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Beatriz León Parra

Florencia Peña Saint Martin


Coordinadoras

Antropología
física, salud y sociedad
Viejas tradiciones y nuevos retos
X Aniversario de la línea de investigación
Beatriz León Parra
Florencia Peña Saint Martin
coordinadoras

Antropología
física, salud y sociedad
Viejas tradiciones y nuevos retos
x Aniversario de la línea de investigación

Subsecretaría de Educación Superior


Programa de Mejoramiento del Profesorado-sep
Cuerpo académico: “Diversidad bio-social contemporánea”
Línea: Generación y Aplicación del Conocimiento:
“Antropología física, salud y sociedad”
México 2007
Instituto Nacional de Antropología e Historia
Alfonso de María y Campos
Dirección General
Rafael Pérez Miranda
Secretaría Técnica
Gloria Artís Mercadet
Coordinación Nacional de Antropología

Escuela Nacional de Antropología e Historia


Francisco Ortiz Pedraza
Dirección
Flor Ma. Romero Julián
Subdirección de Investigación
Ana Goycoolea Artís
Subdirección de Extensión Académica
Arturo Lozano Cabello
Departamento de Proyectos Especiales
Hilda Jiménez Reséndiz
Departamento de Publicaciones
Abraham Monterrosas Vigueras
Patricia Eréndira Reyes García
Corrección de estilo
Oscar Arturo Cruz Félix
Diseño y formación
Miguel A. Alejos García
Imágenes de portada

Antropología física, salud y sociedad. Viejas tradiciones y nuevos retos


Beatriz León Parra
Florencia Peña Saint Martin
coordinadoras
2007 Primera edición
isbn: 978-968-03-0286-4
Publicación realizada con financiamiento al cuerpo académico:
“Diversidad bio-social contemporánea”, enah-ca-2,
Secretaría de Educación Pública, Subsecretaría de Educación Superior,
Dirección General de Educación Superior Universitaria, Programa de Mejoramiento del Profesorado.
El contenido de los artículos es responsabilidad de l@s autor@s.
Esta publicación no podrá ser reproducida total o parcialmente incluyendo el diseño de portada; tampoco podrá
ser transmitida, ni utilizada de manera alguna por algún medio electrográfico o de otro tipo sin autorización del
Cuerpo Académico: Diversidad Bio-social Contemporánea.
d.r. Instituto Nacional de Antropología e Historia
Córdoba 45, col. Roma, Cuauhtémoc, d.f., cp. 06700
Escuela Nacional de Antropología e Historia
Periférico Sur y Zapote s/n, col. Isidro Fabela, Tlalpan df, c.p.14030.
Índice
Presentación .......... 7
Nuevas miradas de la antropología y la antropología física

Acerca de la antropología frenológica José Luis Fernández Torres


en el siglo xix
19

Libertad e información, características Lourdes Sodi Campos


de la donación posmortem 29

El sojuzgamiento de la naturaleza Arturo Ramírez Ortiz


o la interacción antropo-oikos 37 Diana Armidas Plata Neri

Un acercamiento a la complejidad 47 Marco Antonio Zapata Benítez

Bullies, gangs y mobbing. Florencia Peña Saint Martin


Nuevas amenazas para los trabajadores 59 Sergio G. Sánchez Díaz
y para los contextos laborales Marco Antonio Zapata Benítez

Femminielli. Los travestis en la cultura Marinella Miano Borruso


popular napolitana 79

La enfermedad como experiencia: Anabella Barragán Solís


problema de investigación 97
de la antropología física

Antropología y alimentación

Alimentación, nutrición y pobreza José Alberto Rivera Márquez


en ancianos de la ciudad de México 119 Elvia Vianey Guerrero Alcocer

Percepción del cuerpo y alimentación Sara Elena Pérez-Gil Romo


en mujeres rurales 133 Luz Amaranta Vega García
Gabriela Romero Juárez

¿Orientación alimentaria o los diez Miriam Bertran Vilá


mandamientos? La moral en los discursos 147
de la nutrición y la salud

El comportamiento anoréxico como Elvia Mireya Ahedo Rodríguez


etnopsicopatología
155

Percepción de riesgo en torno Laura Moreno Altamirano


a la alimentación en personas con diabetes 165
Antropología, discapacidad y enfermedad

Estrategias de adquisición y patrón Bernardo Adrián Robles Aguirre


de consumo de retrovirales en un grupo
de hombres diagnosticados
175
como seropositivos

Antropología, discapacidad Eduardo Torres Veytia


y entorno urbano
201

Conducta adaptativa y prácticas Edith Yesenia Peña Sánchez


sexuales en personas con paraplejia 211

Impacto de la contaminación Bonfiglio Remigio Muñoz y Bojalil


atmosférica por ozono en el crecimiento,
enfermedades respiratorias y función 229
pulmonar de escolares en dos regiones
de la ciudad de México

La experiencia del cáncer de mama Diana Laura Villegas Muñoz


en mujeres mexicanas que acuden 249 Florencia Peña Saint Martin
al Grupo Reto

La experiencia de la diabetes Juan López Molina


en un grupo de hombres y mujeres 267
del oriente de la ciudad de México

Nezahualcóyotl: un crisol de estilos María Enriqueta Figueroa Rubio


de vida en la experiencia de vivir
287 Sergio López Alonso
con diabetes

Consumo de alcohol

El consumo de alcohol en comunidades Luis Alfonso Berruecos Villalobos


indígenas en la sierra norte de Puebla.
Un estudio de seguimiento y propuesta 303
de políticas

Una visión antropológica de los desafíos Guillermina Natera Rey


para un programa de intervención Marcela Alejandra Tiburcio-Saínz
relacionado con el consumo de alcohol 329 Elsa García Gómez
en una comunidad indígena Yessica Valeriano Soria
Rosalía Pilar Bernal Pérez
La participación de la mujer Alexander Teleki
en intervenciones de adicción al alcohol: 349 Fotis Kanteres
el caso de Nahuala, Guatemala

El Centro Histórico de la Ciudad Rosalba Tenorio Herrera


de México: dinámica social Guillermina Natera Rey
de los grupos de consumidores 363
excesivos de alcohol

Antropología aplicada: la salud Segio Lerín Piñón


mental y la capacitación 373
al personal de salud

Alcoholismo, control social y medios Luis R. Solís Rojas


de comunicación en México 391

Autores 399
P r e s e n ta c i ó n
Se vale soñar.
Construyendo un programa de posgrado
en antropología física en la enah

Desde 1971, cuando Florencia Peña ingresó a la enah como alumna, sus vínculos
con esta institución han sido prácticamente ininterrumpidos, dado que comenzó a
trabajar como profesora de tiempo completo casi al terminar la carrera y obtener el
grado, en 1976. Esta situación le permitió ser testigo de muchos cambios que sig-
narían el futuro de la institución en las siguientes décadas, incluidos prácticamente
todos los relacionados con los modelos educativos y la docencia de la antropología
física. Le tocó vivir ese periodo traumático del post 68, el justificado coraje de
los estudiantes por las matanzas de Tlatelolco y del 10 de junio de 1971, con su
profundo consecuente cuestionamiento a la propuesta académica y a las estructuras
de la Escuela (y de la educación superior en general), calificadas como poco críticas,
verticales y autoritarias.
Por tanto, como alumna, fue testigo de la implantación del marxismo como
eje fundamental en la formación de nuevas generaciones de antropólogos a partir de
1972, y del surgimiento de la Asamblea General como máximo órgano de gobierno
y de decisión, acciones relacionadas con la reacción estudiantil encaminada a de-
mocratizar las instituciones educativas para garantizar su participación en la toma
de decisiones (un reclamo generalizado con distintas expresiones que puede sin-
tetizarse en la consigna actual: ¡Nunca más sin nosotros!). Buena parte de los
estudiantes de antropología participaban además del sueño reivindicador latino-
americano de transformar la región en un territorio libre del yugo imperialista
norteamericano, implantando otro modelo económico más justo e igualitario, a
la manera cubana.
Estos objetivos condicionaron la llegada a la Escuela de un número importante
de profesores de tiempo completo pasantes de carreras distintas a la antropología
para impartir con independencia de su nombre oficial (matemáticas, biogeografía,
técnicas auxiliares de la investigación, etcétera) clases de marxismo en todas las
materias de los primeros dos semestres de los llamados “años generales” del plan

7
Presentación. Se vale soñar

de estudios de la enah (para 1978 sumaban 19, todos adscritos a la docencia de


los primeros dos semestres de dichos años generales). El tercer semestre también
formaba parte de los años generales, pero en él se impartían las “introductorias”:
antropología social, antropología física, arqueología, etnohistoria y lingüística.
Le tocó vivir también la experiencia inédita de “votar”, con su grupo de com-
pañeros, los contenidos de las clases que debían tomar cada semestre, así como a
los maestros que las impartirían. Esto basado también en este afán democratizador
y de participación estudiantil en todas las decisiones, lo cual matizaba la vida de
la Escuela de manera generalizada.
Como consecuencia, este periodo vio crecer aceleradamente la matrícula por-
Beatriz León Parra • Florencia Peña

que se decidió en asamblea general eliminar el examen de admisión para promover


el ingreso de los hijos de los obreros y los campesinos, reconociendo que las desven-
tajas sociales que encontraban los ponían en desventaja estructural frente al ingreso
a través de este mecanismo (es más, en 1974 estuvo a punto de aprobarse también
en asamblea general que solamente los hijos de dichos sectores sociales ingresaran
como alumnos de la escuela, por supuesto, sin examen de admisión alguno).
Esto trajo como consecuencia que el espacio de “la vieja escuela” en los altos
del Museo de Antropología, en Chapultepec, resultara insuficiente y tuviera que
ser alquilada una casa en Polanco, conocida como “el anexo”. Asimismo, grupos
de alumnos y profesores más radicales rechazaron la enseñanza en las aulas y
propusieron a la asamblea aprobar un plan de “libre aprendizaje” en el que los

alumnos estudiaran por su propia cuenta, seleccionaran los textos a ser leídos y
aprendieran a partir de discusiones de los mismos, realizadas entre ellos. La asamblea
física, salud y sociedad

lo aprobó y la experiencia existió, aunque al final tuvieron que acreditar de ma-


nera “tradicional” las materias registradas en el plan de estudios y optaron por
terminar la carrera y obtener el grado.
Este clima que algunos profesores de gran peso en México consideraron poco
académico y desordenado hizo que en 1973 promovieran la ruptura del convenio en-
tre la Facultad de Filosofía y Letras de la unam y la enah, instrumento legal a
partir del cual, con cinco años de estudio y la elaboración y defensa de la tesis
Antropología

respectiva, los egresados obtenían el grado de licenciados en alguna especialidad


antropológica por parte de la enah y, a la vez, la maestría en antropología por par-
te de dicha Facultad de la unam. Este convenio establecía también que para una
mejor colaboración entre ambas instituciones, la unam no impartiría la licenciatura en
antropología; y la enah, la de historia. Los estudiantes que ingresaron a la Escuela
en 1971 constituyeron la primera generación que solamente obtuvo la licenciatura en
alguna de las especialidades ofertadas.
Sectores de alumnos y profesores de tiempo completo y de asignatura más de
una vez fueron calificados como “reaccionarios” por defender la lectura y el estudio
de la antropología “clásica”, frente a corrientes que la consideraban una ciencia
“burguesa” a la que “no valía la pena” dedicarle esfuerzo alguno: “toda energía de-
bía enfocarse a aprender más y más marxismo”. Estos debates sobre la misión de

