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En el texto la Filosofía del derecho del Jüguen Habermas se aborda de forma crítica los

postulados de la teoría de la acción comunicativa de Habermas sobre el problema de la


validez de las normas jurídicas. Esta validez de las normas jurídicas radica en una puja entre
facticidad y legitimidad; donde lo factico es todo aquello que guarda relación con los
elementos que se entrelazan en (y para) el cumplimiento de las normas juridicas, además de
la coacción o medida represivas que las amparan. Por otra parte, introduce la legitimidad
como componente sin qua non para la función de integración social, que es competencia del
derecho en sociedades complejas, ya que en éste tipo de sociedades la función integradora ya
no está atravesada por elementos impuestos o creencias de orden religioso, es decir que la
efectividad de la función integradora del derecho sólo se verá realizada si las normas jurídicas
poseen el carácter de legitimidad propuesto por el autor. Ahora bien, el derecho es legítimo
en (Habermas, 1992) cuando los destinatarios “puedan al mismo tiempo sentirse, en su
conjunto, como autores racionales de esas normas”(p.52), esto implica el seguimiento de un
proceso democrático sin distorsiones.

Por otra parte, los anteriores postulados no esclarecen si es de carácter factico o normativo la
hipótesis que plantea que: sin legitimidad del ordenamiento jurídico el derecho no puede
cumplir su función de integración social. Esta falta de claridad se da ya que si inclinamos la
hipótesis de Habermas hacía lo factico dicha hipótesis conllevan a la conclusión que, según
(Garcia, 1997) “allí donde los destinatarios de las normas no se sienten autores de las mismas,
por no provenir éstas de un proceso legislativo de carácter democrático, esas normas no serán
mayoritariamente cumplidas y ese ordenamiento no ejercerá la función de orden y
coordinación de conductas que al derecho le corresponde”(p.236). conclusión que al
contrastarla con los hechos será rechazada pues hay evidencia empírica a nivel histórico que
muestran ordenamientos jurídicos impuestos que han podido cumplir la función integradora;
y si se inclina la hipótesis al carácter normativo esto implicaría una serie de
condicionamientos necesarios para que el derecho sea válido, y por tanto si no se cumple
alguna de esas condiciones el derecho pierde validez. Una de las consecuencias que se puede
extraer de una lectura normativa de los planteamientos de Habermas es, según (Garcia, 1997)
que “si la validez jurídica tiene una doble dimensión, fáctica y de legitimidad y si la primera
no basta por sí sola, la conclusión sería que el ordenamiento al que le falte la dimensión de
legitimidad no es derecho”(p.237). Sin embargo, Habermas no enuncia está conclusión
normativa de esa forma, sino que la platea una hipótesis cuyo contraste con los hechos resulta
un tanto más complejo ya que el autor enuncia que dicho ordenamiento normativo ni siquiera
se llevaría a cabo, no existiría, ni siquiera se llegaría a la realización de la llamada dimensión
fáctica. Frente a esta crítica es necesario tener en cuenta la durabilidad y estabilidad de
aquellos ordenamientos jurídicos impuestos, pues si bien han servido y cumplido su carácter
de integración social, no han sido duraderos, han desaparecido y han mutado hacía formas
democratizadas de derecho, factor que hace pensar que la necesidad de legitimidad como
elemento fundamental para la integración social propuesta por Habermas no es del todo
descabellada, por lo menos en sociedades modernas. Ahora bien, García expone el hecho de
que las propuestas de Habermas encajan más en una teoría de la justicia que en una teoría de
la validez del derecho. Tan es así que García presenta una alternativa de interpretación de
Habermas donde la dimensión fáctica fuese suficienta para el derecho cumpla su función
integradora, pero reconociendo la carencia de racionalidad, justicia y legitimidad en dicho
ordenamiento jurídico. Todo lo expuesto en los anteriores párrafos hace parte de lo que
Habermas denomina el aspecto interno de la tensión entre facticidad y legitimidad. Este
aspecto interno tiene como consecuencia un aspecto externo que se refiere a la necesidad de
que el poder político se organice como poder legítimo, es decir, como Estado de derecho.

Una vez expuestos los aspectos internos de la tensión entre facticidad y legitimidad sus
consecuencias externas, Habermas pasa a enfrentar la cuestión del fundamento último de la
validez de cualquier sistema jurídico. Para esto recurre a su filosofía de la ética del discurso,
pues, según Habermas esta proporciona una base insuperable para cualquier ordenamiento
jurídico, que puede denominarse como legítimo, y por tanto válido en toda extensión. Hace
uso de la ética del discurso ya que por medio de ella se pueden plantear una serie de derechos
preexistentes sobre los cuales se fundamente todo ordenamiento jurídico moderno. Esta ética
del discurso requiere que los sujetos involucrados en el proceso discursivo sean autónomos
tanto en la esfera privada como en lo público y que se reconozcan tanto individual como
colectivamente ciertos derechos. Por tanto, los sujetos poseen derechos en la esfera privada
y en la pública, derechos que Habermas divide en 5 grupos:
1. “Derechos fundamentales que resultan de la conformación, políticamente autónoma,
del derecho a la mayor medida posible de iguales libertades subjetivas de acción”
(Habermas, 1992,p.155).

