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DERECHO AMBIENTAL Y ÉTICA

Cristian Arbey Zapata

EJE 1
Conceptualicemos
Contenido
Introducción 3

La evolución de la ética de la vida 4

Las actuales corrientes sobre la ética y el medioambiente 15

Bibliografía 17
ÍNDICE
Introducción

Se pretende durante este eje lograr desentrañar las relaciones sociales y las con-
diciones históricas que dieron origen a los conceptos más elementales del derecho
ambiental y de la bioética. Por eso, en primer lugar, se hará un paneo histórico
por las corrientes de pensamiento que se han formado en torno a la relación del
hombre y la naturaleza y que han propiciado lo aciertos y desaciertos alrededor de
las conductas humanas y la finalidad que le endilgan al medioambiente. En segun-
do lugar, se hará lo mismo en torno al nacimiento y la consolidación del derecho
ambiental colombiano, definiendo los principales conceptos que las normas han
manejado, y cuál ha sido la intención detrás de la formulación de esos mecanismos
de protección jurídica.
INTRODUCCIÓN

Al finalizar este eje, se espera un manejo íntegro de los postulados básicos sobre que
se sostiene esta disciplina, y así mismo, una comprensión del proceso histórico que ha
determinado las formas de pensamiento actuales en torno al medioambiente.
La evolución de
la ética de la
vida
Si nos remitimos al más elemental concepto de ética, se puede afirmar que por esta
se ha entendido la disciplina que propicia la reflexión sobre el correcto comportamiento
humano, y cómo encasillarlo en lo que históricamente se haya considerado lo bueno o
lo malo. Dicho de otra manera, se trata de la disciplina que orienta la conducta que se
tiene por apropiada para una persona, en razón a su origen y finalidad en el mundo.

Remitirnos a esa pregunta, implica indagar por los referentes que se tengan para de-
finir lo bueno y lo malo, lo apropiado y lo inapropiado, la virtud y el
vicio, y demás dicotomías con las que históricamente se ha tratado
de plantear el problema. Esos postulados que ayudan a definir estas Ética
Disciplina que propicia la
dicotomías se fundamentan en lo que se conocen como principios, y reflexión en torno al correcto
los principios soportan la moral. comportamiento humano
basada en lo que histórica-
mente se hayan tenido como
Las normas se forman de esta reflexión. La moral alude a las principios para definir el bien
del mal.
normas interiores, esos imperativos que se construyen en el abso-
luto fuero íntimo de la persona y que no son impuestos por nadie Normas
Expresión imperativa que con-
más que su propio juicio. Las normas morales, son distintas y se tiene el mandato de actuar de
oponen a las normas jurídicas. Las características y las diferencias determinada manera, ante un
supuesto planteado.
de ambas se pueden plantear como se ven en la tabla 1.

A veces puede coincidir que un mismo postulado sea a su vez una

Tabla 1.
Fuente: propia

Derecho ambiental y ética - eje 1 conceptualicemos 5


norma moral y una norma jurídica: no matar, por ejemplo, puede hacer
parte de un postulado moral que una persona tenga para orientar su con-
ducta, y a su vez puede ser también un delito cuya desatención sea casti-
gada en la ley.

En ocasiones, en cambio, puede que la norma moral y la jurídica no


coincidan. Como, por ejemplo, los debates que se aluden hoy día en torno
al aborto (una norma moral impide su práctica y una norma jurídica, no).

Con frecuencia, se ha encontrado que las normas morales que so-


portan la ética, son las que han terminado después propiciando que se
modifiquen las normas jurídicas. La xenofobia, el sexismo, la esclavitud
y el racismo, por ejemplo, en algún momento tuvieron normas jurídicas
que los volvían prácticas legales. Sin embargo, fueron los desarrollos de
la ética los que permitieron que dichas prácticas se censuraran pues nos
soportaban los juicios morales que se terminaron modificando, y de ahí
hasta volverlas injustificables en la ley.

