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JURISDICCIÓN-COMPETENCIA
CONCEPTOS Y DIFERENCIA
Reiterada y consecuentemente ha sostenido este Supremo Tribunal, al realizar un
análisis de los artículos 59 y 62 del Código de Procedimiento Civil, que la consulta
obligatoria a la Sala Político- Administrativa sólo procede en los casos de falta de
jurisdicción y que en presencia de esta figura procesal debe remitirse el expediente
original de la causa a esta Sala.
En el caso subiudice, como se evidencia del estudio de los autos, no existe la falta
de jurisdicción, ya que no se trata de los supuestos señalados supra; estamos frente a
un problema de competencia, que no es más que la medida de la jurisdicción que ejerce
en concreto el juez en razón de la materia, la cuantía y el territorio. Por lo tanto existirá
incompetencia cuando se discute sobre los límites de los poderes de los jueces
venezolanos entre sí, como en el caso de autos. El artículo 67 del Código de
Procedimiento Civil prevé que en el caso que el juez mediante una sentencia
interlocutoria declare su propia competencia, la decisión sólo será impugnada mediante
la regulación de competencia, que funciona como medio para resolver los problemas de
competencia y como sustituto de la apelación ordinaria.
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2.- Sentencia N° 144 del 24/03/00. SALA CONST. Exp. N° 00-0056
JURISDICCIÓN-COMPETENCIA
CONCEPTOS, ACEPCIONES, PRESUPUESTOS, ETC.
JUEZ NATURAL=CONCEPTO
JURISDICCIÓN
CONCEPTO
ESTADO DE JUSTICIA
PODERES DEL JUEZ
ESTADO JUDICIALISTA
JURISDICCIÓN: COMO SERVICIO PÚBLICO
FINALIDAD DE LA JURISDICCIÓN
Ante tal situación, considera necesario esta Sala señalar nuevamente que en los
casos en que se interponga recurso de abstención o carencia, al no existir un
procedimiento especial para la tramitación del mismo, se debe de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 102 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia, aplicar
el procedimiento establecido para los juicios de nulidad contra actos de efectos
particulares, el cual exige la notificación del ente autor del acto recurrido. Ahora bien, en
los casos en que se interpongan recursos de abstención o carencia, ciertamente no
existen ningún ente, autor del acto administrativo recurrido, pero si existe un ente al
cual se le atribuye la abstención, y es a éste al que se debe notificar de la acción
interpuesta en su contra.
(…)
Ello así, debe esta Sala reflexionar sobre el nuevo ordenamiento jurídico, surgido
en virtud de la promulgación de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, mediante la cual se transformó al Estado venezolano, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 2 eiusdem, en “(...) un Estado democrático y social de Derecho y
de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su
actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la
responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y
el pluralismo político”.
Igualmente, de conformidad con lo establecido en el artículo 253 de la Carta
Magna, la potestad de administrar justicia emana del pueblo y se imparte en nombre de
la República. Asimismo, la Justicia constituye un elemento existencial del Estado, a
tenor de lo dispuesto en el artículo 2 antes citado; y un fin esencial de éste, de acuerdo a
lo previsto en el artículo 3 de la Constitución vigente. En efecto, se establece un Estado
Social y Democrático de Derecho comprometido con el progreso integral que los
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venezolanos aspiran, con el desarrollo humano que permita una calidad de vida digna,
aspectos que configuran el concepto de Estado de Justicia.
En consecuencia, tal como se señaló supra, el Estado se califica como de Derecho
y de Justicia, y establece como valor superior de su ordenamiento jurídico a la Justicia y
la preeminencia de los derechos fundamentales, en el entendimiento, entre otras cosas,
de que el acceso a la Justicia es para que el ciudadano haga valer sus derechos y pueda
obtener una tutela efectiva de ellos de manera expedita, sin dilaciones indebidas y sin
formalismos o reposiciones inútiles (artículo 26 eiusdem), lo cual conforma un Estado
justo, del justiciable como elemento protagónico de la democracia. En efecto, al cambiar el
rol del Estado y de la sociedad, con la entrada en vigencia de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, el Juez y el proceso pasan a ser elementos
esenciales en la conformación de un Estado de Justicia, y así se desprende del contenido
del artículo 257 constitucional, el cual establece:
“Artículo 257.- El proceso constituye un instrumento fundamental
para la realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán la
simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán un
procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la justicia por la
omisión de formalidades no esenciales”.
