Vous êtes sur la page 1sur 41

12-9-2018 Derecho de

Daños

Examen Final Integrador Presencial II


1
2
DAÑOS 3

Sub-Eje temático 1: Presupuestos de la Responsabilidad


Civil.
La responsabilidad civil es la obligación de resarcir el daño causado injustamente a otro,
en las condiciones que fija el ordenamiento jurídico (Pizarro & Vallespinos, 2014).

Los presupuestos o elementos constitutivos son aquellas condiciones necesarias y


suficientes para configurar el derecho de la obligación de reparar. Ellos son: el daño, la
relación de causalidad, el factor de atribución y la antijuricidad.

A) Daño resarcible. Concepto. Requisitos.


Artículo 1737.- Concepto de Daño. Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés
n o reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio
o un derecho de incidencia colectiva.

Artículo 1739.- Requisitos. Para la procedencia de la indemnización debe existir un


perjuicio directo o indirecto, actual o futuro, cierto y subsistente. La pérdida de chance es
indemnizable en la medida en que su contingencia sea razonable y guarde una adecuada
relación de causalidad del hecho generador.

• El daño debe ser cierto: lo es cuando puede constatarse su existencia en forma


cualitativa, aun cuando no pueda determinarse su magnitud con precisión. La
exigencia de que el daño sea cierto se refiere a su existencia y no a su actualidad,
ya que debe ser real, efectivo y no meramente hipotético.
• El daño debe ser personal: solo la persona que sufre el perjuicio patrimonial o mora
de forma directa o indirecta se encuentra en posición para demandar su reparación.
• Lesión a un simple interés no ilegítimo: para que el daño sea resarcible deberá
provenir de la afectación de un interés no ilegítimo del damnificado.
• El daño debe subsistir: al momento de sentenciar. Si el daño ha sido indemnizado
con anterioridad a la sentencia, la pretensión de reparación no corresponde.

Daño patrimonial y extrapatrimonial (daño moral)


El daño experimentado por una persona puede ser de naturaleza patrimonial o
extrapatrimonial, también llamado moral. El daño resarcible, no es la lesión a un derecho
de naturaleza patrimonial o extrapatrimonial, ni a un interés de esa índole, sino el
detrimento de valores económicos o patrimoniales o una minoración en la subjetividad de
la persona de existencia visible.

En un mismo hecho dañoso –como puede ser la mutilación de piernas por accidente
laboral- va a generar daño patrimonial consistente en el daño emergente (gastos
hospitalarios, prótesis) y el daño moral, consistente en la minoración subjetiva sufrida, el
detrimento en su forma de sentir y pensar.

En cuanto a los daños indemnizables el CCC:

Artículo 1737.- Indemnización. Comprende la pérdida o disminución del patrimonio de la


víctima, el lucro cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo con la
probabilidad objetiva de su obtención y la pérdida de chances. Incluye especialmente las
consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, de su
integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que
4
resultan de la interferencia en su proyecto de vida.

Daño Emergente

Consiste en el perjuicio o menoscabo efectivamente sufrido, en el empobrecimiento


disminución o minoración patrimonial que produjo el hecho dañoso. Así por ejemplo en
relación con las erogaciones que implica el daño material tenemos lo gastos médicos,
farmacéuticos y por transporte (daño emergente). Se admite el pago de los gastos aun
cuando su cuantificación no se encuentre específicamente acreditada.

Lucro cesante

Se configura con la pérdida del enriquecimiento patrimonial razonablemente esperado,


entendido como una frustración de ventajas, utilidades o ganancias. Por ejemplo, en
relación con el daño a las personas, el Código entiende que corresponde su indemnización
cuando se trate de una disminución en la “aptitud laborativa o productiva”, o bien en
casos en que haya “incapacidad vital”. La incapacidad “laborativa” es entendida como
aquella en la que se computan “las potencialidades productivas del sujeto, es decir la
dimensión económica o material de su existencia” (Zavala de González, 1999, p. 295), o
sea cuando el sujeto deje de percibir efectivamente una ganancia o la posibilidad de un
beneficio económico. Pero, además de esta incapacidad laborativa, el Código entiende que
corresponde resarcimiento, aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea
remunerada. Esto quiere decir que se admite la llamada incapacidad “vital o amplia”, que
se proyecta a las restantes actividades o facetas de la existencia de la persona...

Perdida de chances

Lo que se frustra es la probabilidad o expectativas de ganancias futuras. Aquí no se


indemniza todo el beneficio o ganancia esperada por la victima (pues eso es lucro cesante)
sino que el objeto es indemnizar la oportunidad perdida. Ejemplo de pérdida de chance es
el jugar de futbol que no puede continuar con su carrera profesional.

Daño actual o presente

Es el ya ocurrido al tiempo en que se dicta la sentencia. Son los perjuicios presentes o los
que haya sufrido la víctima. Por ejemplo, los gastos médicos.

Daño futuro

Es el que todavía no ha sucedido y puede o no suceder; su futuro es incierto. Más allá de


que sea futuro, hay un alto grado de probabilidad de que suceda. Por ejemplo, la
disminución de alguna ganancia derivada de la incapacidad sufrida, como las sesiones de
fisioterapia que deberá abonar la víctima para recuperarse de la lesión.

Daño inmediato

Resulta del curso natural y ordinario de las cosas; el daño mediato resulta de la conexión
de un hecho con un acontecimiento distinto.

El daño es previsible

Cuando, empleando la debida atención y conocimiento de la cosa, se haya podido preverlo.


Por el contrario, es imprevisible cuando no ha podido ser previsto. Los daños previstos
son los que el autor del acto ha considerado posibles al contraer la obligación o ejecutar
el acto.
Daños imprevistos
5
Son los que no han sido considerados en los casos expuestos. Se analiza la actuación
concreta del sujeto. Esta relación tiene que ver con el análisis previo a la causación del
daño.

Regulación del daño moral en el derecho privado argentino. El nuevo Código Civil y
Comercial

Daño Extrapatrimonial es la minoración en la subjetividad de la persona, que la afecta


dañosamente en el espíritu, en su desarrollo y en su capacidad de entender, querer o
sentir, con motivo de una lesión a un interés no patrimonial. En consecuencia, podemos
decir que la persona padece un modo de estar diferente y “anímicamente perjudicial”

Finalmente, estimamos que, cuando el CCC se refiere al daño con consecuencias no


patrimoniales, se hace referencia al daño que provoca la lesión a intereses espirituales de
un sujeto, que produce en la persona consecuencias espirituales dañosas que se traducen
en un modo de estar diferente al que se encontraba con anterioridad al hecho lesivo,
afectándola en sus capacidades de entender, de querer y de sentir.

En el Código Civil derogado, conforme la reforma de la ley 17711, el art. 522 expresa “En
los casos de indemnizaciones por responsabilidad contractual el juez podrá condenar al
responsable a la reparación del agravio moral que hubiere causado, de acuerdo con la
índole del hecho generador de la responsabilidad y circunstancias del caso”. Dicho artículo
fue introducido para todos aquellos casos de reparación por incumplimiento contractual
–obligacional-, es decir que, en este supuesto, cabe la preexistencia de una convención
entre partes, y de ella deviene el nacimiento de obligación concreta, cualquiera sea su
naturaleza.

Por otra parte, y abarcando la totalidad de los casos no comprendidos en el supuesto


anterior y que sean violatorios del deber jurídico preponderante en la materia de “no dañar
a otro”, existía el artículo 1078 del derogado Código Civil: “La obligación de resarcir el
daño causado por los actos ilícitos comprende, además de la indemnización de perdidas e
intereses, la reparación del agravio moral ocasionado a la víctima”. Este artículo había
sido estipulado para los casos en los que la obligación nueva de indemnizar era
proveniente de hechos donde el dolo o la culpa fuera su factor esencial.

Independientemente de la causa originaria de la obligación de indemnizar, ya sea que se


trate de hechos ilícitos o que tenga como fuente generadora un incumplimiento
contractual, el daño moral era reparable, para el Código Civil derogado.

En el CCC, el daño es no sólo la lesión de un derecho individual personalísimo o


patrimonial o de un derecho de incidencia colectiva, sino que también la lesión a un
“interés no reprobado por el ordenamiento jurídico”.

Legitimación

En torno a la legitimación, la restricción impuesta en el Código de Vélez en el art. 1078


implicaba una arbitraria discriminación en cuanto a la reparación de los perjuicios
extrapatrimoniales. Se admitía la reparación del denominado "daño moral" sólo para el
damnificado directo, y, en caso de su fallecimiento, se la concedía sólo a los herederos
forzosos, excluyendo a quienes experimentan un perjuicio a raíz del hecho y lo padecen
por vía refleja.

En el art. 1741 del CCC queda claramente establecida una ampliación en la legitimación
para reclamar la reparación de las consecuencias no patrimoniales, lo que marca una
clara diferencia con el sistema anterior. Señala, en primer lugar, al damnificado directo
6
(víctima del daño) como regla en cuanto hace a la legitimación, pero incluye, en caso de
muerte o padecimiento de una grave discapacidad, según las circunstancias y a título
personal, a los ascendientes, descendientes, cónyuge y quienes convivían recibiendo trato
familiar ostensible.

Ampliando la explicación, respecto de la reforma del CCC y la legitimación para reclamar


daño moral, en primer lugar, podemos decir que es sólo directa (únicamente la victima) y
excepcionalmente será indirecta (art. 1741 del CCC).

Se efectuaron dos modificaciones relevantes en torno a la legitimación indirecta,


que puede analizarse en dos aristas.

1. En caso de fallecimiento de la víctima. La norma descarta la referencia a los


“herederos forzosos” a la que aludía el art. 1078 del CC derogado, e incluye ahora –de
modo expreso- a los ascendientes, descendientes, cónyuges y a quienes tuvieran un trato
familiar ostensible. El reemplazo de la figura de los herederos forzosos evita la discusión
sobre el desplazamiento que, por ejemplo, los descendientes generan sobre los
ascendientes, lo que conducía a situaciones injustas.

2. En caso de que la víctima subsista. Si bien, por regla, en este caso la legitimación
está limitada al damnificado directo, la novedad es que se admite la posibilidad de reclamo
no sólo ante el deceso de la víctima, sino también ante el sufrimiento de una “gran
discapacidad”.

Desde hace tiempo, la doctrina, la jurisprudencia y destacados encuentros jurídicos


plantean la necesidad de una apertura de la legitimación para ejercer la pretensión
resarcitoria, lo que fue recogido por el nuevo ordenamiento civil y comercial. En efecto, el
art. 1078 del Código Civil derogado, en materia de legitimación activa del daño no
patrimonial, conducía a soluciones inequitativas que el ordenamiento jurídico no debe
convalidar. Así, por ejemplo, en el Código derogado, los convivientes no tenían legitimación
para reclamar daño moral en caso de fallecimiento, lo que conduce a situaciones injustas.

El CCC, en su art. 1741, pone punto final a las diferentes interpretaciones que se formulan
en el ámbito doctrinario y jurisprudencial, no sólo en cuanto al término "herederos
forzosos", sino también respecto de la posibilidad de aplicar el art. 1079 del actual código
en determinados casos particulares. Se ha sostenido, y con adecuada razón, que no es
justo excluir el resarcimiento del daño no patrimonial a quienes no revisten la calidad de
herederos forzosos.

En relación con el monto indemnizatorio, éste es claro y concreto; el art. 1741 afirma que
debe establecerse teniendo en cuenta las satisfacciones sustitutivas y compensatorias.
Esto resulta problemático por iguales razones a las expuestas más arriba: la textura
abierta del lenguaje. El juez debe fundamentar de manera adecuada y conforme a la ley
para el supuesto en que no considere las mencionadas satisfacciones. El monto no debe
guardar una correspondencia o relación de proporción con la entidad del daño
patrimonial, pero el magistrado, al tiempo de sentenciar, debe valuar una acentuada
apreciación de las circunstancias del caso que puedan procurar las sumas que se otorguen
por este daño.

Prueba del daño moral

En todos los casos, por la aplicación de los principios de prueba, el daño moral debe
probarse, en principio, por quien lo alega, sin más consideraciones respecto de su origen.
Dada la dificultad de producir una prueba directa sobre el perjuicio padecido, que es
7
interno y que no implica necesariamente las lágrimas o una exteriorización estereotipada,
se considera que la prueba es indirecta y que surge de los indicios y las presunciones
hominis, teniendo en cuenta el evento dañoso y las características del caso. De tal modo
puede determinarse la existencia del daño moral, la magnitud o, en su caso, la inexistencia
de este.

En cuanto a la carga de la prueba del daño moral, en el nuevo Código, conforme el art.
1744, se impone que todo daño deba ser acreditado por quien lo invoca, excepto
imputación o presunción legal o notoriedad (son ejemplo de esta presunción los gastos
médicos del art. 1746 del CCC).

Con base en ello, la carga probatoria del daño moral recae invariablemente sobre el actor,
quien deberá acreditarlo mediante demostración activa cuando se afecte un bien de
naturaleza patrimonial. Opuestamente, cuando la afectación recaiga en un bien de
entidad extrapatrimonial (art. 1740, segundo supuesto del CCC), estará asistido por una
presunción hominis, que deberá ser desvirtuada por el accionado si pretende contrarrestar
la pretensión ejercida.