La moral alude a los postulados internos, y la ética, es el campo de


cuándo esos postulados internos son justificables para volverlos pará-
metros de conducta afuera de sí mismo, y poder exigirlos hacia otras
personas. La ética impone el deber de nunca jerarquizar las diferencias.
Diferencias entre las formas de vida o diferencias entre la vida misma
en sus distintas manifestaciones. Lo distinto no es mejor, ni peor, y la di-
versidad no puede ser motivo de inseguridad ni causa de intranquilidad.

En el complejo y tortuoso los semejantes de la misma tribu;


evolucionar de las civilizacio- de allí se pasó a hablar de respeto
nes, se puede apreciar cómo a los nacionales comunes y luego
el ser humano a través de los se pasó plantear el respeto a todos
tiempos ha venido amplian- los seres humanos sin distinción de
do cada vez más el espectro origen. Más aún, modernamente,
de protección de los que con- se habla ya no solo de respeto ha-
sidera sus semejantes. Por lo cia tu misma especie, sino también
cual se construyó una ética hacia las especies distintas: los ani-
que gradualmente ha queri- males no humanos.
do abarcar cada vez mayores
elementos del entorno. De En el complejo y tortuoso evolu-
los primitivos grupos tribales cionar de las civilizaciones, se puede
que se ocupaban solo de pro- apreciar cómo el ser humano a tra-
tegerse a sí mismos, se pasó vés de los tiempos ha venido am-
luego a pensar en la protec- pliando cada vez más el espectro de
ción hacia el grupo familiar; protección de los que considera sus
del grupo familiar se amplió semejantes.
luego hacia la protección de

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Por lo cual se construyó una ética considera “el otro” a respetar, hasta llegar a la
que gradualmente ha querido abar- elaboración de imperativos de respeto hacia es-
car cada vez mayores elementos del pecies más allá de la suya propia. Si antes, la pa-
entorno. De los primitivos grupos tologías sociales que se buscaban extirpar sobre
tribales que se ocupaban solo de la base de postulados éticos eran, por ejemplo
protegerse a sí mismos, se pasó lue- la xenofobia, donde se buscaba ver al extran-
go a pensar en la protección hacia jero como un semejante también, o el racismo,
el grupo familiar; del grupo familiar donde se mostraba los patrones de existencia
se amplió luego hacia la protección común que hacían que ninguna raza pudiera
de los semejantes de la misma tri- verse superior por sobre la otra, hoy día se trata
bu; de allí se pasó a hablar de respe- de extender estos postulados de respeto al punto
to a los nacionales comunes y luego de hablar del “especismo”, como una perversión
se pasó plantear el respeto a todos moral también que se encarga de postular el fal-
los seres humanos sin distinción de so principio de que una especie puede imponerse
origen. Más aún, modernamente, se y considerarse superior por sobre las demás.
habla ya no solo de respeto hacia tu
misma especie, sino también hacia Para dotar su postulado teórico, la ética, en su
las especies distintas: los animales nacimiento, se valió de la pregunta por el origen
no humanos. y sentido de que el hombre esté en este mundo. Y
la respuesta a esa pregunta en las primeras civili-
El hombre entonces, ha venido zaciones siempre se daba desde el punto de vista
en un proceso continuo de ampliar religioso.
cada vez más la noción de eso que

Figura 1. Texto antiguo


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Derecho ambiental y ética - eje 1 conceptualicemos 7


Las primeras grandes civilizaciones de
que se tenga noticia fueran esas civiliza-
ciones fluviales que se erigieron sobre los
ríos Tigris y Éufrates, desde los sumerios.
Allí nació la escritura y en el primer relato
escrito de que se tenga noticia en el mun-
do, El gilgamesh, que narra la historia de
un héroe legendario que se está pregun-
tando por qué vivir, y persigue la inmortali-
dad como única garantía de poder realizar
todas las acciones que tiene deparadas.
En palabras de Larue (2004):us propias mu

””
En otras palabras, asumió la responsabi-
lidad de su tarea, asignada por la divini-
dad, de cuidar del pueblo y la hacienda del
Dios. La ética que se desprende de esta
narración es la conocida ética del traba-
jo. Uno cumple su destino mediante el ser-
vicio y la fidelidad a todo aquello que llega
a ser responsabilidad suya. Así se anima-
ba, a cada lector, implícitamente, a levan-
tar sus propias murallas de Uruk (p. 66).

