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El capitán EP José Colina Gaige

Nacio en Lima el 20 de julio de 1951, estudió en el colegio Hermanos Maristas de


San Isidro. Con el tiempo se inspiró en su padre, el General EP (R) Juan Colina
Wenzel, para ingresar a la Escuela Militar de Chorrillos del cual egresó como
subteniente de infantería en 1975, y perteneció a la 79ª Promoción “Teniente
Coronel Juan Bautista Zubiaga”, la misma que la integro el ex comandante general
del Ejército y actual congresista, general Edwin Donayre Gotzch.
En recompensa a sus notables capacidades, fue becado por la Escuela de las
Américas para seguir, durante un año, cursos de comando, supervivencia y
operaciones especiales, además de un fuerte entrenamiento en inteligencia,
contraguerrilla, camuflaje, y técnicas de contrainsurgencia (sabotaje, contra
sabotaje, paracaidismo e infiltración) en Fort Gwlick, USA. En aquella capacitación
también fueron preparados los combatientes que, años más tarde, viajaron a la
guerra de Vietnam.
Asimismo, participo como oficial en 1981 en las operaciones de la Cordillera del
Cóndor, de regreso a Lima realizó el XXI Curso Básico de Inteligencia en la Escuela
de Inteligencia del Ejército para posteriormente ingresar al Servicio de Inteligencia
del Ejército
Al comenzar la ILA con la quema de ánforas en Chuschi, el 17 de mayo de 1980,
Ayacucho sufrió la escalada terrorista, que se hizo imparable, esta situación motivó
que el Comando del Ejército a través del entonces Coronel Clemente Roberto Noel
y Moral, jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), a plantear una estrategia
vital para la infiltración de su personal en las entrañas de Sendero Luminoso. Su
objetivo era conocer al enemigo y así evitar que SL continúe tejiendo, poco a poco,
su escalada de terror.
El coronel convocó a oficiales que habían seguido cursos en el extranjero y, una
vez que los tuvo en su despacho, los llamo “Señores -reiteró Noel- todos los días,
comunidades enteras son masacradas y nuestros hombres caen en diferentes
emboscadas del enemigo invisible y cobarde. Tenemos que conocer al monstruo
desde adentro. Ustedes están aptos para eso y mucho más”. Afirmación muy
explícita, si se tiene en cuenta la mentalidad del desaparecido militar.
Luego de varias reuniones se escogió a Colina, el elegido sabía que convertirse en
un infiltrado en la organización genocida del “presidente Gonzalo” no era un juego
había que prepararse. José Colina debía de infiltrarse entre las filas de Sendero
Luminoso en la provincia huanuqueña de Ambo, de profusa actividad terrorista, bajo
la fachada de francés seducido por los Andes, la antropología y la lucha armada.
Era alto, atlético y de aspecto europeo, encajaba perfectamente en el papel de su
cubierta. El oficial consiguió engañar a los subversivos como falso antropólogo
ganado por la "lucha armada".
Pero antes, José Pablo fue aislado de su propia familia durante meses en una
vivienda del sector Oasis, Villa El Salvador, donde llegó vestido humildemente. A
los días se ubicó en la avenida Pachacútec como “llantero” y se rodeó de un nuevo
círculo de amigos, la mayoría de ellos eran provincianos en extrema pobreza. La
nueva identidad de Colina era José Sánchez Oliver, quien, más adelante, participó
en protestas y declaró que la única solución era la “lucha armada”.
Alguien le comentó que en la Universidad de San Marcos había camaradas que
reclutaban gente para el “Ejército Guerrillero Popular”. Llegó al punto de encuentro
y de allí un estudiante lo mandó al parque Universitario, donde se entrevistó con un
sujeto que vivía en Europa y fue miembro de la Sociedad Americanista, cuya sede
está en París. Por su parte, Colina le contó una historia ficticia, donde aseguró que
su progenitora había sido francesa, por eso dominaba aquel idioma, pero que quedó
huérfano desde muy pequeño.
Analistas del SIE sostienen que las características físicas del individuo con quien se
entrevistó era nada menos que Antonio Díaz Martínez, miembro de la cúpula
senderista. Colina viajó solo a Ayacucho después de unos días. Un miembro de su
promoción recuerda que una tarde se encontró con él, en el jirón Canana, y que,
pese a los cambios en su aspecto físico, lo reconoció. Cuando lo observó bien, se