Valoración y cuantificación del daño moral

Para lograr arribar a la determinación de la entidad del daño moral, se debe tener en
cuenta la gravedad objetiva del daño sufrido por la víctima. Esto se logra considerando la
modificación disvaliosa del espíritu, en el desenvolvimiento de sus capacidades de sentir,
querer y entender, y de su estado anímico. Todos estos elementos deben ser ponderados
prudencialmente por el magistrado.

B) Antijuricidad. Concepto. Antijuricidad material y formal.


Una acción antijurídica es aquella que resulta contraria al ordenamiento jurídico
integralmente considerado. Es una conducta omisiva o comisiva que provoca resultado en
donde quedan incluidos los actos habituales e instintivos. La antijuricidad se analiza de
modo unitario, es un concepto objetivo que surge en cuanto opuesto al ordenamiento
jurídico, integral y objetivamente considerado.

El CCC regula la antijuricidad en el Art. 1717 donde expone que: “cualquier acción u
omisión que causa daño a otro es antijurídica si no está justificada”.

La antijuricidad formal se manifiesta cuando la acción es contraria a una prohibición


jurídica, sea comisión u omisión. La sustancial en cambio tiene un sentido más amplio,
ya que comprende no sólo las prohibiciones expresas, sino también las que se infieren de
principios fundamentales como el orden público, la moral y buenas costumbres.

El CCC se inclina por la antijuricidad material según la cual la simple violación del
neminem laedere implica ilicitud, salvo que la conducta o perjuicio se encuentre
justificado.

Antijuridicidad, imputabilidad y culpabilidad. El quid de la ilicitud subjetiva

Una postura considera que el acto ilícito civil requiere de la imputabilidad de la conducta
del agente, es decir que la ilicitud es subjetiva. La razón por la cual participan de estas
ideas se funda en la suposición de que, si la ilicitud no requiriera la voluntad del sujeto,
los actos ilícitos no debieran ser incluidos en la categoría de actos voluntarios en el Código
Civil. Tanto en la norma de Vélez como en el actual art. 1717 del CCC, se hace alusión a
la responsabilidad civil desde su función resarcitoria de un daño injusto. Esto no quiere
decir que el acto involuntario no pueda ser ilícito. En el nuevo Código, se dispone en el
8
art. 1750: “Daños causados por actos involuntarios”. El autor de un daño causado por
un acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el art.
1742. El acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para
su autor, sin perjuicio de la que corresponde a título personal a quien ejerce esa fuerza.

A su vez, en el art. 1742 se establece: Atenuación de la responsabilidad. El juez, al fijar


la indemnización, puede atenuarla si es equitativo en función del patrimonio del deudor,
la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no es
aplicable en caso de dolo del responsable.

El acto ilícito civil. Caracterización.

Implica una violación a la ley que causa daño a otro y que obliga a la reparación a quien
resulte responsable en virtud de imputación o atribución legal del perjuicio. En el
ordenamiento jurídico argentino, la ilicitud constituye un elemento del acto ilícito
independiente de la culpa.

Antijuridicidad contractual y extracontractual. Los efectos de la unificación en la


antijuridicidad

El principio alterum non laedere, es decir la prohibición de dañar a otro, tiene base
constitucional y fue plasmado en la concepción de antijuridicidad del nuevo Código. Como
consecuencia de ello, es antijurídica toda conducta comisiva u omisiva que cause un daño
a otro, sin que medie una causa de justificación.

La antijuridicidad en la responsabilidad objetiva

Se afirma que en la responsabilidad objetiva no se advierte la presencia de antijuridicidad,


es decir que se trataría de responsabilidad por actos lícitos. Estas ideas se fundamentan
en la existencia actual de numerosas actividades y cosas que generan una potencialidad
dañosa elevada hacia terceros, pero cuyo uso no podría ser eliminado sin que eso implique
una involución en la sociedad. De allí que muchos asuman que el hecho de reparar un
daño que surja de una actividad lícita (como puede ser conducir un automóvil) no sería
suficiente para convertirla en ilícita.

Sin embargo, esto no es así, por las siguientes razones:

a) La creación de un riesgo a través de una actividad socialmente válida puede ser lícita.
Sin embargo, no lo es el daño que se pueda generar.

b) Esta actividad riesgosa puede devenir en dañosa y es entonces cuando se transgrede el


principio de no dañar a otro.

c) La antijuridicidad no es exclusiva de la responsabilidad subjetiva.

Modos de obrar: actos antijurídicos de comisión, de comisión por omisión y de


omisión

La conducta antijurídica puede ser positiva o negativa. En el primer supuesto, los actos
pueden tratarse de comisión de una actividad que se encuentra prohibida, por ejemplo,
causar lesiones a otra persona. Por el contrario, puede suceder que el ilícito consista en
la omisión de una conducta que ordena la ley (v. g., omitir prestar auxilio).

C) Factor de atribución. Concepto. Clases.


El factor de atribución constituye el elemento valorativo (axiológico) en virtud del cual el
9
ordenamiento jurídico dispone la imputación de las consecuencias dañosas del
incumplimiento obligacional o de un hecho ilícito a una determinada persona

Los factores de atribución pueden ser subjetivos u objetivos. Dentro de los subjetivos
encontramos la culpa y el dolo. Mientras que los más relevantes dentro de los objetivos
son el riesgo creado, la garantía, el deber calificado de seguridad y la equidad.

El CCC por su parte recepta el Art. 1721 sobre los factores de atribución donde expone
que: “La atribución de un daño al responsable puede basarse en factores objetivos o
subjetivos. En ausencia de esta normativa, el factor de atribución es la culpa.”

Factor subjetivo
Artículo 1724. Son factores subjetivos de atribución el dolo y la culpa. La culpa consiste
en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las
circunstancias de las personas, el tiempo y lugar. Comprende la imprudencia, negligencia
y la impericia en el arte o profesión. El dolo se configura por la producción de un daño de
manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.

La culpa

Consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la


obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar.
Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o
profesión. En esta nueva definición se agregan las conductas que las
configuran el art dice: comprende la negligencia, la imprudencia y la
impericia en el arte o
Requisitos de la culpa

• La omisión de realizar la conducta que exige la naturaleza de la obligación


• La ausencia de propósito deliberado de incumplir o de causar daño.

La culpa se puede manifestar como:

• Negligencia (art. 1724 CCC), la cual consiste en no prever lo que es previsible, o en


caso de hacerlo, no adoptar la diligencia necesaria para la evitación del daño. Es
una conducta omisiva de cierta actividad, que en caso de realizarla hubiera sido
apta para evitar el daño.
• Imprudencia: implica una conducta positiva, precipitada o irreflexiva que es llevada
sin prever sus consecuencias.
• Impericia: consiste en la incapacidad técnica para la ejecución de una determinada
función, profesión o arte.

Todas ellas pueden estar presentes, en tanto pueden combinarse entre sí.

La ausencia de propósito deliberado de incumplir o de causar un daño. La buena fe implica


la buena fe del deudor. Ésa es la principal diferencia que la misma tiene respecto del dolo.

Valoración de la conducta. Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas, mayor es la diligencia exigible al agente y la valoración de la
previsibilidad de las consecuencias. Cuando existe una confianza especial, se debe tener
en cuenta la naturaleza del acto y las condiciones particulares de las partes.
El dolo
10
El dolo es uno de los factores de atribución subjetivo (art. 1724 del CCC). El dolo se
configura por la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta
indiferencia de los intereses ajenos. Tiene 3 acepciones:

• Como vicio de voluntad


• Incumplimiento obligacional
• Dolo delictual.

Efectos

Existen supuestos en los cuales el daño sólo resulta jurídicamente resarcible en tanto y
en cuanto el autor del evento haya actuado con dolo. Sin perjuicio de las consideraciones
precedentes, el dolo genera efectos propios en numerosas situaciones:

• Es inválida la dispensa anticipada que exime o limita la responsabilidad, total o


parcialmente, del daño sufrido por dolo del deudor o de las personas por las cuales
debe responder (art. 1743). Aquí, el dolo se suma a la invalidez de las cláusulas
cuando afectan derechos indisponibles, atentan contra la buena fe, las buenas
costumbres o leyes imperativas.
• La invalidez de tales cláusulas no sólo alcanza al deudor, sino también a las
personas por las cuales debe responde; se impone la invalidez anticipada de la
dispensa de toda cláusula que exima de responder a los dependientes, auxiliares o
personas de las cuales se sirve el deudor (arts. 1743 y 732).

Asimismo, permitir la dispensa anticipada es tolerar la mala fe y someter el acto a la sola


voluntad del deudor, el no cumplir.

No debe confundirse la dispensa anticipada con la renuncia del derecho de reclamar daños
y perjuicios por parte del acreedor, una vez operado el incumplimiento doloso.

No se beneficia con la atenuación de la responsabilidad en relación con la facultad del juez


–al fijar la indemnización- de disminuirla, por un fundamento de equidad y en función del
patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias de hecho
del art. 1742. En este caso, la indemnización es plena (art. 1740).

• La exclusión o limitación de la responsabilidad por la incidencia del hecho del


damnificado en la producción del daño, que se exceptúa cuando la ley o el contrato
dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo o de cualquier otra
circunstancia especial (art. 1729).
• La responsabilidad por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento. Si bien
el inc. “d” del art. 1733 refiere a la culpa, es aplicable si el caso fortuito o
imposibilidad de cumplimiento sobrevienen por su dolo.
• En los daños causados por acusación calumniosa sólo se responde por dolo o culpa
grave (art. 1771).

El dolo y la extensión del resarcimiento

El art. 1726 del nuevo Código establece que “son reparables las consecuencias dañosas
que tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto
disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas
previsibles. Se introduce así el factor previsibilidad para éstas últimas, que no estaba en
el texto del art. 901 del Código de Vélez, respecto de las consecuencias mediatas.
Introduce el nuevo Código otra novedad en materia de consecuencias derivadas de los
11
contratos, al establecer la previsibilidad, donde, de acuerdo con el art. 1728, se responde
por las consecuencias que las partes previeron o pudieron haber previsto al momento de
su celebración. Aquí, la relevancia está en la previsibilidad de las partes al momento de la
celebración del acto contractual o la posibilidad de haberlas previsto.

Pero, si existe dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta estas
consecuencias al momento del incumplimiento. Es decir, además de las consecuencias
previstas al momento de la celebración, se le agregan las consecuencias dañosas al
producirse el incumplimiento, lo que cobra importancia en los contratos de duración.
Cuando se cualifica a la conducta del deudor como "culposa", éste debe las consecuencias
previsibles al tiempo de celebración o nacimiento del contrato; en tanto, cuando existe
dolo del deudor, se extiende la reparación hasta las consecuencias previsibles al tiempo
del incumplimiento.

Si bien la norma refiere al dolo del deudor, resulta aplicable al dolo del acreedor, de
acuerdo con lo convenido contractualmente, con respaldo en el art. 1716.

Prueba: El dolo no se presume; por el contrario, el mismo debe ser alegado y probado.
Dicha tarea corresponde a quien invoca su existencia. Se aplican en esta temática los
principios generales, admitiéndose inclusive la prueba indiciaria o de presunciones, lo
cual es cosa distinta que decir que el dolo se presume.

Dolo y culpa concurrente: en cuanto concurren, en el evento dañoso, ambas conductas


(culpa y dolo), por parte de víctima y victimario, debemos decir que las mismas no se
neutralizan, sino que deben ser analizadas cada una en el caso particular. Pueden existir
supuestos en los cuales el daño derive de la culpa del demandado y de la víctima. En estos
supuestos se distribuirán entre ambos las consecuencias dañosas, soportando cada uno
de ellos una carga proporcional a la incidencia causal que hubieran aportado en la
producción del daño.

Dolo concurrente en cuanto concurren, en el evento dañoso, ambas conductas, por parte
de víctima y victimario, deben ser analizadas ambas conductas en el caso concreto a los
fines de la eximente de responsabilidad civil. En caso de concurrencia de culpa, la víctima
con el dolo del demandado, éste último absorbe el hecho culpable o no de la víctima. De
ese modo se considera que el sindicado como responsable ha sido el único causante del
daño. En la concurrencia del dolo de la víctima y del demandado, procede la reparación
del daño causado teniendo en cuenta la incidencia de cada conducta dolosa en la
producción del resultado.

Factor objetivo
Artículo 1722.- Factor Objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del
agente es irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el
responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto disposición legal en contrario.

Los factores de atribución son los que no tienen en consideración la reprochabilidad de


una conducta para atribuir un daño.

Art 1722: El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante
a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera
demostrando la causa ajena, excepto disposición legal en contrario.
El art. 1723: “Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de la obligación,
12
o de lo convenido por las partes, surge que el deudor debe obtener un resultado
determinado, su responsabilidad es objetiva”.

Los factores objetivos de atribución se caracterizan por:

a) Fundar la atribución del incumplimiento obligacional y la responsabilidad que de él


deriva, o la responsabilidad que emerge de hechos ilícitos strictu sensu, en parámetros
objetivos de imputación;

b) Con total abstracción de la idea de culpabilidad.