Figura 2. Código de Hammurabi


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En estas mismas civilizaciones encon-


tramos después el Código de Hammurabi,
normas jurídicas que ya daban cuenta a
su vez de normas morales que se habían
abierto camino. Allí se habla por primera
vez de que “los fuertes no pudiesen oprimir
a los débiles” o que el daño causado al se-
mejante debía arreglarse por la famosa lex
tallionis (ojos por ojo, diente por diente).

Otro referente posterior de ética que


podemos encontrar está en el Antiguo
Egipto, donde se puede rastrear por pri-
Figura 3. mera vez el concepto ma’at, que signifi-
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ca justicia, y equilibrio al mismo tiempo. Y
quienes definían los postulados éticos eran
llamados sacerdotes del ma’at.

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En Egipto también se encuentra por pri-
mera vez postulados que imponen respeto
hacia los animales. Ello debido a que te-
nían dioses con forma animal (mandriles,
gatos, cocodrilos, perros) y partían de un
mito fundacional según el cual Ptah, el
dios creador de Menfis, creó la vida me-
diante la palabra hablada y todos los seres
eran manifestaciones de esa divinidad.

De allí se puede dar un salto hasta el


siglo V, que fue sin duda de gran riqueza
espiritual para la historia del mundo pues
confluyeron tres grandes personalidades
que redireccionaron los valores. Al mismo
tiempo, y en latitudes diferentes, vivieron
Pitágoras, en el Oriente Cercano; Zoroas-
tro, en Oriente Medio, y Confucio en el
Oriente Lejano. Los tres fueron los grandes
arquitectos de las principales religiones y
vertientes de pensamiento que impusieron
los postulados éticos de su tiempo y su te-
rritorio y los tres ya pregonaban la solida-
ridad y compasión hacia las especies ani- Figura 4.
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Pitágoras, quien además procreó la matemática moderna, era vegetariano y prohibía


a sus discípulos el consumir carne pues creía en la transmigración de las almas y veía
en los animales la encarnación de amigos del pasado. La larga tradición de la filosofía
helénica replicó las enseñanzas de Pitágoras, y puede rastrearse también en los clásicos.
Sócrates, en el diálogo con Glaucón, recreado por Platón, ya se pregunta por si comer
animales no será un obstáculo para la felicidad y la construcción de una sociedad justa.

Y la posterior civilización latina, en pleno esplendor del imperio romano, deja ver tam-
bién a Plutarco (citado en Coetzee, 2004) que exclamaba:

””
Si me preguntan por qué me niego a co-
mer carne, debo decir que me asombra
que los hombres puedan meterse en la
boca el cadáver de un animal. Me extra-
ña que no les repugne tragar el jugo pro-
ducido por sus heridas mortales (p. 134).

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Aristóteles, sin embargo, le sus- creación y usarlas a su antojo para su sobreviven-
trajo a los animales y a las plantas, cia. Y de igual forma, en la noción de prójimo, que
el atributo de pensar. Y afirmaba Cristo enseñó, nunca se incluyó a los animales y
que estos solo tenían sensaciones e hay poca relación de este con ellos.
impulsos primarios desprovistos de
razón. Y dado que sobre Aristóteles La restricción de la noción de prójimo y de se-
se edificó el cristianismo sobrevi- mejante, se suele atribuir desde sus inicios a la
viente, esta época se tiene como un tradición judeocristiana. Desde el decreto de Je-
gran paréntesis pues primó la visión hová a Adán, como señor de todas las especies
de que el hombre se sobreponía por del Edén. Sin embargo, el error parece no venir
sobre las otras especies. El dios del ni siquiera de las doctrinas prístinas, sino se las
Edén autorizo a Adán a poder valer- interpretaciones dogmáticas que se sucedieron

””
se de todas las demás cosas de la con los siglos, como lo expresa Yourcenar, (1997):

