Vous êtes sur la page 1sur 5

El mensaje de la cruz “Las siete palabras”

Esta tarde quiero hablar del mensaje de la cruz, el mensaje que se ha


llamado las siete palabras de cristo en la cruz.

Nuestro Dios tomo cuerpo humano, sufriendo todo lo que los


hombres sufrimos, manteniendo sin pecado aun siendo sometidos a
las tentaciones humanas, el en esa cruz llevo los pecados de la
humanidad.
Jesús esta en la cruz porque el lo ha decidido así.

El mensaje de la cruz nos invita a reflexionar. a mi me preocupa lo


poco que los cristianos meditan en la palabra de Dios, prefieren
escuchar música cristiana y no esta mal, predicaciones y no esta mal,
que les digan palabra y no es malo buscar consejo, pero lo critico es
no pasar tiempo con la biblia escuchando directamente al mismísimo
Dios hablar y fluir. Esto nos hace carecer de discernimiento de la
verdadera voluntad de Dios agradable y perfecta.

Si de verdad quieres tener éxito y prosperar tienes que meditar en la


palabra de Dios. Josué 1:8. “8 Este libro de la ley no se apartará de tu
boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides[f] de
hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar
tu camino y todo te saldrá bien.”

Si decidimos leer su palabra, meditar en su palabra y decidir actuar


de acuerdo a ella, si cuidamos de guardar y hacer conforme a lo que
el esta escrito, el señor nos dice que tenemos el éxito asegurado.

Esto quiere decir que si Dios a través de la biblia me muestra:


Mi pecado-Debo abandonar ese pecado si quiero que las cosas me
vayan bien.
Una advertencia-Debo alejarme para no caer. y las cosas me vayan
bien.
Una promesa-debo abrazarla. y las cosas me vayan bien.
Un mandamiento- Debo obedecerlo.
Actitud a Corregir-debo vestirme del nuevo hombre.

Elaborado por Jerson González


Iglesia Vida en Jesucristo 16/04/19
Este mensaje nos invita a meditar en cada una de las palabras de
Cristo en la cruz del calvario. Veamos como Jesús llego allí.
• Entro triunfalmente a Jerusalén. Domingo
• Comió la ultima cena con sus amigos. Jueves.
• Fue al Getsemaní a orar. Jueves.
• Es arrestado, golpeado, escupido, humillado viernes. 12am-3 canto
del gallo
• Lo torturan. Viernes por la mañana.
• Lo sentencian a muerte. Viernes por la mañana.
• Lo clavan a la cruz, hora sexta 12m.
• Primeras palabras. Hora novena 3pm

1. «PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE


HACEN» (LC. 23, 34)
• Jesucristo les reconoce culpables.
• El mundo no conocía el perdón. «Sé implacable con tus enemigos»,
decían los romanos. «Ojo por ojo y diente por diente». Era la ley del
talión que todo el mundo practicaba.
• Perdón es el amor en su máxima tensión. Es heroico amar y perdonar.

¿Que no saben lo que hacen? ¡Pero si en todas las aldeas y ciudades de


Galilea, de Samaria y de Judea has devuelto la vista a los ciegos y el oído a
los sordos y el movimiento a los paralíticos, delante de todo el pueblo que te
aclamaba y quería proclamarte rey! ¿Que no saben ]o que hacen?

No sabemos lo que hacemos, efectivamente.

• Cuando te decides a pecar a costa del tesoro infinito de la gracia


santificante;
• cuando haces entrega de ese tesoro divino, infinito, por un momento de
sucio y bestial placer: ¡no sabes lo que haces!

Pero aun nuestro señor conociéndote culpable, puede perdonarte de tus


pecados ocultos y públicos si accedes a arrepentirte y cambiar las practicas
de pecado que avergüenzan tu fe, su reino, y crucifican simbólicamente otra
vez a Cristo en la cruz. El quiere perdonarte si te arrepientes.

Elaborado por Jerson González


Iglesia Vida en Jesucristo 16/04/19
2. «HOY ESTARAS CONMIGO EN EL PARAÍSO» (LUC. 23, 43)
Aún resonaba dulcemente en lo alto de la colina del Calvario el eco del
perdón de Jesús cuando ocurrió́ otra escena de inmensa emoción y llena de
fecundas enseñanzas para nuestra vida cristiana.

Ladrón de la izquierda «¡Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz, sálvate a


ti mismo y sálvanos a nosotros, y entonces creeremos en ti». Soberbia,
blasfemia y no arrepentimiento.

Ladrón de la derecha Atravesó la cruz del Señor para poner sus ojos en su
compañero, y le dijo: «¿Ni siquiera a la hora de la muerte temes a Dios?».
Tu y yo estamos muy bien crucificados, porque hemos sido unos criminales,
pero este que está en medio de los dos nada malo ha hecho, éste es
inocente».

Reconoce sus pecados. Se arrepiente, reconoce a Cristo como la solución a


su pecado, pone su fe en Cristo y Humilde exclama: «Acuérdate de mi
cuando llegues a tu reino».