Clasificación

El CCC, en el Capítulo I –dedicado a la responsabilidad civil- contempla la responsabilidad


objetiva, con la doctrina (Galdos, 2012) podemos efectuar la siguiente distinción de
supuestos:

• el riesgo y el vicio (designaciones, éstas, que son las más difundidas en la doctrina
y jurisprudencia) de las cosas y de las actividades riesgosas o peligrosas por su
naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su realización
(arts. 1757, 1758, 1733 inc. “e”);
• la indemnización de equidad (art. 1742) y los daños causados por los actos
involuntarios (arts. 1750);
• la garantía (aludiendo al fun6rtdamento de las responsabilidades indirectas) (art.
1753), en la responsabilidad contractual objetiva (art. 1723) y en la responsabilidad
profesional por resultado (art. 1768);
• la responsabilidad del grupo en caso de actividad peligrosa y la responsabilidad del
grupo en caso de autoría anónima (arts. 1762 y 1761);
• la del dueño y ocupante de un edificio por las cosas arrojadas o caídas (art. 1760);
• el daño causado por animales (art. 1759);
• el daño derivado de los accidentes de tránsito (art. 1769);
• la responsabilidad de los padres y de los tutores, curadores y otras personas
encargadas de los menores e incapaces (arts. 1754, 1755, 1756);
• la de los titulares de los establecimientos educativos (art. 1767);
• la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente (art. 1753);
• la responsabilidad por los hechos de quién se sirve para el cumplimiento de sus
obligaciones (art. 1753).
• Pero a lo largo del Código se observa también la aplicación de factores de
responsabilidad objetiva, en enumeración no exhaustiva la doctrina (Galdos 2012)
señala algunos de estos otros supuestos:
• en la responsabilidad del tomador en el contrato de leasing (art. 1243);
• en el transporte de personas por los daños causados a las personas (art. 1286);
• en el transporte de cosas, el transportista se exime probando la causa ajena en caso
de pérdida o deterioro de las cosas transportadas y del equipaje del pasajero, salvo
los objetos de valor extraordinarios y los efectos que el pasajero lleva consigo (arts.
1286 y 1293);
• La responsabilidad del hotelero, conforme las normas del depósito necesario (arts.
1369, 1370, 1371, 1372), por los daños o pérdida de los efectos introducidos en el
hotel, en el vehículo guardado en lugares del establecimiento o puesto a disposición
por el hotelero y en las cosas dejadas en los vehículos, salvo "caso fortuito o fuerza
mayor ajena a la actividad hotelera" (arts. 1369, 1370, 1371, 1372, 1373, 1374,
1375 y concs.). Las normas del depósito necesario se aplican a "los establecimientos
y locales asimilables": "los hospitales, sanatorios, casas de salud y deporte,
13
restaurantes, garajes, lugares y playas de estacionamiento y otros establecimientos
similares que presten sus servicios a título oneroso".
• En los casos de ruina o por daños que comprometen la solidez de la obra, y los que
la hacen impropia para su destino, el constructor se libera si prueba la causa ajena
(art. 1373); y no es causa ajena el vicio del suelo ni de los materiales (art. 1273); esa
responsabilidad es extensible al subcontratista, proyectista, director de obra, y
cualquier profesional ligado al comitente, según la causa de los daños (art. 1274
inc. c).
• el fiduciario responde sobre la base de la responsabilidad objetiva de los arts. 1557
y concs. cuando no contrató el seguro obligatorio contra la responsabilidad civil que
cubra los daños causados por las cosas objeto del fideicomiso, o cuando la cobertura
de riesgos o montos resulte irrazonable (art. 1685).

La teoría del riesgo. Distintas vertientes. Aplicaciones. Artículos 1757 y 1758 del Código
Civil y Comercial

La teoría del riesgo tiene origen en el derecho francés de fines del siglo XIX, y adquirió
gran reconocimiento a partir de la primera mitad del siglo XX. Esta doctrina intenta
proveer una explicación a la responsabilidad civil basada en el riesgo; sin embargo, se
advierten diferentes líneas de pensamiento:

a) La teoría del riesgo creado. Según esta teoría, quien es dueño o se sirve de cosas o
realiza actividades que, por su naturaleza o modo de empleo, producen riesgos potenciales
a terceros, debe responder por los daños que ellas ocasionen. En consecuencia, el factor
de atribución que rige es objetivo y es una contrapartida del riesgo creado.

b) La doctrina del riesgo-beneficio. Según esta doctrina, se debería responder


objetivamente por cualquier riesgo creado, siempre que permita alcanzar un beneficio. En
consecuencia, si dicho beneficio no está presente, no se debería responder objetivamente.

c) La doctrina del acto anormal. De acuerdo con esta línea de pensamiento, quien
incorpora a la sociedad un riesgo no debe responder objetivamente por todas las
consecuencias perjudiciales que deriven de él, sino por aquellas que excedan la
“normalidad”.

De acuerdo a lo expuesto y ateniéndonos a nuestro ordenamiento jurídico, quedan


incluidos en la esfera del riesgo creado: los daños causados por el riesgo o vicio de la cosa
(art. 1757 del CCC); los daños causados al consumidor por el vicio o defecto de la cosa o
en la prestación del servicio (art. 40 de la ley 24240); los daños derivados de actividades
riesgosas (art. 1757); los daños derivados de residuos peligrosos; la responsabilidad del
propietario de una mina (art. 58 del Código de Minería); la responsabilidad del explotador
o de quien usa una aeronave. Algunos juristas también incluyen a la responsabilidad de
las personas jurídicas y la del principal por el hecho de sus dependientes.

La seguridad y la garantía. Proyecto de 1998 y Código Civil y Comercial

Cierta doctrina considera que la garantía constituye un factor de atribución objetivo


autónomo. Dentro de este esquema, se suelen mencionar, en el ámbito extracontractual,
(INDIR) la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente (art. 1753 del CCC)
y la obligación de seguridad, incluida con carácter general y accesorio, de manera tácita,
en ciertos contratos, para preservar a las personas y a su propiedad contra los daños que
puedan ocasionarse al momento de ejecutarlo (v. g., contrato de espectáculos deportivos,
contratos médicos, etc.). Esta obligación de garantía se encuentra presente en todos los
contratos de consumo, sin importar aquí la idea del contrato en sí misma. Lo que importa
14
para la norma es la protección del consumidor. Conforme lo cual, la responsabilidad será
de tipo objetiva, sea que el daño tenga o no origen en un contrato.

La equidad. Responsabilidad por daños involuntarios en el Código Civil y Comercial.

Este factor de atribución sigue el camino marcado en el Código Civil derogado, que tenía
aplicación en materia de daño involuntario (art. 921). Conforme la norma derogada, los
daños involuntarios, en principio, no generan responsabilidad civil. Sin embargo, existen
dos excepciones:

Contenida en el art. 907 del CC, se funda en el principio del enriquecimiento sin causa.
La norma reza:

• cuando por los hechos involuntarios se causare a otro algún daño en su persona y
bienes, sólo se responderá con la indemnización correspondiente, si con el daño se
enriqueció el autor del hecho, y en tanto, en cuanto se hubiere enriquecido.
• La segunda excepción constituye la indemnización de equidad contemplada en el
texto agregado por ley 17711 al art. 907 del CC. Dicha norma expresa: “Los jueces
podrán también disponer un resarcimiento a favor de la víctima del daño, fundados
en razones de equidad, teniendo en cuenta la importancia del patrimonio del autor
del hecho y la situación personal de la víctima”.

El Código Civil y Comercial recepta esta línea de pensamiento, en tanto, por regla, los
daños involuntarios no generan responsabilidad civil, salvo lo dispuesto por los arts. 1750
y 1742 del CCC.

Según en el art. 1750 del CCC, se determina que el agente dañoso responde por "equidad"
si el daño fue causado por un "acto involuntario" (conf. art. 260 del CCC) y se reenvía al
art. 1742, que establece las características para tener en cuenta por el juzgador para fijar
la indemnización.

El art. 1750 del CCC, por reenvío al art. 1742, prevé en forma similar a lo preceptuado en
el art. 907 del Código Civil derogado para los daños causados por actos involuntarios, en
el que se faculta al juez a disponer un resarcimiento a favor del damnificado, fundado en
razones de equidad; la indemnización debe tener como base, para su fijación, el patrimonio
del autor del hecho, la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho, es
decir que el juzgador deberá balancear ambos patrimonios, el del agente dañoso y el del
damnificado, y, al sopesar ambos, si el del deudor del daño causado involuntariamente lo
amerita, podrá trasladar a la víctima una parte para cubrir al menos parcialmente el
perjuicio sufrido, cumpliendo así con la meta equitativa de la norma en los arts. 1742 y
1750 del CCC.

Como señaláramos antes, el CCC, en su art. 261, preceptúa qué se considera "acto
involuntario", disponiendo que es: 1) el acto de quien al momento de realizarlo está privado
de razón, 2) el acto ilícito de la persona menor de edad que no cumplió 10 años y 3) el acto
lícito de la persona menor de edad que no cumplió 13 años. Como observáramos, este
último supuesto difiere del actual régimen, que exige como mínimo los 14 años cumplidos
para ser responsable directo por actos lícitos (conf. arts. 921 y 1076 del CCC).

Para que se configure el segundo supuesto regulado (equidad), es necesario:

• Que exista un acto involuntario.


• Que cause daño a un tercero.
• Que medie relación causal adecuada entre ambos elementos.
El juez tiene la facultad de otorgar el resarcimiento, y, discrecionalmente, establecerá la
15
cuantía equitativa de la indemnización, teniendo en cuenta la importancia del patrimonio
del autor del hecho (demente o menor de diez años) y la situación personal del
damnificado. Esta reparación puede o no ser plena e integral.

Versa el artículo 1750: “Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño
causado por un acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto
en el artículo 1742” Por su parte, el art. 1742:

Atenuación de la responsabilidad.

El juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es equitativo en función del


patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho.
Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable.

D)Nexo de causalidad. Concepto. Teorías. Consecuencias.


La relación de causalidad es la necesaria conexión fáctica que debe existir entre la acción
humana y el resultado dañoso producido. La relación de causalidad es el nexo que vincula
materialmente y de forma directa al incumplimiento obligacional o al acto ilícito con el
daño, y en forma sucedánea e indirecta, a éste con el factor de atribución. Nos permite
determinar si un resultado dañoso puede ser atribuido materialmente a una persona.

La relación de causalidad tiene una doble importancia:

• Determinar la autoría. La relación de causalidad permite determinar, con rigor


científico, cuándo un daño es pasible de ser atribuido materialmente a la conducta
de un sujeto determinado. Esto se conoce como imputatio facti. Esta operación nos
revela la autoría del daño, lo cual permite determinar quién responderá por el daño
causado.
• Adecuación. Provee, asimismo, los parámetros objetivos para determinar la
extensión del resarcimiento mediante un régimen predeterminado de imputación de
consecuencias (arts. 1726 y 1727 del CCC). De tal modo, se determina hasta qué
punto debe responder el autor material por el daño causado.

Teorías sobre el nexo de la causalidad:

Teoría de la Teoría de la causa Teorías de la Teoría de la


equivalencia de las próxima condición causalidad adecuada
condiciones preponderante y
de la condición
eficiente
-Atribuida a Stuart -Atribuida a Francis -Estas dos teorías - Es la teoría de mayor
Mill, quien considera Bacon, busca una se encuentran predicamento en la
que la causa es el condición entre muy ligadas entre actualidad.
resultado de todas todas a fin de sí. -Atribuida a Luis von
las condiciones elevarla a la -La teoría de la Bar y desarrollada por
positivas y negativas categoría de causa. condición von Kries.
que en conjunto Considera que es preponderante -La adecuación de la
contribuyen a tal, la condición sostiene que es causa está ligada a la
producir el daño. más próxima al causa del daño idea de regularidad, a
-Toda condición que resultado en orden aquella condición lo que normalmente
contribuye a cronológico. que rompe con el acostumbra a
producir el daño -Ha recibido equilibro entre los suceder.
tiene igual valor. diversas críticas, ya factores -El juicio de
-Ha sido objeto de que, si bien es considerados probabilidad es
justas críticas, frecuente que la favorables y realizado ex post facto
porque amplía la última condición adversos para su y en abstracto.
16
responsabilidad sea la causa, esto producción, -Atiende a lo que
hasta el infinito; se no siempre es influyendo de sucede conforme al
podría pensar en cierto. modo curso normal y
cuáles son las preponderante en ordinario de las cosas.
causas de las el resultado. -El juicio de
causas. -La teoría de la probabilidad se realiza
causa eficiente no en abstracto. Sin
difiere embargo, la misma
mayormente de la puede ser agravada
anterior, cuando la
considerando la previsibilidad del
causa a aquella agente sea superior
condición que (derogado art. 902 del
tenga mayor poder CC y actual art. 1722,
intrínseco de primer párrafo, del
causación del CCC).
fenómeno.
-Se les critica a
ambas teorías la
imposibilidad de
escindir
materialmente un
resultado para
atribuir a una
condición per se
un poder causal
decisivo.

Consecuencias

El CCC sigue los criterios más consolidados sobre el principio de causalidad adecuada y
la extensión y simplificación de la responsabilidad a las consecuencias inmediatas y
mediatas.

Artículo 1726.- Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen
nexo adecuado de la causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición
legal en contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y mediatas previsibles.

