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¿Incapacidad o simple rechazo?

Por: Santiago Saavedra

La adopción representa una gran oportunidad para aquellos infantes que por diversas
razones no pueden criarse junto a sus padres biológicos, la cual les permite formar parte de
un núcleo familiar en el que puedan desarrollarse de forma adecuada, con todo el cariño,
apoyo y bienestar que cualquier niño merece. La labor de los padres adoptivos, es pues, una
noble acción que pretende brindarle un hogar y sobre todo una familia a un pequeño. No
obstante, la constante reestructuración social en el ámbito familiar ha traído consigo una
ampliación de esta concepción, forjando el concepto de la adopción homoparental, es decir,
compuesta por padres del mismo sexo.

Por otro lado, a pesar de que cada vez hay más aceptación, el rechazo a la homosexualidad
o cualquier otra orientación sexual diferente a la hetero en la sociedad actual es innegable y
la forma en la que se quiere excluir a las parejas del mismo sexo de la oportunidad de ser
padres, da fe de esto. Entonces podríamos preguntarnos ¿Por qué se les debería dar la
posibilidad de adoptar a las parejas homosexuales? Es bastante obvio que la labor de ser
padre no tiene nada que ver con cuestiones de índole sexual o reproductiva, sino con la
crianza y el bienestar económico y emocional que los padres sean capaces de brindar, en
otras palabras, la orientación sexual o el género de una persona no determinan sus
capacidades como padre o madre.

Una de las mayores preocupaciones en términos de adopción, bien sea homoparental o


heteroparental, es la calidad de vida que una pareja puede ofrecerle al niño, considerándose
variables como la salud, la estabilidad y la crianza. Un reporte técnico realizado por la
Academia Americana de Pediatría (2002) señala que a los niños que crecen con uno o dos
padres homosexuales les va tan bien en su funcionamiento emocional, cognitivo, social y
sexual como a los niños cuyos padres son heterosexuales.

El desarrollo óptimo de los niños parece estar más influenciado por la naturaleza de las
relaciones e interacciones dentro de la unidad familiar que por la forma estructural
particular que ésta tome. Lo anterior demuestra que los padres homosexuales son capaces
de criar de forma adecuada a un niño y que su preferencia sexual no representa ningún
inconveniente para dicho cometido.

Por otra parte, el sacerdote católico y psicoanalista Tony Anatrella se opone a la adopción
homoparental argumentando que un niño no se concibe ni se educa a partir de un solo sexo.
Según este autor,
esto es privarlo de una dimensión esencial de lo real que no podrá compensar la
presencia en su medio social de personas del otro sexo. El niño sólo se desarrolla
positivamente en la doble identificación con su padre y su madre, quienes son un
hombre y una mujer (…) (Anatrella, 2011, p. 88).

Si bien es cierto que para concebir a una nueva vida se requiere de la participación de una
parte masculina y una femenina, el centro de la discusión es la adopción, no la fecundación.
Esta posición, además de tener una generalización falaz, desmerita directamente las
cualidades como padres de aquellas madres cabeza de familia y padres solteros que, con
esfuerzo, velan día a día por el futuro de sus hijos, niños generalmente sanos y, en la
mayoría de los casos, sin ningún problema psicológico o social por haber crecido y haberse
educado “a partir de un solo sexo”.

Entonces, ¿Cómo se sentiría usted si sus capacidades fueran evaluadas con base en sus
preferencias y no en su desempeño? ¿Y si algo tan inherente a su persona como lo es el
gusto por algo, lo privara de alguna oportunidad por no encajar en la mayoría?

Es indignante que habiendo miles de infantes alrededor del mundo anhelando por la
posibilidad de ser adoptados y formar parte de una familia, se quiera restringir la adopción
a una pareja por cuestiones tan banales como la preferencia sexual y todo por una serie de
concepciones erróneas, hipótesis exageradas y argumentos fundamentados en ideologías
cerradas. Si bien es cierto que como seres humanos tendemos a negarnos a los cambios
sociales, no podemos cerrarnos a una oportunidad más de derribar las barreras imaginarias
y autoimpuestas que nos dividen como seres humanos.

Referencias

Academia Americana de Pediatría. (2002). Technical report: coparent or second-parent


adoption by same-sex parents. Pediatrics, 109(2), 341-344.

Anatrella, T. (2011). La adopción de niños por personas homosexuales. Humanitas (16).

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