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JOSÉ MELICH-ORSINI, La Transacción,

Academia de Ciencias Políticas y Sociales


Centro de Investigaciones Jurídicas
Serie Estudios Nº 65
Editorial Torino, Caracas, 2006, pp. 139-153

CAPÍTULO VII
EFICACIA PROCESAL
60. Transacción judicial y transacción extrajudicial. 61. La homologación
de la transacción.- 62. Distinción entre el valor de la transacción y el
valor de la homologación.- 63. La homologación de la transacción en sede
de jurisdicción voluntaria.- 64. La tramitación de la homologación.
60. TRANSACCIÓN JUDICIAL Y TRANSACCIÓN EXTRAJUDICIAL
Por ser la transacción un contrato, para su perfeccionamiento no se requiere la
intervención de un juez. Ella puede ser elaborada por las partes y preconstituir su
prueba en un documento privado o público. Se habla entonces de transacción extra
judicial. No hay que olvidar que la transacción es un contrato consensual y, como
tal, que su validez no está supeditada a ningún requisito formal (supra N° 26).
La transacción se califica de judicial cuando se la celebra en el curso del mismo
litigio a que ella pone fin. En este caso la transacción resulta asociada a la
intervención del Juez, pero esa intervención puede ser puramente pasiva o bien el
Juez puede haber realizado una labor de mediación. En este último caso, nuestro
Código de Procedimiento Civil emplea el término "conciliación". Mientras que
transacción es el resultado de la sola voluntad negocial de las partes, que realiza la
composición del litigio a través de recíprocas concesiones, sin la intervención de
tercero alguno, la conciliación puede consistir tanto en una transacción, si
concurren los extremos de la misma, como en el reconocimiento de unilateral de la
pretensión ajena o en la renuncia de la propia pretensión.
El artículo 258 de la Constitución de 1999 dice: "La ley promoverá el arbitraje,
la conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios alternativos para la
solución de conflictos". Con la expresión "medios alternativos" se ha querido aludir
a las otras vías diferentes de la resolución de la controversia por la jurisdicción
ordinaria, o sea, por los jueces. Pero la referencia a la conciliación alude a la
transacción. En cambio, conciliación y mediación se diferencian por el papel que
juega en cada caso la intervención del tercero. El mediador organiza el debate entre
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las partes, las reúne, propone soluciones, etc.; el conciliador toma un papel más
activo, pero en ambos casos, en definitiva, la solución de la controversia es obra de
las partes (Cfr. art. 261 CPC). Cuando el CPC se refiere a la conciliación judicial no
sólo alude a que el juez excitará a las partes a llegar al acuerdo transaccional, sino
que en su artículo 257 agrega: "exponiéndole las razones de conveniencia".
La conciliación a que se refieren los artículos 257 a 262 del C.P.C. es sólo una
especie de transacción judicial, caracterizada por el papel activo que despliega el
juez en este caso. En efecto, la conciliación indica una actividad y un resultado. En
el contexto del CPC alude a un logro de las partes, primero contrastantes y después
conciliadas. La actividad es desarrollada en este caso por un tercero (el juez). El
resultado es obra de las propias partes. Pero para calificar tal resultado como una
transacción, el mismo debe llenar los extremos que caracterizan a tal contrato
según el Código Civil275.
La transacción extrajudicial y la judicial sustancialmente tienen la misma
estructura y cumplen la misma función. Su eficacia sustantiva descansa en la
autonomía de la voluntad que permite a los transigentes componer el litigio
(pendiente o potencial) mediante esa especie particular de contrato bilateral que
llamamos transacción.
Al respecto escribe Valsecchi276 "La única distinción que puede hacerse es de
naturaleza formal y se proyecta en una diversidad de efectos procesales. Sea que se
estipule ministerio iudicis o no, el negocio que las partes celebran aliquid dando,
aliquid retinendo es siempre una transacción; en el primer caso se contienen en un
acta de conciliación a la cual la ley le atribuye eficacia de título ejecutivo. Se trata
sin embargo de un especial título ejecutivo que no pierde su naturaleza negocial
por haber sido redactado con la intervención del juez y del canciller, porque puede
calificarse de judicial sólo quodformam".
El artículo 256 C.P.C. contiene dos proposiciones: la primera dice "Las partes
pueden terminar el proceso pendiente, mediante la transacción celebrada conforme
275
"Mientras la transacción tiene siempre el contenido de composición de la controversia sustancial y, cuando más de
disposición de singulares potestades procesales de las partes -escribe- Lancelloti, Franco; voz "Conciliazione delle parti",
en Enciclopedia del Diritto, Vol. VIII, p. 398 - una especie de conciliación, la más importante tiene también un efecto
directamente procesal en relación con la clausura del procedimiento contencioso".
El Código de Procedimiento Civil en su artículo 194 habla de la "reconciliación" de los cónyuges como causa extintiva de
la demanda de divorcio o de separación de cuerpos y ese mismo Código se refiere a la "conciliación" en el artículo 388 y
en el articulo 800, y a la "reconciliación" en sus artículos 756 y 757 en materia de divorcio y de separación de cuerpos.
Los Centros de Arbitraje constituídos en el país con apoyo en la Ley de Arbitraje Comercial de 1998, suelen incluir
también entre sus objetivos reglas de conciliación. La conciliación está prevista tambíén en la Ley para la Justicia de Paz,
en la Ley Orgánica del Trabajo y en la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario (art. 157).
276
Emilio Valsecchi, Il guiuco e la sommesa – La transazione, en el TRatato de Diritto Civile e Comerciale de Cicu y
Messineo, Giufré Editore, Milano, 1954, Nº 68, pp. 298-299
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al Código Civil"; y la segunda dice: "Celebrada la transacción en el juicio el Juez la


