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INTEGRANTES:
Bryan Escalante Manrique
Yeltsin Coayla Carpio
Lucero Vicente Cusihualpa
Marilyn Vera Martínez
Liliana Aycaya Aquino
CICLO: X
TACNA – PERU
2018
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INDICE
INTRODUCCION
DEDICATORIA
CAPITULO I
1. SUCESION DEL CONYUGE O DEL SOBREVIVIENTE DE LA UNION
DE HECHO
1.1. SUCESION DEL CONYUGE
1.2. COYUGE HEREDERO DE TERCER ORDEN
2. DERECHO SUCESORIO DEL CONYUGE INDEPENDIENTE A SU
DERECHO A GANANCIALES
3. CUOTA HEREDITARIA DEL CONYUGE SOLO O EN CONCURRENCIA
CON DESCENDIENTES O ASCENDIENTES DEL CAUSANTE
4. DERECHO DE USUFRUCTO DEL CONYUGE RESPECTO DE LA
TERCERA PARTE DE LA HERENCIA
5. ¿EN QUE CASOS EL CONYUGE NO RESULTA SER HEREDERO?
5.1. MUERTE DEL CAUSANTE DENTRO DE LOS 30 DÍAS DE
CELEBRADO SU MATRIMONIO
5.2. CÓNYUGE SEPARADO POR CULPA SUYA
5.3. CÓNYUGE DIVORCIADO
6. DERECHO SUCESORIO DEL CÓNYUGE PUTATIVO
7. DERECHO SUCESORIO DEL CÓNYUGE PUTATIVO
CAPITULO III
1. SUCESIÓN DE PARIENTES COLATERALES
2. SUCESION DE LOS HERMANOS DEL CAUSANTE
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3. SUCESIÓN DELOS PRIMOS HERMANOS, TÍOS ABUELOS Y
SOBRINOS NIETOS DEL CAUSANTE
4. SUCESION DE LOS TIOS Y SOBRINOS DEL CAUSANTE
5. PATRIONIO HEREDITARIO A FAVOR DEL ESTADO
6. ¿ES EL ESTADO UN SUCESOR?, ¿CON QUÉ TÍTULO HACE SUYO
EL PATRIMONIO DEL CAUSANTE?
CONCLUSIONES
BIBLIORAFIA
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Dedicado a nuestros padres que se esfuerzan
cada dia para darnos un mejor futuro y a
nuestros profesores por su paciencia y
consejos…
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INTRODUCCION
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CAPITULO I
1. SUCESION DEL CONYUGE O DEL SOBREVIVIENTE DE LA UNION DE
HECHO
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también si no existieran ninguno de los dos primeros ordenes, entonces
el cónyuge se convierte en heredero único del causante.
Resulta evidente que se trata de un heredero privilegiado, pues a su
derecho de ser heredero de tres órdenes, se le suma otros derechos que
la ley le reconoce, como son los casos del derecho de habitación del
cónyuge su persiste, el de usufructo cuando concurre con descendientes
del causante, derechos que analizaremos más adelante.
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3. CUOTA HEREDITARIA DEL CONYUGE SOLO O EN CONCURRENCIA
CON DESCENDIENTES O ASCENDIENTES DEL CAUSANTE
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ascendientes más lejanos. Ahora bien, ya hemos dejado sentado nuestra
disconformidad con la norma, cuando el cónyuge concurre con
ascendientes más lejanos del causante, en particular con abuelos, o
puede darse el caso de bisabuelos, pues a mayor número de
ascendientes termina perjudicando el derecho del cónyuge. Así, por
ejemplo, si el cónyuge concurre con los cuatro abuelos del causante, le
corresponderá un quinto de la herencia; y si fuera el caso, poco probable,
de que concurra con los 8 bisabuelos del causante, al cónyuge le
corresponderá un noveno de la herencia. En estos dos supuestos, se
advierta lo injusto del trato, en tanto que esos ascendientes del causante,
son parientes del él, pero en un grado más distante; sin embargo,
terminan equiparándose a otro heredero, que por provenir su designación
de un matrimonio, es considerado un sucesor privilegiado.
