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Historia moderna

Informe 3

Cátedra: Historia moderna

Profesor: Raimundo Meneghello.

Ayudante: Francisco Lizana.

Estudiante: Daniela Garrido B.

Fecha: 05/05/18.
El siglo XVll en Europa significo un cambio de perspectiva y acción en el plano político,
económico, social y cultural, podemos ver reflejado esto tanto en la figura del rey como el
comercio y la Iglesia. Con relación a esto y el apoyo del texto La Europa del siglo XVII de
Thomas Munck, donde el autor expone como se produce en este periodo un cambio de
mentalidad que intenta emanciparse del pensamiento antiguo, donde la religión toma un papel
fundamental, convirtiéndose en la base legitimadora de la política al igual que una
herramienta de control social, además del texto La Inquisición en la época moderna de
Francisco Bethencourt, en el cuál el autor expone como no es posible hablar de una sola
inquisición sino que existieron varias inquisiciones que variaban dependiendo del contexto
político y social del lugar donde se implantaban, en este sentido da cuenta de las diferencias
y similitudes que se presentan en la acción e implantación social de las inquisiciones, así
como su proceso de estructuración y desestructuración1, en base a esto daremos cuenta de
cómo se establece un vínculo entre la Iglesia y el Estado que da forma a un nuevo orden y
que marca un cambio desde lo medieval a lo moderno.

Según lo expone Munck el cambio de mentalidad expresado en el siglo XVll se ve


reflejado en las diferentes expresiones culturales que se desarrollaban, para él si bien es
necesario distinguir que existían variedades en las formas culturales, destacando dos, la
popular y la de las élites, señala sin embargo que estas no son siempre distinguibles debido
a lo heterogéneo del mundo espiritual y mental2. Con relación a esto el autor expone
diferentes formas en que estas culturas se expresaban, siendo la tradición oral la más fuerte,
sin embargo, se reflejaban igualmente en fiestas, textos impresos, formas de organización
religiosa y social. El autor destaca la religión como una herramienta de control social donde
las inquisiciones jugaron un rol fundamental, para Bethencourt tal como lo mencionábamos
en un comienzo, existió más de una inquisición y estás variaban tanto en su geografía como
en su práctica, sin embargo y como lo señala el autor, existieron elementos comunes de
tradición antigua tal como el objetivo de la persecución de herejías, la jurisdicción y el
proceso penal3.

1
BETHENCOURT, Francisco. La Inquisición en la época moderna. Madrid: Akal, 1997, p. 10.
2
MUNCK, Thomas. La Europa del siglo XVII. 1598-1700. Madrid: Akal, 1994, p. 352.
3
BETHENCOURT, Francisco. Óp., cit., p. 41.

2
La persecución de supuestas “desviaciones” llevo a la formulación durante la Edad
Moderna de un imaginario diabólico en torno a la práctica de brujería, se comenzó a asociar
la imagen de las brujas a ritos cristianos invertidos y por ende a ritos satánicos, el abandono
de Dios y lo que era considerado como un acercamiento al demonio, fue considerado como
una amenaza a la sociedad y por ende como herejía, así como el acercamiento de un cristiano
al demonio fue castigado como apostasía4. La práctica de brujería y el cargo por maleficium
se aplicaba a un individuo por prácticas satánicas, este junto con la apostasía constituían
herejías que no fueron castigadas de manera tan sebera debido a que no se consideraba que
tensionaran en demasía el orden establecido, esto se diferenciaba sin embargo del aquelarre,
el que significaba la práctica colectiva de brujería, donde debía existir una organización, por
ello la práctica de aquelarres fue considerada por las autoridades como una amenaza directa
al orden religioso y social establecido5. A través de la caza de brujas y la apostasía se reflejaba
el aparato de control de los Estados que se basaba en el discurso teocrático y que se mantuvo
mientras existió unidad entre la Iglesia y el Estado6.

En 1478 el Papa Sixto IV dictó la bula Exigit sincerae devotionis affectus en la que
autorizaba a los reyes católicos el nombramiento de tres inquisidores, su revocación o
sustitución. Para Bethencourt el nombramiento del primer inquisidor oficial por el papa a
petición del rey significó la fundación de la inquisición en España como un tribunal
eclesiástico, la que tanto ahí como en Portugal habrían sido creadas para purgar las prácticas
judeizantes7. Esta también marcaba un quiebre con su pasado medieval y se observaba una
primera noción de modernidad debido a esta conexión entre la jurisdicción eclesiástica y la
civil8. Esto no solo marcó una ruptura con lo medieval sino también, significó una
reestructuración dentro de la misma institución que marcaría un cambio en las relaciones de
fidelidad9. Para Bethencourt esta ruptura se refleja en los ritos que marcaron la fundación de
la inquisición española a través de los cuales se reflejaba una centralización política del
Reino, en especial debido a la presencia del rey en la ceremonia y a que este presentara la

4
MUNCK, Thomas. Óp., cit., p. 354.
5
Ídem.
6
Ibíd., p. 358.
7
BETHENCOURT, Francisco. Óp., cit., p. 33.
8
Ibíd., p. 20.
9
Ibíd., p. 29.