El cristianismo podría haber insistido en las sublimes leyendas que mezclan al ani-
mal con el hombre: el buey y el asno calentando el niño Jesús con su aliento; el león
enterrando piadosamente el cuerpo de los anacoretas o sirviendo de caballo de tiro
y de perro guardián a San Jerónimo; los cuervos que alimentaban a los padres en
el desierto y el perro de San Roque cuidando a su amo enfermo; el lobo, los pájaros
y los peces de San Francisco, los animales del Bosque que pedían protección a San
Blas, la oración para los animales de San Basilio de Cesalea o el ciervo con la cruz de
San Huberto… o también en los santos de Irlanda y de las hébridas que llevaban a
la playa y cuidaban a las garzas heridas, protegían a los ciervos acosados y morían
fraternizando con un caballo blanco. Había en el cristianismo todos los elementos
de un folclor animal casi tan rico como el budismo, pero el seco dogmatismo y la
prioridad otorgada al egoísmo humano ganaron la partida. Parece ser que, sobre
este punto, un movimiento supuestamente racional y laico, el humanismo, en el
sentido reciente y abusivo del término, que pretende no conceder interés sino a
las realizaciones humanas, hereda directamente de ese cristianismo empobreci-
do, del que el conocimiento y el amor al resto de los seres se haya ausente (p. 39).

Así, la era moderna también llegó tratando de afianzar la brecha entre el hombre y
las demás especies de la naturaleza. Descartes, el padre de la filosofía moderna, planteó
en conocida obra El discurso del método la diferencia entre las ciencias de la materia y
las ciencias del espíritu, que es la bifurcación sobre la que erigieron los sistemas de pen-
samiento en los centros de enseñanza y que pervive hasta hoy en día bajo las etiquetas
actuales de ciencias naturales, por un lado, y ciencias sociales, por el otro.

Las ciencias naturales, en sentir de Descartes, se ocupan de la materia a secas, y


dentro de la noción de materia, se encuentran todas las formas de vida de la naturaleza
distintas a la humana incapaces, según su parecer, de pensar y carentes de razón. Por
lo cual las plantas y los animales eran meros autómatas biológicos, con existencia, pero
sin la razón que les dé autonomía a su existencia. Su conocida sentencia cogito ergo sum
(pienso, luego existo) imponía el supremo don de pensar solo al hombre y eso lo dotaba
de superioridad por sobre cualquier otra forma de vida.

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Las consecuencias, quizás indirectas, de este razonamiento cartesiano fueron funes-
tas para la equiparación ética con la naturaleza que se retrasó varios siglos y los saberes
se despreocuparon del trato desigual del hombre hacia el medioambiente. Dice al res-

””
pecto Worster (2008):

En algún lugar, según parece, un gran legislador escribió en una estela de roca que los
ciclos del agua, la deforestación, las poblaciones animales,y las ganancias y pérdidas
de nutrientes de los suelos, son temas reservados a la Ciencia, y que la Historia debe
confinarse a las tarifas, las negociaciones diplomáticas, los conflictos obrero-pa-
tronales, la raza y el género. Se supone que la ciencia se ocupe de la naturaleza [...].

Si bien nadie sabe con certeza cuál fue el gran legislador que decretó este rdel
mundo, el principal sospechoso es René Descartes, quien a mediados del siglo XVII
anunció que el mundo está dividido en dos fuerzas opuestas, la mente enfrenta-
da a la materia. Una consecuencia de este anuncio fue que los científicos se hi-
cieran cargo del estudio de la materia, dejando la mente a los humanistas [...].

Cualesquiera sean los orígenes de esta división, aún sufrimos las consecuencias
de un rígido conjunto de categorías que nos aparta a unos de otros en la vida
académica. La naturaleza es ubicada en un lugar distinto al que se asigna a la
cultura. El orden material y el espiritual se ven situados en sitios diferentes. El
dominio de los datos objetivos resulta estrictamente separado del que ocupan
la subjetividad, el sentimiento y los valores. Esta división ha logrado balcanizar
nuestros departamentos universitarios, nuestras profesiones, nuestras lealtades
intelectuales e incluso nuestros lenguajes académicos. Me resulta difícil expresar
de manera adecuada el enorme daño que esta balcanización le ha ocasiona-
do tanto a nuestra vida moral e intelectual, como al mundo natural (p. 19).

