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PRINCIPALES MODIFICACIONES ESTABLECIDAS EN EL CÓDIGO GENERAL


DEL PROCESO FRENTE A LA DEMANDA Y SU CONTESTACIÓN.

RESUMEN

El artículo plasmado en éste documento busca dar a conocer las modificaciones


más importantes realizadas por el Código General del Proceso frente al Código de
Procedimiento Civil en el tema de la demanda y de su contestación, como quiera
que estos son los actos procesales básicos de origen y desarrollo de todo
proceso, al punto de encontrarse en ellos las bases y cimientos para edificar la
estructura del procedimiento. Ello, sin olvidar, claro está el análisis comparativo
que ha tenido dentro de la normatividad procesal el manejo de estos temas desde
la vigencia del Código de Procedimiento Civil en 1970.

Con éste propósito, la autora ha tomado como punto de partida presentar en éste
documento un análisis de los principales y más destacados aspectos involucrados
en la reforma efectuada por el Código General del Proceso a las normas del
Código de Procedimiento Civil frente a la demanda y su contestación, bajo una
óptica de carácter teórico, general y descriptivo; máxime cuando por estar
relacionado con el ejercicio de la profesión de abogado, el estudio de las
disposiciones contempladas en la reforma introducida a través del Código General
del Proceso respecto a la demanda y su contestación ocupa un lugar importante
en la formación educativa desarrollada en las facultades de Derecho.

Palabras Clave: Reforma, Código General del Proceso, Código de


Procedimiento Civil, demanda y contestación, actos procesales básicos, origen y
desarrollo del proceso.

ABSTRACT

The article of which gives bill this document looks for to give and to know the most
important components in the reform introduced by the General Code of the
Process in front of the Code of Civil Procedure in the environment of the demand
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and of its answer, like want that these they translate the procedural basic acts of
origin, genesis and development of all process, to the point of being in them the
foundations and essential supports to build the structural scaffolding of the
procedure. It, without forgetting, clearing the comparative analysis that has had
inside the juridical procedural classification the handling of these topics from the
validity of the Code of Civil Procedure promulgated is in 1970. In it offers of that
pointed out, the author has taken as central axis to present in this document an
analysis of the aspects involved in the reformation made by the General Code from
the Process to the dispositions of the Code of Civil Procedure in front of the
demand and her answer; it, under a theoretical, general and descriptive optics of
character; maxims when to be related with becoming of the exercise of lawyer's
profession, the study of the dispositions contemplated in the reformation introduced
through the General Code of the Process occupies a preponderant place in the
educational formation developed in the law schools.

Keywords: Reform, General Procedural Code, Code of Civil Procedure, claim and
defense, basic procedural steps, origin and development of the process.

INTRODUCCIÓN

Por estos días uno de los temas más recurrentes en el ámbito jurídico está
relacionado con la entrada en vigencia e inicial aplicación de la Ley 1564 de 2012,
por medio de la cual se promulga el Código General del Proceso. Ésta norma
propone la vigencia gradual de nuevas normas jurídicas que producen destacadas
modificaciones en el ordenamiento procesal; tal circunstancia naturalmente
despierta interés hacia su conocimiento, especialmente en los sectores judicial,
académico e investigativo, por cuanto es necesario enterarse de las
modificaciones establecidas por la nueva Ley en vigencia, para promover la
reflexión en torno a determinar si brinda o no solución a las necesidades que en
materia de descongestión y de acceso a la administración de justicia, desde hace
mucho tiempo han permanecido sin satisfacción en el sentir de los ciudadanos.
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De igual forma, la Ley 1564 de 2012 constituye una norma jurídica promulgada
bajo la inspiración que produce la cultura del siglo XXI, sin embargo, ésta norma
no es ajena al análisis crítico destinado a encontrar puntos de acierto y desacierto;
por ello, la necesidad de conocimiento propia de la labor educativa amerita un
estudio de la norma al margen de la opinión individual que cada uno pueda llegar
a formarse acerca del tema, motivo por el cual en éste artículo se ha tomado como
punto de referencia el estudio de los principales aspectos involucrados en la
reforma efectuada por el Código General del Proceso a las disposiciones que
rigen la presentación de la demanda y su contestación, por ser estos aspectos
básicos y esenciales del procedimiento que se encuentran directamente
relacionados con el ejercicio cotidiano de la profesión de abogado.

a) Generalidades de la Reforma introducida por el Código General del


Proceso.

En criterio de la autora, un análisis detallado de la información que se ha publicado


respecto al Código General del Proceso, revela que ésta obra es el resultado de
varios años de trabajo, de esfuerzo y de labor mancomunada entre diferentes
sectores. Así, siguiendo a Arnedo Jiménez (2013), la reforma efectuada por la Ley
1564 de 2012, se destaca por los siguientes aspectos esenciales:

El Código General del Proceso está inspirado en adoptar un procedimiento oral con
el fin de que predomine la inmediación y la concentración en el proceso por
audiencias; estableciendo el plazo de un año para la primera instancia y de seis
meses para la segunda instancia. La norma propugna por una mayor visibilidad del
juez frente a la comunidad jurídica, debido a la mayor inmediación en la conducción
de las diligencias y práctica de pruebas.

La Ley refuerza la posibilidad de practicar pruebas extraprocesales, con el fin de


buscar que el juez se concentre y dirija su mayor atención a las tareas más
complejas del proceso.

El Código General del Proceso tiene la intención de legitimar los procesos, generar
unas decisiones mucho más rápidas, de fondo y efectivas, así como flexibilizar en
gran medida el derecho procesal (2013, párrafos 2,3,5 y 6).

En éste sentido, en criterio de la autora, el Código General del Proceso ha sido


interpretado en el contexto nacional como una reforma de trascendencia para la
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modificación y la vanguardia del trámite de los procesos judiciales en Colombia.


Esto, si se tiene en cuenta que, como lo destaca la revista Portafolio:

Después de tantos años se modifica el Código de Procedimiento Civil a través de la


Ley 1564 de 2012. Se espera que esto sea suficiente para que los procedimientos
se tramiten de manera más ágil y se acabe, la congestión judicial. En su momento,
el actual Código de Procedimiento Civil fue un gran avance frente a la Ley 105 de
1931 (Código Judicial). Así también se espera que este Código tenga un avance
para el bien de todos los colombianos. (2012, párrafo 1).

Con éste objetivo, en lo relacionado con la dinámica del impulso procesal y frente
a los actos procesales, el Código General del Proceso busca acoger los adelantos
en tecnologías de la información y la comunicación, promoviendo el uso de
internet para la publicación y difusión de los actos procesales entre los diferentes
actores del procedimiento, junto con la utilización de documentos electrónicos para
desarrollar las actuaciones procesales, la práctica de pruebas y la consulta del
expediente, lo cual naturalmente tiene incidencia en los actos iníciales del
proceso, al fomentar una nueva cultura respecto a conductas como presentar la
demanda, notificar el auto admisorio de la misma y contestar el libelo.

Esto último se explica por la gran expansión y acogida que han tenido los avances
logrados en materia tecnológica (principalmente en el área de la informática), de
donde no puede siquiera escapar el Derecho, en la medida en que al nutrirse éste
de la realidad social, le resulta imposible desconocer los efectos condicionantes
que la informática tiene en la forma bajo la cual se comunica la sociedad
contemporánea. Sobre el particular, Gutiérrez Ocampo (2012) manifiesta lo
siguiente:

Esta Ley no solo prevé la oralidad sino también el uso adecuado de las nuevas
tecnologías de la información y las comunicaciones con lo que se espera tener muy
pronto litigios en línea, expedientes digitales y permitirle a las partes y a sus
apoderados enterarse de las decisiones judiciales y remitir memoriales sin
necesidad de realizar desplazamientos hasta los juzgados. (2012, párrafo 3).

De ahí que, como lo plantea Ríos Álzate (2012), la norma se propone modernizar,
actualizar y unificar los procedimientos, fortalecer la oralidad (que ya estaba en
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marcha desde la entrada en vigencia de la Ley 1395 de 2010), facilitar los


trámites, combatir el ritualismo y agilizar los procedimientos (2012, párrafo 1).
Esto, en opinión de la autora, obviamente va a tener amplias repercusiones en los
actos de introducción del proceso (demanda y contestación), al promover una
nueva cultura frente a la manera en que se presenta la demanda, se notifica el
auto admisorio de la misma y se formula la contestación del libelo, pues la Ley
1564 de 2012 es consciente de la necesidad de brindar mayor participación a los
recursos tecnológicos, al autorizar la utilización de herramientas informáticas
destinadas a agilizar estos actos procesales básicos, con el fin de hacer más
amigable y fácil su trámite.

b) Principales normas del Código de Procedimiento Civil relacionadas


con la demanda y su contestación que fueron reformadas por la Ley
1564 de 2012.

