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Kabbalah Emet

‫קַ בַ לַה‬
‫אֵ מֵ ת‬
1
Introducción

Desde tiempos remotos, el conocimiento de las escrituras sagradas hebreas ha sido


objeto de estudio, investigación, mística y hasta superstición. En el largo camino de
entender el mensaje ( o los mensajes ) que subyacen (n) dentro de estos escritos
milenarios, han participado teólogos, matemáticos, científicos, literatos y toda clase de
estudiosos, hasta llegar al simple lector ávido de poder desentrañar lo que, a todas
luces constituye un legado espiritual de valor incalculable.

Heredado en la lengua sagrada y mágica del pueblo hebreo, tenemos hoy más que
nunca, la capacidad y las herramientas para extraer el conocimiento y el mensaje que
las letras son capaces de transmitirnos; pero no solo eso, sino que además, podemos
recibir todo el poder que ellas mismas contienen.

Acudimos a un tiempo en el cual, somos capaces de unir la tradición milenaria del


pueblo hebreo (no solo judío), con la tecnología existente, los descubrimientos que nos
está trayendo la pala del arqueólogo y además, todo el bagaje intelectual, espiritual y
místico acumulado durante milenios, para aprovechar al máximo esta tradición
espiritual.

Ese es el objeto del curso que hemos denominado con el nombre de Kabbalah Emet
(Recibir la verdad). Con la mayor sencillez posible, hemos decidido transferir lo que
conocemos, a un ambiente occidental, castellano y sin erudición, en lo que a mística o
lengua hebrea se refiere; pero pleno del deseo de crecimiento espiritual, y dispuesto a
recibir esas verdades para muchos, y durante muchos años escondidas.

Este primer curso no pretende en absoluto, brindar un compendio exhaustivo de


Kabbalah; sino más bien servir de introducción para la mayoría, y al mismo tiempo,
ofrecer un camino meridianamente claro al entendimiento del Árbol de la Vida, según
lo comprende la mística hebraica.

A riesgo de ser calificado en diversas maneras negativas; a la vez que con la


tranquilidad que facilita la evidencia, voy a partir de una perspectiva hebreo-cristiana;
pues aunque para la inmensa mayoría resulte falso, grotesco y hasta “herético”, un
amplio sector del cristianismo primitivo fue (y sigue siendo) místico. Dicha tendencia,
alimentada por el pensamiento esenio (muy cercano a tantas enseñanzas y prácticas
del Maestro) y por el gnosticismo clásico; lo fue también (y en gran medida) por la
Kabbalah hebraica. ¿Quién puede negar con conocimiento de causa el sentido
cabalístico, que subyace en frases como la pronunciada por el Maestro en Lc. 18:23-
25?... Por poner tan solo un ejemplo.

Según Alice Bailey (escritora esotérica que formó parte de las Escuelas Teosóficas en la primera mitad del S.XX),
“La cábala judía perdió su camino al no reconocer a Cristo como Mesías, pues al no

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hacerlo, el judaísmo se quedó estancado en una interpretación de los textos sagrados
antigua y poco acomodada a la evolución de los tiempos…”

Es pues, de este modo, que el presente curso abunda en citas de la enseñanza


cristiana primitiva, tanto de Jesús, como de sus seguidores; pero evidentemente más
aún de los patriarcas, jueces, profetas, etc. del pueblo de Israel (el clásico, con las 12
tribus, no el que hoy por hoy, habita el “Moderno estado de Israel”); aunque por
supuesto, la mayor abundancia de conceptos parte de algunos de los más típicos
documentos de Kabbalah, como el Séfer Yetzirah o el Zohar, cuya lectura completa es,
no solo recomendada, sino necesaria para entender mejor el contenido de este curso.

Es el más firme y sentido deseo de este autor poder alcanzar esa meta; partiendo
desde un inicio del entendido de que “No aprendemos Kabbalah para saber más
(daat), sino para amar más (ahavah)”.

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CAPÍTULO 1

QUÉ ES KABBALAH?

La palabra “Kabbalah” proviene del hebreo que significa “recibir”; en alusión directa
a la tradición recibida por Moisés de parte de D’os, misma que a su vez, fue recibida
por las doce tribus, de manos del líder y fundador del pueblo de Israel, luego de
sacarles de la esclavitud de los egipcios.

Además, entendemos el término “Kabbalah”, como “correspondencia”. Esto, en el


sentido de que para toda verdad espiritual, existe una contraparte material. Para crear
algo, debo ser capaz de entregar algo de igual valor a cambio, para sostener el
equilibrio del universo. Para toda verdad oculta, existe otra verdad evidente, que la
puede hacer visible.

Es, a través de las verdades visibles, que Kabbalah enseña a llegar al conocimiento
de las verdades ocultas.

Del mismo modo que en la imagen, la verdad evidente está a la vista, pero no es
todo lo que hay. Debajo (y aparentemente fuera del alcance de la vista) hay toda otra
parte de la realidad. Las raíces del árbol, más todo el mundo que existe por debajo de
la tierra.

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El árbol de la vida es el ejemplo máximo de cómo llegamos a conocer la verdad y a
recibirla completa, a través del conocimiento profundo de su parte evidente. Por eso
en el relato de Bereshit (Génesis), era necesario comer primero el fruto del árbol de la
vida, antes de pretender el conocimiento.

El término Kabbalah se remonta al s.XII. Antes de eso, al conocimiento místico


hebreo se le conocía con otros nombres. En el TALMUD: “Sitrei Torah”= Los Misterios
de la Torah // Posterior al Talmud p.ej. “Sod”=El Secreto // “Jokhmah Penimit”= La
Sabiduría interior // “Jokhmah Nistarah”= La Sabiduría oculta.

La metodología cabalística (tanto teórica como práctica) está basada en la


construcción de correspondencias entre los aspectos revelado y oculto de la existencia.

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Capítulo 2

Guematría

Es bien sabido que el idioma hebreo consta de 22 letras, todas ellas consonantes;
las cuales a su vez, sirven para representar los números. Es así, como podemos
entender, que cada vez que escribimos una letra, estamos al mismo tiempo
escribiendo un número. Y cada vez que escribimos una palabra también estamos a la
vez, escribiendo una cifra (numérica).

Al cálculo de la equivalencia numérica de las letras, palabras o frases le llamamos


Guematría (o Gematría).

Existen varias maneras de calcular guematría. Algunas de ellas son las siguientes:

Valor Absoluto:

Consiste de ese valor que se le atribuye a cada una de las letras, según el número
que ellas representan en el Alef-Beit. Para calcular el Valor Absoluto de una palabra,
basta entonces con sumar el valor de cada una de sus letras, según se indica en esta
tabla:

Las letras del Alef Beit se colocan y leen de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo. De ese mismo modo se escriben también.

Valor Ordinal :

Se le asigna a cada una de las letras, un valor ascendente desde el 1 hasta el 22,
según el orden en el que aparecen en el Alef-Beit.

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Valor Reducido o Módulo 9:

El valor de cada letra se reduce a un solo dígito. De esta manera, las letras tienen
solo 9 equivalencias, en vez de 22. De Alef hasta Teit, serían las primeras 9. De Iod a
Tsadei las segundas 9. Y de Kof a Tsadei Sofit (del final) las restantes 9.

Valor Integral Reducido:

El valor numérico total de una palabra es reducido a un solo dígito.