acercó y le dio dos palmadas en la espalda. José Pablo lo miró con extrañeza y le
dijo: “qué le pasa, usted me está confundiendo”. A su colega de armas no le quedó
otra opción que retirarse.
Descubre infiltrados
En Andahuaylas (Apurímac) fue el inicio del fenómeno terrorista y escenario de
constantes matanzas de campesinos. Aquella localidad era el centro de
operaciones de Julio César Mezzich. En 1982, cuando el capitán Colina viajó a esa
región, conocida como “senderista”, los actos sangrientos habían aumentado y en
la compañía de infantería Independencia N° 4 venían produciéndose robos
sistemáticos de armamento y municiones, aumentando la preocupación en los altos
mandos.
Surgió la hipótesis de que la columna terrorista “huaycholo”, al mando de Mezzich,
preparaba un ataque cuyas consecuencias serían fatales para esa unidad del
Ejército. El hecho fue confirmado por Colina cuando se encontraba en Andahuaylas.
Según fuentes del SIE, el capitán Colina, confundido entre los pasajeros de un bus
interprovincial, llegó a Andahuaylas y apenas descendió del vehículo se acercó a
un ciego (quien era agente del G2) y al entregarle una dádiva le dio un mensaje,
sobre el inminente ataque a esa unidad del Ejército.
Por su recomendación se reforzaron las bases militares de Ongoy, Chincheros,
Andahuaylas y Acobamba, con la finalidad (como él lo sugirió) de repoblar la región
que había sido abandonada por sus habitantes por las continuas incursiones de de
Mezzich. Poco a poco retornaron los pobladores a sus hogares, quienes
posteriormente con apoyo del Ejército organizaron Comités de Defensa Civil
Antisubversivos (DECA).
Posteriormente, informó sobre la criminal “célula sur”, que venía cometiendo
ataques a comisarías y asesinatos selectivos en Arequipa, Cusco y Puno. Dicha
banda asesina había sido creada en marzo de 1981 por Neri Alejandrina Chávez
Díaz, (a) “Dina”, quien fue detenida a los primeros días de diciembre del mismo año
en Arequipa, pero fugó en vísperas de Navidad.
En esa ocasión, Colina dejó un mensaje con un potencial bélico, donde precisó el
número de terroristas que conformaba la banda bajo la almohada de la cama del
hotel de Huamanga, lugar que fue su refugio.
Aporte vital
La contribución del Capitán Colina fue invalorable. Hizo posible la ubicación de
“células” sediciosas en Canayre, Machente, Chungui, Uripa, Vilcashuamán, Umaro
y Cocharcas, que eran parte del denominado Comité Zonal Ayacucho que tenía
amedrentadas las provincias de Cangallo y Víctor Fajardo.
Así mismo, dio las pautas para el establecimiento de bases antisubversivas en
lugares claves como Rumi Huasi, San José de Ticllas, que dio protección a los
poblados de Atampaeo, Cochapampi, Santiago de Pischa y Santa Rosa.
Igualmente, en Qasanqay, San Juan de Trigopampa, Huancasancos, entre otros.
Su presencia en Sendero Luminoso y sobre todo su estrecha vinculación con
Osmán Morote Barrionuevo descartó la teoría de “la conspiración extranjera”
lanzada alegremente el 9 de septiembre de 1982 por Valentín Paniagua que era
presidente de la Cámara de Diputados.
Con el tiempo el Capitán EP Colina llegó a ser “mando” senderista, tuvo que cometer
acciones de sabotaje (voladuras de puentes y postes de alta tensión, saqueos, etc.)
así como proselitismo difundiendo el “pensamiento Gonzalo”.
Murió en el poblado de Jesús, provincia de Ambo, Ayacucho, el martes 13 de 1984,
vestido de campesino senderista, cuando se encontraba desplazándose con una
columna senderista, en un choque con una patrulla del Ejército que no lo reconoció.
Fue ascendido póstumamente a mayor y condecorado con la Cruz Peruana al
Mérito Militar en el grado de Caballero.
Caracteristicas del trabajo de agente de Inteligencia Humana
Su cubierta e infiltracion permitió conocer el organigrama de la banda maoísta,
mandos politicos y militares, asi como la “célula sur”, que operaba en los
departamento de Arequipa, Cusco y Puno.
Identifico robos sistemáticos de armamento y municiones en los cuarteles
Permitio prevenir emboscadas e incursiones a bases militares asi como de crear
bases antisubversivas en lugares estratégicos.
Su infiltracion a Sendero Luminoso fue anonima, tanto asi que murió abatido en un
enfrentamiento por una patrulla del Ejército, sin que ellos supieran quien era.

