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Encuentro Pitalito

Conferencia 1
Sanando las Heridas
Isaías 53: 4-5

Jesús sufrió nuestros dolores

Introducción: Este es un tema muy importante durante el Encuentro y debe ser tratado a
profundidad, procurando la libertad de las personas. De éste depende mucho de la
renovación que recibirá el que asiste al encuentro.

Para este tema se dará un período para que sea ministrada la sanidad, tocando alguno o
varios de los puntos aquí incluidos: libre del rechazo, libre del pasado, el perdón: libre del
rencor, dejando las amarguras, sano de los abusos, mi valor, etc.

1) Jesús, nuestro sanador


a. Dice la Biblia que Jesús sufrió nuestro dolores (Isaías 53.4-5). Esto quiere
decir que él mismo se hizo uno con nosotros en las heridas emocionales, por
lo que él nos entiende y nos puede consolar.
b. Pero también dice que el castigo de nuestra paz fue sobre él. Esta paz es el
resultado de un corazón sano de heridas. El pagó el precio de ello para que
lo recibiéramos.

2) El Espíritu Santo es el consolador


a. Derrama su unción sobre sus siervos para sanar corazones quebrantados
(Lucas 4-18-19).
b. Como Jesús ya pagó por la sanidad, entonces el Espíritu hace efectiva esa
sanidad con su tierno toque de amor, brindando la paz que necesitamos.

Romanos 5: 5 dice que el amor de Dios es derramado en nuestro corazón por el Espíritu
que se nos ha dado. Este amor es sanador.
Que debo ministrar:
o Libre del rechazo
o Libre del pasado
o El perdón
o El rencor
o Dejando las amarguras
o Sanando de los abusos
o Mi valor

Mi Valor
Un cambio se produce por el valor de algo mejor. Tendremos un mejor cambio si estamos
conscientes de nuestro valor como personas y del valor que Dios quiere que yo vea.

Conocer el valor de alguien es esencial para no creer que se ha perdido. El valor de una
persona para Dios nunca se ha perdido, pero no siempre se ha conocido.

¿Cuál es nuestro valor? Valemos porque somos hechos a imagen y semejanza de Dios.
No somos el producto de la evolución de los monos ni de otro ser humano (Génesis 1.26)

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Encuentro Pitalito

Valemos porque Dios así lo dijo: “Ustedes son mi especial tesoro” (Ex 19.5). Y si Dios así
lo dijo es verdad.

Valemos porque Dios pagó un alto precio por nosotros: Su Hijo Jesucristo (Juan 3.16).
Dios no hubiese dado tan alto por precio por una persona si no estuviere altamente
persuadido del valor de esa persona.

Valemos porque somos únicos: No hay nadie igual, y tenemos características físicas,
temperamentales y espirituales que son únicas y no repiten en ningún otro humano.
Nuestras huellas digitales son únicas, la retina del ojo y otros detalles que no podrán
encontrarse en otros.

Valemos porque Dios está en nosotros, Como él es el ser de mayor valor, es quien nos
devuelve el valor (2da Corintios 4.7)

Menospreciarnos es menospreciar al Dios que vive en nosotros.

Mirarnos de menos es despreciar la obra de Dios.

NO valorarnos es no valorar la vida del Hijo de Dios que murió y resucitó por nosotros.

Cuando creemos el valor que tenemos, entonces podremos valorar a otros y hacer sentir
especial a las personas

Dios mismo me formo En el Sal 139.13-14 leemos versículo por versículo que el fue quien
me formó, me hizo maravilloso y formidable, y que mi alma lo sabe muy bien.
Las manos de Dios fueron las que me formaron y me hicieron (Sal 119.73), y mi embrión
vieron sus ojos (Sal 139.16). Por lo tanto soy único e irrepetible, hermoso y deseable para
Dios.

