homología ambas ve-
dividual en verdad cumple su libertad en la rifican: «La estructura de la fra- «Esta flor lleva siempre su
a mano, en el manuscrito, He- universalidad de la Sittlichkeit que la niega. doble en sí misma, ya sea
se poética refl eja con to da exacti- el grano O el tipo¡...) y, en
gel añade lo.siguiente, que no La familia es el primer momento de este
tud la estructura ontológica de la virtud de la repetición en
se encuentra en las traduccio- proceso. El primero de los tres m omentos la que ella se abisma y se
nes francesas: •la de Sócra- del silogismo (familia, sociedad burguesa, santidad». Ya se trate de las flores estropea sin fin, ningún
. . lenguaje puede reducir
tes•. A título de leyenda, pero Estado) se articula, a su vez, en tres mo- con 1as que se cubre a 1a pobre VIeJa en sí la estrictura de una
tenlendo en cuenta el sistema, meneos o instancias que lo llevan a cum-
(«quizá mi madre») o de una para- antología. Ese suplemento
estoy trabajando aquí con las plimiento al negarlo : el matrimonio, la de código que atraviesa su
observaciones autógrafas u propiedad fa.miliar y la educación de los hi- doja «lógica» del tipo «el jardinero campo desplaza constante-
mente su clausura, embro-
orales añadidas por Hegel jos. Pero la unidad dialéctica de estos tres es la rosa más bella del jardín», la lla la línea, abre el círculo;
como al margen de su texto m omentos, que háce que la familia sea lo cuestión de saber por qué la flor es, ninguna ontología habrá
sido capaz de reducirla»
principal. Estoy trabajando mít que es en su arrebato, la unidad de su au-
como dice Sartre, «el objeto poéti- (Ofrecida a los injertos, la
Hege/s elgenMndlgen Notizen todestrucci.Ón silogfstica, es el amor. Uni- mitología blanca
und den mündlichen Zusatzen dad sentida o, m ás bien, semiente, unidad co por excelencia», dicha cuestión
inaccesibles en francés. El lec- para sentir, unidad del sentir (rich empfm- se escapa entre un meontologismo preheideggeriano
tor quisquilloso con respecto a dende Einheit), unidad que se siente. y un vago mallarmeísmo. Se evoca la «desaparición vi-
las autentificaclones filológicas Para saber lo que es el amor hay que saber,
bratoria» y la flor ausente de todos los ramos: «esta es
yeditoriales siempre podrá pro- por con siguiente, lo que es ;entir, o sentirse.
testar o considerarlas ficciones. Pero esto no se sabrá verdaderamente an- toda la poesía de Genet».
EI esfuerzo de desmostrarlas es tes de saber lo que es el amor, es decir, la fa- Ahora bien, ¿qué es la poesía, desde el momento en
a él a quien le incumbe milia. Uno sólo S!! siente en familia. que la flor es «el objeto poético por excelencia»? ¿Qué
¿Qué es la familia?
es la retórica, si la flor (de r etórica) es la figura de las
«La sustancia ética (nttliche), en cuanto que contiene la concien-
cia d e sf unida a su con cepto, es el espíritu efectivo (wirkliche Geiit) figuras y el lugar de los lugares? ¿Cómo leer, cómo se
de una familia y de un pueblo». elabora este efecto de excelencia trascendental? ¿Por
El espfritu solo puede lograr su efectividad e~ la familia y en el qué domina la flor todos los campos a los que, no obs-
pueblo. En la singularidad permanecerfa absti:acto, se estr angu-
tante, pertenece'? ¿Por qué deja de pertenecer a la serie
lada. L a Nota sobre este parágrafo añade que no debemos elevar-
nos de forma « atom{stica» desde la sin gularidad considerada como de los cuerpos o de los objetos de los que forma parte?
fundamento (punto de vista no espiritu al), sino que debemos pro-
ceder desde el espfritu como sfntesis de lo singular y lo u niver-
sal. E l con cep to de la Idea es el espfritu, pero el cspfritu en cuanto
que se conoce y en cuanto que es efectivo (ah ;ich Wiuendu und
Wirk.lichet). Ahora bien, solo puede conocerse y h acer se efectivo
en la medida en que se objetiva. Esta objetivación (Objek.tivienmg) La flor (es) parte. De su (estar) partida obtiene la fuerza
se produce a través de la «forma de sus momentos» (durch die Form de excrecencia trascendental que le hace solamente
;einerMomente). Al h acerse objeto para él mismo, el espÍritu sale de
parecer tal (trascendental) y que ya ni siquiera es pre-.
sí mismo. Pero lo hace para permanecer ( en) s{ mismo, para r etor-
nar e igualarse a sí mismo. Esta procesión, muy general, del espfritu ciso desflorar. La deconstrucción práctica del efecto
h egeliano tiene aquí a la Sittlichkeit como etapa o parada principal. trascendental está actuando en la estructura de la flor
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Pero corno toda salida fuera'de sí del espfritu tiene la forma ge- corno en la de toda parte, en la medida en que aparece
neral de su otro, a saber, de la naturaleza; como la naturaleza es o crece como tal.
el espíritu fuera de sí, pero también un mom ento del retorno a sí
del espíritu, la Sittlichk.eit llevará consigo esta naturalidad. Será un
espíritu-naturaleza. Su naturalidad se reabsorberá, se espirituali-
zará a medida que la Sittlichk.eit se desarrolle a través de la forma
de sus momentos, agote la nega-
¿por qué la reconstrucción de un proceso tividad interna que la trabaja y se
hegeliano se escribe más fácilmente en fu- produzca negándose como natu-
turo? ¿Facilidad narrativa? ¿Pedagógica? Cuestión de la planta, del phyein, de la naturaleza y de
¿Por qué un filósofo tan estricto con el re- raleza. Cada uno de sus tres mo-
lato, que opone siempre al concepto, Incita mentos señalará un progreso en lo que, en otro lugar, se denominó -referencia tornada
a una especie da narración conceptual? este relevo de la naturalidad. La
Cuando se explica a Hegel, se está siem-
de cierto tabú- la verginidad. ¿Cómo puede·una parte
pre en un s·eminario y se cuenta a los alum- Wir,k.lichk.eit, la efectividad, el tornar parte?
nos -elevándolos- la historia del concepto, Wirk.en de la Wirk/ichk.eit será la
el concepto de la historia. operación de la negatividad que Esto hubiera podido comenzar, por consiguiente,
Alumno, cría, cultivo: son estas palabras,
así como estas cosas, de lo que trato aquí reapropia al espíritu, que lo hace
por el envenenamiento paródico que altera y pudre,
en todos los sentidos. volver a casa, cabe sí, a través de con antológica dosis, el suelo de la verdad ontológica
El alumno, la cría, el cultivo: ¿qué es su objetivación ética. Habiéndose
cultivar en general (crianza, elevación, ele- sobre el cual han crecido los remas y los poemas. El
vamiento)? ¿Contra qué se practica una negado al naturalizarse y al obje-
cría? ¿De qué releva? ¿Qué releva? ¿Qué tivarse, el espíritu negad su ne-
gusto por el veneno y el manejo del
es relevar una cría? gación retornando a sí mismo a mismo se declaran, por lo demás, «Este siglo, sin lugar a du-
Hay algo de ligereza en todo esto. El das, es el siglo sometido a
sueño del águila es aligerar. En todas partes través de la forma (Form) cada en todo el texto. Este se alimenta de los venenos[...] y mi afición
en donde ello tumba. Y es sublimar. vez menos abstracta de sus mo-
Cuando se utiliza un futuro ante el mentos. La casa del espíritu en su
ellos. Y si, desde ahora, afirmo que por los venenos, la atrac-
alumno se trata de un ardid gramatical el clamor es una especie de leche ción que ejercen sobre mí
_de la razón: el sentido que habrá querido generalidad no es la casa familiar.
darle es en verdad el del futuro anterior. Sin embargo esta es un~ repre- envenenada, parecerá que la do.sis [...] pero los médicos, tras
La versión enciclopédica de la gran Lógica sentación determinada de aquella administrarme un vomitivo
(pedagogía circular, para la cría) se narra
es demasiado fuerte y la imagen y analizar mi vómito, ... ».
y esta relación representativa da
en futuro anterior disonant~. Por· tanto, todavía no Él es condenado enton-
paso precisamente a la cuestión.
El amor está a la vista: no lo podremos pensar en su concepto ha llegado el momento. · ces por haber introducido
el veneno en la prisión, por
(el concepto del sentir-se que, a su vez, no se siente) sin tener en
haber «Introducido fraudu-
cuenta esa negatividad relevadora. Si la Sittlichk.eit es una natu- Marquémonos unos límites: el lentamente en la prisión un
ralización relevadora del espíritu, y si cada uno de sus momentos
clamor, que se alza y resuena en medicamento peligroso».
participa de este proceso, el primer momento será también el más
natural. Será la forma m ás natural del espíritu como Sittlichk.eit: la superficie de alguna página - no Este clamor puede leerse

deja ya de hacerlo- entre «lilas» y como el Interminable aná-


la familia, el amor en el círculo o, lo que viene a ser lo mismo, el
lisis de un vómi to, de un
triángulo simbólico de la familia. En el movimiento de objetiva- «eclosiones», anuncia asimismo, asco más bien, que me
ción del espíritu efectivo Hegel distingue, en·efecto, tres momentos:
cubriéndola de flores, la muerte afecta y que me hace que
de cualquier código, El condenado me escriba: «yo me ese.»

a muerte
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«A. El espÍritu ético (sittliche) inmediato o natural (natürliche): <eTu boca, la de-una muert~. cuyos ojos son rosas
la familia.
[...]
«Esta sustadcialidad se encamina hacia la pérdida de su uni-
dad (geht in den Verlurt ihrer Einheit... über), hacia la división en El gélido destello [...]
dos (Entzweiung) y hacia el punto de vista de la relatividad, y es
[...]
por tanto
«B. Sociedad burgue.ra (civil), asociación de miembros como in- Que coronó tu frente con espinas de rosas
dividuo! independienter y, en consecuencia, en una univerralidadfor-
[...]
mal, a través de las neceridader, y con la corutituciónjur{dica como
medio para garantizar la seguridad de las personas y de la propie- Pese a tus glaciales llantos
dad (Eigentumr), y con una reglamentacilm exterior en favor de los
[...]
intereses particulares y comunes; dicho erta,d'óexterior se
«C. recoge y reúne en la conrtitución ertatal (Staat!'llerfauung),
fin (Zwecli.) y efectividad (WirUichluit) tanto de la sustancia uni-
versal como de la vida ptS.bJica que se consagra en ella».
Estos son los tres momentos, dialécricamente encadenados, me-
diante los cuales la Sittlichk.eit se penetra y se re{me, vuelve a su
propia sustancia. Lo más frecuente es interesarse por las dos úl-
timas fases del movimiento (sociedad burguesa y Estado); hay
buenas razones para eso. Los problemas de derecho, de poHtica,
de economía política se presentan aquí bajo una forma temática y [...] robarás tú las llaves
reconocible de lejos. Pero un privilegio así no tiene fundamento
[...]
filosófico. Si, para compensarlo, permanecemos más tiempo en la
familia, será solo con el fin de hacer que aparezca ahí una perti- A partir de ahí siembras, real, blancos sortilegios,
nencia problemitica para el conjunto del imbito. Y no,.evidente- Nieves sobre mi piltra, en mi niuda prisión:
¡El espanto, los muertos en las flores violetas,
mente, con vistas a desplazar un privilegio. La muerte con sus crestas! [...J
En la Nota adicional al margen del parágrafo precedente, enu-
[...]
mera Hegel, en forma de anotaciones apenas redactadas, los rasgos
de oposición entre la familia y el Estado. La oposición más general, Un chulo esplendoroso tallado en un arcángel
la ley de oposición, es la oposición entre la ley y su otro. En el Es- Se empalma sobre ramos de claveles y jazmines
tado, la atención se dirige a la ley, ¡¡. Jo universal - el Estado es un
[...]
universal (ein .Al/gemeiner)- que, en cuanto ley, es lo mismo para
todos (daJ' Gleiche für al/e), indiferente al deseo subjetivo. Para la Sé tú la jovencita de puro y radiante cuello,
O, si no temes nada, el niño melodioso
familia en cuanto tal, en cuanto que codavfa no está en procesión
Muerto en mí mucho antes de que me cercenase el hacha.
hacia 1a sociedad burguesa y hacia el Estado, lo igual y lo univer-
sal (das Gleiche, dar Aflgemeine) de 1a ley cuentan m enos que 1a di- ¡Niño de honor tan bello coronado de lilas!
ferencia subjetiva «del amor y del temor». Sobre mi lecho inclínate, deja mi enhiesto rabo
Golpear tu dorada mejilla. Escucha, él te la cuenta,
¿Cómo llega a la familia la igualdad de la legalidad? Dicho de Tu amante el asesino, su gesta en mil fulgores.
otro modo: ¿cómo llega a Jo que se siente?, ¿cómo llega, dicho de
otro modo, a la naturaleza?, ¿a la inmediatez? Él canta que tenía tu cuerpo y tu semblante,
Tu corazón que no abrirán jamás los espolones
ParagrMo siguiente: «La familia, en cuanto que es la mrtancialidad De un jinete macizo».
inmediata del espfritu, tiene su unidad1entida [sentiente, sintién- Con flores, recogidas con las muertes, cubrir siempre
dose ella misma, sensible para sí misma, como sentimiento de el féretro, el rígido cuerpo de la verga, el de la virgen
sí, .reine .rich empfindende Einheit], el amor, como su destinación
también y el de la .madre. Las flores volaron en (el)
(Butimmung), de tal suerte que 1a disposición correspondiente
del espfritu (la conciencia, Gerinnung) es la conciencia de tener
lugar de la verginidad. Volaron las llaves, los cristales,
su individualidad en uta unidad en cu anto esencialidad en y para las salpicaduras, las campanas.
si,' por estar en e11a no como una persona para s1,
' smo
. como m1em-
.
bro-partÍcipe (Mitg!ied)». «Volar, robar tu cielo salpicado de sangre
Por consiguiente, el amor -relación del Mitglied, del miembro Y hacer una sola obra maestra con las muertes recogidas
articulado con el cuerpo familiar- determina la unidad del sen- Aquí y allá en los prados, en los setos ...»
tir-se como adher encia a sí de la familia. Pero lo que le permite a la
familia constituirse e interesarse por sí misma es también lo que la Semejantes flores aparentemente convencionales, abis-
retiene en la naturalidad y lo que le prohibiría, por sí solo, proceder
madas y deterioradas perlas de coronas mortuorias, no
hacia la sociedad burguesa y hacia el Estado. Por sí solo , el afecto
le impedida negarse com? familia y, por consiguiente, relevarse¡ dejan ya de valer su peso en «¡Ven, oh rosado cielo mío. oh rublo
al mismo tiempo dicho afecto tambi~n la negada. La elección solo esperma y falo: que la muer- cestillo mío!
[...)
tiene lugar, como siempre, entre dos negaciones de sf. La econo- te siega de la naturaleza, de Ven a derramarme en la boca gotas ·'
mía -la ley de la casa- debe arr-eglársclas para asegurar su s gastos. , l de espeso esperma».
ahí - nodejayade seras1- a
Por que el amor, en cuanto afecto (Empfindung), pertenece to-
, davía a la naturaleza. Es lo natural del espÍritu. Desde este punto firma que graba o injerta la flor artificial. Pastiche y
de vista, Hegel limita siempre su valor: el ámor ruta en el ser-fue- postiza, inversión de los valores para burlarse. A la flor
ra- d e- si' d e l esp1nru
' . . Retorna. a e'l , remonta, ciertamente,
. p ero , y al sexo, que siempre se pueden cortar -cortables y
en cuanto tal, en su instap.cia propia, se realiza como p or una es-
culpables-, la erección les viene postiza.
calera: es como una marcha escalonada. Una rampa, más bien; el
enrollarse ascendente de un mov imiento,-pues el amor no deja. ya
de ir siempre m ás allá de cada parada. No es sino ascensión y, en
consecuencia, no tien e instancia propia sobre 1~ que poder dete- «¿Quién grabó en la escayola la Rosa de los Vientos?
(...]
nerlo para considerarlo en sí mismo. Esta figura de la rampa tiene Un consolador infierno poblado de bellos soldados
un alcan ce general para toda. la dialéctica especulativa. De ahí la Desnudos hasta la cintura, con calzones r_eseda
imposibilidad de detener el Hmitc d etermina nte de un concepto. Expele espesas flores cuyo olor me fulmina•
Escalera: un escalón march a contra otro.
Lo que aquí se busca es una escal era que n o sea h egeliana, una
forma un poco ingenua de decir otra escalera del espíritu, a par-
tir de la cu al comprender, remontar y desmontar la escalonada
marcha hegeliana. ·
Por consiguiente, ni siquiera podemos decir ya: «ello comienza
(Lo que, con cada corte, he de dejar caer de todas las
o ello termina por el arp.or». «Yo comienzo por» o «yo termino letras del texto - de la ley que en él se verifica- debería
por» igual a: «el yo comienza por donde ello no h a comenzado, o con posterioridad resonar, si no resumirse, estallar en
por donde ello h a com enzado antes de lo que cree» y « termina por clamores. Procedo a hacer cortes en las «obras comple-
tas», confecciono con ellas otro texto, un poco como él
donde ello sigue comenzando d e nuevo», sin dejar ya d e h acerlo. confeccionó a su chulo en un arcángel que se empalma.
Nota al p~rá.grafo preceden te: «Amor quiere decir en general la Pero ¿por qué un arcángel? ¿Cuál? ¿Qué anuncia?)

.l.
conciencia de mi unidad con otro, de manera que yo no estoy ais- Esto no deja ya de poder comprobarse en la «elevada
jl lado para m1,, . sino que alcanzo m1. . ·d
conciencia- e-s1'so
lamente me-
verga» de Un canto de amor, por encima de «¡Oh, mi
1 • diante la renuncia a [.dufgebung, el desasirse
•··· sondern mem d] . , , dl b d negro Continente, mi vestido de gran duelo!» que
Selbstbewusstsein nur e m1 ser-para-m1 y a·traves e sa er- e-
alsAufgebung meines mí-mismo (Mich-Wiuen), como la unidad junta «racimos» y «guantes» con los que se e_laborará
Fürsichseins gewinne•. de mí con el otro y del otro conmigo». el devenir postizo, una «flor del viento» en «bandolera»
El movimiento descrito es, por consiguiente, el relevo de un o corbata a un árbol anudada, un «ángel de hiedra» o
desasirse, la .Jufhebung de una Aufgebung mediante la cual vuelvo
una «chiquilla enroscada», como una liana y comotcid<l.$
a enco.ntrar en el otro lo que_pierdo .de mi. Pero este recobrar no ha
dejado ya de hacer pasar el amor más allá las glicinas del corpus, alrededor de un árbol enhiesto,
•Die Uebe ist aber
Empfindung.... · de él mismo, y la familia dentro de la ley,
el texto está compuesto por llanas y hiedra. Primero
etc. La nota vuelve inmediatamente sobre sí hay que gavillarlo. La glane (gavilla, ristra) («norm.
misma (.rondern, aber, sino, pero): «Pero el amor es sentimiento, /ionne; Berry, glene; gineb. glenne») se enrosca, se
es decir, la ética en la forma de lo natural; en el Estado ya.no lo es teje yse trenza como una liana («Norm. /laune, nombre
de la clemátide; lionne. gavilla (glane). Esta palabra
[en la forma de lo natural]: entonces se es consciente tanto de la parece proceder de lier (ligar, atar) y ser otra forma
unidad como de la ley, ya que el contenido debe ser racional y yo de lien (ligadura)») alrededor de una columna que no
debo saberlo. El primer momento en el amor consiste en que yo deja ya de levantarse, imprimiendo su forma a todos
los encadenamientos textuales, a todos los aparea-
no quiero ser para m.Í una persona independiente y en que, incluso mientos sexuales. e Unos días después, Diverso repitió
si lo fuera, me sentiría carente e incompleto (mangelhaft und un- la misma operación, atrayendo de este modo hacia sí
vo/1.rtandig). El segundo momento consiste en que yo me alcanzo todos mis nervios que se enredaban alrededor de él,
trepando alrededor de su cuerpo con amor». c ... yo
en otra persona y en que valgo lo que a su vez esta alcanza en mí». deseaba dar a mi cuerpo la flexibílidad del mimbre con
Estos dos momentos dividen, pues, el momento del amor; divi- el fin de enredarme en él, cuando deseaba ocultarme,
den, reparten, trabajan el adentro del núcleo esencial de la fami- doblarme sobre él>(La columna, aquí, es Stilitano). «El
chaval que yo era a los qµince años se enredaba en
lia. Contradicci6n: no quiero ser independiente, no quiero ser lo la hamaca alrededor de su amigo». Texto retorcido.
que soy, siento la autarqufa como una carencia; pero lo que valgo Siempre uno, al menos, incluso una torcedura que
en el amor, el precio de aquello de lo que me desprendo, es fijado hay que describir.
Glaner (gavillar), nuevamente en la etimología del
por lo que el otro encuentra en mL Solo soy en la medida (de lo) littré (en plan (de) juego, la poética): cE. Gineb. g/é-
que valgo (ich ge/te). Yo valgo paray _por el otro:,f6rmula sobre la ner, glaíner; picardo, g/ainer; Berry, glainer, glener;
cual será preciso entenderse antes de concluir cualquier trato, sea provenz. grenar... bajo latín glenare [...]. Diez señala
la etimología indicada por Leibniz: cymru, glain, glán,
bueno o malo. Estoy especulando aquí, como el otro, para sacar nítido; a lo que añade el escandinavo glono, claro,
algi'.in beneficio de un contrato entre el amor como narcisismo y escampada; de manera que gloner, propiamente, sería
la dialéctica especulativa. limpiar. Esto es posible sin que resulte muy satisfacto-
rio; por consiguiente, no hay que perder de vista el bajo
Esta contradicci6n es ininteligible, su·economía sobrepasa el en- lat. ge/iba, gelíma, gelína, haz. puñado; anglosajón,
tendimiento, ninguna 16gica formal puede dominarla ni resolverla. gelm, gilm, puñado. Aquí el sentido es satisfactorio, y
Su solución efectiva no concierne al intelecto (Yer.rtaná), al ins- las variaciones de la consonante ponen de manifiesto
la transformación. Queda, pues, cierta incertidumbre
trumento de un análisis formal. entre una etimología buena para la forma, no tan buena
a
Esto, al contrario, no arrastra el amor la irracionalidad. El para el sentido; otra buena para el sentido y no tan
, amor juega, por el contrario, en la distancia entre el entendimiento buena para la forma. El provenzal grenar parece ser
una forma accidental y no tener nada que ver con
y la raz6n. La cont~adicción dialéctica del amor -y aqu.í, por con - granum, grano».
:· siguiente, de la familia- solo sobrepasa al entendimiento para re-
solverse en la racionalidad efectiva. « ... valgo lo que a su vez esta el rosa, la rosa, los «pétalos» sobre todo («pétalo ribe-
alcanza en mL El amor es, por tanto, la contradicción más ín- teado»1 «pétalo perlado») cuyo nombre desplaza sus
'
audita (extraordinaria, prodigiosa, monstruosa, ungeheuer.rte Wi- letras, se condensa y se deshoja, se descompone sin fin,
de;.pruch], que el entendimiento no puede r esolver en la medida
en que nada hay más duro (Harterer) que esta puntualidad de la
se analiza: por doquier, en el juego de las «pes», de los
concienciá" de sí que es negada y que, sin embargo, debo tener de pedos, de los pedales, de los palomos cojos. Prescribe
modo afirmativo (affirmativ). El amor es, simultanea~ente (zu- asimismo algo gélido, una gargan ta, un cuello, una
gleich), la producción (Hervorbringen) y la solución (Aufliúung) de «Mano cortada que se apresura en vano». De todos
la con~radicciÓn: en cuanto solución, es el acuerdo ético [la con-
cordia sosegada: die rittliche Einigkeit] ».
ellos podemos seguir, más allá de los «primeros poe-
En elrimul, en elzugleich, en el de-un-golpe, la producción y la solu- mas», interminablemente lo que podría llamarse una
ción de la contradicción no se mantienen juntas en el golpe. El zugleich elaboración. Será preciso, por supuesto, releer al menos
está inmediatamente dividido, desequilibrado, en ruptura de simetría, una vez todas estas palabras.
el de-un-golpe está trabajado por dos fuerzas desiguales: la solución
- también la disolución- vence a !a producción. Pero solamente
para anunciar o preparar otro golpe: la solución no deja ya de pro-
ducir otra contradicción inaudita cuyo zugleich se disociará de sí
mismo para r azonar y resonar contra el entendimiento.

El que firma El condenado a muerte no deja ya de


ofrecerse,
leer el deja (del no deja ya de] como un sigla. Cuando
el que firma soy yo, no deja ya de estar muerto. Ape-
nas se deja de firmar, y ya estoy muerto. Tengo que
abreviar la escritura, de ahí la sigla. porque la estruc-
tura del acontecimiento «firma, lleva en sí mismo mi
muerte. Por tanto. no es un «acontecimiento» y quizá
no significa nada, escribe desde un pasado que nunca
ha sido presente y desde la muerte de quien nunca ha
estado vivo. Escribir para los muertos, desde ellos, que
nunca han estado vivos: este es el deseo (formulado,
por ejemplo, en f/ Taller de Alberto Glacomettl, pero
cuya cantinela se repite, por lo demás, sin cesar) que
Me detengo en este escalón. No seguiré por el momento la deducción se Interroga y resuena aquí como clamor para dar por
del concepto de familia, de sus tres momentos, que son el matrimo- fin a oír lo Inaudito, lo ilegible de un no deja yo de que
nio monógamo, la propiedad de los bienes, la educación de los hijos no reconduce a nada presente. aunque sea pasado. El
«Por consiguiente,.estoy muerto. Soy un muerto que
o la disolución de la familia. ve su esqueleto en el espejo... • del Milagro de la rosa
Dejando a un lado, por ahora, el sistema acabado (La filorofía del no es una proposición entre otras. Dondequiera que se
derecho), vuelvo a bajar a los primeros estratos de su constitución: repite, que se cotiza, que se detalla, dicha proposición
asesta un golpe de escritura (o de no deja ya de) a todas
los textos de Francfort, los de Jena, la Fenomenolog{a del espíritu. las fuerzas que se aferran al presente, a la verdad como
Pero también voy a intentar no convertir el amor y la contra- presencia. El pasado ya no es un presente pasado, ni el
dicción del afecto familiar en un hilo conductor privilegiado, ni futuro un presente por venir. Y la sigla entorpece todos
los valores que dependen de este axioma. Estos han de•
siquiera en un télot, o en un ideal regulador. Lo que a mí me in- Jado ya de funcionar, difuntos de antemano. Aquí mismo
teresa es hacer la prueba, no el éxito ni el fracaso. El círculo no es
practicable; ni evitable. con su propio nombre -su clamor-, un cestillo
26
Ala preg unta: «¿Qu~ significa pensar?», «¿qu6 es lo que se llama antológico. No -deja-ya~de - ¡at ención! - no significa
pensar?» solo podemos responder mediante un drculo impracti- que, siempre de antemano, la firma se habrá reunido,
cable e inevitable ya que no desplazamos en su literalidad el enun-
resumido, anunciado en su sigla. Este no -deja-ya-de
ciado de la pregunta.
losabemos: esto solo se puede Pensar es llamarse. marca algo muy distinto. Rebato:.
decir así en francés. Ahí está ¿Cómo pensar, es decir, cómo llamarse
precisamente la cuestión. El fuera del apellido? ¿Y cómo pensar la fa- ' '
•Was helsst Denken• da lugar «Puede el cielo despertar, las estrellas florecer,
a otra cadena literal: nicerrada milia fuera del círculo o del triángulo tri- Las flores suspirar, y de los· prados la negra hierba
ni simplemente abierta a esta. nitario? Acoger el rocío donde el alba va a beber,
La relación de la una con la La cuestión del método que trabaja nues- Que el campanario repique: yo, solo, voy a morir.
otra no es de traducción, sino
de transformación. Es una re- tra lect~ra no deja ya de inscribir el ape- ¡Ven, oh rosado cielo mío, oh rubio cestillo mío!
lación de trabajo, que funciona llido. Es una cuestión de familia. En su noche visita a tu condenado a muerte.
como las esclusas, como las La familia es una parte implicada en el
compuertas. Nunca tiene lugar [...]
aquí mismo, sino en otra parte. sistema del espú-itu: es una parte y el todo
Otra forma de la misma pre- del sistema. Las cajas del lechero y las campanas al viento
gunta: ¿puede traducirse un Este se repite en ella. El Gefrtes siempre,
apellido? El estrangulamiento: [.. ,)
la singularidad de lo general, en la producción misma de su esencia, una
la clasificación de lo único, la suerte de repetición. Al retornar a s{, des- ¡Dios mío, reventaré sin poderte estrechar
estrechante estructura de un pués de haberse perdido en 1a naturaleza y Una vez en mi vida contra mi corazón y rru polla!»
abrazo en el que se concibe, se
limita y se delimita el concepto. en su otro, el espfritu se constituye en esp{-
El cuello de botella (asir/des- ritu absoluto a través del proceso negativo
asir) se nombra en el concepto. de un silogismo cuyos tres momentos son
La pasión del nombre pro-
pio: no dejarse traducir nunca el esplritu tubjetivo (antropología, fenome-
-segúnsu deseo-, sino padecer nología del espÍritu, psicología), el esp{ritu
la traducción -que le resulta In- objetivo (derecho, moralidad, Sittlichkeit)
tolerable-. Querer reaproplar'se,
recobrar en su vientre todas las y el esp{rítu abtoluto (arte, religión, filo- \_
lenguas del mundo que han ve- sofia). Cada uno de los tres momentos de
¿Qué significa el clamor del nombre propio? Más bien:
nido a lamer su superficie en los tres momentos conlleva a su vez tres
el momento en que expuesto, ¿significa algo?
pronunciado, se ha alistado momentos silogfsticos. En consecuencia,
comúnmente en el concepto la familia es el primer momento del tercer
O en la clase m omento del espÍritu objetivo, el primer
momento de la Sittlichkeit. Constituye su instancia, inch¡so la más
n atural, y se cumple al destruirse en tres etapas: matrimonio, pa-
trimonio, educación.
En la etapa de esta esclusa inicial, una primera tentación metodo-
lógica: después de haber reconocido el amor en su contradicción dia-
léctica como el núcleo racional más «duro» de la estructura familiar
-si se puede aventurar esta metáfora de metáfora- , podríamos remon-
tarnos hasta los trabajos del joven Hegel, hasta los trabajos llamados
de juventud, hasta la filosofla dela mor y de la vida en los textos sobre La flor fálica es cortable y culpable. Se corta,.se c;astra,
el cristianismo. Lo que en ellos encontramos, en efecto, se presenta a se guillotina, se decapita. Más bien: aparece solo en el
la vez.como un germen y como un conjunto de rasgos invariantes del cadalso; esta es lo que allí se descabala, se elimina y :,'
sistema. Un germen que legÍtimamente podríamos considerar que deja tumbar. Este aparecer, este luminoso fenómeno
Hegel ha dejado crecer, desarrollarse, elevarse y criarse a sí mismo,
- descorporeizado- de la flor, era la gloria:
enseñarse a sí mismo, recorrer su ciclo y cumplir su Bestimmung,
la destinación o la determinación que lo reclamaban y en las que
es preciso comprender la acometida de la palabra glo•
él se nombraba, dándose de este modo a pensar, por s./. mismo a sí ria. Una máquina de calcular la lectura lo confirmaría
mismo. Un complej~ de rasgos invariantes, ya que entre e1 germen · sin duda: es, al igual que galerla,galeray algunas más,
y el concepto adulto hay algo que no cambia y que se deja identi- una de las palabras preferidas del autor. Se encuentra
por ejemplo tres veces en una página que explica «La
ficar sin ningfui gcfnero de duda. Los trabajos de juventud sobre el muerte en el cadalso que es nuestra gloria» y por qué
cristianismo -y particularmente sobre la Cena- habrÍa que leerlos, «secretamente elegir la decapitación». La gloria.nace
por ejemplo, como la preformación teleológica del sistema acabado. siempre de una «cabeza decapitada» (por eso «no es
humana, sino «celestial• - para divinizamos): «Cada
Nada hay en el autor que nos lo impida. Al contrario, h a multipli- cual supo que, en el mismo Instante en que su cabeza
cado las proposiciones sobre la teleología, sobre el sistema como cayese en el cesto de serrín, cogida de las orejas por
desarrollo de un germen. un ayudante cuyo papel me parece bastante extraño,
su corazón sería recogido por unos dedos enguantados
Podem~s operar, pues, conforme a su regla. Lo haremos. Pero de pudor y transportado al pecho de un adolescente, a
tendremos que pagar esta obediencia a la regla con un rodeo cuyo un pecho engalanado como una fiesta de primavera. Se
precio todavía no podemos calcular. trata, pues, de una gloria celestlal...• que se aloja no le-
'jos del pecho, del corazón, ciertamente, pero asimismo
La familia está marcada dos veces. del seno y de la garganta. Con lo que nos arriesgamos
La familia es un mo_mento determinado, muy estrechamente a no dejar ya de explicar-aunque, más adelante, ha-
particular. Su lugar est~ inscrito en: la enciclopedia y en la historia_ brá que razonarlo- la contigüidad del lechero y de la
campana en El condenado a muerte
como historia del esp!ritu. Es un momento finito y nunca se pasa
por él más de una vez.
Pero, simultáneamente, hay que tenerla en cuenta de otra forma,
utilizando otro registro, otro código. Este momento determinado
Nuestra-
de la familia, esta finidadfigura (dejo, por-el momento, esta pala- Señora-de-las-Flores se abre con el archivo de todas las
bra completamente abierta) la totalidad del sistema. A la totalidad cabezas que acaban de tumbar, condenadas a muerte.
infinita 4el sistema le conviene cierto esquema familiar, cierta es- «Weidrnann se nos apareció», virgen como un lactante
cena de familia. La.totalidad in~ita del sistema se piensa, produce,
refleja y reflexiona·eh ella.
o corno una monja, con la cabeza envuelta en gasas o
· iDiremos precipitadamente que la familia finita proporciona un velo de himen, recién nacido, momia real, con «la ca-
modelo metafórico o una figuración cómoda para el lenguaje de la beza cubierta de blancos vendajés, religiosa y tam-
exposición filosófic~?, ¿que proporciona una facilidad pedagógica?, bién aviador herido, tumbado en medio de un campo
¿una buena forma de hablarle al alumno de cosas abstractas jugando
con la familiaridad de las significaciones familiares? Aunque así
de cereales... ». Prestemos atención a todo y, en espe-
fuera, faltaría por saber lo que·es la absoluta familiaridad de una cial, al cereal. «Su hermoso rostro, multiplicado por las
significación. Si dicha familiaridad se puede pe~ar y nombrar sin máquinas, cayó sobre París... » . Pero, al caer, la cabeza
la familia. Y después seda preciso asegurarse de que la familia fi- no deja ya de volverse a alzar. Surge, se erige precisa
nita en cuesti6n no es ya infinita, en cuyo caso lo que la pretendida
y decididamente en este caso. Ser decapitado es apa-
metáfora vendría a figurar no dejaría ya de estar en la metáfora.
¿Cómo se remarca la familia? • recer - vendado y empalmado: c·o mo la «cabeza cu- ·
Un texto muy tardío analiza la determinación del esp{ritu. El espfritu bierta» (Weidmann, la religiosa, el aviador, la m·omia,
2.8
piensa y, al mismo.tiempo, tiene concienciad~ sí mism·o. Solo co- el lactante) y como el falo, el tallo eréctil -el estilo-
nozco el objeto en la medida en que me conozco en él, y de igual de una flor.
modo solo lo pienso al pensarme pensándolo. En esto soy un hom-
bre y no un animal. «Esto quiere decir que conozco el objeto solo
en la medida en que me conozco en él y conozco mi determinación
-en la medida en que lo que yo soy se ha convertido e·n un objeto
para mí, en la medida en que no soy solamente esto o aquello, sino
lo que conozco-. Conozco mi objeto -y a mí mismo- . Ambos no
.son separables». En consecuencia el contenido del espíritu, en la
Cuando una flor se abre, cuando «eclosiona», los pé-
medida ~n que se conoce él mismo al conocer otra cosa, es un con- talos se despliégan y, entonces, se alza lo que se llama
tenido espiritual. Su contenido jamás está simplemente fuera de él; el estilo. El estigma designa la parte mas alta, la cum-
no le es impuesto desde el exterior. Conocer es apropiarse, producir bre del estilo.
o reproducir lo conocido. Ni siquiera se debe decir que el espÍritu
no tiene un contenido exterior a él, un objeto del que solo fuera su
forma cognoscente. Lo que hay que decir.es esto: aquello que no
puede tener un contenido exterior a sí, aquello que de antemano
interioriza todo contenido aunque sea. infinito, o más bien al infini-
tizarlo, es lo que se llama el espíritu, lo que se concibe o se capta a sí
mismo como espíritu. El GeÍJ't se repite él mismo. Por consiguiente,
solo el espíritu puede concebir al espÍritu. Como tal, no tiene límite Después de pasar lista a los condenados a muerte, _Wei4-
externo¡ es, por tanto, lo libre y lo infinito. mann, Angel Sol, Pilorge, ya en la primera página: .«Me
Libertad infinita: el otro nombre del e_spíritu en cuanto que se ·
he enterado a retazos de esta maravillosa eclosión de
da él mismo su propio elemento y, por tanto, está_«cabe sí». Solo
puede estar próximo a sí mismo, reunido consigo mismo, ligado bellas y sombrías flores: uno lo descubrí en un trozo de
consigo por sí mismo, estrechado contra sí por sí mismo. Solo es periódico, otro porque lo citó de pasada ini abogado,
libre, infinitamente, permaneciendo cerca de sí, como si se velara un tercero lo decían, lo cantaban· casi los reclusos; su
él mismo susurrándose su propio nombre. «De este modo, por su
canto se tornaba fantástico y fúnebre (un De Profun-
naturaleza, el espíritu permanece siempre cabe ~l (bei.rich) -dicho
de otro modo, es libre». dis), tanto como las endechas que cantan al atardecer,
¿Cómo se representa este «ser -cabe-sí» del espíritu? ¿Por qué como la voz que atraviesa las celdas ...».
se despega en el hogar familiar mismo, en el centro de su drc~lo?
¿Por qué ser cabe sí vendría a ser «estar en familia», infinita o in-
definidamente en familia?
Procedamos lentamente.
Libre e infinito en sí, el espíritu no tiene opuesto absoluto. Al
menos su opuesto no puede ser absoluto. De ser absoluto, sería el
espÍritu. Habitualmente, dice Hegel en el mismo pasaje, se esta-
Pero esta voz no llega sino en el momento en que «se
blece la materia como lo opuesto al espíritu. La m ateria no es libre.
Pesa, va hacia abajo. quiebra», en que lleva la huella de una «fisura», como
Tumba. quizás una campana, la «campana» que se «desboca»
Pero hay una ley de su pesantez. Si se analizan la pesantez y la en la misma página para un niño.
dispersión de la materia en b. exterioridad, hay que reconocer en La flor eclosiona, consuma, consagra el fenómeno
ellas una cendencia1 un esfuerzo rendente hacia la unidad y la reu- de la muerte en un momento de «Trance, s.m. Gran apren-
nión de sf. Coml) tendencia hacia el centro y la unidad, la materia sión de un mal que se consi-
trance. El trance es esa suerte de dera próximo (...) E. Wallon,
solo es, por consiguiente, lo opuesto al espíritu en cuanto resto que transs, clamor que se toca
resiste a esta tendencia, en enanco que se opone a su propia tenden- límite (trance/partición), de caso por la muerte ; españ. y
cia. Pero para oponerse a su propia tendencia, a ella misma como único, de experiencia singular en portug ., trance, hora de
la muerte, momento deci-
materia, es preciso que sea espfritu. Y si cede a su tenden cia, sigue donde nada acontece, en donde lo sivo; ital. transito, paso de
siendo espíritu. Es espíritu en todos los casos: solo tiene esencia la vida a la muerte; del lat.
que surge se desmorona «al mismo transitus. paso. En francés,
espiritual. No hay esencia que no sea espiritual. Por consiguiente,
la materia es pesantez en cuanto búsqueda del centro; dispersión, tiempo», en donde no se puede transe, que ha querido decir
todo tipo de emoción fuerte
en cu anto búsqueda de la unidad. Su esencia es su no- esencia: si zanjar entre el más y el menos. La y penosa, viene de transir
responde a ella, alcanza el centro y la unidad, deja de ser materia flor, el trance: el símul de la erec- (véase esta palabra)». Littré
y comienza a tornarse espíritu, porque el
ción y de la castración. En donde uno se empalma y
no podemos intentar desplazar espfritu es centro, unidad ligada a sf, en-
esta necesidad si no es pen- rollada cabe Si y en torno a sf. y si no al:- venda para n~da, en donde no se empalma ni venda
sando -pero, ¿qué significa
pensar?- el resto fuera del ho- canza su esencia, resta (materia), pero ya
nada, en donde esa nada «se empalma y venda».
rizonte de la esencia, tuera del no tiene esencia: no resta (lo que ella es). No es que la nada sea.
pensamiento del ser. El resto «Uno de los conocimientos que aporta
no estea - como- tr~ducimos Quizá se puede decir que hay la n ada (que se em-
ayudándonos de una muleta, la filosoffa especulativa es que la libertad
de un ersatz o de una prótesis es la única verdad del espfritu. La materia
palma y venda) .
(wesl nícht). (Materie) es pesada en la medida en que Mejor aún, que no hay, que ahí se empalma y se venda
Aun así habría que fran-
quear el paso (no) dialéctico
existe en ella un impulso (Trieb) hacia el (régimen impersonal) en un pasado que nunca fue pre-
cenero (el medio: Mittelpunkt]. Es esencial-
sen te (la firma - no deja ya de hacerlo_- lo negó siem-
mente compleja [z usammenge.retzt, reunida) y escá co~scicuida por
partes separadas que tienden (rtreben), todas ellas, hacia uncen- pre): se empalmó y se vendó (régimen
• tro (Mittelpunkt). No hay, por tanto, unidad en la materia. Esta es bander (empalmarse, vendar) es siempre apretar, ceñir
una yuxtaposición (.duuereinan- (bandé: ceñido), tensar, con una venda, una faja, una
cuerda en un lazo (liana, hiedra o correa). «Bande. sf.
se confirma aquí la afinidad esencial -y no der) de elementos y busca (rucht) (... ) E. Wallon, baine; namurés, boinde; rouchi (díalectó
solo figurativa- entre el movimiento de relevo su unidad; busca, pues, su contra- del Henao francés), béne; provenz. e ltal. benda; es-
(Aul/Jebung) y el cultivar en general: eleva- pañol, venda; del ant. alto alem. blnda; alem. mod.,
clón, elevamlento, cña. Ascensión aérea del rio ( Gegentei[) y se esfuerza por binden, ligar; sánscrito, bandh, ligar. Compárese el
concepto. El Begriff apresa y arrastra hacia relevarse ella misma (rich .relbst gaélico bann. una banda. un lazo». Más arriba: «Ellas
lo alto, opone su fue11a a todo lo que tumba. aufzuheben). Si lo lograra no se- alimentan a sus hijos sin arroparlos, sin liarlos en las
Es necesariamente victorioso. La victoria no fajas ni en los pañales», Amyot. Littré, cuyo artículo-es
le cae en suerte, es él el que gana. De ahí
ría ya materia; habría sucumbido
preciso leer entero para tomar nota al menos de que
su carácter imperial. Vence a la materia, la como tal (untergangen afr ro/che). las bandas son, en términos de imprenta, unas «pie-
cual no puede plantarle cara si no es rele- Tiende h acia la idealidad, pu es zas de hierro sujetas a ambas lenguas que están en el
vándose ella misma, negándose al elevarse medio del lecho de la prensa, sobre las cuales rueda
hacia el espíritu. Vence también a la muerte: en la unidad es ideal. El espíritu, el tren». Doble contra sentido, al menos, de la palabra
erigiendo hasta (en) la tumba. La sepultura por el contrario, tiene justamente bandé. Qué significa p(r)ensar
se eleva. No nos aproximemos demasiado su centr o en sf mismo; también
deprisa a la sepultura de Hegel, con la cual impersonal) igu_al
tendremos que habérnoslas más adelante él tiende (rtrebt) hacia el centro
-aunque e'I mismo
. es ese centro-. a ligó. Cerradura.
No tiene su unidad fuera de él, sino que la encuentra dentro de sL Cierta nada, cierto vacío, pues, erige.
Está dentro de sí y permanece cabe sí (bei 1ích). La materia tiene su Las campanas se desbocaron hace un momento.
sustancia fuera de ella; el espíritu, por el contrario, es el ser-cabe-sí
(dtU Beiiich1elb1tsein), siendo en esto en lo que consiste la libertad,
pues si yo soy dependiente, estoy en relación con otra cosa que no
soy yo, y no puedo existir sin esta otra cosa. Soy libre cuando soy
cabe mí mismo (bei mir ulbtt bin)». Reconstruyamos ahora la cadena que pone en movi-
Por tanto: el espÍritu es. Solo. Su contrario, la materia, solo es miento las máquinas de clamorear (podremos volver
en cuanto que no es lo que· es, en cu anto que, para ser lo que es
a leer, más adelante, todas sus piezas), sus anillos, sus
(pesantez que tumba y tendencia de la dispersión a la unidad), se
convierte en lo que no es: espíritu. El espíritu es. Solo. Ser es ser eslabones: la erección (de la flor cortable-culpable), la
cabe sí. La pesantez y la dispersión, esencia de la materia, no po- . ondulación de las lianas (o hiedras: aquí las correas), la
drían calificar una esencia. La materia no tiene esencia, su esencia lectura retórica de los lirios y del lecho (aquí el féretro
es su contrario, su esencia es no tener esencia. La dispersión, como
la pesantez (la no-unidad y la no-idealidad), no tiene esencia. Por
recostado sobre la virgen madre), la campana desen-
tanto, no es. El ser es idea. fundada que golpea una rúbrica - y todo fluye como
Por tanto: al ser, la materia no-habrá-dejado- ya-de- convertirse lechoso esperma «mediante pequeñas sacudidas con-
en espíritu. Y como no habrá sido tinuas» (está escrito aso.
el Geist, por tanto, no puede sino repetirse,
repetir su propio aliento, aspirarse/expirarse nada antes de convertirse en espí-
él mismo. Como efluvio o sublimado, la ritu, es el espÍritu el que siempre se
repetición de un aliento se mantiene por habrá precedido o acompañado él
encima de lo que tumba, de la materia.
Semejante repetición despliega la infinita li- mismo hasta el final de la proce-
. bertad de una autoafección. Entre si mismo sión. La _materia se precede o resta Simul de goce:
1
y sí mismo, en el ser cabe sí, ¿qué puede (primera~ última) solo como es-
impedir repetiral espíritu? Se pueden ligar «¡Me acerco, con el corazón enloquecido, y ~o descl:1-
1· las manos y cortar la lengua, se pueden pfritu: elevando o erigiendo lo que
i1 limitar todas las posibilidades de acción y tumba. bro nada, nada más que el vacío erguido, sensible y
autoafecci6n. ¿Cómo se le podría impedir ¿Qué relación hay entre este orgulloso como una alta digital!». E inmediatamente
al Geist repetir? Esta operación, que no se
podría decidir si es interior o exterior, es- ser-cabe- sí (otra forma de decir después del emblema embalsamador, punto de excla-
pontánea o accidental. es el último refugio el ser) y la fa.a:µlia?
del espíritu -su ironía suprema- contra to- Cuando se dice que el espÍritu
mación sin exclamación alguna: «No sé - dije- si las
das las constricciones represivas. Pero esta cabezas que están ahí son las de mis amigos guillo-
operación apenas es nada e incluso será es(tá) - solo-, que tiene su pro-
preciso que la materia fermente (todo esto pia esencia, su propio centro y su tinados, pero, gracias a algunos signos fiables, he re-
nos espera junto a la sepultura); pero el fer- propia unidad en sí mismo, no se
mento, el calor que descompone la materia, conocido que aquellos, los del muro, son totalmente
¿no deja ya de ser, también, el espíritu que trata de una afirmación simple y
prepara una bella repetición? Para ello, en tautológica. Esta proposición es
flexibles como las correas de los látigos y rígidos como
primer lugar le hace falta olvidarse especulativa en el sentido hege- cuchillos de cristal, sabios como doctores-niños y fres-
liano de la palabra: enuncia la identidad dialéctica de la identidad cos como miosotas,·los cuerpos escogidos para ser po-
y de la no-identidad. El ser-cabe-sí del espÍritu se produce activa- seídos por almas terribles.
mente a través de una negatividad sin límite. El espíritu solo se torna
para-sí, cabe sí mismo, al negar activamente todo lo que limita su
«Los periódicos llegan mal a mi celda, y las más be-
libertad desde el exterior. Su esencia es activa, dinámica, negativa: llas páginas son despojadas de sus más bellas flores,
«Cuando el espíritu tiende (1trebt) h acia su propio centro, tiende esos chulos, com o jardines en mayo. Grandes chulos
a perfeccionar ( vervo!Lk.ommen) su libertad. Decir que el espÍritu es inflexibles, ~strictos, sexos en ple11itud que ya no sé si
parece significar e.u principio que es algo acabado (etwat Fertigu). son lirios o sl lirios y sexos no son del todo ellos, hasta
Pero es lo activo (Tatigú). La actividad (Tatigk.eit) es su esencia.
el punto de que, por la noche, de unonosabeyastrictosensu
Él es su propio producto (Produk.t) y, por tanto, su comienzo y . · - qué figura reconocer
su fin. Su libertad no es una existencia inmóvil (ruhende Sein), ro dillas, con el pensamiento, rodeo
sino una negaci6n constante de sus piernas con mis brazos - tanta rigidez me deja por
la actividad: el lugar del hombre (vir). La todo lo que contraviene la líber- los suelos y me hace confundirlos- y el recuerdo que
pura actividad del espíritu -este se produce tad. Producirse, hacerse objeto de
I • I • entrego gustosamente como pasto a mis noches es el
él mismo- induce un poco más lejos la asi- s1 mismo, conocerse a s1 mismo:
milación del espírituni padre que se produce esca es la actividad del espíritu. tuyo, tú quei cuando te acariciaba, permanecías inerte,
o se da a sí mismo, 111 desdoblarse, un hijo. Así es como es para st Las cosas tendido; tu verga sola, blandida y desenvainada, atra-
Yo soy mi padre mi hijo y yo. Me llamo mi naturales no son para sí mismas. • vesaba mi boca con la aspereza súbitamente malvada
padre. Pero el darse-producirse-desdoblarse Por eso no son libres. El espíritu
de un campan¡uio que hace estallar una nube de tinta
insinúa, en la pura actividad, una división se produce y se realiza según su
interna, una pasividad, un afecto que en- conocimiento de sí mismo, Y obra o con la de Uil'.alf;iler de sombrero que hace estallar un
centa oscuramente la paternidad del padre de manera que lo que sabe de sí seno. No te movías, no dormías, no soñabas, huías, in-
y comienza o arruinar todas las determina- mismo se convierte en realidad. móvil y pálido, glacial, tieso, tendido rígidamente sobre
ciones y las oposiciones que forman sistema De este modo. todo se reconduce
el lecho plano como un féretro en el mar, yyo sabía que
con ella.Todas la, signifü:aciones familiares· a la conciencia de sí del espíritu·.
se ponen entonces a pasar unas dentro de Cuando sabe que es libre es com- éramos castos mientras estaba atento a sentir c·ó mo te
otras ynada las puede parar.Así es el juego plctamente distinto a cuando no escurrías en mí, templado y blanco, mediante pequeñas
del espíritu consigo mismo desde que co- lo sabe. Cuando el espíritu no lo sacudidas continuas. Quizás estabas jugando a gozar.
mienza a tensarse. P11t!s el Strebcn, el ten- sabe es esclavo y está satisfecho
En el clímax, un sereno éxtasis te iluminaba y formaba
sar, acabamos de ve~o. forma su esencia. Su con su servidumbre; no sabe que
juego lo amilna y lo distiende de Inmediato la esclavitud es contraria a su na- en torno a tu cuerpo de bienaventurado un nimbo so-
turaleza. Solo la experiencia sen- brenatural como un manto que perforabas con la ca-
tida (Empfindung) de la libertad libera al espíritu, aunque en sí y beza y los pies».
para sí permanezca siempre libre».
El espíritu es siempre -no deja ya de serlo- libre en cuanto es-
píritu, pero le resta ser lo que habrá sido: realizar la experiencia
fenoménica de su libertad, aparecerse como tal, liberarse, liberar su
libertad. Nada más doloroso, a pesar de la apariencia -pero el mal
es aquí de la apariencia-, que este retorno a sí y esta liberación de
la libertad. Eso se produce en primer lugar en el devenir-vivo, en
el devenir-vida de la materia. En la vida, el espíritu que se había
perdido y dispersado según la exterioridad de la materia comienza
a relacionarse consigo mismo. En primer lugar, bajo la forma del Mediante pequeñas sacudidas continuas, las secuen-
.rentir-se. Esta instancia del sentir-se, que predica también el amor,
cias se ordenan, se inducen, se deslizan en silencio.
se da primeramente de forma inmediata, natural y exterior ( el sen-
tir) en la animalidad. El sentir humano todavía es animal. La limi- Ninguna categoría exterior al texto debe permitir que
tación animal la siento, en cuanto espíritu, como una con stricción se defina la forma o el cariz de estos pasajes, de estos

negativa de la que procuro liberarme, como una carencia que in- trances de escritura. No hay nunca más que secciones
tento colmar. Esta tensión, esta tendencia a liberarme del sentir, de flores, parágrafo tras parágrafo, un autógrafo es laabreviatura
la comparto con todo ser vivo. Hegel la llama Trieb. No podemos
de forma que las muestras antoló- deunparágrafo:loquesees-
traducir aquí Trieb, como se ha hecho, por dereo o porpulsi6n. Di- . so ]o m . flº1gen l a v10
. l encia
. ne- cribe al lado·en el margen
gamos impulso para no decidir nada todavía. g1cas
El hombre solo pasa del sentir al concebir sofocando el impulso, cesaría para hacer caso del resto. Si tenemos en cuenta
cosa que, según Hegel, no podría hacer el animal. La idealidad, como los efectos de recorte, veremos que el tejido se vuelve
pensamiento de lo universal, lleva de nacimiento la m arca de una
a formar constantemente en torno a la incisión.
sofocación del impulso:_interrupción violenta entre el impulso y
la satisfacción, entre el momento animal y el momento espiritual
de la vida; muerte en la vida natural, muerte natural como vida
del espfritu. Se anuncia la familia.
«El primer conocimiento del espíritu, tal como aparece bajo la
forma del individuo humano, nos muestra que es rentiente (fiihlenrf).
Aquí no está aún presente ninguna objetividad (Hier ist noch k.eine
Gegenstandlichk.eit vorhanden). Nos encontramos determinados de
una u otra forma. Procuro desprenderme de esta determinidad
(Bettimmtheit) y, al proceder así, me divido en mí mismo. Enton-
Lo que se elaboraba pudriéndose, bajo las digitales, los
ces mis sentimientos se convierten en un mundo externo y otro
interno. Pero al mismo tiempo aparece otro aspecto de mi deter- lirios o las miosotas, era un enti~rro: el de Divina que,
minidad: m e siento deficiente (mangelhaft), negativo; encuentro en por tanto, no nos habrá sorprendido dos páginas más
mí una contradicción que amenaza con disolverme (aufz uliúen). adelante. «Flores podridas», violetas, cuyo ramo, no
¡Pero yo soy (ich bin aber); y lo sé, y lo
lo olvidemos' se convierte el paraguas, · al igual que todas las
algunos estarían tentados de opongo a esta negación, a esta deficiencia!
conservarla lnversión:yoestoy Me m antengo en la ex istencia y procuro en paraguas, y viceversa: los · figuras con para- (pararrayos, para-
caídas, mamparas) es un apótropo
si(gui)endo pero. Pero ¿qué? relevar (aufz uheben) esta deficiencia. Así paraguas son como nunos Y, absolutamente amenazador. La pro-
Yo estoy siendo no obstante soy impulso ( Trieb). El objeto del impulso 1uego los ramos como pa- tecclón y la agresión pasan de la una
cada vez más seducido; yo es pues el objeto de mi satisfacción, de la ' a lo otra, se invierten constantemente
estoy si(gul)endo no obstante reconstrucción (Wiedérherstellung) de mi ·
raguas. Una escalera asi- en su velada relación con la verdad.
Función siempre reversible del suple-
seduce más unidad. Todo lo que está vivo tiene impul- mismo, no 1o o1vi d emos, mento. Los biombos están llenos de
sos. Somos así seres naturales, y el impulso conduce a la muerte. La de paraguas. Sexto cuadro: «Delante de la
mampara, está apoyado un paraguas
pertenece al mundo sensible en general. Los objetos, en la medida Divina. Pétrea monumen- abierto, pero del revés. Sol esplendo-
en que los busco a partir del impulso, son medios de integración, lo ro~o pintado en un cielo muy azul».
talización contra la que re-
que constituye el fundamento general de lo teórico y de lo práctico.
Per o, al intuir estos objetos del impulso, nos hallamos inmediata- suena el estallido de los nombres. El cortejo de maricas
mente inmersos en la exterioridad y nosotros mismos nos hacemos «bardajes y bujarrones, mariquitas, sarasas, manflori-
exteriores. Las intuiciones son particulares, sensibles. Y el impulso tas» procede, cual tropel de flores, al unísono.
lo es igualmente, cualquiera que sea su contenido. De acuerdo con
esta determinación ( Butimmung), el hombre es como el animal, ya
que en el impulso no hay conciencia de sí. Ahora bien, el hombre
se conoce él mismo y por eso se distingue del animal». «La escalera que conduce allí [a la buhardilla de
33
El salto de la animalidad a la humanidad, como salto del sentir Divina] juega hoy un papel considerable. Es la antecá-
al pensar, saca fuerzas de una sofocación del impulso. El hombre mara, sinuosa como los pasadizos de las Pirámides, de
tiene impulsos como el animal, pero puede a su vez inhibirlos,
la tumba provisional de Divina. Ese cavernoso hipogeo
sofocarlos, retenerlos, frenarlos, contenerlos. Este poder nega-
tivo - no nos apresuremos a llamarlo represión- es lo propio del se alza tan puro como el desnudo brazo de mármol en
hombre. En él se hace consciente y pensante. El proceso de idea- la tiniebla que devora al ciclista al que pertenece. Pro-
lización, la constitución de la idealidad como medio del pensa- cedente de la calle, la escalera sube a la muerte. Accede
miento, de lo universal, de lo infinito es la sofocación del impulso.
al último lugar de descanso. Huele a flores podridas,
La.Aufhebung, por tanto, es también un contra-impulso sofocador,
una contrafuerza, una Hemmung, una inhibición, una especie de incluso al olor de los cirios y del incienso. Asciende
• • I
ant1- erecc1on. en la sombra. Piso tras piso, se va estrechando y oscu-_
Hegel enlaza: la idealización es tan inseparable de la sofocación reciendo hasta convertirse, en lo alto, en una ilusión
como de 1a relación del espíritu consigo mismo, en cuanto relación
mezclada con el cielo. Es el rellano de Divina. Mientras
del padre con el hijo en una estructura trinitaria.
«Ahora bien, el hombre se conoce a sf mismo y por eso se distin- tanto, en la calle, bajo la negra aureola de los minúscu-
gue del animal. Es pen.rante (denk.ená); pero pensar es conocer lo los paraguas planos que sostienen, como si fueran ra-
universal. Por el pensamiento el contenido se reduce a lo simple y mos, Mimosa I, Mimosa II, Mimosa semi-IV, Primera
el hombre a su vez se simplifica, es decir, se interioriza y se idea-
Comunión, Ángela, Monseñor, Castañuela, Regina, en
liza. A decir verdad, soy yo la interioridad y la simplicidad: solo
en la medida en que traspongo el contenido a esta simplicidad, se fin toda una muchedumbre, una todavía larga letanía
torna éste universal e ideal. Lo que el hombre es realmente (ree/l) de seres que son nombres estallados espera y, con la
debe serlo idealmente (idee/[). Al conocer lo real (Rea{) como ideal otra mano, sostiene, como si fueran paraguas, rami-
(Idee![) deja de ser un simple ser n atural entregado a las intuicio-
lletes de violetas que incitan al e~travío - por ejemplo,
nes e impulsos inmediatos, a su satisfacció_p y a su producción. Es
consciente de ello y por eso sofoca (hemmt) sus impulsos y sitúa el a través de una ensoñación de la que saldrá atontada
pensamiento, lo ideal, entre la urgencia (Drangen) del impulso y y totalmente obnubilada de tanta nobleza- a una de
su satisfacción. En el animal, por el contrario, ambas coinciden: ellas, digamos Primera Comunión, pues recuerda el
el animal no puede romper voluntariamente su conexión; esta
artículo, conmovedor como un canto llegado del otro
solo puede ser rota por el dolor o el miedo. El impulso humano,
empero, existe con independencia de su satisfacción. El hombre, mundo, de nuestro mundo también, que un periódico
al poder frenar o dejar fluir sus impulsos, actüa según unos fin e.r vespertino, embelesado por el asunto, anunciaba: «La
y se determina según lo universal. Debe determinar qué fin debe alfombra de terciopelo negro del Hotel Crillon donde
imponerse; puede incluso establecer como fin lo universal. La re-
reposaba el féretro de plata y ébano que contenía el
presentación de lo que él es y de lo que quiere es lo que lo deter-
mina. En eso consiste su independencia: sabe qué lo determina. cuerpo embalsamado de la Princesa de Mónaco estaba
De este modo puede tomar como fin el concepto simple, por ejem- cubierta de violetas de Parma».
plo, su libertad positiva, Las representaciones del animal no son
ideales, efectivas: por eso el animal está privado de independencia
interna. En cuanto ser vivo, el animal lleva en él la fuente de su
movimiento. Pero ningún estÍmulo exterior es operante si no existe
ya en él: lo que no corresponde a su ser fntimo no existe para el Si seguimos interminablemente el cortejo, veremos
animal. También el animal se divide en dos (iich entzweit) por sí «magnificarse» todos los accidentes, los «regueros de
mismo. Pero no puede interponerse entre sus impulsos y su satis- baba», «la pesada magnificencia del bárbaro que piso-
facción; no tiene voluntad ni conoce la inhibición (Hemmung). En
tea con sus embarradas botas unas pieles muy car3:s. [...]
él, el estÍmulo comienza interiormente y presupone-un desarrollo
inmanente. El hombre, por el contrario, es independie_n te, no por
Basta haberlo evocado para que mi mano izquierda.a
estar dotado de auto-movimiento sino por ser capaz de inhibir través de mi bolsillo agujereado [...] el molde de escayola
el movimiento y de quebrar así que hizo la propia Divina de su rabo, gigantesco cuando
potente Yamplia cadena que, ~esde AriStó- su inmediatez y su naturalidad».
teles al menos hasta nuestros días, liga ia La automov.ilidad del animal
se empalmaba[...] no puedo dejar c;ie cantar!~ hasta que
metafísica ontoteológica con el humanismo. solo es absoluta en la medi da mi mano se pringa con rrú placer liberado [...] finalmente
La oposición esencial del hombre frente al en que sigue siendo automatici- todas, las maricas, imprimieron a sus cuerpos·un movi-
anímal -o más bien frente a la animalidad, dad exterior o sensibl e¡ desde el miento de barrena y creyeron estrechar a ese h ermoso
un concepto unívoco, homogéneo, oscuran- punto de vista del espíritu, pura
lista de la animalidad- está siempre al ser- hombre y errredars_e en torno a él. Él, indiferente y claro
constricción. El hombre, al inhi-
vicio del mismo interés. El Animal no tendría bir dentro de sí la automovilidad como un cuchillo de matadero, pasó cortándolas a to-
Razón, Sociedad, Risa, Deseo, Lenguaje, animal, libera la automovilidad das en dos rqdajas que se volvieron ajuntar sin ~uido».
Ley, Represión. De las tres heridas del nar- del espíritu, la libertad.
El tirso, el tirsanto, que primero fue un arÍn~ ~or- -
cislsmo antróplco, la que Freud señala con Esto se explica -el estilo es más
el nombre de Darwin parece más intolerable tante o penetrante, informa, aquí, tanto el texto como
o menos el de un seminario- por la
que la que ha firmado él mismo. Y habrá semilla. O por el germen. El cual in- su «objeto».
suscitado una resistencia más duradera terviene inmediatamente después
del anMisis del impulso. El germen
(der Same) es también, en germen, la figura ontoteológica de la familia.
Este concepto (de) germen (Same, semen, semilla, esperma,
grana) entra regularmente en escena, dentro de la dialéctica es-
peculativa, en lugares y en r egiones del discurso enciclopédico que
a la vez son homólogos y distintos, ya se trate ~el orden vegetal,
del biológico, del antropológico o del onto-lógfco en general. Di-
cha dialéctica especulativa asegura un sistema de correspondencias
figurativas entre todos estos Órden es.
¿De dónde habdan sido exportadas esm figuras? ¿Cuil seria su
lugar propio? .
J;,a figura de la semilla (!lamérnosla provisionalmente as{) esd.
inmediatamente determinada: 1. como la mejor representación de
la relación consigo del espfritu;·2. como el trayecto circular de un
retorno a sf. Y en la descripción del espíritu que retorna. a sí mismo
a través de su propio producto, después de haberse perdido en él,
· hay algo mis que la simple comodidad retórica de d arle al espí-
ritu el nombre de padre. Asimismo, el advenimiento de la Trini-
dad cristiana es algo más que un acontecimiento empfrico _cn la
historia del espíritu. ¿Acaso vamos a caer precipitadamente en la trampa?
35
« ... quebra.r así su inmediatez y su naturalidad. ¿Y traducir que La Flor, que significa (simboliza, me-
«Pensar, pensar que es unyo (!ch): es lo que constituye la raíz (Wurze{) taforiza, metonimiza, etc.) el falo, una vez atrapada en la
de la namrale~a del hombre. El hombre, en cuanto espíritu, no es
algo inmediato.sin.o esencialmente una vuelta-a-sí (in .rich Zurück-
sintaxis de lo cortable y lo culpable, significa la muerte,
. gekehrte.r). Este movimiento de mediación la decapitación, el degüello? ¿Y esto teniendo en cuenta
la mediación; el retorno cabe
sí que supera la división y la
(Yermittelung) es un momento esencial del que antologos significa el significante, el cual significa
espíritu. Su actividad es la salida por encima la castración?
pérdida. El relevo tJel dos en el
de la inmediatez, es su negación y, oor ende,
tres, retorno a sí de l'I unidad. .i,
su retorno a sí (Rücilehr in .rich). El es pues
El padre se divide, sal~ de sí
aquello en lo que se convierte por su activi- Con esto detendríamos una vez más, y en nombre de
mlsmo en el hijo, se reconoce
dad. Solamente lo que está de vuelta a sí es el la ley, de la ver.d ad, del orden simbólico, la marcha de
en él y se reencuentra, se re-
sujeto, la efectividad real. El espíritu sólo es una incógnita: su clamor, lo que aquí está en danza.
cuenta en su renta
como su propio resultado. A modo de acla-
ración [o de ilustración: zur Er/¡iuterung] podemos servirnos de la
representación de la semilla (die /7or.rtellung de.r Samem dienen). Con Tratar de detenerla una vez más, como en 1952, cuando
la semilla comienza la planta; pero dicha semilla es al mismo tiempo a la salida de la prisión el ontofenomenólogo de la li-
el resultado de toda la vida de la planta. Esta se desarrolla para pro- beración
ducirla (hervorzubringen). Pero en esto consiste la impotencia de la
vida (die Ohmnacht der Leben.r): en que la semilla sea comienzo y al liberación: baJo este título es preciso pensar, en primer
mismo tiempo resultado del individuo; en que el individuo -en cuanto lugar y al menos, el Intento de evitar el psicoanálisis y
punto de partida y ~n cuanto resultado- sea diferente y sin embargo el marxismo en nombre de la libertad, de la «elección
original» y del «proyecto existencial,. «Este es el caso
el mismo, producto de un individuo y comienzo de otro. Ambos as- del pequeño Genet. [...] Lo que le impidió adoptar esta
pectos se separan en él como la forma (Fonn) de la simplicidad se conclusión en la realidad (matarse como ese "niño cas-
separa en el grano ( de trigo: Kom) durante el desarrollo de la planta. tigado que, a su vez, castiga a su madre privándose a
sí mismo de postre"] es, en mi opinión, su optimismo.
«Cada individuo conlleva él mismo un ejemplo (Bei-.rpie{) más Con esto, pretendo designar la orientación misma de
• preciso. Solo por la educación [la formación, la cultura: Biidung], su libertad. [...] Eligió vivir. En contra de todos, afirmó:
por la disciplina (Zucht), el hombre es lo que debe ser; lo que él es seré el ladrón. Admiro profundamente a este niño que
se ha querido sin desfallecimiento a una edad en que
inmediatamente es solo la posibilidad de ser, es decir, de ser racional, los demás solo nos dedicábamos servilmente a hacer
libre; solo la destinación (Be.rtimmung), el deber. La formación del payasadas con el fin de agradar. Una voluntad tan obs-
animal acaba (fertig) de inmediato, mas no se ha de considerar esto tinada de sobrevivir, un coraje tan puro, una confianza
tan loca en el seno de la desesperación darán su fruto:
como un beneficio de la naturaleza. Su crecimiento (Wach.rtum) es de esa absurda resolución nacerá, veinte años después,
solamente un refuerzo [un fortalecimiento: Er.rtarken] cuantitativo. el poeta Jean Genet. [...] Ahora bien, cuando una ob-
El hombre, por el contrario, debe hacerse él mismo lo que debe ser ; cecación sistematizada, endurecida se mantiene diez
años, treinta años, cuando se trueca en sistema del
debe conquistarlo todo él mismo precisamente parque es espíriru; debe mundo, en religión oculta, es preciso que sobrepase
deshacerse de lo natural. El espÍriru es, por tanto, su propio resultado». notablemente el nivel de una simple reacción infantil,
Paradoja dialéctica: el ser vivo natural, la vida en cuanto natu- es preciso que una libertad de hombre se haya compro-
metido por entero en ella. [...)Si queremos comprender
raleza, se desarrolla por sí misma sin libertad en la medida en que lo que él es hoy y lo que escribe, hay que remontarse
su automovílidad es finita. No sale de sí misma, no hace otra cosa a esa elección original y esforzarse en dar de ella una
que desarrollar el germen: crecimiento Cllillltitativo sin ruptura, sin descripción fenomenológica,.

relación con el afuera ni con el otro absoluto. Su automovilidad, en


cuanto necesidad natural que ~igue su propia pendiente, sin libertad, insistía en darnos en propia mano, poniendo a
es por consiguiente el resultado de otra cosa distinta de sí. Es el buen recaudo, las «claves» del hombre-y-la-obra-com-
resultado de otra cosa precisamente porque queda encerrada en pleta, su significación psicoanalítico-existencial última.
ella misma y no tiene relación consigo ni tampoco con el otro. Sin
duda el ser vivo natural se divide en dos; pero, al no ser absoluta
esta división, el animal no tiene relación absoluta consigo mismo.
N i con el otro. Ni yo ni el otro. Por esta r azón , en la naturaleza no El eco trajo aún mucha cola («Esta es la clave de su
hay familia natural ni relación padre/ hijo.
conducta y de sus desórdenes» ... «El Otro distinto de sí
El salto cualitativo se efectuaría con el individuo humano: al di-
vidirse radicalmente, este tiene conciencia de sf y también del otro. mismo. He ahí la clave de Genet, he ahí lo que es pre-
Al no tener ya, en virtud de esta división, un movimiento natural ciso comprender en primer lugar: Genet es un niño al
dentro de sf, se constituye por medio de su Bildung, su cultura, su que se ha convencido de que sea, en lo más profundo
disciplina, su formación simbólica. Paradójicamente es, en mayor
de sí mismo, Otro distinto de sí mismo_ ... Nuestra cer-
grado que la planta o el animal, su propio producto, su propio hijo,
el hijo de sus obras. En mayor grado que la planta o el animal, sale teza de nosotros mismos halla su ver~ad en el Otro»).
de su propio germen. Se concibe él mismo. Precisamente por haber
interrumpido el impulso natural y haberse privado de automovi-
lidad, se ha dado la ley. Se ha puesto nombre a sf mismo, auróno-
mamente autonominado.
El detentor estab~ en ese momento tan ciego a la fi-
Pero el individuo humano, el individuo particular, finito, en gura sexual de la llave como a su poder de ·estar ojo
cuanto tal, es solo un ejemplo de esta autoproducción como nega- avizor si esta caía en malas manos. Al ser Jo suficien-
ción inhibidora de la aÜtomovilidad natural. Y la relación padre/ temente general como para conducir a las estructu-
hijo (humana) es solo un ejemplo (finito) de la relación padre/
ras trascendentales del ego, esta resultaba tan eficaz
hijo infinita, de la relación del espíritu inlinito relacionándose li-
bremente cc;msigo mismo como con su propio resalto, con su propio y tan indiferenciada como por tanto, lo que se firma Genet no esta•
recurso. Del mismo modo que en la negatividad se daba un salto una llave maestra, como · ría ahí sino para proporcionare! ejemplo,
el caso de una estructura universal. que
entre la negatividad de laEntzweiung natural (planta, animal) y la una llave universal que se nos daría la clave. Cuando se habla de
de la Entzweiung espiritual o humana, entre el relevo en·la natura- un coso, no dejamos ya de consultar al
desliza en todas las lagunas médico, al juez, al profe, al boqueras y
leza y el relevo de la naturaleza en el espfritufinito, así también se
da un salto dialéctico, que es el resalto absoluto del resultado, entre significantes. al abogado. Vernos cómo se apresuran
las togas, los unifonnes y las batas. Y las
la .Aufhebung del espíritu finito y la del espíritu in.finito. Del mismo Una nota de los Escritos corbatas. Fran~ois Maurtac, algunos años
antes, escribió: «El caso Genet.. Y. unos
modo que - lo mismo que: la ana)ogía o la proporción depende de de Jacques Lacan (Genet es años más tarde, sentencia deBatallle: «El
que lo finito es, en cuanto paso a lo infinito. uno de los escasísimos «es- fracasodeGeneb.
De ahf la retórica ejemplar de Hegel, el procedimiento ejempli- Lo que finna se interesa también. pero
ficador de su retórica: de su retórica como técnica de las figuras y critores franceses», moder- al ple de la letra yeso es algo muy distinto,
por el caso de laclave. Cómo se encadena
como forma de argumentación. · nos o no, que no figura en el esto, cómo se abre, cómo cae y cómo
Después de haber hecho caso del individuo humano como de un Indice de nombres citados) suena. Ycómo el caso puede falsear, for-
ejemplo (Beipie[) del movimiento del espíritu infinito y del resalto zar más bien, una ley dialéctica, una ce•
nombra ese objeto «que no rradura que. sin embargo, debería abrir
del resultado, Hegel pasa al movimiento infinito del resalto mismo,
al espíritu infinito, el cual ya no puede ser un ejemplo, puesto que podríamos designar mejor a todo. Si se la ataca qesde cierto ángulo
no es finito. Al menos ya no puede desempeñar el papel de un ejem- que llamándolo el falo universal (lo mismo que se dice:
plo si el ejemplo es un caso particular en un conjunto o una serie llave universal)».
37
homogénea. Puede hacerlo si el ejemplo es el ideal ejemplar, el sen- Esta clave trascendental, condición de todos los signi-
tido absoluto cuyos ejemplos finitos solo son justamente ejemplares ficantes determinados y concatenación de la cadena,
aproximativos. Este paso del ejemplo a la ejemplaridad del ejem-
estaba prescrita e inscrita, aunque como una pieza y un
plo, este paso de lo finito a lo infinito a veces puede darse aires de
retórica y de modo de exposición. Es en wrdad lo ontológico del efecto en el texto, encadenada, arrastrada en el Milagro
paso, la r azón de lo finito que solo se establece como tal al pasar a de la rosa. Tumba entonces acusándose bajo la pluma.
lo infinito. En lo finito los ejemplos (Beüpielen) pueden sustitwrse «Todos los cacos comprenderán la dignidad con la que
mutuamente y por eso son ejemplos, casos particulares clasificados
quedé revestido cuando tuve en mi m ano la ganzúa, la
seg.ful la ley generaL Esta su stitución es la libertad del juego, del
juego entre los ejemplos. Dicha libertad es finita. El juego se torna "espada". De su p eso, de su materíal, d e su calibre, en
aqu{ posible por la finitud; pero la finitud se releva a su vez. fin de su función, emanaba una autoridad que me hizo
En el caso - inclasificable- del espíritu absoluto ( Dios) , ya no un hombre. Yo necesitaba desde siempre esta verga de
hay juego en éste sentido.
acero [...] ambos topes la aligeraban y le conferían ese
¿Se puede decir: el caso de Dios? ¿Se puede clasificar el nombre
de Dios? aire de picha alada que m e tenía obsesionado. Dormía
Si hubiera un caso de Dios; si Dios pudiera ser tomado como a su vera ya que el guerrero duerme armado».
ejemplo, eso querda decir que lo tomamos por u n cuerpo finito,
que nos engañamos al hacerlo caer fuera de lo que es, que lo toma-
mos por otro. Dios, si es Dios, si pensamos lo que decimos cuando
lo nombramos, ya no puede ser un ejemplo de la Aufhebung. Es la
Aufhebung infinita, ejemplar, infinitamente alta. Ya no es un ejem-
plo y el juego de la sustitución ya no puede efectuarse.
¿Pero no puede Dios -por sf mismo- tumbar en lo finito, encar-
narse, volverse su propio ejemplo, juga'r consigo mismo en cuanto
infinito que se hace finito (muerto) para reapropiar su infinitud,
repetir el espíritu, es decir, tener un hijo- hombre que sea su propia
semilla, su propio producto, su propio resultado, su mejor renta?
Solo la figura de_Cristo puede, por tanto, r egular el intercam-
bio productivo -amor.t ización y benefic¡'o- entre la retórica y la
onto·-lógica, Fondo dé' inversión de la Sagrada Familia, o mejor, Cortemos por lo sano, h agámoslo muy dep risa: esta pi-
de la Trinidad: cha a c<uya vera duermo no es tanto la del padre, como
«El ~jemplo m ás sublime [elevado, relevado, emin ente: da.r podría creerse, cuanto la Virgen Marfamisma. No digo
erhabenste Befrpie{J nos lo da la natura leza misma de Dios. Esta,
propiamente hablando (eigentlich), n o es un ejemplo (ein Bei-
que no es la del padre, digo «no tanto ... cuant o». Pero,
.r¡iel) (Be·i - her-.rpieO), sino Jo univer - para saber cóm o se escribe la del padre, todavía es pre-
•Juego de palabr¡¡s intraduci- sal, lo verdader o mismo, de lo que todo
ble•, señalan justamente los
ciso elaborar, inducir, para resbalar mejqr.
traductores. Este juego de el resto es ejemplo (Befrpieí). Es cierto
palabras no es un juego de que las antiguas religion es habfan lla-
palabras entre otros posibles. mado Espíritu a Dios; pero no era más
Es el juego que hace posibles
todos los juegos: el Juego del que un simple nombre y todavía n o com - Por consiguiente, en (el) lugar d e la flor, el texto anto-
infinito consigo mismo,_el juego prendido [asido: gefaut] de modo que la gráfico, marginal y at.itografiante: que ya no significa.
ejemplar que juega más -o na.cura.leza del espíritu se hiciera explí- Los clamores; tal como los habremos escuchado, doblan
menos- que cualquier otro. cita en él. En la religión judía el espíritu
Juega menos por jugar más. por el fin de la significación, del sentido y del signifi-
Juega consigo mismo sin límite es representado (vorgestellt) por primera
y sin la regla que ni siquiera vez si bien solo de forma abstracta. Pero
cante. Fuera de lo cual, no para oponerla a estos, me-
se da a si mismo. Lo que al en el cristianismo Dios es revelado (ojfen- nos· aún para aponérsela, nos fijamos en la firma que,
mismo tiempo limita infinita-
mente el juego bart) como Espíritu; y es en primer lugár a través de su nombre, a pesar de lo que así se llama,
Padre, potencia (Macht), universal abs- ya no significa.
tracto (abstrakt Allgemeines) que todavía está velado (eingehüllt) y,
en segundo lugar, es objeto para sí mismo, otro que sí mismo, uno
Al no significar ya, la firma
dividiéndose en dos (ein sich Entzweiendu), el hijo (der Sohn)» .
¿qué es una firma? ¿Y qué ocurre en ella con el lenguaje
El Dios cristiano manifiesta el espíritu concreto que en el judaísmo de las flores? La cuestión debe hallar una forma en
quedaba todavía velado y abstracto¡ pero solo lo manifiesta hacién- consonancia, por ejemplo, con las siguientes proposi-
ciones: 1. Mí/ogro de la rosa« ... las flores hablaban ...»,
dose padre. El padre -el Dios judío ciertamente lo era- sigue siendo
2. «Pienso que ellas [las flores] no simbolizan nada>.
una forma_universal abstracta mientras no tiene ningó.n hijo reco- (Pompas fúnebres) .
nocido. Un padre sin hijo no es un padre. Solo se manifiesta. como En estas condiciones ¿qué es, pues, un «libro cargado
espíritu concreto -y no solo anticipado, representado, vorgutellt- al de flores, (Nuestra-Señora-de-las-Flores)? Un lecho, por
supuesto, es decir -más tarde se verá- unas páginas,
dividirse en su semilla, que es su otro, o más bien que es él mismo el esqueleto de J. D. que «habrían tendido sobre un
como objeto para sí mismo, el otro para él y que, por canco, le co- lecho de rosas y gladíolos» (Pompas fúnebres) y que
rresponde, en el cual vuelve a sí mismo: su hijo. querrían comerse con palabras dialectófagas: «Soy su
sepulcro».«Tenía hambre de Juan». «Nunca me sentiré
Como este hijo es infinito - hijo de Dios- no es el otro de Dios. Le suficientemente vinculado a las condiciones en las que
da a Dios su imagen. Pero este hijo de Dios, como es hombre - finico- escribo este libro. Aunque es cierto que tiene como
es Dios separado de sí mismo y apareciendo él mismo como paso de lo intención confesada decir la gloria de Juan D., quizá
tenga unas segundas intenciones más imprevisibles».
infinito a lo finito, de lo finito a lo infinito. Dios se conoce y se reco-
noce en su hijo. Asiste (a) su muerte, su entierro, su magnificación,
su resurrección. La relación de conocimiento que organiza toda_esta
escena es un tercero, un tercer téz:mino, el elemento de la relación
de lo infinito consigo: es el espíritu santo. Este médium proporciona
el elemento de la familiaridad: familiaridad de Dios con su propia
semilla, elemento del juego de Dios consigo mism~. El ejemplar (in-
finito) se da y hace volver a sí el ejemplar (finito). El padre infinito
se da, por auto-felación, auto-inseminación y auto-concepción, un
No valgo más que para embalsamar,
hijo finito que, al estabJecer se ahí y encarnarse como hijo de Dios,
1 se torna infinito, muere como hijo finito, se deja sepultar, ceñir con
vendajes, que enseguida deshará para renacer hijo infinito,
1
1 « ...uno dividiéndose en dos, el hijo. Pero este otro distinto de sí
·!
es de igual modo él mismo inmediatamente¡ se conoce y se intuye
en él - y precisamente este saber de sí y esta intuición de sí son, en
tercer lugar, el espíritu mismo».
El espíritu no es ni el padre ni el hijo, sino la filiación, la r elación
del padre con el hijo, del hijo con el padre, del padre con el padre
Si, por consiguiente, no hay lenguaje de las flores, si la flor
por la mediación del hijo, del hijo con el hijo por la mediación del está en (el) lugar de la significación cero, ¿cómo puede

-, 39
padre. El espíritu es el elemento de la .Aufhebtmg en el que la semi- ese cern $imbólico prender en una jungla de signos
lla vuelve al padre. y de figuras pertenecientes a la lengua natural, a la
naturaleza, n lo físico, a la lengua física como lengua
«Esto quiere decir que el todo es el espíritu y no solamente el uno materna que necesariamente le resulta extranjera? De
o el otro para sf. Dios, enunciado [definido, expresado, aurgepro- nuevo la cuestión de la physis como mímesis. Que asi-
chene] bajo el m odo del afecto [Empfmdung], es el amor eterno, el mismo viene a ser: saber cómo acabar con lo que se
come. El trabajo del duelo como trabajo de la lengua,
cual consiste en tener al otro como suyo propio (dar .Andere aú 1ein de los dientes y de la saliva, y también de la deglución,
Eigenu zu haben). Esta trinidad [esta triplicidad, Dreifaltigluit] es de la asimilación y del eructo. El fin de Juan tiene que
lo que sitúa a la religión cristiana por encima de las demás religio- ver con la Cena. <.•• ¡el sepulcro necesita luz para dos
mil años! ... iY comida para dos mil años! ... (Ella se
nes. Si hubiese ignorado la Trinidad, el pensamiento podrf~ haber encoge de hombros.) en fin, todo está en orden, y hay
encontrado más en las otras r eligiones. La Trinidad es lo especula- platos preparados: la gloria es descender al sepulcro
tivo (da1 Spek.ulative) dentro del cristianismo y por eso también la con toneladas de manduca!, (El balcón).
Si las flores semejan «accesorios Infernales, es por-
filosofla encuentra en ella la idea de la raz6n». que, aunque no significan nada, son no obstante el
Pero así como el cristianism o se representa y se anticipa solo en soporte, aunque sustraído para siempre, de todo el
el judaísmo, que es su Yor1tellung, así también la religión absoluta texto, de.todas las determinaciones. «... ellos comenza-
ban a existir para mí con existencia propia, recurriendo
que es el cristianismo sigue siendo (el resto de) la Yor1tellung del cada VfÍZ menos a un soporte: las flores• (Milagro de
Sa como filosofla. La estructura de la Vor1tellung abre la escena de la rosa). Esta es la relación del milagro c·on el texto. Es
la sagrada familia al Sa. decir, con un resto que no es·el resto de nada, que no
descansa en paz. Que, sobre todo, no es un resultado
Por consiguiente, el cristianismo.ofrece el ejemplo de u.na religión en el sentido de la dialéctica especulativa.
naturalmente epeculativa. La filosofia -la dialéctica especulativa- ha- «La Reina: Pero ful yo quien hizo todo, quien orga-
brá sido la verdad de esta representación religiosa de lo especulativo. nizó todo... Quédate ... Resto... Oué ...
De repente un crepitar de ametralladoras•
Del mismo modo que el alemfui, lengua naturalmente especulativa en (El balcón).
algunos de sus rasgos, se releva por sí mismo para convertirse en len- Como vemos, pero no podemos ver, estamos nece-
gua universal, asf también una religión históricamente determinada se sariamente ciegos ante el hecho de que las flores, ni
siquiera mostradas, apenas prometidas, nos son cons-
convierte en religión absoluta y una religión absoluta releva su carácter tantemente robadas, sustraídas, birladas. En El diario:
de representación ( Yorrtellung) para convertirse en verdad absoluta. «-El entierro. Hacen falta flores,[...]- «Ve a mangar
Esto explica que la filosofi"a hegeliana - filosofla de la religión de parte unas cuantas flores con sus amiguetes,.[...] «Con dos
colegas, por la noche, cepillaron de sus flores el ce-
a parte- haya podido leerse como un efecto de cristianismo y como menterio de Montparnasse [...] Con una linterna eléc-
un ateísmo implacable. La religión se cumple plenamente y muere e.o trica, buscaron las rosas. [...) Una alegre embriaguez
la filosofla que es su verdad, como verdad de la r eligión pasada, de la les hacía robar y volar, correr, bromear entre los mo-
numentos. "¡Estamos curados ~e espanto!", me dijo,.
esencia como pasado pensado (Gewuenheit) de la religión cristiana.
La verdad - el pasado-pensado- es siempre la muerte (relevada,
erigida, sepultada, desvelada, desvenda.da, desempalmada) de aque-
llo cuya verdad es.
La posición del padre, la filiación tal como acabamos de leerla, se
interpreta también en verdad como la posición del padre muerto. La
ya no pertenece al orden
rincón de la (es)Cena yJudas, y mirilla. Totem y Tabú acaba de de la significación, del significado o del significante.
Inscribir el origen órfico de la doctrina del pecado original, la
relación entre Cristo y Dioniso-Zagreo cortado en trozos: •En Por consiguiente - lo que un clamor emite es que
el mito cñstiano el pecado original es el resultado incontes- la flor, por ejemplo, en .la medida en que firma, ya no
table de una ofensa coritra Dios Padre. Ahora bien, desde el
momento en que Cristo haliberadoa los hombres del peso del significa nada.
pecado original, sacrificando su propia vida, tenemos derecho Tumba, resto.
a concluir que dicho pecado original había consistido en un
asesinato. Según la ley del Talión, profundamente enraizada
en el alma humana, un asesinato (ein Mord) solo se puede
expiar mediante el sacrificio de otra vida; el sacrificio de sí
mismo recuerda (weist zurück) la expiación por un acto asesino.
Y desde el momento en que el sacrificio de su propia vida
debe conllevar la reconciliación con Dios Padre, el crimen que :
hay que expiar no puede ser otro que el asesinato del padre
(der Mord am Vclter)
•De este modo, en la doctrina cristiana, la humanidad Ni un nombre ni un verbo en cualquier caso.
confiesa de la forma más desvelada (am unverhülllestenl su
culpabilidad en el acto criminal original (zu der schulc!Vol/en
Tat der U,zeit), ya que solo en el sacrificio de uno de sus hijos
ha encontrado la expiación más eficaz. La reconciliación con el
padre es tanto'más profunda (um so gründlicher) cuanto que,
al mismo tiempo que se cumple este sacrificio, se proclama la
renuncia total a la mujer que ha sido la causa de la rebelión
contra el padre. Pero aquí la fatalldad psicológica de la ambi-
valencia hace valer todavía sus derechos. Por el acto mismo en
el que el hijo le ofrece al padre la mayor expiación po$ible, logra La rúbrica no sufre por ser, desde este punto de vista,
contra el padre la meta de sus deseos. Él mismo se torna Dios
al lado, propiamente en el lugar del padre (neben, eigentl/ch an il~gible. Al menos, si leer quiere decir descifrar un sen-
Stelle des Vciters). La religión del hijo reemplaza a la religión del
Padre (Die Sohnesre/igion lost die Vaterreligion ab). Yen señal
tido o referirse a algo. Pero dicha ilegibilidad que se
de sustitución [de sucedáneo, lum leichen dieser ErsetzungJ forma al tumbar (por ejemplo de mi mano), que em-
se resucita la antigua comida totémica como comunión, en el
trascurso de la cual los hermanos reunidos saborean la carne brolla y encenta la s1gni:ficación, es aquello sin lo cual
y la sangre del hijo, no del padre, para de este modo santifi-
carse e identificarse con él (...¡ La comunión cristiana no es
no habría texto. Un texto no «existe», no resiste, no
fundamentalmente otra cosa que un nuevo dar de lado (Besel- consiste, no reprime, no se deja leer o escribir más que
tigung) al padre, una repetición del acto que hay que expiar-.
¿Qué diferencia hay entre este punto de vista (mirada ·por si es tr~baj ado por la ilegibilidad de un nombre pro-
la mirilla, mirada de judas) y el de la dialéctica especulativa
en cuanto a la verdad más desvelada? ¿Cuál es, sentados a
pio. No he dicho - todavía no- que el nombre propio
la mesa, la distancia entre Judas y aquel q·ue es la verdad? exista y que se torne ilegible cuando tumba en la firma.
¿Quién mantiene aquí el discurso más veraz? ¿Qué lugar le
corresponde, pues, a un Judas? ¿Acaso puede saÍir de una El nombre propio solo resuena, para perderse inme-
mesa el discurso de la verdad? ·
Habría que verlo
diatamente, en el momento en que se convierte en es-
combros, en que se rompe, se embrolla, se encasquilla
vida del espÍritu como historia es la muerte del padre en su hijo. El al tocar la rúbrica.
relevo de esta muerte tiene siempre el sentido de una reconciliación:
la muerte solo habrá podido ser un acto libre y violento. La historia
.11 es el proceso de un asesinato. Pero este asesinato es un sacrificio:
la vfcti.ma se ha ofrecido. Escándalo del que un tribunal finito no
1 puede entender n·ada: una víctima habría ofrecido así a los asesinos
el instrumento del crimen al mismo tiempo que su propio cuerpo.

¿Cuál es la función de este modelo cristiano? ¿En qué sentido es Aún estamos en la escalera, h acia una cripta que nos
ejemplar para la onro-teología especulativa? ¿Podemos circunscri- espera siempre por haber precedido a aquello mismo
lo cual se hace especialmente birlo y desplazarlo como una estructura fi- que parece ocultar. «Fue entonces cuando empezó ese
a partir de Et origen de ta fa- nita y particular ligada a unas condiciones
in~ercambio de notas amorosas, en las que hablábamos
milia, la propiedad privada Y históricas dadas? ¿Podemos cuestionar otra
et Estado. El título de Engels de nosotros, de nuestros proyectos de esparrabo, de
reproduce el primer momento historia que no sea la que aquí se representa?
y el último de la Sitttichkeit ¿Podem.os cambiar de horizonte, de lógica? golpes espectaculares y, sobre todo, de Mettray. Como
hegeliana Ydestierra el aná- En el interior del sistema, con un _a l- medida de prudencia; él firmó su primera nota: "Ilegi-
lisís fuera del centro cristiano
occidental a partir de los tra- canee tan poderoso e invariable como el ble", yyo. encabecé mi respuesta de este modo: "Que-
bajos de etnología familiar de de las primeras palabras del Evang_elio de
Bachofen Y de Morgan San Juan sobre la historia de Occidente, el rido ilegible". Pierre Bulkaen seguirá siendo para mí lo
programa de los trabajos de juventud sobre el cristianismo se ha- indescifrable. En la escalera en la que me esperaba era
brá convertido en ley. donde siempre nos ~asábamos los papeles».
En cuanto a la familia podemos seguir una homología muy pre-
cisa entre los primeros esquemas y los del período final del sistema.
El paso del judaísmo al cristianismo se interpreta como adveni-
miento del amor, dicho de otro modo, de la familia; como relevo
de la moralidad (Moralitiit) formal y abstracta (el kantismo es a
este respecto, estructuralmente, un judaísmo). Dicho paso pone en
funcionamiento una teoría de la figura, una retórica y una semió-
tica omo-teológicas que pertenecen de pleno derecho al contenido
mismo del discurso. El Milagro de la rosa es el que empezó (en Fontevrault,
¿No había, entonces, familia antes del cristianismo? Antes del celdas en forma de «féretro vertical» en la «hiedra»)
cristianismo la familia aún no se habfa establecido como tal. Se
por poner en escena antotrópica, pero sesgadamente y
anunciaba, se representaba, se anticipaba. El amor no estaba to-.
davía en el hogar de la familia. La verd~dera relación padre/hijo en apariencia para dejarlo en plantel, como si hubiera
- esperaba al cristianismo, y la monogamia también, tal como será que estar ojo a\jzor para no ponerle trabas (así es como
definida en la Filo.rofia del derecho. A partir de Cristo el amor susti- esto se escribe siempr e: el gran estilo de la flor (a)pa-
tuyó al derecho y al deber abstracto: de forma general y no solo en
rece a su aire no tener nada que ver en el momento en
las relaciones entre esposos.
El e.r¡{ritu del cri.rtiani.rmo: «Jesús opone el a.mor tanto a.l deber que.elabora al máximo), el injerto del nombre propio.
de fidelidad conyugal como al derecho de separarse de la. esposa. El Un injerto no sobreviene a lo propio. Este empieza por
amor excluye incluso el deseo (culpable) que el deber. por su parte hallar ahí su estallido: su aparecer o su eclosión, pero
no prohibía, y dej a en suspenso, salvo en un caso, la autorización
asimismo su hacerse pedazos.
que contradeda a ese deber».
Jesús deja en suspenso, suprime la autorización salvo en un caso.
La palabra alemana para dejar en suspenso o suprimir es aquí aufoe-
ben. Jesús solo deja en suspenso la autorización en cuanto que esta
coda.vía pertenece al derecho abstracto. En verdad, deja en suspenso
y releva. el derecho abstracto en el amor.
No vamos a preguntarn¿s aquí qué e.resta operación. Desde el mo-
e ,
, . , ? ,
meneo en que la pregunta. ontol og1ca ¿que es?, ¿que es eso., ¿que qwere

El nombre de aquel que parece poner aquí su rúbrica
42
decir ser?, etc.) solo se despliega aqu( según el proceso y la estructura (Genet) es, como sabemos (pero ¿cómo y de dónde lo
de la.dufoebung y se confunde con el absoluto de la.dufoebung, ya no se sabemos?), el de su madre. La cual, por tanto, habría
puede preguntar: ¿qué es 1a.Aufhebung? como se preguntada: ¿qué es
dado a luz al modo de una suerte de inmaculada con-
esto o qué es aquello?, o ¿cuál es la determinación de tal oc~ concepto
particular? El ser es .dufoebung. La .dufhebung es e1 ser: no como un cepción.
estado determinado o como la totalidad determinable del ente, sino
como ta·esencia «activa», productiva del ser. No puede, pues, con-
vertirse en el objeto de ninguna pregunta determinada. Se nos reenvía
a ella sin cesar, pero este reenvío no reenvía a nada determinable.
Imposible, por ejemplo - pero el ejemplo también se releva-, El nombre de la madre sería -normalmente- el de una
comprender el advenimiento de la verdadera familia (amor y mo- planta o el de una flor, diferenciándose en una letra,
nogamia), de la familia cristiana, sin tener en cuenta la .Aufhebung las caída (¡olvídalo!), o de un acento circunflejo, con
del derecho abstracto. El ser que ama se reconcilia a pesar de la in-
el fin de cicatrizar su caída. Cubriendo el hueco entre
juria, sin tener en cuenta el derecho, ni al juez ni a aquel que juzga
el derecho (nicht vom Richter ihr Recht zumeuen), sin consideración los labios o letras espaciadas -en (el) lugar des- con
ni miramiento para con el derecho (ohne al/e Rücluicht auf Recht). una tela tensada, de punta, tienda de campaña o mo-
Una nota manuscrita añade: «El amor exige incluso la Aufhebimg numento-sin-mon'!mento piramidai.
del derecho que ha nacido de una separación (Trennung), de una le-
sión (Beleidigung); (el amor) exige la reconciliación (Yersó"hnung)».
Genet nombra una planta con flores amarillas (retama
El esquema de la Filosof(a del derecho ya está aquí: el amor como de escoba, retama negra, escobera, venenosa y medici-
relevo del derecho y de la moralidad abstracta, es decir, de una es- nal, distinta de la retama de los tintoreros, genista tínc-
cisión entre la objetividad y la subjetividad.
toria, ginesta, hierba que sirve para teñir de amarillo)
La.nota manuscrita ha sido tachada, pero está en consonancia con
todo el contexto que la confirma constantemente. Interviene inme- y genet nombra una raza de·caballos. De España, país
diatamente despu~s de la proposición sobre el amor como Aufhebung que importa mucho en el texto.
de los derechos y deberes conyugales en cuanto tales.

En el orden Qudaico) del derecho y de~ deber abstractos, en el or-


den de la ley objetiva, el deber de fidelidad, la fidelidad como deber
corda pareja co~ el derecho de separarse de su mujer. Pero el deber Aunque toda su literatura canta y teje un himen fúne-
en cuarito tal no prohíbe el deseo de infidelidad; solamente prohíbe, bre a la nominación, Genet solo tiene interés, nobleza
en la objetividad, el acto de infidelidad. El amor que Jesús opone a
obliga, por llamarse a sí mismo.
esta ley objetiva deja en suspenso incluso el deseo infiel. Al menos
excluye (auuchlieut) este deseo al mismo tiempo que releva (duf-
hebt) la autorización (de separarse de su mujer) en cuanto que es
contraria a la fidelidad. La prohibici6n que recae_sobre la infidelidad Está a caballo sobre su nombre propio. Lo tiene cogido
se mantiene, pero al mismo tiempo se suprime: ya no es una pro-
por el bocado. Como un grande de España o un acento
hibición que se impone desde el exterior, de forma heteron6mica.
Pertenece a la espontaneidad del amor, es asumida en la libertad del circunflejo. Pero asimismo como un niño sobre la silla
deseo, en la autonomía de un deseo que ya no desea lo que no puede de montar de su padre.
43
t_e ner o que solo desea lo que puede tener, que desea lo que tiene. El fantasma altivo del jinete preside la gran escena
Traducción vulgar de la Aufhebun¡;. ya nada interior y toma posesión de todos los sentidos. Fin-
por supuésto, discurso, aquí, que venga de fuera te prohíbe engañar a tu
del hombre para el hombre •
mu1er, pero ya no lo deseas porque la amas.
giendo quizá dar a leer «mi» «nombre il.egible». No(m-
Por consiguiente, la autorización para separarte de ella, autoriza- bre) ilegfüle, por consiguiente, positivamente legible.
ción contraria al deber de fidelidad, queda relevada (aufgehoben) Milagro de la rosa: «- ¿Vas de paso? ¿A dónde vas
como en el pasado, pero ya no lo advcrtir~s porque ya no lo deseas. de.paso? ... Y, además, ¡pero qué te has creído!, ¡me-
La interiorización de la prohibición, la interiorización de la ley
objetiva (derecho y deber) por el amor, la asimilación que digiere
nudo tono empleas para hablar! ¡Saca las manos de tu
la deuda objetiva y el intercambio abstracto, la devoración del lí- cinturón!...
mite es, por tanto, el efecto econ6mico de la Aufhebung. Económico: «Yo iba a caballo.
al estar subjetivada, la prohibición es de algún modo levantada; «Precisamente cuando estoy muy sereno, me siento
soy má~ libre, pues ya n~ estoy sometido a ninguna interdicción
exterior. Económico: mi satisfacción está, al menos en conciencia, arrastrado por un torbellino debido, quizás, al rápido
regulada según mi deseo¡ hago lo que deseo, soy fiel porque lo de- ritmo de mi pensamiento que choca contra cada ac-
seo y nada más. · cidente, a mis deseos que son violentos porque, casi
¿Pero acaso la eco;11omía no haría sino interiorizar una prohibi-
siempre,·están sofocados y, cuando vivo mis escenas
ción, domesticarla en el ser cabe sí de la libertad?
El efecto econÓmico·es más complejo. Para decir que el límite que interiores, tengo la sensación embriagadora de vi-
prohíbe ha pasado simplemente de fuera a dentro sin transformarse . virlas siempre a caballo, sobre un caballo al galope
en el paso, sería preciso que el deseo, en el ·m atrimonio cristiano, que se encabrita. Soy un jinete. Desde que conozco a
estuviera limitado y lo estuviera en primer lugar a un ser finito.
Bulkaen vivo a caba1lo y entro a caballo en la vida de ..1
. Pues bien, no es el caso en ;ibsoluto. Lo finito se atraviesa hacia lo
infinito. No nos ·l imitamos a amará. un ser finito: se ama a un ser los otros como un grande de España en la catedral de
finito cO'tno infi,nito. Al pasar al interior, ellímite se hace infinito: Sevilla. Mis muslos aprietan unos flancos, espoloneo
no hay ya, por tanto, límite finito; no hay ya, por tanto, límite o, lo una moritura, mi mano se crispa sobre unas riendas.
que viene a ser lo mismo, un límite infinito. El deseo conyugal es
«No es que esto ocurra exactamente así, es decir,
libre porque está so~etido a una ley infinita.
La familia, según el amor (cristiano), es infinita. No deja ya de no es que yo crea que de. verdad voy a caballo sino
ser lo que se p~dda denominar la familia especulativa. ,A.hora bien, que, más bien, hago los gestos y tengo el alma de un
esta sigue 'el trayecto infinitamente circular de la filiación padre/ hombre que va a caballo: mi mano se crisp~, mi ca-
hijo: la infinitud del deseo, del matrimonio y de la ley interior se
beza se alza, mi voz e~ arrogante ...
mantiene entre el hijo y el padre. C.o n apenas un breve rodeo, c;on
y ese sentimiento de cabalgar so- «Tu corazón que no abri-
la excepción insignificante de u~a inesencialidad (aquf la mujer es rán Jamás los espolones/
· como la materia), la esencia del matrimonio especulativo consagra, bre un noble animal que relincha, De un Jinete macizo...,, mi
con todas las consecuencias sistemáticas que de ello puedan indu- al desbordarse en mi vida coti- autógrafo marcado acuchi-
cirse, la unión del padre'y del hijo.
diana, me daba ese aire que se de- llo que se pasea en líber-
·tad como un animal salva- ,.'
Una columna en la otra. nomina altivo así como ese tono
je, «Aparecería un curioso
y ese aspecto que yo consideraba animal si cada una de mis
La excepción, el único caso (Fall) en el que el derecho de separarse victoriosos. emociones se convirtiera
44
de su mujer se mantiene, en el que la suspensión queda eh ·suspenso, <<El boqueras hizo un informe en el animal que suscita:
la.dufhebung relevada, se da cuando la mujer ha tomado la iniciativa, y yo comparecí ante la sala de au- la cólera ruge bajo mi cue-
cuando «la esposa le ha concedido su·amor a otro». SegúnJesús, «el llo de cobra, la misma co-
diencias ... »
hombre no puede entonces seguir siendo su esclavo». bra hincha aquello que no
Sin duda solo con Cristo cumple su destino la familia especulativa. No detener la carrera de un Ge- me atrevo a nombrar, mi
Pero esta proposición no es simple. Cmpplir su destino es relevars·e net. Es la primera vez que me da caballería, mis carruseles
y salir de sí. El propio cristianismo solo se cumple al relevarse en su miedo, al escribir, como suele de- nacen de mi insolencia... ».
1 verdad filosófica. Habría, por tanto, que precisar que con el cristia- En lo que atañe al «mie-
cirse, «sobre» alguien, ser leído por
/ nismo la familia especulativa se encenta, comienza a venir a sí misma, do a las metamorfosis• y,
: al amor y al verdadero matrimonio que constituye a la familia como él. No detenerlo, ni hacerle retro- sobre todo, a las metamor-
1
·¡ familia. El primer momento de la Sittlichkeit sería inaugurado por ceder, ni embridarlo. Ayer me hi- fosis animales, el Diario del
¡ Cristo. Tampoco esto constituye una proposición simple: él surgi- zo saber que estaba en Beirut, con ladrón precisa que «no es
miento del cristianismo se ha anunciado. Hay familia antes de la . la retórica sola la que exi-
los palestinos en guerra, 1os exc1m-
familia (cristiana). Es preciso, por tanto, cuestionar esta estructura ge la comparación».
circular y teleológica del antes y del después, esta lectura especulativa dos cercados. Sé que lo que me in- Empecemos, por tanto,
del futuro anterior que pone a la familia por delante de si misma. teresa tiene siempre (su) lugar allí, aproximándonos a la cripta
Inmediatamente antes del cristianismo está el judaísmo: la fa- pero ¿cómo mostrarlo? Ya casi no Innombrable Y al taller de
milia y la no- familia a la vez, la no-familia como ahí-todavía-no escribe, nadie ha enterrado la lite- Albertq Giacometti, donde
del no-dejar -ya-de-ser-ahí, puesto que el ser-ahí de la familia no cierta herida del autógra-
consiste, no consiste sino en disol~erse a su paso. ratura como él, ahí que te va siem- fo adquiere forma animal.
La tesis cristiana, la tesis axial que reemplaza a la tesis judía opo- pre que algo salta por los aires en No dejamos de sospechar
niéndose a ella, invierte el dominio. Al sustituir por el amor el do- el mundo, que el saber absoluto de que, a(!nque sea todo eso
minio, las relaciones judías de violencia y esclavitud, Jesús fundó a la vez, la firma no es.ni
Europa recibe un buen golpe, y es-
la familia. La familia se con stituyó a través del él: «A la idea que una cosa, ni una flor. ni un
, los judíos se hacían de Dios como su amo (Herrr) y soberano señor tas historias de clamor, de rúbrica, animal. Queda por saber
/· (Gebieter),Jesús opuso la relación de Dios con los hombres como de flor, de caballo deben importar- si la hay
I la de un padre co~ sus hijos». Esta es «la antÍte~is exacta» que le le una mierda.
da a la familia su fundamento infinito. ' ·
:1
Í Antes de la ancÍtesis que acaba de ponerse en lugar de la tesis,
/ había sin embargo familia. El judaísmo no era solamente lo que
· precedía al advenimiento de la familia especulativa, lo que hasta
1 cierto punto le oponía resistencia. Había constituido cierta familia
1 natural al no dejar ya de relevar a otra familia todavía más natu-
!
¡ ral. Hay que manejar con mucha prudencia el valor de naturaleza.
' La naturaleza no es una esencia determinada, un momento Único. ¡Qué razón tiene! Esto es lo que quiero mostrar al lec-
1
Recubre todas las formas de la exterioridad a sí del espíritu. Por tor desterrándolo lo más aprisa posible hasta los lími-
consiguiente, aparece - desapareciendo progresivamente en ella- tes de unas aguas, de un mar donde arriban para una
en cada etapa del devenir del espíritu. Por ejemplo, no por haber
roto con el grupo natural- biológico deja la familia humana de ser
guerra interminable ·el griego, el judío, el árabe, el his-
el mome~to natural, el más natural, de la Sittlichkeit, etc. En este pano-morisco. Que, rastreando las huellas, yo también
sentido la familia es siempre natural, incluso la familia cristiana. estoy si(gui)endo.
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1
t!
Pero es~a releva a una familia natural, la judía, que a su vez releva a Si toda esta elocuencia sobre la firma en forma de ca-
wia familia más natural. Y cada relevo rompe con lo que releva, deja ballo le importa una mierda ¡qué le vamos·a hacer! La
entre el otro y ella una suerte de margen que constituye la verdad
rúbrica cae también como un excremento precintado.
del otro como esencia (pasada), cuya verdad, por su parre, da a le_er.
Había -por tanto- una familia jud.1a privada de amor; ella núsma
había roto con una familia más primitiva y natural.

Aquí comienza el discurso legendario del águila yde las dos colwnnas.
Sobre la castraci6n y la diseminaci6n, cuest.i6n que se remonta
hasta el diluvio. Magnificar el zurullo, glorificar lo que, cortado (stronzo,
stronzare, strunzen), cae en suerte bajo las posaderas,
Como Condillac, como Rousseau, Kant y algunos otros, Hegel re- erigir el patrón de su firma o hacer que la erección caiga
curre a una suerte de ficci6n te6rica: el relato de un acontecimiento
del caballo, el rey del trono: todo esto sería equivalente.
catastr6fico reconstruye el origen ideal- hist6rico de la sociedad hu-
mana. Y reinscribe la narraci6n bíblica con la mirada puesta en una
red de filosofemas. Para que ello funcione, ciertamente es preciso
que, en alguna parte, ambos textos sean homogéneos.
El diluvio es la pérdida del estado de naturaleza (Yerlust des Na-
turzUJ"tander). Antes del diluvio (Flut), el hombre vivfa en armonía
natural con la naturaleza. El diluvio desgarra al hombre, lo arranca Queda -por saber-:- lo que importa una mierda.
de la naturaleza, destruye la bella unidad. Desde ese momento, el
hombre alimenta una desconfianza infinita, monstruosa (ungeheu-
erste Unglaube) hacia la naturaleza. Esta ya no es su madre; ha re-
cobrado o envenenado todos los recursos de protectora creencia (el
Glauben) que había dado o prometido. De esta madre solo conserva-
mos algunas oscuras huellas (sind uns nur wenige dunk.le Spuren auf- Ahora bien, la insolente escena del jinete («Yo iba
behalten worden). Hasta este momento se había mostrado «amistosa a caballo») arrastra en su procesión, mediante pe-
o tranquila (freundlich oder ruhig)», en «el equilibrio compensado
queñas sacudidas continuas, al trote, a las dos pági-
(Gleichgewicht) de su elemento»; pero he aquí que ahora responde
a la fe ( Glauben) de la humanidad con «el odio más destructor, m~ nas siguientes en donde, como por casualidad, e
invencible, más .irresistible». La madre se vuelve contra el hombre, Fontevrault (que «tiene sus raíces en el mundo ve
se descompone, causa estragos. getal de nuestro reformatorio»), en el «centro de
En el diluvio, el hombre concibe pues el proyecto de dominar a
círculo», se alza «la cubeta en donde se va a cagar»·.
su vez lo que lo había amparado, protegido, alimentado. Decir que
concibe el proyecto de dominar, de defenderse, mediante un gesto
apotropaico, de aquello que engañosamente le había prometido la
simbiosis, adormeciendo, meciendo su creencia. con un movinúento
igual y regular, es decir demasiado: podríamos contenta:rnos con
decir que el hombre ha comenzado a concebir - a secas.
Es un pura sangre, esta vez árabe, una suerte de huec I
En todos los sentidos de esca palabra. Noé es el concepto. Mediante
un mal juego de palabras, judeo- griego, a loJoyce, mezclándolo con erigido en el que nos montamos como a caballo, ul
un poco de galicismo, ditíamos la noesis. trono, el cono de un volcán. La erección en abismo: así es
En efecto, para dominar la hostilidad de la naturaleza materna como eso se :firma y como se monta sobre la silla y com<?
/ con sus aguas desatadas, era preciso pensarla, concebirla, asirla. El
se reina, como se encasquilla, como se firma y se reina.
ser pensado es el ser dominado. El concepto marca la interrupción
de un primer estado amoroso. Su hijo le dice a la naturaleza: ni no Las genistas crecen también cerca de los volcanes. «En
me amas, tú no quieres que yo te ame, voy a pensarte, a concebirte, · el centro del círculo, está la cubeta en donde se va a ca-
a dominarte. El concepto se afana en torno a una herida: «Para que gar. Es_un recipiente de un metro de altura, con forma
el hombre pudiera hacer frente a las agresiones de una naturaleza
de cono truncado. Sus flancos están provistos de dos
en lo sucesivo hostil, esta debía·ser dominada (beherr.rcht); y puesto
que el todo dividido en dos (de.r entzweite Ganze) solo puede estar orejas encima de las cuales uno pone los pies después
dividido en idea y efectividad (in Idee und Wirk.lichk.eit), la unidad de sentarse en lo alto, en donde un pequeño respaldo,
suprema de dominación (Beherr.rchuni) está o bien en un ser-pensado semejante al de una silla de montar árabe, confiere ál
(Gedachten) o bien en un ser-efectivo (Wirklichen)» .
Noé elegió reunir el mundo desgarrado, reconstruir, en resumi-
que está soltando lastre la majestad de un rey bárbaro
das cuentas, el G!eichgewicht en el ser-pensado. Eligió hacer venir en un trono de metal. Los presidiarios que tienen gana
su ideal-pensado (gedachte.r Idea[) al ser, divinizarlo de algún modo levantan la mano, sin decir nada, el preboste hace una
y oponerle todo el resto de la naturaleza como naturaleza pensada, seña y el preso sale de la :fila desabrochándose el panta-
es decir, dominada (al.t Gedachte.r, d. h. al.t Beherr.rchte.r). El ideal
1 pensado (Dios) «prometió» entonces a Noé poner los elementos a lón que se sujeta sin cinturón. Sentado en el vértice del
j su servicio, retenerlos en sus límites, de tal forma que ning{m otro cono, con los pies puestos encima de las orejas, los cojo-
diluvio pudiera venir a inundar a la humanidad. Esta especie de nes le cuelgan por debajo. Los presos prosiguen su ronda
. alianza con el padre reinstaura por contra.t o el Gleichgewicht natu- silenciosa, quizá sin verlo siquiera, y se oye la mierda
1
/ ral que la naturaleza había roto al desatar sus aguas. El arca podía
que cae en la orina salpicando hasta sus nalgas desnu-
¡ flotar, llevando en sus .flancos, sobre el puente o en el fondo de la
i cala, los ejemplares vivos. das. Mea y luego baja. El olor sube. Cuando entré en la
1
j La respuesta noética a la agresión asesina de la madre se acom- sala, lo que más me llamó la atención fue el silencio de
paña a partir de este momento - tal es su singularidad- de un culto los treinta, tíos y, enseguida, la cubeta solitaria, imperial,
1
a la vida (Zoe). Al hombre se le prohibió matar·al hombre. Si se
1 centro del círculo móvil. [...] - ¡Un ... dos! ¡Un ... dos!
· infringe esta regla uno mismo pierde la vida. Ese es el contrato del
j pensamiento consigo mismo, es decir, con Dios. Este, como indem- «Siempre es la misma voz gutural de majadero, pro-
.l nización, le concede al hombre el dominio (Herr.rchaft) sobre los cedente de una garganta llena de lapos que todavía sabe
vegetales y sobre los animales. Matar a unos y a otros, Única des- proyectar con violencia a la jeta de un berzotas, es el
trucción autorizada del ser vivo, sanciona el intercambio. Pero,
grito y la voz que tenía en Mettray».
como contrapartida, hay que honrar al ser vivo y queda prohibido
.j consumir la sangre de los animales que todavía contiene su alma
1
o su vida (en hebreo son 1a misma cosa y el etpÍritu del cri.rtiani.rmo
sigue aquí muy de cerca al Géne.ri.r 9, 4). . El «preso», la «ronda de los presos» que se mantienen
A la ruptura del G/eichgewicht materno se le podía dar otra res-
estrictamente de pie, semejantes entre sí y que se sus-
puesta.
No los sosegados flancos de una morada .flotante, sino la erección tituyen uno a otro en silencio como letras en una p á-
de una torre de guerra. gina, una en (el) lugar de otra, una que vale por otra, la
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Al igual que Noé, Nemrod replica a ta violencia natural tor- flema que resuena con cadf:!ncia contra las paredes de
nando lo pensado, lo Gedachte.r, en ser. Al igual que Noé, impoue la gruta como un clamor gutural y mojado, duro y prin-
también la ley del ser vivo. Pero, a diferencia <le Noé, no actúa bajo
goso, la gloria del excremento sólido que se eleva en
el signo de la paz: desencadena, a su vez, una violencia cidnica, la
desconfianza, la guerra¡ funda una sociedad unida por laJuerza, el canto incorpóreo d~l olor cuando todo «desciende»,
y la ley del ser vivo es la ley del más fuerce. En lugar de oponerle se desploma, cuelga, provocando que la estaca líquida
a la mar lo mismo que esca todavía transporta, colocado sobre sí salpique hacia arriba, hacia las nalgas desnudas: aquí
misma, por ella mecido, Nemrod le hace frente al arca, la golpea
tenemos todo un glosario móvil, más activo en virtud
y la hiende con una inmensa torre. Hegel sigue aquí las indicacio-
nes de Moisés que concuerdan con las .Antigüedade.rjudíar de Josefa: de las palabras que faltan, de todo lo que él nos roba
«Pues Nemro<l habfa decidido construir una torre (Turm) de una del bolsillo en el momento que vagamos por el texto
altura muy superior a la que jamás pudieran alcanzar las olas y sus como turistas, con los ojos fijos en lo que al indígena le
crestas (Wauerwogen und Wellen) al elevarse unas sobre otras (rich
apetece enseñarnos.de su operación, sin darle dema-
auftürmen) y vengar así el naufragio (Untergang) de sus antepa-
sados (según otra versión -Eupólemos apud Eusebio, Prae¡aratio siada import~cia. Tras el golpe será demasiado tarde.
evangelica, 9, 17- son los supervivientes mismos del diluvio quienes
debieron de construir la torre»). El Milagro de la rosa cultiva, por consiguiente, los injer-
Mediante un contrato, a modo de enroque·, Noé había delegado
tos del nombre propio. Lucha, laboriosidad, labranza,
el dominio en alguien más poderoso; Nemrod reprimió, maniató
y domeñó él mismo la potencia hostil (dau er re/brt rie bá"ndigte). con retornos de estacas, olas de represión, contra el de-
Pero en ambos casos se trata de una «paz forzada» con la mar. La seo de reconstruir, desde la rúbrica -el seno- de la vir-
escisión es consumada por una guerra y reproduce la hendidura por gen, la fuerza genealógica. Al fragmentarlo, disociarlo,
la que la naturaleza sé ha separado de sí misma, prometiendo la pro-
tornarlo irreconocible con los golpes de efecto, exten-
cecció~ materna y desplegando en verdad la peor de las amenazas.
A esca apocropaica guerrera, rígida, vengadora, Hegel no deja ya
demos también el nombre, le hacemos ganar terreno
de oponer la respuesta griega a! diluvio: no una paz forzada, sino como a una fuerza de ocupación clandestina. Al cabo,
una paz de armoniosa amistad, de reconciliación. Y dicha paz no del texto, del mundo, no restaría más que una enorme_
es concertada o impuesta por un j efe, sino por una pareja feliz. Ni
firma, grávida de todo lo que se habría tragado de an-
Noé ni Nemrod se reconciliaron con su enemiga como lo hizo una
bellísima pareja (eine .rchiinerer Paar), Deucalión y Pirra, cuando temano, pero encinta de sí sola.
después del diluvio invitaron a los hom-
resta que todo esto se hace con bres a reanudar su amistad con el mundo,
piedras, la torre de Nemrod y la con la naturaleza, les hicier on olvidar la
Movimiento necesariamente indecidible si no contra-
inseminación de una nueva ce-- indigencia y el odio con la alegría y el goce,
pa: •Después llel diluvio que los concertaron una paz de amor, se convir-
dictorio. Economía de la pérdida (• seno ~ hijo -<-+
depositó en la cumbre del Par• tleron en la cepa de una hermosa nación, e excremento-<-+ pene-+). La firma no guarda nada en
naso, ambos, Deucalión y Pirra, hicieron de su tiempo la madre de una na- absoluto de(l) todo (lo) que firma.
crearon seres humanos arrojan- turaleza recién nacida que iba a conservar
do piedras por encima del hom- la flor de su juventud (imd ihre Zeit zur
bro. Mientras Pirra creaba muje- Mutter einer neugeborenen, ihre]ugendblüte
Planta la genista ahí, la inscripción ecuestre cae en-
res, Deucalión creaba hombres-. erha/tenden Natur machten). tonces, el monumento funerario es una planta de
¿De qué modo llega la pie- El judío sigue, por tanto, envarado, cris- genista: que escribe, es decir, habla sin acento.
: dra a ser un niño? ¿La flor, pado, tenso en su oposición a la naturaleza «Poco después, ahogada también, pero lejana y que
; animal? ¿La inocencia, culpa- materna. Es feo, ofrece lo feo como es-
me pareció ser la del detenido, una voz gritó:
: ble? Fenomenología del espín- pectáculo, le «falta el espíritu de belleza»
¡ tu: ,Por tanto, solo es inocente ( Gefrt der Schóºnheit) . Sigue cortado en dos
- ¡Saluda a tu culo de parte de mi rabo!
1no hacer nada (Nlchttun), co- y la tragedia misma ~e su corte es fea, abo- . «Los guardianes de la prisión lo oyeron como no-
1mo el ser de una piedra (das minable. «La gran tragedia (Trauerpiel) sotros y no rechistaron. Así, desde mi llegada, supe
!Sein eines Steines); ni siquiera del pueblo judío no es la tragedia griega:
que ninguna voz de detenido sería clara. O bien es un
¡ lo es el ser de un niño•. no puede despertar ni temor ni compasión,
murmullo lo bastante suave como para que los boque-
, pues ambos nacen Únicamente del des tino
.; de un paso en falso (no) necesario, al que se deja arrastra~ un ser ras no lo oigan, o bien es un grito que el espesor de los
: bello (rchóºnen Wesent); esta tragedia (judía) solo puede despertar muros y la angustia ahogan.
· el horror (.Ab,cheu). El destino del pueblo judío es el destino de
«A medida que enunciábamos nuestros apellidos,
; Macbeth, que abandonó la naturaleza, se vinculó a seres extrao-
, jeros, pisoteando y matando al servicio de estos todo lo que hay de
nombres de pila, edad, profesión, que indicábamos
. sagrado en la naturaleza, y finalmente se vio abandonado por sus nuestras señas de identidad y firmábamos con la marca
; dioses (pues estos eran objetos y él era su esclavo) y fue necesaria- de nuestro índice, éramos conducidos por un boque-
: mente aniquilado hasta en su fe».
ras al guardarropa. Me tocó el turno a mí:
El diluvio griego, tal como es interpretado por Hegel, guarda
más afinidad que el judío con el espíritu del cristianismo: recon- - ¿Tu apellido?
1
¡ ciliación, amor y fundación de una familia. La oposición del judío - Genet.
i y del griego se continúa precisamente con respecto a la familia. El - ¿Plantagenet?
, contraste entre Abraham, por una parte, y Cadmo y Dánao, por
- Le h e dicho Genet.
.! otra, reproduce en su significación el contraste entre.Noé o Nemrod,
- Y si yo quiero decir Plantagenet ¿qué pasa? ¿Te
! por un lado, y Deucalión y Pirra, por el otro. ·
¡ Abraham abandona Caldea, su tierra natal, en compañía de su molesta?
! padre. Después, en la planicie de Mesopotamia (in,den Ebenen Me-
: ;o_potamient), repite y agrava la ruptura. Quiere ~onvertirse en un
1 - ¿Nombre de pila?
jefe y tornarse absolutamente independiente. Rompe con su familia
(riu er tich auch vo//endt von uiner Fami/ie lot). Y lo hace de forma - Jean.
decisoria, casi arbitraria, sin haber sido ofendido ni expulsado, sin - ¿Edad?
haber experimentado el menor de los dolores que corresponden a -Treinta.
alguna injusticia o crueldad; esos dolores darían testimonio todavía
- ¿Profesión?
de un amor herido pero vivo que intenta encontrar una nueva patria
., para «florecer en ella». No, Abraham rompió die Bande, los lazos - Sin profesión .
de la convivencia, pero sin la menor afección, sin el menor afecto, El boqueras me lanzó una mirada malévola. Quizá
encentando así su historia y engendrando la del pueblo judío. «El me despreciase por igno_rar que los Plantagenet esta-
: · primer acto por el que Abraham se convirtió en el padre- radical de
ban enterrados enFontevrault, cuando sus armas-los
' una nación (Stammvater einer Nation) es una escisión (Trennung)
que rompe los vínculos de la convivencia y del amor (die Bande
leopardos y la Cruz de Malta- todavía están en las vi-
du Zutammenlebent und der Liebe) en los que había vivido hasta drieras de la capilla».
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entonces con lo~ hombres y r.c;,n la naturaleza; estas bellas reb.cio- Segundo mo idmiento de la much edumbre en el
nes de su juventud las rechazó (Jor. 24, 3)». ágora teórica.
El judío no ama la belleza; basta con decir, a secas, que no ama.
Sin duda Abraham eleva: un árbol génealógico, u.na familia, un
pueblo, una nación; pero cuyo linaje, en cierto modo, jamás toca
la tierra: en ninguna parte echa r aíces, jamás se reconcilia con la
naturaleza, sigue siendo extranjero por doquier. También Cadmo Se han marchado aquellos que creían que la flor signi-
y Dánao habían abandonado su patria, pero su partida había sido
ficaba, simbolizaba, metaforizaba, metonimizaba, que
motivada, había tomado la forma de un combate. Después de lo
cual buscaron otra cierra para en ella ser «libres» y para «amar». estábamos haciendo un repertorio de los significantes
Abraham, empero, «no quería amar, no quería ser libre para amar». y de las figuras ánticas, clasificando las flores de retó-
No lleva con él a sus dioses lares como los griegos, renuncia al rica, combinándolas, ordenándolas, recopilártdolas en
hogar, a la casa, a toda residencia, a todo domicilio sedentario. No
haces o en ramos en torno al arco fálico (arcus, arca,
mora ni siquiera cabe sí. Desierto, nomadismo, errabundia con re-
baños por una tierra árida y «sin límites» ( Grenzenloren). Ningún ªPX~ ¡qué má$.da caer en sus redes!)
lugar.propio. Conflicto con la naturaleza, lucha por robarle agua,
guerra contra las naciones extranjeras que penetra y se propone
dominar. «El mismo espíritu que había alejado a A.braham de sus
parientes lo condujo a través de las naciones extranjeras con las que
entra en conflicto el resto de su vida, ese espíritu que consiste en
perseverar en una oposición rígida con respecto a todo, el ser-pen-
sado ( Gedachte) elevado a la unidad dominadora por encima de la
naturaleza hostil e infinita, ya que lo hostil solo puede advenir en
esa relación de dominio (Herrrchaft)».
Se han marchado, pues, salvo excepción y en cuanto
tales, los arqu~ólogos, los filósofos, los hermeneutas,
los semióticos, los semánticos, los psicoanalistas, los
retóricos, los poetólogos, quizás incluso todos los lec-
¿Qué es lo que viene a consignarse en el corte abrahámico? Dos ob-
servaciones al respecto: tores que todavía creen en la literatura o en lo que sea.
1. La errabundia, la guerra con la naturaleza y las naciones, la
astucia, la dominación, la violencia, no disuelven la famil\a judía.
Esta, por el contrario, se constituye en el aislamiento, en la celosa
clausura de su identidad, en la ferocidad de su endogamia. .A.braham
solo habd. roto los lazos con su familia y con su padre para llegar Aguantan de momento aquellos que aún se apresuran .
a ser el padre más fuerte de una familia más determinada. Lo que a reconocer: ¡ojalá_se trate de anagramas, de anamor-
resta, del coree, se hace más fuerte. fosis, de insinuaciones semánticas un poco más com-
Para subrayar el aislamiento, pira reforzar la identificación, para
plejas, diferidas, desviadas, capitalizadas en el fondo de
llamarse una familia (familia menos natural que la precedente,
pero todavía demasiado natural por el hecho mismo de oponerse a una cripta, sabiamente disimuladas en el juego de las
la naturaleza): circuncisión. letras y las formas! Genetse incorporaría entonces a esa
La circuncisión es un corte determinante. Permite cortar pero, a la poderosa tradición soterrada que, desde hace tiempo,
vez, quedar pegado al corte. El judío se las arregla para que lo cortado preparaba su golpe, su sobresalto al revés, ocultándose
quede pegado al corte. Errabundia judía limitada por la adherencia
a sí misma su trabajo, anagramatizando nombres pro-
y el contra-corte. El judío solo es cortante para tratar así, para con-
traer el corte consigo mismo: «(Abraham) pios, anamorfoseando firmas y todo lo que de ellas de-
«ErhieltanseinerAbsonderung siguió firmemente pegado a su separación riva. Genet, por medio de uno de esos movimientos
test, die er auch eíne sich und que hizo visible por inedio de una propiedad enana, habría dispuesto, sabiéndolo o no -tengo mi
seinen Nachkommen auferlegte corporal que se impuso a sí mismo e impuso
opinión al respecto pero eso da igual-, silenciosa, la-
kórperliche Eigenheit auffallend a sus descendientes».
machte». Abraham asocia la endogamia a esta cas- boriosa, minuciosa, obsesiva y compulsivamente, con
tración simbólica, sobre la cual se desliza los gestos de un ladrón por la noche, sus firmas en (el)
el discurso hegeliano: «Se opuso al matrimonio de su hijo con una lugar de todos los objetos que faltan. Por la mañana,
mujer de Cana.in, le hizo buscar una esposa entre sus parientes, que
esperando reconocer las cosas familiares, nos encon-
vivían lejos de él».
2. Al oponerse a la naturaleza y a la humanidad hostiles, infi- traremos su nombre por doquier, en letras grandes, en
nitamente agresivas, Abraham se comporta como un amo. Por su letras pequeñas, entero o en trozos, defonnado o re-
oposición infinita, accede a ese pensamiento de lo infinito que le compuesto. Él ya no está ahí, pero nosotros vivimos en -
falta al griego. En este sentido el espÍritu del judaísmo elabora una
su mausoleo o en su cagadero. Creíamos descifrar, ras-
negatividad o una abstracción indispensable para la producción del
cristianismo. El desierto, el nomadismo y la circuncisión delimitan trear, perseguir, pero estamos en el ajo. Él lo ha afec-
lo finito. En ellos se desborda y se rebasa a sí mismo. Pero, al mismo tado todo con su firma. Ha afectado su firma. La ha
tiempo, al fundar la ley judía con este paso a lo infinito abstracto del afectado con todo. Se ha afectado a sí mismo con ella
dominio, Abraham (ser histórico, finito, determinado) se somete
(más tarde, incluso se plantará un acento circunflejo).
' a la dominación infinita. Se convierte en su esclavo. Solo puede
domeñar la naturaleza contrayendo una relación con el dominio Él mismo ha intentado, propiamente, escribir lo que
infinito de un amo todopoderoso, celoso, violento, trascendente, pasa entre el afecto y la rúbrica.
el Dios de los judíos. Abraham no es el amo que es, pues también él
tiene amo; tampoco es el dominio del que dispon~ por contrato. En
cuanto sujeto finito padece la fuerza infinita que le ha sido prestada,
confiada. Construido, criado bajo esta relación de esclavitud, «no
podía amar nada»; solo temer y hacer temer.
Ni siquiera podía amar a su hijo. Del mismo modo que él se im-
pone el signo (o el simulacro) de la castración, así también se obliga
¿Cómo dar rúbrica a un afecto? ¿Cómo hacerlo sin si-
a escindirse de su hijo, o al menos a emprender una operación que
fue a su vez un simulacro de sacrificio. Su hijo era su Único amor mulacro en donde alardear de todo? ¿Con postizos, fe-
(einzige Liebe), el Único género de inmortalidad que conoció. Su tiches, pastiches? Y, finalmente, ¿sabremos alguna vez
inquietud solo se apaciguó cuando empezó a asegurarse de quepo- si ha llegado a firmar? ¿Si la firma ha llegado a su texto?
día superar ese amor y matar a su hijo «con sus propias manos».
¿Si este ha arribado á. un nombre propio? Soñando visi-
La circuncisión y el sacrificio de Isaac son gestos análogos.
Problemas de lectura de los que hay que tomar nota aquí. blemente con tornarse, a fuerza de resonar, su propio
Las dos operaciones conjugadas bajo el concepto de «simulacro (clamor), con asistir a su propio entierro tras haberse
de castración>, aparecen e11 la misma pigina. Aunque Hegel no las parido a sí mismo o haber ejecutado su propia decapi-
haya excra{do fortuitamente del conjunto de rasgos y acontecimien- tación, él habría tenido el cuidado de bloquear todo lo
tos de la gesta abrahámíca, e, preciso reconocer que:
que escribe en las formas de una tumba. De una tumba
1. ninguna de las dos operaciones está puesta inmediatamente en
relación la una con la otra. Pero, según una corta mediación, están que se resume en su nombre, cuya masa pedregosa ya
relacionadas entre sí de un tirón por la interpretación hegeliana. ni siquiera desborda las letras, amarillas como el oro o
Ambas significan la merma, el corte, la trascendencia, la ausencia o como la traición, corno la ginesta. Letras sin zócalo, un
la subordinación del amor. Todo esto viene a llenar el concepto de
contrato con la escritura como pompa fúnebre.
castración. ¿Acaso se dice algo más y algo distinto cuando se pro-
nuncia la palabra castración? Pregunta tanto más aguda cuanto Más concretamente: el contrato no tiene por objeto
que aquí la castración tiene una relación económica esencial con el la sepultura. La sepultura no es un acontecimiento por
simulacro y no se deja pensar como un «acontecimiento» real, en venir, previsto por el acta del contrato. Es la firma del
el sentido corriente de estas palabras.
contrato. De manera que, en determinados lugares -los
2. Hegel no anticipa ni el concepto ni la palabra castración. Te-
niendo en cuenta todo lo que ha sucedido desde Hegel en este te- que aquí parecen interesarnos-, la así llamada litera-
rreno, ¿acaso leemos en el texto que lee Hegel, y también en el que tura de la traición se traicionaría a sí misma; el hur-
escribe, algo que él no podía leer, y Abraham tampoco? En apa- tarse de la firma tendría su soplón en el texto.
riencia y bajo múltiples aspectos esto es poco discutible. La palabra
«castración», la cadena rapidísimamente reconstruida, el estilo del
desciframiento, la selección de los lexemas, todo eso es tajante. Si
Hegel hubiese pensado en eso, habría actuado y hablado así.
Pero estas diferencias, por importantes que sean, no bastan para Habría que verlo.
conferirle un estatuto riguroso a la separación entre ambas lectu-
ras. Pueden ser secundarias, exteriores, no conceptuales. ¿En qué
consiste, desde el punto de vista conceptual, una diferencia de estilo
- o de ritmo, o incluso de espacio narrativo?
No es insignificante que el concepto la reduzca a nada. En adelante, esta expresión vendrá a decir lo verdadero
¿Acaso, una vez reducida, se añade algo, algo distinto al discurso
(verus, verídicamente) pero también el indecidido de-
hegeliano, al relacionar la figura abrahámica con la castración, in-
cluso con la auto-castración, suponiendo que exista una cosa as{? jar en suspenso lo que queda en marcha o al margen
¿Acaso se hace algo distinto o algo más que ponerlas, como Hegel, en lo verdadero, sin que no obstante sea falso al no re-
en relación con el proceso de la .Aufhebung, de la verdad, de la ley? ducirse ya a lo verdadero.
No se puede ignorar que Hegel propone una potente articulación
sistemática con ellas. Siempre lo he dicho, respondería Hegel a los
doctores de la castración. Por otra parte, ¿qué entienden Uds. por
castración? No se trata aqu{ de un acontecimiento real, sino de un Esta expresión se define en otro lugar: lo verdadero-
simulacro económico: la propiedad se constituye con lo verdade- miente fin(gid)o.
romiente fin(gid)o de la castración (circuncisión y sacrificio in-
terrumpido de Isaac). Los doctores asienten. Hegel: si no se trata
de un acontecimiento real, deben Uds. mantener todo un discurso
para describir o llenar la estructura conceptual de lo que denominan Lo que resta de un Rembrandt desarrolla en sus dos
castración; deben contar una leyenda, hacer intervenir toda una columnas una teoría o un acontecimiento de la equi-
red de significaciones, a decir verdad, todo el mundo de la signifi- valencia general: de los temas y de los sujetos -«cual-
cación, comenzando por el relevo, la verdad, el ser, la ley, etc. Es
quier hombre vale igual que otro»-, de los términos,
lo que yo hago desde mis trabajos sobre el judaísmo y sobre el cris-
tianismo hasta la filosofía del derecho, pasando por la enciclopedia de los contrarios que se intercambian sin fin, del «yo
y la gran lógica. Uds. ni siquiera pueden entender lo que quieren me ese ... » («yo me escurría» en mi cuerpo, en el cuerpo
decir con castración si no se hacen cargo de todo el idealismo de la del otro). Escurrirse: sintagma cuyo relevo es el «asco»,
dialéctica especulativa.
la «mirada que se intercambia», el «sentir escurrirse»,
Yes verdad.
No es, pues, seguro que se diga algo más y algo distinto de lo que «yo me había escurrido», «yo escribía», yo me escribía
decía Hegel, que se lea algo más y algo distinto de lo que él mismo entre «tanto asco», tanta «tristeza» (la palabra se repite
leía cuando proponemos la palabra castración y otras cosas pa;eci- seis veces en menos de diez páginas), del infinito in-
das. No es seguro que se intervenga conceptualmente en su lógica.
tercambio de las dos columnas que se miran del revés.
Para hacerlo habría que desplazar conceptualmente la articulación
conceptual -en él manifiesta- entre .Aufhebung, castración, verdad,
ley, etc. Hay que hacer aparecer fuerzas de resistencia a la .Aufhe-
bung, al proceso de la verdad, a la negatividad especulativa; y que
estas fuerzas de resistencia no constituyan a su vez negatividades
relevables o relevadoras.
En suma, un resto que no sea sin ser una nada: un resto que ni X, quiasmo casi perfecto, pluscuamperfecto, de dos tex-
s1qu1era sea. tos puestos cara a cara: una galería y una grafía que se
Esto no es fácil. Desde el¡unto de vista del concepto, es previsi- guardan y se pierden de vista mutuamente. Pero los
blemente imposible.
cuadros están escritos y lo que (uno) (se) escribe se ve
La.cuestión pertenece al orden del conce¡to. Hay que cuestionar el
orden del concepto, o también cuestionar la forma de cuestión que mirado por el pintor.
se regula según la instancia conceptual en general.
Por consiguiente, de lo que aquí se trata es de la relación o no-rela-
ción entre la castración y el concepto, entre la castración y la verdad.
Cuestión desértica a la que hay que dejarle el tiempo de la se-
dienta errabundia. La palabra «mirada» que abre la columna de la dere-
Abraham no podía amar nada. Su corazón estaba escindido de cha nos mira fijamente al final de la columna de la iz-
todo (sein von allem sich absonderndes Gemüt) - «corazón circun- quierda. Creemos estar mirando y es el texto del cuadro
ciso». Hegel no hace ninguna alusión al hecho de que el sacrificio de
(Rembrandt) el que nos vigila y nos señala, nos de-
Isaac fuese interrumpido -por aquel que iba a otorgar el beneficio
de la operación-. Pero señala la ventaja económica, la amortización nuncia -¿qué? por lo demás-. «El resto, todo el resto,
del sacrificio emprendido: más que en el hijo amado de un padre me parecía el efecto de un error óptico provocado por
al que le ha ofrecido a su hijo, Abraham se convierte en el Gun.rt, mi apariencia a su vez trucada. Rembrandt fue el pri-
el Günstling, el Único favorito de Dios; y este favor es hereditario.
mero en denunciarme. ¡Rembrandt! Ese severo dedo
Abraham reconstruye una familia -que se ha hecho más fuerte-
Y una nación infinitamente privilegiada, elevada por encima de que descorre los oropeles y muestra ... ¿qué? Una infi-
las demás, separada de ellas. Pero el privilegio de este dominio se nita, una infernal transparencia».
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mantiene abstracto y, por lo tanto, se invierte simultáneamente en Para ver, es preciso, por consiguiente, invertir la pers-
su contrario: implica una esclavitud absoluta con respecto a Dios, pectiva y el resto, para poder recular. «No se puede re-
una heteronomia infinita. El reino judío es un reino de muerte,
cular lo suficiente, en el museo de Colonia. Hay que
destruye la vida de las otras familias nacionales, da 6rdenes a partir
de su propia muerte, simbolizada por la sumisi6n a un dios trascen- situarse en diagonal, en un ángulo. Desde ahí lo he mi-
dente, celoso, exclusivo, avaro, sin presente. El judío está muerto, rado, pero cabeza abajo -la mía-, vuelta hacia abajo, si
castrado: por su padre que no es, pues, un buen padre ni, por lo tanto, se quiere. La sangre se me subía a la cabeza, pero ¡qué
un padre. A partir de esta posici6n mata, transforma en muerte, es
triste estaba ese rostro que reía!».
decir, materializa todo lo que toca y todo lo que no es él. Se sirve
de su muerte o de su castraci6n para sojuzgar (siempre la cuestión
de saber- quién (se) hace mejor el muerto). Castra desde su pro-
pia castraci6n. Petrifica, afea todo, transforma todo en materia. Su
castración es un arma materialista. Pueblo
«¿Cómo hubieran podido vis- materialista y guerrero capaz de petrificar
lumbrar la belleza unos hom- cual Medusa:
bresque solo veían materia en · «Como Abraham no podía realizar él Ahora bien, ~sta doble teoría (o doble columna que lleva
todas las cosas?» mismo [en cuanto individuo finito] la la cuenta de la equivalencia general de los temas o de
Única relación posible con el mundo in-
los contrarios) describe el texto, se describe mientras
finito opuesto a él, la dominación (Beherrschung), esta se quedó en su
ideal [Dios]; él mismo se mantuvo también bajo su dominio (Herr- finge narrar cuadros, «obras de arte» como un dejar en
schaft), pero gozó de su favor ( Gunst) en la medida en que su espfritu suspenso lo cierto: resto más allá de lo verdadero y de
tenía, en sí, dicha idea y estaba a su servicio; y, como la raíz de su lo falso, ni del todo verdadero ni del todo falso. Eso se
divinidad consistÍa en el desprecio del mundo entero, se convirtió
también en el solo y Único favorito (ganz allein der Günstling). Por eso
estira entre dos temas absolutamente independientes
el Dios de Abraham difiere esencialmente áe los lares y de los dioses en su desamparo y, no obstante, entrelazados, entrete-
nacionales; una familia que honra a sus lares, una nación que honra jidos, enredados como dos lianas huérfanas de su árbol.
a su dios nacional, ciertamente también se ha aislado, ciertamente ha
partido (geteilt) lo único y ha excluido de su parte (Teile) al resto;
pero admite al mismo tiempo las otras partes y rÍo se ha reservado lo
inconmensurable excluyendo de sí todo el resto; antes al contrario,
concede a los demás derechos iguales a los suyos y reconoce a los
lares y a los dioses de los demás como lares y como dioses; en cam- Arriba a la izquierda: «Son solo estos tipos de verdades
bio, en el celoso Dios de Abraham y su descendencia se mantenía la
temible exigencia de ser, él y su nación, los i'.micos en tener un Dios.
-las que no son demostrables y que incluso son «fal-
«Pero al serles concedido a sus descendientes reducir la distancia sas», las que no podemos llevar hasta el extremo sin
que separa su efectividad de su ideal, cuando fueron lo bastante po- caer en el absurdo, sin llegar hasta la negación de ellas
derosos para realizar su idea de unidad, reinaron (herrschten) sin y de nosotros mismos- los que debe exaltar la obra de
indulgencia con la más indignante, la más rigurosa, la más mortí-
arte. Aquellas no tendrán nunca la suerte ni la desgra-
fera de las tiranías; pues la unidad solo se cierne entonces sobre la
muerte. Los hijos de Jacob vengaron así con una atrocidad satánica cia de aplicarse algún día. ¡Que vivan gracias al canto
la ofensa hecha a su hermana, ofensa que los siquenitas intentaban en que se han convertido y que suscitan!».
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reparar con una generosidad sin par: algo extranjero se había in- A la derecha, hacia la mitad: «Es evidente que todo lo
miscuido (gemischt) en su familia, había querido anudar un lazo que acabo de decir solo tiene alguna importancia si se
(J7erbindung) con ellos y romper de este modo su aislamiento. Fuera
acepta que todo era más o menos falso. [...] Ahw~1 bie 1
'
dé la unidad infinita en la que nada puede participar, excepto ellos
mismos, los favoritos (Lieblingen), todo es materia -la cabeza de he estado jugando».
Gorgona transformaba todo en piedra-,
«... ist afies Materie - das Haupt
materia sin amor y sin derecho, ser mal-
der Gorga verwandelte afies in
dito al que, desde el momento que se tiene
Stein-, ein fieb- und rechtfo-
la fuerza requerida, se trata en consecuen-
ser Stoff, ein Verf/uchtes, das Resta - ¿el más o menos? Más abajo, al final de la co-
cía: aquel no puede elevar nada [ un dedo,
denn, sobald die Kraft dazu da
la voz, una protesta] sin que se le asigne lumna de la derecha: «Y es evidente que toda la obra
ist, auch so behandelt ihm, das
su lugar». de Rembrandt solo tiene sentido -al menos para mí-
sich regen woffte, seine Stefle
La cabeza de Medusa, una de las tres
angewiesen wird». si sé que lo que acabo de escribir era falso». Pero solo
Gorgonas, está entre guiones_ Lo mismo
que la Gorgona, el judío materializa, petrifica todo lo que ve y todo si lo sé. Resta por saber (el resto).
lo que lo mira, lo que le concierne, lo que eleva, por ejemplo los ojos,
hacia él. Una acusación análoga había sido lanzada contra Sócrates
y la analogía da mucho que leer.
Hegel no le saca más jugo a esta pequeña frase entre guiones. Di-
cha frase parece funcionar, en superficie, como una suerte de re- Se trataba de lo que se deja descubrir, incluso sustraer
curso mitológico convencional, ilustrativo y pedagógico. Sin más. «bajo las faldas», «bajo los mantos ribeteados de piel»,
A pesar de todo, un mitema griego le parece pertinente para des- «bajo el extravagante traje del pintor» en donde «los
cribir una figura del judaísmo. Podríamos preguntarnos, en térmi-
cuerpos desempeñan bien sus funciones ».
nos de Hegel o de otro modo, sobre el poder general y pre-filosófico
de un mitema nacido de una cultura muy determinada que, llega-
do el caso, oponemos incluso a la
«Pero ¿qué es la piedra, lo pétreo de la del judaísmo.
piedra? Piedra , Pedro, es el falo. ¿Es esto
una respuesta? ¿Es esto decir algo, si el Por consigui,ente, Hegel hace
falo es la sustracción de la cosa? ¿Y si, al surgir a la Gorgona y la mantie-
no ocupar ningún centro, al no tener ningún ne entre guiones, como entre pa-
lugar natural, al no seguir ningún trayecto
propio, no tiene significación, se sustrae a réntesis o entre corchetes. De es- Doble lección de anatomía en los márgenes y al mar-
todo relevo sub/imante (Aufhebung), arranca ta misma forma había situado, de gen de los márgenes.
incluso el movimiento de la significación, la pasada, la circuncisión y el sacri-
relación significante/ significado, a toda Au-
fhebung, en un sentido o en el otro, viniendo ficio de Isaac.
ambos a ser lo mismo a fin de cuentas? ¿Y Efecto de quedarse boquia-
si la "asunción" o la denegación de lacas- bierto. Convergencia: el judío
tración vienen de forma igualmente extraña
a ser lo mismo, como podemos afirmarlo? opera (sobre) él mismo un simu-
Entonces la apotropaica reserva siempre lacro de castración para marcar
más de una sorpresa . Ocasión para volver lo suyo propio, su propiedad, su
a leer en bloque el bloc de Freud y la escena Es verdad, pues, que la flor significa, simboliza, figura
de la escritura, la marcha escalonada que nombre, para fundar la ley quepa-
los abre y cierra, la significación del falo, decerá para imponerla a los demás y retoriza y también que Genet anagramatiza lo que le
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el breve análisis de La cabeza de Medusa y constituirse en esclavo favorito es propio, que siembra más que cualquier otro y gavi-
("Decapitar: castrar. Elterror ante la Medusa de la potencia infinita.
es, por lo tanto, el terror a la castración en lla su nombre allí donde tumba. Gavillar es igual a leer.
cuanto que está ligada a la vista". Freud Encentando su glande se de-
Cierto, pues eso no es todo. Si esta (doble) ope-
explica entonces que lo que, en suma; se fiende de antemano contra la
convierte en piedra, lo hace para y ante la amenaza infinita, castra a su vez ración significante y anagramática fuese posible, ab-
cabeza cortada y la boca abierta de par en
par de la medusa, para y ante la madre en al enemigo, elabora una suerte de solutamente practicable o central, si se efectuase el
cuanto que deja ver sus órganos genitales. apotropaica sin medida. Exhibe su irreprimible deseo que la pone en danza (de muerte o
"Si con frecuencia el arte le da a la cabellera castración como una erección que
de la Medusa forma de serpientes, también de vida, aquí viene a ser lo mismo), no habría ni texto
estas derivan del complejo de castración y desafia al otro.
es de notar que, por mucho terror que pro- Lógica paradoja de la apotro- ni resto. Y menos aún este. El resumen sería abso-
duzcan en sí mismas,·sirven también para paica: no dejar ya de castrarse, no luto, se arrebataría, se quitaría a sí mismo de en me-
apaciguar el horror, ya que reemplazan el
pene, cuya carencia es la causa del horror dejar ya de hacerlo siempre, para dio de un aletazo.
(dessen Fehlen die Ursache des Grauens poder castrar y reprimir la ame-
ist). Una regla técnica se halla aquí confir- naza de castración, renunciar
mada: la multiplicación de los símbolos del
a la vida y al dominio con el fin
pene significa la castración (Vervielfiiltigung
der Penissymbole bedeutet Kastration). La de garantizarlos; poner en juego
visión de la cabeza de Medusa le deja a uno con astucia, simulacro y violencia
tieso de terror, transforma al espectador en
piedra. ¡Un mismo origen en el complejo de aquello mismo que se quiere con-
castración y una misma transformación del servar; perder de antemano lo que
afecto! Pues el pone/Se-tieso (das Starrwer- se quiere erigir; dejar en suspenso Objeción: ¿de dónde sacamos que hay texto y resto, por
den) significa la erección y, en consecuencia,
el consuelo del espectador en la situación
lo que se eleva: aujbeben. El relevo ejemplo, este texto o este resto?
original. Todavía tiene un pen_e, se asegura es ciertamente la esencia apotro- Hay no quiere decir existe, resta no quiere decir es.
de ello en su pone/Se-tieso[ ... ] Si la cabeza paica de la vida, la vida como apó-
de Medusareemplaza la presentación (Dar- La objeción pertenece a la ontología. No admite réplica.
trope. Ahora bien, el ser es vida,
stellung) de los órganos genitales femeninos,
o, más bien, si aísla su efecto horripilante de el ser es Aufhebung. La medusa no Pero siempre cabe dejar-caer y no tener en cuenta al
~ su efecto de goce, podemos recordar que prepara ningún fuera-de-escena. menos este resto. Esto es algo que nos concierne y nos
la mostración de los órganos genitales es,
Solo ve, solo da a ver columnas mira por otro lado. ·
por lo restante, bien conocida como ope- I
ración apotropaica . Eso mismo que suscita petreas.
horror producirá un efecto semejante sobre
Hay lo que cuenta: la operación en cuestión implica
Sin embargo, el destino judío
el enemigo del que queremos protegernos. solo es un ejemplo en la escena. varios nombres propios. Y clamor: una profusión de
En Rabelais también el diablo emprende la
huida cuando la mujer le ha mostrado su Pero el ejemplo se releva él mis- nombres duerme en estas letras.
vulva. También el miembro erecto del ma- mo en lo onto-lógico.
cho funciona como apotropaeon, aunque de El judío solo ha podido asegu-
acuerdo con otro mecanismo. la mostración
del pene -y de todos sus sucedáneos- que- rarse el dominio y portar la muerte
rrá decir: 'No te tengo miedo, te desafío, por doquier en el mundo petrifi-
tengo un pene; es, por tanto, otra vía para cando al otro al tornarse él mismo
intimidar al espíritu maligno"') y el resto. Por
decirlo de una forma lapidaria, para depo- de piedra. Actuando así más o me-
sitar aquí la cadena infinitamente abierta y nos bien, se ha petrificadq _é l mis-
trastocada de estas equivalencias: piedra Esta vez los teóricos del ana se van a desanimar porque
mo al modo meduseo. Pero él, el
- tumba - erigido - rey - de - muerte, etc. los nombres propios se intersecan cuando siembran, al
La diseminación siempre habrá amenazado judío, no existe antes de haberse
aquí a la significación». petrificado. igual que los sernas se invierten cuando se intersecan.
Así pues, la flor (que es igual a castración, falo, etc.)
«significa» - ¡otra vez!-, traslapa al menos, la virgi-
, Ello, por tanto, se ha petrificado antes que él.
nidad en general, la vagina, el clítoris, la «sexuali-
dad femenina», la genealogía matrilineal, la rúbrica
-el seno- de la madre, la rúbrica integral, esto es,
· El judío es un corazón de piedra. Es insensible. Ahora bien, el sen- la Inmaculada Concepción. Por eso las flores ya no
timiento, el sentir (Empfmden) ha sido determinado como el hogar,
tienen nada de simbólico. «No simbolizan nada».
la unidad ~iviente del estar en familia. No hay verdadera familia allí
, donde el sentimiento se ha dejado anestesiar, cortar, negar o petri-
ficar: no hay verdadera familia judía, ante todo porque no ha sido
posible ninguna relación de familiaridad entre el judío y su Dios.
Esta insensibilidad, esta incapacidad para formar una verdadera
familia, no es un rasgo empírico; es una ley estructural que orga-
niza la figura judaica en todas las formas y en todos los lugares
de su manifestación. Por ejemplo, contrariamente a lo que podría
esperarse, la sedentarizaciÓn de Jos~ y de Jacob no interrumpe los
efectos de esta ley. El dominio sigue siendo aquí esclavitud. Esta
Demostración. Para que la castración traslape la vir- :;:
relación persiste incluso en la forma como los judíos viven entonces
su liberación en el momento en que Moisés viene a proponérsela. ginidad, para que el falo se trastoque en vagina, para
Hegel precisa: esto nos resulta ininteligible. No podríamos captar que los presuntos opuestos se equivalgan y se refle-
con nuestro entendimiento (mit un.rerem Ver.rtaná) ese devenir-libre jen, es preciso que la flor se vuelva del revés como un
del judío. Esto está vinculado a un desbordamiento del orden inte-
guante y su estilo como una vaina. Las crzadas sepa-
lectual. La irrupción de lo infinito y, por tanto, de la razón causa
estragos en el destino judío. Pero esta se mantiene abstracta y desér- san el tiempo reflexionando y reemplazando un sexo
tica, no se encarna, no se une concretamente, efectivamente, a las por otro. Ahora bien, estas hunden toda su «ceremo-
formas del entendimiento, de la imaginación o de la sensibilidad. nia» en la estructura del guante, del espejo y de la flor.
Así es la insensibilidad de los judíos. Como en. un glacial cristal
El ataque lo soporta el significante «guante». Guante
envuelve toda su historia, su práctica política, su organización ju-
rídica y familiar, sus actos rituales y religiosos, su lengua misma se tensa como un significante artificial. Primeras pala-
y su retórica. bras: «¡Y estos guantes! ¡Estos eternos guantes!». Solo
Por ejemplo, puesto que la liberación de los judíos por Moisés los habrá precedido la puesta en escena que indica «pro-
es inaccesible al entendimiento (Ver.rtaná), si no a la razón (Ver-
fusión de flores» y un espejo de tocador al que Clara
nunft) , se podría creer que, a falta de discurso racional, una forma
de la imaginación (Phanta.rie) ha podido, habría podido representar da la espalda. Pero dichos guantes no son solo signi-
, adecuadamente el fenómeno. ficantes artificiales y reversibles, son guantes casi fal-
Adecuación imposible: cuando Moisés va a conversar con losan- sos, guantes de cocina, los «guantes de fregar» con los
cianos sobre su proyecto de liberación, no puede hablarles el len-
cuales, al final de la ceremonia, se simula el estrangu-
guaje del intelecto, pero tampoco el de la sensibilidad. Si los judías
se rebelaron no fue porque su corazón ( Gemüt) se rebelara contra la lamiento de la Señora y que circulan, en suma, entre
opresión (Unterdrückung), no fue porque sintieran la nostalgia del los lugares (la cocina y la habitación de la Señora). Las
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aire puro y de la libertad. No se liberaron para ser libres, sino para criadas son guantes, los guantes de la Señora. Ellas tam-
pasar de un lugar de reclusión a otro. No tienen ningü-n sentido de bién se denominan «ángeles». A la vez castradas y cas-
la libertad. ¿Cómo se dejaron convencer? Ni por la inteligencia, ni
tradoras (arañas o funda de paraguas), llenas y vacías
por la sensibilidad.
¿Acaso por la imaginación? SÍ y no. del falo de la Señora que la Señora no tiene, intercam-
S1,I porque Mo1ses,
• I
to d avia
/ en garras d el entusiasmo,
. / de
actua biar1 sus nombres de pila y los transforman constante-
hecho sobre su imaginación (Phantas-ie). No, porque, en razón de mente en adjetivos o en nombres comunes:
este corte entre la razón infinita y los Órdenes determinados del en-
«CLARA, con calma: Perdón. Sé lo que digo. Soy Clara.
tendimiento, de la imaginación y de la sensibilidad, el recurso a la
imaginación sigue siendo abstracto, desregulado, artificial, inade- Y estoy lista. Estoy harta. ¡Harta de ser la araña, la funda
cuado. Falta el esquema intermedio de una encarnación. del paraguas, la religiosa sórdida y sin dios, sin familia!
Esta inadecuación explica que el judío sea incapaz de comprender Estoy harta de tener un fogón por altar».
un símbolo concreto y que sea insensible al arte. La E:rtética hace
La ceremonia se mantiene, pues, entre dos pares de
un sitio a la poesía hebraica, pero bajo la categorÍa de lo sublime
negativo: esfuerzo impotente, aplastado, derribado, para expresar guantes que constantemente se vuelven del revés ante
lo infinito en la representación fenoménica. un cristal. «Estoy harta de este espantoso espejo».
Cuando Moisés propone a los judíos liberarse, su retórica es for-
zosamente fría y artificial. Recurre a artificios, a artimañas (Küns--
ten) de elocuencia. Mis que afectar o convencer, cautiva. El judío,
ajeno al símbolo, a la unión concreta y sentida entre lo infinito y lo
finito, solo puede tener acceso a una retórica abstracta y vacÍa. Por Pero entre estos pares de guantes, flores, solo flores,
eso escribe muy mal, como si lo hiciera en una lengua extranjera. La demasiadas flores. Su desplazamiento es como la ley,
escisión entre lo infinito y lo finito lo ciega, lo priva de todo poder
como el metrónomo también, casi inaudible, la caden-
de representarse concretamente lo infinito. Su misma iconoclastia
significa la sequedad de su corazón: al no ver en las representacio- cia lateral, disimulada, de cada gesto. Los dos ataques
- nes sensibles otra cosa que madera y piedra -materia-, las rechaza contra la Señora pasan por las flores. El que simula
fácilmente como ídolos. Clara al principio de la representación y después, ha-
Es siempre la misma ley: solo tienen que habérselas con la pie-
cia la mitad, la entrada «real» de la Señora en escena.
dra; y con la piedra tienen solo una relación negativa. Ni siquiera
piensan la muerte como tal, aunque solo tienen relación con ella. En ambos casos, las flores previenen de la muerte. De
Únicamente están preocupados por lo invisible (el sujeto infinito nuevo anunciada con un yo me ese:
es necesariamente invisible, insensible), pero como no ven lo in- l. «CLARA, se arregla delante del espejo: Ud. me de-
visible siguen al mismo tiempo aferrados a lo visible, a la piedra
testa¿no es cierto? Me abruma con sus atenciones, con
que no es sino piedra. Solo tienen que habérselas con lo invisible
y lo visible, con lo insensible y lo sensible, pero son incapaces de
su humildad, con los gladíolos y la reseda. (Se levanta
ver lo invisible, de sentir lo insensible, de sentir (esa es la función y dice en un tono más bajo). Nos llenamos de cosas in-
mediatizadora y aglutinante del sentir) lo invisible en lo visible, lo útiles. Hay demasiadas flores. Es mortal (Se contem-
insensible en lo sensible, de dejarse afectar por la unidad de ambos:
pla de nuevo)».
el amor y la belleza, el amor de la belleza, dan paso a esa unidad
2. «LA SEÑORA: ¡Cada vez más! ¡Horribles gladio-
de lo sensible y de lo no-sensible, de lo finito y de lo infinito. «El
sujeto infinito debía ser invisible; pues todo lo visible es un ser los de un rosa deprimente y mimosas! [...] ¡un día me
limitado (ein Beschrá.nkter) ; antes de tener su tienda [su taberná- escalabraré, muerta bajo vuestras flores. Puesto que es
culo), Moisés les mostraba a los israelitas Únicamente el fuego y mi tumba lo que estáis preparando, puesto que, desde
las nubes que, con sus juegos constantemente renovados e indeter-
hace varios días, vais acumulando en mi habitación
minados, entretenían su mirada sin fijarla
durante la salida de Egipto en ninguna forma» .Juego libre sin forma, flores fúnebres!».
Yahvé .precedía a los judíos y
les mostraba el camino. Dos juego natural y a la vez sublime, pe.ro sin En ambos casos, el gladiolo, gladiolus, pequeña es-
co lumnas: una columna de determinaci6n formal; juego infinito, pero pada (gladius), de la familia de las iridáceas (provenzal,
fuego durante la noche, una sin arte; espÍritu puro y materia pura. «Un
columna de nubes durante glaviol; al gladiolo común se le han atribuido a me-
el día. «La columna de nubes ídolo (ein Go'tterbi!tí) no era para ellos sino
nunca dejaba de preceder al piedra _y madera -no ve, no oye, no en- nudo otros poderes terapeúticos y nutritivos; el gla-
pueblo durante el día, ni la tiende, etc.- , y semejante letanía les parece diolo de las mieses
columna de fuego dura nte la
noche» (Éxodo , 13, 21). de una sabiduría maravillosa; desprecian
el ídolo porque no se ocupa de ellos, y no
presienten nada de su divinizaci6n (Vergoú!ichung) en la intuición extracto del V. Wartburg, después del artículo glocées
del amor y en el goce de la belleza». y antes de los artículos glons, gloreo, que podrán con-
sultarse con provecho:
E l cristianismo habrá llevado a cabo justamente este relevo del
ídolo y de la representaci6n sensible en lo infinito del amor y de
la belleza.
Una secesi6n ciega de este tipo paraliza el arte, el habla, la re- gladiolus schwertlilie.
t6rica. Pero primero ha fracturado la estructura del tabernáculo.
El tabernáculo le da su nombre y su lugar a la morada familiar
judía. Es ahí donde se establece la nación judía. Ahí deposita, ahí l. Fr. gloieul «gladiolus» (seit 13. jh., R16, 600), afr.Ja-
adora el signo de Dios y de su alianza. Al menos eso es lo que se cree. gleux(pl. , 13.jh., Gdf; Galeran),jog/o/ Antid Nic, afr. mfr.
Ahora bien, el tabernáculo (textura de «bandas y vendas» cuyo glago/ (Ese; Cotgr 1611), afr. glage/ HMond, mfr. glageul
Modus, glageur Modu s, jageu/ Modus, g/agou Cotgr
excedente es preciso re-utilizar sin descanso, Éxodo, 26) resta como 1611, aflandr. glogiot (15. jh.), apr. glaujo/ (hap.), glaugel
significante sin significado. El hogar judio forma una casa vacÍa. (pr. 14. jh.), glongol (1397. Pans). Colembert glozCE Viez
Ciertamente, al ser sensibles a la ausencia de toda forma sensible, 55, pik. boul. glajeu, Formeri e id. G 17, Noyon glaju,
Dém. «id.; iris pseudacorus» , norm. glajeu/ «gladiolo»,
los judíos intentaron producir un objeto que en ,derto modo diera Bray. ye r. havr. glageux, Th aon glodyCE «iris pseudaco-
lugar y figura a lo infinito. Pero dicho lugar y dicha figura tienen rus», gladyCE, Vire liogeu, hag. glazCE (pi. -re r) «g la-
una estructura singular: esta encierra su vado en sí misma, no al- diolo», Guern . g/aza:r «lirio de los pantanos», Jers.
gliogeu «gladiolo», glojeur Z 13,391, bliagieu, Canc.
berga sino su propio desierto interiorizado. No abre a ningún sitio, glageu, nant. glajou, saint. liajou.
no encierra nada, no contiene m:is tesoro que la nada: un agujero,
un espaciamiento vacío, una muerte. Una muerte o un muerto por-
[... ]
que, según Hegel, el espacio es la muerte, y este espacio es también
de una vacuidad absoluta. Nada en derredor tras los telones. De
ahí la sorpresa ingenua del no-judío cuando abre, cuando se le deja Agen graoujol, glaaujo/; Péz. «cucurucho, molusco co-
mestible»; cogl. glaizCE «collar de caballo hecho con
abrir o cuando viola el tabernáculo, cuando entra en la morada o hierbas acuáticas desecadas» ABret 18, 473.
en el templo y cuando, después de tantos rodeos rituales para ac- Ablt. - Afr. gloioloi m. «lugar plantado de gladio/os»
ceder al centro secreto, no descubre nada - nada m ás que la nada. (13 . jh., Gdf; R 11 , 143). - Apik. g/aio/lat (ca. 1330). -
Mfr. g/aio/eure f. «tintura de lirio» (Reims 1340). - Afr.
Ni centro, ni coraz6n, un espacio vacío, nada. jag/olé «que tiene el color del lirio» (1260), glago lé
Se deshacen las bandas y las vendas, se desplazan las telas, se (Douai 1400). - Apik. glaiolé «cubierto de gladíolos,