Artículo 1727.- Tipos de consecuencias. Las consecuencias de un hecho que acostumbran


a suceder según el curso natural y ordinario de las cosas se llaman en este Código,
consecuencias inmediatas. Las consecuencias que resultan solamente de la conexión de
un hecho con un acontecimiento distinto, se llaman consecuencias mediatas. Las
consecuencias que no pueden preverse se llaman consecuencias causales.

En materia de la relación causal, el CCC adopta como principio general, la teoría de la


causalidad adecuada, que se funda en un parámetro objetivo de comparación, hay que
establecer en cada caso, si era previsible que cierto hecho generara determinado resultado,
de acuerdo con lo que habría previsto un hombre medio en el momento hecho.

E) Eximentes. Hecho de la víctima. Hecho de terceros. Caso


fortuito. Supuestos del Artículo 1718 del CCC.
Los eximentes son circunstancias que operan enervando la antijuricidad, la relación de
causalidad o los factores de atribución. Las mismas poseen gran importancia ya que
pueden aminorar o eximir la responsabilidad por daño al sindicado como responsable.
Eximentes vinculadas con la antijuridicidad. Las causas de justificación
17
Las causas de justificación enervan la antijuridicidad de la conducta y, bajo
ciertas circunstancias, pueden actuar como eximentes de la responsabilidad (v. g.,
legítima defensa) o justificar una reparación de equidad no plena o integral (v. g., estado
de necesidad). Entre ellas encontramos el ejercicio regular de un derecho, el cumplimiento
de una obligación legal, el estado de necesidad, la legítima defensa y el consentimiento del
damnificado.

Las causas de justificación difieren de las causas de inimputabilidad. En tanto las


primeras obstan a la antijuridicidad de la conducta, estas últimas, sin provocar tal efecto,
excluyen la culpabilidad del agente, porque el agente obra sin discernimiento (arts. 260 y
261 del CCC).

El nuevo Código enumera y desarrolla los elementos negativos de la antijuridicidad


conocidos como causales de justificación. Las causales de justificación son una serie de
motivos que excluyen la antijuridicidad; se trata de supuestos excepcionales que, en
principio, justifican la violación del principio general de no dañar a otro.

El nuevo Código menciona como causales de justificación o elementos negativos de la


antijuridicidad, en los arts. 1718, 1719 y 1720:

Queda entonces regulado:

• legítima defensa;
• estado de necesidad;
• ejercicio regular de un derecho o el cumplimiento de una obligación legal;
• asunción de riesgos
• consentimiento del damnificado.

Clasificación

Ejercicio regular de un derecho

El primer párrafo del artículo 10 del CCC establece que “El ejercicio regular de un derecho
propio o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como ilícito ningún
acto”. Idéntico es el texto del art. 1071 del Código derogado.

La norma implica que el ejercicio regular de un derecho, dentro de los límites reconocidos
por el ordenamiento jurídico, se considera un obrar lícito. En consecuencia, en principio,
la causación de un daño a un tercero, en esas circunstancias, no sería indemnizable.

El cumplimiento de una obligación legal

Esta causa de justificación de carácter genérico aparece igualmente en el art. 10 del CCC.
Asimismo, individualiza ciertos supuestos del Código Penal, el cumplimiento de un deber,
el ejercicio de una autoridad o cargo (art. 34 inc. 4 del CP) y la obediencia debida (art. 34
inc. 5 del CP). En los supuestos mencionados, la ley impone una determinada conducta
al agente, y por tal razón, quien la ejecute sin incurrir en excesos está justificado.

Estado de necesidad

En el inc. “c” del art. 1718 se hace referencia al estado de necesidad que se configura
cuando se causa un mal menor para evitar un mal mayor, según la clásica definición. El
inciso contempla la posibilidad de que el juez conceda una indemnización de equidad.

Legítima defensa
La actual norma del CCC la regula expresamente como causa de justificación y exime de
18
responsabilidad a quien causa un daño: en legítima defensa propia o de terceros, por un
medio racionalmente proporcionado, frente a una agresión actual o inminente, ilícita y no
provocada; el tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre daños como consecuencia de un
hecho realizado en legítima defensa tiene derecho a obtener una reparación plena.

Para que opere esta causa de justificación, es necesario:

a) Que exista una agresión ilegítima.

b) Que la misma recaiga sobre la persona o bienes materiales o morales de quien se


defiende.

d) El medio utilizado para impedir o rechazar la acción debe ser razonable.

e) No debe haber existido provocación por parte de quien se defiende.

La aplicación de esta causa de justificación en materia obligacional es irrelevante.

Art. 1720.- Consentimiento del damnificado

Consentimiento del damnificado. Sin perjuicio de disposiciones especiales, el


consentimiento libre e informado del damnificado, en la medida en que no constituya una
cláusula abusiva, libera de la responsabilidad por los daños derivados de la lesión de
bienes disponibles. En principio, el consentimiento del damnificado excluye la
antijuridicidad del comportamiento de autor del daño, salvo cuando éste sea contrario a
la ley, a la moral o a las buenas costumbres y al orden público.

Art. 1719.- Asunción de riesgo.

Si bien la incluimos en este punto, referido a las causales de justificación que obstan la
antijuridicidad, la asunción de riesgos no es causal de justificación, y el legislador se
encargó de dejarlo claro.

Asunción de riesgos. La exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de


peligro no justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las
circunstancias del caso, ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que
interrumpe total o parcialmente el nexo causal.

Eximentes vinculadas con el factor de atribución

Las eximentes vinculadas con el factor de atribución se distinguen según se trate de un


factor objetivo o subjetivo.

Respecto de las eximentes vinculadas con el factor subjetivo de atribución, se admiten las
siguientes.

• La causa de inimputabilidad.

Eximen de responsabilidad: el error de hecho esencial (art. 265 del CCC), el dolo y la
violencia o intimidación (arts. 271 y 276 del CCC). Cuando se comprueba alguna de
estas circunstancias, el acto no posee intención ni libertad, respectivamente,
eliminándose la voluntariedad del acto, sobre la cual se asienta el reproche de
culpabilidad.

• La no culpa o falta de culpa como eximente.


La prueba de un actuar diligente, de acuerdo con el objeto de la obligación y en función a
19
las circunstancias de persona, tiempo y lugar, puede constituirse en eximente (art. 1724).
Dentro del sistema de responsabilidad subjetiva, basado en la idea de culpa, debe alcanzar
al sindicado como responsable la prueba de la no culpa para liberarse. Por el contrario,
en un esquema de responsabilidad objetiva, la prueba de la no culpa es insuficiente, ya
que el sindicado como responsable deberá probar la ruptura del nexo causal para
liberarse. Esto lo puede lograr probando el caso fortuito, el hecho de un tercero extraño
o del damnificado.

Eximentes vinculadas con la relación de causalidad y los factores objetivos de


atribución. La causa ajena

La necesaria relación causal que debe existir entre la conducta y el daño puede verse
suprimida o aminorada en sus efectos por la presencia de factores externos. En el primer
caso hablamos de interrupción del nexo causal, mientras que en el segundo nos
encontramos frente a una concausa. En el caso de interrupción del nexo de causalidad,
el sindicado como responsable se verá eximido de responsabilidad civil, ya que él no habrá
sido el autor de este. En el supuesto de la con-causalidad, ésta aminorará la
responsabilidad civil del sindicado como responsable, ya que el daño no será causado
solamente por el actuar del mismo, sino por la concurrencia de su actuar con otro factor
(concausa). En efecto, la ausencia total o parcial de relación de causalidad generará la
ausencia total o parcial de responsabilidad civil.

El nuevo Código Civil y Comercial regula las siguientes situaciones:

• Art. 1729.- Hecho del damnificado. La responsabilidad puede ser excluida o


limitada por la incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño,
excepto que la ley o el contrato dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo,
o de cualquier otra circunstancia especial.
• Art. 1730.- Caso fortuito. Fuerza mayor. Se considera caso fortuito o fuerza mayor
al hecho que no ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido
ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad, excepto
disposición en contrario. Este Código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza
mayor” como sinónimos. El Código Civil y Comercial, al igual que el Código de Vélez,
utiliza indistintamente los términos caso fortuito y fuerza mayor, asignándoles
idénticos efectos, siendo indiferente la alusión a uno u otro vocablo.
• Art. 1731.- Hecho de un tercero. Para eximir de responsabilidad, total o
parcialmente, el hecho de un tercero por quien no se debe responder debe reunir
los caracteres del caso fortuito.

Conforme lo expuesto, la responsabilidad civil puede ser excluida total o parcialmente por
ciertas circunstancias que se agrupan bajo la denominación de “causa ajena” y son: el
hecho de la víctima, el hecho del tercero por quien no se deba responder y el caso fortuito
o la fuerza mayor. El nexo causal se interrumpe en forma total o parcial cuando se
demuestra que el daño obedece al hecho de un tercero extraño por el cual el agente no
debe responder. En dicho caso, la atribución material del menoscabo se realiza respecto
del tercero.

Esta eximente aparece expresamente legislada en el art. 1731: “Hecho de un tercero. Para
eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de un tercero por quien no se
debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito”.

Conforme la norma, el hecho de tercero constituye una causa ajena por la cual el agente
no debe responder. El tercero por quien no se debe responder debe ser una persona
distinta del responsable presunto (demandado) y de la víctima. Puede ser una persona
20
física o jurídica, de carácter público o privado.

Artículo 1718

Art. 1718.- Legítima defensa, estado de necesidad y ejercicio regular de un derecho. Está
justificado el hecho que causa un daño:

a. En ejercicio regular de un derecho


b. En legítima defensa propia o de terceros, por un medio racionalmente
proporcionado, frente a una agresión actual o inminente, ilícita y no provocada; el
tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre daños como consecuencia de un hecho
realizado en legítima defensa tiene derecho a obtener una reparación plena.
c. Para evitar un mal actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al
agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; el hecho se halla
justificado únicamente si el mal que se evita es mayor que el que se causa. En este
caso, el damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo
considere equitativo.

Sub-Eje temático 2: Funciones del Derecho de Daños.


El Anteproyecto elaborado por la Comisión Reformadora establecía que el sistema del
derecho de daños tenía tres funciones:

• Resarcitoria
• Preventiva
• Punitiva
A) Función Resarcitoria. Natura – Especie.
La reparación del daño consiste en el cumplimiento de una obligación a cargo del
responsable y a favor del damnificado, que tiene por objeto resarcir el daño injustamente
al acreedor. La reparación constituye, en una perspectiva netamente jurídica, el
restablecimiento del equilibrio preexistente que fuera alterado por el evento dañoso y el
cumplimiento de la justicia y equidad.

La finalidad de la reparación es netamente resarcitoria. Intenta resarcir el daño


compensando el menoscabo. El fundamento del resarcimiento está dado por el principio
de justicia que impone a cada uno lo suyo, debiendo restablecer el equilibrio alterado por
el perjuicio causado.

Caracteres:

• Patrimonialidad: La reparación del perjuicio tiene carácter patrimonial, sea que se


efectivice pecuniariamente o en especie.
• Resarcitoria: En principio, la función de la indemnización es meramente resarcitoria
y no sancionatoria El resarcimiento procede cuando no se respeta o viola el principio
jurídico del alterum non laedere, o bien, si se ha incumplido una obligación
preexistente.

En nuestra legislación existen dos sistemas para la reparación del daño: a. la forma
específica o también denominada in natura; b. por equivalente o en dinero. Ambos
aparecen contemplados en nuestro Código Civil y Comercial en el Art. 1740.

Artículo 1740.- Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena. Consiste en
la restitución de la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por
el pago en dinero o especie. La víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que
21
sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe
fijar en dinero. En el caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la
identidad personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia
o de sus partes pertinentes a costa del responsable.

La reparación específica en especie o in natura consiste en la ejecución de una obligación


que tiene por finalidad la de volver las cosas al estado en que se hallaban antes de
producirse el evento dañoso. Para que ello pueda producirse, deberán existir las
posibilidades materiales y jurídicas que lo permitan.

La reparación por equivalente se traduce en la entrega de un equivalente a la víctima


(normalmente pecuniario) con entidad suficiente para la restauración del valor
perjudicado. Esta última forma de reparación es más dúctil y es la que se ha impuesto en
la práctica judicial. En materia de daño moral, el resarcimiento tenderá netamente a la
satisfacción de la víctima, es decir, a la compensación, ya que no puede borrar los
perjuicios ocasionados.

B) Función preventiva. Concepto. Deber general de no dañar.


Acción preventiva prevista en el CCC.
Antes del dictado del nuevo Código Civil y Comercial, es decir, mientras se encontraba en
vigencia el Código Civil, se sostenía la existencia de diversas formas de prevención: una
de forma general que opera de modo indirecto, por disuasión, y que se plasma como una
amenaza efectiva ante la consecuencia jurídica que la norma establece frente a un
resultado dañoso, y otra, más específica, que funciona en un marco acotado de actividades
peligrosas o riesgosas.

Artículo 1710.- Deber de reparación del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto
de ella dependa de:

a. Evitar causar un daño no justificado.


b. Adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para
evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o
disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero sería responsable, tiene
derecho a que éste le reembolse el valor de los gastos en que incurrió, conforme a
las reglas del enriquecimiento sin causa;
c. No agravar el daño si ya se produjo.

