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Discurso de Motivación Reflexiva N° 031

ESCRITURA Y LECTURA: Presentes en Mi Arte


Por: Reynaldo Charres Vargas
(Rey Charré)
Señoras y señores:

Recuerdo que mis primeros escritos fueron a mano alzada y en los cuadernos
escolares, los cuales fueron realizados con pluma y tinta líquida más una
caligrafía ordenada aunque con algunos errores ortográficos y de redacción.
Lo cierto, es que como estudiantes estábamos obligados a copiar los
dictados de los profesores y de igual manera responder por escrito los
exámenes finales de evaluación de los aprendizajes.

En cuanto a lecturas, de igual modo, fueron las lecciones copiadas y los


textos escolares mis primeras lecturas unas veces en voz alta y otras en
silencio con énfasis en la repetición memorística de párrafos. Así mientras 2
más se leía y repetía mejores eran los resultados. En resumen, puedo decir
que mi formación básica en escritura manual y lecturas los asimilé en mi
hogar y en la escuela.

Imaginemos, en aquel tiempo no había computadas, laptops, Tablet ni


teléfonos portátiles, menos Internet ni redes sociales. En cambio sí había
libros, periódicos, revistas, enciclopedias y máquina mecánica para escribir
sobre papel, y gracias al uso de ellos tuve la oportunidad de afianzar mis
primeros conocimientos.

Asimismo, en mi niñez tuve el privilegio de leer una amplia serie de revistas


de entretenimiento como la colección de historietas publicadas por la
editorial Novaro de México y de algunos cómics americanos y argentinos
que se vendían en el mercado local.

Mi primera escritura creativa fue un poemario y lo hice cuando tenía 15 años


de edad, luego pase a escribir algunos relatos cortos vinculados a temas
juveniles y opiniones de interés social para expresar mis críticas sobre la
realidad de mi ciudad. Luego a los 22 años redacté y escribí mi tesis de
graduación profesional, el mismo que fue mi obra cumbre de la juventud.

Otros libros que leíamos en casa con mis hermanos fueron las fabulas y
cuentos de Esopo, del igual modo el diccionario de idioma español Sopena, y
al terminar mis estudios secundarios nunca olvidaré otro gran diccionario
Rancés que nos había regalado el padrino de promoción en el año 1968.

Entre las obras clásicas de la literatura peruana y que eran de mi preferencia


como joven estaban los siguientes: “El Mundo es Ancho y Ajeno” y ”Los
Perros Hambrientos” de Ciro Alegría, “Todas las Sangres” y “Ríos Profundos”
de José María Arguedas, “Caballero Carmelo” de Abraham Valdelomar;
“Siete Ensayos de la Realidad Peruana” de José Carlos Mariátegui; “Lima la
Horrible” de Augusto Salazar Bondy; “Trilce y Los Heraldos Negros” de César
Vallejo; “Los Dueños del Perú” de Carlos Malpica. Y entre los libros de
autores extranjeros que marcaron mi infancia y juventud son: “El Principito”
de Antonie de Saint-Exupéry, “El Criterio” de Jaime Balmes, “El Hombre
Mediocre” de José Ingenieros; “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire., “La
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Riqueza en las Naciones” de Adam Smith.

Ya en la madurez, y aparte de los libros sobre educación, economía, historia,


artes y cultura que eran propias de mi profesión, me atrajo leer novelas y
obras cumbres de escritores como: “El Libro de Arena” de José Luis Borges,
“Laberinto de la Soledad” de Octavio Paz; “Cien Años de Soledad” de García
Márquez, “Venas Abiertas en América Latina” de Eduardo Galeano; “Lituma
en los Andes” de Mario Vargas Llosa, “Ensayo sobre la Ceguera” y “El
Hombre Duplicado” de José Saramago; “Quien Domina el Mundo” de
Noam Chomski , y “Origen de los Tiempos” y “El Gran Diseño” de Stephen
Hawking.

