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CLAP Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

En relación con los llamados Comités Locales de Abastecimiento y


Distribución –CLAP-, entidades creadas por el gobierno de Nicolás Maduro para la
distribución casa por casa de productos regulados, han corrido rumores sobre la
naturaleza y fin de los mismos. En principio, se encomiendan a tales entes la
realización de censos en sus comunidades para identificar las carencias
alimenticias de las personas. Pero en realidad, se trataría de priorizar a quién se
les va entregar las bolsas de comida, lo cual sería en un orden muy definido.
Primero, militantes activos del Partido Socialista Unido de Venezuela –PSUV-;
segundo, partidarios aliados al PSUV, tales como el Partido Comunista de
Venezuela –PCV-, el Movimiento Revolucionario “Tupamaros”, etc.; tercero,
vecinos afectos al gobierno, aunque no necesariamente con militancia partidista; y
cuarto, aquellos que si bien no se les conoce una tendencia política clara con el
gobierno, tampoco se saben que son opositores. De este esquema se comenta
que hay instrucciones precisas de dejar por fuera a los miembros de la oposición,
sean militantes o simpatizantes.
De ser cierto este rumor, estamos en presencia de un crimen de Lesa
Humanidad cometido por el gobierno de Nicolás Maduro. Desde un punto de vista
del Derecho Internacional Público, conviene distinguir entre el genocidio y el
crimen de lesa humanidad (también llamado crimen contra la humanidad). Según
la Convención de Naciones Unidas para la Prevención y Sanción del Delito de
Genocidio (1948), se entiende como tal cualquier acto dirigido con la intención de
destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como
tal. En esta definición de genocidio se excluyen expresamente a los grupos
políticos. Esto se debió a la presión de la otrora Unión Soviética, la cual estaba
llevando a cabo su propio exterminio de centenares de miles de opositores a
Stalin, los cuales fueron fusilados, ahorcados, expulsados, muertos de hambre y
condenados al exilio en los tristemente célebres gulags.
Por otro lado, los crímenes de lesa humanidad en la actualidad se regulan
por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (1998). En el artículo 7 de
dicho instrumento se define al “crimen de lesa humanidad” a aquellos ataques
generalizados o sistemáticos contra una población civil, fundados en motivos
políticos, raciales, étnicos, culturales, religiosos. Estos ataques comprenden, entre
otros, la privación de alimentos y medicinas, u otros actos inhumanos de carácter
similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos, o atenten gravemente
contra la integridad física, o la salud mental o física.
Como se puede apreciar, el Estatuto de Roma es muy claro. Se está en
presencia de un crimen de lesa humanidad cuando se priva de alimentos y
medicinas a un grupo de población por motivos de su militancia política. Desde el
oficialismo se suman voces para que en aquellos sectores donde el gobierno no
cuenta con apoyo popular (o dicho en la jerga oficial, en las “zonas de silencio”,
esto es, en los sitios donde el PSUV no tiene estructuras partidistas) se imponga
un duro racionamiento de alimentos. La consigna sería acorralar, amenazar,
asustar, amedrentar por hambre a quienes se atrevan a disentir del gobierno. El
mecanismo es sencillo: si me criticas, no comes; si protestas, no comes; si
piensas, no comes…
Yo me pregunto ¿por qué la actuación solapada, silenciosa, opaca de los
CLAP? ¿Es que acaso en verdad existe la intención ruin y miserable de acaparar y
repartir la comida solamente a los acólitos del régimen de Maduro en sus últimos
días? ¿O busca señalar a los miembros de la oposición para exterminarlos por el
hambre? ¿Quién maneja las listas de alimentos, con un poder sobre la vida y la
muerte de los vecinos? ¿Quién decide quién come y quién no?
Si resulta cierto que los CLAP tienen órdenes de repartir la comida
solamente a los miembros del PSUV, o peor aún, de restringir el acceso de los
alimentos a la oposición, es algo a lo cual debemos estar atentos. Cualquier
directiva, oficio o comunicación del gobierno señalando esa conducta debe ser
motivo de prueba irrefutable ante la Corte Penal Internacional para señalar a
Nicolás Maduro y a su nefanda camarilla de gobierno por delitos de lesa
humanidad. En esta hora aciaga, mientras este gobierno agoniza, debemos
impedir que más venezolanos sigamos sufriendo por el fanatismo ideológico, la
impericia gubernamental y la delirante megalomanía del régimen. NO A LOS
CLAP.

Prof. Lenin Eduardo Guerra 05 de junio de 2016


Departamento de Políticas Públicas
Universidad de Los Andes-Venezuela
leninguerra@gmail.com
Twitter: @guerra_lenin

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