59
___________________________________________________ __,

retiran los velos, se abren las cortinas: nada más que un agujero de verdor, de flores en gen. (de una sala)» Bueve 2;
negro o una mirada profunda, sin color, sin forma y sin vida. Es la englaiolé (ca. 1200 -15. jh . , Gdf; Bueve 3 b).
11. Nfr. gladio/e í. «gladio lo» (Boiste 1829 - Besch
xperiencia del poderoso Pompeyo al término de su ávida explora- 1858. - Ablt. Nfr. gladiolé «arreglado al modo de los
ción: «Aunque no se le ofrecía ninguna forma (Gesta!t) a la sensi- gladiolos (de otra planta)» (seit Besch 1845, auch 1901,
bilidad (Empfmdung), era preciso al menos darle a la meditación, a Huysm); gladiolage «particularidad de la escritura que
l1ace disminuir la altura de las letras desde el comienzo
la adoración de un objeto invisible, una dirección (Richtung) y una hasta el final de la palabra» (seit Lar 1930; Bonn) .
delimitación (Umgrenzung) que encerraran dicho objeto - Moisés
se las dio bajo la forma del Sancta Sanctorum del Tabernáculo y, pos-
[. .. )
teriormente, del Templo. Pompeyo se quedó sorprendido cuando
se acercó al lugar más interior del Templo, al centro (Mittelpunk.t)
de la adoración y, dentro de él, a la raíz del espfritu nacional, con 4) Der ersatz von -a- durch -au- findet sich auch bei
gladius. Es liegt wohl einfluss eines andern wortes
la esperanza de reconocer, en su centro, el alma viva de ese pueblo zugrunde. In 11. handschriften und glossaren, die vor
excepcional y de percibir un ser [ una esencia, Wesen] ofrecido a su dem 11. jh. liegen, finden sich mehrfach schreibun-
meditación, algo que estuviera lleno de sentido (Sinnvolles) para gen wieg/avdius, c/audius, gaudio, welche offenbar
die altesten belege für diese formen mil -au- sind.
ser propuesto a su veneración, y cuando, al entrar en el secreto [la Vgl. Birt, Der Hiatus bei Plautus; Marburg 1901, s. 279.
intimidad familiar y secreta, Geheimnis] ante el ü..ltimo espectáculo,
se sintió mistificado (geúiuscht) y encontró lo que buscaba en un
espacio vacío (in einem leeren Raume)».
El Geheimnis judío, el hogar cuyo centro se busca bajo la envol- gladius schwert.
tura sensible -la tienda del tabernáculo, la piedra del templo, la
vestidura que arropa el texto de la alianza- se descubre finalmente
como espacio vacío; no se descubre, no acaba de descubrirse, al no l. 1. a. Awald. glai «espada», g/ay «lanza» Chayt, alyon.
tener nada que mostrar. glaio R 30, 224. - Ablt. Apr. esg/aiar «matar con un
arma» Gir Born, desglaiar Gir Born.
Que la familiaridad absoluta del Geheimnis propio sea vaciada
b. Apr. glai m. «espanto» (13. jh.). - Ablt. Apr. esgfaiar
así de todo contenido propio en su centro vacante podda significar «espantar, intimidar» Kolsen 171, hdauph. eiglayé «v. a.
• que la esencia judía está totalmente alienada. Lo suyo propio le se- asombrar, regocijar; v. r. asombrarse, reir a carcaj adas»,
mdauph . eyg/ayá, bdauph . esg/ayá, Oueyr. esg/ayar
ría infinitamente ajeno.
«espantar», lang. esglajá. Bdauph. esg/ayá «espantado»,
Por consiguiente, no puede gozar(lo). Aquello de lo que goza el Ala is esg/aiat. Apr. esglai «espanto; dolor, jaleo». «temor»·
judío, al haberlo obtenido todo mediante el favor de un Dios tras- SHon, Queyr. «pavor», castr. eglach, Carla! esglach
«sobresalto» Delh 155, Teste esg!ady «pavor llevado
cendente y separado, está bajo el sello de la expropiación. Aquello
hasta la locura ». Mdauph. eyglayá f. «asombro, risa
de lo que gozo no me pertenece. Mi vida y mi cuerpo no son míos. franca» , bdauph. esg/ayado. Mdauph. eyglayáyre «el
Hegel recuerda que todo primogénito podía ser sacrificado: «Con- que asombra, el que hace reir»; eyglayamen «asombro,
explosión de risa».
ságrame todo primogénito, primicias del seno materno ... » (Éxodo,
c. Apr. glaí m. «hielo» (hap.). - Ablt. Dauph. eiglayé
13). El cuerpo humano, al pertenecer a Dios, debía mantenerse lim- «resbalar, dar un resbalón» Ch. hdauph. eyglayé; ei-
pio, propio, pero como un disfraz, como la librea de un criado. El g/ayada «resbalón».
2. Fr. glai m. «gladiolo» (Ben SMaure -1709, s. Trév;
judío porta todo como algo dado, o mejor como algo prestado: ves-
Gdf; Chrestien; Gace; Escoufle; Mon Guill; Enf Guill;
tido, librea, nombre. El pueblo judío, al identificarse con una de Molin, Jlemaire; Tristan H). judfr glaíd Rs, anam. glare
sus tribus de la que recibía su denominación, era la propiedad de Haust Méd. Cherb. gliai «iris faetidissima» Joret FI, Tro-
yes glas «gladiolo» Gr, Esternay glaí «lirio», HMarne gye
Dios con todas las de la ley, el gerente o el criado de ese territorio.
ALF 1599 p 28, g/a ALF Suppl p 128, Marne gle «carrizo»
Administraba los bienes y la propiedad de Dios, defendía sus dere- ALF 1166 p 135, Vouth. día «gladiolo», Brillan, Dombras
chos, se organizaba jerárquicamente desde el más humilde servidor g/6, Cum. gaum. «lirio», Metz gya «gladiolo», lsle gyo,

60
hasta el ministro. A este último no se lo consideraba como el guar- saun . dya, Brotte «lirio de los pantanos» , Gruey dye ,
bress. die, Plancher hay, gya, Chaten. iá, ial, fo urg. la,
dián del secreto (Bewahrer de.r Geheimnisse.r), sino solamente de las Schweiz glé, rhod. g/ai «gladiolo», St-And ré V. glays
cosas secretas o familiares ( nur der geheimen Dinge), separadas, para ALLo 332, périg. glai; afr. lai «lugar donde crecen los
representarlo, desde el secreto inaccesible. El Geheimnis no está ni gladíolos» Gerbert, glai Gloss Douai 244, alütt. glay(ca .
1380), nfr. glai «montón de gladíolos que forman una
siquiera a disposición del jefe que sigue siendo un ministro de Dios. isla en un estanque» NM rust 2, 582 - Besch 1858).
Lo suyo propio les sigue resultando extraño; su secreto, secreto: Ablt. - Afr. glaie f. «gladiolo» (lothr. ca. 1220), gla-
separado, cortado, infinitamente alejado, terrorífico. «El secreto lie GI Vat 1020, mfr. g/age Ba'ff, g/aye «lirio» (Cotgr
1611; Oud 1660), Esternay glaje «gladiolo, lirio, etc. (t.
mismo era algo enteramente extraño (Da.r Geheimnis selbst war etwa.r coll.)», Reims glages «hierbas altas, en el borde de los
durchau.r Fremdes) en lo que ningún hombre estaba iniciado y de lo fosos y de los ríos» S, Rethel «montón de gladíolos»,
que solo pod.ia depender; la disimulación (Verborgenheit) de Dios en el Guign. gloge «junco», périg. gleio «carrizo» M, Chabrac
glaye-, Puyb. gloye- RPGR 5, 263. - Rhod. glaujo f.
Sancta Sanctorum tiene un sentido completamente distinto del secreto «lirio», périg. g/ouso «gladiolo». - Maug. g/avort «li-
(Geheimnis) de los dioses de Eleusis. De todas esas manifestaciones rio de los pantanos». - Mfr. gloitel «gladiolo» (Cotgr
del dios, de las imágenes, de los sentimientos, del entusiasmo, de la 1611: Oud 1660) [... ] .
Afr. glogeure «cubierta de..» Ruteb, Cum. Chatt.
adoración, nadie en Eleusis estaba excluldo; solo estaba prohibido
«todo follaje que se esparce por donde va a pasar un
hablar de ellas porque habrían sido profanadas por las palabras; los alto personaje, en particular, por el recorrido de la pro-
judíos, por el contrario, podían ciertamente hablar de sus negocios, cesión del Corpus», Brillan gloii.Jres. - Agn. deg/agier
«derribar» Edm. - Afr. sorgloigier «abrumar» (hap.).
operaciones o reglamentos del culto (5, Mos. 30, 11), pues en ello no 11. 1. Apr. glozi m. «espada; cualquier arma cortante»
hay nada sagrado: lo sagrado quedaba para siempre fuera de ellos, (13.-14. jh.), Cantal glasi «espada», lim. glaize. Über-
fuera de su vista y de su sentimiento (unge.rehen und ungefühlt)». tragen apr. glozi «matanza, carnicería»; mort de g/ozi
«muerte súbita», glazi (Lv; SFR 7, 168); périg. glose «gla-
¿Cómo se podría tener un secreto? diolo». - Ablt. Apr. g/azier «adj . que toma las armas;
La expropiación absoluta vuelve inaccesible, precisamente para cruel, sanguinario; f. matanza»; glazios adj. «mortífero».
aquel que posee su privilegio, el secreto de lo sagrado. En esta alie- 2. Bigorre, Gersg/asi «espantar». Pr.glarif. «pena».-
Apr. esglosiot «poseído por el diablo» Jaufre, «terrible
nación absoluta, el poseedor de lo inaccesible puede asimismo admi-
(de golpe)» (hap.). pr. eiglariá «poseído, endemoniado,
nistrar pacÍficamente sus efectos o sus fenómenos, hablar de ellos, rabioso, alarmado», mars. esglariot «espantado, en-
manipularlos. Lo invisible sigue siendo invisible, inalcanzable, lo colerizado, fuera de sí, perturbado» A, aigloriat A, St-
Simon eg/osiat «despavorido». Gers, bearn. esglasiá
visible no es más que lo visible. Aun siendo simultáneamente lo
«espantar». Gers esglásio m. «pavor». BAlpes eiglári
más familiar, secreto, propio, próximo, lo Heimliche del Geheimnis m. «súbita inquietud mezclada de temor,,, Alais esglari
se presenta como lo más extraño, lo más inquietante (unheimliche). «espanto». Barc. esglorir «espantar». -Apr. deglaziar
«matar con un arma». -Apr. aglaziar, oglaziador«ase-
Ni siquiera se puede decid.ir sobre la expropiación, dar por zanjado
sino». -Apr. englasiat «poseído por el diablo» Jaufre.
lo referente a la castración, correr tras su verdad. La indecidibilidad Ariege englasi «espantar» Am. Toulouse englázi m.
de un sistema es aquí más potente que el valor de verdad. Al igual «espanto» G, Tarn, castr. id.; Puiss. englas «pavor».
que este texto de Hegel, Lo siniestro debería, hubiera debido desbor- 111. 1. Afr. mfr. glaive m. f. «lanza, venablo» (12.-14.
jh., Gdf; Gay; Chrestien; R 21, 292; Beneit Th; Arch 97,
dar la oposición, incluso la dialéctica de lo verdadero/ no verdadero. 441; Edm; Hon Abe; Perc; Filie Ponth; Tournai 1280,
¿Hacer recaer esta cadena problemática sobre un discurso polí- RF 25, 132; Eust; Beaum Cout; lbn Ezra; Peri), g/avie
tico significa acaso limitar su extensión? ¿Significa acaso estrechar Brendan 1713, claivo Peri, glove Veng Rag, clave Veng
Rag, judfr. groibe (1100, RSt 1, 186), mfr. gleve «piqueta»
el campo de una cuestión general que, por lo restante, fue elabo- (St-Ouentin 1340), glave «lanza» (14. jh.), apr. glavi (lang.
rada en otros lugares? 14. jh., Lv; Bonis), clavi CCons Albi. Übertragen mfr.
A Hegel, por ejemplo, y a su discurso, les importa la verdad. De glaive m. «soldado armado de una lanza» (14.jh., Gdf;
Runk). apr. g/avi (14. jh., Lv; Milla u 1359, Doc 113). -
ahí la acusación política lanzada contra el judfo. Mfr. nfr. glaive «espada» (seit 15. jh.), mfr. glave (Molin ;
El judío no puede, en cuanto tal, llegar a ser un ciudadano, no Mist). Bellau glievo «cortante»; fa ria glióve «cuchillo»,
puede tener verdaderas leyes de Estado. ¿Por qué? bellau dióvo. [... )

6r
Hegel dialoga con Mendelsohn, autor de <<Jerusalem oder über re- !\bit. - Mfr. glave/ot «piqueta" (14,jh.). - Mfr. glaviot .
ligiifre Macht undjudentum», 1783, filósofo ilustrado, filósofo judío «especie de daga (¿o de pica?)» (15. jh., Gay). - Nfr.
•g/aíva/aire «ángel que lleva la espada» (1891 , Huysm).
ilustrado para quien el judaísmo no era una religión revelada sino una Mfr. glavieur «gladiador» (1531, Mir. hystorial XIV, 36,
ley revelada; esta prescribe actos, mas no enriquece en nada nuestros Db). - Afr. g!uvoier «atravesar con una espada» (13.
conocimientos. Hegel parece estar de acuerdo: las leyes religiosas jh.). -Afr. mfr. deglaiverv. a. «hacer perecer por medio
de la espadiJ» (13.-15.jh., Gdf; TL; Gaimar 3000); afr.
judías no nos aportan ningi'i.n conocimiento, ninguna conciencia, deg/aveis «matanza» Wace. Afr. mfr. desg/avier«hac;er
ninguna verdad eterna. «Mendelsohn atribuye a su fe el gran mé- perecer por medio de la espada»[ ... ]
rito de no proponer ninguna verdad eterna. Que haya un Dios: aquí 2. Afr. glaive f. «matanza, carnicería» (norm., 12. jh.);
«epidemia, calamidad» (ca. 1210-1380, Gdf; llvonen),
es donde culmina el edificio de las leyes del Estado ... » . No se puede a
St-Omer morir glave «en masa (en tiempos de epide-
llamar verdades a esto, a no ser que se diga que no hay verdad mis mia)» (1790), pie. St-Pol id. (dazu pie. aglaver de soif
profunda para el escla:vo que la afu-mación según la cual tiene un amo. «tener mucha sed»; Canal de la Mancha ég/avé «muerto
de hambre» Drn); Lille llueve ó g/ave «a mares», Metz e
Sin embargo, Mendelsohn tiene razón al no llamar a esto verdad. Al glüf; flandr. Tourc. a g!afe «con profusión, mucho». [...]
no manifestarse, Dios no es verdad para los judíos, no es presencia 2. Fr. g/adiateur «hombre al que se hacía comba-
total o parusía. Da Órdenes sin aparecer. «Por esta razón la presencia tir en el circo, para diversión del pueblo (en tiempos
de los a_ rítiguos romanos)» (seit 13. jh.); nfr. «duelista,
de Dios (DMein Gottes) no sobreviene como una verdad sino como espadachín» (Retz 1646 - Lar 1872); «esp. del delfín»
un mandamiento (Befeh[)». Los judíos eran esclavos, y no se puede (Boiste 1829 - Lar 1872). - Nfr. gladiatrice «mujer
ser esclavo de una verdad o de una belleza: «¿Cómo hubieran podido que combate con la espada» (Balzac G; Prévost, s.
Trév 1771). [... )
vislumbrar la belleza unos hombres que solo veÍan materia en todas 5. Nfr. glodié «en forma de espada, con pronuncia-
las cosas? ¿Céimo habrían podido actuar segi'i.n la razón y la libertad das aristas (t. de bot.)» (seit Boiste 1803).
los que solo fueron o dominadores o dominados ... ?».
Al mantenerse ajenos a la razón y a la libertad, los judíos tam-
poco tenían por consiguiente leyes racionales. La ausencia de obli-
gación no es un signo de libertad, sino todo lo contrario. Los judíos
no tienen obligación política porque no tienen ningi'i.n concepto de
la libertad ni de la racionalidad política. Es el reino de la violencia.
- Romper las cadenas no corresponde a una liberación o a algi'i.n pro- La espada o la glande en el fonema , el glas, el clamor
en el fen ómeno. Panglosfa. ¿Hay gl en toda lengua
greso político: ¿acaso tendrían los esquimales derecho a considerarse natura/? gl ... f... Eso brilla y se hace añicos
superiores a los europeos porque no pagan contribución por el vino
ni impuestos sobre la agricultura?
La analogía entre el griego y el judío se limita, una vez más, a
la apariencia. En cuanto a los derechos de propiedad y a los bienes
familiares ( segundo momento del silogismo familiar ert la Filosof{a
del derecho), los primeros textos sobre el espÍritu del cristianismo
comparan ciertas disposiciones de la ley mosaica con reglas seme-
jantes establecidas por Solón y Licurgo. En ambos casos se quiere
poner fin a la desigualdad en las riquezas. Unas leyes «socialistas» pasaba por ser afrodisiaco y
tienden a neutralizar una desproporción que amenaza la libertad emenagogo).
política. Ambas legislaciones establecen todo un proceso jurídico:
En un solo caso, la reseda, flor amarilla (reseda lu-
hay que impedir el robo que permite a una familia enriquecerse
más allá de ciertos límites. tea, luteola) que proporciona incluso el color amari-
Pero el proceso griego funda el derecho y la política, constituye llo y a la cual se le atribuían virtudes medicinales y
a los sujetos familiares en ciudadanos. El proceso judío, por el con- apotropaicas. Los calzones, en particular los del Con-
trario, se mofa del derecho y de la política: para limitar el derecho denado a muerte, son «reseda». En según Plinio, la reseda debía
de propiedad y, por tanto, de expropiaci6n/apropiación prevé, en
ambos casos, la amenaza es asi- deshinchar el tumor e impe-
efecto, que los bienes de una familia le pertenezcan para siempre. dir que creciese o aumentase,
Quien tuvo que vender sus bienes o su persona porque estaba nece- mismo una defensa, previene, la siempre y cuando se acompa-
sitado, «deb.ia recuperar sus derechos reales en el año del Jubileo y flor que mata embalsama bien, el · ñase su aplicación con una fór-
mula: reseda morbo
sus derechos personales en el año sabático». Así está, efectivamente, arma (a)trinchera (gladiolus, re-
previsto en el Levítico. De igual modo, aquel que había heredado
seda morbos): «Yo me encontraba ante una decisión te-
campos de más no era su propietario, Únicamente el gerente, y de-
bfa restituir el suplemento en una fecha determinada. Este sistema rrible puesto que se trataba de romper la barrera de las
de compensación, a pesar de las apariencias, niega el derecho civil flores, de entrar en lo fabuloso combatiéndolo[...] in-
tal como Hegel lo interpreta. El derecho civil supone la propiedad tentaba adoptar un aire de lo más natural [...] con el fin
familiar. Como confirmará la Filosof{a del derecho, solo puede haber
de que ni el boqueras ni las flores adivinasen nada de
derecho pi'iblico interno si la propiedad de los bienes familiares y
el derecho de herencia son intangibles. Ahora bien, la ley mosaica mi proyecto» (Milagro de la rosa). Las criadas: «CLARA:
limita el derecho de herencia y el derecho de propiedad sometién- ... Actúo a hurtallidas, camuflada por mis flores, pero
dolo a una regla externa. Lo propio es determinado desde fuera, es no puedes nada contra mí. [...] SoLANGE: La Señora se
igualado y nivelado por medidas extrínsecas. El apellido pasa a ser
secundario, cae al rango de accidente supeditado, «por consiguiente,
creía protegida por sus bc::trricadas de flores [...] Vuelvo
el bien familiar dependía no tanto de lo que le correspondfa a la fa- a mi cocina. Allí vuelvo a encontrarme con mis guan- ·
milia como más propio (Eigentlichsten), de la marca indeleble de tes y con el olor de mis dientes. El eructo silencioso
la filiaci6n a partir de unos padres determinados, cuanto de algo
que se recibía del exterior». El mal es, por tanto, una expropia-
ción .radical que constituye la propiedad en gerencia o en gestión,
la posesión en préstamo y, por consiguiente, el nombre en nombre para escuchar bien este «eructo silencioso» es pre-
prestado de un testaferro. ciso recordar que la que pronuncia aquí la palabra y
La interpretación hegeliana se refiere aquí a cierto «espíritu» de reivindica la cosa es Solange: má.s adelante reclama
que «las campanas doblen» por ella y que su verdugo
la ley mosaica. En su letra, se ve mal lo que la distingue, en efecto, de la arrulle. Todo ocurre no muy lejos del fogón de la
la disposici6n prevista por Solón y Licurgo. Pero la misma literali- Santísima Virgen, ciertamente, pero se esfuerza por
dad tendría en los griegos, segi'm Hegel, un espíritu completamente pasar antes por una campana , una glotis, una gar-
ganta. Como leche tóxica, si queremos, y el lechero,
diferente: y, en primer lugar, un espíritu a secas, un sentido interno que envenena el deseo de las tres, nunca está muy
que anima a la ley desde dentro. La limitación de la propiedad está lejos del rebato. Sonido insólito, lo extraño incluso de
destinada a prohibir la violencia, a garantizar la libertad del ciuda- la asociación (rebatolechero, rebatomañana, rebato-
delicias) confirma el lejano pero potente apremio de
dano, a hacer que cualquier sujeto se sienta en casa y no extraño en la aglutinación («Su lechero matinal, su mensajero del
la ciudad. Para eso es preciso que tenga sus bienes propios. alba, su rebato delicioso, su dueño pálido y encanta-
En este sentido todos los griegos son ciudadanos; ningún judfo dor, se acabó. ¡El baile va a comenzar!»)
Como un phármakon espermático que se escupe
tiene verdaderamente derecho de ciudadan.ia. Hegel cita el Levftico: de nuevo. Esta habitación abarrotada de gladiolos es
«No podéis enajenar (veráússern) nada, pues el suelo me pertenece; asimismo el estadio del escupitajo. «¡Todo, pero todo lo
sois extraños en mi casa y residentes que procedéis de una nación que viene de la cocina es escupitajo! Vete. ¡Y llévate tus
escupitajos![ ... ] Clara, te he dicho que evites los es-
extranjera (Einheimische von fremder Nation)». cupitajos. Que duerman en ti, hija mía[ ...] ¿Crees que
Si seguimos este valor de propiedad (Eigen, Eigenheit, Eigentum), me resulta agradable saber que mi pie está envuelto en
hemos de concluir que la independencia y la cualidad de ciudadano los velos de tu saliva?» Este pie induce - todo el texto.
«So/ange: [... ] A saber siquiera si podemos proseguir
libre corren parejas con la propiedad privada. «Entre los judíos, el el juego. Y a mí, si ya no puedo escupirle a alguien
principio consisda en que estos no tenían ninguna libertad ni nin- que me llama Clara, ¡me van a ahogar mis escupitajos!
gún derecho, puesto que todas las cosas las poseían solo en calidad Mi chorro de saliva es mi diadema de diamantes.(... ]
Clara: [ ... ] ¡Escúpeme a la cara! ¡Cúbreme de lodo y
de préstamo, no de propiedad (nicht als Eigentum), ya que no eran
de basura![ ... ] ¡Cúbreme de odio! ¡De insultos! ¡De
nada en cuanto ciudadanos; los griegos debían ser todos iguales escupitajos!» ¿A quién, qué se quiere «cubrir» así con
porque todos eran libres, independientes; los judios debían ser todos un «velo», con una sábana o un sudario, con flores o
escupitajos? ¿Y qué es lo que, en el clamor, se induce
iguales, porque todos eran incapaces de independencia».
de un escupitajo? Qué más
No hay, por tanto, <<para sí», ser-cabe-sí judío.
Es cuestión de la letra. Hegel se refiere al espÍritu de la ley y reco-
noce que lo {mico que cuenta, según él, es la intención del legislador.
Si «en el alma del legislador» judío, en su «intención» (Absicht), del fregadero. Usted tiene sus flores, yo mi fregadero».
se tratara verdaderamente, como entre los griegos, de limitar la
desigualdad de las riquezas y asegurar la libertad del ciudadano,
habría todo un sistema de otras medidas convergentes. Hegel dice La flor, pues, desempeña el papel de una especie de ve-
no encontrarlo en la ley mosaica. Por consiguiente, los judios son neno contra-veneno. Un negativo trabaja contra otro.
todos ellos esclavos de un soberano invisible: entre ellos y su so- La salida de la Señora marca también, al igual que
berano no hay ninguna mediación legal ni racional, solo jefes de
su entrada, la vuelta de una flor: un veneno de gala
tribus que aparecen o desaparecen según el estado de las fuerzas.
Los poderes son reales, no jurÍdicos. Hay en efecto poderes empÍri- que habría que vomitar de inmediato. «LA SEÑORA:
cos, funcionarios o «escribas» (Schreiber). Pero los escribas no son Quieres matarme con tu tila [con gardenal], con tus
guiados por el espíritu de una ley. Obedecen a reglas empíricas, a flores, con tus consejos [...] ¡Tila! ¡Servida en un ser-
preceptos y a mandamient.os (Befehle). Su escritura es heteronÓ-
vicio de gala! [...] Quita esas flores. Llévatelas a tu ha-
mica. Y como esta literalidad sigue siendo empÍrica, la disposición
se puede infringir siempre y cuando la situación de las fuerzas lo bitación. [...] ¡La señora se escapa! ¡Quita esas flores
permita o lo exija. Proceso del fariseísmo. «Para el caso en que los de mi vista!».
israelitas tuviesen la idea de dejarse gobernar, como otros pueblos, Recíproca y especularmente, la Señora, cuyo lugar
por un rey, Moisés da solamente algunos mandamientos (Befehle)
ocupan por turno ambas criadas, envenena a las criadas
que, por una parte, son concebidos de tal forma que se podía avo-
luntad obedecer o no obedecer al poder real, y que, por otra parte, con sus flores. La señora es la criada, buena en cuanto
incluso de una forma muy general, no implican en modo alguno el envenedadora. «El apartamento está envenenado».
establecimiento de una Constitución o de algunos derechos del pue- «CLARA, que se ha quedado sola: ¡Porque la Señora es
blo frente a los reyes. ¿Qué derechos podían estar en peligro para
buena! [...] Con su bondad, la Señora nos envenena. Por-
un pueblo que no los tenía y en el que no había nada que estuviese
expuesto a la opresión?». que la Señora es buena[...] Nos inunda de flores mar-
Hay, por tanto, un abismo entre la omnipotencia divina y el des- chitas. La señora nos prepara las infusiones ... ».
encadenamiento empírico de las fuerzas. Ninguna ley viene a es - En ambos casos, el phármakon es un himen, es de-
quematizar el abismo qué deja la letra muerta a los escribas.
cir inmediatamente su contrario: «LA SEÑORA: [...] ¡Y
De ahí el fracaso de Moisés. Doble fracaso: muere injustamente
por haber desobedecido una sola vez, por haber marcado su inde- estas flores que están ahí para festejar justo lo contra-
pendencia «de un solo golpe que nadie le había ordenado» (in einem rio de una boda!».
einzigen unbefohlenen Schlag). Y la estructura eri cuesti6n solo de- En ambos casos, en los que nunca sabemos «¿quién
jaba sitio para un Schlag. Además, Moisés no logr6 educar y elevar al amenaza a quién? ¿Eh? ¿Dudas?», las flores más natu-
judío, no logr6 agarrarlo y arrancarlo por encima de su terrenalidad
rales son las más artificiales, como la virginidad de la
literal y servil, no logr6 arrastrarlo hasta las alturas de la libertad.
La .A.ufhebung mosaica no levant6 el vuelo. Santísima Virgen, cuyo altar, hogar, fogón y urna vi-
Este fracaso, esta caída, no tiene nada de accidental; la figura gilan toda la escena. «CLARA: Exactamente. Pasemos
judía no sufre la pesantez como un acontecimiento contingente. por alto nuestras devociones·a la Santísima Virgen de
No tumba, no cae, está tumbada, caída. Es su marca esencial. El
yeso, nuestras genuflexiones. Ni siquiera hablaremos
fracaso de Moisés no es algo que les haya sobrevenido a los judíos.
El judaísmo se constituye a partir de él como la imposibilidad para de las flores de papel... (Se ríe). ¡De papel! ¡Y la rama
Moisés de elevar a su pueblo, de educarlo y de relevarlo (erheben de boj bendecido! (Señala las flores de la habitación).
y aufheben). ¡Mira estas corolas abiertas en mi honor! Soy una Vir-
Elevar la letra farisea del judío sería también constituir un len-
gen más bella, Clara».
guaje simb6lico en el que el cuerpo literal se dejase animar, airear,
levantar, atravesar p~r la intenci6~ espiritual. Ahora bien, el judío Mucho más adelante, sigue tratándose del vientre,
es incapaz de todo esto en su familia, en su política, en su religi6n, del fogón, de la urna de la Señora: «Nunca podremos
en su ret6rica. Si se volviera capaz de ello, ya no sería judío. Cuando sustituir a la Señora [...] El armario de la Señora es
se vuelva capaz de todo eso, se habrá vuelto cristiano.
para nosotras como la capilla de la Santísima Virgen.
Moisés, el judío muerto, el judío cuya muerte viene a fijar de golpe
la figura del judaísmo, tenía conciencia o preconciencia de este lí- Cuando lo abrimos ... SOLANGE, secamente: La tila se
mite. Y para decirlo -Hegel nos lo recuerda- utiliza una «compa- va a enfriar. CLARA: Lo abrimos de par en par los días
raci6n» (Fergleichung). de fiesta [...] El armario de la Señora es sagrado. ¡Es
La JTergleichung tiene más de un alcance: en sí misma, en la co-
su gran perchero!».
rrecci6n o el complemento qu.e Hegel le asigna y, finalmente, en el
hecho de que subraya la ret6rica o más bien la impotencia ret6rica Y cada criada le pide a la otra que la lleve consigo,
del judaísmo, el desfallecimiento figura! de un pueblo incapaz de como el pene de la Señora. Naturalmente, el autor de es-
apropiar y elevar la letra. tas flores de papel insiste en a ellas les hubiese gustado estrangu-
La JTergleichung explica el fracaso, la caída o el precipicio. La en-
que, en esta pieza (la pieza, larla. Simularon la es trangulación de
contramos en el Deuteronomio, J2: «En la mirada que lanza sobre su la Señora, para ver si la vendaban y
vida política compara (vergleicht) Moisés la forma como los judíos la habitación, en la pieza) y hacían que se empalmase, y si tenían
finalmente acceso a su gran perchero
siguieron a su Dios a través de él con la conducta del águila (de.r en esta ceremonia (repre- o, lo que viene a ser lo mismo, quitán-
Adler.r) que quiere acostumbrar a sus polluelos a volar: no cesa de sentación, «por la noche», dola de en medio, al otro. el Señor (o
batir las alas por encima del nido, los toma también sobre sus alas el) Lechero. Otras tantas figuras del
en la representación), las verdugo arrullador que se representan
y los lleva lejos». la una a la otra. se sepa ran la una de
Así se enuncia el águila en la JTergleichung de Moisés. Hegel co- flores sean «flores reales». la otra cerca de lo que hace que jadee
mienza por reproducir el enunciado. Transcribe casi fielmente el Ahí tenemos «Cómo inter- el texto sin aliento, el cual corre tras
una rúbrica -un seno- que no puede
Deuteronomio. Luego completa y corrige para lanzar de nuevo la pretar Las criadas»: «falsas tocar. El amante invisible de las Cria-
piedra. En buena 16gica, hay que ser piedra para transformar al otro das, que hace que la Señora babee.
colas, falsas chorreras, las el hombre del «delicioso rebato» no
en piedra. El judío, como la Gorgona, petrifica al otro. Hegel lo ha
dicho, y ahora advierte que el judío mismo es piedra. Su discurso flores serán flores reales, la podía ten er otro oficio. Hay ahí una
ley galáctica que en adelante vere-
no es solamente ret6rico, sino que es ret6rica sin más, acerca de la cama una verdadera cama. mos aplicarse, desde cierto ángulo,
retórica. «Solo los judíos no llegaron a cumplir esta bella imagen El director es<:én1co debe en todos los casos. Inicia a la madre
(Bilá); estos aguiluchos no se convirtieron en águilas; en la relación así denominada.
comprender, pues al fin y al Lo que hay que estrechar aquí es
con su Dios ofrecen más bien la imagen de un águila que, por des- el ángulo bajo el cual prensar conjun-
cabo yo no puedo explicár-
cuido, hubiera incubado piedras, iniciándolas en su vuelo y lle- tamente un cuello y un peneclítoris.
vándolas con ella entre las nubes, pero cuya pesantez nunca pudo selo todo, por qué la habita- Que una estrangulación empalma -
transformarse en vuelo, cuyo calor en préstamo nunca estalló (auf- ción debe ser la copia casi
schlug) en las llamas de la vida». exacta de una alcoba femenina, las flores de verdad,
La lógica del concepto es del águila; el resto, de piedra. El águila
pero los vestidos monstruosos ... ».
toma la piedra entre sus garras e intenta elevarla.
El judío tumba de nuevo y significa lo que no se deja elevar -re- El verdugo arrullador, el que da el pecho envenenado
levar quizás, pero desde ese momento se niega como judío- a la a Solange, es decir, por rotación o escupitajo circular,
altura del Begrijf. Retiene, tira de la .Aufhebung hacia la tierra. El a Clara y a la Señora que se pasan el tiempo contem-
caso del judío no remite a un acontecimiento pasado. Indica el sis-
plándose en el espejo, ese verdugo está representado
tema de una figura en la sincronía del espíritu. Es incluso lo que en
cuanto tal resiste a la historia, y sigue siendo paradigmático. «Todos únicamente por cada término del trío identificatorio y
los estados consecutivos del pueblo judío, incluido el estado mise- especular. Que no hay que apresurarse a definir como
rable y sórdido en el que se encuentra todavía en nuestros días, no homosexual: el cuarto excluido, descontado, decapi-
son sino las consecuencias y el desarrollo de su destino originario
tado, siempre invisible pero jamás ausente, siempre au-
-una potencia infinita a la que se han opuesto en vano- que los
ha maltratado y que los maltratará hasta que se reconcilien con él sente pero jamás sin efecto, representado por la glande
a trnv~s del espíritu de belleza y por medio de la reconciliación lo caída del árbol, por los guantes, los gladíolos o los es-
releven ( aufheben) » . cupitajos, el verdugo cortado de la escena, el Señor o
Para el relevo de este destino, de esta piedra de muerte, es preciso
el Lechero (homólogos fálicos) no aparecen en el seno
esperar a Nuestra Señora, al Mesías, a otra ( es)Cena, a otra piedra
o a otro Pedro, esta vez vivos, a la Iglesia que se edifica sobre ellos, de aquello que parecen poner en movimiento si no es
• a una determinada Sagrada Familia. bajo la no-especie de una escritura, cuasi anónima, sin
La dificultad de la marcha esc;lonada no para de agravarse. firma. Una escritura que no volverá jamás, mediante
De una forma todavía más visible entramos en los análisis del
ningún trayecto propio o circular, a su lugar. Pues ca-
cristianismo y de la familia cristiana elaborados por el joven Hegel
como en la matriz conceptual de toda la escena sistemática por ve- rece de lugar y su no-lugar carece de contorno deter-
nir. En ella no solo se engendran toda la filosofla de la religión, la minable. Se trata de la maquinación de una carta que
descripción en la Fenomenologia del espiritu de la religión revelada, denuncia al Señor y en la que las criadas desean y te-
determinadas interpretaciones fundamentales de la Filosofía del de-
men que se reconozca su escritura. «Tus denuncias, tus
recho, etc. El zig-zag anunciado será necesario, pero la anticipación
indispensable se volverá lo más escasa posible. La precipitación es cartas, todo marcha de forma admirable. Y si recono-
demasiado fácil. cen tu escritura ¡mejor que mejor! [... ] El juego es pe-
Pero la cuestión de la marcha escalonada, teleología o no de la ligroso. Estoy segura de que hemos dejado huellas[... ]
lectura, no se puede eludir. Y no dejaya de estar planteada, en el
Veo un montón de huellas que nunca podré borrar. Y
interior de las elaboraciones más «juveniles», precisamente como
cuestión ontológica, como cuestión de lo ontológico. ella se pasea en medio de aquello que domestica. Lo
Es la cuestión del Wesen (esencia) y de la cópula es como cuestión, descifra. Coloca la punta de su sonrosado pie sobre
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relaci6n o nombre del padre-y-el-hijo. nuestras huellas». «LA SEÑORA: [ ...]: ¿quién ha tocado
Saber, por ejemplo, si se pueden tratar los textos «ulteriores» como otra vez la llave del escritorio? [...] ¿Quién ha podido
la consecuencia descendiente y semejante, la filiaci6n, el producto,
enviar estas cartas? [...] El Señor sabrá desentrañar el
el hijo de las elaboraciones de juventud, que serían la semilla paterna
del sistema; saber si los segundos textos, los siguientes, consecuen- misterio. Quiero que se analice la escritura y que se
tes o consecutivos, son o no son el mismo, el desarrollo del mismo sepa quién ha podido urdir semejante maquinación.
texto, dicha cuesti6n es establecida de antemano, reflexionada por [...] ¿Han llamado por teléfono?».
adelantado, en el análisis del cristianismo. Es la cuesti6n misma del
cristianismo puesta en (es)cena.
El Padre es el Hijo, el Hijo es el Padre; y el Wesen, la energía esen-
1 cial de esa copulaci6n, su unidad, la Weseneinheit del primero y del
segundo, es la esencia de la (es)cena cristiana. El espíritu del cris-
tianismo es más bien la revelaci6n de la esencialidad de la esencia
que permite en general copular en el es, decir es. La unificaci6n, la
conciliaci6n (Vereinigung) y el ser (sein) tienen el mismo sentido,
son equivalentes en su significaci6n (gleichbedeutená). Y, en toda
proposici6n (Satzt), la posici6n vinculante, aglutinante, ligamen-
tosa, de la c6pula (Bindewort) es concilia al sujeto con el predicado,
enlaza al uno en torno al otro para formar con ellos un solo ser .
(Sein). El Sein es construido, reconstruido a partir de su divisi6n
originaria (Urtei[) dejándose pensar en un Bindewort.
Ahora bien, esta conciliaci6n que supone -no deja ya de ser así-
una reconciliaci6n, que de algún modo produce la proposición onto-
lógica en general, es también la reconciliación de lo infinito consigo
mismo, de Dios consigo mismo, del hombre con el hombre, del hom- ¿Qué tendría que ver la Inmaculada Concepción con
bre con Dios como unidad del padre-y-el..,hijo. Todos los «trabajos estas cartitas?
de juventud» elaboran la demostración de la presencia del padre en
el hijo, el fin de la oposición en el seno de lo divinp, la necesidad de
la c6pula en la proposici6n siguiente, que enuncia la posibilidad de
la familia especulativa tal como se mantendrá en su concepto hasta
laFilo.rof{a del derecho: «El niño es sus propios padres», o «los seres
unidos se separan de nuevo, pero, en el niño, la unificaci6n conci-
liadora (Yereinigung) está indisociada (ungetrennt)».
De este modo se abre y se determina el espacio en el que lo on-
tológico (la posibilidad del We.ren, del Sein, del Urteilen) ya no se
puede separar de lo familiar, ni, por excelencia, de la cuesti6n del
padre-y-el-hijo, ya que ese valor figura! del «por excelencia» de-
lata aquello que excluye.
Desde este momento, antes incluso de preguntarnos si el proyecto
ontológico fue primeramente un acontecimiento griego del que el La obra de arte, la flor inasequible, más natural y más
cristianismo habría desarrollado un injerto exterior, es preciso estar artificial que todas las demás, es el Milagro de la rosa.
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seguros de que, para Hegel al menos, no es posible ninguna onto- El damur por Harcamone se desparrama esta vez
logía antes del Evangelio ní fuera de él. entre las egfa.'1tinas
. y las gli-
Además, eív{nculo que se anuncia entre la cuesti6n de la c6pula la egla!ltina: uno de los nombres vul-
cinas, Harcamone va amo-· gare.;; de la ancolía que se denomina
y la cuesti,jn de ia familia conlleva también esta consecuencia: si también el sello de Nuestra-Señora o
se intenta articuhr una problemática aparentemente «regional» rir. Se recuerda el «matorral asimismo el guante de Nuestra-Se-
( socío16gica, psicol6gica, econ6mico-polf tica, lingüística) de la fa- de eglantinas» cerca del ñora. Se supuso que dicha planta había
recibido su nombre latino (aqui/egia,
milia sobre una problemática ontol6gica, el lugar que acabamos de cual «cayó '.,Obre la chiqui- aquilea) debido a que sus nectarios te-
reconocer es insoslayable. nían e! perfil curvo de un pico de águila
lla» y acabó por degollarla o también porque tornaba la vista tan
Si el Sein no puede ser lo que es, ni establecerse, ni devenir y des-
plegarse, ni manifestarse sin atravesar el destino del cristianismo, tras haberle hablado «en el aguda como la del águila (aquí/a).
Un águila, águila blanca, águila ne-
es en primer lugar porque el Sein debe determinarse como subje- cuello». Y la glicina que in- gra, águila de Ganímedes sobre todo,
tividad. El ser permite quizá ser recubierto y disimulado, ligado o domina todo el corpus, se arroja so-
vade los lugares de una cru- bre él con regularidad por detrás, lo
determinado por la subjetividad (Heidegger), pero lo hace, según
cifixión simulada. Ella -la aprieta y lo coge entre sus garras, se lo
Hegel, para pensarse. En Cristo en primer lugar. tira con el pico en el cuello. Se puede
La revoluci6n de Jesús consistió en oponer el principio subjetivo, glicina- se torna el cuerpo decir una águila.
es decir, el principio de la libertad al sometimiento a las leyes ob- erístico.
jetivas o, de una forma más precisa, a los mandamientos objetivos.
Siempre que Jesús transgrede alguno de estos mandamientos -por
ejemplo, una prescripción del ritual judfo-, lo hace en nombre del
hombre, de la subjetividad y del corazón. Así, un día de Sabbat es

el milagro de la mano: Jesús devuelve a un hombre el uso


de una mano del que había sido privado: «El mismo día [de
Vuelo y robo sin referencia, ficción
Sabbat) Jesús cura una mano seca (eine verdorrte Hand)».
textual, puras letras en el oido o en la
«De este modo el Hijo del hombre es el señor del sabbat.
garganta. Águila: tatuaje en el Milagro
De allí se fue a la sinagoga. Justamente se encontraba en ella
de lo rosa. Águila: quimera - asociada
un hombre que tenía una mano seca y, para poder acusarlo,
le plantearon la pregunta siguiente: "¿Es lícito curar el día del Tocado por la grada baJ· 0 al unicornio, en cuanto tiene dos ca-
bezas, en B Balcón. Águila: ausencia
sabbat?" Mas él dijo: "¿Quién de entre vosotros que tenga
una sola ovejd, si cae en un polo el día del sabbat, no irá a la mirada de un Perdoux. de contenido y ·de peso, elevación
sublime, vuelo del ladrón que se ha
agarrarla y sacarla de allí? Pues, icuánto más vale un hombre «De golpe fui tocado por el tornado ligero y sueña con llamarse
que una oveja! Por consiguiente, es lícito hacer el bien el día
del sabbat". Entonces le dijo al hombre: "Extiende tu mano". La olor de las rosas y mis ojos -un poco- Ganímedes: «Seré ligero.
Ya no tendré ninguna responsabilidad.
extendió, y la mano quedó tan sana como la otra. Tras lo cual,
los fariseos salieron y planearon el modo de acabar con él».
se llenaron con la vista de Sobre el mundo depositaré la mirada
. . . clara que el águila otorgó a Ganíme-
la ghcma de Mettray. Como
cuando cura la mano seca de un hombre.
No es que J esÚs oponga la universalidad formal de la ley o de un
sabemos, esta estaba al fi-
des» (Diario del ladrón).
Su imperio voló - la polisemia !
i

tú debes en sentido kantiano a la objetividad heterogénea y hete- nal del Gran Cuadrado, hacia el sendero, al lado de la I!
rónoma de los mandamientos. En este caso, la escisión judía solo pared del economato. He dicho que estaba enredada ·.
estada desplazada e interiorizada. El tirano de fuera se convertida entre las zarzas de un rosal de rosas de té. El tronco
en un tirano doméstico. La autonomía (kantiana) seguida siendo
aparente, tendría su verdad en una severa e implacable heteronomía.
de la glicina era enorme, estaba retorcido por el su- ¡
Hegel no duda de la posibilidad de la autonomía. Parodiando a
frimiento. Y retenido a la pared por una alambrada. i
Algunas ramas demasiado gruesas estaban sujetas ;
1
Kant y La religión dentro de los Umites de la mera razón, volviendo
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contra él su propia frase, desplaza la diferencia: la heteronomia pro- por una estaca en forma de horquilla. El rosal estaba
funda del td debes kantiano harÍa que la diferencia entre el chamán atado a la pared con unos clavos herrumbrosos. Su fo-
tungús, los prelados de la Iglesia europea, el mongol o el puritano, llaje era brillante y
por una parte, y el hombre del deber formal, por otra, no se diera
entre la esclavitud y la libertad. Simplemente, los primeros tienen a «No por ser Doncella se deja de tener la regla[... ] Juana
su señor fuera de ellos, mientras que el segundo lo tiene en él, como de Arco subió a la hoguera y quedó expuesta con esa
rosa enmohecida a la altura del coño». En otra parte,
su propia muerte, como un amor «patológico» en el _sentido estricto siempre en El Milagro de la rosa, el juego se cierra de
que esta palabra tiene en Kant. La.autonomía kantiana es patológica. este modo con la cadena de rosas y con la cadena de
Ahora bien, cuando J esÚs predica el amor no .propone leyes ni acero que ata las manos de Harcamone: «Puse la rosa
en el falso bolsillo cortado en mis calzones».
tampoco una transgresión de las leyes: re- La rosa siempre es más o menos postiza, como el
«No vayáis a creer que he ve- comienda un relevo, una Aufhebung de la bolsillo, que es falso: ambos se cortan en un tejido. Vol-
nido a abolir ni la Ley ni a los veremos a hablar de la tal(l)a de la rosa y de la tal(l)a en
Profetas. No he venido a abolir ley, de la legalidad formal de la ley. Sin em-
general. Rosa, que no es ni simplemente un nombre ni
sino a cumplir. Porque en ver- bargo, la legalidad se suprime y se cum- simplemente un adjetivo, ni un masculino ni un feme-
dad os digo: antes de quepa- ple de golpe: «Este espíritu de Jesús, que nino garantizados, puede ser utilizado también como
sen el cielo y la tierra, ni una i, un nombre propio. Por ejemplo, disimulado en la len-
ni un punto sobre la i, pasará se eleva por encima de la moralidad (über
gua extranjera, la de Warda, (Warda quiere decir rosa)
de la Ley sin que todo se haya Moralitá"terhaltene Geist), se muestrainme- que todo el tiempo trabaja su boca. Warda se limpia
realizado" diatamente opuesto a las leyes en el Sermón los dientes, todo el día, con un alfiler de sombrero que
de la Montaña, que es un intento, a partir de muchos ejemplos de ella llama su estilo. Ella es quien no cree en la verdad.
La pieza se interpreta en una suerte de rosaleda llena
leyes, de despojarlas, a dichas leyes, de su legalidad (das Gesetzliche), de ortigas cuyo propietario trata de añadirse un vientre
de su forma de ley (Form -von Gesetzen). No predica el respeto hacia y un culo postizos (unos cojines, una almohadilla). «LA
ellas, sino que muestra lo que las cumple (erfüllt) y, sin embargo, VOZ: Señora, solo amo su vientre en donde, durante
nueve meses, he tomado la forma rosa que la rosa de
las releva (aufhebt) como leyes y que, por consiguiente, es algo más su matriz ha dejado caer sin más al suelo ... »
elevado que la obediencia a las leyes, y las torna superfluas». Jesús
no predica la disolución (Auftóºsung) de la ley, sino, por el contrario,
las flores tenían todos los matices
el cumplimiento de lo que les falta (Ausfüllung des Mangelhaften der
Besetze). Al elevarse por encima de la fría universalidad formal, el de la carne. [...] y delante de la glicina y del rosal enre-
amor vivo describe pues el gran movimiento silogístico de la Filoso- dados es donde el señor Perdoux, el jefe de taller, hacía
f{a del derecho: la moralidad objetiva (Sitt!ichk.eit), tercer momento que nos detuviésemos. Las rosas, en la cara, nos solta-
que comienza con la familia, y dentro de ella con el amor, surge en
el relevo del derecho abstracto y de la moralidad subjetiva formal.
ban entonces tufarada
El esquema se establece con toda rapidez: no se pueden entender los
principios de la filosofla del derecho, ni recuperar la conceptualidad la esencia de la rosa es su no-esencia: su olor al evapo-
rarse. De ahí su afinidad de efluvio con el pedo o con el
de los mismos, si no es en el eco de ese acontecimiento histórico-es- eructo: esos excrementos no se conservan, ni siquiera
peculativo que fue el Sermón de la Montaña. se forman. El resto no resta. De ahí su interés, su falta
Este sermón parece proceder mediante «paradojas». Lo que en de interés. ¿Cómo podría la ontología apoderarse de
un pedo? Siempre puede echar mano a lo que queda
verdad ocurre es que la «reconciliación» que constituye el motivo en el cagadero, nunca al tufo que sueltan las rosas. Es
central viene a superar todas las oposiciones estereotipadas por el preciso, pues, leer la antropía de un texto que hace
judaísmo. Según la lógica del judaísmo, la reconciliación parece peer a las rosas.
Y, sin embargo, el texto, a su vez, no desaparece
impensable: es «otro genio», «otro mundo», en el que los opuestos del todo, no del todo tan aprisa como los pedos que
ya no se oponen (la ley y la naturaleza, lo universal y lo particular, soplan dicho texto. Los biombos, que pueden enten-
el deber y la inclinación, el sujeto y el objeto, etc.), o en todo caso derse como el inmenso alarde de un pedo producido
ya no se oponen en esa suerte de indiferencia y de inmoralidad po- desde la primera palabra («¡Rosa!,,), restan, se releen ,
sitiva que caracterizan al judío o al sujeto kantiano. Jesús se opone se repiten. Este quedar en suspenso entre el resto y
el no-resto del resto, esta suspensión del texto que
a la oposición formal y, por tanto, indeterminada, indiferente. Por retrasa un poco -no hay que ser demasiado exa ge-
consiguiente, opone un «o bien» ( dar Oder) a otro: la oposición en- rados- la disipación absoluta, podría ser denominada
tre la virtud y d vicio, por ejemplo, ha sido opuesta a la oposición el efluvio. El efluvio designa en general unas sustan-
cias orgánicas en descomposición o, más bien su pro-
entre los derechos o los deberes y la naturaleza. «En el amor toda ducto flotando en el aire, esa especie de gas, que se
idea de deber está descartada (wegfallt)». Al mismo tiempo la opo- niantiene un tiempo por encima de las ciénagas, o de
sición antigua se cumple, se colma, se desborda por un principio fluido magnético también . El texto, por consiguiente,
es un gas; en lo que respecta al origen y a la apuesta
más rico. PUroma (n\.~pwµa) habrá sido el nombre de este cum- de la palabra, se duda, pero viene a ser lo mismo, entre
plimiento desbordante de la síntesis. el espíritu (Geest, Geist) y la fermentación (gtischen).
La significación conceptual y viva de la vida como amor: eso es Si hay un sentido para el problema de la repetición,
por tanto, es este. Y, para leerlo, es preciso olfatear
el pléroma. la expiración
La sobreabundancia del pléroma desequilibra el principio de equi-
valencia, el comercio, la economía de intercambio que regula la tras tufarada. Apenas me vi-
jus'ticia: te doy lo que me das, te tomo lo que me tomas, te devuelvo sitó este recuerdo de las flores cuando las escenas que ·
golpe por golpe. La castración, según la justicia, es la justicia. La
voy a decir se precipitaron a los ojos de mi espíritu.
castración no solo es algo que se intercambia (ojo por ojo, diente
por diente). Es el principio mismo del intercambio. Castra, iguala «Abrieron la puerta de Harcamone».
o poda el pléroma, tiende a mantener a la misma altura dos fuerzas,
dos erecciones, dos impulsos. De algún modo está en jaque, como
la justicia, desde el momento en que aparece una desigualdad. Pero
al mismo tiempo se toma la revancha: ¿acaso la desigualdad de las
alturas no es la castración misma? La castración es la indiferencia,
la castración es la diferencia. ¿Deja Cristo en suspenso la castración ¿Qué ocurre aquí con los ojos? ¿Se trata de metáforas
o la agrava al opon~rse a la justicia positiva? ¿Permite o prohíbe desgastadas? «Mis ojos se llenaron con la vista de la
- la castración? Las dos cosas sin duda; ambas operaciones hay que glicina», «las escenas que voy a decir se precipitaron
leerlas a la vez, puesto que él releva. Por una parte, castra y, por la
a los ojos de mi espíritu».
otra, piensa el fin de la castración.
«Ojo por ojo, diente por diente, dicen las leyes; la sanción equi-
valente (Wiedervergeltung) y la reciprocidad (Gleichheit) en la san-
ción: no es otro el principio sagrado de toda justicia (Gerechtigkeit),
el principio sobre el que ha de basarse toda constitución de estado.
Pero Jesús exige en general la renuncia (Llufgebung) al derecho, la
No por abrirse de golpe dejan las escenas de haberse
elevación (Erhebung) por encima de toda la esfera de la justicia y
de la injusticia mediante el amor, en el que, junto con el derecho, elaborado desde muy atrás. Desde hace tiempo, unas
desaparece el sentimiento de desigualdad y el tú-debes de este sen- manos expertas, amorosas, diligentes acarician la su-
timiento que exige la igualdad, es decir, el odio al adversario». perficie del tejido, deshacen los pliegues, pasan bajo el
Pléroma, ruptura del principio de equivalencia, desequilibrio al
forro, desabrochan corchetes y botones. Al tiempo que
menos aparente de la economía de intercambio, disimetría entre
dos cosas que pueden oponerse. Ninguna de las dos X debe tener en hablan, que nos cuentan historias. Con los ojos cerra-
cuenta a la otra, ni reflejarse, ni grabarse, ni inscribirse tampoco dos .o vueltos hacia otro lado.
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una en otra. Así es como interpreta Hegel «Que la mano izquierda Esta manipulación del tejido no permite ver nada que
ignore lo que hace la derecha» (Lass die link.e Hand nicht wissen, was forme parte de una percepción o de una alucinación. Si
. die rechte tut) . Esto no quiere decir, como comúnmente se cree: no dispusiéramos de una buena definición del fantasma,
· busques los aplausos cuando obras conforme al deber, ignora lo que
quizá podríamos decir si esta escritura es la de un fan-
haces para que quede ignorado, en la sombra y sin publicidad. Esto
no quiere decir tampoco: conténtate con ser consciente de lo que tasma. En la lengua corriente, se diría un sueño. Pero
haces bien sin buscar el reconocimiento de los demás. De hecho, la el texto nos obliga a que se la saquemos: este sueño es
' simple concie_ncia de actuar bien no deja ya de ser un aplauso inte- un sueño dentro de otro sueño y dentro del sueño de
! rior y una especie de recompensa econ6mica, una equivalencia para
otro. Esto, el milagro de la rosa, que solo puede tener
/ uno mismo del beneficio al que finjo renunciar cuando procede de
; los demás. La buena conciencia C.gute Gewissen) mantiene el círculo lugar en un texto, como texto, implica cierto encade-
, del intercambio. Vuelvo a tomar con una mano lo que doy con la namiento del cuerpo crítico.
· otra, cada una lleva a cabo el control de la otra, domeña y anula la
diferencia entre las dos operaciones. Cálculo superior y sin resto:
eso es lo que quiere ser la conciencia.
Ser de algún modo inconsciente, por un lado, de lo que se está
(Ningún) punto de vista. Las escenas que violenta-
haciendo por el otro, disociar absolutamente una mano de la otra:
esta es la condici6n para romper el intercambio en el pléroma y para mente llenan la vista o se precipitan a los ojos del es-
hacer que aparezca el fraude, la simulaci6n, el engaño totalizante píritu producen la ceguera necesaria para el teatro. El
de la buena conciencia: esta es la interpretaci6n hegeliana de «que punto de vista se envuelve o se ciega a sí mismo. En
la mano izquierda ignore lo que
¡ el don sin contrapartida, incluso sin benefi- hace la derecha».
primer lugar está el punto de vista del que :finge ser el
cio, se resuelve en apariencia en el discurso narrador: «Abrieron la puerta de Harcamone. Él dor-
mismo que Jesús dirige al joven yque Hegel Pero lo que constituye la especi-
opone, sin embargo, a la avara lógica del ficid_a d cristiana de esta interpre- mía boca arriba. Cuatro hombres penetraron primero
intercambio. El beneficio espiritual o simbó- taci6n no es solamente la promesa
lico reconstruye el anillo y hace del pródigo en su sueño, luego se despertó. Sin levantarse, sin ni
un avaro profundo. ¿Está deshilvanada la de un relevo que vendrá a compen-
siquiera enderezar el torso, volvió la cabeza hacia la
secuencia? Un poco después del discurso sar la disimetría, no es solamente
sobre los eunucos ("No todos comprenden la espera de una reconciliaci6n in- puerta. Vio a los hombres negros y comprendió ense-
este lenguaje, sino solo aquellos a quienes
les es concedido. Hay, en efecto, eunucos finita que apaciguará de nuevo la guida, pero asimismo se dio cuenta inmediatamente de
que han nacido así del seno de su madre, desigualdad. La causa está en que que no había que quebrar o destruir ese estado de en-
los hay que se han vuelto eunucos por la la ruptura de la equivalencia toma
acción de los hombres, y hay eunucos que soñación del que todavía no había salido con el :fin de
a sí mismos se hicieron tales por el Reino aquí, en eS t e momento determi-
de los cielos. i El que quiera entender que nado, la forma de una conciencia morir dormido. Decidió mantener el sueño... ».
entienda!»), después de imponerlas manos esencialmente culpable, imputable
a los niños que había que dejar que se le
acercaran porque el reino de los cielos les Yauto-imputadora, auto-amputa-
pertenece, Jesús se dirige al joven que se dora de forma tajante en todo mo-
pregunta por lo que le falta, puesto que mento. A la buena conciencia del El que :finge ser el narrador solo ve el punto de vista
ha cumplido todos los mandamientos: .. si
quieres ser perfecto, vete, vende cuanto fariseo satisfecho por el deber cum- de Harcamone siguiendo a los cuatro hombres ne-
tienes, dáselo a los pobres y tendrás un plido, que retiene con una mano lo
tesoro en los cielos» (Mat., 19). que da con la otra, opone Hegel la
gros en su efracción y penetrando de este modo
mirada del publicano que se da golpes de pecho: «La conciencia del en Harcamone de contrabando, introduciéndose
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deber cumplido en el fariseo, como también la conciencia que tiene el clandestinamente en su «sueño», multiplicando enton-
joven de haber sído un fiel observador de todas las leyes (Mat., 19, 20), ces (ning)un punto de vista al infinito.
dicha buena conciencia es una hipocresía (Heuchelei) porque, por un
lado, como esto ya está vinculado a la intención de la acción, aquella
ya es una reflexión sobre sí misma, sobre la acción, un elemento im-
puro (ein Unreine.r) que no pertenece a la acción; y por otro lado, en
cuanto representación (/Tor.rtellung) de sí misma como conciencia de
un hombre moral, tal como aparece en el caso del fariseo y del joven,
es una representación cuyo contenido consiste en virtudes, es decir, ¿Quién sueña? ¿Quién? ¿Quién escribe'? ¿Qué'? ¿Quién
en elementos que aquí están limitados, encerrados en la materia de firma el milagro de la rosa roja? ¿Quién firma bajo ese
las mismas, en el interior de su drculo dado, y que, en consecuencia, texto que no por ello deja de tener la regla'?
todas ellas en conjunto constituyen algo incompleto, puesto que la
buena conciencia, la conciencia de haber cumplido con sus deberes,
se da hipócritamente como un todo (.rich zum Ganzen heuche!t)».
Darse golpes de pecho, romper mediante la culpabilidad toda
economía de equivalencia, dividir la buena conciencia que se re-
apropia el todo: a este pléroma, a esta revolución en el círculo de
la economía restringida, a esta humillación sin contrapartida, va ¿Llegará (con la firma) a sangrar'?
a responder una disimetría por el otro lado. El perdón de los peca-
dos se eleva también por encima de la ley, es decir, por encima del
principio de reciprocidad.
Un ejemplo en el que Hegel se detiene largo tiempo: el de la. «bella
y célebre pecadora María Magdalena».
Los rasgos de la narración están sacados de varios Evangelios. Oca- . Se puede dejar la cuestión en suspenso al menos du-
sión para recordar que la. factualidad de los relatos (Erzahlungen),
rante un tiempo. El riesgo es morir antes de haber ter-
María Magdalena era el nombre de pila de su madre (María minado de escribir su clamor.
Magdalena Luisa, de soltera Fromm); María, el de su hija
(Susana María) y el de su mujer (María Helena Susana). La
hija de Hegel muere casi inmediatamente después de su na-
cimiento (1812). En el trascurso de un viaje a Dresde (1821),
Hegel escribe a su mujer. Como de costumbre, le habla de las
galerías de pintura que sistemáticamente visita en cada des-
plazamiento. En particular, de un cuadro de Holbein el Joven:
La Señora del burgomaestre Meyer. Siempre tomó el original
-que veía regularmente en Berlín- por una copia y la copia Resta por saber - en nombre de qué, de quién negarse
que acababa de ver en Dresde por el original. «Naturalmente
he ido también a la Galería de pintura y he pasado revista a
a morir dormido.
mis viejos conocidos; sobre todo estaba deseoso de ver el
cuadro de Holbein, cuya copia hemos visto en Berlín, y he
prestado particular atención a detalles que había advertido «Decidió mantener el sueño». El milagro de la ros
entonces: el colorido de la figura que está en medio de las
tres figuras femeninas, la nariz del burgomaestre y el niño
-dejémoslo esperar, puesto que es el objeto mismo del
en los brazos de María. Al consid~rar estos detalles, se me desvío- se habrá producido desde el sueño del otro:
hace evidente de una forma inmediata que en el cuadro de
Berlín, por muy hermoso que pueda ser en sí mismo, los ha Harcamone de oro (duerme).
realizado un discípulo; en el cuadro de Dresde, el niño está Como siempre, el estallido del relato había resonado
visiblemente enfermo y sin duda intencionadamente, y me
he convencido de que la opinión expresada por el inspector
de antemano: en sí mismo, por consiguiente, tan cerca
es exacta: el niño que ven en los brazos de la Madre de Dios del silencio, en la cita de sí o del otro como de la nieve
debe ser un niño muerto de la donante y que, desde ahí, les
envía un mensaje de consuelo y de sumisión a la voluntad que roza una sensible campana de oro. Con anteriori-
divina. La justeza de esta opinión es confirmada por el niño
que está de pie casi en el medio y que, aquí, es muy her- dad: «La magnificencia de mi relato nace naturalmente
moso. No tengo ninguna duda de que el cuadro de Berlín es (debido a mi pudor también y a mi vengüenza de ha-
una copia hecha con habilidad, pero que carece de espíritu».
ber sido tan desgraciado) de los penosos momentos de
Y al año siguiente, el mismo día en que le escribe a Goethe
su larga c¡¡rta sobre los colores (15 de septiembre de 1822): toda mi vida. Del mismo modo que una pobre condena
«Buenos días, querida María, de parte del sol que brilla al suplicio pronunciada hace dos mil años hizo flore-
sobre Marienburgo -es decir, sobre Magdeburgo, ya que la
catedral de esta ciudad está -o estaba- consagrada a María cer la Leyenda Dorada y que la voz cantada de Bot-
[ ... ] Es más difícil salir de Magdeburgo que entrar en él. .. »
chako se esculpía en corolas de terciopelo con su voz
las variaciones en cuanto a los lugares, los tiempos, las circunstan- perlada y tan fértil, mi relato extraído de mi vergüenza
cias, nada cambian en el enfoque conceptual (.Ansicht) y que «nada se exalta y me deslumbra».
debe pronunciarse [juzgarse, decidirse, gesprochen] en cuanto a la
efectividad (Wirklichk.eit)», en cuanto a la realidad acontecimen-
tal de los hechos. No se trata para Hegel de «descartar todos los
hechos», como proponía hacer Rousseau en el relato del origen, Desde que fue condenado al suplicio, el Cristo Har-
sino más bien, a la manera de La religión dentro de los limites de la camone huye en el sueño, duerme, vigilado, cuidado
mera razón, de buscar en el texto b.fblico una trama semántica de y cebado por la sociedad como un phármakos o un
filosofemas o pre-filosofemas. Hayan sido o no los hechos tal como
chivo expiatorio. «El auxiliar lo cuidaba cada día un
se dice, lo que cuenta es la Intepretaci6n que se deduce de ellos a
partir de lo que habrán llegado a ser: la filosofía. La verdad del cris- poco mejor que la víspera. Su rostro engordó un poco.
tianismo es la filosofla. Él iba adquiriendo la majestuosidad de los dictado-
El «bello ejemplo» es, por tanto, el de Maria la pecadora que se res ahítos.
reúne con Jesús en el transcurso de un banquete con los fariseos. Se
«A medida que se acercaba el momento fatídico,
arroja a sus pies, solloza, los baña con sus lágrimas, los enjuga con
sus cabellos, los besa y los embalsama con una pomada, los unge yo sentía que Harcamone se ponía tenso y luchaba
con un ungüento, con un b:Usamo (salbet sie mit Salben), con un consigo mismo, intentando salir de sí mismo para sa-
«nardo auténtico y muy caro» (mit unverfalschtem und lúistlichem lir de allí. ¡Partir, huir, escaparse por las fisuras, cual
Nardenwasser). Cuando el justo Sim6n la ve ahogar sus faltas y be-
vaho de oro! Pero era preciso transformarse en polvo
ber la reconciliación, concluye que es una pecadora y que, si Jesús
fuera un vidente (Seher), lo sabria.JesÚs la perdona. Porque ha de oro. Harcamone se aferraba a mí. Me apremiaba
amado mucho, desde luego. Pero sobre todo, dice Hegel, porque ha para que encontrase el secreto. Y yo echaba mano de
hecho por Jesús algo «bello»: «Es el Único momento, en la historia todos mis recuerdos de milagros, conocidos o desco-
de Jesús, que induce al nombre de belleza».
nocidos, de los de la Biblia, de los de las mitologías, y
¿A qué belleza ha sido sensible Jesús? A la del desbordamiento
de amor, ciertamente, a la de los besos, a la de las lágrimas de buscaba la explicación verosímil, la especie de sen-
ternura, pero sobre todo -démosle crédito a Hegel en esto- a ese cillísimo juego de manos ... ».
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aceite perfumado, a ese óleo con el que ella untó sus pies. Es como Todo ocurre, pues, mientras Harcamone duerme.
si por anticipado cuidase de su cadáver adorándolo, apretándolo Y cerca del corazón del sueño -léase la leyenda- bri-
suave.mente entre sus manos, aliviándolo con una santa pomada,
lla el Vellocino de Oro. Alrededor de la garganta, del
envolviéndolo con vendas en el momento en que comienza a ponerse
cuello: es un collar. Este, por el privilegio -en una pa-
equivalencias: «Un fariseo lo invitó a comer con él. Entró en
casa del fariseo y se sentó a la mesa. Llegó de improviso una
labra- que ostenta de dar lugar a la decapitación, de
mujer, una pecadora de la ciudad. Al enterarse de que comía en indicar al verdugo la línea de partición (circuncisión
casa del fariseo, había llevado un jarrón de perfume. Colocán-
dose entonces detrás de él, llorando a lágrima viva, a sus pies, o castración), representa el adorno o el alarde más te-
comenzó a regárselos con sus lágrimas; luego se los limpiaba
con el cabello, los cubría de besos y se los ungía con perfume. mible, el que de antemano forma, del cuerpo, parte(s).
«Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo para sus Escribir, para Genet: saber cómo asentar el cuello
adentros: si este hombre fuera profeta sabría quién es esta
mujer que lo está tocando y qué clase de mujer es: i una y asestar el gol
pecadora! Péro Jesús, tomando la palabra, le dijo: "Simón,
tengo algo que decirte". -"Dímelo, Maestro", respondió. -"Un «Y, cuando estuvo de pie, erguido en medio de la celda,
prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos de- su cabeza, su cuello, todo su cuerpo surgió de los en-
narios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar se cajes y de las sedas que los maestros diabólicos del
los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos le estará por ello más mundo fueron los únicos en llevar en los peores mo-
agradecido?". Simón respondió: "Pienso que aquel a quien le mentos y con los que de repente él quedó engalanado.
perdonó más".Jesús le dijo: "Has juzgado bien".Yvolviéndose Sin cambiar un ápice, se tornó inmenso, rebasando la
a la mujer dijo a Simón:"¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa celda que reventó, llenó el universo y los cuatro hom-
y no has derramado agua sobre mis pies; ella, en cambio, me bres negros menguaron hasta no ser más grandes que
ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha limpiado con cuatro pulgas. Como se habrá comprendido, Harca-
su cabello. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré mane quedó revestido de una majestuosidad tal que
no ha cesado de cubrirme los pies de besos. Tú no has derra- sus mismas ropas se ennoblecieron hasta convertirse
mado aceite sobre mi cabeza; ella, en cambio, ha derramado en sedas y brocados. Quedó calzado con unas botas
perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus pecados, sus de lustroso cuero, con un pantalón de suave seda azul
numer.osos pecados; le son perdonados, puesto que ha dado y con una camisa de blonda antigua con la golilla en-
. muestras de mucho amor. En cambio aquél al que poco se le treabierta sobre un magnífico cuello que soportaba
perdona da pocas muestras·de amor"». - el collar del Vellocino de Oro. Verdaderamente, venía
A este pasaje del Evangelio de San Lucas le sigue, como derecho y por la vía de los cielos de entre las piernas
es .sabido, una descripción del entorno femenino de Jesús y del capitán de la galera».
de los Doce, y después la parábola del sembrador. En Mateo,
el relato de la unción de Betania ( «Si ha derramado este
perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho para mi sepultura»)
precede inmediatamente a la traición de Judas.

rígido. Esta ramera que se comporta como una virgen (Die schüchterne,
sich selbst genügende stolzejungfraulichkeit) «me ha embalsamado de
antemano, dice Jesús, para mi sepultura» (Sie hat mich, sagt]esus, im
voraus auf mein Begrabnis gesalbt). El bálsamo de caricter untuoso
hace relucir el cuerpo de Cristo, una especie de gloria funeraria lo
acaricia. Mancha brillante, amarilla y cerosa en un cuadro muy
sombrío. La prostituta, destinada a la virginidad, está junto al Hijo
de Dios. La mujer llorosa: se funde también sobre él como una vela. ¿Qué iba a hacer ahí el pulgarcito que crece «sin cambiar
un ápice» dentro de las botas o «entre las piernas» del
capitán de la galera? ¿Quién conduce a la cárcel para
El amor hasta el extremo inunda, el pléroma da siempre materia niños?, ¿a la Guayana? En el Diario, «conducido por el
para la unción. ogro, Roger sembraba guijarros blancos».

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El amor es el pléroma de la ley. Pero la lógica del pléroma no deja Pero el capitán de la galera no es la galera , que trans-
nada en reposo. Aquello que se cumple con el amor todavía carece porta aquí por el mar a ese pulgarcito gigante, venido
a ella «derecho y por la vía de los cielos», como por
de algo, todavía cojea de algún pie. «El amor mismo es todavía una inmaculada concepción. ¿Será galera el apellido o el
naturaleza incompleta» . nombre de pila flotante que lleva la santa ma(d)r(e)?,
Solo se puede dar cuenta de él volviendo a poner en escena la ¿o que está posado sobre ella?, ¿o, al menos, su sigla,
que ella nos dejaría tocar, resumir, rechupar, hacer so-
relación del padre con el hijo. nar en la boca?
Al recordar que esta relación ha ~ido instaurada por el cristia- Cubierta de algas («algas de terciopelo», «algas ce-
nismo, frente al amor -que todavía tiene carencias- Hegel apela lestes»), de «escupitajos» viscosos, de «flores mojadas»,
saciada de oro, de cadáveres sin féretro s o de fére-
a su pléroma, lo religioso. Lo religioso restablece en sus derechos tros sin ornamentos, La Galera (poema de Harcamone,
una objetividad que el amor había dejado en suspenso. La fuerza frente al Milagro de lo roso) lleva estos versos en sus
., del amor que había logrado relevar la oposición (sujeto/objeto, por flancos: «Racimos de envenenadores suspendidos de
las jarcias/los presidiarios se sodomizan mezclando sus
ejemplo) se limita a sí misma, se encierra de nuevo, sobre todo si edades./ Del Gran Cansancio un niño adormecidoNol-
el amor es feliz, en una suerte de subjetividad natural. Lo religioso vía desnudo y manchado del vomitado esperma./Y el
causa en el!a la efracciÓn de un objeto infinito. sollozo más desgarrador de la vela [... ] de estrella [... ]
labios de un tío[ ...] los estragos».
Todo esto se consuma y se consume, pasa por la boca. Es nece- La galera arrulla como el verdugo. Ella misma, llevada
sario un largo rodeo. por el mar, lleva a todas partes pero también hace tra-
«A la idea que los judíos se hadan de Dios consided.ndolo como bajar sin fin al galeote presidiario. Desde el cuerpo de
la galera que lo mantiene encerrado, desde su flanco.
su Maestro y Soberano Señor opone Jesús la relación de Dios con el galeote se agota con el remo. Acompasadamente
los hombres como la de un padre con sus hijos. ataca la superficie del mar que brilla a su vez; él le
«La moralidad (Moralitat) releva (hebt auf) la dominación (Be- hace una marca , toma apoyo en ella, pero el movi-
miento no ti ene fin, el elemento se iguala a sí mismo,
herrschung) en los drculos de aquello que ha alcanzado la concien- se reforma. impasible, deglute la estela o piratea las
cia; el amor releva los límites del drculo de la moralidad; pero el siglas, luce, resta
amor mismo es todavía una naturaleza incompleta».
pe. Dibujar con un canto el trayecto de una
Anticipación de la Filosof{a del derecho: el amor ( unidad sentida
de la familia) reieva la moralidad subjetiva que había relevado a cuchilla que, al erigirlo, tumba el texto del otro lado,
su vez el derecho abstracto o la dominación; pero el amor (la fa- precipitando dos cabezas inseparables, la exaltada, la
milia) es todavía naturaleza, primer momento de una Sittlichk.eit blandida, la aureolada, la otra que se le parece y la re-
incompleta, y, por consiguiente, deberá ser releyado a su vez.
fleja, con un margen aproximado que torna el pesillo
¿De qué discurso se trata cuando Hegel dice que Jesús opone la
relación de un padre con sus hijos a la figura judía de Dios? De un indecidible y anuncia muy pronto el coste de la ope-
discurso de Jesús, ciertamente, y que Hegel asume o reproduce. ración: un clamor que ya no se amortiza.
¿Pero qué forma tiene? ¿Símbolo, figura, metáfora, comparación?
¿Analogía de una relación infinita (que implica a Dios) con una
relación finita (padre/hijos)? Mas la relación «infinita» implica
también términos finitos, las criaturas. La posibilidad misma de
la cuestión es, pues, incierta. Para hacer aparecer sus presupues-
tos hay que tener en cuenta en primer lugar lo que dice el mismo
Hegel de la comparación en la Cena.
Siempre podemos quedarnos con el collar. En todo
¿Qué es entonces lo que se consume y se consuma?
La oposición entre los contrarios ( universalidad/particularidad, caso, creer en ello. Esta creencia, la tenemos para dar
objetividad/subjetividad, todo/parte, etc.) se resuelve en el amor. y tomar en el mercado de lo que se llama la literatura.
75
El amor no tiene otro: ama a t u prójimo como a ti mismo no Pero solo puede interesarnos lo que hago aquí en la
implica que debas amarlo tanto como a ti. Amarse a sí mismo es medida en que tuviésemos razón al creer que -en al-
«una palabra carente de sentido» (ein Wort ohne Sinn). Ámalo más
guna parte--no sé lo que hago (excluyo algo de lo que me
bien como a uno (a!seinen) que es tú o «que tú er (der du frt)». La
diferencia entre ambos enunciados es dificil de fijar. Si amarse a excluyo: un «me escamoteo» o «me escuerno»). Ni qué
sí mismo no tuviera ningún sentido, ¿qué querría decir amar al es lo que aquí está en danza. Y se iguala al pergeñarse.
otro como a uno que tú es, o que es tú? Solo cabe amarlo como a
otro, pero en el amor ya no hay alteridad sino solo J7ereinigung. Es
el valor de prójimo (Nachsten) el que desbarata aquí esta oposición
del Yo al TÚ como otro.
Si el amor no tiene otro, es infinito. Amar es necesariamente amar
a Dios. Solo a Dios se puede amar. Amar a Dios es rentirre en el todo
de la vida «sin límite en lo infinito» (rchrank.enlos im Unendlichen).
¿Por qué pasar un cuchillo entre dos textos? ¿Por qué,
El amor, hogar sensible de la familia, es infinito o no es.
Ya no se puede distinguir de una forma rigurosa entre una fa- al menos, escr1bir dos textos a la vez? ¿Qué escena se
milia finita y una familia infinita.La familia humana no es otra está representando? ¿Qué se desea? Dicho de otro modo,
cosa que la familia divina. La relación del padre-con-el-hijo del ¿de qué se tiene miedo?, ¿quién?, ¿de quién? Por su-
hombre no es otra cosa que la relación del padre-con-el-hijo de
puesto, se quiere tornar la escritura en algo inapren-
Dios . Al no distinguirse estas dos relaciones, y sobre todo al no
oponerse, no se puede fingir ver en una la figura o la metáfora de sible. Cuando tenemos la cabeza aquí, se nos recuerda
la otra. Nó se podría comparar la una con la otra, simular saber que la ley del texto está en lo otro, y así hasta nunca aca-
lo que puede ser un término de la comparación antes que el otro. bar. Al engordar eí margen -(no) más margen, (no) más
No se puede saber, fuera del cristianismo, lo que es la relación de
marco-, se lo anula, se embrolla la línea, se nos arrebata
un padre con su hijo, ni siquiera (aunque debemos mantener en
reserva esta extens1Ón) con sus hijos. Ni tampoco se p_uede saber la regla recta que nos permitía delimitar, recortar, do-
- -a esto querÍamos llegar- lo que es el es en general fuera del cris- minar. Ya no se nos permite saber dónde está la cabeza
tianismo. Esta y no otra es la tesis hegeliana sobre el espíritu del y dónde el cuerpo de dicho discurso, se nos oculta el
cristianismo, es decir, sobre la retórica.
cuello para que ya no podamos asestar nuestro golpe.
La cuestión de la figura se presenta, pues, muy escurridiza.
El amor ya no se opone: carece, por tanto, de objeto. Incluso de
objeto religioso. La desaparición del objeto plantea la cuestión -la
cuestión de la retórica en particular- como la cuestión de la con -
sumición. En la mesa de Cristo.
La despedida de Jesús a sus amigos, durante la Cena, es un «fes-
tÍn del amor» (Feier eines Mahls der Liebe). La forma m:is visible, No hay que fiarse, pues, del nombre propio que se lleva
más cercana, es la postura del discípulo preferido,Juan, recostado siempre como una cadena o un collar. Genet ha dis-
sobre el pecho de Jesús. puesto el collar del Vellocino de Oro por encima de todo
El amor no es aún la adoración «propiamente religiosa» que se
su texto, pero no lejos de «entre las piernas del capitán
dirige a un objeto determinado, a una forma con perfiles, frente al
adorador, sin confusión. Para que un objeto destaque y aparezca de la galera». (Galera es, además, una extraña palabra
una forma de esta Índole, para que se recorte una representación que lleva literalmente a todas partes). Cual diabólico
finita de lo infinito, debe intervenir ciertamente la oposición, pero maestro del mundo, ha dispuesto el collar con una as-
también la imaginación (Einbildungskraft). Esta produce un objeto tucia infinita. Es decir, necesariamente finita.
finito, una imagen de lo infinito. La religión es la adoración de
No basta con ser astuto, es preciso disponer de una
esta imagen (Bild). Pero el amor no tiene aún acceso a la religión,
ya que esta oposición entre lo finito y lo infinito no tiene lugar, no teoría general de la astucia que de ella forme parte(s).
lo tiene todavía o no lo tiene ya. La Cena, el festÍn del amor, no Lo que viene a ser lo mismo que pasar a las confesio-
pertenece, pues, a un espacio religioso . En él todos los actos son nes, por supuesto, ínconscientes. El inconsciente es
manifestación del amor, el amor mismo está presente (vorhanden)
algo muy teórico.
en él, bajo cuerda, pero solo a modo de sentimiento (Em¡fmdung).
Ninguna imagen (Bild), ninguna figura, ningún esquema se des- Si escribo dos textos a la vez, no se me podrá castrar.
pega de él para unir el sentimiento a la representación, la sensi- Si delineo, erijo. Pero, al mismo tiempo, divido mi acto y
bilidad al concepto. «El sentimiento ( Gefüh[) y su representación mi deseo. Yo - marca la división y, escapando siempre,
(Vorsteffung) no esd.n unidos (-vereinigt) en él por la imaginación
simulo constantemente y no gozo en ninguna parte. Yo
productora (Phantasie). Sin duda en el festín del amor sobreviene
un objetivo al que se adhiere el sentimiento, pero no está unido a me castro a mí mismo -me resto así-y «juego a gozar».
una imagen Única ( ein Bild). A partir de ahí ese acto de comer ( dies En fin, casi.
Essen) oscila (schwebt, flota) entre un comer-juntos (Zusammenes-
sen) de amistad y un acto religioso; y en razón de este flotamiento
es difícil caracterizar distintivamente su espíritu».
¿Qué hace entonces Jesús cuando, al partir el pan, dice: tomadlo, ;:_

esto es mi cuerpo que sed. entregado por vosotros, hacedlo en me- (¡Ah!) eres inaprensible (pues bien) resto ¡ahí te quedas!
moria mía? ¿Por qué, en el sentimiento presente, no deja ya de es-
tar la memoria? ¿Por qué se presenta Jesús, en el presente, antes de
Traba, pues, dos veces.
tiempo, como separado de su propio cuerpo y asistiendo a sus exe-
quias? ¿Qué hace cuando, tomando la copa, dice: bebed todos, esto
es mi sangre, la sangre del Nuevo Testamento, de la nueva alianza Pues si mi texto es (fuera) inaprensible, no ser(í)a ni
sellada con pompa religiosa, derramada por vosotros y por muchos captado ni retenido. ¿A quién se castigaría en esta eco-
otros en remisión de sus pecados, hacedlo en memoria mía? Memo-
ria es aquí Gedachtnis: Hegel ha insistido a menudo en el parentesco nomía de lo indecidible? Pero si li- doble postura. Doble pos-
entre memoria y pensamiento (Denken). P(r)ensadme, dice Jesús a nealizo, si me pongo en línea y creo tulación. Contradicción en
sí de dos deseos irreconci-
sus amigos, poniéndoles en los brazos, por adelantado, un cadáver -es una ingenuidad- no estar escri- liables. Yo le doy aquí, acu-
sangrante. Preparad los sudarios, las vendas, la sustancia untuosa. sado en mi lengua, el título
hiendo más que un texto a la vez, de DOBLE BANDA, ponién-
¿Qué hace el ungido del Señor? ¿Hace uso de un significante, de
eso viene a ser lo mismo, y·toda- dolo (la, los) prácticamente
un símbolo, de una imagen? ¿Qué hay del esto cuando ofrece el pan en forma y en juego. Un
y-el vino? ¿Qué hay del esto cuando habla de manduca y funerales vía hay que contar con el coste del texto ciñe en dos sentidos.
Dos veces ceñido. Banda
en lugar de hablar de su cuerpo, de su individualidad, de su finitud? margen. Gano y pierdo en todos los contra banda
No se trata aquí ni de un signo, ni de una comparación, ni de una casos mi dardo.
alegoría. En el signo la relación entre el significante y el signifi-
Bajo la insignia de Platón, la farmacia había desti-
cado, entre el signo (Zeichen) y lo designado (Bezeichnetes), sigue
siendo una relación de exterioridad convencional. Lo que vincula lado este efecto, con la etiqueta del glifo o del golpe de
a un miembro de la significación con el otro sigue siendo todavía glifo. Esta observación sobre la muesca de escritura, al
77
un ligamento (Verbindunl,J Baná) objetivo. Por ejemplo, cuando desbordar la pieza por ambos lados, sigue siendo com-
un árabe bebe una taza de café con un extranjero establece con él pletamente tautológica, puesto que glifo quiere decir
un pacto de amistad. Esta acción comi'.tn «vincula» al árabe, y este
golpe. Y escalplo.
vínculo lo compromete a mostrarse fiel y dispuesto a ayudar. «El
acto de beber y comer en comi'.tn no es en este caso lo que se llama
un signo; el ligamento (Verbindung) entre el signo y lo designado
no es espiritual en sí mismo, no es la vida, es un ligamento obje-
tivo (ein objektive Baná): el signo y lo designado son extraños el
uno para el otro y su ligamento sigue siendo exterior bajo la Única
forma de un tercer término; es el ligamento p(r)ensado. Comer Qué es el vello. El vello(cino) de oro. Aparte de una re-
y beber con alguien es un acto de comunión (Vereinigung), y una tama, por supuesto.
comunión de por sí sentida, no un signo convencional». En la co-
munión el tercer término desaparece, es propiamente consumido
y consumado. El signo es deglutido.
Esto no deja ya de ser verdadero para el árabe. Ahora bien, en la
transustanciación sucede algo más. Este algo más, para enunciarlo Rodea el cuello, el coño, la verga, la aparición o la apa-
brevemente, es una determinada proposición judicativa del tipo S riencia de un agujero en erección, de un agujero y de
es P (esto es mi cuerpo, el vino·es sangre, la sangre es espíritu) y
una determinada intervención del padre en el discurso.
una erección a la vez, de se dice de la retama que también ha-
El banquete, ciertamente, constituye un acto de amistad. Los una erección en el agujero bita en los bordes del volcán. La gines-
tra de Leopardi, la odorato ginestra
discÍpulos se vinculan a él y entre sí, se piensan juntos. No se trata o de un agujero en la erec- brota «su l'arida schiena / Del formi-
aquí de un «simple signo», sino de una experiencia sentida (Em_p- dabi/i monte/ Sterminator Vesevo». El
ción: rodea un volcán. exergo es de san Juan. Y en él encon-
findung). La religión no ha aparecido todavía, pues no hay objeto
Los bordes del agujero tramos una flor de retama que se «con-
en cuanto tal; sin embargo, se anuncia y se deja entrever cuando tenta con el desierto»; con «campos
Jesús añade algo de más a esa consumición y a esa consumación que esconde o delimita son sembrados/ De cenizas infecundas y
cubiertos de lava petrificada/ Que re-
común. ¿Qué? ¿Qué es ese algo de más (das Weitere)? Una declara- ciertamente los de un pozo, suena bajo los pasos del viajero». La
ción, una aclaración, una manifestación discursiva, una Erklarung y lo que los cuatro hombres lava ardiente se desliza como la le-
que explica, que enuncia bajo la forma s e.r P, y, por consiguiente, che «dell'inesauto grembo», del seno
constituye un juicio objetivo, una objetividad que abre, todavía
negros encuentran en el co- inagotable. La «flexible retama» que
inclina su «inocente cabeza» no habrá
solo de forma incompleta, el espacio religioso. J esÚs dice «Dies ist razón del corazón de Har- elegido su «morada» ni su «lugar de
( esto es) mi cuerpo ( mein Leib). Hoc e.rt enim corpu.r meum, touto e.rtl camone, en el corazón de nacimiento». La «fortuna» sola lo ha
decidido.
to .róma mou to h}perhymon didómenon, esto es mi cuerpo entregado la rosa, es «un pozo tene- «SAID. La mujer los pájaros del cielo
por vosotros». La aparición del ligamento, de la cópula (pareja) y cagar encima y te tornas estatua de
del _par, produce un objeto que excede a la interioridad del senti-
broso» («Se asomaron justo piedra. En la plaza Leopardi de Verana,
miento. Esta declaración judicativa más el hecho de repartir (.Au.r- al borde de ese agujero ne- te ví un día hacia las cuatro de la madru-
gada, bajo la mierda de las palomas, y
teilung), de dividir el pan y el vino para consumirlos juntos, expulsa gro y profundo como un ojo desnuda. Magnífica a la luz del día ...»...
el sentimiento fuera de .sí mismo y lo vuelve «en parte objetivo» A Roger Blin: «Durante unos segundos,
y es sabido el vértigo que flota a veces en la plaza Leopardi de
(zum Tefl objektiv). Heg~l juega aquí sin duda con Au.rteilungy Teil
como lo hace en otra parte con Ur-tei! (juicio y división originaria:
se apoderó de ellos»), pero Verana o en la calle San Benito».
el juicio corresponde a una división originaria del ser, del Sein, en también los bordes de la erección capital, el tronco, la
sujeto y predicado; la cópula acopla, empareja el par, estrecha en el pirámide o el cono de un volcán.
mismo ligamento (Band) la cosa y el atributo que vuelve entonces En torno a la sima que escupe,-en torno al inago-
a ser parte inherente del Sein). En el momento en que, debido a table eructo de las letras en fusión, el vello (epLov), el
este reparto y a esta predicación (dar Weitere, die Erk.ldrung]eru),
vello pubia
los disdpulos tienen que habérselas con objetos definidos (esto es
aquello), su amistad, su unión en aquél que reconocen como su
medio y su maestro (in ihrem Mittelpunk.te, ihrem Lehrer) se hace el texto es el vello(cino) de oro: objeto precioso, se-
parado por una especie de escalpelo. La galera sella-
más que sensible, más que interior. Es visible, evidente para el ex- maría aquí Argos.
terior (richtbar), está objetivada, como la cosa misma que es. Ya
i no solo está «representada» (vorgertellt) en una «imagen» (Bild)
o en una «figura alegórica».
Sin embargo, este objeto no es un objeto como cualquier otro.
Esta cosa misma no se da «en persona» como cualquier otra. Por
un lado, el sentimiento se vuelve objetivo; pero, por otro lado, el La escritura sigue siendo púdica porque está cogida
entre el vello. A propósito de pudor, de «trenzado», de
pan, el vino y el reparto no son «puramente objetivos». Hay en «tejido» y de «enfurtido», Freud propone un modelo
ellos algo más de lo que se ve. Se trata de una «operación mística» natural para la técnica femenina del texto: los pelos
que solo desde dentro puede comprenderse. Desde fuera solo se ve que disimulan los órganos genitales y sobre todo, en
la mujer, la falta de pene. Y dice quedar desarmado e.n
pan y vino. De igual modo que, cuando dos amigos se separan y el caso de que se tome dicha hipótesis por una fantasía
parten un anillo del que cada uno guarda un fragmento, un ter- o por una idea fija.
cero que no participa en la alianza solo ve dos trozos de metal sin
poder simbólico. El anillo no se rehace.
¿Cuál es, por tanto, la naturaleza de esta demasía, de este algo
más (diere, Mehr)? Al darse por supuesto en todas partes, este Mehr
no se cuenta, no puede dar lugar a un cálculo objetivo, a una ex-
Untemos los pelos, hagámoslos relucir, pringuémos-
plicación discursiva. No se refiere a «objetos». Ningún análisis, los de babas, de escupitajos, de leche y tendremos
siguiendo las vías de una comparación o de una analog{a, puede una suerte de velo textual. El Diario del ladrón, por
dar cuenta de la relación en la que entra sin pertenecer nunca a ejemplo, envuelve todo con esto. «... no lo reconocí
en absoluto pero, apenas abrió la boca para una frase
ella. Ningún enunciado explicativo (Erk.idrung)puede decir aqui pronunciada de modo más dulce, volví a ver en ella .
«esto es igual a aquello», «esto no es igual a aquello». El Mehr en el blanco escupitajo que la velaba, con no sé qué
cuestión no es igual ni desigual a objeto alguno; no es como nada, no mucosidades que lo formaban pero que habían per-
manecido intactas, de modo que, entre sus dientes,
se parece, no se reagrupa con nada bajo el modo del como (Gleich- volví a hallar a Stilitano». El gusano y el capullo, el
wie) ( «Dierer Mehr hdngt nicht mit den Objek.ten, als eine Erk.ldrung, apótropo de lo culpable y cortable: «En el interior de
durch ein blorses Gleichwie zurammen»). No se trata aquí de decir su vergüenza, en su propia baba, se envuelve, teje
una seda que es su orgullo. Este ropaje no es natural.
«del mismo modo que»; el mismo modo que no puede envolver ni El culpable lo ha tejido para protegerse, y de color
pensar el amor. No es como si se dijera: del mismo modo que los púrpura para embellecerse».
trozos particulares, divididos, singulares (vereinzelten Stück.e) que
coméis lo son de un rolo y mÍJ"mo pan; del mismo modo que el vino
que bebéis, lo bebéis de una rolay mirma copa, así mismo vosotros
estáis divididos o separados, sois particulares (Besondere), estáis
cortados los unos de los otros; pero en el amor, en el espíritu, sois
Flota de mamparas con velas púrpuras, lista para el
uno (einr), un solo y mismo rer (Sein), juntos. Del mismo modo ataque, para la defensa, guareciéndose en la proa y
que todos tenéis vuestra parte de este pan y de este vino, así mismo en la popa, espolones de oro para el alarde.

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todos participáis de mi sacrificio. La misma cosa para todos los El alarde se mantiene siempre detrás, en derredor.
como, para todos los G!eichwie.
En este caso la cuestión es ciertamente la de la parte interesada.
¡Qué es un trozo -literalmente, qué es lo que uno(se) pone entre los
dientes- desde el momento en que ya no se puede contar con nada? Derredor. cada vez que la palabra viene en primer lu-
gar y se escribe, por tanto, después de un punto, con
A no ser con cierto goce incalculable. mayúscula, algo en mí se ponía a reconocer en ella
El ligamento, la síntesis, el Zu.rammenhang, la tensión que man- el apellido de mi padre, con letras doradas sobre su
tiene juntos el bocado objetivo y el subjetivo, el pan y las personas, tumba, antes incluso de que estuviese en ella.
por ejemplo, no es el ligamento «de lo comparado con una com-
paración (der Verglichenen mit einem G!eichni.r)». No tenemos aquí
una «parábola» en la que «lo comparado (Verglichene) se plantee
A fortiori cuando leo En derredor tras el telón.
como disociado, separado (a/.r ge.rchieden, al.r getrennt)». Ni tampoco
una comparación (Vergleichung) que requiera pensar la igualdad. de
cosas diversas ( da.r Den/un der G!eichheit Ver.rchiedener). En estaco-
pulación, en esta ligadura (Verbindung), por el contrario, la diver- En derredor, detrás, tras: ¿acaso en derredor no deja
sidad tumba (fallt die Ver.rchiedenheit weg) y con ella la posibilidad ya de estar siempre tras un telón, un velo, un tejido?
misma de una comparación, del establecimiento de una ecuación. Un texto de profuso vello: «Otro de mis amantes de-
cora con lazos su vello íntimo. Otro ha trenzado para el
Lo igual desaparece, pero este fin de lo igual no se razona como la capullo de su amigo una minúscula corona de marga-
subsistencia de lo desigual. Los heterogéneos quedan, ciertamente, rita s. Con fervor se celebra un culto fálico en privado,
pero anudad.os, atados, envueltos entre sí de la forma más Íntima. en derredor tras.el telón de las braguetas abrochadas.
Si, aprovenchando la confusión, una proliferante ima-
«Die Heterogenen .rind auf.r innig.rte verlwüpft». Por consiguiente, ginación se apodera de esto ¡menudas fiestas -a las
la acción de verbinden no significa simplemente el surgimiento de que serán invitados los vegetaies, los animales- van
una objetividad por medio de la operación de la santa cópula; anula a desarrollarse! y de ellas, por encima de ellas ¡qué
espiritualidad! Yo, en los pelos de Java, dispongo las
también la oposición de las cosas diversas, borra lo discontinuo de plumas que se escapan por la noche de la almohada
toda objetividad.. Todas las dificultad.es de la transustanciación y de rota. La palabra cojones queda redonda en mi boca•
- la EucaristÍa, tal como operan, por ejemplo, en el racionalismo car- (Diario del ladrón).
tesiano y en la lógica de Port-Royal, aquí se dejan leer por la banda.
Un sentimiento, incluso un goce ( Genu.r.r), son inducidos por esta
no teje, trenza, alisa, trampea con su escri-
copulación sin objeto propio. Para ser más precisos, por una pene-
tración (Durchdringen). tura. En ella todo se cose, se monta, da lugar, en los bor-
Aquí interviene el padre. des, a todas las flores. La sima esconde ahí sus bordes.
JesÚs no dice solamente «el vino es sangre»; dice también «la En el tejido de este disimulo, la erección solo se pro-
sangre es espíritu». La copa común, el hecho de beber juntos, de
duce en abismo.
ingerir de un solo golpe la misma sustancia líquida, es en espíritu
una nueva atadura (de.r Geist eines neuen Bundes). Este espíritu
se extiende así en la alianza y penetra (durchdringt) en «muchos
hombres». Muchos vienen a beber de él, sedientos, para tomar en
él altura y elevarse (zur Erhebung) por encima de sus pecados. El
El trazado enmarañado de sus hilos asegura a la vez
presente de la copa que hace posible la copulación en la alianza no
es un presente dado, no está presente. Solo se presenta en la espera (decisión castración imposible) la costura y el re-
de otro acoplamiento que vendd. a llenar, a cumplir (vollenden) corte: del montón de flores como surgimiento fálico Y
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el que aquí se anuncia o se encenta. Un día, como no dejamos ya concavidad vaginal (pequeño clamor emitido, resu-
de tornarle gusto, beberemos a la salud del padre mismo, en su mido entre los dos, en el fondo de la glotis), virgini-
reino: «en una nueva vida, en el reino de mi padre, beberé de
dad intacta y castración sangrienta, tal(l)a de una rosa,
nuevo con vosotros».
Esta es la razón por la que dicha operación no es un sacrificio de «la rosa roja, monstruosa en talla y belleza» que se
Útil -al menos de una utilidad objetiva- que intercambia algo por abrirá más adelante cual «pozo tenebroso».
otra cosa bajo la forma de un objeto. Equivale a dejarse penetrar
(la palabra «durchdringen» aparece tres veces) e identificarse. La
penetración identificatoria de Jesús con sus discípulos -Juan, el
discípulo amado, en primer lugar-, del Padre con Jesús y a través
de él con sus discÍpulos -Juan el primero-, subjetiva en un primer
momento y objetiva después, se vuelve subjetiva por la ingestión. El érion -tejido de escritura y vello pubiano- es el lugar
La consumición y la consumación interiorizan, idealizan, relevan.
enloquecedor, atópico, del habrá que verlo: más o me-
Reflexión digna de ser tenida en cuenta: Hegel compara esta resub-
jetivación penetrante con el movimiento mismo de la lengua. Para nos (que la) verdad, más o menos (que el) velo. Torna
ser más exactos, propone leer ahí algo así corno el oírse,.-hablar de irrisorio todo lo que se dice en nombre de la verdad o
la lengua en la lectura. Para ser más exactos todavfa, su susurro ab- del falo. Simula la erección en el estar en cueros de su
soluto en la lectura en voz baja. La voz mata, la voz absolutamente
retenida aniquila la exterioridad objetiva del significante. La letra y
escritura. La irrisión no hace simplemente que tumbe
la palabra desaparecen en el momento en que son escuchadas en el la erección, la conserva pero sometiéndola a aquello
interior y, en primer lugar, simplemente captadas, comprendidas. de lo que la guarda, -no deja ya de hacerlo-, la fisura
Mientras nombre, mientras inicie un discurso, el movimiento de de lo no(mbre) propio. Hechizo apotropaico de la re-
la lengua es análogo a la copulación en la (es)Cena.
seda, erección irrisoria del gladiolo.
Todo este análogon se forma, se tiene en pie, se deja captar Úni-
camente bajo la categoría de las categorías. Se releva en todo mo-
mento. Es una .A.ufhebung.
De la sangre.
«No solo el vino es sangre, sino que la sangre es espíritu. [ ... ]
la sangre es el vínculo mismo, la relación que los une al vino que
todos beben de la misma copa que es para todos y que es el mismo El autor, grave e imperturbablemente, se monda. Rema
para todos. Todos están bebiendo, un mismo sentimiento (ein glei- asimismo con la aplicación de un galea
ches Gefüh[) está en todos ellos; todos son penetrados (durchdrun-
gen) por el mismo espfritu (von gleichen Gei.rte) de amor. Si lo que todavía no vemos la palabra «galeote». Lo que hay que
evitar es subrayar, machacar, realzar pal.abras' o letras
los une fuera una ventaja, un beneficio que derivara del sacrificio en un texto cuyo estilo se desliza por las sílabas impor-
del cu~rpo y de la efusión de la sangre, solo en la igualdad de un tantes, roza cada parte de su cuerpo, entierra , borra
concepto (im gleichen Begriff) estarían unidos bajo esta relación; las esencias que terminan por igualarse y ahogar los
sonidos en el fondo de la lengua, en la cripta palatina.
pero al comer el pan y beber el vino, al pasar a ellos el cuerpo y la Todo debe flotar, en suspenso, y luego, por lo demás,
sangre de Jesús, este está en todos ellos y su esencia (sein Wesen) los resonar con posterioridad por primera vez. Como si
ha penetrado (durchdrungen) «como amor» de una forma divina. procediera de una gruta ca si cerrada :
«... con la golilla entreabierta sobre su magnífico
De este modo el pan y el vino no son simplemente objetos para el cuello que soportaba el collar del Vellocino de Oro.
entendimiento; la acción de comer y de beber no es una pura unión Verdaderamente, venía derecho y por la vía de los

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con uno mis~o, producida por la aniquilación de dicho pan y de cielos, de entre las piernas del capitán de la galera.
Quizás ante el milagro del que era objeto y lugar, o
dicho vino, como tampoco el sentimiento es el simple sabor del
por alguna razón muy distinta -dar gracias a Dios pa-
alimento y de la bebida; el espíritu de Jesús, en quien sus jóvenes dre- hincó en tierra la rodilla derecha. Rápidamente los
discípulos (seinejünger) son uno (eins), se ha hecho presente, para cuatro hombres aprovecharon para escalar esa pierna
el sentido externo, como objeto, como algo efectivo. Pero el amor y luego el muslo en pendiente. La subida les resultó
penosa, la seda resbalaba. Hacia la mitad de los mus-
objetivado, eso subjetivo que se ha hecho cosa, retorna a su natura- los, dejando de lado una bragueta inaccesible y tumul-
leza, se vuelve de nuevo subjetivo en el acto de comer. Este retorno tuosa, se encontraron posada la mano de Harcamone.
puede ser comparado (verglichen) con el del pensamiento que se ha Treparon por ella y, desde la mano, por el brazo, por la
manga con encajes. Finalmente treparon por el hom-
hecho cosa en la palabra escrita, retorno que, a partir de una cosa bro derecho, por el cuello inclinado sobre el hombro
muerta (au.r einem Toten), de un objeto, recobra su subjetividad en izquierdo y, lo más ligeros que pudieron, por la cara.
el acto de leer. La comparación (Vergleichung) sería más pertinente Harcamone no se había movido, únicamente respiraba
con la boca entreabierta. El juez y el abogado entraron
en caso de que la palabra e·scrita se desvaneciera como cosa en la en el oído y el capellán con el verdugo se atrevieron a
lectura silenciosa a través de la comprensión: lo mismo que (.ro wie), penetrar en la boca. Avanzaron un poco por el borde
en el goce ( Genu.r.r) del pan y del vino, estos objetos místicos no des- del labio inferior y cayeron en la sima. Y, casi nada más
franquear el gaznate, todo quedó convertido en un
piertan simplemente el sentimiento (Empfindung), el espíritu no se sendero de árboles que descendía por una pendiente
torna simplemente vivo en ellos, sino que ellos mismos desaparecen suave, casi voluptuosa. Todo el follaje era muy alto y
como objetos. Y así la operación parece más pura, más conforme a formaba el cielo del paisaje. No podían reconocer las
esencias pues en estados como el suyo no se distinguen
su fin, en la medida en que produce solo el espíritu, el sentimiento, los caracteres particulares: se atraviesan bosques, se
y arrebata al entendimiento lo suyo propio (dar Seinige), aniquila pisan flores, se escalan piedras. Lo que más les sor-
la materia (Materie), lo inanimado (das Seelenlo.re)». prendió fue el silencio ... »
Lo propio (das Seinige) del entendimiento desaparece solo en
cuanto objeto finito, es decir, en cuanto objeto, en cuanto insufi- (escasamen)te
cientemente reapropiable (materia inanimada).
El retorno a la subjetividad en el acto de consumición lo define
impelido a escribir mediante unas órdenes que recibe
Hegel mediante una comparación. La comparación con la lectura por la espalda, bajo amenaza de látigo si se detiene.
debe definir aquí aquello mismo que escapa - nos ha dicho un poco
más arriba- a la estructura comparativa. La necesidad de la compa-
ración provoca quizá la recaída incesante de lo que debería escapar a
ella, pero esta fatalidad es relevada a su vez: la comparación recibe su
posibilidad de una analogía espiritual que tira siempre hacia arriba. El milagro es que ello canta, folla, se empalma como
Hay que traer a colación, una vez más, la piedra. En el presente una lira.
relevo de la (es)Cena, la sublimación (idealización-interioriza-
ciÓn-animaciÓn-subjetivación, etc.) trabaja directamente en la piedra.
En dos ocasiones, la piedra, el amor congelado en la piedra.
Pero esta vez la piedra, la piedra de amor que se opone a la su-
blimación cristiana, la piedra que no se deja relevar es la griega y El érion habrá podido, pues, abrirse como una flor.
no la judía. El erianto designa, en botánica, el organismo pro-
El movimiento se complica aquí necesariamente por el hecho de
que la piedra siempre tumba de nuevo. Resto.
visto de flores velludas y lanosas. Ya no es posi-
La (es)Cena cumple, es cierto, una consumición y una consu- ble entonces decidir -en ello reside todo el interés
maciónde amor que la plástica griega no puede alcanzar: de nuevo de la escritura- si hay un estilo o no bajo el vello.
una escisión, en el griego, entre la materia pétrea y la interioridad También se dice eptov T~c:; apá.xvric:;, el hilo y la tela de
del amor. Pero también la consumición y la consumación cristia- la araña, de la madre fálica o castradora, de la tarán-
nas se dividirán. Una nueva escisión las decepcionará respecto de
tula o de la araña gigante
sí mismas para apelar a otro relevo: Aufhebung en el seno del cris-
tianismo en primer término, y después Aufhebung del cristianismo, antes de la aparición del vello, la conferencia sobre la
de la religión absoluta relevada en la filosofía, que habrá sido la feminidad pone la araña en su tela («en algunos ani-
verdad de aquella. males, las hembras son más fuertes y más agresivas
que los machos ya que estos se muestran activos solo
He aquí las piedras griegas, piedras distintas de las de Epimeteo durante el acto de la unión sexual. Esto es lo que ocu-
o de Pirra, pero siempre sobre la pista de un retraso. « ... lo inani- rre con las arañas, por ejemplo». Abraham, que teje el
mado ( das Seelenlose). Cuando los amantes ofrecen sacrificios sobre asunto en torno a la madre fálica -«la tela de la araña
representa el vello púbico»- y de lo Unheimliche, re-
el altar de la diosa del amor y la efusión de su sentimiento en la ple- cuerda también la succión por medio de la cual la araña,
garia anima [o espiritualiza, begeistert] su llama hasta lo más alto, o la madre incestuosa, mata a su víctima) y plantea el
la divinidad misma desciende a sus corazones - pero la imagen de problema del phármakon en términos galácticos. «El
miedo al envenenamiento está probablemente en co-
piedra permanece siempre ante ellos (das Bild von Stein bleibtimmer rrelación con la privación del seno materno. El veneno
von ihnen stehen); en el festín del amor, por el contrario, lo corpo- es un alimento que hace enfermar». La leche, veneno
ral se borra y solo está presente (vorhanden) el sentimiento vivo». contra veneno, es tratada asimismo como la fuente de
los celos. Lo que nos retrotraería a nuestra pregunta:
Pero la espiritualidad de la ( es)Cena cristiana consume y consuma ¿qué es el exceso de celo en torno a la firma? ¿Se puede
sus signos, no los deja caer fuera, ama sin resto. Esta asimilación sin estar celoso de algo distinto de una rúbrica? Semejante
relieve también se paga. La destrucción del objeto mantiene el amor cuestión lo galvaniza y vulcaniza todo.
El clamor también es el de una guerra por la firma, el
con vistas a la religión cuyo acceso le impide. La religión se vincula de una guerra a muerte -la única posible- con vistas
siempre a un objeto. El amor es todavía demasiado subjetivo, marca al texto, pues, que no resta finalmente, obsecuente-
todavía al cristianismo, en el momento de la ( es)Cena, con una es- mente, para nadie. No se escribe ni de un lado ni del
otro. valiendo tanto el uno como el otro al relevar el
cisión interior. Después, cuando la religión nazca, la existencia del desfallecimiento del doble, el coloso la columna, la
objeto, la institución, la piedra de la Iglesia, provocará otra fisión, columna el coloso. Percute entre ambos. El lugar que,
invocará otra reconciliación, allende la religión y la familía religiosa. necesariamente, habrá preocupado al badajo llamé-
moslo kó/pos. En griego, es el seno de la madre, pero
El amor - resto interior. Hablando del relevo de la objetividad y asimismo el de la nodriza, y también el pliegue de un
de la superioridad del festÍn cristiano, Hegel no nombra ni el ban- ropaje, el repliegue del mar entre dos olas, el valle que
quete de Platón ni cierto festÍn de piedra. «Pero es precisamente se adentra en el seno de la tierra
este género de objetividad [die.re Art van Objetivitat. Se trata de la
imagen de piedra] el que es totalmente relevado (ganz aufgehoben que se come al macho.
wirá), mientras que el sentimiento queda (bleibt) -esa suerte de
mezcla objetiva más que de unificación, en cuanto que el amor se
vuelve visible en algo, vinculado a algo que debe ser aniquilado-,
es ese género de objetividad que no permite a la operación tornarse
una operación religiosa».
Consumado y consumido sin resto, el objeto místico vuelve a ser Una de las dos Erígonas, hija de Icario, se acostó con
subjetivo, mas, por eso mismo, ya no es objeto de adoración reli- Dioniso que pagó por ella a Icario un odre de vino.
giosa. Una vez dentro, el pan y el vino están sin duda subjetivados,
Unos pastores, creyendo haberse envenenado con
pero de inmediato vuelven a ser pan y vino, alimento digerido, na-
turalizado de nuevo; pierden su cualidad divina. También la perde- dicho vino, matan a Icario, y un perro ladrador, Ma-
rÍan, es verdad, al no ser digeridos. Su divinidad se mantiene, muy rra, descubre el lugar del cadáver paterno privado de
precaria, entre la deglución y el vómito; ni es sólida ni es líquida; sepultura. Conduce allí a Erígona que se ahorca del ár-
ni está fuera ni está dentro. bol vecino. Venganza de Dioniso:
En el momento en que la cosa vuelve a ser cosa por ser consumada
y consumida ~la cosa es esencialmente consumada y consumida,
la es-cena erística, el sacrificio del chivo expiatorio,
el proceso de consumación y consumición la constituye como cosa
al final del Milagro, viene precedida poco antes, casi
antes que encentada como tal- podemos compararla de nuevo con acompañada, doblada, por una fiesta dionisíaca. En
la estatuaria griega del amor, en el momento en que la piedra vuelve ella Harcamone está lejos del Señor. El phármakon
a ser polvo. Hegel recoge entonces las referencias a las estatuas de deja en suspenso, apostrofa los contrarios, los acerca
al a-lejarlos. «La ejecución de Métayer fue una fiesta,
Apolo y de Venus.·Mientras tienen una forma, podemos olvidar su con inmolación en el origen y desencadenamiento or-
materia quebradiza, la «piedra fdgil» (zerbrechlichen Stein); con ella giástico. En fin, pienso que la álegría de aquellos ni-
nos remitimos entonces al elemento inmortal, estamos penetrados ños era de orden báquico, una suerte de embriaguez
causada por ciertas crueldades tan fuertes que dicha
de amor. Pero si la estatua.tumba en ruinas y decimos todavía «este alegría solo podía expresarse con una risa ronca aun-
es Apolo», «esta es Venus», el polvo que tengo ante mí y la imagen que musical( ... ) Las flores son la alegría y algunas
divina en mí ya no pueden juntarse. El valor del polvo residía en son la tristeza hecha flores. [.. .] Y la Colonia entera
componía un enorme Harcamone. [... ) Sería posible
la forma. Al desaparecer la forma, el polvo disperso vuelve a ser la que se hubiese secado desde la flor ese nudo de ser-
cosa principal. El pensamiento meditante, adorante, no puede di- pientes monstruoso que atraía a tantos muchachos)). Y
rigirse a ella, sino solamente, a través de ella, al recuerdo de sí. Lo si seguimos, hasta la decapitación de Harcamone, los
movimientos tentaculares y petrificantes de la escri-
mismo sucede con el pan místico. Una vez comido, aunque en este tura, no acabaremos nunca. Puesto que dicha escritura
caso la destrucción sea interior, se traga con él la posibilidad de una es la de la decapitación, carece de centro. Y resultaría
adoraci6n propiamente religiosa. De ahí el duelo, el sentimiento de un engaño, una decapitación suplementaria ver que
todo se aglutina, se aglomera en torno a una ventosa
pérdida, de pesar (Bedauern), de escisión (Scheidung), que se apodera principal, aunque esta fuera virgen/castrada como una
de los jóvenes amigos de Cristo cuando lo divino se ha fundido en flor («metamorfosis en flor», «flores condenadas en
sus bocas. Todavía los cristianos de hoy lo siguen experimentando. serio por notorios concilios», «nenúfar enorme y ridí-
culo» de una vida -la hermana Zoé, la «virgen»- que
La pérdida inminente de Cristo, la cuasipresencia de su cadáver «sin respiración cayó al agua»; «Y los majaderos. con
resultan sensibles precisamente al término de la comida, «después sus bocas de flores, escupían chasqueantes escupi-
del goce de la cena» (nach dem Genuss des Abendmahls). tajos ... »: «sentirme el novio místico del asesino que
me había dejado esa rosa directamente llegada de un
Lo religioso no se acomoda a este sentimiento de impotencia y jardín sobrenatural») o toda la estructura familiar de
de división después del goce. Después de una operación religiosa la lengua materna propia y amorosamente degoll ada,
«auténtica», el alma debe estar sosegada, es decir, debe continuar eglotada, erigida/excretada, en el fondo de una gruta
o de una fragua (ru idos de «sollozos», de «campanas»,
gozando. La Cena todavía no es la religión. Sus restos -es decir, un de «corneta» que hacen restallar una página; y, luego,
cadáver- deben ser relevados. Después de la resurrección, la erec- la siguiente: «... un inmenso crucifijo. Todos los casti-
ción de la iglesia de piedra instituirá propiamente la religión. Pero gados del día esperaban, en la puerta, su turno para
ser condenados ... »; y la siguiente: «... su culo mal la-
la piedra misma dará lugar en ella a otra fractura, a otra ruina, a vado. Decían de un muchacho que tenía las uñas de
otro duelo, a otro relevo. los dedos de los pies demasiado largas: "Tiene la s
Debemos, por tanto, interesarnos a la vez por la inmortalidad uñas rizadas". Y decían también: "Tu cesto de mierda"
("de mierdas": al oírlo, el niño añadía las infame)»).
de Cristo y por lo que pasa por su boca. ¿Por qué tien e que ser las una marca de infamia?
La inmortalidad del que es el ungido de Dios, del que solo es un Cuál es la puesta de esa historia de infamia
ser (Wesen) como hijo de Dios, dicha inmortalidad, la resurrec-
ción gloriosa de su cuerpo, consiste en dejarse p(r)ensar. P(r)ensar
es pensar el ser; y pensar el ser como inmortal es pensar su vida. volver locas a las jó-
Pensar el ser como vida en la boca es el !Ógos. En la unidad infinita venes de Atenas y empujarlas a ahorcarse.
del lógos se igualan el ser, la vida, el padre y el hijo. · El nombre de Erígona se le dio a la Virgen, conste-
• Jesús dice a menudo -Hegel lo recuerda- que lo que habla por lación celeste y Madre de Cristo.
su boca está en él y es al mismo tiempo más grande y más alto que
él. Él se llama así: el Hijo de Dios. Su Padre lo atraviesa y lo sobre-
pasa. Y esta filiación, que constituye su Sein, su Wesen, solo puede
ser relevada, atestiguada, declarada por el Padre. Cuando Pedro
reconoce a aquel a favor del cual Dios ha dado testimonio, el hijo
de la Vida, Jesús le dice: no es tu finitud sino mi padre quien te lo
ha revelado. Solo lo infinito -el Padre- puede nombrar el vínculo
de lo finito con lo infinito. Hegel determina aquí lo vinculante Lo que hallan los cuatro hombres negros que penetran
como vida. Es el vínculo (Band) el que mantiene juntos a Dios y en el cuerpo de Harcamone por el oído y por la boca:
a Jesi'.is, lo infinito y lo finito; y de esta vida Jesi'.is es una parte, un la Inmaculada Concepción y la Rosa Mística.
miembro (Glied), pero un miembro en el que el todo infinito se
remembra, se recuerda Íntegramente. Este es el secreto ( Geheimnis)
de la vida, la remembranza, la recolección interior del todo en el
trozo; esta es la operación misteriosa e incalculable que los judíos
no podían comprender. Para captar el extraño estatuto que hace
mantenerse en pie esta unidad hay que dejar de pensar aparte la
naturaleza humana y la naturaleza divina: hacer entrar al padre en
el hijo y pensarlos juntos, reunirlos en una misma elevación. Esta Como los verdugos, como Nuestra-Señora-de-las-Flo-
es la esencia de la vida como reconciliación, y la esencia del ser, la res amenazado por la «espada» femenina de la justi-
esencia misma como vida. Ser es a la medida del pensar-juntos en cia (multiplicada por las «bayonetas» en el momento
la ligadura interior, ser es ser igual a sÍ en la reconciliación infinita.
en que suena la hora de su rriuerte que le notificará
Lo que así se mantiene en pie y sigue siendo inaccesible para
el judÍo no es, por tanto, una columna de piedra, de fuego o de el Presidente de Santa-María), Harcamone es virgen.
nubes -de materia-, ni siquiera un k.olossós, el doble del muerto,
sino un árbol, un ser vegetal, un árbol de vida. El todo circula en
él desde la raíz, hacia arriba, a través de todas {as partes. No deja
ya de habitar en la glande.
¿Se trata de una comparación, de una metáfora, de una figura
falocéntrica? ¿Falogocéntrica? Se ha dicho del árbol que era de
esencia femenina. ¿Es eso contradictorio? Al menos lo es todavía cuando corta el cuello de una
Observación en una suerte de apéndice: «Esta relación de un·
chiquilla al desflorada cerca de un matorral de eglan-
hombre con Dios en la que se halla el hijo de Dios, semejante a la
relación de las ramas de la fronda y de los frutos con el tronco pa- tinas: «A los dieciseis años, las mujeres lo espantaban
dre, debía de despertar la más profunda indignación de los judíos, y, no obstante, ya no podía conservar por más tiempo
que habían mantenido un abismo infranqueable entre el ser hu- su flor. No temía a la chiquilla. Cerca del matorral de
mano y el ser divino y no habían concedido a nuestra naturaleza
églantinas, le acarició el cabello. La pequeña zorra, es-
ninguna participación en lo divino» .
Esta aparente metaforicidad es la esencia de la vida o, más bien, tremecida, le dejó hacer. Él debió murmurarle algo ba-
la vida como esencia del ser. Cuando se es judío, cuando no se nal, pero cuando le metió la mano por debajo de sus
comprende la vida, cuando se está desgajado de ella y uno ya no la faldas, su coquetería - o el miedo- le hizo defenderse
experimenta, ya no se ve en ella sino una metáfora accesoria, un y enrojecer. Este rubor hizo enrojecer a Harcamone
auxiliar retórico sin verdad propia. Cuando uno la experimenta
que se turbó. Cayó sobre ella... ». El rojo es insistente,
desde dentro, sabe que la vida es metaforicidad, vínculo viviente
e infinito del todo pensado en sus partes. va a correr por el texto hasta que los cuatro hombres
La lengua de los judíos no llega h asta ahí. Es a la vez capaz e inca- negros caigan también sobre la rosa roja en el corazón
paz de metáfora. La evaluación de sus poderes será, por tanto, ambi- del cuerpo tabernáculo de Harcamone, apartando tam-
gua. El judío está capacitado para la metáfora, es capaz de enunciar
bién sus enaguas.
metáforas; es incapaz de ello en cuanto que ahí ve precisamente una
metáfora, solo una metáfora, una imagen finita que deja lo finito y
lo infinito separados. Pero al concebir Hegel la lengua, el estado his-
tórico de una lengua, de una forma teleológica, como el devenir de
una suerte de glande, como una preparación dinámica para el cum-
plimiento del lógos que llenará la boca del cristiano, su incapacidad
misma no es sino una infancia. La lengua judía habla sin saber ha- La escena de la Rosa Mística se recorta, como el resto
blar todavía, sin poder desarrollar plenamente el esperma del lógos. (de un Rembrandt por ejemplo), a la vista de una pin-
Es la infancia de la lengua. tura sin que se sepa nunca .:..(no) más ilustraciones, (no)
Esta consiste aquí en cierta especie de análisis: disociar, opo-
más leyendas, (no) más márgenes, (no) más firmas- si
ner, dejar a los opuestos obcecarse en la reflexión, encerrarse en
los límites del entendimiento, sin comprender la unidad viviente la galería mira el texto o si, frente a mí, no tengo sino
que circula entre los términos . Esa es la infancia. No es, como se una voz en off que describe o ilumina, cual lampari-
piensa demasiado fácilmente, la confusión sensible e imaginativa lla invisible, un cuadro. Todo esto, en cualquier caso,
que no sabe elevarse hasta el intelecto. La infancia es aquí el es-
se enrosca en el fondo de una cuna: «Cuando nos que-
tado del intelecto (Verstaná), pero como subdesarrollo de la razón
(Vernunft). Los judíos no comprenden la metáfora del árbol, que damos solo con la camisa, nos volvimos a abrazar. El
- toman por una simple metáfora porque su lengua y su cultura de- jergón estaba tibio. Subimos las mantas de parda lana
penden aún de la glande. hasta nuestras cabezas y nos quedamos un momento
Los evangelistas, constreñidos, limitados por las leyes de la len-
inmóviles, como en el fondo de esas cunas colgantes
gua judía, se han sentido arrinconados. Han tenido que paralizar,
endurecer, petrificar las oposiciones allí donde era preciso dejar en donde los pintores bizantinos encierran a menudo
correr la unidad de la savia divina, de la vida infinita que deglute a las Vírgenes y a los Niños Jesús. Y, después de haber
estas oposiciones. A su pesar debían hablar la lengua de la infancia. obtenido placer dos veces, Diverso me besó y se dur-
Este es el caso del texto de Juan. Hegel le concede un interés muy
mió en mis brazos. Lo que yo había temido se produjo:
particular. «La pura vida es ser (Sein) [... ] Esta pureza es la fuente
CQue lle) de toda vida singularizada, de todo impulso y de todo acto me quedé solo». Es el final.
[... ] En la determinidad en que aparece, el hombre solo puede ape-
lar a su origen (Ursprung), a la fuente (Que/le) de donde fluye en él
(ihm flimt) la figura de cada vida limitada; no puede apelar a todo
lo que ahora es como a un absoluto; debe recurrir al Altísimo, al
Padre (andas Hóhere, anden Vater appellieren), alo inmodificado de
todas las modificaciones. Dado que lo divino es pura vida, cuando Entonces empie za la elaboración del sueño de
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se pronuncia algo al respecto, sea lo que fuere, ningún opuesto debe Harcamone. Como los verdugos, como Nuestra-Se-
estar contenido en él. Y se deben evitar todas las expresiones de la ñora-de-las-Flores, como cualquier flor, Harcamone
reflexión sobre las relaciones de lo objetivo o sobre la actividad es virgen. Y, la víspera de su muerte, su sueño repite
que interesa a la operación objetiva misma; pues la operación de
el proceso de Nuestra-Señora amenazado por la «es-
lo divino solo consiste en unir los espíritus; Únicamente el espíritu
capta e incluye en sí al espíritu - expresiones como mandar, ense- pada» femenina de la justicia. Se trata también de un
ñar, aprender, ver, conocer, hacer, querer, entrar ( en el Reino de los milagro: «En una aldea, el nombre de la flor a la que
cielos), ir, solo expresan relaciones de objetividad[ ... ] Pues solo en llaman "reina de los prados" hizo que una niña que
la inspiración (Begéisterung) se puede hablar de lo divino.[ ... ] Entre
pensaba en Nuestra-Señora-de-las-Flores preguntase:
los evangelistas es Juan el que más habla de lo divino y de la ligazón
(Verbindung) de Jesús con él; pero la cultura judía, tan pobre en re- - Di, mamá ¿la ha curado un milagro?
laciones espirituales, lo constreñia a servirse, para expresar lo más «Hubo otros milagros que no tengo tiempo de re-
espiritual, de ligazones objetivas, de una lengua de la efectividad
latar... ».
(Wirk.lichkeitssprache) que a veces suena más dura que en un estilo
comercial en el que se quisieran expresar sentimientos. El reino de
los cielos, entrar en el reino de los cielos, yo soy la puerta, yo soy
la verdadera comida (rechte Speise), quien coma de mi carne, etc.
(wer mein Fleisch isst usw.,): estas son las ligazones (Verbindungen)
de la seca efectividad en las que lo espiritual se ve obligado a pene.:.
trar (ist das Geistige hineingezwangt)».
Por consiguiente, Juan es inducido, obligado, a forzar la en-
trada de la cultura judía, a amoldarse a su forma ciertamente,
pero también a violentarla para deslizar por ella, con el riesgo de
vulnerarla, el semantema cristiano. ¿Se puede decir que al hacer
esto ha violado la infancia?
SÍ y no. La cultura judía tiene en efecto algo de infancia sub-
desarrollada. Pero es, sin embargo, lo suficient,e mente perversa
como para haber perdido el profundo encanto ~e la infancia. No En el espaciamiento de la escritura, durante el proceso
tiene ni la madurez ni la inocencia. Nunca se ha formado, sino
solamente deformado. Ni cultura ni incultura, sino descultura
del relato, las líneas verticales (corbata, lluvia, espada,
(Missbildung). Es un(a) glande colosal: «El estado de la cultura bastón o espolón del paraguas) cortan las líneas hori-
judía no puede llamarse estado infantil, ni su lengua una lengua zontales del diario o del libro, de las alas o de las vari-
infantil no desarrollada; algunos acentos (Laute) profundos de la ll~s del paraguas. El lenguaje corta, degüella, decapita.
infancia se han conservado ahí, o más bien se han restaurado; pero,
Las frases se enroscan en torno a una dirección como
por lo restante, este modo de expresión pesado, forzado (gezwun-
gene), es más bien una consecuencia de la deformación cultural lianas a lo largo de una columna truncada. La direc-
(Missbildung) tan profunda de este pueblo, a la que un ser más ción -al revés, hay que releerlo todo al revés- nos de-
puro (ein reinerer Weren), debe combatir y la que a su vez padece vuelve a una cuna: lo que yo estoy si(gui)endo siempre
cuando tiene que presentarse (rich darrte!len) en sus formas (For-
es la Inmaculada Concepción. «Así pues, los periódicos
men), las cuales le son indispensables desde el momento en que él
mismo pertenece a ese pueblo». eran inquietantes, como si solo hubieran estado llenos
· ¿Dónde tiene lugar Juan? ¿Quién ha firmado su texto? Por una de columnas de sucesos diversos, columnas sangrien-
parte, ha nacido en un pueblo judfo, es judfo, forma parte de lo tas y mutiladas como postes de tortura. Y a pesar de
que «zu diesem Yolke gehijrt». Sufre sus constricciones culturales y
que, al proceso que mañana leeremos, la prensa no le
lin.güfsticas, está fo;mado como judfo. Es un judfo que escribe, de-
latándose en su lengua. concediese con toda parsimonia más que diez líneas,
Porque simultáneamente representa también el «reineres Wesen», lo suficientemente espaciadas como para dejar que el
el ser más puro que comete una efracción en el mundo judfo. Debe aire circule entre las palabras demasiado violentas; esas
«combatir» su propia pertenencia.
diez líneas -más hipnóticas que la bragueta de un ahor-
Ahora bien, solo puede combatirla utilizando las armas que ella
ha puesto a su disposición. Debe robarle sus categorfas, sus valores, cado, que la palabra "corbata de cáñamo", que lapa-
para anularlos o para volverlos contra la naturaleza propia de los labra "un sarasa"-, esas diez líneas hicieron palpitar
mismos, contra su esencia congénita. ¿Estas categorfas robadas lo todos los corazones de las viejas y de los niños celosos.
son de la lengua o del pensamiento?
París no dormía. Esperaba que, mañana, Nuestra-Se-
Juan escribe en griego. El Evangelio suscrito por Juan es el de
un judío griego. ¿Cómo han podido las constricciones categoriales ñora fuera coridenad_o a muerte; lo deseaba».
judfas amarrar y volver obsoleta por adelantado la escritura de la
buena nueva? · ¿Lo? ¿Qué? ¿Quién? Lo que desea es a él y que sea con-
Al principio era el lógos. Escribo aquf en mi lengua la traducción
denado a muerte. La ciudad lo desea en cuanto conde-
de un texto griego que su firmante aparente, transcribiéndolo de un
· soplo que no era ni griego ni judío, debía seguir, en cierta medida, nado a muerte y lo condena a muerte deseándolo. Con
pensando en la lengua de su infancia, al tiempo que lo imprimía en una palabra lo torna deseable y decapitable.
la lengua extranjera.
Im Anfang war der Logos: es esto lo que a Hegel le interesa. Entre
los cuatro Evangelios, aquel del que más se ocupa, del que se ocupa
más filosóficamente, más dialécticamente, permanece apa'rte. El
texto escrito original, el {mico que poseemos, con sus marcas de
helenismo ( de filonismo o de hermetismo) plantea toda suerte de Espaciemos. El arte de este texto es el aire que hace cir- \1

j
problemas a los filólogos y a los exegetas. ¿Son accidentales, profé- ·~
cular entre sus mamparas. Los encadenamie:n tos son
ticos o esenciales estos rasgos helénicos? .~
Este problema de lectura solo puede desplegarse en una es-cena invisibles, todo parece improvisado o yuxtapuesto. Al
familiar. aglutinar más que al demostrar, al pegar y al despegar
Lo que a Hegel le interesa es que el más griego de los Evangelios más que al exhibir, induce la necesidad continua yana-
conserva todavía la revelación del lógos en el límite judaico y, sin
embargo, no deja ya de comenzar a prescindir de él. El comienzo
lógica, docente, asfixiante de una retórica discursiva. 1
del Evangelio joánico se produce, ciertamente, «en una lengua más
propia» (in eigentlicherer Sprache) por ser a la vez más tardía y griega.
Pero sigue estando todavía preso de la formalidad analítica, intelec-
tualista. Escisionista. Hay que distinguir, por tanto, ent,re el conte-
nido esencíal del sentido y la apariencia formal a través de la cual hay
que enfocarlo. Im .Anfang war der Logos no tiene sino la apariencia de «La audiencia [...] La sala no es majestuosa, pero es muy
una proposición tética, de un enunciado judicativo que establece a alta, de modo que las líneas verticales dominan cual
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la vez una existencia y una relaci6n copulada de sujeto a predicado. líneas de serena lluvia. Al entrar, se ve en la pared un
El sentido verdadero, el conjunto .Anfang-Logos -la arqueología o gran cuadro con una justicia, la cual es una mujer ves-
la logoarquía-, la vida espiritual y luminosa que lo atraviesa y lo tida con amplios ropajes rojos. Descansa todo su peso
retine, no se debe, no se debería analizar mediante varios térmi-
sobre un sable llamado aquí "espada'', que no se dobla.
nos. No se deberÍa dividir, juzgar (urteilen), distribuir en sujeto,
predicado, modos temporales que modifican la presencia pura. A la Debajo, se hallan el estrado y la mesa donde los jurados
vez por ingenuidad y por reflexividad -ambas c6mplices- es por lo y el Presidente, con armiño y toga roja, vendrán a sen-
que nos servimos del imperfecto; es por cosismo por lo que se dice tarse para juzgar al niño. El Presidente se llama "Se-
que el Ugos estaba en Dios (war bei Gott), que Dios era el !ógos, que en
él estaba la vida. La tosquedad de estos enunciados se debe a que la
ñor Presidente Jarrón de Santa-María"».
divisi6n, así como también la relaci6n de inherencia, introducen la
finitud (como si algo pudiese estar en Dios) y la abstracci6n (como
si lo ente y lo vivo pudieran ser predicados universales). La divisi6n
predicativa, la simple copulaci6n judicativa, marcha aquí en sentido
contrario, es «widersinnig». Si ponemos en relaci6n el sentido ver-
dadero y el juicio inadecuado, se tiene el sentimiento de una con-
tradicci6n: hay que anular inmediatamente lo que establece (lo que En dicha mesa (el Milagro de la rosa pone también en
esd. en Dios no esd. en Dios, lo que era no era pero todavía es, etc.). es-cena una «Santa Mesa» antes de la ejecución de Har-
Este desorden, esta contradicci6n (Widerspruch), solo lo son para el
camone), el Presidente, que bajo su roja toga está rígido
entendimiento formal y finito; y para aquel que se contenta con leer,
o más bien que lee mal porque se contenta con leer, porque no anima como la justicia (mujer «vestida con amplios ropajes
la objetividad de la lengua muerta. Hegel tiene en cuenta el hecho rojos» apoyada en la espada) y porta el nombre de la
textual, pero también la necesidad de relevarlo: si el lector recibe el Virgen, ocupa al mismo tiempo el lugar de Dios y, como
texto evangélico pasivamente, sin actividad espiritual, sin repetici6n
Nuestra-Señora, el del decimotercero: «Los doce jura-
viva, solo verá en él contradicciones formales; pero si, por el contra-
rio, sabe leer, no contentándose solo con leer, la cosa marchará de dos son doce hombres buenos convertidos de repente
forma muy distinta. Todo depende del espÍritu del lector: «Por eso en jueces soberanos. Así pues, la sala, desde las doce
esta lengua siempre objetiva solo encuentra su sentido y su peso en del mediodía, se había llenado. Una sala para un fes-
el espÍritu del lector». Las variaciones, la diversidad, dependen aquÍ
del grado de conciencia del lector y de lo que puede pensar de las
tín. La mesa estaba puesta».
relaciones vivas, como de «la oposici6n entre lo vivo y lo muerto».
El teatro familiar organiza esta teoría del juicio cuyo esquema no
deja ya de estar fijado para todo el porvenir de la 16gica hegeliana.
Está dominado por los valores joánicos de vida (zoe') yde luz (ph8s),
es decir, de verdad. Hay, en efecto, dos maneras de concebir el !ógos
en el Evangelio de Juan. Las dos son insuficientes y unilaterales. La
que Hegel califica como «más objetiva» consiste en hacer del !ógos Van a beber y a comer elphármakos, pero no deja ya
; algo, una efectividad individual; la otra, la «subjetivista», deter- de estar claro que cada figura ocupa todos los luga-
mina el !ógos como raz6n, universalidad, ser-pensado. Pero esta
res a la vez, circula de uno a otro, como la corbata un
divisi6n representa el «principio judío» de la oposici6n entre el
pensamiento y la efectividad, entre la racionalidad y lo sensible, la poco antes.
división de la vida, una relación de muerte entre Dios y el mundo. Pero, para verlo, tiene que haber allí una mirilla y un
Semejante operación escisionista presupone, como su impensado o Judas. «Nuestra-Señora baila, al borde de una sima he-
su no-reflexionado, eso mismo a lo que le da la forma de la reflexión:
rizada de bayonetas, una peligrosa danza [...] El público
lo uno, lo Único (das Einige) en lo que ninguna partición (Teilung)
y, por tanto, ningún juicio (Urteil) objetivante podrán tener lugar. solo viene aquí en la medida en que una palabra puede
Simultáneamente le es preciso presuponer la posibilidad de la di- provocar una decapitación y en que volverá, cual San
visión, de la separación infinita de lo uno; la unidad, por tanto, de Dionisio, llevando la cabeza cortada entre sus manos [...]
la unidad y de la separación, de la realidad y del pensamiento, ere.
Aquí la muerte no es más que un ala negra sin cuerpo,
Dios y el lógo.r son uno. Pero son diferentes en cuanto que Dios es
lo contenido (Stojf) en la forma (Form) del lógos. Solo el entendi- un ala hecha con unos retales de estambre negro soste-
miento requiere una distinción semejante y, por tanto, solo él puede nido por un delgado armazón de varillas de paraguas ... ».
oponerlos. «El lógos está junto a Dios (bei Gott), ambos son uno ...
todo es por medio del lógos».
Por medio del lógos: la mediación del lógos interrumpe todo ema-
natismo. Si la efectividad fuera una emanación de Dios, lo sería de
parte a parte e inmediatamente divina. Hegel excluye vigorosa-
mente esta posibilidad. Y, sin embargo, añade inmediatamente que, El estambre, si nos apremiase disponer del retal para
en cuanto efectividad, es una «emanación», una parte, un trozo
volver a coserlo en otra parte, como cada pieza del te-
(Teil) de la partición (Teilung) infinita.
Esta aparente contradicción solo es pensable mediante la deter- jido o cada flor del texto, volveríamos a encontrarlo en
minación familiar del concepto de emanación. La emanación no es el Diario del ladrón, en el coño de una puta española.
aquí lo que su nombre parece indicar: la producción continua que
brota de una fuente. Como relación de ser vivo a ser vivo, se deja
trabajar por la discontinuidad, la división, la negatividad. La vida
y la división van juntas, y con ellas la visión, la dehiscencia del ser
~vivo, siendo eso mismo lo que lo abre a la luz y, por consiguiente,
a la verdad (ph8.r, alétheia). Pero la erección debe elaborarse muy lentamente, corte
y confección proceden por sí mismos, sin aplicación vi-
Hegel sigue a Juan al pie de la letra: «pero en cuanto efectivo, lo sible. « ... varillas de paraguas, un estandarte de piratas
efectivo es emanación, parte de la partición infinita; pero al mismo sin el asta. Esa ala de estambre flotaba sobre el Pala-
tiempo (zugleich) es vida en la parte (ev m'.nc¡i se relaciona mucho cio que no podremos confundir jamás con ningún otro
mejor con oúfü: evo ytyovEv) o en lo que reparte al infinito (ev aúTc¡i
pues es el Palacio de Justicia».
relacionado con Aoyo<;)». Por tanto, la vida es a la vez la parte y la
partición, el trozo y el todo, su propia diferencia, su propia oposi-
ción a sí. Cada parte viva es el todo. La vida es esa extraña división
que produce unos todos.
Aquí sobreviene de nuevo la «metáfora» del árbol como metáfora
familiar: árbol genealógico en un sentido radical.
Lo individual, lo singular, lo limitado, en cuanto que se opone a Si desplazásemos la lengua, en efecto, palacio ya no
la unidad originaria de lo vivo, en cuanto muerte, es, por tanto, un sería lo mismo.
trozo de vida, una rama en el árbol de la vida. Rama se dice Zweig. «Ella/ala de estambre/lo envolvía entre sus pliegues
Como el dos, la ramificación se produce por división; este algo muerto y, en la sala, había desatado una corbata de crespón de
(To tes) es al mismo tiempo (zugleich) «una rama del árbol infinito China verde para representarLa. Sobre la mesa del Pre-
de la vida (ein Zweig des unendlichen Lebensbaumes). Cada parte,
sidente, la corbata era la única pieza de convicción. La
fuera de la cual está el todo, es al mismo tiempo (zugleich) un todo,
una vida». Lo incomprensible, lo que el entendimiento no escucha Muerte, visible aquí, era una corbata, y me gusta que
ni entiende, aquello para lo que el judfo está sordo, es ese zugleich, así sea: era una Muerte liviana».
el simul estructural del todo y del trozo vivos. Reflexionada y di-
vidida, considerada desde el punto vista de la partición (Teilung)
que a la vez divide y hace posible el objeto de un juicio (Urtei[), la
vida es a la vez sujeto y predicado, sfntesis de la existencia y de la
universalidad pensada: a la vez vida ((w~) y vida pensada, captada Es demasiado pronto para tomar en consideración el
(aufgefasstes), luz (cpwc;), verdad (Wahrheit). La vida es la vida, la estambre.
vida es la luz, la vida es la verdad.

