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EJE 1
Conceptualicemos
Contenido
Introducción 3
Bibliografía 17
ÍNDICE
Introducción
Se pretende durante este eje lograr desentrañar las relaciones sociales y las con-
diciones históricas que dieron origen a los conceptos más elementales del derecho
ambiental y de la bioética. Por eso, en primer lugar, se hará un paneo histórico
por las corrientes de pensamiento que se han formado en torno a la relación del
hombre y la naturaleza y que han propiciado lo aciertos y desaciertos alrededor de
las conductas humanas y la finalidad que le endilgan al medioambiente. En segun-
do lugar, se hará lo mismo en torno al nacimiento y la consolidación del derecho
ambiental colombiano, definiendo los principales conceptos que las normas han
manejado, y cuál ha sido la intención detrás de la formulación de esos mecanismos
de protección jurídica.
INTRODUCCIÓN
Al finalizar este eje, se espera un manejo íntegro de los postulados básicos sobre que
se sostiene esta disciplina, y así mismo, una comprensión del proceso histórico que ha
determinado las formas de pensamiento actuales en torno al medioambiente.
La evolución de
la ética de la
vida
Si nos remitimos al más elemental concepto de ética, se puede afirmar que por esta
se ha entendido la disciplina que propicia la reflexión sobre el correcto comportamiento
humano, y cómo encasillarlo en lo que históricamente se haya considerado lo bueno o
lo malo. Dicho de otra manera, se trata de la disciplina que orienta la conducta que se
tiene por apropiada para una persona, en razón a su origen y finalidad en el mundo.
Remitirnos a esa pregunta, implica indagar por los referentes que se tengan para de-
finir lo bueno y lo malo, lo apropiado y lo inapropiado, la virtud y el
vicio, y demás dicotomías con las que históricamente se ha tratado
de plantear el problema. Esos postulados que ayudan a definir estas Ética
Disciplina que propicia la
dicotomías se fundamentan en lo que se conocen como principios, y reflexión en torno al correcto
los principios soportan la moral. comportamiento humano
basada en lo que histórica-
mente se hayan tenido como
Las normas se forman de esta reflexión. La moral alude a las principios para definir el bien
del mal.
normas interiores, esos imperativos que se construyen en el abso-
luto fuero íntimo de la persona y que no son impuestos por nadie Normas
Expresión imperativa que con-
más que su propio juicio. Las normas morales, son distintas y se tiene el mandato de actuar de
oponen a las normas jurídicas. Las características y las diferencias determinada manera, ante un
supuesto planteado.
de ambas se pueden plantear como se ven en la tabla 1.
Tabla 1.
Fuente: propia
””
En otras palabras, asumió la responsabi-
lidad de su tarea, asignada por la divini-
dad, de cuidar del pueblo y la hacienda del
Dios. La ética que se desprende de esta
narración es la conocida ética del traba-
jo. Uno cumple su destino mediante el ser-
vicio y la fidelidad a todo aquello que llega
a ser responsabilidad suya. Así se anima-
ba, a cada lector, implícitamente, a levan-
tar sus propias murallas de Uruk (p. 66).
Y la posterior civilización latina, en pleno esplendor del imperio romano, deja ver tam-
bién a Plutarco (citado en Coetzee, 2004) que exclamaba:
””
Si me preguntan por qué me niego a co-
mer carne, debo decir que me asombra
que los hombres puedan meterse en la
boca el cadáver de un animal. Me extra-
ña que no les repugne tragar el jugo pro-
ducido por sus heridas mortales (p. 134).
””
se de todas las demás cosas de la con los siglos, como lo expresa Yourcenar, (1997):
El cristianismo podría haber insistido en las sublimes leyendas que mezclan al ani-
mal con el hombre: el buey y el asno calentando el niño Jesús con su aliento; el león
enterrando piadosamente el cuerpo de los anacoretas o sirviendo de caballo de tiro
y de perro guardián a San Jerónimo; los cuervos que alimentaban a los padres en
el desierto y el perro de San Roque cuidando a su amo enfermo; el lobo, los pájaros
y los peces de San Francisco, los animales del Bosque que pedían protección a San
Blas, la oración para los animales de San Basilio de Cesalea o el ciervo con la cruz de
San Huberto… o también en los santos de Irlanda y de las hébridas que llevaban a
la playa y cuidaban a las garzas heridas, protegían a los ciervos acosados y morían
fraternizando con un caballo blanco. Había en el cristianismo todos los elementos
de un folclor animal casi tan rico como el budismo, pero el seco dogmatismo y la
prioridad otorgada al egoísmo humano ganaron la partida. Parece ser que, sobre
este punto, un movimiento supuestamente racional y laico, el humanismo, en el
sentido reciente y abusivo del término, que pretende no conceder interés sino a
las realizaciones humanas, hereda directamente de ese cristianismo empobreci-
do, del que el conocimiento y el amor al resto de los seres se haya ausente (p. 39).
