INTRODUCCIÓN:
Victorino Zeccheto nos ofrece un libro que permitir entender cómo influye los signos en la red
comunicativa sobre el individuo que vive en sociedad , ya que no es solo representación social o
cognición la que influye en la conducta individual o colectiva, sino cómo los signos pueden
relacionarse y proyectarse como un resultado final de las interacciones comunicativas.
El lenguaje coloquial registra la existencia de dos vocablos, semiótica y semiología para referir a
un mismo campo en un único esfuerzo: conformar una disciplina que se preocupa de la
comunicación a través del estudio de los signos, y la manera como ellos se relacionan en la
sociedad, el lenguaje y los códigos utilizados en la comunicación.
El término “semiótica” fue acuñado por Charles Sanders Peirce. Él la define como un campo
científico articulado en torno a reflexiones de carácter lógico-filosófico que tuviera como objeto
específico de su investigación la semiosis. En cambio, Ferdinard de Saussure definió a la
semiología como la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social”.
Todo lo que nos rodea está relacionado con un conjunto de signos creado por nosotros mismos y
que gracias a estos signos culturales podemos comunicarnos a través de diferentes sistemas
(cine, radio, textos, etc.). La semiótica la que nos ayuda a entender tanto estos signos culturales
como los sistemas que nos permiten transmitirlos.
Entender el fenómeno del signo como problema filosófico demandó a lo largo de la historia
diversos esfuerzos intelectuales, pasando por la filosofía griega, el Medioevo, y los siglos 17 y
18. A lo largo de este recorrido histórico encontramos filósofos y pensadores como Platón,
Aristóteles, San Agustín, Descartes, entre otros, donde apreciamos la evolución a lo largo de los
siglos llegando hasta los principios del siglo 20 donde se consolidaría la semiótica moderna en
base justamente a las ideas elaboradas anteriormente. Es por eso la importancia de éste capítulo,
que nos ayudará una mejor noción del signo y poder hacer una comparación entre los
pensamientos y definiciones anteriores y los presentes, sobre todo entender los enfoques de
pensadores como Peirce y Saussure.
Los signos son un fenómeno social que se utilizan para poder comunicarnos, por ello existen
desde el primer momento que existió el hombre. El ser humano, a raíz de su experiencia, logró
crear nuevas formas de signos: los símbolos, índices, íconos, entre otros, para manifestar y
expresar aspectos de su vida.
Según Peirce el signo es algo que bajo cierto aspecto representa alguna cosa para alguien y les
distingue tres elementos: El representamen (es lo que funciona como signo), el interpretante (es
la idea del signo en la mente de quien lo percibe) y el objeto (es aquello a lo que alude el
representamen).
Los signos verbales (signos lingüísticos) o no verbales (imágenes, símbolos, música, gestos, etc.)
son fruto de la actividad humana (hombres y mujeres) que necesitan comunicarse, organizar la
sociedad en la cual viven, manifestar sus pensamientos, expresar lo que sienten, dar a conocer
sus visiones del mundo y sus proyectos.
El código es el conjunto de rasgos que tiene el mensaje para que pueda ser entendido por el
emisor y el receptor. En la actualidad no todo código se encuentra a la vista, podemos encontrar
códigos ocultos para un grupo selecto de personas que usan un código secreto para descifrar.
Hay muchos puntos de vista por diversos semiólogos acerca de la clasificación de la semiótica,
tenemos a Barthes, Eco, Fiske entre otros, todos ellos en sus apreciaciones tienen ideas muy
parecidas y a continuación nombramos las más importantes: Los códigos lógicos (Químicos y
matemáticos), lingüísticos (reglas sintáctica y semántica del lenguaje), estéticos (pintura y
literatura), de comunicación no verbal (relaciones interpersonales), códigos de conducta (regulan
formas de comportamiento).