Una de las curiosidades que presenta la lengua hebrea es, que, ya sea que se calcule
la guematría con cualquiera de los tres primeros métodos, siempre el resultado
integral reducido de la palabra será el mismo.

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Capítulo 3

Las raíces de Kabbalah

Esta tradición surge directamente de los escritos sagrados del pueblo hebreo; y sus
raíces más primitivas se remontan a tres momentos en la historia de dicho pueblo:

A- La experiencia profética de los patriarcas (experiencia directa con D’os)


Abraham, Isaac y Jacob
B- La multiplicación del pueblo en esclavitud (experiencia lejana)
C- Moisés y el pueblo en el Sinaí (experiencia directa mas no aceptada por el
pueblo)

Podemos observar cómo los patriarcas, no solo vivían una experiencia directa con el
Creador, sino que además, su camino era siempre guiado por Sus palabras. Es decir,
que los dichos de Él eran para ellos como el camino hacia la vida. Más tarde, y fruto de
la vida en esclavitud que padeció el pueblo, esta experiencia se perdió y su relación
con las palabras del Creador fue muy lejana, al punto de no conocer siquiera el
Nombre (Shem) del D’os de sus padres.

Pero luego, en el encuentro en el monte Sinaí, este pueblo tuvo la oportunidad de


recibir (Kabbalah) de D’os sus palabras de manera directa, mas no fue así, dado el
temor que les invadió (Véleh Shmot 20:18-21). Mientras Moisés recibía estas palabras
sagradas, el pueblo escuchaba como sonidos de trompetas que ocultaron de ellos el
mensaje. Así fue como el pueblo de Israel terminó recibiendo un mensaje evidente en
la Torah (‫ = נִ גלַה‬Niglah) y otro oculto dentro del mismo (‫ = נִ סתַ ר‬Nistar ).

De lo anterior, podemos inferir que la Torah contiene un significado Exotérico (es


decir, abierto a todo el mundo, visible, evidente) y otro significado Esotérico (es decir,
oculto, solo revelable a través de Kabbalah). Sin embargo, también es claro en el
relato, que el objetivo de D’os era que el pueblo entero recibiera ambos mensajes, que
al final, constituyen uno solo y completo.

De una sola forma de Kabbalah, a través de los siglos, surgen dos tradiciones:

A- Kabbalah Contemplativa:
- Es la expresión de la búsqueda espiritual
- Sirve para ayudar a la mejora personal
- Solo quien tiene una verdadera Kabbalah contemplativa puede pensar en
pasar a la práctica
- Explora la compleja naturaleza de la realidad Divina en sí misma, y en
particular, la paradoja del ser inmutable de Di-s, que es con todo, activa y
reactiva en Su relación con la Creación.

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B- Kabbalah Práctica:
- Técnicas que apuntan a alterar estados o eventos naturales.
Como el encantamiento de Nombres Divinos, o la inscripción de tales nombres
(o los de los ángeles) sobre amuletos especialmente preparados.
- Debido al abuso cometido en tiempos pasados, la tradición recomienda su
uso reservado solo a los más santos y, de ser posible, esperar a los tiempos
de la restauración del servicio sacramental en el templo. (en el entendido
que esto es dentro del judaísmo, pues los hebreos samaritanos nunca han
cesado el ritual en el Monte Gerizim).

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Capítulo 4

El sendero del árbol de la vida

Cuenta el poema de la creación del Bereshit (Génesis), que una vez en el huerto de
Edén (delicia), el ser humano cayó en desgracia, al desobedecer la recomendación del
Supremo que le indicó no comer del árbol del conocimiento (daat), pues de hacerlo,
moriría.

El “Etz ha daat” o “árbol del conocimiento” se hallaba en el centro del huerto,


donde también se encontraba el “Etz ha Khaim”, que era el árbol de la vida. Con tal
conocimiento, no era muy difícil llegar a la conclusión de que, si el peligro de un árbol
era todo lo contrario al beneficio del otro; el comer primero del árbol de la vida era la
solución del conflicto.

Pero el ser humano decidió ir contra el consejo y las consecuencias no se hicieron


esperar. La mayor de todas: Sería expulsado del jardín, y el camino al árbol de la vida
sería custodiado, a partir de entonces, por los Kherubim y una espada que “se revolvía
por todos lados”.

Hoy entendemos con claridad que quien haya probado el fruto del árbol del
conocimiento, tiene vedado el paso por el sendero de la vida. Pero quien pruebe el
fruto del árbol de la vida tendrá paso libre hacia el mismo.

Saulo de Tarso (el conocido como San Pablo) solía recomendar a los cristianos de la
iglesia primitiva, que le imitaran en una cosa: “en que soy imitador del Cristo”. La
traducción de ese último apelativo (el Cristo) es Ha Mashiaj. Es decir, el Mesías, o el
ungido.

Lo anterior aclara que, incluso dentro de la recién fundada fe cristiana, la meta del
camino espiritual era llegar a ser como un Mesías. Un Ungido. La traducción literal del
término es “el que habla”; alusión directa a la práctica de Kabbalah, según la cual,
creamos a través de las palabras, del mismo modo que inicialmente fuera hecho por
Elohim (D’os).

La Tanaj (conjunto de los escritos canónicos del Antiguo Pacto) llama con diferentes
calificativos al Mesías. Uno de los más llamativos se encuentra en el libro del profeta
Isaías 6:9 y es el “ADMIRABLE CONSEJERO”.

Se pronuncia “Péle Yoetz”. Esta última palabra proviene del término “Etz”, que
significa árbol. De modo que las palabras “consejo” y “árbol” provienen de una misma
raíz hebrea y por lo tanto, están emparentadas.

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La guematría de Péle Yoetz es exactamente la misma que la de la palabra “Rofé”,
que significa “médico, doctor o sanador” (Esa guematría es 287). Lo anterior nos lleva
a comprender que cuando nos referimos al camino del árbol de la vida, estamos
hablando de un camino de sanidad espiritual. Un camino que nos prepara para re
conectarnos con nuestro origen, con nuestro Creador.

Así, el sendero del árbol de la vida debe ser conocido y transitado por nosotros
antes de lograr alcanzar el punto de Ha Mashiaj. Aprenderemos por tanto, cómo
hablar, qué hablar y de dónde obtener las palabras adecuadas para hablar. De ese
modo nos iremos pareciendo cada vez más a “uno que habla” (es decir: Ha Mashiaj) y
que, con sus palabras es capaz de re crear el universo que nos ha sido entregado. Este
es el camino de Kabbalah: El camino de las palabras divinas y su poder creador.

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Capítulo 5

El árbol de la Vida

Según el Séfer Yetzirah, o “libro de la formación”; documento antiguo que nos


explica las primeras bases de la tradición Kabbalah; El Universo fue creado a través de
10 emanaciones divinas, cuyo nombre en la mística hebraica es el de las 10 Sefirot
(Séfer Yetzirah 1:1). Dichas emanaciones, junto con las 22 letras del Alef-Beit,
conforman lo que conocemos con el nombre de Etz Ha Khaim, que significa el “árbol
de la vida” (Séfer Yetzirah 1:2).

Cada Sefirah es un canal de energía divina o fuerza de vida. Todas ellas nos ilustran
diferentes dimensiones de una misma fuerza CREADORA. Entendido de este modo;
cada una de las 10 sefirot nos indica un atributo divino, a través de cuya emanación
(espiritual), fue formada una parte del universo (material), llegando, según dicen las
escrituras, a ser “construido el universo por la Palabra de D’os. De modo que lo que se
ve fue hecho de lo que no se veía” (He. 11:3).