Hegel traduce a Juan al alemán, pero también, siguiendo una ley Pero ella, la Muerte, cual ala que flota sobre el Palacio,
dialéctica, lo traduce a un silogismo familiar. La nueva venida de ·
está representada por una corbata. «Ella había desa-
la luz al mundo, la venida de la vida a la luz de la verdad, sigue un
proceso de tal fndole que el reconocimiento, la toma de conciencia tado una corbata[...] para representar La». Un tejido
de una revelación que no deja ya de estar ahí, la iluminación de la representa a un tejido. La corbata que se pone alrede-
luz, la verdad de la luz en la luz de la verdad, la verdad de la ver- dor del cuello es el arma del crimen y, en las manos de
dad, consiste en reconocer a Dios y en reconocerse (sich erk.ennen)
Dios, de la Virgen María, de los Apóstoles, de Judas se
como los hijos de Dios (als Kinder Gottes). Este proceso es un pro-
ceso de reapropiaciÓn familiar. Se trata de reconocer lo que retorna convertirá, dentro de un momento, en lo que siempre
y corresponde al padre. . habrá sido en las manos de Nuestra-Señora, Cristo,
La luz está en el mundo, en la ordenada belleza del k.ósmos. «Aun- el propio Cristo, un falo. Es demasiado evidente y no
que Juan no era él mismo la luz», la luz era, en todo hombre que
habría que insistir en ello. Por eso, tampoco es lo que
entra en el mundo de los hombres, equivalente. El k.Ósmos, noción
más restringida que la de pánta, designa la totalidad de las relacio- nos interesa en esta representación de un texto por un
nes humanas. La luz no le sobreviene al k.ósmos, el k.ósmor está en la texto. Lo que nos interesa es que lo textil que siempre
luz en cuanto que es humano y en cuanto que es obra del anthrJpou representa nunca represente nada. Y nos gusta que
photós o del ánthropos photizÓmenor. La luz de la verdad nunca lo-
así sea: el simulacro de lo representado es la livian-
gra su plenitud ni nada logra su plenitud en ella antes del ántropo.
Ahora bien, hay en el hombre algo de antes del hombre, y en su luz dad de la Muerte. No hay más que representantes. La
; algo que se resiste a la luz. El hombre ha comenzado por cerrarse Muerte no es nada. Pero sus representantes aún me-
a lo que le era, sin embargo, lo más propio y lo más próximo (rein nos que nada. Y, no obstante, todo está escrito para la
Eigenrtes ({íotov)), lo más emparentado. Ha tratado lo suyo pro-
Muerte, desde la Muerte, dirigido a los Muertos. Es-
pio como ajeno (als fremd). Siendo la luz propia también la luz de
la vida, no recibirla es desgajarse de la vida. En cambio, los que la cribo para los muertos, dice por doquier. Leamos las
reciben, los que se reconocen en ella como en casa, se otorgan una Cartas a Roger Blin, el Taller de Alberto Giacometti,
potencia (Macht) que no es una nueva fuerza (neue Kraft) sino un leámoslo todo. Pero precisa: para muertos que nunca
grado (Graá) más en la igualdad o en la desigualdad (Gleichheit
han estado vivos. El clamor no es de nadie. Nadie. No
oder Ungleichheit) de la vida.
Al hacer esto no se vuelven distintos, «pero reconocen a Dios y anuncia ni recuerda nada. Apenas suena, más bien re-
se reconocen como los hijos de Dios, más débiles que él, pero de la suena, antes de haber tocado nunca la materia de signo
misma naturaleza (von gleicher Natur) en la medida en que toman alguno. Ello resuena. ¿Por
conciencia de esta relación [Beziehung ( (ovoµa))] del av0pwnou
qué llamarlo muerte? Por- (no) deja ya de. La muerte no ha de-
como cpwTL<wµÉvou cpwTL a\ri0tv4J no encontrando su esencia (Wesen)
en nada ajeno sino en Dios». que no deja ya de haber te- jado ya de tener lugar, antes de todo.
¿Cómo desci frar esta extraña anterio-
Lo que Hegel traduce por relación, parentesco, es el nombre. Lo nido lugar. ridad de un (no) dejo ya de que nos
que el hombre descubre en sí de más propio, en su nombre propio, deja siempre un cadáver entre manos?
Es preciso descifrar este Nos hemos dado cuenta de que siem-
en su relación más apropiante, es Dios, y Dios corno su padre. La
extraño no deja ya de. pre nos está endosando su cadáver.
verdad viene, por tanto, al mundo, o mejor, se revela como la es- Quiere que no podamos deshacernos
tructura del k.Ómzos en la nominación de la relación filial. El nombre, Lo que se h~ce represen- nunca del cuerpo tan rígido que su li-
teratura, su pompa fúnebre habrá ven-
la relación, el espíritu (Hegel traduce a veces Ónoma por esp{ritu) es tar (ala, la muerte flotante) dado para nosotros. ¿Cómo seducir,
la estructura de lo que retorna y corresponde al padre. no es nada, solo una espe- cómo hacerse amar sin decirnos estoy
Dicha nominación no es un acontecimiento. No lo es de un modo muerto? No solo, lo cual no tendría
cie de pasado que jamás ha sino un efecto relativo y provisional,
simple. Es un acontecimiento en la medida en que es nuevo, lo ab- «atención, voy a morir», «soy mortal»,
solutamente nuevo. Pero esto nuevo no ilumina sino la luz, saca a sido presente, que jamás ha sino «no dejo yo de estar muerto», an-
la luz el día. tenido lugar. La muerte no tes incluso de vivir. ¿Quién da más?
¿Quién lo dice mejor? Y si, como .he
El signo de que esta nominación de la verdad como filiación no la esperamos, solo la desea- demostrado en otro lugar (Lo voz y
es absolutamente nueva, que no dejaya de repetir y que el espíritu
mos como un pasado que el fenómeno, Glas in phenomen en
su traducción eslovena) , soy y estoy
siempre repite, es el signo. Dicho signo -el de la novedad como re-
petición- es un signo lingüístico. El sintagma familiar o filial no aún no hemos vivido, que muerto son dos enunciados indiscer-
nibles en su sentido, el (no) deja ya
surgió con la buena nueva. Como por azar, por contingencia, -zu- hemos olvidado pero con de que yo soy hace sonar su propio
fallig, dice él-, la lengua judía disponía de él. Era una de esas raras un olvido que no ha venido clamor, firma él mismo su sentencia
de muerte, rios concierne y nos mira
expresiones naturalmente afortunadas que esperaban su fecunda-
a recubrir una experiencia, de antemano, nos ve avanzar sin en-
ción, su verdadero cumplimiento, su plena referencia. tender nada de lo que nos habrá gus-
con una memoria más am- tado, siguiendo, en columna, el cortejo
fúnebre de una erección de la cual
plia, más capaz y más vieja todo el mundo considerará disponer
que cualquier percepción. en adelante.
Traducción más o menos argotífera
Por eso aquí no hay sino del cogito: «Luego estoy muerto». Esto
huellas, huellas de huellas solo se puede escribir. Tras evocar a
los amigos, «los nuevos amigos y los
Juan no está aquí porque sí. Ha introducido la referencia concreta, sin trazado o, si se prefiere, antiguos, aquellos para los cuales soy
"Juanito el Corbatas Bonitas"», está
individual, existencial, en el discurso de la verdad: «No solo ha trazados que no hostigan escrito: «Luego estoy muerto. Soy un
dado testimonio del cpwc; ( v. 7), sino también del individuo ( v. 15)». muerto que ve su esqueleto en su es-
ni retrazan más que otros pejo, o un personaje onírico que sabe
Es así como la relación genérica ha reemplazado el discurso sobre
el hombre en general y sobre la verdad en general. «La expresión textos, ala/ corbata una vez que no vive sino en la región más os-
cura de un ser cuyo rostro, cuando
más frecuente y más caracterlstica (bezeichnendste) de la relación más, himen y mampara que esté despierto, ignorará».
92.
de Jesús con Dios es aquella por la que se llama hijo de Dios para al final reventamos «para nada». ¡No era más que eso,
oponerse al hijo del hombre. - La caracterización (Bezeichnung) pero qué historias organizan! La Madre revienta la úl-
de esta relación es uno de los pocos vocablos naturales (Naturlaute)
tima. Hay ahí toda una «teoría» del acontecimiento
que ha quedado por azar ( zufdllig übriggeblieben war) en la lengua
judía de entonces y, de este modo, forma parte de sus expresiones -por teoría entiendo, por supuesto, teatro- que se cose
afortunadas (glück.fichen .Aurdrücke)». con los mismos hilos e hijos, toda una teoría de lo inme-
Esta declaración pertenece a todo el sistema hegeliano de expresio- morial asimismo. Pero la teoría -siempre ciega en este
nes afortunadas en los efectos de lengua naturalmente especulativos.
punto- nos seduce menos que el acontecimiento que
¿Por qué el judfo no comprende, en resumidas cuentas, lo que
dice, lo que su lengua dice por adelantado en su lugar? Para ser más se deshilacha en el taller, en el texto, en escena. Esta
precisos: ¿por qué no dice lo que puede decir? otra lógica del acontecimiento y del tiempo la podría-
En sentido literal, no se puede sostener que el judío no comprenda, mos encontrar enunciada en su carta (a Roger Blin),
no capte lo que dice. Al contrario, concibe lo que profiere, lo que su
aunque el firmante «no tiene tiempo de añadir nada
lengua le pone en la boca. Ahí está su límite: él concibe. Se queda en
el orden del concepto. Ahora bien, la relación del padre y el hijo es o
más», en otra parte, en todas partes. Por ejemplo, en
inconcebible, al menos en términos de generalidades universales, de El taller: «Entiendo mal lo que, en arte, se denomina
«pensamientos». La unidad del hijo y del padre no es conceptual, un innovador;¿ U~a obra tendría que ser entendida
puesto que toda unidad conceptual vive de oposiciones, es finita.
por las generaciones futuras? Pero ¿por qué? ¿Y qué
Ahora bien, la vida es infinita. Si la relación viva del padre y el hijo
es la vida como unidad no conceptual, toda unidad conceptual la significaría eso? ¿Que estas podrían utilizarla? ¿Para
supone, implica este no-concepto como producción del concepto, qué? No lo veo. Pero veo con más claridad -aunque
como concepción no conceptual del concepto. La concepción viva todavía de forma muy oscura- que cualquier obra de
es la relación del padre y el hijo. Ella forma una contradicción en
arte, si quiere conseguir las más grandiosas proporcio-
la lógica del entendimiento, en este caso del judfo, que no puede
dominarla -precisamente porque tiene intención de dominar- . nes, debe, con una pacienda y una aplicación infini-
Solo se domina la vida finita - o la muerte. tas desde los momentos de su elaboración, descender
«La relación de un hijo con su padre no es una unidad, un con- los milenios y reunirse, si puede, con la noche inme-
cepto, como por ejemplo una unidad, un acuerdo sobre convicciones,
morial poblada de muertos que van a reconocerse en
una igualdad de principios y otras cosas semejantes, una unidad que
seria solamente algo pensado y abstrafdo de lo vivo, sino la relación dicha obra.
viva entre seres vivos, la igualdad de la vida (gleicher Leben); solo «No, no, la obra de arte no está destinada a las ge-
modificaciones de la vida misma, no la oposición de la esencia, sino neraciones de niños. Se ofrece a la innumerable po-
una pluralidad de sustancialidades absolutas; el hijo de Dios es, por
tanto, el mismo ser (Wúen) que el padre ... ».
blación de los muertos. Que la aceptan. 'O la rechazan.
Esta unidad no puede enunciarse en la lógica analítica y finita: del Pero esos muertos de los que hablaba nunca han es-
entendimiento. En el juicio cuasi inconcebible «el hijo es el padre», tado vivos. O se me olvida».
«el padre es el hijo», no hay ni tautología formal ni heterología
empírica. Esta síntesis a priori infinita es la condición de todos los
• • • • I • •
1mc1os srntet1cos a priori.
• No lo veo. Pero veo con más claridad - aunque toda-
Desde el momento en que no puede enunciarse en la lengua abstracta vía de forma muy oscura... Todo El taller describe el
del entendimiento, aquella requiere una suerte de metaforicidad. punto de vista de Edipo.
93
Más allá del concepto, esta metaforicidad ofrece también la condi- ¿Para quién se escribe? ¿Quién acepta o rechaza? ¿Para
ción de posibilidad de todo concepto determinado. quién este don que nunca se torna presente?
La metáfora sigue siendo todavía natural, flsica, de apariencia vege-
tal. Una vez más el árbol, un árbol
en la misma página, el ejemplo del árabe:
un hijo de la tribu Koresh, entre los árabes,
con tres ramas: «Solo para los ob-
es la tribu entera. De ahí la forma de hacer jetos, para lo muerto, tiene algún
la guerra que tienen los pueblos «naturales e sentido decir que el todo es distinto
indivisos» (natürlichen ungeteilten Vo/ke): allí
los individuos no cuentan, son masacrados de las partes; en lo vivo, por el con- El taller y el resto. Describe el punto de vista de Edipo,
con la mayor crueldad: En Europa, por el trario, la parte es la misma cosa
contrario -y esta vez Hegel parece ver en ello que el todo y forma una unidad recorre su ciega superficie desde la punta de un estilo
una degradación-, el individuo no tiene vín-
culo (Band) orgánico con el todo, sino sola- con él; cuando objetos particulares que nunca sabremos si pertenece o no a la superficie
mente un vínculo de pensamiento abstracto. [separados, desgajados, be.rondere] descrita. La toca sin duda. Pero hay que saber leer ese
La guerra es en este caso una relación entre como sustancias, son, no obstante,
las totalidades estatales. «Como en todo punto de contacto.
pueblo verdaderamente libre (wie bei je- al mismo tiempo (zugleich), cap-
dem echt freien Volk), entre los árabes cada tados conjuntamente como indivi-
uno es una parte, pero al mismo tiempo el duos (numéricamente), cada uno
todo (ein Teil, aber zug/eich das Ganze)».
con su propiedad, el conjunto de
los mismos, la unidad, es solamente un concepto, y no una esen-
cia (We.ren), un ente (Seiende.r); pero los seres vivos son esencias
en cuanto seres separados (Abge.ronderte), y su unidad es también Esto es cierto no solo en lo que concierne a El taller
una esencia. Lo que en el reino de lo muerto (Im Reich de.r Toten) es en el que nos encontramos y hacia el cual volveremos
una contradicción (Widerspruch) no lo es en el reino de la vida. Un (que, precisamente, es contemporáneo del «aconteci-
árbol que tiene tres ramas .constituye con ellas un solo árbol (einen
miento» contado en «lo que resta ... »), sino en lo que
Baum); pero cada hijo del árbol, cada rama (lo mismo que sus otros
hijos, las hojas y las flores) es, por su parte~ un árbol; las fibras que concierne a todo el resto: que siempre se escribe no
conducen la savia del tronco a la rama son de la misma naturaleza dentro del Edípo sino con Edipo, lo mismo que la mú-
(gleichen Natur) que las rafees; un árbol invertido y plantado en la sica está compuesta con, que el libro está escrito con ...
tiena echad hojas a partir de las raices desplegadas en el aire, y las
ramificaciones (Zweige) arraigarán en la tierra, y es tan verdadero
tales o cuales letras. Más concretamente: puesto que
decir que hay ahf un .rolo árbol como decir que son tres». los sincategoremas cobran importancia, todo el resto
está escrito sobre Edipo, montado sobre Edipo, como
sobre una montura, un caballete, un zócalo o un anillo.
Una losa. Y el que monta -escuchemos la risa de la van-
guardia y de los innovadores- sabe muy bien que esta
operación ecuestre del pintor, del escultor o del orfe-
La posibilidad de volver del revés, de la erección al revés, está inscrita bre no está ni a favor de Edipo ni en contra de Edipo,
en el ciclo de la estancia familiar. El hijo solo es hijo por su capacidad
ni dentro de él ni fuera de él. Y, de ser algo, el acon-
de llegar a ser padre, por su capacidad de suplir o relevar al padre, de
ocupar su lugar, llegando a ser el padre del pádre, es decir, del hijo tecimiento edípico sería lo que le da aquí la fuerza de
del hijo. Un padre es siempre su abuelo, y un hijo su propio nieto. montar a Edipo, de tornarnos el pelo, de desrnontarnos
94
El movimiento de la erección a la inversa describe la estructura cuando queremos interpretar, juzgar, decidir. Todavía
de la concepción no conceptual del concepto. estamos en el Palacio. En la lengua materna.

Esta «metáfora» está marcada dos veces y ocupa simuld.neamente


dos lugares. Por su tenor semántico está, como la vida, más allá del
Todavía tenemos la corbata en las manos y no sabemos
concepto, entiéndase del concepto muerto, del análisis finito del
entendimiento, de la determinación objetivante. Pero esta vida no · demasiado bien qué hacer con ella.
es la que designa el «vehículo» metafórico: la vida del espíritu es
nombrada a través de la vida natural en la que vegeta. Pero entre
ambas vidas la analogía hace posible la metáfora. Entre ambas está
el concepto y la muerte. Esta doble marca se vuelve a encontrar a El otro parágrafo: Nuestra-Señora entra en la sala de au-
través de toda la historia y de todo el sistema, y describe incluso diencias. «No obstante, me atreveré a decir que todos los
; la estructura del todo de la vida, la organización viviente del sis-
ojos pudieron leer, grabados en el aura de Nuestra-Se-
tema hegeliano.
Un indicio, entre otros muchos, pero en ese lugar privilegiado ñora-de-las-Flores, estas palabras: "Yo soy la Inmacu-
que es el final de la gran Lógica. En la última Sección de la Lógica lada Concepción"».
subjetiva (La Idea), la vida se inscribe a la vez como un silogismo y
como el momento de un silogismo. El primero de los tres capítulos
sobre la Idea trata precisamente de la vida. La primera determina-
ción de la Idea es la vida; la segunda, el conocimiento y el querer ¿Quién se quedará con la corbata?
(idea de lo verdadero y del bien); la tercera, la Idea absoluta en la
que el espíritu se reconoce en su «verdad absoluta» infinita, en sí y
para sí. En este silogismo de la Idea, la vida aparece en primer lugar
como una determinación natural e inmediata; el espÍritu fuera de Nuestra-Señora, virgen nacido de una virgen, que se
sí, perdido en la naturalidad, vida natural que constituye, a su vez, anuncia a sí mismo -es un arcángel- y nos dice en re-
un silogismo «más pequeño». La Idea inmediata tiene la forma de sumidas cuentas «me concibo sin padre, nazco de mí
la vida. Pero la Idea absoluta en su verdad infinita está todavía de-
mismo o de la operación del Espíritu Santo», soy mi
terminada como Vida, como la verdadera vida, la vida absoluta, la
vida sin muerte, la vida imperecedera, la vida de la verdad. padre, mi madre, mi hijo y yo, Nuestra-Señora ha ma-
tado. Con una verga. Ha puesto en juego una corbata,
pero ni siquiera poseía esa corbata originariamente.
Entre ambas vidas, como trazo que las une, como su contrato o su
Y nadie la quiere, nadie puede siquiera conservarla.
contracción: la muerte. Pero también el espacio de juego metafórico
y la analogía que nos interesa aquí en calidad de filiación. Literalmente: «¿Lo he dicho ya? El público se compo-
nía sobre todo de hombres, pero todos estos hombres,
vestidos de oscuro, con paraguas al brazo o periódi-
¿Tiene la «vida» aquí o allá su sentido propio? No hay que elegir.
cos en los bolsillos, temblaban más que una enramada
La vida no tiene aquí o allá lo suyo propio; se produce como el dr-
culo de su reapropiaciÓn, el retorno a sí antes del cual no hay sí pro- de glicina, que la cortina de encaje de una cuna. Nues-
pio. Nada precede al retorno. «La idea absoluta en cuanto concepto tra-Señora-de-las-Flores era la causa de que ... ».
95
·· ····- .. . ·····---··-·-----·· - - - -- - -- - -- - - - - - - - - - - ~

racional que solo se junta consigo rnisrno en su realidad es, por No tengo derecho a operar de este modo, seleccio-
un lado, en razón de esa inmediatez de su identidad objetiva, el nemos, sin embargo, seccionemos en las dos páginas
retorno a la vida (die RücHehr z um Le ben), pero de igual modo
siguientes para reunirnos con la corbata que anda ro-
h a relevado (aufgehoben) esa forma de su inmediatez y tiene en sí
su rnis elevado contrario». La Idea, vida inmediata y natural, se dando por ahí («... polichinela... la gloria ... la rendija
releva, suprime y conserva, muere al elevarse a la vida espiritual. adorable ... mil precursores de Nuestra-Señora, ángel
La vida se desarrolla, pues, en la contradicción y en la negativi- anunciador de esa virgen,
dad; la metáfora entre ambas vidas no es sino ese movimiento de
la negatividad relevadora. «El concepto no es solamente alma (Se- «Nuestra-S eñora, ángel anunciador de esa virgen »: por
ele), concepto libre y subjetivo que es para sí y que por eso posee consiguiente, Nuestra-Señora no es solo otro nombre
de la Virgen María, del Presidente, de Cristo y de toda
la personalidad - el concepto objetivo, pd.ctico, determinado en y la Sagrada Familia. Es también el ángel anun ciador
para sí, que en cuanto persona es una subjetividad impenetrable, de la virg en, com o otro nombre de pila de la madre.
atómica, pero que, al mismo tiempo, no es En Nues tra-Señora-de-las-Flores , Divina ama a
«in seinen Anderen». Gabri el, apodado el Arcáng el. Para lograr su amor,
una individualidad excluyente, sino una Divi na pOne un poco de su orina en lo qu e le da de
El «su otro» es el sintagma
mismo de lo propio hegeliano, universalidad y un conocimiento para sí, beber o de comer. Había oído decir que así es como
constituye la negatividad al ser- y que tiene en su otro su propia objetividad los perros se encariñan con uno. Lo atrae a su des-
vicio del sentido propio. Cuando corno objeto (seine eigene Objek.tivitdt zum ván donde prepara una atmósfera fúnebre (tinieblas,
la vida deviene para sí su pro- incienso, clamor): «... que algún día ella hiciese subir
pio objeto, la objetividau de la Gegenstande). Todo el resto es error, confu- a Gabri el allá arriba. Al estar echadas las cortinas, se
vida natural muere y se pone sión, opinión (Meinung), tendencia, arbi- encuentra en medio de unas tinieblas tanto más es-
«frente ª " la Id ea , como una trariedad y tránsitó (Vergdnglichk.eit); solo pesas cuanto que en ellas criaba moho, desde hacía
cosa parti cular, de :a cual se años, como un perfum e de incien so gla cial, la sutil
puede hablar. En verdad es la la Idea absoluta es ser (Sein) , vida que no esencia de los pedos allí soltados». Cuando la pene-
vida la que habla siempre de pasa (un vergdnglich es Leben), verdad que tra, Gabriel imprime «a su verga un estrem ecimi ento
sí misma, de su vida y de su se conoce a sí misma y que es toda verdad» . comparable a! de un caballo que se indigna». Cierto
muerte, una vezmás de su vida es que al penetrarla, suponiendo qu e lleve en al guna
El mismo movimiento en la Enciclapedia, parte el mismo nombre de pila que esa puta madre,
al final, en cuanto al Sa. Al volver el tercer término a la inmediatez, no hace sino recup erar su forma y su lugar. Divina le
había dicho: «Te amo como si estuvieras en mi vi en-
al operarse ese retorno a la simplicidad por medio del relevo de la tre» o tambi én: «No eres mi amigo, eres yo mismo. Mi
diferencia y de la mediación, la vida natural ocupa a la vez el fin y coraz ón o mi sexo. Una rama de mí.
el comienzo. En su sentido ontológico las metáforas son siempre Y Gabriel , conm ovid o, pero so nriendo con orgullo :.
-¡Ay, golfa!»
metáforas de la vida: ritman la igualdad imperturbable de la vida,
del ser, de la verdad, de la filiación:physis.
El sistema hegeliano impone, pues, ser leído como un libro de la un joven rubio («Muchachas
vida. Las categorías de lectura deben en primer lugar someterse a rubias como muchachos ... » . Decididamente, nunca me
él. Hablar de varios estadios del pensamiento hegeliano, de un He-
cansaré de esta frase pues tiene la seducción de la ex-
gel de juventud o de un Hegel acabado es a la vez hegeliano y an-
tihegeliano . Así, el libro de Bourgeois sobre el Hegel de Francfort presión: «Un guardia-francesa») que yo observaba en
aplica a su obj eto las categorías rnás preformacionistas de Hegel. las tablas de gimnasia. Él dependía de las figuras que
Dicho autor opone, ciertamente, el «advenimiento del hegelia- ayudaba a trazar y, por ende, no era: más que un signo.
nismo de la m adurez» al «hegelianismo n aciente» , pero precisa
...en tierra ... monja apartándose el velo ... poema (o fá-
que este «se introduce por la vía del hegelianismo propiamente di-
cho, cuya intuición genial formulará en Jena al escribir que es pre- bula) que nació de él (milagro renovado de Ana Bole-
ciso concebir lo absoluto corno "identidad de la identidad y de la n o na: de la sangre humeante surgió un matorral de rosas,
identidad"». Ahí se ve a Hegel «anticipando los temas futuros», quizá blancas, pero con toda seguridad fragantes), se
«la filosofía del concepto; es decir, del hegelianismo», del «he- llevó a cabo la selección, con el fin de despejar la ver-
antes de Jena, los Fragmentos gelianismo mismo», presentando el «he- dad esparcida bajo los mármoles .... De una cuchillada le
de sistema (1800) retoman lo gelianismo», tÍtulo del tercer capítulo del
esencial de las tesis sobre el libro, como la conclusión de un silogismo,
había reventado el ojo ... Encima de la mesa, la pequeña
cristianismo: «Das Leben sei
die Verbindung derVerbindung cuyos dos primeros términos serian «el
Muerte flexible estaba inerte y parecía bien muerta ...
und der Nichtverbindung», esto judaísmo» y «el cristianismo» (los otros El tribunal entró por una puerta excusada, recortada
es, la cópula o el ligamento del dos títulos). «Primer hegelianismo», «he- en.el tapiz de la pared, detrás de la mesa de los jura-
ligamento y del no-ligamento
en los que la vida al mismo gelianismo naciente», «hegelianismo de
dos ... lo mismo que el domingo de Ramos los clérigos,
tiempo se ata y se desata, se la madurez», «hegelianismo acabado»,
empalma Y se desempa/ma. «filosofía hegeliana propiamente dicha», que normalmente salen de la sacristía por una puerta
Ahora bien, la vida es el ser
«Hegel plenamente adulto como filósofo practicada en uno de los laterales del coro, sorpren-
especulativo», que realiza aquello a lo que «aspira desde su adoles- den a los fieles apareciendo a sus espaldas [las piezas
cencia», etc.: todas estas categorías reflejan, duplican, el discurso
se abren así -de espaldas y en el texto- sobre su es-
teleológico de Hegel. Al concebirse la verdad del hegelianismo solo
al final del recorrido, es normal que la narración filosófica se rea- tructura, casi siempre, véa- todo es atacado siempre por la es-
lice en futuro. El libro de Bourgeois está diciendo constantemente: se el primer ataque de las palda, escrito, descrito por detrás, en
derredor. A tergo. Dicho de mí, el no
Hegel pensará, Hegel deberá, Hegel llegad a, etc. Francfort es solo criadas] ... Nuestra-Señora dejo ya de estar (muerto) significa que
el por-venir del sistema acabado. Es normal también que la lectura soy, estoy detrás, en derredor. Absolu-
lógica esté acompañada constantemente de un relato biográfico ( el
presintió que toda la sesión tamente detrás, en derredor, el Trasero
que nunca habrá sido visto de frente, el
joven Hegel, el Hegel adulto, etc.). iba a estar trucada y que, al no Deja ya de al que nada habrá prece-
Nada es más hegeliano. Pero también nada menos hegeliano: al final de la tarde, le corta- dido, que se concibió pues y se engen-
distinguir al viejo del joven se disimulan a veces las cadenas siste- dró él mismo, aunque como cadáver o
rían la cabeza mediante un cuerpo glorioso. Ir detrás en derredor
máticas de los «primeros» textos; y sobre todo se aplica un análisis es estar ante todo - en ruptura de
disociador y formal, el punto de vista del entendimiento en una
juego de espejos ... El señor simetría' . Me escudo -en derredor-,
narración que corre el riesgo de pasar por alto la unidad viva del Jarrón de Santa-María lle- sangro al pie de mi texto. «El autor de
un bello poema siempre está muerto»
discurso. ¿Cómo distinguir filosóficamente un· antes de un después vaba un monóculo ... »). (Milagro de la rosa).
si la circularidad del movimiento hace del comienzo el final del Al mismo tiempo, al escudarme, al
Hay, pues, la corbata en sustraer mi presencia, al morir, escapo
final? ¿Y recíprocamente? El árbol hegeliano también se invierte:
el viejo Hegel no es el padre del joven Hegel sino por haber sido
la (es)Cena. Sin embargo, de antemano de los golpes. El Trasero
y el no Deja ya de me protegen, me
su hijo, su biznieto. quién la tiene; quién tiene tornan ilegible, me cobijan en el re-
verso del texto. Solo soy accesible,
El riesgo, por tanto, está en la lectura judía. eso que pende. legible, visible en un retrovisor. Todas
¿Qué hacen con Hegel los judíos? ¿Qué hacen cuando oyen decir .«El Presidente tenía esa las flores de retórica en las cuales dis-
que el hijo es uno con el padre? ¿Qué hacen cuando se les presenta perso mi firma, en las cuales me apos-
la unidad de esencia (We.reneinheit) del padre y del hijo? ¿O tam-
corbata blanda entre los trofo y me apotropo. hemos de leerlas
bién la erección a la inversa? dedos, una corbata como también como formas de represión. Se
trata de rechazar la peor amenaza y,
Los judíos cuentan, hacen cuentas. Y se escandalizan. ¿Cómo un ectoplasma, una cor- para ello, de antemano, de escudarse
de uno mismo: la retama es entonces
puede Jesús identificarse con Dios, igualarse a él y creer que eso es bata que había que mirar una especie de reseda morbos, un he-
posible al llamarlo padre suyo? Comprenden esta unidad en tér- chizo de uno para esconderse detrás
mientras aún había tiempo, de otro, en derredor; para encerrarse
minos de igualdad numérica, lo que Hegel no cesa de denunciar,
incluso cuando se trata de la Trinidad. Por eso la relación padre/ pues podía desaparecer en en su recinto.
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hijo les resulta imposible, impensable. Consideran la nominación cualquier momento o em- En silencio caído en la prisión del otro.
familiar de la relación de Dios con los hombres o con Jesús como «Y yo, al no tener más aspereza vi-
palmarse, rígida, en la seca sible y aprehensible con la que lo invi-
imágenes (Bilde), en el sentido más exterior, como maneras de de-
mano del Presidente que sible se puede captar que ese nombre
cir o de imaginar. Descalifican de este modo lo que el advenimiento de Diverso, lo deformaba para hacer
del cristianismo puede encerrar de esencial en la historia del espí- sintió que, si su erección o que entrase dentro del mío, mezclando
las letras de uno y de otro. La prisión, y
ritu. Al comprender la relación padre/hijo como puramente con- su desaparición se consu- sobre todo la Central, es un lugar que
ceptual y a la vez como puramente imaginativa, pasan por alto su maba, él quedaría totalmen- aligera y a la vez torna más pesado.
esquema y se equivocan doblemente. « ... J esÚs invoca siempre, en Todo lo que tiene que ver con ella, las
te en ridículo. Se apresuró, gentes y las cosas, tiene el peso del
particular según Juan, su unidad (Einigk.eit) con Dios, quien 1~ ha plomo y la asquerosa ligereza del cor-
concedido a su hijo el tener la vida en sí mismo, como el Padre la pues, a pasar el arma del cri- cho. Todo es pesado porque todo pa-
tiene en él; que él y el padre son uno, que él es pan, Brot bajado del men al primer jurado que se rece hundirse en un elemento opaco,
con movimientos muy lentos. Se «cae»
cielo, etc.: expresiones duras ( aKA17pol ;\óyol) que no se vuelven más la dio a su vecino, y así su- por ser demasiado pesado. El horror
suaves (milder) cuando son expresadas [o explicadas: erkla'rt] como de ser separado de los vivos nos pre-
cesivamente ,?in que nadie cipita - palabra que apela a precipicio
imágenes (für bildliche) y deslizamos por detrás de ellas unidades
conceptuales en lugar de tomarlas, según el espfritu, como vida. se atreviese ~'pararse a exa- (obsérvese la cantidad de palabras re-
lativas a la prisión que evocan la caída,
Por supuesto, desde el momento en que se opone lo que se plasma minarla, pue~ parecía correr caída misma, etc.}».
en una imagen (Bildlichem) a los conceptos del entendimiento y se el riesgo de verse transfor-
acepta la dominación de estos últimos, debe descartarse toda ima-
mado, bajo sus propios ojos, en bailadora española».
gen como un puro juego (S_pie[), como un accesorio (Beiwesen) de
la imaginación (Einbildungsk.raft) sin verdad, y en el lugar de la
vida de la imagen solo queda lo objetivo».
El judío se atiene a este objetivismo que, incapaz de salir del en-
./ tendimiento o de la imaginación en su clausura finita, sigue siendo
también un subjetivismo. Encerrado en esta doble unilateralidad
no dialéctica, no accede ni a lo divino ni al sentido espiritual de la
filiación. Y es que el espíritu todavía no ha hablado en él. No ha
llegado a hacerse adulto en él. En el fondo el judío, por mucho que
sea una especie de verdugo, es también un niño. Y lo que caracte-
riza a la infancia es que no puede pensar la infancia como tal, la
filiación como tal. Mientras es niño, el hijo es ciego a la relación
padre/hijo. Para verla es preciso que se haga.adulto. Solo cuando El «así sucesivamente» de dicha circulación del falo
se hace adulto y se identifica, por tanto, con el padre, llega a ser el que mata ::-nuevo ataque de un golpe y a la vez a un
hijo para-sí. Solo un padre puede llegar a ser un hijo y solo iden-
solo y mismo cuello, apretemos la corbata- siempre
tificándose con el padre puede un hijo pensarse como tal. Esta ex-
traña diferencia indiferente inicia la filiación espiritual, releva la viene a ser el movimiento de la flor virginal (varginal:
genealogía de la familia natural. Hegel lo expresa con un juego de entre verga y vagina de la virgen, piedrecita o cam-
palabras que no hay que considerar como un Beiwesen larvario. El pana clitoridiana), del falo tomado a la Santa Madre
judío no es filial (k.indlich) por ser pueril (k.indisch). Lo suyo no
y que no pertenece ni al Presidente de Santa-María ni
es la niñez sino el infantilismo. Cuando acusa a Jesús de blasfemo
porque dice que su padre ha entrado en él, lo hace porque no com- a Nuestra-Señora-de-las-Flores («Yo soy la Inmacu-
prende ni lo finito ni lo infinito, ni lo mesurado ni lo inmenso, ni lada Concepción»).
la parte ni el todo. Para ser más precisos: lo que no comprende no Podría parecer que pertenece a la víctima (del robo
es ni una cosa ni la otra; es la conmensurabilidad o el paso entre o del asesinato) puesto que es su propia corbata. Ahora
ambas cosas, la presencia de lo inmenso en lo determinado, la be-
bien, ha de llevar luto por aquello que debería corres-
lleza y la inmanencia de lo infinito en lo finito.
La castración y la cárcel: «Con la muchedumbre judía debía ponderle como el falo a la virgen madre.
fracasar la tentativa de hacer que en ellos naciese la conciencia de
algo divino, ya que la fe (Glaube) en algo divino, en algo grande,
no puede alojarse en el excremento [el fango, el lodo, Kote]. El león
Indignación precisamente de Jarrón de Santa-María
no puede encontrar guarida en una nuez; ni el espíritu infinito,
en el calabozo (Kerker) de un alma judía; ni el todo de la vida, en cuando Nuestra-Señora -él mismo- le revela que es
una hoja desecada; la montaña y el ojo que la ve son objeto y su- el asesinado -él mismo- quien le ha dado la cosa y la
jeto, pero entre espíritu y espíritu no se da esa hendidura (Kluft) idea del crimen («tenía una corbata que le apretaba el
de la objetividad. Uno sólo es uno para el otro y sólo es ~l mismo
cuello. Estaba todo colorado»).
otro en cuanto que lo conoce. Una ramificación [corolario, Zweig]
de la concepción objetiva de la relación del Hijo con el Padre o más
bien de su forma respecto a la voluntad consiste en encontrar para
sí una ligazón (Zusammenhang) con Dios semejante a la que se El esfuerzo para devolver la flor no puede sino fraca-
adora y venera en J esÚs entre la naturaleza humana separada y la
sar. No hay ningún trayecto circular ni propio: letra,
naturaleza divina; en encontrar un amor entre desiguales (Unglei-
chen) absolutos, un amor de Dios hacia el hombre que podrÍa ser a rúbrica y seno, de la Madre que se esconde y se pierde
lo sumo compasión. La relación de Jesús, como hijo, con el padre en todos los nombres propios del erianto. La flor no
es una relación filial (kindliches), pues el hijo se siente en esencia, es nada, nunca tiene lugar, porque nunca es natural ni
en espíritu, uno con el padre que vive en él y en nada se parece a la
artificial. No tiene ningún borde asignable, ningún pe-
relación pueril (kindischen) según la cual el hombre querrÍa vin-
cularse con el todopoderoso amo del mundo, cuya vida siente que rianto fijo, ningún ser-ceñido. De ahí que los nombres
le es completamente ajena y con el que solo se vincula mediante propios, que siempre son apodos de clasificación vio-
presentes, migajas que caen de la mesa del rico». lentamente impuestos, operaciones de clase que sue-
Nadie se vincula al padre con sobras, calculai:ido intercambios.
nan para llamar al trabajo de duelo, a la expropiación,
El vínculo con el padre es incalculable. El ser, l~ esencia (Wesen)
de Jesús, en cuanto que lo empareja con su Padre, «solo por el vuelven siempre a (Nuestra-Señora-d_e) las flores.
Glauben puede ser captado en la verdad»; el Glauben, el acto de fe,
tiene aquí una fuerza ontológica infinita. Esto se debe a que, a di-
ferencia del conocimiento finito, que relaciona a un espíritu con
¿Es el trabajo de duelo un trabajo, una especie de tra-
un objeto determinado que permanece heterogéneo con respecto
a él, el G!auben es de un espíritu para un espÍritu. De ahí la «me- bajo? Y la tanatopraxis, téc-
en el que el psicoanálisis determina
táfora» de la armonía: «La relación de un espíritu con un espÍritu nica de la pompa fúnebre estrictamente, como tal. el traba-
es el sentimiento de la armonía, su unión (Vereinigung). ¿Cómo se jo-del-duelo tan solo engulliría más
hoy enseñada en los institu- deprisa, en el trascurso de una sola
podría unir lo heterogéneo?».
tos, que da lugar a diplomas comida, el tiempo reunido en una (es)
Por consiguiente, lo homogéneo, lo nacido de lo mismo, en sí Cena, un bocado más gordo
mismo, es justamente el elemento armonioso del Glauben. El que cualificados ¿la limitaremos
cree dent_ro de este elemento de lo mismo no cree en otra cosa, se a una corporación entre otras, dentro de una economía
99
reencuentra en su G/auben; «recobra su naturaleza propia» (seine social? ¿Acaso todo trabajo no es un trabajo de duelo?
eigene Natur wiederfindet). La metáfora musical de lo homogéneo ¿Y, al mismo tiempo, de apropiación de una mayor o
tiene su análogo en la metáfora antropo-fotológica. La natura-
menor pérdida, una operación clásica?¿ Una operación
leza propia del hombre portador de luz se vuelve más precisa. El
hombre no trae la luz como se lleva una antorcha. La luz y la vida violenta de clase y de clasificación?¿Una decapitación
están en él. Él está en la luz y en la vida; es, más bien, llevado por de lo que mantiene lo singular consigo mismo? Este tra-
ellas. Pertenece a la luz en todos los sentidos de esta palabra, «es bajo de duelo se llama: glas, clamor. Lo es siempre del
la propiedad de la luz» (er ist das Eigentum des Lichts). Aunque
nombre propio. El glas es en primer lugar (clas, chiasso;
el hombre es lo propio de la luz (de la verdad, del ser, etc.), no
la recibe de fuera, arde en ella, se abrasa en la homogeneidad de classum, classicum) la señal de un trompeta destinada
su elemento y en el acto del G/auben. El resplandor (Glanz) de la a llamar (calare), convocar, reunir en cuanto tal una
luz no le es ajeno, inunda toda su sustancia y toda la gloria de su clase del pueblo romano. Hay, pues, glas en la litera-
cuerpo. «Él es la propiedad de la luz; y no es alumbrado por una
tura clásica, pero también en la lucha de clases: clase
luz como un cuerpo oscuro que solo reviste un resplandor extraño
(nur fremden Glanz), sino que es su propia sustancia de fuego (.rein
eigener Feuerstojf) la que se inflama y se convierte en una verdadera
llama (eine eigene Flamme)». «classicus bürger der ersten klasse (in Rom).
Esto es lo que Jesús le explica a Simón: lo divino que hay en ti me
ha reconocido como divino. Somos lo mismo, nacidos de lo mismo. Daraus entlehnt nfr. cfassique adj . «(a utor) que se ha-
Mi esencia «ha resonado en la tuya» (in dem deinigen wiedergetiint). lla entre los más dignos de consideración, que más
Entonces a Simón, hijo de Jonás, lo cambia en Pedro, lo transforma merece ser imitado» (1548), «hombre de primera fila,
cuyo ejemplo habría que seguir» (ca. 1550), nfr. «(autor)
«en roca (zum Fe/sen) sobre la que su comunidad será fundada». que se enseña en las clases» (seit Cotgr 1611): «q ue
El poder que le es conferido es esencialmente el de «atar y desatar guarda relación con la enseñanza de las lenguas, de
(binden und fosen)». las literaturas griega y latina» (seit Ac 1798).
Ablt.- Nfr. classicisme «sistema de los partidarios
La fe de Pedro todavía representa solo el primer escalón (die exclusivos de los escritores de la antigüedad o de los
errte Stufe) en la marcha de esta procesión hacia la luz en la luz. escritores clásicos del siglo XVII» (seit Besch 1845).
Juan: «Hasta que tengáis la luz, debéis creer en la luz para llegar Lt. Classicus «bürger der ersten klasse» wird einmal,
von Gellius, als adj. gebraucht: ve/ oratorum aliquis ve/
a ser hijos de la luz». Creer en la luz, dar testimonio a su favor, poetarum, id est clássicus assiduusque a/iquis scriptor, ·
como Juan el Bautista, no es todavía ser, como Jesús, una «luz in- non pro!etarius. Es wird im 16.jh., bei der übernahme
dividualizada». Sin duda los discípulos de Jesús están unidos en ins fr., zum adj. gemacht. Zuerst erscheint es bei Th.
Sebillet, Art poétique (1548): la lectura de los bue-
él, en su llama, como los sarmientos (Ranken) están unidos a la nos poetas clásicos franceses que son, por ejemplo,
cepa (Weinstock). Pero solo tendrán una vida propia y se dejarán, al entre los viejos, Alain Chartier y Jean de Meun. Es wird
also mit bezug auf franziisische dichter verwendet. Da
mismo tiempo, penetrar plenamente por el espíritu divino después
die Pleiade die altere franzósische literatur verleug-
de la desaparición de Jesús, de su maestro, de aquel que ocupaba net, machi ihr sieg die anwendung des wortes auf die
todavía el lugar individual de un centro o de una cepa. Cuando la franzéisische literatur unméiglich. Sein sinn wird nun
cepa sea en cierto modo cortada, caerá aquello que todavía los se- umgebogen zu einer ablt. van c/asse «schulklasse»:
classique bedeutet jetzt «(autor) der in der schule gele-
para de Dios, el tabique, el diafragma (Scheidewaná) entre el Pa- sen und interpretiert wird»; die einschrankung auf die
dre y sus hijos. Jesús es el diafragma de la luz divina. Su cuerpo literatur des Altertums hangt unmittelbar damit zusam-
men. Erst im 18. jh. wurde das adj. auch auf die nun als
obtura sutilmente el paso de la misma. Su muerte es, por tanto,
vorbilder betrachteten autoren des 17. jhs. ausgedehnt
indispensable. Juan hizo la siguiente observación: solo desputs de la (erster beleg Voltaire 1761), gegen ende des 18. jhs.
tala de la cepa misma pueden las corrientes brotar de las entrañas. auch auf andere dinge, die in ihrer art als vorbild, als

IOO
En futuro. «Cuando Jesús dice (Juan 7, 38- 39): "Si alguien cree en vornehmster vertreter ge/ten kónnen (tierra clásica de
mí, de sus entrañas brotardn corrientes de vida ( werden Striime des la libertad). Zur zeit der Romantik wird c!assique zum
kennzeichen des literarischen programms der gegner
Lebens quellen)",Juan advierte que esto solo puede entenderse de der neuen bewegung. lm einzelnen müssen diese entw.
aquello que, en el porvenir; será animado de parte a parte por el noch an hand der texte untersucht werden.
espíritu santo». Jesús no se ha transfigurado todavía; solo lo hará
por medio de la muerte. En el entretanto, es un hombre entre los
hombres, solo se opone y se individualiza frente al carácter ju-
dío. «Juan dice de Jesús (2, 25): sabía lo que había en el hombre; y
sus discursos referentes a la naturaleza inmaculada son el espejo
(Sfiege{) más fiel de su hermoso G!auben en la naturaleza». No classis abteilung.
mancillar esta naturaleza o volverse niño («en mi nombre», in
meinem Namen) es la misma cosa. ¿Qué habrá que hacer a aquel
que mancille la naturaleza inmaculada? Habrá que ahogarlo «en 1. Mfr. e/as m. «flota» (1530); clase f. (1560, Pold. d'Al-
lo más profundo del mar (im tief.rten Meere)». Después de haberle benas, Antiquités de N1mes 205, Db - Mon 1636) .
.atado una piedra, «una piedra de molino (Mühl.rtein) al cuello». 2. a. Mfr. nfr. c/asse «categoría de ciudadanos romanos
en el orden político, civil» (seit Bersuire); übertragen
Será como un ahorcado en el fondo del mar. nfr. «rango en el que se sitúa a personas de la misma
Habrá que castigarlo por no ser ya suficientemente niño. profesión, según sus méritos» (seit Rich 1680); «cate-
¿Qué diferencia hay entre esta inmersión y la del bautismo? goría de marinos que pueden ser llamados al servicio
de la marina del Estado» (seit 1670); nfr. «categoría
Juan es el Único que nos lo puede explicar. Era su «costumbre» de ciudadanos que se distinguen de acuerdo con su
«sumergir» (unterzutauchen) en el agua al que se había elevado condición social» (seit 1792, Frey). -Ablt. Nfr. classer
I • I •
en su esp1ntu. «De J esus no se conoce ninguna operac1on ana-
•· I /
a un marinero «registrarlo en su quinta de inscripción
militar» (seit 1767, Bruno! 6).
loga». Ahora bien, esta costumbre de Juan tiene una «significa-
ción simbólica (i.rt eine bedeutende symboli.rche)». Para comprender
algo de este símbolo joánico es preciso saber lo que quiere decir
«ser sumergido».
Es decir, lo que es un niño y lo que hace un ángel. Nfr. déclasser «hacer salir de la clase en donde se es-
Los ángeles contemplan el rostro de mi padre en el cielo. Esta taba clasificado; borrar de los controles de la clase»
(seit Boiste 1829); déc/assé «individuo que ha de.s-
proposición es muy fecunda: «Lo inconsciente (da.r Bewu.r.rtlo.re), cendido de una determinada clase social a otra cla se
la unidad no desarrollada, el ser (Sein) y la vida en Dios, por estar inferior» (seit Lar 1869), déclassement «acción de des-
representados como una modificación de la divinidad en la exis- e/asar» (seit 1863). - Nfr. enc!asser «enrolar (marine-
ros) en las quintas" (Voltaire Siglo de Luis XIV; 1761,
tencia de los niños, están separados de Dios; pero su ser (Sein), su Bruno! 6).
hacer (Tun), es una eterna contemplación de Dios». Vinculados a
Dios y desvinculados de él, los ángeles no son almas platónicas que,
sumergidas primeramente en la intuición de lo divino, no tienen
más tarde, en «su vida terrestre ulterion>, sino una conciencia ofus- b. Nfr. c!asse «cada uno de los grandes grupos de
cada de la divinidad. Jesús ata y desata de otro modo. Un hombre no animales, de vegetales» (seit Ene 1753). - Abtl. Nfr.
c/asser«distribuir (a los animales, a los vegetales) por
debe ser pura y simplemente «sumergido en la intuición del sol» clases; disponer dentro de una determinada clase,
(ganz in die An.rchauung der Sonne ver.runken): se confundiría en- disponer dentro de una determinada categoría» (seit
tonces con un simple sentimiento luminoso. Un hombre sumergido Trév 1771), classeur «portafolios o mueble con compar-
timentos que sirve para clasificar documentos» (seit
en la intuición de otro hombre sería solo ese otro, etc. La división, Besch 1845); c!assement «acción de clasificar» (seit
la Entzweiung es, por tanto, necesaria. Pero lo que es dividido en 1798), inclassable «que no puede ser clasificado» (seit

IOI
dos (entzweit) se reuüifica, vuelve a sí y es la verdadera infancia. 1890. Journ Gane). Nfr. c/assifier «repartir de acuerdo
La comuni6n, que es otorgada por el padre, no consiste ni en ser con una clasifi cación» (seit Raym 1832); déclassifier
v.r. «sacar de una clasificación» (1876).- Nfr. clas-
sumergido en lo elemental) ni en ser extraído. Vuelve a sumergirse. sification «distribución metódica de los individuos
La reinmersión con-suena. Con-suena con la consonancia y por especies, géneros, clases» (seit Fér 1787); clas-
con el nombre. Sinfonía onomástica: «Jesús representa esta unión sificatoire adj. «que se refiere a la clasificación» (seit
(Einigk.eit) bajo otra forma; cuando dos de vosotros os reunáis para
pedirme (bitten) algo, el Padre os lo concederá. Las expresiones:
pedir (bitten), conceder (¡;ewiihren), se refieren propiamente a un
1874); c/assificateur «autor de clasificaciones» (Besch
acuerdo (Vereinigung) relativo a objetos (npó.yµaw); solo semejan- 1845-1863, so Ste-Beuve, Lundis 14, 120).
tes acuerdos encuentran su expresión en la lengua-de-la-efectivi- 3. a. Nfr. c/asse «categoría de alumnos que siguen
dad (Wirk.lichkeituprache) propia de los judíos. Pero el objeto aquí cada grado de un curso de estudios» (seit Est 1549);
«enseñanza dada a una clase» (seit Ac 1740); «sala en
solo puede ser la unidad reflejada (la ouµqiwvla -rwv ouoTv ~ -rptwv); donde se imparte dicha enseñanza» (seit Mon 1635, S'.
como objeto, es un ser-bello; subjetivamente, es el acuerdo (Ver- auch ALF 441 escuela; ALLo 1778); neuch. «compañía de
einigung). Porque los espíritus no pueden estar unidos en objetos pastores»; París «lugar donde los mozos de cuerda de
un barrio esperan que se les dé trabajo» (Rich 1680-
propiamente dichos. Lo bello, la unión de dos o tres de vosotros, 1863). -Ablt Ménades quiasseux «colegial».
está tambitfn en la armonía del todo (in der Harmonie de.r Ganzen);
es un sonido (Laut), una consonancia (Eink.lang) en dicha armo-
nía y es acordada por ella; e.r porque esd en ella (en esta conso-
nancia), porque es algo divino; y en esta comunión (Gemein.rchaft) b. Nfr. classe «categoría de jóvenes que son llama-
con lo divino los s~1·es unid~s están al mismo tiempo (zugleich) en dos cada año a filas» (seit 1863). Übertragen etre de
comunión con Jesús: donde dos o tres están unidos en mi espíritu la classe «estar en el 2° año de servicio; tener expe-
riencia» (seit 1888, Daud).
[o en mi nombre] (ele; -ro óvoµó. µou, como en Mateo, 10, 41), en
cuanto que el ser (Sein) y la vida me son atribuidos, en cuanto que
.rqy, estoy en medio de ellos (in ihrer Mitte); este es mi espíritu».
Cuando Jesús explica a sus disdpulos que debe morir, que su Mfr. c/acyfier «establecer (un texto) de acuerdo con ·
· muerte no los dejad. huérfanos, sino que por el contrario les de- las clasificaciones» (Ca. 1500).
volverá la filiación; que recibirán tanto cuanto creen perder, los
invade el pavor. En el pavor (Er.rchreck.en) de Pedro en particular
se comprende lo que separa a la fe de su cumplimiento (der .Ab-
.rtand de.r G!auben.r von der Vollendung). Tienen miedo como niños Lt. classis, ursprunglich «a ufgebot in militarischem
· sinn» erhalt durch die von Servius Tullius getroffene
abandonados, pero esto les pasa porque no son todavía verdaderos einteilung der bürger in sechs gruppen die bed. «volks-
niños. Su fe se dirige todavía a un Dios exterior. «Todo vive en la klasse», sodann «landheer» und «flotte», endlich, zu
divinidad, todos los seres vivos son sus hijos, pero el niño lleva Augustus zeit, auch «gruppe von knaben, die gernein-
sam interrichtet werden». In verschiedenen dieser bed.
intactos en él la unión, el vínculo, la consonancia (Einklang) en ist es vom fr. entlehnt worden: 1 aus der bed. «flotte»
toda la armonía, mas no desarrollados; comienza por la fe en dioses (wohl nur rnit bezug auf das Altertum); 2 a aus der bed.
exteriores a él». A través de nuevas escisiones y de nuevas recon- «volksklasse», zuerst auch mit bezug auf das alte Rom,
dann aber auf moderne verhaltnisse übertragen; dabei
ciliaciones debe reformar el «círculo» por el que, volviéndose de ist b eine sekundare verwendung dieser bed. in der
nuevo niño, restablece el todo: «¡Dios, el Hijo, el Espíritu Santo!». naturwissenschaftlichen terminologie. 3 a aus der bed.
Es así como Jesús se sumerge de nuevo. Cuando Mateo habla de «schulklasse»; b ist daraus übertragen, weil auch die
jahresklasse der soldaten aus gleichaltrigen besteht.
«sumergir» (tauchen) no se está refiriendo a la inmersión en el agua, 1) In ausdrücken wie faire ses classes, /aire la c/asse
lo que se llama bautismo (Taufe). El nombre (ovoµa) es la relación usw.

I02
entre la escisión y la reconciliación. Jesús, según Mateo, pregunta classum larm.
de dónde viene el bautismo de Juan: ¿del cielo o del hombre? En
la consagración del espÍritu y del caricter, la inmersión solo debe
l Afr. glas «ruido estrepitoso, griterío» (12.- 13. jh.,
ser considerada como algo accesorio (Nebensache). El mismo Juan, BenSMaure; Peri), glais (12. jh.), afr. mfr. g!ai (12.- 15.
al menos según Lucas, presenta el agua como el suplemento. Del jh.), pik. glay (Th 1564 - Voult 1613), infr. mener grand
glas «hacer mucho ruido» (Th 1564 - Man 1636), mfr.
fuego. Esto sucede en el momento en que el pueblo se pregunta si él
clas «estrépito» D'Aubigné, apr. «grito; fragor»; afr. a
es o no el Cristo: «Por mi parte, yo os bautizo con agua, pero viene (un} glais «con voz unánime, a la vez», apr. a un e/as;
el que es más poderoso que yo, y no soy digno de desatar la correa mfr. g!ai «gorjeo de los pájaros>> (15. jh); afr. glas «es-
pecie de trompeta» (Veng Al, R 56, 131), glai (1285),
de sus sandalias; él os bautizará en el Santo Espíritu y el Fuego».
mfr. id. (1612); mfr. c/az «sonido de trompeta para con-
En el trascurso de la misma escena, en el Evangelio de Juan -tam- vocar» (1530); mfr. glai «honor, felicidad» Eust Desch.
bién en el de Marcos-, el fuego desaparece. Pero no las cuerdas de
las sandalias. Juan se siente siempre indigno de desvestir a Jesús e
incluso de arrodillarse para desatar las cintas que sujetan sus pies.
Pero, ¿por qué le gusta a Juan, aunque sea en calidad de ersatz,
sumergir los cuerpos en el agua? ¿Por qué ha bautizado a Jesús
2. Afr. glas «tañido de todas las campanas de una igle-
en el Jordán? El deseo de Juan no lo empuja ni dentro del agua ni sia» (13 .jh., Gdf.; Guernes S Thomas), glais Chrestien,
fuera del agua. Se aviene con el líquido, sumerge en él el cuerpo mfr. claz (poit. 1456), abress. clars pi. (ChaUllon D. 1483,
para gozar de la emergencia chorreante, reluciente, resbaladiza. Ann Ain 1927), -apr. ciar (Hérault 15. jh., AM 18, 204),
mfr. glay (1382), e/ax pi. (Roche/le 1465).
Quiere la plenitud del universo acuoso, aunque para mirarla, lo que
solo es posible sacando regularmente el cuerpo, interrumpiendo
la efusión, el olvido de sí, reemprendiendo la marcha, el estar-de-
pie. «La costumbre de Juan[ ... ] tiene una significación simbólica.
Ningún sentimiento ser{a tan semejante (homogen) al deseo de lo
infinito, a la nostalgia de derramarse en el infinito, como el de- Afr. g/ais «tañido lento de la campana de una iglesia
para anunciar la agonía , la muerte o el entierro de al-
seo de sepultarse (sich begraben) en una plenitud líquida (Wasser- guien» Florencia, mfr. g!ay Guill Mach, París glais (1488,
. fülle); el que se está sumergiendo en ella tiene ante sí un elemento Gdf; Mén 1650). mfr. nfr. glas (seit Th 1564, doch bis
extraño (ein Fremdes) que lo baña al instante (sogleich) por todas Voult 1613 als speziell orl.), nfr. glais (Man 1635 - Trév
1771), Bonneval glas MAnt 2, 428, hbret. gla, Landu-
partes y se deja sentir en cada parte de su cuerpo. Está atrapado jan y a ABret 15, 390, Loire l. kla, ang. clás, poit. kla ,
en el mundo, él lo atrapa; él no es sino el agua que lo acaricia, alH Vendée clia (1807), bgat. e/as, santo.kya, kanad. glas
donde está; y solo está allí donde la siente; en la plenitud líquida pi., centro e/as, Allier kla, Varennes c/airs, morv. i6s,
Macon ciar. verdch. glia. Cote d'Or gya, Yonne glais.
no hay ninguna laguna, ninguna limitación, ninguna multiplici- Vássy P. guiais, Créancey ghiai F 279, Gr Combe kyas .
dad, ni ninguna determinación; el sentimiento que de ella se tiene Jura gya, Vaudioux (e)gliés pi., Thones glié, Vaux tyar,
es el menos disperso [disipado, distendido, unzerstreuterte], el más Lyon clior, Mornantg!ió, St-Genis lyór, Loire k!ar, stéph.
e/o, Cr. gya, Estr. gla, incluso c!ias, Cordéac k/er, Trem.
simple; el que ha sido sumergido emerge de nuevo, irguiéndose en tsyer, mdauph. kle, Die clers, H Alpes, Lalié, Bare. klars
el aire, se separa del cuerpo líquido, ya está separado de él, pero pi., pr. id., k/a, klas, Nice ciar, lang. c/asses pi., Amane
todavía chorrea líquido por todas partes; desde el momento en que klar Zaun 95, Ariege, H Gar. k!ases pi., Tarn, aveyr.
k/as, Lozere id. (nordwestern), klases pi., vel. e/as,
este elemento lo abandona, el mundo que lo rodea se determina de g!a, Aurillac ciar Verm 317, Ytrac , St-Simon ciar, Puy
nuevo y él [el que emerge] vuelve más fortalecido (gestá"rkt) a la D. Xya, Vinz. Chav. klyar, lim. clhar DD, gask. glas. ALF
multiplicidad de la conciencia. Cuando la vista se escapa hacia el 650; G de Guer 74- 87; ALLo 2087.- Übertragen nfr.
glas «cañonazos a intervalos én funerales militares»
claro azul del cielo y hacia la superficie simple, sin forma, de un (Boiste 1803 - DG), «ruido de una bomba, de unos
horizonte oriental, uno no siente el aire que lo envuelve, y el juego fuegos artificiales» BL 1808.
del pensamiento es algo distinto de la huida de la mirada. En aquel Ablt. - Apr. clasejar «doblar las campanas, convocar
haciendo sonar el e/as», Tarn classexa «doblar mucho
que está sumergido en el agua no hay sino un solo sentimiento y el
tiempo las campanas».
olvido del mundo, un aislamiento que ha arrojado todo fuera de Zuss.-Apr. aclassar «hacer ruido» (12. jh.). - Bous-
sí, ha roto con todas las ataduras». sac glas d'emprunt «clamor por una persona muerta
No es otra la experiencia de Jesús después de que Juan lo sumer- fuera de la parroquia». Trans glas aboui/lie «repique
por un bautizo».
giese en las aguas del Jordán. El cielo se rasga, el espíritu desciende Von lt. classicum «trompetenstoss; trompeta» ist
sobre él en forma de una paloma y la voz lo reconoce como su hijo. früh ein classum zurückgebildet worden, das durch
Después de los cuarenta días del desierto y la tentación de Satán, die frühmlt. ablt. conclassare (= kit. convocare clas-
sico) bezeugt ist. Classum lebt in it. chiasso «larm»,
el trabajo de la escisión se ha realizado. Pero esta escisión, como la emil. stsas (z.b. Firenzuola d'Arda, Casella 19), Rovigno
muerte de Jesús que le es análoga, permite el retorno a la infancia stsaso !ve 35, sowie im gallorom., wo die kit. bed.
y al elemento Hquido. Al morir, al dejar a sus discÍpulos, al emer- zum teil noch erkennbar_ist. Aus dem fr. entlehnt me.
glose «trompetenstoss» Arch 109, 331. lm gallorom.
ger,Jesús vuelve a su padre, que es más grande que él (Heimkehr zu wird es auf den klang der glocken eingeschrankt, so
seinem Vater, der griisser ist als er). Abandona el agua para dejarse auch piem. tsas AGI 14, 363. Aus dem fr. entlehnt bret.
penetrar por el espíritu de aquel que es más grande que él. Pero al gláz. lm fr. gibt es, in allen bed., neben der form mit
a eine mit ai; die entstehung dieses vokals ist noch
mismo tiempo permite a sus jóvenes disdpulos sumergirse en el nicht abgeklart.-_ Grober ALL 1, 547; Z 15, 497; ML
espíritu como en el agua y-dejarse, a su vez, penetrar por él: «"Se . 1965.» V. Wartburg
me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra; id pues a todos los
pueblos y que esta sea vuestra tarea de disdpulos: la de iniciarlos
en la relación con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo, para
que los inunde y se deje sentir en todas las partes de su ser como
hace el agua en aquel que se ha sumergido en ella - y, tenedlo en
cuenta, yo estoy con vosotros para siempre hasta la consumación
del mundo" [ ... ] Está con ellos y su ser, el de ellos, está penetrado
(durchdrungen) del espíritu divino ... ».
En este movimiento que Marcos, encerrado en la «lengua ju-
día», habría reflejado mal, la emergencia no arranca el cuerpo del
elemento natural, el agua o la madre, sino para sumergir el espíritu
en el elemento paterno. El padre penetra el espíritu -la metáfora
del padre es, pues, la metáfora de la madre- con la condición de
que el cuerpo haya roto con la madre, es decir, con la condición El clamor encarniza una lectura gramatológica de Saus-
sure, siempre de aquella página del Curso.justamente,
de su muerte. Es decir, de su nacimiento, de su erección, de su re- que establece la lingüística en su patrocinio («Se puede
surrección. El nacimiénto solo surge como tal en la resurrección. decir, por tanto, que los signos completamente arbi-
La muerte es, por tanto, esa igual desigualdad del padre y de la trarios realizan mejor que los demás el ideal del pro-
cedimiento semiológico. Por eso, la lengua, el sistema
madre - la metáfora espiritual, el cristianismo, la nominación, de expresión más complejo y difundido, es asimismo
el bautismo, etc. En la cadena de estos valores ningún término el más característico de todos. En este sentido, la !in-
puede ser fijado como el accidente, el predicado, la determinación -güística puede convertirse en el patrón general de _
toda semiología, aunque la lengua no sea más que un
restrictiva de otro. sistema particular»). He subrayado aunque: la violenta
Al menos lo estrecho otorga regularmente su forma a la relación institución del patronato. Después de esto, viene la
de uno con otro sin el menor privilegio conceptual. Cada uno es más oposición del significante al símbolo: este no es ar-
bitrario, no es vacío, «existe un rudimento de vínculo
estrecho que los demás, ninguno es más ancho que todos los demás:
· natural entre el significante y el significado. El símbolo
he aquí con lo que forzar, herir, obligar a pensar - a la razón. de la justicia, la balanza, no podría ser sustituído por
En la gloria acaba de aparecer, con la erección del ungido na- cualquier cosa, un ca rro, por ejemplo)). Pero siempre
cido muerto, la igual desigualdad del padre y de la madre. Dicha puede ser reemplazado: por una espada, por una mu-
jer, etc. Y su naturalidad, pues, no deja ya de quedar
desigualdad aparece, está por tanto en dfenÓmeno, en la luz, en siempre encentada. Y la flor ¿es un símbolo o un signo?
la gloria. Pero lo que aparece se enuncia, en la voz, como un juego Pero, de momento, la estricta incidencia de clamor
de lo líquido y lo sólido. Todo esto se dice por medio del desliza- no reside en esto. La misma página del Curso propone
una observación y responde a dos objeciones. Y enton-
miento de un escalón, de la erección de un límite chorreante, siem- ces, como por casualidad, surge el ejemplo de clamor,
pre desigual a sí mismo. que Saussure trata como una palabra («Palabras como
La lectura hegeliana del cristianismo parece describir una recon- fusta y clamor... »). La observación atañe a lo arbitrario,
a la palabra «arbitrario»: «La palabra arbitrario requiere
ciliación -para decirlo en dos palabras- entre la fe y el ser, entre el asimismo una observación. No debe dar la idea de que
Glauben y el Sein. «La fe presupone un ser (Glauben setzt ein Sein el significante depende de la libre elección del sujeto
voraus)». La unión, la comunión, la reconciliación forman una (más adelante veremos que no está en poder del indi-
viduo cambiar nada en un signo, una vez establecido
sola cosa con el Sein. Topamos aquí con el mismo signo. La comu- este dentro de un grupo lingüístico); queremos decir
nión y el ser tienen la misma significación: «Vereinigung und Sein que es inmotivado, a saber, arbitrario con respecto al
sind gleichbedeutend». significado, con el cual no tiene ninguna atadura na-
tural en la realidad ». El significante (flor o clamor, por
Sin embargo el destino del cristianismo inicia una nueva frag- ejemplo), que constriñe al sujeto (al «individuo»), sería
mentación. La palabra destino no deja ya de tener este sentido en el «inmotivado)) respecto al significado (¿cuál?, ¿dónde?,
contexto hegeliano. Escisión y unilateralidad en el amor, que todavía ¿cuándo?), al referente (¿cuál?, ¿dónde?, ¿cuándo?).
¿Qué es el indjviduo?, ¿la realidad?, ¿la naturaleza?
no es la religión; después en la religión misma y en la piedra de la Y, sobre todo, ¿la atadura? Todo el trabajo del cla -
iglesia que no puede resolver en este mundo la oposición dolorosa mor podría proporcionar al menos un material para
entre lo vivo y lo muerto, lo divino y lo real. La religión cristiana la reelaboración de dichas cuestiones: más acá de
la palabra (por tanto, de la lingüística que, aunque lo
sigue siendo sublime. Jesús ha partido, se ha separado del mundo, niega, sigue siendo siempre lingüística de la palabra,
dejando a sus discípulos sin presente, en suspenso entre el recuerdo e incluso del nombre), de la oposición entre la physis
y la esperanza. La acusación se amplía entonces contra la pasividad y su otro (¿dónde colocar la flor?) y sobre todo den- .
tro de otra lógica, práctico-teórica y encorbatada, del
polÜica de Jesús, contra su idealismo: prefirió reconstruir junto a bocado, de lo que queda d.el despego de la atadura
su padre, en la idealidad, una vida frustrada. No supo luchar, en y que siempre viene a cargar las tintas.
el mundo, contra la realidad judía. Por eso tuvo, paradójicamente,
que repetir el judaísmo. Como Abraham, se separó de la familia;
además, no amó a ninguna mujer, no engendró ningún hijo. Incluso
dejó a su madre. Para huir de la guerra y anunciar el amor, trajo
la espada a la tierra, enfrentó al hijo con su padre, a la hija con su
madre, a la nuera con sus suegros. Sus discípulos abandonados solo
pudieron, como los judíos, hablar de su «maestro ausente», orar en
común, fracasar en sus tentativas políticas. Cuando sus enemigos
acusaban a algunas de sus sociedades de practicar la «comunidad
de mujeres», no eran «ni lo bastante valerosos ni lo bastante puros Después de la observación, respuesta de Saussure a
para merecer esta acusación ni para no sentir vergüenza de ella». A dos objeciones. Estas conciernen a las onomatopeyas y
a las exclamaciones, y no deberían resultar «peligrosas
menudo vivieron en la emigración, en la espera, en el signo. Todo para nuestra tesis». Por consiguiente, nos pregunta-
sucede en torno a un sepulcro. Sin duda el recuerdo del cuerpo pu- mos, primero, cómo podría una tesis estar en peligro
trefacto se ha borrado en un primer momento en la intuición de la (en otro lugar se responde a eso). En cualquier caso,
esta es la réplica a la objeción de la onomatopeya:
gloria, pero ha vuelto, ha insistido, en la medida misma en que la «Señalemos, para terminar, dos objeciones que podrían
escisión continuaba su trabajo. Mientras el cuerpo muerto reste ahí, hacerse al establecimiento de este primer principio:
en la interminable descomposición de las reliquias, el espíritu no se «1. Podríamos basarnos en las onomatopeyas para de-
eleva nunca lo suficientemente alto, es retenido como una suerte de cir que la elección del significante no siempre es arbi-
traria. Pero estas no son jamás elementos orgánicos
efluvio, de gas en fermentación encima del cadáver. Una especie de de un sistema lingüístico. Su número, por otra parte,
pesantez «tira de él hacia la tierra» (ihn zur Erde zieht) y «el Dios es mucho más reducido de lo que se cree. Palabras
debe flotar (schweben) entre lo ilimitado, lo infinito del cielo y la como fusta o clamor pueden golpear ciertos oídos
con una sonoridad sugerente; pero, para ver que no
tierra, esa reunión de limitaciones distintas, en medio de ambos». poseen dicho carácter desde el origen, basta con re-
El espíritu es todavía como una suerte de águila que querría elevarse montarnos a sus formas latinas (fouet[fusta] derivado
mientras el «plomo» (Blez) vuelve pesadas sus alas o sus patas. Je- de fagus, «haya», glas [clamor]= c/assicum); la calidad
de sus sonidos actuales o, mejor dicho, aquella que
sús se asemeja ahora a Moisés. Es decididamente demasiado judío. se les atribuye, es un resultado fortuito de la evolu-
Podríamos pensar que es un poco griego: «como Hércules» a partir ción fonética.
de la hoguera, ha tomado su «vuelo» a partir de la «tumba». Pero «En cuanto a las onomatopeyas auténticas (aque-
llas del tipo de gluglu, tictac), no solo son escasas
los altares y las plegarias de los griegos se dirigen a un dios que ya sino que, además, la elección de las mismas ya es en
no sigue luchando en la tierra, que ya no resta en su cuerpo. En su cierta medida arbitraria dado que no son más que la
errabundia y en su enseñanza Cristo permanece clavado o pudrién - imitación aproximativa y algo convencional de ciertos
ruidos (compárese el español guauguau con el alemán
dose: «ligazón monstruosa» (ungeheure /Terbindung). wauwau). Por añadidura, una vez introducidas en la
La acusación se agrava sin cesar; sobre todo se politiza. Al alen- lengua, dichas onomatopeyas son más o menos arras-
tar la utopía, se desencadena la violencia fanática. La evasión en el tradas en la evolución fonética, morfológica, etc. que
afecta a las otras palabras (cf. pigeon [palomo], del latín
vacío produce la atrocidad y la devastación. La huida es imposible. vulgar pipio, a su vez derivado de una onomatopeya):
El destino del mundo demasiado poderoso no solo pesa sobre la prueba evidente de que estas han perdido algo de su
Iglesia, sino que actúa en ella. Aunque esta situación no haya sido carácter primero para revestir el del signo lingüístico
en general, que es inmotivado».
provocada por ellos, ha sido explotada por «los grandes hipócritas»
(grosse Heuchler), los falsos devotos, los comediantes, los sacerdotes
poderosos. La estructura de su astucia es analizada: «Han imaginado
para toda actividad burguesa [civil, bürgerliche Handlung] y para toda
exteriorización del placer o del deseo, un escondrijo [einen Schlupf-
wink.el, un rincón, un reservado] en la unidad: argucia (Betrug)
Dejemos que trabajen por sí solas estas extrañas aglu-
para mantener a la vez (zugleich) cada una de las determinaciones tinaciones de ejemplos cuya consonancia es inaudi-
y gozar de ellas, y también a la vez (zugleich) escapar de ellas». ble: la cuestión suprema de la haya y del clamor, el
Este es el grandísimo cálculo al que ha dado lugar, en la historia, devenir-fusta de la haya, la asociación en apariencia
totalmente fortuita [volveremos sobre ello] de gluglu
el ungido del Señor. En su pasividad misma, en la actio in distans del y tictac, esas «onomatopeyas auténticas».
milagro y de la escisión, en sus salidas en falso. De lo inconsciente,
digamos al menos de la inconsciencia en la que este destino actúa,
Hegel habla a menudo expresamente. Su lectura es, pues, doble:
por un lado, el cristianismo ha conseguido suprimir la limitación
judía; y la muerte de Cristo ha permitido a los hijos ser hijos; el
bautismo ha tenido lugar. Por otro lado, el cristianismo repite, un
Saussure parece saber, pues, lo que son las «onoma-
poco más arriba, el corte judío, los discípulos se han quedado como topeyas auténticas». Pero dicho saber supone que se
ovejas sin pastor, el nombre no ha sido reconocido. Fracaso de la capte el instante original en el que aún no han sido
filiación, de la familia, de la ciudad, hipocresía, cálculo, violencia, «más o menos arrastradas en la evolución ... ». ¿Dónde
reconocer ese instante puro, el único capaz de zanjar
apropiación. Piedras. aquí la cuestión? Otro recurso a un origen puro, esta
La lectura no es doble pero si que lo son el cristianismo y la vez etimológico: solo en la medida en que se recurre
106
estructura del relevo. El analizado es inconsciente de la verdad de a su filiación etimológica se puede demostrar que cla-
mor y fusta no ti enen valor de onomatopeya. ¿Habrá
su proceso. Esta verdad solo se le presenta en la filosofía, en el fu-
que fiarse de la etimología e, incluso, de un concepto
turo anterior de la religión absoluta. restringido -historicista y unilineal- de la etimología
La religión cristiana no deja ya de estar establecida como la religión para analizar el funcionamiento de un significante lin-
güístico y para reconocer su pertenencia «orgánica»
absoluta. Es, pues, en la religión absoluta donde habita la hendidura;
al «sistema lingüístico»?, ¿se sale un elemento de la
y habita para siempre y en todas las figuras del cristianismo: «En lengua cuando no se conforma a su presunto origen
todas las formas de la religión cristiana que se han desarrollado en semántico?
el proceso fatal de los tiempos reside ese carácter fundamental de
una oposición en el seno de lo divino, que solo está presente en la
conciencia, nunca en la vida». La naturaleza representativa de la
presencia de lo divino que se mantiene delante de la conciencia y se
hace esperar en la vida, que sitúa a la religión en una postura anti-
cipadora: estos no dejan ya de ser, desde estos primeros textos, los ¿Qué son, por consiguiente, los «elementos orgánicos
rasgos que la Fenomenología del espíritu reconocerá, habrá reconocido de un sistema lingüístico»? ¿Las palabras? Pero las
«palabras» pueden convertirse en onomatopeyas, por
en la religión absoluta, es decir, en el cristianismo. Jesús finalmente injerto de funcionamiento, en totalidad o en parte, por
ha escogido, ha elegido (wah!te), la escisión, pero este gesto no puede descomposición o recomposición, despego o apego.
ser simple. Al romper y al huir ha declarado la guerra en nombre de Pero las onomatopeyas pueden convertirse en pala-
bras y, como e.l «arrastre» no ha dejado ya de empe-
la reconciliación, se ha partido en su propia escisión, se ha tensado zar siempre, como no es ni un accidente ni está fuera
contra la división misma al multiplicarla y elevarla de este modo del sistema , los jueces, los presuntos detentares de
al infinito. Lo que al cristianismo, tal como habr(i)á debido ser, le los criterios sistemáticos ya no saben qué pertenece
a qué ni a quién.
ha sucedido como un accidente, no tiene, por tanto, nada de acci-
dental. Es la definición misma del destino, y esto se reconoce en el
hecho de que Jesús no ha delirado, ni siquiera ha amado su muerte.
O al. menos si ha delirado o lo han hecho delirar, no lo hizo en su
provecho: «Para aquel cuyo delirio se inflama solo en su provecho
la muerte es bienvenida, pero aquel que delira con vistas· a un gran La «onomatopeya auténtica» se hurta y, con ella, todas
designio sólo con dolor pµede abandonar el escenario (Schauplat~) las oposiciones que la siguen o preceden. El concepto
de onomatopeya supone, por lo demás, en el manejo
sobre el que debía desarrollarse;JesÚs murió con la convicción de que aquí se hace de él, una estructura muy simplificada
que su designio no caeda en saco roto». de la imitación (entre el ruido de la cosa y el sonido de
la lengua). A este respecto, la semejanza es débil e,
incluso, inexistente entre clamor-y ¿de hecho, qué?,
¿el ruido de una campana?-, entre fusta y el ruido de
fustigantes correas. Uno se pregunta por qué Saussure
eligió estas «palabras» como ejemplos de presuntas
onomatopeyas. Le es preciso despojar a sus enuncia-
dos empíricos de cualquier tipo de rigor:·estas palabras
«pueden golpear» (¡qué suerte!: lo mismo que la fusta
y que el clamor, las palabras «golpean»; lo mismo que
la fusta y que el clamor, las palabras hacen ruido y lo
que golpean es el oído. Habría como trozos de fu sta
y de clamor en cada palabra), «pueden » -llegado el
Esta escisión tiene efectos cuyo análisis polfrico apenas está iniciado. caso- «golpear con una sonoridad sugerente» y solo
«ciertos oídos». Dicho de otro modo, los ejemplos es-
Prosigue en unos fragmentos de la misma época, en particular en la tán demasiado mal o demasiado bien elegidos: nadie
Constitución de Alemania. Hegel comienza a estudiar más de cerca los puede considerar fusta y clamor como onomatopeyas
problemas de la economía política, lee el Inquiry into the ¡rinciple.r auténticas. Por lo demás nadie lo ha hecho y, encima,
no hay ninguna onomatopeya auténtica. Ah ora bien ,
ofpolitical economy de Stewart. Y, aunque las consecuencias políti-
en lugar de llegar a la conclusión de que, por consi-
co-económicas de los primeros ensayos no están desarrolladas, sí guiente, tampoco hay lo arbitrario auténtico, en lugar
están conceptualmente marcadas. En particular en lo que se refiere _ de interesarse por los efectos de onomatopeya o de
al lugar de la familia. ¿Quiere eso decir que una saturación por ve- arbitrario contaminados, por el arrastre de la lengua
(por la fusta o por el clamor), Saussure se precipita al
nir llenará un espacio cuyos bordes y límites interiores quedarán encuentro del «peligro» con el fin de salvar la tesis de
intactos? Es dudoso. El silencio casi total sobre la esposa, la hija, la lo arbitrario del signo.
hermana, la madre, señala probablemente algo distinto de una la- Si lo arbitrario y la inmotivación pueden acaecer al
presunto «carácter primero» de semejantes «onoma-
guna que hay que llenar, en el interior de un campo intacto. ¿Qué topeyas auténticas», ¿por qué no podría una remoti-
pasa cuando este silencio se rompe, por ejemplo, en la Fenomenolo¡Ja? vación arrastrar de'nuevo lo presuntamente arbitrario?
La pregunta más general tendria ahora la siguiente forma: ¿cómo Si lo arbitrario fuera puro, eso no sería posible. Ah ora
bien, es posible, al menos así lo atestigua aquello que
se produce el relevo de la religión en la filosofia?, ¿cómo se produce, Saussure quiere incluir bajo el título de la atribución
por otra parte, el relevo de la estructura familiar en la estructura artificial, ilusoria y fortuita: «La calidad de sus sonidos
de la sociedad civil (burguesa)? Dicho de otro modo, ¿cómo se actuales, o más bien aquella que se les atribuye, es un
resultado fortuito de la evolución fonética».
efectúa, en el interior de la Sittlichk.eit ( cuya noción comienza a ser
elaborada en la Diferencia entre lo.r .ri.rtema.r de Fichtey de Schelling,
en Fey .raber y en el artÍculo sobre El derecho natura{), el paso del
silogismo familiar al silogismo de la sociedad burguesa? Estos dos
problemas se cruzan en un lugar que hay que determinar. Dicho
lugar se indica de forma esencial en el penúltimo capítulo de la _
Fenomenología: la religión absoluta que precede inmediatamente a
su propia verdad, el Sa. Al término del silogismo (religión natural,
religión estética, religión revelada-manifiesta), el cristianismo, re-
ligión absoluta, se desarrolla a su vez de acuerdo con el siguiente
¿Qué quedará del sistema interno de la lengua, de
silogismo: 1. El espíritu en el interior de stmismo: la Trinidad. 2. los «elementos orgánicos de un sistema lingüístico»,
. El espíritu en su alienación: el Reino del Hijo. 3. El espíritu en su cuando haya sido purificado, despojado de todas esas
plenitud: el Reino del Espíritu. A través de fa muerte del t~rmino cualidades, de esas atribuciones, de esa evolución?
¿Qué quedará de él y dónde lo hallaremos? ¿Y desde
mediador la reconciliación todavía sigue estando afectada por la dónde considerar esas «cualidades» atribuidas y esos
oposición adversa de un más allá (Gegen.ratze eine.rjen.reit.r), sigue «resultados de la evolución fonética» como «fortuitos,,?
estando lejos, en l:ilejanía de un porvenir (el Juicio Final para la Dicha palabra , por otra pa rte, resulta sorprendente:
todo ocurre como si los procesos de remotivaci ón, ,
unidad religiosa) y en la lejanía de un pasado (la Encarnación de
de renaturalización escapasen a cualquier necesidad '
Dios). No está presente. Estando presente en el corazón, esd. se- mientras que lo arbitrario, por su parte, no tendría
patada de la conciencia, dividida en dos (entzweit). Su efectividad nada de fortuito en su funcionamiento. Sería fortuito
-y, por tanto, arbitrario- remotivar signos arbitrarios.
está quebrada. Lo que entra en la conciencia como el en sí es la re- Y, además, la elección de los ejemplos sería -son pa-
conciliación en cuanto que se mantiene más allá; pero lo que entra labras de Saussure- «arbitraria» en el alegato de la s
en ella como presencia es el mundo que espera su transfiguración. onomatopeyas. Se podrían rastrear largo y tendido los
efectos de esta oposición entre arbitrario y motivación
De ahí la partición entré lo espiritual y lo político.
dentro de una lógica que, al dar permanentemente por
supuesto un saber de lo que es la libertad, la con cien-
cia , la naturaleza, la necesidad, se queda sin aliento al
delimitar el adentro y el afuera del sistema lingüístico,
Ahora bien, la última escisión entre la presencia y la representa- al encuadrarlo, con todas las seguridades que brinda
ción, entre el para-sí y el en-sí, tiene la forma de una desigualdad un marco como este.
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entre el padre y la madre, en la relación con el padre y la relación ¿Y si la mímesis ya no se dejase fiscalizar, forzar a
con la madre. El paso de la religión absoluta al Sa se prepara como rendir cuentas ni a dar razones, a someterse a una
verificación de identidad en un marco como este? ¿Y
el relevo de esta desigualdad. si operase según unas vías y unas necesidades cuyas
¿Es acaso una analogía? Dejemos plantada la analogía, unas lí- leyes se enredan y se determinan de otro modo? ¿Con
neas antes de El saber abroluto: «Así como (so wie) el hombre divino recursos que conducirían al interior del sistema de la
lengua, importando dentro de la lingüística' todas las
singular [einzelne está subrayado: es Jesús, el individuo histórico] cuestiones y todos los códigos de cuestiones que se
tiene un padre que existe en rí (ansichseienden Vater) y solo una ma- desarrollan aquí, en torno a los efectos de «nombre
dre efectiva ( wirkliche Mutter), así también (so) el hombre divino propio» y de «firma», hurtando en el curso de esta
infracción todos los criterios rigurosos de un encua-
universal, la comunidad (die Gemeinde), tiene por padre su propia dre -entre el adentro y el afuera-, .arrancando tanto
operación (ihr eigenes Tun) y su propio raber (Wissen); y por madre, el marco como el adentro y el afuera, el cuadro o la
empero, el amor eterno que solamente siente (die sie nur fühlt), pero cosa (imagínémonos los estragos de un robo que nos
privase solo de los marcos y de toda posibilidad de
que no contempla en su conciencia como objeto efectivo inmediato». volver a enmarcar nuestros objetos de valor o nues-
Es demasiado pronto para leer este pasaje. De él retendremos tros objetos de arte)? ¿Y si la mímesis hiciese que el
solo un indicio y un programa: la puesta del paso al Sa se asemeja sistema interno de la lengua no existiese o que no se
utilizase nunca o, al menos, que no se utilizase sino
a una transformación de la relación familiar. Aunque a esto se le contaminándolo, y que dicha contaminación fuese in-
llame figurada o formalmente una relación familiar, su alcance evitable y, por consiguiente, regular y «normal», que
ontológico es indiscutible. En la constitución de una onto-lógica formase parte del sistema y de su funcionamiento,
que formase P-,arte de él, es decir, que lo convirtie se
absoluta el discurso familiar no podría ser relegado a las regiones a él -que es el todo- en una parte de un todo má s
subordinadas de una retórica, de una antropología o de una psi- grande que él? Conclusión de Saussure: «En resumen,
cología. Semejante dehiscencia familiar, desde el momento en que las onomatopeyas y las exclamaciones tienen una im-
portancia secundaria, y su origen simbólico es en parte
recurre al Sa -a la filosofía-, es una puesta esencial en la historia discutible» (Por consiguiente, también lo arbitrario.
del sentido del ser. El recurso al saber absoluto está inscrito en ella. En cuanto al origen así llamado «simbólico», en parte
El lugar de esta inscripción es también una in-consciencia riguro- discutible, por tanto en parte simbólico, responde a
la lógica del bocado y de la anterecclón. No hay más
samente situada entre la Fenomenología del espíritu y la gran Lógica, que seguir sus consecuencias).
en la articulación del Sa.
¿De qué tiene necesidad alin la familia? ¿Y por qué tiene necesi-
dad de filosofía? ¿Por qué solo en familia se tiene necesidad del Sa?
La hendidura -que alcanza su absoluto en la religión absoluta- es
la necesidad de la filosofla. La filosofla sale, como su objeto propio,
Justo después de esta conclusión, tenemos el § 3.
del cristianismo cuya verdad es; de la Sagrada Familia, de la que «Segundo principio; carácter lineal del significante».
procede y cuyo relevo es. La necesidad de filosofía (Bedürfnis der Phi-
losophie) (este es el subtÍtulo de un texto casi contemporáneo de El
espíritu del crirtianismo) surge en el entre, el estrecho espaciamiento
de una escisión, de una hendidura, de una separación, de una di-
visión en dos. Uno se divide en dos, esta es la dolorosa fuente de la
filosofla: «Entzweiung ist der Que!! des Bedürfnisres der Philosophie». Una vez más, aquí no se leen ni objeciones ni cues-
tiones planteadas a «Saussure», sino a dos pilares del
Entonces la razón procede, poniendo todo su afán, a p(r)ensar la Curso que se oponen apoyándose mutuamente con
herida, a reducir la división, a volver más acá del manantial, junto el fin de sostener una poderosa edificación . Se sabe
a la unidad infinita. «El interés de la razón», el Único interés de la que por otra parte, y en otro lugar, el propio Saussure
ha tenido en cuenta la «motivación relativa» del signo.
filosofía, estaría en relevar los términos de la oposición, los efectos Ha desconfiado de todo lo que podría implicar redu-
de la división (So/che festgewordene Gegensdtze aufzuheben ist das cir el lenguaje a la «nomenclatura» (la nomenclatura
einzige Interesse der Vernunft). El progreso de la cultura ha recon- -calare nomen- llama a los nombres, clasifica por
ducido las oposiciones del tipo espíritu/materia, alma/cuerpo, fe/ nombres, honra y hace resonar los nombres pero, al
mismo tiempo, al inscribirlos en redes taxonómicas
entendimiento, libertad/necesidad, y todas las que de ellas derivan, y en cruces de generalidades, inicia su descompo-
hacia la gran pareja razón/sensibilidad o inteligencia/naturaleza, sición, destruye su integridad singular de nombres
«es decir, en relación con el concepto universal, bajo la forma de propios). En los Anagramas, Saussure ha intentado
incluso una lectura «remotivante» que difícilmente se
la subjetividad absoluta y de la objetividad absoluta». Ahora bien, le perdona, cual ensoñación, ciertamente sabia y de
estas oposiciones son establecidas corno tales por el entendimiento alto nivel pero que, dentro de los marcos actuales de
que «imita» (ahmt) a la razón. Esta relación enigmática, esta mi- la institución científica, resulta esencialmente chiflada
y dengue. (Advirtamos a aquellos que estén lo bas-
mesis racional, organiza, por tanto, toda la historia de la filosofía tante locos como para remotivar esta última palabra
corno historia de la necesidad, corno historia del interés de la razón que esta no tiene ninguna relación garantizada de
en relevar el dos. La razón es otro nombre del poder de unificación filiación etimológica con el francés dinguer. Es una
lástima pero puede tener arreglo.
(Macht der Vereinigung). Cuando esta fuerza se debilita o desapa-
rece, la necesidad de filosofía se hace sentir.
Todas las síntesis finitas que, en el arte y en la religión, se tornan
por síntesis absolutas no harán, pues, sino imitar la operación ab-
soluta de la razón. Todavía son, a este respecto, «juegos de entre-
tenimiento». Para la poética: «Dingo, adj. y n. m. (Dingot, fin siglo
XIX; de dingue). Fam. loco, V. Cinglé, dingue ... ». «Din-
La necesidad de filosofla todavía no es la filosofía. Hay un paso
gue, adj. y n. (1915; o.i.; quizá de dengue*, cf. arg. la
(no) todavía de la filosofía. Esta -no deja ya de hacerlo- se anun- dingue «paludismo» (1890); o de dinguer). Pop. Loco,
cia en ~l. Ahora bien, que la filosofía solo en sí misma tiene su co- chalado. Está un poco chiflado. Habría que mandarte
mienzo es una proposición esencial de la razón y, por tanto, de la con los chiflados». Dinguer, v. intr. (1833; de un rad.
onomat. din-, ding-, que expresa el balanceo (de las
filosofía hegeliana. Ella es el comienzo, como comienzo de sí misma, campanas, etc.). Fam. (Después de un verbo). Caer,
como posición por sí misma del comienzo. ¿Cómo conciliar estos tumbar. «Tuve un vahído y fuí a parar al pie de un cas-
dos axiomas: la filosofía solo procede de sí misma y, sin embargo, es taño» (Gide). Envoyer dinguer: rechazar violentamente,
y fig. mandar a paseo sin miramientos. «¡Si yo hubiese
hija de una necesidad o de un interés que todavía no son la filosofía? querido presentárselos, me hubiera mandado a paseo!»
En su propia posición, la filosofía presupone. Se precede y se re- (Proust). * Dengue, n. f. (1866 palabra española «melin-
emplaza a sí misma en su propia tesis. Viene antes de sí misma y se dre»). Enfermedad endémico-epidémica de las regio-
nes ecuatoriales, provocada por un virus que se infiltra
sustituye a sí misma. Movimiento en pro: estaríamos tentados de y que se carateriza por dolores en los músculos y en las
traducir el concepto fundamental de Voraussetzung por pro-posición articulaciones que provocan un andar envarado y en
o prÓ-tesis antes que por presuposición, como se acostumbra a hacer. apariencia afectado. Hom. Dingue». Robert, esta vez.)
La necesidad de filosof{a adopta la figura de un limen, de un atrio,
de un vestÍbulo, de un escalón, de una escalera, de un umbral (Vor-
hoD, de un golpe previo. «La necesidad de filosofía puede ser ex-
presada como su pro-posición (Voraussetzung), si es que hay que
hacerle (.gemacht werden rol[) a la filosofía, que comienza consigo Ahora bien, ¿acaso la remotivación, ingenua o sutil, no
misma, una suerte de ante-patio (VorhoD». resulta siempre un poco dengue? ¿Acaso no es esto
lo que piensa un teórico de la motivación?: «El apre-
La cuestión de la familia y, por tanto, la de la religión se plantea mio de desmotivación -o, mejor, la incapacidad para
así en el preámbulo; la familia solo está en casa en el tiempo - en el desmotivar- es uno de los síntomas característicos
que la razón no se ha reapropiado absolutamente, no se ha reencon- de la afasia. Los enfermos interpretan las palabras
compuestas como si obedeciesen a las reglas de la
trado cabe sí misma en su absoluta familiaridad, en la que todavía no charada: chiendent [dificultad]= chien [perro] + dent
mora. La travesía del vesdbulo -la familia, la religión- es el paso de [diente] (Goldstein); alacena= ala+ cena.
IIO
la pro-posición a la posición filosófica que es su verdad. La verdad «La remotivación acompaña a cualquier regresión men-
filosófica dice; estoy si(gui)endo siempre la familia y la religión. tal crónica [...] La curación va acompañada del retorno
progresivo de locuciones desmotivadas.
Desde ese momento la muerte de Dios, el advenimiento cristiano, · «Las ideas delirantes de los esquizofrénicos pueden
el dolor infinito, la unción, la trinidad, el calvario, la resurrección ser interpretadas como metáforas vividas,,. (Fónagy,
se escenifican en el atrio, forman incluso una suerte de represen- Motivation et remotivation. Comment se dépasser?,
en Poétique 11).
tación -como la gloria elíptica de un tÍmpano- ante la edificación
enderezada de la filosofia.
Limen del «viernes santo especulativo»: «Pero el concepto puro
o la infinitud como el abismo de la nada (Abgrund des Nicht.r) donde
todo ser se hunde (ver.rinkt) no debe designar el dolor infinito sino
como un momento (rein al.r Moment) -dolor que hasta aquí solo
estaba en la cultura como hecho histórico (_geschicht!ich) y constituía
el sentimiento (Gefüh[) sobre el que descansa la religión moderna,
: el sentimiento de que Dios mismo ha muerto (aquel del que Pascal
Esto es cierto sin duda. Pero ¿qué asidero con ceptual
había dado una expresión en cierto modo empirica: "La naturaleza pertinente nos brinda la oposición motivación/desmo-
es tal que muestra por todas partes un Dio.rperdido tanto en el hombre tivación/inmotivación desde el momento en que solo
como fuera del hombre")-; pero [el concepto puro] no debe, por se escapa de la «regresión mental crónica» de la re-
motivación para exponerse a la «regresión verbal,, de
tanto, designar el dolor infinito sino como momento, momento de la desmotivación? Seis páginas más adelante: «Resulta
la idea más elevada, nada más; de esta suerte, a aquello que todavía interesante ver que la tendencia a la desmotivación
se limitaba, ya a la prescripción (Yorschrift) moral de un sacrificio -una de las principales fuerzas de la evolución lingüís-
tica- puede ser la ba se de una profunda regresión
del ser (Wesens) empírico, ya al concepto de la abstracción formal, verbal,,. Sin duda la «regresión verbal» no se confunde
el concepto puro debe darle una existencia filosófica y, seguida- sin más con la «regresión mental,, (aunque, de hecho,
mente, darle a la filosofia la idea de libertad absoluta y al mismo en ese viejo código resulta difícil disociarlas); sin duda
el autor también está apuntando aquí al «lenguaje
tiempo la pasión absoluta o el viernes santo especulativo, que otrora de las matemáticas» como ejemplo de desmotivación
fue histórico (histori.rch); y debe restaurarlo en toda la verdad y en perfecta. Ahora bien, si el «lenguaje matemático,, (¿es
toda la dureza de su vacancia-de-Dios (Gott!osigk.eit); solo de esta un lenguaje?) es el único «resultado» del proceso de
desmotivación, todo el lenguaje «natural,, tien e algo
dureza -puesto que debe desvanecerse el carácter más sereno, más que ver con la «regresión mental crónica,, y con la
desprovisto de fundamento (Ungründlichere), mis singular, de los «esquizofrenia».
filósofos dogmáticos así como de las religiones naturales- puede
y debe resucitar la más elevada totalidad, con toda su seriedad y a
partir de su fundamento más profundo, ciñendo todo a la vez y en
la más serena libertad de su forma».

La familia no cesa de ocupar la es-cena y, sin embargo, tenemos la


impresión de que nunca se trata de ella. El objeto filosófico llamado Esto es cierto sin duda y por qué no. ¡Pero el autor
«familia» parece hurtarse sin cesar. Las premisas ontoteológicas, achaca también la actividad de «pacientes esquizofré-
el núcleo infinito de la estructura familiar, de la nominación, de la nicos,, a la desmotivación! El concepto de motivación
es, por tanto, demasiado amplio y sus presupuestos
filiación, son ciertamente visibles. Pero toda la silogística funda - dem asiado oscuros. Estos obligan a concluir, según
mental está dominada por la relación padre/hijo, acerca de la que los esquemas de Condillac, de Rousseau y de algunos

III
podemos preguntarnos si abre o cierra la posibilidad de la familia. otros, que el progreso es una regresión (una buena
Esta dominación pertenece, al parecer, a la esencia de la Sagrada y/o una mala íecesión hacia el origen, incluso más acá
del origen): «La génesis y la evolución del lenguaje
Familia. Ahora bien, la (es)Cena se cumple al pasar a la Gottlósig- son una luch a permanente entre las tendencias que
keit y a la dura impiedad; en ese momento lo que en ella era solo empujan hacia la desmotivación y aquellas que favo-
histórico se desarrolla especulativamente. Mientras nos atengamos recen la remotivación. La lengua debe su nacimiento
a la desmotivación, pero no podría evolucionar sin
a la Sagrada Familia, todo ocurre como si todavía no hubiese pro- recurrir permanentemente a la remotivación de los
blemática de la familia propiamente dicha. A menos que la Sagrada signos y de las estructuras». Pero ¿qué se dice en-
Familia sea la familia propiamente dicha, el Único paradigma esen- tonces y cuáles son las puestas, las formas y las fuer-
zas de semejante lucha? ¿Por qué fija esta su propia
cial de toda familia auténtica. representación en el duelo entre la constricción y la
¿Qué es lo que, en efecto, le falta a la Sagrada Familia? ¿Qué es libertad, entre la motivación y lo arbitrario, entre la
lo que puede estar ausente en ella y qué quiere decir ausente en este naturaleza y la tesis?
caso? ¿Es el padre el que está ausente? ¿Es la madre? Puesto que José
está ausente y María es virgen, el hijo es el hijo del Padre: faltan
el padre y la madre, uno desde el «punto de vista» finito, la otra
Aquí no es una tesis sino la tesis la que está estructu-
desde el «punto de vista» infinito. Pero esta disociación entre los ralmente en peligrn, la que está motivada para des-
dos puntos de vista es lo que critica la dialéctica especulativa. La motivar. En este punto preciso, si la desmotivación
relación de la Sagrada Familia con la familia terrenal se pone en está motivada, si, en efecto, «la teoría thesei [... ] el
repudio categórico de toda motivacií:ín [...] es una de-
juego en esa extraña partida o partición entre dos, tres o cuatro que fensa, una protección contra la atracción ejercida por
opera en los primeros textos y «se desarrolla» en todo el sistema ese contenido demasiado débilmente disfrazado», la
posterior. Al hablar todavía de desarrollo, no se hace sino nombrar simple alternativa de dos fuerzas opuestas (motivación/
no -motivación) én un campo homogéneo no puede
sin resolverla una dificultad ahora reconocida. dar cuenta de la división interna y desfasada de cada
La problemática de la familia «terrenal» tiene a la Sittlichkeit fuerza: la remotivación también es apotropaica.
corno espacio conceptual. Ahora bien, este espacio todavía no está Sin duda cierta lógica de la represión es aquí in-
dispensable e irreductible -y se echa mucho en falta
abierto, definido, determinado en El espíritu del cristianismo. Lo cual en las reflexiones modernas acerca del problema de
no significa que Hegel no haya descubierto o desarrollado aún el con- la «motivación»-. Mas no basta con recurrir a las «no-
cepto de Sittlichkeit: demuestra más bien que no podía desplegarse ciones» del psicoanálisis para reso lver el problema
desde el principio ni para emprender una clasificación
efectivamente, históricamente, en el cristianismo en cuanto tal. El sistemática de los elementos que están en juego. Por
cristianismo hace a la familia posible e imposible a la vez. El límite ejemplo, al concluir justamente que «cada sonido del .
político ( divorcio entre la acción espiritual y la acción «mundana», lenguaje es un conjunto de rasgos distintivos articulato-
rios y acústicos y, por tanto, se presta a la representa-
escisión entre el más allá y el aquí abajo, reconciliación inacabada ción de varias pulsiones a la vez», el autor de las Bases
entre el Padre y el Hijo, etc.) compromete la totalidad.y reintroduce pulsionales de la fonación complica retroactiva mente
una nueva esquizia. Esta debe ser superada: se pasa, de este modo, al y se arriesga incluso a contradecir o a comprometer
todas sus proposiciones anteriores. Y ¿qué ocurriría
silogismo de la Sittlichkeitque se desarrolla en el Estado, después de si las pulslones (¿de qué se trata?) no se limitasen a
la etapa de la familia y de la sociedad burguesa. La Sittlichkeit tiene concurrir por economía en una misma «represe nta -
aquí su punto de partida: a la vez su origen y lo que la separa de su ción» fónica o acústica y se dividiesen, e incluso se
indecidiesen una por una en su contradicción interna 7
origen. Ella resulta del cristianismo, es el resultado de la Sagrada Fa- Cuál es el interés ·
milia. Desarrollo, pues, y ruptura: respuesta a la cuestión del método.
Los rasgos esenciales de la Sittlichkeit aparecen en la Diferencia
contra clase, clamor de las clases, aquí mismo, aquí
entre los sistemas... , Fey saber, el artículo sobre el Derecho natural.
Pero el gran silogismo de la Filosofía del derecho no es visible, en di- ahora. Suerte del mismo nombre que siempre está en
chas obras, como tal. juego. Esto se escribe con despego.
II2
Se trata entonces de imponer una ciencia especulativa del dere- Pues, aunque los sobrenombres propios remiten a
cho, un concepto especulativo de la Sittlichk.eit; y para ello se trata (Nuestra-Señora-de) las flores, estas están cortadas
de criticar simultáneamente el empirismo y el formalismo. Estas
de la madre.
dos demarcaciones son siempre inseparables por razones esencia-
les. En el trascurso de esta doble crítica, la cuestión de la fami-
lia parece intervenir solo como un ejemplo. ¿Cómo proceder si se
quiere saber, por ejemplo, en qué consiste el matrimonio, esa to-
talidad estructurada que es la unión conyugal? El empirista nunca
quiere anticipar, su pretensión consiste en proceder pasivamente,
fielmente, en contar, relatar (erzahlen) lo que cree ver, enumerar
un determinado número de predicados que vienen a su encuentro. Despegadas más bien.
Dice: el matrimonio es esto, y después eso, y también aquello. Este
presunto contenido concreto no deja ya de estar en situación de
Despegar.
abstracción formal respecto a la unidad total que el narrador quiere
reconocer. Pero como este no puede no presuponer un principio
de unidad -lo que se llama el matrimonio-, extrae, de forma no ¿Podemos prescindir aquí de la palabra? Despegado:
crítica, un predicado, y por medio de la «exclusión» de los demás como el estilo más grande.
lo pone en situación dominante. Hace de él «la esencia y la meta».
Dice, por ejemplo, que la esencia de la «relación conyugal» reside
en la educación de los hijos o incluso en la comunidad de bienes. El corte, el desligamiento, ciertamente, pero asimismo
Lo cual limita la unidad concreta del desarrollo conyugal (su si- la delegación representativa, el envío de un despego,
logismo total) y afecta a la «relación orgánica», la afecta con una de un destacamento con una misión cabe el otro, cabe
abstracción violenta, ciertamente, pero también con una mácula:
sí: «Ella [ala de estambre, la Muerte] [...] había desa-
da.r ganze organi.rche Verhdltnis be.rtimmt und verunreinigt, determina
y macula toda la relación orgánica. ¿Por qué el proceder empirista tado una corbata [...] para representarLa ... ».
ha de macular la esencia del matrimonio al situarla en la educación
de los hijos o en la comunidad de bienes? Quizá por desconocer el
amor. Verunreinigt podría ser asimismo veruneinigt, sinónimo de
entzweit: divide, desune, zanja.
Este ejemplo ocupa solo tres lineas, pero aparece muy pronto, en Y, lo mismo que todos los tejidos, cuando se quiere res-
el momento en que se formula el proyecto de una ciencia filosófica taurar el texto de la Inmaculada Concepción, la cor-
de la Sittlichkeit. Partiendo de la «idea absoluta» hay que conside- bata se desata.
rar «la naturaleza y la relación de la ciencia de lo Sittlichen como
ciencia filosófica, y la relación de esta Última con lo que se llama
la ciencia positiva del derecho». Ahora bien, cuando esta ciencia
esté constituida, cuando la Sittlichkeit esté definida desde el punto Con este despego, reelaborar, como problema de la rú-
de vista especulativo, la familia constituirá el primer momento de brica, de la firma y del nombre de la madre, la alterna-
aquella. No se trata, pues, aquí de un simple ejemplo, y su lugar
tiva del formalismo o del biografismo, la inenarrable y
no es fortuito.
Los dos rasgos evocados ( comunidad de bienes y educación de los tan clásica cuestión del sujeto en la literatura. «De este
hijos) no serán nunca descalificados como tales. ~a critica se refiere modo, ante los ojos de Nuestra-Señora estupefacto, las
aquí al modo en el que el empirista lleva a cabo su deducción. Mis mariquitas de Blanche a Pigalle perdían sus más bellos
adelante, en el silogismo familiar, primer círculo del gran silogismo aderezos: sus nombres perdían su corola, así como la
de la Sittlichkeit, estos dos predicados se ordenarán como el segundo
flor de papel que el bailarín mantiene con la punta de
y el tercero de una totalidad histórica de la que el matrimonio ( «re-
lación ética inmediata», unidad natural de los sexos transformada sus dedos y que, una vez que el ballet ha terminado, ya
en unidad espiritual) será el primer momento. no es sino una varilla de alambre.
Sobre todo, se concebirá además la división, la escisión, la disolu-
ción. Se producirá efectivamente y sed. consumada con la educación aquí el alambre, en la punta de los dedos, sostiene
de los hijos después de haber sido preparada por el matrimonio y la flor de papel: en su erección y en su apariencia, el
la comunidad de bienes. Pero entonces ya no se tratará de disolver tiempo que dura el ballet. Pero, asimismo, es lo que
resta cuando la flor tumba, reducida, ya sin adornos y
teóricamente la familia mediante un procedimiento de conocimiento sin color natural, a su tutor real. Y a su «nombre propio».
empírico, mediante una deficiencia cientÍfica. Habrá que compren- Las mariconas pierden sus aderezos, los nombres sus
der, habrá que concebir cómo la familia se disuelve ella misma real- corolas en el momento en que el ujier grita los «nombres
propios» del estado civil, llama, clasifica de acuerdo
mente, efectivamente, en 1a educación de los hijos y en el paso a la con la ley, redistribuye los géneros: «... al llamamiento:
sociedad burguesa. "Berthollet Antonio", compareció Primera Comunión,
Como principio de la destrucción interna que es, la negatividad al llamamiento: "Marceau Eugenio", compareció Man-
zanita. De este modo, ante los ojos de Nuestra-Señora
doméstica no interviene solamente en este punto preciso, en el in- ·-estupefacto, las mariquitas de Blanche a Pigalle per-
terior del momento familiar. La exposición a la muerte es la con- dían sus más bellos aderezos». Vuelta a la nominación
dición de toda totalidad ética en general, en este caso la del pueblo. natural, es decir, a la primera violencia clasificatoria,
inversión del sexo, reintroducción del nombre de pila
La doctrina de la pena de muerte asegura, en efecto, el paso de la que viene en segundo lugar, según el máximo rigor
critica del formalismo a la posición de la Sittlichkeit absoluta. En un~ taxonómico. Ya no quedan sino hilos e hijos.
interpretación que le es propia, Hegel retoma una argumentación
entonces bastante corriente, común, por ejemplo, a Rousseau y a
Kant: la pena de muerte es la condición de la libertad. El criminal
se distingue del animal, se constituye como sujeto libre, asume la
identidad de su nombre, etc., al elevarse por encima de la vida. La
pena no es un castigo constrictivo o represivo. Como aplicación de
la ley universal, manifiesta la libertad de aquellos que la aplican y
de aquellos que la padecen. Al aceptar su pena, incluso al reivin-
dicarla, al glorificarla, el criminal reconoce la ley y, por tanto, es
·libre.La pena de muerte conduce al absoluto esta manifestación de
la libertad. El artÍculo sobre el Derecho natural, así como la Fenome-
nologfa en el capitulo sobre la «dependenciay la independencia de la
conciencia de si; dominio y esclavitud», hace de la puesta en juego de
la vida natural la condición de una subjetividad libre.
En el centro de esta demostración, un pa~ de conceptos que desig-
nan operaciones de derecho. Al aceptar el principio de una pena que
no tiene por fin punirlo, castigarlo; mutilarlo, sino, por el contrario,
elevarlo a la libertad de la comunidad ética, el individuo singular Pero el papel que desempeñan los hilos y los hijos
pued e invertirse o recobrar en una contraprueba el
se vuelve libre, se hace reconocer como tal por la sociedad, y es en-
sentido del grabado. Para un funámbulo es un himno
tonces «bezwungen aber nicht gezwungen». Los traductores franceses al hilo. El bailarín , en este caso, no sujeta el alambre
dicen que este juego de palabras es intraducible y sin duda no les con la punta de sus dedos, sino que es él quien se su-
falta razón. Ambos verbos tienen, en efecto, sentidos muy próxi- jeta -al igual que el texto- sobre un hilo. El hilo -el
sujeto del texto- lo sostiene al borde de la caída («El
mos, remitiendo todos ellos a lo que yo llamaría un movimiento de hilo te llevará mejor, con mayor seguridad que una ca-
e.rtricción: astricción, constricción, restricción; se trata siempre de rretera»). El funámbulo debe amar su hilo como aquello
apretar, constreñir, sofocar, someter, comprimir, reprimir, dome- que lo lleva pero, antes que nada, como aquello que él
habrá llevado, hecho nacer o, mejor, resucitado. Edipo
ñar, reducir, forzar, subyugar, esclavizar, ceñir. Pero Hegel opta o Jesús: «Ese amor -pero casi desesperado, casi car-
por disociar y oponer rigurosamente el uno al otro, zwingen a be'- gado de ternura-, que debes otorgar a tu hilo, tendrá
zwingen, retomando en parte la terminología de Fichte, que en sus la misma fuerza que muestra el alambre para soste-
nerte. Conozco los objetos, su malignidad, su cruel-
Grundlage de.r Naturrecht.r habla de Zwang.rge.retz. La estricciÓn del dad, también su gratitud. El hilo estaba muerto -o,
bezwingen se distingue de la simple aplicación de una constricción si prefieres, mudo, ciego-, apareces tú: él va a vivir
empÍrica, erige al individuo empÍrico en sujeto libre. Lo más ele- y a hablar». Los lugares van a invertirse, el hilo baila
y el bailarín se ciega, la gloria recae en el verdadero
vado de esta erección se llama muerte: «Este absoluto negativo, la sujeto: el hilo: «Tus brincos, tus saltos, tus danzas -en
·libertad pura, es en su fenómeno (Er.rcheinung) la muerte, y por su argot de acróbata: tus flicflac, piruetas, saltos morta-
aptitud (Fá"higkeit) para la muerte el sujeto se manifiesta como li- les, volteretas, etc.-, los lograrás con éxito, no con el
fin de brillar [no con el fin de que ella, la madre, brille:
bre y simplemente elevado (erhaben) por encima de todo Zwang. La «Una lentejuela de oro es un minúsculo disco de metal
muerte es la absoluta Bezwingung». ¿Cómo traducirlo? La muerte es dorado, atravesado por un agujero» - es la apertura
el fenómeno (el aparecer brillante, el lustre, la gloria, el resplandor del texto, su primera frase], sino para que un hilo de
acero que estaba muerto y sin voz cante por fin. ¡Qué
reluciente, la Er.rcheinung) del sujeto que se libera en dla al some- agradecido te estará si resultas perfecto en tus actitu-
terse a la universalidad de la ley. Dicho sujeto se eleva entonces, se des, no para gloria tuya, sino para la suya!
alza por encima de un determinado tipo de e.rtricción (Zwang); pero
solo puede alzarse de este modo al padecer el acrecentamiento ab-
soluto de una contra-estricción que, al castigarlo absolutamente, lo
libera totalmente de la estricción anterior que se denomina natural,
empírica, etc., y que siempre es más débil. La Bezwingung erige la «Que el público maravillado le aplauda:
libertad al levantar el Zwang. Aqecentamiento absoluto -colosal - ¡Qué hilo más asombroso! ¡Cómo sostiene a su bai-
en todos los casos- de una contra-erección. Pero ¿qué es un acre- larín y cómo lo quiere!
centamiento absoluto? ¿Cómo tenerlo en cuenta? ¿Cómo contar con
la muerte en el cálculo de todo lo que se quiere erigir?
Lo que aquf se eleva no se eleva simplemente, sino que en primer
lugar (se) releva (aufhebt). Por consiguiente, el cálculo ya no puede
determinar nada, ya que el relevo deja en suspenso toda determini- «A su vez, el hilo te convertirá en el bailarín más mara-
dad, ya sea positiva o negativa, deja en suspenso el má.r y el meno.r. La villoso. [...] ¡Poco importa que tu soledad, paradójica-
muerte, la libertad, son una «Aufhebung .rowohl de.r Plu.r al.r de.r Mi- mente, se encuentre a plena luz y que la oscuridad esté
compuesta de miles de ojos que te juzgan, que temen
nu.r», un relevo tanto del más como del menos. Este relevo, el acto y esperan tu caída ("Ella esperaba que, mañana, Nues-
de aufheben, «puede ser en sf mismo captado positivamente por la tra-Señora fuese condenado a muerte; lo deseaba"]!:
reflexión». Ante la ley infinita que prescribe la muerte, la equiva- bailarás sobre una soledad desértica, y en ella, con los
ojos vendados, si puedes, con los párpados grapados.
lencia del +A y del -A anula ambas determinaciones. Solo la muerte Pero nada -y menos todavía los aplausos o las risas-
permite acceder a ese infinito que permite calcular lo incalculable, impedirá que bailes para tu iniagen. Eres un artista
anular asi el d.lculo de.una forma infalible, sin convertir el castigo -¡por desgracia!- y ya no puedes negarte el monstruoso
precipicio de tus ojos[...], no serás tú quien baile, será
en un negocio: «De este modo la pena es la restauración de la liber- el hilo. Pero si él es el que baila inmóvil, y si tu imagen
tad [ ... ] procede de la libertad y se mantiene en la libertad misma es la que hace sa ltar, tú, ¿dónde estarás tú?,,
en cuanto estricción (als bezr;pingená). Cuando, por el contrario, la Para un funámbulo se divide en dos: parágrafos en
pena se representa como constricción (als Zwang), es establecida cursiva, parágrafos en redondilla, relato y apóstrofe,
yo-él, yó-tú. El hilo del texto desaparece, reaparece,
solo como una determinidad y como algo simplemente finito; al no se tensa hasta vibrar, se torna invisible por exceso de
comportar en s{ ninguna racionalidad, cae bajo la categoría común rigor o de rodeos, se carga con todos los nombres, lleva
de cosa determinada que se cambia por otra, o de mer¿ancía que se la Muerte y al muerto. No deja ya de ser -la vigilia- el
lugar del muerto: «La Muerte -la Muerte de la que ha-
adquiere a costa de otra, a saber, el crimen; el Estado como poder blo- no es la que seguirá a tu caída, sino aquella que
judicial mantiene de este modo un negocio con unas determinida- precede a tu aparición sobre el hilo. Mueres antes de
des llamadas crÍmenes, que están en venta a cambio de otras, y el escalarlo[ ...] Ahora bien, cuídate de morir antes que
de aparecer, y de que un muerto baile sobre el hilo».
código (Gesetzbuch) es una tarifa (Preirk.ourant)».
La muerte, pena por excelencia, escapa a todo cálculo judicial y
represivo que pretendiese establecer una equivalencia entre el re-
gistro del crimen y el de la pena como si, sumando a la izquierda el
montante de las infracciones, a la derecha el de los castigos, y res-
tando después uno de otro, se pudiese anular una deuda, satisfacerla.
La muerte escapa a la operación de la deuda finita. No es que no se
produzca en ella ninguna equivalencia. La equivalencia, la recipro-
cidad (Wiedenergeltung), es la racionalidad de toda pena. Pero en
la pena de muerte, la equivalencia se vuelve infinita, obedece a una El desplazamiento remite constantemente de la vigilia
ley infinita; no puede dejar determinar una altura empírica en las al hilo, del funámbulo, recíprocamente, a la vieja, con
columnas aritméticas. Y precisamente porque la equivalencia entre una suerte de alternancia tan regular como la del día
y la noche: el funámbulo se convierte en la vieja, una
la deuda y el castigo es infinita, no cabe captar ninguna semejanza, vieja mendiga, con andrajos y greñas postizas, que
ninguna conmensurabilidad, ninguna analogía determinables entre se convierte en el funámbulo cuyo tensado hilo ella
sus dos registros, sus dos alcances. Ninguna relación se da a entender esconde en cierto modo bajo sus harapientos refajos:
«¿Es preciso decirlo? Yo aceptaría que el funámbulo
en ella, ninguna relación da pie a los conceptos finitos y a las deter- viviese durante el día bajo la apariencia de una vieja
minaciones del entendimiento. La equivalencia es infinita y nula. mendiga desdentada, cubierta con una peluca gris: al
Semejante análisis ha dejado ya de referirse al caso de un indivi- verla, se sabría qué atleta descansa bajo sus andrajos,
y se respetaría una distancia tan grande del día a la
duo sometido a la pena de muerte. Atañía al funcionamiento total noche. ¡Aparecer al atardecer! Y él, el funámbulo, sin
de una comunidad ética: la equivalencia infinita no puede produ- saber cuál sería su ser privilegiado: ¿esa mendiga pio- ·
cirse en la relación entre individuos o grupos empíricos finitos. josa o el solitario resplandeciente? ¿O aquel perpetuo
movimiento de ella a él?».
Hegel llama entonces pueblo a la totalidad ética absoluta. Ahora
bien, el pueblo a su vez solo accede a la Sitt!ichk.eit, solo llega a ser
libre como totalidad ética (sittliche) cuando pone su vida en juego,
cuando se alza por encima de sus determinaciones naturales en
un movimiento estricto. El Bezr;pingen, la estricción infinita y, por
tanto, no constrictiva de la muerte, produce lo estricto: eso que se
llama el espíritu, la libertad, la ética, etc. El pueblo debe arriesgar
su vida, no dudar en dejarse destruir como pueblo empírico para
llegar a ser un pueblo libre, es decir, un pueblo en sentido estricto.
Esto solo es posible en la guerra. Como condición que es de la ética, La fiesta es breve, implica algo distinto de «nuestro
mundo y su lógica», nos reconduce dentro de «ese
la guerra no pertenece ya al orden de los fenómenos natw-ales ( como enorme vientre de tela », dentro de «los flancos del
en Rousseau, por ejemplo): manifiesta la conciencia, el espÍritu, la monstruo» en donde «tu breve tumba nos ilumina».

n6
cultura. Un pueblo que tiene miedo a la guerra retorna a la anima- La Muerte ocupa el lugar de la vigilia, dicho de otro
lidad, quiere salvar su vida, su salud natural y biológica; pero altera modo, de la Virgen. Por ella y en su nombre debe el hilo
tensarse y el funámbulo fascinar («no vienes a entrete-
su vida espiritual y su salud ética. ner al público sino a fascinarlo» - la palabra fascinar
Por supuesto, si pierde la guerra -como el criminal tras la caída se repite tres veces), bailar, empalmarte y hacer que
de la cuchilla y las materias eucarísticas tras su consumición-, el se empalmen («iY baila! Pero empálmate, [... ] Empál-
mate y haz que se .empalmen»). En el momento del
pueblo se vuelve de nuevo naturalidad empírica. También si la gana, narcisismo absoluto («Empálmate y haz que se empal-
y por consiguiente lo que aquí se alza pende solo de un hilo. No lo men. Ese calor que sale de tí y que reluce es tu deseo
perdamos nunca de vista. de tí mismo -o de tu imagen- nunca colmado»). En la
muerte y la vigilia, se da -cual presente (la vigilia -no
La guerra impedida, pues, que el pueblo se pudriera; esta pre- deja ya de estar- en mi lugar)- la fiesta. La muerte
serva «la salud ética de los pueblos» y -como el viento que, al agitar toma el lugar de la vigilia, la denegación pone en (el)
los mares, los purifica- los pone a salvo de la descomposición, de la futuro (lo) que nunca habrá sido presente. «Es obvio
que no he querido decir que un acróbata que opera a
corrupción, de la putrefacción (Fdulnis), con las que una «calma ocho o diez metros del suelo haya de encomendarse
permanente» (dauernde Stille) y a fortiori una «paz perpetua» la a Dios (los funámbulos a la Virgen) ni que rece y se
infectarían, En esta putrefacción, en este retorno a la naturaleza signe antes de salir a la pista, pues la muerte está en
la carpa. Le hablaba al artista solo, como al poeta». No
inorgánica, el pueblo perdería su nombre y su rostro, su figura al solo artista sino al artista solo. «Aunque bailases a
(Gestaft), su forma. Ya no se tendrÍa en pie. Hegel cita a Gibbon: la un metro por encima de la alfombra, mi inyunción se-
paz y el dominio garantizado han actuado sobre los romanos como ría la misma. Se trata, lo has entendido, de la soledad
mortal, de esa región desesperada y fulgurante en la
un «veneno lento y secreto» (/ang.rames und geheimne.r Gift) en las que opera el artista. [... ] Las leyendas góticas hablen
fuerzas vitales del imperio, del águila romana. de saltimbanquis que, al no tener nada, ofrecían a la
Virgen sus trucos. Bailaban ante la catedral. No sé a
qué dios vas a dedicar tus diestros juegos malabares,
pero necesitas uno[ ...] Dios aún no existe para nadie
[... ] Tus gestos se pueden retomar...».

Como todo esto pende solo de un hilo, el cuerpo ético debe repetir
sin cesar el acto espiritual de su surgimiento, debe siempre renacer, Cuestión de destreza y dedicatoria, y de saber por
traer a la memoria su nombre y su libertad. En este texto, el nombre quién hay que signarse todavía. En lugar de quién y
de lo que reemprende su vuelo no es ni la lechuza ni el águila, sino el con vistas a quién, no deja ya de hacerlo, por quién
un funámbulo así.
fénix: a partir de su consumación, la vida, «como su propio grano»
(als sein eigenes Samenkorn), «se eleva (em_porhebe) eternamente de
sus cenizas hacia una nueva juventud». Es la representación, la ·
ejecución, la interpretación (Aujführung), en el mundo ético, de la
«tragedia que lo absoluto representa eternamente consigo mismo»:
«se engendra eternamente en la objetividad, se entrega así, en esta
figura que es la suya, al sufrimiento y a la muerte y se eleva (er-
hebt), fuera de sus cenizas, en su gloria [Herrlichkeit: su resplan-
dor, su majestad, su soberanía, su pompa]». En este resplandor, Si seguimos este hilo, u otro, desde el funámbulo al

117
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instancia propia del fénix, lo absoluto de este movimiento es trágico Ticktack des k/einen Glücks, al Klang einer Glacke y
mordedura (muerte segura) de sí, rnuy cerca del final,
porque es doble, absolutamente doble: en él lo divino tiene «inme-
disponemos aquí, como de contrabando y en contra-
diatamente una naturaleza desdoblada (gedo¡pelte), y su vida es el banda, de todo lo necesario para una lectura prácti-
absoluto ser-uno (Einiein) de esas naturalezas». camente completa, literalmente literal, de Zaratustra.
Podemos comprobarlo.
«Sein Leben ist das absolute Einssein dieser Naturen ... El Eins-
sein, la palabra restallante del estallido de luz, palabra doble . Resta el resto por detallar una vez más.
y palabra una, literalmente lo uno y lo otro, las dos en el seno
de lo uno, la diferencia de lo otro en lo uno ligada («pues esta,
su propia vida (ihreigenes Leben), solo es en su estar-ligada
(Verbundensein) al otro"), el Einssein es la tragedia absoluta
a causa de esta ligadura absoluta. La comedia, la divina y la
¿No hubiera sido
moderna, consiste en desligar lo absoluto, en separar sus dos mejor que él bailase todo el baile con un simple alam-
miembros. El destino y el combate se vuelven ahí una sombra
sin esencia, una farsa segura de su goce. Lo que tensa los bre? Merece la pena examinar la cuestión. Las mari-
miembros del Einssein en la «relación de un cuerpo propio"
(in leibhafter Beziehung) se ha relajado. Los dos miembros conas mostraban ese esqueleto que Monín discernió
han vuelto a caer el uno junto al otro bajo la seda y bajo el terciopelo de cada butaca. Habían
Todo debe estar sometido a esta regeneración, a la instancia más quedado reducidas a nada y esto es, aún así, lo mejor
alta de este vuelo: el mundo del trabajo, de la necesidad, del goce. que se ha hecho hasta el momento. Llegaban, provoca-
Aunque no ponga este mundo expresamente del lado del servilismo,
doras o tímidas, perfumadas, maquilladas, y se expre-
el articulo sobre el Derecho natural enuncia claramente la necesidad
de subordinar el «sistema de lo que se llama economía política» y la saban con afectación. Ya no eran el boscaje de crespo
ciencia que le corresponde, al dominio (Herr.chaft) de la totalidad papel que florecía en las terrazas de los cafés. Eran abi-
ético-política consagrada por medio de su exposición a la muerte. garrada miseria. (¿De dónde proceden los nombres de
Hay que procurar que esta jerarquía no se invierta. Hegel dialoga
guerra de las mariconas? Pero, ante todo, observemos
aquí con Platón y Aristóteles. Distingue entre las clases o los «es-
tados>> (Stande). El Sistema de la eticidad sifÚa la clase aristocrática que ninguno de estos nombres los eligieron sus porta-
(política y militar) en la cima de la jerarquía: afronta la muerte y dores. En mi caso no ocurre lo mismo. No me resulta en
se eleva por encima de las necesidades. La burguesía comerciante e absoluto posible precisar las razones que me han hecho
industrial, die erwerbende Klasse, la clase de la adquisición, genera la
riqueza y se encierra en la molicie de la vida privada. Solo alcanza
elegir tales o cuales nombres: Divina, Primera Comu-
lo universal en la abstracción formal y su derecho se parece alphár- nión, Mimosa, Nuestra-Señora-de-las-Flores, Monse-
malwn dela República, largamente citada por Hegel: engendra las ñor-el-Príncipe no han venido por casualidad. Entre
más variadas y graves enfermedades en lugar de devolver la salud. ellos existe un parentesco, un olor a incienso y a cirio
No saben que «decapitan de hecho, por así decir, la hidra» (sie in der
Tat gleichiam die Jfydra zerschneiden: "Y8pav Tlµvoumv). Por último,
fundido, y a veces tengo la impresión de haberlos reco-
el tercer estado, una clase campesina que solo tiene relación con el gido entre las flores artificiales o naturales de la capilla
todo concreto en la forma sensible o sentimental de la confianza. de la Virgen María, en el mes de mayo, baj"o aquella es-
Después de que la posesión (Be.itz) se ha convertido en propiedad tatua de ávida escayola de la que se enamoró Alberto,
(Eigentum ), después de la institución del derecho y de una vida ética
en torno a ella, y detrás de la cual, siendo niño, yo es-
formal, está la tercera etapa, la vida ética, la Sittlichkeit absoluta.
El esquema organizador de los Principios de la fi/o¡ofía del derecho es condía el frasquito que contenía mi lefa)».
legible, según el problemático no dejaya de que todos conocemos: «En mi caso no ocurre lo mismo», dice el niño de la
n8
el derecho abstracto que trata de la propiedad, la moralidad subje- ávida escayola.
tiva formal (Moralitat), la moralidad objetiva o ética (Sittlichkeit)
ritmada por las tres totalidades que son la familia, la sociedad ci-
vil o burguesa y el Estado. «Por encima de ambos, dice el Derecho
natural, está el tercero, como lo absoluto o lo ético (das Sittliche)».
Todo lo que le precede, la posesión, la propiedad, el trabajo, el de- Habría que verlo.
recho abstracto, la justicia formal, «apunta a la singularidad y no
incluye en sí d riesgo de muerte».
Todo este proceso se describe mediante lo que Hegel considera
como «imágenes» naturales. No se dedica tanto a criticarlas cuanto
a explicar su necesidad: la relación regulada que mantienen con su
sentido espiritual. La figura animal y oriental del Fénix será devuelta Ponerse un texto así por corbata.
a su lugar por La razón en la historia. Todas las referencias a la vida
y a la muerte naturales imitan y deforman el proceso de la vida o
de la muerte espirituales. Encontramos de nuevo por todas partes
la relación de la naturaleza con el espÍritu: el espÍritu está (fuera
de sí mismo) en la naturaleza; la naturaleza es el espÍritu fuera de
sí. La metáfora finita, la vida orgánica real, es impotente para aco-
Nuestra-Señora, que estrangula con el despego de un
ger toda la divinidad espiritual de la Sittlichkeit; sin embargo, «ya
expresa en sí misma la idea absoluta, aunque deformada». Tiene falo que su víctima empieza ofreciéndole, tendiéndole
en sí misma la infinitud absoluta, «pero solo como una indepen- (su cuello, su corbata), es virgen, y concebido sin pe-
dencia negativa imitada (nachgeahmte), a saber, como libertad del cado, como su madre («Soy la Inmaculada Concep-
individuo singular». Lo mismo sucede con la metáfora platónica
ción») cuyo falo él también es. Ellase lo ha dado. Él es
de la .ciudad como animal inmortal, con la perfección de la piedra
o la flor del sistema celeste. su madre y él mismo, y su madre es su víctima. Él se es-
El mineral perfecto parece, efectivamente, representar el ser-uno trangula, pues, diciendo «Soy la Inmaculada Concep-
(Einssein) de una totalidad absoluta. En la forma exterior de su cris- ción». No puede decirlo sino en el trance de un hipo, a
talización, en la forma interior de su fractura (Bruch), cada parte
punto de vomitarse. Exactamente igual que el seno de
parece ser el «representante del todo» (Reprasentant des Ganzen).
En verdad, de lo que aquí se trata es de una asociación externa, de su madre lleno de escupitajos. El niño no puede decir
una reciprocidad de composición (.A.ussereinander) y no de penetra- «Soy la Inmaculada Concepción» sino burlándose de
ción. Ningún elemento es «penetrado» (durchdrungen) por la ver- sí mismo. Y, por consiguiente, de su madre. Cuyo falo
dadera identidad de lo infinito. Los sentidos del mineral no tienen
-eso que pende, no obstante- ·él sigue siendo: el caso
«ninguna conciencia». A diferencia de lo que se produce para un
sentido espiritual, «su luz es un color singular y no ve». El sonido erístico y dionisíaco, según Pedro.
que emite cuando es golpeado no lo emite desde sí mismo, como una
voz, sino que lo recibe como de una fuente ajena ( Sein Ton tiint ange-
schlagen van einem Fremdem, aber nicht aus sich). Su gusto nada gusta,
su olfato nada huele, su peso y su dureza no son sensibles a nada.
La rigidez quebradiza y rebelde del mineral se debe reducir. De
nuevo es una operación de Bezwingung: la fluidez elemental debe No lejos del cuchitril.
.. ·-· ... ····- ... ···- -·---- - -- - - - - -- - - -- - - - - - - - - - - -

penetrar. En primer lugar la del éter, que anuncia la indiferencia «Esta fabulosa penuria erigió un pedestal de nubes
absoluta del espÍritu de un modo negativo y que se «casa» con la a Nuestra-Señora; él fue tan prodigiosamente glorioso
infinitud absoluta. Después están las «formaciones superiores», «la
como el cuerpo de Cristo elevándose, para permanecer
socialidad de las hojas, de las plantas, de los sexos, de la vida en re-
baño y del trabajo en común de los animales». En su indiferencia allí solo, fijo, en el cielo soleado de mediodía».
cuantitativa absoluta, el éter es lo que más se asemeja a la indife- El hijo o el falo de la virgen se acuesta, pues, inme-
rencia (Indijferenz) de la vida ética. Ha proyectado su indiferencia diatamente con su madre, y el padre muerto (o apar-
absoluta hacia fuera, en «indiferencias de luz» (Lichtindijferenzen);
tado por la Inmaculada Concepción pero que también
ha expandido su.razón interior, le ha dado nacimiento al expul-
sarla (in die Expansion herau.rgeboren hat); estas son las «flores de los prescinde, por eso, de pasar esencialmente por lama-
sistemas solares» (Blumen der Sonnen.rysteme). Esos «individuos de dre, engendrando solo, desde ese momento, a su hijo,
luz» (Lichtindividuen) se han dispersado en la multiplicidad, mien- auto-inseminándose y llamándose en él: el hijo, que es
tras que los que se disponen en círculo para formar los «pétalos»
la madre, es asimismo el padre que es la madre que es
de estas flores se mantienen frente a ellos, en una «individualidad
rígida» , en una relaci6n de exterioridad. La flor del sistema celeste el hijo, «y así seguidamente, sin que nadie se atreva a
se asemeja, pues, a la unidad del sistema ético, pero sus elementos demorarse en reconocerla», a la corbata, y podemos,
siguen siendo extraños los unos para los otros, en una suerte de idea- a lo largo del proceso, seguir el despego) finge no ser
lidad abstracta. La flor celeste conforma un despliegue sin unidad
ya un obstáculo para eso.
interior, una yuxtaposkión ordenada pero puramente explayada,
desplegada, sin secreto ni relación consigo misma: die aussereinan-
dergefaltete Blume des himmli.rchen Sy.rtem.r. En la analogía la diferen-
cia sigue siendo esencial: cuando se habla del espíritu, esta flor da
una buena imagen, pero su valor es todavía ret6rico.

Sobre todo no vayáis a creer que aquí, en la trastienda


de la farmacia de Jesús, os estoy contando la historia
de una genista cuyo tinte, cuyo phármakon, me interesa
ante todo. Y es cierto que yo no habría hecho nada si
Potenz: esta palabra aparece algunas veces en el Derecho natural. Al- no consiguiese afectaros con la genista, colorearos con
gunos años más tarde, proporcionará el concepto organizador más ella, embadurnaros, encolaros, sensibilizaros, transfor-
general de la filosofia del espÍritu de Jena. En efecto, el análisis de la
conciencia estará en ella dividido o desarrollado en tres «potencias»:
maros, más allá de todo lo que aquí se combina, desde
1. La memoria y el lenguaje; es la potencia «teórica»: sensación, el afecto más propio de este texto.
imaginación, memoria. 2. El instrumento (Werkzeug), potencia
«práctica»: deseo, trabajo, instrumento. 3. La posesión y la familia:
familia, lucha por el reconocimiento, paso al espíritu del pueblo.
¿Qué es la Potenz? Un momento del momento, un momento del
concepto hegeliano de momento. La palabra y sin duda el concepto
estaban presentes en la filosofia de la naturaleza de Schelling. Las Pero ¿lo hay? Y ¿de qué texto?, ¿del suyo?, ¿del mío?
120
Ideas para una filosofía de la naturaleza describen la salida fuera de Coloco aquí esta pincelada únicamente por el color, ·
si de lo absoluto en la naturaleza, como naturaleza, según el ritmo un «amarillento brodio de maíz» que ya no sé donde
ternario de las «potencias». Estas son a la vez una djnamis y una
• situar en mi adoración.
enérgeia, una virtualidad y un acto, una totalidad acabada de la que
la totalidad por venir esd. como suspendida. Una potencia lleva la
muerte de la otra. Lo absoluto sale de sí en lo finito, lo penetra de
su infinitud para hacerlo retornar a él. Lo absorbe, lo reabsorbe
después de haber entrado en él. Este movimiento de efusión/resor-
ción manifiesta lo absoluto que se diferencia, sale de la noche de su
esencia y aparece a la luz del día. Semejante presentación se produce Mirad. Es, como siempre, durante el proceso, con una
en tres actos, a los que Schelling llama «potencias». La naturaleza, escritura de estilo analístico. Divina viene a testificar
primera unidad que, penetrada por lo infinito, se transforma a su a favor de Nuestra-Señora:« ... Lo creo muy ingenuo,
vez en mundo ideal, el cual se transforma de nuevo en naturaleza.
muy niño [...] Podría ser mi hijo».
El mismo esquema se encuentra en Las edades del mundo; se trata al querer también ser ma-
esta vez de la natura naturans y de Dios. La marca de Boehme se Lo mismo que el Arcángel Gabriel, dre de Gabriel, esta que se
llama, lo apoda, denomina
deja notar. Lo absoh;to abisal (Ungruná) esd. desprovisto de poten- recordadlo. El autor o el narrador -Divina- anuncia en todo el
cia (Potenzlos). Esta im-potencia es su germen primitivo. Dios sale (siempre entre una y otra de las rú- esplendor de su identidad:
de esta nada y es el ser que es (das Seiende). Por Último, la unión yo soy mi madre, mi hija, mi
bricas) nos explica entonces cómo hijo y yo. La madre precede
jerárquica del ser y del no-ser es la tercera potencia. Al igual que y sigue obstinada - m(i)ente
en el Derecho natural, cada totalidad, cada potencia, procede a la . Culafroy se ha convertido en Di- el cortejo
estricción de la precedente, la estrangula y la eleva a la potencia si- vina, cómo su nombre se ha escrito
guiente según un proceso circular que va como del grano a la planta Divina y lo ha transformado, desde ese momento, a él,
y después de la planta al grano.
el nombrado, el apodado, en «poema escrito solo para
Hegel tiene, por tanto, más que una palabra en comÚn con Schel-
ling. Pero toda la critica de la triplicidad schellingiana se señala en él, hermético para cualquiera que no posea la clave ·
particular con la sustitución, en la época de Jena, del término Po- del mismo»,
tenz por el término Moment. En el manuscrito de la Filosofía real Es el momento, pues, de explicar cómo el narrador,
de Jena, una tachadura conserva su huella; pero, en otros lugares,
no el autor -digamos, para ser circunspectos, genét, la
la palabra Potenz se mantiene largo tiempo.
Lo que Hegel dice de la estructura de la Potenz -y que será ver- genista- se ha hecho un nombre, una flor, se ha labrado
dad respecto del momento dialéctico- nos explica cómo él, Hegel, un bonito renombre en las letras. Se compara con Di-
querÍa ser leido. Podemos transponer lo que enuncia de cada Po- vina: «En suma, esta es su gloria secreta, semejante a
tenza cada totalidad organizada de su texto, que a la vez repite y
aquella que he conseguido que me concediesen para
anticipa, marca no obstante un salto, un brinco, una ruptura en la
repetición, asegurando al mismo tiempo la continuidad del paso y lograr finalmente la paz». En efecto, una adivina anun-
la homogeneidad de ~n desarrollo. ció agenét que tenía talento y que un día sería célebre.
Una pluralidad de sacudidas continuas, de tirones ininterrumpi- A partir de esa vieja «necesidad de creerse un genio»,
dos: este sería el ritmo. Las dos últimas páginas del Derecho natural
él ennoblece su nombre, toca su genealogía con esa ce-
describen, en efecto, la vida y la muerte de las «potencias», por
ejemplo, de esas totalidades éticas que son los «pueblos». En cada lebridad virtual. Esa gloria la ganará, la tendrá y será la
totalidad particular, en cuanto tal, la totalidad absoluta se detiene, más deslumbrante de todas, se coronará con ella pero
121
detiene su nr.cesidad. La totalidad particular adquiere entonces, esconctiéndola en alguna cripta literal, inefable, total-
como p2rte, cierta independencia, cierta subsistencia. Detenerse mente 'iluminada por dentro. Es «un pergamino que
es aquí .rich h?mmen. Con frecuencra se traduce hemmen por inhibir,
nadie sería capaz de descifrar, un ilustre nacimiento
sofocar. La totalidad infinita se inhibe en la Potenz. Se limita, se da
una forma, sale de cierto ápeiron, se queda en suspenso, pone fin mantenido secreto, una barra de bastardía real, una
a sí misma; pero el retraso que sobre sí misma toma de este modo máscara o, quizá, una filiación divina, algo quizá de lo
(hemmen significa tambifo retrasar, diferir) es la condición posi- que había experimentado... ».
tiva de su aparecer, de su gloria. Sin él, sin la estricción suspensiva
e inhibidora, io absoluto no se manifestarÍa. Por consiguiente, el
retraso es también un adelanto, un progreso, una anticipación sobre
el despliegue absoluto de lo absoluto. De ahí ese doble movimiento
arqueo-teleológico: «La absoluta totalidad se queda en suspenso
Chemmt .rich) como necesidad en cada una de sus potencias (in jeder
ihrer Potenzen), se produce en ellas (bring .rich hervor) como totali-
dad, repite (wiederholt) ahí mismo las potencias precedentes al igual
que anticipa (antizipiert) las siguientes».
Las potencias se encadenan: consecuencia de una a otra y limi- No obstante, la filiación divina que se atribuye el
tación que mantiene a lo absoluto encadenado. El encadenamiento
genet es una concepción inmaculada que permite al hijo
no es una deducción serena y continua. En el conflicto de fuerzas,
en la guerra, en la lucha a muerte, la potencia más potente sofoca tomar -y, por tanto, dejar- todos los lugares, acostarse
a las demás. Pero como esta guerra expresa la ahsoluta necesidad, solo -aquí con el padre en sí, allá con la madre efectiva
la fuerza más grande no es constrictiva en el momento mismo en (ansichseiende Vater und nur eine wirkliche Mutter, pero
que se impone. En cuanto potencia particular, impone sin ciuda un
nur eine es lo mejor) como en la religión absoluta, es
conjunto de limitaciones; pero en cuanto que expresa la potencia
infinita retenida en ella, la limitación ya no es negativa, abre un decir, en el umbral (representativo) del saber absoluto
abanico de condiciones de posibilidad, de existencia, de vida, las en el cual el clamor vuelve por fin cabe sí, resuena, se
mejores posibles en un momento dado. De este modo, el agua es un refleja para sí, admira su gloria y se iguala a sí mismo.
elemento determinado que se puede oponer al aire o a la tierra: para
Estamos en Galilea, entre 1810 y 1910 de nuestro ca-
el pez es el Único posible y en modo alguno constituye un límite.
Como tampoco el aire para el pájaro. Como tampoco una totalidad lendario. Se trata, tal como le escribió a Roger Blin, de
ética para un hombre. La analogía se detiene aquí: el elemento na- · un acontecimiento «gl
tural no tiene historia, el elemento ético es histórico de parte a parte.
Ahora bien, esta historia, aunque despliega la divinidad del télo.r,
«El tiempo. No sé nada preciso acerca del tiempo pero,
se hace mediante saltos discontinuos y dolorosos. La penetración de si dejo caer un párpado lo suficientemente pesado so-
lo divino solo puede obedecer a este ritmo. El paso de una potencia bre un acontecimiento, cualquiera que sea.[ ...] Si quie-
a otra es diaUctico, procede por inversiones y oposiciones absolu- ren, los primeros franceses que bombardearon Argel en
1830 se bombardeaban desde Argel hacia 1800 [...] No
tas. No otra es la «infelicidad (Unglück.) del período de paso»: un tengo tiempo de decirles más[...] Apenas tuvo lugar el
surgimiento brusco ( Sprung) y después una estancia (Yerweilen) en abanicazo del Dey, apenas se disparó el primer caño-
la que el espíritu «goza» (genie.r.rt) de la nueva forma ( Ge.rtalt) que nazo que ya 800.000 pieds-noirs inventaban a Tixier-
Vignancour. Todo ha ido muy rápido y, como se dice en
acaba de conquistar. Metáfora, por supuesto, de la bomba, tiempo de las carreras, muy fuerte, lo bastante fuerte como paro
la bomba explosiva: «Así como la bomba en su culminación efectúa lograr un acontecimiento sin comienzo ni fin: global».