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Presentación. Se vale soñar

la antropología y de la Escuela, con sus consecuentes contenidos académicos, di-


námicas y estructuras en permanente discusión y redefinición en la asamblea general,
sin duda le imprimían a la enah gran dinamismo en el que todas las posiciones y
corrientes podían expresarse libremente. Sin embargo, el afán por imponer a los
demás el punto de vista y los intereses propios ocasionaba contextos y dinámicas de
alianzas entre grupos que provocaban gran presión política y prácticas que, en la
literatura, hoy se conocen como mobbing o “acoso laboral” [Peña, Ravelo y Sán-
chez, 2007].
Dos posturas polarizadas e irreconciliables llevaron a la enah a su punto más
álgido en 1978 con la propuesta, desde los profesores y numerosos alumnos, de

Beatriz León Parra • Florencia Peña


desaparecer “las introductorias” de los dos primeros semestres de los años generales
para continuar con más clases de marxismo también durante el tercer semestre.
Esto polarizó aún más radicalmente a la Escuela, dado que se constituyeron “dos
frentes antagónicos”: éstos y quienes querían conservar “las introductorias” como
espacio propedéutico para luego y con mejores bases elegir la especialidad, así
como proporcionar un conocimiento antropológico general a todos los egresados
de la Escuela, con independencia de la especialidad que seleccionaran.
Las asambleas generales discutiendo este punto eran interminables, el clima
era tenso en las aulas y en los pasillos, buena parte de la energía cotidiana se iba en
argumentar la pertinencia y la lucha de los “dos frentes” por imponer una de
estas dos posturas, cooptar alumnos para apoyar sus posiciones, así como prac-


ticar mobbing para denostar en el colectivo al “grupo enemigo”. Entonces, más
que discusiones sobre la antropología frente a los grandes problemas nacionales o

física, salud y sociedad


sobre sus contenidos y aplicación en México como disciplina, se discutía alrede-
dor de conservar “las introductorias” o enseñar más marxismo en lugar de éstas.
En dicho escenario, a los alumnos de la generación 1975 se les dio la opción de
cursar durante el tercer semestre, a su libre elección, bien “las introductorias” o
más marxismo, dado que las posiciones encontradas no parecían tener una salida
consensuada. El asunto finalmente se resolvió en medio de este clima poco amable
y agotante de enfrentamiento cuando “las especialidades” de antropología física,
Antropología
arqueología, etnohistoria y lingüística1 decidieron de forma unánime comenzar
desde el primer año la formación en su área específica, eliminando de sus progra-
mas los tres semestres comunes o “años generales”.
Es difícil realizar un balance de qué se ganó y qué se perdió entonces y a partir
de entonces, porque más que una decisión académica discutida a fondo sobre el
mejor modelo docente (especializar en distintas áreas antropológicas a las nuevas
generaciones versus darles una formación antropológica general primero y luego
especializarlas) se trató de una salida política que buscaba quitar el poder de los
profesores de tiempo completo de los “años generales” para restarle peso a su postura

Las especialidades se conformaban a partir del cuarto semestre por quienes ya cursaban alguna
1

de las carreras existentes y sus profesores. Etnología se constituyó en 1979 e historia en 1980.

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Presentación. Se vale soñar

de dejar de estudiar antropología por considerarla una “ciencia reaccionaria” para


estudiar más y más marxismo, siempre impartido por ellos mismos.
Las especialidades también se propusieron recuperar una dinámica acadé-
mico-administrativa desde el primer año que estableciera congruencias entre los
nombres de las materias y los contenidos realmente impartidos en los planes de
estudio registrados de forma oficial, así como que los profesores con los perfiles
adecuados para impartir cada materia decidieran los contenidos de las mismas y
su secuencia. Aunado a esto se pretendía volver a tener fechas de registro y listas
de inscritos y de asistencia, de exámenes ordinarios y extraordinarios, normas y
plazos para calificar que sustituyeran las listas entregadas a servicios escolares, que
Beatriz León Parra • Florencia Peña

pasaban a los alumnos (o corregían sus calificaciones) dos semestres después de


haberse impartido la materia, sin ninguna justificación académica.
En este ambiente de crítica a la antropología como “ciencia burguesa”, a veces
azaroso y en ocasiones hasta desesperante, surgieron en la Escuela cuestionamien-
tos a la mirada biologicista de la disciplina de antropología física y a sus presupuestos
anclados en el positivismo lógico [Dickinson y Murguía, 1982; Peña, 1982, 1984;
Sandoval, 1982], basados en la métrica y la descripción cuantitativa de variables
antropométricas y osteológicas, con las cuales se construían índices y tablas para
comparar muestras de poblaciones “desaparecidas” o “contemporáneas”, enfoque
entonces dominante a nivel mundial. Asimismo y desde esta mirada, la única teoría
que se enseñaba a los antropólogos físicos era la evolutiva, con su propuesta adap-

tacionista y sin la menor mención a la teoría social, a la historia de México ni a la


epistemología de las ciencias.
física, salud y sociedad

Sin embargo, desde el marxismo entonces dominante en la enah y en las cien-


cias sociales de México y América Latina, era —es— insoslayable reconocer la
desigualdad social (entonces aprehendida básicamente desde el concepto de “cla-
ses sociales”), como causa y consecuencia de profunda inequidad colectivamente
construida a partir de un sistema económico injusto, que se encontraba —se en-
cuentra— en la base de las condiciones de vida y de trabajo diferenciales, mismas
que tienen un impacto innegable en la distribución desigual de la enfermedad y la
Antropología

muerte, pero también como condicionante sociocultural del llamado “desarrollo


biológico humano” a lo largo de toda la vida.
Además, alrededor de esas fechas (1982) comenzaron a aplicarse políticas eco-
nómicas neoliberales a nivel mundial, dictadas e impuestas vía el condicionamiento
de nuevos préstamos por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional
como respuesta para la superación de la crisis económica, que atrapó al mundo e
impactó negativamente las economías de los países “en vías de desarrollo” desde
finales de la década de los años setenta. Estas políticas, conocidas como de “ajus-
te estructural”, en los últimos 25 años han incrementado la desigualdad social y
profundizado la pobreza en cada país “ajustado”. Como parte de estas mismas
políticas, la atención a la salud de las poblaciones dejó de ser una responsabilidad
del Estado para convertirse en una mercancía que se adquiere en el mercado a par-

10
Presentación. Se vale soñar

tir del modelo claramente expresado por el mismo Banco Mundial [1993]. Hoy,
hasta la Organización Mundial de la Salud (oms) reconoce que tratándose de salud
“las causas de las causas” son los denominados por ella misma “sus determinantes
sociales”. Es decir, la oms hoy reconoce que la riqueza socialmente producida con-
centrada en muy pocas manos está en la base de los “modos biológicos de andar
por la vida”, del acceso a sus soportes materiales y, por ello, condiciona los perfiles
de enfermedad y muerte y las maneras particulares de desarrollarse y crecer, entre
otros procesos [oms, 2007; traducción nuestra]:
• La pobreza, la exclusión social, las viviendas precarias y los sistemas de salud
deficientes se encuentran entre las primeras causas de salud-enfermedad.

Beatriz León Parra • Florencia Peña


• Las diferencias en la calidad de vida en el interior de las naciones y entre
las mismas afecta la esperanza de vida de la gente. Un niño nacido en Japón
tiene la oportunidad de vivir 43 años más que uno nacido en Sierra Leona.
• La probabilidad de un hombre de morir entre los 15 y los 60 años es de
8.2% en Suecia, 48.5% en la Federación Rusa y 84.5% en Lesotho.
• En Australia hay una brecha de 29 años en la esperanza de vida entre los abo-
rígenes australianos y los isleños del Estrecho Torres y el promedio australiano.
• Los países de ingresos bajos y medios son responsables de 85% de las muertes
ocurridas en las carreteras.
• En 2002, cerca de 11 millones de niños murieron antes de celebrar su quinto
cumpleaños, 98% de esas muertes ocurrieron en países en desarrollo.


• La desigualdad de ingreso se está incrementando en países que contribuyen
con 80% de la población mundial.

física, salud y sociedad


• Pocos gobiernos tienen políticas explícitas para enfrentar y corregir las des-
igualdades en salud de origen social.

