Vous êtes sur la page 1sur 14

La Escala

A lo largo de la vida, escuchamos diferentes sonidos a nuestro alrededor. Todos ellos


corresponden a una nota musical específica. Las notas musicales son cada uno de los
sonidos que percibimos cuando, por ejemplo, escuchamos nuestra canción favorita.
Hoy día podemos registrar esos sonidos, o notas, en una partitura, más no siempre fue así.
La primera forma de escritura musical de la que se tiene constancia se dio entre los siglos
VIII y IX, se le conoce hoy como notación neumática. Se le llama así por la palabra
neuma, que puede interpretarse como “espíritu, respiración o soplo”. Consistían
básicamente en signos por encima del texto, indicando solamente que el sonido subía o
bajaba, y algunas articulaciones en su interpretación.
Figura 1.1. Notación neumática

Debido al cambio de la caña a la pluma de ave como instrumento de escritura, surgió lo


que se conoce como notación cuadrada. Esta era parecida a los antiguos neumas, hechos
ahora con formas cuadradas. Aparte de esto, comenzó el uso de las líneas para ubicar
sonidos con más exactitud, y el desarrollo de estas líneas llevó al desarrollo del
pentagrama.
Figura 1.2. Notación cuadrada

Las notas musicales son: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si. En notación anglosajona se les
llama C, D, E, F, G, A y B, respectivamente. Se le atribuye al monje benedictino Guido
D´Arezzo la nomenclatura tradicional de estas notas. D´Arezzo se basó en las primeras
sílabas de un himno del siglo VIII que eran; Ut, Re, Mi, Fa, Sol y La, para darle nombre
a cada nota, ya que cada una de estas sílabas producía el sonido de la nota en cuestión.
Con el tiempo, se cambió la nota Ut por Do, con el fin de facilitar su pronunciación. La
nota Si se añadió al unir la S y la I de los dos últimos versos.
Así se logró dar nombre a cada una de estas notas. La secuencia de estas notas conforma
la escala. Esta se obtiene al interpretar las notas en orden, ya sea ascendente o
descendente. La escala es parecida al eslabón de una cadena, es decir, cuando tocamos
una escala y llegamos a la nota Si, la siguiente nota es un Do, sólo que más agudo que el
que tocamos primero. Veamos el ejemplo de una escala:
Figura 1.3. La escala

Entre las notas también existen distancias. Podemos imaginar el teclado de un piano.
Tiene teclas blancas y teclas negras. Las teclas blancas constituyen las notas naturales. La
distancia que separa una tecla blanca de otra es un tono, excepto de Mi a Fa, y de Si a Do.
La distancia entre una tecla negra y la tecla blanca más próxima es un semitono. También
es la distancia entre las teclas blancas de Mi a Fa, y de Si a Do. Por esto deducimos que
un tono se compone de dos semitonos.
Figura 1.4. Teclado de un piano

Se ha visto como la notación musical ha evolucionado desde los conceptos más básicos
hasta el sistema actual. Finalizaremos con un ejemplo comparativo entre las tres
notaciones musicales que analizamos hoy

Pentagrama: Desde una a Cinco Líneas


En esta ocasión, hablaremos del proceso que dio origen al pentagrama musical.
El pentagrama es un medio efectivo para comunicar melodías, armonías y ritmos. Esta
forma de transmisión de ideas musicales se ha utilizado durante siglos para permitir la
comunicación efectiva entre compositores, arreglistas, intérpretes y demás músicos. Así
mismo, el pentagrama brinda un soporte a cada una de las notas musicales, otorgándoles
una altura determinada, a fin de que el músico sepa la diferencia de las notas entre sí.
Figura 1.5 Partitura moderna

En el siglo X, en los tiempos de la notación cuadrada, comenzaron a usarse líneas para


ubicar el sonido de las notas con cierta precisión. Primero fue una línea roja que
representaba el Fa, las demás notas tomaban su nombre por referencia. Luego una línea
amarilla se añadió representando la nota Do. Guido D´Arezzo agregó dos líneas más y
conformó el tetragrama.
Figura 1.6. Tetragrama