En definitiva, el deber general de acción u omisión se centra en evitar o impedir el daño


futuro, hacer cesar el daño actual, disminuir la magnitud y disminuir la extensión de las
consecuencias del daño que comenzó a producirse. La magnitud del daño se relaciona con
el aspecto cualitativo (la entidad o medida del perjuicio); la extensión, con el tiempo o su
prolongación, por lo que se advierte que la tutela comprende todas las etapas y supuestos
posibles de evitación del daño.

Acción preventiva prevista en el CCC

Artículo 1711.- Acción preventiva. La acción preventiva procede cuando una acción u
omisión antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o
agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución.

Legitimación. - Están legitimados para reclamar quienes acreditan un interés razonable


en la prevención del daño.
Se incorpora una norma que establece la legitimación a quien tiene "un interés
22
razonable"(art. 1712); no abarca a todos los damnificados indirectos, sólo a los directos
(sea que sufrieron o pueden sufrir un daño), respecto de los cuales se presume el interés
para deducir la pretensión de prevención. Para los damnificados indirectos, únicamente
si demuestran, aun sumariamente, su interés.

Procede contra actos u omisiones antijurídicas, por lo que el hecho generador debe ser,
en principio ilícito. Podría no estar excluido el caso de acto lícito dañoso o con
potencialidad dañosa, aunque deber ser apreciado más restrictivamente.

C) Sanción Pecuniaria Disuasiva (Función Punitiva). Nociones


del Anteproyecto de 2012. Daño Punitivo en Ley de
Defensa del Consumidor
La sanción pecuniaria disuasiva es la llamada función punitiva.

Podemos definirlas como: sumas de dinero que los tribunales mandan a pagar a la víctima
de ciertos ilícitos que se suman a las indemnizaciones por daños y perjuicios realmente
experimentado por el damnificado que están destinadas a punir graves inconductas del
demandado y a prevenir hechos similares en el futuro.

La doctrina propone –tanto en el derecho comparado como en el derecho argentino- la


adopción de normas que permitan la aplicación de penas privadas que condenen a pagar
valores por encima de los daños y perjuicios, cuyo destinatario puede ser el estado,
organizaciones de bien público o el propio damnificado.

La pena privada tiene gran vinculación con la idea de prevención, pero también con la idea
de punición y pleno desmantelamiento de los efectos de los ilícitos. Dada la gravedad de
estos últimos, requiere más que la indemnización de los perjuicios causados. Pizarro y
Vallespinos (2013, 246) señalan algunos supuestos:

Enriquecimiento injusto obtenido mediante el ilícito

En muchas ocasiones se propicia la aplicación de estas penas privadas en supuestos en


los cuales el dañador actúa deliberadamente con el objetivo de lograr un rédito a partir de
esa actividad.

Casos en los que la repercusión socialmente disvaliosa es superior al daño


individualmente causado.

Eso sucede cuando un productor de bienes y servicios procede antijurídicamente


generando múltiples micro lesiones que, dado el carácter extremadamente difuso, pueden
afectar a muchísimas personas.

Afectación a derechos de incidencia colectiva: daño ambiental y discriminación


arbitraria.

Sintetizando, un sistema adecuado de penas privadas tiene las siguientes funciones:

• Permite punir eficazmente graves inconductas.


• Permite prevenir futuras inconductas por temor a la sanción.
• Contribuye a restablecer el equilibrio emocional de la víctima.
• Refleja reprobación social a las graves inconductas.
• Protege el equilibrio del mercado.
• Contribuye al desmantelamiento eficaz de los efectos de ciertos ilícitos.
La función punitiva del derecho de daños en el anteproyecto de 2012 y el Código
23
Civil y Comercial

Las tres funciones del derecho de daños fueron limitadas a dos. Allí decíamos que la nueva
norma describe claramente que las funciones de la responsabilidad civil son la prevención
y el resarcimiento. Esto nos lleva a preguntarnos qué sucedió con la función punitiva.

La supresión de la sanción pecuniaria disuasiva

La función punitiva del derecho de dañoso representada por la llamada sanción pecuniaria
disuasiva. En efecto, el Congreso de la Nación eliminó del Proyecto la figura de la sanción
pecuniaria disuasiva al modificar el texto del art. 1708, suprimir el anterior art. 1714 y
proceder a mantener en lo esencial el texto del art. 1715 originario (referido a la punición
excesiva), transformándolo en los actuales arts. 1714 y 1715.

Aspectos que regulan los arts. 1714 y 1715 del Código Civil y Comercial

Conforme la supresión de la sanción pecuniaria disuasiva, el articulado del Código Civil y


Comercial quedó de la siguiente manera:

• Punición excesiva. Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas,


penales o civiles respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva,
el juez debe computarla a los fines de fijar prudencialmente su monto.
• Facultades del juez. En el supuesto previsto en el artículo 1714 el juez puede dejar
sin efecto, total o parcialmente, la medida.
• Daño directo. es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario o consumidor,
susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata sobre sus
bienes o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión del proveedor
de bienes o del prestador de servicios. Los organismos de aplicación, mediante actos
administrativos, fijarán las indemnizaciones para reparar los daños materiales
sufridos por el consumidor en los bienes objeto de la relación de consumo. Esta
facultad sólo puede ser ejercida por organismos de la administración que reúnan
los siguientes requisitos: a) La norma de creación les haya concedido facultades
para resolver conflictos entre particulares y la razonabilidad del objetivo económico
tenido en cuenta para otorgarles esa facultad es manifiesta; b) Estén dotados de
especialización técnica, existe una confusión entre las atribuciones de los jueces
para aplicar las sanciones punitivas y las atribuciones de la autoridad
administrativa.

Los daños punitivos de la Ley de Defensa del Consumidor

Los denominados daños punitivos son definidos como sumas de dinero que los tribunales
mandan a pagar a la víctima de ciertos ilícitos que se suman a las indemnizaciones por
daños realmente experimentados por el damnificado, que están destinados a punir graves
inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en el futuro. En nuestro país
tenemos una sola experiencia respecto de los daños punitivos y está contemplada en el
art. 52 bis de ley 24.240, que reza: Daño punitivo. Al proveedor que no cumpla sus
obligaciones legales o contractuales con el consumidor, a instancia del damnificado, el
juez podrá aplicar una multa civil a favor del consumidor, la que se graduará en función
de la gravedad del hecho y demás circunstancias del caso, independientemente de otras
indemnizaciones que correspondan. Cuando más de un proveedor sea responsable del
incumplimiento responderán todos solidariamente ante el consumidor, sin perjuicio
de las acciones de regreso que les correspondan. La multa civil que se imponga no podrá
superar el máximo de la sanción de multa prevista en el art. 47, inc. b de esta ley.
Con respecto al hecho generador, la norma establece la posibilidad de imposición de daños
24
punitivos al proveedor “que no cumpla sus obligaciones legales o contractuales con el
consumidor”, pareciera significar que cualquier incumplimiento contractual o legal daría
lugar a la posibilidad de imponer este tipo de pena pecuniaria. Esto no debe ser así. La
laxitud de la norma genera gran inseguridad y una respuesta desproporcionada para
algunos casos (v. g., incumplimientos contractuales culposos) donde no parece lógico el
uso de los daños punitivos, ni ha sido la figura concebida en el derecho comparado para
tales supuestos. Así es que la doctrina ha reinterpretado (contra legis) la norma,
considerando –con mejor criterio- que no puede bastar el sólo incumplimiento; es
necesario que se trate de una conducta grave que manifieste dolo o culpa grave.

Por otro lado, se sostiene que debe existir un daño para la aplicación de los daños
punitivos. Esta interpretación surge de la palabra “damnificado” empleada por la norma,
que supone la existencia de un “daño” para que se erija el “acto ilícito punible”.

Respecto del monto de la multa, encontramos el art. 47, inc. “b” de la ley 26361, que
pareciera querer subsanar la situación al dejar establecido un parámetro dentro del cual
deben estar fijados los daños punitivos. Se predica la inconstitucionalidad de la norma.

Con respecto al destino de la multa, es la víctima quien lo percibe. Cuestión que ha sido
también criticada, por cuanto hubiera sido preferible que el destinatario sea el estado.
Otro punto de la ley es la pluralidad de responsables, ya que la ley establece que, en caso
de que más de un proveedor sea responsable por el incumplimiento, responderán todos
solidariamente por la multa.

Sub-Eje temático 3: Responsabilidad Directa.


A) Responsabilidad por el hecho propio. Concepto.
Responsabilidad directa
En este tipo de responsabilidad existe una conexión entre la acción del agente y el daño.
Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona un daño injustificado
por acción u omisión (art 1749).

Esta responsabilidad compromete al propio autor del hecho dañoso, ya sea que el daño lo
cause a través de la utilización de su cuerpo o de una cosa que está bajo su dominio.

La responsabilidad por el hecho propio puede ser objetiva o subjetiva.

La responsabilidad es subjetiva cuando se ve alcanzada por la presencia de culpabilidad


probada o presumida en la conducta del agente. Es objetiva cuando se fundamenta en
un factor de atribución de tal naturaleza.

La figura de la responsabilidad directa, parte desde la capacidad como regla de las


personas, en virtud de la cual, en principio todos somos responsables directos por
nuestros hechos dañosos, salvo que se demuestre la involuntariedad del acto, aunque, en
este último supuesto, se podrá ser responsable en función de la indemnización de equidad
prevista en el art. 1750.

Las causales de justificación de la antijuridicidad para la responsabilidad directa –como


para el resto de las figuras- se establecen en el art. 1718 –

B) Responsabilidad por el cómplice


En caso de que un hecho exista pluralidad de participes, la responsabilidad del cómplice
25
surge del art 1751 que establece: Si varias personas participan en la producción del daño
que tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la
pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones
concurrentes.

Cuando el daño es causado por dos o más personas, el sistema de responsabilidad civil
toma partido en beneficio de quien sufre los perjuicios, si los mismos se produjeron por la
violación directo de la obligación de no dañar (alterum nom laedere), ya que determina
que cada uno de los agentes implicados es responsable por el todo.

El cómplice es solidario en la reparación de los daños porque claramente esta figura tiene
un compromiso anterior con el delito, conoce el hecho que se está por realizar, y aunque
su cooperación sea menor que la del autor el sistema equipara su responsabilidad en
materia de responsabilidad civil.

Artículo 1752 del Código Civil y Comercial


Encubrimiento: El encubridor responde en cuanto su cooperación ha causado daño.

El encubridor es el sujeto que nada ha prometido antes, pero que luego de la ejecución
del ilícito ayuda a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse de la acción de
ella, u omite denunciar estando obligado a hacerlo (art 277 Código Penal). Para que
responda frente al damnificado, es menester analizar la causalidad adecuada que aporta
en la producción de los perjuicios.

Pluralidad de responsables: Se responsabiliza por el daño a los autores y a todos los que
cooperan al resultado dañoso como ser: consejeros, cómplices, instigadores, participes
necesarios.

Las concurrentes.

Consisten en obligaciones que tienen un mismo acreedor e identidad de objeto, aunque


diversidad de causa y de deudor: así, las obligaciones que pesan sobre el culpable de un
incendio y sobre la compañía aseguradora que asumió el riesgo de la cosa asegurada
contra incendio. Hay un solo acreedor que es el dueño de la cosa incendiada: un mismo
objeto, la reparación del daño producido en la cosa por incendio; una distinta causa de
ambas obligaciones, que para el culpable del incendio es el hecho ilícito y para el
asegurador el contrato de seguro; y dos deudores diferentes, el autor del hecho ilícito y el
asegurador.

Quien paga la totalidad de la deuda, puede ser el único responsable de haberla


constituido: así ocurre en el caso de incendio, cuando el incendiario es el que paga la
totalidad del resarcimiento a la víctima asegurada por ser el causante del daño, y no
tiene acción recursiva contra la compañía aseguradora. En el caso en que el resarcimiento
hubiese sido abonado por la aseguradora, ésta sí tiene la acción de regreso contra el
incendiario por la totalidad de lo que hubiere pagado.

Un contrato se puede celebrar entre un acreedor y varios deudores o entre un deudor y


varios acreedores, esta figura se denomina obligación solidaria, en este tipo de obligación
se puede pedir el cumplimiento por parte del acreedor a cualquiera de los deudores; o
viceversa puede el deudor pagarle a cualquiera de los acreedores según sea el caso.

C) Artículo 1751 del Código Civil y Comercial


Pluralidad de responsables: Si varias personas participan en la producción del daño que
26
tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad
deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.

Tenemos que tener en cuenta que tenemos dos tipos de eventos:

• Obligación solidaria: pluralidad de responsable con causa única. El que pago puede
repetir contra los que no pagaron.
• Obligación concurrente: pluralidad de causas. El que no tuvo la culpa puede repetir
contra el responsable directo si él se hizo cargo de la indemnización.

Sub-Eje temático 4: Responsabilidad por el hecho de


terceros.
A) Responsabilidad del dependiente. Conceptos. Nociones.
Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente:
Artículo 1753. El principal responde objetivamente por los daños que causen los que
están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de
sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las
funciones encomendadas.
La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal. La responsabilidad
del principal es concurrente con la del dependiente.

Caracterización

Personas por las cuales se responde:

• subordinados;
• hijos;
• delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental;
• tutelados, curados y personas internadas.