homologará si versare sobre materia en las cuales no estén prohibidas las
transacciones, sin lo cual no podrá procederse a su ejecución". En mi opinión, el
texto de este artículo 256 C.P.C. es poco satisfactorio, porque la eficacia de la
transacción no depende de que el proceso esté "pendiente", ya que el artículo 1713
C.C. contempla también la validez y eficacia de aquella transacción que se celebró
"para precaver un juicio eventual"; y por otra parte, porque si bien la homologación
de la transacción celebrada "en el juicio" es requisito para que pueda procederse a
su ejecución, la norma nada dice acerca de aquella transacción celebrada antes de
que se haya generado el juicio, cuando el temor de las partes las haya llevado a
precaver con un contrato de transacción anticipado la solución de ese potencial
juicio. Si como dice el artículo 255 C.P.C. a esta transacción debe atribuírsele entre
las partes "la misma fuerza de la cosa juzgada", fuerza que según dijimos para las
partes proviene siempre de su naturaleza contractual, resulta evidente que si la
celebrada ante el juez en relación con un juicio pendiente, debe ser homologada por
éste antes de proceder a su ejecución, con mayor razón para darle la requerida
eficacia procesal a la transacción extra judicial ella deberá también ser homologada
por el juez.
Vemos sin embargo que en el caso de la conciliación, el Código de Procedimiento
Civil no habla de homologación. En el artículo 261 dice: "Cuando las partes se
hayan conciliado, se levantará un acta que contenga la convención, acta que
firmarán el Juez, el Secretario y las partes". Y en el artículo 262 dice: "La
conciliación pone fin al proceso y tiene entre las partes los mismos efectos que la
sentencia definitivamente firme"277.
Pero ¿qué diferencia existe entre una transacción todavía no homologada y este
acto a la vez de naturaleza sustantiva y procesal llamado conciliación?

277
Sin que me atreva a afirmar10 con plena certeza nuestra conciliación evoca lo que los franceses han llamado
unjugement d'expedient.
La expresión contrato judicial -escriben Malaurie y Aynes, N° 1110, p. 548- designa varias situa ciones en las cuales las
partes concluyen en el curso de la instancia un acuerdo referente al litigio que ellas piden al juez que constate o consagre
en la sentencia: conciliación, sentencia según los datos de las partes (jugements de donné-acté), sentencia sujeta al
expediente (jugement d'expedient ... ) ¿Se trata de una simple transacción convencional o de un juicio? La cuestión
presenta múltiples intereses: el carácter auténtico, la fuerza ejecutoria, la hipoteca judicial estarían vinculados a una
sentencia; éstas no pueden ser cuestionadas sino por la via de recursos, mientras que las acciones de nulidad pueden ser
ejercidas contra un contrato - la respuesta depende en principio de la mayor o menor participación del juez en tal
acuerdo judicial. Si él se limita a constatar el acuerdo de las partes, como cuando él levanta un acta de conciliación (art.
131 N.e.p.e.), el acto conserva su naturaleza contractual; la constatación por el juez le confiere tan sólo un carácter
auténtico. Al contrario, si el juez ejerce su función jurisdiccional y emite una sentencia motivada que no se limita a
refugiarse detrás del acuerdo de las partes, sino que integra éste a su propia apreciación, se trata de una sentencia
conforme al expediente (jugement d'expedient) dotada de los atributos ordinarios dc toda sentencia. Ella se opone a la
sentencia según los datos dados (jugement de donné-acte), simplc constatación de la autenticidad de un hecho: el
acuerdo de las partes". Cji-. Aubry y Rau, § 419. p. 244 y Boillot, W 473 (p. 257) y N° 543 (p. 292).
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Ciertamente, la garantía que le otorga al acta de la conciliación de no ser sólo el


fruto de un acto de la voluntad de las partes sino de la interven ción de un tercero
dotado de potestad jurisdiccional, como lo es el juez, hace ocioso que el acta de
conciliación a que se refiere el artículo 261 se le agregue todavía un auto de
homologación.
Esta intervención del juez es un requisito no para la validez de la transacción,
sino para la eficacia procesal de la transacción. Como ha escrito Valsecchi 278: "La
homologación no tiene que hacer con la formación del contrato, fruto exclusivo de
la actividad negocial de las partes que deben perfeccionario en todos sus elementos
constitutivos para su validez; es más bien un requisito de eficacia, una condicio
iuris del negocio que hasta que no es homologado no podrá producir efectos.
Tratándose de un requisito extrínseco al negocio, la homologación no tiene la virtud
de sanear los vicios de la transacción, que podrá ser impugnada después de la
homologación. Es obvio que ella no convierte la transacción en un acto jurídico
cumplido 'ministerio iudicis'. La función de la homologación, suspensiva de la
eficacia de la transacción, se justifica en los casos en que es requerida si se nota
que ella garantiza la tutela de intereses de orden público".
Santoro Pasarelli279 lo reitera: "La homologación judicial de la transacción puede
considerarse una condicio iuris". Agrega más adelante este mismo autor 280 que la
doctrina y la jurisprudencia consideran que la homologación de la transacción tiene
el oficio de integrar la capacidad de las partes, o la voluntad negocial, o también
remover en el caso concreto un impedimento derivado de la indisponibilidad del
objeto, recuperando así ex post el requisito objetivo de su licitud y que si
subsistiese uno de esos nexos estaría en juego no la simple eficacia, sino la misma
validez de la transacción. "La providencia de homologación -escribe- se refiere a la
transacción en sí compleja y será emitida en base al entero reglamento negocial, en
relación al interés por el cual ha sido la homologación requerida ... Hasta que no
intervenga la homologación se tendrá por tanto la ineficacia de la transacción ... No
se trata de una ineficacia subsanable, sino de una ineficacia temporal, destinada a
dar lugar a la eficacia del negocio al sobrevcnir la homologación. La ineficacia se
hace definitiva y el negocio resulta inútil con la providencia que rehusa la