En resumen: Las Sefirot representan una secuencia de las distintas etapas del
proceso creativo, por el cual D’os formó, desde el núcleo de su Ser infinito, la
progresión de reinos que da como resultado nuestro universo físico finito.

Acostumbramos a representar el esquema del árbol de la vida de la siguiente


manera; dados los demás datos que más adelante iremos conociendo:

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En la imagen aparecen los nombres transliterados de cada una de las 10 esferas que
representan las sefirot, entrelazadas por 22 “caminos”, que corresponden a las 22
letras de nuestro Alef-Beit. Siendo el árbol de la vida una imagen cuya mención es
sumamente primitiva en los escritos sagrados, debemos entender que este esquema
es una representación simbólica de lo que el Séfer Yetzirah nos relata. Es necesario
comprender desde ahora, que la verdadera imagen que de él nos debemos ir
construyendo, es una imagen de cosas espirituales, cuyo poder dio origen a cosas
materiales, pero cuya esencia sigue siendo espiritual, y de ella debemos nutrirnos
mucho más que de las contrapartes materiales que son solo un reflejo temporal de lo
infinito.

Siempre siguiendo lo que nos dice el Séfer Yetzirah, El esquema de las Sefirot es uno
de tres ejes paralelos (‫)קווים‬, en forma vertical que nos habla de tres formas distintas
de influencia divina en la creación: el universo, el año y el ser humano (Séfer Yetzirah
3:4-6). Nos hablan de nosotros, pues según el texto, fuimos hechos a Imagen de D’os
(Ber. 1:27).

La interacción entre las Sefirot es representada mediante una red de canales


interconectados, que ilustra el flujo de energía que permea toda la creación. Esos
canales transportan consigo la energía creadora, y como el acto de crear fue realizado
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mediante “la Palabra” (es decir, hablando); por eso cada uno de los canales es una de
las letras del idioma hebreo. Ellas transportan la energía creadora.

De igual manera, la ubicación de las Sefirot en esta red nos sugiere una sub división
en 4 partes, referentes a cuatro mundos (o reinos) involucrados en el proceso
creativo.

De estos cuatro mundos (Olamot=‫ )עולמות‬estaremos hablando más adelante y aún


con más detalle en nuestro segundo curso. De momento, baste decir que son, de
arriba hacia abajo, el mundo de los arquetipos, el de la creación, el de la formación y el
de la acción (o mundo físico).

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Capítulo 6

Diez Sefirot de la nada

“Diez sefirot de la nada, en el número de los diez dedos: cinco opuestos a cinco, con
una única alianza precisamente en el medio, en la circuncisión de la lengua y en la
circuncisión del miembro.”

Séfer Yetzirah 1.3

Como hemos mencionado, cada una de las 10 sefirot es una emanación divina, que
contiene un atributo del Creador, y que permean todas ellas a la creación. Vamos a
repasarlas todas en orden descendente según aparecen en el árbol de la vida.

‫כֵּתֵּ ר‬

(Kéter)
El significado de la palabra “Kéter” es “corona” y así conocemos a esta sefirah: La
sefirah de la corona. Se ubica en la parte más alta del árbol de la vida y si imaginamos
éste como un cuerpo humano, correspondería a la “coronilla” de la cabeza, lo cual nos
remite a las decisiones pensadas, planeadas, al poder creador.

Es obvio el significado que se le debe atribuir a esta sefirah: Representa los


pensamientos más altos y los planes del Creador. Siendo la imagen de la corona,
también nos habla de la autoridad. De hecho, al calcular la guematría de la palabra
“Kéter”, obtenemos 620, que es el número de los mandamientos de la Torah; por lo
cual, esta sefirah nos enseña la obediencia, de la cual tenemos que partir para iniciar
cualquier creación que pretendamos realizar.

Según el Zohar, son “620 pilares de luz que acompañan a las almas desde la ley
hasta el reino ( Malkhut ), y le iluminan el camino”.

La corona de la creación de D’os es el ser humano, por lo cual aprendemos también


de Kéter, que nuestro trabajo de re-creación debe empezar primeramente por
nosotros mismos.

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‫חֹ כמַ ה‬

(Jojmah)
El término significa “sabiduría” y precisamente, esta sefirah nos comunica acerca
del primer poder consciente del intelecto en la creación. En el cuerpo humano
corresponde al hemisferio cerebral derecho.

La guematría normal es 73 (el 22º número primo), mientras que la guematría


ordinal es 37 (el 13º número primo) y la reducida es 19 (el 9º número primo). Si nos
fijamos, 13+9= 22, que es el total de las letras del alefbeit. Con ellas se creó todo lo
que existe, por lo cual nos enseña acerca de la máxima capacidad creativa, la cual se
halla en la sabiduría. El número 13 nos recuerda que en el idioma hebreo no existe la
palabra suerte. Donde se encuentra esta traducción, generalmente es vertida de la
palabra “Mazal”, que significa “signo”. Solemos decir en Kabbalah, que el 13 es el
número sin signo, pues los signos del zodíaco son 12, por lo cual el 13 es el número
que está por encima de la suerte, o sea, que no es regido por el zodíaco (igual que la
sabiduría). Finalmente, el 9 es el cierre del ciclo del orden, el último número de una
sola cifra. Con el 9, se acaban los procesos espirituales. Por cierto, 9 son los frutos del
espíritu completamente renovado en el cristianismo.

‫ִבינַה‬

(Binah)

Esta palabra la traducimos como “entendimiento” y es el segundo poder consciente


del intelecto en la creación, que corresponde en el cuerpo humano, al hemisferio
cerebral izquierdo.

La guematría normal de Binah es 67, que al sumarse con los 73 de Jojmah (como
ambos hemisferios, que deben trabajar juntos), suma un total de 140: La suma del
cuadrado de los números del 1 al 7; como siete días se llevó en dar por terminada la
creación. Es decir, que para crear, se necesita ser capaces de, empezando por nosotros
mismos, luego poder juntar la sabiduría con el entendimiento, para entonces dar
rienda suelta al proceso como tal. Es decir, un primer paso que consiste en la idea (el
arquetipo), seguido de un diseño sabio y finalmente un plan ordenado e inteligible. Tal
es la enseñanza consolidada de las tres primeras sefirot del árbol de la vida.

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Las siguientes 6 sefirot corresponden a las 6 emociones del corazón, involucradas a
la vez en cada uno de los 6 días de la creación activa.

Al crear, con nuestras palabras, debemos involucrar estas emociones también.

‫חֵּ סֵּ ד‬

(Jésed)
La palabra “Jésed” se refiere a la bondad, la generosidad. Es en resumen, el amor
que da. Es el primero de los atributos emocionales inherentes a la creación y
corresponde en nuestro cuerpo, al brazo derecho.

La guematría de Jésed es 72, que es 2 veces el cuadrado de 6 y representa la


perfección de las 6 emociones del corazón, que corresponden con los 6 días de la
creación y con las 6 Sefirot partiendo de ésta.

2 veces 6² representa la armonía y el amor perfecto dentro de la Creación. Dado


que Jesed se identifica en Kabbalah, con el estado espiritual del amor (Pr. 27:19).