I22
una sacudida [Rück.: movimiento de detenci6n o de retroceso, ti- Lo mismo que clase, calenda, clamor, calendario
remite a llamar (calare), nombrar, convocar, reunir, con-
r6n] y acto seguido reposa en ella un momento, o,asÍ como el metai memorar, anunciar.
calentado no se ablanda como la cera, sino que salta de golpe (auf
einma[) en la colada y se estaciona en ella (in den Fluss springt und
auf ihm -verweilt) -pues el fen6meno (Erscheinung) es el paso a lo
absolutamente opuesto; es, por tanto, infinito, y esta emergencia de
lo opuesto a partir y fuera de la infinitud o de la nada de sí mismo es
un salto (Sprung), y el ser-ahí de la figura en su fuerza recién nacida
es en primer lugar para ella misma antes de llegar a ser consciente de
su relaci6n con un ser extraño-, así también la individualidad en su Clamor se escribe aquí -únicamente- para festejar, en
el fondo de una cripta absoluta, semejante golpe de
crecimiento tiene tanto la naturaleza jovial (Freudigkeit) de seme- calendario cuya ocasión habrá marcado una fecha. Y
jante salto como una duraci6n del goce ( Genusses) en su nueva forma, un guiño en La extraña palabra d... o en La farmacia
hasta que poco a poco se abra a lo negativo y caiga también en su pro- de Platón.
Es preciso buscar siempre el lugar de quien escribe,
pia ruina (Untergang), de golpe y en forma de ruptura (brechená)». aunque no sea fijo, ni se deje asir, como tampoco se
deja la sustitución. Juan no se nombra pero no duda
en designarse, con su propia pluma, como el discípulo
favorito de Cristo. Se acuesta con él, al menos sobre su
seno. La denuncia de Judas: «En verdad, en verdad, os
lo digo, uno de vosotros me entregará. Los discípulos
se miraban entre sí sin saber de quién hablaba. Uno de
los discípulos, aquel que Jesús amaba, estaba recos-
tado en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas
para que preguntase quién era aquel del que hablaba
Jesús. Y este discípulo, reclinándose sobre el pecho
de Jesús, le dijo: Señor ¿quién es? Jesús contestó: Es
aquél a quien le dé el bocado que voy a mojar,,_ Judas
lo toma pero no lo come. Juan sustituye a Jesús al lado
Esta estructura -salto discontinuo, efracci6n y estancia sosegada de su madre y la acoge en su casa. Después de que ·
Pilatos dijese: «Aquello que he escrito, lo he escrito,,,
en una forma abierta a su propia negatividad- no tiene ningÚn lí- en el Evangelio firmado por Juan: «Al lado de la cruz
mite externo. Gracias a su límite interno, a ese estrechamiento o . de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre,
a ese estrangulamiento que se da a sí misma, evita perderse en la la mujer de Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver
a su madre y, a su lado, al discípulo que amaba, dijo
indeterminaci6n abstracta (en este caso, por ejemplo, el cosmopo- a su madre: Mujer, he aquí a tu hijo. Después dijo al
litismo «sin forma» o la república mundial, etc.). Pero su genera- discípulo: He aquí a tu madre. Y, desde ese instante,
lidad no encuentra ningún obstáculo fuera. Regula la relaci6n entre el discípulo la acogió en su casa".
el espíritu absoluto y todas sus «potencias» o figuras determinadas.
Esta estructura organiza al mismo tiempo el texto hegeliano. Se
descalifica todo comentario que, en cuanto comentario, no siga su
prescripci6n o se vea arrastrado a dudar entre la explicitaci6n o la
ruptura, en el interior de todos los pares de opuestos que sustentan
en general la historia de los historiadores de la filosofia. No hay des-
plazamiento posible de esta historia sin desplazamiento -esta palabra
Lo mismo que la desmultiplicación en masa de los Jua-
misma debe ser reinterpretada- de lo que en el texto llamado hege- nes (el autor, el narrador, el narratario, el muerto), el
liano impone esta regla de lectura; es decir, no hay desplazamiento juego de bandas envuelve el Evangelio en sus Pom-
posible que escape, él mismo, a la ley dialéctica y a su ritmo estricto. pas Fúnebres y remeda la resurrección: «Ella (María
Parece que todavía no estaá1os en ese punto; y esto no se puede de Magdala) cc,rrió hac!;i Simón Pedro y hacia ei otro
hacer ni de golpe ni por apro;ximaci6n continua. El acontecimiento discípulo que Jest1s amaba, y ies dijo: del Sepulcro
se han llevado al Seño: y no sabemos dónde lo han
no puede ser tan ruidoso como una bomba, tan llamativo o candente puesto. Pedro y el otro discípulo salieron y f11emn hasta
como un metal al rojo vivo. Incluso aunque fuera un acontecimiento, el sepulcro. Amb:::,s comeI on juntos. Pero ei otro discí-
serÍa aquí -estrictura contra estrictura- inaparente y marginal. pI1lo cr1rri6 más deprisa que Pedro y lleqó primero al
sepulcro. Al agacharse, vió las vendas que estaban en
el suelo y las telas que habían puesto alrededor de la
cabeza de Jesús, que ya no estJban con las vendas,
sino dobladas en un lugar apar1e». Ya vemos cómo
escribe sus Pompas Fúnebres y el resto: con los ges-
Leyendo a Hegel desde dentro, la problemática de la Sittlichk.eity, tos aplicddos de un filólogo, de un arqueólogo, de un
por tanto, en ella, la de la familia, en lo sucesivo solo puede des- mitólogo que se obstina en dispersar, destruir, tachar
plegarse en una filosofla del espíritu. Habiendo sido definida la to- · lo que encuentra o lo que reconstruye. La operación
más crítica. Ahora bien, su aplicación es extraña, como
calidad Úica absoluta como «espíritu del pueblo» (J7olk..rgeirt), es distraída de sí misma. Él siempre parece estar, de hecho,
preciso hacer su genealogía. Es la tarea de la primera filosofla del ocupado en otra cosa, despegado de lo que hace. Nos
espíritu Qena). Las tres «potencias» de la conciencia (1. Memo- está contando otra historia, seguimos atentamente la
narracíón, nos señala esto o aquello con el dedo y, no
ria, lenguaje. 2. Instrumento. 3. Posesi6n, familia) constituyen el obstante, nos da por culo, con la mirada en otra parte.
espíritu de un pueblo al término de su desarrollo. Desde un punto Entonces goza plenamente, como en su paradigma,
de vista arquitect6nico, la ter.cera potenéia, la familia, que señala en el!IJ l:ree ~reconocer una evocación del gusto de
(mi) infancia por los túneles: Doy por culo al mundo»
el paso a la Sittlichkeit, ocupa ai mismo tiempo la primera fase, (Pompas Fúnebres). «Está empinado. Tan fuerte y tan
forma e! primer momento de fa vida ética, el m:Ís inmediato y el tranquilamente que anos y vaginas se ensmtan en su·
más natural. Esto será confirmado, por así decirlo, quince años miembro como las sortijas en un dedo. Está empinado.
Tan fuert,e y tan tranquílarnen·:e que su virilidad obser-
más tarde, en la Fi!osof{a del derecho. vada por lo,; cielos tiene la fuerza penetrante de los
En efecto, inmediatamente después de haber expuesto la tercera batallones de rubios guerreros que nos dieron por culo
potencia, la filosofla del espíritu de Jena describe la transición de el ·14 de junio de 1940 sosegada, seriamente, con la
mirada en otra parte, marchando en .medio del polvo
la familia al pueblo. Transición en el sentido fuerte y activo de la y del sol» (Nue~tra-Señoro-de-/as-Flores).
palabra: el paso auto-destructor. La familia, a través del matrimo- ??:-:
• nio, la posesión y la educaci6n, se aniquila o se releva a sí misma,
se «sacrifica», dice Hegel. Y desde ese momento, en el transcurso
de una lucha por el reconocimiento, se pierde y refleja en otra
conciencia: el pueblo. En él solo existe «relevada» (aufgehobene),
destruida, conservada, rebajada, elevada.
¿Qué es la conciencia si la familia culmina la potencia última
de aquella?
La conciencia es el retorno a sí de la Idea o del ser absoluto. Este
se retorna, es sich zurück.nehmend, se retrae, se arrebuja, se reasume,
se resume y reúne, se rodea y se envuelve por sí mismo después de
su muerte en la naturaleza, después de haberse perdido, de haber Las sortijas no solo se deslizan por el dedo como por
todas las glotis erectas en el texto (os dejo buscar ahí
«caído», dice literalmente Hegel, fuera de sí mismo en la natura- lodos los «significantes», si queréis; está repleto de
leza. La filosofla de la naturaleza es el sistema de esta caída y de daga.~. de engaños, de algas, de usagres elaborados
esta disociación en la exterioridad. La filosofla del espÍritu es el bajo su bragueta) sino que las roban de los dedos del
viejo que tartamudea como un bebé. «El viejo desató
sistema del relevo de la idea que se llama y se piensa en el elemento la cadena de la que colgaba el reloj y, acercándose,
ideal de la universalidad. se la tendió a Stilitano que la agarró.
1
Í La transición de la naturaleza al espÍritu es también un vuelco. «- Tus sortijas.
1En su punto más elevado, se produce en lo orgánico, después de lo «- Mis sortijas ...
"Ahora el viejo tartamudeaba. Inmóvil en medio de
mecánico, lo qufmico y lo :fisico. Al signilicar la transición auto-des- la habitación, Stilitano señalaba con precisión los ob-
trucción violenta y paso a lo opuesto, el relevo de la vida natural por jetos codiciados. Yo estaba detrás de él, ligeramente
· la vida espiritual se opera necesariamente a través de la enfermedad a su izquierda, y lo miraba en el espejo. Estaba seguro
de que así, frente a ese viejo marica tembloroso, se-
y de la muerte. Estas son, por tanto, la condición del espíritu y de ría más cruel de lo que era por naturaleza. En efecto,
todas sus determinaciones, entre otras la de la familia. cuando el viejo le dijo que sus nudosas articulaciones
¿Entre otras solamente? impedían que las sortijas salieran de sus dedos, él me
ordenó que hiciese correr el agua.
Los últimos capÍtulos de laFilosof{a de la naturaleza de Jena -para . «- Enjabónate.
ser más precisos, los últimos parágrafos del Último capítulo- se re- «El viejo se enjabonó las manós muy concienzuda-
fieren al «proceso de la enfermedad». Como disolución de la vida mente. Trató en vano de retirar los dos sellos de oro.
Desesperado, temiendo que le cortásemos las falanges,
material, la enfermedad trabaja en la transición hacia el espÍritu. tendió la mano a Stilitano, con la tímida inquietud de
La vida del espÍritu se convierte entonces en la esencia, en la ver- la novia al pie del altar. [...] Stilitano trató de arrancar
dad presente del pasado, en la Gewesenheit de la disolución natural, las sortijas. El viejo, con una mano, sostenía aquella
que estaba siendo operada . [. . .] Lo mismo que se
de la muerte natural. «Con la enfermedad el animal transgrede les hace a los bebés o a él mismo, yo enjabonaba la
(überschreitet) los límites de la naturaleza; pero la enfermedad del única mano, a su vez, Stilitano enjabonaba la del viejo
animal es el devenir del espÍritu». En la disolución de la organización cuidadosamente».
Tras haber insistido tranquilamente, Stilitano abo-
natural se revela el espíritu. Este trabajaba la vida biológica, como fetea al viejo y renuncia a las sortijas.
la naturaleza en general, con su negatividad, y al final se manifiesta
en ellas como tal; siempre habrá sido la esencia de la naturaleza, la
naturaleza está en él como su ser-fuera-de-sí. Al liberarse de los
límites naturales que lo tenían prisionero, vuelve de nuevo a sí,
pero sin haberse ido nunca. Procesión de retorno. El límite estaba
en él; él se había encadenado, arrebujado, encarcelado en sf mismo.
Él siempre se repite. Fin del análisis de la enfermedad animal: «La
naturaleza existe en el espíritu como en lo que es su esencia».
Esta juntura asegurará, en el círculo de la Enciclopedia, el círculo
mismo, el retorno a la filosofla del espíritu. También aquí los últimos
parágrafos de la filosofla de la naturaleza tratan' de la enfe~medad
y de la muerte, después de haber analizado el género animal y la
relación sexual. Se tratarÍa de cumplir aquí la teleología inaugu-
rada por Aristóteles, reavivada por Kant, después de haberse casi
perdido entre ambos, en los tiempos modernos, el concepto de fina-
lidad interna. Esta finalidad interna no es consciente, como lo serÍa
la posición de una meta exterior; pertenece al orden del «instinto»
(Instinkt) y sigue siendo «inconsciente». El instinto es aquí una
determinación del impulso (Trieb). El anillo está demasiado prieto. No desistamos.
El cumplimiento normal del proceso biológico y, en él, del proceso Lo que trato de escribir -gl- no es una estructura
genérico, es la muerte. La muerte es natural. Y, al mismo tiempo, cualquiera, un sistema del significante o del significado,
una tesis o una novela, un poema, una ley, un deseo
violenta: ninguna contradicción en esto, ninguna otra contradic- o una máquina; es lo que pasa, mejor o peor, por la
ción que no sea la contradicción interna al proceso. estrictura rítmica de un anillo.

125
El género designa la unidad simple que se mantiene cabe SÍ en cada Tratemos, un día de aniversario, de introducir una
sujeto singular, en cada representante o ejemplo de ella misma. Pero sortija illrededor de un estilo erigido, exagerado, tenso

como esta universalidad simple se produce en el juicio, en la sepa- obal».


ración originaria (Urteil), tiende a salir de sí misma para escapar al
despedazamiento, a la división, y encontrarse de nuevo en casa, como
universalidad subjetiva. Este proceso de reunión, de concentración,
niega la universalidad natural que tiende a perders; y a dividirse .
El ser vivo natural debe, por tanto, perecer. La diferenciación ne-
cesaria del género que se determina en especies provoca la guerra.
algo quizá de lo que había experímentado Josefina,
« ...
Las especies se infligen una muerte violenta. El género se produce
naturalmente a través de su autodestrucción violenta. Larnarck y quien no olvidó jamás que había dado a luz a aque-
Cuvier -extensamente citados- han sabido elegir los criterios de lla que se convertiría en la mujer más bonita del pue-
diferenciación específica: los dientes, las garras, etc., las «armas» blo, María, la madre de Solange -la diosa nacida en la
por medio de las cuales el animal «se constituye y se conserva a
choza y con J?ás blasones en su cuerpo que Mimosa
sÍ mismo como un ser-para-sí, es decir, se diferencia M mismo».
El hombre, en cuanto ser que vive en la naturaleza, no es ajeno en sus nalgas y en sus gestos, y más nobleza que un
a esta guerra de las especies. Dicha guerra es la cara negativa de la Chambure-. Esta suerte de consagración apartó a Jo-
división del género. En su partición originaria (Urteil) el género se sefina de las demás mujeres (de las otras, madres de
divide o m 2ltiplica en trozos espedficos solo para reunirse cabe sL
hombres) de su edad. En el pueblo, su situación era pa-
La operación belicosa y despedazadora del proceso genérico (Gat-
tung.r_prozen) viene acompañada de una reapropiación afirmativa. recida a la de la madre de Jesús entre las mujeres del
La singularidad se reconcilia, hace las paces consigo misma en el pueblo de Galilea. La belleza de María otorgaba lus-
interior del género. El individuo «se continúa» en otro, se siente y tre a la aldea. Ser la madre humana de una divinidad
se experimenta en él. Esto comienza con la necesidad y el «senti-
es un estado más turbador que el de divinidad. Lama-
miento de esa carencia». La carencia se inicia con la inadecuación
• del individuo al género. El género esd. en él como una separación, dre de Jesús debió de tener emociones incomparables
como una tensión ( Spannung). De ahí la carencia, la necesidad, el al llevar a su hijo en su seno y, luego, al vivir, al dormir
impulso: movimiento para reducir la herida de la separación, para junto a un hijo que era Dios -es decir todo, y ella in-
cerrar la llaga, para juntar los labios. Al mismo riempo, el impulso
clusive-, que podía hacer que el mundo no fuese, que
tiende a cumplir eso mismo que reduce estrictamente, la separación
del individuo respecto del género, del género en sí mismo d~ncro su madre, que él mismo no fuesen, un Dios a quien era
del individuo, el Urteil, la división originaria y el jl!,icio. Esta ope- preciso prepararle, lo mismo que Josefina a María, el
ración que consiste en llenar la separación, en unir a uno con otro amarillento brodio de maíz».
efectuando el Urteil de la forma más pronunciada, es la copulación.
La palabra utilizada para copulación o acoplamiento, para este
juego general de la cópula, es Begattung, operación del género ( Gat-
tung), operación genérica y generadora. Del mismo modo, lo que
se traduce justamente por relación sexual (Ges-chlechtIVerhaltnis)
designa también la relación del género, de la especie o de la raza
(familia, linaje), o la relación del sexo corno género (Geschlecht) Entonces -es el acontecimiento global de este texto-
femenino o masculino. comienza la elaboración del sueño de Haréamone.
u6
Corno sucede con frecuencia, al parágrafo referente a la «rela- Lo mismo que Juan, Harcamone «quiso hacer un ca-
ción sexual» y a la copulación se le ha añadido un «apéndice» que lendario» pero fracasa, «no podía tener un calendario
precisamente se le ha quitado a la clásica «Enciclopedia abreviada
- Su vida muerta proseguía su curso hasta el infinito.
de las ciencias filosóficas». Este añadido (Zusatz ) retorna, casi li-
teralmente, el final de la Filosofía de la naturaleza de Jena. Hegel Quiso huir». Entonces mata a un boqueras, repitiendo
trata en él de la diferencia sexual. «La separación de los dos sexos» el asesinato de la chiquilla y disfrazando así su suici-
presenta una estructura de separación muy singular. En cada sexo dio. Se comporta como el artista de su vida. Construye
los individuos orgánicos forman una totalidad. Pero no se rela-
cionan con los del otro sexo corno con una alteridad inorgánica.
su vida como una columna o como una torre, mas no
De una parte y de otra pertenecen al género, «de modo que solo puede comprenderla, prenderla, aprender sino ponién-
existen corno un Único Geschlecht (sexo o género)». «Su unión es dole fin. La estructura de la torre es tal que su construc-
la borradura de los sexos, en la que tiene su nacimiento el simple ción viene a ser, piedra a piedra, su destrucción: una
género (Ihre /Tereinigung ist das /Tertchwinden des Geschlechter, wo-
torre, dos torres, la una es (sin) la otra. «Fue preciso
rin die einfache Gattung geworden út)». Cuando dos individuos de
una rnisrna especie copulan, «la naturaleza de cada uno atraviesa que forjase su destino lo mismo que se erige una to-
a los dos de parte a parte y ambos se encuentran en el seno de la rre, que diese a dicho destino una importancia enorme,
esfera de esta generalidad». Cada uno es, corno parte implicada, una importancia de :torre, única, solitaria y que lo cons-
a la vez una parte y un todo; esta estructura general los interseca
truyese a todas horas. Construir su vida minuto a mi-
rnutuarnente, pasa corno la bisexualidad por cada uno de ellos. Lo
que cada uno es en sÍ (una sola especie), cada uno lo pone efecti- nuto asistiendo a su construcción, que también es una
vamente como tal en la copulación. «La idea de la naturaleza es destrucción a la medida: parece imposible que yo me
aquí efectiva en la pareja (el par, Paare) del macho y de la hem- atreva a achacárselo a un ladrón de poca envergadura».
bra; tanto su identidad como su ser-para-sí, que hasta aquí solo
eran para nosotros en nuestra reflexión, son ahora, en la reflexión
infinita de ambas sexualidades, experimentados por sÍ mismos en
sí rnisrnos. Este sentimiento de generalidad es lo más elevado a lo Lo mismo que los verdugos, que los galeotes, que Nues-
que puede ser llevado el animal» . tra-Señora-de-las-Flores, lo mismo que es cierto de to-
«Contradicción» inherente a la diferencia de los sexos: la ge-
das las flores, Harcamone es virgen.
neralidad del género, al igual que la identidad de los individuos
(su pertenencia al género), es «diferente» de su individualidad
separada, particular (besonderen). <<El individuo es solo uno de los
dos y no existe como unidad (Einheit), sino solamente como sin-
gularidad (Einzelheit)». La diferencia sexual opone la unidad a la
Y su sueño -el sueño de él- repite el mismo proceso.
singularidad e introduce así la contradicción en el género o en el
proceso del Urteil. Este produce dicha contradicción y se deja cons-
tituir por ella. Al producirla la resuelve: el proceso de la copulación
está enfocado a conservar esta diferencia al tiempo que la anula.
Dicho proceso la releva: la Aufhebung es, con toda precisión, la
Tras algunos golpes de gl, como siempre, tras algunos
relación de la copulación con la diferencia sexual.
No se puede comprender el relevo en general sin la copulación rodeos enredados en la «eglantina» y en las «glicinas»,
sexual, ni esta en general sin el relevo. En general: si se tiene en los cuatro hombres negros que, al penetrar en el interior

1
cuenta el hecho de que se describe aquí la .Aufhebung en un momento de Harcamone por la oreja y por la boca, son arrastra-
estrictamente determinado (estrangulado) del devenir de la idea ( el dos por una exploración ávida y furiosa, atemorizada,
momento final de la filosofla de la naturaleza), y que, sin embargo,
maravillada, infinitamente aventurada de un cuerpo
dicho momento de la vida es re-marcado al término de la filosofla
del espíritu, entonces la .Aufhebung de la diferencia sexual es y ma- más grande que ellos, un cuerpo que parece haberlos
nifiesta y expresa, stricto sensu, la .Aufhebung misma y en general. ll~vado en su seno antes incluso de que ellos pensasen
Sin salir del apéndice: «La actividad del animal consiste en relevar entrar en él con efracción, un cuerpo cuyo centro o cuya
esta diferencia (Die Tatigkeit des Tiers ist, diesen Unterschied aufzu-
salida estarían más bien buscando. Globalmente reme-
heben)». El proceso tiene ciertamente la forma de un silogismo. Y la
<<mediación, el medio» del silogismo, es la separación (Spannung), dada, glosada, parodiada, toda la literatura mundial de
la inadecuación entre el individuo y el género, la necesidad que los cruces edípicos, de los periplos, odiseas, calvarios,
tiene lo singular de buscar el «sentimiento de sí mismo» en el otro. descensos a los infiernos, recorridos de pirámides, de
¿Cuáles son las condiciones de esta copulación relevadora? Al
laberintos, mausoleos, países de las maravillas, crip-
describir lo que llama la formación de la diferencia sexual -o, para
ser más precisos, de los sexos diferentes ( die Bildung der unterschie- tas en el fondo del océano. Estamos en el elemento de
denen Geschlechter)-, Hegel somete a la interpretación filosófica más los elementos. Tan pronto se trata de una marcha la-
tradicional, aristotélica en cualquier caso, lo que considera como boriosa, tan pronto de un robo y de un vuelo sin obstá-
las adquisiciones afianzadas de la ciencia anatómica de la época. En
culos. Como también de una navegación. Lo único que
ellas encuentra la prueba de una disimetría jerarquizante.
La formación de los sexos diferentes debe ser «diferente», dife- allí fiscalizo y hago resonar es el golpe del glacial cris-
renciada. En razón de la «identidad originaria de la formación», tal en el laberinto (que refleja, entre otras esquirlas, la
las partes sexuales del macho y de la hembra deben pertenecer cier- mirada en el espejo del Rembrandt y el golpe del «yo
tamente al «mismo tipo», pero en el uno o en el otro es tal o cual
parte la que constituye «lo esencial» ( dar Wesentliche). En la gene-
me ese», escindo, escupo, escurro, escribo, escucho)
ralidad del tipo todas las partes esd,n, por-tanto, presentes en cada que organiza su transmisión.
sexo, pero una domina aquí, la otra allá, para constituir la esencia
del sexo. El tipo morfológico es bisexual en su estructura profunda
y microscópica. En el interior de esta estructura la prevalencia de
un elemento provoca la jerarquía entre los sexos.
«Finalmente, los cuatro se encontraron en una suerte
Pero la diferencia no es tan simple. No basta con decir que un de cruce que no sabría describir con precisión, que ex-
elemento domina aquí, el otro allá: en la hembra la esencia consiste cavaba de nuevo, hacia la izquierda, un corredor lumi-
en la indiferencia - lo indiferente, más bien (das Indifferente); en el noso rodeado de inmensos espejos. [...]
macho la esencia consiste en la diferencia, lo dividido-en-dos, más
bien la oposición (das Entzweite, der Gegensatz). Macho y hembra no
«- El corazón, ¿habéis encontrado el corazón?
se oponen como dos diferentes, como dos términos de la oposición, «Y, al comprender inmediatamente que ninguno de
sino como la indiferencia y la diferencia (la oposición, la división). ellos lo había encontrado, prosiguieron su camino por
La diferencia sexual es la diferencia entre la indiferencia y la dife- ese corredor, auscultando los espejos. Avanzaban con
rencia. Pero en todo momento, para que se releve, la diferencia debe
ser determinada como oposición.
lentitud, una mano tras la oreja a guisa de pabellón y
Dicha diferencia se produce, pues, a través de la identidad ge- la oreja a menudo pegada a la pared. El verdugo fue el
neral del tipo anatómico que se va diferenciando. En los animales primero en oír los golpes [...] Los golpes se acercaban,
128
inferiores está muy poco marcada~ Determinadas langostas, por cada vez más fuertes. Por fin, los cuatro hombres ne-
ejemplo el Gryllu.rverruccivorus, especie de saltamontes; poseen gran- gros llegaron ante un espejo donde estaba dibujado, vi-
des testÍculos que provienen de_vasos enrollados en cilindros en
siblemente grabado con el diamante de una sortija, un
forma de haces y que se asemejan a grandes ovarios que provienen
de los conductores de huevos enrollados también en haces. Idéntica corazón atravesado por una flecha» .
analogía se da entre los testÍculos y los sacos ováricos de los tábanos.
«Lo más dificil»: «descubrir el Útero femenino en las partes se- Tras una primera habitación, el surgimiento de un joven
xuales del hombre». Desafortunadamente, se ha creído reconocerlo
tambor cuya baqueta (cortante como la sortija, inacce-
en el saco testicular, en el escroto, ya que los testÍculos se manifiestan
precisamente corbo lo que corresponde a los ovarios. Ahora bien, sible y tumultuosa) caía de nuevo; queda por descubrir
es más bien la próstata la que cumple en el hombre una función se- el «misterio de la habitación oculta». Al llegar al co-
mejante a la del Útero. En el hombre el Útero se baja, cae al estado razón del corazón, a la Rosa Mística, los cuatro hom-
de glande, en una suerte de generalidad indiferenciada. Hegel se
bres negros - todos ellos están como uno dentro de otro
refiere aquí a la Dar.rte!lung der Leben.rk.rafte de Ackermann. Este
ha mostrado, en su hermafrodita, el lugar del Útero en las «for- (juez, abogado, capellán, verdugo en la misma galera
maciones masculinas antiguas». Pero este Útero no está sólo en el o en el mismo palacio)- repiten, en el seno de Harca-
lugar de la próstata: los conductos eyaculadores atraviesan también mone, el gesto del joven virgen. El propio Harcamone, ·
su sustancia y se abren sobre los crista galli en el Út_ero. Los labios
al no poder «conservar por más tiempo su flor», había
de la vulva son además sacos testiculares; y las formaciones de tes-
tÍculos llenaban los labios del hermafrodita. La línea mediana del caído (ellos también caen) sobre una chiquilla cerca de
escroto se separa finalmente en la mujer y forma la vagina. De este una mata de eglantinas y había pasado «la mano bajo
modo se comprende perfectamente la transformación (Umbildung) sus faldas» antes de degollarla.
de un sexo en el otro.-De igual modo que en el hombre el Útero se
ha hundido hasta no ser más que un simple glande, así también
en la mujer el testÍculo masculino permanece encerrado, envuelto
(einge.rchlo.r.ren) en el ovario» .
Descripción de apariencia anatómica. Ahora bien, en su léxico
y en su sintaxis la evaluación jerárquica moviliz:i el objeto. El tes-
tÍculo «bleibt einge.rchlo.r.ren», permanece encerrado, envuelto. Su
desarrollo, su salida a la luz, su producción, ha sido insuficiente, Dioniso Erígona Eriopétalo Reseda.
se ha retrasado, ha quedado a medias. De esta interpretación te-
leológica se saca una conclusión especulativa muy señalada: «En
cambio, en la mujer el testÍculo masculino permanece encerrado
en el ovario, no aflora en la oposición (tritt nicht herau.r in den Ge-
gen.ratz), no se vuelve para sí, no se torna una cabeza activa (wird
nicht für .rich, zum tdtigen Gehirm) y el clÍtoris es la facultad de sentir
inactiva en general». «Pero apenas uno de los cuatro pensó que no se ha-
«El clÍtoris es la facultad de sentir inactiva en general», «der
llaban en el corazón del corazón, una puerta se abrió
Kitzler i.rt da.r unttitige Gefühl überhaupt», en general, absoluta-
mente, sobre todo, por encima de todo, principalmente. ¿Quién y por sí misma, y nos encontramos frente a una rosa roja,
qué dice überhaupt? monstruosa en talla y belleza.
Esta disirnetrÍa no se compensa con la caída del Útero en el hom- «- La Rosa Mística, murmuró el capellán.
bre. Lo que aún no emerge en la mujer es la actividad sexual. La «Los cuatro hombres quedaron aterrados por el es-
diferencia sexual reproduce la oposición jerarquizada de la pasi-
plendor. En un primer momento, los rayos de la rosa los
vidad frente a la actividad, de la materia frente a la forma. Hegel
determina siempre, expresamente, la Razón co:mo Actividad. La deslumbra.ron, pero se recuperaron rápidamente ya que
Aufhebung, concepto central de la relación sexual, articula el fa- este tipo de gente nunca se deja llevar por signo alguno
locentrismo más tradicional sobre la ontoteoteleología hegeliana. de respeto.:. Al reponerse de su emoción, se precipita-
La producción, la diferenciación, la oposición están ligadas al
ron, apartando y chafando, con ebrias manos, los pétalos
valor de actividad. Es el sistema de la virilidad. El clÍtoris, que se
parece al pene, es pasivo; «en el hombre, por el contrario, tenemos lo mismo que un sátiro privado de amor aparta las faldas
ahí la facultad activa de sentir (haben wir dafür das tdtige Gefüh[), de una muchacha. La embriaguez de la profanación se
el henchido desbordamiento del corazón adueñó de ellos. Batiéndoles las sienes y con la frente
¿quién, nosotros?, ¿nosotros
mayestático, nosotros del Sa, (das-aufschwellende Herz), el aflujo sanguí-
sudorosa, llegaron al corazón de la rosa: era una suerte
nosotros los hombres? ¿Y si neo en los c~r_pora cavernosa y en las mallas
siempre fuera el mismo? Y del tejido poroso de la uretra; a este aflujo de pozo tenebroso. Se asomaron al borde mismo de ese
quien-nos-asiste aquí
sanguíneo en el hombre corresponde a su agujero negro y profundo como un ojo, y un vértigo
vez en la mujer el flujo de sangre». La misma abundancia de san- desconocido se apoderó de ellos. Los cuatro hicieron
gre llena y sube por un lado, se derrama y se pierde por. el otro. El
los gestos de la gente que mirada profunda de un Judas a través
henchirse del corazón dice también la erección, la Aufschwellen · d 1 1b de una mirill¡i. Esta escena expuesta
significa a menudo la turgencia, la intumescencia. p1er e e equi Í rio Y caye- a una multitud de gente («ese tipo de
La superioridad del hombre se paga con una partición interior. ron en esa mirada profunda. gente nunca se deja llevar por signo
alguno de respeto[ ... ) gestos de gente
Al recibir pasivamente, la mujer sigue siendo, cabe sí, una; trabaja «Oigo el paso de los ca- que pierde el equilibrio», pero ¿a qué
menos, pero se deja trabajar menos por la negatividad. «El reci- gente? No tengo forma de saber si son
b a 11 os que traían el furgón amables profanadores, goims, cristia-
bir [Da.r Empfangen: es también el concebir del partoJdel Útero, en
cuanto comportamiento simple, está en el hombre, de esta forma,
para conducir al ajustiéiado nos o judíos, que se quiebran o se
signan) cae en una mirada profunda.
- dividido en dos (entzweit): en la cabeza productiva y el corazón hasta el pequeño cemente- Abisal, esa mirada cae y, en primer
exterior (in dasproduzierende Gehirn und das éiusserliche Herz). Por lugar, por no conservar fríamente su
rio. Había sido ejecutado sentido. Una mirada, en pintura. es
consiguiente, el hombre es, mediante esta diferencia, lo activo (Der once días después de que la disposición de dos figuras que se
Mann ist also durch diesen Unterschied das Tatige); pero la mujer es ven la una a la otra. Ejemplo del Littré:
el receptáculo (das Em_pfangende), porque resta en su unidad no Bulkaen fuera fusilado. Di- «Tiene en su gabinete la mirada de un
· · Cristo y de una Virgen» . En francés,
desarrollada (weil sie in ihrer unentwick,elten Einheit bleibt)». verso dormía aún, emitió regard es asimismo la apertura de un
Al restar envuelta en la unidad indiferenciada, la mujer se con- simplemente alguno_s gruñí- agujero a través del cual se vigila el
serva más cerca del origen. El hombre es secundario, como la di- flujo de las aguas.
dos. Se tiró un pedo. Hecho Doble mirada y doble registro. Lec-
ferencia que hace pasar dentro de la oposición. Consecuencias tura bizca. Manteniendo el ojo en la
paradójicas de todo falocentrismo: el sexo trabajador y determi- singular: estuve empalmado columna de ángulo (la contrabanda),
nante solo goza del dominio al perderlo, al someterse a la esclava toda la noche». leer esto como un nuevo testamento.
Pero también como una génesis. El
femenina. La jerarquía falocéntrica es un feminismo, aquel se so- Diario de/ ladrón que pronto va a decli-
mete dialécticamente a la Feminidad y a la Verdad, ambas con ma- nar su identidad, de la misma manera
que se declina la responsabilidad, se
yúsculas, haciendo del hombre el sujeto de la mujer.
presenta como «mi libro. convertido
Sujeto y forma: «El coito no debe ser reducido al ovario y al es- en mi Génesis». En otro lugar, como
perma como si la nueva formación fuera solamente el ensamblaje No obstante, eso que pende, «mi natividad)).

13º
de las formas o de las partes de la pareja, sino que ciertamente en la decapitación del otro, Y si la lectura de la Biblia no nos
resulta tan familiar como a un mona-
lo femenino está contenido el elemento material, mientras que en partido en dos. guillo un poco vicioso, es inútil conti-
el hombre está la subjetividad. La concepción es la contracción de nuar, no seguiremos, no formaremos
todo el individuo en la unidad simple que se abandona a sí misma, parte del cortejo.
en su representación (in teine Vontellung). .. ». La simiente es esta Y si protestamos contra el estra-
bismo que se nos quiere infligir, basta
representación simple, reducida toda ella a un solo «punto», «como que indaguemos por qué . Querella ,
el nombre y el sí mismo por entero>>. «Por consiguiente, la con- que también saca provecho de su es-
cepción no es otra cosa sino ~sto: lo opuesto, esas representaciones trabismo, asume su «incurable herida»
y, lo mismo que Stilitano, Giacometti
abstractas se convierten en uno IOlo». y todo el grupo de los mancos, cojos
Este discurso sobre la diferencia sexual pertenece a la filosofla de y tuertos, logra así que se lo quiera,
la naturaleza. Concierne a la vida natural de los animales diferen- nombre, sublime, magnifique. No se
enfada, sino todo lo contrario, cuando
ciados. Sin decir palabra acerca de los animales inferiores y acerca «mirándolo fijamente le dije: - ¿Tie-
del limite que los determina, excluye las plantas. En ellas, primera nes algo de estrabismo?» (Querella
«Potenz» del proceso orgánico, no habría diferencia sexual. La fi- de Brest)
Mirada profunda, estereoscópica.
losofía d~ la naturaleza de J ena insiste en esto. El tubérculo, por Ver doble. Dos columnas, dos colinas,
ejemplo, se divide sin duda (tich entzweit) en una «oposición di- dos protuberancias. Es imposible. El
ferente» (dijferenten Gegentatz) entre lo masculino y lo femenino, kólpos, entre el uno y el dos. Entonces.-
nos dividimos, sentimos náuseas , ga-
pero la diferencia sigue siendo «formal». No produce totalidades, nas de vomitar, la cabeza nos da vuel-
plantas individuales, de las cuales unas serÍan machos y otras hem- tas. Nos sentimos más que solos, más
bras. «La diferencia entre las plantas machos y las plantas hembras solos que nunca. Sin yo. Pero, celosos
de nosotros mismos, nos erigimos, si
es solamente una diferencia entre las partes de la misma planta, no «Hecho singular», hecho todavía podemos. Tenemos más ga-
la formación de dos individuos». Hegel anota de paso que en las tan poco singular como es nas que nunca de hacerlo. Está pre-
criptógamas en general se supone que las partes sexuales son «in- cisamente en Querella de Brest, tres
pensar, no obstante, un pa- líneas en cursiva, sin ninguna relación
finitamente pequeñas». aparente con lo que antecede o sigue,
En este sentido, la hembra humana, que no ha desarrollado la rágrafo más abajo, en (el) entre dos espacios en blanco:
diferencia o la oposición, se mantiene más cerca de la planta. El lugar mismo del sufrimien- «Estáis solos en el mundo, por la
noche en la soledad de una espla-
clítoris, más cerca del criptógamo. to de Harcamone, en el des- nada inmensa. Sois solitarios y vivís
No hay ninguna ruptura conceptual, a est_e respecto, entre la en vuestra doble soledad».
tete del falo que cae del se- Es el final
Enciclopedia y la filosofia de Jena. Esta describe el proceso genérico
como «el relevo de la diferencia»: el relevo de la diferencia opuesto no bajo el patíbulo, en su
al proceso inorgánico se convierte en una diferencia de sexos y en rosa, la que lo ha llevado y que él lleva consigo, mejor
el relevo de esta primera diferencia. Y en una nota tachada se en- o peor digerida.
cuentra la figura del círculo y del punto: el movimiento del género
«Con el fin de no sufrir demasiado yo mismo, me
es en sí mismo y retorna a sí mismo; es el «cÍrculo propiamente
dicho»; pero el movimiento de la individualidad se mueve como volví tan dúctil como me fue posible. En un momento,
un cÍrculo más grande en los drculos más pequeños de la periferia me reblandecí hasta el punto de que se me ocurrió
y los toca siempre en un punto. que, quizá, Harcamone tenía una madre -es sabido
Este relevo es también el movimiento que permite pasar de la
que los decapitados tienen, todos ellos, una madre que
naturaleza al espíritu. En ambas filosofías de la naturaleza, los
parágrafos de articulación con la filosofía del espíritu analizan la viene a llorar al borde del cordón de polis que vigilan
diferencia sexual, la enfermedad y la muerte. Después de la muerte la guillotina-, quise pensar en ella y en Harcamone,
naturalmente violenta, cara negativa de la inadecuación genérica, ya partido en dos, y dije suavemente con cansancio:
después de la copulación (relación positiva del género consigo «Voy a rezar por tu mamá».
mismo), otra negatividad trabaja la reproducción indefinida del
género, la no-historicidad y el infinito malo de la vida natural. El
género solo se conserva mediante el ocaso y la muerte de los indi-
viduos: vejez, enfermedad y muerte espontánea. En la enfermedad Se vuelve «tan dúctil como (le) fue posible», se enrosca
el organismo completo está dividido, no solamente diferenciado, él mismo, E tu lenta gi.nestra.
sino también fraccionado en su relación con lo inorgánico, con la
Potenz inorgánica. Al entrar en conflicto con ella, uno de los siste-
mas u Órganos del individuo se separa del todo, adquiriendo una
suerte de independencia anormal que perjudica a la «fluidez» del La línea de partición en dos no rodea solo el cuello cor-
todo, a la circulación de sus intercambios interiores. La causa de tado por la guillotina. También interseca el borde del
esto es una agresión externa que proviene de lo inorgánico, una
cordón (de guripas) que lo separa, lo despega del resto
«estimulación» (Erregung) heterogénea. Semejante apéndice, car-
gado de una enorme cultura, se remonta a Heródoto y a los aforis- de su madre con el que, no obstante, eso que pende es-
mos de Heráclito sobre la fiebre, trae a colación todos los saberes taba ligado. Delimita el patíbulo.
médicos de la época, hace una recapitulación sobre la sífilis, trata
el «tercer género» de enfermedades, las del alma, que son propias
del hombre (la Encíclopedia propone un discurso sobre la locura
y se refiere a Pinel), que pueden nacer del pavor o del disgusto y Resto - la madre.
pueden llevar a la muerte.
El proceso de la curación es la enfermedad misma. En cuanto
al tratado sobre el remedio, desborda con creces el tratado sobre
No obstante, dos páginas
la enfermedad. El remedio, al igual que la enfermedad, es una
Erregung, una estimulación externa y agresiva. Y resulta siempre
ejemplo de consejos de lectura que borro todo el
"dificil de asimilar, como lo otro del organismo. Es un contra-esti- tiempo: como no ceso de decapitar el metalenguaje
mulante destinado a «relevar» la primera agresión. Hay que ana- o, mejor, de hundirle una y otra vez la cabeza en el
lizarlo bajo la categoría de la digestión: por esencia es indigesto, texto para extraerlo con regularidad, el intervalo de
una respiración, aquel que lee página debe recopilar
«intolerable». Un medicamento no se digiere más o menos bien, no todo lo que ahí yace. Por ejemplo: «En mi celda, hace
se digiere nunca en la medida en que es algo absolutamente ajeno un momento, acaso no dijeron los dos chulos: "Esta-
al organismo. Este límite es el de la dialéctica especulativa de la mos cuadrando las páginas". Querían decir que iban
a hacer las camas, pero a mí una suerte de idea lumi-
digestión y de la interiorización. Cuanto más nos elevamos en la nosa me transformó ahí, con las piernas separadas, en
jerarqwa diferenciadora de la animalidad tanto más heterogéneo al un guardia fortachón o en un mozo de caballerizas del
organismo puede ser lo digerible, tanto más capaz es el organismo palacio que, lo mismo que ciertos jovencitos hacen de
chaperos, hacen de pajes del palacio.
de asimilar cuerpos extraños o totalidades orgánicas diferencia- «El oír semejante jactancia hacía que Divina se de-
das. Inversamente, en la parte baja de la escala, en la vida vegetal rrumbase de voluptuosidad, lo mismo que al desenma-
o animal incapaz de «diferencia en si», lo digerible solo puede ser rañar -le parecía estar desabrochando una bragueta, y
que su mano, una vez dentro, levantaba la camisa-, en
lo homogéneo, homogéneo respecto a sí, homogéneo en sí: el agua algunas palabras de jerigonza, las sílabas sobreañadi-
para las plantas, la leche de la madre (elemento predigerido) para das como un adorno o un travestí: capa mapa, baipilepe».
los lactantes. Cuanto más aumenta la diferenciación, tanto más
diferenciado y heterogéneo en sí debe ser el estÍmulo para que el más adelante, en la penúltima
organismo lo soporte. Solo puede serle homogéneo a razón de un frase del libro, «El resto es indecible».
grado igual de heterogeneidad: así, la leche materna, como el agua, Resto se dice siempre de la madre.
se dejarÍa tolerar mal por el adulto. Esto es lo que dice Hegel. En
Que siempre quiere mirar y res- ·«Estos papeles sonsu tumba.
toda lógica esto conduce al hombre a la alimentación a base de carne. Pero transmitiré su nombre
E incluso a la antropofagia: esta es requerida conceptualmente por guardar el despego cuando parte. muy lejos en el tiempo. Este
el idealismo especulativo. Tiene en ella su punto culminante pre- «Me doy cuenta de que la quería, nombre será el único que que-
dará en el futuro libre de su
cisamente en la obertura del Sa. a mi Colonia, con mi carne, igual objeto. [...] Si abandono este
Los medicamentos (al menos los alopáticos: una nota hace hin- libro, abandono lo que se
que, cuando hicieron sus prepara- puede contar. El resto es in-
capié en la homeopatÍa, así como en la hipocondrÍa -de la que He-
gel tenÍa buena experiencia-, en la depresión, en la hipnosis, en el tivos de partida, Francia compren- decible. Me callo ycamino con
los pies desnudos».
sueño reparador, etc.) son alimentos diferenciados, pero totalmente dió, al perder la rigidez que ellos
indigestos, negativos y extraños. le imponían, que había querido a los alemanes. Estaba
Son venenos. «Los medicamentos son en esta medida excitantes
acojonada. Le suplicaba al suplantador para retenerlo
negativos, venenos (Gifte)». Al organismo que, en la enfermedad,
está como «alienado», se le presenta, con el remedio, algo extraño dentro de ella. "Quédate aún", gritaba.Y, así, la Turena
que le viene de fuera (a/.r ein ihm du.r.rerliche.r Fremde.r). Ante este ya no fue fecundada».
estimulante indigesto, «intolerable», el organismo se repone, se
reapropia, desencadena un «proceso» que le permite tomar de
nuevo posesión de su «sentimiento de sí» y de su «subjetividad».
Por consiguiente, la intervención farmacéutica solo tiene eficacia
en la medida en que, en cierto modo, es rechazada. Si no puede al Muy cerca del :final también, «¡Quédate! (Said [el hijo]
mismo tiempo vomitar el veneno farmacéutico y reponer lo suyo duda aún y luego sale) ¡Fuego!» y «La Madre sale la
propio, el enfermo muere. Pero esta muerte no es natural.
última». Siempre sale la última como la epifanía de lo
¿Hemos de concluir de esto que toda muerte de la vida natural
es violenta y que sucumbe a la guerra o a la enfermedad? ¿Que no más próximo. «Ahí va, por :fin, tras el último, es decir,
hay muerte natural de la vida natural? más cerca del público y, reventando este último papel,
Hay una muerte natural, que es inevitable para la vida natural, aparece: es la Madre».
puesto que se produce en unas totalidades individuales finitas. Estas
son inadecuadas al género universal y mueren por ello. La muerte
es esta inadecuación del individuo a la generalidad; es la cfa.rificación
misma, la desigualdad consigo misma de la vida. En este sentido,
la muerte toma también la figura de la abstracción, no es sino una
abstracción, pero esta abstracción es una «potencia», una fuerza en
acción dentro de un proceso del que no se la puede abstraer.
Inadecuación -clasificación y abstracción- del silogismo genérico:
ha sido demostrado que dicha inadecuación ponía en movimiento La madre solo presentaría en el análisis el término de
la diferencia sexual y la copulación. Estas habitan, pues, el mismo una regresión, un significado de última instancia, si su-
espacio, tienen la misma posibilidad y el mismo límite que la muerte
piéramos lo que nombra o quiere decir la madre, lo que
natural. Y si la «inadecuación a lo universal» es la «enfermedad
originaria» (ur.rprüngliche Krankheit) del individuo, se ha de poder la preña. Ahora bien, solo podríamos saberlo tras ha-
decir otro tanto de la diferencia sexual. Y si la inadecuación a lo . ber agotado todo el resto, todos los objetos, todos los ·
unívecs,11 ,;s p,ir;,. d .i.ndi vidu0 su «germen innato de muerte» (Keim nombres que el texto pone en su lugar (galera, gale-
des Toder) , es o,;eciso entenderlo también de la diferencia sexual, ría, verdugo, flores de todo tipo no son sino ejemplos).
' l

y no solo .1¡1edi;in.i:e una «metáfora», mediante alguna figura cuyo


Mientras no hayamos deletreado a fondo cada una de
sentido seriá compktado por la p~labra «muerte». Germen de muerte
es cuasi t;rnto!ó f-;:\co. En el fondo de.l germen, tal como circula en la estas palabras y cada una de estas cosas, quedará algo
separación de h. di.forencia sexual, es decir, como germen finito, la de la madre
muerte está prescrita, en germen dentro del germen. Un germen
infinito, el espiritu o Dios engendrándose estoy si(gui)endo (a) la madre. El texto. La madre está
La razón en la historia prer,isa detrás-de todo lo que estoy si(gui)endo, haciendo, pa-
los límites q~e r,!rnviene re- o inseminándose naturalmente a si mismo,
reciendo-- la madre sigue. Como sigue absolutamente,
·conocer a la envergodura .jel no tolera la diferencia sexual. Solo se dise- sobrevive siempre, futuro que jamás habrá sido pre-
Fénix: este e~ solo una «ima- mína por fingimiento. En e.rte fingimiento, sentable, a lo que haya engendrado, asistiendo, im-
gen" del espíritu, una an3logía pasible, fascinante y provocante, al sepelio de aquello
tomada de «la vida nat11ral» es i::i.mortal. Como el Fénix. cuya muerte ella ha previsto. Lógica de la obsecuen-
del cuerpo y, por a-ñadidura, Entonces, ¿germen -germen finito de la cia. Esta es la gran escena genética: la madre secu-
una «imagen oriental«. C.ln la diferencia sexual, germen de muerte- es tora denuncia y, luego, deja morir al hijo -al que, de
imagen del Fé:1ix y la :de¡¡ de este modo, transforma en hija-, la deja, con lo cual la
metempsícoois, ia «metatí,¡ica» una metáfora del germen infinito? ¿O es lo hace morir y simula, puta divina, un suicidio. ·
orientai habría alcanzado 311 contrario·! . El valor
, metaronco
et • sena
1 •
unpo-
cima. Para &I occident.sl, por tente para decidirlo si no reconstruyéra-
el contrario, el espíritu es rnás Véase, más adelante, ese cálculo de la madre.
Joven. ciert·Jmeíitt;. err su. re• mos el valor mismo de la metáfora desde
surrección ;)e;c.se eJ¿vo más - esta cues tiÓn.
1 Lo que ella quiere, en suma , (es a) ella por encima de
alto Y en ~n a glori 3 rná, clara «El relevo de la inadecuación», de la todo: arrebatar el -SL• (son)- clamor al hijo, mastur-
terhont; ve,k!art). "Goz;i de ~r barse la teta, tocar ella misma e! -su (son}- propio

m1srno, y "rn e;, goce de su ac- diferencia sexual y de la muerte, es el re- rebato (lo que su hijo desea en su lugar). Y quedar, o
tividad so!o tiene que habérse- t(;rno a si del espÍritu perdido, perdido por salir 12 última. cuando nadie teng~ .ya tiempo. ¿Qué
las consigo :nismo ... · un tiempo, el tiempo, en la naturaleza. La mejor co.sa puede hacer una madre?
Pero mientras eila está ahí, .para representarse y
vida narur;tl, para cumplir este «destino», «se mata a si misma». despegarse por sí misma, por mucho que nos esfor-
• El suicidio ~s natural, es la operación del espíritu en la naturaleza. cemos en firmar, transforma nuestro acto en pecado
El espíritu Sf: entiend,~ como suicidio, es aquí donde comienza a re- en todas las lenguas, nuestro texto en ersatz, nuestra
rúbrica en camelo. Nos lleva de la mano y nosotros lo
sonar pata si mismo, donde se convierte en objeto para si mismo, refrendamos y suscribirnos siempre.
conciencia de si. Es aqui donde el espirítu se invoca -el espíritu- , se
evoca a si mismo. Del mismo modo que el sexo masculino se activa Sujeto y objeto de la denuncia: yo me llamo mi ma-
al salir de la envoltura que en la mujer lo tenía encerrado, asi tam- dre que se llama (en) yo. Dar, acusar. Dativo, acusa-
tivo. Llevo el nombre de mi madre, estoy si(gui)endo
bién el espiritu sale de la «envoltura muerta» que aún lo comprimía el nombre de mi madre, llamo a mi madre a mí, llamo
en la naturaleza: « Über diesen Tode der Natur, aus dieser toten Hülle a mi madre por y para mí, llamo a mi madre en mí. me
geht eine srhónere Natur, geht der Gei.rt hen,or» . Hülle es la envoltura, recuerdo a mi madre. Declino en todos los casos la
misma subyugación.
el velo, la máscara, la piel, la funda. Y el espíritu, «la naturaleza
más bella», es, por tanto, la elevación de un cadáver, una suerte de El cálculo de la madre - que estoy si(gui)endo: ¡Ay! si
erección desempalrnada y despojada de sus vendajes, la ascensión mi madrn pudiera asistirme en mi entierro.
gloriosa de unos «despojos»; dialéctica de la naturaleza.
Este es el «concepto de la filosofla de la naturaleza»: la liberación
que no habremos agotado. Igual que no
del concepto que quiere reunirse cabe si mismo después de haber
organizado el suicidio de la naturaleza, es decir, de su doble, de su hay objeto ni, por consiguiente, saber que no sea de la
«espejo» (Spiege[), de su «reflejo» (R~flex). Este lo captaba, pero madre, la proposición del saber absoluto «es la Madre»
también lo dispersaba en su imagen, en una especie de polimorfismo constituye la mampara de una tautología, incluso el hi-
que era preciso reducir. Era estrictamente preciso subyugar a este men que se revienta por sí mismo. Una vez analizada
Proteo (diesen Proteus zu bezwingen). La naturaleza no habrá pe-
la mampara, nadie se (res)guarda (de) nada. El para
dido otra cosa: «La meta de la naturaleza es matarse a sí misma y
horadar la corteza de lo inmediato, de lo sensible, consumirse como tumba en el viento o queda suspendido en los pedos.
el Fénix, para surgir, rejuvenecida, fuera de esa exterioridad, en
I •
cuanto esp1ntu».
La multiplicidad raps6dica de estas figuras indica precisamente
la naturaleza. La unidad espiritual del concepto debe violentarlas
para liberarse de ellas. Esta operaci6n, «la operación del espÍritu
es la filosofi'.a».

La lluvia ha dispersado a los espectadores que corren


en todos los sentidos. ¿De qué se trata en suma? ¿De
Seguimos sin toparnos con la familia. Al menos con la familia hu- citar, de recitar el genet a lo largo de las páginas? ¿De -
mana, la que, por una comodidad cada vez más problemática, esta-
interpretarlo, de ejecutarlo como una pieza de música?
rÍamos tentados de llamar la familia_propiamente dicha : ni la Sagrada
Familia infinita, ni la célula natural del ser vivo finito. ¿A quién se está tomando el pelo? ¿Qué es lo que se nos
El análisis de la familia humana parece ahora accesible: al salir de propone? ¿Florituras?¿Una antología? ¿Con qué dere-
la naturaleza, cuando el espíritu se recobra, deviene objeto para sí cho? Y el texto completo ¿nos lo ocultan?
mismo en la conciencia. La primera filosofi'.a del espíritu, en Jena,
inscribe la primera determinación de la familia humana en una teo-
Ni siquiera una antología. Trozos de antología. Para
ría de la conciencia. Sus conceptos organizadores son, por tanto, los invitar, si es posible, a encuadernar, a releer en todo
de Potenz y de Mitte, potencia y término medio, medio, centro. La caso. Al derecho y al revés, retomando todos los cabos.
familia es la tercera Potenz, la última, de la conciencia. Se cumple
en la Sittlichkeity en el espÍritu del pueblo.
No obstante, todos estos trozos no pueden natural-
Como retorno a sí del espÍritu, la conciencia es lo contrario simple
e inmediato de sí misma. Es aquello de lo que es consciente, a saber, mente empalmarse.
su opuesto. Activa y pasiva a la vez, identificándose con su propio
opuesto, se separa de sí misma como de su objeto. Pero se inserta a El objeto de la presente labor, así como su estilo, es el
su vez como la unidad estricta de su propia separación: «Por otra
trozo.
parte (das andre Mal), la conciencia es lo contrario de esta sepa-
ración, el absoluto ser-uno (Einssein) de la diferencia, el ser-uno
de la diferencia existente y de la diferencia relevada». En cuanto Que se despega siempre, como su nombre indica y, para
tal -en cuanto los dos opuestosy el movimiento de la oposición, en que no lo olvidemos, con los dientes.
cuanto los diferentesy la diferencia-, la conciencia es Mitte, me-
El objeto de la presente labor (código de la costu-
diación, medio, médium.
En consecuencia, cada «potencia» de la conciencia tendrá la de- rera) es lo que, de una mordedura, resta en la garganta:
terminación de un medio. Y puesto que la conciencia es el relevo el bocado.
de la naturaleza en el espíritu, cada uno de estos medios conserva En cuanto que no puede naturalmente liarse (em-
en él una determinación natural relevada. Corresponde cada vez a palmarse).
la idealización de un medio natural y la conciencia es el medio de
la idealidad en general y, por tanto, de la universalidad en general.
Es el éter: transparencia absolutamente acogedora y que no ofrece
ninguna resistencia. El éter no es natural corno el aire, pero tampoco
es puramente espiritual. Es el medio en el que el espíritu se relaciona Como mucho, todavía se puede injertar.
consigo mismo, se repite al atravesar la naturaleza como el viento.
La conciencia idealiza la naturaleza al negarla, se produce 4 tra-
véJ- de lo que niega (o releva). A través: la travesía y la trasgresión
dejan en el medio ideal la marca analógica del medio natural. Hay
así una potencia y un medio que corresponden al aire: la memoria
y el lenguaje; después los que corresponden a la tierra: el trabajo y
El injerto que se cose, la sust_itución de la rúbrica suple-
el instrumento. En el caso de la familia, tercera potencia, hay una
complicación suplementaria esencial: el medio a través del cual se mentaria «constituye» el texto. Su necesaria heteroge-
produce mi familia ya no es inorgánico como el aire o la tierra. Ya neidad, su interminable red de empalmes de escucha en
no es simplemente exterior al medio ideal. De ello se seguirá más allo que obliga a contar siempre con la pieza agregada.
de una consecuencia.
¡ Cómo llega la familia al aire y a la tierra, es decir, al lenguaje y
a la memoria, al trabajo y al instrumento?
Homogéneo y fluido, el aire deja transparentar, resonar y razo-
nar, ver, oír y entender. Medio teórico-fónico. La primera poten-
cia de la conciencia es la «pura existencia teórica». Dicha potencia
Leer - su marcha con una prótesis. Cuyo ruido no di-
se determina y se retiene como tal en la memoria, es decir, sin so-
porte sólido. Se trata evidentemente de la memoria pura y viva. Sin suena, como podría parecer, al contrario. Marcha y
~ el lenguaje que le proporciona productos estables, aunque todavía canta con paréntesis
completamente interiores y espontáneos, dicha memoria serÍa pu-
ramente evanescente. Pero a causa de esta interioridad y de esta
espontaneidad el lenguaje es un producto que a su vez se borra en («Paréntesis, s.m. 1. Frase que conforma un sentido dis-
el tiempo. En él también la conciencia teórica desaparece. Esta no . tinto, separado del sentido del período en el que se in·
serta. "Esos largos paréntesis que cortan la unión de
puede establecer.re, existir como conciencia teórica. Para hacerlo debe, las cosas", Bouhours. "Hay que evitar los paréntesis
por tanto, salir de sí misma, pasar todavía a su ·opuesto, negar su excesivamente largos y colocarlos de modo que no
propia teoricidad, su aire. Solo puede e.rtablecerre como conciencia tornen equívoca la frase y que no impidan al espíritu
percibir la sucesión de los correlativos", Dumarsais».
teórica tornándose conciencia práctica a través del elemento terroso. •
El trabajo se encadena entonces a la memoria; el instrumento y el «Prótesis, s.f. Término de cirugía. Parte de la terapeútica
producto del trabajo, al producto lingüístico de la memoria. Del quirúrgica que tiene por objeto reemplazar mediante
una preparación artifical un órgano que ha sido ex-
mismo modo que el lenguaje era a la vez el efecto y el Órgano de la traído en su totalidad o en parte[... ] 2. En Grecia, altar
memoria, así también el instrumento (Werk.zeug) sirve al trabajo de prótesis, peqúeño altar sobre el cual preparan todo
del que procede. En ambos casos una actividad da lugar a la produc- lo necesario para el santo sacrificio». Littré)

ción de una permanencia, de un elemento de subsistencia relativa.


La familia presupone las dos potencias precedentes; pero atraviesa . en el cuerpo.
136
también el elemento orgánico, el deseo y la diferencia sexual. El pro- Y si toda esta faena de galeote se hubiera agotado
ducto permanente es el hijo y los bienes de la familia (Familiengut). emitiendo (la palabra emitir me parece interesante pero
La propiedad familiar eleva finalmente la naturaleza inorgánica (tie-
insatisfactoria, habría que decir también embadurnar,
rra y aire) a la idealidad de una propiedad universal garantizada por
la racionalidad juddica. Entonces el éter se vuelve de nuevo abso- instar, instigar, embadurñar)
luto y la familia se cumple al desaparecer, al negar su singularidad GL
en el espíritu del pueblo. no me refiero al significante GL, ni al fonema GL, ni al
Este es el esquema general. Observemos más de cerca la transi-
grafema GL. Sería mejor la marca si se entendiera co-
ción de la segunda a la ~!tima Potenz, es decir, el origen de la familia.
En el lenguaje, medio invisible, sonoro, evanescente, la concien- rrectamente esta palabra o si se le abrieran los oídos.
cia teórica se borra, se niega, se reduce al instante puntual. En ~l la Por tanto, ni siquiera la marca.
libertad teórica es, por tanto, negativa y formal. Como solo es un Resulta imprudente también adelantar o poner en
punto, dicha libertad se convierte en su contrario. Su universali-
movimiento el o la GL, escribirlo o articularlo con ma-
dad se vuelve pura singularidad; s_u libertad, capricho u obstina-
ción (Eigensinn). El sentido propio de esta obstinada libertad es la yúsculas. No tiene identidad, ni sexo, ni género, no tiene
muerte. Para estar segura de permanecer cabe sí y de mantenerse sentido, no es ni un todo definido, ni una parte despe-
en sus trece, la conciencia teórica renuncia a todo. Quiere escapar gada de un todo ·
de la muerte de lo orgánico, escapar de la tierra, mas permanece en
- gl resta gl
el aire y muere, muere y muere. La pureza de la vida es la muerte.
Por consiguiente, la conciencia práctica es al mismo tiempo la tumba como cae el canto en el agua - que tampoco hay
negación y la posición de la conciencia teórica. Esto se juega en el que tomar por una archiglosa (puesto que no es sino
paso del deseo al trabajo. un trozo de glosa aunque todavía no una glosa y, por
El deseo es teórico pero, como tal, es atormentado por una con-
consiguiente, en cuanto elemento despegado de toda
tradicción que lo vuelve práctico.
En efecto, la conciencia teórica (la muerte) solo tiene que ha- glosa, es mucho más y algo distinto del Urlaut), por
bérselas con lo muerto. En la oposición que la constituye, su ob- unas consonantes sin vocales, por unas sílabas «sonan-
jeto, su opuesto, no es una conciencia, es una cosa -muerta- que, tes», por unas letras no vocalizables, a partir de cual-
por su parte, no se opone, no entra por sí misma en relación. Está
quier base pulsional de la fonación, una voz sin voz
en la relación sin que ella misma se relacione-con. La conciencia
teórica tiene, por tanto, la forma de una contradicción, la forma que ahoga un sollozo
de una relación que se relaciona con algo que no está relacionado, primer sollozo o primera carcajada, la boca llena nos
que no (se) relaciona (Widers_pruch einer Beziehung auf ein abrolut desafía a decidir si las aglutinaciones encolan aquí sig-
nificantes o significados. De ahí la belleza de la cosa y
nicht Bezogenes), que se absuelve de la relación. el sollozo que se debe siempre a alguna contracción
Eso solo cambia con el deseo. Este se relaciona con un ser vivo y, del gaznate, constricción o contracción de la Jeta. La
por tanto, con algo que (se) relaciona. Por consiguiente, la nega- experiencia de lo bello, o de lo que así se denomina,
no se ese. jamás sin gl. Cito a comparecer aquí al ex-
ción de la conciencia teórica es en primer lugar el deseo. El deseo perto en lenguas y letras: «Apenas saltó a mi vista este
implica forzosamente eso mismo que niega: la conciencia teórica, lienzo, experimenté lo que he llamado, en otro lugar,
el sollozo estético (este "estético" no me gusta dema-
la memoria y el lenguaje.
siado), en fin, una suerte de espasmo entre la faringe y
Nos podrÍamos sentir tentados de concluir que el deseo es lo propio el esófago, y mis ojos se empañaron» Ponge
del ser hablante. De hecho Hegel no rechaza el deseo en el animal.
Por consiguiente, el paso del deseo animal al deseo humano supone o un cuajarón de leche en la
la conciencia te6rica y la palabra en cuanto tales. En cuanto tales: garganta, la risa cosquilleante o el vómito viscoso de '-1

porque ciertamente se da también una actitud te6rica en el animal un bebé glotón, el vuelo imperial de un ave rapaz
si lo te6rico es la relaci6n con la cosa muerta. Nada más te6rico a
este respecto que el animal. Pero ni el animal ni lo teórico pueden
«... al reconocer el amor abatiéndose sobre mí -no es
establecerse en cuanto tales. Según una tradición vivaz, el animal se- la sola retórica la que exige la comparación: como un
rÍa incapaz tanto de lenguaje como de trabajo. gerifalte- ... » «Me sentía transportado por él. Estaba
como si, ya bajo él, me hubiera follado, aplastándome
con todo su peso y asimismo atrayéndome hacia él
Hegel al menos no rechaza el deseo en el animal. Este tiene incluso el como el águila Ganímedes, como, finalmente, él había
poder de frenar q de inhibir su deseo. Simplemente, su estructura de de hacerlo aquella cuarta noche que pasó conmigo,
la inhibición es distinta. Sin duda la tendencia a aniquilar el objeto en la que, al estar mejor preparado, le dejé entrar en
mí profundamente y en la que él se desplomó, con
opuesto (lo deseado) se inhibe a sí misma (sich hemmt). Los miembros su enorme masa (todo un cielo cayéndome sobre la
de la oposición deben ser relevados (als aufzuhebende) y como tales espalda), sus garras hundidas en mis hombros y sus
son «establecidos». El deseo mismo se establece como «debiendo ser dientes mordiéndome la nuca. Estaba plantado en mí,
creciendo en mi suelo y desplegando, por encima de
aniquilado». Refrena la destrucción de lo que desea, es decir, de lo mí, un ramaje y un follaje de plomo». Y, más adelante,
que desea consumir, consumar, destruir, aniquilar. Quiere conser- siempre en el Diario del ladrón, Ganímedes es robado
var lo que quiere perder. El deseo es de fa Aufoebung. La inhibici6n literalmente: «Júpiter rapta a Ganímedes y lo folla: yo
hubiera podido permitirme todo tipo de excesos>>. Los
y el relevo son inseparables, el efecto de idealidad que siempre se . gl del águila son, pues, a la vez o alternativamente la
sigue pertenece también a la esti;-uctura del deseo animal en general. elevación aérea del concepto, el saber absoluto que
¿Qué es lo que por consiguiente lo distingue del deseo humano? nos arrastra y la pesantez del significante que nos
aplasta o que se hunde en nosotros. En Pompas Fú-
Cuestión de tiempo. En la .A.ufhebung animal los momentos de la nebres, la Trinidad (la iglesia) representa el águila del
operación esd.n disociados y son exteriores. El aniquilamiento y la Reich . En el momento en que nos llamamos, estamos
conservación se yuxtaponen, se mantienen «separados en el tiempo» haciendo siempre que nos den por culo de contra-
bando. Así es la filosofía
(in der Zeit auseinandergerückt). La consumición y la sofocación no ·
están presentes al mismo tiempo, no ocupan el mismo presente. No
hay, por tanto, .A.ufhebungpresente en el animal, no la hay a fortiori que
en la naturaleza inorgánica. Es la definición misma, y no un pre- se abate de golpe sobre nuestra nuca, el nombre glu-
dicado entre otros, de la naturaleza. En este sentido no es absurdo tinoso, glacial, meapoquito de un impasible filósofo
decir que no hay .A.ufhebung o dialéctica de la naturaleza. Al menos la
dialéctica no sepresenta en ella. Se anuncia -no deja ya de hacerlo-
teutón, de notorio tartamudeo, tan pronto líquido y
bajo el modo del todavía-no. Nada más dialéctico, sin embargo. tan pronto guturo-tetánico, un bocio inflamado o gor-
Hay animalidad cuando la consumición y la no-consumición jean te, todo lo que cojea en el conducto o en la fosa
se siguen pero no se juntan. El animal en cuanto tal (y por eso no timpánica, el escupitajo o el emplasto en el velo pa-
tendría historia y se repetiría sin fin), el hombre en cuanto ani -
mal, consume y luego no consume, destruye y luego no destruye,
latino, el orgasmo de la glotis o de la campanilla, la
desea destruir y luego desea no destruir, se sacia y luego se detiene, glutinosidad clitoridiana, la cloaca del aborto, el hipo
se detiene y luego se sacia y vuelve a empezar. Esta disociaci6n o de esperma, el hiato ritmado de una oclusión, el sa-
esta sucesividad son eso mismo que el deseo humano releva. La cadencial espasmo de una eructoyaculación, el chas-
inhibición, esta vez, habita la consumición misma. La idealidad,
efecto de la inhibición.forma parte del presente de la consumición.
quido sincopado de la lengua y de los labios, o un clavo
Ahí la Aufhebung se produce a si mismapresentemente, en el corazón que cae en el silencio de la voz láctea (anoto entre pa-
del goce. «El deseo humano debe ser ideal en el relevo mismo (im réntesis que, desde el comienzo de esta lectura, no he
138
Aufheben selbst), debe ser relevado (aufgehoben) y, mientras (in- dejado de pensar, como sí fuera mi principal objeto,
dem) es relevado, el objeto debe igualmente permanecer (bleiben )». en las marcas de leche Gloria y Gallia para recién na-
La Aufhebung se releva pues a sí misma en el deseo presente. El
cidos, en todo lo que puede ocurrirle a la papilla, a las
deseo humano: relevo del relevo, presencia relevadora del relevo,
relevancia. La verdad de la idealidad se presenta en ella como tal. papas de los niños de pecho tragones, ahítos o priva-
La .Aufhebung no es algo determinado, ni tampoco una estruc- dos de un seno agrietado, y he aquí que todo prende,
tura formal cuya generalidad indiferenciada se aplique en todo mo- se fija y cae quedando reducido al estado de galalita).
mento. Es la historia, el devenir de su propia presentación, de su
propia determinación diferenciante, y está sometida a la ley, a esa
misma ley que aquello de lo que es ley: se da en primer lugar como
inmediata, después se mediatiza al negarse, etc. El hecho de que esté
sometida a la ley de aquello de lo que es ley es lo que le confiere a
la estructura del sistema hegeliano una forma tan retorcida y tan
difícilmente aprehensible.
¿Cómo se convierte en trabajo el deseo? ¿Por qué en el animal
sigue siendo deseo mientras que, en el hombre, no puede no esta-
blecerse en el trabajo?
En el deseo animal-que constituye al animal como tal-la ideali-
dad no es interior a la consumición y consumación, a la satisfacción:
solamente la sigue. «El devenir efectivo del relevo, el apacigua- Piedra de leche. Una especie de galalita

miento (Stillung) del deseo es [en el animal] un devenir-relevado piedra tumba! de mineral sintético, de lechoso camelo.
inmediato, sin idealidad, sin conciencia». (De ello poddamos no Un bloque de leche cuajada. La galalita es una materia
dejar ya de concluir, contra el interés tan claro de este oscuro hu-
plástica que se obtiene tratando caseína pura con for-
manismo, que la idealidad, la conciencia, la humanidad del de-
seo, es la mediatización suplementaria del deseo animal -ni más mol. Cuando Leila saca todos estos objetos de debajo
ni menos). En cuanto que ya no tiene qué habérselas con un objeto de su falda en la «casa de la Madre», lámpara, panta-
muerto y que la idealidad conservadora ahorra lo deseado, el deseo lla, «pedazos de vidrio rotos, o cascos rotos ... trozos
ya no es una operación simplemente teórica. No deja ya de ser re-
de vidrio ... escombros ... esquirlas», hace que le pre-
lación práctica. El deseo humano es trabajo. En sí mismo. Esto se
debe a que la inhibición en general lo estructura de la forma más gunte La Madre: «¿Está todo? Leila: Todo. La Madre
interior y más esencial. Hay que hacerle sitio a la generalidad de (mostrando el abultado vientre de Leila): ¿Y eso? Leila:
esta estructura, y preguntarse luego si algo como la represión puede ¿Esto? La Madre: ¿Que es? Leila (riéndose): El último
representar en ella una especie del género Hemmung, si la lógica de
retoño.La Madre (riéndose también): ¿De dónde lo has
la represión es compatible con la lógica general de la inhibición y
del relevo. Si hubiera una respuesta decidible a esta cuestión, no se sacado? [...] ¿Nadie te ha visto? Entonces ponlo ahí (Se-
condensaría en una palabra. ñala un taburete dibujado en trampantojo en la mam-
Por consiguiente, Hegel debe describir simultineamente la emer- para. Leila, con ayuda de un carboncillo que se saca del
gencia del deseo humano y la emergencia de la relación práctica. No
bolsillo, dibuja un despertador encima de la mesa). E.s
hay trabajo animal y la praxis es una «potencia» de la conciencia.
«La relación pd.ctica es una relación (Beziehung) de la concien- muy bonito. ¿Qué es? ¿Mármol o galalita? Leila (con
cia». Esto se debe a que, en su simplicidad misma, la aniquilación orgullo): Galalita».
del objeto es una operación que se inhibe en sí misma y se opone a La palabra se despega, suena sola. galalita
sí mis.ni.a (ein in sich Gehemmtes und Entgegensetztes). Esta es la ra- La cosa también. Es un despertador.
zón por la que el deseo nunca está satisfecho y esta es su estructura En el vientre abultado estaba ese objeto campanudo de
«práctica» misma. «En su operación de aniquilación el deseo no
llega nunca a su satisfacción». Su objeto permanece, no porque es- plástico que, a su vez, guardaba en su vientre un marti-
cape al aniquilamiento, no porque se mantenga fuera de su alcance, llito, un mini-rebato cuyo timbre siempre puede dispa-
sino porque permanece en su aniquilamiento. Resta en cuanto que no rarse de improviso. Glu-glu/Tic-tac. Toda esta materia
resta. Operación del duelo: consumición idealizante. Esta relación
galáctica firma el camelo, no solo porque su sustancia
se llama trabajo.-La conciencia práctica elabora en el lugar en que
aniquila y mantiene juntos los dos opuestos de la contradicción. es sintética sino porque el chisme solo está pintado, y
En este sentido el trabajo es el medio (Mitte) de la oposición in- además en trampantojo, y en una mampara. Intermina-
trínseca al deseo. bles exequias de la cosa misma. Ante el representante
Este medio, a su vez, se establece, se da una permanencia. Sin
de la ley, La Madre asume en cierto modo la propiedad
esto se desfondaría en una pura negatividad, se hundida como una
actividad pura que por sí misma se retira poco a poco. Para estable- de la galalita, retoma el despertador en su vientre. Se-
cerse, el trabajo debe, por tanto, pasar a su opuesto, fijarse fuera de . guidamente remeda los gestos de su hijo para abrirle
sí mismo en la resistencia del medio. Es el origen del instrumento el vientre, el del despertador. El gendarme observa la
(Werkzeug), el objeto (productor y producto) de trabajo. «El trabajo
mampara: «Se la ha visto a Ud. en un espejo, se largaba...
mismo es una cosa (Ding). El instrumento es el medio existente y
racional, la universalidad existente del proceso práctico». El despertador ya no estaba (Una pausa). ¿Es este? La
Madre: No. El despertador siempre ha estado ahí [...]
¿Qué es una cosa (Ding) de esta índole? ¿Cuál es el ser-cosa de esa ¡Pues no hace tiempo que está ahí el despertador! ¿Con
cosa (Ding)? Es una universalidad existente porque la generalidad
qué nos íbamos a despertar sin él? Imagínese que un
de la herramienta impide al trabajo agotarse en los actos singulares
de una subjetividad empírica. Sin la objetívidad universal del ins- día, cuando era pequeñito, Said lo desmontó comple-
trumento el trabajo serÍa una experiencia unilateral. Se destruirÍa tamente. Completamente. Pieza por pieza, para ver lo
y se arrastrada a sí mismo en la multiplicidad inefable de los gestos. que había dentro, y había dejado todos los resortes en
El instrumento conserva, pues, el trabajo de la autodestrucción,
un plato, todavía era pequeñito, y llego yo justo en ese
es la idealidad relevadora de la praxis, es activo y pasivo al mismo
tiempo: el resto del trabajo que entra en la tradición, la historia momento, de eso hace ya mucho tiempo, ya lo supon-
práctica. Pero la historia práctica como historia del deseo. El deseo drá Ud .. Vengo del ultramarinos y ¿qué es lo que veo en
y el trabajo desaparecen, con sus objetos, en cuanto individuos em- el suelo... ? (se pone a remedar). Pero, realmente, como
p{ricos. Se desea, se consume, se trabaja, ello pasa, ello muere. En
cuanto individuos empíricos. Por consiguiente, la tradición (es la
una especie de piojillos que parecían querer pirarse:
palabra que usa Hegel) es lo que resiste a esta pérdida y constituye la ruedecillas, estrellitas, tornillitos, gusanitos, clavitos,
idealidad mantenida: no el objeto finito y elaborado, sino el instru- estaba lleno de trastos, resortes pequeñitos, arenques
mento de trabajo que todavía puede servir a causa de su estructura ahumados, llaves inglesas, pitillos, patinetas... ». La me-
de generalidad. Dicho instrumei¡to está dotado de una identidad
cánica del significante, que encubre también la huída
ideal, reproducible, perfectible, da lugar a la acumulación, etc. Por
consiguiente, no se puede desear sin desear producir instrumentos, de la otra (Leila), ya no puede pararse, ni tampoco la
es decir, instrumentos de producción. alarma del despertador. También habrá desencadenado
Se trata de dar ahora el paso m:is dificil: el rnatrimonio. el inquietante trance de la imposible partición: entre el
Unas pocas líneas -más elípticas que nunca- cierran el análisis de significado y el significante, lo verdadero y lo falso, lo
la segunda «Potenz» (el instrumento) y deben en suma explicar el
vivo y lo inanimado, el trozo y el todo orgánico. Todos
surgimiento de la tercera (la familia) en su primera fase. Se trata,
pues, de dar cuenta de la producción del matrimonio mediante el estos pequeños fetos, penes o clítoris a la vez muertos
instrumento. y vivos, tornillos y gusanos meneándose sin pies ni ca-
Este movimiento tiene como siempre la forma de una producción beza, prescindiendo de pies y de cabeza para escurrirse
por posición: objetivación, contradicción, interiorización, subjeti-
entre nuestros dedos y abrirse camino por doquier, se
vación, idealización, liberación, relevo. El matrimonio: relevo de
la herramienta.
encajan unos en otros en trampa-vientre. Naturalmente
La herramienta es sólida. Resistiendo así a la consumición, ase- al gendarme no le gusta la galalíta, no le gusta el ersatz,
gurando la tradición, actúa al mismo tiempo como una constric- está a favor de lo auténtico y no se entera de nada: «Es
ción externa. Ciertamente, el deseo que elabora se da a sí mismo
de galalita, o de mármol, seguramente es galalita lo que,
el instrumento, pero como una cosa exterior y en una relación de
heteronomía. Ya no se prohíbe a sí mismo libre, espontáneamente, en nuestros días, se vende en los pueblos, en las ferias,
desde dentro, consumir al otro. La idealidad se mantiene todavía en los mercados, ya nada es como antes».
en cierto afuera disociable. La libertad de la conciencia no se afirma
plenamente en la reserva inhibidora.
El matrimonio es el relevo de esta constricción, la interiorización
de esta exterioridad, la consumición y consumación de la herra-
mienta. Trabajo del deseo sin instrumento. La exterioridad de la ca-
dena instrumental acaba de ser definida: «La libertad de la conciencia
releva esta necesidad e inhibe el aniquilar en el goce, por medio de
sí misma (durch sich se!bst). Esto vuelve a ambos sexos conscientes
uno de otro, siendo y subsistiendo el uno para el otro ... de tal forma Hoy en día serían capaces de vendernos cualquier cosa.
que cada uno es él mismo en el ser-para-sí del otro ... ».
Es la primera vez que la filosotia del espÍritu de Jena se refiere al
deseo sexual. La filosotia de la naturaleza trataba de la sexualidad
biológica. En cuanto al deseo, todavía no había sido especificado
como deseo sexual: podría tratarse también del deseo de beber o de
comer. Así pues, en el momento en que laAufhebung, en el interior
del goce, inhibe, retiene y releva el placer para no destruir al otro
ni, por consiguiente, para destruirse a sí misma como goce; en el
momento en que limita para conservar, niega para gozar, como si
por miedo no hubiera que acceder a un demasiado bueno que corre- Sí gl no nos basta, si no vemos en él resto alguno de
ría el riesgo de arrastrar lo que se da en su mismo exceso; en ese goce, si no tenemos nada que hacer con él, si quere-
furtivo momento, muy próximo y muy alejado de sí mismo, de su mos devolver gl, a mí o a ese hijo de la galera apodado
propio presente, apenas fenoménico, entre dos luces -el penum-
Galiana, hagamos un esfuerzo más. Supongamos que
bra-•, es cuando Hegel determina el deseo como deseo sexual. A
este secreto del goce que se sacrifica, que se inmola a sí mismo, es lo que se está pergeñando aquí más propiamente es,
decir, en el altar del goce, para no destruir(se) a sí mismo y al otro, una vez más, la forma de una A, para pasar la cabeza
al uno ~ri el otro, al uno por y para el otro -no-goce e im-potencia por ella y arriesgarnos. No para afo1dirla a gl (las caída
. esenciales·-, es a lo que Hegel llama el amor. Ambos sexos pasan el una vez rrn:ís_, ¡déjalo ya!) sino para escribir esta cursiva
uno al otro, son el uno para y en el otro, lo cual constituye el ideal,
la idealidad del ideal.
Esta idealidad tiene su «medio» en el matrimonio. La inhibición
libre en el deseo, el deseo que «se libera de la relación con el goce»,
es el amor; y la subsistencia del amor, su duración, su permanen-
cia, su medio elemental, es el matrimonio. «Y la relación sexual se
convierte en aquella en la que cada uno es uno con el otro en el ser
de la conciencia de cada uno, o dicho de otro modo, se convierte en
una relación ideal. El deseo se libera de la relación con el goce; se (PARÁNTESIS)
convierte en el ser-uno (Ein.rsein) inmediato de los dos dentro del
absoluto ser-para-s{ de los mismos, esto es, se convierte en amor; y
el goce está en esta intuición (An.rchauen) de sf mismo dentro del ser
de la otra conciencia. La relación misma se convierte de igual forma
en el ser de ambos y en una relación tan duradera (bleibende) como
el ser de ambos; dicho de otro modo: se convierte en matrimonio».
Un apéndice de laFiloJ'ofia del derecho lo distinguirá del concubinato
Entre todas laD costuras del texto genético, seis líneas
por la «,·epresión» del impulso natural ( elNdturtrieb está ahf zurück-
gedrangt). El concubinato, por el contrario, satisface dicho impulso. entre paréntesis y en cursiva.
Hemos recobrado la deducción silogÚtica del amor y del matri-
monio como unidad inmediata de la familia.
La duración, lo que resta (bleibt) de este momento que es al amor
¿Por qué fascinan?
lo que la herramienta es al trabajo, no queda en paz. Un nuevo ciclo
dialéctico se inicia aquf, una nueva guerra comienza a hacer estra- ¿Qué fascinan? Salvo comprobación posterior, con
- gos. La lucha a muerte por el reconocimiento se inscribe aquf en el ayuda de máquinas de leer o de escribir tesis, el caso
interior del silogismo familiar. Una diferencia entre el análisis de de semejante inciso (no un inciso de verdad, al menos
Jena y el análisis, mucho más amplio, de la FiloJ'of{a del derecho: el
es monstruoso en talla y belleza) parece raro. No se
primero incluye, en el desarrollo concerniente al hijo, una explica-
ción de la lucha a muerte por el reconocimiento y por la posesión. trata de una de esas puestas en abismo con las que el
El matrimonio es, por tanto, el primer momento de la familia, el autor finge intervenir en calidad de autor en una na-
más natural y el más inmediato. Es monogámico. Implicación cons- rración para jugar a explicarnos su trabajo cuando está
tante, declarada más tarde en la FiloJ'ofía del derecho: «El matrimo-
haciendo que nos traguemos algo muy distinto que aún
nio, y esencialmente la monogamia, es uno de los principios sobre
los que se asienta la Sittlichk.eit de una comunidad», o también «El no vemos, que ni siquiera tenemos tiempo para dete-
matrimonio es esencialmente monogamia». nernos en reconocer. En esas seis líneas, se trata en
Como inclinación libre de ambos sexos, excluye todo contrato. En apariencia de un simple desplazamiento de la cámara
efecto, semejante vfnculo jurÍdico abstracto solo podrfa vincular a
que desvía la línea cronológica de la narración, proce-
personas con cosas (muertas); no podrfa comprometera dos liber-
tades vivas. En el matrimonio puede haber determinaciones emp{- dimiento bastante corriente para prescindir de los pa-
ricas, inclinaciones «patológicas», pero eso es inesencial. réntesis y sobre todo de las cursivas. Entonces ¿por qué?
No podemos comparar con la esencialidad del matrimonio ninguna No tengo intención de dar cuenta de ello, no por-
consideración sobre las limitaciones empíricas de la libertad. Por que me guarde la razón para mí sino porque, al tratarse
consiguiente, Hegel nunca toma en consideración toda la antropo-
de injerto en todos los casos y en todos los sentidos,
logía pragmática de Kant, todo lo que en ella se refiere a la agonística
conyugal, a la lucha por el dominio entre el marido y la mujer. La el principio de razón ya no tiene quizá curso legal. Al
fi.losofla del espÍritu nunca enuncia nada a propósito de la diferencia menos no se le puede pedir una razón al que escribe.
de sexo entre los esposos. Nada más lógico: todo debe transcurrir La operación consistiría pues, por el momento, en
como si los esposos tuvieran el mismo sexo, como si ambos fueran
desviar solamente el injerto del órgano parantético,
bisexuados o asexuados. La Aufhebung ha operado.
La guerra comienza con el hijo. Cualquier discurso sobre la des- sin saber si sangra o no, y luego -tras la extra.c ción y
igualdad de los sexos en el matrimonio seguiría siendo, pues, un cierto tratamiento que sobre todo no consiste en cu-
discurso empÍrico, no pertinente, ajeno a la esencia del matrimonio. rar- en volverlo a poner en su sitio y coserlo de nuevo,
En la «Característica», segunda parte de su Antropolog{a, analiza Kant
quizá no sosegándose el todo en su constitución res-
el «carácter del sexo» dentro y fuera del matrimonio. Lo hace en
tfrminos de lucha por la dominación, lucha compleja en la que el taurada sino, por el contrario, despedazándose en ella
dominio pasa de un sexo al otro según los campos y los momentos. más que nunca.
Dicho dominio rara vez está allí donde se espera encontrarlo. La
desigualdad de los sexos es la condición de una unión armoniosa. La
igualdad de fuerzas volverla a los sexos mutuamente insoportables.
El progreso de la cultura debe, por tanto, favorecer la desigualdad Esto supone que se cite al menos dos veces.
para la protección y la propagación de la especie. Plegada a la teleolo- Una primera vez para extraer
gía de la naturaleza, la cultura produce y acentúa la heterogeneidad «(Mucho después de haber vuelto a verlo en Ambe-
en la desproporción de los sexos. El hombre debe ser superior por
res, le hablé a Stilitano del racimo postizo escondido en
su fuerza flsica y por su valenda; la mujer -cito- , por su «facultad
natural» [Naturgabe, don natural] de someterse [dejarse dominar sus pantalones. Entonces me contó que una puta espa-
por: sich bemeistern] a la inclinación del hombre hacia ella». Esta ñola llevaba, bajo su vestido, una rosa de estambre pren-
extraña superioridad de la mujer no es natural. S~ debe a la cultura dida a la misma altura.
que, de este modo, privilegia a la mujer, pues en la naturaleza toda la
- Para sustituir su flor perdida, me dijo» .
superioridad «se halla del lado del hombre» . Por consiguiente, si la
cultura transforma la situación natural al procurarle a la mujer cierta Es un recorte del Diario del ladrón. Que llevaba en
superioridad artificial, una teoría de la cultura -lo que Kant llama la primera página y a dos columnas:
aquí antropología- debe tener por objeto privilegiado, si no Único,
el estatuto de la feminidad. La antropología deberia ser una teoría
de la mujer.« ... la propiedad femenina (weibliche Eingentümlichk.eit)
es, más que el sexo masculino, objeto de estudio para el filósofo ». l. el efecto: una «indumentaria», uniforme o adorno
La cultura no se limita a la simple revelación de una especificidad (como los zapatos desde la primera secuencia de los
femenina en su envoltura. Biombos o como los guantes cuyos dedos reversibles, el
La cultura injerta. La superioridad relativa de la mujer cultivada
nombre, las ocurrencias y las transformaciones, desde
es un injerto de hombre: «En el estado de naturaleza bruta (in roben
Naturzustande) podemos reconocerla [la especificidad femenina] tan que se levanta el telón, orquestan Las criadas en torno
mínimamente como la de las manzanas o la de las peras silvestres, a la subida del telón);
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cuya multiplicidad (Mannigfaltigkeit) solo se descubre mediante el 2. el enunciado de una ley de oscilación y de indecisión
injerto (Pfropfen) o la inoculación (Inoculieren)». En este caso, el (como, por ejemplo, «lo que resta de un Rembrandt» en
injerto no transforma sino para desplegar las propiedades naturales,
el que lo «ni verdadero ni falso» o lo más-o-menos-falso
lo que explica que la superioridad relativa que confiere a la mujer
parece invertir la situación natural, pero solo consiste en saber so- nos hace seguir el hilván entre las
el Rembrandt no deja ya de
meterse a la inclinación del hombre. «Pues la cultura no introduce dos columnas) que subraya el vi- repercutir el eco literal re-
estas propiedades femeninas», sino que solamente las produce, las raje incesantemente instantáneo enviado desde la superficie
saca a la luz, «les da la ocasión de desarrollarse y hacerse notar en
de la flor: pene/vagina, castración/ de Los Biombos. Risa de La
condiciones favorables».
En el interior de esta antropo-botánica general analiza Kant la \'.irginidad, erección/recaída, or- Madre: «(Ríe o carcajadas
y, en medio de estas car-
guerra de los sexos dentro del matrimonio. A la mujer le gusta la ganismo natural/artefacto desar- cajadas, dirá Jo siguiente:)
guerra doméstica, el hombre la rehuye, «ama la paz de la casa» y se ticulado, cuerpo propio total/trozo Son las verdades ... ¡ah!. ..
somete encantado al gobierno de la mujer. «La mujer quiere dominar
fetichizado, etc. ¡ah!. .. ¡ah! ¡ah! ... que no se
(herrrchen); el hombre, ser dominado (beherrscht) (sobre todo antes
del matrimonio)». Como con~ecuencia de la cultura, el matrimonio Al tiempo que se escriben so- pueden demostrar ¡ah! ¡ah!
(Lo risa parece inextingui-
libera a la mujer y esclaviza al hombre, «la mujer se hace libre con bre un artificio indumentario, y
ble). Son las verdades que
el matrimonio; el hombre pierde en él su libertad». como tal artificio, las flores, la an- son falsas ... ¡ah! ¡ah! ¡ah!
Simulacro de inversión: la mujer no se convierte en la más fuerte,
tológica de lo indecidible, se incli- ¡Hi! ¡Hi! ¡Hi! ¡ah! ¡ah! ... (está
sino que la cultura hace de su debilidad una palanca. La posibili-
dad de invertir los signos naturales -la feminidad misma- prohíbe nan en las cursivas y, luego, caen doblada a fuerza de reír)
analizar una esencia, una naturaleza femenina. La feminidad es el en una nota sobre el afecto de la son las verdades que no
se pueden llevar hasta sus
poder de ser otra cosa distinta de lo que uno es, de hacer de la de- indecisión que aquí nos interesa límites ... ¡hi! ¡hi! ¡hi! ¡hi!¡Oh!
bilidad un arma, de permanecer secreto. La mujer tiene un secreto
por encima de todo. ¡Oh! ¡Ah! ¡Ah! ¡Hi! ¡Hi! ¡Hi! ...
(Geheimnis), el hombre está privado de él. Por eso el hombre es fácil
de analizar (der Man ist leicht zu erforschen). El análisis de la mujer Primera frase del Diario: «La in- sin ver cómo se mueren y
sin ver cómo nos morimos
• es imposible, no revela su secreto, lo cual no le impide, por el contra- dumentaria de los presidiarios es
rio, traicionar reguJarmente el de los demás. Porque la mujer habla: de risa las que debemos
a rayas rosas y blancas».
el reino de la cultura como reino de la mujer es también el campo exaltar... ».
Se describe, pues, un tejido es- Nuestra-Señora-de-las-
de la palabra. El lenguaje nunca dice otra cosa que esta perversión
de la naturaleza por la cultura - por la mujer. El arma femenina es tampado, con líneas y borrones, F!ores: «No gritéis por lo

la lengua. Transforma la debilidad del esclavo en dominio por me- con rayas color de flor (la flor se inverosímil. Lo que sigue
dio de la lengua, pero no deja ya de hacerlo, siempre, por medio de es falso y nadie tiene por
induce de inmediato por el «rosas
esa perversión del discurso que es la charlatanería, la facundia, la qué aceptarlo como dinero
y blancas», en la frase siguiente), contante y sonante. La ver-
verbosidad, la volubilidad (Red.religkeit). Es así como triunfa en la
guerra doméstica y le gusta, a diferencia del hombre que tiene fuera como un diario de ladrón que va dad no es lo mío. Pero «hay
otras cosas que hacer. La mujer triunfa en dicha guerra por medio a ser preciso recorrer en todos los que mentir para ser veraz».
de la astucia, al acumular todos los derechos: cobijada detrás de su E incluso ir más allá. ¿De
sentidos para cortar o recoger en
marido (derecho del más fuerte) manda sobre su señor (derecho qué verdad quiero hablar?
él todas las flores. Si bien es verdad que soy
del más débil). Arte de la palanca.
A través de esta ley de perversión que desplaza la jerarquía primi- Rosa es asimismo la primera un prisionero, que monta
tiva, la teleología natural continúa operando, realiza sus designios palabra de Los Biombos. El juego (que se monta) escenas de

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normales, normalizadores, mediante astucias y rodeos. La «descrip- nace entre el color y la flor, entre la vida interior, no exigiréis
ción» kantiana restaura obstinadamente dicha intención.· el adjetivo y el nombre. Flota como nada más que un juego)).
En efecto, la mujer se parece a una «locura» de la naturaleza,
un vestido de mujer sobre todo el
la locura humana de la naturaleza. Pero al seducir al hombre, al
desviarlo de su trayectoria natural, cumple a fin de cuentas el sa- texto. Disimula también el sexo y hace el artículo, pero
bio designio de la naturaleza. El desvío ha sido siempre calculado, no se sabe cuál. ¿El rosa?, ¿la rosa? El ataque de Los
ambos sexos han sido suave e implacablemente ordenados para esta Biombos deja en suspenso, por un tiempo, el artículo en
gran finalidad, sin que los sujetos comprendan nada. Por esta razón
la exclamación: «¡Rosa! (una pausa) ¡Le he dicho rosa!».
no podemos pensar la sexualidad femenina. Nuestras categorías,
nuestros enfoques, las formas de nuestra conciencia, son incapaces «La indumentaria de los presidiarios es a rayas ro-
de ello, un poco como las metáforas antropomórficas en un discurso sas y blancas. Si, guiado por mi corazón, elegí el uni-
sobre Dios. Para acceder a la «característica del sexo femenino» no verso en el que me complazco, acaso tenga el poder de
debemos regirnos por el principio de nuestra propia finalidad, de
descubrir en él al menos los numerosos sentidos que
la «meta que nos proponemos», sino por «la meta de la naturaleza
en la constitución de la feminidad». La «locura humana» es un quiero: existe, pues, una estrecha relación entre las flores
medio con vistas a este fin que es «sabiduría» cuando se considera y los presos. La fragilidad, la delicadeza de las prime-
«la intención de la naturaleza». El principio de la caracterÍstica no ras son de la misma naturaleza que la brutal insensi-
depende, pues, de «nuestra elección», sino de una «intención más
bilidad de los otros *».
elevada»: «conservación de la especie», «cultura y refinamiento de
la sociedad por medio de la feminidad». ¿Por qué caminos? El asterisco mantiene levantado el velo.
Habiendo confiado a la mujer el «fruto de sus entrañas» que le La llamada a una nota no va a hacernos caer, para
permite a la especie desarrollarse, la naturaleza ha sentido miedo paralizarnos en ella, en la trampa de una antonimia o
por aquella en la que semejante «prenda» estaba depositada; ha
de una antinomia.
conservado a su hija, la ha mantenido al abrigo, la ha vuelto teme-
rosa y tÍmida ante el peligro. La protección del hombre le ha sido Por el contrario, esta dice lo que incita al movimiento
garantizada. El miedo de la mujer es el miedo de la naturaleza o infinito, estremecido, trémulo (estas dos últimas pa-
de la vida por sí misma. El refinamiento social obedece a la misma labras son muy rebuscadas y, además, son movimien-
finalidad. Para favorecerlo, la naturaleza ha hecho del «sexo fe-
tos, emociones de flores).
menino el señor (Beherrscher) del sexo masculino». Este dominio
ha quedado garantizado por medio de una moralización: no en el He aquí la nota: «* Mi conmoción -y yo- es la os-
sentido de la moral, de la Moralitdt, sino de las costumbres, de la cilación de unas a otras».
Sittsamk.eit, ya que no de la Sitt!ichk.eit. La Sittsamk.eit es la decencia, ¿La conmoción -yyo- de quién? ¿Del autor? ¿Del na-
la honestidad, el pudor, la reserva. Con dos líneas de intervalo, la
rrador? ¿Quién firma en nota y a pie de página? Como
vemos opuesta a la moralidad (Moraliúit). Con su facilidad para el
discurso y para los juegos de la mímica, la Sittsamk.eit es incluso la la conmoción -y yo- es la oscilación («mi conmoción
máscara de la moralidad (el texto se volvería ilegible si se tradujera -yyo- es la oscilación... »), elyo es arrastrado, dividido,
Sittsamk.eit por moralidad), la astucia que esclaviza al hombre. Este escindido en el trazo que lo relaciona con lo que sea.
está, pues, a causa de su «propia generosidad», «invisiblemente
Indecidible, él también, en su firma.
atado por un hijo». Como pudor, decencia, reserva, la Sittsamk.eit
sirve ciertamente de velo o de «vestido» (Kleid) a una moralidad Las consecuencias se extraen en dos páginas, siem-
invisible. La mujer está del lado de la Sittlichkeit o de la Sittsamkeit, pre con el despego del gran estilo, es decir, haciendo
que Kant I oloca por debajo de la moralidad. Hegel invertirá la re- come, Si se ocupase de otra cosa. Extraídas como un
lación de la lvloralitiit con la Sittlichkeit. Hay ahí un quiasmo que velo qne se amolda, tapa y deja adivinar la forma de to-
no se puede mantener dentro de los límites de una «antropología».
das las cadenas. Las de los presidiarios, pero también
¿CÓmo se pone la perversión (femenina) al servicio de la teleo-
logía escondida en el matrimonio? ¿Y en qué reproduce el quiasmo las que unen la retórica de los velos con el hurtarse de
este probiema teleológico? la verdad, de la castración, de la erección, de la nomi-
En el estado de naturaleza, en el sentido kantiano, la poligamia nación. Ahí el velo se subraya, se repliega y se traslapa
del hombre es más o menos natural. La estructura paradigmática
en torno a unas flores que son a la vez flores de retó-
se asemeja a la del harem. El hombre desea naturalmente a todo el
sexo y no a una mujer, solo tiene que habérselas con ejemplares de rica y puestas en escena -y en cuestión- de la retórica.
la feminidad. No ama, ama a cualquier mujer. La mujer es una es- Por ejemplo, inmediatamente después del asterisco que
pecie de ramera. Inversamente, en el estado de cultura, la mujer no mantiene el velo levantado: «Si tuviera que represen-
se abandona al placer del hombre fuera del matrimonio, y del ma-
tar a un presidiario - o a un criminal- lo adornaría con '
trimonio monogámico; pero desea a todos los hombres y, por consi-
guiente, se convierte, en acto o en intención, en ramera. El hombre tantas flores que él mismo, al desaparecer bajo ellas, se
kantiano, por tanto, tiene que habérselas siempre con la ramera, y si convertirá en una más, gigantesca, nueva».
a este pornógrafo categórico se le preguntara qué es lo que prefiere,
la ramera o la virgen, responderÍa que la virgen, a sabiendas de que
la naturaleza, que lo empuja a ello, procura que esto, en último tér-
mino, venga a ser lo mismo. Situación que no puede estar sin relación
con lo que Hegel analizará como alma bella y conciencia desdichada.
En ambos casos, poligamia natural y monogamia histórica, es siem- Bajo el collar, la guirnalda, la corona de flores artifi-
pre el lugar del hombre el que determina el concepto. La monoga-
ciales, bajo el alarde o el adorno poético, se promete
mia es un hombre y una mujer; la poligamia, de nuevo un hombre
y muchas mujeres. La mujer nunca es polígama, ni en la naturaleza a la vez provocar el ahogo, la desaparición embalsa-
ni en la sociedad kantianas. Esta es la apariencia: en verdad la mujer mada bajo la pompa fúnebre, y hacer que surja el falo
lo tiene siempre todo, tanto en la monogamia como en la poligamia. erecto. Aquí no hay elección, ni disyunción, ni acumu-
En el harem, por ejemplo, no hay auténtica multiplicidad y el hom-
lación. Mi conmoción -y yo- es la oscilación. El juego
bre siempre sale perdiendo. Las mujeres se declaran la guerra para
restaurar la relación monogámica y para que una de ellas posea por (la erección tumba) se anuncia como ceremonia mor-
completo al hombre, al menos en potencia. De tal modo que todas tuoria que sepulta al otro bajo las flores pero que, al '
lo poseen, ninguna está privada de él, y una de ellas termina tam- mismo tiempo, lo hace empalmarse bajo las figuras de
bién por reinar sobre él. Descrito así, el harem no pertenece ni a la
retórica y los velos de todo tipo.
naturaleza ni a la cultura. La poligamia no se deja pensar dentro de
esta oposición. En la naturaleza no hay matrimonio; en la verdadera
cultura está la monogamia. Kant califica de «bárbaro» este fenómeno
inclasificable, esta sociedad que ya no es natural, pero que todavía no
es moral. Debiéramos preguntarnos desde esta «perversión» por esa
oposición de conceptos a la que escapa la poligamia, la del hombre
de la que habla Kant, la de la mujer de la que no dice nada. Todo eso para nada, para ninguna inseminación efec-
En el harem la mujer ya no es el «animal doméstico» que debía tiva. La antera, que es de recibo, encierra el polen an-
ser en la naturaleza; comienza a luchar y a urdir astucias para en- tes de la fecundación (rodea el estilo y constituye una
cadenar la pulsión del hombre o para captar su deseo. El harem es de las dos partes del estambre). «Mi aventura, jamás
una prisión, un recinto cerrado (Zwinger), pero la mujer no deja ya
regida por la rebeldía ni por la reivindicación, no será
de saber establecer en él su dominio. En él, el hombre ya no conoce
' reposo en medio de la agitada concurrencia de las mujeres. hasta este día sino un largo se trata siempre de circunscribir la pa-
Así es la «constitución bárbara» de la poligamia oriental: ni na- pareo, recargado, compli- labra ausente, de dejar que resuene
como en el hueco de una campana,
tural ni civil. En la monogamia de la sociedad civil (burguesa), cado con un pesado cere- haciendo el vacío en el centro del es-
mientras la cultura no está muy desarrollada, el hombre castiga a pacio que le está reservado, sin es-
monial erótico (ceremonias cribir nunca, sin pronunciar nunca lo
la mujer si esta lo amenaza con darle un rival. Pero cuando la civili-
zación ( Ci'Vilisirung) se vuelve refinada hasta la decadencia, cuando figurativas que conducen al que nos constriñe, sin embargo, a oír
en una u otra escena y que, a par-
permite la «galantería» (el hecho de que una mujer casada tenga presidio y lo anuncian)». tir de ahí, al no estar controlado en
amantes) y la convierte en una moda que vuelve ridículos los celos, un acto, golpea mucho más fuerte. Lo
El texto del Diario y el cual se reconoce por los efectos. Con-
entonces el carácter femenino «se descubre». La perversión galante
traje de los presidiarios es- tra esa forma de escritura no es po-
revela la verdadera naturaleza de la mujer, su designio profundo: sible el alarde, puesto que nunca se
«con el beneplácito de los hombres, pero contra ellos, aspirar a la tarán cortados de la misma nos enseña el arma, puesto que se
finge ocultarla púdicamente. El im-
libertad y, por ende, simultáneamente, a adueñarse de todo el sexo». calaña, en el mismo tejido pudor es con frecuencia la represión
Este robo, este arrobamiento (Eroberung) del hombre por la mujer, de flores: flores peludas, ve- de un miedo: se muestran las cartas ..
Kant no lo condena simplemente. En sus análisis de la perversión con pánico para provocar el desarme
ladas, velludas, eriopétalas general.
femenina se puede leer el complejo sistema del falogocentrismo. Pero Mostración siempre apotropaica. Lo
este sistema es siempre precario y se neutraliza a sí mismo, contiene (todo ello muy recargado, obsceno por el contrario es púdico,
lo que lo contradice. Aquí, por ejemplo, Kant borra sin cesar la con- ¿no es cierto?: demasiado venda y empalma el bocado cuyo cor-
tejo seguimos lentamente.
notación moralizante que, sin embargo, parece tan intensa: Kant ostentoso y de mal gusto, di- La «parada» se habría impuesto, de-
precisa a menudo que no hay que dejarse llevar por las ilusiones de bido al contexto, en lugar de pareo. Pa-
rían el gendarme o el gran rada en la doble banda de la palabra
la conciencia o de la intención. En la perversión femenina, en las
astucias culturales, simbólicas, verbales -todo esto pasa a través de burgués, pero así se proyec- (ornamento del aderezo y protección -
paraguas, mampara, paracaídas, etc).
la lengua de la mujer, Kant tiene que leer el texto del amor en la ta la ceremonia). Se puede apostar asimismo que [en
lengua de la mujer la cual sabe atar la energía viril-, hay que reco- francés] es una errata. Pero un con-
Es preciso saber morir texto más abierto (unas páginas más
nocer un proceso natural escondido, una sabiduría de la naturaleza.
de risa al practicar la inver- adelante) brinda también la oportuni-
El discurso kantiano, a pesar de sus fuertes y ridfculas apariencias, dad al par y a las perdices. El pareo es
no sería, finalmente, la descalificación moral de una monstruosidad. sión: «Al querer cantarlos, la temporada en que las perdices se
aparean rompiendo con el grupo, ex-
Pero hay que admitir que esta última proposición se invierte de utilizo lo que me ofrece la cluyéndose. Entre otras perdices, he
inmediato. Si Kant no mantiene el discurso de la moralidad anti-fe- forma de la sensibilidad na- aquí el despego más cercano: «Es na-
menina es porque moraliza de parte a parte su recurso a la naturaleza, tural, por tanto, que imagine lo que
tural más exquisita que no será su verga si la recubre para mí de
a la sabiduría providencial de aquella que vela por la perversión. La una manera tan hermosa, con esa pre-
naturaleza es buena, es una buena mujer, es decir, en verdad, por su deja ya de suscitar el traje ciada tela de araña, tejido que en se-
' fuerza productora, su razón, su lógos profundo, que domina todas de los presidiarios. Aparte creto yo denominaba el velo palatino.
Él llevaba una vieja gorra gris cuya vi-
las charlatanerías femeninas, por su lógica imperturbable y siempre de sus tonos, por su rugo- sera estaba rota. Si la tiraba en el suelo
victoriosa, por sus recursos educadores, es un padre. La buena mu- de nuestra habitación aquella era, de
sidad, la tela evoca ciertas pronto, el cadáver de una pobre per-
jer es un padre, el padre es una buena mujer, y esto es lo que habla a
través de las mujeres sin más que pretenden apropiárselo. flores cuyos pétalos son li- diz con el ala cercenada ... ».
El texto se presenta entonces como
Reserva natural: si, en el matrimonio monogámico burgués, la geramente peludos, detalle el comentario de una palabra ausente
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mujer quiere apropiarse todo el sexo, es porque el hombre (ma- para que, a bidea de füerza ªlaque delimiía, arropa, sirve, rodea
rido o padre) es finito; muere, a veces joven, casi siempre antes con sus cuidados. El texto se presenta
y de vergüenza, yo asocie como el metalenguaje del lenguaje
que la mujer, que de este modo se queda sola, joven, viuda, y qne,
lo más naturalmente pre- que no se presenta. Pero se trata úni-
por consiguiente, habrá tenido que preparar este duelo _,sabiéndose camente de ala rdear. Y el que viene
siempre amenazada, a punto de quedarse sin hombre. La mujer se ciado y frágil. Esta asocia- después a exhibir los huecos activos
del otro y a pronunciar lo impronun-
interesa por el sexo de forma provisoria, bajo el maternal consejo de ción, que me informa sobre ciado -alarde de nuevo como meta-
la n;:i.turaleza. «Esta inclinación, aunque la palabra coqüeterÍa hace mí mismo, no se impondría lenguaje-, simula la presentación,
tomarla en mal sentido, no carece sin embargo de fundamento real deja ampollas o campanas, columnas
a otro espíritu pero el mío de aire en su cuerpo, circunscribe, ex-
para justificarse. Porque una joven esposa está siempre en peligro cluye también otras palabras, etc. La
de quedarse viuda, de tal suerte que despliega sus encantos entre no puede evitarla. Ofrecí, agonía del metalenguaje es, por tanto,
los hombres que la fortuna pudiera convertir en maridos: y a par- pues, a los presidiarios mi estructuralmente interminable. Pero
como esfuerzo y como efecto. El me-
tir de ese momento, dado el caso, no carecería de pretendientes». cariño, quise nombrarlos . ta lenguaje es la vida del lenguaje: ale-
Esta teleología escondida justifica todas las disimetrías y todas tea siempre como un pájaro atrapado
con nombres encantadores, en un sutil gluten
las desigualdades de desarrollo que Kant cree poder describir como
diferencia sexual. designar sus crímenes, por
1. La mujer quiere ser un hombre, el hombre nunca quiere ser pudor, con la metáfora más sutil (bajo cuyo velo yo
una mujer. «Cuando el refinamiento del lujo (Luxus) ha alcanzado no ignoraría la suntuosa musculatura del criminal, la
un grado elevado, la mujer solo se muestra decente (sittsam) bajo la
violencia de su sexo). ¿Acaso no es con dicha imagen
constricción (Zwang) y no esconde su deseo de ser preferentemente
un hombre para poder dar a sus inclinaciones un espacio de juego con la que prefiero representármelos en la Guayana:
(Spielraum) más grande y más libre; pero ningún hombre querrá los más fuertes, que se empalman, los más "duros",
ser una mujer». Kant no se extiende sobre esta última proposición, velados con el tul del mosquitero? Y cada flor en mí
en final de parigrafo. Cae por su peso que esto no se ha visto nunca
deposita una tristeza tan grave que todas deben sig-
ni se verá jamás. Aunque por c.:asualidad creyésemos encontrar se-
.
me1ante a bcrrac1on,
., ¿que1 querna 1
esta d ec1r.
· 1 ¿Que1 querna
' decir,
. nificar la pesadumbre, la muerte. Yo buscaba, pues,
• para un hombre, querer ser una mujer, desde el momento en que el amor en función del presidio».
la mujer quiere ser un hombre a medida que se cultiva? Querría Función del presidio. De la Guayana cuyo fin se
decir pues más o menos, que quiere ser hombre, que quiere ser -es
acerca. La agonía de la Guayana se anuncia, tocando
decir, seguir siendo- un hombre.
¿Es esto tan simple? ¿Dice Kant que la mujer quiere ser un hom- al vuelo, desde las primeras páginas del diario.
bre? Kant dice, de una forma más precisa, que lo que la mujer Función del presidio: es el lugar de lo que llama-
querría, en ciertas situaciones, es hacer alarde de los atributos del remos en adelante la antereccíón: tiempo de erección
hombre para realizar sus designios de mujer: estar en mejores con-
contrapuesta, traslapada por su contrario -en (el) lu-
diciones de poseer a todos los hombres. La mujer finge querer ser
un hombre o ser un hombre para «ampliar el espacio de juego» gar de la flor-. Enantiosis.
de sus inclinaciones. Todo se invierte: o bien el hombre que solo El recorte vuelve a pasar indefinidamente sobre sí
quiere ser hombre quiere ser mujer en cuanto que la mujer quiere . mismo. De ahí ese efecto de capitalización pero tam-
ser hombre; quiere, por tanto, ser mujer para seguir siendo lo que
bién de efusión sin límite. Si la erección es habitada
es. O bien el hombre que quiere ser mujer solo quiere ser mujer,
dado que la mujer solo quiere ser hombre para lograr sus designios por la contrabanda, por lo que la produce al cortarla,
de mujer. A saber, el hombre. Etc. si, por consiguiente, no deja ya de ser, de antemano, la
Todo esto sucede con mucha rapidez en el penumbra donde el anterección, puede, debe de haber ahí una castración
deseo se vincula a sí mismo, si algo semejante existe. de la castración, una anterección de la anterección, y
De hecho, aunque lo quisiera verdaderamente, lo que no es el
así hasta el infinito.
caso, la mujer nunca podrÍa ser hombre. Los atributos masculinos
de los que hace alarde nunca son más que un camelo, significantes
sin significación, fetiches. Nunca son más que un reloj de escaparate.
Mal ajustado al movimiento del sol. Para ilustrar el hecho de que la
mujer no puede en ningún caso apropiarse el atributo masculino, ·
por ejemplo o por sustitución, la ciencia, la cultura, el libro, Kant
denuncia una suerte de travestismo: «En lo que concierne a las mu-
jeres sabias, estas hacen uso de sus libros como de su reloj: lo llevan
para mostrar que tienen uno, aunque de ordinario esté parado o no
esté ajustado al sol». La elección del paradigma lo confirma una vez
El Diario se abre con la castración de la anterección.
más: no se puede pensar el «genio» sin el inconsciente.
La disimetría sin fin entre los sexos se acusa ante el tabú de la vir- De un tirón, toda la anterección del texto se pone en
ginidad. La mujer no desea que el hombre h~ya sido virgen o casto marcha, pero sin prisas, como una larga procesión, una
antes de su matrimonio. Ni siquiera se plantea cuestión alguna a este larga teoría expulsada del presidio desde su cierre.
respecto. Para el hombre la cuestión es «infinitamente» importante.
Puesto que, si el presidio se define expresamente
Kant no dice que el hombre exija la virginidad, ni siquiera que la
desee, sino que la cuestión es la más grave para él. Quizá solo pueda como una castración, el cierre del mismo es sentido
amar la virginidad, quizá no lo pueda nunca. Quizá su deseo nazca como una castración de castración, un «castigo de cas-
con el recorte de la virginidad por su contrario. Todo se juega en la tigo», decapitación en el cadalso («el heredero de los
separación de un signo que no es casi nada y que se describe necesa-
reyes experimenta un vacío semejante si la república
riamente en la sutileza de matices y de juegos de palabras: el hombre
es paciente (duldemí); la mujer, tolerante (_geduldig); y no sufren, no lo priva de la consagración»), la caída de una cabeza
se comportan en el padecimiento (dulden) de la misma forma. El coronada, es decir, aquí, de una cabeza gacha, ya que
hombre es sensible (empfmdsam), sentimental; la mujer, impresio- el presidiario ha convertido en corona suya aquello
nable (empfmdlich), irritable, susceptible, quisquiUosa. La economía
mismo que le hizo agachar la cabeza: «El fin del pre-
del hombre tiende a adquirir; la de la mujer, a ahorrar. El hombre
es celoso cuando ama; la mujer es celosa también cuando no ama. sidio nos impide acceder con nuestra viva conciencia
a las regiones míticas subterráneas. Nos han cortado
el movimiento más dramático [lo mismo que el direc-
Esta teoría cultural de la diferencia de los sexos en el matrimonio
tor corta a veces el texto del autor]: nuestro éxodo, el
no tiene cabida posible en la filosoGa hegeliana del espíritu. El amor
y el matrimonio pertenecen al elemento de la libertad de la con- embarque, la procesión por el mar, que se realizaba
ciencia y suponen la Aufhebung de la diferencia sexual. La guerra con la cabeza gacha. El regreso, esa misma procesión
descrita por la antropología pragmática puede tener lugar ahí, de al revés, ya no tienen sentido. En mí mismo, la des-
hecho, pero solo en la medida en que los cónyuges no son verdaderos
trucción del presidio corresponde a una especie de
esposos, solo en la medida en que la esencia del matrimonio no se
ha cumplido. Nos quedamos entonces en la vida sexual de la na- castigo de castigo: me castran, me operan de la infa-
turaleza empírica, antes de la emergencia de la Sittlichk.eit. Lo que mia. Sin importarles decapitar nuestros sueños de sus
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Kant hahría descrito seria, en resumidas cuentas, una estructura de glorias, nos despiertan antes
accidentes empíricos, «pragmáticos», que no dependen del concepto
puro de matrimonio o del que se separan por vicio y perversidad. la alarma suena siempre pard desencadenar una in-
terrupción abortiva. Lo mismo que el despertador de
Kant no ha podido pensar, no ha comenzado por pensar el concepto gala lita que sale del vientre o que el badajo de esa
de matrimonio. Una vez establecido este, Hegel quiere, por el con- campana: «Por la noche ... Deseábamos dormir toda
trario, deducir su desarrollo y no su regresión. Una vez más, Kant una noche juntos, enrollados, enroscados el uno en
el otro hasta la mañana , pero al ser imposible, nos in-
se habría quedado en esa conjunción no dialéctica de un empirismo ventábamos noches de una hora mientras que, sobre
y de un formalismo, denunciada en el artÍculo sobre el derecho na- nuestras cabezas, en el dormitorio común tejido de
tural. Si no se procede desde la unidad esencial del matrimonio, se accesorios que sostenían las hamacas, la lamparilla
encendida como un faroi , el oleaje de los sueños, el
acumulan y se abstraen sin orden los rasgos descriptivos, se juntan martillo de acero dei mechero que golpea el sílex (de-
la violencia empÍrica y el formalismo contractual. cíamos "escucha el rebato"), el cuchicheo de un menda,
Se hace preciso pensar la dialéctica especulativa del matrimonio: el lamento de un capullo que los listillos llamaban "un
probe mártir", las emanaciones de la noche, nos con-
el ser-uno (Einuein) de los esposos, la conciencia de uno en la del vertían en náufragos de un sueño. Después despegá-
otro, este es justamente el medio del intercambio. La oposición sexual bamos nuestras bocas: era el despertar...». Podríamos
es relevada en él. En cuanto intermediario y mediación, este medio comprobar que la palabra «menda,, resuena a menudo
cerca de algún «capullo». Y hay muchos. Sigamos asi-
tiene dos costados: aquel por el que ambos esposos se reconocen y mismo el sílex, o piedra de fuego.
relevan su diferencia; aquel otro por el que esta conciencia debe es-
tar, en cuanto medio, opuesta a la de ellos y debe conllevar su relevo.

Es el hijo. «Es el hijo en el que se reconocen como una sola concien-


cia y, por ende, en cuanto relevados; e intuyen en él este relevo de
sí mismos». «Producen» así «su propia muerte». Para pensar esta
muerte es preciso hacer intervenir el medio de la conciencia y pen-
sar la infancia como conciencia. El hijo natural, en cuanto ser vivo La separación, coma, entre la conmoción, y yo, al des-
perta r, es igual a desprender (despego del cuello y de
animal, no conlleva la muerte de sus primogenitores. La muerte de la cola), y el desprendimiento igual a una idealización
los padres forma, por tanto, la conciencia del hijo. sublimante que releva lo que SP. despega. La indeci-
sión , la oscilación, la vibración trémula en la que se
anuncia la idealidad , se llama siempre escalofrío, es-
Es la educación. El empirio-formalismo no puede pensar la educa- tremecimiento, etc. «Esa especie de escalofrío exal-
ción porque no puede pensar la muerte necesaria de los padres en taba también mi felicidad pues hacía que nuestro así
el hijo. Kant habla, sin embargo, de la muerte de los padres. Se dirá tembloroso beso pareciese desprenderse, idealizarse.
[...] que nunca había dejado de estar en guardia y que,
que se trata aún de muerte empÍrica: la preferencia del padre por durante el abrazo, no se había dejado conmover, ya
la hija, de la madre por el hijo, y sobre todo por el más insolente, que , al menor ruido , pese a sus rápidos reflejos, hu-
por el más indisciplinado, se explican también por la posibilidad de biera experimentado cierta dificultad en librarse de la
conmoción, y yo, que estaba pegado a él, hubiera des-
la viudez. El hijo del sexo opuesto será el mejor sostén en la vejez. cubierto ese ligero mal, ese desprendimiento de un su-
Esta explicación irrisoriamente empÍrica descubre, no obstante, el til gluten» (Milagro de la rosa).
afecto esencial -el duelo- que relaciona a uno de los padres con el
hijo del otro sexo desde la muerte del cónyuge. La madre ama al hijo de tiempo. Las prisiones
en función de la muerte del padre, el padre ama a la hija que sucede
centrales tienen su poder: no es el mismo».
a la madre. Bajo la forma de lo empÍrico, ¿no se llega así más lejos
que la deducción hegeliana de la muerte de los padres, que parece Anterección suplementaria: la de la prisión central
bastante indiferenciada y abstracta desde el punto de vista sexual? va a sustituir a la de la Guayana.
Un quiasmo de nuevo: la dialéctica especulativa piensa esta muerte Castrada de la primera, la otra banda se empalma
en su necesidad estructural, la piensa como piensa el borrarse de la tanto más: «... no es el mismo. Es menor. De allí está
diferencia sexual que un empirismo pone de manifiesto.
desterrada la gracia elegante, un poco reblandecida. La
¿Qué es la educaci6n? La muerte de los padres, la formaci6n de
la conciencia del niño, la Aufhebung de su inconsciente en la forma atmósfera es tan pesada allí que hay que arrastrarse.
de la idealidad. «En la educaci6n se releva la unidad consciente del Reptar. Las centrales se empalman más rígidamente,
hijo». No hay que apresurarse a identificar este relevo idealizante de modo más perverso y más severo, la grave y lenta
con una «represi6n» del «inconsciente». Mas no se puede evitar la
cuesti6n de una traducci6n semejante. La educaci6n (Erziehung) y
la cultura (Bildung) delimitan violentamente una materia mediante erección que no cesa de abreviar su estigma y no se
parece a ningún otro presente -es él el que presenta-,
una forma que la contiene. Esta forma violenta es ideal, pasa por las para comprobar por doquier el antagonismo interno que
instancias del lenguaje y del trabajo, de la voz y del instrumento. desdobla cada columna, por ejemplo el presidio («lenta
Como toda formaci6n, como toda imposici6n de forma, la educa- agonía del presidio»), para ver lo que en él concierne a
la deconstrucción-de-la-ontología etc., propongo que
ci6n está del lado del macho, en este caso del padre, y puesto que se pruebe a sustituir en todas partes el verbo ser por
conlleva la muerte de los padres, se hace sobre todo contra el padre. el verbo empafmar(se).
Pero la muerte del padre no es sino la muerte real de la madre, co- Y se conjugue un poco.
rresponde a la idealizaci6n del padre. El padre no es simplemente Después, que se le devuelva la actividad, la transi-
aniquilado en ella. La educaci6n relevadora lo interioriza. Siendo tividad, el suplemento de objeto. Los pronombres. El
nombre de pila, etc.
la muerte un relevo, los padres, lejos de perderse o de diseminarse
Quizá de este modo nos introduciremos con otro es-
sin retorno, «contemplan en el devenir del hijo su propio relevo», tilo en la metafísica, en la gramática y en la etimología
conservan en él su propia desaparici6n, observan a su hijo como a su de la palabra «ser», en la cuestión del casus (mwmc;) y
propia muerte y al observarla, la retardan, se la apropian, mantienen de la decfínatío (EYKAlmc;).
Y del clin (-) entre las dos col (-)
en la presencia monumental de su semilla -en el apellido- el signo
vivo de que son muertos, no de que ellos están muertos sino de que
muertos ellos son, lo cual es cosa distinta. La idealidad es la muerte
ciertamente, pero ¿ser muerto -en esto estriba toda la cuesti6n de la
diseminaci6n- es estar muerto o ser muerto? La diferencia tan ligera
de énfasis, conceptualmente imperceptible, la fragilidad interior de
cada atributo, produce la oscilaci6n entre la presencia del ser como
muerte y la muerte del ser como presencia. En la medida en que los agonía del presidio era, de la abyección, una culmina-
padres están, en la formaci6n del hijo, presentes en su propia muerte; ción más perfecta».
en la medida en que se conserva el signo o el serna de lo que ya no Queda, por no decir nada más, que el lugar de la an-
es, aunque sea la ceniza consumida en el amanecer de un penum-
terección, lo que se empalma y en lo que se empalma,
bra, permanece el goce de eso mismo que es, tanto de lo que es(tá)
muerto como de lo que ya no es(tá). Pero si la muerte es el ser de lo lugar necesariamente cerrado y guardado, cualquiera
que ya no es, el no-ser-ya, la muerte no es nada, en todo caso ya no que sea el nombre que le demos (Guayana, galera o Co-
es la muerte. Cuando uno contempla su propia muerte en el hijo, la lonia), se habita siempre como una provincia despe-
muerte es lo que uno niega, la muerte que es, es decir, negada, que
gada de la madre. «A veces hablo de la Colonia diciendo:
ni es. Cuando se dice: la «muerte es», se dice «la muerte es negada»,
la muerte no es en cuanto que uno la establece. Esta es la tesis hege- "La vieja", y luego, "la severa". Ambas expresiones no
liana: la filosofía, el establecimiento de la muerte. hubieran bastado, sin duda, para que la confundiese
El hijo-relevo ,(e la pÚd.ida. Esta pérdida -trabajo de la forma con una mujer pero, además de que aquellas no de-
sobre la materia, conform.KÍÓn de la inconsciencia, proceso eco- jan ya de calificar normalmente a las madres, ambas
nómico, pro¡tucción, intercambio- se amortiza. La Aufhebung es la
se me ocurrieron a propósito de la Colonia cuando yo
amortización de Lt muerte. Es el concepto de la economía en general
en la dialéctica especulativa. estaba harto de mi soledad de niño perdido y mi alma
Economía: ley de la familia, de la casa familiar, de la posesión. El llamaba a una madre».
acto económico tv1na fa.miliar, propio, Íntimo, privado. El sentido
de la propiedad en general es recogido en el oikAos. Cualquiera que
sea la exportación o la expropiación generalizadora del concepto
de economía, este no rompe nunca el cordón umbilical que lo ata a
la familia. O más bien sí, lo rompe siempre, pero esta ruptura es la
deducción de la familia, pertenece al proceso familiar en cuanto que
comporta una instancia tajante. LaAufhebung, ley económica.de la re-
apropiación absoluta de la pérdida absoluta, es un concepto familiar.
Y, por consiguiente, político. Lo político se opone a lo familiar
al cumplirlo. La economía política no es, por tanto, una región de El seno de esa madre se hurta a todos los nombres, pero
la onto- lógica general, sino que es coextensiva a ella. Tanto más asimismo los hurta todos, es antes de todos los nombres,
cuanto que en la sistemática hegeliana nunca se da una relación
simplemente jerárquica entre el género y la especie: cada parte re- al igual que la muerte, la madre fascina desde el abso-
presep.ta el todo, cada región es capaz de todo. luto de un no deja ya de. La fascinación produce el ex-
La idealidad, producción de la Aufhebung, es, pues, un «con- ceso de celo. Dicho de otro modo, los celo s. Estos son
siempre excesivos porque atienden a un pasado que
cepto» onto-económico. El e'i.do.r, forma general de la filosofia, es jamás flabrá sido presente y que, por consiguiente, ja-
propiamente familiar. Se produce como otlw.r: casa, habitación, apar- más puede presentarse ni dejar esperanza para la pre-
tamento, cuarto, residencia, templo, tumba, colmena, haberes, fa- sentación, el presentemente. Nunca se es celoso ante
una escena presente -aunque sea la peor que pueda
milia, raza, etc. Si hay aquí un serna común, ese es la conservación imaginarse- ni futura, al menos en la medida en que
de lo propio: esta retiene, inhibe, consigna la pérdida absoluta o no estaría preñada de un teatro posible. El celo no se des-
la consume, ni la consuma sino para observar mejor cómo vuelve encadena más que con el latigazo del pasado abso-
luto. Madama Edwarda sería una bobada inofensiva
de nuevo a sí, aunque sea en la repetición de la muerte. El espíritu y, por sí misma, sin gancho, una bobada que produci- ·
es el otro nombre de esta repetición. ría su apótropo en el espectáculo, desde el momento
Este es el coste del hijo: «En la educación la unidad inconsciente en que abriese a una experiencia presente. Su única
posibilidad de ser terrible es hundiendo en ella un pa-
del hijo se releva (hebt .rich auf), se articula en sí (gliedert .rich in sado, un absoluto no deja ya de: dejándose leer, no
.rich), se convierte rn conciencia formada (gebíldeten Bewus.rt.rein); la ver. Pero no basta con salir del «libro» para dejarse ver
conciencia de los padres es su materia (Materie) a expensas de la e interrumpir la lectura.

cual (auf deren Kosten) se forma. Ellos (los padres) son para él un
presentimiento de sí mismo, oscuro, desconocido; relevan su ser-
en-sÍ simple y ceñido (gedrungen). Lo que le dan lo pierden; mueren No se tienen, pues, celos más que de la madre o de
la muerte. Nunca de un hombre o de una mujer en
en él; porque lo que le dan es la propia conciencia de ellos». cuanto tales.
Si cortáramos aquí, la educación podría ser una pérdida sin re-
torno, un don sin contra-don, sin intercambio. Pero el intercambio
tiene en verdad lugar. La otra conciencia, la del hijo, en la que los No se tienen, pues, celos más que de una rúbrica o,
padres pierden la suya, es la propia conciencia de ellos. La otra y lo que aquí viene a ser lo mismo, de un no deja ya de.
la propia no se oponen; o más bien sí, se oponen, pero la oposición Por eso, la metafísica, que es celosa, nunca podrá
es lo que permite, no lo que interrumpe, la circulaci6n especular, dar cuenta en su lenguaje, el lenguaje de la presen-
cia, de los celos.
imaginal o especulativa, de lo propio. Lo propio se establece al opo-
nerse en lo otro, al a-lejarse de sí mismo. La unidad de lo especu-
lar y de lo especulativo se remarca en la posibilidad para los padres
de observar, de contemplar su propia desaparici6n relevada en el
espejo del hijo; del hijo en formaci6n, como devenir-consciente;
en el inconsciente material no verÍan nada, ni siquiera su propia
muerte, la muerte en la que son conservados; ni siquiera la muerte Por eso, la madre (cualquiera que sea el nombre o el
pronombre que se le dé) se mantiene más allá de la
pues, o solamente la muerte. Die Eltern schauen in seinen Werden ihr oposición sexual. Sobre todo no es una mujer. Única-
Aufgehobenwerden an: «En el devenir de él, los padres contemplan mente se deja representar, despegada, por el sexo.
su devenir-relevados».
La conciencia del hijo no viene al mundo como a una exteriori-
dad material e inorgánica. El mundo no deja ya de estar elaborado
cuando comienza la educaci6n; es una cultura penetrada, informada
por el «saber de los padres». Lo primero con lo que se encuentra
el hijo, como naturaleza inorgánica y en (el) lugar de la misma, es Por eso, el ladrón distingue entre lo maternal y lo fe-
con el saber heredado, que no deja ya de ser cierta idealidad. Por menino. Y lo distingue en' aquello que llamaríamos un
consiguiente, el hijo se crÍa en la «contradicci6n» entre el mundo hombre: «... no por un puño de hombre, sino porque
se ha chocado, topado con espejos glaciales que nos
real y el mundo ideal. El proceso de la educaci6n consiste en rele- cortan de vuestro mundo -la apariencia física, si no en-
var esta contradicci6n. Eso solo es posible con la desaparici6n re- tonces, sí hoy, evoca el presidio cuyo más significativo
levadora de la familia misma, ya que la familia es el lugar de dicha y más ilustre representante me parecía él-. Hacia él
soy llamado, precipitado, y ahora es cuando me atrevo
contradicci6n: es el paso al espíritu del pueblo. a zambullirme en él con desesperación. Lo que yo dis-
Aquí interviene la lucha a muerte por el reconocimiento. Nor- cernía en él como maternal no es femenino. Los hom-
malmente es conocida bajo la forma que le confiere la Fenomenología bres se Interpelan a veces de este modo:
« - ¿Qué hay, Vieja?
del espíritu. Ahora bien, con anterioridad tres textos habían tratado « - ¡Hola, Chistosa!
sobre ella: el Sistema de la eticidad, probablemente anterior, en muy « - ¿Eres tú, Escapada?

poco, a la Filosofía del espíritu de Jena, la Filo.rofía real de Jena, más « Esta moda pertenece al mundo de la miseria y
del crimen. Del crimen castigado que lleva sobre sus
o menos contemporánea de la Filo.rofía del espírítu, y la Filo.rofía del espaldas -o en sí mismo- el signo de ajamiento. (Ha-
espíritu. Esta es la Única que explica esta lucha dentro de una pro- blo de esta como de una flor o, mejor, como de un li-
blemática de la familia. rio, cuando el signo de ajamiento era la flor de lis)[. .. ]
La Guayana es un nombre femenino. Contiene a to-
La lucha no opone ahí, como se ha creído, a los cabezas de familia dos esos machos que se denominan los duros. [... ]
entre sí. El texto no ofrece ningún indicio de ello. Una vez consti- Aspiro a la Guayana. [... ] Es buena». En otro lugar: «A
tuida la familia como potencia de la conciencia, la lucha solo puede la Virgen Madre y a la Guayana las llam.o Consolado-
ras de los afligidos».
desencadenarse entre conciencias y no entre individuos empfricos.
Desde este punto de vista la distancia entre el texto de Jena y el de
la Fenomenolog{a se reduce. Cuando esta aborda el momento fami-
liar después de la dialéctica del señor y el esclavo, lo hace porque
la familia es cuestionada en ella siguiendo un hilo conductor muy
particular: el paso de la familia y de la ciudad antiguas al derecho
romano y a la moralidad formal. Lo cual hace -otro fenómeno Guillotina también es un nombre femenino
. .... -· --- ... _ -•-·- ·-·--···-·-·----···--·-·- - - - - ·- - - - -- - -- -- - ------.

