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Hay otras muchas pautas ideológicas menores cuya importancia es sólo relativa. La
más típica de ellas es la actitud nostálgica del pasado, la permanente remisión a una Jauja a la
cual todos han pertenecido. Es la tía Leonor, dueña del landó; el pariente encumbrado que era
primo carnal de la mamita vieja, y la “señora mayor”, que solía visitarnos. La estancia que se
malvendió. Toda una temática de evasión a un supuesto país perfecto cuyas duras realidades
borran sus perfiles embellecidos por el recuerdo, que se adorna de gasas que el tiempo
esfumina, y tiene la belleza marchita de las flores al día siguiente del sepelio, mientras su
ácido olor se respira en el ambiente que van dejando libre los empleados de pompas fúnebres,
al retirar los candeleros del velorio. "Cuando mi recuerdo va hacia ti se perfuma", dijo el
poeta. Y esa imaginería tiene la belleza de lo que pudo ser y no fue. La belleza de la novia con
quien no nos casamos, a condición de no encontrarla a la vuelta de la esquina. El "quiero y no
puedo" consciente de su ficción se inventa un pasado...
Aquí también está malparada la burguesía del "medie pelo". Los recuerdos inmediatos
se vinculan más con Lanús y Gerli que con el Barrio Norte, y no hay "mamita vieja" ni "señora
mayor", porque mencionarla sería meter el dedo en el ventilador. Pero pronto se descubre un
recurso que sólo es nuevo para los nuevos. Saltar una o dos generaciones y descubrirse una
familia importante en Europa. Oyéndolos uno termina por creer que la emigración fue un
deporte y que los antepasados inmigrantes eran turistas de lujo que fueron ganados por el
paisaje.
LA GRAN PAUTA
Las situaciones que caracterizan al "medio pelo" evolucionan históricamente como se
anticipó en la introducción de este trabajo, cuando se explicó el criterio aplicado para recoger
del ambiente una expresión ya formada para calificar este equívoco estrato social. Se vio
entonces que lo que lo define es esa calidad de equívoco y ambiguo, la naturaleza imitativa y
ficticia del status que sus componentes se atribuyen, con prescindencia del nivel social en que
esto ocurre y que está determinado por la composición social en cada momento histórico.
Así vimos que en la sociedad tradicional el "medio pelo" se ubicaba por debajo de la
parte decente y sana de la población en el rango que entonces se entendía por de "gente
inferior" en cuanto un grupo del mismo intentaba reproducir las pautas correspondientes a la
gente principal. También se vio que donde "gente inferior" y color se identificaban, como en el
Caribe, el "medio pelo" se manifestaba en los "morenos" que querían disimular su condición
adoptando las pautas de comportamiento de los blancos. Aquí eso fue excepcional dado lo
reducido de la población de color que como se recuerda en la cita que allí se hace estaba a fin
del siglo pasado casi exclusivamente constituida por los ordenanzas de las grandes
reparticiones y sus familias que repetían en su vida "social'' los modos de los altos
funcionarios ante quienes actuaban, ''con las bandejas". (Recordemos que la actividad más
generalizada aun en la colonia entre los morenos fue la de domésticos y que, libertos,
adoptaron los apellidos de sus patrones con los que todos ostentaban apellidos tradicionales
que hacían más propicia la actitud). Entre 1920 y 1930 el grupo más numeroso de morenos,
entre los que contaban los últimos de la raza ya en extinción, que desempeñaban tareas en el
Congreso y en la Casa de Gobierno y aquellos en que Vacarezza reclutó muchas veces
Todo los separa, como se ve en el actual conflicto universitario, cuando el problema es entre ellos. Todo los une
cuando, vivito y coleando, aparece el finado: el país real con sus hijos que pretende participar en la construcción de
una
historia que no es la del grupo intelectual que la ha deformado para que sólo estén presentes las hipótesis de la
Patria Chica
que conforman su mentalidad de cipayos de cualquier metrópoli, porque lo importante es que el país se acomode a
su
extranjería mental. Y esto de Botet a Rolando García:
--¡Ah! Si de pronto apareciera otra vez la multitud argentina: los veríais unirse como en 1930, en 1945 y en 1955.
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elementos para el espectáculo tenían un club, al que he concurrido en mis andanzas políticas
entre las secciones electorales octava y segunda de la capital, en el barrio que se extiende entre
San Juan y el Parque de los Patricios. Allí me fue dable observar ese amaneramiento de que
habla la cita y que subsistía en la agonía de un grupo racial.12
Pero como se ha dicho esto era de excepción. La expresión "medio pelo" tenía entre
nosotros ya una acepción más amplia y no caracterizada racialmente. Así se comenzó a
atribuir con preferencia a capas procedentes de las primeras promociones inmigratorias, para
terminar aplicándose a niveles mucho más altos, que es el criterio usado en este libro pues lo
que en definitiva determina la calificación no es el nivel adonde se produce, sino el carácter
falso de las situaciones y el pie forzado con que se las vive, es decir la ficción.