El uso de cuatro líneas no era la única manera empleada, ya que se tienen constancias de
sistemas de cinco, seis, e incluso diez líneas. Se usó el sistema de cuatro líneas para la
música sacra y el de cinco líneas para la música profana. Con el tiempo, el sistema de
cinco líneas, o pentagrama fue el sistema que se impuso para la escritura musical.
El uso del pentagrama se basa en su sistema de cinco líneas y cuatro espacios. Cada línea
lleva el nombre de una nota musical, y teniendo esa línea como referencia, nombramos
los espacios y líneas siguientes, tanto en orden descendente como ascendente. Por
ejemplo, si una línea de nuestro pentagrama es Do, el espacio que sigue arriba es Re, la
próxima línea es Mi, y así sucesivamente. Por otra parte, tomando como referencia el
mismo Do, el espacio inmediatamente debajo de esa línea sería un Si, la línea que sigue
más abajo es un La, y así sucesivamente.
Figura 1.7. El pentagrama
Obviamente, no toda la música audible comprende un rango de cinco líneas y cuatro
espacios. Para las notas que salen del rango del pentagrama existen las líneas adicionales.
Su función es precisamente ampliar el registro sonoro del instrumento o voz, ya sea en
registros más agudos, o más graves.
Figura 1.8. Las líneas adicionales

Hemos aprendido así el desarrollo del pentagrama a través de sus diferentes etapas, y su
función en nuestra comprensión de la notación musical.

Claves: El Nombre de Cada Nota Musical


En esta ocasión, aprenderemos la función de las claves, lo que nos permitirá conocer la
ubicación de las notas musicales en las líneas y espacios en el pentagrama.
El pentagrama cumple una vital función en la comprensión de la música escrita. Cada
línea nos da el nombre de las notas. Pero, ¿cómo saber el nombre de cada línea del
pentagrama? Lo sabemos por la clave. La clave es un símbolo musical que se ubica al
comienzo de una partitura. Su función es indicar el nombre de cada línea del pentagrama,
teniendo así el nombre de las notas que se ubiquen en esas líneas.
No todos los instrumentos producen el mismo registro sonoro. Es decir, existen
instrumentos de sonidos agudos, como el violín, la guitarra o la flauta. Hay instrumentos
de registro grave como el bajo, el trombón o el violonchelo. Y están instrumentos de
registro medio, como la viola y en algunos casos, el violonchelo, el trombón y el fagot.
Debido a esto, existen diferentes claves que se usan en los registros de estos instrumentos.
La más conocida de ellas es la clave de Sol. Es reconocida como uno de los símbolos
universales de la música. Es la clave usada en instrumentos agudos y en la mayoría de
voces humanas. Esta clave indica que la segunda línea del pentagrama corresponde a la
nota Sol.
Figura 1.9. La clave de Sol
Para los instrumentos de registro grave está la clave de Fa. En ella la línea que
corresponde a la nota Fa está ubicada entre los dos puntos de la clave.
Figura 1.10. La clave de Fa

Los instrumentos de registro medio usan la clave de Do, que especifica que la tercera
línea del pentagrama, es decir, la línea central, corresponde a la nota Do.
Figura 1.11. La clave de Do

Ahora que se ha visto la ubicación de las notas en estas tres claves, es posible analizar la
relación entre estas tres claves.
En la clave de Sol, ubicamos en la línea adicional por debajo de la primera línea del
pentagrama la nota Do. Esta nota corresponde al mismo sonido de la tercera línea de la
clave de Do, y a la nota que va en la línea adicional que está por encima de la quinta línea
del pentagrama en clave de Fa.
Figura 1.12. Comparación de las distintas claves

Hemos visto las tres claves en sus ubicaciones más utilizadas, por ejemplo: la clave de
Sol en segunda línea, la de Do en tercera y la de Fa en cuarta. Pero a veces, por diferentes
motivos, estás claves pueden cambiar de ubicación en el pentagrama con el fin de darnos
nuevas posibilidades de registro sonoro. Este es un ejemplo de esos casos .
Figura 1.13. Claves en diferentes líneas