Por tanto, entender cómo se corporaliza la desigualdad social [Krieger, 2005]


y con qué teoría social, metodologías e indicadores es mejor aprehenderla, se volvió
un objetivo de investigación y de vida para muchos antropólogos físicos. Con ello
han intentado contribuir con sus puntos de vista y sus datos a construir ese mundo Antropología
mejor y más equitativo que, con los recursos hoy disponibles, bien parece posible
(coincidiendo con el Foro Social Mundial, www.forosocialmundial.org.ve, 15 de
agosto 2007).
Después de una docena de años (1982-1994) de estar en contacto con la Es-
cuela cuando iba a visitar a José Luis Fernández y a Xavier Lizárraga y atenta a
su desarrollo, Florencia Peña fue convocada para platicar con el recién designado
director de la institución para el periodo 1994-1997: el doctor Alejandro Figueroa
Valenzuela. Le explicó que en su plan de trabajo estaba crear la maestría en an-
tropología física y la invitó personalmente a hacerse cargo de esa tarea. Sin duda
era un honor, así como una respuesta responsable a una necesidad disciplinaria
en el país, después de 23 años de egresados de licenciatura sin la opción de cursar
aquí estudios de posgrado en esta disciplina (respondiendo a esta demanda, ese

11
Presentación. Se vale soñar

mismo año comenzó en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la unam


la maestría en antropología con especialidad en antropología física). Desde ese
espacio podría seguir impulsando la perspectiva de la “biología humana” como
un proceso simultáneamente biológico y social, cuya investigación requiere no
sólo de teoría evolutiva y variables antropométricas, sino también de teoría social,
métodos cualitativos de investigación y los abordajes latinoamericanos e interna-
cionales en torno a la salud como proceso social [Laurell, 1982].
Una de las primeras tareas en el nuevo programa de maestría en antropología
física fue elaborar el plan de estudios y conformar la planta de profesores, sin la po-
sibilidad de contar con plazas de nueva creación ni con muchos antropólogos físi-
Beatriz León Parra • Florencia Peña

cos con posgrado en ese momento. Por tanto, convencer a los dos antropólogos físicos
doctores y de muy alto nivel que entonces existían en el inah a adscribirse al nuevo
programa fue una primera tarea que, por fortuna, resultó exitosa. El clima que
se conformó en esa primera época era realmente el resultado de sumar esfuerzos
para consolidar un sueño compartido en un clima de camaradería y solidaridad:
se quería lograr un programa crítico, propositivo y de formación de alta calidad que
realmente generara nuevas líneas y conocimiento innovador.
Siendo nombrada la primera jefa del posgrado (1995-1999), Florencia Peña
promovió activamente la obtención de fondos para el programa en el conacyt para
dos proyectos, uno sobre poblaciones antiguas y otro para grupos sociales actuales.
En este clima de colaboración y lucha colectiva para consolidar el programa y

allegarle recursos materiales y la infraestructura para garantizar docencia e inves-


tigación de alta calidad dentro del mismo, la solicitud para uno de ellos tuvo que
física, salud y sociedad

viajar hasta Michigan, lugar donde se encontraba una de las profesoras que, por
su grado, se haría responsable del mismo. Corrió por cuenta de la jefatura llevarlo
al Consejo y darle seguimiento administrativo en el país; por fortuna, los recursos
fueron otorgados y con ellos se financió la base necesaria para comenzar en bue-
nas condiciones el programa: se compraron las primeras computadoras para uso
personal y de la jefatura, impresoras, cámaras, equipo antropométrico, bibliografía
actualizada y se instaló el Laboratorio de Osteología, construyendo y asignando
Antropología

un espacio también para el proyecto relacionado con las poblaciones “vivas”, prin-
cipalmente con el fin de resguardar el equipo adquirido.
La primera generación de nueve alumnos del programa inició actividades en
septiembre de 1996, el doctor Richard Meindl, jefe del Departamento de Antropología
de la Universidad de Kent fue el primero en enseñar a los estudiantes discusiones
contemporáneas de evolución, durante 20 horas y a partir de un curso corto. En
1998, el doctor Barry Bogin impartió otro curso sobre crecimiento humano; y en 1999,
el doctor Francisco Mercado Martínez uno más sobre familia y salud.
El plan de estudios contempló la figura de los coloquios internos, espacio de for-
mación donde los alumnos pudieran presentar públicamente sus avances de investi-
gación para que se entrenaran en la tarea de ordenar y exponer sus ideas y para que
recibieran observaciones de los profesores de una manera respetuosa, positiva y

12
Presentación. Se vale soñar

propositiva. Asimismo, el espacio de las líneas de investigación se conformó para


garantizar la existencia de un seminario para discutir teorías, metodologías e in-
vestigaciones ya realizadas en énfasis particulares de la antropología física, así
como las ideas desarrolladas por los propios alumnos en sus proyectos, con el
buen espíritu de apoyarlos con críticas constructivas y propuestas de avance para
su formación.
Entre las líneas de investigación que desde el principio se ofrecieron a los es-
tudiantes estaba la que con este volumen conmemora su décimo aniversario de
existencia en la enah: “Antropología física, salud y sociedad” (que a lo largo de esta
década ha cambiado de nombre en varias ocasiones), inicialmente a cargo de los docto-

Beatriz León Parra • Florencia Peña


res Florencia Peña Saint Martin y Sergio López Alonso. Dicha línea se consolidó de
manera definitiva cuando en 1998 se abrió también en el doctorado en antropología
de la misma Escuela (su trayectoria puede ser consultada en la página electrónica de
la misma: www.geocities.com/propaf2004). A partir de la reestructuración curri-
cular del posgrado, concretada en 2000, la línea se imparte sólo en el posgrado en
antropología física con los niveles de maestría y doctorado.
Esta línea estudia las relaciones entre la dinámica social y cultural y los proce-
sos vitales humanos, tales como: las concepciones, los nacimientos, el desarrollo
físico, la enfermedad y su trayectoria, la muerte, la alimentación, las representa-
ciones corporales, las relaciones naturaleza-sociedad como fenómenos complejos,
irreductibles a explicaciones clínicas o modelos de causa-efecto, dado que los concibe


a la vez como origen y resultado de la biología de la especie, las relaciones socia-
les, los patrones culturales y la construcción de subjetividades en que tienen lugar.

física, salud y sociedad


Además, parte de una perspectiva integral y multidimensional de dichos procesos
vitales humanos que toma en cuenta la inequidad con que en el mundo de hoy
se reparte la riqueza socialmente producida y el impacto que esta ocasiona en las
formas de vida, es decir, en las diferentes maneras de nacer, crecer, alimentarse, de-
sarrollarse, enfermar y morir, como eje explicativo de gran parte de la diversidad
“biológica” que hoy caracteriza a las poblaciones humanas (2007).
La línea entró a una nueva etapa de consolidación y desarrollo en 2003, cuando Antropología
se vinculó activamente con alumnos y profesores de la licenciatura en antropología
física a través de la conformación del cuerpo académico “Diversidad bio-social
contemporánea”, a partir del Programa Integral de Fortalecimiento Institucional 2.0
(pifi 2.0), en respuesta a la convocatoria respectiva emitida por la Secretaría de
Educación Superior. Así, con fondos del Programa de Mejoramiento del Profeso-
rado (promep) se comenzaron a financiar actividades colectivas, entre otras, con
el cuerpo académico “Antropología e historia del cambio social”, el i Encuentro
“Cambio social, antropología y salud”, que se llevó a cabo del 30 de noviembre al 3
de diciembre de 2004. Esta actividad contó con la excelente conferencia inaugural
“Perspectivas actuales de la investigación sobre la diversidad humana”, a cargo de
la doctora Fátima Jackson de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, quien
además impartió un curso de 20 horas sobre la temática. Los trabajos presentados

13
Presentación. Se vale soñar

en ese evento, después de pasar por una meticulosa revisión de pares, conformaron
el libro Cambio social, antropología y salud, financiado con recursos promep. Además
los integrantes y colaboradores del cuerpo académico, también con recursos promep,
publicaron en 2006 el texto Miradas antropológicas sobre la salud y el trabajo en el
México de hoy. Orgullosamente para la línea, ambas obras incluyen textos de sus
egresados, pero también de sus alumnos.
En 2006 la línea, con el cuerpo académico “Diversidad bio-social contemporá-
nea”, convocaron al Primer Encuentro “Antropología física, salud y sociedad en sociedades
contemporáneas” para celebrar su décimo aniversario en la Escuela y consolidar aún
más las actividades entre los integrantes y colaboradores del cuerpo. Asimismo,
Beatriz León Parra • Florencia Peña

con recursos promep, después de un proceso de evaluación e incorporación de


las observaciones hechas por la evaluación de pares a los trabajos presentados en
dicho encuentro, se compiló esta nueva obra.
Justo es reconocer que en la consolidación de la línea en la Escuela sus estu-
diantes han desempeñado también un papel muy importante. La línea ha tenido
la buena fortuna de que se inscriban en ella alumnos solidarios, entusiastas, posi-
tivos, cuestionadores, audaces e inquisidores (lo que los ha llevado a la búsqueda
de problemas y metodologías novedosas, postura menos sencilla que el tránsito có-
modo por los caminos ya tantas veces recorridos), mismos que también han desa-
rrollado una identidad como antropólogos egresados de la línea y de la enah, por
lo que siempre responden responsablemente y con entusiasmo a las convocatorias

que se les hacen para participar en los Coloquios Internacionales de Antropología


Física “Juan Comas” y, en esta ocasión, al Primer Encuentro “Antropología física,
física, salud y sociedad

salud y sociedad en poblaciones contemporáneas” que se llevó a cabo en la Escuela el


11 y 12 de septiembre de 2006 con el fin de celebrar el x aniversario de esta línea.
Este libro no hubiera sido posible sin su respuesta entusiasta como organizadores
del encuentro, como autores de ponencias y de los textos finales que aquí se com-
pilan, por lo cual les agradecemos su solidaridad. Reconocemos también en la
consecución de la obra la invaluable participación de Israel Moreno Morales, ayu-
dante promep de la línea, Hilda Jiménez Reséndiz y su equipo del Departamento
Antropología

de Publicaciones de la enah, así como de Arturo Lozano Cabello, representante


institucional ante el promep.
Esperamos que los integrantes de la línea y del cuerpo académico logremos se-
guir trabajando juntos con el mismo espíritu de solidaridad, colaboración crítica
—pero siempre constructiva— y con el espíritu de formación positiva y respon-
sable de los alumnos con que fue conformado el posgrado en antropología física
desde hace ya 10 años, sumando a este clima a sus siguientes generaciones de
alumnos. Sólo así podrá contribuir al avance de la antropología física mexicana,
preparar su reemplazo generacional y comprometerla con la lucha por la salud
como derecho, sin perder su alta calidad académica. Creemos que esto es factible
sólo desde la práctica de la justicia y la equidad en todos los espacios de la vida,
el respeto a la institucionalidad, con actitudes positivas, de solidaridad y camara-

14
Presentación. Se vale soñar

dería, ingredientes esenciales en la construcción de un mundo mejor que, definiti-


vamente, es posible.

Beatriz León Parra


Florencia Peña Saint Martin

Bibliografía
Banco Mundial
1993 Invertir en salud, Banco Mundial, Washington.

