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Consideraciones informáticas 2: Real y Aparente

(Bases filosóficas para una ética informática)

Santiago Martín de Salterain


(www.desviosdigitales.blogspot.com)

Real y Aparente
(Bases filosóficas para una ética informática)
Dividir el mundo en mundo real y mundo aparente es una manera de asumir la
existencia que en un momento post-metafísico como el nuestro aún no ha
desaparecido 1. Seguimos encontrando dicha división en la cotidianeidad a la hora
de hablar de Internet o sus afines informáticos. Es más, aún “juzgamos” la bondad
o maldad de Internet en base a su supuesta irrealidad. Hablando rápidamente, el
mundo de Internet no es real y he ahí su falta. “No nos comunicamos realmente con
el otro por Internet”. No es necesario una cita para ilustrar esta concepción, ya que
se trata de un lugar común. De lo que se tratará aquí es de plantear la inutilidad
para una ética informática de asumir el problema en términos de real y aparente.
Relacionaremos esto también con un acercamiento al papel que puede jugar el
cuerpo en relación a la informática.

La crítica a la división mundo real/mundo aparente ya fue desarrollada de manera


conocida por Nietzsche. Lo encontramos sintetizado en “La historia de un error”
(en El Crepúsculo de los ídolos), donde desde Platón hasta Kant se encuentra dicha
división. Cómo bien lo explica Deleuze en su lectura de Nietzsche, esto ha sido en
detrimento de la vida, que se ha visto “juzgada” por valores externos a ella,
llevando a la vida a grados cercanos a cero. Esto es el nihilismo. Valor de nada.
Manera reactiva de asumir la vida que solo la soporta cuándo se le quita todo lo
que hay de vida en ella. Platón desdeñando el cuerpo. Se trata a fin de cuentas de
una “moral”. Así lo explica Germán Cano en su introducción a Nietzsche:

“Moral, en una palabra, es toda problematización que, insatisfecha con la


ambivalencia esencial de la vida, pretende infructuosamente escapar de ella al
abrigo de un mundo ideal. Por medio de este desdoblamiento ficticio entre lo real y

1. Clement Rosset crítica la necesidad de duplicar el mundo en Lo real y su doble: Ensayo sobre la Ilusión
(2015).Buenos Aires: Libro del Zorzal
lo ideal, la imperfección de la existencia resulta sublimada hacia otro nivel de ser,
con una grave consecuencia: la culpa de la vida” (Cano, 2014: XLLII)

La culpa, factor principal del nihilismo. Pero no es la crítica a la metafísica el


principal objeto de este escrito. Se trata de preguntarnos lo siguiente: ¿No se
mantiene acaso una moral a la hora de pensar Internet en términos de real y
aparente? En efecto los valores del nihilismo denunciado por Nietzsche se han
invertido. En el paradigma anterior este mundo sensible carecía de realidad. El
cuerpo era un impedimento para acceder a una supuesta verdad. Ahora es a la
inversa y aquí el cuerpo juega un papel fundamental. Ante una comunicación vía
Skype o por redes sociales, no faltará alguien que juzgue que aquella no es una
comunicación real o completa. ¿Por qué? Porque falta la presencia física del
cuerpo. Antes la presencia del cuerpo imposibilitaba el acceso a lo real. Ahora la
ausencia del cuerpo imposibilita el acceso a lo real. He aquí la culpa de Internet, de
la informática, de las redes sociales. Los valores se han invertido, pero la estructura
es la misma: Real y Aparente. Platón y cierto cristianismo juzgaban al mundo
sensible en base a un mundo inteligible que le da sentido. Nosotros juzgamos la
irrealidad de internet, de los cuerpos que hay en él, en base a un mundo real físico
que le da su sentido, o denota su sin-sentido. Aristóteles le dará en su Metafísica
primacía a la vista, la Idea Platónica (el eidos) hace referencia a “lo visto”. Sentidos
como el tacto quedan dejados de lado en un mundo de irrealidad en estos filósofos.
En la actualidad el tacto, el gran olvidado anteriormente, es reivindicado como
aquel cuya ausencia hace que la comunicación y los cuerpos de Internet sean
“menos reales”. Pero la estructura de los dos mundos se mantiene.