El nuevo Código General del Proceso introdujo múltiples cambios en lo que se


refiere a la demanda y su contestación. En criterio de la autora, es esencial y
primordial destacar que estas modificaciones tienen características o patrones
comunes, como por ejemplo, efectuar una redacción más clara o precisa de la
norma, con el fin de evitar ambigüedades y brindar una adecuada comprensión de
la norma por parte de quien la aplica y del ciudadano que acude a ella; eliminar
imprecisiones terminológicas del lenguaje adoptado por el Código de
Procedimiento Civil, las cuales estaban fomentando disparidad de criterios o
divergencias entre la doctrina y la jurisprudencia; incluir en el código procesal
aspectos que fueron materia de reglamentación en leyes posteriores y autónomas
(como es el caso del juramento estimatorio y el arancel judicial que se
reglamentaron en la Ley 1395 de 2010 y en la Ley 1394 de 2010); elevar a la
categoría de ley algunos principios establecidos en la jurisprudencia de la Corte
Constitucional al pronunciarse sobre la constitucionalidad de varias disposiciones
del Código de Procedimiento Civil; fomentar el uso del mensaje de datos y del
correo electrónico desde el origen del proceso.
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Con el fin de suministrar un panorama general, en la opinión de la autora, resulta


factible esquematizar las principales normas del Código de Procedimiento Civil
materia de reforma por la Ley 1564 de 2012 de la siguiente manera:

1) Reforma al artículo 75 del C. de P.C. Requisitos de la demanda que


contempla el artículo 82 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto, se
observa que la nueva norma modifica el numeral segundo del citado artículo 75 al
establecer la obligación de enunciar el número de identificación tributaria (NIT)
como mecanismo técnico de identificación de las personas jurídicas y de los
patrimonios autónomos; cuestión que no constituía requisito obligatorio en la
norma del C. de P.C. Igualmente, se aprecia que la nueva disposición señala en el
numeral 7 del artículo 82 que el juramento estimatorio es un requisito obligatorio
de la demanda; aspecto no descrito por el artículo 75 de C. de P.C., el cual vino a
establecerse en la reforma efectuada al artículo 211 por la Ley 1395 de 2010.

De igual manera, se aprecia que en el numeral 10 y en el parágrafo 1° del artículo


82, la nueva norma contempla la posibilidad de incluir la dirección electrónica para
notificaciones y de presentar la demanda mediante mensaje de datos que no
requerirá de la firma digital definida por la Ley 527 de 1999. Sobre la
trascendencia de ésta reforma, Nisimblat (2013) explica lo siguiente:

En la presentación de la demanda y en su contestación (arts. 82 y 96), se impone la


obligación de informar la dirección de correo electrónico de las partes y demás
sujetos procesales, en los eventos en que sea conocida o por voluntad propia, a la
cual estarán atadas durante la actuación, hasta cuando informen de su cambio, lo
cual es también erigido en deber procesal, conforme lo previsto en el artículo 78,
que a su vez consagra en el numeral 14 un especial deber de enviar a las demás
partes del proceso, después de notificadas, cuando hubieren suministrado una
dirección de correo electrónico o un medio equivalente para la transmisión de datos
(como puede ser el fax), un ejemplar de los memoriales presentados en el proceso,
salvo cuando se trate de medidas cautelares. (2013, pp. 55).

2) Reforma al artículo 77 del C. de P.C. Anexos de la demanda que


corresponde al artículo 84 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto, puede
verse que la nueva norma establece la obligación de aportar el pago del arancel
judicial como anexo de la demanda, aspecto que el C. de P.C. no describía en el
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artículo 77 sino en la regulación dispuesta en forma autónoma por la Ley 1394 de


2010.

Aquí vale la pena anotar que en criterio de la autora, el requisito contemplado en


el numeral 4° del artículo 84 de la Ley 1564 de 2012 no tiene aplicación actual,
motivo por el cual no podrá ser exigido en el momento en que comience a regir la
norma, pues la sentencia C – 164 de 2014 declaró la inexequibilidad de la Ley
1653 de 2011, por medio de la cual se regulaba el arancel judicial; declaratoria de
inexequibilidad que tuvo lugar en atención a que la Corte Constitucional consideró
que la regulación del arancel judicial no correspondía a fines constitucionales
admisibles y representaba una profunda afectación al derecho fundamental de
acceso a la administración de justicia.

Sobre los motivos de la inconstitucionalidad del arancel judicial, en la sentencia


C – 164 de 2014, la Corte Constitucional expone lo siguiente:

Así las cosas, concluye la Corte que no toda contribución previa al acceso a la
administración de justicia es inconstitucional. Sin embargo, al abordar el estudio de
razonabilidad y proporcionalidad de la medida (en escrutinio riguroso), encuentra
que si bien el arancel persigue fines legítimos, la forma en que fue regulado en la
Ley 1653 de 2013 no satisface el subprincipio de idoneidad o la adecuación de la
medida para alcanzar el fin propuesto; no resulta necesaria, pues existen medios
alternativos menos lesivos para el acceso a la administración de justicia, tales como
las sanciones por temeridad o, incluso, una regulación del arancel distinta, tal como
la que previamente estableció el propio Legislador en la Ley 1394 de 2010.
Finalmente, la medida sí representa una intensa afectación para los principios de
equidad y progresividad del tributo, y para el acceso a la justicia. (COLOMBIA, Corte
Constitucional, Sala Plena, Sentencia C – 279/2004, p. 19).

De igual manera, en torno a la inaplicabilidad actual del requisito contemplado en


el numeral 4° del artículo 84 de la Ley 1564 de 2012, la Corte Constitucional anota
en la sentencia C- 279 /2014, lo siguiente:

Por otra parte, y de acuerdo con el alcance literal de la disposición (es decir, el
numeral 4º del artículo 84 CGP), solo se deberá adjuntar copia del pago al arancel a
la demanda si a ello hubiere lugar. Pero como la regulación del arancel contenida en
la Ley 1653 de 2013 ya no existe, y fue este ordenamiento el que previó su pago
previo a la decisión del proceso, entonces la norma resulta inaplicable pues remite a
normas que no hacen parte del ordenamiento. Esa situación no es un argumento a
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favor ni en contra de su constitucionalidad, pues podría pensarse como lo hace el


demandante que la decisión C-169 de 201 acarrea la inconstitucionalidad de esa
norma, como ocurrió con las disposiciones de la Ley 1653 de 2013 que, a pesar de
no haber sido demandadas en esa oportunidad, fueron declaradas inexequibles
porque carecían de sentido sin los elementos definitorios del arancel, objeto de
estudio en ese caso. (COLOMBIA, Corte Constitucional, Sala Plena, Sentencia
C – 279/2004, p. 21).

3) Reforma al artículo 78 del C. de P.C. Imposibilidad de acompañar la prueba


de la existencia o de la representación del demandado que corresponde al artículo
85 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto, la Ley 1564 de 2012
contempla la obligación de aportar como anexo de la demanda la prueba de la
existencia y representación de las personas jurídicas de derecho privado
únicamente en los casos en que dicha información no conste en las bases de
datos de las entidades públicas y privadas que tengan a su cargo el deber de
certificarla; ello, en opinión de la autora, con el objetivo de facilitar el acceso a la
administración de justicia, así como eliminar la “tramitomanía” y el exceso de
formalismos que generaba la disposición anterior en cuestiones prácticas con
implicaciones concretas, como por ejemplo, la prueba del certificado de cámara de
comercio, debido a que el C. de P.C. forzosamente exigía adjuntar en todos los
casos la prueba de la existencia o de la representación del demandado pese a que
dicha prueba constará en las bases de datos y archivos de las entidades públicas
y privadas encargadas de ésta función.

A su vez, se observa que la Ley 1564 de 2012 modifica el numeral 1 del artículo
78 del C. de P.C. al disponer que el juez se abstendrá de librar el oficio a la
entidad donde reposa la certificación de la existencia y representación del
demandado, en el caso en que el demandante podría obtener el documento
directamente o por medio de derecho de petición, a menos que se acredite haber
ejercido este sin que la solicitud se hubiese atendido. Esta modificación, en criterio
de la autora, tiene como propósito dotar de responsabilidad en materia de
obtención de prueba a las partes al imponerles el deber de agotar los mecanismos
que estén a su alcance para la consecución de la prueba, actitud con la cual se
busca impedir que se promueva un injustificado desgaste del aparato jurisdiccional
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en detrimento del correcto y ágil avance del proceso; aquí existe una gran
diferencia del C. de P.C. en donde acorde con el texto del numeral 1 del artículo
78, para librar el oficio solamente bastaba la simple indicación del demandante de
no poder adjuntar la prueba, motivo por el cual se infiere que la nueva disposición
viene a ser más rigurosa al limitar en gran medida la intervención del Juzgado con
el propósito de obtener una prueba documental.