Con relación a lo antes expuesto, se pronunció esta Sala Político-Administrativa,
en sentencia de fecha 24 de marzo de 2000, (Caso: Rosario Nouel ), en la cual se señaló
lo siguiente:
“Existe un nuevo paradigma en cuanto a los valores y principios
constitucionales que se vinculan a la justicia como hecho social, político y
democrático. Esta nueva concepción de Estado de Justicia trae consigo no tan
sólo una transformación orgánica del sistema judicial (artículo 253 y 254 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela), sino también un
cambio por la razón íntima que cada ciudadano, y especialmente el Juez (...).
En este sentido el Juez, a quien se le reclama y exige justicia, debe ser
igualmente producto de un hecho democrático que establezca un vínculo de
afinidad entre la sociedad que exige y el poder que interpreta los valores y
principios constitucionales para alcanzar los fines del Estado. Así, es el Juez
quien debe amparar – en nombre de la República y como expresión soberana
del pueblo- a quien pide restablecimiento de la situación jurídica, es él quien
tutela y armoniza los derechos e intereses con los fines del estado (artículos
26 y 27 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela), y esta
obligación la identifica la Constitución con el Juez cuando lo obliga a asegurar
la integridad de la Constitución, y por ende, le da la potestad de desaplicar
las normas que colidan con el texto constitucional (Artículo 334 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela).
Entonces, el Poder Judicial en una distribución tripartita del Poder Público no
es el tercer poder, así como en una distribución pentapartita el Poder Judicial
no es el quinto poder; el Poder Judicial representa el poder integrado y
estabilizador del Estado, ya que es el único que tiene competencia para
controlar y aún disolver al resto de los Poderes Públicos. Eso nos hace un
Estado Judicialista.” (resaltado de la Sala)
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JURISDICCIÓN-COMPETENCIA
CONCEPTOS
JURISDICCIÓN
ARBITRAJE
MECANISMOS ALTERNATIVOS DE RESOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS
Siendo la oportunidad para pronunciarse sobre la consulta de Ley de la sentencia
dictada el 22 de noviembre de 2002, por el Juzgado Primero de Primera Instancia del
Trabajo y Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, mediante la cual
declaró su falta de jurisdicción frente a la Administración Pública, en particular,
respecto de la Inspectoría del Trabajo del Estado Táchira, esta Sala observa:
En el presente caso, se ha interpuesto una acción fundamentada en los artículos
48 de la Ley de Arbitraje Comercial, 12 y 523 del Código de Procedimiento Civil, a los
fines de obtener la ejecución forzosa del Laudo Arbitral dictado por la Junta de Arbitraje
designada por el Ministerio del Trabajo, publicado en la Gaceta Oficial de la República de
Venezuela Nº 36.139 en fecha 3 de febrero de 1997.
Por su parte, el Juzgado Primero de Primera Instancia del Trabajo y Agrario de la
Circunscripción Judicial del Estado Táchira, declaró su falta de jurisdicción por
considerar que el Laudo Arbitral cuyo cumplimiento se exige tuvo lugar con ocasión a
una controversia surgida por la solicitud de una Reunión Normativa Laboral, por lo que
observó que “el Ministerio del Trabajo a través de las Inspectorías del Trabajo en cada
Estado son los competentes (sic) para aplicar las normativas a que hubiere lugar para
lograr el cumplimiento de lo convenido en esa Reunión Normativa Laboral.” En
consecuencia, declinó su conocimiento en la Inspectoría del Trabajo del Estado Táchira,
ordenando la remisión del expediente.
Posteriormente, la Inspectoría del Trabajo del Estado Táchira admitió la ejecución
del Laudo Arbitral, y el 25 de marzo de 2003 solicitó opinión de la Consultoría Jurídica
del Ministerio del Trabajo, a los fines de obtener el dictamen en referencia a la ejecución
del aludido Laudo Arbitral. Ante tal pedimento, la Consultoría estimó la existencia de
“un conflicto de competencia” (sic), por lo que consideró que era a los órganos
jurisdiccionales a los que le correspondía determinar quien debía conocer de la presente
causa.