Somos hijos de Dios


Somos hijos de Dios, no jornaleros, y como tales tenemos dignidad de hijos (Lc 15 la
parábola del hijo pródigo). Nuestro Padre celestial nos ama y anhela que pasemos tiempo
con él. Él nos estima grandemente y le agrada escucharnos y hablarnos. Siempre está de
humor para compartir, y tiene una gran disposición de guiarnos y consolarnos. Como hijos
también nos ha hechos sus herederos (Romanos 8.15-17)

Somos una perla de gran valor


Dentro de nosotros hay una perla de gran valor, un tesoro enterrado que el Señor desea
desenterrar (Mt. 13.44-46). No todos lo han visto, pero es real, y Dios lo traerá a luz. Cuando
entregamos nuestras vidas a Dios el saca lo mejor de nosotros, reluciendo el tesoro que él
sabe está dentro y que tal vez nosotros mismos u otros no han visto.

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Encuentro Pitalito

Conferencia 2

EL HOMBRE VIEJO vs EL HOMBRE NUEVO


2 Cor 5: 17

I. EL HOMBRE VIEJO
1) ¿Qué entendemos por hombre viejo?
2) Las obras de la carne
3) El pecado es como la lepra

II. EL HOMBRE NUEVO


1) ¿Qué entendemos por hombre nuevo?
2) Las obras del Espíritu
3) Vive olvidando su pecado
a. Mantener firme las convicciones
b. Renueva tus vestiduras

Conclusión: Soy una persona nueva por la sangre de Cristo

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Encuentro Pitalito

Conferencia 3

La Paternidad de Dios
CONSISTE EN LA CORRECTA RELACIÓN PADRE - HIJO.
Juan 1:12-13

Que debo de predicar:


o Dios nos dio vida Juan 1:12-13
o Dios quiere renovar nuestra identidad Mateo 6:6-14
o Dios no protege nos amas y nos da seguridad Salmo 27:10 / Salmo 68:5
/ Romanos 8:15
o El Espíritu de Jesús en nosotros. Gálatas 4:

INTR: El verdadero propósito de Jesús al dar su vida no fue solo el salvarnos, sino
el de restablecer esa relación de Hijos de Dios también. La paternidad de Dios es el
corazón de nuestra fe y a través de ella nos acercamos a la esencia de nuestra
identidad cristiana, invocar a Dios como Padre es al mismo tiempo afirmar nuestra
identidad de hijos.

Para ser buenos hijos de Dios necesitamos ser guiados por el Espíritu Santo.- El
Señor nos invita por hoy, apartar la mirada de los padres terrenales, quienes aún
los mejores, son malos; y nos impulsa a ver a Dios como el Padre nuestro y su
infinito Amor por nosotros.

Pablo escribió: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios” (Romanos 8:14).

Debemos aprender que Dios Padre quiere que nuestras primeras palabras hacia Él
sean Papito. (Romanos 8:15-17 y Gálatas 4:6-7).

En los evangelios siempre vemos como Jesús se refería a Dios Padre, nunca le dijo
Dios, siempre le enseño a sus discípulos a decirle Padre, cuando les enseño a orar
les dijo “Padre nuestro…”

Miremos el amor, la ternura y el gozo de un padre terrenal.- Ahora, el infinito amor,


Paternidad y gozo con que ÉL nos mira llegar ante ÉL en nuestro lugar de oración.
Dios Padre siempre nos va a ver como hijos, lo podemos ver en la parábola del hijo
prodigo, siempre está esperando como Papa que es para nosotros.

Pero quizá nos preguntemos: ¿Cómo vive un hijo de Dios? La respuesta es simple:
en comunión con su Padre. Esta comunión la vamos a vivir aprendiendo a tener una
relación genuina con Dios. (Acá damos nuestro testimonio en como mantenemos
nuestra relación con Papa) Entender la paternidad de Dios en nuestra propia vida
nos lleva a tener una identidad correcta de hijos y herederos del reino.- Esta
identidad redefine todo lo que somos, sentimos y hacemos.- Ver a Dios como
nuestro padre, nos permite disfrutar nuestra herencia de hijos.