Esa desunión entre los grupos de vida les imponía distintos destinos al hombre y al
medioambiente. Todo lo que contenía este último debía someterse al imperio de la ra-
zón, cuya única poseedora era una sola especie, de entre los millones existentes en el
planeta.

La vida de la tierra estaba entonces al servicio del hombre, sin que este tuviera ma-
yores obligaciones sobre ella que la de procurarse su propio y único bienestar. Sobre esa
noción, que hoy día se conoce como la “noción desarrollista”, se edificó todo el mundo
moderno y de ella somos hijos todos los residentes de estos últimos tiempos.

Sin embargo, esa desunión de destinos sobre la base de la supuesta razón, tuvo tam-
bién su fin sobre otro desarrollo ético que tuvo que sobrevenir para superarla de una vez
por todas. Esos nuevos principios éticos no vinieron de la filosofía, sino de la ciencia pura.
Pues el gran responsable de superar los postulados cartesianos y volver a unir a toda
la vida en su conjunto y reclamar igual trato sin discriminaciones basadas en la razón,
vinieron de las tesis de Charles Darwin.

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Darwin publicó en el siglo XIX su por lentos y complejos procesos de millones de
conocida obra El origen de las es- años, se le considera un mono antropomorfo pa-
pecies. Y lo que en principio estaba riente cercano del chimpancé −hoy sabemos que
formulado en clave estrictamente comparte 99 % su código genético− que gozó de
biológica, pronto derivó también a cierto proceso evolutivo adicional sobre la base
conclusiones filosóficas y éticas. Allí de la técnica, el desarrollo de la motricidad fina y
se planteó la teoría de la selección los hábitos alimenticios que desarrollaron ciertas
natural, según las cual las especies funciones neuronales complejas. La evolución
se adaptan para sobrevivir y ello se equipara al hombre en su nacimiento con todas
vuelve una carrera de imposiciones las demás especies dentro de la naturaleza, sin
donde unas priman por sobre otras. que tenga que ver el uso de la razón en cues-
Dentro de ese adaptarse se encuen- tiones que lo entronen como especie superior.
tra el fenómeno de la evolución, Darwin, entonces, arrojó dos principios nuevos
dentro del cual el hombre mismo que reformularon nuestra actitud ética con el
no es una especie ajena, dado que, medioambiente, a saber:

Figura 5.
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Derecho ambiental y ética - eje 1 conceptualicemos 12


En primer lugar, se dejó claro el principio de que toda vida tiene un antepasado co-
mún. Y de que el hombre y el medioambiente comparten el mismo origen y sufren la
misma suerte. Y aquí se conjugó lo que el razonamiento cartesiano había bifurcado.

En segundo lugar, el evolucionismo impuso un método opuesto al creacionismo, se-


gún el cual, de la forma más perfecta y sofisticada (Dios) se creaban las formas más
rústicas e inferiores (el hombre). En este caso se planteaba lo contrario, las formas de
vida más rústicas y sencillas, daban espacio después a las formas más acabadas por
medio un largo y tortuoso proceso evolutivo. Por tanto, toda forma de vida dentro de la
naturaleza tenía su función vital e importante dentro de todo el complejo natural.

El hombre no era sino un engranaje más dentro de toda esa selección natural, y su
superioridad, si es que existía, solo se debía al desarrollo de la técnica, que no siempre

””
iba equiparado con su desarrollo ético. Como lo explica Eslava (2015):

Se produce el homo sapiens u “hombre sabio”, el hombre actual, una es-


pecie que, lejos de extinguirse, se ha reproducido y se reproduce has-
ta constituir la plaga más peligrosa del planeta. La principal caracte-
rística del sapiens, lo que lo hace verdaderamente sabio es el lenguaje.

El lenguaje le permite comunicar la experiencia a las nuevas generaciones, y


asegura su progreso, mientras que sus compañeros de viaje, los restantes
animales, solo evolucionan lentísimamente, por mutaciones genéticas [...].