278
Valsecchi, N° 69, 299.
279
Francesco Santoro Pasarelli, La Transazione, 2ª ed., Casa Editrice Dott Eugenio Jovene, Napoli, 1963, N° 80, p. 253,
escribe: "La homologación judicial de la transacción puede considerarse una condicio iuris", cita al respecto a Falzea, "La
condizione o gli elementi dell'atto giuridico", Milano, Giuffré, 1941, p. 1385 y ss. Luego, bajo el N° 82, p. 257 y ss.
280
Idem, Nº 82, pp. 257-258.
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homologación, donde la condicio iuris se consideraría que falta. Viceversa, la


sanatoria, correctamente entendida, depende de una vicisitud no preconstituida
por la eficacia del propio negocio".
Nuestra jurisprudencia exige que el auto de homologación sea motivado281, pero
ha dicho que para impugnar ese auto en casación por su errónea motivación deben
identificarse las infracciones legales en que incurre su motivación 282.
La Sala Constitucional en sentencia de 19 de diciembre de 2003 283 fundada en
el análisis de los artículos 1713 y 1718 C.C. y de los artículos 255 y 256 C.P.C. ha
dicho: "Atendiendo a las disposiciones transcritas, se colige que el ordenamiento
jurídico positivo confiere una doble naturaleza a la transacción: en primer término,
la transacción es un contrato, en tanto que —a tenor de lo dispuesto en el artículo
1159 del Código Civil— tiene la misma fuerza de ley entre las partes. En segundo
término, la transacción es un mecanismo de autocomposición procesal, en el que
las partes, mediante recíprocas concesiones, determinan los límites de las
situaciones jurídicas controvertidas, y de allí que —esencialmente— tenga efectos
dec1arativos, con carácter de cosa juzgada. Respecto del auto de homologación
viene a ser la resolución judicial que —previa verificación de la capacidad de las
partes para transigir, así corno de la disponibilidad de la materia para ello— dota
de ejecutoriedad el contrato en cuestión, esto es, la facultad de las partes para
solicitar al órgano judicial su cumplimiento. Desde esta doble perspectiva, emerge
que los autos de homologación son impugnables por la vía de apelación (la cual
debe darse en ambos efectos ex artículo 290 del Código de Procedimiento Civil),
siendo que tal recurso debe atender únicamente a la ilegalidad propia del acto de
autocomposición procesal, ergo a la incapacidad de las partes que lo celebraron y/o
a la indisponibilidad de la materia transigida (vid Sentencia N° 1294/2000 Y
Sentencia N° 150/2001 de esta Sala Constitucional). Empero, lo antedicho no
281
TSJ/Sala Constitucional, sent. 13-05-2004 (Inmobiliaria Diamante S.A., INDIASA, en amparo), Ramírez & Garay,
Tomo CCXI, N° 820-04, p. 211-215, consideró que se infringe el art. 49 de la Constitución de 1999 en todo acto de
juzgamiento que carezca de la debida motivación por ser de estricto orden público el cumplimiento de los requisitos
intrínsecos de la sentencia que exige el articulo 243 CPC, Sin embargo, en sent. del 11-12-2003 el TSJ/Casación Civil
(Promociones Latinas C.A. vs. O Diaz), Ramírez & Garay, Tomo CCVI, N° 2474-03, pp. 465-466, se afirma que no se
infringe' el ordinal 6º del art. 243 C.C. que exige la identificación del objeto sobre el cual recae la sentencia, cuando dicho
objeto resulta identificado en el expediente y hace innecesario identificarlo de nuevo.
En lo que respecta a una transacción laboral, el Juzg. 4° Sup. del Régimen Procesal Transitorio del Trabajo, sent. del 29-
07-2003 (W.A. Villanueva vs. Colgate-Palmolive, C.A.), Ramírez & Garay, Tomo CCXII, N° 1002-04, pp, 52-53, al
interpretar el art. 3° LOT y el art. 9° del Regto. decidió que no basta una simple relación de los hechos, ni aun cuando el
trabajador hubiere declarado su conformidad con lo pactado, para que pueda emitirse un auto de homologación válido
(cfr. supra en el texto el N° 41).
282
TSJ/Casación Civil, sent. del 03-10-2003 (C.T. Ceballos vs. E. Madrid y otros), Ramírez & Garay, Tomo CCIV, N° 2026-
03, pp. 564-566.
283
TSJ/Sala Constitucional, sent. 19·12-2003 (E. Gil Y otro en amparo), Ramírez & Garay, Tomo CCVI, N° 2390-03, pp.
270·273.
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desvirtúa la naturaleza de la transacción corno contrato, de tal forma que


confirmado el acto de homologación por el Juez de Alzada (si se ha ejercido el
recurso de apelación), la vía para enervar los efectos de la transacción es el juicio
de nulidad por las causales prevenidas en los artículos 1719 a 1723 del Código
Civil (vid sentencia N° 709/2000), que así expresamente lo previene".
( 62. DISTINCIÓN ENTRE EL VALOR DE LA TRANSACCIÓN Y EL VALOR DE LA
HOMOLOGACIÓN
Si la homologación de la transacción es una condicio iuris de la eficacia de la
transacción, y entendemos por homologación la providencia con la cual el juez, en
cumplimiento de sus funciones de control, certifica que el acto sujeto a
homologación no contrasta con la ley o con el orden público, finalidad ésta en
tutela de la cual evidentemente ha sido instituido tal requisito, cabe preguntarse
acerca de valor de la transacción como contrato antes de que se hayan cumplido
los requisitos a que la ley somete en diversos casos ese acto de homologación. Por
ejemplo, el artículo 1039 C.Com. autoriza al síndico de una quiebra a celebrar
transacciones, pero sujeta su eficacia a la autorización del Juez y señala que de
esta autorización hay apelación ante el Tribunal Superior, apelación que podrá ser
intentada por cualquier acreedor y que se oirá a un solo efecto (art. 1060 C.Com); el
articulo 442 numeral 15 C.P.C. en materia de tacha de instrumentos, permite la
transacción entre las partes, pero supedita su eficacia, además de al informe del
Ministerio Público, a la autorización del Tribunal si no la encontrare contraria a la
moral o al orden público. En el curso de estos procedimientos, antes de que haya
quedado autorizada definitivamente la transacción ¿qué valor puede asignársele a
la misma? Del Prato284 escribe: "La homologación no incide sobre la validez del
contrato, pero constituye una condición legal de eficacia del contrato, no idónea
para integrar su estructura. Por tanto, el contrato, aunque sea temporalmente
ineficaz, se perfeccionará y será productivo de los efectos preliminares consistentes
en la irretroactividad unilateral, en la expectativa tutelada por la norma del artículo
1356 C.C.285. La homologación no es idónea para sanear los vicios de la
transacción, ni eventuales vicios del procedimiento (p. ej. en el caso del numeral 25
del art. 442 CPC la falta de oír la opinión del Ministerio Público) si se reflejan sobre