También debo decir que en los últimos tiempos incluí entre mis lecturas
algunas publicaciones en idioma inglés sobre la cultura oriental y ello fue
posible gracias a la existencia de la plataforma de informaciones electrónicas
Google. En este periplo como lector también me interesó leer la Biblia y el
Corán.
Al tomar un libro y leerla con atención sentía una interacción emocional que
me producía una transformación inmediata pues era el impacto de un
diálogo vivo con los autores y esa vivencia intelectual luminosa que sentía,
estimulaban mi imaginación y memoria algo así como una energía mental
que enriquecía mis pensamientos y conocimientos.

Con el paso del tiempo supe hacer de este hábito una disciplina permanente
y entretenida para asimilar información y conceptos que fortalecían mi
saber. Al abrir los folios siempre se hallan interminables contenidos
distribuidos en numerosos párrafos comparables a un paraíso de letras y
algunas veces acompañados de ilustraciones gráficas. Los relatos, hechos,
vivencias, proyecciones, revelaciones, suposiciones y conclusiones
deleitaban mi cerebro y sus conexiones neuronales.

De igual modo, comprobé que la escritura es la forma más noble de plasmar


expresiones propias a través de las letras, y el componer textos siguiendo las
lógicas del lenguaje humano, es construir oraciones para comunicarse
mediante el dominio de los códigos del idioma. Y usando tales destrezas se
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elabora un universo de contenidos, historias y verdades que pueden ser
reales o irreales, y este procedimiento feliz hace más fuerte la inteligencia
creativa y recreativa de cada uno.

Escribir es también una forma de compartir, opiniones y conclusiones con


otros y ese proceso de hecho es un acto benévolo de liberación y formador
de capacidades y habilidades. Todo texto bien construido de acuerdo a las
reglas y patrones de un idioma se convierte en el arma más poderosa y
certera de la sabiduría.

A los 28 años de edad escribí mis primeros guiones para cartillas de


autoaprendizaje para lectores de áreas rurales y años más tarde, descubrí la
faceta de la investigación y redacción de proyectos sociales y culturales, y así
a los largo del tiempo brindé servicios de asesoría para instituciones
nacionales y de cooperación internacional, igualmente diseñaba manuales
ilustrados sobre instrucción básica para niños y jóvenes.
A partir de los 50 años de edad (año 1998) intensifiqué mis labores de
estudios culturales y la redacción de varios textos académicos, además de
opiniones y críticas que fueron publicados en diarios de la localidad. En estas
tareas me ayudó enormemente el uso de una computadora y los servicios de
Internet, en particular Google, a quien considero la plataforma informativa
audiovisual gratuita más grande del planeta, un notable invento del ser
humano.

Nunca he escrito una novela, pero sí encontré una cantera inagotable en


temas recreativos de ficción adecuado para el estilo denominado cómic
animado para niños, y una primera obra de este género tiene el título de
“Borrí y la Sociedad de los Buenos” una narración creativa ilustrada con 100
personajes y más de 200 episodios. La matriz del texto y los dibujos están
listos para una pronta publicación.

Otro texto escrito que me encantó escribirla, se titula “Voluntariado Artístico


de RCHV” y narra los detalles mi labor cumplida en 30 años de servicio ad-
honorem en la región sur andina de mi país. Un informes testimonial que
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cuenta sobre esta misión atípica de responsabilidad social realizada en
beneficio de mi sociedad.

Después de conocer mis apego y práctica por la lectura y la escritura, es justo


declarar que mis obras plásticas también son signos visibles que sintetizan el
corazón de estas prácticas cotidianas, por lo mismo de ellas se pueden leer,
desprender o interpretar un conjunto de mensajes, y los espectadores serán
quienes podrían escribir en palabras sus apreciaciones.

