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Las notas musicales son: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si. En notación anglosajona se les
llama C, D, E, F, G, A y B, respectivamente. Se le atribuye al monje benedictino Guido
D´Arezzo la nomenclatura tradicional de estas notas. D´Arezzo se basó en las primeras
sílabas de un himno del siglo VIII que eran; Ut, Re, Mi, Fa, Sol y La, para darle nombre
a cada nota, ya que cada una de estas sílabas producía el sonido de la nota en cuestión.
Con el tiempo, se cambió la nota Ut por Do, con el fin de facilitar su pronunciación. La
nota Si se añadió al unir la S y la I de los dos últimos versos.
Así se logró dar nombre a cada una de estas notas. La secuencia de estas notas conforma
la escala. Esta se obtiene al interpretar las notas en orden, ya sea ascendente o
descendente. La escala es parecida al eslabón de una cadena, es decir, cuando tocamos
una escala y llegamos a la nota Si, la siguiente nota es un Do, sólo que más agudo que el
que tocamos primero. Veamos el ejemplo de una escala:
Figura 1.3. La escala
Entre las notas también existen distancias. Podemos imaginar el teclado de un piano.
Tiene teclas blancas y teclas negras. Las teclas blancas constituyen las notas naturales. La
distancia que separa una tecla blanca de otra es un tono, excepto de Mi a Fa, y de Si a Do.
La distancia entre una tecla negra y la tecla blanca más próxima es un semitono. También
es la distancia entre las teclas blancas de Mi a Fa, y de Si a Do. Por esto deducimos que
un tono se compone de dos semitonos.
Figura 1.4. Teclado de un piano
Se ha visto como la notación musical ha evolucionado desde los conceptos más básicos
hasta el sistema actual. Finalizaremos con un ejemplo comparativo entre las tres
notaciones musicales que analizamos hoy
El uso de cuatro líneas no era la única manera empleada, ya que se tienen constancias de
sistemas de cinco, seis, e incluso diez líneas. Se usó el sistema de cuatro líneas para la
música sacra y el de cinco líneas para la música profana. Con el tiempo, el sistema de
cinco líneas, o pentagrama fue el sistema que se impuso para la escritura musical.
El uso del pentagrama se basa en su sistema de cinco líneas y cuatro espacios. Cada línea
lleva el nombre de una nota musical, y teniendo esa línea como referencia, nombramos
los espacios y líneas siguientes, tanto en orden descendente como ascendente. Por
ejemplo, si una línea de nuestro pentagrama es Do, el espacio que sigue arriba es Re, la
próxima línea es Mi, y así sucesivamente. Por otra parte, tomando como referencia el
mismo Do, el espacio inmediatamente debajo de esa línea sería un Si, la línea que sigue
más abajo es un La, y así sucesivamente.
Figura 1.7. El pentagrama
Obviamente, no toda la música audible comprende un rango de cinco líneas y cuatro
espacios. Para las notas que salen del rango del pentagrama existen las líneas adicionales.
Su función es precisamente ampliar el registro sonoro del instrumento o voz, ya sea en
registros más agudos, o más graves.
Figura 1.8. Las líneas adicionales
Hemos aprendido así el desarrollo del pentagrama a través de sus diferentes etapas, y su
función en nuestra comprensión de la notación musical.
Los instrumentos de registro medio usan la clave de Do, que especifica que la tercera
línea del pentagrama, es decir, la línea central, corresponde a la nota Do.
Figura 1.11. La clave de Do
Ahora que se ha visto la ubicación de las notas en estas tres claves, es posible analizar la
relación entre estas tres claves.
En la clave de Sol, ubicamos en la línea adicional por debajo de la primera línea del
pentagrama la nota Do. Esta nota corresponde al mismo sonido de la tercera línea de la
clave de Do, y a la nota que va en la línea adicional que está por encima de la quinta línea
del pentagrama en clave de Fa.
Figura 1.12. Comparación de las distintas claves
Hemos visto las tres claves en sus ubicaciones más utilizadas, por ejemplo: la clave de
Sol en segunda línea, la de Do en tercera y la de Fa en cuarta. Pero a veces, por diferentes
motivos, estás claves pueden cambiar de ubicación en el pentagrama con el fin de darnos
nuevas posibilidades de registro sonoro. Este es un ejemplo de esos casos .
Figura 1.13. Claves en diferentes líneas
Existe una relación entre cada una de estas figuras. La redonda, que vale cuatro tiempos,
es equivalente a dos blancas, pues cada una dura dos tiempos. O también equivale a cuatro
negras, a ocho corcheas y a dieciséis semicorcheas. Y así cada una de las figuras
musicales guarda relación proporcional con otra.
