Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Derechos del feudalismo dominante: aquellos que se presume han sido usurpados en
detrimento del poder público o concedidos por él o bien establecidos por la violencia.
Todos quedan abolidos sin indemnización: derechos honoríficos y derechos de justicia,
derechos de mano muerta y servidumbre, impuestos, prestaciones, y trabajos
personales, derechos de molienda, peajes y derechos de mercados, derechos de caza
y pesca, de palomar y de coto de conejos. Quedaron incluso abolidas las treintenas
que se concedían pasados treinta años, de los bienes comunales, en beneficio de los
señores.
Los derechos del feudalismo contractual son aquellos que se supone provienen de un
contrato habido entre el señor propietario y los campesinos arrendatarios,
constituyendo así la contrapartida de una concesión primitiva de tierras. Se declara
que son recuperables derechos anuales, censos, gavillas de mieses y rentas,
derechos ocasionales de laudemio y de venta. El impuesto de rescate quedó fijado el 3
de mayo de 1790 en veinte veces el valor anual por los derechos en dinero y en
veinticinco veces para los derechos en especie; para los derechos ocasionales se
tenía en cuenta el peso. El rescate era estrictamente individual. El campesino tenía
que poner al día los atrasos que había descuidado desde hacía treinta años. El señor
quedaba dispensado de presentar sus títulos si presentaba la prueba de posesión
continua durante veinte años. Pronto se vio que los pequeños campesinos no podrían
liberarse si tenían que hacer una amortización demasiado onerosa, ya que no se había
previsto ningún sistema de crédito para facilitar la operación. Sólo liberaron sus tierras
los campesinos acomodados y los propietarios no explotadores. Pero estos últimos no
podían menos de caer en la tentación de descargar el peso del rescate en sus
granjeros y arrendatarios . Según decreto del 11 de marzo de 1791 la supresión del
diezmo tornóse el beneficio del propietario: el arrendatario le debía una suma de
dinero que estaba en proporción a su parte de beneficios. Aunque la supresión del
sistema feudal así concebido beneficiaba a la burguesía y a los campesinos
propietarios, no podía, sin embargo, satisfacer al conjunto de los campesinos. El
descontento degeneró en agitación, a veces en motines. La definitiva abolición del
feudalismo fue debida a la Convención después de la caída de la Gironda.
“Esta noche se han suprimido los señoríos y los privilegios exclusivos... Tendrá un comercio
quien pueda. Llorará el sastre, el zapatero, el peluquero; pero los aprendices se regocijarán
y habrá luz en las buhardillas».
El comercio exterior quedó libertado con la abolición del privilegio de las compañías
comerciales. La Compañía de las Indias Orientales quedó reconstituida en 1785; tenía
el monopolio del comercio hasta más allá del cabo de Buena Esperanza. Para
satisfacción de los representantes de los puertos y del gran comercio de exportación,
que habían sido quienes habían llevado el ataque, la Asamblea constituyente suprimió
el monopolio de la Compañía el 3 de abril de 1790: “El comercio de la India, más allá
del cabo de Buena Esperanza, queda libre para todos los franceses». El comercio del
Senegal quedó liberado el 18 de enero de 1791. Marsella perdió su privilegio para el
comercio de las escalas de Levante y de Berbería el 22 de julio de 1791. Pero el
liberalismo comercial de la burguesía constituyente se avino a ello ante los peligros de
la competencia extranjera: una prueba más del realismo de los hombres del ochenta y
nueve. Se concedió la protección aduanera a la producción nacional; protección
moderada, pues la Asamblea no admitía en su tarifa del 2 de marzo de 1791 más que
un escaso número de prohibiciones, bien a la entrada, para algunos productos
textiles, por ejemplo, bien a la salida, para algunas materias primas, y sobre todo para
los granos. Además, para el comercio colonial, la Asamblea mantuvo el sistema
mercantilista del exclusivismo: las colonias no podían comerciar más que con la
metrópoli (tarifa del 18 de marzo de 1791). Tan potente era el grupo de presión de los
intereses coloniales que ya había obtenido que se mantuviera la esclavitud y que se
retirasen los derechos políticos a los hombres de color libres.