Responsabilidad por el hecho ajeno contractual y extracontractual. Efectos de la


unificación de régimen

Ante la unificación de ambos regímenes de responsabilidad civil, el régimen establecido se


aplicará tanto a los supuestos de –por ejemplo- subordinados que causen daños en el
ámbito del cumplimiento de una obligación –los terceros introducidos en la ejecución de
la prestación obligacional- como a las hipótesis de perjuicios originados fuera de todo
vínculo jurídico preexistente con el damnificado. Es decir, aun cuando en la práctica la
responsabilidad del dependiente puede derivar de una obligación preexistente o de un
ilícito, el régimen está unificado.

Responsabilidad del principal o comitente por el hecho del dependiente

Ante la unificación de los regímenes de responsabilidad civil contractual y


extracontractual con el nuevo CCC, el art. 1753 previsto abarcará los dos supuestos, tanto
los hechos dañosos provocados por subordinados cuyo principal esté unido con el
damnificado por un contrato, como cuando no exista previamente esa relación
preexistente entre las partes.
El principal responde objetivamente por los daños que causen los que están bajo su
27
dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus
obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las funciones
encomendadas.

La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal. La responsabilidad del


principal es concurrente con la del dependiente.

En cuanto al concepto de dependiente, se continúa con la misma doctrina judicial


imperante para el primer párrafo del art. 1113 del Código derogado, entendiéndose por tal
“al que actúa bajo las órdenes y subordinación de otro, jurídica o fácticamente, ocasional
o transitoriamente, gratuita u onerosamente”.

Fundamento de la responsabilidad del principal

El art. 1753 del CCC es claro al determinar que el principal responde objetivamente por
los daños causados por su subordinado. Es decir que no se tiene en cuenta la conducta
del principal en el hecho, ya que ella es ajena al factor de atribución objetivo (conf. art.
1722 del CCC). Ahora bien, la cuestión radica en discernir cuál es el factor objetivo de
atribución de la responsabilidad civil del principal por el hecho del subordinado.
Entendemos que el factor de atribución objetivo en la responsabilidad del principal por el
hecho del dependiente lo constituye la garantía, esto es, que el comitente garantiza que,
si el dependiente causa un daño en ejercicio o con ocasión de las funciones
encomendadas, él responderá ante el damnificado, sin perjuicio de la responsabilidad civil
directa del propio agente dañoso, según el art. 1749 del CCC.

Requisitos de la responsabilidad del principal

Entre los requisitos para que se torne procedente esta responsabilidad, se encuentra:

• el hecho ilícito del dependiente;


• la existencia de relación de dependencia o subordinación amplia entre el principal
y el subordinado;
• la relación entre la función encomendada y el hecho dañoso;
• la relación adecuada entre el evento y el daño;
• el daño sufrido por un tercero.

Carácter de la responsabilidad del comitente. Eximentes

Con la nueva norma queda claro que el principal podrá eximirse de responsabilidad,
además de poder demostrar que no era su dependiente el que causó el daño, que no existía
entre él y éste relación de dependencia y que no había vínculo entre la función
encomendada y el daño, porque éste había sido ocasionado fuera del ejercicio de la misma
o fuera de la ocasión, que el perjuicio se debió a una causa ajena que interrumpió total o
parcialmente el nexo adecuado de causalidad, por la causa ajena (el "hecho del
damnificado", el "caso fortuito" o el "hecho de un tercero" (Sagarna,2014).

Acción contra el principal y/o contra el dependiente

El damnificado podrá accionar contra el principal, quien responde por el hecho del tercero,
como contra el dependiente causante del perjuicio, quien responde en forma directa. La
víctima no se verá obligada de accionar contra el dependiente para responsabilizar al
responsable indirecto, es decir puede hacerlo sólo contra el principal, pero deberá
demostrar la responsabilidad civil del responsable directo para hacer responsable al
indirecto.
Acción de regreso del principal contra el subordinado
28
Ante la ejecución de la sentencia contra uno de los coobligados, se posibilita la acción de
regreso del que afrontó la indemnización contra el otro obligado en la medida del
resarcimiento afrontado por él.

Responsabilidad del deudor por los auxiliares que utiliza en el cumplimiento de las
obligaciones

El deudor responde por la culpa de los dependientes y auxiliares que introduzca para
ejecutar la prestación por él debida. Con el título “Actuación de Auxiliares. Principio de
Equiparación”, el nuevo Código incorpora en forma expresa el principio general de la
responsabilidad obligacional por el hecho ajeno, cuestión no tratada en el texto de Vélez e
incluida en todos los proyectos de reforma elaborados en el último cuarto de siglo. El deber
de responder aparece, por un lado, como consecuencia de la inejecución –o ejecución
defectuosa- de las obligaciones asumidas, o bien por el perjuicio originado a otro durante
el desarrollo de las prestaciones.

Reza el art. 732: “Actuación de auxiliares. Principio de equiparación. El incumplimiento


de las personas de las que el deudor se sirve para la ejecución de la obligación se equipara
al derivado del propio hecho del obligado”. Este principio de equiparación implica que la
responsabilidad contractual del deudor por el hecho ajeno involucra la actividad de toda
persona introducida por el deudor para ejecutar el plan prestacional que comprende el
vínculo obligatorio, sea que el ejecutor pueda o no ser considerado como dependiente del
deudor, sin importar si éste posee algún poder de dirección o control sobre las acciones
del interpuesto.

B) Responsabilidad de los padres por los hijos. Concepto.


Nociones.
Conforme la norma, los padres son solidariamente responsables por los daños causados
por los hijos que se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos,
sin perjuicio de la responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos.

Cesación de la responsabilidad paterna.

La responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa si el hijo menor de edad es puesto


bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente. No cesa en el supuesto
previsto en el artículo 643.

Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta
circunstancia deriva de una causa que les es atribuible.

Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al
ejercicio de su profesión o de funciones subordinadas encomendadas por terceros.
Tampoco responden por el incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente
contraídas por sus hijos.

Introducción. Denominación.

El Código Civil y Comercial de la Nación trae dos normas referidas a la responsabilidad


paterna por el hecho de los hijos, los arts. 1754 y 1755, similares a los arts. 1114, 1115
y 1116 del Código derogado.

Fundamento de la responsabilidad de los progenitores


Art.1755: El fundamento de esta responsabilidad objetiva (en la que, como en la
29
responsabilidad civil del principal por el hecho del dependiente, no interesa la conducta
del legitimado pasivo) es la garantía. Los padres garantizan que, al ocasionarse un daño
por sus hijos, ellos responderán civilmente por el hecho ajeno. No se comprende en la
norma el supuesto de daños sufridos por los hijos, salvo que el causante del daño sea un
hermano, en donde esta norma resulta aplicable en las relaciones de familia.

Requisitos de la responsabilidad paterna

Son presupuestos de la responsabilidad objetiva de los progenitores por el hecho dañoso


de sus hijos:

• el hecho ilícito del hijo o, al menos, objetivamente antijurídico;


• que el descendiente sea menor de edad, es decir, menor de 18 años –por más que la
"responsabilidad parental" en cuanto a los alimentos se extienda hasta los 21 años
• que el menor se encuentre bajo la "responsabilidad parental";
• que el menor habite con el padre responsable, requiriéndose "convivencia" con los
hijos (salvo el segundo párrafo del art. 1755 (“Los padres no se liberan, aunque el
hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva de una causa
que les es atribuible”);
• que entre el hecho del hijo y el daño a un tercero exista relación de causalidad.

Como se observa, se continúa con las condiciones exigidas en la actualidad para


responsabilizar a los progenitores por los hechos dañosos de sus hijos (conf. art. 1114 del
CC).

Carácter de la responsabilidad de los progenitores. Eximentes

La responsabilidad de los padres entre si es solidaria (así lo expresa el propio art. 1754) y
no concurrente, debido a que ellos, sean de distinto o mismo sexo, responden por una
única causa fuente, esto es, por ser los progenitores del causante del perjuicio (conf. arts.
827 y 833 del CCC).

Pero la responsabilidad conjunta de los padres y del hijo causante del daño resulta
concurrente frente al damnificado.

Siendo la responsabilidad objetiva, los padres pueden eximirse total o parcialmente de


responsabilidad demostrando el:

• hecho del damnificado (art. 1729 del CCC),


• el caso fortuito (art. 1730) o
• el hecho de un tercero por quien no deben responder (art. 1731).

Es por ello por lo que los padres no pueden liberarse de responsabilidad civil demostrando
su falta de culpa en el hecho, pues se trata de una responsabilidad basada en un factor
de atribución objetivo.

Cesación de la responsabilidad paterna

La responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa si el hijo menor de edad es puesto


bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente.

Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta
circunstancia deriva de una causa que les es atribuible.
Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al
30
ejercicio de su profesión o de funciones subordinadas encomendadas por terceros.
Tampoco responden por el incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente
contraídas por sus hijos.

La responsabilidad paterna se extingue por haber llegado el hijo a la mayoría de edad (art.
25, 1er párr., CCC), como también si el menor se emancipa por matrimonio (art. 27, 1º y
2º párr., CCC).

Esta responsabilidad cesa si el hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra
persona, sea en forma transitoria o permanente (conf. art. 1755, 1er párrafo, del CCC).
Pero, razonablemente, los padres no se liberan si el hijo no convive con ellos debido a una
causa que les es atribuible (conf. art. 1755, 2º párrafo, del CCC).

La responsabilidad paterna desaparece por los daños causados por los hijos en tareas
inherentes al ejercicio de su profesión (si la ejercen antes de cumplir la mayoría de edad
a los 18 años, porque posteriormente a esa edad se extingue esa responsabilidad) o de
funciones subordinadas encomendadas por otros (conf. art. 1755, 3er párrafo, 1ª parte,
del CCC), siendo responsables, en este último supuesto, estos terceros, en función de lo
previsto en el art. 1753 del CCC.

Asimismo, la responsabilidad de los padres desaparece por los perjuicios provocados por
los hijos menores en el incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente
contraídas por ellos (conf. art. 1755, 3er párrafo in fine, del CCC). Si el contrato no reúne
este requisito, los progenitores continúan siendo responsables.

No se suprime la responsabilidad paterna si se otorga la guarda judicialmente a un


pariente, pues esa responsabilidad queda en cabeza de los progenitores, quienes
conservan los derechos y responsabilidades emergentes de esa titularidad y ejercicio (conf.
art. 657 del CCC).

Acción de la víctima

El damnificado podrá accionar tanto contra el progenitor como contra el hijo menor, mayor
de 10 años, por el daño causado por éste, por lo que resulta innecesario demandar a este
último para tener por responsable al primero (conf. art. 1773 del CCC); aunque, si se
pretende ejercer la acción contra el hijo, tendrá que demandárselo para garantizar su
ejercicio del derecho de defensa en juicio.

Una cuestión problemática implica la responsabilidad paterna por los daños causados por
los hijos, si mediare "plan de parentalidad" previsto en el art. 655 del CCC. Según la
opinión de la doctrina que venimos siguiendo (Sagarna, 2014) el plan de parentalidad
resultará inoponible ante los damnificados de daños por los hijos.

Las eximentes respecto al quiebre del ligamen causal son iguales, pero difieren las otras
excusas liberatorias en uno y otro supuesto.

Responsabilidad de otras personas encargadas:

• la situación de los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental,


• los curadores y tutores

Otras personas encargadas

En el art. 1756, 1er párrafo, del CCC, se incluye la responsabilidad de los "delegados en
el ejercicio de la responsabilidad parental", "tutores" y "curadores" por los daños causados
por las personas bajo ese ejercicio, bajo tutela o curatela. Si bien, en esta hipótesis, se
31
mantiene la responsabilidad objetiva de los delegados en el ejercicio de la responsabilidad
parental, de los tutores y curadores, se anexa como eximente de responsabilidad la
posibilidad de demostrar que les ha sido imposible evitar el daño, imposibilidad que no
puede surgir de haber ocurrido el hecho dañoso fuera de su presencia (art. 1756, 2º
párrafo, del CCC). También podrán eximirse de responsabilidad acreditando la
intervención total o parcial en el hecho de una causa ajena (arts. 1729, 1730 y 1731 del
CCC). El art. 1756, 3er párrafo, del CCC trae como novedad la responsabilidad civil de los
establecimientos que tienen personas internadas transitoria o permanentemente, los que
responden por la negligencia en el cuidado de estas que ocasionaron daños por ese
descuido.

Sub-Eje temático 5: Responsabilidad por la intervención


de cosas.
A) Responsabilidad por riesgo o vicio de la cosa. Supuestos
contenidos en los Artículos 1757 y 1758 del CCC.
Hecho de la cosa

El hecho de la cosa es aquel en el cual el daño se produce por su intervención activa. No


debe mediar participación del hombre, lo cual es discutible. Podemos decir que nos
encontramos frente al daño causado por una cosa cuando sea por su propio dinamismo o
por acción de fuerzas externas.

Art. 1757. Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por el
daño causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o
peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su
realización.

La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el


uso de la cosa o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de
prevención.

Art. 1758. Sujetos responsables. El dueño y el guardián son responsables concurrentes


del Daño causado por las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros,
el uso, la dirección y el control de la cosa, o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño
y el guardián no responden si prueban que la cosa fue usada en contra de su voluntad
expresa o presunta.

En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve u obtiene


provecho de ella, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial.