El código Civil 1936 ya traía este derecho a favor del cónyuge supérstite,
cuando concurría con descendientes del causante, habiéndolo fijado en
una cuarta parte de la herencia. Actualmente el Código Civil de 1984, al
seguir el mismo criterio, reconoce al derecho del cónyuge, pero termina
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fijando el usufructo ya no en una cuarta parte, sino en una tercera parte
de la herencia. En efecto, el artículo 823 del Código Civil señala
textualmente “En los casos del artículo 822 (alude a la concurrencia con
descendientes del causante). El cónyuge puede optar por el usufructo de
la tercera parte de la herencia, salvo que hubiere obtenido los derechos
que le conceden los artículos 731 y 732 del Código Civil” (referidos al
derecho de habitación vitalicio sobre la casa conyugal).
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Cabe preguntarnos ¿Por qué no es opción en el derecho de habitación y
si lo es en el usufructo; porque si se elige el usufructo ya no participa de
la sucesión en la calidad de heredero?
Sobre esto último, nace una inquietud: ¿Por qué el derecho de usufructo
sobre la tercera parte del patrimonio hereditario, solo cabe en la sucesión
legal y no es posible en la sucesión testamentaria? Intentemos dar una
respuesta a esta pregunta; entendemos que ello es así, en tanto que en
la respuesta a esta pregunta; entendemos que ello es así, en tanto que
en la sucesión testamentaria, rige el principio de respetar la voluntad del
testador, siempre y cuando no vaya contra las normas imperativas; en
cambio, en la figura de la legitima los respectivos herederos forzosos son
amparados por normas de orden público, no existiendo la menor
posibilidad de ir contra ellas ni pactar contra estas normas. En
consecuencia, en una sucesión testamentaria con presencia de
legitimarios (que lo son los descendientes, ascendientes y cónyuge), los
derechos de estos son intangibles, no es posible limitarlos, no obstante,
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esta limitación si se da en el caso del usufructo de la tercera parte, en
tanto que el cónyuge sobreviviente tendría derecho a usar y disfrutar de
la tercera parte de todo el patrimonio hereditario, patrimonio que como
sabemos pertenece a todos los legitimarios, entonces el derecho de
usufructo terminaría limitando estas cuotas legitimarias que no podrían
ser dispuestas por los descendientes, o si fuera el caso, por los
ascendientes que concurran con el cónyuge.
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Por las consideraciones señaladas, creemos que el derecho de usufructo
sobre la tercera de la herencia solo debe tener presencia en la sucesión
legal.
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5.1. MUERTE DEL CAUSANTE DENTRO DE LOS 30 DÍAS DE
CELEBRADO SU MATRIMONIO
En efecto el artículo 343 del Código Civil ubicado en el libro de Familia, refiere
“el cónyuge separado por culpa suya pierde los derechos hereditarios que le
corresponden”. Repárese que la norma alude no al divorcio, sino a la
separación legal, que como sabemos tiene como efectos no al rompimiento
del vínculo matrimonial, más si la suspensión de la vida en común y el fin de
la sociedad de gananciales, por lo tanto, siguen siendo conyugues, pues
continua vigente el matrimonio, con todos sus efectos, sin embargo uno de
estos efectos como es el derecho hereditario, se perderá por la culpa del
cónyuge que incurrió en alguna de las causales inculpatorias de la separación
legal que prevé el artículo 333 del Código Civil
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5.3. CÓNYUGE DIVORCIADO
Ahora bien cabe preguntar cuál es la situación del cónyuge que contrajo
matrimonio civil de buena fe, que luego se declara su nulidad por la existencia
de un impedimento matrimonial absuelto. Pues bien este tema trata el artículo
827 del Código Civil, tema al cual llamaremos derecho sucesorio del cónyuge
putativo, en estricta aplicación de la norma contenida en el artículo 284 del
Código Civil, que alude a los efectos del matrimonio declarado nulo, cuando
uno o los dos cónyuges actuaron de buena fe.
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para aquel que lo contrajo de buena fe, como si fuera un matrimonio que ha
terminado por divorcio.