La clave, como su nombre lo dice, es el elemento principal a la hora de saber el nombre


de las notas en el pentagrama. Al familiarizarnos con cada una de ellas, aumentará nuestra
capacidad de leer partituras de instrumentos tan diferentes como el bajo y la flauta, con
una fluidez sorprendente.
Figuras Musicales (Parte I)
Uno de los desafíos con el que se enfrentaron los teóricos de la música de la antigüedad
fue cómo representar el factor tiempo en la partitura.
Hoy día existe una serie de figuras musicales cuya función es especificar el tiempo de
duración de cada nota. Para comprender, expliquemos primero el concepto del tiempo, o
tempo. El tiempo es el pulso interno de la música. Al escuchar nuestra canción favorita
posiblemente marquemos el ritmo con el pie, o con las palmas. Eso que estamos haciendo
es marcar el tiempo. Tomando como referencia el tiempo podremos entender la duración
de cada una de las figuras musicales.
Comenzaremos con la redonda. Es la figura musical cuya duración es de cuatro tiempos.
Le sigue la blanca, cuya duración es de dos tiempos. La negra dura un tiempo. Luego
sigue la corchea con una duración de medio tiempo, y la semicorchea, con apenas un
cuarto de tiempo. También tenemos la fusa y la semifusa, con una duración de un octavo
y un dieciseisavo de tiempo respectivamente.
Figura 1.14. Figuras musicales

Existe una relación entre cada una de estas figuras. La redonda, que vale cuatro tiempos,
es equivalente a dos blancas, pues cada una dura dos tiempos. O también equivale a cuatro
negras, a ocho corcheas y a dieciséis semicorcheas. Y así cada una de las figuras
musicales guarda relación proporcional con otra.
Figura 1.15. Equivalencias de las figuras musicales

Vemos entonces que la redonda, la blanca y las demás figuras musicales nos especifican
la cantidad de tiempo que debe durar el sonido de cada nota. También existen figuras que
nos dicen la cantidad de tiempo durante la cual no se debe escuchar sonido alguno. Esas
figuras son los silencios. Existen silencios equivalentes a cada figura musical. Es decir,
así como hay redonda que dura cuatro tiempos, existe un silencio de redonda que indica
que durante cuatro tiempos no se produce sonido, y así sucesivamente con el resto de las
figuras musicales.
Figura 1.16. Silencios

Hemos aprendido así la duración de las figuras musicales básicas. Con esto, podremos
saber cuánto tiempo debe sonar cada nota en una partitura. O cuanto tiempo debe haber
silencio. Sin éste conocimiento, nuestra música sería realmente desordenada, y carecería
de un elemento esencial para su plena expresión.
Figuras Musicales (Parte II)
Escuchando nuestra música favorita, nos damos cuenta de que no todo lo que escuchamos
dura cuatro, dos o cualquier medida par de tiempo. Existen otras duraciones, y figuras
nuevas que no conocemos. En el presente video continuaremos aprendiendo acerca de las
figuras musicales, analizando nuevos recursos que enriquecen nuestra manera de percibir
y expresar la música.
Comencemos con el puntillo. El puntillo es una figura musical que se usa para extender
la duración de la nota que le precede, medio tiempo de su valor original. Por ejemplo,
tomemos una blanca, cuya duración es de dos tiempos. Si esta blanca tiene un puntillo,
se le agrega la mitad de su valor, el cual es un tiempo. Al añadir eso a su valor original
nos da como resultado una duración de tres tiempos; los dos de la figura original, más la
mitad que añade el puntillo.
Figura 1.17. El puntillo

Audio 1.2. Negra convencional y negra con puntillo


Tenemos otra figura musical llamada ligadura. La ligadura es un arco que une dos o más
figuras en el pentagrama. Puede colocarse este arco tanto por encima como por debajo de
estas notas, por motivos estéticos. Cuando una ligadura une dos figuras de la misma nota
musical, causa el efecto de que esa nota dura la cantidad de tiempo que suman las dos
figuras. Así se pueden obtener medidas más largas que la redonda. La ligadura también
es muy usada como un elemento expresivo en la música, para lograr texturas más dulces
y tranquilas.
Figura 1.18. La ligadura

Ahora hablemos del tresillo. El tresillo consta de tres notas que suenan durante el mismo
periodo de tiempo que suenan dos. Por ejemplo: tenemos dos corcheas. Estas dos figuras
hacen un total de un tiempo. Si quisiera hacer un tresillo de corchea, esto se logra al
interpretar tres corcheas de idéntica duración cada una, durante el tiempo exacto en que
suenan dos corcheas, es decir, en un tiempo. Reconocemos un tresillo en una partitura
porque, encima de las tres notas respectivas, vemos un número 3 escrito.
Figura 1.19. El tresillo

De esta forma, se ha visto como el uso de diferentes recursos nos permite encontrar la
sonoridad que deseamos.