Estás a tiempo todavía, ¡estás a tiempo todavía! Aunque tengas la conciencia


cargada con todos los crímenes imaginables, si le dices de verdad a
Jesucristo: «Señor, perdóname». Cristo te dirá́; «Hoy, hoy mismo, al caer
de la tarde, hoy mismo, al atardecer de tu vida, estarás conmigo en el
paraíso».

3. TERCERA PALABRA«MUJER, AHÍ TIENES A TU


HIJO..., AHÍ TIENES A TU MADRE» (JN. 19, 26 27)
Jesús estaría contemplando desde lo alto de la cruz, a través de sus ojos
cargados de sangre, a María, imagen viviente del dolor en su máxima
expresión.

¡Como se aumentarían los dolores internos de Jesucristo viendo sufrir a su


Madre de manera tan espantosa! María tenia que consentir y aceptar el
martirio de Jesús, su Hijo inocente, para salvarnos a nosotros, los hijos de
traición.

¡Cómo seria la ultima mirada que Nuestro Señor Jesucristo dirigió́ a su


Madre queridísima! Cosas que solo un hijo que ama podría decir a su madre.
Para caer de rodillas. Para callar. ¡Cómo la miraría!

Elaborado por Jerson González


Iglesia Vida en Jesucristo 16/04/19
Y le dijo: «Mujer, ahí́ tienes a tu hijo...», Y fijándose en Juan, el discípulo
amado: «Ahí́ tienes a tu Madre».

Mujer para no herirla mas diciéndole madre, ninguna madre o padre esta
preparado para perder a su hijo, aunque entiende el propósito a cabalidad,
una madre miraba a su buen hijo, torturado, desangrado, agonizante, solo
una madre que ha perdido a su hijo puede entenderlo.

Como buen hijo, «¡Mujer, ahí́ tienes a tu hijo!». Juan será́ tu hijo. Él se
encargara de tu sustento. Yo me voy a mi Padre, pero no te dejaré huérfana
en el mundo. Juan se encargará de ti.

Y dirigiéndose con inefable ternura a Juan:


«Hijo, ahí́ tienes a tu Madre». Era como decirle:
¡Cuídamela bien..., cuídamela bien..., es mi Madre y también la tuya!
No la dejo a cualquiera, sino al amado. Honró a su madre hasta el final.

4. CUARTA PALABRA«DIOS MIÓ, DIOS MIÓ, POR QUE


ME HAS ABANDONADO» (MT. 27, 46)
Cerca de las tres de la tarde. Nuestro Señor Jesucristo pronunció la cuarta
palabra desde lo alto de la cruz. Jesucristo Nuestro Señor, cerca ya de la hora
de novena, lanzo este grito desgarrador: «Dios mío. Dios mío, por qué me
has abandonado». Expresión que señala el momento culminante del martirio
de Nuestro Señor en la cruz.
La justicia infinita se descargo con fiero ímpetu sobre Él y le hizo
experimentar el espantoso desamparo que merecía, no Cristo, sino toda la
humanidad pecadora. Y entonces fue cuando lanzó aquel grito desgarrador:
«¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!».

Fíjate bien. No dice Padre mío, como dijo en la primera palabra y como
dirá inmediatamente después en la séptima. Sino «Dios mío». No habla
ahora en plan de hijo. Ahora habla en plan de pecador, de representante de
todos los pecadores del mundo. Y por eso no emplea el dulce nombre de
Padre, sino una expresión llena de respeto y adoración: «Dios mío».
Jesucristo tuvo que expiar en lo alto de la cruz el pecado. Y por los placeres
ilícitos que se han permitido y se permitirán los hombres contra la Ley de
Dios, tuvo que experimentar dolores inefables, infinitamente superiores a
todos los que han sufrido en este mundo los hombres más desgraciados. El
que más ha sufrido en este mundo fue, sin duda alguna, Nuestro Señor
Jesucristo.«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
Elaborado por Jerson González
Iglesia Vida en Jesucristo 16/04/19
Gracias, Jesús mío. Gracias por haber pronunciado esa palabra. Gracias por
haber padecido por mi ese tormento espantoso de tu desamparo. Si no lo
hubieras sufrido tu, si tú no hubieras sentido el desamparo de tu Eterno
Padre, hubiera tenido que sentirlo yo eternamente en el infierno. ¡Muchas
gracias, Jesús mío! Te agradezco en el alma esta cuarta palabra. Has querido
sufrir tu este desamparo para que no quede yo desamparado para toda la
eternidad.

¡No nos desampares a la hora de la muerte acuérdate de mi! Olvídate, Señor,


de mis pecados, Y en virtud de la amargura infinita de tu desamparo...
¡Señor!... a la hora de mi muerte llámame y déjame ir a Ti, para que con
tus ángeles y los santos que allá nos esperan te alabe por los siglos de los
siglos. Amén.

Elaborado por Jerson González


Iglesia Vida en Jesucristo 16/04/19

Vous aimerez peut-être aussi