284
Enrico Del Prato, voz Transazione (dir. Priv), en Eciclopedia del Diritto, Vol. XLIV, pp. 813-867, Nº 15, p. 836.
285
El art. 1356 C.C. italiano vigente dice: "Pendiente la condición suspensiva el adquirente de un derecho puede cumplir
actos conservatorios. El adquirente de un derecho bajo condición resolutoria mientras esté pendiente ésta puede
ejercitado, pero el otro contrayente puede cumplir actos conservatorios". Nuestro artículo 1210 C.C. dice: "El acreedor
puede, antes del cumplimiento de la condición, ejecutar todos los actos que tienden a conservar sus derechos".
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el contrato, su ineficacia perdura hasta cuando no se adapte un procedimiento


válido. En fin, la negativa de homologación inutiliza la transacción". Santoro-
Pasarelli286 aclara todavía: "Así como la homologación no sana los vicios, de
sustancia y de forma, de la transacción, la ejecución voluntaria de la transacción, a
conciencia de que existe un vicio que afecta la homologación, no convalida esta
última. Los dos actos permanecen cada uno de ellos sujetos a su propia disciplina
en lo que concierne a la posibilidad, los límites y los medios de impugnación. La
invalidez del procedimiento de homologación no determina la invalidez de la
transacción: ésta permanece en situación de ineficacia temporal hasta que no
intervenga un válido procedimiento de homologación. Viceversa, una transacción
nula permanece privada de efectos no obstante que la homologación no haya sido
invalidada, pero sigue siendo inútil; una transacción anulable adquiere con la
homologación una eficacia apenas provisional, en tanto que la homologación
también está en grado todavía de cumplir su función en el ámbito de tal supuesto
de hecho".
Estas consecuencias se comprenden en cuanto que la disciplina legal de la
transacción como contrato se rige por el derecho sustantivo, valga decir por el
Código Civil; en tanto que para juzgar sobre la disciplina de la providencia de
homologación como acto procesal que es éste, hay que atender a las normativas
procesales.
El auto por el cual el juez da por consumada la transacción que alguna de las
partes de la misma hace valer ante él tiene el carácter de una sentencia definitiva
en lo que concierne a la determinación de si, según la ley procesal, el oponente de
la transacción a la que se refiere ese auto es un sujeto legitimado para hacerla valer
(como formal parte actora o demandado del litigio que por ese medio se ha
extinguido); en cuanto al carácter disponible o no de la relación sustancial que se
ha pretendido dar por terminado, y en cuanto a la idoneidad de la actividad
procesal en que se ha realizado. Al analizar la homologación de la transacción a
una sentencia, para decir que ella hace cosa juzgada, en el sentido de haberse
agotado para las partes intervinientes en el proceso que condujo a la homologación
sus respectivos derechos de acción para movilizar la función jurisprudencial y
deberse dar por cumplida así la obligación del Estado de ejercer el control de la
actividad sustantiva de las partes sobre la cual se ha pronunciado el acto de