Visto lo anterior, la Inspectoría del Trabajo del Estado Táchira dejó sin efecto la
admisión de la ejecución del Laudo Arbitral, y posteriormente, el 1º de julio de 2003,
ordenó la remisión del expediente al Juzgado Primero de Primera Instancia y del Trabajo
del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar.
En efecto, mediante decisión del 15 de julio de 2003, el referido Juzgado declaró
que el presente caso, desde un principio debió ser remitido a la Sala Político-
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Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia a los fines de la consulta de ley, por lo
que remitió las actuaciones al Juzgado Primero de Primera Instancia del Trabajo y
Agrario de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, el cual finalmente, envió el
expediente a esta Sala, de conformidad con los artículos 59 y 62 del Código de
Procedimiento Civil.
Por otra parte, observa la Sala de los hechos expuestos en el libelo, que contra el
Laudo Arbitral cuya ejecución se solicita, fue ejercido el 28 de septiembre de 2000, un
recurso de nulidad por un grupo de patronos ante el Juzgado Primero de Primera
Instancia del Tránsito y del Trabajo del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial
del Estado Bolívar.
Así, en fecha 19 de noviembre de 2001, el precitado Juzgado declaró la perención
de la instancia, de conformidad con lo establecido en el artículo 267 del Código de
Procedimiento Civil, en concordancia con el artículo 269 eiusdem, ordenando la
notificación de las partes.
Realizadas las narraciones que anteceden, corresponde a esta Sala examinar en
específico la materia sustantiva objeto de la presente consulta, y al respecto se observa:
Una de las características del Arbitraje es su carácter vinculante, toda vez que las
partes acuden a la solución de conflictos a través de este medio extraordinario,
sometiéndose a la decisión que adopte el árbitro mediante el Laudo, pues a ello se han
comprometido previamente, lo cual debería implicar la voluntad de aceptación y
cumplimiento de las disposiciones del mismo sin coacción alguna.
En tal sentido, la importancia del Arbitraje como un medio de resolución de
conflictos, ha sido incluso reconocida por la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, cuando en su artículo 258 establece que la Ley promoverá el arbitraje y
cualesquiera otros medios alternativos para la solución de conflictos.
Ahora bien, específicamente en materia laboral, el objeto del arbitraje lo constituye
las controversias que pudieran ocasionarse entre los patronos y trabajadores, y el
procedimiento a seguir en estos casos, es el establecido en los artículos 490 y siguientes
de la Ley Orgánica del Trabajo, que establecen:
“Sección Cuarta
Artículo 490. En el caso de que las partes acepten la recomendación de la
Junta de Conciliación de que el conflicto sea sometido a arbitraje, se
procederá a la constitución de una Junta de Arbitraje, formada por tres (3)
miembros. Uno de ellos será escogido por los patronos de una terna
presentada por los trabajadores en conflicto; otro será escogido por los
trabajadores de una terna presentada por lo patronos; y el tercero será
escogido por los dos (2) anteriores. En caso de que una de las partes objete la
terna presentada por la otra, el Inspector del Trabajo decidirá en forma
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sumaria, y si no pudiere lograr acuerdo para las designaciones en el término
de cinco (5) días continuos, hará el nombramiento.
Los miembros de la Junta de Arbitraje no podrán ser personas directamente
relacionadas con las partes en conflicto, ni vinculadas con ellas por nexos
familiares dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.
La postulación será acompañada de una declaración de los candidatos de que
aceptarán el cargo en caso de ser elegidos; lo mismo se hará, de no haber
acuerdo en la designación del tercer árbitro.
Artículo 493. El laudo deberá ser dictado dentro de los treinta (30) días
siguientes a la fecha en que se haya constituido la Junta de Arbitraje. Sin
embargo, la Junta podrá prorrogar este lapso hasta por treinta (30) días más.
El laudo será publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela y
será obligatorio para las partes por el término que él fije, que no podrá ser
menor de dos (2) años ni mayor de tres (3)”.
6.- Sentencia N° 00716 del 23/05/02. SPA. Expedientes Nros. 0105 y 0115
JURISDICCIÓN-COMPETENCIA
AVOCAMIENTO
(FACULTAD DISCRECIONAL-PODERES DEL JUEZ)
COMPETENCIA SUBJETIVA: INHIBICIÓN
ARBITRAJE
(MEDIOS ALTERNATIVOS DE RESOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS)
PRINCIPIO DEL JUEZ NATURAL
Se ha requerido la intervención de este Supremo Tribunal en Sala Político-
Administrativa, a través de la utilización de la institución jurídica excepcional del
avocamiento, competencia atribuida a esta Sala por el ordinal 29 del artículo 42 de la
Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia en concordancia con el artículo 43
eiusdem, según los cuales corresponde a esta Sala la facultad de solicitar expedientes
que cursen ante otro Tribunal y avocarse al conocimiento del asunto, cuando lo juzgue
pertinente.