Si bien no se habla de un mundo trascendente para criticar a la informática, ¿seguir


usando las categorías real-aparente para juzgar no será acaso otra forma de
nihilismo?

Si de lo que se trata es de una “ética” informática y no de una moral, esta no puede


ser pensada en términos nihilistas. Ya no se trata del bien y del mal (categorías
trascendentes por fuera de la vida) sino de lo “bueno” y lo “malo” (conceptos de
carácter inmanente a la vida y entendiendo esto, con Spinoza, como aquello que
produzca alegría o tristeza respectivamente). Ya no se trata de “juzgar”, sino de
“evaluar”.2

Vilém Flusser propone algo extremadamente sencillo pero no por eso menos
interesante, ya que logra salirse de la dicotomía aquí planteada. Para Flusser se
trata de una cuestión de densidad. La imagen de una mesa en un ordenador tiene
menos “densidad” que la mesa en la cual escribo. Pero ambas se componen de

2 Dicho muy brevemente, proponemos que “juzgar” tiene un carácter trascendente y lo hace en base a las
categorías de “bien” y “mal”. Mientras que creemos que “evaluar” tiene un carácter inmanente y lo hace en
base a los conceptos de “bueno” y “malo”, teniendo en cuenta las consecuencias “éticas” (no morales) de
nuestros actos. En términos de Spinoza, como eso nos afecta y si aumenta o disminuye nuestra potencia de
obrar. Si potencia la alegría o la tristeza.
partículas. Todo se compone de partículas y en este sentido todo es apariencia
digital. Además la computación es el resultado de lo que él llama la “razón
calculatoria”, aquella razón que en principio busca “codificar” el mundo en
números para después crear mundos alternativos 3. Es una salida. Mundos
alternativos con diferente densidad en lugar de mundos “irreales”.

Esto último estaría siendo planteado desde un punto de vista ontológico. Pero la
discusión ontológica acerca de lo real es enorme e imposible de abordar aquí. Por
lo tanto nos inclinamos a la siguiente pregunta de carácter práctico: ¿Es útil la
división entre un mundo real y aparente para pensar a Internet o la computación
en general? ¿Tiene sentido, por ejemplo, “juzgar” (preferimos “evaluar”) los
crímenes llevados a cabo en la Dark Web por tratarse de un mundo supuestamente
aparente? Obvio que se trata de una perogrullada. Alguien podría decirnos que lo
que sucede en la Dark Web tiene consecuencias en la vida real y debe ser pensado
a partir de eso. Pero seguiría manteniendo la dicotomía al hablar de una supuesta
“vida real”.

De hecho esto es planteado en estos términos por Wecker y Adeney en un libro


llamado “Ética informática y de las Tecnologías de la información” (2000). En el
contexto del análisis del tema de la censura -cuestión que no abordaremos
específicamente aquí- toman el ejemplo de una “violación” llevada a cabo en un
entorno de “realidad virtual”. Lamentablemente no especifican nada con respecto
a dicha violación -más allá de decir que se llevó a cabo por medio del lenguaje-
pero son notorios los términos en los que exponen el problema:

“No fue una violación real porque no pasó nada físicamente, todo ocurrió a través
del lenguaje. Sin embargo a causa del contexto, se causó un sufrimiento real, esto
es, real en el sentido de afectar a gente en el mundo real y no en el mundo virtual”
(Wecker y Adeney, 2000:78 [Las negritas son nuestras])

Para empezar podemos decirles a estos señores que puede haber abuso a través del
lenguaje y ser este considerado un abuso o violación con todas las letras, ya que la
violación posee un pliegue semántico, pero ese no es el tema. Lo que nos concierne
aquí es el hecho de que los autores siguen hablando en términos de lo real
asociándolo al mundo físico (como si Internet fuera una materia metafísica
espiritual fuera del mundo sensible)4. Además se habla de un sufrimiento real en
tanto afecta a gente del mundo real y no en el mundo virtual. Ahora bien, ¿no
afecta Internet en cierta medida a todos sus usuarios? ¿Acaso hay algo del “mundo
virtual” que solo afecte al “mundo virtual”? Podemos fácilmente invertir la
relación y decir: si el daño es real, el mundo virtual es real. O mejor aún: pensar en