Sobre éste tema, en el régimen del artículo 78 explica López Blanco (2005), lo
siguiente:

Ante todo es requisito indispensable, para poder aplicar el citado artículo 78, que “en
la demanda se diga que no es posible acompañar la prueba de la existencia o de la
representación del demandado”, como se deduce de la clara redacción del inciso
primero de la norma, no es menester allegar prueba alguna que sustente esa
manifestación por conllevar negación indefinida; basta la simple aseveración de la
imposibilidad. (2005, p. 480).

En similar sentido, se aprecia que la nueva redacción del inciso final del numeral
segundo del artículo 82 brinda una solución (requerir al demandante para que en
el término de cinco (5) días señale quién tiene la representación so pena de
rechazo de la demanda) con la cual se superó el vacío legal que dejaba el numeral
segundo del artículo 78 del C. de P.C. frente al evento en que la persona requerida
afirmaba no tener la representación legal ni conocer quién la tenía, ya que la
anterior disposición del C. de P.C. no ofrecía solución expresa a ésta hipótesis, la
que se obtenía acudiendo a la analogía, a la jurisprudencia y a la doctrina
especializada. Sobre el particular, en el régimen del artículo 78, López Blanco
(2005) explica la solución aplicable, en los siguientes términos:

Hasta aquí la norma es clara; empero, nada dice acerca de la hipótesis de que la
persona señalada por el demandante como representante legal, niegue esa calidad.
La pregunta es obligada, ¿en éste evento qué debe hacerse?. Dos son las
soluciones, según se trate del representante de una persona jurídica o del
representante de un incapaz. Si se trata del representante de una persona jurídica
respecto de la cual no se ha probado su existencia – la citación se hace
precisamente para que con la contestación presente prueba acerca de esas dos
calidades (existencia y representación) – y el citado niega ser el representante,
obviamente no está obligado a allegar ninguna prueba, pues se trata de una
negación indefinida; el juez tendrá que aceptarla y proceder a dictar un auto en que
revoque el admisorio de la demanda, pues no puede adelantarse un proceso, y
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mucho menos tenerlo por iniciado cuando se presenta esta situación. Si se trata del
representante de un demandado incapaz, caso en el cual no hay necesidad de
acreditar su existencia por tratarse de una persona natural, si la persona indicada
como representante de ese incapaz niega tal calidad, el juez, antes de revocar el
auto admisorio de la demanda, debe poner tal manifestación en conocimiento del
demandante, con el fin de que, si lo estima pertinente, pida el emplazamiento del
representante. Si no lo hace dentro del término de notificación de ese auto,
entonces el juez debe revocar la providencia admisoria de la demanda, revocarla de
plano no sería acertado, por cuanto para pedir el emplazamiento y decretarlo, se
requiere la aceptación de la demanda, siendo innecesario revocar cuando está
pendiente la posibilidad de proveer en forma idéntica. (2005, pp. 481 y 482).

4) Reforma al artículo 80 del C. de P.C. Sanciones en caso de juramento falso


que corresponde al artículo 86 de la Ley 1564 de 2012. En opinión de la autora, se
observa que la nueva norma mejora la redacción del texto para hacer más
comprensible la disposición y dispone un incremento sustancial de la multa
señalada (de cinco a diez salarios mínimos mensuales pasa a un monto que oscila
entre los diez y los cincuenta salarios mínimos mensuales). Igualmente, se aprecia
que la nueva disposición elimina la frase relacionada con la remisión “al tribunal
superior de distrito para lo relacionado con faltas contra la ética profesional” al
tratarse de una consecuencia inaplicable en el régimen actual, por cuanto dichas
investigaciones disciplinarias actualmente no corresponden a los Tribunales, sino
al Consejo Superior de la Judicatura.

Este aspecto lo destaca López Blanco (2003) en los siguientes términos:

Es importante considerar que en la actualidad, a raíz de lo señalado en los artículos


112 y 114 de la Ley 270 de 1996, los procesos disciplinarios por faltas contra la ética
profesional son conocidos ahora por los Consejos Seccionales de la Judicatura (en
primera instancia), y por el Consejo Superior de la Judicatura (en segunda
instancia). (2003, p. 52).

5) Reforma al artículo 81 del C. de P.C. Demanda contra herederos


determinados e indeterminados, demás administradores de la herencia y contra el
cónyuge que corresponde al artículo 87 de la Ley 1564 de 2012. En éste tema, en
opinión de la autora, se aprecia que la Ley 1564 de 2012 mantiene la idea central
que existía en el artículo 81 del C. de P.C., sustituyendo la expresión “procesos de
conocimiento” por “procesos declarativos” en aras de establecer la aplicación de la
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figura para otras clases de procesos que estaban excluidos conforme al tenor
literal de lo dispuesto en el artículo 81 del C. de P.C (como lo es el caso de los
procesos ejecutivos y de investigación de paternidad o de maternidad), pues el
citado artículo 81 limitaba la figura únicamente para el caso de los procesos de
conocimiento.

De ésta forma, en criterio de la autora, la modificación del Código General de


Proceso traduce un avance en el tema, al solucionar la controversia que existía
entre los procesalistas frente al régimen del C. de P.C. en donde un sector de la
doctrina venía acogiendo la interpretación in extenso de los vocablos “procesos de
conocimiento” para entender que con dicha expresión se aludía a otros tipos o
clases de procesos. Acerca de la discusión existente durante la vigencia del
artículo 81 del C. de P.C., López Blanco (2005) dice lo siguiente:

La hipótesis del artículo 81 también es aplicable para los procesos de ejecución,


porque si bien es cierto el inciso primero del artículo en cita inicia su redacción
refiriéndose exclusivamente a los procesos de conocimiento, el ulterior desarrollo de
la norma no permite albergar duda acerca de que se aplica por igual a los de
ejecución al referirse expresamente al mismo en los dos siguientes incisos, opinión
que como se verá en lo que concierne con procesos de ejecución es motivo de
intensas y en mi sentir innecesarias discusiones, pues se ha creado todo un
bizantinismo jurídico sobre la base de que es imposible ejecutar a personas
indeterminadas, como si siempre el demandado no fuera una persona determinada,
determinación que no desaparece por el hecho de haber fallecido dada la regulación
colombiana acerca de los efectos de tal hecho jurídico, con el problema de que o se
impide iniciar procesos de ejecución mientras no se surten engorrosos trámites y se
cita a múltiples personas o, lo más grave se decretan sin piedad nulidades de toda
la actuación sobre el supuesto de la imposibilidad de haber iniciado la ejecución,
con el agravante de las talanqueras que la interpretación que combato impide la
efectividad de la acción judicial, lo que auspicia modalidades de fraude procesal,
actitud de por sí censurable, cuando los abogados sabedores de todos los trámites
que deben hacer para poder ejecutar muerto el deudor y a sabiendas del hecho,
prefieren afirmar que desconocen su paradero y solicitar su emplazamiento. Acaso,
me pregunto, no sería más sano que aseveren, el deudor está muerto, no sabemos
quiénes son sus herederos, emplácese a esas personas indeterminadas?. (2005,
pp. 485 y 486).

En similar sentido, Azula Camacho (2006) considera lo siguiente:

Existe polémica de gran interés en definir si es posible adelantar procesos de


ejecución en contra de herederos indeterminados. Quienes estiman la imposibilidad
de tal ejecución fundamentan su posición en el artículo 81 que solo hace referencia
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a los procesos de conocimiento y, agregan, que la posibilidad de ejecutar a los


indeterminados solo sería en el caso del inciso 3º, es decir cuando hay herederos
indeterminados. A juicio del Autor, esta postura es equivocada pues como lo afirman
los profesores ULISES CANOSA Y EDGARDO VILLAMIL el error de la tesis anterior
consiste en creer que se puede ejecutar a persona indeterminada, lo que no es
cierto pues el proceso se dirige contra “unas personas que desconocemos pero que
tienen la calidad de herederos de un causante determinado y no a herederos
indeterminados de un causante indeterminado”. Además no puede olvidarse que en
este proceso se persiguen los bienes del difunto y no los de los herederos
indeterminados. (2006, p. 38)

6) Reforma al artículo 82 del C. de P.C. Acumulación de pretensiones que


corresponde al artículo 88 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto, se
aprecia que el Código General del Proceso conserva la idea central existente en el
artículo 82 del C. de P.C., aunque sustituye la expresión “sentencia de cada una
de las instancias” por “el cumplimiento de la sentencia definitiva” con miras a
extender la posibilidad de acumulación de pretensiones hasta el ámbito del
proceso de ejecución que se promueve a continuación del proceso declarativo; en
criterio de la autora, la modificación tiene como razón de ser, propugnar por una
mayor agilidad en el trámite de la actuación al eliminar la “tramitomanía” y el
exceso de formalismos que generaba la disposición anterior, pues se evita que el
demandante tenga la necesidad de tramitar dos procesos judiciales para obtener
el mismo cumplimiento económico.