(…)
(…)
(…)
Ahora bien, la recusación tiene por objeto alegar y probar la vinculación que existe
entre el juez - en este caso árbitros arbitradores - y las partes, vinculación ésta que la
ley califica como suficiente para objetar la aptitud o competencia subjetiva del
funcionario judicial, la cual además debe ser debidamente fundada por quien la alega.
Cuando se propone la recusación, la misma no debe ser decidida por los mismos
funcionarios contra quienes se intenta.
Entiende la Sala que dicha decisión atenta contra toda garantía de imparcialidad y
del debido proceso; que la decisión dictada por los árbitros fue realizada en franco
desconocimiento de las normas contenidas en el Código de Procedimiento Civil, las
cuales ordenan que la recusación sea conocida por el Juez ante quien se designen los
árbitros, esto es, el juez donde se esté tramitando el arbitraje.
(…)
Ahora bien, al no resultar aplicable al caso de autos, la antes mencionada ley, por
las razones explanadas con anterioridad, sino el Código de Procedimiento Civil, el
competente para pronunciarse sobre la pretensión cautelar era el juez de la causa y no
los árbitros, dado que dicha normativa del Código de Procedimiento Civil, no les otorga
tal facultad.
(…)
Vistas las anteriores irregularidades debidamente verificadas por esta Sala, para
decidir se observa:
En este mismo sentido, el numeral 3 del antes mencionado artículo 49, consagra
dentro de la garantía del debido proceso legal, el derecho que tiene todo justiciable de
ser juzgado por un juez imparcial.
JURISDICCIÓN-COMPETENCIA
COMPETENCIA SUBJETIVA (INHIBICIÓN)
JUEZ NATURAL-JUEZ IMPARCIAL
JURISDICCIÓN
ACEPCIONES
COMO SINÓNIMO DE COMPETENCIA
PRINCIPIOS DE INTEGRIDAD, ESPECIALIDAD Y EXCLUSIVIDAD
JURISDICCIÓN-COMPETENCIA
“(…) Ahora bien, en el caso concreto se observa que se ha solicitado una medida
cautelar en un proceso de exequátur a los fines de que “se decrete el embargo de bienes,
(...) que posea el ciudadano LUIS ALEJANDRO BLANCO URIBE, (...) por no haber cumplido
en ningún momento, desde que se produjo la sentencia, con la obligación alimentaria para
su menor hija...”
De tal manera que, considera la Sala que no es posible solicitar en un
procedimiento de exequátur, el embargo de bienes para asegurar el cumplimiento de
una obligación alimentaria, toda vez que, la naturaleza de dicha solicitud escapa al
ámbito competencial de esta Sala, que en este caso, se circunscribe a conceder fuerza
ejecutoria en el territorio de la República Bolivariana de Venezuela a la sentencia de
divorcio dictada por el Tribunal de Distrito de la 11 Circunscripción Judicial del
Condado de Miami-Dade, Florida, Estados Unidos de América, mediante la cual se
declaró disuelto el vínculo matrimonial entre la solicitante y el ciudadano Luis Alejandro
Blanco Uribe.
De allí pues, que la medida cautelar solicitada debe declararse inadmisible, por
no corresponder con la naturaleza y competencia de la causa que se ventila ante esta
Sala. Así se declara.(…)”
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JURISDICCIÓN-COMPETENCIA
LITISPENDENCIA INTERNACIONAL
JURISDICCIÓN
LABOR INTERPRETATIVA DEL JUEZ
De tal manera que, por interpretación progresiva, debe entenderse que aún
cuando la anterior Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República, nada
especificó respecto al contenido patrimonial o no de las demandas, es evidente que al no
perseguir el tercero impugnante una pretensión de condena contra la Administración,
sino lo que se desea, es un posible restablecimiento de una situación jurídica o, una
mera declaración, en estos casos, no es necesario el agotamiento del antejuicio
administrativo.