Hoy año 2017, y cuando ya tengo más de seis décadas de vida, aún tengo mis
facultades intactas para seguir perseverando en el estudio y el amor a los
libros en cualquier formato, género o estilo, para ello cuento con órganos
valiosos como son ojos, manos, cerebro y corazón. Ellos los mejores aliados
que se necesitan para: potenciar el perfil intelectual, mantener el equilibrio y
facilitar las reflexiones, además todos juntos sirven de coraza para repeler
cualquier intromisión o contaminación impropia al cerebro.
El ser humano, tiene un poderoso cerebro y ése cerebro clama todos los días,
pidiendo ser estimulado y protegido, pero muchos hacen lo contrario, pues
están maltratando y anulando sus capacidades, y lo peor muchos otros
jóvenes que no leyeron ni escribieron, ya están engendrado para que
nazcan seres débiles con traumas irreversibles.

“Los seres humanos hemos nacido con facultades superiores para leer y
escribir bien y correctamente, entonces aprendamos a valorar lo que es
innato. No perdamos el tiempo en necedades y hagamos que surja una
reacción natural en cada uno y esa reacción debe ser para la recuperación de
los hábitos propios, básicos y necesarios”.

Las experiencias de la lectura y la escritura tienen que ir asociadas, pues así


como se lee también se debe escribir, sea a mano alzada o usando los medios
electrónicos que ahora facilitan esta actividad. No entiendo del porque se va
perdiendo el cultivo de esta maravillosa alternativa del ser y saber, pues es
pertinente recordar esta sentencia: “quien no lo ejercita auto elimina sus
capacidades cerebrales y pasa a ser un individuo torpe, patán, burdo e
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ignorante”.

La lectura y la escritura son necesidades intelectuales vitales de cada


persona, por tanto deben ser atendidas con amor, oportunidad y dedicación,
y cuando se entiende que es parte de los instintos naturales no habrá
justificación para hacer lo contrario. Cualquier otra decisión solo revelará
negligencias, atentados o destrucción de nuestra propia estructura
funcional.

Jamás perdamos estos dos maravillosos dones, y cualquier medio que


usemos con intensiones intelectuales sanas, servirá para estimular nuestros
cerebros. Así como hablamos o comemos alimentos, o nos vestimos todos los
días de igual manera debemos realizar tareas sencillas de lecturas y
escrituras. Y hoy hay facilidades para acercarse a los libros físicos como
electrónicos, vale decir existen mayores y mejores medios que el pasado,
entonces hay que aprovecharlas sin duda ni temores.
Como ya dije, en lo personal, seguiré escribiendo y leyendo, porque hay
interminables motivos para hacerlo, y lo haré hasta cuando las facultades
propias respondan, y me despediré de la vida, dejando un conjunto de textos
escritos con mensajes de optimismo, aliento y esperanza, tal como lo hice en
los períodos cumbres de mi existencia.

Si mis paisanos peruanos, escribieran y leyeran un poco más que hoy, estoy
seguro de afirmar que el país y sus habitantes tendría otro rostro y un mejor
futuro intelectual. Nuestras decisiones y acciones serían superiores, y
nuestras condiciones de vida humana serían más homogéneos, equilibrados y
con armonía en todas partes. No seríamos una población frívola con altas
tasas de ignorancia,… nos falta librar la batalla en contra de la estupidez.

Convivir con las letras y las artes me ha dado una valiosa sensibilidad y una
poderosa percepción para captar y procesar con rapidez respuestas y
soluciones en la misma realidad de mi entorno. Por eso gran parte de mis
expresiones plásticas, van sincronizados entre referencias grafo-objetivas y
textos escritos, algo así como revelaciones íntimas plasmadas en imágenes
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fáciles de asimilar por los observadores. Esa es la producción artística que he
logrado y los dejaré en manos de las futuras generaciones para que sean
preservadas como testimonio de una existencia singular.

Hagamos que la lectura y la escritura sean artes vivas y libres en cada


individuo, y ganemos más aliados que promuevan el amor a la vida
intelectual, que es la vía más saludable de convivencia en este nuestro
preciado planeta. (RCHV).

Perú, Julio 2018.

Reynaldo Charres Vargas

https://reynaldocharresvargas.blogspot.com

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