Además, se aprecia que la nueva norma de la Ley 1564 de 2012 elimina el inciso
final del artículo 82 del C. de P.C. en donde se consagraba que en el evento de
existir una indebida acumulación podría considerarse subsanado el defecto
cuando no se propusiera oportunamente la respectiva excepción previa. Sobre el
funcionamiento de ésta modalidad en el artículo 82 del C. de P.C., López Blanco
(2005) afirma lo siguiente:

El inciso final del artículo 82 establece una norma que viene a constituir un caso
especial de saneamiento de nulidad, al advertirse que si las pretensiones son
susceptibles de tramitarse por el mismo proceso y el juez es competente para
conocer de todas ellas, aun cuando no se cumplan los requisitos adicionales, es
decir, que provengan de la misma causa, versen sobre un mismo objeto o deban
valerse específicamente de las mismas pruebas, será admisible la acumulación y se
decidirán las pretensiones en proceso único si el demandado no propuso la
correspondiente excepción previa, con lo cual se viene a establecer un evento
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específico de acumulación impropia de procesos, por permitirse aquella sin los


habituales requisitos, todo en desarrollo del principio de economía procesal. (2005,
p.p. 472 y 473).

7) Reforma al artículo 84 del C. de P.C. Presentación de la demanda que


contempla el artículo 89 de la Ley 1564 de 2012. En éste tema, se observa que la
nueva norma contempla de manera expresa que no resulta necesario efectuar la
presentación personal de la demanda, eliminando el requisito de la comparecencia
ante notario o secretario de juzgado a efectos de dejar constancia sobre la
identificación de quien suscribe el libelo, en acatamiento de la directriz que ya
había consagrado a nivel genérico el artículo 41 de la Ley 1395 de 2010 para toda
clase de procesos.

Además, con el fin de implementar el uso de las nuevas tecnologías de la


información, la nueva norma dispone que al momento de presentar el libelo
introductorio deberá adjuntarse la demanda como mensaje de datos para el
archivo del juzgado y el traslado de los demandados, llegando a la posibilidad de
exonerar del deber de presentar copia física de la demanda donde se haya
habilitado el Plan de Justicia Digital; lo cual en opinión de la autora traduce la
originalidad de la reforma, en la medida en que ésta regulación no era mencionada
en el artículo 84 del Código de Procedimiento Civil y apenas se contemplaba como
una eventualidad en el inciso final del artículo 107, el cual autorizaba la recepción
de memoriales por medio de mensajes de datos solamente a los Despachos que
contarán con los medios técnicos para ello.

En torno a esta modalidad eventual de implementación de medios técnicos, en el


régimen del Código de Procedimiento Civil, anotaba Azula Camacho (2007) lo
siguiente:

Igualmente ha sido adicionado el artículo 107 del C. de P.C. con un inciso donde,
para vanguardia con los adelantos técnicos actuales, se advierte que “Los
Despachos que cuenten con medios técnicos podrán utilizarlos para recibir
memoriales en los términos que acuerde el Consejo Superior de la Judicatura”, lo
que abre, desde el aspecto legal, la posibilidad de remitir al juzgado peticiones que
no deban estar necesariamente contenidas en los memoriales escritos en papel
común que deben ser presentados en la secretaría del despacho. Así, por ejemplo,
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si un juzgado cuenta con servicio de internet, sería viable remitir por vía correo
electrónico los memoriales, al igual cómo se puede hacer vía fax o por cualquier otra
medio que se implemente a futuro. Sin embargo, queda en manos del Consejo
Superior de la Judicatura la implementación y reglamentación del sistema, debido a
que son varios los aspectos que deben quedar precisados para efectos de impedir
innecesarias controversias, pero de manera muy especial, se debe regular lo que
atañe con la certeza de la fecha de presentación de la solicitud, lo que es
trascendental para la interposición de los correspondientes recursos. (2007, p. 220)

Aquí, vale la pena referir que desde antes de la promulgación de la Ley 1564 de
2012, la Corte Constitucional había permitido y autorizado la utilización de los
medios electrónicos y mensajes de datos como instrumentos para la presentación
de las demandas, declarando la constitucionalidad de tales herramientas
tecnológicas, acorde con los siguientes planteamientos de la sentencia C – 012 de
2002:

Avances tecnológicos tales como el telefax (que es un sistema telefónico que


permite reproducir a distancia escritos, gráficos e impresos, a la velocidad que echa
de menos el actor), y demás medios electrónicos a que alude la Ley 527 de 1999,
así como los servicios de entrega inmediata de documentos, son algunos ejemplos
de las posibilidades con que cuenta el demandante para enviar la demanda al
despacho judicial respectivo. Es pertinente resaltar que, de conformidad con la
referida Ley 527 de 1999, se ha conferido un importante valor probatorio a los
documentos y en general a la información generada, enviada, recibida, almacenada
o comunicada por medios electrónicos.

Recientemente, se expidió la Ley 527 de 1999, por medio de la cual se define y


reglamenta –entre otros- el acceso y uso de los mensajes de datos, en cuyo artículo
10° se le reconoce "fuerza obligatoria y probatoria" a toda información que se
allegue a las actuaciones administrativas y judiciales "en forma de un mensaje de
datos". No obstante lo anterior, en atención a la rigurosidad o severidad que es
necesario imprimirle a ciertos actos -como ocurre con el ejercicio del derecho de
acción-, es evidente que la efectividad y eficacia de las actuaciones jurisdiccionales
surtidas a través de los medios electrónicos autorizados, está condicionada a que la
información transmitida sea recibida en forma clara, completa y oportuna, e
igualmente, a que el sistema de datos utilizado sea apropiado y se adecue a las
características del acto a ejecutar, permitiendo que se cumplan y verifiquen los
requisitos que la Constitución y la ley exigen para su realización material. A este
respecto, el artículo 11 de la citada ley 527 de 1999 es bastante claro cuando
sostiene que "Para la valoración de la fuerza probatoria de los mensajes de datos a
que se refiere esta ley, se tendrán en cuenta las reglas de la sana crítica y demás
criterios reconocidos legalmente para la apreciación de las pruebas". (COLOMBIA,
Corte Constitucional, Sala Plena, Sentencia C – 012/2002, p. 32).
15

8) Reforma al artículo 85 del C. de P.C. Inadmisibilidad de la demanda que


corresponde al artículo 90 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto, se
observa que la nueva norma conserva la idea central del artículo 85 del C. de P.C.,
aunque modifica su redacción para facilitar la comprensión, interpretación y
entendimiento. A su vez, se aprecia que la disposición del Código General del
proceso consagra en forma expresa y perentoria en el numeral 6 del artículo 90 la
falta del juramento estimatorio como causal de inadmisión de la demanda; aspecto
que si bien no se contemplaba de modo expreso y perentorio en el C. de P.C. sí
era materia de aplicación por los operadores judiciales desde la reforma que la
Ley 1395 de 2010 hiciera de los artículos 85 y 211 del C. de P.C.

Igualmente, puede verse que la Ley 1564 de 2012 da continuidad a la solución


propuesta en la reforma del artículo 5 de la Ley 1395 de 2010 para el evento del
rechazo de la demanda por falta de jurisdicción, al contemplar idéntica alternativa
que la aplicable para el caso de rechazo del libelo por falta de competencia,
estableciendo la remisión de la demanda con sus anexos al Despacho de la
jurisdicción correspondiente. Aquí es fundamental anotar que en opinión de la
autora, la nueva norma acoge una solución que ya había sido establecida por la
jurisprudencia de la Corte Constitucional desde la sentencia C – 662 de 2004, en
la cual se expresó lo siguiente:

Lo que se pretende es que en los términos del artículo 85 del C.P.C. se le de al tema
de la jurisdicción, el mismo tratamiento que en el caso de rechazo de la demanda se
deriva de la falta de competencia en materia civil, circunstancia ésta última que con
precisión ha sido clarificada por la legislación, la doctrina y la jurisprudencia. De allí
que, un tratamiento de esta naturaleza en el caso de la jurisdicción, signifique para
las partes y para el engranaje jurídico, certidumbre de la calidad respecto de quien
debe ser el juez de la causa, generando confianza judicial para los intervinientes en
un proceso, sin afectar los derechos del demandante y sin extender en el tiempo sus
atribuciones en detrimento de los derechos del demandado. (COLOMBIA, Corte
Constitucional, Sala Plena, Sentencia C – 662/2004, p. 45).
Además, no puede desconocerse que ésta subregla jurisprudencial fue definida y
completada para el caso del rechazo de la demanda por falta de jurisdicción,
estableciendo la remisión de la demanda con sus anexos a la correspondiente, en
la sentencia C – 807 de 2009, en donde la Corte Constitucional refirió lo siguiente:
16

En tal sentido, la Sala considera que dicha medida ha de consistir en establecer que
los rechazos por falta de jurisdicción serán tratados análogamente a como se
tramitan los rechazos por falta de competencia. Tal medida es una solución que
permite armonizar los derechos en conflicto. Por consiguiente, la Sala no declarará
inexequible el aparte de la norma demandada, sino que condicionará la
interpretación de la misma y en tal sentido se declararan exequibles las expresiones
'en los demás casos, al rechazar la demanda se ordenará devolver los anexos, sin
necesidad de desglose', contempladas en el penúltimo inciso del artículo 85 del
Código de Procedimiento Civil, bajo el entendido de que en los casos de rechazo de
la demanda por falta de jurisdicción, ésta se enviará al juez competente y con
jurisdicción, de forma análoga a como se hace en los casos de rechazo de la
demanda por falta de competencia. (COLOMBIA, Corte Constitucional, Sala Plena,
Sentencia C – 807/2009, p. 57).