arquitectónico a primera vista desconcertante- que en la Fenome- se nombra regularmente: la Guayana, Colonia, aquí
nología el momento de la «moralidad» y del derecho formal siga al quizá más precisa y silenciosamente Galera levantada
de la familia, mientras que en la Filo.rof{a del derecho se produce lo
por las aguas: «Y todo lo que solo es de las mujeres:
inverso. Aquí lo griego está inscrito en una problemática general
de la historia de la familia. Por tanto, en este caso no se da ninguna ternura, tufos un poco nauseabundos de la boca entre-
«evolución del pensamiento de Hegel». abierta, seno profundo que el oleaje levanta, correcti-
En el punto en que nos encontramos la lucha a muerte por el re- vos inesperados, en fin todo lo que hace que la madre
conocimiento opone conciencias; pero se trata de conciencias que el
sea la madre».
proceso familiar ha constituido como totalidades. El individuo que
emprende la guerra es un individuo-familia. No se puede compren-
der la esencia de la conciencia sin pasar por la «Potenz» familiar. No
se puede describir una fenomenología del espíritu, es decir -según Si diéramos con el nombre de pila de la madre, quizi
el subtÍtulo-, una «experiencia de la conciencia», sin reconocer
veríamos que ella brilla y que vigila desde el fondo de
en ella el trabajo onto-económico de la familia. No hay conciencia
pura, no hay ego trascendental en el que se pueda reducir el núcleo la noche, que ilumina la galera a la que arrastra a toda
familiar. Aquí se sitúa el principio de una crÍtica de la conciencia vela. «... Se ve alzarse y volver a caer la masa del pecho
trascendental como yo pienso formal (pensar se dice siempre de un de las mujeres, del mismo modo se hinchaba el vientre
miembro de la familia), y también de la conciencia trascendental
del cura.[...] Yo colmaba a la Colonia con todos esos ri-
concreta al estilo de la fenomenología husserliana. No solo no hay
ninguna conciencia monádica, ninguna esfera de pertenencia propia dículos y turbadores atributos del sexo hasta que, en mi
del ego, sino que es imposible «reducir» la estructura familiar como espíritu, se presentase no con la imagen física de una
si fuera un vulgar añadido empírico-antropológico de la intersub- mujer sino hasta que, entre ella y yo, se estableciese
jetividad trascendental. Esta sería abstracta y formal -constituida
una unión entre dos almas que no existe más que en-
y derivada- si no se reconociera en ella la estructura familiar como
una de sus estructuras esenciales, con todas-las potencias que Hegel tre madre e hijo y que mi alma imposible de engañar
implica en ella: la memoria, el lenguaje, el deseo, el trabajo, el ma- reconoce. [...] Poco a poco, los velos cayeron de ella. La
trimonio, la propiedad de bienes, la educación, etc. madre se hizo más precisa. En la celda, yo volvía a en-
Solo en familia se relaciona la conciencia consigo misma, se reúne
contrar de verdad su seno que palpitaba y, con ella, en-
en totalidad, deviene para sí misma - se vuelve consciente. «En la
familia la totalidad de la conciencia es lo mismo que lo que deviene tablaba auténticos diálogos, y quizá esos avatares que
para .r{ mi.rmo; el individuo se contempla a sí mismo en el otro». La hacían de Mettray mi madre agravaron, con el senti-
conciencia misma solo se establece para sí misma mediante el ro- miento de incesto, el amor que yo le tenía a Diverso,
deo de otra conciencia, que a su vez se establece como la misma y
salido del mismo seno que yo».
como la otra. Hay, pues, ahí, erigidas cara a cara, dos totalidades.
Totalidades singulares, puesto que también son dos: contradicción
absoluta, insoluble e invivible. La relación solo puede ser violenta.
Ambas conciencias tienen necesidad estructuralmente la una de la Está, pues, en danza una sustitución, un desprendi-
otra, pero solo se pueden reconocer suprimiendo o al menos rele-
miento en cadenas. Las Colonias, los Presidios, las Cen-
vando la singularidad de la otra - que la excluye. Una singularidad
pura no puede reconocer a otra singularidad si no es suprimién- trales forman esa cadena de cadenas que están, todas
dose o suprimiendo a la otra corno singularidad. La contradicción, ellas, despegadas (es decir, encadenadas la una a la otra
aunque no se explicita aquí bajo esta forma, opone de forma más y unidas a lo que las manda o las empalma) del seno,
precisa el conocer (el kennen del erkennen), que solo puede tener del buen seno, de la celda mítica en donde vuelve a en-
que habérselas con la idealidad universal, y la singularidad de la
totalidad «conciencia», el ser-en-familia.
contrase «de verdad su seno».
La lucha a muerte que se desencadena entonces entre dos pará- Pero, desde el momento en que (se) despega, el seno
grafos parece, en su violencia exterminadora, más despiadadamente tumba y no es simplemente bueno, «de verdad su seno».
concreta que en los textos ulteriores. No obstante, la contienen dos Se emponzoña, se torna agresivo, «El obispo respondió: [... ]
condiciones, cuyos conceptos es preciso regular bien.
1. La muerte, la «demostración que solo se acaba con la muerte»,
castra la castración. Pero, como el «Nuestro Señor dijo: De-
jad que los niños se acer-
destruye la singularidad, se ensaña con lo que en la otra concien- primer «buen seno» no dejaba ya de quen a mí. A la llamada del
niño divino, quién tendría,
cia-familia sigue siendo singular. No se trata de la muerte a secas, ser un «avatar», su caso anunciaba pues, el corazón tan duro
sino de la aniquilación de los caracteres de singularidad, de la ani- todos los demás. La degradación como para no ir y preferir
quilación de toda marca de empiricidad. ¿Es el apellido, por ejem- el negro seno ...»» (Milagro
no puede sino agravarse, la histo- dela rosa)
plo, la puesta que naufraga o la puesta que se salva en esta guerra?
Se dirá: ¿qué es lo que queda cuando se suprime el todo de la em- ria empeorar, hasta el Apocalipsis.
piricidad? Nada, nada que sea presente o existente. Ciertamente. Está, pues, en danza una sustitución: la anterección
Pero ¿qué es lo que es presente, que es como tal cuando solo hay negra de las Centrales que sucede -como un destaca-
singularidad? Nada. Se lucha a muerte, de todas formas, para nada:
mento o una procesión condenada- a la anterección
este es sin duda el propósito oculto en la sombra del discurso he-
geliano. Por definición, este propósito no puede decirse como tal, clara del presidio. La indumentaria de paño negruzco
al ser el discurso justamente lo que hace que se tome lo universal de las Centrales [«por fin, repletas ahora de malvados
por alguna cosa, lo que hace creer que queda algo cuando toda sin- machos que han ennegrecido las centrales como una
gularidad ha sido engullida. Cara medusea que vela sobre el texto
sangre cargada de gas carbónico. (Escribo «negro». La
hegeliano en el penumbra que liga el deseo con la muerte, que lee
el deseo como deseo de muerte. indumentaria de los detenídos -cautivos, cautividad,
No hemos respondido a la pregunta: ¿es el nombre propio de una incluso prisioneros, palabras demasiado nobles para
familia y de un individuo clasificado en la familia una singularidad nombrarnos- me lo impone: es de paño negruzco). Ha-
pura? No. ¿Es una idealidad pura? No.
cia ellas irá mi deseo. Sé que una burlesca apariencia.
2. Segunda condición conceptual estricta: la muerte de la sin-
gularidad es siempre una .Aufhebung. La traducción tan frecuente [...] boina de paño negruzco. Ellos mantienen una acti-
· de .Aufhebung por supresión borra precisamente esto: que la muerte tud de miserable humildad. (Sí se les pega, algo en ellos,
suprime la supresión pura y simple, la muerte a secas, la muerte sin no obstante, debe erigirse... »)] sustituye, despegándose
nombre ni apellido. «Es absolutamente necesario que la totalidad a
de ella, a la indumentaria «de rayas rosas y blancas»
la que la conciencia ha llegado en la familia pueda reconocerse en
otra totalidad de la conciencia semejante a ella misma. En este re- de la Guayana. Una columna y un tejido, y también un
conocimiento cada uno es inmediatamente para el otro un singular estilo, reemplazan al otro. Corte sombrío y castración
absoluto (ein absolut Einzelner); cada uno se establece (setzt sich) del sol de la castración, «y para mí solo, en secreto, re-
en la conciencia del otro, cada uno releva (hebt aufl la singularidad
del otro; dicho de otro modo, cada uno establece en su conciencia al
compongo un presidio más malo que el de la Guayana.
otro como una absoluta singularidad de la conciencia». Añado que, de las centraíes, se puede decir "a la som-
Una conciencia solo en otra conciencia puede establecerse como bra". El presidio está al sol».
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tal: para verse, conocerse, hacerse reconocer en ella. Desde el mo- La anterección del estilo en abismo. Stilitano el
mento en que la otra conciencia reconoce la «mía», sale de su sin- manco, que domina de inmediato la escena del Día-
gularidad empírica. Debo incitarla a ello, y la salida radical fuera de
río, implanta y repite, en su econom ía del abismo y del centro. La
la singularidad empírica no tiene otro nombre que la muerte. El dar
muerte implica aquí toda la cadena de los conceptos esenciales de cuerpo, la sustitución que «puesta en abismo» siempre puede
colmar el abismo planteándolo , satu-
la dialéctica especulativa (relevo, posición como paso a lo opuesto, a la vez castra y hace em- rándolo infinitamente con su propia re-
idealidad como producto de la negatividad, etc.). presentación. El motivo de la «puesta
palmarse -con más fuerza en abismo» podría aquí o all á desem-
La destrucción de la singularidad no debe dejar ningún resto,
y más rígida y sombría- peñar ese papel apaciguador, dentro
ningi'.m resto empÍrico o singular. Debe ser total e infinita. Los su- de cierto fo rmalismo. De ahí su éxito.
jetos, si llegan a desear ser amados, reconocidos por la conciencia mente-. En términos de ar- Al igual que el del descentramiento,
si el abismo estuviese en el centro y
del otro, deben aceptar causar o padecer (la reciprocidad es aquí boricultura, es literalmente si nos alejásemos de él llevá ndonos
la regla) una herida, una lesión infinita ( «la lesión (Verletzung) la tala parcial: «Cuando se su centro (manteniéndonos en él) con ·
de una de sus singularidades es, por tanto, infinita»). El ultraje, la nosotros
quita un miembro, me ex-
ofensa, la violación (Beleidigung), la colisión (Kollision) solo acaba
con la muerte. Al ser esta recíproca (gegenseitige), el proyecto de plican, el que resta se torna más fuerte. Yo esperaba que
dominio, del hacer-se-reconocer, debe al mismo tiempo implicar al el vigor de su brazo cortado se hubiera concentrado en
deseo infinito en un riesgo de no-dominio absoluto: el sujeto debe el sexo de Stilitano. Durante mucho tiempo imaginé un
confesarse que ya no domina su. relación con el otro. Es entonces
miembro sólido, como una cachiporra, capaz de tener
cuando desea. Solo arriesgándose a la muerte establece su deseo.
Violencia total y real: es cierto que el lenguaje está implicado en mucha jeta, aunque, en un primer momento, lo que me
ella, pero en este asunto las palabras sobran La guerra no se hace a intrigó fue lo que Stilitano me permitía conocer de él:
golpe de significantes, sobre todo de significantes lingüísticos. De el pliegue único, aunque curiosamente preciso, sobre
nombres, quizás; ¿acaso es el nombre propio un significante lin-
la pierna izquierda de su pantalón de tela azul. Quizá
güístico? Hegel insiste en ello: la lucha por el reconocimiento no
tiene su elemento en la lengua. Se dirime éntre los cuerpos, cier- este detalle hubiese asediado menos mis sueños si, en
tamente, pero también entre las fuerzas económicas, los bienes, todo momento, Stilitano no se hubiese llevado ahí la
las posesiones reales, las de la familia en primer lugar. El elemento mano izquierda y si no hubiera, al modo de las damas
lingüístico implica una idealidad que no puede ser sino el efecto de
que hacen la reverencia, pellizcado con delicadeza el
la destrucción de las singularidades empíricas, un efecto y no un
ámbito para la lucha. En la guerra práctica entre las fuerzas singu- tejido con las uñas, señalando el pliegue».
lares, las lesiones deben efectuar expropiaciones efectivas. Deben
arrancar al otro el disponer de su cuerpo, de su lenguaje; deben des-
pojarlo literalmente de sus posesiones. Para ello no basta el campo
del verbo: «El lenguaje, las explicaciones, las promesas no son este
reconocimiento, porque el lenguaje es solo un ámbito ideal (idea/e
Mitte); lo mismo desaparece que aparece; no es un reconocimiento
real que permanece (bleibendes) » . La insistencia es muy marcada, el
idealismo lingüístico, el lingüisticismo siempre pueden resurgir -la
«El que resta se torna más fuerte»; cuanto más resta,
tentación es demasiado fuerte- para endulzar o cicatrizar la lesión,
para hacer olvidar que el ámbito en el que tiene lugar la carnice- mejor se empalma. Restar igual a empalmar(se), resto
ría no es ideal sino «efectivo» . <<Ahora bien, esto nadie se lo puede igual a banda. En cualquier ocurrencia, juguemos
demostrar al otro con palabras, con garandas, con amenazas, con a reemplazar restar por empalmar(se), el resto por la
promesas, porque el lenguaje es solamente la existencia ideal de la banda. Empezaremos a pensar lo que es un aconteci-
conciencia; aquí, por el contrario, se enfrentan opuestos efectivos,
miento, un caso, digamos más bien [en francés] occurrent se
es decir, opuestos absolutamente opuestos, que son absolutamente
para sí mismos, y cuya relación es puramente práctica e incluso un ocurrente. No hay que simplifi"'.' dice, en botánica, de «los
tabiques que convergen to-
efectiva; el ámbito de su reconocimiento debe ser a su vez efectivo. car la lógica de la anterección. Ello. dos hacia un eje central fic-
Deben, por tanto, hacerse daño mutuamente. Cada uno se establece en ticio» (Littré) ·
no erige contra o pese a la castra-
la singularidad de su existencia como totalidad exclusiva y esto debe
ción, a pesar de la herida o de la lesión, castrando la cas-
hacerse efectivo. La violación [Beleidigung: el ultraje, el estupro, la
injuria] es necesaria». · tración. La castración se empalma. La lesión misma se
Sin ella no podrÍa establecerse ninguna conciencia, ningü.n deseo, prensa al empalmar(se). Ella es la que, como se dice aún
ninguna relación con el otro. Pero esta efracción que viene a dañar hoy en día en la vieja lengua, produce la erección: una pró-
lo propio del otro no conduce a la iniciativa singular, a la decisión
tesis a la que no habrá precedido ningún acontecimiento
de una libertad. Es engendrada por una contradicción que habita lo
propio mismo. Se trata aquí, puesto que Hegel insiste sobre todo en de castración. La estructura de la prótesis pertenece a la
la posesión de las cosas más que en la del cuerpo propio, de una con- intumescencia. Nada se mantiene en pie de otro modo.
tradicción en la cosa misma. Es contradictorio que una cosa (Ding)
sea lo propio de alguien o de algunos. «Es particularmente necesario
que cada uno sea despojado de su posesión (Besitze), porque en la
posesión reside la siguiente contradicción: ... ». Una cosa exterior, Es el pasaje de la pata de palo en Nuestra-Seño-
una cosa, una realidad universal de la tierra, por esencia expuesta ra-de-las-Flores. Escuchemos: en medio de u:ri «ruido
a todos, no puede, sin contradicción esencial, permanecer bajo el · de chatarra desvencijada», el «milagro estalló». «Tra-
poder de una singularidad. La contradicción debe ser resuelta. Solo
galuz cerrado», «cielo glacial», «catástrofe de horror».
puede serlo por la expropiación violenta y total de la singularidad.
Pero si este daño fuera la redistribución de parcelas de propiedad, si El milagro, sin embargo, es <<radiante como la solución
de ello se siguiera una reapropiación singular, persistida la misma de un problema de matemáticas, pasmoso de exacti-
contradicción. Por consiguiente, el {mico término posible consiste tud». «¿Qué había que pensar?>>, se preguntaba él con
en dar muerte a la singularidad en cuanto tal, a la posesión de lo
anterioridad.
propio en general. ¿Cómo señalar la excepción del cuerpo propio
en lo que aquí se dice del cuerpo en general, de la cosa de la tierra,
de todo lo que se expone a la luz? Al menos en cuanto visibilidad y
disponibilidad, el cuerpo propio es trabajado por la misma contra- La pata de palo. Es exhibida como toda prótesis, toda
dicción, por la puesta de la misma lucha a muerte.
epítesis, toda erección, todo simulacro, todo apótropo,
La muerte, sin embargo, no resuelve la contradicción. Decir «por
el contrario» seda demasiado simple y unilateral. Es preciso ha- todo alarde, toda mascarada, con coquetería. «El gol:fi~
blar de nuevo de relevo: la Aufhebung es sin duda la contradicción llo levantó con coquetería las mantas y preguntó:
de la contradicción y de la no-contradicción; y también la unidad - ¿No te importa ayudarme a desmontar mi pierna?
de esta contradicción. La unidad y la contradicción son aquí, es-
«Tenía una pata de palo, sujeta al muñón cortado
trictamente, lo mismo.
No puedo, en efecto, atentar contra la vida de otro -en su sin- por encima de la rodilla con un sistema de correas y
gularidad- si no es arriesgando la mía. Establecerse (.rich setzen) de hebillas».
como conciencia supone la exposición a la muerte, al compromiso, La cuenta -pasmosa de exactitud- deja aparecer la
a la puesta en juego o en prenda. «Al apuntar a su muerte, me ex- plusvalía no de lo que había que compensar, el miem-
pongo a mí mismo a la muerte (setze ich mich selbst dem Tode aus),
bro que faltaba, sino de la prótesis que se empalma
pongo en juego mi propia vida (wage ich mein eignes Leben)». Esta
puesta (en juego, en prenda) debe, como toda inversión, amorti- sola. El pasaje de la pata de palo, como de un coloso
zarse y producir un beneficio; trabaja para mi reconocimiento por de piedra, ya no conoce reposo. Pasa del sujeto, sobre-
parte del otro, para la posición de mi conciencia, de mi libertad, de vive al portador y lo pone al abrigo de todo desfalle-
mi dominio vivos. Ahora bien, al estar la muerte en el programa,
cimiento. Vigila cuando él duerme. Cuando Culafroy,
puesto que debo arriesgarme a ella efectivamente, siempre puedo
perder el beneficio de la operaci6n: si muero, pero también si vivo. al que la «lesión» inspira tanta repugnancia como los
La vida no puede perdurar en la inminencia incesante de la muerte. «reptiles», supera su asco con un esfuerzo «sublime»
Por consiguiente, salgo perdiendo en todos los casos. Contradic- y aprieta la pata de palo contra su pecho; «se trataba
ci6n suprema que Hegel señala con menos miramientos de lo que
de un miembro ahora vivo, de un individuo, como un
lo hará en la Fenomenología.
brazo o una pierna despegados del tronco mediante
una operación quirúrgica. La pata de palo pasó la no-
che de pie, una noche en vela, apoyada en un rincón,
Salgo perdiendo en todos los casos, en ambos registros. Reconocer,
con una alegre crueldad, con todo el goce posible, que nada de todo
contra la pared». Pasaje inquietante. No obstante, el
esto es viable en efecto, que todo esto terminará de todas formas cojo sueña: naranjas en una mano, faca en la otra, «el
muy mal, y que, sin embargo, sobre el filo cortante de esta hoja, globo de oro y el cetro».
más huidizo y más fino que cualquier cosa, límite tan tenso en su
. inexistencia que ningt'm concepto dialéctico puede asirlo, domi-
narlo, enunciarlo, se agita un deseo. Baila, pierde su nombre. Un
deseo y un placer que no tienen ningún sentído. Ningún filoso fema
está listo para prepararse su venida ahí. Y menos aún el filosofema
de deseo, el de placer o el de sentido en la onto-16gica hegeliana.
Ni, por otra parte, .c oncepto alguno. Lo que aquí debe ponerse en
juego sin a.morti2:ación es el concepto que siempre quiere asir alguna
De la misma manera qúe El Diario del ladrón sale, pro-
cosa. De este filo, de esta hoja, en el instante anterior a la caída o al cede de la Guayana y se expresa como una salida de
corte, no hay ningún enunciado filosófico posible que no pierda lo la Guayana («Esta región de mí mismo, la Guayana»),
que intenta retener, y que no lo pierda justamente al retenerlo. Nada así también gl comienza a gargajear, a gapear, a gotear:
más que decir sobre esto que lo que sobre esto se dice enJena. El
golpe al otro es la contradicci6n fatal de un suicidio. «Al apuntar a
fuera de la boca o de la cola del estilita, del tubo de
su muerte, me expongo a mí mismo a la muerte, pongo en juego mi vaselina, del esófago del mamoncete. Esperma, saliva,
propia vida. Cometo la contradicción de querer afirmar (behaupten) flema glutinosa, baba cuajada, lágrimas de leche, vó-
la singularidad de mi ser y de mi posesión; y esta afirmación pasa a mito gelatinoso: todas estas sustancias pesadas y blan-
su contrario, puesto que sacrifico (aufopfere) toda esta posesión y la
posibilidad de toda posesi6n y de todo goce, y hasta la vida misma.
cas van a deslizarse las unas en las otras, a aglutinarse,
En cuarito que me establezco como totalidad de la singularidad, me a aglomerarse, a estirarse en el borde de todas las figu-
relevo a mí mismo como totalidad de la singularidad ... ». ras y a pasar por todos los canales.
Si yo no me implicase absolutamente en esta contradicción del La palabra «gallo» no se pronunciará hasta más tarde,
concepto, no me elevaría por encima de la vida, no serÍa racional. tras la asimilación y la deglución invisibles, tras la ela-
Si me implicase en ella parcialmente, sería esclavo, la palabra no
boración, aglutinada con «gladiolo».
deja ya de aparecer. La contradicción solo puede agudizarse. No
solo la contradicción lo es del concepto y esd. enel enunciado, sino Pero antes incluso de presentarse en el texto y de
que también es y está con ellos. «Este reconocimiento de la singu- abrirse en él muy cerca de la flor, dicha palabra anima
laridad de la totalidad conduce1pues, a la nada de la muerte[ ... ] Este con su enérgica y asidua ausencia la descripción del
reconocimiento de los singulares es, por tanto, la contradicción
escupitajo. La descripción está atrapada dentro de un
absoluta en si misma; el reconocimiento es solamente el ser de la
conciencia como una totalidad en otra conciencia, pero, en cuanto velo. «Stilitano era alto y fuerte. Andaba con paso ala
que ( el reconocimiento) es efectivo, releva a la otra conciencia; al vez ligero y pesado, vivo y lento, ondulante. Era ágil.
mismo tiempo el reconocimiento se releva a sí mismo. No es que Gran parte de su poder sobre mí -y sobre las chicas del
se realice, sino que, más bien, cesa de ser en cuanto que es (indem
Barrio Chino- residía en ese escupita30 que Stilitano
es ist). Y, sin embargo, al mismo tiempo (zugleich), la conciencia
es solo en cuanto ser-reconocido por otro, y al mismo tiempo, es pasaba de una mejilla a la otra y que éstiraba a veces
solo conciencia como un Uno numérico absoluto y debe ser re- como un velo dentro de su boca. "Pero ¿de dónde saca
conocido como tal; pero esto viene a decir que la conciencia debe ese escupitajo?, me preguntaba yo, ¿de dónde lo trae,
pretender la muerte de la otra y la suya propia, y que solo es en la
efectividad de la muerte».
tan pesado y tan blanco? Los míos jamás tendrán la un-
Las proposiciones de este tipo son numerosas. Entrañan la equi- tuosidad ni el color del suyo. No serán más que vidrio ·
valencia o la continuidad absoluta del asesinato y del suicidio. Yo ·hilado, transparente y frágil". Es natural, pues, que me
me afecto especularmente con aquello con lo que afecto al otro. La imagine cómo será su verga si la embadurna para mí
suspensión casi indecidible de la que hablábamos -cuerda del ahor-
con una materia tan bella, con esa tela de araña que en
cado entre la vida y la muerte o equilibrio inestable de un funim-
bulo~ deja a toda conciencia en una soledad absoluta en la instancia secreto yo llamaba el velo palatino».
misma del reconocimiento. Pero esta soledad suicida pone en juego
dos vidas - y al otro. Imaginemos más bien dos cuerpos al borde Sobre el «Palacio que no podremos confundir con nin-
de un acantilado agarrados el uno al otro: imposible que aquel que
gún otro», Nuestra-Señora-de-las-Flores no dejaba ya
empuja al otro no sea atraído por el vado. Desea esta caída, su deseo
es el empuje de esta caída, se aferra al otro como a sí mismo cuando de dejar que flotase una suerte de velo, el ala de es-
está cayendo, tiende hacia él sin saber cuál de los dos puede con- tambre. Las glosas parecen, pues, resonar en todos los
servar al otro - es decir, verlo muerto. No hay otra definición del sentidos bajo las bóvedas de un palacio. El gluten de
suicidio. En la Filosofía real de Jena, en el capftulo de La lucha por
lo aleatorio obra sentido. Todas las causas despliegan
el reconocimiento (Der Kampf des Anerkennen.r): «La conciencia en
cuanto conciencia tiene la sensación de apuntar a ( de ir a) la muerte ahí sus discursos, sus efectos, su sustancia en velos de
del otro; pero también ala suya propia: es un suicidio (SelbstmorJ) todo género, en telas de araña o de pantalón. La lengua
en cuanto que se expone al peligro». desliza todas las palabras sobre su superficie húmeda.
La suspensión de la Aufhebung son singularidades que, no lo olvi-
Más adelante (unas quince páginas), el aglomerado te-
demos, aquella mantiene así en el aire, en la contradicción o equi-
valencia absoluta de los contrario.s, lo que también quiere decir en la-velo-escupitajo se reconstruye, aunque retomando
la indiferencia. En la ceñidura absoluta de la singularidad, dar es de algún modo otros contenidos. Su apremio aparece
tomar, hacer presente sustrae, amar la hiere de muerte. La dife- de una manera más formal.
rencia de grado tumba del mismo modo que lo hace la oposición:
«Cada una de las formas de las cosas absolutamente singulares es
una forma equivalente (gleichgültige: indiferente); tan equivalente
siempre se puede, aunque nunca es indispen sable,
es hacer un regalo al otro (beschenken) como robarle (als ihn be-
darle la vuelta a la referencia como a un guante. Al
rauben) y herirlo de muerte (totzurchlagen); no hay frontera entre fingir describir esto o aquello, los velos o las telas, por
el más pequeño ultraje y el supremo». . ejemplo el de la saliva, el texto se vela desvelándose a
sí mismo, describe, con el mismo pudor exhibicionista,
No se sale de la indiferencia, es decir, de la contradicción ab-
su propia textura . ¡He aquí cómo, de qué estoy com-
soluta, del infini,to fluir del uno en el otro, si no es relevando la puesto, de qué tejido, de qué chorro de saliva! Pero
singularidad en lo universal que determina, que marca la oposi- es preciso que dicha referencia á sí mismo quede en
suspenso, como el lapo de Stilitano; de lo contrario, el
ción, la jerarquía, etc. Una vez relevada, la totalidad singular de-
texto se convierte en el sólo objeto de una descripción
viene totalidad universal, espíritu absoluto. Existe todavía como unívoca: ingenuidad de un textualismo formalista que
totalidad singular -«familia», «posesión», «goce»-, pero solo se torna inmediatamente lo contrario (sustancialista,
se relaciona consigo misma de un modo ideal y «se demuestra ·tético y semanticista) de lo que pretende ser. La sus-
pensión del velo o del escupitajo, el tiempo de elabo-
en cuanto sacrificio de sí misma». Mediante este sacrificio se ve, ración del excremento es, por consiguiente, asimismo
se ha.ce reconocer en otra conciencia, la del pueblo. Se «salva» al la indecisión entre los dos sentidos de la referencia.
mismo tiempo que se pierde como singularidad. Deja disolverse lo Su resquicio, su hiato.
Descripción del hombre en el siguiente estilo: «Por
que banalmente la singulariza, .renuncia a su libertad singular, a rápida que fue la ojeada que le eché, tuve tiempo de
su «empecinamiento» _( «Su libertad singular no es otra cosa que percatarme de la magnífica musculatura de Stilitano y
su «empecinamiento» [Eigensinn, sentido propio, propio sentido, de ver, dando vueltas dentro de su boca entreabierta,
un escupitajo blanco, pesado, espeso como un gusano
sentido de propiedad] - su muerte») en presentarse en la «sus~ · blanco [imagen invertida o, a la inversa, contraprueba
tancia absoluta» como espíritu del pueblo. del "vidrio hilado, transparente y frágil" del escupi-
Se ha erigido así en su contrario. tajo del autor, quince páginas más arriba] con el que
jugaba, estirándolo de arriba a abajo hasta velar su
«La singularidad es singularidad absoluta, infinitud, lo contrario boca, entre sus labios». Mucho más adelante, en el
inmediato de sí misma. La esencia del espíritu consiste en tener en · Diario, a propósito del estilita gladiolado: «Me pregun-
sí la infinitud de una manera simple, de tal suerte que la oposición taba qué puede esconder ese velo de saliva, el sen-
tido secreto de la untuosidad y de la blancura de su
debe relevarse inmediatamente». escupitajo, no enfermizo, por el contrario, de un vigor
A partir de entonces, medianted paso al espÍritu del pueblo como conmovedor, capaz de provocar excesos de energía».
espíritu absoluto, la muerte, el suicidio, la pérdida, golpe a golpe, Con pequeñas sacudidas la mirada desciende, luego
remonta y contempla siempre la misma estructura : «en-
se amortizan en lo polÜico: al t~rmino de la operación el espfritu tre sus labios. Estaba descalzo en el polvo. Sus pier-
absoluto registra un beneficio en todos los casos, incluida la muerte. nas estaban encerradas en un pantalón de tela azul
deslavazada, usada y rasgada. Las mangas de su ca-
misa verde estaban arremangadas y una de ellas por
encima de la muñeca seccionada, ligeramente dismi-
nuida, en donde la piel recosida mostraba aún una
dulce y pálida cicatriz rosa».
«¡Rosa! (una pausa) ¡Le he dicho rosa! »

Dejando pendiente dar cuenta de los desfases estructurales y Apenas resulta útil recordar aquí que el «velo pa-
de los quiasmos arquitectónicos, abro de golpe, por la mitad, la latino» otorga otro título a la cuestión de la verdad.
160
Fenomenolog{a del espíritu: paso de la conciencia, de la conciencia de Lo mismo que el ala de estambre (la muerte), el ta-
sí y de la razón, al espíritu. Su primera formación es precisamente bique membranoso que se denomina velo palatino, fi-
el espíritu verdadero como Sitt!ichkeit. El espíritu se define aquí jado por su borde superior en el límite de la bóveda,
como «vida ética de un pueblo».
flota libremente, en su borde inferior, sobre la base de
Dejando pendiente la lectura del texto hegeliano, recon:ipongo
aquÍ su elipse en torno a dos focos: la sepultura y el vínculo entre la lengua. Sus dos bordes laterales (es un cuadrilátero)
hermano y hermana. se denominan «pilares». En medio del borde flotante,
Antígona organiza, pues, la escena y nos guía en este abrupto a la entrada del gaznate, cuelga el apéndice carnoso
pasaJe.
De nuevo nos encontramos con la oposición disimétrica entre lo
de la campanilla, como una uva pe-
a veces [en francés], se hace
singular y lo universal. Con la muerte entre los dos. Para ser más queña. El texto es escupido. Se ase- derivar luette [campani-
lla, úvula, galillo) de uvette
precisos: los dos términos de la oposición no son lo singular y lo meja a un discurso cuyas unidades [uva de mar], «aglutinando
universal, sino la ley de la singularidad y la ley de la universalidad. se moldean como un excremento, el artículo /'uvette, /uette» y,
La oposición se determina entre esas formas de generalidad que son por tanto, de uva, grano de
las leyes ( Gesetz der Einzelheit, Gesetz der Allgemeinheit), dado que
como una secreción. Y, puesto que uva y úvula
esta trabaja en el interior del reino ético, que es el reino de la ley. aquí se trata de un gesto de la glo-
Según esta gran oposición (ley de la singularidad/ ley de la uni- tis, trabajo de la lengua sobre sí misma, el elemento es -
versalidad) se ordena toda una serie de distintas parejas: ley divina la saliva que pega también unas unidades con otras.
/ ley humana, familia/ciudad, mujer/hombre, noche/día, etc. La
ley humana es la ley del día por ser conocida, pública, visible, uni-
La asociación es una especie de contigüidad glutinosa,
versal; no regula la familia sino la ciudad, el gobierno, la guerra; está jamás un razonamiento o una llamada simbólica; el
hecha por el varón (vir). La ley humana es la ley del varón. La ley gluten de lo aleatorio obra sentido, y el progreso se
divina es la ley de la mujer, se esconde, no se ofrece en esta apertura ritma con pequeñas sacudidas, aferramiento y succio-
de manifestación ( Ojfenbarkeit) que produce el varón. Es nocturna
y más natural que la ley de la universalidad, de la misma manera
nes, chapeado -en todos los sentidos- y penetración
que la familia es más natural que la ciudad. Una vez más la familia deslizante. En la embocadura o a lo largo de la columna.
aparece corno el grado más natural de la comunidad Úica. Natural,
divino, femenino, nocturno, familiar: así es el sistema predicativo,
la ley de la singularidad. En ella -esto se dice más exactamente, en
este lugar, de la familia- el concepto es «inconsciente». Los Pena-
tes se oponen al pueblo, al espíritu absoluto, al trabajo productor « ... en secreto yo denominaba el velo palatino. Él lle-
de universalidad. La meta propia de la familia, de la mujer que la vaba una vieja gorra gris cuya visera estaba rota. Si la
representa, estrictamente, es lo singular como tal. tiraba en el suelo de nuestra habitación aquella era,
Resurge entonces la contradicción: en su esencialidad la singu-
laridad solo puede desaparecer, solo puede establecerse como tal,
de pronto, el cadáver de una pobre perdiz con el ala
en la muerte. Por consiguiente, si la familia tiene la singularidad cercenada... »
corno objeto propio, solo puede afanarse en torno a la muerte. La
muerte es su objeto esencial. Tiene por destinación el culto a los
muertos, debe consagrarse a la organización de la sepultura. «Por
consiguiente, la acción que abarca la existencia entera del pariente
consanguíneo no le atañe al ciudadano, pues este no pertenece a El pareo se sueña entonces entre dos velos de sexos
la familia, ni al que será ciudadano y ceJará así de valer como eJte diferentes, Apenas nombrado el velo palatino, el texto,
individuo Jingular; dicha acción tiene como objeto y contenido a con pequeñas sacudidas; no las pequeñas sacudidas imprimen el
eJte ser singular que pertenece a la familia, pero tomado como una
deja ya de montarse como ritmo mismo de gl, el emocionarse
esencia universal, sustraída a su efectividad sensible, es decir, sin- apenas estrangulado del texto, la es-
gular; esta acción no le atañe ya al vivo sino al muerto, a aquel que, una vela, primero enrollada trictura angustiosa de la anterección,
su fuerza de penetración entrecor-
fuera de la larga sucesión (Reihe, serie) de su ser-ahídisperso, se y luego flotante y tensa, re- tada, a tirones y golpes, la eficacia de
recoge [zuJammen gefaJJt, se reúne, se retoma] en una Jola figura- cibienc..io y dando el movi- su fracaso repetido, «... que nos brinda
ción acabada (vollendete eine GeJtaltung) y, fuera de la inquietud la ilusión de que la melodía acabada
miento(« ... ¿qué significaría bien valía algunas pérdidas de un gas
de la vida contingente, se ha elevado a la quietud de la universali- valioso. Con pequeñas sacudidas su-
dad simple. - Por el hecho de que, solamente como ciudadano, es lo que me conmueve cuando cesivas nos hemos dirigido con se-
efectivo y sustancial, el ser singular, en cuanto que no es ciudadano veo en el puerto, con sacu- guridad hacia la insulsez de la pieza.
Sacudidas sucesivas con el fin de ga-
(Bürger) y pertenece a l:t familia, es solamente la sombra sin fuerza didas, con pequeños golpes, rantizarnos un éxito que, en mi opi-
[marklose, sin médula] e inefectiva». nión, es finalmente un fracaso• (Cartas
desarrollarse y alzar traba- a Roger 8/in)
La familia, momento natural de lo ético, solo tiene un objeto
singular, esencialmente singular, es decir, aquel que, sin alcanzar josamente un~ \rela hasta el
la legaiidad universal de la ciudad, se despoja de todo carácter em- mástil de un barco, primero con titubeos, luego resuel-
pírico. Esta singularidad pura, despojada, pero incapaz de pasar a tamente, si dichos movimientos no fueran el signo de
la universalidad, es el muerto -para ser más precisos, el nombre
los movimientos mismos de mi amor por Stilitano'? Lo
del muerto-, es el cadáver, la sombra sin fuerza, la negación del
ser-ah{ vivo en cuanto que todavía no ha dado lugar a la vida del conocí en Barcelona»).
ciudadano. No dejando ya de estar muerto (como existencia em-
pírica), todavía no vivo (como universalidad ideal). Si el asunto
de la familia es la singularidad pura, solo se pertenece a una fami-
lia afanándose en torno al muerto: aséo del muerto, institución de
la muerte, velatorio, monumentalización, archivo, herencia, ge- Y el escupitajo con el que se embadurnaría el mástil
- nealogía, clasificación de los nombres propios, grabación sobre las escurridizo, dado que la pluma se moja en un gluten
tumbas, amortajamiento, sepultura, canto fúnebre, etc. muy fluido, se convierte muy rápidamente en vaselina.
La familia no conoce todavía el trabajo productor de universali-
E incluso, sin tener que forzar, en un tubo de 'vaselina
dad en la ciudad: solamente conoce el trabajo del duelo.
Si la familia figura el duelo, la economía del muerto, la ley del gomenolada.
otfws (tumba), si la casa, lugar en el que la muerte se guarda de sí
misma, conforma un teatro o una pompa fúnebre, si la mujer ase-
gura su representación, lo que le corresponde a la feminidad despo-
sada es administrar, estrictamente, un cadáver. Cuando un hombre
se vincula a una mujer, aunque sea en secreto (el matrimonio no
depende, según Hegel, de un contrato formal), se trata siempre de Surge, pues, de golpe, pero muy elaborado, el «tubo de
confiarle su muerte. Todos los cálculos, las artimañas, los chanta- vaselina» que un policía, en 1932, a dos páginas de dis-
jes, se pueden envolver en este ofrecimiento de una singularidad
tancia, retira del bolsillo del narrador (esta palabra es
pura (que se pierde y se guarda en el nombre). Confiar la muerte,
la guarda de un cuerpo sin médula, correspondiéndole a la mujer la cada vez más cómica y transforma todo en discurso
tarea de erigir su sepultura después de haber amortajado el cadáver ex cátedra y en eterno seminario, edificándose sobre
rígido (unción, vendas, etc.), manteniéndolo así en úna súrrección la presunción de que hay alguna cosa en el bolsillo del .
viva, monumental, interminable. En ella: bajo tierra, pero la noche autor que este nos narra: acontecimiento, objeto, histo.:.
del mundo subterdneo es la mujer, precisa Hegel. Freud mostrará
ria, sentido al alcance del conocimiento. Intentémoslo,
también el anverso de este deseo: el temor a ser encerrado en el
vientre materno se representa en la angustia de ser enterrado vivo. pues, con el tubo de vaselina)
¿Qué es un cadáver? ¿Qué es hacer regalo de un cadáver? «Menuda consternación cuando, al cachearme des-
La singularidad pura: ni el individuo empírico que la muerte pués de una redada -hablo de una escena que pre-
cedió a aquella con la que empieza este libro- una
destruye, descompone, analiza, ni la universalidad racional del noche, el policía asombrado retiró de mi bolsillo, en-
ciudadano, del sujeto vivo. Lo que yo doy como presente a la mu- tre otras cosas, un tubo de vaselina . Se atrevieron a
jer, a cambio de las pompas fánebres, es mi cuerpo absolutamente bromear acerca de él porque contenía una vaselina
gomeriolada. (. . .] Se trataba de un tubo de vaselina,
propio, la esencia de mi singularidad. La mujer lo recibe en la no- de cuyas extremidades, una estaba doblada varias
che, por muy larga o corta que sea. Pero lo que recibe, en cuanto veces. Lo que quería decir que se había utilizado. En
singularidad pura, pasa inmediatamente a su contrario. La sepul- medio de los objetos elegantes retirados del bolsillo
de los hombres detenidos en esa redada, aquel era el
tura femenina no guarda nada, a menos que haya en ella una ins- signo de la abyección misma, de aquella que se oculta
tancia -por ejemplo el nombre así llamado propio- que intente con el mayor cuidado, pero asimismo el signo de una
mantenerse y que se extienda entre los opuestos, o los equivalentes, gracia secreta que pronto iba a salvarme del despre- ·
cio. (... ] Ahora bien, he aquí que ese miserable ob-
precisamente cuando se anulan. jeto asqueroso, cuyo destino le parecía al mundo -a
La erección de la sepultura sería la obra femenina. ¿Contra qué aquella delegación concentrada del mundo que es la
se alza? ¿Y qué guarda así la mujer, al seguir al muerto, al sobre- policía [. ..]- como uno de los más viles, se convirtió
para mí en algo extremadamente preciado. Contra-
vivirlo, al velar junto a él? ¿Por qué es ella en esto mujer? ¿Por qué riamente a muchos objetos que mi ternura distingue,
el nombre que envuelve con sus cuidados no viene de otra parte a este no adquirió ninguna aureola: permaneció sobre
grabarse sobre la estela o la losa? ¿Por qué se inscribe en esta como la mesa como un tubito de vaselina de plomo gris, sin
brillo, roto, lívido, cuya sorprendente discreción y co-
si fuera la primera vez? rrespondencia esencial con todas las cosas banales de
Es de todos conocido el viejo tema humanista y metafísico: la se- un boqueras de prisión (el banco, el tintero, los regla-
pultura es lo propio del hombre. Entre los residuos oscurantistas más mentos, la medición, el olor) me habrían consternado
por la indiferencia general si el contenido mismo de
tenaces está ese desconocimiento aterrado de todo lo que se querría este tubo, quizás a causa de su carácter untuoso, al
negar a la «animalidad»: junto con el lógos, la sepultura y algunas evocar una lámpara de aceite, no me hubiese hecho
otras complicaciones. Hegel pensaba también.que la sepultura es pensar en una lamparilla funeraria».
Al caer, el chorro, las yaculaciones cambian inme-
lo propio del hombre. La operación familiar y femenina del duelo diatamente de signo. El objeto es abyecto («el signo
¡ transforma al ser vivo en conciencia y le arranca a la naturaleza de la abyección misma»), el objeto cae «en medio de
/ su singularidad. Impide que el cadáver retorne a la naturaleza. Al los objetos elegantes retirados del bolsillo ... » (elegante
está normalmente asociado a galante, a guante, y se
embalsamarlo, al amortajarlo, al ceñirlo con vendas de tela, de da la vuelta, invierte inmediatamente su valor) pero
lenguaje y de escritura, al levantar su estela, lo eleva a la univer- se releva por eso mismo, por su caída misma. La caída
salidad del espÍritu. El espÍritu se desprende de la descomposición de la que releva es aquello mismo que lo exalta. Esto
vale para todos los casos. Su clamor es un golpe de
del cadáver, se libera de él y asciende gracias a la sepultura. Es la gracia («signo asimismo de una gracia secreta»). En su
repetición relevadora. forma, el objeto «gomenolado» no tiene aureola, cier-
¿Se trata simplemente de luchar así contra una descomposición tamente, peroel secreto de la sustancia glutinosa, le-
chosa, que con él se expresa y brilla, a su vez, como el
material, contra una simple disociación que hace retornar lo orgá- oro, maravilla, ilumina un catafalco, una cripta, la tumba
nico a lo inorgánico? ¿Es la fuerza contra la que trabaja la pompa
fúnebre, con el nombre de muerte, una exterioridad mecánica y · antes del comienzo del
anónima, flsica, no consciente? El análisis sería banal. La operación libro. Dícese en el libro.
femenina de la sepultura no se opone a la exterioridad de una materia El hímno que se le dedica, al transformarlo necesa-
no consciente, sino '1l1e sofoca un deseo inconsciente. La familia quiere riamente en «lámpara de aceite» (élaion) o en «lampari-
impedir ,:¡ue el muerto sea «destruido» y la sepultura violadapor ese
lla funeraria», se suspende durante un largo parántesis
deseo. Semejante observación constituye la apertura sistemática de
este an~Iisis a problemáticas ulteriores relativas al trabajo del duelo, que, por su parte, rodea otro parántesis gordo y gusa-
a la antropofagia, al canibalismo, a todos los procesos de incorpo- neante, glutinoso y graso, de gl.
ración e introyección. Hegel no determina los deseos inconscientes
de los que hay que preservar al muerto. La familia (consanguínea)
interrumpe la obra material abstracta de la naturaleza y «asume»
(über sich nimmt) la destrucción. «El muerto, al haber liberado su
ser de su operación, o de su unidad negativa, es la singularidad vada, El tubo de vaselina, «ese pequeño objeto» induce, efec-
un ser-para-otro pasivo, a merced de cualquier baja individualidad tivamente, en el texto la aparición de una madre, la
irracional y de las fuerzas de la materia abstracta; la primera por la
intervención aparentemente inesperada de una ima-
vida que tiene, las segundas por su naturaleza negativa, son ahora
más poderosas que ~l. La familia aparta del muerto esta operación gen maternal («pero he aquí que interviene una ima-
deshonrosa de los deseos inconscientes (bewusstloser Begierde) y de la gen ... »). Dicha madre es una ladrona. Figura asimismo
esencia abstracta, pone su propia operación en lugar de la de aquellas, de una madre sustitutiva y fálica (pez luna). Ganas de
y desposa al pariente con el seno de la tierra (vermahlt der JTerwandten
cubrirla de flores y de besos (matar-adorar-follar-em-
dem Schone der Erde), con la imperecedera individualidad elemen-
tal; con eUo lo hace miembro de una comunidad que, en cambio, balsamar-empalmar), de babear o de vomitar encima
domina y mantiene sujetas (gebunden halt) las fuerzas de la materia de ella, no directamente en su seno (o su/ello tumba
singular y las formas de vida (Lebendigk.eiten) inferiores que tratan -donde su tumba-, pues desde la cuna el destete se ha
de abatirse sobre el muerto y destruirlo».
consumado, elverdugo ha envejecido) sino en su ve-
llo o entre sus manos que han debido (habrían debido,
esto solo puede decirse en inglés) provocar la expre-
sión del tubo y dar pór culo al bebé: gl que se extiende,
se corta, se retoma, chorrea por doquier, des horda por
todos los orificios, anega todas las figuras, llena todos
los oficios, excluye, engancha, reagrupa todos los tro-
zos, se pierde y disemina. El lugar de paso aún no se
ha nombrado: es el estambre.
Entra AntÍgona en escena. La hija de Edipo reclama contra la ley
humana en nombre de la ley divina y familiar ( no escrita). Reclama
una sepultura. Para un hermano, el Único pariente «irreemplaza-
ble». Hubiera podido, dice, reemplazar a un marido muerto, a un
hijo muerto y, así, dejarlos pudrirse sobre la tierra, para no ir coritra
«... si el contenido mismo de este tubo, quizás a causa de
las leyes de la ciudad. Pero no puede esperar otro hermano. Su canto
se eleva en el momento en que Creonte da la orden de encerrarla en su carácter untuoso, al evocar una lámpara de aceite, no
una «tumba de piedra» para que en ella viva o muera sin ver el sol. me hubiese hecho pensar en una lamparilla funeraria.
'D -rúµ~oc;, wvuµq,t:fov, wKa-raaKaq,~c; «(Al describirlo, recreo este pequeño objeto, pero he
otxr¡mc; aidq,poupoc; aquí que interviene una imagen: bajo un farol, en una
«¡Oh tumba, cámara nupcial, morada subterránea,
calle de la ciudad donde escribo, el macilento rostro
mi prisi6n para siempre ... !».
de una viejecilla, un rostro plano y redondo como la
luna, muy pálido, del que no sabría decir si era triste
¿A d6nde conduce el deseo de Andgona? e hipócrita. Ella me abordó, me dijo que era muy po-
bre y me pidió algo de dinero. La dulzura de ese ros-
Las dos funciones de la sepultura relevan al muerto de su muerte, tro de pez luna me sacó de dudas enseguida: la vieja
evitándole ser destruido -comido- por la materia, la naturaleza, salía de la cárcel.
el ser-fuera-de-sí del espÍritu, pero también por la violencia pro- «- Es una ladrona, me dije. Al como siempre, la necesi-
bablemente caníbal de los deseos inconscientes de los supervivien- dad semántica, que da lu-
alejarme de ella, una suerte de en- gar a una hermenéutica,
tes. Es decir, esencialmente de las mujeres, ya que estas, en cuanto
guardianas de la sepultura y de la familia, están siempre en situaci6n soñación aguda, que vivía en mi a una semiótica, incluso a
una psicoanalítica, sigue
de sobrevivir. La ley de la singularidad ( divina, femenina, familiar, interior y no al borde de mi es- estando indecidiblemente
natural, nocturna) se protege en cierto modo de sí misma, contra suspendida de la oportu-
píritu, me arrastró a pensar que nidad de.una aglutinación
sí misma. Y al mismo tiempo contra la otra ley, la humana ( viril,
con la que me acababa de encon- así llamada formal o signi-
política, espiritual, diurna). Ambas leyes combaten entre sí, y se ficante. El vuelo de esa sus-
intercambian a través de las diferencias de estratos, de etapas o de trar quizá fuese mi madre. No sé pensión, y su necesidad ,
despista tanto al seman-
niveles ( Stufen). La ley de la comunidad humana, ley manifiesta, ley nada de ella, que me abandonó en tismo como al formalismo.
de lo alto, ley solar, pasa por la regla de un gobierno (Regierung). En la cuna, pero esperaba que fuese [En francés] voleuse [la-
el gobierno el espÍritu efectivo se reúne, reflexiona y se refleja. En drona] recoge al vuelo vei-
esa vieja ladrona que mendigaba 1/euse [vigilante y lamparilla]
él la comunidad se relaciona consigo misma como en una cabeza, y la fija un poco más abajo
un lugar de individualidad o de indivisibilidad. La cabeza mantiene por la noche». como vieille vo/euse [vieja
juntos, por arriba, los miembros dispersos de la comunidad. Pero El astro lunar, maternal, pone en ladrona]. Escritura maravi-
llosa. Increíblemente valiosa
la existencia presente y real de la comunidad (Realitat o Dasein) danza desde dentro el texto (pun-
sigue siendo la familia. Esta organiza su existencia con una rela-
tiagudo, agudo, «en mi interior») de forma a la vez be-
tiva independencia: independencia personal, independencia de la
propiedad (Eigentum) ligada siempre a la familia, derecho personal néfica y nociva: ese pez que sale de la cárcel es, por
y derecho real (dingliche Recht) que asegura la posesi6n y el uso de tanto, muy burro en el momento mismo en que pro-
las cosas, trabajo que apunta a la adquisici6n y al goce. Ahora bien, cura goce, es «redondo como la luna», vacío como un
aunque el gobierno -la cabeza- autoriza y organiza este derecho
agujero que mendiga, que pide ser cubierto, rellenado,
familiar, elemento y ser-ahí natural de la comunidad, también esd.
amenazado por él. La familia pone la cabeza en peligro. En efecto, engordado; una pobre hucha que «me pidió algo de di-
corre el riesgo de instalarse, de hundirse en su interés privado, en nero» y a la que, siempre entre parántesis, respondo.
su derecho de posesi6n y de goce. Al estar a la cabeza el gobierno «- ¿Y si fuese ella?, me dije al alejarme de la vieja.
debe, pues, convertirse en el enemigo de eso mismo que rige, debe
¡Ah, si fuese ella, iría a cubrirla de flores, de gladíolos
sofocar a la familia no solo como singularidad natural sino tam-
bién en el sistema jurídico que le es propio: guerra del gobierno de y rosas, y de besos! ¡Iría a llorar de ternura sobre los
la ciudad contra la familia, ley del día contra ley de la noche, ley ojos de ese pez luna, sobre ese semblante redondo y
humana contr:i ley divina, ley del hombre contra ley de la mujer. bobo! ¿Y por qué; me <leda una vez más, por qué llo-
Esta guerra no es una guerra entre otras, es la guerra. El Único o, rar sobre él? M.i espíritu necesitó poco tiempo para
en todo caso, el mejor modo de impedir que la familia disuelva la
sustituir esas marcas habituales de ternura por cual-
ciudad consiste, en efecto, en arrastrar a la comunidad a la guerra
contra otra ciudad. El gobierno -la cabeza viril expuesta al sol- quier otro gesto e inciuso por los más desprestigiados,
viola de este modo ala mujer o a la familia. Le recuerda que su señor por los más viles a los que yo encargaba que significa-
es la muerte, la muerte violenta, la lucha por el reconocimiento, sen tanto como los besos, o las lágrimas, o las flores.
el nombre, el fenómeno del espíritu: «Para no dejarlos arraigar y
«--- Me contentaría con babear encima de ella,
consolidarst: en este aislamiento, para no dejar, por tanto, que el
todo se desintegre y que el espíritu se evapore, el gobierno tiene que pensaba yo, desbordante de amor. (¿Acaso la palabra
sacudirlos de cuando en cuando (von Zeit zu Zeit) en su intimidad gladíolo, prmmnciada más arriba, evocó la palabra «ga-
por medio de la guerra; por medio de esta debe perturbar el orden llo»?) Con babear sus cabellos o con vomitar en sus ma-
de aquellos que se vuelve habitual, violar (verletzen) su derecho a
nos. Pero yo áuoraría a esa ladrona que es mi madre)».
la independencia, del mismo modo que a los individuos que, hun-
diéndose ~n este orden, se desprenden del todo y aspiran al ser-pa-
ra-sí inviolable y a la seguridad de la persona debe el gobierno, en
este trabajoimpue,to, hacerles sentir que su señor es la muerte.
Gracias a esta disolución de la forma de la subsistencia, el espíritu
protege de ser engullido (f'ersinken) en el ser-ahí natural lejos del
ser-ah{ ético; preserva el sí mismo de la conciencia y lo eleva en la
libertad y en su fuerza». . Función del parántesis: tiempo de escritura. En el mo-
Esto solo dehe suceder de cuando en cuando. La intermitencia mento en que, presentemente, escribo, «en una calle de
-ritmo entrecortado- es una regla esencial. Si solo hubiera guerra,
la ciudad donde escribo», abro el parántesis para des-
el ser-ahi natural de la comunidad sería destruido, y lo sería por su
propia ley humana, por el principio mismo de la universalidad. La cribir, comentar, subrayar la narración, el otro tiempo
- familia, el ser-ahí natural de la comunidad, debe, por tanto, resistir que se narra. Esta ficción del «presentemente» de es-
también a la guerra y oponerle su «fuerza de conservación». Debe critura abre un parántesis dentro del parántesis -y esto
resistir a aquello que debe hacer. Debe dos veces: dos fuerzas de ley se
no es fortuito, cada parántesis de un presentemente está
erigen una en otra y una contra otra. La comunidad solo puede vivir
de la oposición dialéctica entre ambas. El triunfo absoluto de una u preñado de otro parántesis- para comentar la elección
otra la devolvería a la nada. Toda ley, por tanto, es una ley de muerte. de las palabras y la aglutinación de los gl: «(¿Acaso la
La «fuerza de conservación», al servicio de la ley de la singula- palabra gladiolo, pronunciada más arriba, evocó lapa-
ridad, es la mujer: es la familia en cuanto que se representa en la
labra gal-
feminidad. Es la ley divina del reino subterd.neo. Al igual que la ley
del hombre, la ley de la mujer comporta diferencias de estratos y se
«... me escupió en la boca.
deja trabajar por una oposición interna. Las dos leyes no se enfrentan
Un movimiento de deglución casi inconsciente me hizo
como dos volúmenes o dos superficies plenas, idénticas a sí mismas, tragarme el gaio. [La ortografía de esta palabra queja-
homogéneas en sí mismas. Cada una esd. fisurada, muescada en su más ha pertenecido a la lengua, que está hecha para
despegarse de ella como un lapo, permanece incierta
interior, y no deja ya de estarlo por el trabajo en ella de la otra. Por
y plástica, elástica, finalmente, y láctica. En Nuestra-
ejemplo, la lógica de la ley humana mandaba no hacer en absoluto Señora, es gahios: «Envidio tu gloria. Lo mismo que
aquello que mandaba hacer absolutamente: la guerra. Deb{a llevar al mejicano, a mí me hubieras hecho un favor, como

r66
la cuenta, registrar el cálculo de la ley opuesta. Lo mismo sucede se dice en la tumba. Durante los meses pasados en la
celda, habrías escupido tiernamente pesados gahios
con la ley de la familia. carraspeados de tu garganta y de tu nariz sobre mi
Hegel examina aquí las estructuras elementales del parentesco. memoria». En el Milagro de la Rosa es también ga-
Su clasificación parece limitada: no justifica su modelo histórico, yos: «Cuando querían jorobar a un capullo o a un ca-
brón[.. .), o a un vendido (un soplón); los listillos iban
sociológico, antropológico, a saber, la familia griega occidental. Solo
hacia él[ ...) le escupían a la cara insultos atroces, ga-
considera en ella un m'.u:nero restringido de elemento~ y de relacio- . yos»)... Deloffre (acontecimiento global) me escupió a
nes: marido/mujer, padres/hijos, hermano/hermana. Ni abuelos, los ojos. Los siete pasaron por ahí, incluso varias ve-
ces, y Diverso entre ellos. Yo recibía los escupitajos,
ni dos ni tÍas, ni primos ni primas, ni una pluralidad posible de
en mi boca distendida que el cansancio no lograba
hermanos y hermanas, ya que esta última relación sigue siendo cerrar. Hubiera bastado con nada para que ese juego
siempre singular. atroz se transformase en un juego galante y que, en
Tres son, por tanto, las relaciones consideradas como primitivas lugar de escupitajos, me hubieran cubierto de rosas.
Pues los gestos eran los mismos, al destino no le hu-
e irreductibles. Se organizan según una jerarquía de tres grados. biera costado mucho trabajo cambiarlo tod_o» Mila-
En ella, según parece, nos criamos apaciguando, incluso anulando gro de la rosa.
estrictamente, el deseo sexual. Entre el marido y la mujer la rela:-
ciÓn de reconocimiento es la más natural y la más inmediata. Queda
dispensada de un tercero. Especular y sensible como el deseo natural
que el matrimonio en principio no sofoca. La relación padre/hijos Como siempre, se trata de una interpretación violenta,
implica una mediación: lo que solo era imagen (Bild) y represen - paródica, radiográfica, profunda, implacablemente lrri-
soria del Gólgota. Un Gólgota de gala lita, puesto en es-
taciÓn anticipadora (For.rtellung) del espíritu, en el deseo conyugal cena por Mateo como, en otro lugar, por Juan: «tras
( natural e inmediato), se convierte en efectividad del espíritu. Es un arrodillarse ante él, se burlaban diciendo: ¡Salud, Rey
progreso. Pero ambas relaciones tienen un límite común. En ambos de los judíos! y le escupían, cogían la caña y golpeaban
su cabeza». Hubiera bastado con muy poco ...
casos se trata de una¡iedad transitoria y desigual. La piedad mutua
de los cónyuges se mantiene sensible y natural; se pierde, rto vuelve
a sí misma como espíritu. El deseo natural en cuanto tal tiene como
destinación perderse, ser incapaz de reflejarse en su naturalidad. Si
«al destino no le hubiera costado mucho trabajo cam-
lo hiciese, ya no sería lo que refleja - natural. En la piedad mutua biarlo todo: la jugada se organiza ... los chavales ama-
de los padres y los hijos hay cierta contingencia natural que no se gan el gesto de lanzar ... [... ] Estábamos en el centro
deja reducir. En ella la relación todavfa está afectada por un resto del parque más florido de Francia. Esperaba rosas. Re-
zaba a Dios para que ablandase un poco sus intencio-
de no-retorno. Esto solo en apariencia contradice el movimiento de nes, para que hiciese un falso movimiento con el fin
reapropiación narcisista y relevadora cuya lógica general orquesta de que los niños, al no odiarme más, me amasen. Ha-
todo. El relevo solo tiene lugar, precisamente, en la medida en que brían continuado con este juego ... pero con las manos
llenas de flores, pues hubiera bastado con muy poco
la familia sale de sí misma para constituirse y destruye su economía para que en el corazón de Van Roy, en lugar de odio,
formal, su identidad consigo misma, su tautología: en la medida en entrase el amor. (...) Avanzaban cada vez má:; hasta
que se establece, siendo la tesis (Setzung) siempre relevadora. ¿Qué estar muy cerca de mí, y apuntaban Ci;lda vez peor».
es, entonces, de ese no-retorno que justamente hay que establec.er,
sublimar, dejar en suspenso o relevar?
La piedad de los padres para con los hijos se ve afectada por una
emoción original: saber que su propia efectividad se ha exiliado en Es decir cada vez mejor: «Los veía, con las piernas en-
el otro -el hijo-, que su propio para-sí está en el otro «sin retorno». treabiertas, echarse hacia atrás como el tirador que
tensa el arco, y hacer un ligero movimiento hacía de-
La conciencia del hijo no vuelve a mí, no me devuelve la concien- lante al tiempo que saltaba el chorro. Me alcanzaron
cia que le he confiado. Aquí no hay «zurückerhalten»: la palabra en la cara y, pronto, estuve más viscoso que el capullo
designa el retorno, la recuperación de los fondos, la devolución de de una polla tras la descarga. Quedé entonces reves-
tido de una altísima gravedad».
una aportación, la amortización. La efectividad del hijo es ajena
(fremde) porque es propia (eigene), propia de suyo. La semilla no
remonta hasta la fuente, ya no circula. Del mismo modo la piedad
de los hijos para con los padres está marcada con el mismo corte.
El hijo sabe que alcanza el ser-para-sí al separarse de su lugar de No ya su madre sino su madre, no ya la mala madre,
emisión. «Separación del origen» (Trennung von dem Ur.prung) en aquella a la que no se puede erigir, sino el falo eyacu-
donde la fuente «se seca». lando sobre la cruz, la madre recta, es decir normal, en
escuadra, que brilla a su vez en Galilea, desde siem-
La Filosof{a real analiza, no obstante, esta desecación como un pre, cuyo sexo en pie reluce, chorrea esperma. Pero la
relevo del origen; el hijo es «der sich aufhebende Ursprung». La con- mejor es la peor (bastado con muy poco), la más grave:
tradicción no es aquí un efecto formal del discurso filosófico sino «Quedé entonces revestido de una altísima gravedad.
Yo ya no era la mujer adúltera a la que se lapida, era
la esencia del relevo. un objeto que sirve para un rito amoroso. Deseaba que
Paradoja todavía aparente: el Hmite de la relación conyugal es lo escupieran más y viscosidades más espesas. Deloffre
contrario del límite genealógico. En el primero el retorno es solo fue el primero en darse cuenta. Señaló un punto pre-
ciso de mi pegajoso pantalón y exclamó: ¡Mira, mira,
especular (por tanto, inmediato, natural y sensible); en el segundo es cómo le está luciendo a la muy zorra!»
la mediatez en expansión, el desparramamiento, el derramamiento
sin retorno de lo que fluye de la fuente. Ambas relaciones, dema-
siado naturales todavía y disimétricas, desembocan en lo transitorio
(Übergehen), el desequilibrio y la desigualdad (Ungleichk.eit). Es
porque el deseo se deja arrastrar en el desparramamiento seminal. Eran siete los que le escupían, como los arcángeles cu-
yos nombres conocemos bien. Tensan el arco y lama-
De ahí la infinita superioridad del vfnculo entre el hermano y dre está entre ellos: es un hombre, un hombre de Dios.
la hermana. Vínculo familiar, ciertamente -pues la sangre habla Lucir, brillar, parecer, estar presente, brotar (phyein):
en él-; pero también el Único que deja absolutamente en suspenso empalmar(se). El arca o la galera. Al comienzo, en ar-
ché, ello se habrá empalmado. Y el arcá ngel que lleva
todo deseo . Ningún deseo aflora a la conciencia -son las concien- el nombre del hombre de Dios, «en el sexto mes fue
cias lo que Hegel analiza aquí- mientra; que en las demás rela- enviado a una ciudad de Galilea» para anunciar a una
ciones la conciencia era esencialmente deseante. Ningún deseo, virgen prometida que pronto un hijo iba a «vibrar en
su seno» y que ella estaría «llena del Espíritu Santo».
pues, entre singularidades de sexo opuesto, «relación sin mezcla»
(unvermischte Verhiiltnis). El hermano y la hermana «no se desean
mutuamente». El para-sí de uno no depende del otro. Son, pues,
según parece, las dos Únicas conciencias que, en el universo he-
geliano, se relacionan mutuamente sin entrar en guerra. Dada la
generalidad de la lucha por el reconocimiento en la relación entre Para un funámbulo : «Mas el Ángel se hace anunciar,
quédate solo para recibirlo».
la·s conciencias, nos sentiríamos tentados a concluir de ahí que en
el fondo no hay vinculo de hermano/ hermana, no hay hermano
y hermana. Si semejante relación es Única y consigue una suerte lo?)». El otro presente (más arriba) en el pa-
de reposo (Ruhe) y equilibrio (Gleichgewicht) negados en todas rántesis no deja ya de ser un pasado; .ha resonado por
las demás es porque el hermano y la hermana no reciben del otro haber sido proferido más arriba y más alto que los otros
su para-sí y se constituyen, no obstante, en «individualidades li-
y es la altura de su pronunciamiento lo que resuena
bres». Los para-sí se reconocen sin dependencia; y ni se desean ni
se despedazan. fiscalizando, lo que evoca a la palabra gallo, del gla-
¿Es esto imposible? ¿Está esto en contradicción con todo el diolo al gallo.
168
sistema? ¿Estamos todavía en la esfera natural de la Sittfichkeit (la Ahora bien, la aglutinación no prende solo en la masa
familia) desde el momento en que la diferencia sexual parece quedar significante (gl de-generado como -su- sonido osa),
en suspenso, en que el deseo se ausenta lo mismo que lo contrario
sino que se pega al sentido: analogía flor-escupitajo
del deseo en una suerte de fidelidad sin amor? Pero entonces, ¿por
qué hermano/hermana, y no hermano.ro hermanas? Eso se debe en con que se cubre lo que se ama (ver muerto), paso de
verdad a que todavía es precisa una diferencia sexual, una diferencia la flor al escupitajo, del falo al esperma, del gladiolus
sexual establecida como tal y sin embargo sin deseo. La feminidad (gladíus de la justicia, espada de la virgen) a la baba se-
debe estar representada en esta «relación sin deseo» (begierdelo.rer
minal, etc. Sin embargo, esta doble serie, que podría-
Beziehung), ya que es lo familiar, la ley de la singularidad. Pero
esta representaci6n debe alzarse aM hasta el más alto grado de la mos rastrear muy lejos, no nos interesa ni constituye
naturalidad, hasta el punto en que la feminidad, permaneciendo un texto sino en la medida de un restó de gl
femenina, se despega del deseo natural, se priva del placer y, por
eso, presiente mejor que nunca la esencia de la Sittlichk.eit, de la
que la familia es solo la primera etapa, la primera anticipaci6n. reelaborar, teniendo en cuenta ese resto, un pensa-
La feminidad crece en ella mejor como hermana, meno.r bien como miento de la mímesis: sin imitación (de un objeto repre-
sentado, identificable, previo y repetido), sin repetición
mujer, madre o hija. «Lo femenino (da.r Weibfiche) tiene, pues, (de una cosa, de un acontecimiento, de un referente,
como hermana, el ~ás alto presentimiento de la esencia ética (de.r de un significado), sin significación (de Lin sentido o
sittlichen Wesen.r)». Si nova más allá del presentimiento, no lo hace de un significante). Lógica de una inquietante estric-
tura, sus simulacros y sus fantasmas desafían los tér-
para ser hermana, sino para seguir siendo femenina. Se eleva más minos de todo análisis pero ella da rigurosa cuenta de
alto que la madre, la hija o la esposa; pero en cuanto femenina, la interminabilidad.
tomada en la naturalidad de la diferencia sexual, no puede hacer Por ejemplo (la unicidad del ejemplo se destruye por
sí misma y elabora de inmediato el poder de un órgano
otra cosa que presentir la espiritualidad ética. Como hermana, se generalizador), en el mismo momento en que preten-
mantiene en suspenso entre un deseo que no siente, que siente que diésemos retomar en ella, dentro de un determinado
no siente, y una ley universal (no familiar: humana, poHtica, etc.) texto, el trabajo de un idioma, ligado a i.Jna cádena de
nombres propios y de configuraciones empírico-signi-
que le resulta ajena. El hecho de que sea de la misma sangre que ficantes singulares, glas nombra asimismo la clasifica-
su hermano parece suficiente para excluir el deseo. Apéndice de ción, es decir, la inscripción en redes de generalidades
la Filo.of{a del derecho: «La relaci6n hermano-y-hermana - una entrelazadas hasta el infinito, en genealogías con una
estructura tal que las encrucijadas, los acoplamientos,
relación no-.exual (Ge.chwi.ter - ein Geschlechtloses Verhaltni.r)». los encauzamientos, los desvíos, las ramifi caciones no
Como aquí se trata solamente de la familia monogámica, el hermano dependen nunca simplemente de una ley semántica o
y la hermana no son hermano-hermana uterinos sino consanguí- de una ley formal. Nada de Idioma absoluto, nada de
firma. El efecto de idioma o de firma no hace sino re-
neos, en el sentido técnico que la metafísica le da a esta palabra, al lanzar -retumbar- el clamor.
atribuir la sangre solo al padre. No hay aquí, por tanto, una rela-
ción de consanguinidad que .rompa con la naturalidad (deseante).
Antígona no aparece nombrada propiamente en este pasaje, pero El clamor es -pues- del idioma o de la firma.
en todo el análisis hay una fascinación por la figur::i. esencial de esta Del antepasado absoluto.
hermana que nunca llega a ser ni ciudadana, ni mujer, ni madre. De ahí que no lo encontremos nunca aquí o allí,
en la configuración única de un texto, Se presta, se
Muerta antes de haber podido casarse, se fija, aprehende, traspasa, afecta o se roba siempre. En el momento en que cree-
transfigura en este carácter de hermana eterna que arrastra con mos leerlo aquí, en que creemos comentar o descifrar
ella su deseo de mujer. este texto, somos comentados, descifrados, observa-
dos por otro: lo que resta.
Hegel encuentra eso muy bien, muy apaciguante. No expresa- Hay -siempre- no deja ya de haber nunca -más
mente en la Fenomenología, sino en laEstÜica. Ahí escribe: «Pero el de un- clamor.
herniano es para la hermana la esencia apacible e igual en general Es preciso leer glas como un «singular plural» (caída
(dar ruhige gleiche Weren überhaupt). Su reconocimiento en él es puro del oro en la doble sesión). Su fractura la lleva dentro
de sí, se afecta y resuena inmediatamente con este
y sin mezcla de relaci6n natural; la indiferencia de la singularidad estrago literal.
(die Gleichgültigkeit der Einzelheit) y la contingencia ética ya no se
encuentran, por tanto, presentes (vorhanden) en esta relación».
Ejemplo linico en el sistema: un reconocimiento que no es natural
y que, sin embargo, no pasa por ninglin conflicto, ninguna lesi6n,
ninguna violación: unicidad absoluta, universal no obstante y sin Nada de singularidad genética. Yo no escribo aquí
(sobre) ningún texto singular, ninguna firma inimita-
singularidad natural; sin inmediatez; relación de simetrfa que no ble. Como es sabido, la paternidad se atribuye siem-
necesita ninguna reconciliación para apaciguarse, que ignora el pre al término de un pro.ceso, en forma de un juicio.
horizonte de la guerra, la herida infinita, la contradicci6n, la ne- Y, por consiguiente, de una generalidad. Pero ¿y la
madre? ¿Sobre todo aqúella que prescinde de padre?
gatividad. ¿Es eso lo inconcebible? ¿Es eso lo que la gran lógica no
¿Acaso no se puede esperar de ella una genealogía
puede asimilar? ¿Por qué es eso justamente lo que le proporciona pura, puramente singular, inmediatamente idiomá-
a Hegel ese sentimiento de paz infinita cuya confidencia nos hace? tica? ¿Acaso lo propio no es, finalmente, de la madre?
Muy cerca del final, en la Ertética: «De todas las obras maestras
de la antigüedad y del mundo moderno -las conozco casi todas,
y cada cual debe y puede conocerlas-, Andgona me parece desde
este punto de vista la más adm,irable (vortrefflichste), la más apa-
No más que el clamor que ella pone en marcha. La
ciguante (befriedigendste) obra de arte». madre es una ladrona y una mendiga. Se apropia de
Declaración insólita: como en la Fenomenolog{a, habla de apaci- todo pero porque no tiene nada propio. Da/toma para
amar/odiar, pero no es nada. Aquí, una vez más, la ley
guamiento, pero en un tono de confidencia personal. Esto es má;
galáctica trabaja -pero para resistirse a él- el tra-
bien poco frecuente: se pueden contar los enunciados en primera bajo de la ley dialéctica, fenomenológica, ontológica .
persona, las alusiones a las lecturas personales, los consejos, los «me
parece». ¿Qué es lo que sucede? ¿Y por qué sucede esto en el mo-
mento en que el sistema deberfa ponerse tenso en un fenómeno
de rechazo? Este injerto parece tener una estructura inasimilable.
La confidencia suena tanto más extraña cuanto que cierra uno
de los parágrafos más «hegelianos». En él la guerra causa estra-
Por ejemplo (mas la singularidad del ejemplo se deja
gos. Se exhibe 1a carnicerfa de la pieza de Sófocles. La cafda o la arrastrar de inmediato dentro de unas cadenas tex-
ascensión final recibe de ella toda su fuerza de desplazamiento, la tuales articuladas hasta el infinito). la concatenación
oculta extrañeza de su aparte. Hegel acaba de analizar la diferencia semántica es tan impotente como la concatenación
formal para apresar, sin resto, la escena de la vieja
entre la reconciliación épica y la reconciliación trágica. La tragedia mendiga.
es todavía la guerra desencadenada para relevar la unilateralidad O, por ejemplo, una radicalmente otra, la misma, Li-
de la conciencia individual. Los individuos entran en guerra para mosna de Mallarmé. Supongamos que, sin saberlo, lo
único que estamos haciendo, desde hace tiempo, por
afirmarse como totalidades en su «presencia» concreta, con el fin mucho tiempo, aquí y allá, es descifrarlo, ese «poema»,
de ser ellos mismos «bajo el imperio de aquello que combaten». La letra a letra, sílaba a sílaba, palabra a palabra, verso
a verso, en todos los sentidos, en su forma general,
«lesi6n» (Verletzen) que infligen al otro debe hacer honor a lo que
su relación con el «corpus» mallarmeano, con la len-
corresponde a la «propia existencia de ellos». «Es asf, por ejemplo, gua francesa, con las otras, con la historia de la li-
como Antígona vive bajo el poder de Creonte; ella misma es hija teratura pasada y por venir, con sus otras versiones,
de rey y prometida de Hemón, de modo que debe obediencia a las con los apremios y la apertura infinitos de lo que se
denomina tan ingenuamente un contexto: ¿qué da-
6rdenes del prfocipe. Pero Creonte, que a su vez es padre y esposo, ría todo esto?
«¡Toma este sa co, Mendigo! no lo mimaste con amor
deberfa respetar el vínculo sagrado de la sangre y no ordenar lo
Senil lactante de un avaro pezón
que contradice a esta piedad. Es así como a ambos les es inmanente Con el fin qe que gotee en él moneda a moneda
aquello contra lo que se alza cada uno por su parte y ambos se en- [tu clamor.
cuentran arrastrados y rotos por aquello mismo que pertenece al · Extrae del caro metal algún pecado extraño
círculo de su propia presencia (Kreise ihre.r eigenen Da.rein.r). An- Y vasto como nosotros, a puños llenos, lo besamos
iSÓplale que se retuerza! una ardiente fanfarria.
tÍgona padece la muerte antes de haber podido gozar de la escena
Iglesia con el incienso arrullador que todas esas casas
nupcial, pero tambi~n Creonte, por su parte, se ve golpeado en su En los muros cuando, mecedor de una azul escampada,
hijo y en su mujer, que se dan muerte, el uno a causa de 1a muerte El tabaco sin hablar desgrana las oraciones,
de Antígona y la otra a causa de la de Hem6n. De todas las obras iY el opio poderoso destroza la farmacia!
maestras de la antigüedad y del mundo moderno -las conozco casi Vestidos y piel ¿quieres lacerar el raso
Y beber en la feliz saliva la inercia,
todas, y cada cual debe y puede conocerlas-, AntÍgona me parece
Por los cafés principescos esperar la mañana?
desde este punto de vista la más admirable, la más apaciguante Los techos ornados de ninfas y de velos,
obra de arte». Lanzamos, al mendigo de la cristalera, un festín.
Efecto de focalización, en un texto, en torno a un lugar impo- Y cuando sales, viejo dios, tiritando bajo tus telas
sible. Fascinación por una figura irrecibible dentro del sistema. De embalaje, la aurora es un lago de vino áureo
iY juras tener las estrellas en el gaznate!
Insistencia vertiginosa en un inclasificable. ¿Y si lo inasimilable,
A falta de sopesar el resplandor de tu.tesoro,
lo indigesto absoluto representase un papel fundamental en el sis- Puedes al menos adornarte con una pluma, en·completas
Brindar un cirio al santo en el que aún crees.
para quien se impacientase de no ver venir nada de este lado,
habría que nombrarle aquí a Christiane, la hermana de Hegel, No te imagines que digo locuras.
o a Nanette, ,1oven muchacha hospedada en la casa familiar». La tierra se abre, vieja, a quien muere de hambre.
Si damos crédito a una observación de Bourgeois, esta mucha- Odio otra limosna y quiero que me olvides.
cha «había despertado en Hegel quizás un sentimiento en prin- Y sobre todo, hermano, no vayas a comprar pan».
cipio amoroso, pero que las cartas desde Francfort a Nanette
Endel revelan como un sentimiento de sincera amistad». No sé · Si todavía nos preguntamos por la identidad de este
de qué nombre era Nanette la forma diminutiva. Nana podría . poema, por el sistema de su~ apremios y la fuerza de
seguir representando a la hermana. En la leyenda frigia de At- sus motivaciones (sobremotivaciones o sobredetermi-
tis, Nana es una especie de santa Virgen. Zeus, en sueños, di- naciones -digamos más bien con el fin de marcar el
semina, deja caer su esperma en la roca.De ahí nace Agdistis,
pliegue y porque, en este trabajo, no se trata de acu-
el hermafrodita. Los otros dioses lo hacen prisionero, lo castran. · mular riquezas, efectos de sobreempleo-), no hay que
Del miembro amputado sangrante brota un almendro. Nana, hija olvidar que este no es sino el cuarto estadio de un
del dios-río Sangario, recoge una almendra de leche, la introduce poema en formación (Odio al pobre, 1862; A un men-
en ella y trae al mundo a Attis, un hermosísimo muchacho, que digo, 1864; A un pobre, 1866; Limosna, 1887). Siempre
luego fue amado por Agdistis, el hermafrodita convertido en mujer podremos considerar como aleatoriedad empírica el
(según otra versión, fue Dioniso el que le cercenó el miembro). parón «definitivo». Si solo nos dejásemos fascinar por
la «palabra» clamor, pondríamos de relieve en primer
¿Sabía Hegel bailar? La pregunta es más oscura de lo que pu- lugar que no aparece sino a partir del segundo estadio
diera creerse. En todo caso, como a Rousseau, le gustaban los
bailes -¿pero se baila en ellos?- y es a Nanette a quien se lo l. «Tus harapos nocturnos exponiendo por sus agujeros
confía: «Me gustan mucho los bailes; es lo más alegre que hay Las rojeces de sus pelos y de tu piel. los amo
en nuestra triste época». La Crítica del juicio nombra también Viejo espectro, y por eso te lanzo veinte céntimos».
el baile: ejemplo de finalidad para un césped rodeado de ár-
boles, en un bosque. 11. «Pobre, aquí tienes cien céntimos ... ¿Largo tiempo
La cita de las cartas no se confunde con las diversas ope- mimaste con amor, - Ese vicio te faltaba, - el sueño
raciones llamadas «biográficas», que conciernen a «la vida del de ser avaro? No los escondas para que resuene por
autor". Tienen un estatuto aparte, no solo porque su mate- ti un clamor».
rial es de escritura, sino porque implican lo que perseguimos 111. «Toma el saco, Mendigo. ¿Largo tiempo mimaste con
aquí interminablemente bajo el nombre de firmante. Conside- amor - Ese vicio te faltaba, - el sueño de ser avaro?
rad que solo cito esas cartas de Hegel a Nanette o a su novia • No escondas tu oro para que resuene por ti un clamor».
llamada María, para recordar, de paso, que la firma hacía, con El último estadio (el clamor ya no «suena» más en él)
suma frecuencia, saltar sus vocales para abreviarse, semítica-
mente, como HGL. «¡Toma este saco, Mendigo! no lo mimaste con amor
Senil lactante de un avaro pezón
Con el fin de que gotee en él moneda a moneda tu clamor».
«Francfort del Meno, a 9 de febrero de 1797
Mi querida dulce Nanette:
Meine /iebe sanfte Nanette !
¡Qué agradecido (verbunden) le estoy por haber decidido
escribirme tan pronto como posible ... por tener la bondad de lleva a su grado más elevado de pertinencia, es decir,
suplir (ersetzen) de vez en cuando con una conversación epis- de contigüidad (contacto, succión, aspiración), el cla-
tolar el trato familiar con Ud., del que me hallo privado. El des- mor en lo tocante al seno, para .el asombro o el asco
tino Imperioso me limita, cierto, enceladamente (neld/sch), a de quien se preguntase de nuevo (¿arbitrariedad o
esta; pero la fuerza de mi imaginación se impone a ese destino motivación?) qué forma láctea reconocerle al rebato
y suple (meine Einbi/dungskraft bezwingt es und ersetzt das) lo (¿a la palabra?, ¿a la cosa?, ¿al sentido?). A su grado
que me arrebató: el sonido de su voz (den Ton ihrer Stimme), más elevado de pertinencia pero sin reducir los jue-
la dulce mirada de sus ojos y todo el resto de esa vida (a/les gos de desprendimiento que necesita la ventosa. Los
übrige Leben) que falta a las palabras escritas. tres últimos estadios constituyen, ciertamente, una se-
Le he escrito bastante extensamente a mi hermana sobre rie más homogénea en la superficie. Pero Odio al po-
mi situación; en cuanto a Ud., lo único que le puedo decir es bre trabaja el vello
que solo deseo poder oír hablar alguna noche de sor Jacque-
line [Jacqueline Arnauld, Madre Angélica, de quien Nanette, cató-
lica practicante, debía de hablar a Hegel] ... después de madura
reflexión he decidido no pretender reformar nada en ellos [la
gente de la ciuda,l], sino, al contrario, aullar con los lobos y re- («Tus harapos nocturnos exponiendo por sus agujeros
servarme la austeridad a lo Alexis para cuando mi estrella me Las rojeces de sus pelos y de tu piel, los amo,
lleve a Kamtchatka o con los esquimales; solo entonces abri- ~-J .
garía la esperanza de contribuir con mi ejemplo a alejar a estas Y no vayas embozando tu tacañería en poema.
naciones de todo tipo de lu]o como el vestirse con corpiños de [... ]
tafetán, la abundancia de los anillos y otras cosas semejantes. Pon al desnudo tu vejez y que tu pícara mejilla
Por todas partes me rodean <;>bJetos que me traen su re- Lama y, con mis veinte céntimos, cosquillee la virtud,
cuerdo: junto a mi lecho cuelga el bonito soporte del reloj; en- ¡Abajo! ... - ¡ambas rodillas!... - ¡la barba en el lodo!»)
cima de mi mesita de noche está suspenaida (gracias a los
cuidados de mi criado) la bolsita más encantadora del mundo
para mis palillos. Cada vez que oigo la palabra ist (es), me
acuerdo de cómo la pronuncia Ud.; en el país de los suabos
yo todavía decía ischt; pero desde que respiro el aire del Pala-
con un machete, si no hay temor, que parece rimar
tinado solo susurro (zische) uno¡, ist (ists) llenos de delicadeza.
con el primer verso de los tres poemas siguientes (mi-
Me resulta imposible concebir cómo ha podido ocurrrrsele a
nadie, y especialmente a mi consejero áulico, declararla a Ud.
maste con amor}. Es la única rima en mor y el último
verso de Odio al pobre.
maliciosa (pícara, schelmisch]. Aduzca Ud. en contra intrépida-
¿Jugada de dados? ¿Oro? ¿Plata? ¿Cobre?
mente, en este punto, mi testimonio: ¿quién dirá del agua que
es dura, del cordero que es impaciente, del arroyo que fluye ha-
cia su fuente, o del árbol que crece hacia abajo? Aquí hay tam-
bién una iglesia católica ... En cuanto me entere de que hay misa
mayor, iré a ella para hacer mis plegarias y elevar mi alma ante
«¿Qué quiere esa medalla idiota, te ríes?
alguna bella imagen de la Virgen (Marienbild)».
La plata brilló, el cobre un día se tornó verdín,
Y soy poco devoto y soy muy testarudo,
«Francfort del Meno, a 22 de marzo de 1797 Elige. - ¿Tirada? entonces, aquí está mi moneda.
... mi único deseo es que esta carta la encuentre a Ud. aún en Apriétala entre tus dedos y piensa que la tienes (¿qué?,
Stuttgart y me sustituya ... Su alejamiento de nuestra casa pa- ¿a quién?]
rece haberla separado aún más de mí, y me puedo imaginar la Porque tengo demasiadas, o por simple equivocación.
pena que le dará su partida a mi hermana [... ] Encargue a mi Es el precio de un machete, si no tienes temor».
hermana que me comunique enseguida las noticias que Ud. le Ya no hay más vello en los estadios siguientes: rostro
dé[ ... ¡ recuerdo haber pasado por Memmingen y haber encon- lampiño, desnudo. sin barba. El «senil lactante de un
trado una bella y fértil región, salpicada toda ella sobre todo de avaro pezón» nace con la versión así llamada «defini-
huertos de lúpulo; seguro que encuentra hermosos paseos a ori- . tiva», la cuarta. Avaro y clamor no dejaban ya de es-
llas del lller. Y tendrá también todo lo preciso para su alimento tar ahí, las rimas no han sido alteradas. Lentamente se
espiritual;.recuerdo que estuve en un convento de francisca- ha ido imponiendo una necesidad, pieza a pieza, en la
nos, y no sé si lo puedo decir: "me temo que la buena semi- formación del poema, hasta el término de lo que esta-
lla sembrada en su alma por los jóvenes pastores protestantes ríamos tentados de llamar una gestación. No nos some-
de Stuttgart corra allí peligro de quedar sofocada", o que "esta teremos a esa lectura naturalista y te leo lógica pero, de
mala hierba sea allí arrancada" [Mateo, Marcos, Lucasj. Al me- ella, nos quedaremos con la hipótesis de una necesi-
nos tiene Ud. que procurarse un rosario y prepararse con más dad en la marcha -el mercado- de los sobreempleos.
detenimiento para la confesión, mostrar de palabra y de hecho
más respeto y veneración hacia los santos, etc.
Su sincero amigo
Hgl.»

,Francfort del Meno, a 2 de julio de 1797.


Muy querida amiga:
Que la primera vez que desde hace tiempo tomo la pluma
en mis manos para escribir a alguien sea para librarme de una
deuda que me oprime más tjue nada[ ... ¡ Lo que ahora me em- Para no concederle más que un momento, más que un
puja a salir constantemente de Francfort es el recuerdo de aque- empleo, el «moneda a moneda» del «caro metal» cae
llos días pasados en el campo; y así como allí me reconciliaba gota a gota del «saco» del «avaro pezón»: (el) clamor .
siempre conmigo mismo y con los hombres en los brazos de la tintinea a proximidad de(I) pezón . (El) pezón suena y
naturaleza, así también aquí me refugio a menudo en esta fiel resuena. La posibilidad de añadir el artículo entre pa-
madre, para, junto a ella, volver a separarme de los hombres, réntesis supone ese intervalo y ese paso (ritmo de ven-
con los que vivo en paz, de modo que bajo su égida me preserve tosa) entre los empleos (entre, si se quiere asimismo,
del influjo de ellos y me impida concertar un pacto (Bund) ·con el empleo como significante, el empleo como signifi-
ellos[ ... ] Desconozco por completo lo que hace mi hermana, lo cado, el empleo como referente). Se trata.de acceder a
que hace la gente de Sttutgart [... ] Desde que Ud. ya no me ex- la necesidad que asocia en el máximo de empleos y de
horta a la piedad, se me ha acabado por completo; solo paso sobreempleos el mayor número de marcas como, por
de largo por delante de las iglesias; según su carta, sus visitas ejemplo, el pezón que resuena en un clamor. ¿Alguna
a la iglesia de Memmingen no solo no le aportan consolación vez alguien lo ha oído? ¿Ese tintineobulum?
alguna, sino que incluso son para Ud. un motivo de tristeza y le
dan ocasión de lamentar la miserable comida que reciben los
bípedos creyentes».

«A 17 de Julio.
Hasta aquí había llegado el otro día en mi carta y hubiera de-
jado reposar esta hoja todavía un iiempo si de repente no me
hubiera desperezado mi espíritu tutelar. Mi patrón, San Alexis
mismo, hablándome por medio de símbolos, me gritó el día de
su fiesta: i Despierta, dormido, álzate de entre los muertos! i Solo El hecho de que cada versión trabaje asimismo sobre
en la amistad hay vida y luz! otra versión -y esto debe poder decirse también de la
Como a mi vez me encuentro demasiado indigno para acer- «primera»- confiere siempre un pliegue o un empleo
carme a este santo, este podría fácilmente considerar como suplementario a toda la escena, imprime a todos sus
una negligencia culpable esta falta de veneración y de devoción movimientos referenciales una suerte de torsión late-
-la cual tiene precisamente su fuente en ese sentimiento de mi ral. El poema es siempre asimismo la «traducción» ac-
bajeza- y retirarme su favor y su gracia; pero la fortuna me ha tiva de otro poema que resuena en él. Un poco como
concedido una mediadora entre los santos y los hombres, que . si se reprodujese cada vez, en el «interior» del «cor-
me representa ante él y por cuya intercesión me otorga su favor. pus».de Mallarmé, entre Mallarmé y Mallarmé, la ope-
Asumo con todo el respeto que le es debido el primero de ración de las Campanas.
los símbolos cargados de significación (bedeutenden Symbole), Las Campanas (1872) «traducen», trasponen, más bien
el cuello postizo consagrado, junto con lo que me quería recor- repercuten The be/Is. Ciertamente, del poema de Poe
dar; conservaré ambas cosas como un tesoro precioso, como reproducen la gran organización semántica (campanas
una reliquia (Reliq_uie), y me guardaré muy mucho de profanar- de plata, campanas de oro, campanas de bronce, cam-
las con su uso. En cuanto al segundo símbolo, más bello, más panas de hierro) y el mayor número posible de motivos
humano, la corona de flores que reúne a los amigos separa- temáticos, de acuerdo con un cálculo, con unas pér-
dos, quiero convertirla en compañera de mi vida. Ciertamente, didas y unos beneficios, unas redistribuciones de em-
las flores están secas y se les ha escapado la vida; pero enton- pleo que el análisis, es decir, la descomposición o la
ces ¿qué hay vivo en el mundo, si el espíritu del hombre no le reducción a elementos, es incapaz de agotar: no solo
insufla el aliento de la vida?, ¿qué hay mudo, sino aquello a lo -aquí mismo- a causa de la riqueza o de la sutileza
que el hombre no le confiere su lenguaje? Esta corona de flores de las maquinaciones sino, en principio, en razón de
me susurrará siempre al oído: en alguna parte hay una palomita la transformación generativa que finge la imitación y
que es tu amiga (tiene los ojos negros, pero no obstante es una traspone el texto a otro sistema. La mayor correspon-
paloma); y para demostrar que escucho con gusto las palabras dencia solo se logra en el elemento más diferente, en
de la coronita, enviaré de vez en cuando una tarjeta de visita con una organización de los recursos (cantidad, cualidad,
mi dirección, como ahora está de mundanal moda: se avanza ritmo) radicalmente distinta.
con el coche, se hace que a la gente se le haga la boca agua,
como si fuesen a oír muchas cosas - y luego se deja una tarjeta.
¡Adiós! Me voy a bañar al Meno.Tal vez haya visto Ud. pasar
por Obbach las ondas que me van a refrescar.
Su amigo
Hgl.
(por ahora solo magíster en la dirección)•

«Francfort del Meno, a 13 de noviembre de 1797 Por ejemplo, es necesario admitir que la mímesis se
Muy querida amiga: recarga y opera de un texto a otro, de cada texto a su
Desde hace tiempo tengo sobre mi mesa un almanaque que tema o a su referencia sin que las palabras se parez-
estaba previsto para Ud. y que al fin le envío; solo espero que can originalmente a las cosas y sin que se parezcan
a causa de mi retraso no haya perdido el atractivo de la nove- inmediatamente entre sLNo obstante, la semejanza
dad. Pero siempre se puede volver a leer esta historia de vez se recompone, se sobreimpone o sobreimprime a tra-
en cuando; por otro lado, lo que decide acerca de la belleza de vés de unas estructuras diferenciales o relacionales y
una obra de arte es únicamente el placer que se experimenta al gracias a ellas. El contenido se extenúa en ellas, a ve-
volver a verla varias veces -el hecho de volver a ella con gusto-. ces hasta estar a punto de desaparecer. De desapa-
[ ... ] No sé cómo me las arreglo para caer siempre en reflexio- recer como cualidad, como cantidad, pero menos a
nes generales; pero Ud. se lo perdonará a alguien que un día se menudo como ritmo (el propósito sería, desde La do-
convirtió en magíster y que se pasea con ese título y sus acceso- ble sesión , repensar el valor de ritmo e introducirlo
rios como con un ángel de Satanás que le da de puñadas [Co- para reelaborar el gráfico de la mímesis. En El pro-
rintios]. Recordará Ud. todavía nuestro modo de ser de cuando blema económico del masoquismo, al tropezar con
Stuttgart; tengo muy buenas razones para pensar que un trato la lógica de la cantidad y de la cualidad, Freud busca
más prolongado con Ud. me habría liberado más y me habría -de una forma muy vagamente hipotética- del lado
hecho más capaz de alegre diversión (eines frohen Spiels)». del ritmo). Por supuesto, las rimas de Poe no se con-
servan, pero sí, en todas las escalas y lo más posible,
las pulsaciones de un ritmo, cualquiera que sean el so-
«Francfort del Meno, a 25 de mayo de 1798 porte o la superficie material. Por lo demás, la palabra
Querida Nanette: «rima» (Runic rhyme) es a su vez sustituida con regu-
... No tenga consideraciones conmigo, desgárreme, dígame laridad por la palabra ritmo (ritmo rúnico, ritmo de es-
lo inexcusable que es mi negligencia. No hará así más que ha- critura antigua, secreta, difícil).
cer justicia; impóngame en penitencia oír misas, desgranar ro- Algunos ecos ejemplares, solo los más contunden-
sarios, tantos como quiera, me lo merezco todo. Pero no cometa tes -entre tantos otros, sutiles o ahogados-:
la injusticia de creer que no he sentido el valor de su regalo. Ud.
lo ha consagrado al recuerdo; es el mejor tesoro que un hom-
bre pueda lograr [ ... ] ¿Por qué ha adjuntado Ud., niña frívola, «How they tinkle, tinkle, tinkle,
una mariposa a un regalo consagrado al recuerdo? ¿No se da In the icy air of night!
Ud. cuenta de la contradicción? (Fühlen Sie nicht den Wider- ¡Cómo tintinea ella, cómo tintinea, tintinea, en el gla-
spruch?) Una mariposa revolotea de flor en flor sin reconocer el cial aire nocturno!
alma de estas; encuentra placer en el fugaz hurto de alguna go-
losina; pero no tiene intuición alguna (Anschauung) de lo impe-
recedero. En un alma baja el recuerdo es mera impresión inerte [... ]
(seelenlose Eindruck) en el cerebro, el sello (Abdruck) dejado en Keeping time, time, time,
una materia que siempre será distinta de la impronta (G~prage) In a sort of Runic rhyme,
que lleva consigo nunca forma una unidad con ella. To the tintinnabulation that so musically wells
Me acabo de enterar de que se ha casado su Babette; segu- From the bells, bells, bells, bells,
ramente mi hermana estuvo en la boda y lo habrán pasado bien: Bells, bells, bells -
sin duda allí nosotros también habríamos bailado con ganas, From the jingling and !he tinkling of the bells.
como hicimos la noche antes de mi partida; desde entonces no
he dejado de dar vueltas en círculo (ich habe seitdem mich im-
mer so im kreise gedreht). ¿Ha habido bailes en Memmingen? yendo, ella, al compás (al compás, al compás) con
Me gustan mucho los bailes (ich bin den Bailen sehr gut); es lo una especie de ritmo rúnico, con la «tintinabulación»
más alegre que hay en esta época triste [ ... ]. que surge tan musicalmente de las campanas (de las
Le envío esta carta a mi hermana para que se encargue de campanas, campanas, campanas, campanas, cam-
ella, pues no sé dónde se encuentra Ud." [ ... ] panas, campanas); del tintirintín y del tintineo de las
campanas.

Trece años más tarde -Jena y la Fenomenología entretanto-, he - how it tells


aquí, para María, (una de las tres) la novia, un poema en diez Of the rapture that impels
cuartetos, el Fénix. Por ejemplo: To the swinging and the ringing
Of the bells, bells, bells -
"Marcha conmigo sobre las cumbres Of the bells, bells, bells, bells,
Deja atrás la nubes Bells, bells, bells -
Alcémonos en el éter To the rhyming and the chiming of the bells!
En el seno de la luz sin color
(In den Lichtes farbelosem Schoss) [.. .]
¡cómo dice él el arrebato que conduce al volteo y al re-
Lo que la opinión (Meinung) ha vertido en el sentido .(Sinn), bato de las campanas [campanas, campanas - cam-
Mitad verdad, mitad locura, mezcladas panas, campanas, campanas, campanas), al ritmo y
Las nubes sin vida (leblosen Nebel) se han disipado, al carillón de las campanas!
Borradas por el soplo de la vida, por el soplo del amor
(...]
Este valle, la nada angosta (des engen Nichts) de aquí abajo In a clamorous appealing to the merey of the fire
Donde la pena frívola con otra pena se paga,
Donde el sentido insensible está ligado al deseo (an die Be- en una clamorosa llamada a merced del fuego,
gier gebunden)
Nunca lo ha habitado tu corazón [...]
[ ... ] By the side of the pale-faced moon.
Oh, the bells, bells, bells!
Mira aquí el altar en la cima del monte What a tale their terror tells
El Fénix muere en él envuelto en llamas of Despair!
Para resurgir eternamente joven How they clang, and clash, and roar!
De sus solas cenizas What a horror they outpour
_On the bosom of the palpitating air!

Hacia sí estaba vuelto su sentido, junto a la luna de tez pálida. ¡Oh, las campanas [cam-
Se lo estaba reservando para sí panas, campanas)! Qué historia cuenta su terror -
(Hatte sich zu eigen es gespart) ¡esa Desesperación! ¡Cómo golpean y chocan y rugen!
Ahora a nada debe reducirse el punto de su presencia ¡Qué horror derraman en el seno del aire palpitante!
(Nun sol/ seines Daseins Punkt zerrinnen) ¡Además el oído sabe, plenamente, por el tintinar y por
Y el dolor del sacrificio le resultó duro. el jaleo, cómo se arremolina y se esparce el peligro'
Pero sintiendo una inmortal aspiración ¡además el oído dice clar~mente, en el jaleo y la dis-
Algo lo impulsa (treibt's) más allá de sí mismo; puta, cómo se desploma o se amplifica el peligro, gra-
Por mucho que tiemble la naturaleza terrenal, cias al abatimiento o a la amplitud en la cólera de las
En las llamas la tiene que cumplir. campanas, en el clamoreo y el fragor de las campanas!

Caed así, exiguos vínculos (enge Binden) que nos separan, Yet the ear, it fuliy knows,
Solo un sacrificio calienta el corazón By the twanging
Para que yo me expanda en ti, para que tú te expandas en mí, And the clanging,
Echemos al fuego la singularidad How the danger ebbs and flows:
Yet the ear distincly tells
[ ... ]
In the jangling
El espíritu marcha sobre las libres cumbres And the wrangling,
Nada retiene que le sea propio How the danger sinks and swells,
(Er behalt vom Eignen nichts zurück) By !he sinking or the swelling in the anger of the bells-
Si vivo para verme en ti, tú para verte en mí Of the bells, -
De la felicidad celestial ambos gozamos Of !he bells, bells, bells, bells,
(So geniessen wir der Himmel G/ückJ,, Bells, bells, bells -
(13 de abril de 1811) . In the clamor and the clangor of the bells!

Hear the tolling of the bells -


Cuatro días después, de nuevo otro poema: lroÍl bells!

"¡Tú mía! este corazón puedo llamarlo ... mío, Oíd el clamor de las campanas-· ¡campanas de hie-
En tu mirada (in Deinem 8/ick) rro! ¡Qué mundo de pensamiento solemne comporta
Reconocer en ella el reflejo (Wiederblick) del amor su monodia! ¡En el silencio de la noche, cómo tiritamos
¡Oh embriaguez! ¡Oh felicidad suprema! (iO hiichstes G/ück!) de espanto! con la melancólica amenaza de su tono.
Pues cada sonido que flota, de la herrumbre fuera de
[ ... ]
sus gargantas - es un gemido.
Mas tú, pobre palabra, para expresar el éxtasis
Del amor que desde dentro What a world of solemn thought their monody compels!
Un corazón hacia el otro impulsa y espolea, In the silence of !he night
Tu fuerza es limitada. How we shiver with affright
At the melancoly mena ce of their tone!
Podría envidiarte, ruiseñor, For every sound that floats
La fuerza de tu garganta (Deiner Keh/e Macht), From the rus! within their throats
¡Pero la naturaleza, celosa, no ha tornado elocuente la palabra Is a groan.
Sino para decir el dolor! And !he people - ah, the people -
They that dwell up in !he steeple,
Mas si no le ha prestado a la boca Ali alone,
El poder de expresar con el discurso And who tolling, tolling, tolling,
La felicidad del amor, In that muffled monotone,
Ha concedido a los amantes Feel a glory in so rolling
On the human heart a stone -
Un signo más íntimo de su vínculo (Bund) They are neither brute nor human -
El beso es el lenguaje más prpfundo, They are Ghouls: -
En este se tocan las almas,
Mi corazón se derrama en el tuyo". Y el pueblo -el pueblo-, aquellos que permanecen
arriba en el campanario, completamente solos, aque-
llos que tocando (tocando, tocando) en esa velada
Al día siguiente, una carta a Niethammer: monotonía, se sienten gloriosos al hacer rodar de ese
modo sobre el corazón humano una piedra - ellos no
«... Me he enterado de que, si Ud. se queda, podrá hacer rnás son ni hombre ni mujer - no son ni bestias ni huma-
por las universidades de lo que así ha sido hasta ahora. Como nos - son Vampiros: y su rey es el que toca; ¡y hace
resulta todavía incierto, mi carta sería doblemente superflua. rodar (rodar - rodar), hace rodar un peán fuera de
Pero un segundo motivo me lleva también a escribirla: el vín- las campanas! iY su seno, contento, se hincha con ese
culo (Verbindung) que me une con una joven bondadosa y muy peán de las campanas! y baila, y baila , y da alaridos: ·
amable. Mi felicidad (Glück) está en parte vinculada al hecho de acuerdo (de acuerdo, de acuerdo) con una suerte
de obtener un puesto en la universidad. Desde anteayer tengo de ritmo rúnico, con el sobresalto de las campanas -
la convicción de que puedo llamar mío a este querido corazón. (de las campanas, campanas, campanas). con el so-·
Sé que, con este motivo, Ud. desea cordialmente mi felicidad . llozo de las campanas; de acuerdo (de acuerdo, de
Por lo demás le he dicho a ella que los primeros a quienes es- acuerdo) con el clamor (el clamor, el clamor) en un
cribiría son Ud. y la mejor de las mujeres. Ella se llama María feliz ritmo rúnico, con el balanceo de las campanas
von Tucher. [ ... ] No necesito describir la felicidad que siento; - (de las campanas, campanas, campanas) , con el
Ud. puede suplir (supplieren sie) la descripción apelando a su repique de las campanas - (de las campanas, cam-
recuerdo y a su estado actual. [ ... ] Pero todavía no se lo diga panas, campanas, campanas, campanas, campanas,
a nadie adebido a circunstancias externas y a su padre toda- campanas, campanas) - con el gimoteo y gemido de
vía no se puede hablar de ello en voz alta-, a lo sumo a Roth las campanas.
y a su mujer, que entonces deberían guardarlo en secreto ... •.

Niethammer espera una decisión del rey que le concierne, And their king it is who tolls: -
tarda en responder, se disculpa pero le dice su desacuerdo And he rolls, rolls, rolls,
en lo que respecta al procedimiento: «Si he entendido bien J.olls
su carta, Ud. no solo quiere aplazar la celebración de su ma- A p¿ean from the bells!
trimonio, sino incluso la publicación de su compromiso, hasta And his merry bosom swells
que su nombramiento en Erlangen sea cosa hecha. No puedo With the p<Ean of the bells!
en modo alguno aprobar esto. Según mis informaciones, su And he dances, and he yells;
nombramiento es tan poco dudoso que no puedo ponerlo en Keeping time. time. time,
duda ni siquiera en el caso de que yo dejara mi puesto. [ ... ] In sort of Runic rhyme,
Para hablar francamente, considero esto como una pusilani- To the p<Ean of the bells -
midad por su parte tan desafortunada como infundada. En Of the bells: -
una época en la que ya ni siquiera los reyes necesitan aducir Keeping time, time, time,
su linaje para poder desposar a hijas de reyes, en una época In a sort of Runic rhyme,
en la que el mérito personal y el rango que uno mismo se ha To the throbbing of the bells -
ganado sin antepasados ennoblece más que todas las prue- Of the bells, bells, bells -
bas de nobleza hereditaria, no hay motivo para temer la opi- To the sobbing of the bells;
nión pública por una unión como la suya . [ ... ] No permita Keeping time, time, time,
pues que preocupaciones tan vanas -por no decir cierta va- As he knells, knells, knells,
nidad que tan mal queda en un filósofo- le impidan celebiar In a happy Runic rhyme,
su matrimonio lo antes posible. Pero además tengo otra razón To the rolling of the bells -
que me hace desaconsejarle ese aplazamiento. Se ·trata de la Of the bells, bells, bells : -
autorización para contraer matrimonio, que en su calidad de To the tollings of the bells -
funcionario del Estado debe recibir directamente de Su Ma- Of the bel Is, bells, bel Is, bel Is,
jestad el rey: Ud.. la obtendrá mucho más fácilmente como di- Bells, bells, bells -
rector en Nuremberg que como profesor en Erlangen. La razón To the moaning and the groaning of the bells.
es muy sencilla. Lo más importante a la hora de otorgar una
autorización para casarse es la pensión que se garantiza a la
viuda según la práctica generalmente en uso para todos los
servidores del Estado, lo cual plantea cada vez el problema
de los fondos de los que se extrae dicha pensión. Ahora bien,
este asunto es mucho más fácil de resolver en las instituciones
de enseñanza ya dotadas de un presupuesto regular que en la
Universidad de Erlangen, aún carente de fondos regulares ... ». Lo que estaríamos tentados de aislar como segmento
galáctico (la luna, el rebato, el seno globoso, soplado
o palpitante -dos veces- el esparcimiento, etc.) ni si-
Como siempre, Hegel tarda en responder: quiera constituye una cadena semántica o temática,
aparente u oculta; es arrastrada a la indecisión por el
«Ha sido tal la abundancia de contenidos agradables en su balanceo o el redoble suspendido, por la oscilación
carta, queridísimo amigo, que durante mucho tiempo me ha del badajo (el «verdadero» tema imposible del trozo)
oejado sin palabras, y aún estoy tan lleno de ellos que apenas remarcnndose o repercutiéndose en eí ni-ni de los
pued{) decidirme a hacer uso del lenguaje ordinario de una vampiros (entre hombrn y mujer, entre hombre y
cartil. No solo el hecho de que Ud. permanezca en su puesto, no hombre, lenguaje y no-lenguaje, etc.). Lo semán -
sino ,ambién las nuevas circunstancias en que esto se pro- tico es golpeado por el ritmo de su otrv, se expone a
düce, ~u esperada venida ai banquete nupcial, y el banquete él, abierto, ofrecido en su hi<Jto mismo.
mismo, todo se entremezcla rJe tal modo que resulta difícil sa-
ber por dónde empezar a desenredar esta trama. Ciertamente,
a mi qu0rida María la veo devanando muchas madejas y la
ayudo con tanto más celo a buscar los cabos cuanto que de
cucas así depende la confección del ajuar y la aceleración de
los preparativos de la boda; pues, como Ud. sabe, las mujeres
quieren tener resueltas del todo esas cosas importantes y no Ese otro, que estaríamos tentados de aislar como una
están de acuerdo cuando se les propone hacerlo más tarde. concatenación de significantes, de identidades de ele-
Pero me doy cuenta de que siguiendo estos hilos he llegado mentos arbitrarios, se vuelve a utilizar constantemente
al corazón del asunto, y prosigo pues diciendo que, de todas de acuerdo con una mimética que no se refiere a un
formas, los preparativos no podrán estar terminados antes sonido real, a un contenido pleno sino, por el contra-
del otoño. De lo que se trata, por tanto, ahora es de una sola rió, como la trasposición lo pone de manifiesto, a unas
cosa: a saber, que el padre -pues el resto de la familia está de estructur,as rítmicas relacionales sin ningún contenido
acuerdo- dé su autorización para que, en todo caso, se haga invariante, sin ningún elemento último.
este otoño, incluso aunque todavía yD sea director de insti-
tuto. Los excelentes motivos que Ud. me ha sugerido no han
caído en saco roto. No he podido utilizar en todo su alcance
una razón objetiva, a saber, la mayor dificultad para, estando
en Erlangen, obtener la autorización real; pues, como Ud. ya
sabe, inciuso los iluminados, incluso los mentirosos solo pue-
den persuadir a los demás si ellos mismos están persuadidos Cierto es que hay una apariencia de núcleo simple en ·
del valor de sus razones. Ahora bien, yo solo puedo ir a Erlan- torno al c:ual todo parece aglomerarse: gl, el, kl, ti, fl. y,
gen cuando la universidad esté organizada y, cuando lo esté, para atenernos al cómputo del léxico, muy insuficiente
se habrá previsto también un fondo y, por lo mismo, un fondo en la lectura del ritmo, destacamos en efecto tinKLe,
de pensiones de viudas. Por lo demás Ud. ya sabe cómo so- oversprinKle, jinGlir.g, tur'fle, Gloats; starTLed,
mos los de Nuremberg: cuando todas las razones del mundo Clámorous, Clang, Clásh, janGLing, wranGLing,
aconsejan comprar un caballo, su primera preocupación es Clamor, Clangor, Floats, Glory, Cloches, Glacial,
decir que por el momento se compra un mechón de crines CLigner, Clícquetis, Flotte, enFle, Clarneur, Éclat.
de caballo. Pero como el resto del animal está atado a este Glas, Gloirc, gonFle, sanGlot, recomponiendo las
mechón, es preciso que poco a poco se introduzca al caballo dos letras su atracción en otro lugar, a distancia, en
en el establo. El anuncio del asunto se ha hecho por sí solo: el poema, de acuerdo con unos juegos numerosos. y
el padre de María me ha presentado al abuelo. Quien dice A complejos. Esta apariencia de núcleo queda, por lo •
termina deletreando el alfabeto entero. Y de esta manera nos demás, más desnuda, mejor leída y remarcada por el
comportamos ante todo el mundo como novios. Por lo demás, relieve de ambas versiones, la de Poe y la de Mallarmé.
Ud. también sabe que quien confía en la bondad de las muje- Lo cual no quiere decir que haya un núcleo absoluto
res -en particular mujeres como esta- no ha edificado sobre ni un centro dominante, pues el ritmo no está ligado
arena. [ ... ] Ya hemos hablado tantas veces de Erlangen que, solamente a las palabras ni, sobre todo, a la proximidad
en nuestra imaginación, nuestro matrimonio y Erlangen están del contacto entre dos letras. No obstante, al ignorar
en cierto modo fundidos en un solo ser, como marido y mu- Las Campanas, Fónagy permanece sordo al efecto +
jer. l.a mejor.a de mi situación económica es necesaria dada L (consonante+ L), no solo en las traducciones donde
la insuficiencia de mis medios, porque mi querida María, cuyo no tiene lugar sino incluso en aquella, la alemana, en
abuelo aún vive y cuyo padre tiene además de ella siete hi- donde sí lo hace: «El objeto principal de la traducción
jos, solo puede recibir, además de su ajuar, una suma anual en prosa es traducir, mediante un simple movimiento
de 100 florines ... [ ... ]• ' de translación, el mensaje de la lengua original hacia
su sincero amigo Hgl.» la lengua a la que se apunta, sustituyendo la forma
a, que tomamos de la lengua de partida, por una
forma b que tomamos de la lengua de llegada [. . .]
Desde el verano siguiente hasta la víspera de la boda, tenemos Ocurre lo contrario cuando el traductor se enfrenta
dos cartas más para María. a la poesía. Aquí. retiene y traspone ciertos rasgos
«Nuremberg, de la forma a para reproducirlos en la medida de lo
Querida María, posible a la llegada, en la forma b. El argénteo tintineo
Te he estado escribiendo casi toda la noche con el pensa- de las campanas en el glacial aire nocturno, en el
miento. No era tal o cual circunstancia particular entre nosotros poema de Edgar Allan Poe, se encuentra expresado
el objeto de mis pensamientos, sino que se trataba necesaria- en las traducciones húngara, alemana e italiana del
mente de este pensamiento esencial: ¿nos haremos desgracia- poema mediante el predominio de los sonidos i y los
dos (ung/ücklích)? Una voz gritaba desde las profundidades de encadenamientos de consonantes nasales: ·
mi alma: ¡Esto no puede, esto no debe ser! - ¡Esto no será! ng, nk, nt, nd.
(Dies Kann, dies sol/ und darf nicht sein! - Es wird nicht sein!).
Pero lo que te dije hace tiempo se presenta a mí como un
resultado: el matrimonio es esencialmente un vínculo (Band) How they tinkle, tinkle, tinkle
religioso; el amor requiere ser completado con algo superior a . In the icy air of night
lo que él es solo en sí y de por sí. La plena satisfacción -lo que
se dice «ser feliz>i (glücklích seín)- solo se cumple gracias a la Halld, mind, pendül, kondul, csendül.. :
religión y al sentimiento del deber, pues solo en ellos se apar- (Mihófy Babits)
tan todas las particularidades del uno mismo (Se/bst) tempo- Wie sle klingen, klingen, klingen,
ral que pudieran causar perturbación en la realidad, la cual Zwinkernd sich zum Reigen schlingen ...
sigue siendo algo inacabado y no puede tomarse como lo de- (Th. ftze~
finitivo, aunque en ella debería residir la llamada felicidad te- Come tintinnano, tintinnano, tintinnano
rrenal. Ante mí tengo el borrador de las líneas que añadí en tu Di una cristallina delizia ...
carta a mi hermana; falta la posdata, a la que sin duda le diste (Frederlco Olivero)».
demasiada importancia, y por eso me acordaba con precisión
de la intención que me la dictó cuando volví a copiar esas lí-
neas. ¿No habíamos hablado de ello la noche anterior, no ha-
bíamos convenido en llamar "satisfacción" (Zufriedenheit) a lo ·
que estamos ciertos de lograr juntos? Y: "Hay una satisfacción
bienaventurada (se/ige) que, considerada sin ilusiones, es más
que todo lo que se llama ser feliz:' Cuando he escrito las pala-
bras que tengo ante míy cuyo sentido me es tan caro: "¿Ya ves
por tanto qué feliz puedo ser con ella todo el resto de mi vida y Si quisiéramos reducir aún más el núcleo aparente del
qué feliz me hace desde ahora haber alcanzado un amor que ya efecto+ L (gl, el, kl, ti, fl, pi, etc.), aislaríamos, pues, L.
apenas tenía esperanza de alcanzar en este mundo?" - añadí, Ahora bien, es precisamente a propósito de L que Fó-
como si le hubiera dado demasiada importancia a este senti- · nagy, tras un fértil análisis (tan fértil que no consigue
miento de felicidad y a su expresión en comparación cori aque- establecer ningún resultado determinado), tiene que
llo de lo que habíamos hablado - añadí pues de nuevo: "En la sacar la conclusión, muy justa (pero ¿qué pasa enton-
medida en que la felicidad sea conforme al destino (Bestím- ces con su proyecto?), de la imposibilidad de una de-
mung) de mi vida:' ¡No creo que esto tuviera que haberte do- terminación y, por ende, de una motivación, luego de
lido! - Te recuerdo además, querida María, lo que también a ti una semántica unívoca: «El carácter complejo de la
te han enseñado tu juicio más profundo y el cultivo de lo que consonante L nos recuerda una verdad poco sorpren-
hay más elevado en ti: a saber, que, en las almas que no son dente pero importante. No hay correspondencia sim-
superficiales, a todo sentimiento de felicidad se le asocia tam- ple ni exclusiva entre una pulsión y un sonido dado».
bién un sentimiento de melancolía. Te recuerdo asimismo lo La pulsión destinada a motivar encuentra siempre a la
que me has prometido: que tu serás mi cura para lo que queda vez algo con que alimentarse y con que frustrarse. Su
en mi ánimo de incredulidad en la satisfacción, es decir, que resultado la contradice necesariamente porque la pul-
serás quien reconcilie mi verdadero ser íntimo con el modo en sión misma, por sí misma, se separa en dos columnas.
que me comporto -demasiado a menudo- con la realidad; te Podríamos demostrar esta partición esencial del motivo
recuerdo que este punto de vista confiere a tu destino un as- denominado crátileo en Las palabras inglesas que se
pecto más elevado; que confío en tu fortaleza para lograrlo; que someten necesariamente a la ley de anterección y de
esta fuerza debe residir en nuestro amor. El amor que me tienes, diseminación. Ejemplos: «G (pese a no ser la letra que
el amor que te tengo: estas expresiones establecen una distin- rige el mayor número de palabras) tiene su importan-
ción (Unterscheidung) que ha separado en dos nuestro amor; cia al significar, en primer lugar, una aspiración simple,
y el amor es solamente nuestro amor, es solo esta unidad, solo hacia un punto al que se dirige el espíritu: tanto si esta
este vínculo (Band). Apártate de la reflexión sobre esta diferen- gutural, muy dura siempre como primera letra, va se-
cia (Unterschíed), atengámonos firmemente a este uno (diesem guida de una vocal o de una consonante. Añadamos

1 79
Einen), el único que puede ser mi fuerza, mi nueva alegría de que el deseo, como satisfecho con L, expresa, con la
vivir; haz que en esta confianza se base todo y entonces todo susodicha consonante líquida, alegría, luz, etc. y que
estará bien de verdad. de la idea de deslizamiento se pasa también a la de
¡Ay! ¡Podría seguir escribiendo tantas cosas! Podría escribir un crecimiento mediante el desarrollo vegetal o cual-
también sobre la pedantería (tal vez solo hipocondríaca) con la quier otro modo; con R, finalmente, habría como una
que me he empecinado en la diferencia -que de nuevo es tan captación del objeto deseado con L, o necesidad de
inútil-entre satisfacción y felicidad (G/ück); podría escribirte que aplastarlo y de molerlo•.
me he Jurado a mí mismo que tu felicidad (G/ück) debe ser lo «L , [... ] Esta letra podría parecer a veces incapaz
más preciado que posea. Hay también muchas cosas que des- de expresar por sí misma cualquier cosa que no fu ese
aparecen y caen en el olvido simplemente porque ni se han to- una apetencia jamás seguida de un resultado ... »
cado. Una cosa más: he dudado mucho tiempo en escribirte,
porque todo lo que se escribe o se dice depende solo de la ex-
plicación que de ello se da, o porque esta me daba miedo, ya
que es tan peligrosa cuando se llega al punto de tener que dar
explicaciones; pero también he superado ese temor y lo espero
todo del modo en que tu corazón recibirá este escrito.
Adiós y sé feliz sin preocupaciones hasta nuestro próximo en-
cuentro, querida María; solo quiero decirte una sola cosa más:
cuánto sentimiento encierran para mí, para mi existencia entera,
las palabras querida María. · Al observar únicamente el principio y la lógica (no las
TuWilhelm" aproximaciones empíricas dentro de una lengua deter-
minada, el inglés), se constataría al menos lo siguiente:
que L, al satisfacer aquí el deseo, al dar a captar el
"Nuremberg, objeto, marca -al igual que G-, en primer lugar, una
... algunas cosas que te he dicho te han hecho sufrir. Lo siento. aspiración, o una apetencia, un deseo insatisfecho. El
Te he hecho sufrir porque, estando obligado a rechazar ciertas objeto - del deseo: un deseo de objeto - insatisfecho.
opiniones morales, parecía que yo las rechazaba como si fue- La problemática de las Bases pulsionales de la fona-
sen la base de tu forma de hablar y de actuar. Al respecto, solo ción omite sobre todo una etapa esencial: el efecto de
· te diré lo siguiente: por un lado, rechazo esas opiniones en la nombre propio. Si bien Fónagy tiene razón al no pre-
medida en que borran la diferencia entre lo que le place al co- cipitar la respuesta (precisamente cuando cita a Ma-
razón y el deber, o más bien eliminan este por completo y des- llarmé, «Con el dedo marchito presionarás el seno/ Por
truyen la moralidad (Moralitat). Pero, por otro lado -y esto es lo el que fluye con blancor sibilino la mujer... », en pleno
principal entre nosotros-, te pido que creas que estas opiniones, análisis de la M, de la L. refiriéndose a la leche, «ar-
en la medida en que tienen esa consecuencia, no te las atri- quetipo de cualquier líquido que servirá de alimento» y
buyo a ti, a ti misma; sino que solo existen en tu reflexión (Re- que «figura probablemente como vínculo secreto que
flexion) , que no las ves ni concibes en su consecuencia, que te asocia el sonido L con el término "líquido", con el color
sirven para excusar a los demás ("justificar" -rechtfertigen- es blanco y con la sensación de un líquido que fluye sua-
otra cosa, pues lo que se puede excusar en los demás, no se vemente como poesía», y después con «mama», etc.,
considera por ello permitido a uno mismo, mientras que lo que no se propone ninguna relación con el nombre de Ma-
se puede justificar vale para todos, incluidos nosotros). . llarmé. Ni con el nombre de Poe, en la misma página:
Por lo que a mí concierne y a mi modo de explicar las co- «... lactancia ficticia que desencadena MOEs y POEs,
sas, no olvides que, cuando condeno ciertas máximas (Maxi- asociados al alimento y a la madre. MOE y POE serían
men), pierdo de vista con demasiada facilidad cómo existen "sinónimos" en este estadio del desarrollo»), parece
realmente en cada individuo determinado -en este caso en ti- que pasa por alto una articulación estructural decisiva
y que se me presentan con demasiada seriedad eri su conse- al no anticipar siquiera el lugar teórico de la cuestión
cuencia, en sus amplios efectos y aplicaciones, en las que tú
no piensas - y de las que piensas menos todavía que estén que no
ahí para ti. Al mismo tiempo bien sabes tú que, si bien el carác-
ter y las máximas del juicio difieren entre sí, no es indiferente pertenece ni a una ni a otra pero que, en alguna parte,
(g/eichgü!tigJ saber qué máximas sirven de base al juicio; pero
igualmente yo sé que las máximas, cuando están en contradic- hace que se adhieran la una a la otra; que las abre al
ción con el carácter, resultan todavía más indiferentes para una mismo tiempo, poniéndolas en marcha si bien como
mujer que para un hombre.
Por último, ya sabes que hay maridos malvados que atormentan una especie de ventosa general.
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a su mujer solo para cerciorarse constantemente de su pa- La ventosa es la adora- eltuboes(empalma)alavezlaVirgeny
ciencia y de su amor. Yo no creo ser tan malvado; pero aunque el Cristo, la vaselina es (empalma) este
nunca se debe causar pena a un ser tan entrañable como tú, ción. La adoración es siem- saliendo de aquella como una verga o
casi podría yo no sentir haberlo hecho, porque noto que, gracias pre de la Santísima Virgen, como esperma, igual a su madre llena
al conocimiento más profundo que así tengo de tu ser, se han de escupitajos. Él se escupe dentro de
acrecentado todavía más la intimidad y la profundidad de mi de la madre galilea dentro su madre, al menos tiene pinta de eso.
amor por ti; consuélate pues pensando que, si en mis respues- Ambos son (empalman) adorados y ex-
tas han podido hallarse cosas desagradables y desprovistas de de la cual nos concebimos puestos. Los soldados romanos son ahí
dulzura, todo eso desaparece por el hecho de que siento y re- sin padre y que deseamos (empalman) legión, como una falange
conozco cada vez más profundamente hasta qué punto amas y acorazada y compacta, «bellos, fuertes,
eres digna de ser amada. lo más cercana posible de la sólidos». «En esa mesa era el pabellón
Tengo que ir a dar mi clase (/ch muss in die Lektion). Adiós, el que decía a las legiones invisibles
querida, muy querida, adorable María. puta española. La Santísima mi triunfo sobre los policías. Yo estaba
Tu Wilhelm» Virgen está comprendida en la celda. Sabía que, durante toda
la noche, mi tubo de vaselina estaría
-comprimida, aprisionada, expuesto al desprecio -el reverso de
Tras la boda, a Niethammer, a quien le había confiado que tam- una Adoración Perpetua- de un grupo
bién amaba a María debido al parecido que tenía con "la me- apretada, empalmada- en el de policías bellos, fuertes, sólidos. Tan
. jor de las mujeres» (la de Niethammer), le escribe: tubo de vaselina, que ella fuertes que el más débil, apretando
apenas los dedos uno contra otro, po-
•... he alcanzado así -si no se tienen en cuenta algunas modifi- expreme o que la expreme dría hacer que de aquel surgiese, con
caciones todavía deseables- mi meta en la tierra, pues de fun- un ligero pedo, breve y sucio, una tira de -
cionario y con una amante esposa ya no hace falta nada más en también. goma que seguiría saliendo en medio
este mundo. Son los elementos principales (Hauptartikel) que de un silencio ridículo. Pero yo estaba
un individuo ha de esforzarse por adquirir. Lo demás (Das Ue- seguro de que ese objeto escuchimi-
brige) ya no constituye propiamente capítulos (eignen Kapitel), El movimiento de péndulo zado tan humilde les haría frente, con
sino parágrafos u observaciones (Anmerkungen). En verdad no su sola presencia. Sabría hacer que la
tengo nada más que escribir sobre las semanas que han trans- que acarrea to dos esos «ob- policía del mundo perdiese los estri-
currido desde mi boda [ ... J. jetos», a su vez escindidos, bos, atraería sobre sí los desprecios,
Me he enterado ( ... ] de que no obstante Ud. tiene algo más los odios, las rabias negras y mudas ... ».
de esperanza en hacer avanzar este otoño la Universidad de Er- de un valor al valor opuesto, Para la lectura de estas páginas
langen que cuando se fue Roth y Ud. ya no creía que iba a te- desde el punto de vista del psicoanáli-
ner que enviar a Ludwig fuera, a Heidelberg. es asimismo un movimiento sis existencial, véase lo que el Saint-Ge-
Pero Heidelberg me hace pensar en Fries y en su Lógica. La de lengua, de boca, de glo- net dice de semejante «"constelación"
librería Stein no sabía nada de un ejemplar encargado a nom- de imágenes» así como del paso de un
bre de Ud.; pero entonces comunicó que recibiría uno en el tis. La adoración es, ante to- «tema» a otro
plazo de tres semanas; entretanto yo recibí uno de otra librería.
El sentimiento que experimento es de tristeza. No sé si, desde do, el efecto de una inversión de sentido. Demostración:
que estoy casado, me he vuelto más sensible: siento tristeza al
ver que un hombre tan superficial alcance, en nombre de la fi-
losofía, el lugar honorable que ocupa en el mundo y que pueda
adoptar un tono como si sus elucubraciones tuvieran alguna
importancia. En semejantes ocasiones, nos podemos indignar
de que, para cosas de este tipo, no haya una voz pública hon-
rada, pues hay ámbitos y gente a quienes les sería muy útil. A
Fries lo conozco desde hace tiempo: sé que ha superado la fi-
losofía kantiana interpretándola del modo más superficial y sin l. aglutinemos:«(. .. Pero yo adoraría a esa ladrona que
cesar de diluirla y volverla insípida. Los parágrafos de su Lógica
y las explicaciones están publicados en dos tomos distintos. La es mi madre)». Siguiente parágrafo: «Yo sabía que, du-
primera parte -los parágrafos- carece de espíritu, es completa-
mente plana, pobre, trivial, sin el menor asomo de coherencia rante toda la noche, mi tubo de vaselina estaría expuesto
científica entre las partes; las explicaciones son completamente al desprecio -el reverso de una Adoración Perpetua-
planas, carentes de espíritu, pobres, triviales; se trata de la pa-
labrería más vulgar y más incoherente que, desde lo alto de la de un grupo de policías bellos, fuertes, sólidos».
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cátedra, puede eyacular un descerebrado a la hora de la diges- 2. desiicémo.nos por las barras, son mías, saltemos de la
tión (das saloppste erlauternde unzusammenhangendste Kathe-
dergewasc,'le, das nur ein Plattkopf in der Verdauungstunde van una a la otra: «El tubo de vaselina,/ cuyo destino nos
sich gcben kann). No quiero decir nada más sobre esos pensa- es suficientemente conocído, hahrá hecho que surja
mientos tan pobres. El descubrimiento principal, debido al cual
ha escrito su Sistema, es que la lógica se basa en fundamen- el rnstró de aquella que, duraute una ensÓñación que
tos antropológicos, de los cuales depende por completo; que,
al igual que Aristóteles, Kant ha estado asimismo sumergido se prosiguió alo largo de las negras callejuelas de la
en el prejuicio de su autonomía, si bien tenía razón al pensar ciudad, / fue la madre más querida».
que esta no se basaba en la psicología empírica, pues nada se
puede demostrar con experien cias. Pero la lógica se basa , se-
gún él, en fundamentos antropológicos, y hay una diferencia
entre demostración y deducción. La lógica se puede deducir, y
precisamente a partir de presupuestos antropológicos basados
en la experiencia. Esa es la verborrea de este hombre sobre sus
conceptos fundamentales. Su lógica pura general comienza así
· (en el Sistema): "El primer medio del que se sirve la inteligen-
cia que piensa son los conceptos" -como si masticar y deglu-
Asistimos a una suerte de entubación retórica (meta-
tir los alimentos fueran un simple medio en la acción de comer fórico-metonímica, etc., si presionamos al verdugo):
y como si la inteligencia tuviera muchas otras cosas que hacer
que no fueran pensa r-. Esa es la plana vulgaridad (Sa/opperie) el tubo de vaselina de Nuestra-Señora, glotis, clítoris
que este individuo sigue soltando -a lo largo de dos parágrafos,
creo- sin ninguna precisión ni siquiera en cosas que sabe todo
o Cristo expuesto (el ungido del Señor) debe ser feste-
el mundo, como son las definiciones de la imaginación, de la jado por la lengua («Me gustaría volver a hallar las pa-
memoria, etc. - He oído que no va mucha gente a sus clases,
porque en el momento en que se oye una palabra salida de su labras más nuevas de la lengua francesa para [el tubo
boca, yil ha expectorado (herausgesprudelt) una docena más.
Lo creo gustosamente, pues lo plano de su espíritu lo lleva a
o la tira de .goma] cantarlo»). Ha de ser adorado, como
derramar sobre cada palabra otras doce, con el fin de ahogar a la santa rúadre, besado y follado, amado «con cual-
su vez el sentimiento de la pobreza de sus pensamientos y de
ahogar en ellos igualmente a sus oyentes, de modo que no pue- quier gesto, e incluso con los más desprestigiados».
dan percibir ni retener ninguna de las palabras que pronuncia.
Se ha dicho que en altas instancias se ha hablado de llamar a
Lo mismo que la virgen María y antes de ella, no deja
Erlangen al susodicho Fries, para que haga los libros .de texto. ya de ser así, en derredor tras ella, cien páginas más adelante:
Ciertamente, yo podría alegrarme por ello a fin de cuentas, pues
la Inmaculada Concepción. «Me encontré allí con cri-
así tal vez se me abriera un hueco en Heidelberg: sin embargo,
minales, violentos y som-
se ría curioso ver una universidad en la que, al lado de Fries,
bríos, que juraban en una
el amigo Heller será llamado para enseñar filología y estética;
lengua salvaje, donde las
Graser (como se ha asegurado), pedagogía filosófica ; nuestro injurias son las más bellas
secretario Kiefhaber, diplomática; el Señor de Aretin, ex-biblio-
del mundo.
tecario, humanidades; y Harl, ciencias económicas y políticas. «- ¡Le doy por culo a la
Espero poder publicar por Pascua mi trabajo sobre la Lógica; madre de Dios!
más adelante seguirá mi Psicología. Sin duda no nos equivoca- «- ¡Le doy por culo a la
ríamos al esperar qUe aparezcan todavía algunas reelaboracio- La canción que sube hacia el tubo pared!»
nes de la Lógica antes de que, en altas instancias, se conceda
la aprobación oficial y se introduzca en la enseñanza los viejos sale de la garganta. Todo lo bello «Sollozo estético» una vez
andrajos lógicos ya desgastados y raídos pero que Fries ha re- «provoca, y dentro de nuestra gar- más
ducido finalmente al estado de viejos trapos reblandecidos. Nin-
gún profesor de instituto o de escuela profesional en el Reino ganta hace que descubramos, la
de Baviera puede ser tan miserable como para atenerse a ese
aplanamiento tan insípido. - Para el otoño, los trabajos para canción». Todo lo que «nos hace cantar» o «sollozar»,
la preparación de mis clases habrán adquirido una forma más aunque sea una «lamparilla funeraria» o la traición,
accesible, más al alcance de mi auditorio y más adaptada al
tono que conviene a un manual general y a la enseñanza en los tiene relación con la belleza, y toda belleza provoca un
institutos; pues cada año me siento más dispuesto a ponerme al movimiento en el fondo de la garganta. La lengua (fran-
nivel de la gente, sobre todo este año, desde que estoy casado.
Asimismo, cada año da más la impresión de que en los institu- cesa) debe pues cantar, festejar el tubito de vaselina.
tos ya casi ·había un poco demasiado de enseñanza filosófica;
el que ahora se le quite una hora en favor de la enseñanza re-
ligiosa es un pequeño paso. Sin embargo, aquella, en sí misma
tan buena, ocupa todavía algo más de sitio de lo que sería ne-
cesario. - Ciertamente sé también que según las instrucciones
que vienen de arriba la enseñanza tiene que consistir en parte,
o sobre todo, en ejercicios prácticos; pero ¿cómo se puede
ejercitar prácticamente el pensamiento especulativo? Eso es lo
que no veo muy claro. Ya resulta extremadamente difícil ejerci-
tar prácticamente el pensamiento abstracto, y además el pen- Tuviese la fiesta lugar en Navidad. Extraña asociación_
samiento empírico, dada su variedad , es el que más dispersa la Transcurre invisible por debajo de la página. La len-
atención. Esto es como aprender a leer: no se puede comenzar
a leer de golpe palábras enteras, como han pretendido peda- gua francesa y el narrador asestan algunos golpes de gl
gogos que se pasan de listos, sino que hay que comenzar con
lo abstracto, con los elementos que componen la palabra. Lo («eclosión», «glacial helada», «calamidad», «gélido»,
mismo ocurre con el pensamiento; con la lógica, precisamente «gloria», etc.). Lo que está en danza, inmediatamente
lo más abstracto es lo más fácil, pues lo abstracto es muy sen-
cillo, puro y sin mezcla. Solo después y poco a poco se puede después del himno al tubo funerario, es el glande pre-
pasar a ejercicios mentales sobre objetos sensibles o concretos,
cuando esos sonidos articulados simples hayan sido bien cap- ferido, el del manco cuyos golpes se embadurnarán con
tados en sus diferencias. -A propósito de esto recuerdo que he ungüentos y con crismas cuasi testamentarios.
leído hace algunos días la excelente tercera parte de un plan de
estudios para las escuelas públicas, parte que es la tercera con
respecto a sus antecesoras, lo mismo que Jesucristo apareció a
los compradores y vendedores del Templo como el tercer hom-
bre que nadie esperaba. También son excelentes las explicacio-
nes, que considero verdaderamente clásicas. Gracias a Dios que
la simple razón humana y la seria voluntad de aprender real- Presentemente: «Ahora que escribo me acuerdo de mis
mente algo pueden finalmente salir a la luz. - Como veo por la
prensa, ha vuelto el Señor van Zentner. Por tanto pronto se puede amantes. Los querría embadurnados con mi vaselina,
esperar que la decisión sobre Erlangen se vuelva a aplazar... esa dulce materia, algo mentolada; me gustaría que ba-
Su Hgl."
ñasen sus mú~culos en esa delicada transparencia sin
tema, un papel abismal más bien, representando el abismo un papel
la cual sus amados atributos serían menos bellos».
cuasi trascendental y dejando formarse sobre ~l, como una suerte
de efluvio, un sueño de apaciguamiento? ¿Acaso no es siempre un «Cuando se quita un miembro, me explican, el que
elemento excluido del sistema el que asegura el espacio de posi- resta se torna más fuerte. Yo esperaba que el vigor de
bilidad del sistema? Lo trascendental ha sido siempre, en sentido su brazo cortado se hubiera concentrado en el sexo de
estricto, un transcategorial, lo que no podía ser recibido, formado,
Stilitano. [...]Para hablar mejor de Stilitano, el manco,
terminado en ninguna de las categorías interiores del sistema. Lo
que el sistema vomita. ¿Y si la hermana, la relación hermano/her- esperaré unas.cuantas páginas. Que se sepa, antes que
mana, representase aquí la posición, la ex-posición trascendental? nada, que no lo adornaba ninguna virtud cristiana. La
En la figura de la hermana, la feminidad tiene el más alto pre- eclosión de todo su ser, su poderío, tenían su fuente
sentimiento de la esencia ética, pero no llega a la conciencia: la ley
entre sus piernas. Su verga, y lo que la completa, todo
de la familia se mantiene inconsciente, encerrada, en las tinieblas
inferiores, con la potencia divina. La hermana va más lejos o más el paquete era tan bello que no puedo denominarlo
alto que la hija. En cuanto hija, pierde a sus padres con una quietud sino órgano generador. Estaba muerto -creíamos- ... ».
étic::i. y una emoci6n naturat Como todo hijo, alcanza su ser-para-sí Periódicamente, paródicamente, la valiosa inversión
al perder a sus padres. Desde ese momento ya no tiene necesidad del objeto en un estilo anónimo, anacrónico.
de sus padres. Mortales o muertos, solo la incitan a una relaci6n
Ahora bien, sin transición aparente, según una ela-
positiva natural, solamente natural. Lo cual ya no es el caso del
hermano. Con el hermano (no hablemos de la hermana, aquí no boración invisible y nocturna, con una breve sacudida,
se la ha mencionado: Hegel supone que ella no tendría relaci6n se- se nos hace pasar de la bragueta poco cristiana de Sti-
xual con su hermana; tampoco con el hermano, pero en este caso el litano a la pasión de Salvador (el Salvador) que «me
no- deseo no es el sin-deseo de una relaci6n no sexual; es un deseo
cuidaba». Esta pasión se aloja en la miseria humillada.
que queda en suspenso en la diferencia sexual), la hermana enta-
bla una relaci6n positiva, mas no natural, de reconocimiento. Ella La palabra y los signos de «miseria» se acumulan en
depende de él en su para-sí. dos páginas. Pero «la miseria nos erigía», del mismo
La hermana va más lejos y más alto que la madre y que la mujer. modo que el enfermo «se empalma» cuando tiene sarna
Estas, en cuanto tales, todavía están sumidas en la naturaleza por
o lepra y «se ra~ca». La escena está invadida de piojos.
el «placer» que obtienen. La hermana, en cuanto hermana, no lo
obtiene. Además, la singularidad de la madre y de la mujer es ne- No invadida desde el exterior sino ocupada como un
gativa: se reemplaza. El valor de reemplazabilidad opera de forma lugar familiar, por no decir natural: «los piojos, nues-
discreta y decisiva en este análisis que más de un comentarista con- tros parientes.
sidera desconcertante. Lo reemplazable o lo reemplazante (_Ersatz)
parece en principio oponerse a lo singular. Implica, por tanto, cierta
universalización iniciada por la repetición del Ersetzen . La mujer el topos del piojo no es solamente el vello, lugar del
y la madre están, por un lado, enraizadas en la singularidad; pero, límite mostrado/disimulado entre la presencia y la au-
sencia de pene o de agujero (la verdad es un con cepto
por otro lado, lo singular que las ocupa reviste cierta contingencia de piojo) . Es también, por las mismas razones, el cue-
y «puede ser reemplazado» (ersetztwerden k.ann). Aunque el deseo llo. Una escena del Diario, escrita a la gloria del culo
y el placer son, para la mujer y para la madre, singulares, no hay de Stilitano (de su «solemne trasero» que era un «Mo·
numento»), sigue el recorrido de un piojo por la golilla,
que olvidar que, en el hogar ético, en la «casa de la eticidad» (im cerca del cuello de Stilitano. El piojo encuentra allí su
• Hause der Sittlichk.eit), esta singularidad se presta a la sustituci6n. «terreno -su espacio más bien». Esta vez, el piojo es
Sin lo cual quids hay familia, pero no familia ética. Esta quiere único, pero su nombre se pierde y se vuelve a encon-
trar, dándole caza en la superficie del texto, tomando
que la mujer ya no tenga que habérselas con este marido, con este prestados todos los objetos y habitando muchas pa- •
hijo, sino «con un marido o con unos hijos en general (ein Mann, labras a la vez. Todo esto se observa, se narra en el
Kinder überhaupt)». Si estos desaparecen, ella puede reemplazarlos. estilo analístico, desde las «posaderas» de Stilitano
durante una partida de póquer («póquer ... se aportó
Esta posibilidad garantiza la estructura ética de su relación con los ... posó ... posterior ... grupa .. . posterior ... Monu-
demás miembros, su acceso a la idealidad, a 1a conceptualidad, etc. mento ... póquer ... golilla ... piojo ... golilla ... piojo ...
La mujer se casa siempre un poco con un concepto (el hombre), golilla ... Colonia ... cuello ... cortados ... piojo ... go-
lilla ... golilla ... cuello ...»). El texto es ciertamente un
concibe siempre un poco unos conceptos (los hijos). En general. vello. Observemos que (como tampoco, por ejemplo,
«No es sobre la sensibilidad sino sobre lo universal sobre lo que se la palabra golpe) la palabra culo no se ha escrito. Su
fundamentan estas relaciones de la mujer». Este rasgo es determi- agujero está únicamente cercado -como un piojo-
entre golilla y cuello. Milagro de la rosa, Poema : «A
nado, en este contexto, como una inferioridad. La hermana, por la gloria del vigilante: [... ) De sus posaderas redan•
su parte, se mantiene en la singularidad, pero en una singularidad das y poco móviles , entre ellos y socarrones, cuando
singular: puramente universal de golpe, sin desprenderse del vÍn - lo ven caminar delante, los detenidos dicen: «¡la de
cosas que dicen!».
culo natural de consanguinidad. «Finalmente, ese último golpe , ese golpe como
Por consiguiente la mujer (madre-esposa) se constituye en la golpe de gracia, su cuello».
abertura de un Ersatz. Pero el hombre (padre-marido) tambi<fn. Los piojos nos habitaban». Los piojos
¿Dónde está la diferencia? ¿Qué hay de específico en la «concep- no habitan una casa sino un cuerpo y, en el cuerpo, el
tualidad» femenina?
vello, el lugar de la anterección. Se los busca, por la no-
Su inmediatez. Esto se entiende políticamente. La mujer, ajena a
la ciudad en cuanto tal, guarda una relación inmediata con lo uni- che, con una vela, en las costuras del pantalón de Salva-
versal. Sigue estando enviscada en lo natural, en la sensibilidad. El dor. El minúsculo animal es una vez más traslapado por
hombre, por el contrario, disocia y mediatiza en cuanto miembro la lógica de la anterecciórt: prosperidad/miseria, ver-
de la ciudad, en cuanto actor político. Posee así la «fuerza de lo
güenza/gloria, salvaje/domesticado, impropio/propio:
universal consciente de sí». En cuanto fuerza política, mediatiza y
negocia su derecho al deseo. A un deseo que no pierde mientras que «Nos gustaba saber -y notar- que pululaban las beste-
la mujer puede perderlo en la universalidad inmediata: puede soñar zuelas translúcidas que, sin estar domesticadas, eran
con cualquiera en el lugar de cualquiera. Al negociar y mediatizar tan nuestras que el piojo de cualquiera que no fuése-
su derecho al deseo, el hombre conserva su libertad, su dominio,
mos nosotros dos nos daba asco. [...] Los piojos eran el
su poder de sustitución. La sustitución tiene aquí otro sentido, no
es inmediata ni indiferenciada. El hombre puede tomar, dejar, re- único signo de prosperidad, del reverso mismo de la
tomar. El hombre «compra (erkauft: se compra) así el derecho al prosperidad, pero era lógico que, al hacer que nuestro
deseo (Recht der Begierde) y preserva así su libertad en relación con estado operase un !_"establecimiento que lo justificase,
ese deseo». Esa es la disimetrfa: la instancia político-sexual priva
justificásemos al mismo tiempo el signo de dicho es-
a la mujer tanto del derecho al deseo como de su libertad con res-
pecto al deseo. Si tiene un deseo, no tiene derecho a él. El hombre tado[...] los piojos eran valiosos. A la vez nos avergon-
que se va de casa y entra en la «burguesía» (Bürgerlichkeit), en la zábamos y nos vanagloriábamos de ellos ... ».
sociedad civil, tiene el derecho a desear, pero tambi<fn la libertad de
dominar ese deseo. Decir que compra no es decir el precio que eso
cuest,a, lo que esconde la mediatización política en materia de gasto
o de inversión improductiva. ¿Un deseo, cuyo derecho se compra y
del que uno puede preservarse; un deseo, cuyo dominio y libertad En la penuria, en el cuchitril iluminado por el resqui-
puede uno asegurarse, es un deseo? ¿Es acaso tan bueno? ¿Quién gana cio de una bragueta, nos acostarnos con el salvador, es
con el mercado en cuestión? ¿Quién hace que el mercado mercadee?
decir, con una especie de mendigo (corno la ladrona
A la hermana siempre cabe remitirle aquel que establece la cues-
tión trascendental de las cuestiones de po- española) pero también, de un mismo golpe de glande
una de las pocas cartas de sibilidad de nuestro propio discurso. vuelto del revés, con la Virgen María que erige en lo que
Christiane Hegel a su hermano
está fechada en Stuttgart el 15 La gran lógica esd. ahí para dejar en sus- sale de ella, concebido tota}rnente inmaculado como
de enero de 1799: «la pasada penso la elección e impedir zanjarla entre la
noche, poco antes de las doce, hermana trascendental y la hermana em-
ella, por ella que fue concebida sin pecado, antes de
nuestro padre ha muerto muy todo pecado -no deja ya de .ser así-.
dulcemente. No me siento ca- pírica. Lejos de interceptar el proceso, la
paz de seguir escribiéndote relación hermano/hermana es también un
más sobre esto. momento por el que hay que pasar. Por el
Tu Christiane»
que hay que hacer pasar a la familia fuera
de sí misma. Dicha relación marca una vez más la transición re-
conciliadora, el paso, una en otra, de la ley divina a la ley humana.
Al menos esto es lo que quiere decir la Fenomenología del espíritu. Este es el pasaje del manco al salvador que retorna corno
Pero ¿de dónde nos sacamos que, para una hermana, el hermano su falo a la madre: «Estaba muerto -creíamos- porque
es irreemplazable? ¿Más irreemplazable que un marido, un hijo, se conmovía rara vez, y lentamente: estaba en vela. Ela-
una hija, un padre o una madre? ¿Cuál es el valor axiomático de
boraba en la noche de una la extraña ocurrencia de la palabra
esta aserción? Empíricamente parece falsa. Siempre se puede tener
otro hermano. Además, Hegel no mantiene aquí el discurso de la bragueta bien abrochada, «elaboraba», Uso frecuente e insólito,
empiricidad, sus proposiciones son estructurales, enuncian la le- aunque únicamente lo es- Trabajo de la verdad, trabajo de la con-
galidad de una figura tÍpica. Por consiguiente, ¿de dónde ha sacado tuviese con una sola mano, cepción, Aquí lo que se elabora es una
que un hermano no puede ser reemplazado? De la boca de Andgona, «luminosidad». Más abajo, será la cria-
esa luminosidad con la que
a buen seguro. No es ~ombrada, pero dicta los enunciados. Ahora tura. Aquí lo que se elabora está des-
bien, ¿qué dice la Antigona de Sófocles? resplandecerá su portador». tinado a mostrarse y a brillar como la
Recuerda que abandona la vida «la última de todas» después de «Mis amores con Salva- belleza («luminosidad con la que res-
haber «lavado, engalanado» todos los cuerpos de la familia, des- dor duraron seis meses [...] plandecerá su portador»), Más abajo,
pués de haberles ofrecido las «libaciones funerarias», de «haber lo que va a salir del vientre, tras haber
cuidado del cad.l.ver» de Polinices. Se lamenta de s.e r mal pagada,
Los piojos nos habitaban. sido elaborado allí, no se mostrará sino
pero se felicita de haber tenido razón al rendir estas honras fti.ne- [...] Estaba bien que yo fuese como un «monstruo», pero igualmente
bres, de haber tenido razón ante aquellos que tienen la razón, ante el amante del más pobre y para ser erigido («amar a ese monstruo,
todas las gentes sensatas. Si hubiera tenido hijos o si hubiera sido del más feo en el fondo de amar la fealdad que salió de su vientre
el cadáver de su marido el que se estaba pudriendo, hubiera obede- en el que se había elaborado y erigirla
cido a la ley de la ciudad. Hubiera podido tener otros hijos de otro
tanta miseria. [...] Sin em-
con devoción»). En ambas ocurrencias
marido. «Pero, una vez en el Hades mi padre y mi madre, jamás bargo, al ser necesarias para -también en algunas más- la elabo-
nacena ' nmgun
. ' otro h ermano». nuestra vida la claridad, la ración tiene lugar bajo una superficie,
El hermano es, por tanto, irreemplazable - no la madre, Único luz, teníamos en medio de una estrella, una piel cerrada. La luz y
miembro de la familia naturalmente sustraído a toda sustitución. la vida, el reloj -o el despertador-y el
Pero el hermano solo es irreemplazable en una situación empírica
esta sombra un rayo de sol
monstruo trabajan en un bolsillo, bajo
muy determinada, determinada por la muerte de hecho de los pa- que atravesaba el cristal y su una funda. Más que verlos, adivinamos
dres de Andgona. ¿Se <lid, que Hegel ha transformado en legalidad mugre, teníamos la glacial que se agitan, se desplazan, hinchan,
estructural y paradigmática una situación empírica descrita en un helada, la escarcha, pues es- invierten. Con frecuencia he utilizado,
texto particular de la historia de las tragedias? ¿Y eso por la nece- por ejemplo, la palabra «elaborar» pa-
sidad de una causa -o de una hermana- oscura?
tos elementos, aunque in-
ra describir -aquí- el trabajo textual.
dican calamidades, evocan Sin duda porque funciona como esa luz
unas alegrías cuyo signo, monstruosa: mismo movimiento, mis-

que destacaba en nuestra mo lugar, mismo «objeto». Pero, sobre


todo, porque hubo que extraer del tex-
habitación, nos bastaba:
to elaborado el instrumento de lectura
A menos que la contingencia se deje reducir. ¿Y si la orfandad fuera de la navidad y de sus cenas o de escritura, el estilo con el que tra-
una estructura del inconsciente? Los padres de Antígona no son unos festivas no conocíamos sino tar. Con el que escribir, es decir, plegar
padres cualesquiera. Ella es la hija de Edipo y, según la mayoría de lo que siempre las acom- el metalenguaje. Pero el pliegue -el
las versiones en las que se inspiran los trágicos, de Yocasta, de su empleo- del metalenguaje, por su par-
abuela incestuosa. Hegel no habla nunca de esta generación de más,
paña y las torna más dulces
te, es irreductible. Como un bolsillo, un
como si fuese ajena a las estructuras elementales del parentesco. a los festejantes: lo gélido. quiste que se vuelve a cerrar constan-
El modelo que cuestiona no es quizá tan empírico como pudiera [...] La miseria nos erigía. A temente. Al generalizar, al sistematizar,