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JURISDICCIÓN NORMATIVA
PONENCIAS CONJUNTAS
JURISDICCIÓN NORMATIVA
Esta Sala Constitucional, desde sus primeros fallos (José Amando Mejía,
Corpoturismo, Servio Tulio León), ha venido sosteniendo que las normas
constitucionales, en particular los Derechos Humanos, los Derechos que desarrollan
directamente el Estado Social, las Garantías y los Deberes, son de aplicación inmediata,
sin que sea necesario esperar que el legislador los regule, por lo que, en ese sentido, no
actúan como normas programáticas. Para lograr tal aplicación inmediata, la Sala se ha
basado en la letra del artículo 335 constitucional, por ser el Tribunal Supremo de
Justicia el máxime garante de la supremacía y efectividad de las normas y principios
constitucionales y, además, por ser las interpretaciones de la Sala Constitucional sobre
el contenido o alcance de las normas y principios constitucionales, vinculantes para las
otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás Tribunales de la República.
En base a dicha norma (artículo 335), en los casos concretos donde surge alguna
infracción constitucional, la Sala ha ejercido la jurisdicción en forma normativa, dándole
vigencia inmediata a la norma constitucional, y señalando sus alcances o formas de
ejercicio, así no existan leyes que la desarrollen directamente.
Se trata de interpretaciones vinculantes que obran como una normativa
restringida, hasta que la Asamblea Nacional legisle sobre la materia.
Por esta vía no sólo se han colmado normas constitucionales que carecían de
cualquier desarrollo legal, como ocurrió en los fallos que tratan sobre los derechos e
intereses difusos o colectivos (Casos: Defensoría del Pueblo del 30-06-00; William Ojeda
del 31-08-00; Veedores de la UCAB del 23-08-00); o el que se refirió a la legitimación en
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juicio de la sociedad civil (Caso: Gobernadores del 21-11-00); o el que resolvió lo relativo
al habeas data (Caso: Insaca del 14-03-01), sino que en casos donde había que aplicar
leyes que chocaban con la Constitución, se dejaron sin efecto artículos de dichas leyes, y
jurisprudencialmente se sustituyeron las normas inconstitucionales, por
interpretaciones de cómo se debía actuar, a fin que la institución prevista en la
Constitución pudiera aplicarse. Esto último sucedió, por ejemplo, con el procedimiento
de amparo (Caso: José Amando Mejía del 1º-02-00).
Este ejercicio de la jurisdicción con efecto normativo provisorio, ha funcionado
cuando se ha planteado un caso de violación constitucional concreto que ha de ser
resuelto, no siendo ello posible, cuando lo que se pide es una interpretación
constitucional en abstracto, si es la ley aún no dictada quien debe desarrollar la norma
constitucional (sentencia del 5 de octubre de 2000, Exp. 00-1236, Caso: Hermann
Escarrá).
A esta especie de ejercicio de la jurisdicción se le critica que es fuente de
incertidumbre, que no se encuentra prevenida en la ley, y que afecta la seguridad
jurídica por falta de predictibilidad. Sobre la crítica, la Sala considera que el artículo 335
Constitucional permite la jurisdicción normativa, sobre todo con relación a normas
programáticas existentes dentro de la Carta Fundamental, que quedarían en suspenso
indefinidamente hasta que el legislador tuviere a bien desarrollarlas, quedando en
suspenso su efectividad en el tiempo. Por ello, tal inmovilismo constitucional ha sido
rechazado por esta Sala, por aplicación inmediata de los principios constitucionales (ver
sentencia José Amando Mejía).
Resulta una crítica tendenciosa, la supuesta incertidumbre que causa la Sala con
este tipo de interpretación, ya que la interpretación constitucional sólo funciona cuando
no existe ley que desarrolle la norma constitucional, o ella sea contraria a la
Constitución, y siempre la interpretación queda proyectada hacia el futuro, permitiendo
que los ciudadanos (a futuro) se adapten a ella, motivo por el cual las sentencias se
difunden y se publican en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela.
La “jurisdicción normativa” estaba prevista en la Ley de Registro Público de 1940,
para que la ejerciera la Corte Federal (artículo 11 de dicha Ley de Registro Público), y en
los últimos años de la extinta Corte Suprema de Justicia, fue ampliamente ejercida -sin
base legal alguna- tanto por la Sala de Casación Civil, como por la Sala Político-
Administrativa.
