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FISIOLOGIA VEGETAL
1. Estrés abiótico: por déficit de agua, salinidad, bajas y altas temperaturas, hipoxia,
estrés oxidativo. Respuesta de la planta
- Por déficit de agua:
El estrés por déficit hídrico causa un efecto fisiológico en la planta para un buen
desarrollo del césped o cultivo. En climas áridos o semiáridos es el principal factor
limitante del crecimiento en plantas C3 y C4.
La cantidad de agua que contiene la planta es el resultado del balance interno
entre el agua absorbida por las raíces y el agua que se pierde por transpiración. La
mayor parte del agua absorbida es transportada a las hojas y se pierde por
transpiración, tan sólo entre un 1-3% pasa al metabolismo de las plantas. (Jack Fry
y Bingru Huang, Applied turfgrass science and physiology, 2004).
El estrés hídrico afecta a la mayor parte de las funciones vitales de la planta, de
modo que prácticamente no hay ningún proceso fisiológico que no esté afectado
por el mismo. (Huang and Gao, 1999) Los cambios fisiológicos más significativos
son:
Reducción del crecimiento. Este efecto aparece mucho antes que los
promovidos a través de mecanismos bioquímicos, fisiológicos y
genéticos. (Hsiao, 1973). La disminución del crecimiento se debe a una pérdida
de turgencia (proceso físico). A medida que va disminuyendo el contenido
hídrico de la planta lo hace también el de las propias células, de modo que
disminuye el volumen celular y la turgencia de la célula. La pared celular se
vuelve inflexible, limitando así el crecimiento y desarrollo.
Cierre de los estomas de las hojas para evitar la pérdida de agua. Esta
respuesta está desencadenada por el ácido abscísico (ABA), una hormona
vegetal que se produce principalmente en los tejidos vasculares. Cuando el
tejido vascular deja de recibir agua de las raíces activa el ABA de su citoplasma,
que viajará hasta las hojas estimulando el cierre estomático.
La actividad fotosintética disminuye o se detiene. Debido al cierre de los
estomas, el intercambio gaseoso en las hojas disminuye y la captación de CO2
se ve imposibilitada. Al detenerse la fotosíntesis la planta deja de generar
energía, la producción de azúcares queda en pausa y como consecuencia la
planta detiene su metabolismo.
- Por salinidad:
En general la presencia de sales solubles en el medio de cultivo afecta
negativamente al desarrollo de las plantas de tres formas:
Disminuyendo el potencial hídrico del medio y restringiendo así la absorción
de agua por las raíces (efecto osmótico).
Los efectos de la salinidad sobre la fisiología de los vegetales han sido clasificados
como osmóticos, nutritivos y de toxicidad:
Evitación del estrés salino interno: La planta puede utilizar uno o varios de los
métodos siguientes para evitar el estrés salino interno.
Exclusión de sales: Por disminución de la permeabilidad selectiva de la
membrana a los iones sodio y cloruro. La permeabilidad diferencial de
la célula vegetal depende de un balance (normalmente alrededor de
10:1) entre cationes monovalentes (K+, Na+) y divalentes
(principalmente Ca2+). El ión Ca2+, por tanto, puede actuar como un
agente protector de la membrana, garantizando su impermeabilidad a
elevadas concentraciones exteriores de NaCl (50 mM o más). Bajo
estas condiciones habría una adsorción preferencial de ión Ca2+ sobre
la membrana modificando sus propiedades y disminuyendo la
permeabilidad para los cationes monovalentes y otros iones. De esta
forma, al menos teóricamente podría mantener el balance iónico
normal en presencia de concentraciones moderadamente altas de
electrolitos, siempre que en el medio radical exista suficiente Ca2+.