286
Santoro Passarelli, Nº 23, p. 261.
8

homologación, ese concreto auto de homologación debe tener los caracteres de una
sentencia definitivamente firme. En mi opinión sólo en este concreto supuesto
podría invocarse la irrevocabilidad de tal auto de homologación por aplicación al
mismo de los artículos 272 CPC ("Ningún juez podrá volver a decidir la controversia
ya decidida por una sentencia, a menos que haya recurso contra ella o que la ley
expresamente lo permita" y 273 CPC ("La sentencia definitivamente firme es ley de
las partes en los límites de la controversia decidida y es vinculante en todo proceso
futuro") Contra tal auto de homologación sólo quedaría abierto un recurso de inva-
lidación (artículo 327 C.P.C.).
Pero tal auto de homologación, por lo mismo que se le ha asimilado a una
sentencia, no podría hacer cosa juzgada sino dentro de los mismos estrictos límites
del ordinal 3° del artículo 1395 del Código Civil. Sólo así resultaría invocable el
principio non bis in idem. 63. LA HOMOLOGACIÓN DE LA TRANSACCIÓN EN
SEDE DE JURISDICCIÓN VOLUNTARIA
La posibilidad que ofrece nuestro vigente Código de Procedimiento Civil de que
cualquiera de las partes intervinientes en una transacción extrajudicial acuda al
procedimiento de jurisdicción voluntaria (artículos 895 y sigts.) para lograr la
homologación de la transacción extrajudicial celebrada por ellas, cosa
particularmente frecuente en aquella transacción que tenga como fin "precaver un
litigo eventual", nos plantea la pregunta acerca de cuál sería la eficacia de una
homologación obtenida por esta vía con la que luego se pretendiera ponerle fin a un
procedimiento contencioso. El artículo 898 C.P.C. dice: "Las determinaciones del
Juez en materia de jurisdicción voluntaria no causan cosa juzgada, pero establecen
una presunción desvirtuable. Se presumen de buena fe, hasta prueba en contrario,
los terceros adquirentes de derecho que hayan sido objeto de la declaración
judicial"287.
Vista la redacción de los artículos 11 y 256 C.P.C., nos parece que esta forma de
homologación no sería eficaz para ser hecha valer en un procedimiento
contencioso, en donde al juez de la causa le corresponde la potestad de controlar
tanto la forma como el fondo de esa anterior homologación pronunciada en vía de
287
Se presenta la siguiente alternativa: a) que ambas partes concurran en este proceso de jurisdicción voluntaria y
presten su consenso a tal homologación, y b) que citada una de ellas por la iniciativa particular del otro, el citado rehuse
tal consenso y deba seguirse el integro procedimiento, concluido el cual el juez decrete la homologación. En este último
caso, el articulo 896 C.P.C. prevé la posibilidad de apelación y, dado que no ha sido establecido ningún lapso especial,
habrá que concluir que conforme a lo que dispone el artículo 298 C.P.C. tal apelación debe formularse en los cinco días
de despacho siguientes. El juez ante el cual se haya solicitado la homologación podrá también sobre seer el procedimiento
de jurisdicción voluntaria sin llegar a acordar la homologación que se le ha solicitado, tal como lo prevé el artículo 901
C.P.C.
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jurisdicción voluntaria, pues de la letra del artículo 898 C.P.C. se desprende que
ella no causa cosa juzgada, sino tan sólo una presunción desvirtuable; por lo que la
parte que rehúse su reconocimiento (con independencia de si ella hubiera apelado
infructuosamente en ejercicio de la previsión del artículo 896 C.P.C.) debe
entenderse legitimada para hacer valer ante el juez de lo contencioso todos los
argumentos dirigidos a impugnar la transacción que se pretende ya homologada.
En efecto, el art. 523 CPC dice: "La ejecución de la sentencia o de cualquier acto
que tenga fuerza de tal, corresponderá al Tribunal que haya conocido de la causa
en primera instancia. Si fuere un Tribunal de arbitramento el que hubiera conocido
en primera instancia, la ejecución corresponderá al Tribunal natural que hubiere
conocido del asunto de no haberse efectuado el arbitramento". Ahora, si bien un
arbitramento y una transacción son cosas diferentes, la conditio iuris de la eficacia
procesal de ambos, a los fines de su subsiguiente ejecución forzosa como si tratase
de una sentencia obtenida ante la jurisdicción ordinaria, pueden analogarse. La
doctrina francesa parece distinguir entre "cosa juzgada" y "fuerza ejecutoria" 288.
Precisamente la ventaja de la transacción judicial y en especial de la conciliación,
frente a la transacción extra judicial, es que las primeras resultan siempre
automáticamente dotadas de fuerza ejecutoria.
Como observa Butera289, al comentar el artículo 1772 C.C. italiano de 1865,
equivalente al artículo 1718 C.C. venezolano, aunque estos textos colocan la
transacción al nivel de la sentencia no la transforman en sentencia, porque la
transacción continúa siempre siendo un contrato, producto de la voluntad de las
partes; y aun cuando ella, por la intervención de un notario o de otro funcionario
autorizado para darle el carácter de un título ejecutivo, adquiriera plena
autenticidad, la persona vinculada por la misma no sería un "condenado", pues
una condena sólo puede emanar de un órgano dotado de función jurisdiccional. Por
ello hay que concluir que, para que se proceda a la ejecución forzosa de lo que
acredita un título ejecutivo, se requerirá la intervención del juez que la homologue
a una sentencia y permita así los efectos indicados en los artículos 523 y sigts. de
nuestro C.P.C.290.

288
Christine Boillot, La trancsaction et le Juge, Presses Universitaires de la Faculté de Droit de Clermont-Fernand,
Iniversité d'Auvergne, L.G.D.J, 2003, N° 1205, p. 600. En cualquier caso, las observaciones de este autor sobre la
posibilidad de que una transacción alcance "fuerza ejecutoria" en vía de jurisdicción graciosa deben verse como
peculiaridades privativas del sistema francés.
Cfr. CSJ/SPA, 08-05-74, Ramírez & Garay, Tomo 43, Nº 281-74 (b).
289
Antonio Butera, Delle Transazioni, U.T.E.T., Torino, 1933, No. 122, p. 334.
290
Idem, Nº 126, p. 330.
10

Según el artículo 898 C.P.C. las determinaciones del juez en materia de


jurisdicción voluntaria "no causan cosa juzgada" y el artículo 523 eiusdem sólo
analoga a la sentencia "los actos que tengan fuerza de tal", por lo que es evidente
que la "fuerza ejecutoria" que pueda haber alcanzado la transacción por su
homologación obtenida en sede de jurisdicción voluntaria, no excluye la necesidad
de su homologación en sede contenciosa.
64. LA TRAMITACIÓN DE LA HOMOLOGCIÓN
La transacción extrajudicial puede ser presentada en el juicio al cual ella se
refiera por cualquiera de sus partes291. Si las partes están a derecho no habrá
necesidad de notificación especial 292. Aunque el artículo 1718 C.C. diga que la
transacción tiene entre las partes la eficacia de la cosa juzgada, desde el punto de
vista sustantivo ella no pasa de ser un contrato; irrevocable en los términos del
artículo 1159 C.C., pero según este mismo artículo revocable "por mutuo
consentimiento o por las causas autorizadas por la ley". Entre esas causas que la