Sobre el particular, tenemos el artículo 827 que señala que el cónyuge que
contrajo de buena fe un matrimonio que posteriormente es declarado nulo,
por haber sido celebrado con persona que estaba impedida de contraerlo, no
afectara sus derechos sucesorios respecto de aquel, con quien contrajo el
matrimonio (causante), salvo que el primer cónyuge sobrevivía al causante,
pues en ese caso será este quien herede. Pongamos un ejemplo que grafique
la aplicación de este artículo, si María se casó con Juan, sin saber que este
era casado con Ana e impedido de volver a contraer matrimonio, en tanto que
no se divorcie de ella, y al morir Juan y no sobrevivir Ana, entonces será
María quien termina heredando a Juan, pero si Ana sobrevive a Juan, será
esta quien lo herede, desplazando a María, En este caso, nos parece injusta
la norma al apartar al cónyuge que contrajo matrimonio de buena fe no solo
porque se estaría dejando de aplicar el artículo 284 del Código Civil ya que
comentado, si no que se estaría sancionando a una persona que, pese a
haber actuado de buena fe, lo que implica haber sido engañado y
sorprendido, no le alcanzan efectos de un matrimonio al que llego sanamente.
CAPITULO II
LA LEY N° 30007 del 16 de abril del 2013, promulgada el 17 de abril del 2013
, otorga derechos sucesorios entre los concubinos, lo que ha acaparado el
interés de la ciudadanía en general, por tratarse de un tema que afecta a un
porcentaje muy alto de población peruana, que ha fundado familia, no sobre
la base de matrimonio, sino de una comunidad de vida, en las que compartan
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mesa, lecho y techo, asumen responsabilidades propias de una familia
matrimonial, pero que no han formalizado legalmente su unión.
Ahora bien, la citada Ley, que en materia sucesoria pone a los concubinos a
la par de una pareja matrimonial, no los denomina como tal, aun cuando en
el fondo lo sean, sino que llama unión de hecho a esa relación, pero no
cualquier unión de hecho recibe este beneficio, sino solo aquellas que
cumplen los requisitos legales que se encuentran en el articulo 326 del
Código Civil, normal que describe estas uniones de hecho. En consecuencia
estarían comprendidos en la ley anterior, las uniones de hecho
heterosexuales, con una vida en común continua, permanente,
ininterrumpida de 2 o mas años, y que no exista impedimento matrimonial
entre ellos, debiendo sumarse a estas exigencias que la unión de hecho este
inscrita en el registro personal, o en su defecto exista reconocimiento judicial.
Son estas razones las que han llevado al legislador a promulgar la Ley N°
30007, empero no será extraño que comience a criticarse esta norma, en
tanto que en lo que se refiere a herencia u el régimen social de sus bienes,
es idéntico al matrimonio, entonces no faltaran quienes terminen
preguntándose si esta equiparidad de derechos de los concubinos con los
cónyuges, va a terminar desincentivado, desmotivando a las parejas a
celebrar matrimonio, en tanto que los mismos derechos de los cónyuges los
tendrían los concubinos, y en parte, pueden tener razón pero pierden de vista
que el matrimonio es una institución natural, necesaria e importante dentro
de toda sociedad, reconocido por los diversos instrumentos legales
nacionales e internacionales, como la Constitución Peruana, cuando en su
artículo 4, impone al Estado la obligación de promoverlo, por otro lado,
convenciones como la Declaración Universal de Derechos Humanos, el
Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos lo reconocen como una
institución natural por la que se funda familia.
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No se puede dudar de que es en el matrimonio, en donde la procreación de
los hijos viene respaldada por una serie de garantías en cuanto a la filiación,
que no tienen los nacidos de una unión de hecho, sumando a ello, tenemos
razones de índole moral y religioso que sustentan la institución matrimonial
como necesaria e indispensable en toda sociedad, además de reconocer que
siempre ha existido, y ha sido fuente estable y segura de fundar familia.
El artículo 230 del Código Civil establece con meridiana claridad la distinción
entre gananciales y cuota hereditaria, en función del precedente que fue el
Código Civil de 1936, que confundió a ambos derechos, al señalar que si los
gananciales superaban la cuota hereditaria del cónyuge, entonces perdía
esta cuota y se quedaban con los gananciales. Hoy, la confusión ha sido
superada por el artículo 730, norma que igualmente debe ser aplicada en el
caso de los concubinos.
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Tal como lo hemos mencionado, esta unión de hecho tiene que ser una
relación heterosexual, que viven como casados sin estarlo. Vivir como
casados implica una vida en común compartiendo techo, lecho y mesa,
comunidad de vida permanente, continua e ininterrumpida, adicionándose a
ello, singularidad exclusiva y excluyente entre los convivientes, pública y
notoria, no a ocultas, sino a vista de todos. Dentro de esa comunidad de vida
se dan los deberes propios del matrimonio, es decir, surgen los deberes de
cohabitación, fidelidad y asistencia.