Este grupo de derechos está relacionado con la dimensión privada de los individuos, y plantea
la necesidad del reconocimiento de igual grado de libertad de acción subjetiva encontrando
los límites de la libertad en la igualdad de libertad de los demás individuos.

2. «Derechos fundamentales que resultan de la conformación, políticamente autónoma,


del status de miembro en una asociación voluntaria de sujetos jurídicos» (Habermas,
1991,p.155).

En éste caso, se hace referencia a que los ordenamientos jurídicos deben diferenciar entre la
pertenencia o no a una comunidad jurídica, es decir, una diferenciación entre ciudadanos y
extranjeros. De este grupo de derechos surgen derechos como la nacionalidad. Sin embargo,
(Garcia, 1997) crítica ésta posición ya que los postulados teóricos de Habermas tienden a ser
de carácter universal, y según este grupo de derechos hay un reconocimiento de fronteras al
reconocer que cada Estado es un subgrupo, por tanto no hay universalidad o convergencia
entre los Estados.

3. «Derechos fundamentales que resultan de modo inmediato de la reclamabilidad de


derechos y de la conformación, políticamente autónoma, de la protección jurídica
individual» (Habermas, 1992, p.156).

Estos derechos dan paso al libre acceso a tribunales independientes y efectivos.

Habermas enuncia que éstos tres tipos de derechos son indispensables para que se pueda dar
un ordenamiento jurídico legítimo, puntualizando el hecho de que éstos derechos no son
equivalentes a los derechos clásicos del liberalismo, sino que, por el contrario, los derechos
clásicos se encuentran contenidos o son consecuencia de estos tres tipos de derecho.
4. «Derechos fundamentales a una participación, en condiciones de igualdad de
oportunidades, en los procesos de formación de opiniones y voluntades en los que los
ciudadanos ejercen su autonomía política y mediante los cuales sientan derecho
legítimo» (Habermas,1992, p.156).

En éste caso, se trata de derechos de orden político que permitan la participación de los
ciudadanos en el planteamiento de las normas, por tanto, hacen referencia a medios de
participación de la ciudadanía en la elaboración del ordenamiento jurídico. Sin embargo, se
plantea el interrogante sobre la posibilidad de los sujetos de derecho de prescindir de los
principios o procedimientos que garantizan el ejercicio de su autonomía. A lo que Habermas
responde con un no rotundo.

5. «Derechos fundamentales a unas condiciones de vida que estén social, técnica y


ecológicamente aseguradas en la medida respectivamente necesaria para un
aprovechamiento, en condiciones de igualdad de oportunidades, de los derechos
humanos mencionados en (1) a (4)» (Habermas, 1992, p.157).

En éste caso se hace referencia a un grupo de derechos que surgen como consecuencia de los
anteriores grupos de derecho, son de carácter individual y de profunda necesidad para que un
Estado de derecho pueda cumplir sus finalidades.

Conclusiones
Ante lo expuesto anteriormente cabe resaltar una serie de factores metodológicos en la forma
como se contrasta la teoría con la realidad. En primera instancia, Habermas enfrenta un
problema al pretender universalizar sus postualdos, pues, ni siquiera en las ciencias
reconocidas como exactas se ha logrado una universalización total de sus hipótesis, es decir,
que todo modelo teórico que aborde cualquier problemática de orden objetivo nunca será
capaz de explicar todos los casos posibles, por tanto, una pretensión de universalidad en el
cumplimiento de una teoría de carácter social como lo es la teoría de Habermas es casi
imposible.
Por otra parte, sería interesante flexibilizar las hipótesis de Habermas y hacer una lectura de
ellas a partir de una dialéctica, donde la comprensión del cumplimiento de sus postulados de
haga desde una perspectiva dinámica, es decir, observar cómo se gestan los cambios en las
sociedades, concretamente en los ordenamientos jurídicos y de esta forma evaluar la validez
o no de las hipótesis de Habermas. Este enfoque metodológico permitiría ver que
ordenamientos jurídicos carentes de legitimidad, en sociedades modernas, tienden a ser poco
estables o se enfrentan a posibles revoluciones sociales, precisamente ante la inconformidad
de los ciudadanos con un ordenamiento jurídico impuesto por la fuerza.
Es necesario resaltar el hecho de que toda esta teoría del ordenamiento jurídico es aplicable
sólo para las sociedades occidentales, otra factora que cuestiona la universalidad de las
hipótesis de Habermas.
Cabe destacar también el hecho de la necesidad del componente de racionalidad en la
propuesta de los fundamentos de un ordenamiento jurídico moderno, ya que dicho principio
no siempre está presente entre los participantes, sujetos o autores del derecho.

Bibliografía
Garcia, J. (1997). La filosofía del derecho de Habermas y Luhmann. Colombia: U.Externado de
Colombia.

Habermas, J. (1992). Faktizität und Geltung. Beiträge zur Diskurstheorie des Rechts und des.
Frankfurt M: Suhrkamp.

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