‫בּורה‬
ַ ְ‫ג‬

(Guevurah)
Es el segundo de los atributos emocionales involucrados en la creación y su
traducción más acertada es “Severidad”, aunque suele ser vertido también como
“fuerza” o “poder”. Corresponde en el cuerpo, al brazo izquierdo.

Esta Sefirah nos habla del poder de restringir. Complemento de Jesed, pues ayuda a
evitar que la bondad sirva para que seamos utilizados.

Para muchos, Guevurá es severidad. Con el poder de guevurá, es capaz Jésed de


penetrar la tosca y basta superficie de la realidad. Podríamos decir que de esta sefirah
podemos aprender el modo correcto de decir “no”, tan necesario en muchísimas
situaciones de la vida. Guevurah es entonces, el necesario balance o equilibrio del
amor que expresa Jésed.

Dos manos que trabajan juntas para formar la realidad, jesed (72) y guevurá (216) =
288 = 2 veces el cuadrado de 12. El estado espiritual identificado con Guevurá es el
temor. El amor aparta al temor (1 Jn.4:18)

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‫ִתפאֵּ ֵּרת‬

(Tiféret)
El tercero de los atributos emocionales inherentes a la creación. Corresponde al
corazón y su traducción es “belleza”.

Tiferet = 1081

La suma de todos los números desde 1 a 46 (triángulo de 46). 46 = Leví, el tercero


de los hijos de Iacob, correspondiente al tercero de los atributos del corazón, Tiferet.

La tribu de Leví, se divide en dos, los Cohanim (sacerdotes) y los Leviim (levitas).
Estando en medio, Tiferet conecta a Jesed y Guevurá; Los armoniza y balancea.

El estado espiritual identificado con Tiferet es Misericordia.

‫נֵּצַ ח‬

(Netzaj)
Es el cuarto atributo emocional involucrado en el proceso creativo. Lo traducimos
como “Victoria” y también “eternidad” y corresponde en el cuerpo humano a la pierna
derecha.

La victoria final de Netzaj es sobre la muerte y esta sefirah nos ilustra el camino
espiritual que empieza con el primer paso.

Si se "desarrolla" la guematría de Jésed a través de su deletreo: jet (8); jet


samej (68); jet samej dalet (72) = 148 = netzaj. Es decir, que Jésed y Netzaj están
relacionadas por estar al mismo lado del cuerpo (árbol). Jesed fundamenta su obra en
Netzaj. El camino de Jesed lo recorre a través de Netzaj.

“Camino hacia la eternidad en Netzaj (victoria), pero es Jesed (el amor) el que me
impulsa”.

El estado espiritual identificado como correspondiente a la sefirá de netzaj es el


de bitajón (confianza).

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‫הֹוד‬

(Hod)
Es el quinto de los atributos emotivos relativo a la creación y corresponde a la
pierna izquierda. La palabra “Hod” significa “esplendor”, pero si la convertimos a su
versión femenina (hodaá), significa “reconocimiento”.

Netzaj y hod son llamadas "dos mitades de un solo cuerpo". A menudo en Kabalá,
son consideradas como una sola sefirah; más todavía que con respecto
a jesed y guevurá (los brazos), netzaj y hod (las piernas) sólo pueden llevar a cabo
correctamente su tarea (caminar), funcionando juntas.

Por el poder de Netzaj soy capaz de ganar batallas. Pero mediante el poder de Hod
adquiero la capacidad de reconocer derrotas, que al final, también redundará en
avance.

Hod es asociada en el alma con el poder de avance continuo.

Hod = 15, la suma de todos los números del 1 al 5. Hod expresa y resume las cinco
emociones, desde jesed hasta hod.

El estado espiritual identificado como correspondiente a la sefirá de Hod es el


de temimut (sinceridad).

‫יֵּסֹוד‬

(Yésod)
El sexto y último de los atributos emocionales inherentes a la creación. Corresponde
en el cuerpo al órgano reproductivo. La palabra “Yésod” significa “fundamento”.

Yésod es el fundamento de las generaciones por venir.

El poder de procrear, es la manifestación del infinito dentro del contexto finito de la


criatura llamada ser humano.

La guematría de Yésod es 81, que es la misma de la palabra (Od=Más). Como el


texto del Bereshit: “Crezcan y multiplíquense y llenen la Tierra”

Está en medio de las dos piernas, para recalcar que se debe seguir adelante, que no
podemos parar de crecer y de avanzar… Que siempre habrá más.

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El estado espiritual identificado como correspondiente a la sefirá de Iesod es el
de émet (la verdad).

‫מַ לכּות‬

(Malkhut)
La sefirah del Reino es Malkhut. Nos enseña El poder de expresar los pensamientos
y emociones propios a los demás. Corresponde a la lengua, ya que El poder de crear,
radica en la capacidad de hablar las palabras adecuadas, de la manera adecuada. Ese
es el poder del reino (Malkhut).

Su guematría es 496, un número perfecto; ya que es la suma de todos sus divisores.


La capacidad de ganarse a quienes nos dividen, a través de las palabras. Las sefirot
llegan a su consumación con un número perfecto. Solo podemos acceder al poder de
crear con palabras, luego de conocer bien todas las anteriores.

El estado espiritual identificado como correspondiente a la sefirá de maljut es la


de shiflut (humildad).

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Capítulo 7

El Alef-Beit

«Bienaventurados los justos de este mundo y del mundo por venir, pues el Santo,
bendito sea, los desea en su gloria y les revela los misterios supremos de su nombre
santo que no ha revelado a los ángeles superiores ni a sus santos.» (Zohar III, 78b)

En este punto, es importante enumerar algunas características del pensamiento


kabbalístico que son básicas para seguir entendiendo el árbol de la vida:

1- No existe un principio de maldad como tal:

- Lo que acostumbramos identificar como malo, es un medio para perfeccionar al


máximo la bondad.

- El lado izquierdo del árbol representa la antítesis del absoluto principio positivo
del lado derecho. Luego, un principio medio reconcilia a los dos.

- Hay una oposición armoniosa y hostil a la vez, entre ambos lados.

2- El árbol de la vida representa al mismo tiempo, el organismo del mundo, la


estructura del tiempo en el año y la forma original espiritual del ser humano.

El Zohar dice: “La forma humana abarca en sí, todo. Lo que hay en el cielo y en la
Tierra. Los seres superiores e inferiores.”

3- D’os, por tanto; crea y vierte algo de sí en la creación. Pero Él NO es la


creación.

Más bien, a causa de la caída, D’os se mantiene en parte aislado de la creación,


mediante tres velos

1- Ein = Negatividad (Ausencia)


2- Ein Soph = Lo ilimitado (Sin fin)
4- Ein Soph Aur = La luz ilimitada (Esplendor). El “Séfer Ha Zohar” es el “Libro del
Esplendor”

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Las Sefirot son emanaciones que han penetrado la cortina o velo, y que permean
toda la creación. De esta forma, ésta se inunda con los atributos divinos, mediante la
energía que aquellas le transmiten.

La Rueda de las Letras, conteniendo 7 círculos en los que se inscriben los números del 11 al 32 (pues los primeros 10 son las
sefirot); luego los números del 1 al 400, según el orden que se sigue en la numeración “alefbética”; el símbolo que representa a
cada letra en el concepto astral antiguo; luego el significado del nombre de cada letra; seguido por el nombre mismo, después del
gráfico y finalmente, en el círculo más externo, la letra misma.