Caretas presentó un informe exclusivo sobre su historia en 1991 (Edición 1153),


pero tanto honor fue mancillado cuando un infame grupo paramilitar tomó su nombre
y perpetró horrendos crímenes durante la década pasada.
Ex integrante del grupo Julio Chuqui Aguirre confirma que Martin le encargó la organización de la
reunión ante la tumba del oficial en el cementerio El Ángel.

Ex integrante del grupo Julio Chuqui Aguirre confirma que Martin le encargó la organización de la
reunión ante la tumba del oficial en el cementerio El Ángel.

Nacido el 20 de julio de 1951, el capitán José Colina Gaige, como su padre, fue del
arma de Infantería, y perteneció a la 79ª Promoción Teniente Coronel Juan Bautista
Zubiaga, la misma que integro el ex comandante general del Ejército y actual
congresista, general Edwin Donayre Gotzch.
En la primera mitad de los años 80, José Colina se infiltró en Sendero Luminoso y
se internó en la provincia huanuqueña de Ambo, de profusa actividad terrorista. El
oficial consiguió engañar a los subversivos como falso antropólogo ganado por la
"lucha armada".

La versión oficial es que el 11 de noviembre de 1984, cuando se encontraba


desplazándose con una columna senderista, fue sorprendido por una patrulla del
Ejército que disparó sin mediar pregunta. Sin embargo, su familia cree que fue
asesinado porque descubrió la presunta relación de algunos oficiales con el
narcotráfico.

http://www.expreso.com.pe/informe/capitan-colina-heroe-anonimo/

SE INFILTRÓ EN SENDERO LUMINOSO, DESCUBRIÓ SU INFERNAL ORGANIGRAMA Y EVITÓ MILES DE


MUERTES INOCENTES

Capitán Colina: héroe anónimo

Fecha miércoles 1 de noviembre del 2017 | 7:45 pm

Pronunciar la palabra “Colina” en el Perú significa referirse al comando de Operaciones Especiales


de Inteligencia “que el siglo pasado estuvo bajo las órdenes del Mayor EP Santiago Martín Rivas,
quien trajo a colación los hechos satanizados que dañaron la imagen del Ejército”.
Se comenta que dicha agrupación militar adoptó ese nombre en memoria de un oficial caído en una
acción antisubversiva. El Capitán EP José Pablo Colina Gaige murió abatido por las balas que
dispararon sus compañeros de armas, quienes desconocían su trabajo de infiltración en Sendero
Luminoso (SL). Su labor camaleónica permitió conocer el organigrama de la banda maoísta, robos
de armamentos en los cuarteles, prever emboscadas y crear bases antisubversivas en lugares
estratégicos. Increíblemente, la historia de este valeroso militar quedó prolongada por un póstumo
anonimato.