Lo preocupante del caso es que los hombres de hoy padecemos de un gra-


ve desface: nuestra evolución tecnológica no se corresponde con la psicológi-
ca. Debajo del superficial barniz de la educación sigue latiendo el animal pri-
mitivo que frecuentemente perpetra animaladas. Pensemos en los alemanes
del tiempo de Hitler: la sociedad aparentemente más culta y evolucionada de
la Tierra, la que ha producido luminarias como Hegel, Beethoven y Einsten, se
pone de pronto, con su avanzada tecnología, al servicio de la crueldad tribal im-
pensable en las sociedades más salvajes e incivilizadas de la tierra (p. 26-27).

A la teoría de la selección natural de Y, finalmente, a ello se sumó otro con-


Darwin, se sumó a finales del siglo XIX, los cepto revolucionario traído en 1935 por Al-
trabajos de Ernest Haeckel, quien fue el que fred Tansley, quien fue el creador del con-
por primera vez acuñó el término de “ecolo- cepto de “ecosistema” y lo definió como
gía”. Y definió este concepto como aquella la comunidad biológica existente en lugar
rama del saber que estudia los sucesos que determinado, sus especies y sus factores fí-
acontecen entre todos los distintos grupos sicos y químicos.
de vida, la relación existente entre los ele-
mentos bióticos y abióticos, incluido dentro Con esta triada de descubrimientos y
de todos ellos al hombre como un elemento conceptos absolutamente revolucionarios
más, sin relación de superioridad. se capitalizó por fin la conjunción de la vida,
se unió lo que se había desunido con cercos ilusorios, se desentronizó el uso de la razón como
supremo diferenciador del hombre y su entorno, y se acuñaron tres principios fundamenta-
les, que son el esqueleto sobre el que se erige hoy día la moderna bioética. Esos principios se
pueden denominar de la siguiente manera:

¡Importante!

1. El principio de integralidad. Según el cual, existe una interdependencia y conectividad entre


todos los agentes y elementos del medioambiente. Conexión que a veces no es aparente y, no
obstante, existe.

2. El principio de la incidencia. Que plantea que no es posible una acción o intervención sobre uno
de esos elementos del medioambiente, sin que ello tenga repercusión en otro de esos elementos.

3. El principio del esfuerzo holístico. Que muestra cómo hace falta una combinación de mu-
chas disciplinas y saberes para poder comprender el adecuado funcionamiento y tratamiento del
medioambiente.

Un ejemplo revelador de lo integra- Video


do que está el medioambiente, y las
consecuencias que puede traer el alte-
rar uno de sus elementos, se puede ob- Systems thinking: a cautionary tale
servar en el siguiente video que se deja (cats in Borneo)
a disposición.

Derecho ambiental y ética - eje 1 conceptualicemos 14


Las actuales corrientes sobre la ética y el medioambiente

Fruto del desarrollo científico y filosófico antes descrito, en 1927 Fritz Jahr se acuñó
por primera vez el término “bióetica”. Sin embargo, solo hasta los años setenta sería
retomado y pulido en la acepción que hoy día se maneja. Esto es, esa disciplina rami-
ficada de la ética que se pregunta por cuál debe ser el apropiado comportamiento del
ser humano con su entorno natural, y las relaciones que este debe tener con las otras
formas de vida.

La Declaración Universal de los Derechos de los Animales, promulgada en 1978 por la


Unesco, apunta a rememorar varios de los principios que orientan nuestra vida en co-

””
mún con la naturaleza:

Considerando que la Vida es una, que todos los seres vivos tienen un origen
común y que se han diferenciado en el curso de la evolución de las especies;
considerando que todo ser vivo tiene derechos naturales y que todo animal con
un sistema nervioso tiene derechos particulares; considerando que el desprecio
o el simple desconocimiento de esos derechos naturales causan graves atrope-
llos a la Naturaleza y llevan a cometer al hombre crímenes contra los anima-
les; considerando que la coexistencia de las especies en el mundo significa el
reconocimiento por la especie humana del derecho a la existencia de las otras
especies animales; considerando que el respeto de los animales por el hom-
bre es inseparable del respeto entre los hombres, se proclama... (preámbulo).