La Sala de Casación Civil, perversamente cambiaba a cada momento los
requisitos de la llamada técnica del recurso de casación, los cuales no aparecían en
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ninguna ley; y así, formalizaciones basadas en la “técnica” aceptada por la Sala en un
fallo eran declaradas inadmisibles, ya que sin previo aviso se cambiaban los requisitos
de la “técnica” con motivo del nuevo fallo donde se desechaba la anterior formalidad. La
Sala Político-Administrativa, a su vez, fue creando una teoría del proceso de amparo que
no estaba en ninguna ley, aceptando el “amparo sobrevenido”, y cambiando contra
legem las competencias señaladas en el artículo 7 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, lo que hubo de ser regularizado por esta Sala
para aplicar la ley (caso: Yoslena Chanchamire).
Ha sido así, que esta Sala, fundada en el artículo 335 constitucional, para que los
principios, derechos, garantías y deberes constitucionales tengan aplicación inmediata,
ha ido creando interpretaciones vinculantes que llenen los vacíos provenientes de la falta
de desarrollo legislativo de las normas constitucionales, o de la existencia de una
situación de desarrollo atrofiado de las mismas, producto de la ley.
Cuando la jurisdicción es ejercida por el juez constitucional con el fin de
mantener la supremacía, eficacia e integridad de la Constitución, las normas clásicas
que rigen el proceso civil sufren una distensión así como los postulados del principio
dispositivo, ya que los principios y normas constitucionales no pueden quedar limitados
procesalmente por planteamientos formales, o por instituciones que impiden o
minimicen la aplicación de la Constitución.
A juicio de esta Sala, hay que distinguir las materias constitucionales reguladas
por la ley, la cual determina el cómo han de invocarse los derechos subjetivos del
accionante, y qué requisitos se exigen para ello (como ocurre con la acción de amparo,
por ejemplo) de aquéllas que aún carecen de desarrollo legal, por no existir leyes
especiales que las rijan, cual es el caso de las acciones fundadas en derechos e intereses
difusos o colectivos.
En estos últimos supuestos, al igual que otros aún no desarrollados por la ley,
como lo son, por ejemplo, instituciones como la revisión o la interpretación
constitucional, la Sala, con el fin que dichas instituciones o acciones se apliquen de
inmediato, ante el silencio legal, no se guía estrictamente por los postulados del
principio dispositivo contenidos en el Código de Procedimiento Civil y otras leyes
procesales como el Código Orgánico Procesal Penal, ya que por encima de ellos se
encuentra la aplicación directa de los derechos constitucionales, ni asume para los
procesos que hayan de tener lugar con relación al ejercicio de esos derechos, el
formalismo establecido en el Código de Procedimiento Civil, ya que es deber de la Sala,
debido al mandato Constitucional, contenido en el artículo 26 del Texto Fundamental,
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implementar para estos procesos aun no establecidos en la ley, el proceso oral, con las
características que exige el citado artículo 26 constitucional.
Conforme a esta posición, que ya ha sido sostenida por la Sala desde el fallo del
1° de febrero de 2000, la Sala no sólo puede reformar y aplicar procesos ya existentes,
adaptándolos al artículo 26 citado, sino que ante los efectos extensivos de una
declaratoria sobre los alcances de la norma constitucional, que puede perjudicar a
terceros, siendo lo lógico llamarlos a juicio, puede ordenarlo, así el accionante ni
siquiera los haya mencionado, pero siempre que el Juez Constitucional tenga certeza
de que puedan verse afectados en sus derechos e intereses, debido a los efectos erga
omnes del fallo, o considere que deben participar en alguna forma en el proceso por
ser necesariamente co-obligados en la prestación que se demanda.
Así mismo, ante la ausencia de procedimientos señalados en las leyes, y la
necesidad de adaptar el proceso a las previsiones del artículo 26 de la vigente
Constitución, la Sala, a fin de que dicho artículo tenga vigencia, ha implantado a
procesos ya existentes, los requisitos de oralidad, gratuidad, celeridad, ausencia de
dilaciones indebidas y formalismo inútiles (no esenciales), que informan a nivel
constitucional la administración de justicia, como ya lo hizo con el procedimiento de
amparo en sentencia del 1º de febrero de 2000 (Caso: José Amando Mejía).