291
La presentación se hará en la forma prevista por los artículos 108 y 109 C.P.C.
Henríquez La Roche, Ricardo: "Modos anormales de terminación del proceso civil", Caracas, 1990, luego de citar la
sentencia de fecha 9-11-67 (G.F. N° 58, p. 504-505) Y también la de fecha 28-07-85 (Ramírez & Garay, Tomo XCII, N°
794-b), ambas de la extinguida CSJ/SdeC., en que se invoca el artículo 446 (ahora 523) del C.P.C. para fundamentar la
ejecución forzosa de la transacción escribe:
"Esta doctrina judicial, concatenada con el artículo 1718 C.C. que asigna a la transacción fuerza de cosa juzgada entre las
partes, nos debe llevar también a la conclusión de que la transacción prejudicial y la transacción extrajudicial —es decir,
aquella otorgada fuera del proceso, por ej. ante un Notario Público— constituyen igualmente títulos ejecutivos capaces de
generar un procedimiento ejecutivo sin que sea menester agotar previamente el debate judicial de la fase de
conocimiento (contestación, pruebas, sentencia). Brinda el procedimiento intimatorio del nuevo Código la vía idónea para
obtener rápidamente el pase a la autoridad de cosa juzgada (artículo 1.930 C.C.) en este tipo de transac ciones
extraprocesales en las que no ha habido una homologación inimpugnada puesta en estado de ejecución.
"En estos casos no puede pretender el acreedor transigente pedir sin más la ejecución de la transacción extraprocesal no
homologada por el Juez de la causa; es la homologación y no la voluntad concertada de los litigantes lo que le da fuerza
ejecutiva. Pero si el proceso cuya litis se autocompone en la transacción está pendiente, nada obsta para que el acreedor
transigente, en vez de abrir un nuevo proceso (intimatorio), presente al Juez de la causa la transacción otorgada fuera
del juicio y pida su homologación, a los fines de proceder desde luego, habiendo quedado firme esa homologación, al
cumplimiento de lo aceptado de antes por su antagonista…".
El autor cita todavía en apoyo de estas acertadas condiciones suyas, otra sentencia de la CSJ/SdeC., de fecha 21-09-88
(Pierre Tapia, Año 1988, N° 8-9, p. 221), en que se lee: "La cosa juzgada no puede emanar de transacciones
extrajudiciales —ha dicho la Corte— pues su concepto procesal está referido a la materia que ha sido decidida por una
sentencia judicial, que ha de ser además definitiva, ejecutoriada y firme, pues la llamada autoridad que da la ley a la
cosa juzgada proviene de la inconveniencia de que lo decidido ya sea materia de nueva decisión, por lo que la ley vincula
a la decisión la presunción de verdad: res iudicata pro veritate habetur. Por consiguiente, si la cosa juzgada es la que
está decidida por una sentencia válida que ya no puede ser revisada ni modificada por Tribunal alguno y su autoridad o
eficacia no va más allá de lo estrictamente decidido en que en ningún caso pueda admitirse la existencia de la cosa
juzgada, fuera de lo que fue objeto de la sentencia, una llamada por las partes transacción, obtenida fuera de juicio, no
puede ser invocada como fundamento teórico para sostener una excepción de cosa juzgada".
292
CSJ/SdeC., sent. 24-12-1994 (J. Cabrera vs. O. Cabrera y otros), Ramírez & Garay, Tomo CXXXII, Nº 1156-94, pp.
523-525.
Contra: TSJ/Sala Constitucional, sent. 13-07-2000 (P.F. Galvis en amparo), Ramírez & Garay, Tomo CLXVII, Nº 1727-00,
pp. 275-276 (con voto salvado) y sent. 02-09-2003, (Textiles La Fila S.A. en amparo), Ramírez & Garay, Tomo CIII, N°
1682-03, pp. 92-102. La motivación de estos dos fallos propicia confusiones, pues se basan en que el artículo 251 CPC
alude tan sólo a la necesidad de notificar a las partes cuando una sentencia se dicta fuera de lapso y en que el artículo 10
CPC ordena a los jueces administrar la justicia con prontitud, por lo que, presentada en el proceso una transac ción por
una de las partes el Juez debería homologarla dentro de los tres días siguientes. Con apoyo en esta argumentación, estos
dos fallos parecen excluir la necesidad de notificar a la contraparte de quien ha solicitado la homologación, con
prescindencia de la consideración del estado del proceso. Es evidente que esto último es así sólo cuando la otra parte
está a derecho, pues en otro caso se le impediría a esta otra parte toda oportunidad de alegar la invalidez de la
transacción que se pretende hacer valer en su contra, con manifiesta violación del artículo 49 de la Constitución de 1999
que consagra el principio del debido proceso.
11

ley autoriza para anular un contrato están la ausencia de los requisitos de


existencia a que se refiere el artículo 1141 C.C. y los vicios aludidos por el artículo
1142 C.C., así como las causales a las que se refieren los artículos 1719 a 1723
C.C.293. Cuando la transacción es invocada por una de las partes y la otra quiera
hacer valer alguna de estas causales de invalidez, deberá invocarla oportunamente
para impedir su homologación y en la incidencia que se abra al respecto (art. 607
CPC), tendrá la consiguiente carga de la prueba. En efecto, para que el contrato de
transacción tenga eficacia procesal será necesaria su homologación: el juez
examinará la capacidad de las partes, la disponibilidad del objeto a que se refiere la
transacción, su conformidad con la ley y con el orden público, así como cualquier
otro alegato que la parte contra la cual se pretendan hacer valer los efectos
sustantivos del contrato de transacción opusiere a tal pretensión (supra Capítulo
VI); y es luego de pasado este control judicial cuando el contrato de transacción
pasa a surtir efectos en el proceso 294. El auto de homologación es apelable 295 y si,
como consecuencia de su confirmación, su contenido pone fin al proceso y está
comprendido en las causales del artículo 312 CPC, puede dar lugar a un recurso de
casación296.
La firmeza del auto de homologación hace que la transacción sea ejecutable
inmediatamente297 y durante el proceso de ejecución no cabe ya impugnación de la