Síntesis:

• Se establece en el CCCN una sección bajo el título “Responsabilidad derivada de la


intervención de las cosas y ciertas actividades”
• Se elimina la categoría del anterior Código Civil de daño con la cosa
• No se genera una presunción de culpa contraria al dueño y al guardián de la cosa,
por lo tanto, la culpa tiene que ser probada por el pretendiente
• Los supuestos de daños con la cosa incluyen a los daños causados por el riesgo o
vicio de la cosa e incluye los daños causados por el ejercicio de actividades riesgosas
y peligrosas.
Supuestos contemplados en los artículos 1757 y 1758 del Código Civil y 32
Comercial de la Nación
Daños causados por el riesgo o vicio de la cosa:

• No se define riesgo o vicio de la cosa, quedando estos conceptos en manos de la


doctrina y jurisprudencia.
• En estos casos la cosa escapa total o parcialmente del dominio o control del
guardián, no respondiendo a la voluntad del que la emplea o utiliza
• En estos casos se desdibuja el carácter de autor del sujeto ya que la cosa adquiere
protagonismo al desprenderse de su control
• Se debe entender como el vicio de la cosa, al defecto de fabricación, funcionamiento,
conservación, o información que la torna inepta para la función que debe cumplir
por su naturaleza.

Daños causados por el ejercicio de actividades riesgosas y peligrosas

La actividad es riesgosa cuando en el desarrollo de operaciones o tareas se potencia la


eventualidad dañosa por su propia naturaleza (por ejemplo, residuos peligrosos) o por las
circunstancias de su realización (por ejemplo, espectáculos públicos).

Las actividades riesgosas son expresamente reconocidas en el CCCN

Se les confiere el mismo régimen que al de la responsabilidad por riesgo o vicio de la cosa

Responden por el ejercicio de las actividades riesgosas o peligrosas quien las realiza, se
sirve u obtiene provecho de ellas.

B) Supuesto previsto en la Ley de Defensa del Consumidor.


Daño directo.
En la Ley de Defensa del Consumidor se prevé en su art. 40 bis el daño directo
considerándolo de la siguiente manera:

• Daño directo: Es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario o consumidor,


susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata sobre sus
bienes o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión del proveedor
de bienes o del prestador de servicios.
• Los organismos de aplicación, mediante actos administrativos, fijarán las
indemnizaciones para reparar los daños materiales sufridos por el consumidor en
los bienes objeto de la relación de consumo.
• Esta facultad sólo puede ser ejercida por organismos de la Administración que tenga
la autorización legal (Organismos de Defensa del Consumidor).
• Las decisiones de los organismos que aplican el daño directo están sujetas a control
judicial amplio y suficiente.
• Monto de las multas: de $ 100 a $ 5.000.000 -

Dentro del marco legislativo vigente, las pautas que aporta el nuevo CCC, en materia de
daños derivados de las cosas, se integran al sistema de protección jurídica de los
consumidores, junto a la Constitución Nacional (arts. 42 y 43) y a la ley especial 24240 y
sus normas modificatorias.

En relación con ésta última, el supuesto de responsabilidad objetiva. Artículo 40. —


Responsabilidad solidaria. Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa
o de la prestación del servicio, responderán el productor, el fabricante, el importador, el
33
distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio.
El transportista responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión
del servicio. La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que
correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del daño
le ha sido ajena.

Artículo 40 bis. — Daño directo: es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario o
consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata
sobre sus bienes o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión del
proveedor de bienes o del prestador de servicios. Los organismos de aplicación, mediante
actos administrativos, fijarán las indemnizaciones para reparar los daños materiales
sufridos por el consumidor en los bienes objeto de la relación de consumo. Esta facultad
sólo puede ser ejercida por organismos de la administración que reúnan los siguientes
requisitos:

• La norma de creación les haya concedido facultades para resolver conflictos entre
particulares y la razonabilidad del objetivo económico tenido en cuenta para
otorgarles esa facultad es manifiesta;
• Estén dotados de especialización técnica, independencia e imparcialidad
indubitadas;
• Sus decisiones estén sujetas a control judicial amplio y suficiente

Este artículo no se aplica a las consecuencias de la violación de los derechos


personalísimos del consumidor, su integridad personal, su salud psicofísica, sus
afecciones espirituales legítimas, las que resultan de la interferencia en su proyecto de
vida ni, en general, a las consecuencias no patrimoniales.

Factor de atribución objetivo. Eximentes. El fundamento de la obligación de resarcir


que pesa sobre los legitimados pasivos es de carácter objetivo, basado en la idea de riesgo
de empresa. En consecuencia, la liberación de los sindicados como responsables se
producirá solamente en caso de que logren acreditar la existencia de una causa ajena que
interrumpa el nexo causal (caso fortuito, hecho del tercero extraño, y hecho de la víctima),
por lo general, el hecho de ciertos terceros por quienes no debe responder o el uso abusivo
o irrazonable del producto por la víctima.

Acerca del derecho del consumidor. -Muchas veces, los productos y servicios concebidos
para satisfacer en mayor o menor grado las necesidades y exigencias de los consumidores,
se tornan inaptos para su destino debido a ciertas deficiencias que pueden presentar,
entre las que se distinguen normalmente tres tipologías básicas de peligrosidad:

• los vicios de fabricación;


• los vicios de concepción (diseño, proyecto y construcción);
• los vicios de comercialización (instrucciones o información). Cuando a consecuencia
de ellas, se producen daños a los consumidores, usuarios o a terceras personas, se
genera la obligación del productor de alertar al consumidor en caso de ser conocida,
retirar el producto del mercado y/o indemnizar los daños generados, según el caso.

C) Responsabilidad por actividad riesgosa. Supuestos


contemplados en los Art. 1757 y 1758 del CCC.
La actividad es riesgosa cuando en el desarrollo de operaciones o tareas se potencia la
34
eventualidad dañosa por su propia naturaleza (por ejemplo, residuos peligrosos) o por las
circunstancias de su realización (por ejemplo, espectáculos públicos):

• Las actividades riesgosas son expresamente reconocidas en el CCCN


• Se les confiere el mismo régimen que al de la responsabilidad por riesgo o vicio de
la cosa
• Responden por el ejercicio de las actividades riesgosas o peligrosas quien las realiza,
se sirve u obtiene provecho de ellas.

El carácter riesgoso de la actividad se origina en circunstancias extrínsecas, de persona,


tiempo y lugar, que la convierten en peligrosa para terceros.

El fundamento: radica en el riesgo creado o de empresa.

Legitimación pasiva: La responsabilidad recae sobre quien genera, fiscaliza,


supervisa, controla o potencia en forma autónoma la actividad riesgosa.

En caso de que la legitimación pasiva sea plural (de modo simultáneo, compartido o
sucesivo) todos responden concurrentemente frente al damnificado (art. 1758 del CCC),
salvo que la solidaridad esté establecida por ley (art. 40, ley 24240).

Artículos 1757 y 1758 del Código Civil y Comercial de la Nación.

La primera norma establece dos supuestos de responsabilidad objetiva por la intervención


de cosas: las derivadas de su riesgo y el vicio. El riesgo supone la eventualidad –
posibilidad- de que una cosa llegue a causar un daño. El vicio constituye un defecto de
fabricación o funcionamiento que la hace impropia para su destino normal.

A su vez, resulta relevante y novedosa la incorporación en la norma de la actividad


riesgosa y peligrosa. Son aquellas que pueden ocasionar un daño. De este modo, se
incorpora la idea del “riesgo de empresa”, pues la actividad es vista como algo complejo,
un proceso de actividades conjuntas que conjuga elementos humanos, es decir, la
intervención del hombre, como también elementos mecánicos (maquinarias) y materiales
(como pueden ser sustancias)

En cuanto a los sujetos responsables, se admite que el dueño y el guardián son


responsables indistintamente del daño causado por las cosas. Se considera guardián a
quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la dirección y el control de la cosa, o a quien
obtiene un provecho de ella. El dueño no responde si prueba que la cosa fue usada en
contra de su voluntad expresa o presunta. En caso de actividad riesgosa o peligrosa,
responde quien la realiza, se sirve u obtiene provecho de ella, por sí o por terceros, excepto
lo dispuesto por la legislación especial. Se trata de criterios sostenidos por la doctrina
jurídica argentina durante muchos años.

Sub-Eje temático 6: Responsabilidades Especiales.


A) Responsabilidad patrimonial del estado. Regulación del
CCC. Ley de responsabilidad patrimonial del estado (Ley
26.994)
En torno a la responsabilidad patrimonial del Estado, el nuevo código establece dos cosas:
a) regula la responsabilidad patrimonial del Estado, cosa que el Código derogado no lo
hacía, por lo cual esta laguna normativa fue completada por la jurisprudencia; b) al
regular la situación tomó partido determinando la inaplicabilidad de las normal del CCC,
35
separándose de los precedentes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación venía
sentando sobre el tema.

Responsabilidad del Estado

De acuerdo con el art. 1765 la Responsabilidad del Estado se rige por las normas y
principios del derecho administrativo nacional o local según corresponda.

La responsabilidad del Estado se rige por las normas y principios del derecho
administrativo nacional o local según corresponda, por lo que cada provincia e incluso
cada municipalidad podrían regular su propia responsabilidad patrimonial. El CCCN no
es aplicado ni siquiera subsidiariamente.

Art. 1764 - Inaplicabilidad de normas. Las disposiciones del Capítulo 1 de este Título
no son aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria.

Art 1765 - Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por las
normas y principios del derecho administrativo nacional o local según corresponda.

1766- Responsabilidad del funcionario y del empleado público. Los hechos y las
omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no cumplir sino
de una manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas se rigen por las
normas y principios del derecho administrativo nacional o local, según corresponda.

Como complemento de los artículos del Código Civil que remiten a las normas de derecho
administrativo, se dictó una ley marco que rige la responsabilidad estatal:

Ley 26.944. Responsabilidad Estatal.

Artículo 1° — Esta ley rige la responsabilidad del Estado por los daños que su actividad
o inactividad les produzca a los bienes o derechos de las personas. -La responsabilidad
del Estado es objetiva y directa. -Las disposiciones del Código Civil no son aplicables a la
responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria. -La sanción pecuniaria
disuasiva es improcedente contra el Estado, sus agentes y funcionarios.

Artículo 2° — Se exime de responsabilidad al Estado en los siguientes casos: - Por los


daños y perjuicios que se deriven de casos fortuitos o fuerza mayor, salvo que sean
asumidos por el Estado expresamente por ley especial; - Cuando el daño se produjo por
el hecho de la víctima o de un tercero por quien el Estado no debe responder.

Artículo 3° — Son requisitos de la responsabilidad del Estado por actividad e inactividad


ilegítima: - Daño cierto debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en
dinero; - Imputabilidad material de la actividad o inactividad a un órgano estatal; -
Relación de causalidad adecuada entre la actividad o inactividad del órgano y el daño cuya
reparación se persigue; - Falta de servicio consistente en una actuación u omisión
irregular de parte del Estado; la omisión sólo genera responsabilidad cuando se verifica la
inobservancia de un deber normativo de actuación expreso y determinado.

Artículo 4° — Son requisitos de la responsabilidad estatal por actividad legítima: -Daño


cierto y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero; -
Imputabilidad material de la actividad a un órgano estatal; -Relación de causalidad
directa, inmediata y exclusiva entre la actividad estatal y el daño; -Ausencia de deber
jurídico de soportar el daño; -Sacrificio especial en la persona dañada, diferenciado del
que sufre el resto de la comunidad, configurado por la afectación de un derecho adquirido.
Artículo 5° — La responsabilidad del Estado por actividad legítima es de carácter
36
excepcional. En ningún caso procede la reparación del lucro cesante. -La indemnización
de la responsabilidad del Estado por actividad legítima comprende el valor objetivo del
bien y los daños que sean consecuencia directa e inmediata de la actividad desplegada
por la autoridad, sin que se tomen en cuenta circunstancias de carácter personal, valores
afectivos ni ganancias hipotéticas. -Los daños causados por la actividad judicial legítima
del Estado no generan derecho a indemnización.

Artículo 6° — El Estado no debe responder, ni aun en forma subsidiaria, por los perjuicios
ocasionados por los concesionarios o contratistas de los servicios públicos a los cuales se
les atribuya o encomiende un cometido estatal, cuando la acción u omisión sea imputable
a la función encomendada.

Artículo 7° — El plazo para demandar al Estado en los supuestos de responsabilidad


extracontractual es de tres (3) años computados a partir de la verificación del daño o desde
que la acción de daños esté expedita.

Artículo 8° — El interesado puede deducir la acción indemnizatoria juntamente con la de


nulidad de actos administrativos de alcance individual o general o la de
inconstitucionalidad, o después de finalizado el proceso de anulación o de
inconstitucionalidad que le sirve de fundamento.

Artículo 9° — La actividad o inactividad de los funcionarios y agentes públicos en el


ejercicio de sus funciones por no cumplir sino de una manera irregular, incurriendo en
culpa o dolo, las obligaciones legales que les están impuestas, los hace responsables de
los daños que causen. -La pretensión resarcitoria contra funcionarios y agentes públicos
prescribe a los tres (3) años. -La acción de repetición del Estado contra los funcionarios o
agentes causantes del daño prescribe a los tres (3) años de la sentencia firme que
estableció la indemnización.