José Pablo nació el 20 de julio de 1951, en Lima. Estudió en el colegio Hermanos Maristas de San
Isidro. Con el tiempo se inspiró en su padre, el General EP (R) Juan Colina Wenzel, para ingresar a la
Escuela Militar de Chorrillos, donde egresó con el grado de subteniente en 1975. José integró la
promoción “Juan Bautista Zubiaga”.

En recompensa a sus notables capacidades, fue becado por la Escuela de las Américas para seguir,
durante un año, cursos de comando, supervivencia y operaciones especiales (sabotaje, contra
sabotaje, paracaidismo e infiltración) en Fort Gwlick, USA. En aquella capacitación también fueron
preparados los combatientes que, años más tarde, viajaron a la guerra de Vietnam.

Su amplio conocimiento sobre la realidad y amenazas en Latinoamérica fueron publicados en la


revista “Delante”, de la prestigiosa academia mencionada de guerra.

Misión especial

Apenas se produjo la quema de ánforas en Chuschi, el 17 de mayo de 1980, Ayacucho sufrió la


escalada terrorista, que se hizo imparable y arrasó pueblos enteros dentro de las zonas andinas y
ceja de selva. El cruento episodio motivó al entonces Coronel Clemente Roberto Noel y Moral, jefe
del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), a plantear una estrategia vital para la infiltración de su
personal en las entrañas de Sendero Luminoso. Su objetivo era evitar que SL continúe tejiendo, poco
a poco, un manto de terror.

El coronel convocó a oficiales que habían seguido cursos en el extranjero y, una vez que los tuvo en
su despacho, los fue llamando como un profesor que pasa la lista de asistencia entre sus alumnos
de clase.
“Señores -reiteró Noel- todos los días, comunidades enteras son masacradas y nuestros hombres
caen en diferentes emboscadas del enemigo invisible y cobarde. Tenemos que conocer al monstruo
desde adentro. Ustedes están aptos para eso y mucho más”. Afirmación muy explícita, si se tiene
en cuenta la mentalidad del desaparecido militar.

Luego de varias reuniones se escogió a Colina, quien logró pasar su primera prueba de fuego en
“falso Paquisha”, operación relámpago que culminó con el desalojo de tropas extranjeras del
territorio nacional. El elegido sabía que convertirse en un infiltrado en la organización genocida del
“presidente Gonzalo” no era un juego de aventureros, había que prepararse.

José Pablo fue aislado de su propia familia durante meses en una vivienda del sector Oasis, Villa El
Salvador, donde llegó vestido humildemente. A los días se ubicó en la avenida Pachacútec como
“llantero” y se rodeó de un nuevo círculo de amigos, la mayoría de ellos eran provincianos en
extrema pobreza.

La nueva identidad de Colina era José Sánchez Oliver, quien, más adelante, participó en protestas y
declaró que la única solución era la “lucha armada”.

Alguien le comentó que en la Universidad de San Marcos había camaradas que reclutaban gente
para el “Ejército Guerrillero Popular”. Llegó al punto de encuentro y de allí un estudiante lo mandó
al parque Universitario, donde se entrevistó con un sujeto que vivía en Europa y fue miembro de la
Sociedad Americanista, cuya sede está en París.

Por su parte, Colina le contó una historia ficticia, donde aseguró que su progenitora había sido
francesa, por eso dominaba aquel idioma, pero que quedó huérfano desde muy pequeño.

