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Enmascaramiento

El enmascaramiento es uno de los procedimientos más utilizados en la clínica audiológia y a su vez,


uno de los más desafiantes, ya que su correcta aplicación es fundamental para entregar un diagnóstico
audiológico certero (Troncoso; Fuentes; Aracena & Rivera, 2016). Para iniciar con este
procedimiento, es necesario considerar al menos tres factores principales, la intensidad del estímulo
del oído evaluado, la atenuación interaural, y, por último, el umbral auditivo del oído contralateral
(Troncoso et al., 2016). Troncoso et al. (2016) señalan que, cuando la intensidad del estímulo del oído
evaluado es mayor a la atenuación interaural, y, además, el oído contralateral tiene un umbral
suficiente para percibir dicho sonido, se puede enmascarar. Por otra parte, Rodríguez & Rodríguez
(2003), indican que cuando entre ambas vías aéreas exista una diferencia de 30 o 40 decibeles, será
necesario enmascarar el oído de mejores umbrales.
Con respecto a los tipos de enmascaramiento, los autores (Rodríguez et al., 2003) mencionan tres; el
ruido blanco, correspondiente a un ruido de banda ancha, es decir, de amplio espectro frecuencial,
por lo tanto, es una señal uniforme. El ruido blanco de banda ancha, el cual sólo cubre una frecuencia
y de penderá de la que se esté estudiando, por lo que es un estímulo selectivo. Por último, el ruido
vocal, el cual enmascara sólo las frecuencias involucradas en la conversación, es decir, 250 – 4000
Hz. A pesar de existir estos tres tipos, estos autores recalcan que para enmascarar la vía aérea y ósea
se utiliza el ruido de banda estrecha, mientras que para la audiometría vocal o logoaudiometría se
utiliza ruido blanco de banda ancha o amplio espectro.
El método que se puede utilizar para enmascarar dependerá de la preferencia del evaluador, sin
embargo, en la bibliografía se mencionan dos métodos principales, el de Katz y el de meseta de Hood.
El primero se desarrolla de la siguiente manera (Katz, 2015):
Vía aérea

 Debe existir una diferencia entre ambas vías aéreas de 40 decibeles o más para enmascarar.
 La intensidad que se aplica debe estar de acuerdo con la diferencia de audición que exista
entre ambos oídos; si es de 50dB, se aplican otros 50 para ensordecer en el lado opuesto, si
es de 60 o más se procede de la misma forma hasta llegar al máximo rendimiento del
audiómetro.

Vía ósea
 El oído no evaluado debe ser enmascarado con un ruido de 30 decibeles sobre su umbral,
incluso cuando la diferencia entre los oídos no se exceda de 30 decibeles.
 Si la diferencia entre ambas vías óseas es mayor a 30 decibeles, se debe calcular la resta entre
el umbral del oído no evaluado y 30 decibeles y luego se debe sumar 30 y por último sumar
10, para asegurar el ensordecimiento (umbral – 30 = x; x + 30 + 10 = intensidad del masking).
El segundo método se desarrolla de la siguiente manera:

 Se debe presentar el ruido enmascarante a 10 decibeles sobre el umbral aéreo del oído no
evaluado.
 Si el usuario responde al tono teniendo el ruido, se deben realizar dos incrementos de 10
decibeles para el ruido, confirmando en cada incremento, el umbral óseo evaluado.
 Si el usuario mantiene su umbral óseo se confirma.
Existe una modificación de este método realizado por Yacullo (2004), donde solamente realiza dos
incrementos en el ruido, disminuyendo la posibilidad de sobreenmascarar y es de mayor facilidad de
aplicación para quienes inician en la clínica audiológica (Troncoso et al., 2016)

Referencias
Katz, J., Chasin, M., English, K., Hood, L., & Tillery, K. (2015). Handbook of clinical audiology.
Philadelphia, USA: Wolters Kluwer.

Rodrígez, C., & Rodríguez, R. (2003). Neurootofisiología.

Troncoso, R., Fuentes, E., Aracena, K., & Rivera, C. (2016). Enmascaramiento Clínico: Una revisión
de la literatura. Otorrinolaringología, 353-363.

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