Beatriz León Parra • Florencia Peña


Dickinson, Federico y Raúl Murgía
1982 “Consideraciones en torno al objeto de estudio de la antropología física”, en Estudios de
antropología biológica i, pp. 51-64.
Krieger, Nancy
2005 Embodying inequality. Epidemiologic perspectives, Nueva York, Baywood Publishing Com-
pany, inc, Amitville.
Laurell, Asa Cristina
1982 “La salud-enfermedad como proceso social”, en Revista Latinoamericana de Salud, núm 2.
Peña, Florencia
1982 “Hacia la construcción de un marco teórico para la antropología física”, en Estudios de
antropología biológica i, pp. 65-73.
1984 “Algunas reflexiones en torno a la antropología física”, en Estudios de antropología biológica ii,


pp. 27-46.
Peña, Florencia, Patricia Ravelo y Sergio G. Sánchez

física, salud y sociedad


2007 Cuando el trabajo nos castiga. Debates sobre el mobbing en México, México/Barcelona, Eón/
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Sandoval, Alfonso
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15
Nuevas miradas de la antropología
y la antropología física
Acerca de la antropología
frenológica en el siglo xix

 José Luis Fernández Torres

La noción de que los procesos específicamente mentales están co-


rrelacionados con regiones discretas del cerebro y el intento por es-
tablecer su localización mediante la observación empírica fueron
esencialmente logros del siglo xix. Durante esa época, el problema
de la relación entre mente y cerebro se convirtió en una cuestión
crucial para fisiólogos, psicólogos e incipientes antropólogos quienes
empezaban a prestar atención al estudio de la naturaleza y loca-
lización de las funciones cerebrales, gracias a las investigaciones
realizadas por los frenólogos [Boring, 1950; Cooter, 1984; Lanteri-
Laura, 1993; Renneville, 2000].
Incluso el discípulo más brillante de Cuvier y el más tenaz opo-
nente de Gall, el fisiólogo Marie-Jean-Pierre Flourens (1794-1867),
en su Examen de la phrènologie, publicado en París en 1842, tuvo que
aceptar que fue Gall el primero quien, en virtud de su detallada evi-
dencia de la correlación entre la variación en la función y la presente
en el cerebro, estableció por completo la opinión de que el cerebro
sirve como órgano de la mente.1

La doctrina craneal de Gall


Los primeros pasos decisivos hacia estos fines pueden encontrarse en
la obra de Franz Joseph Gall (1758-1828), personaje cuyos aportes
he analizado en otros trabajos [Fernández Torres, 2006, s/f], por lo
cual sólo voy a mencionar que, en esencia, su método de localización
de las funciones cerebrales pone en correlación a las variaciones del
carácter con las de las protuberancias craneales. En 1796, Gall comenzó

1
Además, Flourens fue uno de los científicos más influyentes de Francia y en
México su obra fisiológica era conocida, su examen fue traducido al castellano
y publicado en la Imprenta de Andrade, en 1845.

19
Acerca de la antropología frenológica en el siglo xix

a ofrecer conferencias públicas acerca de la doctrina craneal, en su casa de Viena.


Entre este año y hasta 1800 fue auxiliado por Martin Niklas, experto en preparaciones
anatómicas, quien ante el público disecaba los cerebros de acuerdo con el método
desarrollado por Gall, el cual consistía en iniciar la disección de las fibras nervio-
sas desde abajo [Van Hye, 2002].
Franz Joseph Gall partía del supuesto de que cada una de las funciones men-
tales depende en específico de determinadas regiones del cerebro, en concreto de
ciertas regiones de la corteza cerebral que topográficamente son bastante irregulares.
Estas regiones corticales y sus correspondientes irregularidades, más tarde conoci-
das como circunvoluciones, crecen a lo largo del desarrollo; y en consecuencia, como
el cráneo es la cubierta protectora de esta estructura, crece también imprimiendo di-
chas irregularidades tanto por su parte interna como externa, cuando el cráneo
José Luis Fernández Torres

está en proceso de transformación de cartílago a hueso. Influido por la fisiognomía


del suizo Johann Kaspar Lavater (1741-1801), Gall creía que estas irregularidades o
protuberancias podían tener alguna utilidad clínica para el diagnóstico de la
conducta y la personalidad.
En 1804, Niklas fue sustituido por el joven médico Johann Kaspar Spurzheim
(1776-1832), así que antes de publicar su trabajo de neuroanatomía sus ideas doctri-
narias ya eran conocidas, gracias a que sus discípulos publicaron algunas notas de
sus presentaciones.2 Pero la Iglesia austriaca consideró peligrosas las ideas difun-
didas por estos sabios en sus conferencias y el gobierno les ordenó suspender sus

actividades, a pesar de tener la protección de dos altos funcionarios del gobierno:


el conde de Sarrau, prefecto de la policía; y el Barón de Retzer, director de la censura
física, salud y sociedad

vienesa [Lanteri-Laura, 1993]. Con Spurzheim como colaborador, el doctor Gall


regresó a Alemania, donde realizó un breve recorrido difundiendo su doctrina
mediante ciclos de conferencias.3

2
En 1807, Henry Crabb Robinson hizo en inglés un resumen de la doctrina de Gall que, según Cooter,
se basó en las conferencias que Gall impartó en Jena desde 1805 [cfr. Cooter, 1984]. En Inglaterra,
Antropología

Estados Unidos y Francia sus ideas se conocían desde 1800 a partir de resúmenes publicados en
el Medical and Physical Journal de Londres, y los escritos originales de Gall se conocieron hasta
1835, cuando se tradujo parte de su obra al inglés. La primera traducción de los escritos de Gall
con Spurzheim la hizo Winslow Lewis, en Boston, hacia 1835; y en Francia, sus escritos se
conocieron desde 1805.
3
Hacia 1805, fecha cuando realizó su gira de conferencias en su tierra natal, la mentalidad alema-
na, dominada por el estilo tanto de la naturphilosophie como por el romanticismo, había dejado
atrás la época del Sturm und drang, y en consecuencia el pensamiento de Gall era considerado
indefinido: ni muy filosófico ni muy romántico, y su método de observación se consideraba
limitado, aunque personajes importantes como Goethe y Kelch eran asiduos asistentes a sus
conferencias. Finalmente, en 1807 llegaron a París, donde Gall permaneció hasta su muerte, y
Wilhem Gottlieb Kelch, profesor de anatomía en Königsberg y discípulo de Gall, cuando murió
Kant en 1804 le hizo un estudio frenológico que llamó estudio craneoencéfalico y lo publicó ese
mismo año. En la historia de la frenología es un lugar común el hecho que Gall se ispiró en el
libro Acerca del conocimiento y las sensaciones del alma humana, de Herder, publicado en 1778.

20
Acerca de la antropología frenológica en el siglo xix

Las sociedades antropológico-frenológicas


En enero de 1831, se fundó la Societé Phrenologique de Paris;4 y en 1834, con el
régimen de Louis Phillipe, durante la monarquía de julio,5 la frenología encontró
apoyo de este monarca, cuando en la Exposition Universelle de ese año el príncipe se
impresionó con el craneógrafo diseñado por Jean Baptiste Sarlandieré. Consistía
en tres cintas métricas graduadas y un soporte que sujetaba los agujeros auditivos
y una base de madera para soportar al cráneo, instrumento que servirá para elaborar
el perfil criminológico de Giuseppe Feschi, del cual hablaré después.
A partir de esta circunstancia, el monarca se entusiasmó por la disciplina cra-
neoscópica y brindó su decidido apoyo material y político, a tal grado que nombró
por decreto a Victor Broussais miembro correspondiente de la Academia de Ciencias
Morales y Políticas y ayudó a que lo nombraran secretario de la Sociedad Frenológica.

José Luis Fernández Torres


Mientras tanto, la popularidad de la frenología suscitó en la Francia de la pri-
mera mitad de la centuria decimonónica que en 1832 los frenólogos crearan otra
sociedad científica: Societé anthropologique de Paris, la primera en integrar en su de-
nominación el término antropología, unos 20 años antes de que lo hiciera la gran
Societé d’Anthropologie de París, fundada por Paul Broca en 1859, responsable del
desarrollo de la moderna antropología física en el mundo occidental.
Como la Societé Phrenologique de París, la Societé Anthropologique seguía los pre-
ceptos de Franz Joseph Gall y le rendía pleitesía al gran maestro frenólogo. Pero
aunque la sociedad antropológica desde su nacimiento veneró a Gall, en realidad


siguió las teorías frenológicas de Johann Kaspar Spurzheim, el iniciador, junto a
Gall, de la frenología.

física, salud y sociedad


Esta sociedad se proponía en sus estatutos “[…] conocer la naturaleza humana,
propagar este conocimiento e indicar las aplicaciones de estos conocimientos al
campo de la salud en las instituciones sociales” [Foissac, apud. Renneville, 2000].
Uno de los fundadores importantes de esta sociedad fue el fisiólogo franco-
jamaiquino, William Frédéric Edwards, quien estuvo tentado por la frenología
como muchos otros naturalistas de la época, entre los que se encuentra fugazmen-
te Lamarck, aunque ambos en diferente época terminarían rechazando el sistema de
Antropología
Gall [Barbour y Wheeler, 1933; Blanckaert, 1988].
Es importante señalar que durante los primeros 30 años del siglo xix la freno-
logía fue tanto la teoría del cerebro como de la ciencia del carácter. Podemos decir
que se trata de un híbrido que llegó a ser un cuerpo de conocimiento muy popular en
Inglaterra, Estados Unidos y, sobre todo, Francia.
En 1813, Spurzheim emigró a Inglaterra a raíz de un severo desacuerdo con su
maestro y, hasta donde tengo información, Niklas no volvió a ser mencionado más en
las fuentes de este tema; es ahí donde en 1815 Forster acuñó el término frenología.

4
Esta sociedad tenía sesiones el segundo martes de cada mes a las siete de la tarde en punto.
5
Louis Phillipe i de Orleáns (1773-1850) fue el rey de la monarquía de julio; su reinado se inició en
julio de 1830 y concluyó en 1848, con un movimiento armado durante el cual fue depuesto.