Analistas del SIE sostienen que las características físicas del individuo con quien se entrevistó era
nada menos que Antonio Díaz Martínez, miembro de la cúpula senderista. Colina viajó solo a
Ayacucho después de unos días. Un miembro de su promoción recuerda que una tarde se encontró
con él, en el jirón Canana, y que pese a los cambios en su aspecto físico, lo reconoció. Cuando lo
observó bien, se acercó y le dio dos palmadas en la espalda. José Pablo lo miró con extrañeza y le
dijo: “qué le pasa, usted me está confundiendo”. A su colega de armas no le quedó otra opción que
retirarse.
Descubre infiltrados

En Andahuaylas (Apurímac) fue el inicio del fenómeno terrorista y escenario de constantes matanzas
de campesinos. Aquella localidad era el centro de operaciones de Julio César Mezzich. En 1982,
cuando el capitán Colina viajó a esa región, conocida como “senderista”, los actos sangrientos
habían aumentado y en la compañía de infantería Independencia N° 4 venían produciéndose robos
sistemáticos de armamento y municiones, aumentando la preocupación en los altos mandos.

Surgió la hipótesis de que la columna terrorista “huaycholo”, al mando de Mezzich, preparaba un


ataque furibundo cuyas consecuencias serían fatales para esa unidad del Ejército. El hecho fue
confirmado por Colina cuando se encontraba en Andahuaylas.

Según fuentes del SIE, el capitán Colina, confundido entre los pasajeros de un bus interprovincial,
llegó a Andahuaylas y apenas descendió del vehículo se acercó a un ciego -quien era agente G2- y al
entregarle una dádiva le dio un mensaje. Luego ingresó al mercado con la mirada atenta y los
parpados entreabiertos, echó una rápida ojeada y se dirigió a hacer compras.

Por su recomendación se reforzaron las bases militares de Ongoy, Chincheros, Andahuaylas y


Acobamba, con la finalidad -como él lo sugerió- de repoblar la región que había sido abandonada
por sus habitantes por las continuas incursiones de vándalos a cargo de Mezzich.

Poco a poco retornaron los pobladores a sus hogares, quienes posteriormente con apoyo del
Ejército organizaron Comités de Defensa Civil Antisubversivos (DECA).

Posteriormente, informó sobre la criminal “célula sur”, que venía cometiendo ataques a comisarías
y asesinatos selectivos en Arequipa, Cusco y Puno. Dicha banda asesina había sido creada en marzo
de 1981 por Neri Alejandrina Chávez Díaz, (a) “Dina”, quien fue detenida a los primeros días de
diciembre del mismo año en Arequipa, pero fugó en vísperas de Navidad.

En esa ocasión, Colina dejó un mensaje con un potencial bélico, donde precisó el número de
terroristas que conformaba la banda bajo la almohada de la cama del hotel de Huamanga, lugar que
fue su refugio.
Aporte vital

La contribución del Capitán Colina fue invalorable. Hizo posible la ubicación de “células” sediciosas
en Canarie, Machente, Chungui, Uripa, Vilcashuamán, Umaro y Cocharcas, que eran parte del
denominado Comité Zonal Ayacucho que tenía amedrentadas las provincias de Cangallo y Víctor
Fajardo.

Así mismo, dio las pautas para el establecimiento de bases antisubversivas en lugares claves como
Rumi Huasi, San José de Ticllas, que dio protección a los poblados de Atampaeo, Cochapampi,
Santiago de Pischa y Santa Rosa. Igualmente, en Qasanqay, San Juan de Trigopampa, Huancasancos,
entre otros.

Su presencia en Sendero Luminoso y sobre todo su estrecha vinculación con Osmán Morote
Barrionuevo descartó la teoría de “la conspiración extranjera” lanzada alegremente el 9 de
septiembre de 1982 por Valentín Paniagua que era presidente de la Cámara de Diputados.

“Golpe de hacha”

El Capitán EP Colina llegó a ser “mando” senderista, tuvo que cometer acciones de sabotaje
(voladuras de puentes y postes de alta tensión, saqueos, etc.) así como proselitismo difundiendo el
“pensamiento Gonzalo”.

Compañero del XXI CBI

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peru/20171029/281509341442243
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