Expulsión activa de sales: Existen dos sistemas diferentes de ATPasas
activadas por Na+ y K+ en las células de plantas haloresistentes. Uno
de óptima actividad a elevadas concentraciones de K+ y que se
localiza en el plasmalema celular y otro localizado en el tonoplasto y
que requiere altas concentraciones de Na+. De este modo existiría un
sistema de transporte que tomaría Na+ del citoplasma expulsándolo
al medio circundante e intercambiándolo por K+, y otro que también
tomaría Na+ del citoplasma y lo vertiría a la vacuola. Por lo tanto está
bien documentado que las bombas de expulsión de iones,
reconocibles bioquímicamente como ATPasas de membrana,
desempeñan un papel muy importante para mantener las funciones
celulares en las plantas haloresistentes, contribuyendo a que la
concentración de Na+ libre en el citoplasma sea lo más baja posible.
Relacionadas con la expulsión de iones se encuentran las glándulas
salinas excretoras de sal, las cuales pueden estar constituidas por una
o varias células rodeadas de cutícula, pero siempre con una gran
cantidad destinada a recoger y dar salida a la secreción salina.
Dilución de sales: Dado que lo esencial del efecto de las sales no es su
cantidad absoluta, sino su concentración una absorción de agua en
cantidad suficiente puede prevenir un incremento peligroso en el
líquido tisular. Así, en numerosas halófitas cuando la concentración
de solutos alcanza un determinado valor, la célula (especialmente las
del parénquima) se alargan permitiendo un mayor contenido de agua
que previene la concentración excesiva del jugo celular y conduce a la
suculencia de la hoja. Una respuesta característica a la salinidad
consiste en la reducción de la transpiración por incremento tanto de
las resistencias del mesófilo como estomática a la pérdida de vapor de
agua, lo que limita la absorción pasiva de iones por las raíces. Esto se
encuentra bien relacionado con el aumento de la síntesis de ácido
abscisico en plantas sometidas a estrés salino.
Tolerancia al estrés primario: Existen dos posibles mecanismos de tolerancia al
daño producido por el estrés primario.
La planta puede amortiguar el cambio en el balance iónico,
excretando la sal absorbida en la vacuola, evitando así el daño directo
e indirecto.
La planta puede tolerar el cambio en el balance iónico.
Todos estos son mecanismos que evitan la deficiencia nutritiva, pero también los hay
de tolerancia como es la capacidad de sustitución de unos iones por otros en procesos
no demasiado específicos. Así sucede con el Na+ y K+, por ejemplo en la activación de
ciertos enzimas, como el malato deshidrogenasa. Sin embargo el Na+ no parece ser
capaz de sustituir el papel del K+ en la síntesis de clorofila o proteína (aunque todavía
quedan muchas incógnitas acerca de los factores que condicionan la especificidad de
un determinado ion).
Solubilidad de Sales:
Los cloruros y nitratos son los más solubles, después los bicarbonatos junto a los
sulfatos, siendo en general los menos solubles los carbonatos. Por tanto serán estos
últimos los primeros en precipitar, seguidos del sulfato cálcico y no serán considerados
dentro del concepto de sales solubles, concepto que se refiere a sales muy solubles,
concretamente empiezan a partir del carbonato sódico.
Adaptación al calor
A nivel molecular, las plantas producen proteínas de choque por calor (“heat
shock proteins”, o HSPs). El aumento de temperaturas produce desplegamientos
en las proteínas, que conduce a la formación de agregados y precipitados
proteicos. Muchas HSPs son chaperonas, y sirven para plegar correctamente a
otras proteínas y mantener estable su plegamiento durante la duración del estrés,
y, a pesar de su nombre, también se pueden inducir en respuesta a otros tipos de
estrés.
Adaptación al frío
- Estrés oxidativo:
La producción y consumo de oxígeno son funciones esenciales para la vida de las
plantas. Sin embargo, en ellas el metabolismo del oxígeno da lugar también a la
formación de sustancias altamente tóxicas. Para evitar que estas produzcan daños,
las plantas han desarrollado en el curso de la evolución una serie de mecanismos
de defensa. Cuando estos mecanismos son desbordados se produce una situación
conocida como estrés oxidativo que puede producir graves daños llevando incluso
a la muerte de la planta.