293
CSJ/SdeC., sent. 18-02-1988 (R. Fermín vs. B. Parahabi), Ramírez & Garay, Tomo CIII, N° 168-88 (D), p. 417-418;
Juzg. Sup. 10°, sent. 11-07-1994 (I. Osio vs. L. Osio), Ramírez & Garay, Tomo CXXXXI, N° 595-94; Juzg. Sup. 8°, sent.
28-07-1992 (Inmobiliaria Prefa C.A. vs. Dr. G. Melone y otros), Ramírez & Garay, Tomo CXXII, N° 613-92, pp. 72-77.
294
Antes de su homologación, la transacción no tiene la eficacia procesal de la cosa juzgada. Cfr. CSJ/ SdeC., sent. 21-
09-88 (C.A. Lander y otro vs. V.R. Esteves y otros), Ramírez & Garay, Tomo CV, Nº 713-88 (c), p. 401-402.
El juez puede negar la homologación cuando compruebe alguno de los vicios de invalidez de la transacción (supra
Capítulo VI) o la falta de consentimiento o de capacidad de una de las partes para acordar la transacción del caso y, si la
homologara a pesar de tales vicios, su decisión sería apelable. Cfr. CSJ/SdeC., sent. 18-02-1988 (R. Fermín vs. B.
Parababi), Tomo CIII, N° 168-80, pp. 417-420. Una vez firme el auto de homologación la transacción será ejecutable en
los mismos términos en que hubiera sido homologada. Por sent. de 16-08-89 el Juzg. Sup. 3° (C.A. Cavendes Sociedad
Financiera vs. Tetrak Interamericana de Venezuela, S.A.), Ramírez & Garay, Tomo CIX, N° 463-89, pp. 59-60, se negó
inclusive la posibilidad de que la alzada corrigiera nuevos errores de cálculo.
295
Juzg. Sup. 2°, sent. 22-05-92 (A. Silva vs. G. Bruno y otro), Ramírez & Garay, Tomo CXXI, N° 310- 92, pp. 29-29.
Juzg. Sup. 7°, sent. 19-11-1996 (Depotex Depósito Textil C.A. vs. Industrias Pappy, C.A.), Ramírez & Garay, Tomo CXL
(Cavendes Sociedad Financiera vs. Textrak Interamericana de Venezuela y otro), Ramírez & Garay, Tomo CXX, No. 233-
92, pp. 539-540; CSJ/SdeC., sent. 3-121986 (E. Rosenfeld y otro vs. D. Capriles y otro), Ramírez & Garay, Tomo XCII,
No. 915-86 (a), pp. 381-383; TSJ/Sala Constitucional, sent. 19-12-2003 (E. Gil y otro en amparo), Ramírez & Garay,
Tomo CCVI, Nº 2390-03, pp. 270-271.
296
CSJ/SdeC., sent. 14-04-99 (Molino Venepal vs. Editorial Futuro C.A. y otros), Ramírez & Garay, Tomo CLIII, N° 881-
99, pp. 481-482; CSJ/SdeC., sent. 05-03-1992 (Cavendes Sociedad Financiera vs. Textrak Interamericana de Venezuela
y otro), Ramírez & Garay, Tomo CXX, N° 359-92, pp. 539-540; CSJ/SdeC., sent. 12-06-1968 (M. Rodriguez vs. Gráfica
Moderna y otro), Ramírez & Garay, Tomo XVIII, N° 150-68, pp. 414-416; CSJ/SdeC., sent. del 04-12-1985 (A. Freites
vs. R. Diaz), Ramírez & Garay, Tomo xcm, Nº 1103-85, pp. 560-565; CSJ/SdeC., sent. 03-12-1986 (E. Rosenfeld y otro
vs. D. Capriles y otros), Ramírez & Garay, Tomo XCVII, N° 915-86, pp. 381-383; CSJ/SdeC., sent. 25-05-1987
(Procesadora Agro Industrial Colon S.A., Paicosa vs. Internacional Ocean Ways Corporativo y otros), Ramírez & Garay,
Tomo XCVIII, N° 197-87 (a), pp. 453-454.
297
TSJ/Sala Constitucional, sent. 16-10-2003 (D.F. Olivares y otro en apelación), Ramírez & Garay, Tomo CCIV, Nº 1927-
03, pp. 226-229; Juzg. Sup. 10, sent. 11-07-1994 (I. de Osio vs. L. Osio), Ramírez & Garay, Tomo CXXXI, N° 595-94,
pp. 93-95.
12

eficacia de cosa juzgada que se atribuye a la transacción298. La transacción debe


