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Ing mecatrónica 2.

Inteligencia emocional y manejo de conflictos.

La aplicación de los cinco elementos de la teoría de la


inteligencia emocional de Daniel Goleman

Nombre del maestro:


Edgar José esparza muñoz.

Nombre del Alumno:


Maclovio Pérez Robles

Universidad politécnica del sur de zacatecas


14/4/19
Introducción
Los componentes de la Inteligencia Emocional son cinco arterias psíquicas, cinco
valías que nos ofrecen mayor potencial, seguridad y autoconocimiento para
gestionar con éxito las complejidades del día a día. Daniel Goleman nos recuerda
que todos llevamos un “genio emocional” dentro al que hay que “desbloquear”, al
que hay que dar alas y herramientas para alcanzar el bienestar.
Practicar una auténtica Inteligencia Emocional requiere voluntad, conocimiento y
apertura. Para lograrlo, es esencial dominar los cinco componentes que
conforman la Inteligencia Emocional.
De este modo, hallaremos poco a poco ese perfecto equilibrio entre la mente que
siente y la mente que piensa. Y además, nos transformaremos en buenos
gestores de nuestros universos emocionales, mejorando con ello la calidad de
nuestras relaciones y aspiraciones profesionales.
Lo que nos ofrece la Inteligencia Emocional son herramientas y habilidades con
las que resolver mejor las complejidades de nuestros contextos sociales. Es un
canal del autoconocimiento y una cualidad transformadora. Trabajar las
emociones a diario y hacerlo bien, nos permitirá ser más solventes en el campo
del crecimiento personal. Veamos por tanto qué claves la conforman.
Autocontrol

Cuando un niño tiene 4 o 5 años hay un área que le cuesta mucho dominar: el
autocontrol. Se frustrará con frecuencia, no será capaz de aplazar las
gratificaciones, ni esconder su enfado cuando su hermano coge la porción más
grande de pizza o cuando le rompe un juguete sin querer.

Los niños más pequeños presentan estas conductas porque las áreas cerebrales
relacionadas con el control de los impulsos y las emociones aún no están
completamente maduras. Es sobre los 7 años cuando este tipo de conductas
empiezan a asentarse con solvencia, siempre y cuando, eso sí nos guíen también
en esta habilidad.

Así, es importante tener en cuenta que el autocontrol es uno de los componentes


de la Inteligencia Emocional más importantes. La autorregulación, el pensar antes
de hablar o de actuar, la capacidad de reflexión así como la habilidad de controlar
nuestros impulsos son clave para ser más hábiles emocionalmente.

Conclusión: En el aula de clases es muy importante tener un auto control bien


establecido, no siempre los estudiantes tienen un buen día y cualquier riña puede
suceder por cualquier motivo. Si tenemos autocontrol podemos evitar una
situación de enojo y malentendidos, esto afectara el sentimiento de
compañerismo.

Conocimiento de uno mismo

Decía Mark Twain que ayudar a una persona a conseguir lo que quiere puede ser
fácil, pero el problema es que en este mundo casi nadie sabe lo que quiere
exactamente. Es una ironía, es cierto, pero pocas cosas son tan complejas como
lograr conocernos a nosotros mismos en profundidad y poder actuar entonces en
consecuencia.

Aún más, si complicado es tener claras nuestras prioridades en cada momento,


más difícil es ser conscientes de nuestras emociones. A veces, un estado
emocional determinado condiciona nuestra conducta, nuestros pensamientos y el
estado de ánimo. Ser conscientes de ello, saber qué nos duele, dónde nos duele y
el porqué de ese sufrimiento, molestia o contradicción nos permitirá poner en
práctica una adecuada regulación emocional y ser mucho más competentes en
materia de Inteligencia Emocional.

Conclusión: El autoconocimiento nos ayuda a entender más los sentimientos que


se generan en nuestro día a día y poder controlarlos, saber cómo estas si tienes
un buen ánimo, si todas las personas de nuestra escuela tuvieran
autoconocimiento sería fácil conllevar el estrés.
Automotivación

La motivación intrínseca es el mejor motor para la mente y el corazón. Es la fuente


de la superación personal y la energía positiva capaz de darnos aliento aun
cuando lo que nos rodea o lo que nos llega no es satisfactorio.