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JURISDICCIÓN ADMINISTRATIVA
PODERES DEL JUEZ (POTESTAD DISCIPLINARIA)
La Ley Orgánica del Poder Judicial, establece las facultades que tienen los jueces
de dictar sanciones correctivas y disciplinarias, en los siguientes términos:
Artículo 91:
Artículo 93:
Artículo 94:
JURISDICCIÓN
FALTA DE JURISDICCIÓN
(FRENTE A LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA)
De igual modo, el artículo 647 eiusdem establece el procedimiento para los casos
en que resulte necesario aplicar una sanción. Así, la mencionada norma señala que el
mismo se inicia con un acta motivada y circunstanciada que levantará el funcionario de
inspección, una vez verificada la infracción. Seguidamente, el presunto infractor contará
con un lapso de ocho (8) días hábiles para formular los alegatos que juzgue pertinentes e
igualmente, dispondrá de otros ocho (8) días hábiles para promover y evacuar las
pruebas que estime convenientes. Finalmente, el funcionario respectivo dictará una
resolución, declarando a los indiciados incursos o no en las infracciones de que se trate,
e impondrá la correspondiente sanción. Contra esta decisión podrá interponerse el
recurso previsto en el artículo 648 de la Ley Orgánica del Trabajo.
JURISDICCIÓN-ACCIÓN
JUEZ EXTRANJERO
LITISCONSORCIO
Señalado lo anterior, advierte esta Sala que los codemandados tienen domicilios
distintos, toda vez que según se desprende de autos las ciudadanas Karina Aurora
Torres Vaamonde y Karen Alejandra Torres Vaamonde (quienes presuntamente se dieron
por citadas en el juicio en fecha 27 de septiembre de 2002) en su condición de herederas
universales del ciudadano Vicente Daniel Torres, (folio 294), se encuentran domiciliadas
en Venezuela, el cual igualmente era el domicilio de su causante antes de su
fallecimiento, y el ciudadano Lester C. Hess Jr. –según se desprende del poder otorgado
a sus apoderados judiciales (folios 326 al 331)- actualmente se encuentra domiciliado en
los Estado Unidos de América, pero para la fecha de interposición de la demanda se
encontraba domiciliado en Venezuela (folio 201), y la codemandada EMPRESAS ARTURO
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INTERNACIONAL, S.A., está domiciliada en la República de Panamá (folios 212 al 215),
razón por la cual y en virtud del carácter alternativo que revisten los criterios atributivos
de jurisdicción previstos en la Ley que rige la materia, resulta necesario acudir a los
criterios especiales de jurisdicción en controversias originadas por el ejercicio de
acciones patrimoniales, contenidos en el artículo 40 antes citado.
Como puede apreciarse, la norma transcrita contempla criterios especiales de
jurisdicción en materia de acciones patrimoniales, de los cuales se debe hacer referencia
al lugar de citación personal del demandado, por cuanto se evidencia de autos (folios
155 vto. y 156) la notificación practicada por el Alguacil especial del Juzgado Quinto de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del
Distrito Federal y Estado Miranda en fecha 12 de noviembre de 1991, en la cual dejó
constancia que le entregó personalmente al ciudadano Lester C. Hess Jr. copia
certificada del escrito de demanda interpuesto en su contra y “en la cual se [le] ordena
citar en [su] carácter de Presidente de la Empresa demandada ARTURO INTERNACIONAL
S.A., y en [su] propio nombre y [sus] propios derechos”.
Asimismo, cabe destacar, que tratándose de una persona jurídica, el ciudadano
que fue citado en su representación debe estar facultado para ello, y al respecto se
observa que, efectivamente, consta a los folios 212 al 215 del expediente el acta
constitutiva original de la sociedad mercantil Empresas Arturo Internacional, S.A., de
fecha 12 de abril de 1991, la cual establece en su cláusula décima lo siguiente:
JURISDICCIÓN
FRENTE AL JUEZ EXTRANJERO
CRITERIOS ATRIBUTIVOS
Ahora bien, por cuanto no existe tratado internacional suscrito entre la República de
Venezuela y los Estados Unidos de América que regule lo referente a la jurisdicción,
corresponde a esta Sala analizar el caso planteado a la luz de las normas del Derecho
Internacional Privado venezolano, y en tal sentido observa:
En tal sentido, considera esta Sala que los elementos anteriores, constituyen
fundamento suficiente para sostener, en razón del criterio atributivo de jurisdicción
arriba expuesto, que la presente causa se encuentra sometida a la jurisdicción
venezolana. Así se declara.