Sobre éste tema, en relación con la reforma efectuada por la Ley 1395, López
Blanco (2011) expone lo siguiente:

La única modificación que presenta la extensa disposición se encuentra en el


penúltimo inciso en el que se adiciona la expresión “jurisdicción”, de manera que el
juez al rechazar una demanda por falta de jurisdicción debe aplicar idéntica solución
a la que antes estaba prevista para el evento de la falta de competencia y disponer
el envío del libelo y de sus anexos al juez competente.

Con la saludable adición se corta de tajo toda discusión sobre el tema y el juez que
rechaza la demanda debe disponer su remisión al que estime es llamado a conocer
del proceso, sin que importe que sea de otra rama de modo que siempre la
actuación inicial subsiste con los efectos destacados de que esa demanda
interrumpió los términos de prescripción y de caducidad. (2011, p.p. 27 y 28).

De la misma manera, se aprecia que la nueva norma contempla en el parágrafo


segundo la posibilidad de la defensa de oficio para el caso de incapaces, la cual
opera mediante remisión del Juez al defensor de incapaces, con el fin de que
dicha entidad brinde la asesoría pertinente y si se comprueba que la persona no
está en condiciones de sufragar un abogado, se nombre un abogado de oficio que
represente los derechos e intereses del incapaz; aspecto novedoso frente al cual,
el Código de Procedimiento Civil no contemplaba solución alguna para brindar
asistencia jurídica a éste sector de la población.

9) Reforma al artículo 87 del C. de P.C. Traslado de la demanda que


contempla el artículo 91 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto, se
observa que la nueva norma, con el fin de implementar el uso de los avances de la
17

informática, dispone que el traslado del libelo puede hacerse mediante la entrega
de la demanda por medio de mensaje de datos, con lo cual se evidencia la
originalidad de la reforma al propiciar el uso de herramientas tecnológicas
destinadas a agilizar la comunicación entre las partes; posibilidad que el Código
de Procedimiento Civil no mencionaba ni contemplaba en el artículo 87 al no
existir implementación real de recursos informáticos dentro de los procesos
judiciales, la cual era apenas optativa para contados Despachos Judiciales, según
se explicó anteriormente.

10) Reforma al artículo 88 del C. de P.C. Sustitución y retiro de la demanda que


contempla el artículo 92 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto, se
observa que la nueva norma elimina la prohibición expresa del Código de
Procedimiento Civil para la sustitución y retiro de la demanda cuando ya se han
practicado medidas cautelares, al disponer que en el caso de haber operado la
práctica de medidas cautelares será necesario auto que permita y autorice el
retiro, auto en el cual se ordenará el levantamiento de las medidas previas y se
condenará al demandante al pago de perjuicios (los cuales se liquidarán mediante
incidente), dejando la posibilidad de que por medio de acuerdo entre las partes se
exonere de la responsabilidad por perjuicios causados con la práctica de las
cautelas; disposición que en criterio de la autora, tiene como finalidad dotar a las
partes de amplias facultades dispositivas en torno al derecho reclamado y
propiciar la descongestión de los Despachos Judiciales.

11) Reforma al artículo 89 del C. de P.C. Reforma de la demanda que


corresponde al artículo 93 de la Ley 1564 de 2012. En éste tema, se aprecia que
la nueva norma conserva la idea central existente en el artículo 89 del C. de P.C.,
aunque simplifica su redacción gramatical para facilitar su comprensión,
interpretación y entendimiento. A su vez, se observa que la disposición del Código
General del proceso modifica lo señalado en el numeral 3 del artículo 89 del C. de
P.C. al consagrar que, en todos los casos para reformar la demanda es necesario
presentarla debidamente integrada en un solo escrito, lo cual en la redacción
inicial del C. de P.C. solamente era potestativo del juez quien tenía un ámbito de
18

discrecionalidad para exigir que la reforma se presentara debidamente integrada


en un solo escrito cuando lo considerara conveniente, para lo cual el C. de P.C.
establecía un término de tres días so pena de no tener por presentada la reforma
del libelo.

Tales modificaciones, las resume y sintetiza Díaz (2014) de la siguiente manera:

Similitudes y diferencias en materia de reforma de la demanda: En el artículo 93


CGP es para corregir, aclarar y reformar la demanda, mientras que en el art 89 CPC
solo para reformar la demanda.

El articulo 93 CGP admite la posibilidad en su numeral 4 de que la reforma de la


demanda se haga antes de la notificación del auto admisorio a los demandados,
contrario al enunciado del articulo 89 CPC que solo admite la reforma después del
auto admisorio de la demanda. En el artículo 93 CGP desaparece el numeral 1 del
art 89 del CPC, y el numeral 1 del artículo 93 es el equivalente a el numeral 2 del
artículo 89, que dispone que existe reforma de la demanda cuando haya alteración
de las partes en el proceso, o de las pretensiones, o los hechos en que ellas se
fundamentan o se pidan o aleguen nuevas pruebas. (2014, párrafo 1).

De igual forma, se aprecia que la nueva disposición del artículo 93 de la Ley 1564
de 2012 modifica la manera en que se contaba el término del nuevo traslado de la
reforma de la demanda al demandado, al condicionar el inicio de dicho término de
traslado sólo hasta pasados tres (3) días desde la notificación; suspensión la cual
no tenía operancia en la redacción del numeral 4 del artículo 89 del C. de P.C., en
donde el nuevo término de traslado de la reforma de la demanda empezaba a
contar a partir del día siguiente del acto de notificación de la providencia donde se
acepta la reforma del libelo. Sobre el tema, López Blanco (2005) manifiesta lo
siguiente:

Una vez admitida la reforma, el auto correspondiente ordena correr traslado de ella,
por la mitad del término señalado para el de la demanda, auto que se notifica por
estado y se entiende surtida bien para el demandante si actúa en nombre propio o
para su apoderado si lo hace por su intermedio, de manera que no opera en éste
evento la notificación personal. No obstante, cuando la reforma consiste en incluir
nuevos demandados, en ésta hipótesis, el traslado será por la totalidad del término y
la notificación se hará como disponen los artículos 318 a 320 a los nuevos
demandados, pues debe entenderse que sólo con los que ya tienen esa calidad
basta la notificación por estado y por un lapso más reducido. (2005, p. 533).
19

12) Reforma al artículo 90 del C. de P.C. Interrupción de la prescripción,


inoperancia de la caducidad y constitución en mora que corresponde al artículo 94
de la Ley 1564 de 2012. En éste tema, se observa que la nueva norma conserva
la idea central que existía en el artículo 90 del C. de P.C., aunque simplifica su
redacción gramatical para facilitar su comprensión, interpretación y entendimiento.
A su vez, se aprecia que la disposición del Código General del proceso modifica el
inciso segundo del artículo 90 del C. de P.C. extendiendo los efectos de la
constitución en mora que tiene la notificación del auto admisorio de la demanda a
la notificación de la cesión del crédito y a la notificación del auto que declara
abierto el proceso de sucesión a los asignatarios (a la cual le otorga expresamente
las consecuencias de requerimiento judicial para constituir en mora de declarar si
aceptan o repudian la asignación que se les hubiere deferido), aun cuando la
disposición subordina el inicio de las consecuencias propias de la mora solamente
a partir de la notificación.

De éste modo, en criterio de la autora, la reforma introducida por la Ley 1564 de


2012 busca establecer la aplicación de la figura para otras clases de procesos que
estaban excluidos conforme al tenor literal de lo dispuesto en el artículo 90 del C.
de P.C (como lo es el caso de los procesos ejecutivos y de sucesión), pues el
citado artículo 90 limitaba la figura únicamente para el caso de los procesos de
conocimiento, con lo que la modificación conlleva un avance al ampliar el espectro
de aplicación de la constitución en mora.