También es obligatorio resaltar la conducta de corrección que se ha visto desde al-


gunas doctrinas religiosas en relación al medioambiente. En el año 2015, el papa Fran-
cisco, jerarca del catolicismo, publicó su segunda encíclica titulada Laudato Si, sobre el
cuidado de la casa común. En esta encíclica escrita en forma de una extensa carta, se
buscó reorientar las posiciones de la Iglesia en torno al medioambiente y los deberes del
hombre de fe para con todas las creaturas del universo. Por primera vez un Papa se ocu-
pó en detalle de reflexionar en torno al cuidado del medioambiente. Allí pueden leerse

””
cosas como las siguientes:

Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar. Hace falta la
conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos. Esta concien-
cia básica permitiría el desarrollo de nuevas convicciones, actitudes y formas de vida. Se destaca así un gran
desafío cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos de regeneración [...] (apartado 202).

Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del
planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y
sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. El movimiento ecológico mundial ya ha recorrido
un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones ciudadanas que ayudaron a la concienti-
zación. Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen
ser frustrados no solo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las
actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema
a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una
solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la impli-
cación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios (apartado 14).

Derecho ambiental y ética - eje 1 conceptualicemos 15


VISIÓN DE
POSTULADOS PRINCIPIOS EN QUE SE SOPORTA
PENSAMIENTO
Concibe al ser humano −Responde a una antigua tradición filosófica y económica −que va desde los teóricos
presente como única naturalistas como Smith y Ricardo hasta los pragmáticos neoliberales como Stiegler y
razón de ser del sistema
Visión Friedman− que ha concebido al hombre como el único ser racional, digno y completo del
legal y a los recursos
antropocéntrica naturales como simples planeta.
objetos al servicio
del primero. −Desde este punto de vista, lo único que importa es la supervivencia del ser humano y solo
en esta medida debe protegerse el medioambiente, aun cuando admite la posibilidad de la
explotación controlada de recursos naturales para promover el desarrollo estatal.

Reivindica concepciones −La visión biocéntrica deriva, en un primer momento, de una concepción antropocéntrica en
más globales y solidarias tanto estima que la naturaleza debe protegerse únicamente para evitar la producción de
de la responsabilidad una catástrofe que extinga al ser humano y destruya al planeta. Con esta interpretación la
humana, que abogan naturaleza no es sujeto de derechos, sino simplemente un objeto a disposición del hombre.
−en igual medida− por
Sin embargo, se diferencia del enfoque puramente antropocéntrico en la medida en que
los deberes del hombre
Visión con la naturaleza y
considera que el patrimonio ambiental de un país no pertenece en exclusiva a las personas
biocéntrica las generaciones que habitan en él, sino también a las futuras generaciones y a la humanidad en general.
venideras.
−De tal manera que lo que ocurra con el ambiente y los recursos naturales en China puede
terminar afectando a otras naciones, como a los Estados Unidos y a América Latina, como
África y a Oceanía, lo que constituye una suerte de solidaridad global que, dicho sea de paso,
encuentra fundamento en el concepto de desarrollo sostenible legales, verbigracia, por las
comunidades que la habitan o que tienen una especial relación con ella.

Concibe a la naturaleza −Parte de una premisa básica según la cual la tierra no pertenece al hombre y, por el
como un auténtico contrario, asume que el hombre es quien pertenece a la tierra, como cualquier otra especie.
sujeto de derechos y que
respaldan cosmovisiones −De acuerdo con esta interpretación, la especie humana es solo un evento más dentro de
Visión plurales y alternativas.
una larga cadena evolutiva que ha perdurado por miles de millones de años y por tanto de
ecocéntrica ninguna manera es la dueña de las demás especies, de la biodiversidad ni de los recursos
naturales como tampoco del destino del planeta.

−En consecuencia, esta teoría concibe a la naturaleza como un auténtico sujeto de derechos
que deben ser reconocidos por los Estados y ejercidos bajo la tutela de sus representantes.

Tabla 2.
Fuente: propia

Derecho ambiental y ética - eje 1 conceptualicemos 16


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