3
bula al obispo nombrado10. En base a esto podemos señalar que el establecimiento del “Santo
Oficio” en España marca un precedente entorno al absolutismo que se desarrollaría ya
entrando al siglo XVll, según lo señala Munck la última parte de este siglo sería el periodo
en el que la monarquía absoluta alcanzó su forma clásica11, la cual podemos ver reflejada de
mejor forma en la corona francesa. En relación a esto el autor señala que el obispo Bossuet,
desarrollo en Francia un absolutismo marcado por el derecho divino, en el que “[…] sólo
Dios podía cuestionar la autoridad real, y aunque un rey llegase a promulgar órdenes
contrarias a la voluntad de Dios los súbditos no harían sino suplicar y rezar”12, debido a esto
Luis XlV utilizó todas las expresiones simbólicas y ceremoniales que pudo para demostrar
esta separación entre el rey y sus súbditos, en ese sentido Versalles funcionaba no solo como
un lugar de exhibición para la monarquía sino también como un mecanismo que distanciaba
la nobleza francesa de los desordenes que se vivían en Paris13, en consecuencia se encargaba
de separar al monarca del pueblo.

Para el autor, sin embargo, la efectividad del sistema absolutista en la práctica era de
carácter dudoso, debido a que gran parte de la estabilidad en Europa se debía a la ausencia
de desastres económicos importantes14, así como también, la centralización del poder
funcionaba aún en un mundo donde el patronazgo y las relaciones personales continuaban
siendo vitales, en ese sentido el autor destaca el uso de los poderes ministeriales para el
beneficio de amigos o parientes, tal como se aprecia en la concesión de la reformulación de
una estructura fiscal por el duque Medinaceli y el conde Oropesa en 168015, con esto el autor
da cuenta de que forma el gobierno tuvo que establecer una relación de benefactor hacia las
élites para evitar su oposición y así garantizar su cooperación u consentimiento.

Este marcado privilegio a las élites durante el gobierno absolutista se reflejaba de igual
manera en los juicios inquisitoriales, según lo señala Munck estas podían, así como también
el Estado, intervenir directamente para ponerle fin a las persecuciones16, las a que a su vez y

10
Ibíd., p. 31.
11
MUNCK, Thomas. Óp., cit., p. 433.
12
Ibíd., p. 435.
13
Ídem.
14
Ídem.
15
Ibíd., p. 438.
16
Ibíd., p. 358.

4
producto de la revolución científica serían explicadas de una manera racional debido a la
difusión del escepticismo deductivo cartesiano por parte de intelectuales como Galileo u
Hobbes. A pesar de estos cuestionamientos y según lo señala el autor, esta tendencia no logró
influir durante un largo periodo en la mentalidad popular, sin embargo, sí contribuyó de cierta
manera a la consideración por parte de las autoridades de la hechicería y la magia podrían
tener una explicación racional y que estas prácticas podrían dar cuenta de una negación a los
valores que regían la sociedad de entonces marcados por un fuerte discurso religioso17.

A modo de cierre podemos señalar que el siglo XVll marcó un cambio de mentalidad
donde se intenta dejar el pensamiento antiguo y en el que la religión juega un rol fundamental,
el establecimiento de este nuevo orden marca un precedente para el pensamiento moderno
donde la Iglesia y la religión son usados como una herramienta de servicio al Estado a través
de un discurso legitimador que a través de la relación divina y la figura del rey permiten el
establecimiento de una centralización en el poder, la que como vimos no fue del todo efectiva,
así como también el discurso religioso sirvió como forma de control social a través de la
institución inquisitorial donde se establece un patrón de conducta social seleccionando
aquellos que son aceptables aquellos que no, marcando así ciertas conductas como desviadas
o herejes, permitiendo así al Estado establecer un orden social.

17
Ibíd., p. 357.
5
Referencias Bibliográficas:

BETHENCOURT, Francisco. La Inquisición en la época moderna. Madrid: Akal, 1997.


MUNCK, Thomas. La Europa del siglo XVII. 1598-1700. Madrid: Akal, 1994.

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