Así mismo, la nueva disposición que promueve la Ley 1564 de 2012 introduce un
inciso final al citado artículo 90 del C. de P.C. que busca dotar de mayores
facultades a las propias partes e interesados al permitir que a través de un
requerimiento escrito que el acreedor formule al deudor, se pueda interrumpir el
término de prescripción solamente por una vez, con lo cual, en criterio de la
autora, se elimina el formalismo y “tramitomanía” que inspiraba al C. de P.C. al
disponer en el artículo 489 el trámite innecesario de la diligencia previa tendiente a
constituir en mora al deudor previo a librar mandamiento de pago en el proceso
20

ejecutivo, pues estas formalidades las elimina la Ley 1564 de 2012 bajo la premisa
de celeridad procesal que inspira a la reforma.

Este aspecto lo destaca Beltrán Sierra (2014), quien en torno al tema manifiesta:

De manera general queda claro que bajo el criterio de imprimir celeridad al proceso
y eliminar algunos trámites judiciales, el Código General del Proceso con la nueva
regulación sobre la interrupción de la prescripción, introduce modificaciones al
Código Civil y al Código de Procedimiento Civil sobre la constitución en mora del
deudor, la cesión de créditos, la constitución en mora al asignatario para que declare
si acepta o repudia la herencia y sobre la notificación al demandante personalmente
o por estado para que ella opere tanto en los procesos de conocimiento como en los
procesos ejecutivos, modificaciones éstas que podrán acelerar algunas actuaciones
judiciales iniciadas por los acreedores con disminución notoria de aquellos requisitos
que para la operancia plena de las instituciones jurídicas ya mencionadas se habían
establecido por el Código Civil, modificaciones que habrán de ser examinadas con
la experiencia que de su vigencia se derive. (2014, p. 187).

13) Reforma al artículo 91 del C. de P.C. Ineficacia de la interrupción y


operancia de la caducidad que corresponde al artículo 95 de la Ley 1564 de 2012.
En éste punto concreto, se observa que la nueva disposición reforma el numeral
segundo del citado artículo 91 del C. de P.C., con el fin de que, en opinión de la
autora, se adaptara el trámite de las excepciones previas a las directrices
expuestas por la Corte Constitucional en la sentencia C – 662 de Julio 8 de 2004,
lo cual se refleja en la exclusión de las causales de excepción previa alusivas a la
falta de jurisdicción y la existencia de compromiso o cláusula compromisoria.

Lo dicho, en la medida en que, desde la anotada sentencia, la Corte Constitucional


declaró inexequible el numeral 2 del artículo 91 del Código de Procedimiento Civil,
tal y como fue modificado por el artículo 11 de la ley 794 de 2003, en cuanto se
refiere a las excepciones de falta de jurisdicción y de compromiso o cláusula
compromisoria previstas en los numerales 1° y 3° del artículo 97 del Código de
Procedimiento Civil.

Ahora, en el caso de la cláusula compromisoria, es importante destacar que dentro


del numeral cuarto, el artículo 95 de la Ley 1564 de 2012 definió el lapso de veinte
días hábiles como el plazo razonable para que las partes iniciaran el trámite de
21

integración del respectivo tribunal de arbitramento, con lo cual se modifica el


régimen anterior, como quiera que acorde con lo expuesto por la Corte
Constitucional en la sentencia C – 662 de Julio 8 de 2004, la fijación del
mencionado plazo estaba en manos del juez mientras el legislador no regulara de
manera expresa el tema.

Sobre el tema de la fijación del término en criterio del juez, dice la Corte
Constitucional en la sentencia C – 662 de 2004 lo siguiente:

En caso de prosperidad de la excepción de cláusula compromisoria o compromiso,


ante la inexequiblidad de la norma acusada, el juez de conocimiento que estime
probada la excepción, deberá señalar un término razonable para la integración del
tribunal de arbitramento, teniendo en cuenta para ello factores económicos, de
interés de las partes, de prescripción y caducidad de los derechos, etc., de manera
tal que una vez trabada la controversia y definida la jurisdicción, las partes
encuentren claridad en los límites temporales a la definición de sus derechos.
Nótese que este límite temporal fijado por decisión judicial, no es ajeno a la
legislación civil, ya que en el artículo 119 del C.P.C., este estatuto prevé posibilidad
para el juez de establecer términos, por expresa habilitación legal.

Con todo, si pasado el tiempo prudencial fijado por el juez, y las partes, - esto es
cualquiera de ellas o ambas-, no convocan el tribunal de arbitramento como
corresponde, es evidente que el efecto interruptor de la prescripción y de la de la no
operancia de la caducidad cesa para el demandante, en beneficio del demandado
(COLOMBIA, Corte Constitucional, Sala Plena, Sentencia C – 662/2004, pp. 45 y
46).

Además, vale la pena anotar que en el correspondiente artículo 95 del Código


General del Proceso, el legislador contempló dos nuevas causales de ineficacia de
la interrupción de la prescripción que venía contabilizando: La terminación por
desistimiento tácito (que no tenía los efectos de generar ineficacia de la
interrupción de la prescripción por no establecerse dicha consecuencia en la Ley
1194 de 2008) y La terminación por inasistencia injustificada de las partes a la
audiencia inicial. Esto, desde el punto de vista de la autora, con el fin de imponer
una sancionar drástica contra la desidia, descuido o negligencia de las partes en el
impulso del proceso, contribuyendo con ésta medida persuasiva a evitar dilaciones
injustificadas de la actuación.
22

Así mismo, se destaca que en el numeral 5° del artículo 95 de la Ley 1564 de


2012, el legislador establece la ineficacia cuando se trata de nulidad originada por
causas atribuibles al demandante; disposición con la cual, la autora considera que
se busca sancionar o castigar de manera drástica la desidia, la negligencia o el
comportamiento notoriamente fraudulento que despliegue la parte actora en
cuanto se refiere a la iniciación del proceso.

En éste punto, se observa que la nueva disposición sigue de cerca los


planteamientos expuestos por la Corte Constitucional, quien al pronunciarse sobre
la constitucionalidad de la norma equivalente del Código de Procedimiento Civil
(artículo 91numeral 3°), consideró que era inconstitucional aplicar la consecuencia
de la ineficacia de la interrupción a todos los eventos en que la nulidad procesal
comprendiera la notificación del auto admisorio de la demanda, por cuanto era
necesario diferenciar aquellas hipótesis en que la nulidad ocurría por causas no
imputables al demandante, donde si era justificable la medida, por tratarse de
aspectos totalmente ajenos a los administrados, al derivarse de falencias del
ordenamiento jurídico.

Sobre éste tema, la Corte Constitucional manifestó en la sentencia C – 227 de


2009 lo siguiente:

La medida que establece el precepto acusado encubre una sanción – la pérdida del
derecho de acción – que se muestra como razonable en relación con las personas
que al acudir a la jurisdicción abandonan los deberes que le señala el orden jurídico
para el ejercicio de sus derechos, o incurren en manifiestos errores en el ejercicio de
los mismos. Sin embargo, en virtud de la forma indiscriminada y genérica como está
prevista la consecuencia gravosa contemplada en el precepto acusado, ésta se
impone también al demandante diligente que ha ejercido su acción jurisdiccional en
tiempo, que no ha dado lugar a la declaratoria de la nulidad, y que sin embargo
debe soportar un menoscabo desproporcionado de sus derechos, por lo que la
consecuencia procesal que la norma impugnada hace recaer sobre el demandante
diligente, resulta desproporcionada cuando el error en la selección de la
competencia y/o la jurisdicción no le es imputable a él de manera exclusiva, sino
que puede ser el producto de múltiples factores, que escapan a su control, como
pueden ser las incongruencias de todo el engranaje jurídico, o las divergencias
doctrinarias y jurisprudenciales existentes en materia de competencia y jurisdicción.
La imposición de una carga desproporcionada en el sentido señalado, vulnera los
postulados fundamentales contemplados en los artículos 228, 83 y 229 de la
Constitución Política, en cuanto menoscaba las posibilidades de un debido proceso
23

para el demandante, obstaculiza su efectivo acceso a la administración de justicia, y


defrauda las expectativas legítimas cifradas en su derecho de acción. (COLOMBIA,
Corte Constitucional, Sala Plena, Sentencia C – 227/2009, p. 35).

14) Reforma al artículo 92 del C. de P.C. Requisitos de la contestación de la


demanda que contempla el artículo 96 de la Ley 1564 de 2012. En éste tema, se
aprecia que la nueva norma modifica el numeral primero del citado artículo 92 al
establecer la obligación de enunciar el número de identificación tributaria (NIT)
como mecanismo técnico de identificación de las personas jurídicas y de los
patrimonios autónomos; cuestión que apenas tenía un trato somero en la
redacción original del C. de P.C. A su vez, se observa que la nueva norma señala
en el numeral 3 del artículo 96 la inclusión del juramento estimatorio como un
requisito obligatorio de la contestación de la demanda; tópico que el C. de P.C.
solamente enunciaba en la reforma efectuada al artículo 211 por la Ley 1395 de
2010.