Esta ficción de status ha existido siempre pero sin el carácter masivo de los últimos
años, en que dejó de ser episódico y excepcional para convertirse en el modo del vasto sector
que se ha analizado. También se ha visto que esta generalización se produce en el momento
histórico de lo que diremos el "aluvión zoológico" para emplear un término característico del
"medio pelo". La posición inversa al mismo es ab-initio un signo de status. Ni remotamente
toda la gente que se ubica contra el movimiento de 1945 es "medio pelo"; pero todo el "medio
pelo" está en esa posición porque ella se convierte como signo negativo en un signo afirmativo
del status que se busca.
Cuando la clase alta, pasados los episodios de la Unidad Democrática se retrae a su
propio medio alejándose de los contactos populares, el "medio pelo" afirma aun más este
signo para convertirlo en el signo de los signos. A través de la Unidad Democrática, la gente
del "medio pelo" ha tenido por un tiempo la ilusión del mismo status con la clase alta. Cuando
esta se retrae necesita aferrarse a las pautas que motivaron la convivencia y el "antiperonismo"
le resulta el único nexo subsistente. Valorizarlo como símbolo es confirmarse en el status que
se atribuye. Con el transcurso del tiempo se convierte en el símbolo por excelencia y así el
antiperonismo se convierte en la pauta de las pautas: la Gran Pauta.
Esta pauta las resume a todas porque es pauta de comportamiento y pauta ideológica.
Como pauta ideológica contiene todos los elementos intelectuales aportados por el
sarmientismo de la intelligentzia que se acaban de ver y como pauta de comportamiento
resume, en la calcomanía de las pautas de la clase alta los signos de distinción que se buscan
en ella. Cumple además otra función integradora porque en la comunidad del símbolo, y por
el contraste que este establece con el resto de la sociedad que el medio pelo considera por
debajo de su status, es un instrumento de fusión endógeno al grupo, que permite en cierta
12 Es útil señalar el contraste de lo que ha ocurrido con los morenos de Buenos Aires y a la otra orilla del río en
Montevideo. Mientras aquí prácticamente han desaparecido; en la vecina orilla subsisten numerosos en la variada
gama de
negros, mulatos, cuarterones, etc. La estadística oficial da un número mucho más reducido que el que resulta para
mi de la
empírica observación. Yo he limitado mis investigaciones a recorrer durante bastante tiempo los campos de
deportes y
especialmente los picados de fútbol, en los canchas improvisadas en potreros y baldíos y me ha resultado siempre
un
promedio de dos o tres morenos cada once es decir, aproximadamente del 20%. La mayor abundancia debe
atribuirse desde
luego a que Montevideo fue “asiento” de esclavos, y a que el Uruguay fue durante varios años refugio de muchos
esclavos
fugados del Brasil. A este propósito se hace un juego humorístico con el dicho “no hay negro que no sea blanco”
porque es
una regla casi unánime que son políticamente blancos. Tal vez la razón de esta particularidad esté en que el partido
blanco
con sus estancieros y caudillos protegía a los esclavos fugados por su posición rioplatense, mientras los colorados
que más
bien eran brasileristas los devolvían a sus amos del otro lado de la frontera.
Pero el hecho que parece inexplicable es que en Buenos Aires se han extinguido mientras en Montevideo se
multiplican normalmente aunque decolorándose; audazmente intento explicarlo por la mucha mayor afluencia
inmigratoria de
este lado del río que produjo respecto de los morenos el efecto destructor que fauna u hombre importado producen
con la
introducción de sus enfermedades para las que el indígena no tiene defensas. Los que hemos conocidos los
estragos que
produjo la tuberculosis en las primeras décadas del siglo particularmente en los morenos que parecían
especialmente
indefensos respecto de ellas, podremos creer que esa es la explicación; en cambio en la vecina orilla la inmigración
no fue
tan masiva sino mucho más gradual y menos heterogénea.
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manera reconstruir la imagen de la sociedad tradicional que había derogado el fenómeno
inmigratorio. Para los supuestos del "medio pelo" se ha reconstituido la separación entre gente
principal, "parte sana y decente" de la población, y clase inferior constituida por los "negros".
Sólo que ahora la parte sana y decente se configura con los gringuitos adentro, lo que explica
que uno de ellos haya podido hacer la calificación de aluvión zoológico.
Creo que con esto está bien claro que Perón o Peronismo no son más que nombres
ocasionales, pretextos; el antiperonismo es tan hecho social como el peronismo; mientras
aquel es el nombre que tiene la integración de toda la sociedad argentina en una nueva
configuración, éste expresa la resistencia a la misma. Perón o Mongo, ese es el hecho adjetivo.
Lo sustantivo es lo que se acaba de decir y se repetirá respecto del hombre o del grupo social
que aparezca encabezando la integración inevitable; se reiterará la misma situación que se
produjo entonces y cuyos valores entendidos subsisten, al margen de las virtudes o vicios que

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