El Compás, la Base de la Música


Ya conocemos algunos de los elementos que conformar una partitura. ¡Muy bien! Ahora
estudiaremos un elemento importante del ritmo de la música. Nos referimos al compás.
Muchas veces se hace referencia al compás cuando, en una pista o salón de baile, alguien
dice “¡Vamos al compás de la música!”. El compás se refiere a la forma en como el tiempo
de la música está ordenado, con el fin de que ésta tenga una secuencia lógica.
En una partitura, el compás se encuentra representados por un número racional o fracción
ubicados al comienzo del pentagrama, y se dividen entre sí por líneas divisorias. En dicha
fracción, el numerador corresponde a la cantidad de tiempos que debe haber en un
compás. El denominador indica qué figura musical se mota como unidad de tiempo,
tomando como referencia una redonda. Es decir, en un compás cuatro por cuatro, debe
haber cuatro tiempos por compás, y cada tiempo equivale a una negra, ya que cuatro
negras conforman una redonda.

Figura 1.20. El compás

En ocasiones, se suelen usar otros símbolos parecidos a una C para expresar compases
como un cuatro por cuatro. A esto se le conoce como compás simplificado
Figura 1.21. Compás simplificado

Hemos visto en qué consiste el compás, su importancia y cómo reconocerlo en una


partitura. El comprender la relación de los compases entre sí alcanzaremos un firme
cimiento para estudiar los ritmos que escuchamos en nuestra música actual.
Tipos de Compases
Existen muchas maneras de expresar los ritmos de los diferentes géneros musicales. Para
comprender esto, es necesario estar las divisiones de los compases. Los compases suelen
dividirse en dos categorías: compases simples y compases compuestos.
Los compases simples son aquellos cuyos tiempos pueden subdividirse en dos pulsos.
Los compases compuestos son aquellos donde cada tiempo se subdivide en tres pulsos.
Por esta razón, también es posible clasificar los compases en binarios, terciarios,
cuaternarios e irregulares.
Compases binarios: se dividen en dos tiempos, en los que cada uno puede tener una
subdivisión binaria o terciaria. El dos por dos es un ejemplo de compás binario con
subdivisión binario, pues consta de dos tiempos donde cada uno se puede subdividir en
dos pulsos. El seis por ocho es un compás binario de subdivisión ternaria, porque consta
de dos tiempos donde cada uno se puede subdividir en tres pulsos.
Figura 1.22. Compás binario de subdivisión binaria

Figura 1.23. Compás binario de subdivisión ternaria

Compases terciarios: se dividen en tres tiempos por compás. Cada tiempo puede ser de
subdivisión binaria o terciaria. El tres por cuatro es un compás ternario de subdivisión
binaria, porque tiene tres tiempos que pueden subdividirse en dos pulsos. El nueve por
ocho es un compás ternario de subdivisión ternaria, porque tiene tres tiempos que pueden
subdividirse cada uno en tres pulsos.
Figura 1.24. Compás terciario de subdivisión binaria
Figura 1.25. Compás terciario de subdivisión ternaria

Compases cuaternarios: se componen de cuatro tiempos por compás, con subdivisiones


binarias o terciarias. El cuatro por cuatro es un compás cuaternario de subdivisión
binaria, porque tiene cuatro tiempos que pueden subdividirse en dos pulsos. El doce por
ocho es un compás cuaternario de subdivisión ternaria, pues tiene cuatro tiempos que
pueden subdividirse en tres pulsos pulsos.
Figura 1.26. Compás cuaternario de subdivisión binaria

Figura 1.27. Compás cuaternario de subdivisión ternaria

También existen los llamados compases irregulares, los cuales se dividen en compases de
amalgama y compases dispares. Los compases de amalgama se componen de la suma de
dos o más compases simples, y los compases dispares se forman de cualquier forma que
no pertenezca a una categoría explicada anteriormente.
Figura 1.28. Compás de amalgama

Ahora que hemos alcanzado una visión más global acerca de los compases, podemos
notar su importancia a la hora de establecer el ritmo de la música hoy día.