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Haciendo un símil con el matrimonio en cuanto a los derechos hereditarios,
diremos que para que procesa la sucesión entre los cónyuges, es necesario
que cuando se abra la sucesión, momento preciso de la muerte de uno de
ellos, debe estar vigente el matrimonio, institución que precisamente termina
en este acto por el deceso.
Ahora bien, si se trata de un matrimonio vigente, pero que este por diversos
motivos la pareja no vive junta, ello resulta irrelevante, pues aun así el
sobreviviente termina heredado a su consorte fallecido, tal es así, que nuestro
Código Civil en su artículo 827, a propósito de matrimonio putativo, solo
concede herencia a la cónyuge putativa, si es que la primera cónyuge no
sobrevive al causante, pero si le sobrevive, será ella quien resulte siendo la
sucesora.
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7. UNIONES DE HECHO INSCRITAS EN EL REGISTRO PERSONAL O
RECONOCIDAS POR LA VIA JUDICIAL
Se trata de una exigencia legal para gozar del derecho de herencia, que
busca identificar a las uniones de hecho que hayan cumplido con los
requerimientos sustantivos para ser consideradas como tales, es decir, la
comunidad de vida de dos a mas años y la no existencia de impedimento
patrimonial entre los concubinos. Ahora bien, al ocurrir el deceso del
concubino o concubina, el sobreviviente debe tener inscrita en el registro
personal la unión de hecho o la sentencia judicial que le haya reconocido.
Tal como ya hemos mencionado las modificaciones que introduce la ley bajo
comento, están referidas a la sucesión entre concubinos, en el ámbito de la
sucesión legal e igualmente en la institución de la legitima, e indirectamente
también tiene que ver con la sucesión testamentaria, aun cuando la ley no lo
mencione, y ello es así, en función de que al convertirse el concubino en
legitimario, es decir, heredero forzoso (así lo domina el Código), es un
sucesor que de todas maneras hereda, salvo causales de desheredación, y
en esa medida, la persona que desea testar, y tenga una compañera o
compañero según el caso, deberá considerarlos a ambos, según se trate, y
no hacerlo, implicaría entrar al terreno de la preterición, que significa, no
considerar un heredero forzoso dentro del testamento, dando lugar al
derecho del preterido a interponer acciones legales para que se reconozca
su derecho.
CAPITULO III
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1. SUCESIÓN DE PARIENTES COLATERALES
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medios hermanos), en ese sentido, cabe preguntarse si la ley los trata a todos
por igual, o si hace distingos entre ellos.
Sobre el tema en mención guardamos distancia con el artículo 829 del Código
Civil, pues no participamos del trato desigual en la concurrencia a la herencia
de hermanos del causante, más bien lo vemos como una suerte de norma
sancionadora respecto de los medios hermanos que no tienen ninguna
responsabilidad de esa situación.
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Los hermanos pueden concurrir solos o con un sobrino del causante, e
igualmente con un sobrino de ellos, y esto sucede en los casos de
representación sucesoria ante los supuestos de premoriencia, renuncia e
indignidad de uno de los hermanos del causante. En ese supuesto, sus
descendientes lo representan y concurren con los otros hermanos del
causante, quienes heredan por cabeza; y los descendientes del representado,
por estirpe.
En estricta aplicación del artículo 236 del Código Civil, que señala los
efectos del parentesco y los extiende solo hasta el cuarto grado de
consanguinidad en la línea colateral, la sucesión legal contempla un sexto
orden de herederos, que se refiere al parentesco colateral de cuarto grado,
que son los primos hermanos, los sobrinos nietos y tíos abuelos del
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causante, y si todos ellos sobreviven al causante, lo suceden con cuotas
iguales. Debemos señalar que, luego de este sexto orden hereditario, no hay
más parientes con derecho a la herencia; por ello, de no sobrevivirle al
causante ninguno de estos parientes, El patrimonio dejado por este pasará
a poder del Estado.
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llamados a sucederle, o si los tiene, no se presentan o han renunciado a
la herencia, o la han perdido por indignidad o desheredación. En cambio,
La herencia yacente, se refiere al conjunto de bienes que se encuentran a
disposición del llamado, que en algún momento con su aceptación
pueden ,hacer caer la yacencia. Holgado Valer a propósito de sus
comentarios al Código Civil de 1936, la refirió como un estancamiento
económico de la sucesión hereditaria por falta de aceptación.