Artículo 10. — La responsabilidad contractual del Estado se rige por lo dispuesto en las
normas específicas. En caso de ausencia de regulación, se aplica esta ley en forma
supletoria. -Las disposiciones de la presente ley no serán aplicadas al Estado en su
carácter de empleador.

B) Responsabilidad en las profesiones liberales. Concepto.


Art. 1768 del CCC.
ARTICULO 1768 Profesionales liberales. La actividad del profesional liberal está sujeta a
las reglas de las obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto que
se haya comprometido un resultado concreto. Cuando la obligación de hacer se preste con
cosas, la responsabilidad no está comprendida en la Sección 7a, de este Capítulo, excepto
que causen un daño derivado de su vicio. La actividad del profesional liberal no está
comprendida en la responsabilidad por actividades riesgosas previstas en el artículo 1757.

Cuando nos referimos a la responsabilidad derivada del ejercicio de profesiones liberales


estamos hablando de aquellas ocupaciones que requieren título habilitante otorgado por
una universidad, sometimiento al régimen disciplinario o ético y con colegiación
obligatoria. En consecuencia, la actuación profesional presume un conocimiento a nivel
de experticia por parte del profesional y, a la vez, la ostentación de la matrícula profesional
otorgada por el colegio profesional correspondiente.

Una de sus aristas más relevantes, se da en relación con la fuente o hecho generador de
dicha responsabilidad, que en concordancia a la unidad código, ésta puede ser el
incumplimiento de una obligación de origen legal o contractual por parte del profesional
37
o la simple violación de un deber genérico de no dañar a otro. Pero en este tipo de
responsabilidades, generalmente, el antecedente que da pie al daño es un contrato. Y es
justamente en el ámbito contractual donde asume relevancia la clasificación de las
obligaciones de medios y de resultado, pues determinará la aplicación de un factor
subjetivo u objetivo de atribución

-Conforme a la norma (Art 1768), que asimila la actividad de los profesionales liberales a
las “obligaciones de hacer” (Consiste en la prestación de un servicio o en la relación de un
hecho, en tiempo, forma y modo acordado por las partes. Art 744), la responsabilidad, por
regla es subjetiva, excepto que se haya comprometido un resultado concreto.

El profesional promete un hacer que consiste en una diligencia conforme a las reglas de
la profesión, sin que pueda asegurar un resultado; de allí que la imputación sea subjetiva
y pueda liberarse probando su falta de culpa. En cambio, si promete un resultado, la
imputación es objetiva. Entonces, en la obligación de medios, opera el factor subjetivo, y
se rige por los principios generales de la culpa. No obstante ello, los profesionales, debido
a su conocimiento, tienen un deber mayor de previsión y prudencia, tal como regula el
art. 1725. De ahí que podemos generalizar algunos deberes profesionales que constituyen
estándares y pautas de conducta que deben valorarse conforme el caso concreto:

• Deber de actuación profesional diligente. Tiene que ver con la forma en que el
profesional presta el servicio.
• Deber de informar. Se relaciona con el deber de comunicar determinada
información al cliente (asesorando, aconsejando o advirtiendo).
• Deber de confidencialidad. Implica no revelar a tercero nada relacionado al
cumplimento de la obligación asumida.
• Obligación de seguridad. Arbitrar los medios para evitar daños al cliente, en
el cumplimiento de la obligación.

-Si en cambio, el profesional liberal comprometió un resultado concreto, cuyo compromiso


puede surgir de lo pactado expresamente o de la naturaleza de la obligación,
interpretándola restrictivamente; la responsabilidad será objetiva (art. 1768 del CCC), por
lo que, para exonerarse total o parcialmente de responsabilidad, aquél deberá acreditar
una causa ajena al hecho dañoso como protagonista en la causalidad (arts. 1729, 1730 y
1731 del CCC). En definitiva, Si lo comprometido es un resultado, el factor de atribución
será objetivo (arts. 1723 del CCC). Si lo comprometido implica sólo el deber de diligencia,
pericia y prudencia orientada a producir un resultado, pero sin asegurarlo, el factor de
atribución será subjetivo (arts. 1724 y 1725 del CCC).

C) Responsabilidad por daños automotores. Artículo 1769 del


CCC.
El marco normativo por los accidentes de automotores está conformado por los artículos
1769 y 1757 del Código Civil y Comercial de la Nación.

Artículo 1769.- Accidentes de tránsito. Los artículos referidos a la responsabilidad


derivada de la intervención de cosas se aplican a los daños causados por la circulación de
vehículos.

La responsabilidad que deriva de los accidentes de tránsito es de aplicación objetiva


conforme a los arts. 1757 y 1758.
El automotor es una cosa mueble registrable, no se considera propietario al poseedor de
38
la cosa, sino al titular registral. Conforme a ello, en caso de daños provocados por
automotores uno de los responsables (sujeto pasivo) es el titular registral, aun cuando no
haya participado personalmente (como conductor) en el accidente automovilístico.

Cuando los sujetos propietarios y titulares registrales del bien, transfieren la posesión del
rodado por un precio en dinero (compraventa) y omiten inscribir dicha tradición, no se
produce la transferencia del bien, sino una promesa de transferencia. Por lo cual, el titular
sigue siendo responsable civilmente ante los terceros. Esto conforme a lo dispuesto por el
art. 1757 del CCC, que responsabiliza concurrentemente al dueño y al guardián del
automotor por los daños causados y sin perjuicio de las acciones de regreso
correspondientes.

Ahora bien, la normativa especial en la materia concluye en forma idéntica, en que hasta
tanto se inscriba la transferencia el transmitente será civilmente responsable por los
daños y perjuicios que se produzcan con el automotor, pero AGREGA una causal de
liberación, que es discutible y criticada por la desprotección que implica para la víctima.
Se trata de la comunicación de venta, comúnmente llamada “denuncia de venta”, que
cuando es previa al hecho dañoso, equipara la situación al supuesto de eximente por
tercero por quien no debe responder, y se reputará que el automotor fue usado en contra
de su voluntad.

El Art 1769 establece que a los daños causados por la circulación de vehículos deberán
aplicarse las disposiciones referidas a la responsabilidad derivada de la intervención de
cosas.

Sujetos que pueden ser responsables en caso de accidente:

• Responsable Directo: El conductor del vehículo. La obligación de resarcir cae


sobre quien conducía el automóvil al momento de producirse el daño. El factor
de atribución es objetivo pues desarrolla una actividad riesgosa (art. 1757 del
CCC).
• Responsables por el hecho ajeno. Dentro de esta categoría quedan incluidas
la responsabilidad del principal por el dependiente y la responsabilidad de los
padres, tutores y curadores por los daños causados por los menores de edad
sujetos a patria potestad, etc. En estos casos se responde aun cuando los
terceros hayan efectuado la conducción del vehículo.
• Responsables por el riesgo de la cosa. La responsabilidad del titular
registral del automotor en la ley 22977, que vimos anteriormente y el poseedor
del automotor cuando existe comunicación de venta, que pudimos ver en el
apartado anterior.
• El asegurador. El asegurador puede ver comprometida su responsabilidad en
aquellos accidentes en los cuales el conductor, el principal, el dueño o el
guardián de la cosa se encuentre acaparado por una relación de seguro que
cubra la responsabilidad civil por daños a terceros.

Accidentes en que son víctimas los peatones

El cruce de un peatón desprevenido forma parte del riesgo asumido al conducir un


automotor, propio del tránsito y no constituye un eximente de responsabilidad, así el
mismo haya sido fuera de la senda peatonal. En ese sentido se ha pronunciado la CSJN,
afirmando que el cruce de la calzada realizado por un peatón no tiene entidad para
interrumpir totalmente el nexo de causalidad entre el riesgo de la cosa y el perjuicio (art.
1113 CC). En cambio cuando el comportamiento del peatón que irrumpe indebidamente
en la calzada sucede en forma sorpresiva o abrupta, puede configurar culpa o hecho de la
39
víctima, eximiendo total o parcialmente al sindicado como responsable.

D)Responsabilidad Colectiva. Artículos 1760, 1761 y 1762


del CCC.
El Código Civil y Comercial de la Nación incorpora la responsabilidad colectiva, anónima
y la derivada de la actividad peligrosa de un grupo, y la regula en los arts. 1760 a 1762.
Esta diferenciación en las situaciones tiene su razón de ser en las causas de liberación.
Es necesario indagar acerca de la situación fáctica para su configuración, el factor de
atribución, y los eximentes.

ART 1760. Cosa suspendida o arrojada - Si de una parte de un edificio cae una cosa, o
si ésta es arrojada, los dueños de dicha parte responden solidariamente por el daño que
cause. Sólo se libera quien demuestre que no participó en su producción.

La norma comprende dos supuestos en los que la relación causal es alternativa, ya que,
si la cosa ha caído o ha sido arrojada desde uno de los departamentos, los demás dueños
y ocupantes no han participado en la producción del daño. Abarca tanto la caída como
que sea arrojada, respondiendo a la tendencia de que los daños sean tratados de una
manera uniforme, cualquiera fuere la fuente de donde provengan, hecho de la cosa o hecho
del hombre.

El nuevo Código no incluye recaudos vinculados al lugar donde caiga la cosa, por lo que
resulta aplicable a quienes transiten o se encuentren en un terreno no sujeto a
servidumbre de tránsito, siempre que el tránsito o estancia sean legítimos. -Se alude a
dos responsables: el dueño, por su vinculación dominial con el lugar del que ha partido la
fuerza dañadora, y el ocupante, en cuanto es la persona que ostenta el control del lugar.

Eximentes

Se libera quien demuestre que no participó en la producción del daño. Ello significa el
establecimiento de una presunción en favor de la víctima que ha sufrido el daño por la
caída de una cosa desde un edificio, de que los autores son los ocupantes y de que los
dueños deben responder de manera solidaria con aquéllos. Esa presunción se extingue si
el determinado autor prueba que no participó en la producción del daño. De lo dicho
surge claramente que este tipo de responsabilidad es objetiva y que el eximente se
encuentra en la causalidad y no en la falta de culpa. Se exime el sindicado como
responsable acreditando que su inmueble no se encuentra en la parte de la cual provino
la cosa que ocasionó el daño. -La identificación del sujeto causante del daño determina
que deje de ser un supuesto de responsabilidad colectiva.

ART 1761. Autor anónimo - Si el daño proviene de un miembro no identificado de un


grupo determinado responden solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que
demuestre que no ha contribuido a su producción".

La causalidad es alternativa; el daño deriva de una o más conductas individuales cuya


identificación no es posible, pero cuyos autor o autores están dentro de un grupo
determinado de personas. Es decir que ello se aplicará a los supuestos en los que se haya
producido un daño que sólo pudo tener por autor a uno o más miembros de un grupo
determinado que no desarrollara una actividad peligrosa para terceros. -Todos los
integrantes del grupo responderán solidariamente, a excepción de aquellos que
demostraran que no han contribuido a la producción del daño
El grupo se establece por medio del examen del nexo causal desde el daño hacia los
40
autores probables, que debe ser acreditado por el damnificado; se trata de una
responsabilidad instituida a favor de la víctima sobre la base de una relación causal que
sólo permite llegar al grupo de autores probables, pero no admite llegar al autor concreto.
-La responsabilidad es objetiva y se exime de responder quien demuestre que no
contribuyó en la producción del daño.

ART 1762 Actividad peligrosa de un grupo- Si un grupo realiza una actividad peligrosa
para terceros, todos sus integrantes responden solidariamente por el daño causado por
uno o más de sus miembros. Sólo se libera quien demuestre que no integraba el grupo.

En un sentido jurídico, el grupo deber ser, además de una realidad numérica, una realidad
cualitativa; no consiste en la mera yuxtaposición de personas, pues media "pertenencia"
de cada una al conjunto a través de un lazo de cohesión, más o menos definido. Es decir,
además de pluralidad se requiere cierto nivel de interacción o comunicación (voluntaria o
subconsciente) que posibilita, así sea de manera virtual, una suerte de influencia, control
o contagio recíproco.

Surge entonces una "unificación" o "legitimación" o "ligamen" entre los integrantes, que
autoriza a imputar a todos el factor de riesgo que el grupo genera. Puesto que, a través de
la participación en el grupo, el individuo participa en el riesgo descripto a la actividad
colectiva.

El presupuesto fáctico de la norma es la realización de una actividad riesgosa por parte


de un grupo de personas. La causalidad que presupone la norma es la actuación conjunta
o en común del grupo. Es decir, el daño debe derivar de una actividad peligrosa
desarrollada en conjunto.

La responsabilidad de todos los miembros del grupo es solidaria y sólo se eximirá quien
demuestre que no integraba el grupo. Esto es así, porque no es posible acreditar la relación
de causalidad en forma directa hacia uno de los integrantes, sino que se le atribuye la
responsabilidad a la actuación grupal por ser creadora de riesgo para terceros.

Se trata de un factor objetivo de atribución. -Por lo antes dicho, es ineficaz e indiferente


la identificación de la autoría material del hecho, porque la responsabilidad deriva de la
pertenencia al grupo por sí misma. Son legitimados pasivos todos los integrantes del
grupo, quienes responden solidariamente ante la víctima.

Vous aimerez peut-être aussi