21
Acerca de la antropología frenológica en el siglo xix

A partir de esa fecha y hasta 1831, Spurzheim radicó en Inglaterra;6 en abril


de 1827 realizó demostraciones neuroanatómicas en el Instituto de Londres ante
unas 700 personas [Cooter, op. cit.; Renneville, op. cit.].
En la Inglaterra predarwiniana, la primera elaboración moral y social de la fre-
nología fue la publicación en 1835 del libro de George Combe Constitution of Man,
que fue ampliamente leído durante la primera mitad del siglo xix por el público
inglés [Cooter, op. cit.].7 Hacia la segunda mitad de ese siglo todavía era muy soli-
citado, aunque el impacto que produjo la publicación del libro de Darwin El origen
de las especies y el furor que causó la polémica de 1860 entre Huxley y el obispo
Wilberforce opacaron el éxito del escrito de Combe. Pero estos eventos también
opacaron el éxito de otra obra predarwiniana importante, Vestigios de la creación,
de otro frenólogo amigo de Combe; Robert Cambers; esta obra inicialmente se pu-
José Luis Fernández Torres

blicó de manera anónima en 1844 y en su momento levantó aún más ámpula que
El origen de las especies. En este contexto, Darwin aparece como autor original más
que como una manifestación posterior o elemento mediador en la polémica acerca
del naturalismo científico, lo que los marxistas llaman materialismo vulgar. Para
Chadwick y Owen, el texto de Darwin fue una forma posterior de racionalismo
ilustrado o una nueva ilustración [en Baumer, 1985].
Al respecto, Roger Cooter afirma que
[…] cuando Darwin regresó, en 1838, de su viaje en el Beagle, inició la redacción de su “primer
cuaderno de notas” acerca de la transformación de las especies, el pensamiento filosófico-

teológico que recibió sus ideas ya estaba bien establecido por los racionalistas frenólogos y
continuó fundamentándose en ellas [op. cit.:10].
física, salud y sociedad

Por lo tanto, en los escritos de Combe, Spurzheim y Broussais encontraremos


la mayor cantidad de valores extraepistémicos; y como consecuencia, estos temas
se convertirán en conocimientos públicos a partir del siglo xix en Francia, pero
sobre todo en Gran Bretaña, con la iniciativa de científicos e intelectuales quienes se
dan a la tarea de escribir para el público en lo que se denominan pequeñas publi-
caciones o publicaciones menores, y grandes revistas o revistas independientes, en
Antropología

la literatura sociológica.
Una anécdota un tanto curiosa y hasta divertida ocurrió con el capitán Robert
Fitz Roy en Inglaterra. Este hombre estaba tan convencido de los diagnósticos
frenológicos y fisiognómicos que estuvo a punto de rechazar a Darwin como inte-
grante de la tripulación del Beagle, por considerar que su nariz no era lo suficien-
temente protuberante, lo cual le indicaba al capitán que este individuo no tenía la
energía y valor necesarios para emprender el viaje.

6
En Londres, Spurzheim vivía en Gower Street, en la casa de John Diderick Holm (1772-1856),
miembro honorario de las sociedades frenológicas de Londres y Edimburgo. Ahí cada martes
impartía conferencias de frenología.
7
El éxito editorial de este libro se debió a que entre 1835 y 1845 se imprimió en una edición bara-
ta; en esa década se vendieron cerca de 40 mil ejemplares [cfr. Cooter, op. cit.:10-15].

22
Acerca de la antropología frenológica en el siglo xix

En 1839, Darwin asistió a una reunión de la Asociación Británica para el


Avance de la Ciencia, celebrado en Birminham. Se repartió entre los asistentes un
cuestionario antropológico que, entre otras, contenía preguntas de antropología física
y craneología, término empleado para la frenología. En 1843, Struve y Hirschfeld
fundaron un diario frenológico en Berlín, pero no prosperó porque la fisiología
experimental berlinesa era la tendencia dominante. Uno de estos frenólogos alema-
nes le pidió en esa época a Charles Darwin un retrato, para realizarle un estudio
frenológico, como él mismo relata en su Autobiografía.
Para 1831, Spurzheim regresó a París; Gall había fallecido en 1828. Ahí impartió
un curso y el 26 de julio fue nombrado miembro honorario de la recién fundada So-
cieté Phrenologique de Paris; esto implicó que el 14 de febrero de 1832 renunciara a su
compromiso de participar en la Societé Anthropologique de Paris. Esta sociedad, como

José Luis Fernández Torres


muchas otras de la época, tuvo una existencia efímera: los 12 meses de 1832.
Según los historiadores de esta disciplina, una de las sesiones más célebres lle-
vadas a cabo en esta sociedad antropológica fue la dedicada al debate en torno a las
leyes de la herencia biológica, tema que perduró a lo largo del siglo xix en las discu-
siones atropológicas tanto de Europa como de América y que entre 1869 y 1870 sería
tema de gran debate entre poligenistas, monogenistas transformistas y fijistas en el
seno de la Sociedad de Antropología de París de Paul Broca [cfr. Harvey, 1989].
Es hacia 1839 y 1840, cuando el almirante Victor Dumont d’Urville, gran admi-
rador y poderoso protector de Gall, condujo la expedición etnográfica a Oceanía y


Sudamérica donde se realizaron estudios frenológicos de campo, puesto que entre
los miembros de la tripulación figuraba el frenólogo Alexandre Pierre Marie Du-

física, salud y sociedad


moutier (1797-1871), quien entre 1837 y 1840 contribuyó de manera fundamental
a enriquecer las colecciones etnológicas del Museo de Historia Natural [Grapin,
1973]. Dumoutier defendía la cercanía entre los pueblos primitivos con los euro-
peos, desde una perspectiva craneoscópica, es decir frenológica.

La frenología de Broussais y el craneógrafo


Una vez funcionando en pleno la sociedad frenológica, Victor Broussais impartió Antropología
un curso de frenología en la Facultad de Medicina, entre abril y julio de 1836.
En la primera lección del curso, Broussais aclaró que no seguiría el enfoque
de los psicólogos, quienes recurren a las funciones del cerebro para estudiar los
actos de la vida independientemente del organismo. Para él, el alma necesita de
un motor que la mueva y con argumentos vitalistas decía que esta fuerza motora, una
especie de lo que en el siglo xviii se conocía como elan vital, no es accesible a los
sentidos pero es la productora de los fenómenos psicológicos. Broussais no inten-
taba demostrar cómo actúa esa fuerza vital por considerar que se trataba de un tema
correspondiente al terreno de las creencias; su objetivo era explicar cómo actúan
los órganos del cerebro cuando son estimulados. Los estímulos que hacen reaccionar
a tales órganos son, como ya se ha dicho: instintos, sentimientos y facultades
intelectuales.

23
Acerca de la antropología frenológica en el siglo xix

Para los frenólogos, incluido Broussais, la interacción de estas funciones, loca-


lizadas en regiones específicas del cerebro, es percibida por los sentidos de forma
inductiva, es decir de lo concreto a lo abstracto, tanto en el hombre como entre los
animales. Broussais define a los instintos como “[…] los movimientos primarios que
el cerebro ejecuta para el mantenimiento de la vida. Estos movimientos provienen
de la parte inferior-central y de la parte postero-inferior y lateral de ese centro
principal del aparato nervioso” [1836:4].
Según él, a estas regiones las estimulan los nervios de los sistemas tanto central
como periférico. Él les llamaba nervios del interior y exterior del cuerpo, en un
lenguaje que remitía al del psicoanálisis, que estos nervios reparten las pulsiones
por medio de las que realiza la respiración, circulación, digestión, defensa, ataque y
apetito sexual, lo cual Broussais y los demás frenólogos llaman apetito generador.
José Luis Fernández Torres

Por el contrario, los sentimientos “[…] dependen de la parte superior del cere-
bro: son especies de instintos sociales que tienen los hombres para reunirse y vivir
en sociedad; son los elementos de la civilización, pero se han encontrado trazas entre
los animales” [ibid.].
En consecuencia, los sentimientos son para la frenología elementos propios del
ser humano, que permiten la sociabilidad e intervienen en el proceso civilizatorio.
Por eso también están íntimamente relacionados con las facultades intelectuales,
que en el cerebro dependen de “[…] la parte anterior del encéfalo; son los que

dotan al hombre de su preeminencia sobre todos los animales que en este aspecto
son muy inferiores a la especie humana” [ibid.].
En otros términos, el intelecto se encuentra en lo que ahora conocemos como
física, salud y sociedad

lóbulos frontales.
En general, dicha división tripartita de la cabeza está determinada de esta
formada. Así, en 1836 Broussais se convirtió en el continuador poligenista de la
tradición frenológica, cuando en su curso de frenología8 definió a esta disciplina
como fisiología del cerebro. Cuando mostraba a los estudiantes un molde con las
regiones organológicas, marcadas por zonas de diferentes colores, café, azul, y
Antropología

rojo para demarcar las facultades mentales, instintos, razón y sentimientos, afir-
maba lo siguiente: “He ahí a los negros, que son de varias especies; vean ustedes la
depresión de la parte anterior que está generalizada dentro de este color, pero que
varía en las siguientes localidades” [ibid.:795].
También en el seno de ese curso de frenología, durante la lección 19,9 Victor
Broussais explicaba que el doctor Sarlandiére, uno de los miembros más distingui-
dos de la Societé de Phrenologie, inventó el craneógrafo para diagnosticar el perfil del
asesino Giuseppe Fieschi, quien por la cantidad de crímenes cometidos había sido
condenado a la pena de muerte.

8
Publicado bajo el título de Cours de Phrenologie por la editorial J. B. Bailliere, París.
9
Celebrada el 6 de julio de 1836 a las siete de la tarde.

24
Acerca de la antropología frenológica en el siglo xix

En esta lección Broussais afirmaba que Sarlandiére encontró que el nivel de


inteligencia del asesino en cuestión era extremadamente bajo, inferior al de un
adulto con retraso mental. Esto porque el punto más alejado del centro cerebral,
ubicado en la línea que parte de un conducto auditivo al otro, pasando por el vértex
en dirección opuesta, es decir hacia el foramen mágnum, era mayor por 3.7 cm. de la de un
niño de dos meses de edad; entonces, el centro cerebral de la inteligencia se encontraba
muy alejado. Respecto a un retrasado mental adulto, ese centro se encontraba a
sólo 1.5 cm. de distancia. Así, según Sarlandiére el órgano 6, de la destructividad, en
el cráneo de Fieschi estaba muy alejado del órgano 4, de la afectividad; por lo cual Sar-
landiére concluyó que el centro de la inteligencia estaba dominado por otros órganos
que determinaban la comparación, localidad, perseverancia, egoísmo o estima de sí
mismo, y el orgullo, pero sobre todo por la inclinación de la aversión determinada por

José Luis Fernández Torres


el apetito carnicero, facultad 5 del esquema de Gall, según los datos que reportó
Broussais en su curso de 1836 [ibid.:787 y s.].
Por tal razón, algunos años después estos pioneros de la antropología física
partieron de dicha craneografía primitiva para la construcción del sistema tecnoló-
gico conocido hasta la actualidad, como craneometría, el eje rector de los estudios
raciales llevados a su máxima expresión formal por el fundador de la antropología
física, Paul Broca.