Así, la era moderna también llegó tratando de afianzar la brecha entre el hombre y
las demás especies de la naturaleza. Descartes, el padre de la filosofía moderna, planteó
en conocida obra El discurso del método la diferencia entre las ciencias de la materia y
las ciencias del espíritu, que es la bifurcación sobre la que erigieron los sistemas de pen-
samiento en los centros de enseñanza y que pervive hasta hoy en día bajo las etiquetas
actuales de ciencias naturales, por un lado, y ciencias sociales, por el otro.
””
pecto Worster (2008):
En algún lugar, según parece, un gran legislador escribió en una estela de roca que los
ciclos del agua, la deforestación, las poblaciones animales,y las ganancias y pérdidas
de nutrientes de los suelos, son temas reservados a la Ciencia, y que la Historia debe
confinarse a las tarifas, las negociaciones diplomáticas, los conflictos obrero-pa-
tronales, la raza y el género. Se supone que la ciencia se ocupe de la naturaleza [...].
Si bien nadie sabe con certeza cuál fue el gran legislador que decretó este rdel
mundo, el principal sospechoso es René Descartes, quien a mediados del siglo XVII
anunció que el mundo está dividido en dos fuerzas opuestas, la mente enfrenta-
da a la materia. Una consecuencia de este anuncio fue que los científicos se hi-
cieran cargo del estudio de la materia, dejando la mente a los humanistas [...].
Cualesquiera sean los orígenes de esta división, aún sufrimos las consecuencias
de un rígido conjunto de categorías que nos aparta a unos de otros en la vida
académica. La naturaleza es ubicada en un lugar distinto al que se asigna a la
cultura. El orden material y el espiritual se ven situados en sitios diferentes. El
dominio de los datos objetivos resulta estrictamente separado del que ocupan
la subjetividad, el sentimiento y los valores. Esta división ha logrado balcanizar
nuestros departamentos universitarios, nuestras profesiones, nuestras lealtades
intelectuales e incluso nuestros lenguajes académicos. Me resulta difícil expresar
de manera adecuada el enorme daño que esta balcanización le ha ocasiona-
do tanto a nuestra vida moral e intelectual, como al mundo natural (p. 19).
Esa desunión entre los grupos de vida les imponía distintos destinos al hombre y al
medioambiente. Todo lo que contenía este último debía someterse al imperio de la ra-
zón, cuya única poseedora era una sola especie, de entre los millones existentes en el
planeta.
La vida de la tierra estaba entonces al servicio del hombre, sin que este tuviera ma-
yores obligaciones sobre ella que la de procurarse su propio y único bienestar. Sobre esa
noción, que hoy día se conoce como la “noción desarrollista”, se edificó todo el mundo
moderno y de ella somos hijos todos los residentes de estos últimos tiempos.
Sin embargo, esa desunión de destinos sobre la base de la supuesta razón, tuvo tam-
bién su fin sobre otro desarrollo ético que tuvo que sobrevenir para superarla de una vez
por todas. Esos nuevos principios éticos no vinieron de la filosofía, sino de la ciencia pura.
Pues el gran responsable de superar los postulados cartesianos y volver a unir a toda
la vida en su conjunto y reclamar igual trato sin discriminaciones basadas en la razón,
vinieron de las tesis de Charles Darwin.
Figura 5.
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El hombre no era sino un engranaje más dentro de toda esa selección natural, y su
superioridad, si es que existía, solo se debía al desarrollo de la técnica, que no siempre
””
iba equiparado con su desarrollo ético. Como lo explica Eslava (2015):
¡Importante!
2. El principio de la incidencia. Que plantea que no es posible una acción o intervención sobre uno
de esos elementos del medioambiente, sin que ello tenga repercusión en otro de esos elementos.
3. El principio del esfuerzo holístico. Que muestra cómo hace falta una combinación de mu-
chas disciplinas y saberes para poder comprender el adecuado funcionamiento y tratamiento del
medioambiente.