JURISDICCIÓN
FRENTE AL JUEZ EXTRANJERO (LABORAL)
En el caso sub judice, tal como consta en el expediente la parte demandada Bailey
de Venezuela C.A., tiene su domicilio en Venezuela, así mismo se observa según el
propio libelo de demanda, como de los documentos anexos, folios 17, 18 y 19 del mismo,
que las partes acordaron el nombramiento del ciudadano Carlos Serapio García como
Gerente General de la sociedad mercantil Bailey de Venezuela C.A., y que el mismo
prestaría sus servicios en el país, como en efecto sucedió, todo lo cual determina que la
jurisdicción para conocer de la presente demanda corresponde a los tribunales
Venezolanos. Así se declara.
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JURISDICCIÓN
CONSULTA OBLIGATORIA
“La falta de jurisdicción del Juez venezolano respecto del Juez extranjero
se declarará de oficio, o a solicitud de parte, en cualquier estado o grado
del proceso.
La solicitud de regulación de la jurisdicción suspende el procedimiento
hasta que haya sido dictada la decisión correspondiente.
En caso de afirmarse la jurisdicción de los Tribunales venezolanos la
causa continuará su curso en el estado en que se encuentra al dictarse
la decisión, pero la decisión que la niegue deberá ser consultada en la
Corte Suprema de Justicia, Sala Político-Administrativa, a cuyo efecto se
le remitirán inmediatamente los autos y si es confirmada se ordenará el
archivo del expediente, quedando extinguida la causa.”
Por tanto, concluye esta Sala que, en ejercicio del mandato constitucional, ha de
aplicarse de forma inmediata el artículo 57 de la Ley de Derecho Internacional Privado en
los casos que, como el presente, le corresponda resolver acerca de la jurisdicción del juez
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venezolano frente al juez extranjero. En el caso bajo estudio, esta afirmación significa que
sólo en los casos en que el juez declare la falta de jurisdicción tiene consulta, y no así la
decisión con base en la cual se confirme la atribución que tiene el Poder Judicial para
conocer y decidir un caso en concreto. Por tanto, resulta infundada la decisión del juez a
quo de remitir el presente expediente a esta Sala Político Administrativa y así se declara.
JURISDICCIÓN-PODER JUDICIAL
JURISDICCIÓN-COMPETENCIA
CRITERIOS TSJ (ACTOS INSPECTORÍAS DEL TRABAJO)
Como quedó descrito supra, esta Sala mediante sentencia N° 704, del 14 de mayo
de 2003, acordó diferir el pronunciamiento respecto a cual es el tribunal competente
para conocer del presente recurso de nulidad ejercido contra un acto emanado de una
Inspectoría del Trabajo, en virtud del conflicto planteado ante la Sala Plena de este
Máximo Tribunal, con relación a los criterios de la Sala Constitucional y de esta Sala
Político-Administrativa, a tenor de lo establecido en el ordinal 7° del artículo 42, en
concordancia con el artículo 43 de la entonces vigente Ley Orgánica que regía las
funciones de este Alto Tribunal, (ver sentencia de esta Sala N° 08 de fecha 09 de enero
de 2003), toda vez que esta Sala consideraba a los Tribunales laborales, actuando como
Tribunales especiales de lo contencioso administrativo en dicha materia, competentes
para conocer de este tipo de casos, ello con fundamento en reiterada jurisprudencia de
esta Sala (sentencia de fecha 9 de abril de 1992, Caso: Corporación Bamundi, C.A.,
entre otras).
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Ahora bien, el referido conflicto fue resuelto mediante sentencia de la Sala Plena
de este Máximo Tribunal de fecha 5 de abril de 2005, en la cual se dejó sentando que
ante la inexistencia de una norma legal expresa que atribuya a los Tribunales Laborales
la competencia para conocer de las providencias emanadas de las Inspectorías del
Trabajo, dicha competencia corresponde a los órganos de la jurisdicción contencioso
administrativa, conforme a lo dispuesto en el artículo 259 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
JURISDICCIÓN
EJERCICIO FUNCIÓN JUDICIAL