Conclusión


El enfoque de Gall fue eventualmente abandonado por determinados científicos
de la primera mitad del siglo xix en favor de la experimentación, su concepción de

física, salud y sociedad


ciertas facultades fijas e innatas fue reemplazado por una perspectiva dinámica y
evolucionista del desarrollo mental, y su suposición fundamental sobre las relacio-
nes entre el cerebro y la conformación craneal fue rechazada. Pese a ello, sería un
serio error subestimar la importancia de estos trabajos en la historia de la locali-
zación funcional.
Esta doctrina mental fue el medio principal para la percepción de la ciencia
como cosmología universal, causativa natural y determinista. Sin embargo, el co- Antropología
nocimiento de la frenología no fue el único aporte del naturalismo y racionalismo
en la época predarwiniana. Los frenólogos ingleses fueron solamente los voceros
y el elemento visible de este estilo de pensamiento en la primera mitad del siglo
xix; a ellos puede deberse la reacción del rechazo de Huxley y otros intelectuales
en la creencia, casi ciega, de la ciencia para el logro del progreso social y moral de
la humanidad, sin pruebas fehacientes que la sustentaran. La cabeza simbolizó la
victoria de la racionalidad sobre la superstición del pasado.
Por tanto, la frenología fue útil para jerarquizar las diferentes ocupaciones en el
cerebro, se construyeron espacios para ubicar cada facultad en sitios precisos como
si se tratara de un condominio. De igual manera, las cartas frenológicas fun-
cionaban como los mapas de los cartógrafos, y los moldes de las cabezas como
el mapamundi de los geógrafos. Sin pretender que exista alguna influencia, desde

25
Acerca de la antropología frenológica en el siglo xix

hace unos 5 mil años los médicos chinos realizaron mapas del cuerpo humano para la
acupuntura; pero los frenólogos ingleses, a diferencia de los médicos orientales, na-
turalizaron las estructuras y relaciones sociales del emergente capitalismo industrial,
traduciéndolas al lenguaje de la medicina mental y la psicología.
Pero la cabeza frenológica no era cualquier cabeza. Fue una representación única del interior
cerebral humano que reveló un punto de vista ideal de la naturaleza de la realidad mental […].
Tal exaltación puede simbolizar también la lucha para entender y controlar o ejercer poder
sobre fuerzas naturales en oposición a las fuerzas sobrenaturales; puede simbolizar la lucha
contra intereses privilegiados basados e la propiedad y la herencia más que en el intelecto; y
no menos que todo, puede simbolizar la lucha para establecer la dominación del trabajo men-
tal sobre el trabajo manual. La frenología llevó lo caótico, arbitrario y ambiguo del ambiente
hacia un orden racional reflejado en la mente humana [Cooter, op. cit.:111].
José Luis Fernández Torres

Puede pensarse que la cabeza frenológica era una especie de organigrama una
fábrica que de manera automatizada procesaba las materias primas, con una sime-
tría perfecta entre tiempos y movimientos. De igual manera, desde los tiempos de
Gall las zonas de las facultades mentales se definieron como simétricas en ambos
lados de la cabeza para sus 27 facultades originales. Aunque para los frenólogos el
cerebro no era una máquina sino un órgano, la máquina era el cuerpo humano.
Desde este contexto, podemos decir que entre 1800, con la llegada de Gall a
París, y 1840, con la expedición del almirante Dumont d’Urville, se desarrolló
una antropología frenológica que contenía dos características: en primer lugar, la

craneoscopía comparada privilegiaba los análisis individuales en vez de inclinarse


por los patrones morfológicos de orden estadístico, era individualizante más que
física, salud y sociedad

generalizante; en segundo, la antropología frenológica no desdeñaba los aspectos


fisiológicos y culturales, sino que los ponía en relación causal de manera jerarqui-
zada, como lo había señalado Victor Broussais en la última lección de su curso.
Por ello se distinguía de la incipiente antropología física, que enfatizaba la impor-
tancia de los perfiles generales más tarde llamados tipos morfológicos, por Topinard,
para describir a las razas humanas, sobre todo en la segunda mitad del siglo xix.
Aún en la segunda mitad del siglo xix persistieron algunas ideas frenológicas en el
Antropología

discurso de la antropología. Esto demuestra que en medio del debate entre poligenismo
y monogenismo, piedra angular de las actividades antropológicas de esta época, estaba
inserta la tradición frenológica en la discusión acerca del concepto de raza. A pesar de
que existía cierta confusión entre los términos pueblo, nación y raza, se pensaba que las
diferencias culturales se heredaban debido a la influencia del pensamiento transformis-
ta de Lamarck, todavía en la época de Darwin.

26
Acerca de la antropología frenológica en el siglo xix

Cuadro 1.
Cronología de los eventos mencionados en el texto

Año Evento

1796 Franz Joseph Gall dicta conferencias públicas sobre craneología en


Viena, inspirado en la obra de Herder Acerca del conocimiento y de las sensaciones
del alma humana, publicada en 1778.
1796-1800 Las preparaciones cerebrales para las conferencias las realiza Niklas.
1800 Gall conoce al medico Johann Kaspar Spurzheim, con quien desarrolla sus
ideas frenológicas.

José Luis Fernández Torres


1804 La censura vienesa les prohíbe continuar con sus enseñanzas por considerarlas
contrarias a la religión.

1805 Llegan a Alemania a continuar difundiendo la doctrina del cerebro y del cráneo;
a las conferencias asisten con frecuencia Goethe y Kelch.

1807 Emigran a París.

1808 Gall fracasa en su intento por ingresar a la Academia de Ciencias de París.


1813 Gall y Spurzheim rompen relaciones de colaboración.

1813 Spurzheim llega a Londres.

física, salud y sociedad


1815 Forster acuña el término frenología en Inglaterra.

1828 Muere Gall en París.

1831 Se funda la Sociedad Frenológica de París.

1832 Se funda la Sociedad Antropológica de París.

1834 Dumoutier diseña el craneógrafo. Antropología


1835 George Combe publica en Inglaterra Constitution of Man.

1836 Broussais dicta un curso de frenología en la Facultad de Medicina de París.

1839-1840 Expediciones del almirante d’Urville a Oceanía y América del Sur.

27
Acerca de la antropología frenológica en el siglo xix

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1989 Creer, Saber, Conocer, México, Siglo xxi.

28
Libertad e información,
características
de la donación posmortem

 Lourdes Sodi Campos

Resumen
Los medios masivos de comunicación pretenden erigirse como los crea-
dores y reguladores no sólo de nuestras necesidades materiales más
inmediatas, sino las decisiones más íntimas de nuestra vida. Si bien
es cierto que existe una gran demanda de órganos para trasplante
(según la Secretaría de Salud, se solicitan anualmente 5 mil riñones,
7 mil córneas, mil hígados, mil corazones y mil páncreas), también
lo es que la decisión de convertirnos en donadores cadavéricos no
es una cuestión de publicidad masiva, sino de reflexión informada y
libertad que caracteriza al ser humano.

Introducción
El 26 de septiembre de 2005, llego a mi casa y recibo la correspon-
dencia. Al abrirla, lo de siempre: cuentas por pagar con la consabida
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29
Libertad e información, características de la donación posmortem

Llénala y llévala siempre contigo […]. Recuerda, avisa a tus familiares que quieres ser
donador. Órganos y tejidos que puedes donar después de tu vida: hígado, riñones, corazón,
pulmones, páncreas, córneas, piel, huesos.

Da la impresión que hoy en día nos movemos en un solo ámbito de acción y


ética. Al parecer es lo mismo y de la misma naturaleza obtener información para
hacer las tareas escolares que la decisión de donar, en vida o después de muerto,
uno o varios órganos. De esta manera se despliegan al menos tres postulados:
1) Los órganos humanos son una mercancía que puede darse y tomarse por
medio del llenado sencillo y sin mayores reflexiones de una credencial recor-
table, de un volante que, sin más ni más, llega por correo a cada uno de los
domicilios de la ciudad de México (¿o de toda la República Mexicana?).
2) Los personajes de la Pandilla Telmex poseen el mismo valor moral de la
Fundación Nacional de Trasplantes, por lo cual el peso de la invitación
de una y la otra sobre las decisiones de las personas es del mismo carácter
Lourdes Sodi Campos

inocuo, irreflexivo, banal e intrascendente. Esto lleva a suponer y a supo-


nernos marionetas de los medios masivos de comunicación, en este caso de
la folletería que llega con las cuentas por pagar.
3) Evidentemente, cualquiera de las decisiones que se tomen en relación con
la invitación de una propaganda de esta naturaleza, es decir de folletería,
es voluntaria, lo cual no quiere decir que ésta sea informada, consciente y

buena en el sentido ético que conlleva cualquier acto humano. Pero tam-
bién es evidente que no es lo mismo accesar a una dirección electrónica que
física, salud y sociedad

donar un órgano.

La donación posmortem, acción con reflexión


Para decidir éticamente cualquier acción sobre nuestros cuerpos, deben cumplirse
algunas características; entre ellas, estar informado acerca de las técnicas médicas
que pretenden llevarse a cabo. Para ello, la persona que está pensando en ser dona-
dor posmortem debe conocer y entender las condiciones por las cuales los médicos
Antropología

determinan la muerte y las acciones en torno a ella para que los órganos sean
viables de ser trasplantados.
En este sentido, la persona debe saber que es el cerebro y no el corazón el órgano
cuyo fallo irreversible define, hoy en día, la muerte. Actualmente es aceptado que
[…] la muerte del encéfalo es equivalente a la muerte del individuo como conjunto […]; así
pues, cuando se constata, a través de los signos neurológicos apropiados, que un individuo
sufre una lesión destructiva total e irreversible de su cerebro y tronco cerebral, las técnicas
artificiales sólo consiguen retrasar horas o días el cese funcional del resto de los órganos que
tradicionalmente constituían signos de vida (pulso y aliento) [Martínez-Lage y Martínez-
Lage, en Polaino-Lorente, 2000:409].