186
imaginarse. Sin embargo, no tiene la claridad universal que Hegel través de España, paseába- por ejemplo, el recurso a la palabra
le otorga. Se mantiene, como el nombre, entre los dos. Como la mos una magnificencia se~ «elaborar», la convierto en una especie
orfandad. Una prueba más, si fuese necesaria, de que nada es me- de concepto, una regla, una ley cuya
creta, velada, sin arrogan-
nos anedípico, incluso anti-edípico, que un inconsciente huérfano. extensión domina -relativamente- el
cia. [...] Así se desarrollaba texto del que. sin embargo, la extrai-
mi talento de dar un sen- go. Lo cubre apenas.lo incuba por un
tido sublime a una aparien- tiempo limitado. Cual bolsillo cosido, la
metalengua quística describe, envuel-
cia tan pobre. (No hablo to-
ve, conserva y observa el trabajo del
davía de talento literario). texto del que habrá estado preñada.
Esta habrá sido para mí una He elaborado la elaboración. Pero to-
disciplina muy útil y que me do esto debe permanecer bajo la funda.
Nada debería pod~r sobrevivir a la muerte de AntÍgona. Nada más Por poco que queramos disfrutar más
permite aún sonreír tierna-
debería seguirse, salir de ella, después de ella. El anuncio de su de ello. Debe permanecer bajo la fun-
· muerte debería doblar por el fin absoluto de la historia. Cristalina mente a los más humildes da como las muestras y los monstruos
transparencia glacial, virgen, estéril. Sin deseo y sin trabajo. entre los desechos, ya sean de lengua. Hay que dejar que se adivi-
Un fin de la historia sin Sa. El Sano puede retornar a una her- humanos o materiales, y ne, bajo el bolsillo hinchado, trabajado -
mana. A un padre, a una madre, a un hijo, quizá; no a una hermana. por todos los movimientos (despeda-
hasta a los vómitos, hasta a
Sin embargo, todo habrá estado a punto de detenerse, en mar- zamiento, reunión, cortes, aglutina-
cha, en una marcha escalonada, de tropezar o de dar un traspiés. la saliva que dejo babear so- ciones), hay que dejar que se elabore
A nosotros, como a Hegel, nos ha fascinado AntÍgona, esa in- bre el rostro de mi madre, silenciosamente el clamor de la len-
creíble relación, esa poderosa ligazón sin deseo, ese inmenso deseo hasta a vuestros excremen- gua. Si mostramos ingenuamente. co-
imposible que no podía vivir, capaz tan solo de invertir, paralizar mo fanfarroncillos vírgenes, inquietos
tos. Yo conservaré dentro
o exceder a un sistema y a una historia, de interrumpir la vida del porque se corra el riesgo de descono-
concepto, de cortarle el resuello o, lo que viene a ser lo mismo, de de mí la idea de mí mismo cer su tubo, lo que sabemos hacer con
soportarlo desde el afuera o el fondo de una cripta. como mendigo. la lengua -cortar, recomponer, despla-
Cripta -se diría de lo trascendental o de lo reprimido, de lo im- «Me quise semejante a zar, aglutinar, etc.-, la hemos fastidia-
pensado o de lo excluido- que organiza el suelo al que no pertenece. do. Es como una eyaculación precoz.
esa mujer que, a salvo de
Lo que la dialéctica especulativa quiere decir es que la cripta Ni siquiera hay tiempo para empalmar-
todavía puede ser incorporada al sistema. Lo trascendental o lo las gentes, en su casa con- se. Y. además, creemos y queremos ha-
reprimido, lo impensado o lo excluido, deben ser asimilados por servó a su hija, una espe- cer creer que somos los amos de ese
el corpus, interiorizados como momentos, idealizados en la nega- cie de monstruo repelente, trabajo de la lengua: esta ya no se ela-
tividad misma de su trabajo. La parada solo constituye una estasis bora más, ya no se empalma más. Y,
deforme, que gruñía e iba
en la introyección del espíritu. finalmente, queda intacta, inafectada,
AntÍgona es un momento por el que hay que pasar, un momento a cuatro patas, estúpido y ininfectada. Se logra más placer -pero
terrible y divino, para el hermano y para la hermana. Las dos le- blanco. Al parir, su deses- siempre se puede, por supuesto, que-
i
yes (divina y humana, subterránea y diurna, femenina mascu- peración fue tal, sin duda rer despojar(se) o privar(se) de él- al
lina, familiar y política, etc.) van a pasar la una dentro de la otra, hacer como si el pez quedase entero,
alguna, que se convirtió
a dejarse mediatizar y devenir la una para la otra. A contar la una todavía vivo, en las mallas, tanto más
para la otra. en la esencia misma de su móvil, escurridizo, huidizo cuanto más
La relación hermano/hermana es un límite. La familia en cuanto vida. Ella decidió amar a ese amenazado se sabe
tal encuentra en ella su propio límite (Grenze), se circunsc,ibe a monstruo, amar ia fe aldad q Lle salió de su vientre en
ella. Sin ella la familia no se determinaría, no sería lo que es. Con el que se había elaborado y erigirla con devoción. Es
ella tampoco. El límite -en Hegel-, al ser lo que es, no es lo que es,
dentro de sí misma donde ordenó un monumento en el
se franquea desde el momento en que se alcanza. Con la relación
hermano/ hermana la familia se excede a sí misma. «Se disuelve a que conservaba la idea Je monstruo. Con devotos cui-
sí misma y sale de sí misma». La familia se resuelve en este límite, dados, con manos suaves a pesar del cal ... ».
en el momento mismo en que lo que entra en ella sale de ella, de
forma sensible e insensible a la vez, como un punto en un tiempo
nulo e infinito, interminable. AntÍgona mi.rma es eso, y la familia,
que es Antígena misma, es eso, ese puro paso, ese trance que no Con el fin de resguardarnos de lo que aquí se está per-
se retiene. No se retiene, según el relevo, si no es para perderlo. geñando -es el reflejo más sano, el más natural- se pro-
Relevar un límite es guardarlo, pero guardar (un límite) es aquí testará: tan pronto contra esas citas demasiado largas
perder. Guardar io que se pierde es dejar escapar. La lógica de la
que habría que haber cortado; tan pronto, por el con-
Aufhebung se da la vuelta a cada instante en su otro absoluto. La
apropiación absoluta es la expropiación absoluta. La onto-lógica trario (incluso a la vez), contra esas extracciones, se-
siempre puede ser reldda o reescrita como lógica de la pérdida o lecciones, secciones, puntos de suspensión, puntos de
del gasto sin reserva. sutura - despegos. Despegos del signo, por supuesto
Esta posibilidad vacila o se trunca en la sepultura. La pregunta
(no se nos ha pasado por alto, más arriba, que lo que
es esta: ¡_qué es un monumento pétreo? Pero la piedra se menea
ahí - el ¡_qué e.r? El ¡_qué e.r?, como toda pregunta en general, está estaba despegado, y destacado, como siempre, en nues- ,
implicado en el proceso de reapropiación que la piedra amenaza. tra habitación, era un signo, «signo, que destacaba en
La forma-de -pregunta de la pregunta está de antemano petrifi- nuestra habitación». Ahí todo vuela) . Que el signo se i
cada al modo meduseo.
despegue significa, por supuesto, que lo cortamos de
Y sin embargo hay piedra. ¡_Qué quiere decir hay desde el mo-
mento en que se sustrae lo que hay al e.r, al e.rto e.r, a la ostensión de su lugar de emisión o de pertenencia natural; pero
toda presencia? A propósito del proceso de propriación (Ereigni.r), la separación nunca es perfecta, la diferencia jamás
Heidegger libera el e.r gibt, en el e.r gibt Sein, de la precesión todo- consumada. El despego sangrante es asimismo -re-
poderosa del ser. Apostemos por que el valor del don (Gabe) , ajeno
petición- delegación, mandato, demora, relevo. Adhe-
al hay, haya preocupado todo.
Por consiguiente el hermano se va. Si no está muerto. El que no rencia. Lo despegado queda prendido por ahí, por el
está muerto. El que vive como hermano. Se va. Él es «el lado según gluten de la différance, por la a. La a de gl aglutina los
el cual el espíritu de la familia se convierte en individualidad que diferentes despegos. La guillotina de la A está glutinosa.
se vuelve hacia otro ámbito y pasa a la conciencia de la universali-
dad» . El hermano rompe con el vínculo singular que lo mantenía
ligado a la familia y, por ejemplo, a AntÍgona. Va hacia la ciudad,
abandona la forma inmediata, elemental, inconsciente, negativa
de la Sittlichkeit, para hacerse ciudadano, un hombre de la ley hu-
mana. Va a ocuparse de política.
¡_ Qué hace AntÍgona? Si no muere , se casa. De cualquier forma
resta, continúa montando la guardia familiar. Tras la partida del Por consiguiente, se protestará: corta Ud. demasiado,
hermano hacia la «ley humana» , «la hermana se convierte en el pega demasiado, cita demasiado y demasiado poco.
188
Vorstand [presidenta, directora, generala] de la casa y la guardiana Ambos requerimientos son bien conocidos, proceden
de la ley divina, o la mujer resta como tal». La hermana se con- de la lógica de la que aquí se trata.
vierte en esto o la mujer en el resto (bleibt). «De este modo ambos
sexos superan ( überwinden) su esencia natural ( natürliches Wesen) y
entran en su significación ética (sittlichen Bedeutung), como diver-
sidades (als Verschiedenheiten) que las dos diferencias (Unterschiede)
que se da la sustancia ética se reparten entre sí (unter sich teilen)».
La diferencia sexual es superada cuando el hermano se va y la
otra (hermana y mujer) resta. Ya no hay diferencia sexual en cuanto
diferencia natural. «Los sexos superan su diferencia natural». La
diferencia sexual, una vez superada, solo habrá sido una diversidad
natural. La oposición entre la diferencia y la diversidad cualita-
tiva es un gozne de la gran Lógica. La diversidad es un momento
de la diferencia, una diferencia indiferente, una diferencia exte-
rior, sin oposición. Mientras los dos momentos de la diferencia (la
identidad y la diferencia, puesto que la identidad difiere en cuanto
identidad) tengan solo relación consigo mismos y no con el otro,
mie:O.tras la identidad no se oponga a la diferencia ni la diferencia
a la identidad, hay diversidad. La diversidad es, pues, un momento
tanto de la dif~rencia como de la identidad, bien entendido, muy Para aquellos que, sin embargo, no considerasen gl
expresamente, que la diferencia es el todo y su propio momento. como una respuesta satisfactoria -por haber esperado
Esto, por tanto, también es verdad respecto a la diferencia sexual: de ella, ante todo, una respuesta-, aquellos a los que
esta es la identidad, la identidad es la diferencia, ella misma es el
todo y su propio momento.
gl no les dice nada -por haber creído, ante todo, que
Al superar la diferencia natural como diversidad de sexos, se pasa gl no decía nada- y que, nos preguntamos con vistas
a la diferencia como oposición. En la Sittlichkeit la diferencia sexual a qué comida, seguirían babeando en el sitio, sugeri-
se convierte al fin en una verdadera oposición: es a lo que, por otra mos que la cuestión teórica, elaborada, con seguridad
parte, estaba llamada, destinada a ser. La determinidad de la oposi-
(metalengua -que se reconstruye siempre- en el me-
ción (la oposición en cuanto determinada -bestimmte-) corresponde
a la determinación como vocación, destinación (Bestimmung) de jor lugar), por esa intervención -no hay ninguna pa-
la diferencia sexual. Diferencia es un concepto demasiado general labra mejor hoy por hoy, sometida de antemano a la
e indeterminado; es preciso seguir el proceso determinante de la censura del resto en el campo ideológico-, producirá,
diferencia sexual, distinguir al menos entre diferencia como di-
así es como hay que decirlo, la tesis siguiente: toda te-
versidad y diferencia como oposición, siendo ambas también di-
ferencias como identidades. sis es (empalma) una prótesis; lo que se deja leer se
En el momento en el que el hermano se va, «ese momento pierde deja leer mediante citas (necesariamente truncadas,
la indeterminidad (Unbestimmtheit) que todavía tenía ahí y la di- cortes, repeticiones, succiones, secciones, suspensio-
versidad contingente de disposiciones y de capacidades». Lo que
nes, selecciones, costuras, injertos, postizos, órganos
se pierde es la diversidad natural de los sexos y la diferencia sin
• • I . • •
opos1c1on. Lo que se gana contra esta contingencia, contra esta sin cuerpo propio, cuerpo propio cubierto de golpes,
multiplicidad natural, es la diferencia determinada en oposición, recorrido por piojos).
la contradicción sexual. Este momento «es ahora la oposícíón Así es como un texto se «Enticher, v. a 1. Comenzar a estropear.
a corromper. En este sentido, solo es
determinada de los dos sexos (der bestimmte Gegensatz der zwei Ge- empecina. Con otro. Eso usual en el participio pasado. 2. Em-
.rchlechter) cuya naturalidad recibe al mismo tiempo la significación beber. Término de costura. Al posar
no ocurre sin beneficios unos patrones sobre una tela para cor-
de su destínacíón étíca (ihrer sitt!ichen Bestimmung) » .
L a díferencia sexual solamente acaba de aparecer. Solamente ni pérdidas para el orga- tarla, se emplea enticher cuando uno
de los patrones invade un rinconcito
acaba de determinarse aparecíendo corno tal, estableciéndose, es decir, nismo que padece el injerto de la tela del que está a su lado; es
abriéndose a la negatívidad y convírtiéndose en oposición. Comen- después de que le hayan ganar terreno, con la idea de ahorrar,
zando, pues, a sublimarse. Aunque la diferencia estaba destinada a a aquello que está destinado a otra
echado el gancho. pi eza necesa ria para la totalidad. 3.
la oposición, todavía no había diferencia sexual entre Antigona y Fig. estropear con algo falso o moral-
su hermano. Su relación no era tan insólita corno hubiera podido mente malo. 4. Empecin arse, v. refl.
creerse, ni la ausencia de deseo entre ellos. Encapricharse. Se encaprichó con ese
vicio. Prendarse de una person a. Se
¿Cuál es la posición del deseo en este paso de la diferencia-diver- prendó de una actriz y se ca só con
sidad a la díferencía-oposiciÓn? ¿Acaso no deja ya de haber deseo en ella». (Del Littré, que añade a la Eti-
la primera? ¿Será precíso esperar a la oposíción o a la contradiccíón mología : «Diez y Scheler lo sacan del
alemán anstecken, infectar mediante
para verlo surgir? No hay respuesta a una pregunta planteada de un contagio; pero no se concibe cómo
esta forma. El concepto de deseo no es más homogéneo ni univoco Lo que le había ocurrido habría desaparecido la s. La forma pro-
que el de díferencia. Asi como no hay una diferencía sexual en ge- pia es entecher, compuesta de en, l.
globalmente a la madre. A la y del antiguo francés teche, que es lo
neral sino un proceso dialéctico de la diferencia sexual que pase, mismo que tache [mancha]; entechero
madre global. Apenas había
por ejemplo, de la diversidad a la oposición, así tampoco hay en enticher es, por consiguiente, idéntico
principio un deseo en general que, de la diversidad a la oposición, .re erigido ella con devoción, se a entacher. No hay que confundir ente-
cher, enticher con el antiguo verbo en-
determine, se conforme a su designación (Bestimmung) teleológica, eleva el gran discurso sobre ticier, excitar, enticement, instigación".
se establezca cada vez más como deseo. Al alejarse de la naturaleza, el robo. Se considerará quizá que utilizo
al negarla en él, al relevarse, sublímarse, ídealízarse se vuelve cada mucho el diccionario. Trato de ha -
cerlo como el firmante del texto empe-
vez más deseante. De este modo el deseo humano es más deseante cinante (es decir, en un estilo genético)
que el deseo animal; el deseo masculino-es más desean te que el que no duda en provocar a la poética
deseo femenino, el cual se mantiene más cerca de la naturaleza. con el Larousse: en Querelle de Brest,
«En la palabra "pedera sta ": extracto
Más deseante y, en consecuencia, más insatisfecho y más insacia- del Larousse: Se descubri eron en uno
ble. Pero esta proposíción solo vale en la medida -provisoría, re- de ellos una gran cantidad de flores
lativa, limitada- en que la feminidad todavia no ha alcanzado la artificiales, de guirnaldas y de coro-
Los trozos, que corto y coso nas, destinad as sin ninguna duda a
oposición propiamente ética. En cuanto la alcanza, la mujer está servir, en las grandes orgías, de or-
aproxímadamente en la misma situación que el hombre (más allá en el texto designado Ge- namentos·y de adornos,,.
de la naturaleza). Al mismo tiempo, si bien hay más sublimacíón No se concibe tod avía cómo habría
net, no deben ni destruir desaparecido la s.
en el hombre, el deseo (natural, originario, etc.) está también más
su forma o quebrar su so-
ínhibido, es menos libre (naturalmente) que en la mujer. Más líbre
tambíén por la misma razón, con una libertad espíritual. plo (no hay que decir su unidad, pues la cuestión que
La oposición (sexual) que acaba de aparecer no es absoluta. No se plantea aquí es saber lo que podría ser un texto uno
hace estallar, con su contradicción, la unidad de la sustancia ética. y si algo semejante existe en mayor medida que un
Constituye, por el contrario, su devenir. Este se construye según la
unicornio), ni recomponer o retomar su integridad en
oposición de los sexos o, dicho de otro modo, según la oposición de
las dos leyes. «La diferencia de sexos y de su contenido ético resta una de esas redes -formal o semántica- que hemos fin-
(bleibt) , no obstante, en la unidad de la sustancia y su movimiento gido lanzar y volver a lanzar constantemente: solo para
es justamente el devenir que resta (das bleibende lfíerden) de esta mostrar o, mejor, arrastrar más allá de cualquier ma-
sustancia». Ninguna de las dos leyes se establece sola en sf y para sí. nifestación que la red no opera sino en cuanto que es
«La ley humana procede en su movimiento vivo de la ley divina, la
deudora de un resto. No retiene sino restos, despojos
ley que rige en la tierra procede de la ley subterránea; la ley cons-
ciente de la ley inconsciente; la mediación, de la inmediatez; y de monumentales, y deja caer el resto. Y de ese resto que
modo semejante retorna al lugar del que proviene» . no es, que genera texto, la caída, el caso detraído per-
Finalmente la ley diáfana de la conciencia (el hombre) y la ley geña todas las máquinas de escribir. El resto está a la
oscura del inconsciente (la mujer) deben identificarse en el fondo
cabeza y a la cola, no se trata de servirlo en bandeja.
de su oposición. Pero entonces comparecen a plena luz, ley de le-
yes. La oposición entre el mediodía y la medianoche se resuelve a
mediodfa. Esa es la verdad de una revolución sexual cuya necesi-
dad general prescribfa La diferencia entre los sistemas filosóficos de
Fichtey de Schelling. En la obstinación de su sensatez, de sú salud,
el entendimiento humano quiere poner al abrigo mutuo los tfr-
minos de la oposición (conciencia/inconsciencia, luz/materia).
La especulación, es decir, el relevo de la oposición, le da miedo.
Teme el carácter destructivo de su operación. De hecho, paradóji-
camente, tiene miedo porque no sabe hasta qué punto la especula-
ción destruye. Si pudiese captar la envergadura (Umfang) de esta
· destrucción (Vernichten) estarÍa tranquilo, ya no podría conside-
rar la especulación como una potencia adversa (Gegnerin). Por-
que la destrucción es también un poder de « síntesis superior de lo
consciente y de lo inconsciente», requiere una «destrucción de la
conciencia misma». La razón especulativa (Vernunft) se abisma
Aunque pudiésemos reconstruir, trozo a trozo, el em-
entonces (v en-enkt) con su saber y su reflexión sobre la identidad blema o la firma de un nombre propio, sería únicamente
absoluta. Se arroja a su «propio abismo» (eigenen Abgruná) y «en con el fin de extraer, como de una tumba un enterrado
esta noche de la simple reflexión y del entendimiento raciocinan te, vivo, aquello mismo que ni Genet ni yo habríamos lo-
que es el mediodfa de la vida, ambos pueden encontrarse».
grado nunca firmar, vincular con las líneas de un au-
Sigue sin haber familia puramente humana. El valor de familia
continúa retirándose en un horizonte o en un fondo teológico. Lo tógrafo y que habla de eso. El texto denominado de
que se había verificado en el espacio del infinitismo cristiano se Genet -aquí no lo comprendemos- no se agota en el
confirma aquí según un modelo griego. Lo anhumano teológico bolsillo que corto, coso y junto. Él es el que lo aguje-
está también del lado de lo anhumano natural. El limite humano
es, por tanto, inencontrable, desaparece a cada instante. La fami-
rea, le echa el arpón primero, lo mira; pero ve también
lia, en la medida en que todavía sigue siendo demasiado natural, cómo se le escapa, cómo se lleva su flecha hacia para-
depende de la ley divina. Aunque el modelo griego sitúa lo divino jes desconocidos. Este texto (o clamor) ni se reduce
del lado de la sepultura subterránea, el paradigma judeo- cristiano, a ser una lectura de Genet -que no constituye ni su
celeste o divino, solo se opone a él en cuanto que produce efec-
ejemplo, ni su esencia, ni su caso, ni su verdad-, ni se
tivamente la religión: la putrefacción del cadáver erístico h abrá
demorado las cosas. deja reunir u orientar, con otros, por mi autógrafo. Y
La unión de los opuestos, del hombre y de la mujer, tiene la forma todo lo que, en él, se debería a la forma singular de la
de una copulación silogística. Para ser más precisos: esta copulación firma, de una o de otra, conserva un valor totalmente
silogística une dos silogismos en uno solo y produce así el reino anormal. No depende de ninguna regla, ni procura nin-
Úico. Uno de los extremos, el espíritu universal, consciente de sí
guna. La operación, cada vez, debe ser singular y co-
mismo, se religa a su otro, el espÍritu inconsciente, por la media-
ción del hombre, de la individualidad del hombre. La ley divina rrer únicamente su suerte.
tiene su individualidad en la mujer, el espÍritu inconsciente de lo
singular tiene en ella su ser-ahí; la mujer es el medio (Mitte), el
intermedio por el que el espíritu emerge de su inefectividad, pasa de
lo inconsciente a lo consciente. La unión del hombre y de la mujer
ensambla las dos leyes o los dos silogismos. De ambos movimien-
tos -el de la mujer que se hunde en lo subterráneo, en el peligro
y en la experiencia de la muerte; el del hombre que se eleva hacia Suponiendo, ciertamente, que haya firma.
la luz- hace un i'mico movimiento, recorrido por un Único móvil.
Saber-estar -en suspenso entre varios din- (clínica,
Como si dos móviles que disponen cada uno de un principio au-
tomotor, habiendo partido de lugares opuestos, se cruzasen o se clinamen, cli~anto, etc.) y varias col - (...)
encontrasen en el transcurso de un trayecto circular, se parasen
en seco, y de la colisión formasen un Único vehículo en un cÍrculo
infinito. Lo que se hace entonces, y ya no se deshace, sigue siendo
Sería distinto si la firma no fuese más que un efecto de
irrepresentable o inimaginable. Es lo que Hegel llama la Wirk.-
lichk.eit, la operación de la efectividad, y la potencia del silogismo. glas, dicho de otro modo, una clasificación, la urdimbre
La copulación de estos dos «movimientos opuestos» no apacigua de más de un nombre. Entonces, esa operación sería,
nada. No hay reconciliación alguna. La tragedia comienza aquí y la en algún lugar, ejemplar y normativa, incluso cientí-
oposición continúa haciendo estragos en la Sittlichk.eit. Una vez que
fica, tan, pero tan tímidamente preliminar: una con-
el silogismo precedente ha tenido lugar, todavía no se ha actuado,
ninguna operación (Handlung) se ha hecho efectiva en la ciudad. cepción apenas anunciada.
- En el momento en que se trata de actuar, de operar, de efectuar,
resurge la contradicción, esta vez bajo la forma de la falta o del cri-
men. Trágica matanza: el asesinato ya no procede de una decisión
voluntaria; se inscribe como una fatalidad en la estructura de la
operación. Si bien la sustancia ética une las dos leyes, la operación
recae siempre sobre un individuo singular. Por tanto, hace renacer
la escisión, la oposición de lo divino y de lo humano, de la mujer y La labor, incansable, para reconstruir el corpus glo-
del hombre. AntÍgona y Creonte, cada uno por su lado, solo leen o
rioso e íntegro de una propiedad, en la firma autén-
atienden a una ley; la otra la incumplen y la traicionan.
Toda operación es apriori culpable. «Por tanto, solo es inocente tica y sin órgano, no habrá fracasado siempre, al final
no hacer nada (Nichttun), como el ser de una piedra; ni siquiera (habrá -aura de la- rúbrica): lo que lo pone en movi-
lo es el ser de un niño». miento, su primer ladrón, volens nolens, lo que hace
La acción ética entraña, pues, e¿ si misma el momento del crimen,
escribir, es lo que separa y siembra, enjambra firma-
es moral a fuerza de asesinatos - y de enfrentar una ley a otra. Por
eso lo inconsciente no se deja reducir. Ninguna operación se puede corte y firmacostura. Lo que desingulariza, desella,
efectuar a la luz de la conciencia sin que estructuralmente deba desrubrica, abre los ojos cegando.
restringir (¿diremos reprimir, ceñir, sofocar, arrojar a la sombra, La madre apenas había erigido, con devoción, que
iro-pensar, in-saber?) la otra ley. Lo inconsciente se constituye, el discurso celebra el robo.
en el orden de la Sittlichk.eit, por esa doble articulación de la ley:
nunca se puede saber lo que se hace a ar.i.'lbos lados a la vez, del lado
de la ley humana y del lado de la ley divina, es decir, del lado del
hombre y del lado de la mujer.
Lo otro cuenta. La otra cuenta. ¿Acaso es un azar que el padre entre entonces en es-
Edipo es citado a comparecer como el ejemplo de esta necesi-
cena? Con su nombre, podría decirse, o más o me-
dad general.
· No hay inconsciente sin operación. La operación es la acción, nos, él que parecía tan ausente hasta ahora, inefectivo.
ciertamente, pero teniendo en cuenta una ley, una ley u otra (hu- ¿Acaso es un azar que este movimiento conduzca hacia
mana o divina), por tanto una leyy otra, la oposición de ambas le- el himno al nombre propio? ¿Que a ese himno le traiga
yes. Dicho de otro modo, la oposición sexual. No hay inconsciente
sin cuidado el estado civil? ¿Y que, en este, con toda
;in oposición (más o menos que la diferencia) sexual.
La ley manda actuar efectivamente. Pero lo inconsciente solo seriedad Genet se cubra la cabeza con el acento cir-
existe, por así decirlo, en la medida en que la acción, que no puede cunflejo como si se tratase de una corona real, de una
obedecer a ambas leyes al mismo tiempo, es culpable. La culpabi- floral corola también puesto que el acento deforma el
lidad -relación a espaldas de lo insabido o con lo inconsciente de
emblema y deja leer el vegetal en (el) lugar del animal?
la otra ley- solo adquiere relieve, solo adquiere la existencia irre-
•· versible que le viene de la falta, cuando entra en relación con lo Paso a paso, el padre retorna en la gesta del robo, en-
: otro de la conciencia, que sigue siendo precisamente inconsciente tre la erección de la madre y la del acento circunflejo.
para él. Algo que parece banal: el crimen, una vez cometid;, es Violación de la ley, ley del robo, moralidad. <<Yo [na-
irreversi.ble. Menos banal resulta que el crimen sea necesaria y
cido de padre desconocido: "Mi madre se llamaba Ga-
estructuralmente inconsciente, que no esté presente a sí mismo,
que sea insabido por el «autor» en el momento en que actúa. Esto briela Genet. Mi padre permanece desconocido."] trato
no aminora la culpabilidad que se mantiene entera (no hay aquí de encandilados con actos morales, en primer lugar
ningún homicidio involuntario, ningún «nadie obra mal volun- con la caridad». Los son los «poderes desconocidos».
tariamente»). El crimen es inconsciente y por eso se mantiene
Luego nos explica cómo él, Genet, deja su sitio a
entero e irreversible. Su necesidad fatal está inscrita en la estruc-
tura hendida de la Sittlichk.eit. No hay inconsciente sin operación, los viejos, les cede el paso, ayuda a los ciegos a cruzar.
no hay operación sin ley, no hay ley sin doble ley, sin oposición y,
por tanto, sin crimen (con respecto a la otra-ley), no hay incons-
ciente inocente («rousseauniano»). Reducir la operación resulta
tan imposible como borrar el crimen (Mallarmé lo dice muy bien,
a su manera, con las mismas palabras). Pero si siempre hay crimen El viejo y el ciego, únicos ejemplos escogidos.
sin saberlo, y si se quiere considerar que, sin saberlo, el crimen no
tiene lugar, nunca hay crimen.
Edipo - pues: .«Por consiguiente, la efectividad guarda oculto
en sí misma (in sich verborgen) el otro lado, el que es ajeno al sa-
ber, y ella no se muestra a la conciencia tal cual es en sí y para sí. El acento circunflejo (llamaremos así a lo que lo dis-
-Al hijo, la conciencia, en el ofensor al que mata, no le muestra al tingue del autor y se eleva más alto que él) engancha
padre, -· en la reina que toma por mujer, no le muestra a lama- y, después, :u-rastra el cuchitril hacia la encrucijada:
dre. Acechando a la conciencia de sí ética se encuentra, pues, una la antereccióú de María-Yocasta que otorga al texto su
potencia tenebrosa [lichtscheue: que tiene miedo a la luz, fotófoba],
ración griega. El viejo y el ciego deben atravesar por el
que solo (erst) irrumpe cuando la operación ha tenido lugar, y que
sorprende in fraganti a la conciencia de sí, pues la operación cum - medío de la encrucijada. Al nombrar aquí a Edipo, no
plida es la oposición relevada del sí mismo que sabe y de la efec- semantizamos, no hinchamos de sentido cada átomo
tividad a él opuesta. El que actúa no puede negar (verleugnen) el texh1al, reventamos por el contrario lo que, desde hace
crimen ni su culpabilidad».
poco, hay que denominar el mito de Edipo como es-
La operación releva, por tanto, la oposición entre el sí mismo
que sabe y la efectividad que este no sabe, entre lo consciente yfo pejismo semántico.
inconsciente. Pero el relevo no suprime la culpabilidad, no lava el El acento circunflejo brinda aquí su garantía griega:
crimen. Hay ahí un efecto de desputs que resiste sin cesar. El cri- «El nerviosismo que provocan el miedo, la angustia a
men ha tenido lugar, la culpabilidad queda. Aunque el agente no
veces, facilita un estado próximo a las actitudes religio-
supiese que mataba ni a quién mataba. Más que en cualquier otra
parte, el inconsciente aparece aquí rebelde a la simple no-concien- sas. Entonces tiendo a interpretar el mínimo incidente.
cia. Quizá podríamos recurrir a esto para desmarcar la .Aufhebung Las cosas se tornan signos de suerte. Quiero encandi-
del querer-decir de Hegel que, acto seguido, va a reconducirla a lar a los poderes desconocidos de los que me parece
la teleología de la conciencia. Las pocas líneas que comentan la
que depende el éxito de la aventura. Ahora bien, trato
«Más bella, en fin, que este desenlace sim- operación de Edipo no dejan ya
plemente exterior [el deus ex machina de de anunciar la reapropiación, el de encandilarlos con actos morales, en primer lugar
Filoctetes] es la conciliación interior que, devenir-consciente de la incons- con la caridad: doy más y mejor a los mendigos, dejo
en razón de su subjetividad, anuncia ya la
modernidad. Aeste respecto, el ejemplo an- ciencia que vuelve propio lo ajeno mi sitio a los viejos, les cedo el paso, ayudo a los cie-
tiguo más perfecto, que será eternamente y reunifica los elementos de la es-
digno de admirar, lo tenemos en Edipo en cisión. Como .Antigona, Edipo en
gos a cruzar las calles, etc. De esta manera, tengo pinta
Colono. Edipo ha matado a su padre sin de reconocer al vuelo que preside
saberlo, ha accedido al trono de Tebas, al Colono acaba en la igualdad tran-
• lecho de su propia madre; estos crímenes quila de la muerte, en el apaci- un dios al que le agradan los actos dar la mano a Edipo. Echar
una mano a Edipo. ¿Es so-
inconscientes no lo hacen infeliz; pero el guamiento final. Aunque, con la
viejo descifrador de enigmas desvela el sa- , morales. Estos intentos de lanzar correrlo? ¿Quién lo puede?
ber en cuanto a su propio y tenebroso des- risa cómica, brote ah1 la «per- ¿Desde dónde? ¿Por qué?
una malla azarosa en la que se de- Habría que ver. Los arcán-
lino, y él adquiere la espantosa conciencia versidad».
de aquello en lo que de este modo se ha «El que actúa no puede negar jará capturar el dios del que no sé geles le escupen, por el
convertido por su parte. Con esa solución contrario, a la cara. Con
del enigma que él era para sí mismo ha el crimen ni su culpabilidad; - nada me agotan, me enervan y tam- tanta agudeza como se-
perdido su felicidad, como Adán cuando la operación consiste justamente riedad, el acento circunflejo
bién favorecen ese estado religioso. había hecho notar lo que
tomó conciencia del bien y del mal. Y en- en mover lo inmóvil, en produ-
tonces el vidente se quita la vista, se exilia Al acto de robar le confieren la gra- pasa cuando apuntan mal.
lejos del trono y se aparta de Tebas -de cir exteriormente lo que en un «¡Cómo le está luciendo a
igual modo que Adán y Eva fueron expul- principio solo está encerrado en vedad de un acto ritual». la muy zorra!».
sacios del paraíso- y vaga como un viejo la posibilidad y, de ese modo, en Ese ritual, ese paso que, en el
desamparado».
Después de haber preferido la voz de su vincular (verlwüpfen) lo incons- texto, nos inicia, nos conduce de la mano a la postura
Erinnia a la de su hijo, después de haber ciente a lo consciente, el no-ente
superado así la división interior, de haber ficticia del nombre propio, multiplica en quince pági-
al ser». Lo inconsciente es, por
apaciguado, reconciliado en él la escisión nas, como si nada, las asociaciones, incluso las alian-
(Zwiespalt), Edipo conoce entonces una tanto, una conciencia posible, una
suerte de glorificación, de irradiación, de verdad virtual. «En esta verdad zas paternas.
sale, pues, a la luz del sol, como
iluminación en la muerte (Verkliírung im Así es en efecto: entre las piernas de María-Yocasta,
Tode). Esta gloria luminosa es espiritual, sus
aquello con lo que un consciente
ojos ciegos se vuelven gloriosos (verkliírt), gracias a lo que eyacula cierto tubo de vaselina u otra
está vinculado (verbunden) a un
se iluminan (wird he//). Particularmente a
sustancia significativa, podíamos igualar, sin decidir, el
inconsciente; lo propio (das Ei-
: causa de esta gloria, de esta transfigura-
ción del cuerpo (los huesos de Edipo se
gene), a un extraño, como la esen- padre a la madre y viceversa. Igualar, aligerando y lar-
· convierten en las murallas de la ciudad que
cia hendida ( entz:weite Wesen) cuya
' 10 acoge), ha podido encontrarse en él una gando, sin dejar nunca de volver a encontrar a uno en me-
conciencia experimenta el otro
· armonía erística. «Pero la reconciliación reli-
dio del otro. El lugar del hijo se desliza ahí, una vez más.
giosa cristiana es una glorificación del alma
lado; y lo experimenta como lo
(Verk/arung der See/e) que se baña (geba-
que es también suyo y, sin em-
det) en la fuente de la salvación eterna ... ".
bargo, como la potencia que aque-
La reconciliación hace del corazón

l
la «tumba del corazón" (Grabe des Her-
lla ha violado ( verletzte) e incitado
zens). Como intercambio de la queja o de
a la hostilidad».
la acusación (Ank/agen), el cuerpo es el
El análisis de un crimen abso-
1_, que expía la falta terrenal para acceder a

una beatitud puramente espiritual. «Por el


lutamente inconsciente, que solo
El rito del paso apunta a reconstruir, en la morada del
contrario, la glorificación de Edipo sigue
una vez asestado el golpe recibe
· siendo todavía la antigua restauración de la
padre, la ley de la casa -la economía- como presencia y
su sentido de crimen, reintroduce
conciencia -de las lesiones y del conflicto presencia total. El robo es el saber absoluto. El verdugo
entre las potencias éticas- en la unidad
la temporalidad teleológica de la
y en la armonía de este contenido ético amenaza pero en (el) lugar de la cuna, desde donde ob-
presencia a sí, de la conciencia.
mismo. Lo que por añadidura reside en
Este movimiento se acentúa: si
esta reconciliación es la subjetividad de
servamos y elaboramos. La escena del robo se prepara
la satisfacción, que podría llevar a cabo
una operación es culpable apriori, con la descripción insistente de lo nocturno. El robo
la transición (Übergang) hacia el ámbito
hasta en su inconsciente, la falta
opuesto, el de la comedia". En la «inver- se produce mientras las familias -las «gentes»- duer-
I I
es mas «pura», mas puramente
sión" de la «plástica" trágica, la comedia
men. El acto ritual «se llevará verdaderamente a cabo
, liberará a la «perversidad" (Verkehrtheit)
culpable, cuando es consciente y
del principio subjetivo. Pero lo que pervierte
de antemano conocida como tal.
en el corazón de las tinieblas a las que se añade que sea
a la plástica de la tragedia antigua será
Como en el caso precedente, la
el resorte mismo de la tragedia moderna. más bien de noche, durante el sueño de las gentes, en
operación es estructuralmente criminal; no hay operación ino- un lugar cerrado, y uno mismo quizá con una máscara
cente pues nos amparamos en una ley contra la otra. Pero el cri- negra». Después, pacientemente repetidas, las acciones
men es más puramente ético cuando la oposición de una ley a la otra
se vuelve consciente, cuando la operación se libera y delibera. Es-
de_desenterrar, de rebuscar, la exposición del «cuerpo
tamos en efecto en el orden de la universalidad -ley contra ley-, sin defensa», etc.
aunque el crimen se cometa en nombre de la ley de singularidad.
Al abrirse la escena del crimen entre dos leyes (singularidad/uni-
versalidad, mujer/hombre), al leerse en sus dos cuadros, no hay
asesinato que no sea el efecto (ético) de la oposición sexual. Todo
crimen es una operación sexual y familiar.
En consecuencia Edipo es un asesino burdo, inocente a medias, Siguiendo la regla de la economía, retengo solamente la
en todo caso impuro, puesto que no sabía lo que hada. El crimen presencia, la reunión de uno mismo cabe sí, la parusía
puro, el que corresponde a la conciencia ética más «completa», lo
comete su hija, pequeña conciencia huérfana. Esta vez AntÍgona
en la morada del padre, al retornar el hijo pródigo:« ...
es nombrada. Sabía lo que hada y se convierte aquí en la mejor re- la prudencia, la voz susurrada, el oído alerta, la presen-
presentante de la conciencia ética. «Puede ser que el derecho que cia invisible y nerviosa del cómplice y la comprensión
se mantenía detrás 1 -e mboscado, no esté presente en su figura pro- del ntüümo :;igno suyo, todo nos congrega en nosotros
pia para la cvncíencía actuante, sino que solo esté presente en¡{ en mismos, nos comprime, hace de nosotros un ovillo de
la culpabilidad interior de la deci~ión y de la acción». Es el caso de
presencia que tan bien describen las palabras de Guy:
Edipo. « Pero h conciencia ética es más completa (yo!frtandiger);
su falta, m ás pura (reiner), si conoce de antemano la ley y la poten- - ,~Nos sentimos vivos».
cia a la. que se opone, si las considera como violencia e injusticia «Pero, en ¡nÍ mismo, esa presencia total, que se trans-
[solamente una ley puede ser injusta, pero la injusticia de una ley forma en una bomba con un poder que creo terrible,
es necesal'iam.ente una contingencia no jurÍdica], como una con-
otorga al acto una gravedad, una unicidad terminal
tingencia ética, y a sabiendas (wiuentlich), como AntÍgona, .comete
el crimen [ ... J la conciencia ética debe descifrar su opuesto como -el atraco, en el momento de hacerlo, es siempre el úl-
su propia operación, debe reconocer su falta. timo, no porque se piense que no se
el robo con efracción, como
«"Porque sufrimos, reconocemos que hemos incurrido en falta"» va a realizar ningún otro después su nombre indica, lo es
(.A.ndgona) ,
de este, no se piensa, sino porque siempre de una habitación
Todo se detiene ahí y, sin embargo, nada se detiene. La carrera i

es interminable, aunque a cada paso se trate de pararse (absoluta-- semejante concentración de sí no o de una morada familiar,
aquí, de un cuarto oscuro.
mente) en seco en la Última emboscada. AntÍgona accede a la pu- puede tener lugar (no en la vida,
Siempre es el último, es
reza del crimen. Pero la plerütud ética no se cumple en el crimen. nos conduciría, de llevarlo más decir, que nunca hubo otro
El crimen es puro en cuanto crimen porque releva más puramente
lejos, fuera de ella)- y esa unici- que contase antes. Es, por
la escisión, la opos.i.ción de las leyes que constituye a la ética. Pero
esta constitución solo acaba en el momento en que la negativi- dad de un acto que se desarrolla» consiguiente, el primero, el
más primitivo. La economía
dad, aquí esencial, es totalmente relevada. Sin duda el «reconoci- no tiene, como la reunión con-
oscura de la cámara como
miento» del crimen por AntÍgona ha trabajado ahí, y corresponde sigo mismo hegeiiana, la forma arqueo-escatología. Final-
ciertamente al nacimiento de la conciencia ética, al talante ( Guin-
· de cierto roble tras el caso de una mente, si despegamos la
nung), al sentido ético. Pero AntÍgona se queda en el medio de la
· ascensión, en la etapa del «talante»: de todas formas, presa entre glande; pero lo que viene a ser lo ligazón (gl), al comienzo ha-·
bría sido el rqbo. Todo ha-
• dos leyes, desobedece . Tumba de nuevo . Impotente en su acción, mismo sigue siendo, entre parén-
bría comenzado por el final,
retorna a la sima (zugrunde) , al infierno y al mundo subterrá- tesis1 una eclosión antológica: «esa en vísperas .del «mimo fú-
neo, que es su lugar fundamental, su lugar propio. AntÍgona es
unicidad de un acto que se desa- nebre» (La extraña palabra
la figura de la caída (Untergang), del ocaso, marcha hacia abajo y
arrastra con ella a toda su familia, incluso a HemÓn, que la estaba rrolla (la rosa su corola) con gestos de) obsecuente. Lógica de
la obsecuencia
esperando y se da muerte sobre su cadáver. Toda individualidad conscientes, seguros de su eficacia,
se «consume» en la culpabilidad. La victoria de una u otra ley es de su fragilidad y, sin embargo, de la violencia que con-
siempre una catástrofe para la Sittlichkeit, pues abre en ella un kól-
fieren a ese acto, le otorga también aquí el valor de un
pos en el que todo se hunde regularmente, cada uno de cuyos bor-
des, más bien, se derrumba cadenciosamente. Por eso, para que rito religioso».
la Sittlichkeit se cumpla, es preciso que el hundimiento se hunda El acto religioso, el robo ántico, la reunión de la flor
y que el derrumbamiento se derrumbe. El equilibrio (Gleichge- están dedicados a aquel -singular individuo- que perdió
wicht) entre ambas leyes será alcanzado cuando el derecho ab-
su miembro al pie de un árbol para que no volviese acre-
soluto, reconciliando el derecho objetivo y el derecho subjetivo,
engulla a ambos opuestos, haga tumbar su caída incesante. Esta será cer. Stilitano fue, en efecto, el primero que obtuvo el «be-
la victoria apaciguadora del «destino»: « Solo en la igual sumisión neficio de semejante homenaje». «Creo que fue él quien
(gleiche Unterwerfung) de ambos lados se cumple el derecho ab- me inició, es decir, que la obsesión por su cuerpo me
soluto y entra en escena la sustancia ética como la potencia nega- impidió flaquear. A su belleza, a su tranquilo impudor,
tiva que engulle [devota, traga, verschlingt] los dos lados, o como
dediqué mis primeros robos. A la singularidad asimismo
el destino todopoderoso y justo».
de ese magnífico manco cuya mano, cortada a ras de
la muñeca, se pudría en algún sitio, bajo un castaño -
me dijo- en un bosque de Europa central. Durante el
, Risa de la hermana. Como si supiera que no se pueden llevar esos
robo, mi cuerpo está expuesto. Sé que centellea con to-
movimientos de engullimiento hasta sus extremos. Pero la risa tam-
bién es de la madre. Esta risa brota, no estalla enseguida, y más tarde dos mis gestos. El mundo está atento a mi éxito aunque
en la escena la irrisión se amplifica con una repercusión sin o.rigen. desea mi descalabro. Yo pagaría caro un error pero, si
reparo el error, me parece que habrá alegría en la mo-
rada del Padre. O bien yo tumbo ... ».
Apenas cumplida, la esencia ética comienza a disolverse. Una vez
más se oponen dos leyes, pero están representadas por dos indivi-
duos del mismo sexo. Por los dos hermanos de Andgona. Eteocles
y Polinices luchan entre si: el uno dentro de la comunidad para
defenderla; el otro, para atacarla desde fuera. El hermano de An-
dgona solo es Único según la ley femenina de la comunidad fami-
liar. Si Andgona declara hermano a uno solo, al que ha escogido
identificándose o uniéndose a él, es a ese hermano, Polinices, el que
combate contra la ciudad. Es sobre el cadáver de Polinices sobre
el que arroja un puñado de tierra en señal de sepultura. Andgona
es también el hermano enemigo de Eteocles.
Ambos hermanos se dan muerte mutuamente. Yo/tumba. El juego de la anterección mediante el cual
¿Cómo es posible esto? .. nazco a mi nombre supone que, con más de un golpe,
Una escandalizada pregunta atraviesa el tex~o. ¿Cómo, en re-
sumidas cuentas, es posible un hermano? ¿Cómo se pueden tener
pisoteo las flores y abro paso en la espesura virgen del
dos hijos? ¿Cómo se puede ser el padre de dos falos, erguidos el uno erianto hacia la escena primitiva; supone que falseo,
contra el otro? ¿Cómo se puede tener un hermano? ¿Cómo pueden cerceno y birlo la genealogía. « ... la morada del Padre.
dos seres del mismo sexo cohabitar en una familia, es decir -la O bien yo tumbo y, de desgracia en desgracia, ahí está
cuestión es menos fil.cil de lo que nos creemos-, en el reino de la
ética? Con toda seguridad es posible en el reino natural de la ani-
la prisión. Pero, entonces, con los salvajes, inevitable-
malidad. Dos machos, por ejemplo, pueden pertenecer a la misma mente el preso que se arriesgaba a "la Evasión" se to-
camada. Pero justamente estos no son hermanos. Los hermanos pará con ellos por el procedimiento que, más arriba,
no son posibles en la naturaleza. describe brevemente mi aventura íntima. Al atrave-
Pero tampoco en la cultura. Por tanto, es preciso que la fraternidad
sar la selva virgen, si encuentra un placer que con-
se aloje entre la naturaleza y la cultura. Figura de la monstruosidad:
al pasar a la cultura debe desaparecer violentamente. Dos hermanos, servan antiguas tribus, estas lo matarán o salvarán.
cuando se enfrentan, solo pueden darse muerte mutuamente. He elegido recuperar la vida primitiva a través de un
r.97
En cuanto hermanos. Aquello debido a lo cual, pero no sin reir, camino muy lB,rgo. Lo que ante todo necesito es la con-
muere AµtÍgona al haber salido la {iltima. dena de mi raza» .
En d momento ( en efecto) en que el joven ( educado) abandona
a su familia para hacerse ciudadano, se desprende de la ley de la
familia, de todci su sistema, de la ética natural e inmediata. Sin
embargo conserva ahí todavía una adherencia precisamente en la
medida en que tiene un hermano. La figura de los dos hermanos
solo puede ser contingente. A causa de esta contingencia (Zufal-
ligk.eit zweier Bruder) la naturalidad se mantiene. Y sin embargo
esta contingencia irracional, inconcebible -los padres nunca de-
berian concebir a dos hijos, al menos si los quieren vivos-, es in- Entra el Pepe. El Pepe ocupa entonces todo el espacio
sólita o angustiosa solo en la medida en que no es completamente que aparta -separa- de esta frase el autó(pará)grafo
natural, como lo sería sin duda en el caso de dos hermanas, y con
que declina la firma y el estado civil, hacia el cual nos
toda seguridad en el caso de dos gatos. Pero los hermanos no son ni
hermanas ni gatos, porque los machos son machos en cuanto que dirigimos a tr.avés de un camino muy largo.
aspiran a la universalidad racional, a la ley y al derecho: «Ambos
se adueñan con igual derecho (mit gleichen Rechte) de la comuni-
dad». No se puede concebir que dos individualidades idénticas y
El Pepe, nombre de padre o de abuelo, ¿no es acaso
completas -que, por tanto, no se completan la una a la otra- aspiren
igualmente a una sola y misma cosa, que es una ley de universali- también el diminutivo de José, el padre excluido (en sí
dad. El gobierno (Regierung), fuerza de ley universal encarnada inefectivo) de lo que fue inmaculadamente concebido?
en un «alma simple» o en el «sí mismo del espíritu del pueblo», Su nombre golpea el acento circunflejo así como sus
«no tolera la dualidad de la individualidad (Zweiheit der Indivi-
caracteres desvirilizados. «El Pepe, me dije, se llama el
dualítdt},>. Ningún derecho de primogenitura u otro privilegio de
este tipo puede resolver este problema. Haber nacido el primero es Pepe. Y me marc;hé, pues acababa de observar su mano
~ aquí, lo mismo que la simple dualidad, un hecho natural que la ra- pequeña, delícada, casi femenina. [...] - Me llaman el
cionalidad ética no puede tomar en cuenta. No hay otro desenlace Pepe, y tendió su mano. [.. .] Es una chica, pensé al evocar
que la muerte. Como los hermanos tienen ambos razón, la razón,
su mano grácil y creí que su compañía me aburriría».
en cuanto hombres, y como no puede haber dos -dos fundamen-
tos, dos discursos, dos lógoi, dos cuentas, dos razones, dos cabezas-,
ambos están equivocados. Esto termina muy mal, «su igualdad de
derecho (gleiches Recht) al poder quiebra a ambos porque los dos El encuentro con esa especie de figura glabra se ha-
están igualmente equivocados (gleíche.r Unrecht)».
bía elaborado, una vez más, mediante una oposición
Deben abatirse el uno al (sobre el) otro. de negro y de blanco («lana negra/lana blanca», «paño
negro» de una esclavina robada y «escena nupcial» en-
Pero mueren una vez más como .ringularidade.r; la comunidad, ata- tre dos legionarios, «pareja cubierta de tul y vestida
cada y defendida por dos singularidades vacías, «se mantiene ella
con un uniforme de gala») y, en medio, la cancelación
misma>>, se construye sobre la muerte de los hermanos. En cuanto
hermanos: pero el «en cuanto» desaparece en su aparecer mismo. de las oposiciones, hacia la suspensión indecidible,
«En efecto, la individualidad que pone en peligro el todo a favor de su debído al movimiento de grúa del acento circunflejo:
¡1ser-para-sí se ha excluido por si misma de la comunidad y se ha di- «La verdad, cuando le birlas a otro un cliente, tú eres
suelto en si misma». La comunidad honra a aquel que la defiende; quien debe pagarle, me dijo.[...] Esa misma noche me
el gobierno, por su lado, lo castiga privándolo de sepultura, aban- traje la esclavina de un carabinero [...] gran esclavina
donando su cadáver a los «perros» y a los «pájaros». Lo universal,
de paño negro. Me envolví en ella para volver al ho-
tel, y conocí la dicha del equívoco, todavía no la ale-
Christiane Hegel tenía -también ella- dos hermanos. El que se
llama Hegel tenía, por tanto, una hermana única y un hermano gría de la traición, pero no dejaba ya de establecerse
único (Georg Ludwig, oficial en el ejército de Wurtemberg, que
muere en 1812, después de la Fenomenología del espíritu, en
la confusión, insidiosa, que me haría negar las oposi-
el transcurso de la campaña de Rusia. No se sabe nada de su ciones fundamentales» .
sepultura. Llevaba los nombres de pila del padre). El mismo año
(primer volumen de la gran Lógica) tiene lugar el nacimiento y
la muerte de la hija de Hegel, Susana María ( catarro asfixiante),
que no conocerá, por tanto, a sus dos hermanos, nacidos en
1813 y en 1814, Karl y Emmanue/. Después del nacimiento de
este último, Hegel escribe a Niethammer:

«Muy querido padrino y amigo,


[ ... ] En el bautismo lo he reemplazado a Ud. Me he esforzado
entonces por comportarme negativamente y no interferir entre
las influencias de su padrinazgo y su efecto sobre el niño, sino
al contrario por dejar que todo fluyera libre y honestamente. Su
nombre, por el que Ud. pregunta, es Thomas lmmanuel Christian,
el último por mi hermana, el primero por Seebeck y el segundo,
con el que le llamamos, por Ud. Lleva el último porque es cris-
tiano y está bautizado; el primero, porque también debe pasar
al otro extremo, la incredulidad; y el segundo, que debe llevar
a la fusión de los extremos en la amistad y la filosofía y debe,
como un punto de indiferencia (lndifferenzpunkt), ejercer una
influencia temperante y compensadora.
La bendición vertida sobre el niño no se ha desmentido
hasta el momento. Prospera, gracias a Dios. - Mi mujer, aunque
no le da el pecho, ciertamente se encuentra bien de salud ......

José «es» (empalma) pues una chica, más o menos, en


erección («De la apertura salía su sólido cuello, tan
Respuesta de Niethammer (que, en nuestra lengua, ancho como la cabeza. Cuando la volvía sin mover el
es la remachadora, el martillo para remachar /os clavos):
busto, un enorme tendón se empalmaba»), el acento
«[ ... ] ¡Ojalá no sienta demasiada inclinación del lado de Tho-
mas y encuentre el punto de indiferencia sin hundirse en ella
circunfleja un viejo Edipo ciego que sube al calvario
y_ sin terminar, por así decirlo, en lnani El! i Por lo que toca al sostenido por su hija, pero su hija es su padre del que
nombre de Christian, me confío al espíritu de mi comadre, cuyo
nombre lleva, para que se convierta en un cristiano vigoroso, aquel hace las veces de cetro o de gladius o de gladiolo.
y no débil, como corresponde a quien comienza con Thomas!
i Que esa raza de individuos débiles y sin coraje que remeda el
No hay Edipo en marcha sin gl. Él es, por consiguiente,
cristianismo con la cruz, la sangre, la muerte, la humillación, el el falo de su padre que es a la vez su madre y su hija.
envilecimiento de uno mismo, etc., le resulte toda su vida un
horror, como a su padrino!". ¡Vaya cabalgad(ur)a!
·-· --- - -· ·-- --- --·- - -- - - - - - - - - - - - - - - - -

Su otro epónimo (la «comadre"), la tía, hermana de Hegel, El Edipo no_deja ya de albergar «en-sí mismo» su
Christiane, se suicida en 1832, poco después de la muerte
de su hermano. Había sido internada en 1820 en el asilo burla, su parodia, su simulacro y, como aquello que no
de locos de Zwiefalten, después cuidada por el hermano de
Schelling. Sus «trastornos nerviosos" comienzan en 1814 (tras
retorna nunca a él, algo con lo que hallarse invertido.
la muerte de Georg Ludwig, en et momento en que María Hegel Como todas las flores. En el programa desde siempre
está embarazada de su primer hijo):
(oráculo y buena nueva), el antedipo llega en cada es-
«Nuremberg, a 9 de abril de 1814.
Tu estado, querida hermana, que describes en la carta recibida
tacíón como una flor. Se escupe detrás de una reseda.
ayer, nos afecta mucho a mí y a mi mujer. En cuanto a lo que Así es como Stilitano le coge la mano y lo guía por la
tienes que hacer, 13 cuestión ni se plantea: si tu ataque es de
tal naturaleza que basta con un viaje para que te distraigas escalera que habla. La escalera conduce siempre a la
y te recuperes, visítanos [ ... ] Mi mujer estará de parto este
otoño y si encima puedes echarle una mano, tu presencia será
muerte: hacia lo alto y por etapas, escalas, con el sostén
doblemente deseable[ ... ] Te podemos ceder una habitación de otro. Edipo y Cristo se encontraron en una escalera.
separada en una especie de buhardilla (que naturalmente cuenta
con calefacción}. Se trata aquí-'-¿acaso es preciso repetirlo?- de mar-
Sobre todo tranquiliza tu corazón y tu ánimo[ ... ] En cuanto
a la recompensa por lo que haces, búscala en parte en la voca-
chas escalonadas.
ción (Bestimmung) que hasta ahora tenías que cumplir dadas Stilitano dice «sígueme». Piedra de escándalo con
tus circunstancias económicas, y en parte en la obra misma,
en el desarrollo trsico y espiritual de los seres que te han sido la que no hay que tropezar.
confiados [ Christiane era gobernanta en casa del conde de
Berlichingen]-Aparte de eso, delibera contigo misma y con el
«- Sígueme, dijo. Y no hagas ruido, la escalera habla.
médico acerca de lo que tienes que hacer por tu bien•. «Con dulzura marchamos de escalón en escalón.
Yo no sabía adónde íbamos. Un atlet3. sorprendente-
En noviembre de 1815, ·en un borrador de carta mente flexible me paseaba en la noche. UnaAntígona
de Cnristiane a Hegel:
más antigua y más griega me hacía sufrir un calvario
« ... he perturbado los hábitos de vuestra familia y lo siento;
pero no he alterado vuestra concordia doméstica, lo cual me
abrupto y tenebroso. Mi mano confiaba y yo me aver-
tranquíiiza ·..... · gonzaba de chocar a veces contra una roca, una raíz
o de perder pie.
Christiane se instala entonces cerca de su primo, el pastor
Góriz. Hegel:« ... Saluda cordialmente al primo Géiríz, así como
«Bajo un cielo trágico, los paisajes más bellos del
a su mujer y a su hermana; me alivia especialmente saber mundo los habré recorrido cuando Stilitano, de noche,
que tienes en él un amigo y consejero tan fiel y tan sincero;
confíate a él por completo y somete tus pensamientos a su tomaba mi mano. ¿De qué tipo era ese fluido que de él
bienintencionado consejo y a sus opiniones; lo más importante
para el SP,r humano es sustraerse a los pensamientos ociosos y
pasaba a mí y me producía una descarga?»
encontrar en una actividad fructífera con vistas a un fin elevado Subir la escalera, «sufrir un calvario» es tan glorioso
la fuerza de sustraerse a aquellos así como la satisfacción de
su espíritu - una actividad como la que has encontrado bajo como la ascensión del cuerpo sobre el cadalso (subimos
la dirección de tu amigo-; añádele, pese a la distancia, el
al cadalso: «la muerte en el cadalso que es nuestra glo-
recuerdo de tu fiel hermano
Wilhelm . ria») y los dos ladrones se conchaban para interpretar
... asimismo veo por tus cartas que sigues en la provechosa
actividad de enseñanza que habías iniciado. El éxito de tu em- todos los personajes a la vez. El padre Edipo (María-Yo-
presa me alegra doblemente: por una parte porque incrementas crista) es conducido de la mano, ciertamente, de su cria-
de este modo tus ingresos y por la otra porque estás ocupada
de una forma provechosa para tu salud y la satisfacción de tura, hijo o hija, hacia la habitación, habitación de hotel,
200
tu espíritu, y eres útil para los demás [ ... J Lo esencial es que simulacro de estancia familiar y de templo, que ellos
has encontrado, como ya te he dicho, en la confianza de los
habitantes de Aalcn y en tu benefactora actividad un apoyo y exploran de noche como ladrones. La escalera charla
una satisfacción para tu ánimo y W conciencia; y este motivo
tiene que ser siempre el primero en nuestra conducta. Adjun-
yordena todo el espacio. «Apenas la tocaba, la escalera
tos te envío por adelantado los intereses vencidos del capital cambiaba: era el amo del mundo», él, Stilitano, y no la
de trescientos florines junto con un pequeño suplemen~o...•.
escalera. Pero Stilitano es el amo en la medida en que
Dos años después, tres cartas al primo Giiriz para pedirle que
actúe •en mi nombre como un hermano• en el momento en
sostiene (en) la escalera. El manco glorioso constituye
que acontece lo que un hombre puede temer como lo peor, fa una especie de columna truncada, castrada, en torno
experiencia ,más dura, y la ,más desgraciada•.
a la cual se enrosca, como una planta, la escalera. Lo
•Berlín, a 19 de marzo de 1820.
Te estoy muy agradecido, querido primo, por haberme enviado
cual ocurre siempre en torno a una columna ficticia.
mi partida de bautismo, así como por la deuda que tengo Otra escena de escalera. Esta comosesabe,almenosdes-
contigo, deuda que querría pagarte personalmente, pero cuyo
pago quieres aplazar hasta qua visita la patria chica; mas asto vez el hotel de la santa familia es. de Jacob, cada vez que so-
podría demorarse demasiado y los intereses se acumularían; ñamos con un acto sexual,
miserable_ Es un paréntesis: «(A
espero poder arreglarlo con mi hermana. eso representa simbólica-
También estoy en deuda de gratitud contigo por la triste veces, me encuentro con algún mente una escalada o un
noticia que me das sobre el desgraciado estado en que ella se
encuentra: mis ocupaciones me han impedido resPonderte hasta chiquillo, de noche1 y lo acompaflo descalabro.
ahora; ayer he acabado mis clases pero hoy todavía no sé qué
hasta su habitación. Al pie de la es- •Escaleras, escalas, la
responderte; la noticia me ha consternado, es lo más duro (das
HJrteste) que puede pasarle a un hombre. Le hab(a costado calera, pues mis golfillos viven en marcha por una escale-
poco tiempo recuperarse del primer ataque, que le dio cuando ra o por una escala, tanto
aún estaba con el senor de Berlichingen; pero de todos modos hoteles miserables, me toma de la
la subida como la baj ada,
se manten fa en un estado psíquico penoso e inestable. ¿Tendrá mano. Con la misma habilidad que son representaciones sim-
que ver esta recaída con su edad y el cambio que se produce
entonces en la constitución femenina (aunque normalmente Stilitano, él me guía». bólicas del acto sexual»
debería haberle ocurrido hace algunos años}? De nuevo ahora, (Traumdeutung).
igual que en aquella ocasión, calificas su estado de "histérico·.
El único consuelo que me cabe es saberla bajo tu cariMso La escalera, por consl-
Lo que se pega al cuerpo de la co-
cuidado y que, como me aseguras en tu carta, no le falta de guiente, habla. Es sonora
nada. Pero ¿qué más hacer, qué disposiciones tomar, qué tra- lumna truncada, a lo largo de la (madera). lo mismo que
tamientos aplicar? No puedo sino apelar para ·euo a tí y a tu
afectuosa solicitud y decisión. Como lo primero es el estado
escalera que se enrolla, es un hijo las paredes de un hotel, lo
histérico del cuerpo que provoca esa liberación [Entbindung es convertido en padre. De su padre, mismo que sus tabiques de
también el alumbramiento, el parto] de las pasiones internas,
sin duda, ¿de quién si no? panderete (le gusta mucho
se podria esperar un restablecimiento gracias a tu afectuosa
solicitud junto con un tratamiento médico; como en su estado la palabra y toda su literatu-
de confusión mental seguramente conserva la conciencia de la ra constituiría un galanthus;
realidad circundante, tu solicitud con ella es lo más beneficioso Sin embargo, (su) marcha: «... Con . el galanthus es una flor de
para su trastornadQ ánimo, que solo podrán dominar la estima
y el respeto que te tiene. la misma habilidad que Stilitano, leche). «Separado de Ar-
Una vez más, mi agradecimiento de todo corazón por toda tu mando por una pared, acos-
él me guía)
bondad y amor en un caso tan triste; te ruego también que de
tado con Roberto, yo sufría
vez en cuando me des noticias de ella y de los cambios que se
produzcan en su estado. Te ruego asimismo que transmitas mis por no estar en el lugar de
cordiales saludos a los tuyos. Mi mujer y mis hijos se encuentran
«- Ten cuidado.
uno de ellos, o estar con
bien, gracias a Dios -solo ahOra, con tu saludo, me acabo de dar
ellos, o ser uno· de ellos,
cuenta de que te has vuelto a casar-: de mi hermana hace más
de un año que no tengo noticias; recibe, pues, mi más cordial «- Susurraba esta expresión de- los envidiaba pero no tenía

201
felicitación; que este matrimonio te recompense todo tu amor. masiado dulce p ara mí. Debido od io alguno. Subí la esca -
Tu primo y sincero amigo
Hegel,. a la posición de nuestros brazos lera de madera con mucha
precaución pues era sono-
,Berlín, a 13 de mayo de 1820 yo estaba pegado a su cuerpo. Por
ra y de madera casi todos
Querido primo. un momento sentí el movimiento los tabiques de panderete».
En una carta de principios de abril te he comunicado las in-
formaciones que me han llegado de Jaxthausen sobre mi her- de sus móviles nalgas. Por respeto Envid ia Insaciabl e. de
mana enferma, a la vez que l e pedía también que siguieras
aslstléndola. Según otras cartas procedentes de allí parece me aparté un poco. Subíamos, es- sr mismo, no deía ya de
\ ser así (me echan de me-
neces.ario establecer para ella una tutela pecuniaria y personal. trechamente limitados por un frá-
Ciertamente ella está en Neustadt y, como ella misma me dice, nos. me echo de menos):
goza de una muy buena hospitalidad; pero ya ha encontrado gil muro que debía contener el derribar las paredes, los
en esta situación circunstancias que le hacen desear cambios.
Dada la distancia en que me encuentro no tengo más remedio sueño de las putas, de los ladro- cruceros. los tabiques de
que dirigirme a otros para llevar a cabo lo que no puedo hacer nes, de los chulos y de los men- panderete para ocupar to-
yo mismo iY en quién podría tener más confianza que en ti, mi dos los sitios a la vez. amar-
viejo amigo y primal Lo que mi hermana necesita es el amigo digos de ese hotel. Yo era un niño
se en (el) lugar del otro,
que has sido hasta ahora para ella administrándole sus asun-
tos nnancieros y aconsejándole respecto a su ·estado; pero es
al que su padre conducía con pru- poner fin al peor sufrimien-
preciso además que ese amigo tenga una autoridad jurídica dencia. (Hoy soy un padre al que to (tener envidia por no te-
para tratar ambos asuntos. Ciertamente el Señor consejero de
Estado conde de Berlichingen me rem~e al tribunal de huérfanos su hijo conduce al amor)». ner suficiente envidia, por
en Stuttgart, al que compete 'la confirmación de una tutela así no poder siquiera re-apro-
como el ejercicio. de la vigilancia. Pero desde aquí no puedo
Hoy, entre paréntesis, es el pre-
piarse la envidia como el
llevar a cabo directamente el establecimiento regular de una sentemente de la escritura: soy un sufrimiento de uno mismo.
tutela ni puedo contribuir a las gestiones necesarias si no es por
procuración. Por eso te ruego en este desgraciado asunto -el padre. Pero el «yo er a un niño>> su mal, el suyo mismo). tra-
más desgraciado (unglückllchsten) que puede haber para un
hombre-, que te emplees al máximo y emprendas las gestiones
de la frase anterior, fuera de pa- garse, toquetearse. parirse.
darse a luz y darse lo su-
pertinentes. SI, por ml parte, fuera necesaria una procuración réntesis, pertenece al tiempo del
en regla -aparte de aquello para lo que te doy plenos poderes yo, después empalmarse a
en esta carta-, te la haría llegar conforme á tus instrucciones; mismo relato en marcha según el muerte. masturbarse final-
pero mi procuración para establecer una tutela para mi hermana
solo podría basarse en informes médicos y testimonios de otras
cual, una página más arriba, o un mente o follarse a sí mismo
personas relativos a su estado y a su comportamiento -informes escalón más abajo, el niño era el escurriéndose: yo me ese,
y testimonios que yo estaría Óbligado a pedirte, puesto que ya yo me ene
los tienes o puedes tenerlos en breve-; y la especie de tutela viej o Edipo sostenido por su hija
que has ejercido hasta ahora Justifica por tu parte la petición de (Stilitantígona) a la que le entre-
una nueva autorizaciónj urídica. Hoy he escrito al doctor Uhland
de Neustadt, que es su médico y le consiguió un alojamiento, gaba una «mano confiada». ¿Quién ech a una mano a
pidiéndole que se ponga en contacto contigo -por una parte
en lo que concierne a los gastos de su estancia allí, dado que quién en la historia? ¿A quién corresponde la mano?
eres tú el que ha llevado sus asuntos financieros-. Como sus ¿Qué sentido tiene que tiemble? ¿Quién emite gl, la
recursos no bastarán para procurarle un aloíamlento decente (la
suma fijada por contrato para la manutención y el alojamiento descarga del fl uido?
es de 300 florines al'año). me ~e comprometido a depositar
un suplemento de 100 a 150 norines; en este aspecto de la Stili tano, el padre hijo e hija en columna, el es-
cuestión, por consiguiente, tendrfa ante todo que ponerme de tilista manco, utiliza siempre, a modo de gancho, el
· acuerdo contigo; según una indicación que me diste anterior-
mente ella pudo vivir muy dignamente en Aalen con sus propios acento circunflejo que le presta ayuda manual en las
recursos. Desea ardientemente volver a Neustadt y la cuestión
estriba en si se puede quedar allí y si la podemos dejar. Por otra
cercanías de los lugares donde elabora su luminosi-
parte le he pedido al doctor Uhland que te informe sobre su dad. El acento circunflejo se convierte entonces en
202
estado; así se verá si puede seguir llevando una vida privada o
si ha de ser confiada a los cuidados de una insotución pública.
su falo, el miembro despegado q ue vuelve a crecer
Para que pueda llevar tranquilamente la primera, lo único que tras haberse podrido al pie de un árbol. «Al perma-
hace falta, según lo que se me ha dicho y según tú mismo ya
me has notificado, es una autoridad que se ejerza legalmente necer inaccesible, se torna el signo esencial de aque-
sobre ella; para la segunda solo una tutela en buena y debida llos que he nombrado y que me echan por 6erra. Por
forma podrá decidir sobre ello.
Te ruego, pues, aquí que actúes en mi nombre como un consiguiente, yo era casto. A veces él tenia la cruel-
hermano: el mayor sosiego para mí es que estés a mi lado en
este asunto, este sagrado asunto. dad de exigir que abrochase su cinturón y mi mano
Liega la hora del correo; termino con mi adiós más cordial. temblaba. (Hablaré más adelante del carácter de mis
Tu primo
Hegel,. manos y del sentido de este temblor- No sin razón se
«Berlín, a 17 de Junio de 1820.
dice en la India que las personas y los objetos sagra-
Querido primo, dos son Intocables). Stilitano estaba feliz de tenerme
En respuesta a w amable comunicación de nnales del mes
pasado te envío adjunto: 1 °) Una letra de cambio de 300 flo- a sus órdenes y me presentaba a sus amigos como su
rines como pago de la suma que le debía a mi hermana (me
acabo de dar cuenta ahora de que tenía que haber añadido el
brazo derecho. Sin embargo, él estaba amputado de
porcentaje de intereses, pero eso se puede hacer más adelante). la mano derecha; yo me repetía con arrobo que, cier-
No he podido domiciliarlo en Stuttgart; pero, por lo que sé, en
Stuttgart se buscan las letras pagaderas en Francfort y hasta tamente, yo era su brazo derecho, el que hacía las ve-
°
quizá las puedas vender en Aalen. 2 )Te mando al mismo tiempo
ces del miembro más fuerte».
una procuración para la tutela que has tenido la amabilidad
de asumir. Pero esta procuración solo puede tener efecto si se
acepta y reconoce jurídicamente la tutela. Tú sabrás mejor que
nadie lo que hay que hacer al respecto y tendrás la bondad
de ocuparte de ello.
La formalidad de la wtela tiene que ver. también con lo que
puedo seguir haciendo para el mantenimiento de mi hermana.
Si reconoce y admite de buen grado una tutela, todo Irá bien;
pero si sus acciones se siguen dejando a su libre arbitrio, no
estoy en modo alguno dispuesto -aunque tuviera más dinero
del que tengo- a sostener financieramente sus extravagancias
(Extravaganzen) ni a asumir los gastos que derivarían de es-
tas. Semejante garantía solo puede basarse en una regulación
jurídica que no le otorgue la facultad de actuar a su antojo re-
chazando todo buen consejo; el médico de Zwiefalten también
necesita perentoriamente semejante autorización para tratarla
-tratamiento que por lo demás hace pagar un poco caro en
proporción con el precio de la pensión-. Te ruego pues expre-
samente que hagas, en W nombre o en el mío. las gestiones en
este sentido ante el tribunal de huérfanos de Stuttgart. Diez líneas más abajo, cortando por real decreto este
Asimismo te doy las gracias por las muestras de amistad que
me has brindado, y de antemano por aquellas que todavía me desarrollo, sin más elaboración aparente, en el mo-
brindarás, también te ruego que transmitas a w señora madre
y a tus hermanos y hermanas, especialmente al secretario de
mento en que Stilitano abandona la escena que se abre
correos, mi cordial agradecimiento por las múltiples molestias con «sígueme», el acento circunflejo abre otra escena,
que se han tomado; espero que un día pueda ser útil a ti y
a los tuyos. la suya, la del acento que se anuncia: he aquí lo que
Adiós,
Tu fiel primo
soy, dónde y cómo he nacido, cómo me nombro, me
Hegel bautizo a mí mismo (Juan bautizó a Cristo), me llamo,
Te ruego que hagas llegar a mi hermana la notita adjunta•. me escucho, me apodo flor (el bautismo es un segundo
En la página 3 de esta carta, la siguiente procuración;
,Por la presente otorgo plenos poderes a mi primo, el señor deán nacimiento), nazco una vez más, me doy a luz como
M. Giiriz, en vista del estado de enfermedad mental que según
todas las noticias afecta a mi hermana Christiane Hegel, para
una flor. Al estar condenada la raza, el acento circun-
que en lo referente a ella obre en mi nombre y, en la medida fl.ej o se consagra abriendo la boca y sacando la lengua
en que me compete, lo.declaro su tutor.
G.W.F. Hegel -la sílaba se queda un poco rezagada- , se eleva y se
Profesor de filosofía
en la Real Universidad de esta ciudad
coloca él mismo como cabeza coronada.
Berlín, a 17 de junio de 1820•.

Un año después, Christiane deja la casa de salud de Zwiefalten:

,Berlín, a 12 de agosto de 1821


Mi querida hermana,
Me ha alegrado de cora·zón enterarme por tu carta de junio del A la flor de retórica que organiza este antitropo, a esta
feliz restablecimiento de tu salud así corno del fortalecimiento metonimia que simula la autonimia, yo la bautizo an-
y recuperación de tu ánimo; y desearía, después de la lectura
d~ tu carta, poder atenerme solo a ese sentimiento. Pero so- thonimia. También se podría decir anthonomasia. La
bre todo desearía que los sentimientos dolorosos y amargos
que aquella ha despertado·en mí solo conciernan al pasado antonomasia es «una especie de sinécdoque que con-
y ya no se apliquen al presente ni al porvenir. Pues este res- siste en tomar un nombre común por un nombre propio
tablecimiento de tu ánimo ha de permitir esperar que superes
el.pasado, el recuerdo de tus sufrimientos, el sentimiento de o un nombre propio por un nombre común» (Littré).
haber padecido daño y ofensas. Yen primer lugar he de atraer
tu atención sobre esté hecho; debes esforzarte por alejar de
ti ese pasado y preocuparte por el estado actual de tu ánimo
a
y de tu comportamiento con respecto los demás. Cuanto
más puedas, a partir de esta actitud presente, vencer y apar-
tar estos recuerdos tanto más sano será tu ánimo y tanto más
amigables se volverán tus relaciones con los demás. En tu carta
has considerado necesario, para justificarte, volver sobre tantas «Volví al hotel. Avisé a Stilitano que·me dijo que él se
cosas dolorosas: sin duda estabas sintiendo la necesidad de
convence/me del mal trato que has padecido; pero, en general, encargaba de arreglar
.
el asunto
.
y salió.
convéncete de que el hecho de recordar este pasado solo puede
ser desfavorable para acabar de·curarte; y con respecto a los
demás, lo qué mejor te justifica es tu actual comportamiento
sensato. En cuanto a la justificación que podría resultar de una
mala conducta de los demás con respecto a ti, esta adquiere
necesariamente la forma de reproches y, por consiguiente, antes
que ganana, aleja de ti la simpatía de aquellos ante los cua-
les querrías justificarte. Borrar el recuerdo del daño padecido; «Nací en París el 19 de diciembre de 1910. Como pu-
este es el mejor consejo que puedo darte para tu salud. pero
consldéralo sumamente importante. pilo de la Asistencia Pública, me fue imposible conocer
Ciertamente debía esperar que escribieses a tu hermano otra cosa de mi estado civil. Cuando cumplí veintiún
acerca de las circunstancias que han contribuido a hacerte
tan desgraciada; pero esto debe llevarme lo menos posible años, obtuve una partida de nacimiento. Mi madre se
a querer justificar a otros o a justificarme a mí mismo ante ti
y despertar de nuevo en ti lo que debes considerar como pa-
llamaba Gabríela Genet. Mi padre permanece desco-
sado; por eso quiero únicamente tocar con brevedad algunos nocido. Yo había venido al mundo en el número 22 de
puntos que pueden tener Interés con respecto al porvenir. Que
no puedes entablar de nuevo relación con el deán G5ritz (cada la calle Assas.
204
vez me parece más que esta relación ha sido la ~ausa de tu «Sabré pues algunas informa~iones sobre mi ori-
enfermedad), se comprende por sí mismo. Expresas asimismo
el pensamiento de volver a las tierras del conde de Berlichingen:
gen, me dije, y fui a la calle Assás. El 22 estaba ocu-
veo así que, como es natural, no tienes sino una idea imperfecta pado por la Maternidad. Se negaron a informarme.
del efecto que tu comportamiento ha producido en los demás
cuando estabas enferma y que por eso puedes comprender Unos campesinos me criaron en él Morvan. Cuando
menos aún su comportamiento con respécto a ti; pero de ahí
resulta una invitación tanto más apremiante a alejar de ti las
me encuentro en la landa -y, especialmente, durante
ideas que te has hecho de eso. Naturalmente ya no mantengo el crepúsculo, cuando vuelvo de visitar las ruinas de
correspondencia con el señor conde.
En cuanto a mi conducta debo mencionar dos cosas: te Tiffauges, donde vivió Gil]es de Rais- con flores de
escribí a Neustadt y en esa carta te invitaba ante todo a dirtgir
tu alma hacia el pensamiento de Dios y a obtener del amor
genista, siento por ellas una profunda simpatía. Las
supremo la fuerza y el consuelo; lo mismo en una carta dirigida observo con seriedad, con ternura. Mi turbación pa:..
a Zwiefalten; pero para mí es como si hubieras contestado de
una forma que no esperaba y eso que todo lo que te decía rece regida por toda la naturaleza. Estoy solo en el
no podía proceder sino de los más profundo de mi corazón.
En suma, tras esa carta, recibí otra de ti anunciándome que
mundo, y no estoy seguro de no ser el rey - quizás el
querías marcharte de Neustadl donde la mía por consiguiente hada de esas flores-. Ellas me rinden un homenaje a
ya no te ha encontrado; ~scribí a Sttutgart pero de allí reclb(
la noticia de que también te habías marchado de esa ciudad; mi paso, se inclinan sin inclinarse pero me reconocen.
así pues, tanto mis exhortaciones como la ayuda que algunos
amigos hubieran podido aportarte a petición mía ya no podían
Saben que soy su representante vivo, móvil, ágil. ven-
llegar hasta d. ¿Te llegará todavía esta carta a Zwiefalten o a cedor del viento. Ellas son mi emblema nat;qral, pero
Stuttgart? En cuanto a la segunda cosa -confirmarte el lute-
rés que tengo por ti mediante un envío de dinero-, sabes que yo tengo raíces, por ellas, en este suelo de Francia ali-
he reunido los 300 florines que debía aún y que he enviado
a nuestro primo el deán; asimismo me he comprometido, en
mentado de huesos pulverizados de los niñ~s, de los
la medida de mis posibilidades, a ayudarte en adelante eco- adolescentes ensartados, masacrados, quemados por
nómicamente. La devolución de este capital naturalmente me
ha puesto en dificultades desde entonces; pem me esforzaré Gilles de Rais.
en contribuir a ello en cuanro sepa donde te vas a establecer. «Por esta planta espinosa de las Cevenas*, participo
Siento que no hayas querido quedarte en Zwiefalten -aunque
solo sea debido a los gastos de viaje y de transporte de equi- de las aventuras criminales de Vacher. Finalmente, por
paje- . No puedes volver a Aalen después de todo lo que te ha
ocurrido allí y debido a la Impresión que has causado durante ella cuyo nombre llevo, el mundo vegetaJ me es fami-
tu enfermedad. Sin embargo 'JO hubiera considerado una pe- liar. Puedo sin piedad considerar todas las flores, son
queña ciudad como la ocasión más propicia para ti -aunque
solo fuera debido al bajo coste de la vida-. ¿Pero por qué no de mi familia. Si, por ellas, me junto con los dominios
mencionas en absoluto la posibilidad de ocuparte de nuevo en
la enseñanza tal como lo hiciste con gran éxito y atra~ndo hacia inferiores -pero donde me gustaría descender es a los
ti, tal como lo escribes, el recuerdo agradecido de las gentes de helechos arborescentes y a sus ciénagas, a las algas- ,
Aalen? Esto te pmporcionaria un suplementn de recursos más
seguro del que esperas oe una ayuda externn; el hecho de tijarte me alejo tan1bién de los hombres**».
semejante meta, g¡acias a la cual podrías ser útil a los demás,
sería el medio más seguro de conservar tu salud espiritual y al
mismo tiempo tu salud corporal. No sabes lo Que siento que en
Aalen hayas abandonado esta ocupación y hayas dependido de
otras personas en las que creías{¡ue podías apoyarte --lo cual • «El mismo día que me conoció, Jean Cocteau
sin duda ha causado tu enferme::lad-. SI quieres va!erte por tl me denominó "su gr.nista de España". Él uo sa-
misma, entonces estarás segura interior y exte1iormente -µor tl bía en qué me había convertido esa tierra»,
misma, es decir al mismo tiempo con un espfritu dirigido hacia
una meta elevada- . En cuanto a la enseñanza yo también me •• «Los botánicos conocen una variedad de ge-
gano la vida con ello y eso me honra, como asimismo me honran nista que denominan la g-enista alada».
los demás. ¿Cómo podría arreglarse esto para ti? Algunos falo alado, «polla alada> del Mi/ogro. A lo largo de Pom-
amigos podrán aconsejarte allí mismo sobre esto; péro, te lo pas fúnebres, la madre (la criada) de J. D. sigue su
ruego, acepta los buenos consejos que otros te dan. Debes aI cuerpo «para ir hasta el cementerio, ella dispuso su
menos creerme en este punto: nas herido duramente los bue- velo hacia atrás, dándole simplemente la vuelta, en
nos sentimientos de otras personas hacia ti y los has vuelto su cabeza, a ese sombrero alado fantásticamente».
desfavorables porque no has aceptado el consejo y la ayuda «El caballo que tiraba del coche fúnebre estaba can-
que te ofrecían para tu mayor bien y no te has dejado apartar sado•, ella quería evitar «la actitud altiva de una dama
de lo que se había vuelto nocivo para ti. muy orgullosa•. «la muerta era ella»
Acepta estos recuerdos fraternales como han brotado de mi
corazón. ¡Deja que la paz se instale en el tuyo!
Unas palabras más sobre mi mujer y mis hijos (estos últimos
te darán ellos mismos noticias suyas): este verano, gracias a
Ese nombre de flor sería, pues, un criptograma o un
Dios, estamos mejor que el invierno pasado, en el que yo no criptónimo. No es propio porque es común. Por una
me sentía bien y mi mujer estaba aún más enferma y débil.
Por lo que respecta a mi situación habría mucho que contar; parte,
aunque estoy contento con ella, la situación es distinta en un
gran Estado y, dada mi función, esta no puede estar para mí anionomasia Esa alienación, antes Incluso de que yo
siempre libre de preocupaciones y temores (fundados o no), vuelva en mí, no deja ya de pasear mi nombre propio
Adiós, querida hermana. por la calle, lo clasifica en el mundo «natural•. congela
Tu hermano la apelación en una cosa exterior, en su nombre o en
Wilhelm•. su forma. Mi firma se arrastra: Derelicción, errabundia
sin fin. En medio de las cosas. equivalente, pero abso-
lutamente sola. Habrá tomodo vías muy distintas. Ha-
Seis años después, siempre desde Berlln ( 182 7) bría que llevar a cabo un análisis sistemático de ella.
Por ejemplo, en el caso de la genista, la constitución
•Mi querido hermana, del emblema es bastante fácil y cercana a la conciencia
[... ] Por tu cana me 11e enterado del accidente quele ha ocurrido - por eso esta lectura es muy preliminar- en la medida
a mi busto; ciertamente es frágil...• en que pasa por una forma nominal entera. El caba -
(falta la mitad inferior de la carta) llo o la flor no destacan como el perro de Giacome-
ttl: este último se despega -pero tira también, como
cualquier firma. de su correa - siguiendo un trayecto
Cuatro años más tarde (año de la muerte). radicalmente distinto. Releer «se hace una bola,: «Su
rígida horizontalidad restituía perfectamente la forma
•[...) Ya no ha habido forma de conseguir ese grabado de mí que conserva el gato, incluso cuando se hace una bolo.
· del que has pedido dos ejemplares: pero, como no solo he «Como me sorprende que haya un animal, - es el
sido grabado en cobre, sino también tallado en relieve, te voy único entre sus figuras:
a mandar dos de ésas medallas -y lo habña hecho ya de haber «ÉL. - Soy yo. Un día me vi así por la calle. Yo era •
sabido cómo-. Por correo resultarían máscaras que su precio de el perro.
compra; as/ que esperaré un poco más a una ocasión oportuna, «SI, en un primer momento, fue elegido como signo
[ ... ] Por el momento y, como es de esperar, para siempre nos de miseria y de soledad, me parece que ese perro es
hemos librado de todos los problemas; sin embargo nuestro dibujado como un autógrafo armonioso, al responderla
tiempo sigue siendo Inquietante, todo lo que fue tenido por curva del lomo a la curva de la pata, pero ese autógrafo
firme y seguro parece que vacila...•. es también el ensalzamiento supremo de la soledad•.

La medalla que sus alumnos le regalaron a Hegel lleva en el


reverso un genio celestial, de pie y flanqueado. a su derecha,
por una mujer. Esta sostiene una cruz de la que se va a apo-
derar el genio. Al otro lado, un filósofo sentado delante de una
columna. Encima de la columna, la lechuza que echa a volar
al final de la historia. El filósofo escribe en un libro abierto
encima de sus rodillas.
Más o menos en ese mismo momento, a Hegel lo nombran
Caballero de la Orden del Águila Roja de 3' clase por los
servicios prestados a la ciencia y en su calidad de profesor. El El emblema, el blasón abren y cierran (ruido y estríe-

2,06
águila roja no es el águila napoleónica, la única ante la cual el tura de la válvula) la efusión entrecortada de una he•
idealismo especulativo se haya puesio de rodillas. Lo mismo rida. Todo el Taller trabaja esa herida. La firma es una
que ante •el espíritu del tiempo• que avanza •como una Falange herida y no hay otro origen para la obra de arte. «No
acorazada y compacta, irresistiblemente, y con un movimiento hay para la belleza más origen que la herida, singular.
tan imperceptiblecomo el del sol•. Esta carta a Niethammer (5 diferente para cada uno, oculta o visible, que todos
de julio de 1816) desbord·a desprecio por aquellos. •hormigas, los hombres conservan dentro de sí, que preservan y
pulgas y chinches•, que pretenden oponerse a él, y que no son donde se retiran cuando desean dejar el mundo para
dignos siquiera, como se dice en el Evangelio, de desatar sus una soledad temporal pero profunda. [.• .] Me parece
zapatos: •Pueden alcanzar a los cordones del zapato del colose que el arte de Giacometti quiere descubrir esa herida
y untarlos con un poco de betún o de fango; pero sen incapa- secreta de todos los seres e Incluso de todas las co-
ces de desatárselos, y más aún de arretiatarle los zapatos de sas con el fin de que aquella los ilumine,. Y, sin transi-
los dioses [ ...I que tienen suelas elásticas y, menos aún, las ción aparente - un gran espacio en blanco-, viene el
botas de siete leguas cuando se las calza[ ... ¡ incluso, para parágrafo de Oslris en la «cripta del Louvre,. La herida
la edificación de toda la ajetreada y atareada compaña, uno oculta de la firma, el criptograma sangrante, es el des-
mismo puede ayudar a untar el calzado del gigante con la pez pedazamiento de Osiris. Pero la economía de la firma
que ha de retenerlo y, para diversión propia, prestar ayuda..., . no interrumpe jamás su trabajo. Halla en el resto de le-
Ese mismo año (1831), Víctor Cousin se convierte en oficíal siones un apótropo suplementario, una especie de re-
de la Orden de la Legión de honor, a su vez instaurada por el seda. Igual que Stilitano se empalma un poco más por
Imperio (la otra águila). Se lo anuncia a Hegel: •Heme aquí. mi ser manco. Y Querelle por ser bizco. Edipo nunca ha-
querido amigo; charlemos un rato, como si ambos siguiéramos brá caminado tan bien como tras su accidente, por así
reclinados en su sofá a trescientas leguas de los inoportunos decirlo, reciente. Edipo tiene clase, pero porque cojear
y de los negocios. Como casi se lo había anunciado, me han otorga cierta clase, confiere un nombre más o menos
nombrado Consejero de Estado y oficial de la legíón de honor: propio. Claudicación: clasificación. Al funámbulo que
algo más de importancia sin mucho más trabajo. Pero por lo está en tierra: «llegaré incluso a aconsejarle que co-
que toca a ta carrera política, le repito que no tengo intención jee•. «Él (Giacomettl) retoma su camino cojeando_ Me
de entrar en ella. Ser diputado me atrae bastante poco en sí dice que se alegró mucho cuando supo que su opera-
mismo y sigo fiel a la filosofía. Si me agrada mi puesto en el ción -tras un accidente- lo dejaría cojo. Por eso voy a
Consejo de la Instrucción pública es solo por los servicios que arriesgar lo siguiente: sus estatuas también me dan la
me permite prestarte a la filosefía; y puedo decir entre nosotros impresión de refugiarse, en último término, en no sé
que desde hace un año se los he hecho bastante importantes. qué lesión secreta que les confiere la soledad•. La «he-
He constituido la École Norrnale, o sea nuestro verdadero semi- rida secreta» es asimismo el «fuero Interno• del funám-
nario filosófico, he renovado el plantel de profesores; he hecho bulo, «esta es la que él va a hinchar. llenar•.
reglamentos, Instituido concursos, en fin, administrativamente
he dádo un fuerte Impulso a sus queridos estudios. Por eso
he entrado en el Consejo: el día en que ya no pueda seguir
ejerciendo esta útil influencia en los estudios filos~ficos, me
retiraré y me limitaré a servir a la filosofía con mis c!lrsos y mis
obras. Convénzase, pues, querido Hegel, de que toda mi alma
se debe siempre a la filosofía. Ese es el fondo del poema de mi
pobre vida, como le decía; la política solo llena los episodios•.
Para hilvanar toda la correspondencia o toda la relación
Cousin/Hegel (se trata de dejarse penetrar, incluso fecundar,
en nombre de Francia, por el concepto aquilino): ..... ¿Cómo le
va? ¿Cómo va la buena de ta Sra. Hegel? ¿Y sus hijos? - Su
alma está en paz, Hegel. La mía está sufriente. Me pase la vida
echando de menos mi prisión (Cousin fue arrestado en Dresde
por ,participación en intrigas revolucionarias alemanas,,, de las
cuales Hegel siempre por lo demás lo creyó inocente. Pero su
indiscutible •liberalismo• había hecho plausible la acusación,
lo mismo que había motivado la suspensión de sus cursos en
la Sorbona y en la École Normale, por otra parte cerrada, en El taller abre a todos los burdeles en do.nde el cojo
1820]. Pero no olvido que no estoy solo con Ud., solos, por la acosa a la virgen reservada desde una noche antes
noche, en su sofá: y no es a 300 leguas de distancia como de todo pasado, «sus dedos suben y bajan como los
podemos charlar ínlimamente ....• (13 de diciembre de 1825)... de un jardinero que talla o injerta un rosal trepador».
• ...Quiero formarm,1, Hegel; por ~onsigulente, necesito tanto Para dilíse cuenia del ,:arácter cínico del autógrafo
_en io que conciern~ a mi conducta como a mis publicaciones es preciso ✓er la fotografla dei eswltor, de frente, al
unc>s opiniones ñusteras, y las espero de Ud. [•.. ] Hay cuatro principio de! libro (cada rasgo cae de,él. como de un
puntos en este pequeño escrito: 1. el Método, 2. la aplicación perro apaleado), pero sobre todo la firma de
a la cnncíencia o líl Psicología, 3 . el paso de la Psicología a la
ontvlogía, 4. algunas tentativas de un sistema histórico. Que su
buena cabeza deje caer alguna cosa sobre estos cuatro puntos.
Sea tanto m~s despiadado que, decidido a ser útil a mi país, me
permitiré siempre-modificar según las necesidades y el estado,
tal cual, de este pobre país. las directrices de mis maestros
alem~nes [ ...] No se trata de crear aquí en un invernadero un
inmrés artificial por las especulaciones extranjeras; no, se trata
de implantar en las entrañas del .país unos gérmenes fecundos
que se desarrollen en él naturalmente y de acuerdo con las
virtudes primitivas del suelo; se trata de imprimirle a Francia
un movimiento francés que después funcione por sí solo.(...]
Yo mediré la fuerza del viento con la del pobre corderito; pero,
en lo que a mí respecta, que no soy ningún corderito, ruego al
viento que sople con toda su fuerza. Siento que mí espalda es
lo suficientemente firme para soportarlo; no pido clemencia
más que para Francia, Hegel, dígame la verdad, después le
pasaré a mi país lo que él pueda comprender de ello• ( 1 • de
agosto de 1826). • .., Vuelvo a mí. He tomado una resolución,
No, no quiero eutrar en los negocios; mi carrera es la filoso•
fil!, la enseñanza, la instrucción pública. Se lo he declarado de
una vez por todas a mis amigos, y mantendré mi decisión. He
Iniciado en mí país un movimiento filosófico que no carece de
importancia; con el tiempo, quiero vincular mi nombre a él, esa
es mi única ambición. Tengo esa; no tengo ninguna más. Con
el ·oempo, deseo fortalecer, ampliar, mejorar mi situación en la
enseñanza pública, pero únicamente en la enseñanza pública.
¿Qué le parece, Hegel? - Por consiguiente, solo le he pedido a
la nueva administración mi reincorporación a mi cátedra, pero
con un título más sólido que el de profesor suplente.( ...] De el otro. Sin creer en la suerte ni lracerlo tan bien, se ha
este modo no soy ni suplente ni titular, sino adjunto, lo cual es reproducido esta firma en un libro malo, al lado de una
mejor que aquel, menos que este, y me otorga Independencia fotografüi del autor: porta, de píe, ese bastón del que
e inamovilidad.¡...] Necesito, incluso para aqui, algo de éxito en le resultó.difícil, hace unos años. despegarse.
Alemania. Vea pues, Hegel, si fuese posible que Proclus, Platón, La firma es un cliché. Sin derechos de reproducción
Descartes o los Fragmentos logren en su Periódico los honores
de un articulito. Uno SU)-0, Señor, sería demasiado; pero dígale
que escriba algunas páginas al respecto a M. Ganso al excelente
Hotho. [...) Adjunto a su ejemplar otro para la persona que quiera
hacerse cargo de hacer un pequeño anuocio en su Periódico o en
otro lugar, por ejemplo, si fuese posible...• (7 de abril de 1828).
•Mis lecciones acaban de terminar, y me apresuro a escribirle,
mi muy querido Hegel. Entre nosotros, han tenido cierto éxito; por otra, no es propio porque ret rotrae asi-
se les ha concedido el honor de mecanografiarlas y recorren el mismo a los dominios inferiores, a las ciénagas, incluso
mundo. ¿Han llegado hasta Berlín y hasta Ud.? Por sí acaso, le
envío un ejemplar completo, con la condición de que acepte, al fondo del mar. Sobre el ruar, con amplios :flancos
Señor.darme su opinión. [...] Se han vendido tres mil ejemplares
de mis lecciones. Ahora, he aquí el reverso de la medalla. Ha
pero llevada por aquél, la galera. En el fondo del mar,
habido una auténtica rebelión en todo el mundo materialista e el alga. La galera está, por lo demás, cubier ta de algas
industrialista. Los viejos despojos de la Escuela de Condlllac se
han sublevado al reconocer a su antiguo adversario. A falta de («algas de terciopelo», «algas de azur», etc.).
20 8
buenas razones, no han faltado las acusaciones y los insultos. El alga es una criptógama, una de esas plantas que
Pero no soy un hombre al que le perturbe mucho todo eso. Por
otra parte, la teología me ha tenido muyvigilado y me mira con esconden sus
una mirada inquieta. No me considera un enemigo sino un sos-
pechoso. He intentado no darle ningún pretexto, 1sino la supre- otra metonimia de esa <ladrona que es mi madre»: aquí
macía de la Razón y de la Filosofía!...• (15 de agosto de 1828). hay que leer a Genette. Metonimia en Proust, dejar
que se haga, en abismo, mar adentro, un trabajo infi-
nito que recorra, drague las lenguas o las lagunas que,
al hacer esto, apenas «roza» ligeramente la «pura cúspide de su pi- en todos los sentidos, falsas o verdaderas. hacen que
rámide» en el momento en que consigue su victoria sobre el princi- ahí cale la amenaza de engullirlo todo: • ... o también,
mucho más compleja, la red de analogías y de proxi-
pio rebelde de la singularidad y sobre la ley divina. Y es que la lucha midades que se anuda en ese otro pasaje de La Fugi-
continua del «espíritu consciente» con el «espíritu inconsciente» tiva, donde el narrador evoca sus visitas al baptisterio
no ha tocado a su fin. Lo inconsciente no ha sido destruido, sola- de San Marcos en compañía de su madre: "Para mí ha
llegado una hora en la que, cuando recuerdo el bap-
mente «herido», lesionado, ofendido. «El espíritu manifiesto tiene tisterio, ante las aguas del Jordán en donde san Juan
la raíz de su fuerza en el mundo de abajo (Unterwelt). La certeza de sumergió a Cristo, mientras la góndola nos esperaba
sí experimentada por un pueblo, una certeza que confía en sí y se ante la Piazzetta, no me resutta indiferente que, en esa
fresca penumbra, a mi lado: hubiese una mujer envuelta
reafirma sin cesar, posee la verdad de su juramento, que vincula a en su duelo con el fervor respetuoso y entusiasta de la
todos en uno (die Wahrheit ihres Alfe in Eint bindenden Eider), solo mujer mayor que vemos en Venecia en la Santa Úrsula
en la sustancia de todos, inconsciente y muda, en las aguas del ol- de Carpaccio ni que esa mujerde rojas mejillas, de ojos
tristes, con sus negros velos y que, para mí, nada po-
vido. Por eso el cumplimiento del espíritu manifiesto se cambia en drá ya nunca hacer que salga de ese santuario suave-
su contrario y lleva a cabo la experiencia de que su derecho supremo mente iluminado de San Marcos en donde estoy seguro
es su supremo desafuero, que su victoria es más bien su propia caída de volver a encontrármela porque ella tiene allí su lugar
reservado como un mosaico, sea mí madre": mosaico
(:ein eigener Untergang). Por consiguiente, el muerto, cuyo derecho del bautismo, "en relación con el entorno", donde el
es lesionado, sabe encontrar para su venganza instrumentos que Jordán presenta algo así como un segundo baptiste-
igualan en efectividad y en violencia la potencia que lo ha herido». rio en abismo dentro del primero: réplica que dieron
a las aguas del Jordán las de la laguna ante la Piazze-
El muerto continúa, pues, actuando, el muerto et(tá) herido, vuelve tta, glacial frescor que cae sobre los visitantes como
a la carga desde la sustancia muda e inconsciente a la que han que- un agua bautismal, mujer de luto semejante a aquella,
rido retirarlo, reducirlo, comprimirlo. El retorno del muerto, la muy cercana, del cuadro de Carpaccio, a su vez imagen
en abismo de Venecia en Venecia. hierática inmovili-
venganza de lo sofocado, adquiere relieve en la naturaleza salvaje: dad de la imagen materna en el recuerdo del "santua-
los pájaros y los perros comen los trozos del cadáver abandonado rio", como el de uno de los mosaicos que están frente
sin sepultura, sobre la superficie de la cierra, y van a conrinuaci6n a él y, por eso mismo, sugerencia de una analogía en-
tre la madre del narrador y la de Cristo... Pero el ejem-
a «mancillar» con ellos los altares de otras comunidades. El cadá- plo más espectacular es, evidentemente, Sodomo y
ver despedazado babea, sangra y escupe sobre los lugares del culto. Gomorra 1., esa pieza de treinta páginas construida por
«Estas fuerzas se vuelven hostiles y asolan a la comunidad que ha entero a partir del paralelismo entre la "conjunción Ju-
pien-Charlus" y la fecundación por un abejorro de la
deshonrado y quebrado su fuerza, la piedad familiar» . orquídea de la duquesa: paralelismo cuidadosamente
Son de nuevo mujeres - representantes de la familia- a las que, con preparado, arreglado, mantenido, reactivado una pá-
el nombre de hermanos, la comunidad, para mantenerse, ha dado gina tras otra a lo largo de todo el episodio (y del dis-
curso comentador que inspira) y cuya función simbólica
muerte. La ley humana, la ley de la comunidad racional que se ins- no cesa de alimentarse, por así decirlo, con la relación
tituye contra la ley privada de la familia, sofoca siempre la femini- de contigüidad que se establece en el palio de la man-
dad, se yergue contra ella, la ciñe, la constriñe y la comprime. Pero la sión de Guermantes (unidad de lugar) en el momento
en que el insecto y el barón entraban juntos en él (uni-
potencia masculina tiene un límite - esencial y eterno: el arma, im- dad de tiempo) dando zumbidos al unísono; no basta,
potente sin duda, arma todopoderosa de la impotencia, el golpe in- pues, que el encuentro milagroso (o, al menos. así con-
alienable de la mujer, es la ironía. La mujer, «enemigo interior de la siderado por et protagonista) de los dos homosexuales
comunidad», siempre puede estallar de r isa en el último momento; sea "como" el encuentro milagroso de una orquídea y
sabe, en el llanto y en la muerte, pervertir la potencia que la sofoca. El de un abejorro, que Charlus entre "silbando como un
abejorro", que Jupien se quede inmóvil bajo su mirada
poder de la ironfa - la posici6n irónica, más bien- resulta - silógica- y "eche raíces como una planta", etc.: también es pre-
mente- de lo que el señor produce ciso que ambos encuentros tengan lugar "en el mismo
en principio, al menos, puede resultar ex- y procede de lo que sofoca, de lo que momento", y en el mismo lugar, no apareciendo ya en-
traño ver surgir la figura de Cibeles en El tonces la analogía sino como una especie de efecto se-
Esplritu del judalsmo, en el lugar del Dios necesita y a lo que retorna. AntÍ- cundarlo y, quizás, Ilusorio de la concomitancia•
infinito frente al cual solo hay seres pétreos, gona es Cibeles, la diosa-Madre que
sin vida, sin derecho, sin amor hacia sí mis-
precede y sigue a todo el proceso.
mos. En nota: •Los sacerdotes·de Cibeles,
la divinidad sublime que es todo lo que Asiste a todas las catistrofes, a to-
es, todo lo que ha sido y será y cuyo velo das las caídas, a rodas las matanzas, órganos sexuales. Como los helechos que
ningún mortal ha levantado, los sacerdotes y en ellas se mantiene invulnera- se multiplican en general por dispersión de las espo-
de Cibeles eran castrados (verschnitten),
emasculados en cuerpo y espíritu (an Leib ble. Ni su misma muerte le afecta. ras. Se las observe o no en la superficie, el texto está re-
und Geist entmannt)•. La lógica de esta
aproximación queda ahora confirmada Todo resta en ella. Ha de continuar.
pleto de ellas. Los «helechos» del Condenado a muerte
Hay que seguirla. son «rígidos». Algunos helechos arborescentes desplie-
gan sus frondas varios metros por debajo del suelo. Las
criptógamas, evidentemente, no tienen flores.
«La ley humana, por tanto ( en su ser-a.hl universal, la comunidad;
en su actividad en general, la virilidad; en su actividad efectiva, el
gobierno), u, .re muevey .re conserva al consumar en sí el separatismo
de los Penates o la singularización en familias independientes, en las
que preside la feminidad; y las conserva disueltas ( aufgelost erhdlt)
en el continuo de su fluidez. Pero la familia es al mismo tiempo
(zugleich) su elemento en general, el fondo actuante universal de
la conciencia singular. Mientras que la comunidad solo se otorga
su subsistencia destruyendo la felicidad familiar y disolviendo la Anteridio nombra el órgano masculino de la mayor
conciencia de si en la conciencia de si universal, la familia se pro- parte de las criptógamas.
duce justo en aquello mismo que sofoca (erzeugt e.r sich an dem, wa.r
e.r unterdriickt) y que le es al mismo tiempo (zugleich) esencial, justo
en la feminidad mísma en general, su enemigo interior. Esta femi-
nidad -la eterna ironfa de la comunidad- altera con la intriga la
meta universal del gobierno en una meta privada, transforma su
actividad universal en una obra de tal o cual individuo determinado,
y pervierte la propiedad universal del Estado en una posesión y en
un adorno (Putz) de familia. Así, convierte en un objeto de bmla
para la petulancia de una juventud sin madurez y en un objeto de La asociación de las algas y de los helechos en la anto-
desprecio para su entusiasm o a la sabiduría grave de la madurez nomasia soñaría, pues, el deseo de criptogamia vegeta-
que, muerta para la. singularidad - para el placer y para el goce del
mismo modo que para la actividad efectiva-, solo piensa en lo uni-
tiva (me escabullo, «me alejo también de los hombres»)
versal y solo se preocupa por este. Hace valer en general la fuerza bajo una faneronimia floral. A las criptógamas se les
de la juventud, la del hijo en el que la madre ha engendrado a su contrapone tradicionalmente las fanerógamas. Y, entre
210
señor, la del hermano en el que la hermana encuentra al hombre estas últimas, que muestran sus órganos sexuales y
como a su igual, la del joven gracias al cual la hija, sustraída, libe- que producen flores, las gimnospermas desnudan sus
rada de su dependencia, obtiene el placer y la dignidad de la esposa
(Frauenschaft). - Sin embargo, la comunidad solo puede preser-
semillas mientras que las angiospermas las encierran
varse sofocando (durch Unterdrück.ung) ese espíritu de la singula- en un jarrón, un vaso, un depósito. Las gimnosper-
ridad y, por ser dicho espíritu un momento esencial, la comunidad mas aparecen a medio camino, por lo visto, entre las
lo produce (erzeugt) también y precisamente tomando una actitud criptógamas vasculares (por ejemplo, los helechos) y
sofocadora hacia él como hacia un principio hostil».
La sofocación produce, por tanto, aquello mismo -la singulari-
las angiospermas. En el caso de las criptógamas vas-
dad de lo inconsciente, la ironÍa de la feminidad- que sofoca como culares, la espora engendra un prótalo separado de la
su «momento esencial». Cae en su propia trampa y se enfanga en su planta madre. Sobre él se realiza la fecundación. El
esencia. De ahí la eterna carcajada de lo inconsciente - o de la mujer, óvulo fecundado de las angiospermas, por el contra-
la exclamaci6n que indefinidamente acosa, cuestiona, ridiculiza, se
burla de la esencia, de la verdad (del hombre).
rio, permanece en la planta madre y la semilla está res-
De este modo se hunde, «se englute», «se empoza» la familia. guardada por un fruto.
Se devora a sÍ misma. Pero que nadie vaya a ver ahí, precipitada- La criptografía utiliza, pues, la fanerogamia para
mente, el final del falocentrismo, del idealismo, de la metafísica. La extraviar lo propi<?. Es, por tanto, impropio el nom-
destrucción de la familia constituye una etapa en el advenimiento
de la Bürgerlichk.eit (sociedad civil y burguesía) y de la propiedad
bre de flor, el acento delgenét que apenas se pronun-
universal. Momento de reapropiaciÓn infinita, la normalidad me- cia. El circunflejo con el que se cubre es una especie
tafísica más tranquihzadora del idealismo, de la idealización inte- de cabeza o de cubrecabezas postizo. Está cosido en
riorizante. Astucia de la razón o iconÍa eterna de la mujer: cada una (el) lugar de una herida viva y que firma.
de ellas puede tomarse por la otra y desempeñar supapel. Si Dios es
(probablemente) un hombre en la dialéctica especulativa, la deidad
La costura del postizo, del ersatz, del sustituto, se
de Dios -la ironía que lo divide y lo hace salirse de sus goznes-, la deja traslapar, tres páginas después, por el episodio
inquietud infinita de su esencia es (si es posible) mujer. del racimo de uvas (celulosa y algodón) que Stilitano
había enganchado en el interior de su pantalón.
Entre la antonimia y la escena del racimo, parada
ante una pieza aparentemente adherida o apuntada
en el tejido del texto: una imagen en el tapiz.
Así comienza tras una ruptura ficticia del relato:
«Yo acababa de romper con el Ej~rcito, de quebran-
tar los lazos de la amistad.

Hemos vuelto, sin haberla abandonado en ningún momento, a la


mitad de laFilosofia del derecho. Sin embargo, todo parece partir nue-
«El tapiz titulado "La Dama del Unicornio" me impre-
vamente de ahí en sentido inverso. Andgona, por ejemplo, tenía ante
ella el derecho abstracto, la moralidad formal, etc. Ahora los tiene sionó por razones que no me dedicaré aquí a enume-
detrás de ella. Lo que estabapor venir (del mundo romano a Kant) rar. Pero cuando pasé la frontera, de Checoslovaquia
2.II
enla fenomenología del espíritu habrá sidopasado en la filosofia del a Polonia, era un mediodía de verano. La línea ideal
derecho (es decir, en el sistema de la enciclopedia). Antígona sirve atravesaba un campo de cereales maduros cuyo ru-
dos veces, abre por dos lados, pero permanece en el mismo lugar: ley
de la familia, primer momento de la Sittlichluit. Incluso es evocada
bio color era el del cabello de los jóvenes polacos; te-
en el primer momento del primer momento: el rnatrimoruo mono- nía la dulzura algo mantequillosa de Polonia que yo
gámico. Pero esta vez la oposici6n trágica (por inmediata) de las dos sabía que, a lo largo de la historia, siempre fue herida
leyes, la de Antfgona y la de Creonte, tiene otro valor paradigmá- y ~ompadecida».
tico; no es el ejemplo de la disoluci6n de la ética en su negativo (el
derecho absrracro, etc'.), sino de la constitución de la ética contra su
negativo. Efectos simultáneos de quiasmo y de círculo, de quiasmo
envuelto en un círculo. El motivo del límite, de la frontera, de la línea de par-
tición surcará toda la secuencia. De una ma(d)r(e),
la otra.

La primera de las tres partes (el matrimonio) de la primera de las


El afecto del pasaje: la singular emoción nacida de la
tres secciones (la familia) de la tercera parte (Sittlichk.eit) recuerda
a la Antígona de la Fenomenología: penetración. La penetración es el franqueamiento de
«La determinidad natural de ambos sexos recibe de su racionalidad un límite, es decir, de una marcha escalonada que se-
su significación intelectual y Üica. Esta significación está determi- para dos lugares opuestos. Y que, sin embargo, se conti-
nada por la diferencia según la cual la sustancialidad ética se divide
núan de forma natural, como Checoslovaquia y Polonia,
en sí misma como concepto para,obtener a partir de esta diferencia
su vida (Lebendigk.eit) como unidad concreta. se parecen, se miran y conciernen, separados no obs-
«§ 166. Lo uno es entonces lo espiritual como lo que se divide (sich tante por una frontera tanto más misteriosa, sustraída
Entzweiende) en autonomía personalpara si. y en el saber y el querer a ser franqueada, cuanto que es abstracta, legal, ideal:
de la universalidad libre, en conciencia de sí del pensamiento conci-
«Pasé la frontera, de Checoslovaquia a Polonia, era un
piente, y en el querer de la meta final objetiva, - lo otro es lo espiritual
que se conserva en la unidad, como saber y querer de lo sustancial en mediodía de verano. La línea ideal... », es decir, invisi-
la forma.de la singularidad concreta y de la sensibilidad. Lo primero ble, artificial, inexistente, que se transgrede sin verla,
es lo potente y lo actuante en relaci6n con el afuera; lo segundo es de un solo paso, en un momento límite, como e l me-
lo pasivo y lo subjetivo. Por consiguiente, el hombre tiene su vida
diodía, no, que no se pasa presentemente pero que se
sustancial efectiva en el Estado, en la ciencia, etc., y también en el
combate y en el trabajo frente al mundo exterior y frente a sí mismo, va a pasar, que se ha pasado: « ... el miedo, y la especie
de tal forma que la unidad aut6noma solo la conquista a partir de de emoción que experimento siempre que paso una
su divisi6n interior, urudad cuya intuición tranquila y cuyo senti- frontera, suscitaban a mediodía, bajo un sol de plomo
miento ético subjetivo tiene en la familia, en la que la mujer encuen-
el primer espectáculo maravilloso. [...] El paso de las
tra su destinaci6n sustancial y, en estapiedad, su disposición ética.
«De este modo la piedad se expresa en una de sus representaciones fronteras y esa emoción que me causa debían permi-
más elevadas, la.Antigona de Sófocles, ame todo como ley de la mujer tirme aprehender directamente la esencia de la na-
y como ley de la sustancialidad subjetiva sensible, de la interioridad ción en la que entraba».
212
que codavÍ'a no se efectúa plenamente, como ley de los dioses an- ¿Qué es pasar de Checoslovaquia a Polonia?
ciguos, de los dioses subterráneos, como ley eterna de la que nadie
la ley divina, el recurso de la mujer, no deja ya de estar siempre
ahí. El no deja ya de absoluto: lado de la mujer.Antígena insiste:
la ventaja de las leyes no escritas está en que, no siendo ins-
tituidas por los hombres, están grabadas en el corazón desde
siempre; no se puede determinar su acontecimiento de origen.
Oú yáp n VÚV YE Kax8tr; ó)J,'áE:i note/<ñ TOÜTO, KOÜÓEI<; olóEV É~ La travesía de la marcha entre ambas (en un elemento
ÓTOU 'q¡ávq
La razón en la historia también se apoya en esto. Pero es para naturalmente continuo: dos tierras, dos mares sepa-
ver ahí el signo de una racionalidad profunda (en acción desde
el umbral de la ética, aunque la ley de la mujer -del no deja ya
rados por un nombre o una ley) despierta, pues, un
de- oponga su racionalidad a la del hombre). •Según Sófocles, afecto único, una «emoción» (dos veces, en el mismo
dlceAntfgona: las prescripciones divinas no son ni de ayer ni de
hoy; no, viven sin fin y nadie sabría decir de dónde han venido,. pasaje). Al principio del Diario, la misma palabra o
La •eterna ironía• de la mujer nunca se dejará alcanzar tras el
casi: «Mi conmoción - y yo- es la oscilación de unas
atrincheramiento absoluto de este no deja ya de, más anoguo que
el origen, más viejo que el nacimiento y que asiste a la muerte. a otras», la suspensión indecidida entre dos significa-
Como la ironía, la mujer es a la vez un momento que hay
que pasar y la forma misma del Sé. Doble marca y doble lugar. ciones opuestas aunque continuas, entre Checoslova-
La Ironía (otro indicio arquitectónico) define la ,punta extrema, quia y Polonia. Aquí, la conmoción - y yo- también es
de la subjetividad (al final de la segunda parte de la Filoso/fa
del derecho, en el momento del ,paso• de la Moralítat a la la conmoción entre -y yo entremedias- . En el momento
Sitt/ichkeit), pero no deja ya de tener, en cuanto forma de la
subjeovidad absoluta, la infinita potencia del Sa. En la experiencia puntual, inasible pero revolucionario (mediodía) en
de la ironía (que hay que determinar contra Platón y contra los
románticos), •Vosotros admitís una ley en el hecho y honesta-
que entro (cuando pasé la frontera, de Checoslovaquia
mente como existiendo en sí y para sí, yo también estoy presente a Polonia) y en que me empujo, en un nuevo suelo, un
ante esta ley y en ella (dabei und darin), pero también estoy
aún más lejos que vosotros, voy más allá (ich bin auch darúber nuevo poder, una nueva ley, se levanta la oposición, el
hinaus), puedo actuar así o de otro modo (so oder so). No es límite se deja en suspenso, el adentro y el afuera pa-
la cosa (Sache) lo que pasa en primer lugar, sino que soy yo el
que pasa el primero y soy el señor de la ley y de la cosa [Hegel san uno dentro de otro.
añade a mano: Virtuosidad, Genialidad -señor de lo ético- ],
que, por tanto, solo juega (nur spielt) a mi manera, y en esta
conciencia Irónica en la que dejo que se abisme lo más alto so/o
gozo de mi (nur mlch geniesse). - Esta figura (Gestalt) no solo
es la frivolidad de todo contenido ético del derecho, del deber,
de las leyes -el mal, e incluso el mal universal en sí mismo-;
le añade también la forma (Form), la Invalidad subjetiva que
consiste en conocerse a si mismo como esa frivolidad de todo
contenido y, dentro de ese saber, en saberse como lo absoluto•.

La mujer, la ironía, el mal absolutos rozan y remedan el Sa -


por la forma
Como la ley y lo fuera-de- ley que se cubren recípro-
sabe desde cuándo ha aparecido y se representa en oposici6n a la camente en el mismo pasaje, en el intervalo de unas
ley manifiesta, la ley del Estado - oposici6n sumamente foca y
páginas: «Si, robada al carabinero, esa esclavina de
por tanto sumamente trágica, y esto mismo individualizado en la
feminidad y en la virilidad; cf. Fenomenolog{a del up{ritLt, erad. cast. paño negro no había dejado ya de otorgarme como el
de W. Roces, FCE, México, 1966, pp. 259-286. presentimie?to de una conclusión en donde la ley y lo
213
. --· ···- - - - - - - - -- - - - - - -- - - -- -- - - - - - - - - - - - - - - - - - ,

Añadido fuera-de-ley se confunden, la una disimulándose bajo


«Planta, animal ... lo otro pero experimentando con algo de nostalgia la
Individualidad no dividida en dos.
En sí la diferencia, la división en dos y la universalidad.
virtud de su contrario -a Stilitano esta le permitiría
Ciencia, arte, poesía. una aventura, menos espiritual o sutil, pero más pro-
AlJ{ donde las mujeres y los jóvenes reinan en el Estado, el Es- fundamente proseguida en la vida cotidiana, mejor
tado se pudre [...]
empleada-. No se tratará todavía de traición. Stilitano
«Las mujeres pueden ciertamente ser cultas, pero no esd.n hechas
para las ciencias elevadas, la filosofi'.a ni determinadas produccio-
era una potencia. Su egoísmo determinaba sus fron-
nes del arte que requieren un universal. Las mujeres pueden tener teras naturales. (Stilitano era para mí una potencia)».
ideas (Einfalle), gusto, gracia; pero no tienen ideal. La diferencia Pero estamos leyendo sin embargo - «El tapiz titu-
entre el hombre y la mujer es la misma que hay entre el animal y lado "La Dama del Unicornio"» que «me impresionó
la planta[...]
«§ 167. El matrimonio es esencialmente monogamia...».
por razones que no me dedicaré aquí a enumerar».
¿De qué modo interviene la monogamia en la cadena, en el sis- Avanzamos dentro de una representación o, más bien,
tema que opone, más bien, las dos cadenas de leyes, la masculina y penetramos sin avanzar, sin forzar, en la superficie de
la femenina? ¿Se trata solamente de una relación homogénea entre una imagen prendida o cosida en la trama general del
dos fuerzas desiguales pero de una misma naturaleza? ¡Estamos
en un campo abierto cuya sombra no sería sino un grado de luz?
texto. Ahora bien, cualquier penetración, en la medida
¡Es la inconsciencia una conciencia virtual? En resumen: ¿se puede en que con un paso franquea una línea solamente ideal
pensar la represión según la dialéctica? ¡Acaso la heterogeneidad y deja en suspenso la oposición, no encuentra frente
de todas las restricciones, de todas las contrafuerzas de estricción a ella ninguna sustancia que realmente se le pueda
(Hemmung, Unterdrück,zmg, Zwingen, Bezwingung, zurückdrangen,
Zurücluetzung), define siempre especies de la negatividad gene-
oponer. Desde el momento en que deja en suspenso
ral, formas de la Aufhebung, condiciones del relevo? La represión y atraviesa, la penetración no lo es nunca sino de una
- - lo que imaginamos hoy en día, todavía muy confusamente, con imagen:« ... aprehender directamente la esencia de la
esta palabr a- podría ocupar muchos lugares en relación con esas nación en la que yo entraba. No penetraba tanto en
re-estricciones: 1. En el interior de la serie, de la clase, del género,
del tipo; 2. En el exterior: no ya como un caso o una especie, sino
un país cuanto en el interior de una imagen. Natural-
como un tipo completamente distinto; 3. En el exterior dentro mente deseaba poseerla pero también actuando sobre
del interior, como un transcategorial o un trascendental de toda ella. Al ser el aparato militar lo que mejor la define,
re- estricción posible. él era lo que yo deseaba alterar».
¿Se puede pensar la represión según la dialéctica? La respuesta es
necesariamente afirmativa: si pensar quiere decir lo que pensar ha
Aparato era, más arriba, el nombre del «órgano ge-
querido decir en la hist0ría del pensamiento. Y si el pensamiento es nerador» de Stilitano, lugar de elaboración para su
lo que conforma la pregunta en general, lo que impone la forma in- «luminosidad», su fanerogamia.
terrogativa de la interrogación en general, la copulación pregunta/
(Nos) penetramos pues (con) una representación.
respuesta. Esta tiene una «destinación». ontológica, es decir, dialéc-
tica. Si uno se pregunta «¿qué es la represión?»., «¿qué er la re-estric-
Cosida en el texto o con miras al texto, mirándolo más
tura de la represión?».; dicho de orro modo, «¿cómop(r)ensarla?»., bien de forma impasible, severa (como el resto del
la respuesta es La Dialéctica. Rembrandt, por ejemplo, aunque hay muchos más).
Pero decir que la re-estrictura - con el norobre de represión- si- La costura de lo que llamaremos elpenetrarse(r)
gue siendo hoy en dia una imaginación confusa, no es quizás otra (significante en el que hay que hurgar en todos los
cosa que designar, en relación con la filosofla, lo que de la pregunta
sentidos) se traslapa aquí más de una vez.
no se deja p(r)ensar, ni siquiera fiscalizar. La pregunta no deja ya
de ser estricturante, el ser ceñido.

Dicho de otro modo: ¿qué hay de la prohibición del incesto?, ¿qué


relación tiene con la constitución de cada cadena de legalidad?, ¿y
con la oposición entre las dos cadenas?
Podemos preguntarnos desde este punto de vista por el concepto
Primero, un texto pictórico, representativo, icónico -
de matrimonio, primer momento del silogismo familiar. ¿Acaso
una determinada escansión de lectura puede hacer aparecer en él, el tapiz- se aplica sobre un texto narrativo o discur-
al menos como hipótesis, el rasgo que enlaza la doble concatenación sivo: una pieza dentro de la otra, como por ejemplo
con la prohibición del incesto? ¿Qué relación hay entre la mono- en Las criadas.
gamia, la prohibición del incesto y la aparición del valor de obje-
tividad (actividad, virilidad, diferenciación, razón, libertad, etc.)
que conforma el valor de oposición en general? Un ligero síncope
apremia a preguntar: ¿qué es lo que la relación con el objeto puede
ciertamente tener que ver con la prohibición del incesto?
El principio de objetividad es privilegiado, desde el comienzo, en
la deducción del matrimonio. No se privilegia; es el privilegio, la
excelencia misma del «punto de partida». en el acto inaµgural del
matrimonio, desde el momento en que es analizado como opera- Después, la pieza, esta vez, está cosida de manera me-
ción de la Sittlichkeit, de la ética, lo que a menudo se ha traducido nos impropia: se trata de un lienzo (sentido propio)
como «moralidad objetiva» ..
pespunteado sobre un tejido (sentido :figurado).
¿Cómo se casa u.no? Para la conyugalidad puede haber dos puntos
de partida: el subjetivo y el objetivo. Dentro de la clase de los puntos
de partida subjetivos, que dependen de una motivación particular,
empírica, más o menos contingente, hay dos posibilidades: 1. La
«inclinación particular». de·dos individuos que se encuentran por
azar; 2. La «previsión». de los padres que preparan las cosas. En
este momento del texto el matrimonio «arreglado». por los padres
se clasifica bajo la categoría de «subjetivo»., pues parece depender Finalmente el contenido, por así decirlo, de ese abismo
dela iniciativa singular de los individuos empfricos que son los pa- representativo, en ese pasaje del mediodía de oro (ob-
dres. En ambos casos la libertad se ausenta.
sérvese en aquel el deslizamiento mantequílloso de
El «punto de partida>>. bueno es objetivo, se debe a un «libre con-
sentimiento». (freie Einwi/lung), independiente al mismo tiempo todos los significantes en oro), es el penetrarse(r) de
respecto de la inclinación (a.morosa) contingente y respecto de las la dama, el injerto de un pene (un falo) que no está
. -- - - - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

voluntades particulares de los padres. En el consentimiento libre seguro de estar ni de ser lo que es «Unicornio. s.m. [...] estos
dos sujetos se funden en uno solo, se desprenden de sus predicados junto a ella, sobre la cabeza de un (los cuernos de unicornio]
naturales, los subordinan al menos para llegar a ser una sola persona
libre. En este matrimonio uno se hace persona, es decir, libertad.
animal fabuloso: «el más dulce y pasaban por ser un contra-
veneno universal [...] "... es
Sin duda la libertad natural es una « limitación de sí» (Sefbttbe- el más terrible». el animal más bello, el más
.rchriink.uni), pero el conjunto feroz del sistema de las constricciones La palabra cercada es, quizá, soberbio, el más terrible y
conyugales produce a.l mismo tiempo la «liberación» de la persona QUIMERA. Disimulada como un elmásdulcequeadorna la
y le permite acceder a una «conciencia de si sustancial». De este
modo se deshace a la vez de las ataduras contingentes del amor y
animal, ágil, viva, vislumbrada en tierra" Voltaire• llittré). Dia-
rio del ladrón, a propósito
de la autoridad de las generaciones precedentes. la vegetación, habría que acosarla, del manco: «Ya no era si-
Casarse es responder a una destinación, a una vocación objetiva hacer que levantase el vuelo. quiera su recuerdo el que
(objektive Bestimmung) y al deber ético, dentro del orden de la mo- El unicornio, el contraveneno yo transportaba conmigo si-
ralidad objetiva (tittliche Pf/icht). Quien no se casa se queda ya sea
en la naturalidad animal del deseo, ya sea en la subjetividad formal universal, retoma por consiguiente no la idea de un ser fabu-
loso, origen y pretexto de
de la «Moralitat». La ética y la política no se alcanzan si no es con todas las desgarraduras Y todas las todos los deseos, terrible y
la condición de estar casado. Siendo esto así, una larga nota pre- costuras. No es natural, no tiene dulce, lejano y próximo has-
cisa que el «punto de partida» es «contingente» por naturaleza. un lugar natural, quizá no tiene si- tael puntodeabarcarme...•
Depende de la «cultura de la reflexión» (Bitdung der Reflexion).
Esta nota introduce discretamente la decisión que rompe el equi- quiera lugar, frontera que se pasa
librio o la indiferencia. Para ilustrar los «dos extremos» del punto instantáneamente entre dos tejidos, dos textos, dos se-
de partida, sitúa la intervención parental dellado de la objetividad y, xos. Esa oscilación es mi conmoción -y yo-. Soy casi
por consiguiente, de la libertad, no ya, como en el cuerpo del texto,
(apenas) la dama del unicornio y la dama del unicor-
del lado de la subjetividad: «Hay aquí dos extremos: uno consiste
en que los arreglos de los padres bienintencionados [wohlgesinnten: nio es (casi) para mí, soy la dama y el unicornio. Mi
precisión determinante; los padres sou bienintencionados cuando madre parió el unicornio y yo lo paro a mi vez al pa-
quieren que se realice la destinación del matrimonio -en particular sar la línea. Yo me paro y me escribo de esa manera.
la libertad- ; intervienen, por tanto, para dar libertad. Así actúan
Con canto llano. Me escucho.
todas las «buenas intenciones», las m.ts efectivas y, por tanto, las
que aseguran el dominio más sublime] constituyen el comienzo
y en que la inclinación, en las personas destinadas (bestimmt) a la
unión en el amor, nace del hecho de que toman conciencia de es-
tar destinadas a ello».
En este caso los padres bienintencionados componen el destino:
no es que fabriquen el destino; más bien se convierten en sus compo- He ahí donde -aquí- me cerealeo o me águilo.
nedores; entran en las miras y en los caminos de este destino, tienen
una previsión (Vor.rorge) de lo que destina (bestimmt) a sus hijos al
uno para el otro. Y después nunca deja de nacer el amor: formaba
parte del programa. No hay que simplificar estos enunciados ni re-
ducir su alcance histórico: no se trata solamente de una deliberación Estoy, en primer Jugar, «de cuclillas en el borde», des-
psicológica en la cabeza de un padre/madre, sino también de un cál- pués viene el parto y la identificación: «Largo tiempo
culo de clase social y de una probabilidad de encuentro componedor. permanecí de cuclillas en el borde, atento a preguntarme
u6
Este es el extremo objetivo. El otro extremo: primeramente aparece lo que encerraba ese campo, si lo atravesaba qué adua-
(zuerrt erscheint) la inclinaci6n en las personas en cuanto «infini- neros disimulaba el cereal. Unas liebres invisibles de-
caroente particularizadas», en su «singularidad infinita». Podría-
bían recorrerlo. Yo estaba inquieto. A mediodía, bajo un
mos preguntarnos c6mo puede la singularidad infinita dar lugar a
alguna categorialidad ética, por ejemplo, a la conyugalidad; c6mo cielo puro, la naturaleza entera me proponía un enigma,
se puede pasar de un estadio a otro. O a la inversa: c6mo puede una y me lo proponía con suavidad.
· Illotivaci6n objetiva dar un dia nacimiento a un afecto singular. Sin «- Si algo se produce, me decía a mí mismo, es la
embargo, ambas cosas se producen y de este hecho inconcebible,
aparición de un unicornio. Un momento así y un lu~
· ininteligible para el entendimiento, la dialéctica especulativa intenta
' dar cuenca: uno puede casarse a partir de una pasi6n infinitamente gar así no pueden parir sino un unicornio.
única y puede, a la inversa, amar a partir del matrimonio. Lo inin- «El miedo y la especie de emoción que experimento
teligible - no lo inconcebible- es la concepci6n, el nacimiento del siempre que paso una frontera, suscitaban a medio-
· concepto desde la singularidad pura, el engendramiento de lo sin-
día, bajo un sol de plomo, el primer
gular (determinaci6n .infinita) desde el concepto, el devenir-objeto
del sujeto, el devenir- sujeto del objeto. Esa es la historia, eso es lo espectáculo maravilloso. Me aven- entrar en el agua, adorar
que hace la historia, las historias, el matrimonio en general. turé en ese mar dorado como se el blasón de la madre. En
De golpe, la objetividad toma la delantera y se rompe la sime- el transcurso de la antho- •
entra en el agua. Erguido atravesé
tría. Se ha dicho: «el punto de partida» es contingente, indiferente; nomasia, más arriba, de la
los campos de cereales. Avanzaba genista, criptónimo de la
ahora se dice: el primer extremo es mejor. La componenda de los
padres -caso particular de los comienzos objetivos- vale más que con lentitud, con seguridad, con la madre: «Me gustaría des-
lainclinaci6n singular. No absolutamente, pero sí desde el punto de certeza de ser el personaje herál- cender• hacia los territorios
vista ético: es más ético (sittlich), es un camino mejor, un camino inferiores, ciénagas y algas
dico para el que se ha formado un
mliS moral-objetivo (der sittlichere Wei).
blasón natural: cielo azul, campo
Esta ruptura de la simetría es una reacci6n frente al romanticismo,
frente a la «filosofla del amor y de la vida», llamada filosofia pri- de oro, sol, bosques. Esa imaginería en la que yo ocu-
mera, frente al romanticismo hist6rico, literario, dramático, domi- paba mi lugar se complicaba con la imaginería polaca.
nado por el principio subjetivo y el valor de la singularidad infinita. «- "¡En el cielo de mediodía debe planear, invisi-
El interés de la condena estriba en que denuncia lo frío y no lo
ble, el águila blanca!"
caliente: el amor romktico, señuelo del falso infinito, esconde una
frialdad de muerte bajo el discurso ardiente de la pasi6n. Aquellos
que dicen amarse desde la singularidad infinita de la subjetividad
lo Único que hacen es enardecerse; no se aman. Su infinito subjetivo
no es verdaderamente infinito. Lo infinito en sí debe ser también el águila aparece bajo un
objetivo y no se contenta con el secreto de la singularidad abso- sol de plomo. Habremos ob-
luta. «En el otro extremo está la propiedad infinitamente singu- « Al llegar a los abedules, estaba servadoquevienesiempre
lar que hace valer sus pretensiones y está en concordancia con el en Polonia. Se me iba a brindar a abalanzarse (sobre noso-
principio subjetivo del mundo moderno». Dicho principio, ajeno un encantamiento de otro tipo. La tros), a caernos encima o a
a la Antigüedad, propio del cristianismo y del romanticismo, rige sobrevolamos. Es un sol fá-
"Dama del Unicornio" es, para mí,
la «l.1oralitat» y se manifiesta por codas partes en la modernidad lico, un féretro plomizo. un
hisc6rica («Consticuci6n política», «historia del arte, historia de la expresión altiva de ese paso de excremento pesado y rígi-
las ciencias y de la filosofía»). Por todas parces imprime la marra la línea a mediodía». do que se abate y se hunde
de la reflexión abstracta y congelada en la oposición. De ahí la in- Sigue el «fantasm::;. de Vacher» en nosotros por detrás co-
sipidez y la frialdad de la representación dramática moderna: fal- que degollaba a los niños. En el mo, venido de lo alto, el
sificación obstinada de lo infinito, afirmación narcisista que saca águila de Ganímedes (o el
toda su fuerza de lo que niega o deniega, que se significa con más
transcurso de la anthonomasia era
ángel Gabriel volando pa-
pasión aparente precisamente porque no vive aquello que dice y el de Gilles de Rais el que los en- ra hacernos un niño por la
que apenas finge creer. «En cambio, en los dramas modernos y sartaba, masatraba, quemaba. espalda. No solo anunció el
otras representaciones artísticas en las que el amor sexual consti- nacimiento de Jesús a Ma-
tuye el interés fundamental nos encontramos con el elemento de ría sino también el de Juan
frialdad glacial que lo penetra todo de parre a parte (da, Element a Zacarías: «Tu mujer Isabel
von durchdringender Fro.rtigkeit), disfrazado bajo el ardor de las te dará a luz un hijo y tú lo
pasiones que se representan ...». Lo que para la pasión puede ser de llamarás Juan• (Lucas). Se
una «importancia infinita» no lo es en absoluto «en sí». trata de Juan el Bautista,
De esta demostración se sigue que sin matrimonio no hay amor aquel que algunos se pre-
infinito: no hay matrimonio que no proceda de la objetividad pa- guntaban si no sería Cris-
rental, representando la Sittlichkeit, la ley, la universalidad, la so- to (su primo, más o menos)
ciedad racional, etc. No hay matrimonio que no sea decidido por al n,ue bautizó. Ambos fue-
la instancia parental, cualquiera que sea la forma de su interven- ron, pues. anunciados por
ción: grosera o elegante, inmediata o representada, brutal o artera, Gabriel pero uno de ellos
consciente o inconsciente. únicamente fue hecho pri-
¿Cómo se constituye esta objetividad esencial del matrimonio? sionero y, después, decapi•
¿Cómo se las arregla ahí laSittlichkeiten general, ya que dicha ob- tado: petición que Herodías
jetividad es rn primera puesta en escena? ¿Cómo, segfui qué acto, sopló a la niña. «El hombre
se convierte la Sittlichkeit en algo má.r que en la subjetividad del se fue a decapitar a Juan a
sentimiento? El vuelo del águila había sido pree-
su prisión, trajo la cabeza
La respnesta es dificil: al contrato no se le reconocerá a.quí nin- laborado por todo un espigueo del en una bandeja y se la dio
- gún valor. Habrá pues que encontrar una forma de compromiso cereal («La línea ideal atravesaba a la niña; la niña se la dio
objetivante que no venga a ser de tipo contractual. Por lo demás, un campo de cereal maduro» «ese a su madre• (Marcos)). Co·
la dialéctica especulativa tiene siempre la forma de una crÍtica ge- mo el material que signifi·
neral del contrato, o al menos de la formalidad contractual, del
campo de cereal estaba rodeado...»
ca tumba
contrato en sentido estricto. «el cereal disimulaba. ..» «Erguido
La firma de contrato compete al derecho abstracto, solo con- atravesé los campos de cereales...», etc.). Pero no es en
cierne a una cosa, la posesión o la disposición de algo externo a las la palabra cereal donde figura la llamada de esta nota:
personas. ¿Acaso no es el sello del contrato mismo, al fin y al cabo, 1
una cosa, un resto entre las personas, que obtiene su eficacia de
«El primer verso que me asombré de haber formado
ese estado? Ahora bien,la unión, la identificación de los esposos es el siguiente: "segador de entrecortados alientos".
constiruye una sola persona; y para el compromiso mutuo de las Lo que escribí más arriba me lo recuer~a».
personas en cuanto tales, sin tercero y sin cosa, no puede intervenir
ning{tn contrato. Puede haber muy bien «contratos de matrimo-
nio» referidos a los bienes, a las rentas, a las pensiones y a otros
casos parecidos (aunque la Filo.ro.fía del derecho no se refiere a ellos Me olvido, en cierto modo, de todo lo que escribo, sin
literalmente), pero no hay ahí contrato de matrimonio, contrato duda también, aunque de otro modo, de lo que leo;
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del matrimonio. Semejante contrato infunde horror. Y a aquel que excepto de esta o aquella frase, ese trozo de frase,
piense el matrimonio bajo la categoría de contrato más le valiera aparentemente secundario, cuya escasa importancia
quedarse célibe: «No se puede pues subsumir el matrimonio bajo
aparente, en todo caso, no justifica esa suerte de re-
el concepto de contrato. Es Kant quien establece esta subsunción en
toda su infamia (Principios metaf{sicos de fa doctrina del derecho)». sonancia, de repercusión obsesiva que se conserva,
No hay contrato desde el momento en que lo formal y lo concreto despegada, tanto tiempo después de que se engulla,
se unen en el matrimonio especulativo: de ahf la condena, como cada vez más rápido, todo el resto. Debemos estar to-
consecuencia inmediata, del matrimonio llamado platónico y de
cando ahi (coagulación de sentido, de forma, de ritmo)
la vida monacal, que separan lo sensible de lo espiritual y lo na-
tural de lo divino. la matriz compulsiva de la escritura, su afecto orga-
¿En qué se convierte entonces, sin firma de contrato, el compro- nizador. De lo que he escrito nunca he «recordado»
miso objetivanre del marrimonio? La Filosof{a del derecho admite un de memoria, aproximadamente, más que esas pocas
acto de lenguaje, la producción de un signo, la existencia de una
palabras a partir de las cuales sin duda me empe-
suerte de constatación formal. Pero semejante atestiguación no vin-
culada a ambos esposos mutuamente (entre ellos no podrá haber cino aquí con el «primer verso» genético y con algu-
signo objetivance, sello o contrato legible), darfa lugar al matrimonio nos más. Son las siguientes: «el exergo y el yacente
para la comunidad, para el resto de la familia. Queda, no obstante, sin aliento de su discurso» y «como adaraja. Y piedra
que solo semejante signo de atestiguación otorga al matrimonio su
de ángulo como se-pueda, por suerte o recurrencia,
efectividad, su realidad ética. Desde este punto de vista (ético), uno
siempre es casado: nadie se casa nunca (pues este acto no tiene lugar recibirlo de algunas marcas registradas». Sin coma
para las dos personas que forman una sola), sino que uno es casado después de ángulo. El ángulo siempre es, para :mí, un
por otros, para otros y en el elemento del lenguaje, el más espiri- borde de tumba. Y entiendo esta palabra, ángulo, su
tual de todos los elementos. Lo que no pase por los otros ni por la
gl, en el fondo de mi garganta como lo que, a la vez,
lengua no podrfa llamarse matrimonio. En una relación puramente
dual, si tal cosa existiese, ningún matrimonio, aunque fuera secreto, me corta y me roba todo el resto.
encontraría su lugar. Pero como el matrimonio monogámico (sin
contrato), el Único que se puede admitir aquf, deberia limitarse a
la relación dual, el matrimonio es en todos los casos imposible. O,
si no, solo lo es con posterioridad y nunca como un acto.
«Del mismo modo que la estipulación del contrato contiene ya
para sf el verdadero traspaso de la propiedad, asi también la decla- Me olvidaba. El primer verso que publiqué: «gluten
ración solemne (feierliche Erklaruni) del consentimiento en el vfn- del estanque leche de mi muerte ahogada».
culo ético (.rittlichen Bande) del matrimonio y su correspondiente
reconocimiento y legalización por parte de la familia y el municipio
(la intervención de la Iglesia en este asunto es una determinaci:Ón
ulterior que no vamos a desarrollar aqlllJ constituyen la conclusión
formal (fiinnliche) y la efectividad del matrimonio, de tal suerte
que este vínculo (Verbindung) solo se constituye como ético por lo
Segador de entrecortados alientos. El otro, «enviado
previo de esta ceremonia en cuanto cumplimiento de lo sustancial
a través del signo, el lenguaje, el ser- ah{ más espiritual de lo espi- de Dios», «su nombre era Juan», vino para decir «Al
ritual(§ 78). Por eso el momento sensible que pertenece a la vida principio era la Palabra». Esta se presenta para que las
natural se establece en su r elación ética como una con secuencia y campanas clamoreen por el aliento, para cor
una accidentalidad ».
E l sign o lingüístico, elemento de espiritualización sublimaate,
releva precisamente la for malidad sensible de la operación. En él el
tras haber revelado el negativo radiográfico de los
significante se encuentra elevado y cump lido. Si se confundiera el crismas y cintas testamenta rias (¡por qué ungir y em-
matr imonio con la «formalidad externa» de la constatación, no se palmar en ambos testamentos?), tras haber atacado.
analizado, dado la vuelta a sus reliquias en una es-
comprendería nada de su espir itualidad viva. Nos quedar íamos en
pecie de baño activo, ¿por qué no buscar en ellas los
el afuera sensible que, como siempre, forma sistema con el forma- restos de Juan? El Evangelio y el Apocalipsis víolenla-
lismo. Atenerse a la formalidad d e la firma es creer que el m atri- mente divididos, fragmentados, redistribuidos, con es-
pacios en blanco, desplazamientos de acentos, líneas
monio (o ~l divorcio) dependen de ella; es negar la ética del amor y
saltadas o movidas, como si nos llegasen a través de
volver a la sexualidad animal. Ahora bien, ¿en qué consiste la ética un teleprompter averiado, una mesa de escucha ,en
d el amor que n o se sati sface con ninguna prescr ipción burguesa o una central telefónica sobrecargada: «La luz brilla ,en
las tinieblas y las tinieblas no la han hallado... gloria
civil (bürgerliche Gebot)?
que ostenta de su padre un hijo único lleno de gracia
Consiste en la «inhibición su perior y el rebajamiento del simple y de verdad. Juan da testimonio de él. grita: Era de él
impulso natural (die hiihere Hemmung und Zurück.setzung des blossen de quien decía: Él que viene detrás de mí me supera,
pues estaba antes que yo ... El mundo está vuelto del
Naturtrieb.r)». Anclarse en la formalidad contractual del significante
revés como un guante. Resulta que yo soy el guante y
es, por tanto, dejarse retener por el instinto o dar curso libre - sin que, por fin, comprendo que el día del juicio Dios nne
restricciones- a la naturaleza: la complicidad del for malismo y del llamará con mi propia voz: "¡Juan. Juan!"... Y habían
enviado a unos fa riseos. Estos le preguntaron: Enton-
empirismo se confirma una vez más.
ces, ¿por qué bautizas si no eres ni el Cristo, ni Elías,
La esencia del matrimonio hace su apar ición en esta inhibición ni el profeta? Juan les respondió: Yo solo bautizo en
activa y sublimante que eleva al reb ajar, que se ahorra el impulso el agua. Entre vosotros hay alguien a quien no cono-
. · ' hac1a
. a bªJº céis, que viene detrás de mí y al que no soy digno de
y e1erce. so bre e'1 u n a pr es1on . para h acer surgir
. lo mas
'
desatar el cordón del zapato... Detrás de mí viene un
alto; pero, al mismo tiempo, al asegurar el matrimonio la entrada hombre que me supera, pues estaba antes que yo ...
en la Sittlichk.eit, este mismo movimiento de restricción produce la ¿Cómo puede un hombre nacer una vez que es viejo?
objetividad ética en general, su verdad como objetividad. E l surgi- ¿Puede entrar en el seno de su madre y nacer?... El
Hijo, por su parte, no puede hacer nada que no vea
miento del objeto en su verdad supone aquí que el impulso natural hacer a l Padre... El Padre levanta a los muertos y los
está comprimido, ceñido entre estrictos lazos, disimulado, violen- hace vivir y el Hijo hace Igualmente que viva quien é l
tamente velado con esas trabas. quiere ... habéis enviado junto a Juan y él ha testifi-
cado la verdad ... él era la lámpara ardiente que bri-
¿Dónde aparece esta verdad (la imposición violenta del velo) de lla y habéis querido regocijaros una hora con su luz.
forma cuasi origin aria? Yo tengo un testimonio más grande que el de Juan,...
Escrutáis las escrituras porque pensáis alcanzar con
E n el pudor. La ver dad (del matr imonio) es el pudor. No tiene
ellas la vida eterna, sin embargo estas dan testimo-
nada de for tuito que este sea nombrado aqut Lo espir itual se pro- nio de mí y vosotros no queréis venir a mf para al-
duce bajo el velo que impide aparecer desnudo. El pudor (Scham), canzar la vida ... Cuando todos estuvieron saciados,
la castidad (KeuS'chheit o Zucht), verd ad del sexo, encuentra su Jesús d ijo a sus discípulos: Recoged los restos para
que no se pierda nada ... Como dice la escritura: Ríos
destinación en el matrimonio. Para ser más precisos: el pudor, que de agua viva manarán de su seno... ¿Tú también eres
es todavía natural, se cumple espiri t u a lmente en el vÍnculo conyu- de Galilea? Escru ta y ve que no se alza ningún pro-
gal. «Semejante opinión (Meinung) [formalista, contnctualista, feta de Galilea... No hemos nacido de la prostitución.
no tenemos más que un padre... Jesús ha hecho ba-
natw·alista] que t iene la pretensión de ofrecer el concepto más ele- rro y con él me ha ungido los ojos... Soy la puerta.
vad o de la libertad , de la interioridad y del cumplimiento del amor, Si alguien entra por mí, estará salvado... María es
quien ungió con perfume al Señor y le li mpió los pies
niega [o deniega: leugnet] más bien lo ético (Sittliche) del amor, la
con sus cabellos... El muerto salió, con los pies y las
inhibición superior y el rebajamiento d el simple impulso n atural, manos atadas con cintas y e l rostro envuelto en un
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Jos cuales ya están comen.idos de forma naniral en el pudor y son sudario... Seis días antes de Pascua. Jesús vino a Be-
tania donde estaba Lázaro al que Jesús había sacado
elevados a la castidad y a la decencia por la coo.ciencia espiri cual de entre los muertos. Allí le hicieron una cena. y Marta
}nás determinada». servia, y Lázaro era uno de los comensales. Entonces
Un apéndice opone este vínculo conyugal al «concubinato» que María tomó una libra de perfume de nardo muy caro,
ungió con él los pies de Jesús y los limpió con sus ca•
cónsiste «principalmente en la satisfacción del impulso natural, bellos. Y la casa se llenó del olor del perfume. Judas
: mientras que este es reprimido (zurück.gedrangt) en el matrimonio». lscariote, uno de sus discípulos, el que lo Iba a en-
La «represión» conyugal permite alcanzar una castidad que en tregar, dijo: ¿Por qué no haber vendido ese perfume
por trescientos denarios para dárselós a los pobres?
]a naturaleza solo se anunciaba. He ah{ el contenido semántico de
No decía eso porque le preocupasen ·1os pobres sino
; un enunciado que todavía está por modalizar, por evaluar, Que las porque er;i ladrón, tenía la bolsa y llevaba su conte•
cosaspasen a.rs' o que, mas
' b'1en, deban pasar as1' no perllllte
. to d av1a
' nido. Jesús le dijo: Deja que guarde eso para el día
decidir si está bien o está mal, si deben, en el sentido de la constric- de mi entierro... Uno de sus discípulos, al que Jesús
amaba, estaba en la mesa contra el seno de Jesús -
ción (motriz, eficiente, material), o de la necesidad teleológica, o era el autor. Este, así situado contra el pecho de Je-
de la prescripción moral. En una palabra: ¿podemos preguntarnos sús. le dijo: Señor, ¿quién es? Jesús le responde: Es
' si la repreúÓn está bien o está mal? O bien: ¿hay entre la represión aquel al que daré el bocado que voy a mojar. Enton-
ces moja el bocado, lo toma y se lo da a Judas... Pi-
y la oposición de los valores un vínculo que de antemano vuelva latos le dice: ¿Qué es la verdad?... Pilatos respondió:
irrisoria toda pregunta acerca del valor de la represión? ¿Y a for- He escrito lo que he escrito... Cogieron el cuerpo de
tiori vuelva irrisoria también toda una predicación moderna que Jesús y lo vendaron con cintas de aromas tal y como
los judíos tienen costumbre de enterrar... María Mag-
se sube al púlpito para condenar la represión (o incluso para redu- dalena ve la piedra levantada de la tumba ... Pedro se
cirla verbalmente a una mitologfa) con cama necedad teórica como Inclinó y vio las cintas en el suelo pero no entró. Si-
insulsez edificante? món Pedro entra en la tumba. Ve las cintas en el suelo
y el sudario de la cabeza no en el sueloJunto con las
«La represión: está mal». ¿Quién habla de qué? cintas sino enrollado en un lugar aparte... Pue? no co-
Hegel condena cambitn la «represión» en nombre de la libertad nocían todavía la escritura, es decir, que él debía re·
de la conciencia ·espiritual, etc. Pero - por la misma razón~ pres- sucitar de entre los muertos... Una vez que bajaron a
tierra, vieron un fuego de brasas con un pez encima y
cribe la «represión» de los impulsos animales, la cual hace posible pan. Jesús les dijo: Traed esos peces que acabáis de
la liberación espiritual, etc. Una represión por otra, una restricción tomar... Soy el alfa y la omega... lo que ves escríbelo
por una erección: se comprime por un lado para que ello suba por el en un libro... Escribe pues lo que has visto, lo que es
y lo que va a ser después... les haré la guerra con la
otro. La represión -aquf el relevo- no csd. de un lado ni del otro, espada de mi boca... Al venc.edor le daré maná y, ~on
ni a derecha ni a izquierda: «es» esa relación entre las dos cuentas, él, le daré una piedra blanca, escribe sobre la pie•
los dos registros, las dos operaciones de esta economía. dra, un nombre nuevo que nadie conoce salvo aquel
que lo recibe... ¿Quién es digno de abrir el libro y de
El filósofo del Sa enseña aquf la moral, ciertamente, lo que la obliga romper sus precintos?... El cielo se ha retirado como
a tener en cuenta la r.epresión del modo más riguroso. Pero, ¡no se un libro que se enrolla... Algunas mañanas, todos los
puede transformar regularmente el modo prescriptivo, al menos hombres conocen. con el cansancio, un arrebato de
ternura que hace empalmarse. Un amanecer llegué a
aparente, de su discurso en un modo descriptivo? Y si esta posibi- poner, con un amor sin objeto, mis l¡¡bios sobre la gé-
lidad se ofrece regularmente, ¿no pertenece a la estructura misma lida barandilla de la calle Berta, otra vez llegué a besar
del texto? Cuando Hegel dice que el matrimonio no se limita a la mi mano, y también. no pudiendo más de emoción, lle-
gué a desear. tragarme a mí mismo, dándole la vuelta
formalidad significante ni, por consiguiente, a la naturaleza sen- a mi boca desmesuradamente abierta por encima de
sible; cuando dice que se eleva al cumplir la represión del impulso mi cabeza, haciendo pasar por ella todo mi cuerpo,
natural; cuando habla del vínculo entre la elevación, el espíritu, la después el Universo, y no ser ya más que una bola de
comida que poco a poco se disiparía: es mi manera
moralidad objetiva, la objetividad, etc., por una parte, y la represión
de ver el fin del mundo... Y yo, Juan, he oído y visto
o la inhibi~ión de los impulsos por otra, ¿está prescribiendo o está todo eso». Como su nombre indica: lo apocalíptico. di- ·
describiendo? ¿Se contenta con decir cómo e, (pues ciertamente e.r an cho de otro modo, el desvelamiento capital, pone en

