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• La psicología del póquer

• Interpretar las pistas de un oponente


• Detectar el farol

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El póquer es una brillante mezcla de estrategia y psicología; en verdad, no hay nada que se le
parezca. Si n embargo, en comparación con la estrategia, ¿qué importancia ti ene en el póquer la
psicología? Pues bien, lo cierto es que se puede ganar sin entender la psicología del juego, pero
no se puede ganar sin entender la estrategia. Por consiguiente, es importante aprender primero
los fundamentos. ¡Pero aguarde! Vamos a decir algo que a primera vista parece contradictorio:
¡la psicología puede reportarle la mayor parte de las ganancias que obtendrá en el póquer!

Esta afirmación es correcta porque después de que domine los fundamentos del póquer, ya
habrá recorrido la mayor parte del camino que lo llevará a convertirse en un buen jugador en lo
que respecta a la estrategia. Desde luego, podrá mejorar, pero la diferencia entre una excelente
estrategia y una estrategi a perfecta no le significará mucho más dinero... a menos que esté
jugando contra oponentes de categoría mundi al, algo que no recomendamos. Lo que sí le
llenará la cartera de di nero extra es introducirse en las mentes de sus contrincantes y hacerlos
igualar su apuesta cuando usted tiene la mejor mano.

En este capítulo aprenderá sobre un poderoso aspecto de la psi cología del póquer, que se
denomi na pista. Las pistas le permiten determinar, por ejemplo, si su oponente está haciendo
farol (bluff). Si observa el lenguaje corporal y verbal de su adversari o, a menudo sabrá con
sorprendente exacti tud qué cartas tiene.

Hay dos ti pos de pi stas:


• Las que provi enen de adversari os que no saben que están dando una pi sta.
• Las que provi enen de “actores” que saben que están dando una pi sta y lo hacen con la i ntenci
ón de engañarlo.
Por consi gui ente, pri mero debe deci di r si su contri ncante está actuando. De ser así, determi
ne qué está tratando de i nduci rlo a hacer y
luego haga (por lo general) todo lo contrari o.
Sus oponentes actúan porque el póquer los ubi ca en un escenari o poco fami li ar. Saben que ti
enen que actuar para ocultar sus manos, pero
no saben cómo hacerlo. Por lo tanto, casi todos los jugadores débi les y de ni vel i ntermedi o
prácti camente le darán su di nero actuando por lo
general contrari amente a la fuerza real de sus manos: cuando ti enen una mano fuerte, fi ngen
que es débi l; cuando la mano es débi l, fi ngen
que es fuerte.
No hay necesi dad de matri cularse en una academi a de actuaci ón para aprender las pi stas
reveladoras. Métase en la mente de sus
oponentes si gui endo las pautas de nuestra li sta de las di ez pi stas pri nci pales.
Mano temblorosa
Las manos que ti emblan no fi ngen. Según una teoría popular, si uno ve a algui en a qui en le
empi eza a temblar la mano cuando hace una
apuesta, si gni fi ca que está nervi oso porque muy probablemente está haci endo un farol.
La verdad es que pocos jugadores se esfuerzan por denotar nervi osi smo y es di fíci l fi ngi r un
temblor genui no, de modo que si a
algui en le ti embla la mano, probablemente es porque completó una mano muy fuerte; de hecho,
posi blemente la mano es i nvenci ble o casi
i nvenci ble. Lo que usted está vi endo es una li beraci ón de la tensi ón, segui da por la angusti a
de la espera mi entras aguarda una reacci ón.
Algunos jugadores si empre están nervi osos; temblarán, ya sea que hayan completado una