El universo ha sido creado por 10 expresiones del Supremo, manifestadas en cada


una de las Sefirot, pero entrelazadas por las 22 letras del Alef – Beit. Este proceso
creador se repite constantemente, o de lo contrario, se volvería a la nada. El ser
humano, ha sido dotado de la habilidad para hablar, y por lo tanto, hecho partícipe del
proceso creador. Es en este punto en el que empezamos a hablar del concepto de la
re-creación, que es responsabilidad del ser humano y que no debe detenerse. Es uno
de los objetivos del pensamiento, la meditación y la invocación kabbalísticos.

El Alef – Beit es La herramienta de la creación, debe ser correctamente


comprendido, antes de ser (también), correctamente utilizado.

He aquí un resumen del significado y correspondencias de cada una de las letras:

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*El símbolo de la unidad y del principio.
*El nexo entre el mundo superior e inferior
*Su forma, que representa al buey, simboliza
la fuerza tranquila, pacífica.
*Su forma y escritura, evocan el primer día de
la creación, en el cual fueron separadas las
aguas de arriba de las de abajo.

•Expresa la idea de “adentro”, “habitación”


• Beit, muestra el universo, con un centro en el cual se
reúnen los 32 senderos de la sabiduría
• El 2 representa la dualidad, surgida a su vez de la
unidad que se separa para iniciar la creación ( Bereshit
). De la Alef (muda), surge la Beit, con dos sonidos,
expresando la fuerza y la suavidad del poder creador al
mismo tiempo.
• Beit representa el hogar que debe ser fuente de
abrigo y protección.

•El equilibrio entre dos fuerzas opuestas para unirlas


en una sola.
• El hombre rico que acude en ayuda al hombre pobre
{un punto de unión entre dos fuerzas opuestas, que al
juntarse, pueden ser al mismo tiempo (por ejemplo)
un castigo y una recompensa}.
• El 3 que representa la tesis, la antítesis y la síntesis
que equilibra todo.
• Guímel, como el camello, recorre el camino para
unir dos puntos opuestos.

23
* La puerta. Significa a la vez una entrada y una salida. Un
cambio
De ambiente, ya sea positivo o negativo.
* En sentido de puerta (de las tiendas de los beduinos),
representa al hombre pobre que recibe caridad del rico.
•El número 4 nos habla de la creación toda (la materia en
sus 4 elementos).
• De los ciclos de la naturaleza y su forma terrenal. En el
cuarto día se crearon los astros y con ellos los ciclos de día y
noche, meses, años, estaciones (que son 4 también); etc.

*Es la letra del aliento vital, de la respiración. La


letra de la comunicación mediante los 5 sentidos.
*El 5 nos recuerda que está por encima de los 4
elementos. Es decir, que es a través del habla que
podemos gobernarlos. Por eso está en medio del
árbol de la vida.
•Su nombre es el de una onomatopeya que
expresa alegría, asombro o triunfo.
• La ventana nos habla de invocación. El Papa

*Su forma de estaca de tienda recuerda el


final de la creación. Todo estaba listo.
*El mundo se creó en 6 días y en 6
direcciones: Los 4 puntos cardinales, el cenit y
el nadir.
*Su forma representa el sexo masculino, y con
ello, la fertilidad.
* El gancho, representa la unidad, entre
espíritu y materia; entre cielo y Tierra. El enamorado

24
*La letra del final de una tarea.
*Se refiere al sétimo día, en el cual el Creador
descansó, pues alcanzó la meta.
*Su forma y significado nos remiten a una
espada o cuchillo; y nos recuerda la batalla
ganada, el objetivo alcanzado.

El carro

*Indica la separación, por ejemplo, entre el


derecho y el deber. Referencia a las leyes.
*El límite sutil entre las energías.
*La forma del 8 sugiere movimiento perpetuo,
sin salir de lo establecido.
•Esta es la letra de la organización.

La Justicia

*Es la letra de lo espiritual.


*Significa protección, resistencia, barrera.
*Su forma nos recuerda a una serpiente en
reposo.
* El nueve nos habla de la concepción, del
bien que la madre lleva dentro, oculto,
guardado, protegido (los 9 meses de la
gestación). En ese sentido, es el cumplimiento
de una promesa. El ermitaño

25
*Es la letra de la acción.
*Las manos, con sus dedos extendidos.
*Iod también significa “arrojar”, “lanzar”, en
el sentido de renunciar a algo.
* Su forma es la de un humano en posición de
plegaria.
* El 10 es la realización de la unidad. Un
nuevo inicio, asociado a las 10 sefirot y en
especial a Malkhut: El reino, lo material. La Rueda

*Es la letra de la bienvenida, de la recepción.


*Remite al acto de aceptar, recibir y sostener
algo; de ahí el número 20, que es dos veces la
decena.
*La mano extendida también es símbolo de
paz, de que no se trae un arma y no se desea
atacar.
La fuerza

*Es la letra del aprendizaje. Designa el hecho


de aprender, de enseñar y de instruir.
*Nos habla de la disciplina, y por lo tanto, de
que todo lo aprendido tiene un propósito.
* Lamed es el proceso de aprender. En
oposición al 7, esta letra nos habla de la lucha
por alcanzar las metas, del desarrollo y del
crecimiento. De la evolución constante.
El colgado

26
*Es la letra de los ciclos, de la introspección
que lleva a mirarse como en un espejo.
*Mem nos enseña que la vida fluye, al igual
que la sabiduría divina; y que es buscando
dentro nuestro, que podemos encontrar
ambas (somos 60 %de agua, el cerebro se
compone en un 70 %de agua, la sangre en un
80 %y los pulmones se componen en
un 90 %de agua) La Muerte

*Es la letra de lo profundo, de lo oculto.


*El pez, vive en un ambiente hostil para el
humano, de ese modo, aprendemos de Nun, a
defendernos y sobrevivir en las dificultades.
*A menudo se relaciona a Nun con la
fecundación, que ocurre en oculto, en un
medio acuoso.

La Templanza

*Esta letra representa el apoyo, el soporte.


*La letra que nos enseña cómo eliminar los
puntos débiles.
*Nos remite a la columna de nuestro cuerpo, a
los apegos y las pasiones en las cuales buscamos
apoyo y con frecuencia no lo hallamos.
*Puede ser, al mismo tiempo, el árbol del
conocimiento, o el de la vida. Nosotros elegimos!
El Diablo

27
*Esta letra representa la visión clara. Nos guía a
salir del condicionamiento que podría haber
generado Sámej.
*Es la evidencia, la revelación, el paso de lo oculto
a lo conocido.
*El ojo recibe la luz para iluminarnos por dentro.
* Su nombre también significa “fuente”, en el
sentido del origen de la verdad revelada.
La Torre

*La letra de las fuerzas divinas naturales; la


materia prima y el aliento que la anima.
*La letra que nos enseña a hablar y a callar.
*Pei transmite ( o calla ) lo que hemos percibido
en el espíritu, Por eso sigue a Ayin.
*Representa el poder creador y por ella ingresa
el alimento físico, así como las palabras de
bendición o de maldición. Lo que sale por la boca
puede contaminar el alma. La Estrella

*La letra andrógina, con dos cabezas en un solo


cuerpo. Su forma remite al arca del pacto.
*Su nombre significa a la vez “anzuelo” y “justo”,
pues es la justicia la que finalmente nos permite
permanecer firmes en la vida.
*Es la letra del Mesías ( el que habla ). Por lo
tanto, su pictograma representa dos vidas: la de
la evolución y el crecimiento, y la de la meta
final. La Luna

28
*La letra de la puerta estrecha. Su nombre
significa a la vez, el ojo de una aguja; un hacha;
un mono o la nuca. Nos recuerda que el camino
espiritual no es fácil, pero sí es productivo.
*Podemos llevar el peso de entrar por la puerta
estrecha, o vaciarlo a través de la meditación en
Kof. De ahí su significado principal como Nuca.