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circunstancias la propiedad de la herencia vacante y alega ser dueño
originario de cuanto existe dentro del territorio, porque merced a sus leyes
protectoras, se mantiene el derecho de propiedad a favor de los
particulares. También refiere que hay una razón de necesidad social que
este patrimonio pase a poder del Estado, pues si no fuera así, no se
cumpliría el fin de destinar esos bienes para el bien común, sino que
pasarían a manos de quien tenga la oportunidad de poseerlo con fines
exclusivamente privados, particulares e individualistas.
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adjudicaba los bienes a los correspondientes organismos del Estado.
También determinaba que en el caso de predios rústicos e instalaciones,
maquinaria y ganado que la integren, la adjudicación debería hacerse al
organismo al que competa, y que en lo que respecta a los demás bienes,
se adjudicaban a la beneficencia pública del lugar del último domicilio que
tuvo el causante, o de la capital de la República, si estuvo domiciliado en el
extranjero; además, señalaba la obligación de la entidad adjudícante, de
pagar las deudas del causante hasta donde alcancen el valor de los bienes
adjudicados, señalándose como honorarios al gestor de la declaratoria, el
40% del valor neto.
Este artículo fue modificado por la Ley N° 26680, por ello, actualmente el
artículo 830 señala que, a falta de sucesores testamentarios o legales, el
juez o notario que conoce el proceso, nótese que se ha incluido al notario,
a quien por Ley N° 26662 se le ha dado competencia notarial, entre otros
asuntos, para conocer procesos de sucesión intestada. En este caso, el
juez o el notario adjudicará los bienes que integran la masa hereditaria a
la Sociedad de Beneficencia Pública, o a falta de esta, a la junta de
participación social del lugar del último domicilio del causante en el país, o
a la sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, si estuvo domiciliado
en el extranjero.
En cuanto a los honorarios del gestor de herencia, en tanto que el 40% que
se le asignó era muy alto, hoy se ha reducido al 10% del valor neto de los
bienes adjudicados, el que será abonado por la entidad respectiva, con el
producto de la venta de dichos bienes u otros, mediante la adjudicación
de alguno de ellos.
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Tema de utilidad sobre ,esta sucesión, es la hipótesis referida a los
acreedores del causante que no tienen sucesores conocidos, entonces, ya
manera de inquietud, podemos formular la pregunta, ¿si estos acreedores
para poder realizar su crédito, tienen que esperar a que la beneficencia
haga suyo este patrimonio, o es que tienen alguna otra vía mucho más
expedita para hacer- lo? Sobre el particular, creemos que estos acreedores
no tienen que esperar ello, pues a tenor de lo dispuesto en el libro de
Familia a propósito de las curatelas especiales, encontramos el artículo
599 inciso primero del Código Civil, referido a los derechos sucesorios
inciertos. En ese supuesto, cuando nadie se presenta a reclamar la
herencia, los acreedores pueden pedir al juez el nombramiento de un
curador de bienes, y solicitarle, de conformidad con lo señalado en el
numeral 603 del Código Civil, el pago de sus créditos. En efecto, este artículo
señala: "Corresponde al curador de bienes la representación en juicio. Las
personas que tengan créditos contra los bienes podrán reclamarlos del
respectivo curador"
CONCLUSIONES
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fines: promover que las uniones de hecho se aproximen al matrimonio y garantizar el derecho
al matrimonio sin limitar la preocupación del Estado a la familia conyugal”
Se podría indicar que las uniones de hecho propias en nuestro país están reguladas a nivel
normativo en forma completa, ya que tienen regulación normativa contemplada en el Código
Civil de 1984, incluyendo las modificatorias conforme a la Ley 30007, la Constitución Política de
1993, Ley 26662 para la vía notarial, y en al ámbito registral con la dación de la Directiva 002-
2011-SUNARP-SA, Res. 088-2011-SUNARP-SA y el Precedente del XLLV Pleno Registral.
BIBLIOGRAFIA
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http://www.repositorioacademico.usmp.edu.pe/bitstream/usmp/1082/1/9.
pdf
http://www.unife.edu.pe/publicaciones/revistas/derecho/lumen_9/1.pdf
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