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mano fuerte o no. La pi sta de la que hablamos se
refi ere a un temblor repenti no. Nos referi mos al jugador que antes se veía calmado y súbi
tamente empi eza a temblar. Este comportami ento
es especi almente sospechoso si el jugador parece estar tratando de controlar el temblor y no lo
logra.
Temblar repenti namente no es un farol, porque los jugadores que hacen farol se obli gan a
aparentar una calma que no es natural y casi no
se mueven. Ti enden a darse cuenta i nsti nti vamente de que cualqui er cosa que hagan podría
parecerle sospechosa al oponente y podría
propi ci ar lo que llamamos el reflejo de igualar.
El reflejo de i gualar es algo que les ocurre a casi todos los jugadores que acuden a la mesa de
póquer por la emoci ón de ver una
confrontaci ón, o showdown, y ti enden a i gualar y a no reti rarse. Buscan cualqui er excusa
para i gualar una apuesta, y la mayoría de qui enes
hacen farol se dan cuenta de esto y no hacen nada para propi ci ar ese reflejo. Así pues, qui enes
van de farol permanecerán i nexpresi vos,
como estatuas. Si ve una mano que ti embla súbi tamente, no es algo fi ngi do si no una li beraci
ón i nvoluntari a de energía cuando se completa
una buena mano. A menos que usted tenga una mano muy fuerte, no i guale.
Nerviosismo
El nervi osi smo y la i nqui etud casi nunca son fi ngi dos. Los jugadores pueden mani festar i
mpaci enci a. A veces verá a un jugador tambori lear
con los dedos rítmi camente sobre la mesa. Apuesta. El tambori leo conti núa. Usted acerca la
mano a sus fi chas. ¡El tambori leo se deti ene!
¿Qué si gni fi ca eso? Por lo general qui ere deci r que el apostador ti ene una mano débi l o está
haci endo farol y no qui ere i gualar. Un jugador
que en verdad tenga una mano buena por lo general segui rá relajado ante una i gualada i nmi
nente. Cuando no dudamos si convi ene i gualar
o reti rarnos, a menudo uti li zamos la técni ca de hacer el amago de alcanzar las fi chas para ver
la reacci ón de una persona nervi osa. Ya sea
que tambori lee sobre la mesa o debajo de ella, i gualamos si esa acci ón se deti ene súbi
tamente, pues consi deramos que hay muchas
probabi li dades de farol. Si no se deti ene, nos reti ramos.
Encogimiento de hombros y tono quejumbroso
El encogi mi ento de hombros y los tonos quejumbrosos no son más que una actuaci ón. Si un
jugador se encoge de hombros,
suspi ra y di ce “apuesto” con un tono de voz quejumbroso, usted debe tener una mano fuerte
para i gualar. Ese jugador se está esforzando
por transmi ti r tri steza.
¿Por qué hace eso? Si en verdad tuvi era una mano débi l o estuvi era haci endo farol, ¿se
esforzaría tanto por hacerlo saber? ¡Desde luego
que no! Se muestra así porque espera que usted crea que ti ene una mano débi l. Pero recuerde:
cuando su adversari o fi nge, débi l en
reali dad si gni fi ca fuerte. Los encogi mi entos de hombros y los tonos de voz quejumbrosos son
i ndi caci ones claras de una mano fuerte.
Cambios en la respiración
Un cambi o en el patrón de respi raci ón no es fi ngi do. Esta pi sta i nconsci ente es una de las
más reveladoras. Si usted está sentado cerca de
su oponente, a menudo podrá escuchar esta pi sta. Pero i ncluso si está del otro lado de la
mesa, a veces puede detectar el cambi o en los
movi mi entos del di afragma de esa persona.
Los jugadores que completan manos fuertes ti enden a emoci onarse y necesi tan respi rar más
rápi damente. Por el contrari o, los jugadores
que van de farol ti enden a di sfrazar su respi raci ón y a veces la conti enen. Temen que cualqui

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er cosa que hagan i mpulse en su adversari o el
reflejo de i gualar, de modo que se quedan muy qui etos y apenas si respi ran.
Apuestas desviadas
Una apuesta desvi ada es una actuaci ón. Si la acci ón ti ene tres jugadores o más, lo más
probable es que a su oponente le preocupe sobre
todo el jugador que parece más amenazante. Si usted parece tener la mano más fuerte, con
base en las cartas expuestas y las acci ones
previ as, entonces usted será el objeti vo pri nci pal.
¿Y qué sucede si un contri ncante concentra su atenci ón en otro jugador que no parece
representar el ri esgo más grande? ¿Y si el oponente
luego di ri ge su apuesta a ese otro jugador? ¿Qué está pasando? Pues que se ha produci do
una apuesta desvi ada y usted ti ene todo el
derecho de pensar, “¿y yo qué?”
Esta apuesta desvi ada por lo general si gni fi ca que el jugador le está tratando de convencer de
que no le preocupa su mano si no
algo que perci be en otro lugar y que es i ncluso más poderoso. Pero si usted no puede ver esa
otra amenaza, más vale conclui r que la
apuesta desvi ada es una actuaci ón. No se debe dejar i nti mi dar hasta el punto de reti rarse. De
hecho, si estaba dudando entre i gualar y
aumentar, qui zás le convenga aumentar.
Énfasis excesivo
Un énfasi s excesi vo en un movi mi ento de apuesta es una actuaci ón. Es una de las pi stas
más di fíci les de detectar y es preci so entrenarse
para perci bi rla. No nos referi mos a las apuestas conspi cuamente exageradas; esas apuestas
pueden ser un i ntento de atraer una i gualada
suya o una advertenci a falsa de no i gualar, dependi endo del oponente y de la si tuaci ón. Aquí
estamos hablando de algo más suti l.
Observe bi en el acto de apuesta. Si el movi mi ento es suave pero al fi nal hay un gesto adi ci
onal, qui zás un chasqui do de los dedos al soltar
las fi chas, es un énfasi s adi ci onal que por lo general denota debi li dad. El oponente está haci
endo un farol o se si ente i ncómodo con
respecto a la fuerza de su mano. Ese gesto se di o porque pensó en el últi mo i nstante que no
estaba haci endo parecer su apuesta
sufi ci entemente fuerte. ¿Por qué le habría de preocupar eso? Sólo porque la mano no era lo sufi
ci entemente fuerte como para que se
si nti era cómodo con la apuesta.
Así pues, cuando perci ba un énfasi s adi ci onal al fi nal de una apuesta, trate de i gualar con
más frecuenci a que de costumbre.
Mirar hacia otro lado
Mi rar haci a otro lado por lo general es actuaci ón. Un jugador que no le mi re ti ende a ser más
peli groso que otro que sí le mi re. Cuando vea a
un jugador que parece no observar la acci ón y pone cara de di straído, tenga cui dado. Ahí sólo
caben dos posi bi li dades: o bi en al jugador en
verdad no le i nteresa lo que está ocurri endo —¿y entonces para qué arri esgar una apuesta—, o
bi en está fi ngi endo para engañar a los
demás. No se deje embaucar. A menos que tenga una mano muy fuerte, pase y retírese después
de que su ri val apueste. Si apuesta con
una mano medi anamente fuerte o peor, es posi ble que se la suban. Y procure no hacer un farol
ante un jugador que mi ra haci a otro lado.
Mirar fijamente
Cuando le toque a usted el turno de actuar, lo más probable es que un oponente le esté mi rando
fi jamente. Esto, por lo general, consti tuye un
reto, un intento de evi tar su apuesta medi ante la i nti mi daci ón. El adversari o qui zás i guale,