Con la excepción de aquellos organismos, llamados anaerobios, que están
adaptados para vivir en ausencia de oxígeno, los animales y las plantas aeróbicas
requieren oxígeno para obtener la energía esencial para la vida. Sin embargo,
cuando la concentración de oxígeno es mayor que la presente en la atmósfera, el
gas se hace tóxico para las bacterias, las plantas y los animales. Los organismos
aeróbicos se enfrentan, entonces, con la paradójica situación de que el oxígeno,
indispensable para su supervivencia, es al mismo tiempo un agente tóxico que
puede afectar esta supervivencia. Los avances tanto en la investigación básica
cuanto en la investigación clínica, han conducido a una comprensión más profunda
de los mecanismos que dan lugar a la toxicidad del oxígeno y han permitido
entender que ella constituye un problema de una envergadura muy superior al
que se le atribuía hace unos años.
La toxicidad del oxígeno es consecuencia de la aparición de las especies reactivas
del oxígeno. Hace tiempo que se sabía que estas son producidas por la radiación
ionizante (como los rayos X y la emitida por las sustancias radiactivas) y que son
responsables de parte de los daños producidos por esta radiación en el material
biológico. Para muchos especialistas resultó alarmante comprobar que radicales
libres del oxígeno semejantes a los producidos por la radiación ionizante
aparecieran también como productos normales del proceso de consumo de
oxígeno por organismos aeróbicos. Sin embargo, ya en 1954, Rebeca Gerschman,
docente e investigadora de la facultad de Farmacia y Bioquímica de la universidad
de Buenos Aires, había postulado que la mayor parte del daño producido en
organismos vivientes por el oxígeno en altas presiones se debe, lo mismo que el
daño originado por los rayos X, a la formación de lo que en general son radicales
libres del oxígeno o especies reactivas de oxígeno. (Para una mejor comprensión
de lo que sigue recomendamos al lector leer los recuadros “Algunas definiciones” y
“Especies reactivas de oxígeno” donde encontrará explicación de los términos
técnicos que se utilizan aquí).
Ahora se sabe que, en condiciones normales, entre el 2 y el 4% del oxígeno
consumido por las células vivas genera productos nocivos para ellas. Para evitar
que estos alcancen niveles incompatibles con el normal desarrollo de las células,
estas han desarrollado en el curso de la evolución sistemas de defensa
antioxidante que incluyen antioxidantes no enzimáticos y enzimas entre las que se
cuentan la catalasa (que cataliza la reacción por la que el peróxido de hidrógeno se
descompone en agua y oxígeno), las peroxidasas, la superóxido dismutasa y la
glutatión reductasa. Cuando, tanto por un aumento de producción cuanto por una
disminución en los mecanismos de defensa, se pierde el balance entre la aparición
de especies nocivas y la capacidad de la célula de evitar su acumulación, ocurre
una situación conocida como estrés oxidativo. En estas condiciones las especies
activas del oxígeno reaccionan con las macromoléculas de las células modificando
su estructura y su función y dando lugar a alteraciones que pueden conducir a la
muerte celular.
Los patógenos pueden entrar de manera directa, por aperturas naturales o heridas de
la planta. La planta frente a los patógenos emplea respuestas de defensas
preexistentes (morfológicos y químicos) e inducidos (físicos y químicos). En los
preexistentes los morfológicos como el uso de barreras frente a la entrada del agente
patógeno (ceras, cutina, suberina); químicos como el uso de inhibidores de enzimas
hidroliticas del agente patógeno (inhibidores de poligalacturonasas), enzimas que
actúan sobre el patógeno (glucanasas, proteasas). En los inducidos los físicos como
reforzamiento de barreras frente a la entrada del agente patógeno (lignificación),
gomas y resinas que forman una barrera impermeable en el sitio de la infección y
sellan la herida; químicos como el aislamiento y eliminación del patógeno (fitoalexinas,
PR, ROS, NO) y moléculas señalizadoras (salicílico, jasmonico, etileno, ROS, NO).
El ataque por insectos o el daño mecánico activa una respuesta protectora distinta: la
respuesta sistémica del inhibidor de la proteinasa.