ejecutarse en los mismos términos en que resultó del auto de homologación firme y
no caben reformas o ampliaciones de ninguna especie299.
Nuestra jurisprudencia suele aseverar que cualesquiera acciones de nulidad, de
resolución o de invalidación que una de las partes insatisfecha pretendiera ejercer
deberá hacerlo en un juicio separado300. Esto precisa una aclaratoria. Cuando se
nos opone una transacción, es obvio que para impedir su homologación podemos
impugnar su eficacia invocando su nulidad, la procedencia de una exceptio non
adimpleti contractus (art. 1168 C.C.) o de su resolución por un incumplimiento
culposo (art. 1167 c.c.). Si no hacemos uso de este derecho de impugnación en su
oportunidad legal y la transacción resultare ejecutoriada a consecuencia de una
homologación firme que le confiera la condición de cosa juzgada, deberá entenderse
que hemos renunciado al respectivo derecho potestativo de impugnación. Nada
tiene de extraordinario que el control judicial que en este caso se manifiesta en el
auto de homologación apenas haya hecho referencia a la verificación de la
capacidad de las partes, a la disponibilidad del objeto de la transacción y, en fin, a
no aparecer de ella infracción alguna del orden público. Pero una verdadera
necesidad de impugnarla en un juicio separado sólo se presenta cuando el hecho
en que nos fundamos para ello ha sobrevenido con posterioridad, p. ej. la falsedad
298
Cfr. artículos 532 y 533 CPC.
Juzg. Sup. 5°, sent. 30-06-81 (J.S. Suramericana de Planificación vs. C.A. Paracis) Ramírez & Garay, Tomo LXXXIII, N°
250-81, pp. 105-106; CSJ/SdeC., sent. 25-03-1987, Ramírez & Garay, Tomo XCVIII, N° 197-87, pp. 453-454;
CSJ/SdeC., sent. del 19-11-86 (J. Romero Vs. Taller Romero S.R.L. y otro), Ramírez & Garay, Tomo XCVII, N° 890-86,
pp. 334-335; CSJ/SdeC., sent. 25-031987 (Procesadora Agro-Industrial Colón S.A., Paicosa vs. Internacional Ocean
Ways Corporation y otro), Ramírez & Garay, Tomo XCVIIl, N° 197-87, pp. 453-455; Juzg. Sup. 10°, sent. 25-03-1996
(D. Fernández vs. M. Velásquez), Ramírez & Garay, Tomo CXXXVIl, N° 32-96, pp. 78-70; Juzg. Sup. 5°, sent. 16-08-
1989 (C.A. Cavendes Sociedad Financiera vs. Tertrak Interamericana de Venezuela C.A.), Ramírez & Garay, Tomo CIX,
N° 463-89, pp. 59-60).
299
CSJ/SdeC., sent. 16-06-99 (A. Monsanto vs. l Monsanto y otros), Ramírez & Garay, Tomo CLV, N° 1417-90, pp. 402-
403, que casó una decisión que consideró procedente la corrección monetaria acordada durante la ejecución de una
transacción homologada.
300
Juzg. Sup. 8°, sent. 28-07-1992 (Inmobiliaria Prefa C.A. vs. Dr. G. Melone y otros), Ramírez & Garay, Tomo CXXII,
N° 613-92, pp. 73-77; Juzg. Sup. 5°, sent. 30-06-1981 (1. S. Suramericana de Planificación C.A. vs. C.A. Paracis);
Ramírez & Garay, Tomo LXXll1, N° 250-81, pp. 105-106; Juzg. Sup. 2°, sent. 20-06-1983 (R. Ruiz y otros vs. G.
Alibrandi), Ramírez & Garay, Tomo LXXlIl, N° 188-83, pp. 36-39; Corte Sup. Primera, sent. 18-06-74 (P.Stella vs. L. de
Benedettis y otro), Ramírez & Garay, Tomo XLlll, N° 175-74, pp. 94-94: CSJ/SdeC., Sent. 19-11-1986 (lA. Romero vs.
Taller Romero, S.R.L. y otros), Ramírez & Garay, Tomo XCVII, N° 890-96, pp. 334-335; Juzg. Sup. 5°, sent. 28-11-1983
(Banco Nacional de Descuento C.A. vs. Clínica Veterinaria San Francisco C.A.), Ramírez & Garay, Tomo CIV, NO 630-83,
pp. 56-58; CSJ/SdeC., sent. 16-01-1991, (J. Fuentes vs. E. Pinto y otro), Ramírez & Garay, Tomo CXVI, N° 107-91, pp.
253-254.
Estas sentencias deben ser examinadas con cuidado, pues de sus confusas motivaciones pudiera creerse que en el
procedimiento que versa sobre los vicios del auto de homologación sólo pudiera objetarse la incapacidad de la parte que
lo impugna o la disponibilidad del objeto de la transacción, tal es el caso de la sent. de 19-11-1996 del Juzg. Sup. 7°
(Depotex Depósito Textil C.A. vs. Industrias Pappy, C.A.), Ramírez & Garay, Tomo CXL, N° 1046, pp. 50. Dado que no es
del auto de homologación, sino del contrato de transacción de donde deriva la eficacia de ésta, no es correcto limitar la
impugnación de la transacción y de su subsiguiente homologación a sólo estos dos vicios, como parecería decirlo la letra
de esta sentencia, pues antes de homologar (o de confirmar la homologación efectuada en la primera instancia) deberán
revisarse todos los alegatos en que se ha fundado la parte que niega la procedencia de la homologación y el Juez deberá
examinarlos y pronunciarse sobre todos ellos. Esto es un corolario de la potestad de control del Juez que hemos
examinado en el precedente Capítulo VI.
13

del documento en que se fundó la transacción sólo se conoció luego de aquella


homologación a la que se dejó adquirir firmeza (art. 1721 C.C.), el conocimiento de
la sentencia que se ignoraba existir o la existencia de un recurso para impedir que
llegare a ser ejecutoriada no eran hechos conocidos en el momento en que no se
impugnó la homologación de la transacción que se fundaba en tal ignorancia (art.
1722 C.C.), el incumplimiento de la transacción por la parte que ha logrado obtener
su homologación es un hecho posterior a ésta (artículos 1167 a 1168 C.C.), etc.
Es prudente agregar todavía que si bien los artículos 532 y 533 CPC tienden a
asegurar la continuidad de la ejecución de la sentencia definitivamente firme y
ejecutoriada (art. 524 CPC), nada obsta a que en el curso del proceso de ejecución
las partes puedan celebrar transacciones y, en tal caso, ellas serán homologadas
por el juez ejecutor comisionado301.
Sólo excepcionalmente podrá utilizarse la vía del amparo constitucional para
impugnar una transacción o el auto que la homologa302.

301
Juzg. Sup. 6°, sent. 31-07-2000 (M.A. Betancourt, amparo), Ramírez & Garay, Tomo CLXVIII, N° 1953-00, pp. 35-36;
TSJ/SdeC., sent. 21-07-2000 (Inversiones Maravasa, S.A. vs. P. Chinea), Ramírez & Garay, Tomo CLXVI, N° 1546-00,
pp. 743-744; CSJ/S.de Casación, sent.04-02-1999 (Nº. Teofil en intimación de honorarios), Ramírez & Garay, Tomo CLl,
N° 343-99, pp.424-425. En cambio, al Juez ejecutor le está vedado anular una transacción homologada que haya
recibido el encargo de ejecutar, cfr. CSJ/SdeC., sent. 25-03-1987 (Procesadora Agro-Industrial Color S.A., Paicosa vs.
Internacional Ocean Nºays Corporation y otro) Ramírez & Garay, Tomo XCVIII, N° 197-87 (a), pp. 453-454.
302
CSJ/SdeC., sent. 11-03-1999 (Fin de Siglo en amparo), Ramírez & Garay, Tomo CLII, N° 574-99, pp. 348-399 (con
voto salvado); CSJ/SdeC., sent. 03-03-1999 (1. Lara en amparo), Tomo CLII, N° 532-99, pp. 272-273; TSJ/Sala
Constitucional, sent. 16-10-2002 (C.A. Pérez en amparo), Ramírez & Garay, Tomo CXCII, Nº 1733-02, pp. 376-377;
TSJ/Sala Constitucional, sent. 19-12-2002 (E. Gil en amparo), Ramírez & Garay, Tomo CCVI, N° 2390-03, pp. 270-273.

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