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¿QUÉ DICE LA NORMATIVA PROCESAL Y LA JURISPRUDENCIA?

Estas son las diferencias entre la detención


preliminar y la prisión preventiva.
Empecemos por la detención preliminar judicial. Esta se encuentra regulada en el artículo
261 del Código Procesal Penal. Dicho precepto establece que el Juez de la Investigación
Preparatoria, a requerimiento del Fiscal, sin trámite alguno y teniendo a la vista las
actuaciones remitidas por aquel, dicta mandato de detención preliminar cuando: a) existan
razones plausibles para considerar que una persona ha cometido un delito sancionado con
pena privativa de libertad superior a 4 años y, por las circunstancias del caso, puede
desprenderse cierta posibilidad de fuga u obstaculización de la averiguación de la verdad; b)
el sorprendido en flagrante delito logre evitar su detención; y, c) el detenido se fugare de un
centro de detención preliminar.
Además, debe tratarse de un delito sancionado con pena privativa de libertad superior a 4
años. En caso de organizaciones criminales, la detención preliminar dura hasta 10 días.
Siendo esta una medida de corto plazo, no se ha emitido jurisprudencia vinculante al respecto.
Por otro lado, la prisión preventiva se encuentra contemplada en el artículo 268 del Código
Procesal Penal, en el cual se establecen los siguientes presupuestos materiales: a) que existan
fundados y graves elementos de convicción de que el imputado intervino en el delito; b) que
la sanción a imponerse sea superior a 4 años de pena privativa de libertad; y, c) que el
imputado, en razón a sus antecedentes y otras circunstancias del caso particular, permita
colegir razonablemente que tratará de eludir la acción de la justicia (peligro de fuga) u
obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de obstaculización).
A diferencia de la detención preliminar, en la preventiva el juez convoca a audiencia para que
se determine la procedencia de la prisión preventiva y debe resolver en la misma sin necesidad
de postergación.
En relación al plazo de duración, esta no durará más de 9 meses; tratándose de procesos
complejos, el plazo límite de esta no puede superar los 18 meses; y, para los procesos de
criminalidad organizada, el plazo no debe durar más de 36 meses.
Ahora bien, respecto a la prisión preventiva se ha emitido importante jurisprudencia, tal es el
caso de la Casación Nº 626-2013-Moquegua que estableció jurisprudencia vinculante sobre
la audiencia, motivación y elementos de dicha institución.
Así, en dicha casación se señaló que, para la adopción de la prisión preventiva no se exige
que se tenga certeza sobre la imputación, solo que exista un alto grado de probabilidad de la
ocurrencia de los hechos, mayor al que se obtendría al formalizar la investigación
preparatoria; valiéndose de toda la información oralizada y acopiada hasta ese momento
(primeros recaudos). Además, se determinó que la sola inexistencia de arraigo tampoco
genera la aplicación automática de la prisión preventiva, sobre todo cuando existen otras
medidas que pudieran cumplir estos fines. Por eso, este requisito debe valorarse en conjunto
con otros para establecer si es que en un caso concreto existe o no peligro de fuga.
En la misma línea, la sentencia emitida por el Tribunal Constitucional mediante la cual se
declaró fundadas las demandas de hábeas corpus interpuestas por Nadine Heredia y Ollanta
Humala y que revocó la prisión preventiva dictada en su contra, es de suma importancia, pues
el TC hizo referencia a algunos criterios sobre la tramitación de una solicitud de prisión
preventiva.
Sobre el particular, recordaron, que el espacio del debate acerca de la justificación del dictado
o no de una medida de prisión preventiva es de naturaleza cautelar y no punitivo, por ende,
no existe margen alguno, so pena de violar la presunción de inocencia, para afirmar y dar por
establecido ningún tipo de responsabilidad penal.

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