El Sol

*Esta letra representa el reino, pero también la


astucia, la inteligencia... En fin, todos los
atributos del intelecto.
*En el mundo hebreo, la cabeza es símbolo de
jefatura, de poder de decisión y mando. También
de ancianidad y por lo tanto, de experiencia.
* Reish sigue a Kof, pues es una ayuda idónea
para caminar por el sendero estrecho y entrar
por la puerta angosta. El Juicio

*Los Dientes son el límite de la boca, y con ella,


de las palabras. Representan el dominio o el
control sobre lo que hablamos.
*Su forma remite al fuego, a la energía en
movimiento.
*Tres cabezas unidas: Los tres poderes del alma:
Emoción, voluntad e inteligencia.
El mundo

29
*La cruz. La primera marca que aparece en la
Torah (Bereshit 4:15).
*La letra final. Recuerda la culminación de la
obra creada. El resumen del todo en todo.
*Nos remite a la responsabilidad de no dejar
nada por fuera, ni proyectos sin terminar.
* En una cruz, solo que de distinta forma, el
Maestro dijo: “consumado es”.
El Loco

30
Capítulo 8

Los 72 Nombres Divinos

Una vez con el esquema del árbol de la vida establecido; y comprendido lo que nos
enseña cada una de las sefirot, junto con cada una de las letras; podemos decir que
sabemos los principios espirituales que rigen el uso correcto de las palabras para su
utilización en la labor de re-crear nuestro mundo y por ende, a nosotros mismos.
Hemos de aplicar siempre estos principios para meditar, invocar, actuar, reaccionar…
en fin, para vivir.

Ahora que conocemos los 32 senderos, podemos empezar a aprender el uso del
lenguaje sagrado (mágico, para algunos), y vamos a partir del hecho de que las
palabras crean reacciones en el mundo espiritual. Cualquier palabra posee su
contrapartida en ese mundo. Pero las palabras pronunciadas en el idioma sagrado, son
mucho más poderosas, pues fueron las letras de ese idioma, y por consiguiente, las
palabras y los números, las que crearon, en su origen, la realidad que vivimos. Y de
todas las palabras del idioma hebreo, las más poderosas y capaces de crear, son sin
duda los Nombres sagrados de D’os. Nos disponemos a estudiar (aunque aún no de
manera exhaustiva, pero sí con cierto detalle) esos nombres.

Por qué son 72 Nombres?

72 es la guematría de Jésed: La bondad, la generosidad, el amor que da. Sus


Nombres son un regalo que por Su puro amor, y sin merecimiento, se nos ha dado, con
el objeto de que podamos acceder al sendero del árbol de la vida y con ello, alcanzar el
objetivo de llegar a ser “Hamashiaj” (el que habla).

Cómo llegaron hasta nosotros?

El antiguo libro del Séfer Raziel HaMalakh los revela para Adán casi inmediatamente
después que este sale del Edén. No solo los menciona, sino que además detalla para
qué sirve la invocación o meditación en torno a cada uno de ellos. Sin embargo, dicho
documento, que no es de circulación libre aún, no es el único donde los podemos
encontrar.

El segundo libro de la Torah, conocido en occidente con su nombre griego de Éxodo,


tiene en realidad la clave principal.

Los hebreos no tenían por costumbre titular sus escritos, y más bien solían
reconocerlos por la, o las primeras palabras que aparecían en ellos. Es así como el
Génesis, en realidad se llamaba “Bereshit” (que quiere decir “en el principio”) y el libro

31
del Éxodo era conocido por la frase “Véleh Shmot”, que significa “estos (son) los
Nombres”.

Tenemos entonces este documento maravilloso, lleno del poder y las


manifestaciones portentosas de la energía divina, cuyo título y primeras palabras son
“ESTOS SON LOS NOMBRES”; pero que al escudriñarlo (como dijo el Maestro en Juan
5:39), no encontramos una particularidad increíble:

En el relato precisamente anterior al cruce del Mar Rojo (Éxodo 14:19-21), el autor
Moisés nos regala 3 versículos, conteniendo cada uno 72 letras

De manera por demás sorprendente, usando una secuencia simple, encontramos en


esos versículos cada uno de los 72 Nombres. Si tomamos la primera letra del verso 19,
junto a la última del verso 20 y la primera del 21, nos aparece el primero. El segundo se
forma al tomar la segunda letra del 19, con la penúltima del 20 y la segunda del 21…

Usando esa misma secuencia obtendremos todos los Nombres hasta el número 72!

Es así como Los 72 Nombres aparecen codificados en el texto anterior al cruce del
Mar Rojo. Moisés usó Kabalah para separar las aguas, como nosotros podemos abrir
los cielos y bajar de ellos lo que digamos. El libro que inicia con la frase “estos son los
Nombres”, realmente nos da esos Nombres uno a uno…

Cómo funciona este poder?

1- El universo está permeado con los atributos divinos, dispuestos cual campos de
energía.
2- Esto proviene de las emanaciones de energía que llamamos Sefirot.
3- Según el Sefer Yetzirah, estos campos de energía son:
a- Poderosos

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b- Inteligentes
c- Capaces de observar o enfocarse
d- Capaces de transformar o incidir
4- A estas energías inteligentes, se les conoce en las escrituras como Ángeles.

Muchos de ellos son los ángeles (o las energías) de los cuerpos astrales; las mismas
que estudia la astrología desde tiempos remotos.

Ellos perciben y almacenan las energías por nosotros emitidas con nuestros actos,
palabras y pensamientos, para más tarde devolver esas energías, activando la ley de
“Tikun”, es decir, de causa y efecto, que en otras formas de espiritualidad es conocida
como “ley del karma”. Esta ley provee al universo del equilibrio indispensable. Toda
energía emitida debe tener su contrapartida.

Ahora bien, ¿Podemos alterar la manera como estas energías interactúan con
nosotros? La respuesta es Sí… De hecho, se supone que lo hagamos. Josué, por
ejemplo, detuvo al sol y la luna (Jos.10:13)

El orden de la creación indica que el ser creado primero, se sujeta al que fue creado
con posterioridad. Así:

El reino mineral se sujeta al reino vegetal (las plantas se alimentan o “comen”


minerales); el vegetal se sujeta al animal; el animal al astral (por ejemplo, el período
del celo en los animales es determinado por los astros) y finalmente, el reino astral
debería sujetarse al ser humano. Pero… por qué es al contrario? Por la condición caída
del humano luego del incidente de Edén. Pero el conocimiento del sendero del árbol
de la vida se supone que nos vaya remitiendo de vuelta a nuestra condición original.
Este es el corazón de la práctica de la Kabbalah contemplativa. En todo caso, los astros
no determinan al ser humano totalmente; un claro ejemplo sería tratar de aplicar el
asunto del celo en el caso del ser humano, que no está determinado por los astros,
sino por “su propio deseo” (Ber. 3:16).