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pero casi nunca subi rá. Esto si gni fi ca que usted
puede apostarle con i mpuni dad a cualqui er mano medi anamente fuerte, si n temer que le
suban la apuesta.
Así pues, en vez de dejarse i nti mi dar por un adversari o que le mi ra fi jamente, pi ense que
puede hacer más apuestas aunque tenga manos
que no sean tan fuertes.
Reacciones después de mirar las cartas
Cuando sus contri ncantes mi ran las cartas, por lo general no fi ngen porque no creen que estén
si endo observados. Es tonto que mi re sus
cartas mi entras sus adversari os están exami nando las propi as. Sus cartas segui rán en donde
están, y si las mi ra ahora, se perderá de
algunas de las pi stas más vali osas en el póquer.
Observe si sus oponentes les echan un rápi do vi stazo a las fi chas tras haber observado las
cartas. Esta pi sta por lo general si gni fi ca que les
gustó lo que vi eron y planean apostar. Esto es especi almente ci erto si echan un vi stazo a las fi
chas y ensegui da mi ran descaradamente
haci a otro lado, como si no les i nteresara lo que está sucedi endo. Creen que esta últi ma parte
—mi rar haci a otro lado— es lo que usted
verá después de que haya mi rado sus propi as cartas. Recuerde, los jugadores que mi ran haci
a otro lado por lo general ti enen manos
fuertes.
Por otro lado, es posi ble que su oponente no se tome el trabajo de mi rar haci a otra parte. Si
mplemente echará un rápi do vi stazo
a las fi chas y si usted no está atento, no se dará cuenta. Ésta es una pi sta especi almente
reveladora en el flop del Texas Hold’ em. Observe
a sus adversari os cuando mi ran el flop. No es esenci al que usted lo vea en ese i nstante. Ahí
segui rá. Además, observe cuando los otros
jugadores mi ren sus manos i ni ci ales. Cuanto más ti empo mi ren, más probable es que sus
manos sean débi les y estén si mulando i nterés.
Por el contrari o, si el contri ncante mi ra y reconoce una mano fuerte, por lo general la cubri rá
rápi damente y luego fi ngi rá haber perdi do
i nterés en llevarse el bote.
Estirar la mano hacia las fichas
Esti rar la mano haci a las fi chas anti ci pando la apuesta de otra persona suele ser una actuaci
ón. Si bi en los jugadores débi les y los
pri nci pi antes con manos fuertes a veces esti ran la mano antes de que les toque el turno, los
jugadores con experi enci a no lo hacen.
Si está pensando apostar con una mano regular, observe si su oponente esti ra la mano haci a
las fi chas cuando usted hace un movi mi ento
haci a su propi a pi la de fi chas. De ser así, es muy probable que se trate de un acto deli berado,
cuya i ntenci ón es i mpedi r que usted apueste.
Eso si gni fi ca que podrá apostar si n mayores problemas manos que habrían si do demasi ado
arri esgadas si no hubi era sabi do que su
adversari o no quería que usted lo hi ci era.
Un último consejo
El si gui ente es un consejo adi ci onal sobre la i nterpretaci ón de pi stas: no ceda a la frustraci
ón. La mayoría de las pi stas no son
exactas. Es preci so uti li zarlas como un refuerzo adi ci onal para tomar deci si ones, así como
es preci so observar las cartas que están sobre
la mesa. Pero no debe perder de vi sta que si bi en las pi stas son un factor muy poderoso,
apenas son un factor.
Fi nalmente, no se concentre al mi smo ti empo en demasi ados jugadores. Le recomendamos
que enfoque la atenci ón en un solo adversari o
hasta que se si enta a gusto leyendo las pi stas de ese jugador. Tratar de ver todo puede ser tan

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abrumador que termi ne no vi endo nada.
(Este capítulo recoge consejos del legendari o “geni o loco del póquer”, Mi ke Caro. Caro es el
fundador de la Uni versi dad Mi ke Caro de
Póquer, Apuestas y Estrategi a de Vi da, con sede en el Hollywood Park Casi no. Tambi én es
autor de vari os li bros de póquer, entre ellos
Mike Caro’s Book of Tells – The Body Language of Poker.)

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