Fruto del desarrollo científico y filosófico antes descrito, en 1927 Fritz Jahr se acuñó
por primera vez el término “bióetica”. Sin embargo, solo hasta los años setenta sería
retomado y pulido en la acepción que hoy día se maneja. Esto es, esa disciplina rami-
ficada de la ética que se pregunta por cuál debe ser el apropiado comportamiento del
ser humano con su entorno natural, y las relaciones que este debe tener con las otras
formas de vida.
””
mún con la naturaleza:
Considerando que la Vida es una, que todos los seres vivos tienen un origen
común y que se han diferenciado en el curso de la evolución de las especies;
considerando que todo ser vivo tiene derechos naturales y que todo animal con
un sistema nervioso tiene derechos particulares; considerando que el desprecio
o el simple desconocimiento de esos derechos naturales causan graves atrope-
llos a la Naturaleza y llevan a cometer al hombre crímenes contra los anima-
les; considerando que la coexistencia de las especies en el mundo significa el
reconocimiento por la especie humana del derecho a la existencia de las otras
especies animales; considerando que el respeto de los animales por el hom-
bre es inseparable del respeto entre los hombres, se proclama... (preámbulo).
””
cosas como las siguientes:
Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar. Hace falta la
conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos. Esta concien-
cia básica permitiría el desarrollo de nuevas convicciones, actitudes y formas de vida. Se destaca así un gran
desafío cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos de regeneración [...] (apartado 202).
Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del
planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y
sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos. El movimiento ecológico mundial ya ha recorrido
un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones ciudadanas que ayudaron a la concienti-
zación. Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen
ser frustrados no solo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás. Las
actitudes que obstruyen los caminos de solución, aun entre los creyentes, van de la negación del problema
a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas. Necesitamos una
solidaridad universal nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, «se necesitan los talentos y la impli-
cación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios (apartado 14).
Reivindica concepciones −La visión biocéntrica deriva, en un primer momento, de una concepción antropocéntrica en
más globales y solidarias tanto estima que la naturaleza debe protegerse únicamente para evitar la producción de
de la responsabilidad una catástrofe que extinga al ser humano y destruya al planeta. Con esta interpretación la
humana, que abogan naturaleza no es sujeto de derechos, sino simplemente un objeto a disposición del hombre.
−en igual medida− por
Sin embargo, se diferencia del enfoque puramente antropocéntrico en la medida en que
los deberes del hombre
Visión con la naturaleza y
considera que el patrimonio ambiental de un país no pertenece en exclusiva a las personas
biocéntrica las generaciones que habitan en él, sino también a las futuras generaciones y a la humanidad en general.
venideras.
−De tal manera que lo que ocurra con el ambiente y los recursos naturales en China puede
terminar afectando a otras naciones, como a los Estados Unidos y a América Latina, como
África y a Oceanía, lo que constituye una suerte de solidaridad global que, dicho sea de paso,
encuentra fundamento en el concepto de desarrollo sostenible legales, verbigracia, por las
comunidades que la habitan o que tienen una especial relación con ella.
Concibe a la naturaleza −Parte de una premisa básica según la cual la tierra no pertenece al hombre y, por el
como un auténtico contrario, asume que el hombre es quien pertenece a la tierra, como cualquier otra especie.
sujeto de derechos y que
respaldan cosmovisiones −De acuerdo con esta interpretación, la especie humana es solo un evento más dentro de
Visión plurales y alternativas.
una larga cadena evolutiva que ha perdurado por miles de millones de años y por tanto de
ecocéntrica ninguna manera es la dueña de las demás especies, de la biodiversidad ni de los recursos
naturales como tampoco del destino del planeta.
−En consecuencia, esta teoría concibe a la naturaleza como un auténtico sujeto de derechos
que deben ser reconocidos por los Estados y ejercidos bajo la tutela de sus representantes.
Tabla 2.
Fuente: propia
Descartes, R. (1976). Discurso del método. (J. Rovira, trad.). Buenos Aires: Losada.
Eslava, G., J. (2015). Historia del mundo contada para escépticos. Barcelona:
Planeta.
Francisco, Papa. (2015). Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común. Recuperado
de http://w2.vatican.va/content/dam/francesco/pdf/encyclicals/documents /
papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si_sp.pdf
Lovelock, J. (1979). Gaia, una visión de la vida sobre la tierra. (Alberto Jiménez,
trad.). Barcelona: Mnemosine.