La información debe ser ampliada a los familiares más cercanos del individuo,
pues serán ellos quienes hagan cumplir la voluntad del donante, para lo cual deben

30
Libertad e información, características de la donación posmortem

comprender totalmente que, aunque su familiar continúe respirando a través de apa-


ratos biomédicos, ya se le ha diagnosticado muerte cerebral.
En relación con la autorización del individuo respecto a las técnicas y órganos
que puede donar posmortem, es fundamental que una vez informado reflexione al
respecto y, libre de cualquier coacción, dé su consentimiento. Debe ser por lo tanto
un consentimiento informado, lo cual significa que “[…] el paciente acepta lo que
se le propone, tras recibir sobre ello una completa información. Sus característi-
cas son: es un documento escrito y personalizado, es decir, específico para cada
ocasión, para cada caso y para cada paciente” [Castellano, en Polaino-Lorente,
op. cit.:331].
Como es evidente, el llenado en casa de una tarjeta de donador no cumple con
los requisitos mínimos para que las personas se encuentren bien informadas acerca
del acto que pretenden llevar a cabo, ni existe un documento personalizado que
así lo indique. ¿Quién le está proporcionando los datos?, ¿es válida, completa y

Lourdes Sodi Campos


comprensible la información de un folleto?, ¿con base en qué directrices la persona
quien recibe la credencial de donador decide llenarla, portarla siempre consigo y
comunicar a sus familiares su decisión?
No estoy, de ninguna manera, en contra de la donación en vida o después la
muerte; lo que pretendo denunciar es la manera en cómo los medios de comuni-
cación manejan nuestras decisiones, alteran nuestra manera de pensar respecto al
mundo que nos rodea y nos hacen consumidores de acciones irreflexivas. De esta


manera, se hace necesario que no solamente llegue a los hogares de cada uno de
los mexicanos una tarjeta de donación voluntaria, sino explicar las condiciones

física, salud y sociedad


necesarias para llevar a cabo un acto de esta naturaleza, así como no bombardear
a los receptores con la idea de la urgente necesidad de inscribirse al padrón de do-
nadores de la República. En este sentido, la información para quien esté pensando
en ser donante debe incluir: las condiciones en que un paciente se considera ade-
cuado para ser un posible donador; las pruebas que necesitan ser realizadas sobre
su cuerpo para constatar la muerte cerebral; los órganos que puede donar, y la
posibilidad de decidir qué órganos desea donar y cuáles no; por último, las condi-
Antropología
ciones temporales que deberán vivir sus familiares mientras se realiza la ablación
de los órganos.

Criterios para el diagnóstico de pérdida de vida


Para realizar el trasplante de órganos de un donante cadavérico, es necesario en-
tender lo que se define como muerte cerebral, es el “cese total e irreversible de
la función cerebral” [Argüero et al., 1995:33]. Para llevar a cabo este diagnóstico
clínico, deben revisarse los siguientes signos: coma profundo, actividad motora es-
pontánea ausente, reflejos pupilar y corneal ausentes, al igual que reflejos ócu-
lo-cefálico y óculo-vestibular, apnea, electroencefalograma plano y ausencia de
circulación cerebral [ibid.]. La irreversibilidad del daño cerebral debe observarse
por periodos de seis horas.

31
Libertad e información, características de la donación posmortem

El estado de coma no implica, si se presenta aisladamente, muerte cerebral.


Puede deberse a otros motivos y ser reversible, pero si se presenta acompañado de
falta de actividad motora espontánea y ausencia de reflejos pupilar y de córnea es
posible pensar que haya ocurrido daño cerebral en el paciente.
Para realizar una evaluación completa sobre el estado cerebral del paciente, es
necesario observar la respuesta de los ojos cuando se mueve la cabeza del paciente: si
se mantienen fijos cuando su cabeza se hace girar, hay una ausencia de reflejo óculo-
cefálico. Otro reflejo que debe examinarse es el óculo-vestibular; la prueba consiste
en instilar solución helada en el conducto auditivo externo de un lado, la respuesta
normal es que los ojos se desvían hacía el lado del oído irrigado. De no ser así, se
considera muerte cerebral.
Otro de los componentes que deben tenerse en cuenta en la evaluación es la
apnea. El procedimiento consiste en hiperventilar al paciente por diez minutos con
oxígeno a 100%, posteriormente se le desconecta del ventilador y se le observa por
Lourdes Sodi Campos

periodos de tres a cinco minutos, tiempo durante el cual, por una conexión en T se
le proporciona oxígeno a 6-8 l/min. de tal manera que los órganos queden protegidos
de hipoxia. Pasado este tiempo se toman gasometrías y se le reconecta al ventilador.
Si la gasometría reporta una pCO2 > 60 mmHg, la prueba es considerada positiva, lo
cual significa que el paciente no presenta respiración espontánea.
Una vez realizadas estas pruebas, es importante observar al paciente por un pe-
riodo de seis horas, tiempo durante el cual se le realizará un electroencefalograma

y un estudio de flujo sanguíneo cerebral. De salir el primero plano y no presentarse


taquicardia después de administrar una intravenosa de atropina, confirma al equipo
física, salud y sociedad

médico el estado irreversible del daño cerebral del paciente.


Todos estos criterios para determinar la muerte cerebral se encuentran contenidos
de manera explícita en la Ley General de Salud, en sus artículos 314, 317 y 318.
En este último también se menciona la necesidad de confirmar “[…] la ausencia de
antecedentes inmediatos de ingestión de bromuros, barbitúricos, alcohol y otros
depresores del sistema nervioso central o hipotermia” [1993], mismos que alteran de
manera fundamental las pruebas diagnósticas antes mencionadas.
Antropología

Criterios de selección de donantes


Ahora bien, no toda persona que muere es apta para ser donante aun cuando así lo
haya expresado en vida. Existen características indispensables que deben cubrirse,
entre ellas:
- Edad: hombre menores de 45 años, mujeres menores de 50 años.
- Sin neoplasias diseminadas.
- Sin evidencia de diabetes mellitus u otra enfermedad sistémica.
- Sin septicemia.
- Sin evidencia clínica o de laboratorio de hepatitis, sida, sífilis u otras enfer-
medades transmisibles.
- Compatibilidad abo.

32
Libertad e información, características de la donación posmortem

- Electro y ecocardiograma normales.


- Sin exudado purulento en vías respiratorias.
- Con adecuado control de las complicaciones de la pérdida de vida.
- Sin antecedentes de farmacodependencia.
- Compatibilidad con el receptor, incluso en el tamaño de los órganos a do-
nar [Argüero et al., op. cit.:36].

Además, deben realizarse tres pruebas básicas antes de realizar la ablación de


órganos:
1) Se determinan las lesiones, la condición hemodinámica, el diagnóstico de pér-
dida de vida y la antropometría para determinar una adecuada relación de
volumen donador-receptor, así como toma de muestras sanguíneas para el
tipo de sangre y rastreo de infecciones.
2) Se hace una evaluación más completa por sistemas y se determina qué ór-

Lourdes Sodi Campos


ganos serán de utilidad.
3) El cirujano hace en quirófano una revisión directa para decidir si los órga-
nos son adecuados para el trasplante [ibid.:35-37].

Al cubrirse todos estos aspectos, se estará asegurando el éxito de la donación.


Una consideración importante es si el paciente dio, en vida, su consentimiento ex-
preso para la donación. Está establecido en el artículo 325 de la Ley General de Salud:


Para efectuar la toma de órganos y tejidos se requiere el consentimiento expreso y por escrito
del disponente originario,1 libre de coacción física o moral, otorgado ante notario o en

física, salud y sociedad


documento expedido ante dos testigos idóneos […], el disponente originario podrá revocar el
consentimiento en cualquier momento y sin responsabilidad de su parte [op. cit.].

Si no existe este consentimiento, la ley contempla el otorgamiento del mismo


por disponentes secundarios, es decir por el cónyuge, concubinario, ascendentes,
descendiente y parientes colaterales hasta segundo grado, o bien por la autoridad
sanitaria. En cualquiera de los casos, regresando a la idea inicial de este artículo,
Antropología
el llenado de un formato que llega por correo no cumple con las especificaciones
previstas por la ley.

Una mirada al cuerpo humano


Con los grandes avances de la biomedicina, el cuerpo ha perdido su valor humano
para adquirir, de golpe, un valor técnico y por ende comercial. Ha sido fragmen-
tado en una lista de componentes, como si éste fuera una simple maquinaria, en
la que se nombran uno a uno los órganos necesarios para salvar otros cuerpos.
Así, la lista puede contener desde sangre hasta piel, pasando por corazón, hígado,
riñones, córneas, etcétera, “refacciones” cada vez más requeridas.

1
Es disponente originario la persona respecto a su propio cuerpo y los productos del mismo [artí-
culo 315 de la Ley General de Salud].

33
Libertad e información, características de la donación posmortem

De esta manera, como dice Le Breton, “el cuerpo humano se convierte en un


objeto disponible” [1995:221], objeto que no es fácilmente asequible, descompuesto en
múltiples elementos que pueden ser utilizados para otros cuerpos-objeto los cuales qui-
zá, con estas “piezas”, puedan continuar latiendo. El cuerpo es así una “prótesis”
para otros cuerpos.
Cuando se realizan campañas de trasplantes de órganos cadavéricos se alienta al
público a ser generoso en su última voluntad, pero no se dice nada ni se ha investi-
gado mucho en torno al rechazo de órganos trasplantados debido a perturbaciones
psicológicas. Existen enfermos, por ejemplo renales, quienes no se inscriben a la
lista nacional de trasplantes para obtener un órgano de cadáver por el simple y
sencillo hecho de provenir de éste [Sodi, 2003:255] y esto constituye un dato im-
portante que debe tomarse en cuenta al momento de reflexionar en cuanto a ser
o no donador.
No basta, dice Le Breton, con recurrir a la solidaridad en las “campañas de
Lourdes Sodi Campos

sensibilización para la donación de órganos […]; las ablaciones de órganos perte-


necen a otro orden de cosas” [op. cit.:223], donde el cuerpo es el que tiene valor y no
el hombre, y el saber médico se olvida de la persona para concentrarse únicamente en
la enfermedad de un cuerpo.
Por otro lado, en relación con la muerte cerebral requerida para la ablación de
órganos para trasplante, es innegable que cuando el cerebro deja de funcionar y
se “mantiene” al hombre por medios artificiales, el cuerpo es convertido en una

“reserva de órganos gracias a los aparatos que lo mantienen con vida” [ibid.:227].
El cuerpo es un “resto” que todavía es capaz de dar vida a otros cuerpos, origi-
física, salud y sociedad

nando de esta manera una suerte de almacén de refacciones al cual se puede acceder
para conseguir la pieza necesaria. Así, el cuerpo “[…] ya no es más el rostro de la
identidad humana sino una colección de órganos, una posesión, una especie de
vehículo al que el hombre utiliza y cuyas piezas son intercambiables con otras
de la misma naturaleza, dada la compatibilidad de los tejidos” [ibid.:221 y s.].