El libro también hace referencia a la concepción que una comunidad tiene sobre las palabras
“denotación” y “connotación” en un lenguaje sencillo de entender. La denotación tiene que ver con
la comprensión global del signo y refiere el contenido de este, tal como es asumido o aceptado
por un grupo social que lo emplea. En cambio, la connotación remite a otras ideas o evocaciones
no presentes directamente en la denotación. Según el autor, la verdadera tarea de la semiótica se
dirige a la creación de los signos y a los sentidos que ellos generan, a los discursos y a su
comunicabilidad.
El lenguaje no verbal del cuerpo nos presenta dos disciplinas importantes, primero tenemos a la
cinésica se ocupa de los movimientos y gestos como signos de comunicación: ojos, boca brazos,
etc. Segundo, tenemos a la proxémica la cual estudia el sentido de los espacios y las distancias
normalizadas que utilizan los interlocutores al entrar en mutua comunicación por ejemplo; los
conglomerados en un estadio, en un teatro, en una plaza, etc.
El autor explica sobre la aparición de la pragmática del lenguaje humano como una nueva
perspectiva del estudio del lenguaje en general. La pragmática es el estudio relacionado con la
práctica y los contextos del lenguaje.
Los postulados epistemológicos que asume la pragmática del lenguaje humano son: la
comunicación humana es y se desarrolla como una construcción social ; la comunicación humana
es dinámica y abierta, no una estructura estática y cerrada .
Los autores que contribuyeron al conocimiento de la pragmática son: John Austin (analiza las
formas corrientes del habla), Paul Grice (principio de cooperación y las implicaturas) y Dan
Sperber y Deirdre Wilson (teoría de la relevancia).
Para explicar detalladamente la imagen visual, el autor se vale de sub capítulos en donde
menciona, explica y compara los aportes más importantes de autores destacados en dicho tema.
Nos habla, por ejemplo, de las imágenes que vemos y de las imágenes que creamos y nos
plantea que las imágenes que forman parte del entorno de nuestra realidad (un árbol, una
persona, etcétera) son las imágenes que percibimos, mientras que las creadas son
representaciones hechas con medios técnicos como la fotografía.
También nos formula la pregunta: ¿Qué decir de las imágenes que reflejan los espejos? Y nos
explica, basándose en los postulados de Humberto Eco, que estas imágenes reflejadas no son
signos en lo absoluto, ya que un signo es perdurable debido a que puede durar y permanecer
sin la presencia del objeto reflejado y no necesariamente garantiza la existencia de éste.
La semiótica fue una novedad en 1970 en relación a los discursos sociales, a los ojos de los
estructuralistas la idea de discurso fue concebido como un proceso de interacción social. Se
fijan los confines del sentido del discurso por medio de autores como Charles Pierce quien
opina que las significaciones están sujetas a la estructura de los signos, Umberto Eco afirma
que el significado semiótico está ligado al significado cognoscitivo.
Desde que los seres humanos pudieron comunicarse a través del habla empezaron a contar
historias, a narrar sus experiencias. Toda historia y toda narración dependen de la memoria
humana.
La semiótica procura observar y analizar de cerca los elementos que intervienen en una narración
y en qué se diferencia ésta de otros textos o discursos.
En el texto se encuentran los temas, los actantes, los mundos posibles, que son creados por los
autores y además los códigos y los su códigos, que influyen en la recepción de los lectores. Al
momento de la recepción, el lector al interpretar los textos se tiene que acoger a las
competencias sintácticas, semánticas y pragmáticas; teniendo en cuenta, que algunos textos se
presentan las ideologías en sus diversas formas.
CONCLUSIONES:
El libro que nos ayuda a entender el vocabulario básico de la semiótica y sus relaciones a
la compresión de las estructuras socio políticas y el manejo de lo signo de la comunicación.
El texto es una adecuada guía para comprender la faceta práctica de la semiótica, por
ejemplo, la sección que Zucchetto dedica a la estructura y complejidad de la imagen así
como la imagen como texto y como discurso.
La lectura de este texto requiere un compromiso intelectual y una disposición para
orientarse conceptualmente. La danza de los signos es un desafío para la gimnasia que
debe practicar todo comunicador que se precie de tal, y que quiera escudriñar todo lo que
está por debajo de la superficie del iceberg de la comunicación.