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como ello ocurre y como ello siempre ha ocurrido)? O bien, ¿implica verdaci al desnud~ el hambre d<: uno mismo. Pompos
eso que ~stá bien que ello ocurra así? fúner.rc$, lo recordamos, er; la misma página: «Juan
me era arrebatado[...] Era preciso que compensasen
Hegel describe una norma, una pre$cripción. Pero ¿qué es describir por Juan [...] !a revelación de mi amistad por Juan [...)
una norma, una prescripción? Un simple juego de comillas puede Tenía hambre de Juan». Eso se llama una compensa-
transformar un enunciado prescriptivo en un enunciado descriptivo; ción colo~al. El fantasma absoluto como (s)haberse ab-
soluto en su gloria más enlutada: engullirse para ser
y la simple textualidad de un enunciado hace posible una puesta en- cabe-sí. convertirse uno mismo en un bocado (de co-
tre comillas. La toma en consideración, de una forma rigurosa, de mida). ser-devenir (en una palabra empalmar-se} su
la escritura puede d~sde ese momento hacer vacilar las oposiciones propio bocado /del freno)
recibidas hasta aquí; por ejemplo, la oposición entre prescripción
y descripción. Siempre se podrá tratar una disertación (que es o
desarrolla la) metaflsica como si se contentase con describir la me- tar, se-
taflsica, sus normas y sus efectos. Esto seda fácil demostrarlo con gar, espigar todas las expiraciones. Después, en me-
enunciados filosóficos clásicos ( ontológicos y constatativos); basta
tener en cuenta los apuros en que las citas, las comillas y la firma
dio de una canción, liarlas en un ramo, en un manojo.
ponen a la teoda de lo performativo para completar la demostración. Manojo se dice siempre de lo que se ha dejado cortar.
«EtprecÍ,ro» que u.no se eleve-reprima-sublime, que alcance la
castidad en el matrimonio. Comprender esta proposición [que dice
que espreciso ... ] es pensar según la dialéctica especulativa, relevar
simultáneamente la sensibilidad y el entendimiento que son igual-
mente impúdicos. Por tamo, la proposición tauto-heterológica solo se
puede pensar en el n;iatrimonio. Y concretamente en el matrimonio Se asombra de todas maneras de haber formado ese
cristiano-c:iooogámico. Se puede y se debe. « ... la conciencia sale verso. Quizá lo inventó para ponerlo ah..í. pero con esto
de su naturalidad y de su subjetividad para unirse al pensamjento
la necesidad no haría, entonces, sino confirmarse.
de lo sustancial y, en lugar de seguir reservándose siempre para sí
lo contingente y lo arbitrario de la inclinación sensible, suprime el
- vmculo con lo arbitrario, lo devuelve a la sustancia al comprome-
terse ante los Penares, y reduce el momento sensible a ser un simple
momento condicionado subordinado a lo verdadero y a lo ético de la
relación, y al reconocimiento del vínculo como vínculo ético. Son
la impudicicia y el encendimiento que la sostiene los que no permi- La fuerza nada habitual del texto es que no podamos
ten captar la naturaleza especulativa de la relación sustancial, a la sorprenderlo (,y, por consiguiente, limitar) al decir: esto
que corresponde, en cambio, el sentimiento ético no corrompido, es aquello o, lo que viene a ser lo mismo, esto tiene una
al igual que las legislaciones de Jos pueblos cristianos».
Cuando «sale de su naturalidad», la conciencia conyugal mo-
relación de desvelamiento apofántico o apocalíptico,
nogá.mica escapa a la indecencia, lo que podría hacer pensar que la una relación semiótica o retórica determinable con
indecencia es natural y que es suficiente salir de la naturaleza para aquello, esto es el terna, esto no es el tema, esto es lo
cubrirla. Y sin embargo la indecencia supone el encendimiento, la mismo, esto es lo otro, este texto, este corpus. Siem-
relación formal con el concepto y con la ley. No solo es sensible,
natural, inferior, objeto más bajo que ningfui otro; su bajeza es el
pre se trata de alguna cosa más. Fuerza nada habitual.
objeto de una prohibición, de una represión cuya concrafuerza ( de En última instancia, nula. Habría que decir potencia
ley) no tiene la forma de un alejamiento de la naturaleza, de una del texto. Al igual que se hablaría de la musculatura
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simple elevación por encima de la animalidad en la jerarquía on- de una lengua. Pero también de un desarrollo mate-
tológica, de una negatividad homogénea con respecto a las demás mático. Así como de la envoltura de lo que queda en
formas de negatividad. Pero nunca nada es homogéneo en las dife-
potencia. En última instancia, nula. Inexistente por
rentes rupturas, estaciones o brincos de la dialéctica especulativa.
1Es heterogénea esta heterogeneidad de la prohibición respecto a quedar infinitamente en potencia. Por haberse con-
la.heterogeneidad general (homogénea, por tanto) del conjunto denado a la potencia y por quedar en ella.
del sistema ontológico? ¿.A.caso se puede hablar en ~lgún momen to
de una heterogeneidadgeneral? ¿Introduce la represión prohibitoria
~~lamente una flexión de heterogeneidad de más (una reflexión
de la alteridad)? ¿O bien una heterogeneidad que ya no se deja re-
cluir en una reflexión?
. .A.! ser el concepto de heterogeneidad general tan impotib/e como
s-u contrario, no puede plantean-e una pregunta de esta índole. El
planteamiento de la pregunta es la anul~ción de la pregunta.
El texto (de «Hegel») se ofrece, abierto a dos respuestas, a dos
interpretaciones. Es texto, se textualiza, más bien, en cuanto que
da ocasión y pie a dos lecturas, es decir, se deja a_fectar de indeter- Lo que yo quería escribir es POTENZA del texto.
minación por el concepto imposible, y se divide en dos.
El parágrafo referente a la prohibición del incesto sirve a la vez
de ejemplo y de gozne. _E l ejemplo y el gozne del sistema. Es con-
tradictorio en sí mismo con una contradicción de la que no se puede
decir si opera en o contra. La «oposición>~ aparece dos veces y, con
· ella, cada una de las determinaciones conceptuales. Un indicio: la
prohibición del incesto rompe con la naturaleza y por eso es mis
conforme a la naturaleza. Lo que aparece como incoherencia for -
mal, denegación o «racionalización», denuncia al mismo tiempo
de forma crÍtica, pero sin saberlo, la ausencia de un concepto de
naturaleza, de razón o de libertad y establece, p~ro sin saberlo, la
necesidad de rendir cuentas de los «sentimientos oscuros». Y así:
Me expongo a ella; tiendo mucho a ella y tenso mu-
«Puesto c¡ue, además, el matrimonio se prodµce por el libre aban- cho en ella.
dono de esta personalidad infinitamente propia en sí misma de los dos
sexos, no debe ser sellado en el interior del drculo natural-idtntico,
De todas maneras, la escena terminar á mal. Me lo va
bien conocido de suyo y familiar en todas sus singularidades, en el
que los individuos no tienen, unos frente a otros, personalidad propia
a rep·r ochar a muerte, conozco por experiencia la ley
en sí mismos, sino que debe tener lugar entre familias separadas y de ese proceso. Me lo reprochará a muerte por tod a
personalidades diversas en cuanto al origen ( ursprünglich vem;hiede- una serie de razones que no me dedicaré a enume-
ner). Por consiguiente, el matrimonio entre consanguíneos es opuesto rar. Y en todos los casos. Si apoyo o valoro su texto,
al concepto según el cuai el matrimonio es una acción ética de la
libertad, no un vÍnculo (Verbindzmg) de la naturalidad inmediata
verá en ello una suerte de aprobación, incluso de apro-
y de sus impulsos; es, por tan to, opuesto a la sensibilidad verdadera piación magistral, universitaria, paternal o maternal.
y natural (somit auch wahrhafter natiirlicher Empfindung zuwider). Es como si yo le robase su erección. Su muerte: «Y la
«El matrimonio mismo se fundamenta a veces, no en el derecho imagen que mostraba la ejecución capital de un pre-
natural, sino simpkmente en el impulso sexual natural, y se consi- sidiario en Cayena me hizo decir: "Me ha robado mi
dera como un contrato arbitrario; o también se dan de la monogamia
justific:icioues exteriores sacadas de las relaciones flsicas como lo es
muerte"» (Milagro de la rosa). Y si, además, expongo
el número de hombres y de mujeres; solo se proponen sentimientos como un profesor la Gran Lógica de esa operación,
oscuros (dunk.le Gefühle) a favor de la prohibición del matrimonio no hago sino agravar el caso. Si yo no valorase, si no
entre consanguíneos: no hay aquí otra cosa que la representación «magnificase» su clamor, (pero ¿qué he hecho a fin de
corriente de un estado de naturaleza y de una naturalidad del de-
recho, y fundamentalmente la ausencia de concepto de la raciona- cuentas?), el campanero se burlaría otra vez de mí. De
lidad y de la libertad». todas formas, el firmante le recordó a Roger Blin una
Dialéctica de la naturaleza: esta produce la prohibición del in- carta perdida en la que le confiaba que había escrito
cesto al romper consigo misma, pero dicha ruptura consigo misma sus libros y sus obras de teatro contra sí mismo. Pero
está en su naturaleza, en la naturaleza de la naturaleza. Formal-
mente esto nos ofrece una argumentación como la del caldero: hay
añadía: «Y si no logro exponerme con mi solo texto,
que interrumpir la connaturalidad y prohibir el incesto [aquí se habría que ayudarme. Contra mí mismo». En otro lu-
trata esencialmente del hermano y de la hermana; una nota del gar, que sus actores debían mostrarlo, a él, desnudo.
mismo parágrafo dice acerca de la relación hermano/hermana que Por consiguiente, en cualquier caso, soy juzgado y con-
es asexual (ge;chlechtloser) lJ, esta prohibición está en la naturaleza.
De dond!, en nota, la argumentación empírico-genética que basa el
denado, esto es lo que él siempre ha tratado de hacer:
pudor en la naturaleza y que alega la debilidad o la fragilidad no- si escribo a favor de su texto, escribo en contra de él,
toria de los productos de matrimonios consanguíneos: « ... es bien si escribo a favor de él, escribo en contra de su texto.
conocido que los apareamien ros dentro de una familia de animales Esta amistad es irreconciliable.
producen frutos más débiles... ».
La prohibición y la represión sedan, pcr tanto, pensables - en cuanto

en el margen de la nota especulativa: es también el lugar de


Kierl<egaard y de lo que tumba al lado, con posterioridad, en el
Post-Scriptum a las Migajas Filosóficas: •¿Explicar algo signi-
fica abolirlo? Sé muy bien que la palabra aufheben tiene en la
lengua alemana sentidos diferentes e incluso contradictorios:
con demasiada frecuencia se ha recordado que puede signi- De todas maneras me vomitará todo esto, no leerá, no
ficar tanto tal/ere como conservare. Yo no sé en absoluto si la
palabra danesa correspondiente (ophaeve) permite semejante podrá leer.
doble sentido, pero sé, por el contrario. que nuestros filósofos
germano-daneses la emplean como la palabra alemana. Que
para una palabra sea una buena cualidad poder significar lo
contrano de su sentido, no lo sé; pero quien quiera expresarse
con precisión evita de buena gana en los lugares decisivos el
empleo de semejante palabra. Hay en el habla popular una
expresión simple mediante la cual se indica humorísticamente
lo imposible: repicar las campanas y andar en la procesión; es,
poco más o menos, esta jugada de habilidad la que lleva a cabo
la especulación cuando emplea una palabra que designa justa- ¿Escribo a favor de él? ¿Qué es lo que me gustaría ha-
mente su propio contrario.A fin de dejar bien claro que no puede
hablar de decisión alguna, la especulación emplea a su vez una
cerle? ¿Hacerle a su «obra»? Arruinarla erigiéndola,
palabra ambigua de esta índole para designar esa especie de quizás.
224
comprensión que es la comprensión especulativa. Y, si se mira ¿Que ya no se la lea? ¿Que solo se la lea a partir de
más de cerca, la confusión resulta todavía más evidente. Aufhe-
ben en el sentido de tollere quiere decir destruir: en el sentido
ahora, desde el momento en que yo la consigno y con-
de conservare, mantener en un estado que no cambia, no hacer trafirmo?
nada con aquello que se guarda. Cuando el gobierno au/hebt una
sociedad política, la destruye; si un hombre conserva algo para
mí, lo que es importante para mí es justamente que no le haga
sufrir ningún cambio. Ninguno de ambos sentidos es el asignado
al filosófico Aufheben. l.a especulación deja en suspenso, abroga,
[aufhebt] aquí toda dificultad y solo deja tras de sí la de saber
qué debo, propiamente hablando, comprender en tomo a lo
que (la especulación) hace con este Aufheben. Pero admitamos
ahora que dicho Aufheben quiere decir la reducción de algo a
un momento relativo, como también se dice; si lo decisivo, si la
paradoja se reduce a un momento relativo, eso quemí decir que
no hay paradoja, que no hay nada decisivo, ya que la paradoja
y lo decisivo solo son lo que son justamente por su Irreducti-
bilidad. Que la especulación tenga razón, eso es otra cosa ...•.

efectos de relevo. La ,1ufhebung dominaría su proceso. Pero, ¿y él? Él mismo quería calcular la ruina. «¡Y la
¡Y si la Aufhebung fuera una madre cristiana? ruina! ¡Me olvidaba de la ruina! La de los dientes culti-
Al escribir ahora «inconsciencia rotal respecto a la pregunta apa- vados con la aguja de Warda, y la ruina total de la obra
rentemente formal, pero realmen te esencial: ¡por dónde andamos con
la dialéctica de Hegel?», o también «necesidad (para la crÍtica) de
de teatro. En efecto, sería preciso que, a la salida, los·
tener una explicación cdtica con su madre, la dialéctica de Hegel», espectadores se llevasen en la boca ese famoso gusto a
parece que se abre bruscapiente el archivo de un problema en un ceniza y un olor a podrido. Y, sin embargo, que la obra
lugar muy especial. El tercero de los Mamucrito.r del 44 r eprocha
tuviese la consistencia de por lo restante, del resto siempre hay
a la crÍtica alemana de Hegel dejarse prevenir, retomar, informar,
por la lógica misma que pretende criticar. Este sería el caso de Das un sílex. ¡No la de un rólex!» dos funciones que se intersecan. La
palabra a doble banda empalma: tran-
entdeckte Christentum de Bruno Bauer. La crítica (de una lógica) Es inasible porque em- sitiva e intransitivamente, nominal y
que reproduce en ella (la lógica de) lo que critica.ser~ siempre - no verbalmente. En todos los géneros.
palma a doble banda: a-fa- Resta siempre un bocado más o me-
hay que olvidar la_lección- una gesticulación idealista. «Después
vor de la galalita en contra nos altivo cual jinete
de codas estas divertidas gesticulaciones del idealismo [de los jóve-
nes hegelianos] que agoniza e.n forma de crítica, dicho idealismo ni de la leche natu_ral, pero a
siquiera ha hecho la m:U lejana alusión a la necesidad de tener una favor de la naturaleza en contra del camelo.
explicación crítica con su madre, la dialéctica de Hegel, ni siquiera
ha sabido indicar nada acerca de su actitud crítica con respecto a
la dialéctica de Feuerbach»,
Por esas fechas Feuerbach es considerado como el Único critico
«serio» de la dialéctica hegeliana, como el «auténtico vencedor de Leche de duelo.
la antigua filosofía». Precisamente por haber atacado aquello que
la Áufhebung permitfa: la identidad profunda, gracias al juego del
no dejaya de y del todavía no, de la representación y de la presencia,
del futuro anterior de la verdad, entre religión verdadera y filo-
sofía especulativa. «La gran acción de Feuerbach esti en: 1. haber Su tumba, ello es lo único que le gusta.
demosm1do que la filosofla no es sino la religión en forma de ideas Su tumb!i en ruinas, que ello caiga en ruinas
y desarrollada por el pensamiento; que no es sino otra forma y otro
le gusta el camelo, pero no cualquiera, el cachivache,
modo de existencia de la alienación del hombre; que, por tanto, es de pero cuya nulidad, desafiando la economía, tenga
igual modo condenable». Feuerbach, en efecto: «Lafilo.rofia epecu- un precio desorbitado, de la manera más natural del
lativa es la elaboración y la resolución racionales o reÓricas del Dios mundo. Esto vale para la literatura, el ersatz en litera-
tura. Lo peor es lo mejor, pero no hay que engañarse,
que, para la religión, es trascendente y no-objetivo»... «La esencia lo peor no es lo menos bueno. Lo mejor, no hay que
de la filosofia especulativa no es sino la esencia de Dio, racionalizada, engañarse. Es preciso ser expertos en camelo.
realizaday actualizada. La filosofía especulativa es la teología ver-
dadera, consecuente y racional».
Marx expone, entonces, el movimiento crÍtico de Feuerbach en
su insrancia mis operante: la puesta en cuestión de la .A.ufoebungy
de la negación de la negación. Lo posirivo absoluto, la crítica de la
religión o de la Sagrada Familia no deben pasar por la negación de
la negación, por la Aufoebung hegeliana, suponiendo que haya otra.
La unidad especulativa, la complicidad secular de la filosoíla y de
la religión - siendo aquella la verdad y la esencia de esta, y esta la
representación de aquella- , su homogeneidad o su homología, es
el proceso del relevo. Feuerbach ha sabido oponer «a la negación de ¿l o que escribo es una especie de novela popular? Díce
la negación, que pretende ser lo positivo absoluto, lo positivo que que le gusta eso. «Prosigo la lectura de mis novelas po-
se fundamenra positivamente y reposa sobre sí mismo». El Tercer pulares. Estas satisfacen mi amor por los granujas vesti-
dos de señores. También mi gusto por la impostura, mi
Manuscrito prosigue: «Es así como explica Feuerbach la dialéctica gusto por el camelo que bien podría hacer que escri-
de Hegel -(y de este modo fundamenta el punto de partida de lo biese en mis tarjetas de visita: 'Jean Genel. falso conde
positivo, de la certeza sensible)-: de Tillancourt". [. ..] Leo esos libros imbéciles para la
raz6n, pero mi razón no se ocupa de un libro desde el
«Hegel parre de la alienación (en términos de Lógica: de lo in- cual las frases envenenadas, llenas de flechas emplu-
finito, de lo univer sal abstracto) de la suscancia, de la abstracción madas, caen sobre mí. La mano que las lanza dibuja,
• absoluta e inmóvil. - Dicho en lenguaje popular, parte de la reli- al clavarlas en alguna parte, la vaga silueta de un Juan
que se reconoce, no se atreve a moverse, esperando
gión y de la teología. aquella que, al apuntar de veras a su corazón, lo de-
«En segundo lugar. releva Jo infinito; establece lo real, lo sensible,. jará sin aliento. Me gusta con locura, lo mismo que me ·
lo concrero, lo finito, lo particular (la filosofía, relevo de la religión gusta la cárcel, esa tipografía prieta, compacta como
un montón de inmundicias, plagada de actos tan san-
y de la teología). grientos como ropa interior o fetos de gatos muertos, y
«En tercer lugar: releva a su vez lo positivo; restablece la abstrac- no sé si son sexos firmemente erigidos los que se trans-
ción, lo infinito. Resrablecimieuto de la religión y de la teología. fonnan en duros caballeros o los caballeros en sexos
verticales, {Nuestra-Sefioro-de-lo-Flores)
«Para Feuerbach la negación de la negación no es, por canco,
.rino la contradicción de la filosofía consigo misma, la filosofía que
afirma la.teología (trascendencia, etc.) después de haberla negado; pero
por consiguiente, la afirma en oposición consigo misma. como una piedra, un pedernal, un sílex, incluso un dia-
«La afirmación positiva o la afirmación y la confirmación de sí, mante inencentable. Que ello caiga pulverizado pero
que esrá implicada en la negación de la negación, es concebida como
como una losa fµneraria, tan natural que se recons-
no estando todavía segura de si y, por tanto, afectada de su contra-
rio, dudando de si misma, teniendo, pues, necesidad de prueba, truye en el mismo suelo, y siempre más dura. Él se pe-
corno si no se probara a sí misma mediante su existencia, como trifica a sí mismo al modo meduseo.
226
inconfesada. [ ...] Echemos una mirada al sistema de Hegel. Es pre- ¿Cómo puede alguien petrifi- «Así alzado, elevado, to-
ciso comenzar por la Fenomenologla, fuenre verdadera y secreta de carse a sí mismo? Es preciso com- ta lmente erguido, accede
la .6.losofla de Hegel». · al banco de los acusados,
prender que él no es él mismo antes
Del mismo modo que lo positivo «duda», tiene n~cesidad de ase- frente a un Tribunal extraor-
gurarse de Jo contrario por lo que es afectado, así también los jóvenes de petrificarse al modo medu- dinario, vestido de escarlata
hegelianos tienen necesidad de su «madre», de la lógica hegeliana; seo. Adviene a sí mismo a partir que es la sangre derramada,
se mantienen «en la inconsciencia - respecto a las relaciones de la de la medusa. Ser sí mismo es es- en persona, reclamando su
crftica moderna con la filosofía de Hegel en general y con la dia- venganza y obteniéndola.
tar-petrificado-al-modo-meduseo
itctica en particular». Es quizás ese don de pro-
La dialéctica hegeliana, madre de la crítica, es primeramente, y, a partir de ahí, el estar-petri:fi- ducir un milagro con un
como toda madre, una hija: del cristianismo; en todo caso, de la cado y ser-medusa no se consti- simple cuchillazo lo que
teología cristiana. A ella vuelve sin cesar como a su regazo. ,1,ufhe- tuye, es decir, no se defiende, no se sorprende a la multitud, la
bung es una hija- madre cristiana. O bien: la hija- madre, la santa empalma y no se elabora sino pe- alarma, la excita Y la torna
madre cristiana se llama Aufhebung. La Aufhebung -el relevo- es celosa de semejante gloria.
trificándose uno mismo, comién- El asesino hace que la san-
, Dios no es Dios sino a condición de sobrepasar y negar la
materia, su negación. Yla negación de la negación, dice Hegel, dose-petrificándose, tornándose gre hable. Discute con ella,
es la única posición verdadera. Al final henos aquí devueltos uno mismo un bocado que lleva quieretransigir conel mila-
a nuestro punto de partida, al regazo de la teología cristiana.
De este modo. desde el principio supremo de la filosofía de luto por sí mismo. Seguro de sí gro. El asesino crea 1ª Au-
diencia de lo criminal y su
Hegel, hallamos el principio y el resultado de su filosofía de
la religión: saber que la filosofía, lejos de suprimir los dogmas mismo. Ninguna lógica es tan po - aparato. Frente a eso pen-
de la teología, se contenta con restablecerlos a partir de la tente como esta apotrópica. Nada samos en el nacimiento -
negación del racionalismo y mediatizartos. El secreto de la dia-
léctica hegeliana co11Siste en definitiva en negar la teología en de econonúa absolutamente gene- de la sangre de Medusa- de
nombre de la filosofía, para negar después a su vez la filosofía Crlsaor y de Pegaso.
en nombre de la teología. Es la teología el comienzo y el fin; en ral, de exposición o de gasto puro:
•Al no movers e ante
el medio está la filosofía, que niega la primera posición; pero una estrictura más o menos fuerte.
la negación de la negación es la teología. En primer lugar, todo las peleas mortales. pen-
se pone al revés; pero para volver enseguida a ponerlo en su saréis que los guardianes
sitio corno antes, tal como sucede en Descartes. La filosofía son unas bestias y tendréis
de Hegel es la última tentativa grandiosa para restaurar el
cristianismo venido a menos y muerto a manos de la filosofía, razón. Me gusta creer que
apoyándose en la identificación, como es caracterísdco de estaban petrificados por un
los tiempos modernos, de la negación del cristianismo con espectáculo lleno de cólera
el cristianismo mismo. La tan alabada identidad especulativa
del espíritu y la materia, de lo infinito y lo finito, de lo divino cuya grandeza los sobrepa-
y lo humano, no es sino la contradicción fatal de los tiempos saba. ¿Y qué era su pobre
modernos - la identidad de la fe y la incredulidad, de la teo- vida al lado de la vida res-
logía y la filosofía , de la religión y el ateísmo, del cristianismo Su medusa, siempre; Sa petrifica,
y el paganismo, pero llevada a su nivel más alto: al nivel de
plandeciente de los niños?
la metafísica. Hegel disimula y oscurece esta contradicción siempre. Pues todos los colonos eran
solo porque hace de la negación de Dios, del ateísmo, una nobles, incluso los capullos
determinación objetiva (objectiven) de Dios, porque determina
a Dios como un proceso y al ateísmo como un momento de puesto que eran de la raza,
este proceso. Pero una fe que ha sido restaurada a partir de si no de la casta, sagrada».
la incredulidad es tan poco verdadera •-ya que permanece Desvío de raza, huella de
manchada de su contrario- como poco verdadero es el Dios
restaurado a partir de su negación; muy al contrario, es un desvío, Interminable lucha
Dios contradictorio, un Dios ateísta•. Segura mordedura mortal de sí. decasta,eselmomentode
la comradicción y la satisfacción del deseo cristiano o de io que d Piedra, estela, yacente, nmcre- leer, la castrada (es -em-
Tercer Manuscrito llama «Cristo crítico»: deseo de la maternidady palma- tumba) en el saco.
ción pacientemente aglomerada:
de la virginidad. La erencia del cri.rti.anúmo establece una equivalen- Quedarse «petrificado» ante
cia entre las categocf:i.s de milagro, de imaginación y de relevo. La soy el cálculo de mi madre.
«un pantalón,, un cinturón o
transformación del agua en vino, del vino en sangre, la transubs- Contrabandeo para ella con el una bragueta: la escena se
tanciación, la resurrección, son sobre todo operaciones de Aufbe- resto que me regalo. impone en el Diario, la pa-
bung: lo que es destruido se conserva, lo que muere puede renacer. labra «fascinado• también;
Admirable y milagrosa, Aufhebung es la imaginación productora. y en Pompos fúnebres que
bel mismo modo que el dogma de la Virgen Maria ve levar o lavar
No sé si he tratado de compren-
nombra de nuevo a Me-
su contradicción con una Aufhebung que deja en suspenso lo que derlo. Pero si él pensase que yo lo dusa y a su hijo Crisaor, el
guarda o mira lo que leva. «Aquí tenemos la clave de la contra- había comprendido, no lo sopor- hombre del gladius dorado
dicción del catolicismo para el que simultáneamente matrimonio taría o, más b ien, le gustaría no que, junto a su hermano Pe-
y celibatc son samas. La contradicción dogmática de la madre virgen
soportarlo. ¡Vaya escena! Él no so- gaso, el caballo alado, salió
de la garganta de Gorgo en
•Pero así como la resurrección, término de la historia sagrada portaría aquello que le gusta hacer. el momento en que Perseo
- u11a historia (Geschichte) que no tiene la significación de una
historia contada (Historie), sino la de la verdad en persona-, No dejaría ya de sentirse enredado. le rebanó la cabeza. Nació
es el cump1imiento de un deseo, asf también su comienzo es
el nacimiento sobrenatural, aunque este no concierne a un
Como una columna, en un cemen- blandiendo su arma
interés personal inm~diato, sino mucho más a un sentimiento terio, comida por una hiedra, un
(Gefühl) subjetivo, particular.
Cuanto más e~traño se vuelve el hombre para con la na- parásito llegado demasiado tarde.
turale::a (s:ch der Natur entfremdet), cuanto más subjetiva, es
decir, sobre- o a~ti-naturol, se vuelve su visión (Anschauung),
Me he introducido, como tercero, entre su madre
tanto más gra11de es el horror púdico que experimenta ante la y él. Lo he vendido. He hecho que la sangre hablase.
na\l.Haleza o al menos ante las cosas y los procesos naturales,
que desagradan a su imaginación, la afligen con afecciones Carece de interés. ¡Faltaría más que yo fuese a qui-
contrarias. Con toda seguridad el hombre libre, el hombre ob-
jetivo, también e11cuentrn contrariedad y repulsión en la natura-
tarle o enseñarle a su madre, y el resto!
leza, pero los torna como consecuencias naturales inevitables,
y mediante esta consideración supera los sentimientos como
sentimientos que solo son subjetivos, ínautént1cos. El hombre
subjetivo, que por el contrario no vive sino engañado en su
imaginación y su sentimiento, se opone a estas cosas con
una aversión muy particular. Tiene los ojos de ese Infeliz niño
abandonado que solo observaba en las flores más bellas las
pequeñas •cucarachas negras,, que corrían por encima de ellas
y al que, a causa de esta percepción, se le agriaba su visión
de las flores. El hombre subjetivo hace de sus sentimientos la
medid~ de lo que debe ser. Lo que no le agrada, lo que hiere su
sentimiento sobre- o anti-natural, no debe ser. Aunque aquello
que le agrada no puede existir sin lo que le desagrada -el
hombre subjetivo no se conduce conforme a las enojosas leyes
de la lógica y de la física, sino conforme al libre albedrío de la
imaginación-, precisamente por esa razón, de una cosa deja
caer lo que es desagradable para retener de ella solo lo que
es agradable. Y con toda seguriad es así como la virgen pura e Busco la metáfora oportuna de la operación que aquí
impoluta le agrada; la madre, por supuesto, también le agrada,
pero solo !a madre que no sufre incomodidades, la que ya tiene
llevo a cabo. Me gustaría describir mi gesto, la postura
al pequeño entre los brazos. de mi cuerpo en derredor tras esta máquina.
En la esencia íntima de su espíritu, de su creencia, la virginidad
es en y para sí su concepto moral más elevado, la cornucopia
Lo que él soportaría más difícilmente sería que yo
de sus sentimientos y de sus representaciones sobrenaturales, me asegurase o asegurase a los otros et dominio de su
su sentimiento personificado de honor y de pudor frente a la
nawraleza en general. Pero simultáneamente nace en su pecho texto. Proporcionando - dicen- la regla de producción
un sentimiento natural, el sentimiento misericordioso del amor
maternal. ¿Qué se puede hacer en este caso de necesidad en
o la gramátic~ generativa de todos sus enunciados_
que se encuentra el corazón, en esta discordancia (Zweispalt) No hay peligro_ Estamos muy lejos de eso; esto - re-
entre un sentimiento natural y un sentimiento sobre- o an-
ti-natural? El sobrenaturalista debe unirlos (verbinden) a los pito- es apenas preliminar, y lo seguirá siendo; (no)
dos, debe reunir en un ser único e idéntico dos propiedaoes
más nombres. Habrá que volver a su texto que lo vi-
que se excluyen mutuamente. ¡Qué plenitud de sentimientos
suprasensibles, dulces y agradables, hay en esta combinación 1 gila durante su juego.
Aquí tenemos la clave de la contradicción del catolicismo
para el que simultáneamente matrimonio y celibato son san- Busco, pues, el movimiento oportuno. ¿He cons-
tos. La contradicción dogmática de la madre virgen o de la truido algo así como la matriz de su texto? ¿A partir
virgen madre solo se efectúa como contradicción práctica. Sin
embargo esta maravillosa combinación de la virginidad y de de la cual leerlo, es decir, re-producirlo?
la maternidad, que contradice a la naturaleza y a la razón, al
tiempo que corresponde de una forma suprema al sentimiento No, antes bien veo (pero quizá sigue siendo una
y a la imaginación, no es fruto del catolicismo; se encuentia matriz o una gramática) una especie de máquina para
ya en el papel ambiguo que desempeña el matrimonio en la
Biblia y, concretamente, en la interpretación del apóstol Pablo. dragar y seducir. Desde la cabina disimulada, pequeña,
La doctrina de la concepción sobrenatural de Cristo es una
doctrina esencial del cristianismo, una doctrina que expresa
cerrada, acristalada de una grúa, manipulo unas pa-
su esencia dogmática íntima y que descansa en los mismos lancas y, desde lejos - lo he visto hacer en Saintes-
fundamentos que el resto de los milagros y artículos de fe. De
!a misma forma que los cristianos se sentían molestos con la Maries-de-la-Mer durante la Pascua-, sumerjo una
muerte que el filósofo, el naturalista (Naturtorscher), el hombre
libre y liberado en general reconocían como una necesidad
boca de acero en el agua. Y rastrillo el fondo, engan-
natural, y en general se sentían molestos con los límites de la cho piedras y algas que subo para depositarlas en tie-
naturaleza, que para el sentimiento constituyen trabas pero para
la razón son leyes naturales, y que por esa razón eliminaban rra mientr_as el agua cae rápidamente de la boca.
gracias al poder taumatúrgico, de esa misma forma los cristianos
Y vuelvo a rastrillar, a rascar, a dragar el fondo de
debían sentirse molestos con el proceso natural del engendra-
miento y relevarlo [au/ñeben ha venido a corregir negieren en la ma(d)r(e)_
una 3ª versión¡ gracias al poder del milagro. Y, al igual que la
resurrección, el nacimiento sobrenatural les conviene a todos, Apenas oigo el ruido del agua desde la pequeña
quiero decir: a (todos) los creyentes; pues la concepción de habitación.
María, no contaminada por el esperma masculino, que constituye
el contagio (veneno contagioso, ansteckende Gift) propio del La matriz dentada no retira más que lo que puede,
pecado original, constituía el primer acto de purificación de la
humanidad mancillada por el pecado, es decir, por la natura- algas, piedras. Trozos, bocados, puesto que aquella
leza. Solo porque no estaba manchado por el pecado original, muerde. Despegados. Pero el resto pasa entre sus dien-
pudo el hombre-Dios, el puro, purificar a la humanidad ante
los ojos de Dios, para quien el proceso natural de generación tes, entre sus labios. No se puede apresar la ma(d)r(e).
es una abominación, puesto que no es sino el sentimiento
(Gemüt) sobrenatural.
Ella se vuelve siempre a formar.
Incluso los áridos protestantes ortodoxos, que son tan artli- Resta. Allí, igual, tranquila. Intacta, impasible, siem-
trariamente enlices, consideraban todavía la concepción de la
virgen deípara como un gran misterio de fe, digno de respeto pre vtrgen.
y de asombro sagrado, suprarracional. Pero entre los protes-
tantes que han reducido y limitado al cristiano a la sola fe,
Y, además, no voy a sorprender su texto con una
dejándolo por completo ser hombre en la vida, este misterio matriz dentada. Él no escribe, no describe más que
ya no tenfa significación práctica, sino solamente aogmática. eso: matriz aentada. Es su objeto.
Y ya no se dejaban desviar, por este misterio, de su deseo de
casarse. EntrA los católicos, por el contrario, en general entre
los viejos incondicionales, entre los cristianos desprovistos de
sentido crítico, lo que ~ra un misterio de fe constituía también
un misterio de la vida, ae la moral. La moral católica es cristiana,
mística; la moral p.otestantc no dejaba ya de ser Inicialmente
racionalista. La moral protestante es y ha sido una mezcla
carnal del cristiano con el hombre -con el hombre natural,
político, social o cualquier otro apelativo que se le quiera dar
para distinguirlo del cristiano-, la moral católica mantenía en ¿Puede un objeto comprender aquello de lo que es
su seno el misterio de la virginidad impoluta. La moral católica
era la Mater dolorosa; la moral protestante, una oronda ama objeto? Esta es la pregunta que se planteaba en Sain-
de casa, en sus hijos bendita. f...] Precisamente, por el hecho
de que entre los protestantes el misterio de la virgen deípara
tes-Maries-de-la-Mer durante la Pascua. El resto del
solo tenía valor en la teoría o en la dogmática, y no ya en la Rembrandt sin duda quería responder -que sí- a esta
vida, [1 • ed.: la praxis), decían que uno no podía expresarse a
este respecto con miramientos y con ta reserva suficiente: por pregunta.
consiguiente no se podía hacer de aquel un objeto de especula-
ción. Lo que se niega [negiert, después vemeint] en la práctica
Sí, debido a la estrictura que nos interesa y nos apre-
no tiene en el hombre fundamento ni existencia auténticos y mia, la matriz trascendental siempre deja caer el resto
no es más que un fantasma de la imaginación. Por esta razón
se le oculta, se le hurta al entendimiento: los fantasmas no del texto.
soportan la luz del día.
incluso la creencia tardía. que, por lo demás, ya se enuncia
en una carta a San Bernardo, quien la rechaza, y según la
cual Maria también había sido concebida sin la mancha del
pecado original, no es en modo alguno ,una opinión particular
de escuela•, según los términos de un historiador. Proviene en
mayor medida de una consecuencia natural y de una actitud
Él se petrifica a sí mismo. Bien jugado. Se dice, se sabe
piadosa y agradecida hacia la madre de Dios. Lo que engendra que él es generoso, desprendido, derrochador. No con-
un milagro, lo que engendra a Dios, debe por sí mismo poseer
un origen y una esencia milagrosos, divinos. ¿Cómo hubiera serva nada consigo. Ni los bienes. Ni, sobre todo, las
podido tener María el honor de ser cubierta por el Espíritu Santo
si anteriormente, desde el origen, no hubiera estado purificada?
obras. Pero estas no dejan ya de tener su concesión a
¿Podría el Espíritu Santo habitar en un cuerpo mancillado por perpetuidad en todas las bibliotecas nacionales e in-
el pecado original? ¡Si no encontramos ext.raños el principio
del cristianismo, el santo y misterioso nacimiento del salvador, ternacionales, en la teatralidad mundial, el contrato
cómo vamos a encontrar extrañas las consecuencias ingenuas,
simpfistas y campechanas óel catolicismo!•
está firmado, retornan o hacen que retornen los de-
rechos de autor.
o de la virgen madre solo se efectúa como contradicción práctica».
Las Tem sobre Feuerbach y La Ideología alemana critican la filosofía
de la religi6n y el «materialismo intuitivo» o sensualista de Feuer-
bach que «no concibe la actividad de los sentidos como actividad Él se regala. Presente infinito.
práctica». La Cuarta Tesis delimita la critica feuerbachiana de la
religi6n como simple crÍtica te6rica. Una crítica te6rica deja al objeto
en su sitio, no atañe ni al campo ni a la estructura cuyos elementos
combina. Al hacer de la religi6o la esencia alienada del hombre, al
traer el mundo religioso al mundo terrenal, nada cambia eo este
último, en la base antropol6gica de la crítica, en la familia hu.mana No conserva nada consigo, ni los bienes, ni las obras, ni
'. alienada -especularmente- en la Sagrada Familia. La operación a sí mismo: ningún haber absoluto como ser-cabe-sí.
, sigue siendo especulativa, mantiene un viejo concepto de la familia No tiene ningún lugar. Se escabulle y dilapida. Pero él
y de la religión. La estructura interna del concepto y de la realidad
es quizás el avaro más con-
00 ha sido transformada; nos hemos contentado con analizar una
' representación, en todos los sentidos de la palabra. Mientras crea- secuente de todos los ana- la consecuencia, aquí: evitar tener para
, roos saber lo que es una familia en general, es decir, en este caso, les de la literatura. Está por (s)haberse, para ser sin que ello tumbe,
una familia humana, no analizaremos el proceso de alienación o de encima de su obra: esta, al sin que ello se corte de sí. No gastar
proyección de la familia humana en la familia celestial, la contra- el dinero. no meterlo en el banco, no
poder así cortarse y caer
dicción que constituye y produce este proceso. No comprenderemos ponerlo siquiera en circulación, des-
por qué ni cómo cambiar este estado de cosas. Ahora bien, una critica de él, no es igual a él. Él se truirlo a fuerza de conserv.arlo con-
puramente teórica de la familia no puede por sí sola transformar eleva por encima del resto. sigo. No dej a ya de ser, el dinero, el
el objeto llamado familia, cuya evidencia parece caer por su propio El avaro más consecuente: sublime ser-cabe-sí del excremento. El
peso. Lo mismo sucede con la religión en cuanto producción familiar. excremento es lo que puedo conser-
no lleva consigo más que
«Feuerbach parte del hecho de la autoalienación religiosa (Fak.tum var más fácilmente. Valor absoluto. sin
der religiii;en Selbstentfremdung), el desdoblamiento (Verdop_plung) del dinero contante y sonante valor. equivalente de cualquier valor.
mundo en un mundo religioso y un mundo profano ( weltliche). Su y algo (un pasaporte) con Que no hay que depositar, por consi-
trabajo consiste en resolver el mundo religioso en su base profana. lo que hacer identificar su guiente, en ningún caso: otra forma de
Pero el hecho de que la base profana se despegue de sí misma (rich anularlo en su propia contradicción.
rúbrica. Según las últimas
abhebt) y quede fija en las nubes, constituyendo asf un reino autó- «... pero qué tengo que decir puesto
nomo, solo puede explicarse con precisión por el desgarramiento de noticias, había olvidado, se- que meo en el fregadero, olvido en
sf mismo (Sichs-elb.rtzerri:senheit) y la contradicción interna (Sich- gún me dijo, que Gabriela los hoteles, encima del armario, zuru-
selbttwider¡prechen) de esa base profana. Es preciso, pues, al mismo estaba en el Diario. Se trata llos en periódicos viejos y no tengo la
tiempo, comprender esta en su contradicción y revolucionarla en la osadía de dejar en mi habitación, du-
de acumular un tesoro ab-
práctica. De este modo, una vez descubierto que la familia terrenal rante una hora, mi pasta. Camino con
es el secreto ( Geheimnis) de la Sagrada Familia, la primera es la que soluto, que quede fuera de ella, robo con ella, duermo <:on ella»
debe entonces ser aniquilada teórica y prácticamente». toda valoración, que no (Pompas fúnebres).
tenga precio. Consejo al fu-
námbulo: «... ¡Mucha, mucha guit a! ¡Una pasta gansa,
innoble! Y dejar que se amontone en un rincón del tu-
Esta problemática se desarrolla en la cimara oscura de la ideología: gurio, no tocarlo nunca, y limpiarse el culo con el dedo.
en confrontación con la cuestión del fetichismo y de la verdad (pen- Al llegar la noche, despertarse, apartarse de ese mal y,
samiento desvelado), del estatuto de la analogla en la crítica marxista
por la tarde, bailar sobre el hilo.
o psicoanalftica de la religión.
«También le dije:
«- Deberías currarte el hacerte famoso ...
Reconstrucción de una columna: nos interesa lo continuo -o el no «- ¿Porqué?
deja ya de- de un valor de fetiche. Fundar o destruir la religión (la
«- Para hacer daño.
producción familiar) viene siempre a ser lo mismo que querer re-
ducir e.l fetichismo. Este, para conseguir contra él la unanimidad «- ¿Es indispensable que gane un pastón?
de los fundadores y los destructores, debe ciertamente, de algún «- Indispensable...»
modo, coru;itm,· 1-t •'lu.i.dad adver:;a; el desvelamiento de la columna, ¿Cunl es su sü:uación -objetiva, efectiva--de clase?
la erección d1 h.. cosa misma, el rechazo del sustituto. El mismo de-
Sí, está P.H todas partes en
seo trabaja en la madre cristiana, su ascendencia y su descendencia.
donde algo salta por los no se toca al clamor, al glas. por lo
Mientr:i., ~e t.ri,ic¡ue d fetichismo -::i. favor o en contra de la religión, tanto, sin tocar a la clase. Ni a la eco-
a favor o en contra de la familia-, ¿se estad tocando a la economÍa aires. Ya uo vive en el Occi- nomía de la anterecclón sin lucha de
de la metaflsica, a la filosofla-de-la-religión? dente judeo cristiano. Pero clases. Pero el discurso codificado, ci-
¿Acaso es un a.7.U- que el padre entre entonces en escena?
- objetiva, efectivamente- vilizado sobre la lucha de clases, aun-
Kant definía -no dejaba ya de hacerlo- la religión dentro de los que excluye la cuestión del clamor
límites de la m,T1 razón, abriendo la cuestión del fetichismo a la del ¿y el cordón? ¿La correa?
(todo lo que en él se forja, todo aque-
Papa (narra) y de la apropiación artera, violenta y manipuladora Él sabe que solo se con- llo sobre lo que este repercute, en par-
de los sacerdotes. El horizonte teleológico de la «verdadera y linica serva lo que se pierde. A sí ticular la expropiación del nombre en
religión» es la desaparición del fetiche.
mismo. No perdemos so- todas partes a donde esta alcanza),
Ahora bien, siempre en nombre del padre, Hegel le reprocha en suma
a Kant permanecer todavía en el fetiche (palabra que las Lecciones
lamente lo que no conser- marra al menos una revolución. ¿Y
qué es una revolución que no com-
vamos, perdemos lo que bate el nombre propio? Pero asimismo
¿qué h3y de la dialéctica especulativa en cuanto al fetiche? En su
sentido estrictamente religioso (aquel del que habla el Presidente conservamos. La otra cosa ¿qué es la revolución si el nombre pro-
des BroS$eS), el tipo fetichista es, según La razón en la historia,
afn'.'.ano. r~.rtenece, siendo más precisos, al África interior. Es de-
Oa otra banda, el otro signo, pio (efecto de glasificación) - na deja
cir, pertenece, si se extrae el esquema lógico del análisis, a un etc.) se pierde porque re- yo de ser osf- se anterige, comienza
inconsciente que no se deja dialectizar en cuanto tal, no tiene pues por caer en ruinas? Revoluciones
historia y s~ mantiene con obstinación en el umbral del proceso nunciamos a ella. Pero la que
histórico--0ialéctico. Pero esta no--Oialecticidad, esta ahistoricidad,
siempre p,,w-. ser inteipretada como negatividad, como resistencia
conservamos se pierde porque renunciamos a la otra. Y
propia de la economía dialéctica, y desde ese momento internada la rendija entre ambas no es nada. Esta es, sin embargo,
en el proceso especulativo. Cierta indecidibilidad del fetiche nos
permite oscilar entre una dialéctica (de lo indecidible y de la dia- la que hay que ocupar. El avaro consecuente analiza la
léclicaj o una indecídibilidad (entre la dialéctica y lo índecidible).
Si se extrae ~, esquema lógico: pues la descripción concreta del
rendija. Después, cual naveta, va y viene entre las dos.
Negro de Hegel podña entulbiarlo un poco. Dicha descripción se
compone a partir de la Geograffa de Ritteryde los relatos de misio-
neros. Hegel reconoce la dificultad: para hablar del aflicano habña
que abandonar todas nuestras •categoñas, y, sin embargo, estas
intervienen siempre •subrepticiamente•.Tomada esta precaución,
La naveta es la palabra.
el discuroo de La razón en la historia se pone en marcha: África
•propiamente dicha• no tiene historia •propiamente dicha.. El Negro
no ha llegado ni a la conciencia ni a la objetividad propiamente
dichas; es el hombre que no distingue .. entre él, individuo singular,
y su universalidad esencial,, es •el hombre en su inmediatez•, ,el
hombre en e,t;ido bruto,, •bárbaro•, -salvaje... ,Verdaderamente no En primer lugar, es la que yo buscaba más arriba para
podemos identificamos, a través del sentimiento, con su naturaleza,
de la misma forma que no podemos identificarnos con la de un describir, cuando una góndola se cruzó con la galera,
perro, o con la de un griego que se postraba ante ZeuS>. Por tanto
hay que intentar acceder, no por el sentimiento sino por el pensa•
el vaivén gramático entre lengua y laguna ([acuna).
miento, a ese estado de •inconsciencia de sí• y de •inocencia•. Para
analizar la •representación general del sujeto• africano es preciso
volverse hacia su religión. Ahora bien, esta se construye a partir
de la oposición entre el hombre y la naturaleza, dejándose esta
dominar por aquel. Extraña interpretación: se nos acaba de decír
Habrá que manipular unas tarjetas perforadas para
que el negro se confunde con la nawraleza y al instante se nos saber si la palabra naveta aparece, como tal (corno tal,
viene a contar que la naturaleza lo domina. El poder amenazante de no ser así será precisa una máquina con unos dientes
de los elementos naturales lo aboca a la magia. De este modo cree
asegurarse, mediante la omnipotencia fantástica _.e, poder del tan finos y tan numerosos que seguramente todavía no
negro sobre la naturaleza es solo una fuerza de la imagínación, una
dominación imaginaria•-, una eficacia real sobre los elementos. existe ninguna; un texto como este no es más que una
•B poder hacia el que se vuelven estos hombres no es un poder lectora mecánica algo evolucionada, algo sutil. Cada
superior, ya que creen que ellos mismos producen esos efectos.
Para prepararse, entran en un estado de extraordinario entusi8Slll0. palabra citada proporciona una fich a o una rejilla que
Con impetuosos cantos y danzas, comiendo raíces y bebiendo
líquidos embriagadores, entran en un estado de trance extremo y podemos pasear por el texto. Va acompañada de un
profieren entonces sus mandatos. Cuando estas órdenes resultan esquema que tenemos que poder comprobar en cada
infructuosas por mucho tiempo, designan entre los asistentes, que
pueden ser sus parientes más queridos, a aquellos que deben ser caso) en las susodichas «obras
exterminados y los demás los devoran. En resumen, el hombre
se considera la enddad suprema que tiene el poder de mandar.
completas». la dificultad de principio
Con frecuencia el sacerdote pasa varios días preso de un estado es que no hay unidad de
de locura, mata a hombres, bebe su sangre y se la hace beber a ocurrencia: forma fija, te-
· los asisten.tes•. ¿Acaso no estamos cerca de la otra (es)Cena?
ma identificable, elemento
• El fetichismo corresponde al segundo niomenco de ras religiones
africanas. 8 Negro se forma una intuición y una representación de
La palabr a - la naveta- es indis- determinable como tal. Úni-
su poder, una •ima¡¡en• (,animal, árbol, piedra, imagen de madera•). pensable. Habrá tenido que estar camente atemos, desperdi-
Pero este ,fetiche• no es ,objetivo•, no hace sino representar lo
arbitrarlo (Willkür) de la subjetividad negra, sin oponerse a ello. El ahí. En primer lugar, porque es un gados por doquier, que se -
fetichista sigue siendo •dueño de su Imagen,. En el negro esto se reúnen en cualquier lugar.
atribuye a lo pasiw (arbitrario, Imaginación, capricho), no a lo acwo
término de iglesia y, aqui, todo se
SI. por ejemplo, la máqui-
(libertad, autonomía de la ccnciencia, etc.). Que manipule el fetiehe, trama contra una iglesia. Se trata na no seleccionase más
que se eleve por encima de él, al menos para saber producirlo y
•deponerlo• a su antojo, cambial1o por otro (Hegel insiste mucho de una pequeña vasija de metal en que las palabras o los te-
en ello) cuando no está a su servicio, ,atarlo o apalearlo• cuando forma de nave (navis, navetta). En mas, podría atraparlos a to-
la cosecha es mala; que le otorgue una significación ambivalente, dos en una trama de tres
lo exalte y/o lo denigre, todo ello prueba que el negro no se eleva ella se guarda el incienso.
por encima de lo arbitrario. El culto mismo a los muertos -consi- páginas, tres páginas y me-
derado en o!Jo lugar como el estadio inaugural de la ética- está Después, la naveta o la lanza- dia: El pescador del Suquet
corrompido por el fetichismo: •los indiViduos se vuelven hacia dera del tejedor. Él la mueve. Vai- que yo habría podido fingir
ellos jlos muertosf como hacia unos fetiches, les hacen sacrificios,
los evocan por medio de encantamientos; pero cuando no tienen vén entramado en una cadena. La comenta r, acotar con un co-
éxito castigan al difunto mismo, arrojan sus huesos y lo deshon- mentario interminable, sin
ran. Por otro lado, tienen la idea de que los muertos se vengan trama está en la naveta. Vemos
citarlo nunca. No tenemos
cuando sus necesidades no son satisfechas 1... I El poder de los todo lo que se podría haber hecho más que consultarlo, encon-
muertos sobre los vivos es reconocido, pero no respetado, ya que
los negros dan órdenes a sus muertos y los hechizan. De esta con esto. ¿Acaso la elaboración no traremos en él todo este lé-
forma lo sustancial queda siempre en poder del sujeto. Esta es es un movimiento del tejedor? xico,todaestatemática,pe-
la religión de los africanos: no llega más allá•. Pero si por una vez
ro no deja de ser otro texto
este ser-sujeto de la sustancia es desvalorizado, lo es porque dicho Sin embargo, h emos descon-
sujeto (arbitrario, caprichoso, imaginario) no es el de la conciencia.
El negro ni siquiera es un hombre, ya que desprecia al hombre. fiado de la metáfora textil. Porque
De ahí -en primer lugar- su antropofagia. Hegel acumula aquí dos
acusaciones contradictorias: mientras que para el hombre nunca
tod avía conserva - por ejemplo, en lo que se refiere al
hay instinto puro (la carne humana no es una carne comestible), vello- una especie de virtud de naturalidad, de origi-
para el negro es carne comestible y nada más. Ysin embargo no
la considera esencialmente como un alimento. Ni siquiera mata nariedad, de pureza. Por lo menos es más natural, ori-
para comer: •El hecho de devorar hombres corresponde al princi-
pio africano. Para la sensibilidad (Sinnlichkeit) del negro la carne
ginaria, pura que la de la costura. Esta le sobreviene
humana solo es algo sensible: carne comestible y no otra cosa. una vez más a un artefacto.
Esta carne, por lo demás, no es empleada exclusivamente como Sin embargo, la costura es la que está en danza aquí.
alimento. Con ocasión de las fiestas...•. De ahí-en segundo lugar-
la esclavitud: "los negros no ven en ello nada vituperable, y •ha
contribuido a despenar un ma)Or sentido de la humanidad entre
los negros,.Sin duda •la esencia del hombre es la libenad•, •pero
para alcanzar la libertad el hombre debe adquirir primeramente
la madurez necesaria. Por esta razón, la eliminación gradual de la
esclavitud es más oportuna y más justa que su brutal abolición,.
La que hace, la que él hace -teatralmente- pedazos
Entretanto, el desprecio de los negros por la vida humana continúa en piezas.
manifestándose en la facilidad con la que , se dejan matar por
miles cuando hacen la guerra a los europeos•, en la ausencia de
sentimiento familiar (por consiguiente, la ausencia de ley ética.de
constitución y de estado) que debe a su poligamia desenfrenada
(Hegel no deja de citar las 3.333 mujeres del rey de Dahomey:
el hecho-le parece casi tan escandaloso como el reinado de una
mujer sobre los jagas). África propiamente dicha •no tiene, pues,
propiamente hablando, una historta... •Lo que en esta ha sucedido,
es decir, en el Norte, depende del mundo asiático y europeo•.
Porque las costuras, hay que insistir en ello, no se man-
Cuando el inconsciente africano entra en la historia, se dialectiza tienen a cualq~ier precio. Aquí, por ejemplo, no de-
y se hace consciente, comienza a europelzarse, introduce su ar-
bitrariedad en la decisión teleológlca de la economía esplñtual, ben ser de una solidez a p-rueba de bombas. Por eso,
acoge en él el trabajo de lo negativo, se somete al imperio del
idealismo especulativo. Al águila.
ello está trabajando todo el tiempo. Cosiendo la llaga,
¿Qué es especular en cuanto al fetiche? Para semejante pre- descosiendo, volviendo a coser, esforzándose en co-
gunta, el rumbo sin rumbo es la indecidibilidad. A pesar de todas
la vartaciones a las que puede ser sometido, el concepto de feti- . ser, absteniéndose de coser. Otras cursivas entre pa-
che conlleva un predicado invariante: es un sustituto -de la cosa
misma en cuanto centro y fuente de ser, origen de la presencia, la
réntesis que nos espetan más adelante: «(me abstenía
cosa misma por excelencia-. Dios o el principio, el arconte, lo que de aprender a coser)».
ocupa la función de centro en un sistema, por ejemplo, el falo en
una determinada organización fantasmática. Si el fetiche substi-
tuye a la cosa misma en su presencia manifiesta, en su verdad,
ya no debería haber fetiche desde el momento en que hay verdad,
presentación de la cosa misma en su esencia. Según esta determi-
nación conceptual mínima el fetiche se opone a la presencia de la
cosa misma.a la verdad, verdad significada de la que el fetiche es
un significante sustitutivo (por eso todo fetiche es un significante,
aunque no todo significante sea necesariamente un fetiche), ver-
dad de un significante ,privilegiado,, trascendental, fundamental, Por consiguiente, la costura traiciona, exhibe lo que
central, significante de significantes, que ya no pertenece a la serie.
Alguna cosa - la cosa-no es ya un sustituto; hay no-sustituto: esto debería ocultar, torna disimulacro lo que señala.
es lo que construye el concepto de fetiche. Si no hubiera cosa
el concepto de fetiche perdería su núcleo invariante. Lo que se
llama fetichismo debería ser analizado en un espacio radicalmente
distinto. Si lo que siempre se ha llamado fetiche, en todos los dis-
cursos críticos, implica la referencia a algo no sustitutivo, debería
haber en alguna parte -y en esto consiste la verdad del fetiche, la
relación del fetiche con la verdad- un valor decidible del fetiche,
una oposición decidible del fetiche con el no-fetiche. Este espacio Apenas se ha desvanecido la Dama del Unicornio en
de la verdad, la oposición del Ersatz con el no-Ersatz, el espacio
del sentido común, del sentido mismo, constriñe en apariencia
el tapiz que, dos páginas más adelante, el avaro más
todos los tratados sobre el fetichismo. Ysin embargo -este es el puro nos agarra por la manga para susurrarnos lo que
rumbo sin rumbo- habría quizás -particularmente en Freud- algo,
no para hacerlo saltar en añicos, sino para reconstruir a partir de su piensa del «robo», de la «traición», de la «dialéctica».
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generalización un "concepto, de fetiche que ya no se deje contener «Porque soy tan pobre y no dejaban ya de acusarme
en et espacio de ta verdad, en ta oposición ErsaWno-Ersatz o en
ta oposición a secas. Decir que habría algo con lo que construir de tantos robos que, al salir de una habitación de pun-
un •concepto• semejante (pero ¿qué es un concepto que escapa tillas con demasiada ligereza, no estoy seguro, ni si-
a la oposición, que se determina fuera de la oposición?, ¿qué es
un concepto indecidible?) implica que la estructura del texto, el de quiera ahora, de no llevarme conmigo los agujeros de
Freud en particular, encierra enunciados heterogéneos, no contra-
dictorios sino de una heterogeneidad singular: la que, por ejemplo, las cortinas o de las colgaduras».
relaciona en un texto (pero ¿se puede hablar entonces de un texto,
de un único y mismo cuerpo textual?) enunciados decidlbles con
enunciados lndeci(libles, En el ensayo sobre E/ fetichismo, después
de traer a la memoria el caso del Glanz auf der Nase del inglés
que había •olvidado• su lengua materna (fulgor: Glanz: g/ance:
regard: mirada - en/a la nariz), Freud reconoce que corre el riesgo
de decepcionar al decir que el fetiche es un •sustituto del pene
(Penisersatz)• y •más claramente• •el sustituto (Ersatz) del fato
de la mujer (de la madre} en el que ha creído el niño y al que, no
sabemos por qué, no quiere renunciar,, . De ahí, desde el punto
de vista de la representación y no del afecto, la Verleugnung, la
•denegación, que protege al niño contra la amenaza de castración
y mantiene intacta su creencia (Glauben) inicial. El fetiche se erige
aquí como un •monumento•. un ,stigma índelebile•. un ,signo de
triunfo,. Esta erección monumental de una columna suplementaria Todos los ejemplo~ se recortan así. Miremos los agu-
es una solución de compromiso, de contrapeso para equilibrar el jeros si podemos.
«conflicto• entre el •peso, (Gewicht) de la ,percepción indeseada•
y la ..fuerza del contra-deseo• (GegenW'llnsch).A veces permite al
fetichista ahorrarse su homosexualidad: suplida de este modo,
la mujer se convierte en un objeto sexual •soportable•. Todo esto
procede del espectáculo que ofrecen las piernas de la mujer vis-
tas desde abajo con el vellón de pelo, entre ellas, en el centro de
ambos miembros enhiestos.
Después de estos enunciados determinados, decidibles, Freud
inicia en este corto artículo de seis páginas un desarrollo que
parece seguirse en consecuencia y que sin embargo no se sigue
quizá de una fonna tan simple. Para eso, Freud dice adoptar una
•via puramente especulativa,,. Se puede cuestionar el estatuto de
lo especulativo recordando que el paso (no) «Más allá del princi·
pio del placer, avanza también, Freud insiste en ello, por una vía
><especulativa,. Aquí termina por reconocer la ,actitud hendlente Después nos pone de rodillas ante un fetiche vegetal.
del fetichista (Zwiespaltige Einstellung des Fetischisten)• y la os-
cilación del sujeto entre dos posibilidades. Después. para lastrar Este ni siquiera está cosido. Simplemente prendido en
la hipótesis especulativa, propone una •descripción•. Descripción
de casos muy sutiles, ,co,:npletamente refinados,, (ganz rafflnierten
la tela. Con - hay mucho pañal en todo ello- un «imper-
Fallen). Pero si tales casos existen, si estamos autoriiados sobre dible». He aquí la «operación», que.se sigue afanando
todo a reconocerlos bajo la categoría de fetichismo, es preciso
poder dar cuenta de ellos. Es preciso que la categoría pueda muy cerca de las «fronteras naturales» de Stilitano:
acogertos, extenderse a ellos y comprenderlos.
En esos casos muy refinados la estructura. la construcción
«... excluido, yo no me atreví a preguntar nada más.
(Abbau) del fetiche reposa, pues, a la vez en la denegación y en «- ¡Venga ya!
la afirmación (Behauptung), la aserción o la asunción de la castra-
ción. Este a-la-vez, este al-mismo-tiempo de dos contrarios. de dos «Con un gesto de su mano viva, me hizo señas de que
operaciones opuestas, Impide zanjar en lo indecidible. Constituye quería desnudarse. Como las otras noches, me arrodi-
una economía de lo indecidible: no que lo indecidible interrumpa
allí la eficacia del principio económico. se pone al servicio de una llé para desenganchar el racimo de uvas.
economía general, cuyo campo es preciso abrir entonces. Hay una «Dentro de su pantalón, había prendido uno de esos
especulación económica sobre lo indecidible. No es dialéctica, pero
juega con la dialéctica. El fingimiento consiste en aparentar que racimos postizos cuyos granos, de delgada celulosa,
perdemos, que nos castramos, que nos damos muerte para cortar
por lo sano. Pero el fingimiento no corta por lo sano. Perdemos en
están forrados de algodón. (Tienen el grosor de una
ambos casos, en ambos registros, al saberjugar en ambas canchas. ciruela claudia y las mujeres elegantes, en esa época
Con esta condición la economía se vuelve general. Un fetichismo
también se despliega sin límites, en el interior del cual será preciso y ese país, las llevaban en sus capelinas de paja cuyo
delimitar los contornos de un fetichismo estricto: aquel en el que
se debate siempre la metaíisica. - En lugar de generalizar el Ersatz
borde se combaba). Cada vez que, en La Criolla, tur-
o el simulacro, el fetichismo toma un Ersatz por la cosa misma. bado por la hinchazón, un marica le metía la mano en
- (No) desea (sino) la cosa misma y el Sa de la cosa misma.
¿Por qué el fetichismo general? Desde el momento en que la bragueta, sus dedos horrorizados se encontraban
la economía de lo lndecidible le asegura al fetiche su máxima
solidez, como reconoce Freud, su menor consistencia no deja
con ese objeto que se temían que era un racimo de su
ya de suponer cierta ligazón con Intereses opuestos. La medida tesoro verdadero, la rama de la que, cómicamente, col-
de solidez o de consistencia seña, por tanto, el ligamento entre
contrarios, ese doble vínculo (doppelt geknüpfl) y la movilidad gaban demasiadas frutas.
indecidible del fetiche, su potencia de exceso en relación con la
oposición (verdadero/no-verdadero, sustituto/no-sustituto, de-
«La Criolla no solo era un garito de maricas. Vesti-
negación/afirmación, etc.). El argumento de la funda organiza el dos con trajes, algunos chicos bailaban allí, pero tam-
rumbo sin rumbo de este discurso: •En casos muy retinados tanto
la denegación como la afirmación de la castración han encontrado bién mujeres. Las putas traían a sus chulos y a sus
acceso en la constitución misma del fetiche. Este era el caso
de un hombre cuyo fetiche era una funda pubiana que también clientes. Stilitano hubiera ganado mucho dinero si no
podía llevar como traje de baño. Esta prenda de vestir ocultaba hubiese escupido a los maricas. Los despreciaba. Con
totalmente los órganos genitales y, por tanto, la diferencia entre
los órganos genitales. Según los documentos del análisis esto el racimo de uvas, se divertía al ver su decepción. El
significaba tanto que la mujer ·estaba castrada como que no lo
estaba y permitía, además, suponer la castración del hombre, ya
juego duró varios días. Desenganché, por tanto, ese
que todas estas posibilidades podían disimularse perfectamente racimo sujeto por un imperdible a su pantalón azul
(gleich gur) bajo la funda cuyo esbozo era la hoja de parra de
una estatua vista en la infancia. Semejante fetiche, doblemente pero, en lugar de dejarlo sobre la chimenea como de
anudado a cosas contrarias, es por supuesto particularmente só-
lido•. Lo mismo sucede con el cortador de coletas, cuya acción costumbre y riéndome (pues reíamos a carcajadas
"concilia (verelnigt) dos afirmaciones Incompatibles,. y bromeábamos durante la operación), no pude evi-
de la filosofía de la historia remiten a su origen portugués, feitiro). tar conservarlo entre mis manos y depositar en él mi
mejilla. El rostro de Stilitano, por e ncima de mí, se
Esto va de celos. tornó repelente.
«- ¡Suelta eso, so guarra!
El precepto (kantiano) segÚn el cual «oo podemos saber nada de
Dios» es un prejuicio del tiempo con el que hay que romper si se «Para abrir la bragueta, yo me había puesto en cu-
quiere inaugurar una filosofla de la religión. Que esta debe ser cris- clillas, pero la furia de Stilitano, aunque mi fervor ha-
tiana, Hegel no lo pone en cuestión. Pero de ello saca una conclu- bitual no hubiese bastado, me hizo caer de rodillas.
sión diametralmente opuesta: si de lo que se trata con la piedad es de
Esta es la postura que frente a él, a mi pesar, yo tornaba
agradar a Dios Padre y de complacerse en la ley (Ka.ut), de buscar
con este fin la perfección, ¡cómo va a ser esto posible si nos quedamos mentalmente. Ya no me moví. Stilitano me golpeó con
encerrados en el fenómeno y dejamos a Dios más allá del conoci- sus dos pies y su único pufio. Yo hubiera podido esca-
miento (teórico, que Hegel no quiere distinguir aquí de la relación parme, me quedé allí.
práctica)? Según la ley formalizable de un qui.asma, Hegel, en suma, «- La llave está en la puerta, pensé. Entre la es-
le reprocha a Kant ser infiel a la razón y al cristianismo del mismo cuadra de las piernas que me golpeaban con rabia yo
modo que Kant les reprocha a aquellos que creen conocer a Dios ( este
la veía puesta en la cerradura y me hubiera gustado
habrá sido el caso de Hegel) degradar la religión en locw·a religiosa,
en delirio de orgullo o en fetichismo. «De acuerdo con su contenido, darle dos vueltas para encerrarme yo mismo con mi
hay que considerar esta posición [kantiana] como el último grado de verdugo. Yo no trataba de explicarme su ira tan des-
la degradación del hombre; sin embargo, dicha posición le inspira proporcionada con su causa pues mi espíritu se preo-
tanto más orgullo cuanto que se ha demostrado a sí mismo que esta
cupaba poco por los móviles psicológicos. En cuanto a
degradación es lo más elevado y su verdadera destinación». A pe-
sar del interés de este formalismo que declara que se puede conocer Stilitano, a partir de ese día, ya no se volvió a colgar el
todo salvo lo verdadero, «esta posición y este resultado son diame- racimo de uvas. Por la mañana, habiendo entrado en
tralmente opuestos a la naturaleza toda de la religión cristiana». La la habitación antes que él, yo lo esperaba. En silencio
revelación es la revelación. Una religión revelada es una religión en
oía el misterioso susurro de la hoja de un diario ama-
la que Dios se revela. No se esconde, no se-reserva, no se guarda en
ella. La religión cristiana es verdadera porque es la religión de Ja rillento que sustituía al cristal ausente.
verdad, de la manifestación y de la revelación. «- Qué sutil, pensaba.
En la enciclopedia, en el tercer momento de lafilosofia del espú-itu «Estaba descub~iendo muchas palabras nuevas. En
(el espíritu absoluto que reconcilia al espÍritu objetivo y al espíritu
el silencio de la habitación y de mi corazón, a la es-
subjetivo en el arte, en la religión revelada y en la filosofía), cada
una de las síntesis es la verdad de la síntesis pasada: la religión reve- pera de Stilitano, ese ligero ruido me inquietaba por-
lada es la verdad del arte (die schó'n e Kunst). Este conlleva su propia que, antes de que hubiese comprendido su sentido,
religión, que solo es una etapa en la liberación del espíritu y tiene había un breve tiempo de angustia. ¿Quién - o qué- se
su destinación en la «religión verdadera», verdad del arte pasado,
hace notar en la habitación de un pobre de una ma-
de lo que habrá sido el arte. En las bellas artes, el contenido de la
idea estaba limitado por la inmediatez de lo sensible, no se mani- nera tan fugaz?
festaba en la universalidad de una forma infinita. Con la verdaderá «- Es un diario impreso en español, me decía tam-
religión (la religión verdadera, la cristiana, la del Dios infinito), la bién a mí mismo. Es normal que no comprenda el ruido
intuición sensible, finita e inmediata pasa a lo infinito de un saber
que hace. Entonces sí que me sentía en el exilio y mi
que, en cuanto infinito, ya no tiene exterioridad; se sabe, por tanto,
a sí mismo, se hace presente a sí mismo. Presencia (Dasein) que se nerviosismo iba a volverme permeable a lo que -a falta
sabe a sí misma, puesto que es infinita y no tiene afuera, verdad que de otras palabras- yo denominaría la poesía.
se anuncia a sí misma, resuena y se refleja en su propio elemento: «Sobre la chimenea, el racimo de uvas me asqueaba.
lo manifiesto, lo revelado, das Ojfenbaren. Si queremos pensar la
Una noche, Stilitano se levantó p~ra tirarlo al caga-
revelación en su esencia, lo que quiere-decir revelar en la religión
revelada, tenemos que pensar este Ojfenbaren: no como un sujeto dero. Durante el tiempo que lo llevó, ese racimo no ha-
finito pensaría la revelación que le viniese de Dios (momento abs- bía perjudicado su belleza. Al contrario, por la noche,
tracto), sino como la revelación infinita de Dios que se revela ella al recargarlas un poco, había conferido a sus piernas
misma en su infinitud: la revelación misma o la revelación de la
una ligera encorvadura, a su paso una suave incomo-
revelación, el des-velamiento como desvelamiento del velo mismo.
Pretender pensar la religión absoluta, verdadera y revelada man-
didad algo redondeada y cuando caminaba a mi lado,
teniendo, como hace Kant, los límites de una subjetividad finita, delante o detrás, yo conocía una turbación deliciosa
es prohibirse pensar lo que decimos que pensamos; es no pensar lo ya que mis manos la habían preparado. Es por el insi-
que no dejamos ya de pensar, es charlar - en la infidelidad, la ido- dioso poder de ese racimo, sigo creyendo, por lo que le
latría, la abstracción formalista del entendimiento. «El concepto
de verdadera religión, es decir, de la que tiene como contenido el
cogí apego a Stilitano. [...] Muy pru-
espíritu absoluto, implica esencialmente ser revelada (geojfenbart) dente, no comentaré ese misterioso racimos enganchados para
y revelada por Diom. A1 ser infinita, esta revelación ya no se deja porte del racimo, sin embargo, me empalmar el ojo.
contener en un acontecimiento histórico y determinado, como en gusta ver a Stilitano como un ma- «Se aferran a la lealtad
general nos lo imaginamos. El movimiento de manifestación de la como otros a la virilidad. A
verdad infinita se confunde con la historia del espíritu, revelación rica que se odia. mediodía, sobre un jamelgo
progresiva y reapropiación de lo absoluto divino. «La historia de las «- Él quiere despistar y herir, de grupa ancha. pesado y
religiones coincide con la historia del mundo>>. La presencia (Da- asquear a aquellos mismos que lo de peludas patas, todavía
sein) absoluta es saber (Wiuen), y se sabe, s(e h)a, como sustancia
desean, me digo al pensar en él. Al cubierto de sus arreos de
absoluta que se automanifiesta a si misma, se autodetermiua (das cobre y de cuero, sentado
Selbstbestimmende ist). El ser de Dios es absolutamente presente, soñar con ella de forma más rigu- como una amazona, con
manifiesto, ahí (da). Es el acto mismo de manifestarse, de ser ahL rosa, esta idea me perturba tanto las piernas colgando a la
El ahf, el Da no le sobreviene, es Da, es lo manifiesto y el manifestar más -y de ella puedo sacar el ma- izquierda, Harcamone, de
de la manifestación (schlechthin Manifatieren).
yor partido- cuanto que Stilitano vuelta de una labor o de
A110ra bien, la religión cristiana es la {mica, en la historia, que se un porte, atravesó el Gran
ha llamado expresamente religión revelada. Se llama la revelada había comprado una llaga postiza Cuadrado, habiendo tenido
(ausdrückiich die geojfenbarte heisst). Ninguna otra religión es ab- para ese lugar, el más noble -sé que la cara dura de colgar de su
solutamente verdadera, no por ser falsa, sino por no ser la verdad, lo tenía magnífico-, con el fin de gorro ladeado, cerca de la
por no haber hecho de la verdad (del desvelamiento) de la mani-
salvar su mano cortada del despre- oreja y cubriéndole casi el
festación, de lo abierto (y abridero), su esencia propia. Desde este ojo derecho con una man-
momento, pretender fundar el cristianismo racionalmente y hacer, cio. Así, mediante un subterfugio cha morada y temblorosa.
no obstante, de la no-manifestación, del ser-escondido de Dios, el muyruclimentario, estoy hablando dos enormes racimos de
principio de dicha religión, es (Kant) no comprender n ada acerca de nuevo de los mendigos y de sus lilas. Era preciso que es-
de la revelación.
desgracias. Detrás de un mal físico tuviese muy seguro de su
Kant es judío: cree en un Dios celoso, envidioso, que esconde y integridad. Era el único,
guarda su Da. Error tanto más grave para un filósofo cuanto que real o fingido que señala y lo hace en la Colonia, que de una
Platón y Aristóteles no habían dejado ya de condenar la hipótesis de olvidar, se disimula, más secreto, forma tan coqueta se po-
un Dios avaro y encubierto. Contra la Némesis, potencia igualadora un mal del alma. día adornar con flores. Era
(gleichmachende Macht) concebida por el entendimiento abstracto,
«Enumero las llagas secretas: un auténtico macho» (Mila-
habían objetado que Dios no es «celoso» (neidirch). La Némesis: por gro de la rosa). «... Llevé
un lado, la figura de la ley, de la justicia distributiva, igualadora, for- «los dientes picados,
primero a la chica a mi ha-
mal, homogénea, indiferente en el fondo, operación muerta y mor- «el aliento fétido, bitación. Nadie la vio subir.
dfera del entendimiento que empequeñece la grandeza y destruye lo «la mano cortada, Ella quería mi lila.
sublime. El Dios de Kant, potencia de muerte, no tendría generosi- Mauricio: ¿Qué?
«el olor de pies, etc.
dad viva alguna, en primer lugar por su celo en replegar su Da en él.
Pero la Némesis no es, para los griegos, solamente justicia distri- «paxa ocultarlas y estimular Ojos- verdes: Entre los
dientes yo tenía un racimo
butiva y nómos (reparto); es también el resentimiento ante la injus- nuestro orgullo teníamos: de lilas. Lá chica me seguía.
ticia, y después la envidia, los celos, también el pudor y el castigo. «la mano cortada, Estaba imantada.
Toda esta cadena de significaciones vincula la ley con los celos o con «el ojo reventado, [...) Después, ella quiso
el resencimienco, y al mismo tiempo con un determinado griego, un «la pata de palo, etc. gritar porque yo le hacía
determinado judío y un determinado Kant. Se trata en todos los casos daño. La ahogué. Creí que,
«Estamos hundido mientras
de una divinidad cuya justicia es injusta, vengadora, finita, negadora, una vez muerta, podría re-
cruel, castradora, temerosa. Figura de un padre que no querrfa que llevamos las marcas del hundi- sucitarla•.
aquello a lo que da nacimiento se le pareciese. Ahora bien, los celos miento y el conocimiento de la Por consiguiente, es lo
(¡hthónot), dice el Fedro, no pueden ser un atributo divino. Tienen impostura, vigilante en nosotros, postizo, lo despegable, lo
Jugar «fuera del coro divino»: es el momento en que, en el mico de que seduce, fascina, apega,
de poco sirve. Al no emplear sino
la procesión de las almas, Zeus levanta el vuelo en su carro alado, lo despegable. Es el origen
seguido de un ejército de dioses y de demonios, mientras Hestia se el orgullo que requiere la miseria, de lo que «- a falta de otras
queda sola en la casa de los dioses (&da m theon otk.o, mone). El Ti- provocábamos piedad al cultivar palabras- denominaré la
meo interpreta la ausencia de celos en la relación padre/hijo o en- las llagas más asquerosas». poesía,. Es lo que puede
gendrador/engendrado como el deseo de semejanza: el dios quiere «despistar y herir, asquear
que su producto sea semejante a él. «Era bueno y en lo que es bueno ¿Por qué cortar aquí? (me ese] a aquellos mismos
no nace nunca envidia (;hthónot) alguna respecto de algo. Exento Si no leyésemos, tendríamos, que lo deseari,.
de envidia, ha querido que todas las cosas naciesen, enlo posible, lo
nosotros, la imprudencia de comen-
más semejantes a él». En su obertura, la Fiíosof{a de la religión extrae
tambifo un argumento de la analogía: «Cristo dice "Sed perfectos tar ese porte del racimo. Impondríamos a ese trozo unas
como vuestro Padre celestial es perfecto" ; ahora bien, esta exigencia palabras nuevas, en todo caso, unas palabras que le son
sublime es, para la sabiduría de nuestro tiempo, un sonido hueco...» . ajenas. Ante todas las plagas de Egipto, imaginamos a
Para asemejarse a Dios hay que conocerlo, pensarlo, verlo revelarse
los doctores meneando la cabeza y salmodiando: cas-
aquí, ahí, da, y no ignorarlo en un incomprensible más allá. Un padre
no puede esconderse, no puede reservar su Da. La ausencia de celos tración, fetichismo, castración de la madre, fetichismo,
del engendrador (que estos discursos no distinguen del padre: el pa- castración, castración les digo, más castración.
dre tiene, entado caso, la significación de engendrador) no le perte-
nece como un carácter psicológico, como un rasgo entre otros. No es
un atributo: ser-engendrador excluye los celos. El padre en cuanto
padre no puede ser celoso, ya que da lugar al nacimiento. Es bueno
(agathót) en cuanto que da lugar a lagéne.m, trae a la luz, otorga na-
cimiento y forma. Quienes dicen que Dios es celoso son mentirosos,
griegos, judíos o kantianos. Mentirosos o poetas; pero los poetas son
mentirosos (Aristóteles, antes de Nietzsche, recordó el proverbio) que
no comprenden nada acerca de la diferencia entre el día y la noche.
Freud se asombra cuando Kant compara la ley moral en nuestro
corazón con el espectáculo de la bóveda celeste sobre nuestras ca- No busquemos palabras nuevas del estilo de naveta.
bezas. La razón no reside solo en que Kant respiraba entre las bru- Y preguntémonos por qué no las necesitamos. Y ¿qué
mas de Konigsberg cuyo manto el sol no traspasa. La ley, el padre, el es la poesía, así denominada a falta de otras palabras,
Dios al que hay que agradar es un Dios que no se puede conocer, un
si prescribe, inscribe y comprende y desborda de an-
Dios nocturno: celoso, que encubre su Da, moral y castrador, que,
como la estructura galáctica, solo se deja ver mediante centdleos y temano, sepultándolo en su abismo, el discurso her-
guiños en el fondo de la noche - iluminado por un sol qae no se ve. menéutico y doctoral?
2 39
Ahora bien, la tradición que - aquí- invoca Hegel es una tradi- ¡Qué sut1l!, me digo. El autor que se narra no puede,
ción solar y diurna, tradición de lo agathón, del dios que engendra, según dice, encerrarse con la llave (la llave universal,
da forma y visibilidad. Unidad de los valores de vida y de verdad,
el falo de la madre, dicen ellos meneando la cabeza)
desvelamiento a la vista. La bondad, la ausencia de celos, no consiste
solo en dar lugar al nacimiento, en producir la vida, sino también de su verdugo. Encerrarse éi mismo con la llave de su
en dejarse ver, en producirse. El valor de los celos (Neiá) permite verdugo arrullador que sustituye su llaga por otra, por
confundir una problemática de la vida con una problemática de la un objeto desprendióle y que es aquello mismo que as-
verdad como productividad. La esencia de Dios no puede ser los celos
quea y apega por su insidioso poder.
porque la esencia, esto es, la energia de la presencia, el Da, no puede
esconderse. La esencia no es celosa, los celos no son esenciales, o bien, La llave: «puesta en la cerradura».
no son sino lo negativo de la esencialidad. En la esencialidad pura
los celos son relevados totalmente. Hegel reconoce -es cierro- que
ha habido, que habrá habido negatividad en Dios (inquietud, cólera
que le hace salir fuera de sÍ, etc., tormento, torsión originaria: Qua!
Que/le; como si comenzasepor castrarsepara erigir su Da, opor em-
palmarsepara intersecarse; como si en este simulacro se petrificara
a sí mismo al modo meduseo, o más bien viniera a sí mismo, a su
Dasein, por medio de la medusa. La ortiga de mar, el acaleto, la me-
dusa a la deriva, se llama, Hegel no lo dice, Qualle); lo que dice de la
religión absoluta y del Dios no celoso solo vale al término del proceso Lo que resta de un Rembrandt roto en cuadraditos muy
de reapropiación de lo absoluto por sí mismo. Anees de término hay regulares y tirado al cagadero. La extraña palabra asco.
finitud y, por tanto, celos. Pero celos de sí. ¡De quién podria Dios te-
ner celos si no de sí mismo y, por consiguiente, de su propio hijo? La.
Némesis, el judaísmo, dkanrismo son momentos necesarios, aunque
abstractos, de este proceso infinito. En el Sa los celos ya no tienen
• sitio. Vienen siempre de la noche del inconsciente, de la ignorancia,
del otro. La vista pura releva todos los celos. No ver lo que se ve, ver
lo que no se puede ver y no puede presentarse: esta es la acción de
los celos. Siempre tienen que habérselas con la huella, nunca con la
percepción. Visco desde el Sa, el pensamiento de la huella sería, por
tamo, un pensamiento celoso (finito, filial, servil, ignorante, men-
tiroso, poético). Tradición desde la metafísica de Aristóteles: «Por En la habitación - imposible encerrase en ella con el
eso se puede con razón considerar más que humana su posesión [de
verdugo que deja ver la clave entre la escuadra de sus
la filosofia, de la ciencia suprema]. La naturaleza humana, en efecto,
es esclava de tantas formas que, según SimÓn ides, "solo Dios puede piernas-, llamada de aire, cristal ausente. Este, a su
gozar de ese privilegio" [SimÓnides de Ceo;] y conviene que el hombre vez, también es sustituido. Pero ¿por qué? ¿Por un ob-
se limite a buscar la ciencia que esd. a su alcance. Por tanto, si hay jeto particular y determinable? Si tuviésemos la im-
algo de verdad en lo que cuentan los poetas y si los celos son naturales
en la divinidad (pephyke phthónein to theión), es ciertamente en este
prudencia de comentar, y si nos preocupásemos por
caso cuando, según parece, deberían ejercerse sobre todo, y todos los móviles psicológicos, lo pregonaríamos con cer-
aquellos que sobresalen en este saber tendrfan una suerte miserable. teza. Se podría hacer una tesis sobre eso.
-·•---· - · - - -- -,-- - - - - -

Pero no es admisible que la divinidad sea celosa ( digamos incluso, Lo que sustituye al cristal ausente no es sino un dia-
con el proverbio, que los poetas son grandes mentirosos (;óllapseú- rio, no El diario del ladrón más grande que toda esta
dontai aoidói)) y no se debe tampoco pensar que otra ciencia pueda
superar a aquella en dignidad. En efecto, la ciencia m:Í.s divina es
escena, que forma parte de aquel, infinitamente más
también la más elevada en dignidad, y solo la ciencia de la que ha- grande y que también está in1preso, en cierto modo, en
blamos debe ser, a título doble, la más divina: porque una ciencia español. No, un periódico como cualquier otro, cuyo
divina será a la vez aquella que Dios posea preferentemente y trate sentido el ladrón se queja de no entender, y también se
de las cosas divinas. Ahora bien, la ciencia de la que hablamos es la
Única que presenta, de hecho, ese doble ca_rácter: por una parte, en
complace en él, goza, en la angustia de la habitación,
la opinión corriente, Dios es una causa de todas las cosas y un prin- de no oír más que ese ruido no identificable pero es-
cipio, y por otra parte, una ciencia semejante solo Dios, o al menos pañol como su nombre. Ese trozo es una página des-
principalmente Dios, puede poseerla». prendida del diario del ladrón, preparada por las manos
Cuestión de la filiación. Puesta en escena especulativa. Leyenda.
Kant intenta sustraer su discurso a la instancia psicoanalltica: «Toda
del autor, demasiado prudente para comentar algo que
la genealogía de la moral descrita por el psicoanálisis (situación pa- no sea su texto que se ocupa siempre de otra cosa con
rental, ley del padre, castración, etc.) tiene valor quizás en un campo respecto a la cual nada más grande se puede pensar.
de empiricidad fenoménica, para costumbres particulares, para tal
cultura determinada, para las relaciones empíricas entre padres e
hijos sensibles, para las determinaciones psicológicas finitas, para
las religiones no universales, no verdaderas, para Las idolatdas y los
fetichismos. ¿No está Freud condenado a un burdo analogismo -que
no le queda ciertamente más remedio que admitir- cuando escribe
en la introducción a TÓtemy Tabz,: «Esta diferencia en los resultados
obtenidos (entre la explicación del tótem y la del tabú], en cuanto
a su grado de certeza, obedece a que el tabú sobrevive todavía en la
actualidad, en nuestras sociedades modernas; aunque concebido de Aquí, de nuevo, no hago nada más, no puedo hacer nada
una forma negativa y referido a objetos completamente diferentes, más que citar, como acabarnos quizá de ver: solo despla-
no es, desde el punto de vista psicológico, otra cosa que el "Impe-
zar la disposición sintáctica en torno a una llaga física,
rativo Categórico" de Kant, con la única diferencia de que quiere
actuar por medio de la constricción descartando toda motivación real o fingida, que señala y hace que la otra se olvide.
consciente». Freud no desconf1a lo suficiente de la analogía contra
la que nos pone en guardia, por ejemplo en Elporvenir de una ilusión.
Dice: el tabú, para nosotros, hoy, es el Imperativo Categórico, salvo
por estas pequeñas diferencias que, en suma, Freud no quiere tener
en cuenta: 1. el tabú es negativo, el IC es positivo («aunque conce-
bido de forma negativa»); 2. los objetos de uno y otro son diferentes
( «refiriéndose a objetos diferentes»); 3. la identidad solo vale desde
el punto de vista psicológico ( «desde el punto de vista psicológico el
tabú no es otra cosa que el Imperativo Categórico»); 4. el Tabú ac-
tt1a por medio de la constricdón y la motivación inconsciente, el IC He descubierto muchas palabras nuevas y, sin embargo,
se da al menos como la manifestación misma de la autonomfa de la siempre vuelvo a las mismas a falta de otras.
241
conciencia, de la libertad y de la voluntad. Si no tenemos en cuenta ¿Qué es la poesía? ¿Qué es lo que empalma a este
estas cuatro diferencias, estoy de acuerdo con Freud, mi IC es su
texto, seduce y perturba el discurso doctoral, introduce
tabú, «no es otra cosa». En la medida en que el IC fuera negativo
- que no lo es- , en que tuviera el mismo objeto -que no tiene-, en
una separación (un «Gran Cuadrado») en la estancia
que fuera psicológico, empírico-fenoménico -lo que no es-, en que donde el paciente se desnuda, se acuesta, no dice nada
tuviera una estructura heteronómica - que no tiene: en efecto, no finalmente, hace en cambio que el maestro tartamu-
seria otra cosa que aquello a lo que Freud lo asimila con el nombre
dee? Unos días después, este envía un manuscrito de-
de tabú. Pero nunca un proceso de idealización y de interiorización
que hace pasar de lo negativo a lo positivo, de un objeto a otro, de lo
dicado al paciente escritor: con mi admiración. ¿A que
inconsciente a lo consciente, d.e la constricción a la autonomía, de es bueno? Es un poco como lo que Ud. hace ¿no? El es-
lo psicológico a lo que se da como no psicológico, no fenoménico; critor no responde. Sobre todo no es lo suficientemente
nunca un proceso semejante podrá da r cuenta del salto propiamente
virgen como para decir que ocupa el lugar del otro.
infinito que produce el objeto de la moralidad pura.
a menos que, siguiendo un desplazamiento «La religión verdadera -lamo-
deconstructivo de todas las oposiciones ralidad pura que debería funda-
por las que apuesta el discurso kantiano menearla- rompe con todas las El texto es arracimado.
para imposibilitar en él un proceso ana- todo se reduce a vivir en-
lóglco (sensible/inteligible, fenoménico/ determinaciones finitas, critica el De ahí el nerviosismo permea- ganchado a un manco; el
nouménico, intuitus derivallvus/intuitus , fetichismo, el antropomorfismo y
orlginarlus, etc.), el discurso pslcoanalí- todas las representaciones sensi- ble y seducido, de rodillas, de racimo, el gancho son una
tlco determ ine -en la lógica kántiana- el especie de matriz ga n-
punto sensible: el punto de sensibilidad bles, en una palabra, toda religión quien querría aprehenderlo, com- chuda. «Grappe [racimo),
en el que los dos términos de la oposi- fenoménica que se organiza a par- prenderlo, apropiárselo. E. Picard y champ. crope;
ción se tocan y se ahorran el salto. Es. por tir de una relación con el padre y
ejemplo, ef respeto de la ley moral que no · En él se trata del ersatz, en len- provenz. grapa, gancho;
pertenece ni al orden racional de la ley ni con la ley como objetos finitos. A
al orden de los fenómenos psicológicos: es partir del momento en que la ley,
gua extranjera de lo que se pone y españ. grapo, gancho; ital.
grappo, gancho; bajo-lat.
también el interés de la raión y en general Dios Padre, etc., no son ya objetos añade en el lugar. grapa. grappa, en las Aden-
todo el esquematismo de la Imaginación
trascendental que, suprimiendo la oposi- finitos -es decir, que tampoco es- La tesis (la posición, la propo- dos de Ouicherat; del ant.
ción, suspende el salto. También hay un t~n ya presentes, que ya no apare-
sición, Satz) protege, sin embargo, alt.-alem. chrapfo, gancho,
analogismo kantiano. cen- , el principio de la genealogía
La época es aquí unánime: el salto está alem. mod.,Kroppen; comp.
lo que sustituye.
bien. Pero hay que preguntarse siempre psicoanalfrica de la religión y de la el kymry crap. La grappe se
por qué y por encima de qué nos apresu- moral se vuelve caduco». Sin embargo, he aquí que un ha dicho así porque tiene
ramos a saltar Hegel ( « la oscw-a filosofta hege- contemporáneo (el hecho es muy algo de ganchuda, de en-
liana», como la llama Freud) relanza el tiovivo. Lo que tiene interés
importante) al que todo, si no su ganchada•. (Littre)
es la repetición circular del debate, su círculo vicioso: «Freud ticne
razón cuando habla de la moral y d.e la religión kantianas; estas se propio clamor, habría tenido que preparar para leer
quedan en la finitud, en la representación sensible, en el psicologismo, la escena, se apea, ya no quiere ver nada más, dice
en el fetichismo, en las relaciones celosas entre el padre escondido, lo contrario de lo que quiere decir, declara la guerra,
invisible, y el hijo impotente; la religión kantiana no alcanz a el pen-
monta en cólera.
samiento de lo in.finito y de la religión verdadera; se mantiene den-
tro de los límites de la religión sensible (fetichista, antropomórfica)
o, lo que viene a ser lo mismo, dentro de los límites de una religión
formal del entendimiento. Ahora bien, el psicoanálisis puede dar El ersatz, dice, no está bien.
cuenta de la genealogía de wia religi6n de esta naturaleza, pero no Alianza difícilmente explicable con Sartre. Y, sin
de una religi6n del concepto o de la raz6n especulativa que parte, a embargo: «Sartre ha señalado, a su vez, una extraña
su vez, de lo infinito, etc., etc., etc.». dificultad en la base de la obra de Genet. Genet, que
Kant: «¡Exceso de analogismo! Complicidad de 1a Schwdnnerei, de
escribe, no tiene ni el poder ni la intención de comu-
la locura religiosa y del fetichismo (Dios presente en la finitud sen- nicar con sus lectores. La elaboración [visiblemente
.sible). Desaparici6n del cristianismo, infidelidad, neo.:paganismo. no hecha adrede] de su obra tiene el sentido de una
La dialéctica especulativa está sometida más que nunca a la juris- negación de los que la leen. Sartre lo vio sin sacar de
d.icci6n psicoanalítica. Confusionismo, desconocimiento de la espe-
cincidad de lo religioso que se disuelve en lo filos6fico, en tanto que
ello la conclusión de que, en esas condiciones, esa
mi ensayo sobre la religión dentro de los limites de la mera razón obra no era del todo una obra sino un ersatz, a mitad
efectÚa, a este respecto, un movimiento más complejo en su relación de camino de esa comunicación mayor a la que aspira
con las escrituras, etc.» . la literatura. La literatura es comunicación. Parte de
Hegel: «Sin embargo, también Ud. habla ahí de un progreso de la
un autor soberano, más allá de las un autor
razón. Yo no propongo una identificación formal y tautológica del servidumbres de un lector aislado,
, objeto filosófico y del objeto religioso, sino una identificaci6n con- y se dirige a la humanidad soberana. [...]
cr eta, histórica, heterológica, laboriosa, dialéctica. Tengo en cuenta
«No solo Genet no tiene
-efectivamente- la teología vergonzosa cuyos estigmas enci_e rra tu
obra. Hago sin celos, evidente- intención de comunicar si la caricatura, el ersatz, no están bien;
Freud (con un pie en el tiovivo): ,¿Qué pasa mente, sin ellos por supuesto, lo escribe sino que, en la me- son falsificaciones. A él le gusta la edi:
cuando dos sistemas filosóficos (manías que rú deberías haber hecho. Lo ción original, el sello, la rúbrica de lo
paranoicas erectas, rectas, no torcidas) se
dida en que, cualquiera que auténtico. No lo falso, lo verdadero. A
que hay en mi crítica es el home-
enfrentan o se persiguen muiuamente, re- sea su intención, se esta- él nolegustalagalalita.Seguramente
prochándose no haber comprendido nada naje a una filiación, etc.».
acerca de la religl6n (de la neurosis obse- La identidad de la fi.losofia con blecería una caricatura o es galalita, ya nada es como antes
siva erecta, recta, no torcida)? ¿Qué pasa
cuando dos sistemas filosóficos, invocando
la religi6n da conclusi6n a un si- un ersatz de comunicación,
la verdad, pretenden detentar a la vez la logismo histórico, a una histo- el autor ni_ega a sus lectores esa sen,iejanza fund amen-
verdad de la neurosis y la de la paranoia, ria cuyo sentid,o interno - precisa
que el psicoanálisis pretende salJer bien lo tal que el vigor de su obra corre-
que son, ya que sabe que una es la carga
Hegel- es necesario comprender.
o la caricatura (Zerrbi/d) de la religión y la La analogía propuesta nos dice al ría el riesgo de revelar. [...] el vigor de su obra
otra lo es de la filosofía?• ¿Cómo pueden mismo tiempo todo aquello en lo «El mismo Genet no duda de
hablar juntos y sostener cada uno que la
verdad de uno está en el otro, de cada que no hay que interesarse si se su debilidad. Hacer obra literaria no puede ser, así lo
cual en cada cual? ¿Acaso me soltaré de quiere alcanzar el sentido de la
este tiovivo diagnosticando: filosofía igual pintura (y el sentido -interno-
creo, sino una operación soberana: hacer obra literaria
a "501Jrestimación de la magia verbal"?
en general): una historia externa es verdad en el sentido en que la
Habría que verlo.
¿Y qué hace. sin embargo, el tercero, es ciega para con la verdad de la obra exige al autor que supere dentro de él a la per-
el artista o la histérica? Y cuál detenta fa religión: «Un ciego puede ocuparse
verdad del otro
sona pobre que no está al la obra exige al autor que supere den-
del mar co, del lienzo, del barniz nivel de sus momentos so- tro de él a la persona pobre que no
de un cuadro; puede conocer la historia del pintor, el destino de un está al nivel... sí
cuadro, su preció, en qué manos ha cafdo, y no ver nada del cuadro b eranos . [ ...]
mismo. El obstáculo con el que la r eligi6n se encuentra en nuestra
época consiste en que la ciencia no se ha reconciliado con ella. Entre «No que tengamos que detenernos si leemos: "... es-
ambas se interpone un muro ...». · cribí para ganar dinero".
La identidad de la filosofía con la re1igi6n encuentra su úJrima
¿y por qué no detenernos ahí? ¿Quién ha dicho que
mediaci6n en la filosofía de la religión. La filosofía es la verdad (la no era decoroso escribir por dinero? ¿Quién ha podido
filosofla) de la religión y la religión no deja ya de representar (el decirlo? ¿El dinero está mal? ¿Qué es exactamente? ¿Y
nombre) de la filosofla, «se funde con la filosofla en un mismo ob- por qué no preguntarse cómo se ha podido escribir
eso? ¿Quién? ¿Para quién? ¿Por qué?
jeto»: «la filosofia solo se explica a sí misma al explicar la religión "Yo me escucho" es igual, en griego, a •yo soy mi pri-
y, al explicarse, explica la religión». mer cliente".
Los lugares en que esta unidad se produce en cuanto tal son por
excelencia los tránsitos hacia el Sa, los pasos circulares del Sa al Sa
(final de la enciclopedia: cíe.lo de lapaideía, del espíritu absoluto de
Dios que se instruye a sí mismo, se engendra como su propio hijo
y goza entonces, especulativamente, de sí misino; final de la feno-
Crflico de/Juicio: ,el arte también se distingue del ofi-
menología del espíritu, del fenómeno o de la autorrevelación del cio; el primero se llama liberal (freie), el segundo tam-
espíritu, paso de la religión absoluta al Sa). bién se' puede llamar mercenario [...] el bello arte ha
de ser un arte libre en dos sentidos: no debe ser, como
una actividad remunerada, un tra bajo cuya importan•
En todos los casos la religión salva de sí misma y por sí misma. ciase evaluaría según una determinada medida, que
se podría imponer o retribuir; por otro lado, es preciso
La religión absoluca todavía no es lo que no deja ya de ser: el Sa. La que el espíritu se sienta ocupado, pero satisfecho y
excitado sin tener en cuenta otra meta (independien-
religión absoluta (la esencia del cristianismo, religión de la esencia) tement_ e de_cualquier salarlo)•.
no deja ya de ser lo que todavía no es: el Sa que, a su vez, deja ya de
ser aquello que todavía es, la religión absoluta.
El ahi- no- deja-ya- de del todavía- no, el deja-ya-de del todavía
no pueden entenderse.
No pueden encenderse - en varios sentidos:
1. El ah(- oo- deja-ya-de del todavía-no absoluto sobrepasa el en- ¿Por quién, y con qué. es entonces pagado el «autor•?,
iJ alimentado? Por una instancia económica (liberal),
tendimiento, depende de la razón, constituye lo que la razón releva representada por un mercado editorial (liberal), un mi•
absolutamente. La verdadera relación entre filosofI~ y religión (o nisterio de la cultura (liberal), Incluso por Federico el
familia) no esd. a la medida del entendimiento finito-formal sino Grande, poeta y monarca liberal.

de la razón infinito-concreta.
2. El ahí-no- deja-ya-de del todavía-no (o el deja-ya- de del to-
davía) absoluto sol:n:epasa lo que, supuescamcme, se deja escuchar y
entender en el tiempo de la voz o del oído. Relación inaudita en la
medida en que el ahí-no-deja-ya- de del todavía-no o el deja- ya-de ¿A menos que aquél robe? ¿Es eso todavía peor o dis-
del codavia absolutor ya no pertenecen al tiempo, esto es, a la sen- tinto que escribir «por dinero»? ¿Es cambiar de sis-
sibilidad-insensible pura. Describen un círculo eterno o intempo- tema? En cualquier caso, al estela liberal no le gusta
eso. Pero vemos una vez más que basta con nada
ral. La traducción de estos a una gramárica temporal, a la sintaxis para que el motlvo del gasto puro y fuera de circula-
de adverbios de tiempo y de negación, la determina Hegel como ción se deje reinscribir en el Intercambio de la econo-
mía restringida (aquí liberal). Pero ¿qué pasa cuando
calda del sentido en el cuerpo, fuera del cÍrculo inmediatamente
basta con nada? El riesgo (el cómodo compromiso
retraído dencro del círculo, especie de falsa tangente del adverbio también) habita el riesgo. El amo siempre puede ha-
con el verbo, del tiempo del verbo con el verbo. bitar en casa del soberano'
1 44
Ahora bien, la filosofia o la religi6n abrolutas- deben dar cuenta de «El "trabajo de escritor" de Genet es uno de los más
esca caída y de esta extraña modificaci6n del verbo. La razón ab- dignos de atención. Al mismo Ge- de los más dignos de
soluta de la religi6n absoluta (revelada, cristiana, ecc.) comprende
net le preocupa la soberanía. Pero atención
su propia caída en el cuerpo y en el tiempo. PriviJegio absoluto
del cristianismo, esencia absoluta de la religi6n: determinarse a sí no ha visto que la soberanía requiere el impulso del co-
mismo a partir de su caída ( el Sa- tumba) y de su relevo absoluto. razón y la lealtad porque aquélla se da en la comuni-
Este círculo absoluto que arrastra y releva sus tangentes, que cación. [...] Genet carece de corazón.
produce a la vez la deportación y la concen trací6n de su otro, es De lealtad
un cÍrculo de familia.
Este enunciado no req1.úere ningún soporte ni de la palabra inge-
niosa ni del argot familiar. Salvo para precisar que el círculo perte-
nece a la palabra ingeniosa (del espÍritu), a su econom{a, a la ley de
propiedad del espÍritu que se recobra en el lenguaje, en la palabr a
en la que cae y que él releva.
Si escuchamos a Hegel, si comprendemos lo que quiere decir su
texto, no podemos reducir el ahí- no- deja- ya-de del t odavía-no o
el deja-ya- de del codavfa abrolutos a lo que creemos conocer fami- «EL FRACASO DE GENET
liarmente de la familia. Lo que Hegel quiere-decir es que el sentido
absoluto de la familia absoluta, el ser- familiar de la famil ia solo
aparece en el paso entre la religión absoluta y el Sa, en el peni'.i.ltimo
capí tulo de la fenomenología del espfriru: desde lo absoluto del ahí-
no- deja-ya-de del todavía-no o del todav ía del deja- ya- de. Para «La indiferencia de Genet «El fracaso de Gene!» ¡Vaya título! De-
abreviar este sintagma y des-teroporalizarlo, simplifiquémoslo en nuncia mágica. an imista, amedren-
por la comunicación está tada. ¿Cuál es e l efecto buscado?
ah{-no (ser-ahi (da) del no que siendo ahí no es, aht-no). No po-
demos pues reducir el ahí-no al circulo de una familia de la que no en el origen de un hecho Pero el «fracaso», ¿no lo calculó Ge-
ne!? Lo repite todo el tiempo, quiso
dejaríamos ya de saber familiarmente lo que es y lo que quiere- decir. seguro: sus relatos inte- lograr el fracaso. Yhe aquí que, con
la simple provocación de su texto,
Al contrario, solo pensando lo absoluco del ahí-110 podemos alcan- resan pero no apasionan. construye una escena que obliga al
zar la esencia absoluta de la familia. Para pensar la familia hay que
Nada hay más frío, me- aotro a desenmascararse, a farfullar.
desmontarse, a decir lo que no hu-
pensar a bsolutamente el ser del ahí- no-deja-ya-de del todavfa-no o
el todavía del deja- ya-de. Este entre fami- nos conmovedor, bajo el biese querido ni debido decir. Es él,
el texto [Genet), el que hace caer en
en una almena, señuelo in- liar se lee dentro y fuera -en su límite- de resplandeciente alarde de la trampa, azuza, lee al lector, el Jui-
audito de un Sa: la carroña
erística, con algunas otras, la fenomenología del espírim, en el gozne las palabras, que el ponde- cio, la crítica. Como Rembrandt. Es-
cena paradigmática
en descomposición sublime. del penúltimo y del último capítulo.
En términos de cetrería, cier-
rado pasaje donde Genet
En efecto: en la religi6n absoluta la di-
tamente, el cazador dispone y ·
azuza el senuelo en un gozne visi6n en dos (Entzweiung) todavía no es
relata la muerte de H arcamone. La belleza de ese pa-
superada a bsolutamente por la reconci- saje es como la de las joyas, demasiado ostentosa y de
liación. Queda una oposición (Entgegensetzu11g) que se determina un mal gusto bastante frío. [...] hay en 10 que se refiere al mal
como repr esentación anticipadora (Yorstellung). Último límite de la misma torpeza en el erudito al gusto, véase un poco más
la religi6n absolutamente verdadera, absoluta, revelada: se queda adelante
en la Yor.rtel!ung. El pred icado esencial de esta represenraci6n es que imponen los títulos y en Genet
la exterioridad de lo que en ella se presenta o anuncia. Esta pone cuando escribe esas líneas que se refieren a la época
ante aquella -tiene rdación con •· un objeto que no est~ pre- sente, de su::; vagabunrteos por España [cita del "palacio
que no va po.r dd«ate sino en cuanto que sigue siendo exterior. La
unidad dd objeto y del sujeto todavfa no se cumple actualmente, sena preciso, entre otra, construcciones del mismo
estilo, cii" cular a través de todos los palacios, en el la-
efectivamenttc. La reconciliación entr~ el sujeto y el objeto, entre el berinto, sí, entre todos los palacios (el Palacio de Jus-
adentro y el afuera, queda en espera. Se representa, pero la recon- ticia de Notre-Dame, el palacio del grande de España,
ciliaciÓü representada no es la reconciliación efectiva. Nada hay de ~n donde estílmos, el --velo palatino·· de Stilitano, esa
"valiosa tela de araña" donde se elaboran los gl. Nos
fortuito t!.n que esta exterioridad representativa sea, al mismo tiempo, daríamos entonces cuenta, al demorarnos allí un rato
el tiempo. Si en la religión absoluta de la familia absoluta hay un y a1 hacer que su lengua trabaje allí un poco. que el
no-deja-ya-de del todavía-no o UJ1 todavía-no del no-deja-ya-de palacio es precisamente aquello de lo que hablo. Mu-
cho. Yo argotizo, jerigonzo, tengo pinta de producir pa-
(del Sa), es simplemente, por así decir.lo, porque se da - todavía- el labras nuevas, un nuevo léxico. Un argot únicamente.
tiempo. La religiÓi.l es representativa porque le es preciso el tiempo. una Jerga. Amoos salen del fondo de la garganta, resi-
Y si se tiene en cuenta que el Sa, como se dice en el capítulo al que den. cierto tiempo, como un gargarismo, en el fondo
del gaznate, carraspeamos y escupimos.
sirve de tirulo, es a la vez una supresión pura y simple (Tilgen) yun
relevo (Aujhebung) del tiempo, se aprecia la extraordinaria dificul- El ai'got es una palabra de argot. Como todas las pa-
tad, si no la imposibilidad, de este pensamiento del Sa en su tiempo. labras de argot, Littré no la menciona. Argotizar es
trabajar contra el léxico Pero argumentando, elabo-
Este límite apenas existente, franqueado desde el momento en rando, alegando desde dentro de su corpus. Argot
que quda establecido, deja ya de ser lo que todavía es, y ni siquiera es una paiabr;i muy antigua, enraizada en la lengua y
deja tiempo para pensar su tiempo. Apenas si se pr esenta entre la eo la literatura. Como jerga. Y, sin embargo, su utili-
zac:ión es, onte todo, argotífera, limitada a una bar.da
religión absoluta y d Sa. (J a una escuela
Ahora bien, dicho límite describe una escena de familia abso-
luta. Elípticamente. Es la elipse misma en el cÍrculo de la familia:
e
este St i..'lscrib:: en una elipse donde lo que falta elipsis) resulta del
del
hecho d.e que la familia no llega a centrarse. Tiene un doble foco. q'Je hablo (pues no tien e ot ro nombre)"]. El interés
Esta elipse es el tiempo -la verdad del espacio- entre los dos últi- de la obra de Jean Genet no viene de su fuerza poética
mos capÍtulos (los dos Ó.ltimos «tiempos») de la fenomenología de] sino de la enseñanza, que proviene de sus debilidades.
espíritu: «Mientras que en s{ se produce esta unidad de la esencia
(Wesen) y del sí mismo (Seíbst), la conciencia tiene también toda-
[...] En los escritos de Genet hay no no sé qué. Crítica del no sé
,,fa (noch) esta representación (Vorsteflung) de su r econciliación, si sé qué de endeble, de frío, de fria- qué. No sé qué de fr
bien como repre~e.otación». ble que no detiene forzosamente la admiración pero
La reconciliación entre el ser y lo mismo, entre el ser, él mismo, que deja en suspenso el acuerdo». el corazón, verdaderamente,
del ser y el ser-mismo del ser, se produce, ciertamente, en la religión no está
revelada, pero en ella se adelanta como un objeto para la conciencia
que tiene esta representación, que la tiene ante ella. La reconcilia-
ción se ha producido y, sin embargo, todav{a no ha tenido lugar, no
est!J._presente; solo está representada o presente como estando de-
lante, adelantada, por venir, presente como ahf-todavía-no y no
como presencia del presente. Pero como esta reconciliación de] ser
y de lo mismo (la reconciliación misma) es la presencia absolura,
la parusía absoluta, hay que decir que en la religión, en la reve-
¿En qué reconocemos aqui, a pesar de todo, que se trata .
lación absoluta, la presencia está presente como representación. de un t exto de Bataille? ¿A pesar de todo, a pesar de el .
La conciencia tiene la representación de esta presencia y de esca Lenguaje de las.fiares, a pesar de(¿?) El clamor, a pesar de
reconciliación, pero como es solo una represen ración de lo que está «El clamor
fuera de ella (delante o detd.s de ella, lo que aqu.t viene a ser lo En mi voluptuosa campana
el bronce de la muerte baila
mismo), esta representación sigue siendo exterior a ella. La con- el badajo de una polla toca
ciencia se representa la unidad, pero no está en ella. Por eso, tiene, un largo bamboleo libidinoso•.
por lo demás, la estructura de una conciencia, y la fenomenologia
del espíritu, ciencia de la experiencia de la conciencia, encuentra
su límite necesario en esra representación.
La religión absoluta todav.ía conserva, pues, algo de negatividad,
permanece en el conB.icco, en la escisión, en la inquietud. De ahí que Elaboraciones
la crítica de las religiones o de las filosofías de la religión anteriores «El cielo
reciban cierta descalificación: siempre se les habla reprochado no 1. El bronce del amor toca
el badajo rojo de tu polla
sobrepasar la división, no alcanzar la reconciliación. en la campana de mí coño
La unidad del ser y del sí mismo la determina Hegel, en efecto,
como reconciliación: con perdón, acercamiento y expiación. Esta
figura psico-anrropológica del cristianismo es iluminada, en con-
trapartida, por su sentido ontológico. Lo que la conciencia busca
más allá de esca escisión es un apaciguamiento (Befriedigung) por
2. El badajo calvo de tu clamor
medio del perdón. Este le otorga a la estructura familiar de apa- en la campana (tachado: de mi vagina
riencia metafórica su peso de seriedad, de pecado, de culpabili- de mi orina) del coño
dad: «[La conciencia] alcanza su apaciguamiento en el hecho de el bronce del amor toca
el largo bamboleo voluptuoso
añadir (hinzufiigt) del exttrior (auiurlich) a su pura negatividad
la significación positiva de la unidad de sí con la esencia. Su apa-
ciguamiento sigue estando pues (bleíbtalso) afectado (cargado,
behafttt) por la oposición de un más allá (mitdem Gegeniatze einu
Jenmú)» . El hecho de la representación, el /Tor-rtellen, constituye
un opuesto (Gegentatz), un objeto (Gegenstaná) que, como todo 3. El bronce del amor baila
el largo bamboleo voluptuoso
objeto, se opone a la conciencia. Por tener todavía un objeto, un y el badajo calvo del clamor
deseo o una nostalgia, la conciencia religiosa absoluta se mantiene toca y toca y toca y toca
en la oposición, en la escisión. La reconciliación sigue siendo un más en mi campana libidinosa
alli. El motivo temporal (movimiento de tr ascendencia, relación a
un no-presente, futuro o pasado, des-presentación) es la verdad de
un motivo metafóricamente espacial (Jo «lejano», lo no- prÓ~imo,
lo no-propio). Lo propio familiar no ha encontrado todavía, en la
familia absoluta, su identidad o su proximidad consigo mismo. La 4. En mi campana libidinosa
familia no está rodavía reconciliada consigo misma, absolutamente el bronce de la muerte toca
el badajo de la verga baila
absuelta. Esta dehiscencia de lo propio familiar forma una elipse el largo bamboleo voluptuoso,.
que separa el foco religioso del foco filosófico, el cristianismo del G. Bataille
Sa. Y si se considerase que la filosofía -el Sa- es el miro de la re-
;i.pr opiaci6n absoluta, de la pr esencia as{ absolutamente absuelta
y recenrrada, entonces lo absoluto de la religión revelada tendría
un efecto cntico sobre el Sa. Sería preciso mantenerse w la orilla lo que, según la lógica general de su pensamiento (el
2 47
(o_puesta), la de la religión y la familia, para resistir al señuelo del simulacrn, la sobernnía como limite insostenible, la
Sa. Hipóte,is combinatoria. transgresión, la pérdida, etc.), debería haberlo indu-
La religión salva de sí misma y por sí misma.
Tiempo de familia: no hay otro tiempo que el de la familia. El
cido a otra lectura? Si lo que no hay más remedio que
tÍ<''.mpo solo se pasa en familia. La oposición del no-deja-ya-de, del llamar el academicismo sen tencioso de ese discurso
todaví..-no, dd deja-ya-de, todo lo que conforma el tiempo de no edificante no es del todo un accidente, si ahí hay un
ser presente (aht-no) , todo lo que constituye el tiempo como Da.ein efecto lógico de ceguera, de denegación, de inversión
de un conc<!pto que (no) es alÚ, el ser -ahí del ahí-no (un (no) paso
de más - alú- (no)- paso- o de menos), es una es- cena de familia.
negativa (c:omo suele decirse -y aquí no es simple-
«Su apaciguamiento continúa, pues, cargado con la oposición de mente una figura- que la neurosis es el negativo de
un más allá. Su propia reconciliación (.reine eigene f'er.riihnung) entra la perversión), es quizá porqu e el sistema lo permite.
en la conciencia como algo lejano (al.r ein Femes), como una lejanía A cada instante, todo p uede dar ahí un giro hacia la
de lopor-venir, de igual modo que (wie) la reconciliación que cum-
plía el otro sí mismo se manifiesta ~orno una lejanía en elpa.rado».
predicación más civilizada - siniestra, moral e irriso-
Hay, por tanto, una analogía (wie) entre su propia reconciliación riamente reactiva- . Límite inestable, inaccesible, la so-
porvenir y la reconciliación pasada, entre lo pasado y lo por-venir, beranía, con todo su sistema (simulacro, expropiación,
analogfa circular entre el fin del mundo o el juicio final y la encar- pérdida, risa mayor, etc.)., siempre está inclinándose ha-
n ación de Dios en Cristo. Analogía, asimismo, entre esta situación
y la estrucrura familiar trinitaria en general; y después, en ella,
cia l_a metafísica (verdad, autenticidad, propiedad, do-
entre la familia individual y la familia como comunidad universal: minio). Aquélia siempre se puede leer en el código que
«Así como (.ro wie) el hombre divino singular tiene un padre que ella in.vierte, que hace más que invertir pero que ha de
es en fÍ (ansich.reiende f'ater) y solo una madre efectiva (und nur úne invertir también. Para que
wirklicheMuJter), así también la comunidad (Gemeinde) tiene por
padre supropio operar y supropio .raber (ihr eigenes Tun und Wissen),
la lectura metafísica se im- m,is alfa de tvdas las combinatorias.
pero tiene por madre el amor eterno que solo .riente (nurfühlt) y que ponga basta con nada, con versiones e inversiones discursivas,
- no contempla en su conciencia como objeto (Gcgenstand) inme- una nada lógica o lingüís- los intercambios y anulaciones lógi-
diato efectivo. Su reconciliación está, pues, en su corazón, aunque tica o discursiva: el afecto co-lingüísticas. lo que quizá firma la
todavía escindida (noch etzweit) y su efectividad todavía quebrada interrupción de una interpretación. el
(noch gebrochen)».
de una identificación in- hecho de un texto. sería el afecto. Pero
El noch y el nur que escanden estos enunciados ( solo esto, todavía tolerable (¿de q ué tiene este se clasifica, se afecta también con
aquello, queda esto, queda aquello) ma1•can ciertamente el límite miedo? ¿De qué es inca- su reverso y esa falsa oposición tumba
- temporal o estruccural- que retiene a la religión absoluta en la asimismo, hay que saberlo
paz?) provoca una decisión
oposición y la separa absolutamente del Sa: límite apenas visible, sin
embargo, un casi nada qu e separa el presente de su representación,
interpretativa. El negativo
y lo separa de ella en su (re)presentación misma. entra entonces en escena. La decisión aquí no es un
Serie de oposiciones equivalentes: padr e/madre (pero estos no son acto de libertad soberana. Es una posición. Que no
términos; más bien no dejan ya de ser relaciones: r elación con el pa- puede verse. en pintura, invertida. Pero, a partir de
dre, relación con la madre, descritas desde un tercer término, fruto
de la operación, el hijo), en s(/para sí, saber/sentir ( amor, corazón).
ahí, se deja observar, firmar, asignar, afectar desde el
¡Cómo operan aquellas? El hombr e divino singular -Cristo- tiene lugar de Rembrandt
un padre en si con el que no tiene relación efectiva. Únicamente es Recordémoslo: él es quien nos lee.
efectiva la relación con su madre. No hay que preguntarse cuál es Los doctores, en su momento, fueron entonces ha-
el nombre de su padre: ya se trate de José o del espíritu divino, no cia él y no lo reconocieron.
son padres efectivos porque no han intervenido efectivamente, por
así decirlo, con la semilla caliente de la tierra, en la rnncepción.
En el momento religioso de la religión el hijo tiene un padre, pero
este sigue estando más allá de la efectividad fenomén ica, invisible.
El padre es en sí, pero no se presenta. El hijo no puede, en efecto,
interiorizar, tener efectivamente para él lo que del padre es en sí.
Y que se mantiene ausente, trascendente, _escondido, separado, se-
vero, ahí-no. La generosidad paterna, su bondad, Únicamente se
representa, no se presenta ni se asimila. ¿Cómo tomar el racimo?
El inacabam.iento afecta entonces a la reconciliación, en el hijo, ¿Los granos de ese postizo forman un fetiche?
del padre y de la madre.Jesús sufre también por el divorcio de sus
padres. El padre (el saber) es desgajado de la efectividad; la madre
(el afecto) es demasiado natural y está privada de saber.

Apliquemos aquí la cuestión del fetiche. Cuestión del


estilo. Del pastiche, diría Gadda. O Warda. Cuestión
Aquí está el sitio de Gabriel, el lugar problemático de una Anuo-
. .,
c1ac1on. de Stilitano - anterección de la columna- planteada,
invertida, desde la sublime y gélida
frialdad: «Él [Stilitano] se convirtió «A los pies de Stilitano todo
en la representación de un glaciar. eran saltos de cervatillos.
Ella hace al hijo sin saberlo, sin padre efectivo. El padre es objeto, Roberto, en torno a él, en·
pero un objeto no presente; la madre está presente (fenomadre), Al más bestial de los negros, al ros-
redaba sus guirnaldas. El
pero no es un objeto para la conciencia, solo se presenta al corazón. tro más chato y más poderoso me manco era la columna y el
Se da la reconciliación con la madre, pero en la inmediatez natural, hubiese gustado ofrecerme con el otro las glicinas».
sensible, mundana. La reconciliación con la razón, la del corazón
fin de que dentro de mí, al no ha-
y la razón, del para- s[ y del en-sí, no se cumple todavía.
La oposición entre el padre y la madre es equivalente a todas las ber sitio más que para la sexualidad, mi amor por Sti-
demás oposiciones de la serie. Equivalente, pues, a la oposición misma litano se hubiese estilizado aún más>>.
en cuanto que constiruye la estructura de la representación. Lo que Para eso, proponer al estilita (cuya «frialdad», «pu-
retiene más acá del Sa, sin dejar ya de abordarlo, la diferencia nula
don>, «símbolo de la castidad» acabamos de subrayar)
e infinita, serÍa, pues, la diferencia sexual como oposición: lo que el Sa
habrá relevado, que, por consiguiente, hasta ahí depende de aquella. el travestimiento.
Y si releva la diferencia, la. oposición, l¡i conceptualidad misma, <1¿Te gustaría que me vistiese de mujer? susurré».
es homosexual. Comienza a hacerse tal cuando las diferencias se-
xuales se borran y se determinan como la diferencia.
Esta determinación de la diferencia sexual comu oposición, como
oposición involucrada en todo el proceso de la oposición (Entgen- Quizás el estilo en cuestión, el postizo sujeto por el
genretzung) en general, de la objetividad (Gegen,tá"ndlichlwr) y de imperdible, es un fetiche.
la representación (Jíorstellen);. mantiene una relación histórica y Esta forma de interrogación no deja ya de implicar
sistemática esencial con la Inmaculada Concepción: si no con el que se sepa al menos que el fetiche es algo. Aquí, apa-
dogma referente al nacimiento de María, al menos con su premisa o
rentemente, sí, es un fetiche: sustituto del pene ado-
su conclusión, la virgimdad de la madre. Indispensable para la argu-
mencación hegeliana, para la dialéctica especulativa y para el idea- rado por el niño que no quiere renunciar al falo de su
lismo absoluto, dirige lo que podría llamarse la aproximación al Sa. madre, erección monumental del triunfo sobre la ame-
Desde el momento en que se determina la diferencia como opo- naza de castración, negativa, pacto, etc. ¿No es muy
sición ya no se puede evitar el fantasma (palabra por determinar)
reconocible todo ello?
de la JC: a sa,ber. un fancasma de dominio infinito de los dos lados
de la relación de oposición. La virgen-madre prescinde del padre De lo que el estilita se provee no es, sin embargo,
efectivo, tanto para gozar como para concebir. El padre en sí, autor del sustituto de un pene, que él tiene muy bello y muy
real, sujeto de la concepción e incluso de la anunciación, prescinde de fuerte, sino de lo que no deja ya de ser tanto una «llaga
la mujer, de eso por lo que él pasa sin tocarlo. Todas las oposiciones
postiza» (un golpe postizo, una llaga siempre lo es de
que se encadenan en torno a la diferencia como oposición (activo/
pasivo, razón/corazón, más allá/aquí abajo, etc.) tienen como causa un golpe, su nombre así lo indica) como un miembro
y como efecto el mantenimienco inmaculado de cada uno de los tér- fetiche para re-marcar-compensar
minos, su :ndependencia y, por consiguiente, su dominio absoluto.
Dominio absoluto que se les confiere fancasmáticamente en el mo-
unD columna aquí - que se piense, pues la otra allí- .
ment0 mism0 en que son invertidos y subordinados. Cuando a la la una sube cuando la otra baja, pero acaso el nivel
virgen se le sustrae e I en sí del acto de concebil' es cuando prescinde no es más o menos constante, solo más o mer.os por-
efectivamente del padre, etc. El fantasma se revela y se delimita que nosotros no tenemo~ nada que ver con la medida
de las dos columnas heterogPneas. Ninguna medida
como tal desde ei Saque hace aparecer el momenco de la religión común en el momento mi~mo en que creemos embra-
absolut'l como simple representación (TTorstellen). gar/desembragar, manipular, orquestrnr, hacer subir o
bajar la música líquida jugando con los pedales, como
maricas Las columnas se burlan de nosotros, amena-
zan con desplomarse la una sobre la otra sin dejarnos
ninguna escapatoria.

No hay clamor sin la interposiciór, de una maquinaria.


¡Puede el concepto corriente de «fantasma» dominar, con alguna
pertinencia, este discurso? De hecho está determinado por él, a parcir
de él. Por ejemplo, sería fantasmácico el efecto de dominio produ- Eso no ~e maneja como una pluma.
cido por la determinación de la diferencia como oposición (y hasta
el mismo valor de dominio), de la diferencia.se:Kual como oposición
sexual, de la cual cada término se asegurada la dominación y la au- De la misma manera que no puede medirse con su ló-
tonomÍa absoluta en la /C: el efecto -el hijo (más que la hija)- me gica, r.ingún órganon es capaz des~ música. Sin em-
bargo, tal vez el organólogo cree reconocer en él su
compete únicamente a mí solo. El fracaso de semejante deseo del objeto: la máquina se ha adaptndo a todos los pro-
retorno a si, en el drculo de la doble virginidad, sería justamente gresos de la te~nologia occidentai (fuelles, acústica,
el ]Ímite del fantasma: determina el fantasma como tal, al término electrónica), prescinde del soplido, divide el cuerpo,
desmultiplica, suple poderosamente los gestos del or-
de la fenomenología de espíritu. El fantasma es el fenómeno. Los ganista, incluye a su vez 1m cuerpo y un rostro (la caja
nombres lo indican. y la fachada). un sistema re.~plratorio (el fuelle, los
Pero, ¿podemos encontrarnos con uµ fracaso semejante? ¿D6nde? secretos), un sistema muscular (teclados manuales,
¿Quién puede hablar de él? i.Qué es fracasar en el caso de un fantasma pedaleros, válvula en el interior del secreto, peque-
ños cilindros horizontales y varillas verticales). un sis-
absoluto? El valor de fracaso es débil y confuso. ¡_Ante qué habría tema nerviosa y cerebral (la consola) con tiradores de
fracasado el fantasma de laJC? ¿Ante la «realidad»? Pero, compa- registros que corresponden a los «juegos» (timbres)
rada con la potencia de la gran 16gica que piensa la verdad de la IC, de los pedales de combinación y de acoplamiento de
un teclado encima del otro y de ambos encima del
esta noción de «realidad» sigue siendo también muy confusamente pedalero (teclado de pies) y, a veces, unas combina-
empírica. ¿Quien se atrevería a decir que el fantasma de laJC no ha ciones fijas y líbres de registros programados, un sis-
renido éxito? Dos mil años, al menos, de Europa, desde Cristo al Sa, tema vocal (hileras de tubos que pueden llegar a tres
mil. tubos de embocadura y tubos de caña). El tubo
sin hablar de los efectos retroactivos, de las representaciones, de de embocadura comporta un pie: el aire que en él se
los efectos de borde y de desbordamiento, de todo eso que se podrÍa introduce viene a golpear el bisel y, pasando por la
llamar el imperialismo o los colonialismos y neo-colonialismos de toma de viento (intervalo entre el bisel y el labio in-
ferior). golpea entonces el labio superior, haciendo
la IC. ¿Se di.rá, para determinar la IC como fantasma, que no es ver- así que vibre el aire en el interior del tubo. El sonido
dadera, que no pasa así, que solo es un mito? SerÍa realmente inge- es tanto más alto cuanto más larga es la columna en
nuo, y la ingenuidad también se debería a la «experiencia sexual». el cuerpo: pero un tubo cerrado (bordón) produce el
efecto de un tubo dos veces más largo. El tubo de
Pero sí, pasa así, y lo que Ja gran 16gica demuestra impecablemente caña comporta una lengüeta (delgada lámina de la-
-esta es la palabra- es que no solo este mito es verdadero sino que tón que golpea la caña, ese canal de cobre cerrado
tambi~n da la medida de la verdad misma, la revelaci6n de la ver- por un lado y que, por el otro, penetra en el núcleo
de plomo que le hace tocar al cuerpo de resonancia}.
dad, la verdad de la verdad. Así pues, el fantasma (absoluto) de la Una varilla de hierro, la rasilla, regula, con la longitud
IC como fantasma (absoluto) es la verdad (absoluta). La verdad de hoja, la altura del sonido.
es el fantasma mismo. LaJC, la diferencia sexual como oposici6n
(tesis contra tesis), el circulo familar absoluto seria la equivalen-
cia general de la verdad y del fantasma. Enantiosis homosexual. Y teniendo en cuenta el «recitativo>, las «celosías» de la
¡_No es esta diferencia determinada como contradicción o como «caja de expresión», del «plein-jeu• y del «grand plein-
jeu», de la bi-claviculación y de los ·órganos clásicos,
oposici6n j ustamente la religi6n ( la representación) resuelta en el barrocos o románticos, ¿rio podríamos reconstruir un
Sa? ¿Acaso el Sa no permite, precisamente, pensar el Hmite de este modelo organográfico, una nueva De orgonógrophia
Hmite, hacer que aparezca este límite como tal, ver el fantasma en
su verdad? ¿Acaso el Sa, resolu ción de la oposición absoluta, re- ja M<fctr i,tdfflmntfgt íit&fld)t smmt6tgrtifft l\l(tf Wftf Fd> '"°"
Nr Mu!ic tr~ad)t iinb componircr ni«btn tM 11111b st6t fo tllltn tt~trn n4fl\rlt,,
CM.tíli
conciliación del en sí y del para sí, del padre y de la madr e, no es dl<n tla1131laut1>nb t~onilon fid!ltdd}tanbtl'f Rld dngiin1,.r<t~or to'lr« MuGcaa-
el Sa mismo del fantasma? te n, !lo m,,nd)ttln;!mdobn)m/\lon junscr.i'1r~6tn1>nb grolftr. i\lldnncr E5rimm«s
!J(~órttwcrbm. ~n fu1nmii Wt Drgd ~at 1>11b 6t31'dlft alíe anbtit Inllrumcnra
mur.ca, sroUMbtltln¡n,it !lit'i>1at,mm ~iil>tn~omrAlkintín fidf. c;m{cru tinc
~runimd~rummuJ!J)ofl\un13ínctcn~lodf(ót1Uunvftílfcn¡g)omnwrn1 €5dJ4v
En cuanto que lleva a cabo el paso de la representación a la presencia lllCl)tn{,t)oCiiianriltt\dm<1116orlloU11Cl1/~nl1'~\Írnn1<!ScíStll/fo¡ctll/lG. ~Srtnlfo
tanffu llitfctr iifícf11>nb no(t)»itl11nbcm,unllcrlfdJ(lftblfofdt<n mt~ri.n!lfqcm f1\nff-
y produce la verdad (presente a sf en el saber) del fantasma abso- na,mi <.:!Bcrcf~akn: JIJfo bll,ll'llmn bu bltfrl~flrutnt11t.l)afl 1>1111 b6rtff, bu nld)e
luto; en cuanto que es la verdad del fantasma absoluto, su esencia anbtr~ ~11cttff/1'ÍI ~llbtthllb,t,6rtffbft l\tl~ lnflruménta llll'C mitd1111110<r.
desvelada (Wessen: Gewuenheit: el fantasma habiendo-sido), el Sa Michael Praetorius «De Organographla,. Wolfenhüttel 1619,
es el cumplimiento final del fantasma, el ser-cabe-sf del lógo.r. El
que seria como el saber absoluto de clamor?
fantasma absoluto: Sa. Pero de eso no hay que concluir: Sano es
sino - el fantasma; la verdad de la verdad todavía no es .rino fan - Pero el saber absolutp no es. como la «celosía~. sino
rasmática. Desde el momento en que Sa se alcanza a sí mismo, todo una pieza de la maquinaria. un efecto de marcha
lo que le es equivalente es infinito. De un fantasma infinito ya n o se
puede decir que no-es-.rino. El discurso del Sa desca.lifica el no-.rino. otro sustituto de
Esta sería la barra ( oposición y timón) de la religión/filosofía. Entre castración, su mano cortada, etc. Por lo demás, se corta
ellas, los velos y las velas de la JC, de la virginidad o de la verdad,
con frecuencia («Stilitano se cortaba, en la punta de
para que ahí sople el espíritu.
los dedos tenía pequeñas cortaduras, su ufia estaba
aplastada y negra, pero eso incrementaba su belleza»).

~caso lo indecidible no es lo innegable.

Al subrayar su castración suplementaria, Stilitano pa-


El saber, verdad (del) fantasma (de la) filosofia - religión (abso-
lutos), esca proposici6n no dibuja ningún límite, es la proposic.i6n rece afirmarse no solo como macho sino también como
infinita de la dialéctica especulativa hetero-tautol6gica. Circulo mujer púdica o como <<marica que se odia». Poco más
infinito de la auto-inseminación que arrastra la paideía de todo lejos, un himno a su «grupa» y a su «solemne trasero»,
seminario dentro de su fantasma. ¿Qué puede haber fuera de un
a su «Monumento>>.
fantasma absoluto? ¿Qu~ es lo que todavía se le puede añadir? ¿Por
qu~ y cómo desear salir de ~l?
Desde el momento en que la cosa misma, en su verdad
Es preciso darse tiempo. El resto del tiempo. desvelada, no deja ya de encontrarse implicada, por
el desvelamiento mismo, en el juego de la diferencia
El resto del tiempo -para el seminario del Sa- no es nada.
suplementaria, el fetiche deja de tener un estatus ri-
gurosamente decidible. Clamor del falogocentrismo.
Todo lo que es, todo el tiempo, se precomprende, estrictamente, en
el círculo del Sa, que vuelve siempi-e a sí, presupone su comienzo y
Tras haber enunciado las leyes generales y descrito la es-
solo lo alcanza al final (in s-ich zurück.gehende Kreis, der s-einen An-
fang voraussetzt und ihn nur im Ende erreicht). tructura esencial del fetichismo, el doctor relata, como
Hay que íntentarpensar (pero esta palabra no deja ya de retener un apéndice, varios «casos muy sutiles» (Inganz raffi-
dentro del círculo;) un resto de tiempo (pero el tiempo no deja ya de nierten Fi:illen) en donde e l fetiche está escindido por
involucrai- dentro del drculo) que no sea, que no dependa de un
dos posiciones contrapuestas (nviespiiltigeEinstellung).
presente, de un modo de ser o de presencia y que, por consiguiente,
caiga fuera del círculo del Sa, y no tumbe desde éJ como su negativo,
totalmente listo para retomar la tangente con el 6n de permanecer
pegado al círculo y dejarse arrastrar por él de nuevo. El resto, por
lo demás, no tumbaría del todo en modo alguno. Lo que tumba, en
Es el argumento de la funda (Gürtel) .
efecto, depende todavía del Sa.

EstarÍa, pues, en danza un resto que queda en suspenso. Un poco antes, se había emprendido, como en Más allá
Que no serÍa: ni presencia, ni sustancia, ni esencia. En general, se del principio del placer y cada vez que la lógica del in-
piensa que lo que resta es permanente, sustancial, subsistente. Aquí consciente fuerza lo empírico y la metafísica a la vez,
el resro no resta en este sentido.
Se piensa también que el resro es el residuo de una operaci6n
una «vía puramente especulativa». El caso tan sutil
(sustracci6n o divisi6n), un desperdicio, un desecho que tumba era el de una funda púbica (SchamgürteO a modo de
o permanece. El resto, aquí, provocarÍa más bien la operaci6n. El slip de baño (Schwimmbose) que ocultaba totalmente
resto no restaría en ninguno de los dos sentidos. ¿Por qué entonces los órganos genitales y, por consiguiente, la diferen-
esra palabra? ¿Por qué guardar un «resto» que ya no corresponde
a los restos de la semántica tradicional? ¿Se dirá que guarda con
cia entre los órganos genitales (Unterschied der Ge-
esta semántica una relaci6n metaf6rica? Esto seria todavía reapro- nítalien) . Lo cual dejaba suponer tanto «que la mujer
piarlo en la circulaci6n metafísica. ¿Qué es lo que resta del «resto» estaba castrada como que no estaba castrada» y per-
cuando de este modo lo hacemos pedazos? ¿De d6nde viene la regla mitía por añadidura (überdies) suponer (Annahme) la
de su despedazamiento? ¿Se debe todavía intentar determinar una
regularidad cuando se hace añicos lo que resta del resto? Cuesti6n
castración del hombre. «Ein solcher Fetisch, aus Ge-
estrictamence angular. El resto aquí queda en suspenso. genséitzen doppelt geknüpft, héilt natürlich besonders
gut». Si el fetiche es tanto más sólido, tiene tanta más
consistencia y resistencia económica porque está do-
Tomémonos el tiempo de este quedar en suspenso. Por el momento
blemente vinculado a sus en lugar de citar otros <Casos• (de
el tiempo no será sino el quedar en suspenso entre la regularidad y
la irregularidad de los pedazos de lo que resta. contrarios, la ley se indica nuevo Schreber) u otros contratos (el
doble pacto, rojo y negro, de Cristó-
en el caso tan sutil y en el bal Haitzmann y del diablo con ma-
mas): «Quizá se pensó en ello antes
apéndice. de mí, entonces volveré a decir que
La consistencia, la resis- el patrón de los comediantes, debido
a su doble naturaleza, será Tlresias.
La cuesti6n del tiempo es indescifrable en el capÍtulo del Sa: en él tencia, la restancia del fe- (...] Siete años con un traje de hombre,
siete con el de una mujer. [...Jsu femi-
es a la vez anulado y relevado, dejado en suspenso entre la anula- tiche es proporcional a su nidad hostigaba a su virilidad, siendo
ci6n (Ti/gen) y el relevo (.Jujbeben), corriendo aquélla el riesgo de vínculo indecidible con ambas interpretadas, de manera que
perderse en el anillo que corre el riesgo de relevar se en el círculo. no hallaba nunca reposo, quiero de-
sus contrarios. El fetiche cir un punto lijo en donde descansar•
¿Resta el tiempo en el Sa? Esta es, para la cucsti6n, la estructura (Cartas a Roger 8/in).
de lo anular. ¿Resta el tiempo? Y si resta, ¿resta en el Sa? Qué es res- -en general- no empieza, Para un funámbulo, lo sangrante
tar ni siquiera es ya la cuestión: si restar es algo, restar se anula en el pues, a existir sino en la -sin glande-de la funda: «¿Y tu traje?
A la vez casto y provocativo. Son las
cÍrculo. Q;,é quiere decir restar tampoco es ya la cuesti6n porque todo medida en que empieza a mallas ajustadas del circo. en tejido
lo que quiere-decir pertenece a la circulación del Sa. ¡C6mo salir en- de punto rojo, sangrante. Marca exac-
tonces del anillo? ¿Se traca de salir de él o de cerrarlo (p(r)ensarlo)
vincularse con contrarios. tamente tu musculatura, te enfunda
lo más posible? Ese doble vínculo, esa do- como un guante pero, desde la go-
lilla -abierta en redondo, cortada de
Si pensamos lo que quiere-decir el lógos, si llenamos de pensamiento ble ligazón define, pues, su tajo como si el verdugo te fuera a de-
las palabras de la fenomenología del espíriru y de la lógica, por ejem- capitar esta noche- , desde la golilla
estructura más sutil. Hay hasta tu cadera una banda, también
plo, no hay forma alguna de salir del círculo absoluto. Esto es en todo
caso lo que quiere-decir el discurso del Sa. Si se cree o se pretende
que sacar todas sus canse- roja, pero con los faldones - con fran-
jas de oro- flotando».
(meint) salir de él, es puro verbalismo: no se piensa lo que se dice, no se cuencias. La economía del
concibe la significación de las palabras que entonces se quedan vacías. fetiche es más poderosa que la de la verdad -decidible-
El mejor ejemplo -y, por tanto, el ejemplo esencial- es la Trini- de la cosa misma o que un discurso que decide sobre la
dad. Esta solo es pensada verdaderamente si no nos atenemos a la castración (pro aut contra). El fetiche no es oponible.
formalidad del tres aritmético, a 1a significación vacía del tres. Ahora
bien, la trinidad está estrechamente ligada a la estructw·a circular
Oscila como el badajo de una verdad que campanea.
que ni puede asimilar para sí ni dejar rumbar el resto.
Consecuentemente, y debido a que ya no tiene forma de «pre-
gunta», la cuestión del resto del tiempo, la cuestión del tres y la
cuestión del vado semántico se elaboran juntas. El Sa alcanza la
plenitud de sentido en la unidad sin resto de U.Ila estructura tr ián-
gulo-circular. Como la espiga que batalla en la garganta, dicho de
¿Qué pasa, pues, cuando no leemos el texto de Hegel o cuando lo otra manera, en la sima de una campana.
leemos mal? ¿Qué pasa cuando nos inmovilizamos en la represen-
tación, en la significación vacía? O si descartamos el eres, el des-
carte, como su nombre indica, recortando el texto en cuadrados
o elevándolo al cuadrado, dividiéndolo en cuartos más o menos
regulares, exaltándolo (al contrario o por eso mismo) o reveren-
ciando en él la carta, a no ser que él lo distribuya como cartas de la Hago lo que no digo, más o menos, no digo nunca lo
baraja. ¿Qué hay del texto como resto - conjunto de trozos que ya
que _hago.
no proceden del todo y que ya nunca formarán del todo uno? Eso
ya no es una pregunta. Por ejemplo, todo pasa como si yo trabajase ante
Por ejemplo, cuando describe la aproximación al Sa, ¿el adver- todo para nombrar pero también para fundir una cam-
bio de tiempo (todav{4) puede ser leÍdo, semánticamente cumplido, pana. En su nomenclatura hacerla a la vez resonar y
desde el concepto absoluto? ¿O sin él? En el primer caso desaparece,
pierde su sentido temporal, no es, en cierto modo, leído. En el otro
desaparecer, elevarse en lo alto de alguna torre y, de
caso es privado de conceptualidad absoluta y no se deja compren- esa manera, descolgándola con una carcajada, derrum-
der verdaderamente. Sigue sin ser leÍdo. En ambos casos es leído a barse: eso es lo que digo que hago. Describo.
condición de no serlo. Y es que la lectura ha sido definida simultá-
neamente como llenado semántico y como resro de vacío semántico.
¿Cómo leer -por ejemplo- al ungido del Señor en el texto, en el
umbral del Sa, al final del penúltimo capítulo de la fenomenología
del espíritu l ¡ Cómo leer el adverbio del íógos? Hemos comprendido
que hay un padre en sí, pero solo una madre efectiva cuyo amor
eterno siente él en su corazón. «Su reconciliación está, por tanto, en
Bataíl [espiga] es, en primer lugar, una vieja palabra
su corazón, pero todavía escindida (noch entzweit) y su efectividad
todavfa quebrada (noch gebrochen). Lo que entra en su conciencia para el badajo de una campana. Puesto en movimiento
en cuanto en sí o del lado de lapura mediación es la reconciliación con el meneo, viene a golpear la panza (también se dice
que reside más allá. Pero lo que entra en ella como presente [como el panzón) como una suerte de martillo interno. No
ahora: a& gegenwa.rtig], como el lado de la inmediatez y del ,er-ab{
(Dasein), es el mundo que todavía (noch) debe esper ar su transfi-
lejos del extradós, lugar donde la campana empieza a
gura.ci6n. El mundo es realmente en .r{ reconciliado con la esencia aumentar su curvatura, a ensancharse. Se habla tam-
(Wesen), y la esencia es consciente de que ya no conoce el objeto bién del extradós (o tradós) de las torres.
como ajeno a sí sino como igual a sí en el amor. Pero para la con- En el turnarse de todos los géneros del fetiche -lo
ciencia de sí este presente inmediato (diese unmittelbare Gegenwart) que difiero y lo que digo hacer- , el acampanamiento
no ciene todavfa (nicht noch) la figura del espíritu. El espíritu de
de un extradós, ni esto ni aquello, ni siquiera verda-
Ja comunidad escá de este modo, en su conciencia inmediata, se-
parado de su conciencia religiosa que ciertamente expresa (zwar dero ni falso. Pero la operación no es negativa, afirma
es ausspricht) que en s{ estas conciencias no están separadas, pero con un sí sin límite, inmenso, prodigioso, inaudible. Y
expresa un en sí que no esd. realizado o que todavía no (noch nicht) construye una especie de travesaño resistente para col-
se ha convertido en ser-para-sí absoluto».
gar la campana en medio de ambas torres. La melerta,
que es a su vez esa gran pieza de madera horizontal
de la que se cuelga la campana, termina en dos torre-
, ¡Qué es lo que puede seguir que no deje ya de preceder -subrepticia- cillas. Madera, materia impasible pero que no deja ya
mente- a este penúltimo todavía no? En el capítulo del Sa, el último
de ser el artefacto. Olvidado, desapercibido, amorti-
pues, lo que resta de tiempo, a saber, de todavía-no, se encuentra
reducido, aunque queda en suspenso entre el relevo (Aufhebung) guando cualquier resonancia. De madera. El madero.
y la anulación (Ti/gen). ¿A qué «tiempo» pertenece, entonces, el No deja ya de ser el madero.
«texto» del Sa, sobre el Sa, el tiempo de su repetición, de su legibi-
lidad - plena o vacía? ¡Quién lo lee? ¿Quién lo escribe? ¿Quién lo
(en)cuadra? ¿Quién lo firma?

«El tiempo es el concepto mismo que u aht (der da isc) y se repre-


senta (sich vor,tellt) ante la conciencia como intuición vacía. Por
eso el espíritu se manifiesta (er,cheint) necesariamente en el tiempo,
y se manifiesta en el tiempo mientras (so Lange) ([!]) no capta su
concepto puro, es decir, mientras no anula (tilgt) el tiempo [ti/gen:
destruir, aniquilar, borrar, abolir, anular, por ejemplo, una. deuda;
Me escribo sobre ello. Sobre la melena, una, entre las dos.
eine Schuld ti/gen: cancelar o amortizar una deuda, una falca; eine
Rente tilgen: llberarse de una renta]. El tiempo es el puro sí mismo Me oigo decir, de lejos, todo lo que escribo. Yo mismo
(Selbst) exterior intuido, no captado [conceptualmente] por sí cnismo, lo (l)imito, me edito a mí mismo, apostrofo todos los
el concepto solamente intuido; cuando [indem, cnientras y en tanto verbos altos. Los amortiguo.
que] dicho concepto se capta a sf mismo, releva su forma- de-tiempo
(hebt er siene Zeitform auf), concibe el intuir (begreift das Anschauen)
y es la inntición concebida y concipiente. El tiempo se manifiesta
como el destino y la necesidad del espíritu que [en canto que] no
está cumplido en sí...».

El Da del concepto ( el tiempo) marca por las mismas su incomple-


tud, su desfallecimiento interior, el vado semántico que lo mantiene Péndulo de la melena, el fetiche oscila - como el badajo
en movimiento. El tiempo es siempre el de esa vacancia que afecta de una verdad que inclina, que el-
al Sa. Porque se afecta a sí mismo con ella, el Sa se vada con vistas
a determinarse, se da tiempo. Se impone una separaci6n al firmar.
El Da del Sa no es sino el movimiento de la significaci6n.

La filosofía de la religi6n, trabajando en nombre de Dios, distingue


en efecto dos significaciones de la significaci6n. Nos preguntamos
aqu{, en lo referente a Dios, qucf significa la propia palabra signifi-
Lo innegable es lo incastrable.
car (bedeuten). Significa dos «cosas» -inversas y simétricas- que
tienen en comi'm cierto vado entre la significaci6n (Bedeutung) y la
representaci6n (Forrtellung). A veces tenemos la representaci6n y
carecemos del concepto, de la plenitud de la significaci6n (por ejem-
plo, cuando nos preguntamos «qué significa el término Dios>>). A la
inversa, nos sucede que tenemos la significaci6n sin representaci6n Eso no quiere decir que no hay castración sino que ese
y lo que entonces reclamamos es un ejemplo (Beispie[) que «actúa hay no tiene lugar. Hay que no se puede zanjar entre
del lado de la esencia», del pensamiento sustancial. Pero esca doble las dos funciones contrarias reconocidas al fetiche, ni
significaci6n sigue significando que el pensamiento se da de sí mismo
y por sí mismo-· ejemplos; se buda ejemplarmente de sí mismo. tampoco entre la cosa misma y su suplemento. Ni tam-
Resca que, en este juego, la separaci6n significativa siempre per- poco entre los sexos.
mite a un texto funcionar en vado. El concepto siempre puede no
volver a sí en un texto. El triángulo o el cÍrculo pueden quedar
abiertos cuando el Sa llega a1 texto. El texto sería entonces lo que el
Sano siempre puede darse, lo que le acontece, más bien que aquello
a lo que él arriba.
El Sa interpreta el acontecimiento como uno de sus momentos¡ La lengua queda en la funda,
como su propio negativo bajo la forma de la naturalidad, de la re-
presencaci6n, de la sign.ificaci6n vacía. Estos valores negativos están
regularmente asociados entre sí; por ejemplo, en el primer momento
del concepto de religi6n absoluta (primero de.los tres del Último
el argumento de la funda envuelve, pues, todo lo que,
de los tres momentos de la religi6n revelada). Se trata de una lec- corno un guante o como una flor, se revuelve en todos
tura de la Trinidad según Juan por la fenomenología del espíritu: los sentidos o patas arriba sin perder cierta forma. Solo
«El espíritu representado ('vorgertellt) en primer .lugar como sus- eso permite aún unos efectos de lengua aponeuróti-
cos. Para la poética, nos vendría muy bien asimismo
cancia en el elemento del puro pensamiento es entonces, inmediata- jugar con el littré, extraer de él cierta disimiente: esto
mente, la erencia simple, igual a sí misma, eterna (rich selbstgleiche es lo que allí se dice de la gaine [funda]: «1. Estuche de
ewige Wesen), que, sin embargo, no tiene esta rignificación (Bedeu- cuchillo o de un instrumento cortante o puntiagudo.
Unas tij eras en su funda. Término de marina. Amplio
tung) abstracta de la esencia, sino la significaci6n del espíritu ab-
dobladillo alrededor de las velas para fortalecerlas.
soluto. Pero el espÍricu no consiste en ser significaci6n, en ser lo antes de coser la relinga. Gaine de girouette, cinta de
interior, sino en ser lo efectivo ( Wir!Jiche). La simple esencia eterna, tela que ata la veleta al fuste. Gaine de f/amme, re-
vestimiento de tela donde se introduce el palo de la
por tanto, solo sería espíritu en una palabra vacía (leeren Worte)
antorcha. Gaíne de pavi/lan, cinta de lela cosida todo
si se quedara en la representaci6n (Forrtellung) y en la e:x:presi6n a lo largo de la bandera. 2. Término de arquitectura.
(Jusdruck) de la esencia eterna y simple. Sin embargo, la esencia Especie de soportes. más anchos por arriba que por
simple, al ser la abstracción, es de hecho lo negativo en,¡ mifmo, y abajo, sobre los que se planta un busto; se denomi-
nan así, sin duda, porque la media-figura parece sa-
precisamente la negatividad del pensam.ienro, o la negatividad tal lida de ahí como de una funda; se los llama términos
como es en sí en la esencia; es decir, la diferencia (Uncerschied) ab- cuando la funda y el busto son de una sola pieza. Colo-
soluta de sí misma o su puro devenir-otro. Como esencia, es sola- car bustos sobre fundas. 3. Término de botánica. Parte
inferior de algunas hojas que se abrazan al tallo y que
roence en s{ o para nosotros; pero, al ser esta pureza justamente la sustituyen en cierto modo al peciolo. Si los bordes es-
abstracción o la negatividad, es para SÍ mi.rma, o es el SÍ mfrmo (das tán soldados, la funda está entera; si no, se dice que
Selbit), el concepto. Es, por tamo, objetiva (gegenstandlich), y puesto está partida. 4. Término de anatomía. Nombre dado
a algunas partes que siNen de envoltorios a otras; se
que la representación aprehende y expresa la necesidad del concepto dice sobre todo de las aponeurosis que envuelven la
arriba mencionado como un acontecimiento (als ein Geschehen), masa carnosa. Término de entomología. En los insec·
se dirá que la esencia eternaproduce, para sí, otro (rich ein Anderes tos chupadores, el tubo que encierra el aparato que
los insectos utilizan para chupar. En los himenópte-
erzeugt); pero en este ser otro también inmediatamente ha retor- ros. el tubo donde están encerrados el labio y la len-
nado (zuriickgekehrt) a sí misma, pues la diferencia es la diferencia güeta. 5. Gaine de chauffe, se dice, en los caloríferos,
en si; es decir, es inmediatamente diferente solo.de sí misma, y de en las ventilaciones de aire caliente, del aparato que,
desde la cámara de caldeo, conduce el aire al local
este modo es la unidad retornada a si misma». que hay que calentar. Proverbio. Quien golpea con el
cuchillo morirá por la funda, proverbio que responde
a: quien a hierro mata a hierro muere.[... ] R. La Aca-
demia, que pone un acento circunflejo a gaine [funda]
y a goiner[enfundar], no se lo pone a los compuestos
«Se distinguen, por tanto, los eres momentos: el de la esencia, el del dégainer[desenfundar], engainer [enfundar], rengai-
¡er-para-sí que es el ser-otro de la esencia y para el que la esencia ner [reenfundar]. Es una irregularidad que complica
infructuosamente la ortografía[...] E. Wallon, vaimm;
es, y el del serpara-s{ o el del saber de sí mismo en el otro. La esen- Hainaut. walne; del lat. vagina, funda. Gaine es uno
cia se contempla, pues, solamente a sí misma en su ser-para-sí; so- de los ejemplos en que la v latina se transforma en g.
lamente en esta alienación (Enti;,'usserung) es cabe si (bei sich); el La forma antigua debió ser gaaine, representando a
vagina; pero, si encontrásemos gaine antes del siglo
ser-para-sí que se excluye de la esencia es el saber de SÍ misma de la XIV, habría que pensar que, en el origen, el acento la•
esencia: es el verbo (Wort) que, ~a vez pronunciado (ausgesprochen), tino se desplazó y que se decía vagTna•.
deja alienado y vacío (au¡geleert z urück.lasst) al que lo pronuncia,
pero que es entendido no menos inmediatamente, y solo este mo-
vimiento de oírse a sí mismo es el ser-ahí del verbo (und nur dieses
Sichselbstvernehmen frt das Dasein des Wortes). De este modo las di-
ferencias establecidas se resuelven tan pronto como se establecen
y se establecen tan pronto como se resuelven; y lo verdadero y lo
efectivo son justamente ese movimiento circular en sí mismo (in
sich kreisende Bewegung). Cuestión del acento circunflejo: de una complica-
ción «infructuosa, de la ortografía.
«Este movimiento en el interior de sí mismo expresa la esencia
absoluta como esplritu. La esencia absoluta, que no se capea como
espiritu, es solo el vado abstracto, del mismo modo que el espíritu,
que no se capta como dicho movimiento, es solo una palabra vada.
Una vez que sus momento; se aprehenden en su pureza, son concep-
tos inquietos (ruhelosen Begrijfe) que solo son en cuanto que son
en sí mismos su contrario y solo en el todo encuentran reposo. Sin
embargo, la repruentación (Vorstellen) de la comunidad no es este ¿Para qué la funda7
pensamiento que concibe, sino que posee el contenido sin su nece- «Yo la llamaba Mag cuando tenía que darle un nom-
sidad y transporta al reino de la pura conciencia las relaciones na- bre. Y si la ilamaba Mag era porque, a mi entender, sin
que hubie~e podido decir por qué, la letra g abolía la
turales entre el Padre y el Hijo en lugar de la forma del concepto». sílaba ma y, por así decirlo, escupía sobre ella mejor
Más arriba, al no dejar ya de tratarse de la <<madre efectiva» y del de lo que lo hubiese podido hacer cualquier otra letra.
padre que «es en sÍ>:,, estas relaciones se presentaban como si fuesen Y, al mismo tiempo, yo satisfacía una necesidad pro-
funda y sin duda incontesada, la de tener una ma, es
«extraídas de la gtneración natural». La religión, en cuanto religión, decir, una mamá, y anunciarlo en voz alta. Pues. an-
nunca sobrepasa absolutamente la representación o la naturaleza. tes de decir Mag, se dice ma, forzosamente. Y da, en
Hay que relevar, en el concepto, tanto la figura de la representación mi región, quiere decir papá. Por lo demás, la cues-
tión no se me planteaba, en la époeo en la que estoy
natural (por ejemplo, la de la cafda, la del hijo, etc.) como la for- colándome, quiero decir la cuestión de llamarla ma,
malidad aritmética (por ejemplo, la cuenca de los momentos). La Mago la condesa Caca. pues hacía una eternidad que
muerte de Cristo marca a la vez la destrucción de su ser natural y el ella era sorda como una tapia•.
:Es significativo que Molloy, para sustituir Mag por
final de la abstracción de la esencia divina. Dios mismo ha muerto, un nombre cualquiera, escoja totalmente al azar el tí-
pero el saber de su muerte produce esa «espiritualización» por la tulo de "condesa Caca", como si el apodo Mag fuese
que «la sustancia se ha convertido en sujeto» en el momento en una condensación de Mamó y de caca, con una tierna
dulcificación de K en G. Esa Gpodría encerrar al mismo
que la abstracción y la frialdad cadavérica (Lebloúgkeit) se elevan
tiempo una alusión a la contracción faríngea que acom-
hasta la cálida y glorio~a luz de la vida. Momento triunfal del duelo. paiia al rechazo de la comida.
En eJ ángulo de la fenomenología del espíritu y del Sa (de la gran <Al respecto, la Dra. llse Barande me señaló que un
paciente ~mericano, un homosexual pasivo, que ha-
lógica), en el gozne, la tumba del Hijo.
blaba un. francés muy correcto, pronunciaba con re-
gularidad voguina en lugar de vagina. Introducía una
oclusiva, un sonido duro, agudo, aue corta la respi-
ración, para sustituil la fricativa í (GE), un sonido res-
baladizo, eséurridizo. La oclusiva velar suplementaria
podría refl ejar, en Pste caso, un íar.tasma de vagina
denteda» Fónagy.