La motivación que uno mismo se dedica le insta a ser mejor cada día, a
focalizarse en lo que es importante para desplegar mejores recursos y adecuadas
emociones para alcanzar los objetivos que se propone.

Conclusión: La mayoría de los compañeros de clase no tiene una motivación


para seguir la carrera, ellos están por que asi lo quieren los padres o porque así lo
dicta la sociedad, pero en si no hay nada que los motive o no lo suficiente. La
automotivación es algo esencial para un estudiante es lo que te indica seguir
delante de una manera que te nace, si todos tuviéramos una automotivación las
clases serían distinta todos participarían y todos aprendería de una manera
equitativa.

Empatía

La empatía es otro de los componentes de la Inteligencia Emocional más


importante. Es ese vínculo con el que mejorar las relaciones con los demás, ese
canal con el que conectar con quien tenemos en frente pero sin dejar de ser
nosotros en ningún momento.

Es importante matizar este último detalle. Aunque nos repitan a menudo que
empatizar es ser capaces de ponernos en los zapatos ajenos, conviene recordar
que esta maravillosa habilidad no nos servirá de nada si nos diluímos en el otro, si
nos limitamos a ser solo “esponjas emocionales”.

Hay que saber leer las emociones, hay que descifrar gestos, matices, tonos de
voz, pero debemos también mantener esa compostura sabia y firme con la que
responder en consecuencia, siendo la mejor ayuda, el mejor facilitador.

Conclusión: Ser empáticos con los compañeros puede ser algo bastante bueno
en la atmosfera de compañerismo, preocuparse por lo demás por problemas o
situaciones complicadas casi siempre suele ser reciproco, si todos fueran
empáticos en nuestra universidad no existirá faltas, como falta de respeto entre
compañeros o profesores, todos ayudarían a los demás cuando se necesitara.
Habilidades sociales

Las habilidades sociales son el engranaje perfecto para nuestro desarrollo


personal y profesional. Así, uno de los objetivos inscritos en esa ciencia
excepcional que es la Inteligencia Emocional es concienciarnos de que debemos
ser para nosotros mismos “la mejor ayuda” y no nuestros propios enemigos.
Porque sí, a veces lo somos.

Somos nuestros propios enemigos cuando no somos asertivos, cuando no


sabemos comunicar, cuando no nos respetamos a nosotros mismos, cuando nos
falta paciencia, apertura, compasión, positividad… Todo esto y mucho más es lo
que se contiene en esa caja de herramientas llamada “habilidades sociales” y que
todos deberíamos dominar.

Conclusión: Aunque estemos en un nivel de lato en enseñanza algunas personas


no se pudieron desarrollar normalmente en el ámbito social, existen personas
retraídas que tienen dificultad para congeniar o poder abrirse a los demás, las
habilidades sociales sirven para romper barreas de comunicación entre los
compañeros o personas deseadas. Esto serviría en nuestro caso para poder tener
mayor confianza y comunicación en nuestra aula de clases.

Conclusión:
Para concluir, aunque en un principio estos cinco componentes de la Inteligencia
Emocional nos puedan parecer áreas diferenciadas y con una serie de dinámicas
exclusivas en las que aprender a ser solventes, cabe decir que no es del todo así.
Son 5 piezas de un puzzle, son 5 raíces de un mismo árbol. Son arterias que dan
vida a ese corazón que habita en nuestro cerebro y que nos permite a fin de
cuentas, sentirnos más competentes, más felices.

La conclusión que puedo dar es; si aplicáramos las leyes susodichas de


Daniel Coleman podríamos mejorar nuestra capacidad de aprender y de
razonar con los demás en nuestra universidad, estando en un estado mental
más apropiado para poder superar los retos que el estudiar en este caso una
ingeniería conlleva.

“La inteligencia emocional representa el 80 por ciento del éxito en la vida”.

-Daniel Goleman-

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