Figura 1.15. Equivalencias de las figuras musicales
Vemos entonces que la redonda, la blanca y las demás figuras musicales nos especifican
la cantidad de tiempo que debe durar el sonido de cada nota. También existen figuras que
nos dicen la cantidad de tiempo durante la cual no se debe escuchar sonido alguno. Esas
figuras son los silencios. Existen silencios equivalentes a cada figura musical. Es decir,
así como hay redonda que dura cuatro tiempos, existe un silencio de redonda que indica
que durante cuatro tiempos no se produce sonido, y así sucesivamente con el resto de las
figuras musicales.
Figura 1.16. Silencios
Hemos aprendido así la duración de las figuras musicales básicas. Con esto, podremos
saber cuánto tiempo debe sonar cada nota en una partitura. O cuanto tiempo debe haber
silencio. Sin éste conocimiento, nuestra música sería realmente desordenada, y carecería
de un elemento esencial para su plena expresión.
Figuras Musicales (Parte II)
Escuchando nuestra música favorita, nos damos cuenta de que no todo lo que escuchamos
dura cuatro, dos o cualquier medida par de tiempo. Existen otras duraciones, y figuras
nuevas que no conocemos. En el presente video continuaremos aprendiendo acerca de las
figuras musicales, analizando nuevos recursos que enriquecen nuestra manera de percibir
y expresar la música.
Comencemos con el puntillo. El puntillo es una figura musical que se usa para extender
la duración de la nota que le precede, medio tiempo de su valor original. Por ejemplo,
tomemos una blanca, cuya duración es de dos tiempos. Si esta blanca tiene un puntillo,
se le agrega la mitad de su valor, el cual es un tiempo. Al añadir eso a su valor original
nos da como resultado una duración de tres tiempos; los dos de la figura original, más la
mitad que añade el puntillo.
Figura 1.17. El puntillo
Ahora hablemos del tresillo. El tresillo consta de tres notas que suenan durante el mismo
periodo de tiempo que suenan dos. Por ejemplo: tenemos dos corcheas. Estas dos figuras
hacen un total de un tiempo. Si quisiera hacer un tresillo de corchea, esto se logra al
interpretar tres corcheas de idéntica duración cada una, durante el tiempo exacto en que
suenan dos corcheas, es decir, en un tiempo. Reconocemos un tresillo en una partitura
porque, encima de las tres notas respectivas, vemos un número 3 escrito.
Figura 1.19. El tresillo
De esta forma, se ha visto como el uso de diferentes recursos nos permite encontrar la
sonoridad que deseamos.
En ocasiones, se suelen usar otros símbolos parecidos a una C para expresar compases
como un cuatro por cuatro. A esto se le conoce como compás simplificado
Figura 1.21. Compás simplificado
Compases terciarios: se dividen en tres tiempos por compás. Cada tiempo puede ser de
subdivisión binaria o terciaria. El tres por cuatro es un compás ternario de subdivisión
binaria, porque tiene tres tiempos que pueden subdividirse en dos pulsos. El nueve por
ocho es un compás ternario de subdivisión ternaria, porque tiene tres tiempos que pueden
subdividirse cada uno en tres pulsos.
Figura 1.24. Compás terciario de subdivisión binaria
Figura 1.25. Compás terciario de subdivisión ternaria
También existen los llamados compases irregulares, los cuales se dividen en compases de
amalgama y compases dispares. Los compases de amalgama se componen de la suma de
dos o más compases simples, y los compases dispares se forman de cualquier forma que
no pertenezca a una categoría explicada anteriormente.
Figura 1.28. Compás de amalgama
Ahora que hemos alcanzado una visión más global acerca de los compases, podemos
notar su importancia a la hora de establecer el ritmo de la música hoy día.
Alteraciones Musicales
Al igual que el puntillo, que cambia la duración de la figura que precede, existen recursos
para alterar el sonido de determinada nota. Esos recursos se llaman alteraciones o
accidentes musicales, y su función es generar nuevos sonidos a partir de las siete notas
básicas de la música: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La y Si.
Estas alteraciones o accidentes musicales se presentan en tres tipos:
Bemol: es la alteración que hace que la nota baje un semitono. Es decir, al tocar un Re en
el piano y luego tocar la tecla negra inmediatamente antes de ése Re, obtenemos un Re
bemol. Como la distancia que separa un Mi un Fa es un semitono, un Mi es equivalente
a un Fa bemol. Cuando dos notas tienen nombres diferentes, pero producen el mismo
sonido, se genera enarmonía. Las alteraciones musicales afectan todas las notas de esa
línea del pentagrama dentro de un compás o ligadura.
Figura 1.29. Bemol
Becuadro: anula cualquier alteración que un bemol o un sostenido haya realizado antes,
volviendo la nota a su estado natural.
Figura 1.31. Becuadro
Al igual que el bemol, el sostenido y el becuadro, existen otros accidentes como el doble
sostenido y el doble bemol, cuya función es la misma que el sostenido y bemol normal,
sólo que doble.
Así, se han podido estudiar los elementos básicos de una partitura, y los parámetros
iniciales de cualquier partitura que analicemos.