De igual manera, en el numeral 5 del artículo 96, se aprecia que la nueva norma
establece la posibilidad de incluir la dirección electrónica para notificaciones,
aspecto que no había sido tenido en cuenta dentro del numeral 5 del artículo 92
del Código de Procedimiento Civil; ello desde el punto de vista de la autora, con el
objeto de propiciar la implementación del uso de las herramientas tecnológicas
con miras a favorecer la comunicación ágil de los actos procesales.

Así mismo, puede verse que la regulación del numeral segundo del artículo 96
busca implementar en el procedimiento civil y aquellos que siguen sus directrices
por remisión analógica, el requisito que se había contemplado para la contestación
de la demanda en el Procedimiento Laboral, donde desde la Ley 712 de 2001 se
exigía al demandado manifestar claramente los hechos que se niegan y los que no
le constan, indicando en forma precisa y unívoca las razones de su respuesta, so
pena de presumir cierto el respectivo hecho.

En éste sentido, desde el punto de vista de la autora, es fundamental anotar que


para la aplicación de la consecuencia procesal dispuesta en la presunción ya
24

anotada, deviene en esencial tener presente que de conformidad con la


jurisprudencia constitucional, se trata apenas de una presunción que admite
prueba en contrario, la cual debe respetar el derecho fundamental de no
incriminación que le asiste al demandado en los términos del artículo 33 de la
Constitución Política, frente a aquellas circunstancias de las cuales pudiera llegar
a derivarse responsabilidad penal. En efecto, la Corte Constitucional explica los
alcances de la limitación anotada en la sentencia C – 102 de 2005:

Es decir, la no contestación de la demanda será tenida en cuenta por el juez como


una de las conductas para deducir indicios (art. 249 del mismo Código), indicios que
por mandato de la ley, deberán ser apreciados en conjunto por el juez “teniendo en
consideración su gravedad, concordancia y convergencia, y su relación con las
demás pruebas que obren en el proceso” (art. 250 ibídem). Debe sólo advertirse que
al hacer el demandado el pronunciamiento exigido en el numeral 2 del artículo 92, al
contestar la demanda, si debe pronunciarse sobre hechos que impliquen
responsabilidad penal suya o de las personas más allegadas en los términos del
artículo 33 de la Carta, el interesado puede abstenerse de hacer tal pronunciamiento
y el juez deberá garantizar este privilegio constitucional de la parte.

En conclusión: En el proceso civil o laboral, trátese de la contestación de la


demanda, o de la confesión judicial o al momento de resolver un interrogatorio de
parte o de terceros, el ciudadano requerido siempre podrá abstenerse de resolver
preguntas relativas a hechos que impliquen responsabilidad penal suya o de su
cónyuge o compañero permanente, o de sus familiares cercanos, en los grados
establecidos en el artículo 33 de la Carta: cuarto grado de consanguinidad, segundo
de afinidad o primer civil. Porque, de lo contrario, el juez del proceso vulneraría la
garantía de no autoincriminación. COLOMBIA, Corte Constitucional, Sala Plena,
Sentencia C – 102/2005, p. 63).

15) Reforma al artículo 95 del C. de P.C. Falta de contestación de la demanda


que contempla el artículo 97 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto, se
aprecia que la nueva norma modifica el inciso primero del citado artículo 95 del C.
de P.C. al establecer que la falta de contestación hace presumir ciertos los hechos
susceptibles de confesión contenidos en la demanda, salvo que la ley le atribuya
otro efecto, con lo cual sufre variación el artículo en cuestión, porque la norma
original solamente daba a dicha omisión el carácter de indicio grave (no de
presunción ni de confesión), pues la nueva disposición sanciona de modo más
drástico la falta de pronunciamiento del demandado en el término de traslado de la
demanda.
25

Además, la nueva norma añade un inciso final en donde se busca reglamentar los
efectos de la omisión de la falta de juramento estimatorio para el caso de la
contestación de la demanda. Aunque el Código General del Proceso enuncia dicho
juramento como un requisito obligatorio de la contestación de la demanda, la Ley
1564 de 2012 consagra que su omisión impide considerar la respectiva
reclamación del demandado, excepto que concrete la estimación juramentada
dentro de los cinco (5) días siguientes a la notificación del requerimiento que para
tal efecto le haga el juez; aspecto que el Código de Procedimiento Civil
reglamentaba de forma distinta en la modificación que al artículo 211 efectuó la
Ley 1395 de 2010, en donde solamente se dejaba al juez la facultad oficiosa de
ordenar la regulación en aquellos casos en los cuales considerara que la
estimación es notoriamente injusta o sospechara fraude o confusión.

16) Reforma al artículo 93 del C. de P.C. Allanamiento a la demanda que


corresponde al artículo 98 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto, se
aprecia que la nueva norma conserva la idea central que existía en el artículo 93
del C. de P.C., aunque simplifica su redacción gramatical para facilitar su
comprensión, interpretación y entendimiento. A su vez, se observa que la
disposición del Código General del Proceso modifica el inciso primero del artículo
93 del C. de P.C. al eliminar la posibilidad que la disposición anterior otorgaba al
tercero que interviniera como parte principal en el proceso para solicitar al juez el
rechazo del allanamiento del demandado. Esta supresión, desde el punto de vista
de la autora, se hace con el fin de imprimir celeridad al trámite del proceso, para
evitar que el debate tenga lugar en torno a una cuestión accesoria y secundaria a
la controversia frente al derecho reclamado.

17) Reforma al artículo 94 del C. de P.C. Ineficacia del allanamiento a la


demanda que corresponde al artículo 99 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto
concreto, se aprecia que la nueva norma conserva las causales que existían en el
artículo 94 del C. de P.C. a excepción de la señalada en el numeral 3, por cuanto
el Código General del Proceso eliminó la ineficacia del allanamiento allí indicado,
26

al permitir el allanamiento de la Nación, de un Departamento o de un Municipio


cuando sean demandados; aunque subordina dicho allanamiento a que su
manifestación provenga del representante de la Nación, del gobernador o del
alcalde respectivo. Sobre la ineficacia del allanamiento de entidades públicas en el
artículo 94 del C. de P.C., López Blanco (2005) manifiesta lo siguiente:

Si el demandado es la Nación, un Departamento, un Distrito Especial o un


Municipio, por expresa disposición del numeral 3° del artículo 94 no es viable el
allanamiento; el legislador ha considerado que, ante el manejo descuidado que
usualmente se les da a los bienes públicos, permitir al representante legal de tales
entidades allanarse a las pretensiones de la demanda podría generar situaciones
perjudiciales para ellas. Es lamentable que la norma antes citada no hubiera
extendido la prohibición a la totalidad de las personas jurídicas de derecho público,
como los institutos descentralizados, las empresas de economía mixta, etc., pues es
precisamente en éste segmento de la administración pública donde se concentra en
la actualidad el mayor poder económico del Estado, y por ende, en donde el
allanamiento a una demanda puede ocasionar grave perjuicio. (2005, p. 548).

18) Reforma al artículo 97 del C. de P.C. Limitaciones de las excepciones


previas y oportunidad para proponerlas que corresponde al artículo 100 de la Ley
1564 de 2012. En éste punto concreto, se aprecia que la nueva norma conserva
las causales que existían en el artículo 97 del C. de P.C. a excepción de las
señaladas en el inciso final que introdujo el artículo 6 de la Ley 1395 de 2010
(cosa juzgada, transacción, caducidad de la acción, prescripción extintiva y falta
de legitimación en la causa), las cuales con la reforma efectuada por el Código
General del Proceso dejarán de operar como excepciones previas, pues
solamente podrán proponerse como excepciones de mérito. Sobre la reforma que
en éste aspecto introdujo la Ley 1395 de 2010, López Blanco (2011) comentaba:

De especial importancia son las adiciones que se efectúan al artículo 97. En primer
lugar se revive la posibilidad de alegar la prescripción extintiva bajo la modalidad de
excepción previa, que estaba prevista en el texto original del inciso final del artículo
97; empero el decreto 2282 de 1989 la eliminó debido a los problemas que
surgieron en torno a la naturaleza jurídica de la providencia que resolvía acerca de
la misma cuando la declaraba probada, lo que generó polémica acerca de si era
auto o sentencia y cuáles eran los recursos procedentes. Con la reforma, de nuevo
se permite que se alegue la prescripción extintiva por la parte demandada bajo la
modalidad de excepción previa, lo que ahorra ingentes esfuerzos a todos los
intervinientes en el proceso, por ser frecuentes los casos en los cuales la misma se
estructura con nitidez desde el comienzo de la actuación por no ser usualmente
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necesarios mayores elementos de prueba; no obstante, se debía esperar hasta la


sentencia de primera instancia, previo el agotamiento de todos los trámites del
proceso para efectos de su decisión. Ahora el demandado, si así lo estima
pertinente, es decir, es una opción que tiene de hacerlo, la puede proponer para que
se tramite como previa y se decida anticipadamente. Si no la alega como tal, es
viable que la presente en la respuesta a la demanda para que se decida al finalizar
la instancia tal como hasta había sucedido a partir de 1989. (2011, p.p. 27 y 28)

19) Reforma a los artículos 98 y 99 del C. de P.C. (Oportunidad y forma de


proponer las excepciones previas), (Trámite y decisión de las excepciones previas)
que corresponde al artículo 101 de la Ley 1564 de 2012. En éste punto concreto,
se aprecia que la nueva norma regula en un solo artículo lo que en el C. de P.C. se
reglamentaba a través de dos artículos independientes.