3 Vilem Flusser (2004) “La apariencia digital” en Gerardo Yoel Pensar el cine 2. Buenos Aires: Manantial.
4 Coincidimos con las consideraciones de Quintanilla (2017), filósofo de la tecnología, según la cual las
tecnologías informáticas (aunque posean algo como el software) no dejan de tener un carácter físico, al igual
que todas las tecnologías.
términos de real y virtual es completamente inútil para una ética (no “moral”)
informática.
La violación es real. Solo que se efectuó en un cuerpo informático (Y a su vez, lo
que le sucede al cuerpo informático, afecta psicológicamente al cuerpo biológico).

Lo importante en el caso a analizar es el daño causado. Poca utilidad tiene hablar de


dos mundos cuando de lo que se trata es de – palabra que ellos mismos utilizan- lo
que nos afecta.
Si de lo que se trata es de los afectos, lo que nos afecta (En un sentido que podría
haber utilizado Spinoza) de nada sirve la división real-aparente ante el daño
causado. Como dijimos anteriormente tenemos dos cuerpos: Uno biológico y uno
informático (ambos son “físicos”). La violación se efectuó sobre el cuerpo
informático (no menos real que el cuerpo biológico, ya que se trata solo de una
diferencia de densidad) y es a partir de ahí y de los afectos, que se puede “evaluar”
el problema.

Intento de conclusión.

El aparato informático es el aparato por excelencia que “expresa” la forma de


aparecer de los cuerpos y los sujetos en la actualidad. Por esto tantos hablan del
“informacionalismo” o de la “Sociedad de la información” en referencia a las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs).
Deleuze dirá:
“¿Que pasa por el cuerpo de una sociedad? Flujos, siempre flujos. Una persona
siempre es un corte de flujo, un punto de partida para una producción de flujos y
un punto de llegada para una recepción de flujos. O bien una intersección de
muchos flujos. Flujos de todo tipo” (Deleuze, 2015:19)
En nuestra sociedad, de la cual la informática es su expresión, se trata
principalmente de flujos de información. En otro texto Deleuze dirá que de lo que
se trata en nuestra sociedad (con respecto a las máquinas que la expresan) es del
lugar que ocupen los sujetos para que pase o no pase la información (Deleuze,
2017: 76). Usando términos de Flusser, podemos comportarnos bien como
“funcionarios” o bien como “programadores” de dichos flujos de información
(ciertos hackers y ciertos artistas serían ejemplo de esto último)
Los sujetos son “nodos” entre flujos de información y en este proceso ellos mismos
–sus cuerpos- devienen información gracias a las tecnologías informáticas. Los
flujos de información posibilitados por la informática pasan por nuestros cuerpos,
los configuran y los transforman, pero al mismo tiempo son la expresión del modo
de funcionamiento de nuestra máquina social. La tarea del presente será analizar o
“evaluar” en términos de bueno o malo las implicancias estéticas, políticas y éticas
de este doble proceso informático. En otras palabras, para pensarnos a nosotros
mismos será necesario desarrollar una estética, una ética y una política de la
informática.

Bibliografía citada:
-Cano, Germán (2014) “Introducción”. En Nietzsche I. Madrid: GREDOS.
-Castells, Manuel (2005) La era de la información (Vol 1) Economía, Sociedad y Cultura:
La Sociedad Red. Madrid: Alianza
-Deleuze, Gilles (2015) Derrames: Entre capitalismo y esquizofrenia. Buenos Aires:
Cactus.
-Deleuze, Gilles (2017) Derrames II: Aparatos de Estado y Axiomática capitalista.
Buenos Aires: Cactus.
-Flusser, Vilém (2004) “La apariencia digital” en Gerardo Yoel Pensar el cine 2.
Buenos Aires: Manantial.
-Quintanilla, Miguel Ángel (2017) Tecnología: Un enfoque filosófico y otros ensayos
sobre filosofía de la tecnología. México: FCE
-Rosset, Clement (2015) Lo real y su doble: Ensayo sobre la Ilusión. Buenos Aires:
Libros del Zorzal.
-Wecker, J y Adeney, D (2000) Ética informática y de las ciencias de la comunicación.
Madrid: Fragua

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