Cómo lo hacemos entonces?

Dado que la combinación de las letras del Alef-Beit es capaz de crear almas
poderosas; nosotros podemos alterar la influencia de las energías (astrales o de
cualquier tipo) mediante su uso, Lanzando o “enviando” palabras al universo. El
Maestro Jesús fue interpelado para que “enviara una palabra” en alguna ocasión
(Mt.8:8). Lo hizo y el milagro sucedió…

Las palabras más poderosas son los Nombres de D’os. Al enviarlos, llegan hasta la
morada de los Tzadikim, quienes las llevan al Creador y Éste las contesta de
inmediato. Fue por esto que el Maestro se ofreció como mediador, asegurando que
todo lo que pidamos, de la manera adecuada, lo vamos a recibir.

33
He aquí los 72 Nombres y un breve resumen de su poder:

34
35
36
Capítulo 9

Los Nombres Divinos en el árbol de la vida

Cada uno de los Nombres Divinos tiene su relación con y en el árbol de la vida. La
tradición Kabbalah los ubica a cada uno dentro de alguna de las sefirot. Dicha
ubicación corresponde a un diseño del árbol que se explica por el concepto de la re-
creación. Si el proceso de crear debe perpetuarse, eso quiere decir que podemos
concebir un árbol de la vida, dentro de cada una de las sefirot y así sucesivamente. Eso
convierte a nuestro esquema, en uno de movimiento perpetuo; de flujo constante de
la energía creadora.

Vamos a explicar cada uno de los Nombres desde esta perspectiva y podremos
observar cómo coincide maravillosamente con el diseño que se nos ha presentado en
el Séfer Raziel HaMalakh:

VAV HEI VAV (115)

Ángel portador: Vehuyah ( 32 )

Jojmah de Kéter:

37
YOD LÁMED YOD (50)

Ángel Portador: Yeliel (81)

Binah de Kéter:

SÁMEJ YOD TEIT (79)

Ángel Portador: Sitael (110)

Jésed de Kéter:

38
AYIN LÁMED MEM (140)

Ángel Portador: Alamyah (155)

Guevurah de Kéter:

MEM HEI SHIN (345)

Ángel Portador. Mahashiah (360)

Tiferet de Kéter:

39
LÁMED LÁMED HEI (65)

Ángel Portador: Lelahel (96)

Netzaj de Kéter:

ÁLEF KAF ÁLEF (22)

Ángel Portador: Akhaiah (37)

Hod de Kéter:

40
KAF HEI TAV (425)

Ángel Portador. Kahetel (456)

Yésod de Kéter:

HEI ZAYIN YOD (22)

Ángel Portador. Haziel (53)

Jojmah de Jojmah.

41
ÁLEF LÁMED DALET (35)
Ángel Portador: Aladyah (50)
Binah de Jojmah:

LÁMED ALEF VAV (37)


Ángel Portador: Lauvyah (52)
Jésed de Jojmah:

42
HEI HEI AYIN (80)
Ángel Portador: Ahayah (95)
Guevurah de Jojmah:

YOD ZAYIN LÁMED (47)


Ángel Portador: Yezalel (78)
Tiféret de Jojmah:

43
MEM BEIT HEI (47)
Ángel Portador: Mebahel (78)
Nétzaj de Jojmah:

HEI REISH YOD (215)


Ángel Portador: Hariel (246)
Hod de Jojmah:

44
HEI KOF MEM (145)

Ángel Portador: Hakamyah (160)

Yésod de Jojmah:

LÁMED ÁLEF VAV (37)

Ángel Portador: Lauvyah (52)

Jojmah de Binah:

45
KAF LÁMED YOD (60)

Ángel Portador: Kaliel (91)

Binah de Binah:

LÁMED VAV VAV (47)

Ángel portador: Leuvyah (57)

Jésed de Binah:

46
PEI HEI LÁMED (115)

Ángel Portador: Pahalyah (130)

Guevurah de Binah:

NUN LÁMED KAF (580)

Ángel Portador: Nelhael (131)

Tiféret de Binah:

47
YOD YOD YOD (30)

Ángel Portador: Yeyahiel (61)

Nétzaj de Binah:

MEM LÁMED HEI (75)

Ángel Portador: Melahel (106)

Hod de Binah:

48
JEIT HEI VAV (19)

Ángel Portador: Khahuyah (24)

Yésod de Binah:

NUN TAV HEI (55)

Ángel Portador: Nitayah (470)

Jojmah de Jésed:

49
HEI ÁLEF ÁLEF (7)

Ángel Portador: Haayah (22)

Binah de Jésed:

YOD REISH TAV (610)

Ángel Portador: Yeratel (641)

Jésed de Jésed:

50
SHIN ÁLEF HEI (306)

Ángel Portador: Sheheyah (321)

Guevurah de Jésed:

REISH YOD YOD (220)

Ángel Portador: Reiyel (251)

Tiféret de Jésed:

51
ÁLEF VAV MEM (47)

Ángel Portador: Omael (78)

Nétzaj de Jésed:

LÁMED KAF BEIT (52)

Ángel Portador: Lekabel (83)

Hod de Jésed:

52
VAV SHIN REISH (506)

Ángel Portador: Vasharyah (521)

Yésod de Jésed:

YOD JEIT VAV (24)

Ángel Portador: Yekhuyah (39)

Jojmah de Guevurah:

53
LÁMED HEI JEIT (43)

Ángel Portador. Lehakhyah (58)

Binah de Guevurah:

KAF VAV KOF (126)

Ángel Portador: Kavakyah (141)

Jésed de Guevurah:

54
MEM NUN DÁLET (94)

Ángel Portador: Menadel (125)

Guevurah de Guevurah:

ÁLEF NUN YOD (61)

Ángel Portador: Aniel (92)

Tiféret de Guevurah:

55
JEIT AYIN MEM (118)

Ángel Portador: Jaamyah (133)

Nétzaj de Guevurah:

MEM AYIN JEIT

REISH HEI AYIN (275)

Ángel Portador: Rehael (306)

Hod de Guevurah:

56
YOD YOD ZAYIN (27)

Ángel Portador: Yeyazel (58)

Yésod de Guevurah:

HEI HEI HEI (15)

Ángel Portador: Hahahel (46)

Jojmah de Tiféret:

57
MEM YOD KAF (70)

Ángel Portador: Miyakhel (101)

Binah de Tiféret:

VAV VAV LÁMED (42)

Ángel Portador: Veulyah (57)

Jésed de Tiféret:

58
YOD LÁMED HEI (45)

Ángel Portador: Yelahya (60)

Guevurah de Tiferet:

SÁMEJ ÁLEF LÁMED (91)

Ángel Portador: Sealyah (106)

Tiféret de Tiféret:

59
AYIN REISH YOD (280)

Ángel Portador: Ariel (311)

Nétzaj de Tiféret:

AYIN SHIN LÁMED (400)

Ángel Portador: Asalyah (415)

Hod de Tiféret:

60
MEM YOD HEI (55)

Ángel Portador: Mijael (86)

Yésod de Tiféret:

VAV HEI VAV (17)

Ángel Portador: Vehuel (48)

Jojmah de Nétzaj:

61
DÁLET NUN YOD (64)

Ángel Portador: Daniel (95)

Binah de Nétzaj:

HEI JEIT SHIN (313)

Ángel Portador: Hakhashyah (328)