Alteraciones Musicales
Al igual que el puntillo, que cambia la duración de la figura que precede, existen recursos
para alterar el sonido de determinada nota. Esos recursos se llaman alteraciones o
accidentes musicales, y su función es generar nuevos sonidos a partir de las siete notas
básicas de la música: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si.
Estas alteraciones o accidentes musicales se presentan en tres tipos:
Bemol: es la alteración que hace que la nota baje un semitono. Es decir, al tocar un Re en
el piano y luego tocar la tecla negra inmediatamente antes de ése Re, obtenemos un Re
bemol. Como la distancia que separa un Mi un Fa es un semitono, un Mi es equivalente
a un Fa bemol. Cuando dos notas tienen nombres diferentes, pero producen el mismo
sonido, se genera enarmonía. Las alteraciones musicales afectan todas las notas de esa
línea del pentagrama dentro de un compás o ligadura.
Figura 1.29. Bemol

Sostenido: es la alteración que aumenta un semitono a la nota. Es decir, al tocar en el


piano un Do, y luego tocar la tecla negra que está inmediatamente después, estamos
haciendo un Do sostenido. Como la distancia que separa un Si de un Do es de un
semitono, la nota Do es equivalente a un Si sostenido, produciendo así enarmonía. Esta
alteración musical afecta todas las notas de esa línea del pentagrama dentro de un compás
o ligadura.
Figura 1.30. Sostenido

Becuadro: anula cualquier alteración que un bemol o un sostenido haya realizado antes,
volviendo la nota a su estado natural.
Figura 1.31. Becuadro

Al igual que el bemol, el sostenido y el becuadro, existen otros accidentes como el doble
sostenido y el doble bemol, cuya función es la misma que el sostenido y bemol normal,
sólo que doble.

Figura 1.32. Doble sostenido


Figura 1.33. Doble bemol

Al conjunto de alteraciones que vemos al principio de un pentagrama, junto con la clave


y el compás se le conoce como armadura de clave.
Figura 1.34. Armadura de clave

Así, se han podido estudiar los elementos básicos de una partitura, y los parámetros
iniciales de cualquier partitura que analicemos.

Estudiando una Partitura


Hemos aprendido algunas nociones básicas en cuanto a la notación musical
actual. Veamos ahora un caso en el que se encuentran cada uno de los temas que hemos
expuesto en este curso, con la finalidad de reconocerlos tanto al escucharlos, como al
verlos en la partitura.
Figura 1.35. Partitura

En este extracto de un arreglo de la obra “Romeo y Julieta” del compositor ruso


Tchaikovsky identificaremos cada uno de los elementos que hemos estudiado en esta
lección.
Vemos el uso de tres pentagramas por sección, uno de esos pentagramas corresponde al
clarinete en clave de Sol, pues es un instrumento de registro agudo, y los otros dos al
piano en sus registros grave y agudo, usando las claves de Fa y Sol respectivamente. Estos
tres pentagramas se leen simultáneamente.
Luego observamos las armaduras de clave. El arreglo se encuentra con un compás de
cuatro por cuatro, lo que quiere decir que cada compás tiene cuatro tiempos, tomando
como unidad de tiempo la negra.
Vemos que al principio de cada pentagrama hay un bemol en el caso del clarinete y tres
en el piano. Esto quiere decir que, en el clarinete, la nota Si es bemol, y en el piano las
notas Si, Mi y La son bemoles.
Observamos que el pentagrama superior del piano comienza presentando un ritmo basado
en figuras de negras, dando a entender que cada una de esas notas dura un tiempo. El
pentagrama inferior muestra blancas y redondas, de dos y cuatro tiempos de duración
respectivamente.
En el octavo compás del pentagrama del clarinete observamos una serie de siete notas
ascendentes. Eso es una escala.
En el segundo compás del pentagrama superior del piano, observamos ejemplos de bemol
y becuadros. En este caso los bemoles bajan un semitono al Do y al Sol durante ése
compás. El becuadro hace que la nota La sea natural, pero un bemol lo devuelve a su
estado de La bemol. En el compás sexto vemos un ejemplo del sostenido en el Fa y el Re
de ése compás.

Vous aimerez peut-être aussi