Ahora bien, en los dos primeros incisos, se observa que el artículo conserva en su
mayor parte los requisitos y condicionamientos para la proposición de excepciones
previas, dotando al precepto de una redacción más sencilla que permite una mejor
comprensión e interpretación; aunque se eliminó la posibilidad que otorgaba el C.
de P.C. para solicitar la práctica de la prueba consistente en el dictamen de un
perito no susceptible de objeción, limitándose entonces a la posibilidad de obtener
únicamente la práctica de dos testimonios.

Por su parte, en lo relacionado con el trámite de las excepciones previas, se


aprecia que la norma introducida por el Código General del Proceso conserva en
múltiples de sus apartes las líneas generales dispuestas para el trámite de las
excepciones previas y para las consecuencias derivadas de su prosperidad,
aunque brinda una redacción más sencilla al artículo para hacer factible una mejor
comprensión e interpretación, conservando solamente cuatro numerales frente a
los trece que abarcaba la disposición original del Código de Procedimiento Civil.
Así, los numerales 1, 3 y 4 del artículo 101 refieren la misma idea a la cual aludían
los numerales 2, 3 y 12 del artículo 99 del Código de Procedimiento Civil,
lógicamente con una redacción que propicia mejor entendimiento y evita los
equívocos a los cuales daba lugar la redacción anterior frente al trámite y efectos
de la decisión de excepciones previas.
28

Sin embargo, en el numeral 2 del artículo 101 de la Ley 1564 de 2012 radican las
mayores variaciones que se hicieron a la disposición del Código de Procedimiento
Civil. Allí se contempla la existencia de la audiencia inicial del proceso, en donde
tiene lugar la decisión de las excepciones previas que requieran la práctica de
pruebas. Para el caso de las excepciones que no requieran la práctica de pruebas,
se contempla que el juez las debe decidir con anterioridad al momento en que se
desarrolle la audiencia inicial.

Igualmente, de la lectura de la disposición contenida en el numeral 2 del artículo


101 de la Ley 1564 de 2012 se aprecia cómo el legislador mantuvo la idea
específica que consagraban los numerales 7 a 13 del artículo 99 del C. de P.C.
relativa a los efectos generados por la prosperidad de las diferentes excepciones
previas en concreto, aunque es importante destacar que, desde el punto de vista
de la autora, es posible evidenciar que la nueva norma implementó una redacción
en donde se disminuye la retórica y la terminología netamente jurídica, pues se
suprime la alusión particular a los recursos de reposición y de apelación
establecida en los citados numerales 7 a 13 del artículo 99 del C. de P.C., los
cuales podían interponerse frente a los autos por medio de los cuales se
resolvieran, declararan probadas o se negaran tales excepciones previas.

c) Conclusiones y Opinión Personal frente al tema.

Como se desprende de lo señalado en párrafos anteriores, el Código General del


Proceso corresponde al desarrollo de una idea normativa, a través de la cual se
busca modificar disposiciones del Código de Procedimiento Civil para implementar
herramientas de naturaleza diversa destinadas a agilizar el buen curso del proceso
e impedir dilaciones injustificadas en su trámite; modificaciones éstas que, en la
mayor parte de los casos son positivas, y que en otros casos pueden considerarse
negativas.

En éste sentido, en opinión de la autora, es positivo que la Ley 1564 establezca


una revisión de figuras procesales que en la práctica diaria estaban generando no
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sólo exceso de formalismos o trámites innecesarios que nada aportaban a la


esencia del proceso, sino sobretodo, que estaban causando obstáculos al buen
avance de los procesos; de igual forma, desde el punto de vista de la autora, es
bueno que la norma mejore la redacción de algunas disposiciones consagradas en
el Código de Procedimiento Civil para facilitar la comprensión de figuras que
tenían un manejo ambiguo, lo cual genera una mayor eficacia en el desempeño de
la función pública de administrar justicia, al permitir superar discusiones y debates
surgidos a raíz de ambigüedades en la interpretación de disposiciones procesales.

Desde ésta perspectiva, en criterio de la autora, son muy importantes las reformas
que se efectuaron, por ejemplo, a los artículos 78, 98 y 99 del C. de P.C. con las
que se hace factible evitar que las partes promuevan un injustificado desgaste del
aparato jurisdiccional o entraben la celeridad del proceso, como ocurría con el
manejo que se daba a las excepciones previas en el C. de P.C., donde para el
trámite de un aspecto accesorio a la esencia del derecho sustancial reclamado y al
substrato de la controversia se presentaban todas las etapas básicas de un
procedimiento declarativo – traslado, pruebas, decisión, recursos y segunda
instancia–.

En similar orientación, en criterio de la autora, es positivo que la Ley 1564 de 2012


busque modernizar el trámite de los procesos a través de la implementación y de
la autorización que se otorga a los sujetos procesales para valerse del empleo de
herramientas tecnológicas, las cuales tienen cabida desde las mismas fases
iniciales de la actuación, que obviamente son cruciales para el correcto decurso
del proceso. Con ello, es innegable que el Código General del Proceso contribuye
en gran medida al brindar unidad y coherencia al manejo de los aspectos
relacionados con el procedimiento civil, pues en el tema de la demanda y su
contestación, la reglamentación anterior propia del C. de P.C. carecía de armonía,
debido a que algunos aspectos se manejaban y trataban por criterio
jurisprudencial, aplicación analógica, criterio doctrinal, o disposiciones dispersas
en un amplio conjunto de leyes posteriores que efectuaban una derogación tácita
de los artículos del C. de P.C.; circunstancia que la Ley 1564 de 2012 viene a
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eliminar al contemplar todos estos aspectos y criterios en el tenor literal de la


disposición.

Así mismo, en opinión de la autora, varias de las modificaciones que introdujo el


Código General del Proceso buscan modificar la mentalidad de los funcionarios
judiciales y de los sujetos procesales, erradicando el excesivo culto a las
formalidades, el aislamiento ante los avances tecnológicos, como también,
promoviendo la implementación de mayores facultades, atribuciones y deberes
procesales a las propias partes e interesados al hacerlos participes en mayor
grado frente a cuestiones de trascendental importancia como lo es por ejemplo, el
aporte de pruebas con la presentación de la demanda y el despliegue de actos
procesales como la constitución en mora.

No obstante, con relación al tema de éste artículo, desde el punto de vista de la


autora, frente a un par de aspectos el legislador olvido dar esa celeridad y agilidad
que en principio quiso conferir a los procesos. Así, en primer lugar, debió
mantenerse la disposición del inciso final del artículo 82 del C. de P.C. en donde
se consagraba que en el evento de existir una indebida acumulación podría
considerarse subsanado el defecto cuando no se propusiera oportunamente la
respectiva excepción previa.

Lo dicho, porque, en criterio de la autora, solamente al establecer el control de la


indebida acumulación mediante las fases de inadmisión, rechazo y traslado de la
demanda, la Ley 1564 de 2012 autoriza la posibilidad de fomentar incidentes de
nulidad con base en éste aspecto, ante la falta de una disposición expresa que
contemple el saneamiento de la actuación, cosa que dilata innecesariamente el
decurso del proceso y provoca debates o discusiones que pudieran haberse
evitado.

De igual manera, desde el punto de vista de la autora, no es conveniente eliminar


las excepciones previas que introdujo el artículo 6 de la Ley 1395 de 2010 (cosa
juzgada, transacción, caducidad de la acción, prescripción extintiva y falta de
legitimación en la causa). Esto, debido a que, en opinión de la autora, no es
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coherente con la idea de celeridad y agilidad del proceso que inspira a la Ley 1564
de 2012, el hecho de prolongar el debate y el análisis de aspectos procesales
relacionados con cuestiones de forma, tales como por ejemplo, la existencia de
cosa juzgada, caducidad de la acción o prescripción extintiva hasta el momento en
que se profiera la sentencia, por cuanto ha de observarse que giran alrededor de
circunstancias las cuales ya están bien definidas desde el mismo momento de
realizar la audiencia inicial del proceso, motivo por el cual no se aprecia razón
atendible para justificar su análisis sólo hasta el momento de proferir sentencia.

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