SINTESIS DE LA LECTURA: Leer: ¿de qué estamos hablando?
Autor: Giobanna Buenahora
Molina Con el pasar del tiempo, el proceso de aprendizaje humano se ha transformado. El hábito de leer; considerado una actividad ligada a la generación de conocimiento podríamos decir que se encuentra en “peligro de extinción”. Esta percepción ha tomado fuerza desde finales del siglo XIX; impulsando consigo la promoción de la lectura con estrategias que facilitarán el acceso a los libros y fortalecieran los lazos que se generan entre la comunidad y las bibliotecas. Sin embargo, los impulsores de las iniciativas deben entender que el hábito de la lectura no puede ser impositivo, por el contrario, son prácticas que deben ser parte fundamental del aprendizaje cotidiano desde la niñez. El interés por la lectura no es estático. Se va transformando con el pasar del tiempo; sería absurdo creer que los intereses desarrollados en la época renacentista sean los mismos en la actualidad. El sentido de la lectura cambia, es dinámico, se adapta a los nuevos lectores y a las tendencias vigentes. No obstante, la fuerza impulsora que despierta el interés por leer siempre es la misma: La curiosidad, ese deseo intrínseco de saber más. En este sentido, la lectura debe ser involucrada en todas las etapas de desarrollo humano y no debe ser exclusivo de un sector privilegiado o reservado para seres especiales, es de libre acceso para todos. Bajo este contexto, es necesario recuperar el interés por conocer, la capacidad de asombro ante nuevos descubrimientos, y ver en la lectura la herramienta perfecta para satisfacer ese interés. En la actualidad no sólo nos valemos de los libros para alcanzar este propósito, sino que otras formas de presentación sirven para que la lectura no pase de moda. Es allí donde propuestas como la Feria del libro han servido de espacio de inclusión y promoción no sólo de los libros vigentes sino de las nuevas formas de presentación de los contenidos. Por otra parte, la relación establecida entre lectura y entretenimiento hace pensar que el contenido de algunos textos puede llegar a ser considerado “liviano” o vacío para nuestras vidas. Ya que tenemos la idea de que lo “divertido” no construye significado. Caemos en el consumismo y en la actitud de leer por leer. En este punto la clave es entender que el hábito de la lectura se genera desde los intereses personales de cada individuo, es un proceso dinámico y nunca termina. La decisión de leer es netamente personal así los lineamientos educativos nos den unas pautas de los contenidos apropiados para nuestro desarrollo, no es un proceso rígido y que somos seres humanos con la capacidad de escoger que nos aporta y que desechamos en la generación de experiencias significativas.