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Encuentro Pitalito

Conferencia 4

El Espíritu Santo
Espíritu. Lucas 11:13 Hechos 1: 8

Dios quiere darnos su Precioso


Grandes hombres de Dios que fueron cambiados al ser llenos del Espíritu Santo:
o Juan El Bautista
o Jesús Lucas 3:21-22,4:1
o Pedro y los 12 apóstoles

La llenura del Espíritu Santo


La llenura del Espíritu es el bautismo o inmersión de la persona en la presencia y el poder
de Dios. Es el toque de lo divino en lo humano, rebosando y transformando vidas. La Biblia
dice: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del
Espíritu Santo” (Efesios 5:18)

Grandes hombres de Dios fueron cambiados al ser llenos del Espíritu Santo. Entre algunos
están: Juan el Bautista, quien fue lleno desde el vientre de su madre (Lucas 1:15, 49)
Jesús fue lleno del Espíritu en su bautismo en agua antes de iniciar su ministerio
(Lucas 3:21-22, 4:1) Pedro y los doce apóstoles, que días antes habían sido miedosos
de presentar a Cristo, fueron llenos y predicaron en Pentecostés (Hechos 2:1-4)
Esteban, el primer mártir, pasó de un diácono a un poderosos ministro por la llenura
(Hechos 6:() Felipe, inicio sirviendo mesas, llego a ser un gran evangelista (Hechos
8:5-8) Los pocos cristianos de Éfeso fueron bautizados en el Espíritu y tomaron
aquella ciudad para Cristo (Hechos 19:6)

Cómo puedo recibir la llenura del Espíritu Santo


Para ser llenos del Espíritu hay que pedírselo al Padre y El, que es bueno, nos lo dará
(Lucas 11:13). Él dice que si los padres humanos, siendo malos, saben dar buenas cosas,
cuanto más él sabrá dar de su Espíritu a quien se lo pide. Si creemos en Dios y confiamos
en su palabra seremos bautizados con el Espíritu.

El Espíritu es la promesa de Dios para sus hijos (Hechos 1.5 y 2.39-40). No es un premio
ni una meta, sino una promesa, y como tal podemos recibirla de Dios. Esta promesa es
para todos aquellos que han recibido a Jesús y son parte de la familia de Dios.

El derramamiento del Espíritu Santo


La Biblia nos enseña que el derramamiento del Espíritu se ve y se oyó. Esto es por las
reacciones del cuerpo ante su presencia (Hechos 2.33).

La llenura del Espíritu Santo y la manifestación de señales, maravillas y prodigios fueron


común en la Iglesia primitiva y lo buscaban continuamente. Esta fue la promesa de Jesús
antes de marcharse. El prometió que enviaría al Espíritu (Lucas 24:49) (Hechos 1:5) y que
las señales se manifestarían (Marcos 16:16)

Algunas reacciones ante la llenura del Espíritu


Nuestro cuerpo humano reacciona ante la presencia del Espíritu Santo. A estas reacciones
muchos le han llamado “las manifestaciones del Espíritu”. Suceden porque la presencia de
Dios es tan rica y poderosa que al tener contacto con nuestro débil cuerpo provoca una

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reacción a veces poco común. Estas manifestaciones no son provocadas por humanos y
no deben ser imitadas. Su propósito es que creamos en un Dios sobrenatural.

La Biblia dice que el Espíritu se manifiesta como Él quiere, según su voluntad (1 Corintios
12.7). Una manifestación no determina la cantidad de la llenura, ni una es mejor que otra.
El Espíritu nos conoce mejor y él se manifestará según su voluntad. Estas reacciones
algunas veces maravillan, pero otras provocan temor o burla. Lo importante es dirigir
siempre la atención a Dios y no a las señales.

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EL ESPÍRITU Y YO SOMOS UNO


Gálatas 5: 22 - 24
Introducción: La identidad como creyentes no sólo se es manifiesta en la
oportunidad de congregarnos, sino en el testimonio de vida. El ESPÍRITU SANTO
está es nuestras vidas y no podemos ofenderlo (Efe 4: 25 – 32).

1) Habla bien
a. Su lenguaje es acorde a su práctica de fe.
b. El lenguaje de una persona carnal no produce efectos de fe.
c. Alegatos e iras en la casa, pero en la iglesia o el templo son alabanzas.
¿Cómo estoy hablando?

2) Se comporta bien
a. Su modo de vida es acorde a su práctica de fe.
b. No da cabida en su hogar para que hayan modos de vida indebidos.
c. Su estilo de vida es acorde al modelo ético y moral de JESÚS.
¿Cómo me estoy comportando?
Conclusión: El creyente debe huir de todo lenguaje y comportamiento del pasado
que no glorifica a DIOS ni edifica su vida y la de los demás

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