Jésed de Nétzaj:

62
AYIN MEM MEM (150)

Ángel Portador: Amamyah (165)

Guevurah de Nétzaj:

NUN NUN ÁLEF (101)

Ángel Portador: Nanael (132)

Tiféret de Nétzaj:

63
NUN YOD TAV (460)

Ángel Portador: Nitael (491)

Nétzaj de Nétzaj:

MEM BEIT HEI (47)

Ángel Portador: Mebahyah (62)

Hod de Nétzaj:

64
PEI VAV YOD (96)

Ángel Portador: Poyel (127)

Yésod de Nétzaj:

NUN MEM MEM (130)

Ángel Portador: Nemamyah (145)

Jojmah de Hod:

65
YOD YOD LÁMED (50)

Ángel Portador: Yeyalel (81)

Binah de Hod:

HEI REISH JEIT (213)

Ángel Portador: Harakhel (244)

Jésed de Hod:

66
MEM TZADIK REISH (330)

Ángel Portador: Mitzrael (361)

Guevurah de Hod:

VAV MEM BEIT (48)

Ángel Portador: Umabel (79)

Tiféret de Hod:

67
YOD HEI HEI (20)

Ángel Portador: Yah-hel (51)

Nétzaj de Hod:

AYIN NUN VAV (126)

Ángel Portador: Anauel (157)

Hod de Hod:

68
MEM JEIT YOD (58)

Ángel Portador: Mekheyel (89)

Yésod de Hod:

DÁLET MEM BEIT (46)

Ángel Portador: Damabyah (61)

Jojmah de Yésod:

69
MEM NUN KOF (190)

Ángel Portador: Manakel (221)

Binah de Yésod:

ÁLEF YOD ÁYIN (81)

Ángel Portador: Eyael (112)

Jésed de Yésod:

70
JEIT BEIT VAV (16)

Ángel Portador: Khabuyah (31)

Guevurah de Yésod:

REISH ÁLEF HEI (206)

Ángel Portador: Rohel (237)

Tiféret de Yésod:

71
YOD BEIT MEM (52)

Ángel Portador: Yabamyah (67)

Nétzaj de Yésod:

HEI YOD YOD (25)

Ángel Portador: Hayayel (56)

Hod de Yésod:

72
MEM VAV MEM (86)

Ángel Portador: Mumyah (101)

Yésod de Yésod:

73
Capítulo 10

La rueda de la Creación

El Séfer Yetzirah dedica prácticamente todos sus capítulos a explicarnos con


detenimiento, el origen, los por qué y los para qué de las letras de nuestro Alef-Beit.
Señala la forma en que fueron organizadas por el Eterno y el cómo ellas se encuentran
también vertidas y organizadas en el universo creado. Es por eso que a través de todo
este curso introductorio a la sabiduría Kabbalah, hemos viajado siempre de la mano de
lo que dice este escrito tan sagrado.

Este autor asume la autoría original del patriarca Abraham para este libro; y es mi
deber advertir que sin su lectura, quizá ninguna de las explicaciones que he dado será
comprendida en su justa medida. Con la explicación que nos regala este texto es que
vamos a finalizar también, con el tema de la “Rueda de la Creación”. No hemos
pretendido ser exhaustivos, tal como se advirtió al inicio. Pero esperamos que
cualquiera que en profunda meditación y respeto se quiera acercar por primera vez a
esta tradición ancestral, encontrará que junto a la lectura del Séfer Yetzirá, este curso
es de sumo provecho y suficiente para lograr dicho acercamiento.

Veamos entonces la rueda de la creación:

“Veintidós Letras Fundamento: Tres madres, Siete Dobles y Doce Elementales. Las
Tres Madres son Aleph, Mem y Shin, que reposan sobre el platillo del mérito y sobre el
74
platillo del deber, y son mantenidas en equilibrio por el pacto de la lengua. Tres madres:
Aleph, Mem, Shin. La Mem zumba, la Shin silba y la Aleph es el Aliento de aire que
mantiene a las otras en equilibrio.”

Séfer Yetzirah 2:1

El documento en mención divide las 22 letras en tres grupos, según el


entendimiento, la sabiduría y la revelación que del Supremo, ha recibido el autor:

- Letras Madres ( 3 )

- Letras Dobles ( 7 )

- Letras Simples ( 12 )

Las letras madres son de las que se originan las demás. Ellas representan los elementos,
que constituyen el Universo. Aparecen inmediatamente después de Ber. 1:2, para solucionar
el caos, trayendo orden entre los elementos y así se podrá iniciar con el proceso creador.
Mem y Shin son Tesis y antítesis. Alef es la síntesis que las equilibra.

Fuego Agua Aire

‫אֵֵּׁש‬ ‫מַ יִם‬ ‫אַ ויר‬

Según dice el Sefer Yetzirah, la primera emanación del espíritu de D’os fue el Ruaj
(“Espíritu”, “aire”, el “aliento de vida”), el cual produjo fuego. Este fuego en su turno

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formó el génesis del agua. Estas tres sustancias son la equivalencia a las tres “madres”,
y son los elementos con los cuales se ha formado el cosmos.

El 3 es el reflejo permanente de la cualidad divina:

- 3 columnas en el árbol de la vida:

a- Misericordia ( derecha )

b- Severidad ( izquierda )

c- Equilibrio ( centro )

- 3 dimensiones de la creación:

a- El Universo

b- El año

c- El ser humano

1). En el Mundo: El agua formó la tierra; el cielo fue producido por el fuego; y el aire
mantiene el equilibrio.

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2). En el Año: Encontramos el invierno y el verano, y las estaciones intermedias que
marcan el equilibrio.

3). En el Ser Humano: La cabeza corresponde al fuego, el estómago y el resto de


extremidades equivalen al agua, y el pecho (aire) marca el equilibrio.

Las siete letras “dobles” corresponden en el mundo a los siete planetas, en el año a
los siete días y en el hombre a las cavidades faciales (dos ojos, dos orejas, dos orificios
nasales y una boca). Las siete “dobles” varían su influencia, de la misma manera que
los siete planetas están en continuo movimiento, a veces más cerca y otras más lejos
de la tierra. Los siete días de la semana de la misma manera, fueron creados por las
siete “dobles” cambiando en el tiempo de acuerdo a su relación con los planetas.

Las doce letras “simples” crearon los doce signos del zodiaco en el mundo, los doce
meses en el año y los doce conductos en el hombre, macho y hembra. Estos son los
órganos que realizan una función en el cuerpo independientemente de lo que suceda
en el mundo exterior, son; dos manos, dos pies, dos riñones, bilis, intestino, hígado,
garganta, estómago y bazo, y funcionan de acuerdo a los doce signos del Zodiaco.

Como vemos, todo en el universo, en el año y en el ser humano está configurado


según el orden de las letras del Alef-Beit. Con solo pronunciarlas, D’os creó todo lo que
en él hay, y por tanto, su poder es inconmensurable.

Debemos ser siempre muy cuidadosos, respetuosos y espirituales para acceder a tal
poder.

Finalizamos este primer curso introductorio de Kabbalah, con palabras de la


tradición cristiana primitiva que nos alertan acerca del uso correcto de la Rueda de la
Creación:

“La lengua está puesta entre nuestros miembros, y puede contaminar todo el cuerpo,

e inflamar la rueda de la creación, y ella misma puede ser inflamada por el mal.”

Stg. 3:6

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