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Santiago 3:8:pero ningún hombre puede domar la lengua; que es un mal sin freno, llena de veneno mortal.
Sabias Que?
Que sin santidad, nadie vera a Dios?
Hebreos 12:14: Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual
nadie verá al Señor.
Lectura del santo evangelio según san Juan (13,21-33.36-38): 21: Habiendo dicho esto, Jesús
se turbó en espíritu, y testificó diciendo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me
va a entregar. 22: Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba. 23:
Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado en el pecho de Jesús. 24: A éste,
pues, hizo señas Simón Pedro, para que le preguntase quién era aquel de quien hablaba. 25: Él
entonces, recostado en el pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es? 26: Respondió Jesús: A quien
yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote, el hijo de Simón. 27: Y
tras el bocado Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. 28:
Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. 29: Porque algunos
pensaban, ya que Judas traía la bolsa, que Jesús le dijo, compra lo que necesitamos para la
fiesta; o que diese algo a los pobres. 30: Entonces él, habiendo recibido el bocado, salió en
seguida; y era ya noche. 31: Entonces, cuando él hubo salido, Jesús dijo: Ahora es glorificado el
Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él. 32: Si Dios es glorificado en Él, Dios también le
glorificará en sí mismo; y en seguida le glorificará. 33: Hijitos, aún un poco estaré con vosotros.
Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo a vosotros ahora: A donde yo voy, vosotros
no podéis venir. 36: Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo
voy, no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después. 37: Pedro le dijo: Señor, ¿por qué no
te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. 38: Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí?
De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces. (SpaRVG)
¡Feliz el día cuando todas las cosas sean consagradas, y las campanillas de los caballos
suenen santidad para el Señor! Ese día ha llegado para mí. ¿No santifico todas las
cosas para Dios? Estas ropas, cuando me las pongo o cuando me las quito, ¿no
han de recordarme la justicia de Cristo Jesús, mi Señor? ¿No he de hacer mi trabajo
como para el Señor? ¡Oh, que hoy mis ropas fueran vestiduras sacras, mis alimentos
sacramentos, mi casa un templo, mi mesa un altar, mi conversación incienso, y
yo mismo un sacerdote! Señor, cumple Tu promesa, y que nada sea para mí profano
e inmundo.