El resto del tiempo se indecide entre el tres y el más- de-tres, el cum-


plimiento o el vaciamiento de la significación. El Sa padece esta in-
decisión. Intenta recobrar ahí su
¿qué es no leer o leer mal a Hegel o, más ritmo y como un retorno de las es-
bien, el texto Sa? ¿Esta negatividad está taciones.
comprendida ytrabaja en el texto Sa? Para
admitirlo, en primer lugar hay que leerlo y También se podría hablar cierta-
leerlo bien. Pero, ¿qué recurso rendóa el mente -ambas palabras están em-
texto Sa y ante qué instancia podña conducir parentadas- de las saturnales del
él esta no-lectura, o esta mala lectura previa,
otodas las seducciones, derivas, perversio- Sa. Fiestas en honor de Saturno:
nes, nl reales m ficticias, r,i verdaderas ni el dios itálico había sido identifi-
falsas, que lo arrastrarían tuera de si, sin cado con Cronos ( un juego de pa- Se pensará quizá que utilizo mucho el Littré. Lo utilizo,
someterse a su jurisdicción? Es imposible es la palabra que busco. No fiarse de él, jugar con él.
saber si seme¡ante fingimiento es posible. labras en vado y se hizo el tiempo Genéticamente. El fantasma etimologista hace mucho
Más bien, solo podemos saberlo imposible, - que se vendría a festejar aquí tiempo que fue expulsado a otro sitio; el de la pala-
si el saber supone la oposición jerarquizada como Sa). Él se habrfa refugiado bra, agoniza. Y, para la poética, sí a alguien todavía
de lo verdadero y de lo falso, de lo Infinito y le importase hoy, solamente haber comentado, ilus-
de Jo finito. Un fingimiento finito no puede en Italia después de que su hijo lo trado a golpes de diccionarios, de léxicos y de enci-
sustraerse a la instancia infinita del Sa. destronara y precipitara desde lo clopedias. Jo extraño palabro de.
¿Qué querría-decir no comprender (a He- alto del Olimpo. Él mismo había Consideremos el título, el falso título, el apóstrofe
gel) el te:<to Sa? Si se trata de una deficien- corrado los cesticulos de su padre que deja en suspenso y desvía la extraña palabra.
cia finita, está de antemano comprendida Su modo es insólito. Se espera la palabra urbanismo,
en el texto. Si se trata de una falta o de una con la ayuda de su madre, Gaia. como en la primera frase («la extraña palabra de ur-
carencia tnfinitas, habría que decir que el Sa Fue también Gaia, oo deja ya de banismo»). Y el urbanismo proporciona, en efecto, el
no se piensa, no se dice, no se escribe, no serlo, la que puso la hoz en manos tema aparente de esas ocho páginas. Pero, con un mo-
se lee, no se sabe, lo que, por definición, no vimiento de erección (de nuevo el tema del trozo), es
quiere decir nada. El Sa siempre termina por de su hijo. Fue quizás ella, tam- decir, de inversión teatral y fúnebre, la escritura des-
ser pleno, por estar preñado de sí mismo. bién, la que se alió con Zeus, su cribe oblicuamente el título mismo: a saber, la palabra
La hipótesis de una mala lectura no nieto, contra Cronos, su hijo, y le y que es extraña. Y no omite, como se hace con fre-
dene, pues, aquí tábida alguM. Nisiquiera cuencia, el aspecto oblicuo de la erección («en el ce-
hizo absorber un fármaco que le menterio, o muy cerca del horno crematorio, con una
tiene lugar. Hay que dejarla caer, al margen
o en exergo, como un resto del que no se obligó a vomitar a codos los hijos chimenea tiesa, oblicua y fálica»).
sabe si trabaja con vistas a o al servicio que había devorado. Saturno sería,
de (no se sabe) quién y de (no se sabe)
pues, un padre caído cuyo reinado
qué. Como tal nota a pie de página del
Post-Scriptum a las Migajas Filosóficas, latino había dejado, sin embargo,
relieves de relieves bajo la (es)cena: el recuerdo de una mítica edad de
•...También se cuenta de Hegel que ha-
oro. Se había convertido en el dios
brí~ muerto diciendo que nadie lo había
comprendido, excepto un hombre que lo ha- de la agricultura y, mis concre-
bía comprendido mal[... ] se ve enseguida tamente, provisto de una hoz y
que la aserción de Hegel tiene el defecto de En cuanto a la extrañeza de la palabra, he aquí el final
de una podadera presidía la poda
ser una aserción dire~1a y, por tanto, impro- del texto al que este clamor no ha dejado de acompa-
pia de semejante malentendido; da prueba de las viñas. Como Dioniso-Baco, ñar, escoltar o preceder, o traicionar: «¿Dónde? Roma,
suficiente de que Hegel no ha vivido cual es raba escrechamenre relacionado según he leído, poseía - pero quizá me engaña mi me-
artista envuelto en el equívoco de la doble moria- un mimo fúnebre. ¿Su papel? Precediendo el
con el vino. Era considerado tam-
reflexión. Además, siendo ei mensaje de cortejo, estaba encargado de imitar los hechos más
Hege1un mensaje d,recto en la totalidad de bién como el dios de los infiernos. importantes que habían compuesto la vida del muerto
sus 17 volúmenes, s1 Hegel no encontró a Las saturnales correspondían, cuando él - el muerto- estaba vivo.
nadie que lo comprendiese, tanto peor para «¿Improvisar gestos, actitudes?
pues, al ritmo de las estaciones,
él. Otra cosa muy distinta seña el caso de •Las palabras. Vivida no sé cómo, la lengua francesa
Sócrates, por ejemplo, que, cual artista, ha- cuyo equivalente francés, sai.ron, disimula y revela una guerra que en tre sí mantienen
bía org~nizado todo el tenor de su mensaje deriva sin duda, como Saturno, de las palabras, hermanas enemigas, una arrancándose
de modo que fuera mal comprendido. En ,ata, los frutos de la tierra y de la de la otra o encaprichándose de ella. Si tradición y
cuanto réplica dramática en el instante de traición nacieron con un mismo movimiento original y
su muerte, esta declaración de Hegel debe siembra, de :erere, sembrar, o de divergente para vivir cada cual una vida singular, ¿me-
ser, más bien, considerada como un error, ,atus, hijo. La sementera es una es- diante qué, a lo largo de toda la lengua, se saben ellas
un descuido, por el que Hegel, in articulo vinculadas en su distorsión?,
tación, rerere tendría el mismo ori-
mortis, debería encontrarse en un camino
que no frecuentó en toda su vida. Si He- gen semántico que ,emen, ,eminare.
gel como pensador es único en su género, El ancestro griego podría llamarse
entonces nadie puede comparársele; y si, ufo (cribar), Durante las saturna-
no obstante, hubiera que compararlo con
alguien. esto al menos está claro: que no les el orden se invertÍa, la ley se
tiene nada en común con Sócrates,. En trasgredía: tiempo de desenfreno,
otro lugar: •¿Es probablemente también de licencia, de borrachera; revo-
este proceso que prosigue sin cesar el que
ha sido la causa de este malentendido de lución espasmódica en cuyo trans- Lo que ,e da, se brinda mediante traditio, aquí, gracias
que recaiga en un especulador diabólico curso, dice un anacrónico tratado al don de la lengua y del estilo, es a la vez un ejem-
la tarea de liberarse del hegelianismo? De de mitología, «las clases sociales pío y una esencia, un acontecimiento y una regla. Tra-
ningún modo; para esto soio es necesaria ditio es un ejemplo de la traditio de la lengua, da el
una sana inteligencia humana, sentido de estaban patas arriba», los amos se don y traiciona la traición. La lengua procede por tra-
lo cómico y un poco de ataraxía griega. volvían esclavos de :;us esclavos, a dición y traición. Así es como palabra es una palabra.
Fuera de la lógica y en parte también en los que entonces servían la mesa. «Ne peor vivida que cualquier otra lengua pero
ella, en esa iluminación ~quívoca que Hegel Al venir la. mala pasada de las es- esta lengua como las demás permite que las pala-
no ha evitado, Hegel, el hegelianismo, es bras se monten como animales en celo y lo que sale
una incursión en el ámbito de lo cómico. El raciones a desquiciar la historia del de nuestra boca es un desmadre de palabras que se
otrora Hegel no ha de¡ado ya de encontrar espíritu, las saturnales del Sa esta- aparean, inocenterne11te o no, y que le confieren al
presumiblemente asu maestro en eldifunto rían, por tanto, estrecha.mente re- discurso fr¡incés el aire saludable de una campiña fo-
Sócrates, que sin duda encontró motivos de restal donde todos los animales extraviados se dan
risa mientras Hegel permanecía impasible. lacionadas con u n desarreglo del por culo. Al escribir en una lengua así -o al hablarla-
Sí, Sócrates encontró ahí a un hombre con semmanum. no se dice nada. Tan solo se permite que pulule más,
el que merecía la pena hablar y sobre todo Jugar con el cuatro de las esta- en medio de una vegetación a su vez distraída, abi-
hacerle preguntas al modo socrático (lo garrada por sus mezclas de polen, por sus injertos a
que Sócrates tenia intención de hacer con ciones: este juego, el mal del Sa, lo su air:?, por sus retoños, sus esquejes, que pulule y
todos los muertos) para sabersi sabía algo abre con un descarte que ya no le que embarulle un aluvión de seres o, si se prefiere, de
o no sabía nada. Mucho tendría que haber asegura poder reapropiarse den- palabras equívocas como los animales de la Fábula.
cambiado Sór.rates para dejarse impresio- •Si alguien espera que, con semejante prolifera-
nar lo m~s mínimo cuando Hegel se ponía tro del círculo trinitario. Este mal ción -o luJuria- de monstruos, podrá cuidar un dis-
a declamar parágrafos y a prometer que al de estación no destruye n.i para.- curso coherente, se equivoca: como mucho, aparea
final todo se tornarla claro...• liza absolutamente el concepto in- rebaños larvarios e hipócritas, semejantes a las pro-
cesiones de las orugas procesionarias, que intercam-
finito. Si al menos se limitase a constituir su negativo, todavia lo biarán su esperma para parir una camada igual de
confirmaría d.ialécticamente. Pero más bien lo desquicia, lo entor- carnavalesca sin alcance real, sin importancia, proce-
pece, lo gripa inconcebiblemente. Lo grifa también con la escritura. dente del griego, del sajón, del lev<1ntino, del beduino,
del latín, del gaélico, de un chino extraviado, de tres
El étimo de Begrifflo ve venir. mongoles errabundos que hablan para no decir nada
pero .:on el fin, al aparearse, de poner de manifiesto
Desde el momento en que es agarrado por la escr itura, el concepto una oroia verba! cuyo sentido se pierde no en la no-
ch1= c/ios tiempos sino en el infinito de las mutacio-
está aviado. De este modo se desencadenan, quizá, las saturnales del nes tiernas o brutaie,.
Sa, la borrachera, la saciedad, la «embriaguez (Taume{) báquica», «¿Y e! mimo fúnebre?
}' lo ver&derc de ellas se capea, sin escatimar ningún «miembro» •¿Y el ieatro en el cementerio?
<Antes de enterrar al mue:to...•
(Glied); empero, un delirio (en el que ya no sería seguro que el
Sa se introduzca a sí mismo) anuncia esto en la obertura de la fe-
- nomenología del espíritu para despertarse al final, cuando pasa la
embriaguez de un momento, el tiempo de un lance (de sí mismo).

Porque podríamos sentirnos tentados a reducir el avíe del Sa a una


fase típica, esencial ciertamente, pero muy determinada, de la fe- Aquf, doy un salto, vayan Uds. mismos a ver lo que
nomenología. ¡Acaso no escande en ella toda la fenomenología de pasa con el muerto duran te la fiesta. Cuando «la fiesta
la religión? ¿En sus tres tiempos: religi6n natural, religión estética, termina», se vuelve a la palabra que, haciendo corno si
nada, se dejaba empalmar, cubrir de flores a lo largo de
religi6n revelada o absoluta? toda lo ceremunia fúnebre. Extraiia muerte. «Cuando
se es un listillo, se puede hacer como que no se está
Indicio externo: ahí pasamos por ejemplo de la religión de las Ba- perdido, se puede hacer corno que se cree que las pa-
labras no se mueven, que su sentido es fijo o que se
res, luego de la animalidad cruda (religión natural), a la «desbor- ha movido gracias a nosotros que, voluntariamente,
da.me embriaguez divina» (unbefes-tigste Taumel des Gottes) que fingimos creer, si se nos modifica un poco la aparien-
debe apaciguarse haciéndose objeto en la obra de arte viva de la cia, nos convert:mos en dioses. Ante ese rebaño en-
furecido, enjaulado en el diccionario, yo sé que no he
religi6n estética. Esta embriaguez habd hech o que se pase de la dicho nada y que nunca diré nada: y a las palabras les
6or al fruto y al vino, al fru to fermentado, momento báquico de importa un bledo.
la religi6n estética; todavfa-no pero sin que deje ya de ser el pan y 1-. -1
2.60
la sangre de la (es)cena cristiana. Este banquete fenomenológico «Para el gran alarde antes del enterramiento del cadá-
se instala en el centro del centro; en el medio de la religión estética ver, si quiere hacer revivir y remorir al muerto, el mimo
fúnebre deberá pues descubrir, y atreverse a decirlas,
que ocupa justamente una posición intermedia entre la religión
esas palabras dialectófagas que, ante el público, se
natural y la religión revelada (absoluta). Esto pasa al ponerse el jalarán la vida y la muerte del muerto•
501: «Este¡áthos es para sí la esen cia del sol naciente (Aufgangs),
pero una esencia que a partir de entonces se hapuerto en si misma late bajo la funda, retoza,
(in ;ich untergegangen) y tiene en ella su ocaso (Untergang) , la corta, cuartea, reforma, ausenta, encola, despega, se-
, conciencia de sf, y de este modo tiene ser-ahi y efectividad. - Ha
para, alega y delega, argumenta, tiende, (se) empalma.
recorrido aquí el movimiento de su actualización. Descendiendo
desde su esencialidad pura hacia una fuerza objetiva de la natura- Exhibe a medias el bocado -y el muerto- pero solo
leza y hacia sus manifestaciones, es un ser-ahí para el otro, es decir, disfruta de una fuerza mayor si retiene la turbulencia
para el sí mismo, el cual la consuma (wrzehrt wirrf). La silenciosa hinchada bajo el tejido.
' esencia de la naturaleza privada de ipseidad (re!bstlosen Natur) al-
Deseable si inasible, o cerca de serlo.
canza en el fruto (Frucht) el momento en que la naturaleza, pre-
pad.ndose para ser digerida, se ofrece (darbietet) a la vida (del sí)
misma (dem selbstischenLeben). En la utilidad de poder ser comida A cada instante aseo del bocado -y del muerto- , cu-
y bebida alcanza la naturaleza su perfección suprema; en este acto, rado, vendado, empalmado, verificado, momificado.
en efecto, es la posibilidad de una existenciasuperiorytocalos con-
Si no, sería demasiado fácil.
fines del ser-ahí espiritual; - en sus metamorfosis el espíritu de la
tierra (Erdgeist) ha prosperado en parte hasta la sustancia silen- gl queda -como resto- bajo la funda.
ciosamente potente (rti!lk.raftigen), en parte hasta la fei·mentación
espiritual (geistigen Giirung), aquí hasta el principio femenino de De todos los despedazamientos, de todas las reagluti-
la nutrición ( weib!ichen Prinzipe der Erndhruni), allí hasta el prin-
naciones sin las cuales la esquizia no podría siquiera
cipio masculino de la fuerza espontánea (sich treibenden Krafr) del
ser-ahí consciente de sí». producirse - gl sería, empalmaría el compadre trascen-
dental de skzz, lo originario-miente, como la galalita,
El goce, aquí, goza de la manifestación, del fenómeno, de la luz, de sintética, que cie1Ta abre la compuerta, corta el flujo en
la esencia luminosa (Lichtwesen) en cuanto que surge. Hay ahi un
el momento mismo en que, con una suave explosión,
«misterio», pero lo «místico» no depende de ninguna disimula-
ción (Yerborgenheit) ni de n ingún secreto Íntimo (Geheimnis) del fuerza la esclusa - de todas las heridas, mordeduras,
saber. Lo místico es la revelación, la manifestación de sí mismo que roturas, suturas, bordes e injertos proliferantes de los
se une a la esencia que se vuelve «consumible», «objeto de deseo». que gl sacó partido, no permitir que aparezca -escena
Es el momento del culto: «Lo que así, gracias al culto, se ha vuelto
infinita, el final de la operación- más que la superficie
manifiesto al espíritu consciente de sí en sí mismo es la esencia
,imple como el movimiento por el que pasa de su secreto nocturno engrasada, lisa, sin arrugas ni cicatrices, el tranquilo mar
(nachtlichen Verborgenheit) a la conciencia para ser su sustancia si- del encabezamiento. El título hace gala, (no) más signo
lenciosa y nutricia, mientras que, por otra parte, se pierde de nuevo de cansancio, de la integridad aplacada, gloriosa de una
en la noche subterránea, en el sf mismo, para demorarse sobre la
palabra entera, el cuerpo verbal de clamor. Interpuesta
cierra solamente con la silenciosa nostalgia maternal. - Pero el
impulso clamoroso (lautere Trieb) es la mulcinómica (vie!namige) antes de la marca diseminante, la vocal ya no se ve, no se
esencia luminosa del amanecer que, dejando de lado a su vez su ser pergeña. Canta o hace cantar al bocado -y al muerto-.
abstracto, se ha recogido, en primer lugar, en el ser- ahí objetivo He ahí donde (es preciso) poner el acento en caso
del fruto; después, entregándose a la conciencia de sí, alcanza en de que se desee entender algo de la escritura, descifrar
ella la verdadera efectividad - y ahora se agita como una horda de
o descircuncidar el texto que hacemos sonar.
muje1·es exaltadas (ah ein Haufen schwannender Weiber)-, el deli-
rio desencadenado (ungebiindigte) de la naturaleza en una figura Teniendo en cuenta el bocado y la baba sublingual, la
consciente de sí». cesura y la aglutinación, no hay ahí ningún signo, nin-
Semejante delirio tan solo manifiesta el espÍritu inmediato, el es- guna lengua, ningún nombre ni, sobre todo, ninguna
pÍricu de la naturaleza: el pan y el vino, Ceres y Baco. Los dioses su-
«palabra primitiva» en el sentido cratíleo; ni tampoco
periores, conscientes ele sf mismos, no han aparecido. A.hora bien, la
conciencia de sí supone e I tacrificio del espíritu. Lo que no deja ya de ningún privilegio trascendental de una pareja elemen-
anunciarse en la naturaleza, en el sacrificio del pan y del vino, no es tal en l:i. que debería detenerse, por fin, la regresión
todavía lo que este anuncia: «d misterio de la carne y de la sangre». analítica, ni siquiera, puesto que ningún ente ni sen-
Las estaciones, el griparse del
al consejero áulico Forster: tido está allí representado, un mimema
«Lagrimae Christi! concepto, la saturnal, el paso de la
Con esto podemos ver claramente que flor al fruto, del fruto al vino, del
las lágrimas quP. el Se~or ha derramado vino a la sangre, la fermentación
sobre los abusos católicos no han sido solo
de agua salada, sinu también de botellas espiritual que introduce un sexo
de fuego !íquido. en el otro: otros tantos términos y
Yahora su a,nabllidad y su oondad van otras tantas termas para fenóme- Resta que: el problema de la mímesis debe ser reela-
a ayudarme en la preparación del discurso borado aquí, más allá de la oposición de la naturaleza
que debo pertrechar. Debo en pnmer lugar nos de calentamiento o, más bien,
da~e las graci<1s por ello, y s1el recipiente de recalentamiento. Oposición de .y de la ley, de la motivación y de lo arbitrario, de to-
que debe de$!1lar este licor de fuego no lo crudo y de lo cocido, de lo frío y
lo ect•a a perder. m1s oyentes -suficiente- das las parejas ontológicas que, con el Crátilo, lo han
mente atormentados- le deberán el calor de lo caliente, paso de un opuesto
tornado ilegíble.
que desde mí irradiará hasta ellos, al otro, el espÍritu se reapropia al
22 recalentarse, se recupera en la na -
B. 30 Su Hegel, turaleza. En ella se había perdido,
6
enfriado, alienado; no se dice me- gl arranca el «cuerpo», el «sexo», la «voz» y la «escri-
,¿Le queda a Ud. todavía, quendo amigo.
una provisión suficientemente grande de tafóricamen re: aquí los tropos se
Lagrimae Christi para poder darme media producen por la fermentación es-
tura» a la lógica de la conciencia y de la representa-
docena más de botellas? Si así fuera, me piritual. El calentamiento significa ción que regía los debates. Sin dejar de ser un efecto
proporcionaría amablemente un placer
reconfortante. ¿Podña quizá darle sobre la vida en general, la vida org:6ica de bocado - y de muerto- entre otros, gl remarca tam-
la marcha algunas de ellas al portador de y la vida espiritual, la consumi-
bién dentro de sí - de ahí el efecto trascendental, siem-
estas letras? ción de la vida. La vida natural se
Mis mejores deseos para su esposa que pre, de la parte interesada- el corte anguloso de la
me es Igualmente querida. destruye para relevarse en la vida
espiritual. El calentamiento per- oposición, la esquizia diferencial y lo fluyente conti-
3
Su Hgl - 30.• mite la asimilación, la digestión, nuo de la pareja, la distinción y la unidad copulante
10
la nutrición, la interiorización, la (por ejemplo, de lo arbitrario y de la motivación). Es
idealización - el relevo. La .1.ufheb,mg es una fermentación (fer-
una, solamente una pero como parte interesada, de las
vere, fermentum) en la naturaleza y en la religión natural, un fervor
cuando la religión se interioriza o se espiritualiza. Volviendo a sí compuertas de-terminantes, abiertas cerradas a una
mismo en el calor, produciéndose como repetición de s( el espÍrim relectura del Crátilo.
se eleva, se releva y se mantiene en suspensión sublime por encima Sócrates finge tomar partido. Por ejemplo: «Al ver
de la fermentación natural como el gas o el efluvio. que la lengua (glotta) desliza (olisthánez) especialmente
Ya se trate de fermento o de fervor, la oposición tumultuosa de
en la 1(lámbda), designó con nombres hechos para esa
dos «principios» está siempre en marcha: lo femenino (noche y
silencio natural de la sustancia) y lo masculino (luz, lógo.r de la semejanza (aphomoión onómase) lo que es liso (tá te
conciencia de sí, devenir-sujeto de la sustancia). Esca oposición, lefa), la acción misma de deslizar (olisthánein), lo un-
lo mismo que la oposición en general, habrá sido a la vez la mani- h10so (liparon), lo pegajoso (kollodes) y demás cosas
festación de la diferencia (por consiguiente, de ese resto de tiempo
parecidas. Y como la lengua, en su deslizarse (olis-
en el que se espacia el vacío de la signilicación)y el proceso de su
borradura o de su reapropiacióo. Desde el momento en que la di- thanoúses tes glóttes), es detenida por el poder de lag
ferencia se determina, esta se determina como oposición; se mani- (antilambánetai etougámma dynamis), la utilizó para
fiesta, ciertamente, pero su manifestación es al mismo tiempo (es imitar (apemimésato) lo viscoso (glíschron), lo prin-
el tiempo de lo mismo como borradura del resto del tiempo en el goso (glyky) y lo peguntoso (gloiodes)».
si mismo [Selb.rt]) reducción de la diferencia, del resto, de la sepa-
ración. Es la tesis.
El enigma es, pues, del esfíngtor, de lo que habrá de-
jado pasar el esfigmo. Apretar (el texto) para que ello
segregue, reprimámoslo con un antiléptico (g), y el an-
El calentamiento religioso, la historia de la manifestación religiosa,
tagonismo líquido escurre el goce. No hay punto des-
la religión en la fenomenología del espíritu describe este esfuerzo
por asimilar el resto, cocer, comer, tragar, interiorizar el resto sin pués de gl, una coma como mucho, gl queda abierto,
restos. Después de la fermentación, los relieves de un banquete se destapado, listo para todas las concubinaciones, para
reapropian en la (es)Cena. todas las encoladuras. No es un elemento, gl desem-
boca hacia lo que se denomina el elemento (desem-
El concepto de la religión se colma, se determina oponiéndose a sí. bocadura en el mar, por ejemplo).
mismo, y después se reconcilia consigo mismo: en tres momentos No es una palabra - gl alza la lengua pero sin sus-
que cumplen el espíritu absoluto. En un primer momento el esp[- tento y la deja recaer siempre, no le pertenece-, me-
ricu absoluto encuentra su existencia efectiva en la religión, pero
nos todavía un nombre, apenas un pro(pio)nombre.
en una religión cuyo concepto permanece todavía vacío e indeter-
minado. En él la religión es inmediata y natural. El esptritu se ve .
fuera, se aprehende como su propio objeto en una figura natural e
inmediata. Es el momento de la religión natural (sol, planta, ani-
mal, obra del artesano). El espíritu se pierde y se reencuentra en
Pero puede ser el sujeto de la anunciación.
estos objetos externos, sensibles y naturales. El Último de los tres
( de los tres y no de los cuatro, ya que la religión de las planeas o
de las flores no constituye una estructura determinada, una ver-
dadera religión), el menos natural, la obra del artesano, asegura
la mediación hacia el momento siguiente: la religión estética. En
Las ciencias, todas ellas, deben registrar aquí la tirada
el prime1· momento, en la religión natural, el espíritu no ha vuelco
de nuevo a sí mismo, todavía no es él mismo (SeLbst). Al negar la de dado. Y la fuerza de lo aleatorio, como clinamen -la
exterioridad natural de la cosa sensible en la que se habla perdido, otra garganta, a la que algún doble pone trabas-.
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al consumirla y consumarla, al interiorizarla, al relevarla, se iden- Todo se entrena para hacer caso de la oportunidad.
tifica, se reencuentra, se reconoce a sí mismo como tal (Selb,t). El Esta nunca puede caer acertadamente ni enchancrar
segundo momento de la religión es, por tanto, el de la «figura de la
naturalidad relevada o del Selbst». Momento de la religión estética:
lo necesario más que en el momento inencontrable
el espíritu se contempla en el objeto que él mismo ha producido, en que el nombre propio quebrant a la lengua, se des-
en su obra. No solo tiene ya conciencia del objeto (sol, planta, ani- truye en ella con una explosión -dinamita- dejando
mal, etc.), sino también conciencia de sf mismo. Hemos pasado de allí una especie de agujero. De inmediato recubierto:
la naturaleza a.l arte, lo mismo que de la conciencia a la conciencia
una vegetación parásita y sin memoria.
de si, del objeto a la subjetividad. Esta Última oposición, al igual
que la unilateralidad de estas dos instancias, se releva en la religión
absoluta ( revelada o manifiesta). En este último relevo, el espÍriru
se revela en su figura verdadera, pero lo que aquí se releva y revela
(basta con pensar en lo que se sustrae a este movimiento de vela-
miento para ver anunciarse, en la tirada de dado anagramática, la
fermentación de la verdad) se mantiene todavía en la representación
figura!. «Si el espíritu alcanza ciertamente en ella [en la religión
r evelada] su figura verdadera (zu seiner wahren Ges tale), la.figura Bajo el efecto de lo oblíquido, la erección siempre está
misma y la re_presentaci6n (Vorstellung) constituyen todavía el lado
desahogándose para tumbar. Incluso para invertirse.
no superado (uniiberwundene Seite) a partir del cual el espÍriru debe
pasar dentro del concepto, para resolver en él completamence la gl protege contra la esquizia que gl produce.
forma de la objetividad, en él que encierra en sí mismo también su La anterección es también ese «contrapunto fe-
contrario». El Sano tiene figura, no es una figura, en tanto que la menino del racimo de Stilitano». El travestimiento,
religión absoluta es todavía figura ( verdadera) y representación.
lo mismo que la traición, no brinda el tema de este re-
De ahf el drcu.lo de este encadenamiento silogístico: la religión
natural, primer momento de la religión (conciencia inmediata y lato, proporciona su alcance a la operación «literaria».
~ certeza sensible), cuenta con tres momentos de los que el primero El contrapunto femenino del racimo se elabora al
(el primer momento del primer momento) es también, como el Sa, mismo tiempo que se abisma y se estropea el fetiche
en el otro extremo, ausencia de figura, momen to irrepresentable.
La figura se sustrae al origen y al final de la religión, antes y des-
literario, el «entretenimiento literario» al que no se
pués de la religión: el devenir de la misma describe literalmente una reduce «este diario que estoy escribiendo».
consumición de la figura, entre dos soles. Otros nuevos celos del Justo antes de la secuencia del travestim.iento y tras
dios hegeliano que comienza y termina por hacer desaparecer -en una puesta en cadena o en silla de «grupa» (la de Sti- ·
el fuego- su propia representación figura!. Estos celos, este zelos
litano) con los cortes, golpes, golillas, piojos y otros
no se reduce a la pasión del Diqs judío que no se muestra nunca.
AquÍ Dios no se muestra ni al principio ni al final de los tiempos, anteriatemas ahora familiares, nos enteramos de que
pero lo hace para mostrarse todo el tiempo a través de sus figuras han detenido al Pepe.
y en medio de una luz absoluta. Es verdad que se muestra mejor «- ¿Cuánto le va a caer?
no mostrándose, pues las figuras determinadas lo disimulan pre-
«- Perpetua.
cisamente en la de terminación de las mismas. Entre el dios jud.Ío
y el dios hegeliano el problema del resto se juega en una suerte de «No hicimos ningún comentario.
exceso de celo. Los celos están entre ellos. «Este diario no es solo un entretenimiento literario».
En el primer momento de la religión natural, el dela esencia-lu- El piojo destaca en la golilla de Stilitano que reco-
minosa (Lichtwesen), el espÍriru no es en primer lugar sino su pro- noce como su «territorio», su «espacio». La golilla se
pio concepto. Pero este concepto per manece en la indeterminación
recorta en toda una panoplia de variaciones semánti-
abstracta, todavía no se ha desplegado, manifestado, producido. Se
reserva todavía en «la noche de su esencia (die Nacht seines Wesens)». cas y fonnales. La turbulencia de esas asociaciones re-
En la primera escisión que desvela el secreto ( Geheimnis) del espÍriru, clama la golilla falsa, que no viene. Es para plegarse a
este se relaciona consigo mis~o según una «relación simple», sin la fuerza flexible pero tenaz de la escritura, a su simu-
mediación ni determinación. El ser «colmado» (erfüllte) por este
lacro sin fin, y resurgir como falsas pestañas en la otra
concepto del espíritu es indeterminado; aparece, se aparece corno
tal: luz pura, simple determinabilidad, medio puro, transparencia página. Y pegarse a los dedos, a las falanges más bien.
etérea de la manifestación en la que solo aparece el aparecer, la luz Falsas pestañas de una de esas mariconas que se
pura del sol. Esta primera .figura de la religión natural figura la au- llamaba Pedro. Es el momento en que la observación
sencia de figura, un sol puramente visible, por tanto invisible, que
«Este diario que estoy escribiendo no es solo... » tran-
deja ver sin mostrarse o que se muestra sin mostrar nada, consu-
miendo todo en su fenómeno: die Gestalt der Gestaltlosigk.eit. Esta sita hacia el salto de un joven simio sobre la espalda
figura es «la pura esencia luminosa que contiene y colma todo», es de una maricona. «Sus pestañas se quedaron pegadas
la del amanecer o del oriente (Lichtwesen des .Aufgangs). Como en a mis falanges, eran falsas. Acababa de enterarme de ·
él nada se muestra todavía, el oriente pasa aquí inmediatamente a
la existencia de las triquiñuelas».
su puro ser-otro, la tiniebla o 1a occidentalidad absoluta. Analizada
como subjetividad abstracta, esta figura sin figura, primer momento
de la religión natural en la Fenomenología del espíritu, corresponde Una última estación en la procesión hacia el gran pa-
al tercer momento de la religión natural en las Lecciones sobre la rántesis.
filosof{a de la religión ( «Históricamente el culto a la luz es el punto
de vista de la religión de los Parsis (fundada por Zoroastro). Tiene
su existencia en esta religión. No adoran la hiz en forma de sol; su El contrapunto femenino del racimo de Stilitano no
adoración no es, en sentido estricto, un culto a la naturaleza; sino está en su sitio, pinchado en el texto, sino tras lacas-
que la luz significa directamente el Bien»). tración descrita de otra columna, la monumentaliza-
Pura y sin figura, esta luz lo quema todo. Se quema en la quema
ción también de la herida cubierta de flores.
total que ella es, no deja, de sí misma ni de nada, ninguna huella,
ninguna marca, ninguna señal de su paso. Pura consumición, pura
efusión de luz sin sombra, mediodía sin contrario, sin resistencia, Es el clamor de un meadero.
sin obstáculo, olas, aguaceros, oleadas, todos ellos ínBamados de luz:
«Los movimientos de su propia exteriorización, sus creaciones en
Tras la destrucción del edículo, la procesión obse-
el elemento sin obstáculo, son efusiones de luz (Lichtgüsre); son,
en su simplicidad, al mismo tiempo (zugleich) su devenir- para-sí cuente se pone en marcha, como la de los prisione-
y el retorno de su ser -ahí, torrentes de fuego que destruyen la figu- ros tras la castración de la Guayana. En el borde de la
raci6n». En raz6n misma de esta indiferencia - o más bien de esta cicatriz todavía humeante, las maricas vienen a de-
ausencia de oposición-, el contenido puro de este ser es sin esencia.
positar sus flores. La sepultura se erige una vez más
La quema total es <<un juego sin esencia, puro accesorio de la sus-
tancia que se levanta sin acostarse nunca (ein werenloses Beiherspie- gracias a los cuidados de una delegación, de un des-
len an dieser Substanz die m,r aufgeht, ohne in sich niederzugehen) tacamento de travestís.
sin convertirse en sujeto y sin estabilizar sus diferencias por medio Un blanco, como siempre, entre dos anterecciones,
del sí mismo (Selbst)» . un margen interior entre dos columnas suplementa-
Un juego puro sin esencia, un juego que juega sin l.!mire, aunque
rias que parecen despegadas la una de la otra:
no deja ya de estar destinado a trabajar al servicio de la esencia y
del sentido. Pero en cuanto tal, suponiendo que se pueda decir «en «Stilitano reculó lentamente, protegido por su mi .
cuanto tal» de algo que no es algo, dicho juego no trabaja todavía,
todavía no riene horizonte ontoteoteleológico: fuego artista sin ser. siempre podemos buscar el sujeto.
La palabra misma (Beiherpielen) juega el papel de ejemplo (Bei- Nada se empalma nunca, al parecer, si no
spie{) al lado de la esencia. Aqui el ejemplo puro juega de tal modo es un muñón. Una muñeca cortada que vuelve
a crecer más fuerte.
al lado de la esencia, se manriene de tal modo separado de la esencia Pompos fúnebres: «Llevaba las manos en los
que no tiene esencia: ejemplo puro, sin esencia, sin ley. Sin ejemplo bolsillos. Era pesado y, sin embargo, ligero pues
por canto, como Dios del que Hegel dice que no se puede convertir cada uno de sus ángulos permanecía impre-
ciso. Se parecía a un sauce en movimiento del
en un ejemplo, pero porque dicho Dios se confunde con la esencia cual cada muñón se aligera y se atenúa con un
pura, tambi~n ella sin ejemplo. La quema total - que solo tiene lu- copete de ramas Jóvenes. Tenía un revólver,.
gar una vez y se repite, sin embargo, al infinito- se separa ca.neo «Una actitud de Erik: su pulgar pasado por
uno de los espacios entre cada botón de la bra-
de toda generalidad esencial que se asemeja a la pura diferencia de gueta. Semejante a Napoléon que enganchaba
un accidente absoluto. Juego y pura diferencia: este es el secreto de su pulgar en el chaleco. Un enfermo que temía
una quema total imperceptible, el torrente de fuego que se inflama la afluencia de la sangre a su mano vendada•.
Milagro de la rosa: •Otra de las bellezas de
ti mismo. Al arrastrarse a si misma, la diferencia pura es diferente Harcamone: su mano envuelta de blanco[...].
de si misma, por canto i_ndiferente. E] juego puro de 1a diferencia Una nada lo hería. ¡Quizá no tuviese nada en
no es nada, ni siquiera se relaciona con su propio incendio. La luz se absoluto y simulaba sus heridas1 Alrededor de
su mano se enrollaban metros y metros de gasa
entenebrece anees incluso de converti[se en sujeto. Para convertirse blanca.{...] Esas telas blancas lo tornaban cruel,
en sujeto es preciso, en efecto, que el so] se ponga. La subjetividad a él. el más dulce de los ángeles. [...) En la mu-
se produce siempre en un movimiento de occidencalizaci6n. A.hora. ñeca derecha, como muchos de los tíos duros,
llevaba también un ancho brazalete de cuero
bien, aquí el sol no se pone -o bien se pone inmediatamente- , no [...] ·muñequera" pero se había convertido en
conoce ocaso, trayecto que lo retorne a sí, estación, estación en el un adorno: un símtJolo de virilidad. Se ataba con
sentido de ciclo; solamente conoce una pura estación, en el sentido de una correa de cuero. en la sangría,.
Esas telas blancas que vend.an y empalman
la efusión semin.al sin retorno. Esta diferencia sin sujeto, este juego al ángel se parecen a aquellas-con las que se ·
sin trabajo, este ejemplo sin esencia, desprovisto del sí. mismo (Selbst), faja a los bebés tras la circuncisión. Es decir,
es también una suerte de signiJica.nce sin significa.do, el despilfarro todo el tiempo. Gasa pañal y bandas de gasa.
«El octavo día vinieron para circuncidar al niño y
de un adorno sin cuerpo propio, la ausencia total de propiedad, de lo llamaban Zacarías con el nombre de su padre.
verdad, de sentido, un despliegue apenas manifiesto de formas que 5u madre respondió: ¡No! se llamará Juan. Le
se destruyen inmediatamente. Es un Uno a. la vez infinitamente dijeron: ¡Ninguno de tus parientes se ha llamado
con ese nombre! Le preguntaban con signos al ~·"'! .

múltiple y absolutamente diferente, diferente de sí, un Uno sin sí, padre cómo quería que lo llamasen. Pidió una
el otro sin sí que no quiere decir nada, cuyo lenguaje es absoluta- tab!llla y escrlbi_ó: Su nombre es Juan. Todos
mente vacío, com~ un acontecimiento que queda. siempre por venir. se quedaron sorprendidos. Pero enseguida su
boca se abrió, su lengua se soltó...». Relato de
«Sus determinaciones [las de esre puro ser o de este juego sin Lucas al nacer Juan el Bautista.
esencia) son solo atributos que no logran alcanzar la independencia
(Selbstandigluit) sino que se quedan (bleiben) solo en nombres de Lo que aquí es preciso: inducirse las manos
p(r)ensando la columna. La columna está he-
lo Uno con múltiples nombres [nombres vacíos, por tanto: todavia rida, de no ser así, no sería una columna. Está
no hay sentido, riempo, círculo]. Este Uno está revestido de fuerzas truncada, marcada, cubierta de cicatrices y de
Imulciformes del ser- ahí y de figuras de la efectividad como de un leyendas. El Stilita lleva un «vendaje enorme»,
Iornamento sin sí (afr mit einem selb.rtlosen Schmuck.e); estas son solo con el brazo en cabestrillo pero «yo sabía que
le faltaba la mano».
mensajeras de su potencia desprovistas de voluntad propia, visiones Las cicatrices son tatuajes, palabras y dibu-
de su majestad, voces que canean su alabanza>>. jos incrustados en cada columna, entalladuras
que mezclan lo negro de la tinta y el rojo de la
sangre para transferir el contrato a la piel y tra-
tar el texto. La ceremonia de gl obedece pues,
en su forma, al •Orden de los Tatuajes» cuya
Institución se cuenta en el Milagro de la rasa.
Los tatuajes también tienen el relieve de
¡Cómo pueden aparecer el sí ye! para sÍ? ¡Cómo encentaría su curso pedrerías brillantes y cortantes, como las que
y su ocaso el sol de la quema toral? los Dayaks de Borneo, creo, hundían. tras una
incisión, en la superficie del pene para acrecen-
tar, decían, el goce de la mujer.

En otra parte, gl hunde el tatuaje con un atema


No se ve, a primera visea, que la situación pueda cambiar ni por qué silencioso, valioso, brillante. «"¡Hasta nunca,
el vacío del concepto debiera llenarse. desflorado!". No quiere decir que supone que
tiene una eglantina tatuada en el muslo, ni en
¡ Cómo puede quedar algo de esra consumición y consumación la espalda una flor de lis grabada con hierro
sin límite que inicie el proceso dialécrico y abra la historia? Y a la candente sino que dice que le desea al niño
inversa: si el proceso comienza, ¡cómo reduciría este esa consu- que sea penetrado».
mición diferencial pura, esa destrucción pura que solo puede pro-
ceder del fuego? ¡Cómo produciría el gasto solar un resto - algo
Nuestra-Señora-de-las-Flores habrá prescrito
que permanece o que se excede? ¡Cómo lo puro de lo puro, lo peor así la forma de clamor: «l a gran ocupación noc-
de lo peor, el incendio pánico de la quema total promovería algún turna, la que está hecha a medida para encantar
monumento, aunque fuera crematorio? ¡Cómo iba a promover al- la noche, es la fabricación de los tatuajes. Miles
y miles de golpecitos con una aguja fina per-
guna forma estable, geométrica, sólida, por ejemplo, unapyrami.r cuten la piel hasta hacer sangre, y las figuras
que guarde huella de la muerte? más extravagantes para vosotros se extienden
Pyramí.r es también un pastel de miel y de harina. Se ofrecía en por los lugares más Inesperados. Cuando el ra-
bino desenrolla lentamente la Torá, un misterio
recompensa por una noche en vela a quien permanecía así des- sobrecoge con escalofríos toda la epidermis,
pierto. Era también un pastel en forma de cono que se presentaba lo mismo ocurre cuando vemos desnudarse a
a los muertos. Los griegos dieron ese nombre a los monumentos un presidiario. Todo el azul, gesticulando sobre
una piel blanca, reviste con un prestigio oscuro,
egipcios a causa de la palabrap)r, según algunos, porque las llamas aunque poderoso, al niño al que cubre. de la
terminan en punta, o a causa de ese pastel de harina (trigo comi'm misma manera que una columna indiferente y
o candeal,pyrÓ.r) en forma de cono. pura se torna sagrada bajo las entalladuras de
los jeroglíficos. Como un poste tótem. A veces,
¿Cómo puede la quema total, si destruye hasta su letra y su cuerpo, sus párpados están marcados, las axilas, la ca-
guardar huella de sí. misma y encentar una historia en la que se vidad de la ingle, las nalgas, el pene e incluso
conserva perdiéndose? la planta de los pies. Los signos eran bárbaros.
llenos de sentido como los signos más bárbaros:
Aquí se experimenta la fuerza implacable del sentido, de la me- pensamientos, arcos, corazones atravesados,
diación, del laborioso negativo. Para ser lo que es, pureza del juego, goteando sangre, rostros superpuestos, estre-
de la diferencia, de la consumición, la quema total debe pasar a su llas, lunas crecientes, rayas, flechas, golondri-
nas, serpientes, barcos, puñales triangulares
contrario: conservarse, conservar su movimiento de pérdida, apare- e Inscripciones, lemas, advertencias, toda una
cer como lo que es en su desaparición misma. En cuanto aparece, en literatura profética y terrible•.
cuanto el fuego se muestra, la quema total resta, se retiene, se pierde ~11Argelia, en medio de una mezquita que los
como fuego . La pura diferencia, diferente de sí, cesa de ser lo que colonos habrían transformado en sinagoga, una
vei salida en derredor tras e! telón, se pasea la
es para restar, seguir siendo, lo que es. Es el origen de la historia, el Torá en los brazos de un hombre o de un niño,
comienzo del ocaso, la puesta del sol, el paso a la subjetividad occi- los fieles la besan y toquetean a su paso. {Estos,
dental. El fuego se torna para-sí, y sanseacabó; cuanto mejor, peor. como se sabe, están envueltos en un velo. Algu•
nos lo llevan complPtamente enrollado, como
una cuerda, un chal o una corbata desanudada,
en torno al cuello. Otros, más ampliamente
Entonces, en lugar de quemarlo todo, empezamos a amar las flores. desplegado sobre los hombros y el pecho,
an-astrando hasta el suelo. Otros -y todos en
La religión de las flores sigue a la religión del sol. determinados momentos- sobre la cabeza. El
velo es algunas veces a rayas azules y blancas,
otras veces negras y blancas. En ocasiones, casi
nunca, como por suerte o elección, es comple•
La erección de la pirámide guarda la vida - el muerto- para dar lugar tamente blanco. Se envuelve al muerto en su
al para-sí de la adoración. T iene la significación de un sacrificio, de talit-es el nombre del velo- tras haber lavado
una ofrenda por la que la quema total se anula, abre el anillo, lo ciñe el cuerpo y tapado todos los orificios).
en el aniversario de la r evolución solar sacrificándose como quema La Tora lleva vestido y corona. Sus dos rollos
total y, por canto, conservándose. El sacrificio, la ofrenda o el regalo se apartan después como dos piernas, se la le-
no destruyen la quema total que se destruye en ellos, la hacen ac- vanta con los brazos en alto y el cetro del rabino
sigue de forma aproximada al texto levantado.
ceder al para-sí, la monumentalizan. La puesta en Órbita histórica Las banda s que lo rodeaban primero habían
del instante de consumición le da la oportunidad del movimierrto sido deshechas y, en generai, confiadas a un
an.iversario de oriente en occidente. Oportunidad de la sustancia, niño. Este, que no entendía nada de esos sig-
nos 1lenos de sentido, debfa subir a una galería
de la ;escancia determinada en subsistencia. Últimas palabras de La
esencia luminosa: «Pero esta vida vacilante [titubeante, tumultuosa,
aonde estaban las mujeres, sobre todo viejas. y J
entregarles las bandas arrugadas. Las viejas las
taumelnde] debe ~mu.rs; ¡por qué debe?] determinarse en ser- para- sí emollaban como bandas de gasa para lactantes
y el niño las volvía a llevar a la febá.
y dar una consistencia (Bestehen) a sus figuras evanescentes. El ser
inmediato en el que esta vida se opone a su conciencia es, a su vez, Mientras el cuerpo de la Torá yacía en una me-
la potencia negati'Va que resuelve [disuelve, auflo'st] sus propias di- sita, los hombres se afanaban, se alternaban
ferencias. Por tanto, este ser es en verdad el sí mismo (Selbst); y el cerca de ella según el rito, para un tránsito,
ayudados por el rabino. Desaparecían de pie
espíritu llega, pues, a saberse en la forma del sí mismo. La luz pura en esos movimientos de velos y de filacterias
disemina ( wirft auseinander) su simplicidad como una infinidad de (los tefiiín, esos pequeños cubos de piel o de
formas separadas y se entrega en holocausto al para-sí, de suerte pergamino contienen fragmentos de textos sa-
grados, están fijados en la frente y en la mano
que lo singular tome de su sustancia su subsistencia». con unas cintas, unas correas, más bien, de
La diferencia y el juego de la luz pura, la diseminación pánica cuero negro que se atan muy fuerte, como un
y pirómana, la quema total se ofrece en holocausto al para-sí, gibt garrote, alrededor de la cabeza, del brazo y del
dedo corazón que pierde así toda su libertad de
sich dem Fürsichsein zum Opfer. Se sacrifica, pero lo hace para per - movimiento). Como cada uno de los gestos con•
manecer, par a asegurar su conservación, para vincularse consigo sagrados por el rito, el tránsito - la lectura más o
misma, estrictamente, para convertirse ella misma en para-sí, cabe menos laboriosa de un trozo de texto- primero
era subastado (una de esas opernciones onero- ?1
sí. Para sacrificarse se quema. La quemadura se quema entonces y sas, la más teatral en mi opinión. consistía, como
se apaga, el fuego se mitiga, el sol comienza a declinar, a recorrer he dicho, en elevar las dos columnas separadas,
el trayecto que lo conducirá a la interioridad occidental (se sabe, llevarlas con los brazos en alto para presentar,
de lejos, el texto a la multitud de fieles. como si
por lo demás, que lo occidental lleva el sol en su corazón). Este sa- pudiesen leer, aprender, incluso comprar desde . 1

crificio pertenece, como su negativo, a la lógica de La quema total, tan lejos un libro -el primero- espeso. denso.
se podría decir al doble registro de su cálculo contable. Si quieres difícil, pesado sin acento. El hombre debía ser
quemarlo todo, hay que consumir también el incendio, evicar con- sólido y rico o bien dejar que lo sostuviesen sus
hijos. Si, por casualidad, en el transcurso del
servarlo vivo como una presencia preciosa. Hay, pues, que apa- movimiento, su velo se escurría por su espalda.
garlo, conservarlo para perderlo ( verdaderamente) o perderlo para al tener las manos ocupadas, no podía subirlo.
conservarlo ( verdaderamente). Ambos procesos son inseparables, Uno de sus hijos, de aquellos mismos que le
habían costeado ese honor, lo hacía en su lugar,
podemos leerlos en cualquier sentido, de derecha a izquierda o de con devoción). Después, había que enrollar el
izquierda a derecha, el relevo de uno debe hacer caso del otro. In- texto sagrado y envolverlo de nuevo. El canto
versi6n pánica, sin límite: la palabra holocausto que viene a tradu- no se interrumpía nunca.
Los niños que han observado la pompa de
cir Opfer es más apropiada para el texto que la palabra del propio esta celebración, todavía más los que pudie-
Hegel. En ese sacrificio, todo (hólo.r) es quemado (caustó.r), y solo ron echar ahí una mano, quizá sueñen con ella
mucho tiempo después para acoplar ahí todas
avivado podrá apagarse el fuego.
las piezas de su vida.
¿Qué hago aquí? Pongamos que trabajo so-
bre el origen de la literatura imitándola. Entre
ambas. Leamos, por ejemplo, a Jean Paul, La
Estamos aquí en ese punto crÍtico del aniversario en el que podemos
vida de Fibel, el ,Pri mer tomo, que contiene
mirar a ambos lados de la revoluci6n, hacia oriente y hacia occidente. los fata del susodicho Fibel dentro del vientre
de su madre•.
«¡Maravíllense todos Uds., literatos de nues-
tro tiempo!
¿Qué se empeña aqw? ¿Cuál es la puesta de esta columna? «Había todavía treinta y nueve volúmenes
que se referían a la parte de su vida posterior
a su nacimiento [. . .] Adquirí fácilmente del ju-
dío, al precio normal, el permiso de quitar, de
De lo que ciertamente se trata es de la prenda, del lenguaje del em- arrancar de las obras todo lo que había impreso,
peño, de la puesta. ¿Qué se pone en juego en este holocausto del a condición de dejar las cubiertas. Así, pude ga-
rantizar, con juramentos de j udío y documentos.
juego mismo?
algunos capítulos de la siguiente biografía, ex-
traídos de las hojas arrancadas y que haré pre-
ceder de la mención: Capítulo de Judas. Pues
Quizás esto: el don, el sacrificio, la puesta en juego o en fuego de todo, nuestro anabaptista judeo-cristiano se llamaba
Judas: había cambiado su antiguo nombre judío
el holocausto, son ontología en potencia. La portan y desbordan , de Judas, que había llevado el traidor lscariote,
pero no pueden no dar lugar a su nacimiento. Sin el holocausto el por el nombre cristiano de Jude (es el mismo
movimiento dialéctico y la historia del ser no podrfan abrirse, em- nombre en alemán], apóstol que figura, como
todos sabemos, en el Nuevo Testamento con
peñarse en el anillo de su aniversario, anularse al producir el curso su breve epístola como San Judas. Esa aso-
solar de Oriente en Occidente. Antes, aunque se pudiera contar aqw nancia de nombres, esa fraternidad de leche,
con el tiempo, antes de toda cosa, anres de todo ente determina- sin embargo, bien había podido contribuir, más
de lo que se piensa, a tornar a nuestro honesto
ble, hay, había, habrá habido el acontecimiento irruptivo del don. Jude continuamente alterado por el agua del
Acontecimiento que no tiene ninguna r elación con lo que se designa bautismo. Pues. nada más salir de los fondos
corrientemente con esta palabra. Por tanto ya no se puede pensar bautismales, apenas seco, se perdía de nuevo
en esa iglesia común a ambos Judas y buscaba
la donaci6n a partir del ser, sino «lo contrario»; pero eso se podría hacer comunidad de bienes con el Antiguo y
decir si esta inversión lógica fuese aquí pertinente en el momento el Nuevo Testamento asociándolos en uno et
en que todavía no se trata de l6gica sino del origen de la lógica. En compagnie [en francés en el texto]. Y así no se
cansaba nunca de convertirse•. Quizá lo que
Tiem;oy .rer, el don del ugibtse da a pensar antes del Sein enel e.rgibt con vosotros hago
Sein y desplaza todo lo que se determina con el nombre de Ereignis,
palabra traducida a menudo por acontecimiento. embro cortado y tenso, puesto simplemente delante de él.
¿Cómo es posible ahora el acontecimiento de. un aniversario? ¿Qué La ausencia de la mano era tan real y eficaz como un
es lo que se da en un aniversario? atributo de realeza, como la mano de justicia.
«Las que una de ellas llama las Carolinas fueron en
procesión al emplazamiento de un urinario público
Quizás esto: el proceso del don (antes del intercambio), proceso destruido. Los rebeldes, durante los motines de 1933,
que no es un proceso sino un holocausto, un holocausto del holo- arrancaron una de las tazas más sucias pero de las
causto, empe11a la historia del ser pero no le pertenece. El don no es,
más caras. Estaba cerca del puerto y del cuartel, y era
el holocausto no et, al menos si Los hay. Pero en cuanto (que) quema
(el incendio no es un ente) debe, quemándose as{ mismo, quemar la orina caliente de miles de soldados la que había co-
su operación de quemar y comenzar a. ser. Esta reA.exión, este re- rroído su chapa. Cuando se constató su muerte defini-
B.ejo del holocausto empeña la historia, la dialéctica del sentido, la tiva, con chales, mantillas, vestidos de seda, chaquetas
ontología, lo especulativo. Lo especulativo es el reflejo (spec-ulum)
entalladas, las Carolinas - no todas sino elegidas para
del holocausto del holocausto, el incendio reflejado y enfriado por
el glacial cristal del espejo. La dialéctica de la religión, la historia una delegación solemne- fueron al emplazamiento
de la filosofia (etc.), se produce como el efecto-reflejo de un golpe para depositar un ramo de rosas rojas atado con un
de don como holocausto. velo de crespón.[...] Una vez en el puerto, giraron a la
Pero aunque el abrasamiento no es todavía la filosofla (y el resto),
derecha, hacia el cuartel, y en la chapa oxidada y apes-
no puede, siu embargo, no dar lugar a la filosofia, a la especulación
dialéctica, al anillo del intercambio, a la carrera declinante, a la re- tosa del meadero demolido en el montón de chatarras
volución circulante. Hay ahí un fatum del don y esta necesidad se muertas depositaron las flores.
decía en el «debe» (mufl) que nos la indicaba má.s arriba: el Tau- «Yo no fo rmaba parte del cortejo... ».
rne!n, el vércigo, el delirio debe determinarse como para-si y adqui-
Esas rosas depositadas por los travestís al borde
rir consistencia. Desde el momento en que esta constricción, esca
estricción del «debe» viene a exprimir la energía loca de un don, de un agujero y en el emplazamiento vestigial de una
lo qu e provoca es forzosamente un contra- don, un intercambio, columna en la que se anterigían
«Cuando llegué a la Central
en el espacio de la deuda. Yo re doy - don puro, sin intercambio, otras flores-co lumnas, he]as ahí de Fontevrault. Harcamone
sin retortlo- pero, lo quiera yo o no, el don se guarda y, a.parcir de
tras plan ta das, cosidas de nuevo tenía puestos los grille-
entonces, tÚ ciebes. Para que el don se guarde, rú debes. Al menos
debes recibirlo, no dejar ya de saberlo, reconocerlo. El intercam- en el lugar mismo -basta tornar tes desde hacía diez días.
Se estaba muriendo y esa
bio ha comenzado aunque el contra- don solo dé el recibir del don. la página- donde el antónimo se
muerte era más bella que
Yo te doy sin esperar nada a cambio, pero esca misma renuncia, en traviste. su vida. La agonía de algu-
cuanto aparece, consriruye el ligamen ro más potente y más interior.
Tras ext raer, se cita una se- nos monumentos es toda-
Esre vínculo del para- sí y de la deuda, esta contractura del sentido,
no deja ya de ser la astucia de la razón dialéctica en acción como lo gunda vez, se vuelve a coser sin vía más significativa que su
periodo de gloria. Resplan-
negativo en el holocausto. El don sólo puede ser un sacrificio: esce embargo - ese contrapunto que
óecen antes de apagarse•.
es el axioma de la razón especulativa. Aunque surja «antes» de la cuelga- , y todo eso, una vez visto
filosofia y de la religión, el don tiene como destinación o decermi-
del derecho el oficio de tejedor, se recorta más o me-
nación, como Be.rtimmung, un retorno a sí en la filosofia, verdad de
la religión. Siempre sin dejarJ'ª de iniciar el intercambio, de enca- nos, se vuelve a poner en su sitio y el texto se toma su
denar, de construir sus monumentos, de calcular, en dos registros, tiempo para empalmarse. Largo parántesis.
los gastos y los ingresos, el debe, el débito, las salidas, las entradas, La flor está implantada. Cuestión de estilo y de gusto.
el montante y el resto. «-¿Te gustaría que me vistiese de mujer?, susurré.
El don, la donación del don, el regalo puro no se deja, por tanto,
pensar a través de la dialéctica a la que, sin embargo, da lugar. La
«¿Sostenido por su hombro poderoso, me habría
donación del don se entiende aquí antes del para-sí, antes de roda atrevido a hacer la calle, desde la del Carmen a la del
subjetividad y de toda objetividad. Pero cuando alguien da algo a Mediodía, vestido con un refajo de lentejuelas? Salvo
alguien, no dejamos ya de estar desde hace tiempo en la dialéctica a los marineros extranjeros, a nadie le hubiera sor-
calculadora y la idealización especulativa. Yo me doy, yo me regalo.
prendido, pero ni Stilitano ni yo hubiéramos sabido
¡A quién?
Si se puede hablar del don en la lengua de la fi.losofla o de la filo- elegir el vestido o el peinado pues hace falta gusto.
sofla de la religión, se debe decir que el holocausto, el regalo puro, el Eso fue quizá lo que nos retuvo. Todavía me acordaba
pastel de miel o de fuego se retienen al darse, no hacen sino inter- de los suspiros de Pedro, con el que me lié, cuando
cambiarse segiín el anillo. Don para sí. El prototipo del regalo es,
iba a vestirse.
pues, el anillo, la sortija o el collar, la cadena. El anillo, la cadena
del aniversario anular no es un regalo entre otros, ofrece el regalo «- Cuando veo colgados·los oropeles ¡siento una
mismo, el regalo mismo del sí (Selbst) para sí, el presente para si. morriña! Tengo la impresión de entrar en una sacristía
El regalo nombra lo que se torna presente. y prepararme para oficiar un entierro. Huele a cleri-
Cadeau, regalo en francés, quiere decir cadena. La palabra de-
galla. El incienso. La orina. ¡Qué pestuza! ¡Me pre-
signa, segiín Littré, los «trazos a pluma con los que los maestros
de escritura adornaban sus ejemplos», o también «grandes letras gunt o cómo logro entrar en esas especies de tripas!
colocadas en el encabezado de las actas o de los capftulos en los ma- «-¿Necesitaré unas como estas? Quizá tenga in-
nuscritos de escritura cursiva». O también «antiguamente, fiesta cluso que coserlas y cortarlas con ayuda de mi hom-
que se daba principal.mente a mujeres, diversión». La etimología,
bre. Y llevar un «nudo» o varios en el pelo.
siempre según Lirtré, remitiría a «Catellur, cadenita, de catena, a
causa de la forma encadenada de los trazos a pluma. Gilles Ménage «Con horror me veía emperifollado con enormes
nos enseña que faire des cadeaux, hacer regalos, se dice para hacer moñas no de lazos sino de vísceras obscenas.
cosas especiosas, pero inútiles, comparadas metafóricamente con «- Será un nudo chafado, me seguía diciendo una
esos rrazos de la mano de los maestros de escritura. De ahí se pasa
burlona voz interior. El nudo chafado de un viejo. ¡Un
sin dificultad a cadeau en el sentido de diversión, de fiesta, y final-
mente, de presente». Yo me hago presente. ¿Con vistas a quién? nudo chafado o chalado! ¿Y en qué pelo? ¿El de una
Lo inútil, lo especioso, lo fr/volo no escapan a la concatenación peluca artificial o el mío sucio y ensortijado?
contractual; introducen, por el contrario, en ella, ponen en ella in- «Yo sabía que, en lo que se refiere a mi atuendo o
mediatamente el debe. Hacerse regalo.
mondongo, llevaría uno muy sobrio, con modestia,
Dar quiere-decir dar un anillo y dar un anillo quiere-decir guar-
dar: guarda el presente. (Yo) (re) doy, luego (yo te) doy un anillo, cuando la única manera de salir bien parado hubiese
luego (yo) (te) guardo. Pierdo, luego gano. Es preciso poner los sido la extravagancia más loca. Sin embargo, acarj-
pronombres personales entre paréntesis. Repensar este movimiento ciaba el sueño de coser en él una
antes de la constitución del Selb,t. El movimiento anular re-stringe la el estilita, en cambio, «se
rosa de tela. Esta realzaría el ves-
economÍa general (habida cuenta, es decir, no habida, de la pérdida) cortaba, en la punta de los
como economía circulante. La apretura, la restricción económica tido y sería el contrapunto feme- dedos tenía pequeñas cor-
forma el anillo de lo mismo, del retorno a sí, de la reapropiación. nino del racimo de Stilitano. taduras...•

271
La economía se restringe ella misma, el sacrificio se sacrifica. La «(Mucho d~spués de haber vuelto a verlo en Ambe-
estricción,ya no se deja cercar como categoda ontológica, ni siquiera res, le hablé a Stilitano del racimo postizo escondido
simplemente como categoría, aunque sea una trans-categoría, un
trascendental. La estricción - lo que sirve para pensar lo ontológico
en sus pantalones. Entonces me contó que una puta es-
o lo trascendental- está, pues, también en posición de trans- ca- pañola llevaba, bajo su vestido, una rosa de estambre
tegoría trascendental, trascendental de trascencental. Tanto más prendida a la misma altura.
cuanto que no puede no producir el efecto «filosófico» que pro- «- Para sustituir su flor perdida, me dijo).
duce. Aquí no hay elección: cada vez que se mantiene un discurso
contra lo trascendental, una matriz - la estricción misma- cons-
«[...]- Tendrás un mondongo, Juan,
triñe al discurso a poner lo no- trascendental, el afuera del campo «Esa palabra de matarife me asqueaba (yo pensaba
trascendental, lo excluido, en posición estrucru.rante. La matriz en que el mondongo es asimismo el tejido grasiento que
cuestión constituye lo excluido como trascendental del trascenden- envuelve las tripas en el vientre de los animales). [...]
tal, como simili-trascendental, como contra- banda trascendental.
La contra- banda todavía no es la contradicción dialéctica. Llega a
El pie de un joven rubio había quedado atrapado en
serlo necesariamente, es cierto, pero su todavía-no no es todavía los encajes. Apenas tuve fuerza para susurrar: "Ten
la anticipación teleológica, lo que hace que no llegue a ser nunca cuidado". El rostro del desmañado que a la vez se ex-
contradicción dialéctica. Resta como otra cosa distinta de lo que,
cusaba y sonreía estaba tan pálido que enrojecí. A mi
necesariamente, tiene que devenir.
Esa sería la ley (no dialéctica) de la estricmra (dialéctica), del
lado, alguien me dijo con suavidad:
vínculo, cie la ligadura, del garrote, del desmós en general cuando «- Excúselo, señora, cojea.
viene a estrechar para hacer ser. Cerradura de la dialéctica. «¡No se cojea en mis vestidos! vociferó dentro de mí
Se puede seguir, si se sabe leer en contrabandado ( término to- la actriz trágica encerrada. Pero la gente se reía a nues-
mado aquí del código de la heráldica), el encadenamiento en espi-
ral del cÍrculo de cÍrculos. Y, lógica del aniversario, la imposición
tro alrededor. "¡No se cojea en mis mondongos!", vo-
en el :Í.ngulo de la curva. ciferé. Al elaborarse dentro de mí, en el estómago, me
pareció, o en los intestinos que "el mondongo" envuelve, f 1

esa frase debía traducirse por una mirada terrible. Fu-


rioso y humillado, salí entre las risas de los hombres Y
de las Carolinas. Fui hasta el mar y allí anegué la falda,
¿Por dónde andamos? la blusa, la mantilla y el abanico. La ciudad entera es-
taba alegre, ebria de ese carnaval cortado de la tierra,
solo en medio del Océano. Yo era pobre y estaba triste.
«("Hace falta gusto..." Yo rechazaba ya tenerlo. Me
lo prohibía. Naturalmente yo hubiese mostrado mu-
cho. Sabía que, en mí, su cultura me hubiese reblan-
En el .Limite o en la mediación entre el primer y el segundo momento
de la religión natural, entre la religión de la pura esencia luminosa
decido -no afinado- . El mismo Stilitano se asombraba
y la de la planta o del animal. Es también el paso al para-sí. Y, en la de que fuese tan zafio. Yo consideraba que mis dedos
historia de la religión, el paso de la certeza sensible a la percepción. eran torpes: me abstenía de aprender a coser)».
··- . - - - - -- - - - -- - - - -- - - - - - - - - - - -- - - - - - - - , - - - - -....

¡Por qué la planta y el animal, la planta y después el animal? Con Entre los dos parántesis en cursiva (el uno cose, el
el devenir para-sí la oposición se interioriza. Esta ya no se despa- otro contra-cose), el que soporta, dentro de sí, a una
rrama, se retiene, se repliega, apretada contra sí, orgánicamente
terrible actriz trágica que no quiere que se cojee en
unificada en la unidad estricta de la multiplicidad. Ninguna opo-
sición se puede formar sin comenzar a interiorizarse. Esca organi- sus vestidos, el travesti, por tanto, devuelve con la ce-
cidad no deja ya de enlazarse consigo misma en la planta, pero la sárea los mondongos que le corresponden tras el des-
vida se representa en ella solo por anticipación. La guerra efectiva, tripamiento violento del parto. Los anega en el mar,
como oposición interior a lo vivo, no se desencadena codavfa. La
los devuelve a la mar. Como homenaje y como vómito:
planta, en cuanto tal, vive en paz: sustancia, ciertamente, y todavía
no había sustancialidad en la luz; pero sustancia sosegada, sin esa «esa palabra me asqueaba...». Y necesitaba la mar, que
guerra interior que caracteriza a la animalidad. No deja ya de ha- eso pasase cerca de ella.
ber la vida y el sf mismo, pero todavía no la guerra del deseo. Vida Pero la estructura del travestimiento es todavía más
sin deseo - la planta es una especie de hermana.
retorcida.
Hegel no dice la religión de las plantas, sino la «religión de las
flores», «la inocencia de la religión de las flores» . La planta no es la Él no va de la tierra a la mar para devolverle sus
flor, pero encuentra en la flor «supropio SÍ mismo» (ihr eigener Selbrt). mondongos. Él no deja ya de estar en la mar, sitiado
La Enciclopedia propone una inmensa y minuciosa deducción de la por esta, como una isla desamarrada por todas par-
«naturaleza vegetal», de la floración y de la fructificación ( devenir
tes o casi.
de la antera, del rtilus (Grijfel), del rtigma (Narbe, cicatriz), etc.)
regulada, casi siempre, según La metamorfosis de lasplantar ( Goethe ). Casi: el lugar ideal del travestimiento es, por su-
La subjetividad de la planta todavía no es para sí misma. El criterio puesto, casi ínsula. Península.
sobre esto es clásico: la planta no se da su propio lugar. La «objetiva- Se convierte casi en mujer en la sola lengua de tie-
ción» por la que el vegetal se relaciona consigo mismo sigue siendo
rra que penetra en medio del Océano. Reverso u otra
«totalmente formal», no es «una verdadera objetividad» . Su dife-
renciación sigue siendo exterior, asociativa, angulosa, más próxima versión de una laguna.
a las formas geomÚricas y a la regularidad cristalina. El proceso de La geografía escribe eso entre tierra y mar, nos pro-
su formación, «el proceso interno de la relación de la planta consigo porciona el tránsito más o menos gratuito desde Bar-
misma» es en primer lugar una relación con el afuera, una exterio-
celona hasta Cádiz. Barcelona está al lado del mar,
rización, un extrañamiento, un desposeimiento (Enttiu.rserung), su
crecimiento es un endurecimiento, un devenir leñoso, incluso pé- Cádiz, que él decide «alcanzar», está «construida en
treo (en el caso del tabashir, por ejemplo). La planta es arrancada medio del agua, pero unida al continente mediante un
de sí misma, hacia el exterior, por la luz. Ahora bien, la flor libera malecón muy largo». Barcelona está vuelta hacia el
un progreso en el movimiento de reapropiación y de subjetivacióo.
este, hacia el Mediterráneo, Cádiz hacia el poniente,
Momento de relevo: la luz ya no viene a provocar o a arrancar del
afuera; se engendra, por el contrario, espontáneamente desde dentro en el Océano.
de la planta. Este paso es análogo a aquel que releva la resonancia Había bastado con una nota para justificar la nece-
externa del ruido en la voz. Instancia del Klang. El color de la flor sidad de travestir: «Al releer este texto, me doy cuenta
manifiesta esta autodeterminación fenoménica de la planta. «Pero
de haber situado en Barcelona una escena de mi vida
la planta engendra (gebiert) también la luz a partir de sí misma
como su propio sí mismo, en la flor, en la que el color neutro, el que se ubica en Cádiz. La frase: "solo en medio del
verde, es determinado desde el principio como un color específico». Océano" es la que me lo recuerda. Al escribirla cometí
- -- - -- -·---·-- - - - - - - - - - -- - - - - - - - - ------e-=:-,---------,

Toda una teoría de los colores (referida aquI todavía a Goethe y pues el error de situarla en Barcelona, pero en la des-
apasionadamente antinewtoniana) está. aquI implicada. Y la pro- cripción debía deslizarse un detalle que me permite
ducción espontánea de la luz cromática, la interiorización del pro-
ceso, la relación consigo, la subjetividad antopoética de la planta,
volver a situarla en su lugar verdadero».
todo esto se describe también como la dialéctica de una Hemmung, El hecho de la lengua que d esliza aquí su detalle
de una estrictura inhibidora. La introyección del sol, la digestión es <<cortado de la tierra, solo en medio del Océano».
sublime de la esencia luminosa terminará en «el corazón de lo oc- Pero también necesitaba, con el nombre de Cádiz, un
cidental»: comienza en la flor.
«malecón muy largo>>.
La reügión de las flores es inocente en la medida en que la guerra
interior a la animalidad todavía no se desencadena en ella. La rela-
ción consigo no desata todavta la guerra porque lo ú.nico que hace
es representar.e en _la flor. La religión de las flores (lo mismo que Esta mascarada (en alguna parte, él define la femini-
la flor) imita y anticipa el verdadero sí mismo, se contiene en esta
«representación del sí mismo sin s( mismo» (.relb.rtlose Vors-tellung
dad con esa palabra), carnaval entre los dos paránte-
des Sefbsts). La flor escenifica lo «mismo», no tiene la potencia o sis basteados, mira pues a la vez hacia el este y hacia
tiene solamente la potencia de acceder a aquél. Pero, como no ha el oeste, tierra y mar, la salida y la puesta del sol. Todo
dejado ya de comenzar a subjctivar la esencia luminosa y la planta, el mundo se empalma y se incorpora en el travesti, los
ya no cae simplemente en la exterioridad disociativa. No es ni un
objeto ni un sujeto, ni un no-yo, ni un yo, ni una pura alteridad
opuestos de todo género, el sol y los peces por un lado,
sin relación consigo, ni un «Sefb.rt». Inocente, ciertamente, y por el mar y la noche por el otro. «En el extremo occidental
canto no culpable, pero su inocencia solo se declara (lo cual no se de la tierra, yo tenía de pronto la síntesis de Oriente».
' 1
harta con el sol ni con la planea) en la medida en que es susceptible Los signos de Arabia en Espafia, eso no puede pasar
de culpabilid2.d, culpable de poder volverse culpable. Entre todos
en otra parte. Los peces son «pescados de noche». «El
estos opuestos, la esencia de la flor aparece en su desaparición, vacila
como todas las mediaciones representativas, pero se excluye también sol salía cuando mis pescados estaban cocidos_[...] En- '~ j
• de la estructura oposicional. Proporciona el ejemplo de roda repre- tre tinieblas, en los muelles donde se atraca, es donde 1
1
sentación posible, pero el sistema circular de la entre-representación yo había recogido los peces. También entre tinieblas,
permite convertir la B.or en el tropo de todo medio representativo
o decir que roda representación es anromorfa. La flor se corta de sí
había regresado a mis rocas. La llegada del sol me de-
misma y se abisma a la vez. jaba por los suelos. Le rendía culto. Una especie de
Adorar las flores, arrodillarse ante ellas, solo puede hacerse en el intimidad maliciosa se establecía entre él y yo. Lo hon-
umbral de la culpabilidad. El culto a los anímales -el totemismo raba, bien es cierto, sin un ritual complicado, no se
al qu e se refiere la Fenomenología- surge, por el contrario, en la
me hubiera pasado por la cabeza remedar a los hom-
guerra, en la culpabilidad, en la lucha a muerte. Relacionándose,
finalmente, consigo misma, la vida animal se destruye para elevarse bres primitivos pero sé que ese astro se convirtió en
a la vida espiritual, se divide, se opone a sí misma para erigirse en mi dios. Era en mi cuerpo donde salía, donde prose-
espíritu. La historia, la política comie02an en el odio, la guerra, el guía su curva y la remataba. Si lo veía en el cielo de los
asesinato, la culpabilidad, el castigo. Hemos salido de la sosegada
astrónomos es porque él era allí la proyección audaz
nomenclatura, de la religión taxonómica totalmente ocupada en
clasificar las variedades botánicas. Es cambitn el paso del panteísmo del que yo conservaba dentro de mí. Quizás incluso lo
al politeísmo, incluso al monoteísmo. «Este panteísmo que consiste confundía oscuramente con Stilitano desaparecido».
2 74
en primer lugar en la subsistencia 10.egrida de estos átomos espirirua- El manco atraviesa pues en el extremo de Stllltano, está la uña.
les (dar ruhige Bertehtn dierer Geirteratome) se vudve movimiento Todo esto se escribe con uñas. •Stili·
su cuerpo como una colum- tano se cortaba, en la punta de los de-
de hortilidad en el interior de sí mismo (feindseligen Bewegung in
na solar, sale en él y se pone dos tenía pequeñas cortaduras, su uña
Jich 1elb1t)». Ese movimiento supone una represión de la estruc- estaba aplastada y negra, pero eso
tura anterior: una sofocación interna, el efecto de una fuerza que en él. La incorporación d e Incrementaba su belleza (Los colores
púrpuras del ocaso, dicen los físicos,
ya no es natural, instinrual y que pone al espíritu en relac.ión con todos los sexos a la vez -se son producto de un mayor espesor de
la universalidad de la ley: de ahí el origen de la culpabilidad. «La cuenta todavía con un ban- aire que solo atraviesan las ondas cor-
inocencia de la religión de lar Jloru, que es solo representación sin tas. Cuando nada pasa en el cielo ha-
quete o una cena, los pesca- cia el mediodía, semejante apariencia
sí mismo del sí mismo (telbrtlore Yor,tellung der Selb,u) pasa a la nos turbaría menos, la maravilla es
seriedad de la vida comprometida en la lucha, en la culpabilidad dos se comen «casi siempre que se produzca por la tarde, en el
de la religión de /01 anima/u¡ la tranquilidad y la impotencia de la sin pan ni sal»- implica el momento más patético del día cuando
el sol se acuesto, cuando desaparece
individualidad contemplativa pasa al ser-para-sí destructor. - De corte y el suplemento den- con el fin de proseguir un misterioso
nada sirve haber quitado la muerte de la abrtracción a las cosas de la destino, cuando muere quizás. Para
tro de la doble banda. Pero otorgar al clero tantos fastos, cierto
percepción y haberlas elevado a la esencia de la percepción espiri-
tual¡ la animación (Btteelung) de este reino de los espírirus conlleva desde el momento en que, fenórnono físico solo es posible en el
momento más exultante para la ima•
esa muerte en la determinidad y la negatividad que invaden su in- debido a la costrura suple- glnación: el ocaso d!;!I más brillante de
diferencia inocente. Con la determinidad y la negatividad, la dis- los astros),. En El mi/ogro de lo rosa, -
mentaria Oa flor implanta- cuando aparece Harcamone, los ros•
persión en la variedad de las figuras sosegadas de plantas se vuelve
da), hay dos bandas, lo que tros se vuelven hacia él. ,como los
un movimiento de hostilidad en el que el odio de su ser-para-sí las girasoles hacia el sol•. Virtud apolro-
consume. - La conciencia de sí efectiva de este espÍriru disperso es está en danza es un doble paica del heliotropo: eslamblén una
piedra preciosa a la que se atribuía la
una multitud de espíritus de pablaciones aisladas e insociables que, sexo indecíctible que enfun- singular propiedad de tomar invisibles
en su odio, combaten entre sí a muerte y toman conciencia, c:omo da padre y madre a la vez. a los que la llevaban. Por ejemplo, a
de sus esencias, de especies animales determinadas y, en efecto, no las serpientes del Infierno. eTra questa
Esta operación económi- cruda e trlslissima copia/ Correvan
son sino espíritus animales¡ no son sino una vida animal que se se- genli nude et spaventate, / Senza spe-
. para de otra y es consciente de sí sin universalidad.». En la forma ca (economía de la muerte rar pertugio o elitropia,.
y el nombre del animal totémico, el espíritu se llama, se reapropia, indecidible) afecta a lo lin-
pero todavía permanece ajeno a sí mismo, no v;uelve a sí mismo, güístico, lo verbal, lo semiótico, lo retórico o lo dialéc-
cabe sí mismo. Es representado por una especie determinada, par-
ticular, finita en la que su (nombre) propio se exilia. Clasificación
tico; no depende de ellos.
suplementaria. Los afecta como afectan un afecto o un travestí, los
Una analogía estructural después de otra: tras el paso de la certeza pone en movimiento, los gana, los toca, los juega, los
sensible a la percepción, la dialéctica del amo y del esclavo. Dicha pierde, los soporta pero no tiene ahí ni su lugar ni su
analogía se desarrolla en el tercer momento de la religión natural,
el dd artesano ( Werkmtirter). Como todo momento, este (se) anun-
eficacia, ni su fuerza ni su resto.
cia. Anunciado y anunciante, se representa en el momento anterior, « ... con Stilitano desaparecido.
se convierte en el representante del momento ulterior y superior: · «Os indico, de esa manera, lo que podí~ ser mi forma
cú-culo y espiral. Pero en el momento del artesanado asistimos tam- de sensibilidad. La naturaleza me inquietaba. Mí amor
bién al retorno del retorno, al nacimiento determinado de la forma
por Stilitano, el estruendo de su irrupción en mi mi-
redonda, de la curva, de esa línea particular que representa, no
obstante, la totalidad del proceso. Esto adviene a la columna fálica, seria, no sé qué, me entregaron a los elementos. Con
según el ejemplo mismo de Hegel. el fin de domesticarlos, quise contenerlos. Rechacé
-- l
,i
l
El anillo, la sortija, el collar, la cadena del regalo, el drculo ani- negarles toda crueldad, al contrario, los felicité por
VC"rsario de lo especulativo gira siempre, por tanto, en rorno a una poseer tanta, los adulé.
columna fálica, ya se cambie esta por un dedo o un tobillo, un talle
o un cuello. Todo lo que se encuentra enrollado en torno a un ci-
lindro, l'Sta es la palabra, se habrá dado la talla del falo.
Simultáneamente, en el momento del Werk,meistery según una
necesidad iocerna, la significación comienza a llenarse de voces. Co-
mil'nz:i solamente: en esca forma maravillosa, la resonancia ( Klang)
que produce la simple incidencia de la luz en la piedra, la música
de los Memnones, al alba.

«Al no poder lograrse semejante operación con la


dialéctica, recurrí a la magia, es decir, a una suerte
Recapitulemos. En la guerra totémica el para- si es «relevado», des- de predisposición deseada,
truido y conservado. Evita la muerte pura y simple reteniéndose en una complicidad intuitiva esta vez, en cambio, pero es para
un ohJeto que sobrevive al acto de su producción, a la consumición con la naturaleza. El len- que no tengamos ningún punto fijo
del sí prnduccor. El espíritu se manifiesta entonces como artesano. El doncle descansar, la feminidad es el
artista salo se anuncia y se representa en él, como la religión estérica
guaje no me hubiese re-
elemento esencial de la maternidad.
le hace en la religión natural del artesano. El espíritu aparece como sultado de ninguna ayuda. Pero se trata solamente de una pre-
anes¡¡nc y su opcracic\n (Tun) le hace perder también el conoci- Entonces es cuando se me d1cación. Y el juego de la cópula es
mienw. Se produc~ como objeco, no se recupera, no se reconoce del tornaron maternales lasco- sutil. Como el de la pareja en gene-
todo. No tomp~.ramos todavía este objeto con un pastel de miel, sino
con la_p_;ramís cuyo ejemplo esd. al caer. Desde las primeras líneas,
sas y las circunstancias en ral. Por cierto, tratándose ele seme-
jante par, ¿por qué se dice una pareja?
la operación es, sin embargo, comparada, según una figura que se las que, sin embargo, cual «En la cima ele una ascensión. una pa-
volverá tradicio11al, con el trabajo instintivo de las abejas que cons- aguijón de una abeja, hacía reja (¿o una reata?) de colonos que
truyen sus celdillas (ein in.rtinluartiges Arbeiten, wie die Bienen ihre guardia la punta del orgu- se destaca en el cielo; un muslo que
Zel/en bauen). La pirámide se erige de inmediato. Sin embargo, se hincha un pantalón de arpillera, los
observa aq1.1./ una carencia - y, por consiguiente, una representación
llo. (Maternales, es decir,
duros y su bragueta entreabierta de
de lo que solo aparecerá un poco más tarde: la curva, la redondez, cuyo elemento esencial donde escapa a bocanadas que nos
la curvilínea que únicamente pueden ser producidas por el espÍriru es la feminidad. Al escri- revuelven el estómago el perfume de
vivo. Frío, formal y mortífero, el entendimiento procede geom~cri- bir eso, no quiero en abso- rosas de té y de glicinas que se olvi-
camence, cona y establece formas angulosas. La religión artesanal dan hacia el atardecer•. Repetición -
es la historia de un ángulo redondeado, el paso de la pirámide a la
luto aludir al mazdeísmo:
argumento apremiante, a placer- de
columna, de la matemática o del dlculo a la gracia inconmensu- apunto únicamente que la funda, tres lineas más abajo, <Har-
rable del espíriru. Y este paso es un llenado. La forma redonda y mi sensibilidad exigía ver (amone niño, envuelto en una esca-
curvilinea está más llena- de- espÚ-itu. «La primera forma, al ser la a su alrededor una disposi- sez principesca; la corneta rasgando
forma inmediata, es la forma abstracta del entendimiento y la obra su sueño...>. Descle entonces, Harca-
(Werk) no está todavÍa en sí misma colmada (erfüllt) por el espÍritu.
ción femenina. Y podía ha-
mone, que «no podía tener calencla-
Los cristales de las pirámides y de los obeliscos, las combioaciones cerlo porque había sabido rio•, eleva su «destino como se eleva
simples de líneas rectas con superficies planas y relaciones iguales apropiarse las cualidades una torre». «única, solitaria». ¿Hay que
entre las partes, en las que la inconmensurabilidad de la curva es viriles: dureza, crueldad, hablar de un placer que nacería de la
eliminada ( an denen die Inkommensurabilitiit de; Runden vertilgt itt): indiferencia)». Se le pide estrictura o de fundas de todo tipo?
así son los trabajos de este artesano de la estricta forma (der stren- entonces al lector q ue no Algunas páginas más arriba: •lapa-
gen Formen). En razón de la sola imelecrualidad (Verstiindigk.eit) labra placer no pega>.
abstr acta de la forma, esta forma no tiene significación (Bedeutung) se deje «engañar» por las
en sí misma, no es el sí mismo espirirual. Por tanto, o bien las obras palabras, ya que estas son incapaces de conservar si-
solamente reciben el espíritu en sí mismas como un espíritu ajeno quiera el reflejo de los estados «difuntos». Lo difunto
fallecido que ha abandonado su interpenetración (Durchdringung)
es una «materia-pretexto», no es ni el objeto ni la ver-
viva con la efectividad y que, estando él mismo muerto, entra en
esos cristales privados de vida, o bien las obras se relacionan con el dad del diario. Y es necesario distinguir entre lo que
espíritu de forma externa, como con un espíritu que está ahí exte- «digo» de ello y la «interpretación» con la que trabajo
riormente y no como espíritu - como en la luz naciente que pro- lo difunto y me hago el muert o.
yecta sobre ellas su significación (als auf das aufgehende Licht, das
seine Bedeutung auf sie wirft)».
Eso pasa pues entre la costrura y la contra-costrura.
Es preciso referirse constantemente a la filosofla de la naturaleza Siempre en el límite, por supuesto, del buen gusto que
que dicta esta interpretación de la religión natural. Y, dentro de la «es necesario» cuando se susurra en el oído de las jo-
filosofla de la naturaleza, a las relaciones del espacio y del tiempo, vencitas vírgenes o cuando se trabaja en la biblioteca.
de la luz y del sonido en su inmensa y minuciosa deducción. Por
Pero, ¿por qué quiere él, además, abstenerse de
ejemplo, en el curso de la repetición del «nacimiento del sonido»
tan «difícil de captar» (Die Geburt des Klanges ist schwer zu fat- aprender a coser cuando lo hace tan bien?
sen), el acto por el que vi bran las cuerdas, los tubos, las barras, Aquí es donde el argumento de la funda se contra-
se describe como un «paso alternativo de la línea recta a la línea dice necesariamente - en su lógica doméstica no deja
curva». En el proceso de idealización subjetivante que escanden el
temblor (Erzittern) y la vibración (Schwingen), la diferencia en-
ya de hacerlo- con un parergon que n unca es, como
tre la naturaleza y el espíritu corresponde a la diferencia entre lo se sabe, interno o externo. De ahí el interés y la difi-
que no resuena a partir de sí, los cuerpos (Die Kó'rper klingen noch cultad del texto. Siempre una letra de más y de menos.
nicht aus sich telbst), y lo que resu ena por sí mismo. Es la historia La rosa de estambre «reemplaza» -es la palabra-
del Klang que se reapropia hasta repercutirpor sí mÍ!mo. «El Klang
propiamente dicho (eigentliche)» es en efecto la pura reso nancia
ª la flor perdida. El estambre reemplaza a la rosa na-
(Nachhallen), «esa vibración interior del cuerpo sin constricción tural que reemplaza a la virginidad. Los despegos sin
que se determina libremente por la naturaleza de su coherencia>>. cadenas, los suplementos de costrura se sustituyen in-
El flujo que corre pur a y simplemente no resuena (Das blofi Flüs- definidamente y mezclan - est a es la falta de gusto que
J'ige ist nicht ldingend). Por él la impresión se comunica libremente
a todo, pero esta comunicación se debe a la ausencia toral de forma,
concierne siempre al sexo allí donde se lo meta- to-
a la carencia (Mange/) total de determinación interna. El aire y el dos los géneros.
agua no resuenan espontáneamente, aunque se reconozca su capa- Así pues, el estambre. El estambre - la rosa de la puta,
cidad de comunicar el Klang. Por el contrario, el Klang presupone la homenaje de una verga a María y tabú del himen de-
identidad de la determinación, es en sí mismo una forma. «Como
vuelto al pétalo- no nombra únicamente el tejido ligero
la continuidad en general y la igualdad de la materia pertenecen al
Klang puro, los metales (los metales nobles en panicular) y el cris- con el que se cubren a veces las monjas o a través del
tal (GlaJ') tienen la claridad de este Klang (dieten klaren Klang) m cual se filtran los licores preciosos. También es el órgano
-- -- - - - -- - - - - - - - - - - - -- - - - - - - -- - -- - - - - - - -- -,.r -; 1- - - - - - - - ,

sí mismos, lo cual es producido por la fusión» . Si, por el contra.río, sexual masculino de los vegetales: al modo de la naveta
una campana (Glocke) está arpada o rajada (einen Riss bek.ommen - es la palabra- que corre entre el código de lo textil y el
hat), ya no se oye solamente el balanceo puro del Klang, sino tam-
de lo botánico. Dispuestos alrededor del estilo y de su
bién el ruido ( Gerausch) de la materia que constituye un obstáculo,
que rechina, que se rompe, que daña la igualdad de la forma. Las estigma, los estambres forman en general un hilo o unos
piedras pJa.o¡¡_s, las losas (Steinplatten) producen también un Klang filamentos (stamína). Por encima del hilo, un conectivo
aun siendo duras, insP.nsibles, frías, quebradizas (spriide). con cuatro sacos polínicos (microesporangios) que «ela-
En el «canto de los hombres» la excitación exterior y el timbre
boran y dispersan los granos de polen»: la antera. Esta
vocal son «homogéoeos». Solo en la voz «está presente la subjeti-
vidad o la independencia de la forma» . El violín no resuena (tiint puede ser introrsa, extrorsa
contigua a una columna de humo
nichtnach) como la voz; suena solamente (ne tiint nur) mientras las o lateral según la orienta-
(efluvio textual), he aquí otra rosa de
cuerdas tensas son frotadas. ción de los sácos polínicos. estambre: «Hela pues aquí [Divina),
El proceso del Klang asegura, pues, el paso del ruido a la voz. La
Esto en las flores bisexua- decidida a volver, elevada por una
descripción de la Enciclopedia retoma, en sus líneas generales, la
de la Filosofla de la naturaleza de Jena. El Klang no dejaba ya de ser das, donde los estambres columna de humo, a su desván en
cuya puerta está clavada una enorme
reconocido en esca obra como esa repercusión singular de la inte- constituyen el androceo
rosa de estambre descolorida• (Nues-
rioridad en la exterioridad. La sonoridad en general (Der Ton), en mientras que los carpe- tra-Señora-de-las-Flores).
la continuidad de los cuerpos terrestres, tiene dos y solamente dos
los (ovario, óvulos y estilo) Se llama estambre abortivo al que
formas: el ruido (G'!rá'us-rh) y la resonancia (Klang). El ruido ex-
forman el gineceo. Ei cual, está priVéldO de antera. Flor abortiva:
presa soiamente la cominui<lad inmediata, exterior, constreñida,
":a que cae sin dejar rustro alguno de
de la fncciór:. (Reibung). El Klang, por el contrario, expresa su con- a veces, está envuelto en e1
recundación•
tinuidad interior, especialmente en el caso del metal y del cristal receptác:ulo (flor epiginia).
(Glas). Pero, a pesar de esta diferencia. (exterior/interior), ambos
La flor es hipoginia cuando el ovario domina el resto
a dos, ru.ido y Kiang, solo se desencadenan mediante una percusión
venida d~ fut!ra (nur auflerlich angeschlagen). Es esto lo que los dis- de la flor. Algunas veces, los estambres se pegan con
cingue del sentido (Sinn), por ejemplo del oído; lo que los distingue sus hilos en una o varias «fraternidades» o también se
también de la voz, y sobre todo de la pareja de inceriorida.d reper- tornan concrescentes con los pétalos (que a veces se
cuti..,nte que forman la. voz y el oído. La voz es el oído activo (das
prolongan en unos espolo-
rdtige Gehiir); el oído es la voz receptiva, concipieme, como se dice el polen de las orquidáceas se deno-
de una mujer (die empfangene Stimme). A través de esta pa.r eja, la nes y portan glándulas nec- mina «aglutinado•. el de las rosáceas
sensibilidad del individuo se recobra ella misma, se reÚne, vuelve taríferas) o con el gineceo: , pegajoso•: este se adhiere al cuerpo
hacia ella, se contrae, firma uo conrraro consigo misma (sich in sich es el caso de las orquídeas. de los animales atraldos por el polen
zurück.nimmr) y se consciniye como universal. o por el néctar segregado en algunas
En el caso de las flores
Es en este lugar de la fi.losofla de la naturaleza.donde, en la Enci- glándulos. Por ejemplo, la Orchis abe-
clopedia, el calor ( elemento de la fermentación, luego del fervor) se unisexuadas, las partes j era atrae, por su forma, su color Ysu
deduce; y se deduce, por muy extraño que parezca, delKlang. Para fértiles son semejantes. La textura vellosa, a los abejorros que,
la representación corriente el sonido y el calor no tienen nada que tendencia general es hacia creyendo lec.undar a esas falsas abe-
ver el uno con el otro y «puede parecer llamativo» (es kann frap - Jas, garantizan la reproducción de las
la unisexualidad de los sis- orquídeas pasando de una abeja a la
pant rcheinen) relacionarlos. El Klanges la alternancia (Wechse[) Je
la exreriondad reciproca de las parces de la materia, del Ausserei- temas florales. Va unida a la otra o. más hien. de la forma de una
nander de escas)' de la negación de aquella, de su ser--negado. Esca selección así llamada natural abej a a la otra
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negación, como siempre, produce la idealidad, pero una idealidad que torna posible o indispensable la alogamia: los
abstracta. La alternancia es inmediatamente la negación de la ex- productos sexuales se transportan de un individuo a
terioridad especüica y, por tanto, la identidad real de la cohesión y
otro, los genotipos se mezclan o se retocan, el polen,
del peso específico: lo que Hegel llama el calor. «El calentam'i ento
' de los cuerpos sonantes (klingenden Kó"rper), como el de los cuerpos protegido de las intemperies por una funda imper-
golpeados (.guchlagenen) y también de los cuerpos frotados unos meable, se deja dispersar por el viento o por organis-
contra otros, es el fenómeno del calor que nace con el sonido se- mos animales.
1
. g{in d concepto». Hay ahí todavía un proceso de .,Jufhebung de la
¡ materialidad. La puesta en movimiemo del cuerpo (Errchütterung)
' no es solo «relevo de la materia presente en un modo ideal»; es un
j «relevo real» a través del calor. El calor es el relevo de la rigidez
· del cuerpo (.,Jufheben uiner Rigiditat). «El sonido y el calor tam- Lo mismo que para la flor, tampoco hay, pues, una
r
1 bién están emparentados de forma inmediata; el calor es el cum-
definición morfológica o semántica unívoca para el
i plimieoto (Vollendung) del Klang [ ...] Cuando, por ejemplo, se toca
(guchlagen) una campana (Glock.e), esta se pone ardiente; y este estambre. Únicamente, tal y como lo reconoce la cien-
calor ardiente no es exterior[...). No solo se calienta el músico, sino cia antológica moderna, una definición funcional o
también el instrumento». sintáctica.
El estambre se aparta de sí mismo, perfora su funda,
con el riesgo de diseminar el polen. Ese riesgo siem-
pre abierto no afecta solo al androceo sino también
al gineceo. Es preciso argumentar sobre el hecho de
que el grano siempre puede perforarse o permanecer
en latencia.
Desde la forma geométrica muena - rcctilí'uea y plana- d arcc;ano A propósito del grano, óvulo fecundado, se consi-
se eleva a la «redondez animada». Es, e.o primer lugar, un estado dera que se habla con pr~piedad de diseminación (en
mixto, la mediación de una «mezcla» (Yermis-ch~ng) que anuncia
las angiospermas o en las gimnospermas). Los gra-
la «libre arquitectura» de la religión estética.
¡Qué es lo que caracteriza esta anticipación del espíritu artista? nos a veces son proyectados en todos los sentidos al
El límite jeroglífico de un lenguaje insuficientemente colmado de estallar el fruto. Con mayor frecuencia, aquéllos se le
significación. escapan por unas grietas o urios agujeros abiertos en
Este Hmite se debe también a una espacialización del lenguaje.
) No dejaba ya de notarse en el hecho de que el sonido sigue siendo
su tabique; el viento o los animales los dispersan. La
/ exterior, producido por la luz, en el momento en que el rayo del sol germinación entonces solo es inmediata si la luz y la
• viene a golpear la piedra. Tumba sobre un monumento, ciertamente, humedad lo permiten. De no ser así, hay latencia de
1 sobre una piedra modelada por el espfricu, pero que sigue siendo los granos maduros durante semanas o .meses en un
I piedra: blanca en Egipto, negra en La Meca. El límite del lenguaje
medio externo. Las latencias pueden ser verdaderas
se determina desde cierro vacío de la significación. Un resto seosi-
. ble le impide al motor de tres tiempos girar con regularidad. Pero o falsas. Verdaderas si el grano recientemente sepa-
1 lo que hace es prometer un nuevo aniversario. rado de la planta madre no está maduro o si lo impiden
.-.--. !r 1

Aquello a lo que el artesano le da una «forma más animada» es madurar sustancias inhibidoras que se reabsorben poco
una vivienda (Behausung). Su arte todavía sigue siendo utilitario, a poco. Falsas si la inhibición se debe aJ espesor de la
sola rnen,:e anticipa y representa el arte del artista. No obstante, ha
pasado de una naturalidad inanimada a un comienzo de vida y a
funda tegumentosa e impide la penetración del aire y
una prefiguración del sí mismo (Selbst). del agua. Cuando no reposa, el grano se hincha y se ali-
¿Cómo ha llegado hasta aquí? Haciendo vegetar a la materia y menta digiriendo el prótalo (en las gimnospermas) o el
llevándola a un a suerte de arborescencia y florescencia. La vida albúmen (en las angiospermas de granos exalbumina-
de las plantas ya no constituye el objeto de un culto. La flor se
vuelve ucihzable como adorno. La Estética describe ampliamente
dos). El embrión de los granos albuminados contiene
las figuras orgánicas más próximas a la naturaleza en el momento dentro de sí la totalidad de las reservas que consume.
en que acaban de abandonar dicha naturalez¡,_, cuando la planta
y el árbol se elevan en las estructuras de piedra. Derechas hacia el
cielo, como un «tallo» , a la vez flexible y rígido (ein Stamm, ein
schwanker Stenge[), una liana ligera y potente, erección sostenida
Dar vagidos finalmente.
de un tronco: «El tronco del árbol soporta ya, como tal, su pro-
pia copa; b . ca.ña, su espiga; el tallo, su flor». Las columnas deri-
van de la; más variadas formas de plantas (Planzenbildungen), del Buenos o malos, los vagidos del ladrón (no del autor,
loto, por ~jemplo, o de los bulbos de cebolla. «Sobre esta base el
,e
ta.llo Hexibk eleva entonces hacia el cielo» o trepa enroscándose
ni del narrador - el sujeto no está ahí, ni la cuestión- ,
(,,~rrch!ungen) como u.na columna salomónica y «ei capirel es tam- digamos del esfínctor) trarn.11 constantemente de reen-
bién u.n em.i·elazamiento flo ral de hojas y de ramas (bLumenartiges - fundar, de :-ubricar la simiente, de consignar la disemi-
.Áu.ttinanderg~hen von Bliittern und Zweigen)». Pero la imitación de nación, de helar el esperma biofi.rmante, de reapropiar
la naturale~a vegeca.l no es «servil», las formas de las plantas son
sometidas a W1a estilización arquitectónica (drculo,.línea recta,
la geneaiogía, de reconstruir el monumento dorado de
regularidad de las figuras): es el momento del arabesco, raíz de la su propio (seminario), de digerir, de encerrar sin resto,
«arquitectura libre» . mediante una esclusa, su propia y blanca rúbrica, de ser
Después la planta se animaliza. El artesano recurre a la «forma el hijo, no la hija, tengámoslo muy en cuenta, de sí rnísmo.
animal» (líergestalt). Las formas vegetales torcidas, deformadas
se asemejan 2. cuerpos de animales. A través de esta rigidez que se
le h a reprochado al arabesco se constituye el para-sí.
Al reconocer m obra, el artesano releva esta forma animal. Esta
es ciertamente «au.fgehobene» en el momento en que se hace len- Alú son necesarios un verdugo y una cuna (llamémoslo
guaje: en primer lugar bajo la forma de lo que el lenguaje tiene
de más pri.m.it,vo y subordinado, sometido, a saber, una escritur a
escudilla,
no fonética: «la figura animal se vuelve una figura relevada y el
(s)haberse como nos llamamos.
j1:roglHico de otra significación ( Bedeutung), de un pensamiento
Escudilla: su nombre de pila resuena siempre a
(Gedankent)». La forma animal se convierte en signo o escritura proximidad. Su nombre. ¿Cuál?
muda en el momento en que el rostro humano aparece enlamo- ¿De quién? ¿Del autor? ¿Del narrador? ¿Del narra-
rada, obra del artesano. La especificidad de este·momento se indica tario7 ¿Del héroe? ¿Del coloso? ¿Y de qué texto?• Trae
consigo sus mantas, su escudilla, su cuenco. su cuchara
en las representaciones egipcias por medio de la mezcla jeroglíúca de madera y su historia. Desde las primeras palabras,
de figuras animales y de figuras humanas. lo detengo. Él sigue hablando pero yo ya no estoy allí.
El jeroglífico se ha desgajado de la pintura, no muestra una cosa. «- ¿Cómo te llamas?
Al expresar un pensamiento enuncia el ienguaje, pero su escrimra «- Juan.
«Es suficiente. Lo mismo que yo y que ese niño
muda todavía no lo alcanza. Le falta un sí mismo 'lue se mantiene muerto para el que escribo, él se llama Juan. Poco im-
ahi como tal, llevando fuera lo que él es dentro, expresando una portaría, por lo demás, que fuese menos bello, pero
«significación interior». «Le falta el lenguaje>,, la lengua, el ha- yo tengo mala suerte. Juan allí, Juan aquí. Cuando le
digo a alguien que lo quiero, dudo que no s~a a mí.
bla (Sprache). Yo ya no estoy allí, porque, de nuevo, me esfuerzo
¿Qué es la Sprache (lengua o lenguaje)? Es una exteriorización por revivir esas escasas veces que me concedió que
que presenta; da el ahi, el Da-rein, a la significación interior; pero lo acariciase. Me atrevía a todo y, para domesticarlo.
consentía que ejerciese sobre mí la superioridad del
para avanzar de este modo en la presencia debe en primer lugar macho; su miembro era sólido como el de un hombre
dejarse llenar, colmar, c11mplir, hinchar. mostrJ.r nn·perfil elegante, y su rostro de adolescente era la dulzura mism~. de
redondear por el sentido que la penetra. Es el «elemento» (Element)
manera que, tumbado en mi cama, en mi habitación,
erecto, sin movimiento, cuando me descargaba en la
en el ql.e, a su vez, el sentido que llena (der erfüllende Sinn selbrt) boca, él no perdía nada de una virginal castidad. Aqu1,
esd presente (vorhanderi irt)». es otro Juan el que me cuenta su historia. l'a no estoy
Este elemento se llama voz: producción espontánea en el afuera solo pero, por eso mismo, estoy más solo que nunca.
Quiero decir que la soledad de la prisión me daba esa
de un sentido interior que desde ese momento llena de presencia libertad de estar con los cien Jean Genervislumbrarlos
la forma de su emisión. La espontaneidad, la producción de si por al vuelo en cien transeúntes, pues me parezto mud10
medio de si da la voz. El sonido resuena desde el golpe dado desde d a Monín, que robaba también a los Monines que Uií
gesto irreflexivo dejaba escapar de todos los desco-
exterior, no se emite. El sonido anuucia y representa la voz, pero la nocidos a los que había rozado: pero el nuevo Juan
retiene también, demasiado en el exterior o demasiado en el interior. hace que entre en mí - lo mismo que un abanico, al
Este momento de media-voz esr.ulpc su paradigma en la estatu2. replegarse, los dibujo, de la gas~-. hace que ent:i,
no sé qué» (Nuestra-Selíoro-de-/as-Fíores\
de Memnón, hijo de ia aurora, ad.oradv por los etíope~ y por los
egipcios. La «colo,a! estatua resonante» (Koloss.::le Klangstattie) re-
sonaba con los primeros raye,:; de sol. El golpe de lu.z sobre eJ bloque
provoca una especie de voz, excrae, evoca una voz, que todavía no
lo es, ni siquiera cu~.ndo Memn6n (tiinend imd .r:immgebend) da las
gracias «de viva voz» a los fieles que vienen a ofrecerle sacrificios.
Aunque la obra ya no teng,a figura animal., el rostro humano que
se presenta en ella es tonic::t, ruidoso pero mudo: «Por esra raz6n
la obra [del artesano], aunque esté completamente purificada de la
animalidad y solo lleve en ella la figura de la conciencia de sí, .:s la
figura todavia muda qt1e tiene nccesidaci del rayo de] 5ol naciente
para tene-r un sonido que, engendrado pw ia luz, todav(a es solo
resonancia (Klang) y no le.:ignilje ( Sprachc), muestra solamente
un sí mismo e::..--terior, no el si mi~mo interior» .
El Klang del bloqur pétreo rodm,ía no e~ la voz que 110 dejayet de Siempre hay otro Juan, epónimo y sob,enon,!m,, no
moteta o epíteto del <primero», ei uno dobla~do al ot,,,
ser: ni dentro ni fuera del lenguaje, un.1 mediaciJn o un terc:e.ro (tuda la parentela).
excluido. El desciframiemo del Memn6n si¡;ue, c:u la Ertétir;;;, 1 ia
lectura de las coh.1.mnt1.s fitlicas. or;et:::-, Eg.ipio, G!.·ec!n. C.edica.bJ.:l
¿Qué es, finalme~te, e: epíteto?
nn cul:o a la vitalidad gc1'e1,, i Cal!g;em•ine LfbP.nsk.r.1fr) de la nan.'-
raleza. Didio culeo se diri,:;{a a ia. rcpresenraci6•, Je hs «{;:gano~ de
reprocncción» wimal que eran pu.esco, en esce.:.,a y ccr,~.iderarl0s con un resto de pap:::i.s), e1ár..gel p&ra empaimar
1
:
l
como sagrados. Este es sobre todo el caso del falo o del lingam (re- al hijo (escudilla o alcarraza se anuncia también ello),
presentación hierática del falo entre los hindúes; la palabra de- talco si no vaselina en la punta de los dedos para evi-
signa la marca y el género - la clase-y el falo) . Heródoto, citado
tar la irritación en los pliegues o en el borde de los ori-
a menudo, recuerda que con ocasión de las Dionisiacas «en lugar
de falos, encontraron otras representaciones de la longitud de un ficios, el aura gloriosa de una voz láctea rebosante de
codo, provisras de un hilo». Mujeres falóforas tiran del hilo y el esperma, como siempre se la ha podido contemplar,
sexo se levanta siempre (sich immer hebt), casi tan grande como el un canto - es decir, un acento- circunflejo para cu-
resto del cuerpo.
brirse la cabeza.
En la India, más que en ninguna otra parce, la representación
fálica es arquitectural: enormes columnas y corres de piedra más
anchas en la base que en la cúspide. Las gentes comienza.n a adorar-
las por sf mismas y después se ponen a practicar en ellas aberturas
(Ójfnungen), agujeros, incisiones, excavaciones (Aushiihlungen) en
¿Habrá llovido? ¿Habrá gustado?
los que insertan las imágenes de los dioses. Es ahf donde aparecen.
Esta práctica la encontramos de nuevo en las columnas herméticas
de Grecia. La represen ración legendaria de los dioses, las imágenes,
los /dolos, los aleares se inscribfan como un tatuaje en la superficie ¿Habrá eyaculado en la galaxia?
lisa de escas columnas rígidas.
Ahora bien, el origen de este proceso de excavación, su Aus-
gangspunk.t, está en unas columnas no agujereadas (unausgehóhl-
I.
ten Phallussaülen). Las incisiones habrían sobrevenido a columnas
primitivamente no encentadas. Por lo demás, son bastante escasas
y tienden rápidamente a desaparecer.
i
Las columnas se transforman más tarde en viviendas altas y es-
trechas - las pagodas- separadas en cáscara y núcleo.
Heródoto menciona también unas columnas masculinas que lle-
1
vaban consigo, en calidad de ornamento o de adorno, los signos del «Los botánicos conocen una variedad d~ genista que 1
Órgano femenino. Solo las vio en Siria, las atribuye a Scsoscris y las
denominan genista alada». Esta describe su vuelo Y
interpreta, según Hegel, como griego, como un auténtico griego, en
el sentido griego: transforma su «significación natural» en <<sig- su robo en el Diario:
nificación ética (sittliche)». «Cuantas veces Scsoscris, en el curso «Al ser indestructible ese robo, decidí convertirlo
de una campaña, tenia que habérselas con pueblos que se habían en el origen de una perfección moral.
mostrado valientes en la lucha, hada plantar en su país columnas
«- Es cobarde, pusilánime, sucio, rastrero ... (yo
con inscripciones (Inschrifren) mencionando su nombre y el de su
país, así. como el hecho de la sumisi6n de estos pueblos a su poder. no lo definiría sino con palabras que indiquen la ver-
Cuando, por el contrario, obtenía una victoria fácil, sin encontrar güenza), ninguno de ]os elementos que lo componen
resistencia, hada añadir a esta inscripción la reproducción de un me da una oportunidad de magnificarlo. Sin embargo,
6rgano sexual femenino con el fin de mostrar que el pueblo así
no reniego en absoluto de ese exceso monstruoso de
vencido se había mostrado cobarde en la lucha» . La imerprP-caciÓn
propiamente griega, en el sentido griego (im grieschischem Sinne), en-
cuentra por tanto lo ~rico en lo natural, y este paso de la naturaleza
mis hijos. Quiero cubrir el mundo con su progenitura
abominable. _J 1
a la ~ittlichk.eit se confunde con la jerarquización faloc~ntrica. Dicha «Pero esa época de mi vida no puedo describirla de-
interpretación asocia los valores éticos positivos, incluso el sentido masiado. A mi memoria le gustaría olvidarla. Parece
mismo, con la virilidad. como si quisiera enturbiar sus contornos, empolvarla
Surgen entonces las estatuas de MemnÓn. Los obeliscos habían
marcado la transición. Estos tienen el valor simbólico de los ra-
con talco, proponerle una fórmula comparable a ese
yos de sol. Representan a su vez rayos luminosos, lingotes de oro baño de leche que las elegantes del siglo XVI denomi-
o genitales helioides. A veces se grababan letras egipcias en la luz naban una cura de humildad.
petrificada del obelis.co. Heliograbado, como en He liópolis, donde «Hice rellenar con un resto de sopa mi escudilla
Mitra, dios de los medos y de los persas, permite que le ordenen, por
medio de un sueño, construir obeliscos, «rayos de sol de piedra»
y me fui solo a un rincón a comérmela. Dentro de mí
, (Sonnenstrah/en in Stein) y hacer grabar en ellos letras (Buchstaben conservaba, con la cabeza debajo del ala, el recuerdo
darauf einzugraben) «que se llaman egipcias». de un Stilitano sublime y abyecto. Yo estaba orgulloso
En Tebas las grandes estatuas de Memnón no hablaban, aunque de su fuerza y saqué fuerzas de su complicidad con la
tuvieran figura humana. Unas eran monolíticas (Estrabón vio al-
policía. Durante todo el día estuve triste pero serio.
gunas); otras estaban formadas por dos colosos sentados.
Una especie de insatisfacción hinchaba cada uno de
¡Cómo llega el lenguaje a la columna? Llega de un sol interior. En- mis actos, incluso el más sencillo. Me hubiese gustado
tretanto hay que privarla del sol sensible. Este debe ser negado; y la que una gloria visible, resplandeciente, se manifesta~.~
piedra, prescindir del d.ia. Entonces el falo se queda ciego, pie!'de el
afuera, la luz, la forma, el ddos. La piedra blanca se vuelve negl'a.
en la punta de mis dedos, que mi poder me levantase
El Behauten -el habit!culo como falo- solo consigue la interiori- del suelo, explotase dentro de mí y me disolviese, rrie
dad esencial del Selbst al zambullirse en la noche, al elaborar su desparramase cual aguacero a los cuatro vient os. Yo
lenguaje en la piedra negl'a e informe. hubiera llovido sobre el mundo. Mi pólvora, mi polen
Es la Caaba, la piedra negra de La Meca: no hay restos, todo es
rastrillado, rescatado, inscrito, relevado. el polen siempre está amenazado, expuesto al riesgo
de perderse o de destruirse. El ladrón se fija en él en
el momento de volver a Checoslovaquia. De nuevo
Intel'ioridad todavía negativa, recubrimiento de la piedra blanca, acaba de subir una escalera, esta vez, la del jefe de
«cobertura del adentro»: «A ese Se/bst exterior [Memnón] de la la policía: «Durante el interrogatorio (¿Por qué que-
figura se opone la otra figura que indica que tiene en ella un in- ría yo ir a Checoslovaquia? ¿Qué hacía yo aquí?) tem-
blaba por si descubrían mi astucia. En ese momento,
terior. La naturaleza que retorna a su esencia reduce su múltiple conocía la alegría Inquieta, tan frágil como un polen
variedad vital, que se singulariza y se pierde en su movimiento, a sobre la flor de avellano, la alegría matinal y dorada
un habit!culo inesencial (unwuentlichen Gehau-re) que es la cober- del asesino que se escapa•.
h,ra del interior (Decke des Inneren); y este interior no es en princi-
pio sino la tiniebla simple, lo inmóvil, la piedra negra e informe». Y el polen no solo es frágil, como si se fugas~ ante la
El artesano se encuentra preso en esta contradicción motriz en- ley, tiene relación con el amarillo, cae de algo amarillo.
tre el sistema de la piedra blanca (perdida y relevada) y el de la aquí de una borla de músico: «Se cree que ese amari-
llo va a empolvarlos con su polen» (Milagro de'la rosa).
piedra negra que solo releva a la otra para perder también la ver-
dadera interioridad al fallar la voz. Por consiguiente, hay que unir
o reconciliar las dos p!'esentaciones (Darstellungen) del adentro y No vamos a hacer aquí la teoría del polen y de la
del afuera. ¡Cómo debe elabora!' el artesano esta concradicción? disimiente. Desde el principio, seguimos una teoría
De manera enigmática. diferente: la lógica de la obsecuencia y del paraguas
Debemos distinguir aqw entre lo enigmático y lo oracular. El apotropaico, bajo el «aguacero a los cuatro vientos•. Es
preciso alcanzarla siempre pero tras unos indispensa-
oráculo será, en la religión estética, lo análogo del enigma, su se- bles rodeos y unos retrasos apenas calculables. Yo es-
mejante vocalizado. toy si(gui)endo siempre el muerto. Oue me da el paso.
El artesano resuelve la contradicción produciendo enigmas que
componen los dos contrarios, la naturaleza y la conciencia, el aden -
tro y el afuera, lo claro y lo oscuro. Se trata de un dicho ingenioso:
difkil de descifrar, nocturno en su forma, que además se dirige a lo
ioconscienre, sabiduría profunda incapaz de dar sus razones, especie
de criptograma que los egipcios mismos, si nos fiamos de la Estética,
no comprendían. El productor del enigma puede ser irresponsable,
ciego a lo que se escribe con su n1ano. «El artesano unifica ambos
momentos en la mezcla de la figura natural y de la figura cons-
ciente de sí misma, y estas esencias ambiguas, enigmas por sí mis-
La galaxia no simboliza el elemento al que mi esperma
mas - lo consciente en lucha con lo inconsciente, lo interior simple debe tocar («mi pólvora, mi polen hubieran tocado
en lucha con lo exterior multiplemente figurado, la oscuridad del las estrellas•), ella misma es un elemento disemina!.
pensamiento en lucha con la claridad de la expresión- eclosionan Por consiguiente, hay que comprender también cómo
cierto abad de Nuestra-Señora-de-las-Flores «eyaculó
en el lenguaje de una sabiduría profunda y dificil de entender». una simiente de constelaciones,.

El primer lenguaje propiamente dicho es, por tanto, «doble»


(zweideutig) , enigmático, pone en juego, en dos escenas a la vez,
las contradicciones entre lo consciente y lo inconsciente.

El paradigma de esto lo proporciona la religión egipcia. La filo-


sofla de la religión la interpreta como una «religión del enigma»,
- de la oscuridad, de las máscaras animales, de lo inconsciente amu-
rallado. Al espíritu egipcio le falta esa transparencia desvelada que
caracteriza al griego. Su velo representa con anticipación el desve-
lamiento griego. La representación es, pues, un velo; el velo, una Los rodeos de la teoría, al tratarse de texto. de inco.ns-
representación. «La presentación principal (Hauptdarstellung) que ciente y de obsecuencia, parecen interminables. Cada
actitud narrativa, por ejemplo aquí, en lo que podría
hace totalmente accesible a la intuición (anschaulich) la esencia de parecerse a una mala novela popular, inscribe la teoría
este combare [entre lo consciente y lo inconsciente, lo claro y lo en la literatura. A cada personaje, cada apellido, nom-
oscuro, ere.], la podríamos encontrar en la imagen de la diosa de bre. sobrenombre. el texto los aprieta, los empalma
plegándolos a su propio ritmo, a su propio deseo: pre-
Sais (Neith) que era presentada (dargertellt) velada (verschleíert). texto y prebenda para un narrador que, lo mismo que
La inscripción en el templo lo simboliza y formula expresamente el susodicho abad, se traviste y goza de la muerte de
-"soy lo que ha sido, es y será; mi velo ningún morral lo ha le- aquellos, incluso de su suicidio: «El gesto final de Er-
nestina hubiese podido realizarse rápidamente pero,
vantado todavía"- que la naturaleza es un ser- diferenciado en sí, lo mismo que Culafroy por lo demás, está al servicio
a saber, otro opuesto a la manifestación pero que se ofrece inme- de un texto que ignora, que yo inscribo y cuyo desen-
diatamente, un enigma». lace ha de llegar a su hora. Ernestina sabe todo lo que
su acto comporta de miserablemente literario, pero te-
El velo no simboliza el enigma. El enigma es la estructura del ner que someterse a una mala literatura la torna to-
velo suspendido entre los contrarios. davía más conmovedora a sus oj os y a los nuestros,.
¿Está Hegel, en este caso, inventando una palabra? ¿Está jugando, Ernestina, la madre de Divina, sabe que este va a
entonces, de forma viciosa, a la manera egipcia, con los signifi- morir y que ella debe simular el suicidio de su hijo:
«Diré que se ha matado». •la lógica de Ernestina, que
cames? Citando el final de una inscripción del templo de Neith en. es una lógica escénica, no tiene nada que ver con la
el B.ajo Egipto, Hegel, cual greco-alemán, la descifra para leer en verosimilitud, dado que la verosimilitud es la desau-
ella todo el curso del sol que se pone en occidente y se recuerda torización de las razones inconfesables».
dentro de sí. La historia de esta Erinnerung es una historia de fa-
milia. El sol espiritual es a la vez el hijo y el padre del sol sensible,
lo mismo y lo inverso circular de aquel que alumbró, en suma, la
República. Y esto para anunciar la resolución hermenéutica y te-
leológica del enigma en la religión griega (estética) y después en
la religíón cristiana (revelada): «[La naturaleza). .. tiene un in-
terior, algo escondido (ein Inneru, Verborgenu). Pero esto quiere
decir más adelante en la inscripción: "el fruto de m i carne es He- Ella da el paso que no hay que seguir.
lios». Esta esencia todavía escondida enuncia, pues, la claridad, el
sol, el devenir- sí- mismo- claro, el sol espiritual (geistige Sonne)
como el hijo (den Sohn) que naced. de ella. Esta es la claridad. que
es alcanzada en las religiones griega y judía, alH en el arte y en las
bellas formas humanas, aquí en el pensamiento objetivo. El enigma De hecho, Ernestlna va a matar a su hijo y a «incu-
barse» sobre la losa del cementerio, sobre su «pie-
es resuelto¡ la Es.finge egipcia, conforme a un mito maravilloso y dra blanca un poco abombada», como un huevo o una
lleno de sentido (Bedeutungsvollen), es muena por un griego, y el obra. Habrá sostenido el revólver «como un falo en ac-
' ¡ ción», «preñada del asesinato, encinta de un muerto•.
enigma en cuentra su solución: el contenido es el hombre, el espíritu
«Este libro no quiere ser sino una parcela de mi
1 ¡ librey que dispone del saber de sí». vida interior.. Propósitos en el origen de las Pompas
La resolución edípica del enigma anuncia el fin de la religión fúnebres: la fuente es única pero las desembocadu-
natural en su último momento. El pensamiento alcanza la claridad ras o las columnas son dobles. Hay que pasar de una
firma a la otra, no se puede echar mano o lengua de
de su ahí (Da- sein) desvelado, el artesano se convierte en un «tra- las dos a la vez.
bajador del espíritu», consciente de su actividad, en un artista. La
elaboración instintiva, cuasi animal, es ahora un arte.
Como historia esencialmente griega, abierta por la muerte de la
Esfinge, también la religión estética se desarrolla según el ritmo
ternario de un silogismo: la obra de arte abstracta, la obra de arte
viva, la obra de arte espiritual. Es el mismo ritmo, con un conte-
nido análogo, que el de la religión natural (abstracción indetermi-
nada de la esencia luminosa, vida de las plantas y de los animales,
espiritualidad), dividiéndose a su vez en tres cada uno de los tres
momentos, según una estructura silogfstica infinitamente represen-
tativa de sí misma y siempre abismal. ¿Pero est:Í. el abismo saturado Este es el origen único y doble del asesinato. Del ase-
sinato único y doble.
o ahondado por una «puesta en abismo»? Y entonces, ¿ahondar es
arriesgarse? ¿Y con vistas a qué?
La obra de arte abstracta mantiene la figura de los dioses en el
bloque de la cosa espacial. Pero en ella el concepto se despoja del cris- Designios que no se reducen nunca a uno solo, de ahí
tal anguloso del entendimiento, de la mezcla de formas inorgánicas la división del clamor: kólpos.

L J
y vegetales, de la imitación en general. Se retira la piedra negra de La madre resta tras haber matado porque anda de ca-
su ganga animal, las figuras representadas ya no son las esencias beza sin saber ya de donde dar de mamar. Dibujos de
flores: «La vieja alucinación de mi infancia se impuso y
de la naturaleza sino de claros espíritus, los espíritus éticos de los solo puedo traducirla con la siguiente imagen: flores
pueblos conscientes de sf mismos. En cuanto que son figuras nacio- inmóviles, sin confundirse, pero con una fuente única,
nales singulares, Atenea por ejemplo, guardan todavia en sí mismas se agolpan en su boca que separan y llenan. Uno de
los soldados hizo un ligero ruido• Pompas fúnebres.
cierto espesor natural, un relieve de naturaleza. Esta naturalidad
debe ser relevada. Pero en cuanto que la obra no pertenece al ele-
mento de la lengua, en cuanto que se extiende en el espacio, resta
y tumba fuera de .la operación del artista. Se opone a él. El todo de
la obra está cortado, como un resto, de su elaboración.
Esta cesw·a adopta dos formas contradictorias e indisociables que gl: la estrictura del orificio - gollete de estrangula-
miento- informa entonces un bloque de caseína, por
se intcrsecan sin cesar. Por una parte, esd. la borradura, la omi- ejemplo, un eructo, un pedo, un resto para hacer en
sión del artista: este es suficientemente desinteresado para declarar todo caso su tumba.
que su obra vive por sí misma, se anima sin él, arrastra su firma.
Pero al arrastrarla la conserva y, por otra parte, bajo esta temática
modernit aria, Hegel detecta inmediatamente la astucia o el envés
disimulado, disimulador, la hipocresía de la otra unilateralidad.
El artista, en efecto, comprueba.que la obra, al poder de este modo Pero es siempre la madre - ahora sabemos que esta
desgajarse y caer de él, no et igual a él; comprueba que dicha obra no palabra ya no quiere decir nada más que lo que sigue,
ha producido una esencia igual a su autor (kein ihm gleiches Wesen obsecua, resta tras haber matado a lo que ha hecho
nacer. Acabamos de comprobarlo en Nuestra-Seño-
hervorbrachte). La animación propia de la'o bra, la admiración de los ra-de-las-Flores. Se puede hacer en Pompas fúnebres.
admiradores, las ofrendas, incluso los sacrificios que provoca y que Con frecuencia he planteado la pregunta: ¿qué quiere
la llevan a la conciencia: el artista sabe que todo esto es inferior a decir aquí para un texto y en un lenguaje en general?
¿Cuál es el aquíy ahora de un clamor?
su trabajo, a su elaboración, a su producción, precisamente porque
se despega de él. Entonces, mediante su retirada, el artista se eleva
por encima de su resto y, al mismo t iempo, lo retiene como una
pequeña parte, un trozo de sí mismo. La omisión, la inapariencia
de la firma entraña simultáneamente una operación de dominio ¿De un resto?
y el dominio de la operación. Todo esto debe ser reconocido como De un resto que ya no sería -ni reliquia ni secuela-
de ninguna operación.
el hecho (Tat) del artista en su estrategia
Hegel a un coleccionista de au-
tógrafos : •Si se me hubiese infatigable. Si los admiradores «se sitúan
hecho llegar directamente el debajo (darunter retzen) y reconocen ahí
deseo de añadir a una colec- su esencia que los domina, él se sabe, por
ción de autógrafos algo de mi
mano, habría pedido que se me su parte, su señor (Meister)». La respuesta de Pompas fúnebres acusa al resto de la
dictara un texto a este efecto. Para cicatrizar este corte entre la elabo- madre de haber cometido el asesinato. Detengámo-
Ahora no puedo pedirlo por es- ración y la obra, entre el autor y su resto, nos cerca de aquí: «¿... flores marchitas? ¡Joven! No
crito, porque, oor ese mismo hay ninguna duda, me dije, es aquí. .. MP rJ¡,tr,v¡, ;illí.
hecho, dicha petición se vol- para, por tanto, pensar ese corte, la obra "Aquí" y las palabras que habían de segulr: "donde
vería superflua. Baste, pues. a debe seguirpresente para el artista, sin caer lo han matado" pronunciadas, aunque fuese mental-
lo superfluo que la petición se mente, aportaban a mi dolor una precisión física que
de él como una cosa truncada en el espa-
haya realizado y, por ese mismo lo exasperaba. Las palabras eran demasiado crueles.
hecho, anulado. Berlín, 6 de ju· cio, como un excremento admirable por Después me dije que las palabras son palabras y que
lio de 1827. H.• encima del cual el señor reina olvidándose. no cambiaban en nada los hechos.
El elemento del arte no será ya, pues, cosa en el espacio y sin con- «Yo me esforzaba en decir. en volver a decirme con
ciencia; será ,iempo y voz. Aun cuando -y en la medida en que- el la irritante repetición de las sierras rAs-cá, rAs-quí,
rAs-cá, rAs-quí. Mi espíritu se afilaba en el lugar que
tiempo es la verdad del espacio que releva. Es preciso que la obra
«aquí• designaba. Yo ya no asistía siquiera a un drama.
encuentre tiempo para devenir conciencia presente a sí misma. Ningún drama podía haber pasado en un lugar tan es-
La piedra debe ponerse a hablar: «La obra de arte requiere, por trecho. insuficiente para cualquier presencia. "rAs-cá.
rAs-quí, rAs-cá, rAs-quí. Donde lo han matado, donde
tanto, otro elemento de su Dasein; el dios, otro proceso (Hervor-
lo han matado, donde lo han matado, don Dlo ha ma-
gang) distinto de aquel en el curso del cual, desde la profundidad tado. don D lo ha matado..." y, mentalmente, hice este
de su noche creadora, cae en su contrario (in das Gegentril -su epit~fio; "Aquí don D lo ha matado"•.
trozo adverso- herabfallt), en la exterioridad, en la derermina-
ci6n de la cota inconsciente de sí misma. Este elemento superior
es la lengua (Sprache) , - un Dasein que es existencia (Existenz)
Resto aquí o clamor que no se puede detener.
inmediatamente consciente de sí misma. Del mismo modo que en
la leogua la conciencia de sí singular está ahí (da i.rt), ella es tam-
bién inmediatamente como un contagio (Antteck.ung) uni-venal».
El alma existe entonces «como alma».

Al que algún doble pone trabas.

El b1'mno es esta presencia de lo universal en lo singular, del aden-


, ero en el afuera, de la producci6n en la obra, del dios en su figura
animada. El canto religioso, el flujo ferviente de la voz religiosa,
reúne las singularidades en un mismo elemento de fuego y de agua
(die ,l[ndacht, in a/len angezündet, ist der geistige Strom). Fluye y
consume todos los restos.
Sin embargo, contrariamente a la costumbre, es de un resto de Tras la muerte de Divina. las exequias las regula, pues,
el abad que concentra en él todos los deseos. Es un
lo que se habla después del himno, y es objeto de un desarrollo más
travestí que se las sabe todas en cuanto a robos con
amplio y más embarazoso. Se trata del ordculo: se relaciona con fractu ra y destripamientos. Todas las palabras siguen
el tiempo de la palabra corno el enigma con el espacio de la escri- en silencio hasta la total dispersión de la teoría y del
susodicho seminario. Desagregación, expolio, pintu-
tura. Las proposiciones oraculares, simples y universales, vienen ras y flores.
de fuera de la comunidad. (a diferencia del himno, experiencia de «Bajo la lluvia, ese negro cortejo, estrellado de
comnni6n interior). Son sublimes, pero su universalidad se roma rostros multicolores, mezclado con el perfume de las
pinturas y de las flores, siguió al coche fúnebre. Los
fácilmente trivialidad, sobre todo en el primer tiempo del oráculo,
paraguas redondos y planos, ondulando sobre la teo-
el de la religi6n natural y el de la esencia luminosa. Al devenir pa- ría deambulante, la mantenían suspendida entre cielo
ra-sí, el oráculo recobra las verdades universales en un lenguaje y tierra.[... ] El coche fúnebre tenía alas en los ejes. El
abad salió el primero bajo la lluvia cantando el dies
propio de la comunidad: es, por ejemplo, la <~ley cierta y no escrita»
irae. Se levantaba la caída de su sotana y de su capa
de AntÍgona, la ley de los dioses que habla en el coraz6n de los como, en el seminario, le habían enseñado a hacer los
ciudadanos. Este relevo del oráculo «natural» deja en suspenso la días de mal tiempo.[...) Ese abad, sepámoslo, era jo-
suerte, el azar, la tirada de dados en la lengua. El oráculo natural y ven: se adivina que tenía un cuerpo vibrante de atleta
apasionado bajo sus paramentos fúnebres. Es decir
espontáneo es el caso fortuito en el que el lenguaje cae en la cuenta que, en resumidas cuentas, llevaba dentro un travestí.
de la verdad universal De ahí un 4 suerte de división en dos del «En fa iglesia, al no haber sido todo el oficio de di-
funtos más que el "Haced esto en mi memoria", el
od.culo: lenguaje propio y lenguaje ajeno. Sócrates, por ejemplo, abad, acercándose al altar de puntillas, en silencio,
busca en él la voz de la filosofla, pero deja que la palabra ajena de había forzado la cerradura del \abernáculo, apartado
su daimon le sople consejos sin necesidad, preceptos contingentes, el velo como quien aparta a medianoche las cortinas
de una alcoba, aguantado la respiración, tomado el
le diga la buenaventura¡ que converse con él sobre la oportunidad copón con las precauciones de un ladrón desenguan-
de un viaje, etc. «Del m ismo modo la conciencia universal extr ae tado, finaimente, tras romperla, se había tragado una
el saber de lo contingente del vuelo de los pájaros, de los árboles, hostia sospechosa•. Exploremos el corpus, hagamos
el inventario de todos los tabernáculos más o menos
o de las fermentaciones de la tierra cuyos vapores arrebatan. a la vacíos de sentido, •habitáculo secreto• del Milagro,
conciencia de sí su poder de reflexión; porque lo contingente es lo «donde está, en la galera, el Capitán,, receptáculos
irreflexivo y lo ajeno, y la conciencia ética se deja determinar en forzados, fracturados, destripados, reventados. Es asi-
mismo, en Nuestro-Señora-de-los-Flores, el nombre
este punto de una forma irreflexiva y ajena, como con los dados de un garito: «Todas las maricas del Tabernáculo y de
( wie durch ein Tf/ürfeln) » . El odculo como tal, antes de la ley inte- los bares de los alrededores ...•.
rior y no escrita, está ligado a la suerte (Lot). DM Orak.el oder LaI .

Mientras está cantando, transportado a una Hungría


fantástica ¡país de los hunos y de los caballos castra-
dos), surge el rostro de un joven extranjero, con una
colílla apagada en la boca.
El petroglifo sigue e.stando fuera de la conciencia. Su opuesto, el
himno, desaparece inmediatamente, como la voz, en el momento
mismo de su producción. Al igual que el tiempo, ya no está ahí al
punto, inmediatamente, desde el momento eo qu.e está ah{, en cuanto La colilla está en la boca como una palabra o un bo-
cado. Exquisito.
que escá ahí ( wie die Zeit, zmmittelbar nicht mebr da, indem Iie da frt).
El Da se establece en cuanto que se retira. En su contra-tiempo.
El arte abstracto está constituido por esta doble unilateralidad: el
no-movimiento espacial y el movimiento temporal, doble pérdida Lengua argotífera, objeto cortado que casi deja caer su
de la figur a divina, el arte plástico y el arte !frico. ceniza cuando todavía lo estamos chupando, la glosa
Esta doble pérdida es relevada en el culto. En él, la esencia divina hace que el at>ad se empalme: «La palabra "colilla"
y el sabor del tabaco chupado hicíeron que el espi·
desciende de su mis all:I. hasta la conciencia. El cülto es en primer nazo del abad se envarase, se echase hacia atrás con
lugar abstrat.:to, se anuncia en el fervor del himno que se limita a tres golpecitos secos, que repercutieron en vibrado•
nes a través de todos sus músculos y hasta el infinito,
su representación: interior, secreta, inefectiva. Es el momento de
y este se estremeció por ello y eyaculó una simiente
la purificación interior en el que el alma no sabe que ella es el mal. de constelaciones,.
Purifica su superficie con las aguas y la recubre de telas blancas. Pero
el culto no debe ser secr eto, debe dar lugar a gestos, a operaciones
hubiesen tocado las estrellas. Yo amaba a Sti.litano. Pero
efectivas: el sacrificio y el goce, la astucia del goce eo el sacrificio.
La acción del culeo, su .manipu lación (Handlung) comienza con el
amarlo en la aridez rocosa de ese país, bajo un sol irre-
abandono (Hingabe), la renuncia a poseer y a gozar, sin provecho vocable, me agotaba, rodeaba con fuego mis párpados.
aparente. Pero el sacrificio retoma con una mano lo que da con la Llorar un poco me hubiese acobardado. O hablar mu-
otra, y es preciso tener esto en cuenca m ediante un doble registro. cho, mucho tiempo, con brillantez, ante un aud ito-
Lo que se sacrifica parte «en forma de humo» (in Rauch) como
el efluvio de una consumición o de una descomposición. Pero es
rio atento y respetuoso. Yo estaba solo y sin amigos».
2,88
conservado en la sublimidad de su esencia, como un espÍritu. El Lo que yo había temido, naturalmente, se repro-
f animal sacrificado se convierte en el signo de un dios, los frutos d.uce. No deja ya de hacerlo. El mismo estadio. Hoy,
consumidos son Ceres y Baco vivos. El sacrificio se re apropia el goce
aquí, ahora, abandonado, yo, en la inmensa explanada,
1 pero la «astucia» del goce se arrastra ella misma, se consume ella
misma:« ... el resultado en el goce se hurta él mismo su ser-ahf (das el residuo de
f Resultat tan Genusse sich selbst s-ienes Daseins bera1ebt)».
El fin del goce es el fin del goce: punto y final. El hueso del goce,
r
su oportunidad y su pérdida consiste en que debe sacrificarse para
11

!!
ser ah{, para darse su ahí, para llegar a cocar su Dasein. Té/os del
goce, igual a m uerte; este serÍa el (no) punto final si no hubiera,
para el deseo infatigable de la dialéctica especulativa, todavfa una
1 vuelta más, anillos que aún hay que completar y aniversarios que Su hora la unción el estertor mueca extrema la losa la
' aún hay que celebrar.
l¡ La oposición del sacrificio y del goce se releva en el trabajo, pero
basílica se eleva por lo reígido su madre que se muere
' en el goce del tr abajo, en el goce de los productos duraderos de la de ganas de cerrarle ella misma los párpados.
elaboración que difiere el goce. La morada y el ornamento de los
dioses, toda esta parafernalia sólida ya no tiene la naturalidad de
las estatu as. Y es elaborada por el hombre que se reapropia su goce
en la fiesta. Los lugares y los objetos del culeo, los aleares, los tem-
plos, etc., son como el hueso duro que resta de los sacrificios y del
goce consumado, ciertamente, pero ocupan el lugar del trabajo en
la ciudad. En ella, el productor humano reparte con el d ios todos
los goces de la fiesta. «El dia de la fiesta, este pueblo adorna tanto
sus propias casas y su s propios vestidos como sus ceremonias con
Bóveda del ojo en blanco.
gracia y belleza. De este modo recibe a cambio (Brwiderung) de
sus dones la recompensa del dios agradecido (dank.baren Gotte) y
las pruebas de su favor, al vincularse (verbandt) a él gracias a su
trabajo y no con la esperanza y una efectividad posterior (spaten
Wirk.lichk.eit); y es que en las honras tributadas y en la presenta-
ción (Darbringung) de los dones posee inmediatamente el goce de
su propia riqueza y adornos». ¿Cómo lo hace? Está listo. Siempre tuvo su cadáver
Es la fiesta del trabajo y el era.bajo de la fiesta en la ciudad griega. con él, en su bolsillo, en una caja de cerillas. A mano.
El sacrificio reapropia el goce perdido por medio del trabajo en el
culto; y el culeo es un intercambio del trabajo con el dios que de-
Ello se enciende solo. Debería. Siente que se convierte
vuelve a los trabajadores el goce inmediato de los productos a los que en obstáculo para su muerte, es decir, él, un pequeño
hablan renunciado, sin esperanza aparente de retorno. El dios re- ser vivo, para la sobreelevación sublime, despropor-
vierte en los trabajadores el sacri:6.cio de la plusvaHa. Don contra don: donada, sin medida, de su coloso. Él no es más que
te doy o te sacrifico esto que adquiere más valor al ser sacrificado,
objeto de ornamento imS.til, ornato perdido. El reconocimiento del
un detalle de su doble, a menos que sea lo contrario.
destinatario restituye el goce; y la fiesta, esta fiesta al menos, lejos de Siempre más, con un bocado, que con la totaiidaG
abrir un puro e imposible gasto seminal, organiza, estrictamente, la del otro. Hambre -y fin- de la pulsión.
circulación del gozar en el culto. Té/o¡ del culto, especular el goce Está listo. ¿Cómo lo hace?
de Dios y beneficiárselo. Tan despojado, completa-
siguiendo la gatería fenomenológica («Este Estamos en el círculo dioni-
devenir presenta (ste//t... dar) un movimiento mente desnudo. Faltan tan-
lento y una consecuencia de espíritus, una siaco. El tercer momento del arte
gatería de imágenes (eine Galerie von Bil- abstracto, la religión que se ins- tas letras. Ninguna A suena
dem) ...»), de estación en estación, volvere- cribe en él, no deja ya de ser la fase en su nombre. Ninguna R
mos hacia la IC yel Sa, pasado el «calvario del
espíritu aosotuto». En él nos volvemos a en- más abstracta del movimiento ul- sobre todo, ni siquiera una.
contrar, muy cerca del «calvario• -que hay que terior, la obra de arte viva. A tra-
inspeccionar desde amtlos lados--, con la ,cer- vés de su silogismo, un proceso de Tampoco hay G a la que una
teza de su trono» (Gewissheit seines Throns). consonante, una A o una U
Basta en suma, apenas, con esperar. lenguaje se afana todavía en el re-
Todo esto hatlrá sido proyectado, hecho levo del resto. vengan a endurecer o a ten-
pedazos, cerrado, clavado, tumtlado, relevado, El primer momento unilateral
repetido, en torno a la Pascua. sar, detener, angular. Grabar.
El círculo de ta galería fenomenológica se es el delirio báquico, el Taumel, la
Impedir gemir, gimotear, dar
reproduce y se envuelve en un círculo en la ebriedad desbordante en el curso
gran Lógica y en la Enciclopedia. ¿Cuál es de la cual el dios se vuelve presente. vagidos. Está solo, sin nin-
la diferencia entre dos ediciones del mismo
círculo? Hegel, que acatla de enterarse de La esencia luminosa ascendente se guna de las letras buenas,
«la venta rápida de la segunda edición» de la desvela como lo que es. El goce es el ella las ha guardado todas
Enciclopedia, conña a Winter, en 1827, sus misterio de esta revelación. Porque
inquietudes. Le pide que actúe como «ga- para ella, para su nombre de
rante del pago puntual de tos honorarios». lo místico no reside en la disimu-
«Por et número de hojas primitivo (18) en ta lación de un secreto ( Geheimnfr) pila. I también le falta. La L,
primera edición hemos fijado los dos tercios o de algo no sabido. Pero lo que no la tiene siquiera.
del honorario, que asciende a 25 florines;
por el número de hojas posterior, nos he- aquí se desnuda pertenece toda- La ha dejado caer, sin hacer caso, sin uno, completa-
mos atenido a este honorario, y por las 18 vía al espíritu inmediato, al espíri-
restantes de ta segunda edición nos hemos tu-naturaleza. El misterio del pan mente desnudo, justo para especular con ello, sin ima-
contentado con 22 florines por hoja; al cerrar gen, sin saberlo, sobre su nombre. Sin lo cual.
este acuerdo me he reservado el derecho de y del vino todavía no es uo que es
reclamar honorarios por lo que fuera añadido -que no dejaya de ser-: el de la
en una nueva edición.[ ...] ¿Se incrementará carne y de la sangre. Dioniso debe,
en la nueva edición este número de hojas?
¿Y cuánto? Todavía no puedo tener ni idea por tanto, pasar a su contrario, so-
dado que este tratlajo me ha sorprendido segarse para existir, no dejarse be-
de improviso y aún no he podido hojear la ber y consumir por la «horda de
otlra desde este punto de vista; pero, de una
forma general, preveo que no aportaré ningu- mujeres exaltadas». Leche de duelo sellada (coactada, estrujada, estre-
na modificación o adición importante. - La Se dedica a hacer gimnasia en- chada, escondida, coagulada, cuajada).
tirada queda fijada como antes en 1.000 tonces.
ejemplares, con 18 ejemplares de autor,
12 en papel vitela y 6 en papel de escritlir. Apolo no es nombrado, cierta-
,Como he recibido tan tarde el anuncio de mente; pero lo opuesto, la parte
la necesidad de una nueva edición (la carta de adversa, la estancia contraria a la
M. Oswald está fechada el 13 de julio) resulta
que et envío del manuscrito no podrá tener lu- que lo dionisiaco debe pasar para
gar sino tarde - más tarde sin duda de lo que «sosegarse convirtiéndose en ob-
Ud. desearía; con mis trabajos, que después jeto (Iich zum Gegenttande beruhi- Empiezo a tener celos de su madre que pudo, hasta el
se han acumulado, no puedo decir nada pre- infinito, cambiar de falo sin detallarse. Hipótesis dios-
ciso sobre la fecha. Pero haré to positlle para gen)», se alza como el cuerpo eri-
que la edición pueda aparecer por Pascua•. gido en la gimnasia griega, la bella devenida padre en sí por no estar allí.
«J(ó.rperlichkeit». La figura del hombre se cultiva en lugar de la co- Él permanece ligero, no cesa de aligerarse. Cómo
lumna escultural de la divinidad. Lo divino se deja reapropiar en vivir así. Todo está bloqueado en la cuenta materna.
lo humano: intercambio también de las dos erecciones, de las dos
Vencimiento. Hubiese bastado con tan poco, una A,
instituciones, puesta en movimiento y rebrote de vida. Plusvalía
de la contradicción que (se) contrae consigo misma, se torna re- una R, una G, para que ello hubiese prendido de otra
galo por lo restante. manera, para que ello se hubiese detenido en otro lu-
gar, para que ello se hubiese anclado en otro fondo y
hubiese arañado o rascado otra superficie, la misma no
obstante. Para que ello no se deslizase más. Consigo,
con su pompa fúnebre, otro contrato. Otro legado. Para
saldar, sobornar el no deja ya del antepasado absoluto.
«Vor der Sonne kamst du zur mir, dem Einsamsten.
Wir sind Freunde von Anbeginn: uns ist Gram und Grauen und
Grund gemeinsam: noch die Sonne ist uns gemeinsam.
Wir reden nicht zueinander, weil wir zu vie/es wissen -: wir
Pero una vez más, movimiento de balanza, todo se fija en la obje- schweigen uns an, wir ldcheln uns unser Wissen zu.
tividad exterior que ha sido opuesta a la conflagración dionisiaca. [...] was uns gemein ist,- das ungeheure unbegrenzte Ja -...»
Tenemos, por tanto, dos trozos opuestos que se contradicen en su
unilateralidad respectiva. El equilibrio (Gleichgewicht) es roto sin Es muy árido, en la inmensa explanada, pero ello no
cesar. En el delirio, el sí mismo (Selbst) pierde el conocimiento; en hace más que empezar, el trabajo, aquí, desde ahora.
el estadio, el espíritu es el que está fuera de sí mismo. Desde que ello comienza a escribir. Comienza apenas.
No falta más que una pieza.
Ello chirría. Rueda sobre los troncos de árbol caí-
dos. Poleas. Las cuerdas engrasadas se tensan, solo se
las oye a ellas y la respiración de los esclavos doblados
en dos. Buenos para tirar. Látigo del contramaestre, que
A través de la obra de arte espiritual -lenguaje de parte a parte- la
reconciliación se anuncia: síntesis de la religión estética (abstrac- azota. Renovación de fuerza atada. La cosa es oblicua.
ción, vida, espíritu). El silogismo del arte espiritual (épos, tragedia, No deja ya de formar un ángulo con el suelo. De nuevo
comedia) conduce a la religión estética hasta la religión revelada. muerde lentamente su sombra, segura de sí. Hubiese
A través, por tanto, de la comedia.
bastado con tan poco, el mínimo error de cálculo, di-
cen ellos, si ello tumba, si se inclina y reclina hacia la
cama del otro, la máquina todavía es demasiado sim-
ple, el modo de escritura precapitalista.
Un tiempo para perfeccionar la semejanza entre Dioniso y Cristo.
Entre ambos (no deja ya de hacerse) se elabora en resumidas
cuentas el origen de la literatura. Lo que yo había temido, naturalmente, no deja ya
Sin embargo esta corre hacia su pérdida, por haber contado sin de reeditarse. A día de hoy, aquí, ahora, el residuo de

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