Los medios de comunicación y la presión que ejercen


Antropología

Los medios de comunicación han abierto, desde hace años, sus puertas a cualquier
propuesta que les reporte ganancias, y la “solidaridad hacia el extraño” no ha sido
la excepción. De ahí que nos bombardeen con grandes campañas de ayuda ha-
cia los damnificados, personas con capacidades diferentes, niños desprotegidos y
quienes requieren un órgano para sobrevivir. Y es que pareciera que en la sociedad
donde vivimos es mucho más fácil dar auxilio a quienes se encuentran lejos de no-
sotros, a quienes no conocemos y que por lo mismo no molestan nuestros sentidos
de manera inmediata. Es más fácil, decía, ayudarlos a ellos que encargarnos de
prestar socorro a quienes viven con o cerca de nosotros, y de los cuales podemos
recibir los inconvenientes de sus deficiencias. La solidaridad con el desconocido, por
el simple hecho de no sufrir lo incómodo de su cercanía, resulta mucho menos
costosa a nuestra sensibilidad.

34
Libertad e información, características de la donación posmortem

Esta característica de nuestro ambiente cotidiano es explotado por los medios


de comunicación, haciéndonos sentir útiles a la sociedad aun cuando no nos pre-
ocupemos por el prójimo, por quien está a nuestro lado requiriendo quizá menor
ayuda, pero sí nuestra atención. Así los medios, lejos de sólo mantener informado
al público, lanzan campañas agresivas que estimulan a nivel inconsciente al “con-
sumidor”, quien en este caso obtendrá la satisfacción personal de ayudar al extre-
mo, dándose literalmente a los demás, lo que a la larga crea en el público nuevas
necesidades, por ejemplo la de ostentarse como donador. De esta manera, se usa
una propaganda persuasiva que crea en los consumidores la idea de obtener un
auto, el mejor detergente de trastes o el superproducto que desaparece las arrugas
del rostro.
Pareciera que a los medios de comunicación se les ha olvidado que el público
al cual lanzan sus campañas son personas, en el amplio y único sentido de la pa-
labra; es decir, “[…] la persona —toda persona— se configura como una realidad

Lourdes Sodi Campos


única e irrepetible y, por tanto, en el sentido estricto del término, como algo insus-
tituible” [Melendo, en Polaino-Lorente, op. cit.:64]. El ser humano posee dignidad
que lo hace ser tratado como fin y nunca como un medio ni para él ni para otros.
Tomás de Aquino sostenía que el hombre está dotado de libre albedrío y dominio
sobre todos sus actos, es decir, que la dignidad del hombre se encuentra precisa-
mente cimentada en la libertad.
La libertad humana significa que el ser humano posee la capacidad de elegir


los medios necesarios para alcanzar un fin, pero también tiene cierto dominio
sobre lo que pretende realizar y desea alcanzar con sus actos, incluyendo su propia

física, salud y sociedad


vida. De esta manera, ¿no están los medios de comunicación cohesionando abier-
tamente la libertad de las personas? Hoy, bajo el eslogan de “ayudar es amar”, se
pretenden acciones solidarias con todo aquel que los medios masivos consideran,
desde el punto de vista publicitario y adecuado para ellos mismos, necesitado de
ayuda pública. Y no se hable del uso que hacen estos medios de las personas a
quienes pretenden prestar ayuda. Todos los participantes en estos conglomerados
de ayuda utilizan morbo, sentimiento de angustia, desesperación, inhumanidad, Antropología
desgracia, incapacidad, etcétera, como otras marcas emplean el sexo, el poder y
la riqueza para mover al público a dar respuesta inmediata, urgente y sin reparos
a todo aquel que ellos mismos presentan como débiles, enfermos, incapacitados y
moribundos. De esta manera, un día despertamos y nos damos cuenta que hemos sido
inscritos al padrón de donadores o hemos repartido nuestra escasa quincena a
cada una de las instituciones que alardean con nuestras acciones.
¿Somos marionetas dentro del teatro bien formado de los medios de comunica-
ción? Repito, no me opongo de ninguna manera a que actuemos solidariamente ante
otros ni a que nos convirtamos en donadores de órganos cuando ya no los utili-
cemos más. A lo que me opongo es a dejarnos llevar por la publicidad, a que ésta
nos trate como seres sin iniciativa, sin reflexión, sin libertad. Me opongo a que nos
manejen, instruyan, conduzcan y a que nosotros nos dejemos manejar, instruir y

35
Libertad e información, características de la donación posmortem

conducir. Debemos actuar con conciencia y libertad, informados y sí, solidarios,


pero sin ser manipulados; ser capaces de cortar los hilos que nos atan al bombardeo
de los publicistas, empresas y compañías de comunicación. Liberarnos para que
así, con toda nuestra capacidad de reflexión, información necesaria y pleno uso
de libertad, decidamos lo que queremos hacer con nosotros mismos.

Conclusiones
“El don gratuito de los órganos después de la muerte es legítimo y puede ser meri-
torio” [Catecismo de la Iglesia Católica, 1993:569], toda donación es un encuen-
tro amoroso en el cual se ofrecen todas las posibilidades que integran su ser. El
donante informado reconoce en otros el valor de ser persona; sin embargo, es
necesario quien desee ser donador vivo o cadavérico haya entendido, asimilado y
querido la entrega amorosa de uno o varios órganos, sin haberse dejado llevar sólo
por la información obtenida de los medios publicitarios. Es imprescindible que los
Lourdes Sodi Campos

trabajadores del sistema de salud guíen, informen y orienten adecuadamente a la


población, de tal manera que sí aumente el número de donantes, pero que cada
uno de ellos vea en su acción un valor superior de solidaridad en el amor que pro-
porcionará al receptor: el valor de la vida.

Bibliografía

Aquino, T.
1988 Suma de teología, Madrid, bac.
Argüero, R., R. Castaño y G. Careaga
física, salud y sociedad

1995 Trasplante de corazón, pulmón y corazón-pulmón, México, Ciencia y Cultura Latinoamericana.


Coeditores Católicos de México
1993 Catecismo de la Iglesia católica, México.
Oficial de la Federación
2000 “Decreto por el que se reforma la Ley General de Salud”, 26 de mayo.
Le Breton, D.
1995 Antropología del cuerpo y modernidad, Buenos Aires, Nueva Visión.
Antropología

Polaino-Lorente, A.
2000 Manual de bioética general, Madrid, Rialp.
Porrúa
1993 “Reglamento de la Ley General de Salud en materia de control sanitario de la disposición
de órganos, tejidos y cadáveres de seres humanos”, en Ley General de Salud, México.
Sodi, Lourdes
2003 La experiencia de donar, México, inah/Plaza y Valdés,.
Tomás, G. (coord.)
2001 Manual de bioética, Barcelona, Ariel.

36
El sojuzgamiento
de la naturaleza
o la interacción antropo-oikos

 Arturo Ramírez Ortiz


Diana Armidas Plata Neri

El interés en los procesos de interacción hombre-ambiente


La antropología ha dedicado gran parte de sus esfuerzos a entender
las pautas que determinan y derivan de las interacciones del género
Homo con el medio físico-biológico y cultural.
Siguiendo este planteamiento, el presente texto esboza algunas
ideas en torno a los procesos de interacción hombre-ambiente, des-
de una perspectiva antropofísica, así como el trato que se ha dado a
esta relación a partir de diferentes enfoques, los cuales han estado
marcados en gran parte por el constante cuestionamiento del lugar
del hombre en la naturaleza.
Debe preciarse que esta interacción antropo-oikos (hombre-ambien-
te) la vemos desde dos ejes explicativos que confluyen: por una parte, el
análisis de la relación de interdependencia entre los organismos (en
este caso los grupos humanos) y el entorno; y por otra, la acción o
impacto que a partir de esta relación se ha dado sobre el ambiente.
Regresando a los enfoques, desde nuestra óptica, éstos deben ser
vistos como generadores de conocimiento aplicables a la resolución
de problemas, jugando un papel trascendental en los retos que en-
frenta la conservación y restauración ambiental, ligada por ejemplo
a la salud de las poblaciones contemporáneas. Lo anterior debido a
que, al tratar de vislumbrar la percepción ambiental de los grupos
humanos, no podemos olvidar las categorías explicativas que surgen
sobre el mundo físico y social, a causa de la diversidad cultural, lo
cual nos da notables diferencias en la percepción del mundo.
Es conveniente recordar que la antropología física contempla y
trata al Homo sapiens no sólo como un fenómeno, organismo vivo o

37
El sojuzgamiento de la naturaleza o la interacción antropo-oikos

estructura morfoanatómica en un devenir evolutivo y a lo largo de ciclos de naci-


miento, reproducción y muerte, sino como un fenómeno biocultural donde se es-
tudian los aspectos biológicos de la humanidad y los orígenes de la cultura, y se
reconoce un proceso de hominización-humanización [Lizárraga, 1996]. Una de las
tareas del antropólogo es conocer el principio y tipo de adaptaciones que permitan
la aprehensión del fenómeno, así como la comprensión (y posible explicación) de los
Arturo Ramírez Ortiz • Diana Armidas Plata Neri

procesos de emergencia evolutiva [Comas, 1976], diversificación y poblamiento


planetario del Homo sapiens.
Referente a esto, un aspecto que resultó crucial en nuestra evolución y la rela-
ción con diversos ecosistemas fue el hecho de nuestra notable radiación adaptativa
como especie y el desarrollo de la cultura, como una adaptación que influye en
nuestra interacción con el medio y todas las dimensiones de nuestra vida social
[Tanner, 1987]. En este sentido, Homo sapiens no actúa como una especie cualquiera,
al tener la capacidad de estar presente en gran parte del planeta y modificar de
forma particular el ambiente; dicha relación se complejiza por la constante y cam-
biante creación de cultura.

La perspectiva ecológica en la antropología física


De acuerdo con Haeckel [1866], a quien debemos la noción de ecología, este término
proviene de las raíces griegas oikos, que significa casa, hábitat o ambiente; y el
consabido logos, que hace referencia al estudio o tratado de. Con esta noción, se

instituyó un nuevo campo que impactó más allá de las ciencias biológicas abrien-
do la posibilidad de que confluyeran comunidades científicas de diferente forma-
física, salud y sociedad

ción para estudiar las variadas vertientes para abordar el oikos. En cuanto a la
ya sobremencionada interacción, es necesario decir que ésta se establece en dos
dimensiones: la intrarrelación y la interrelación; la primera hacer referencia a
la reciprocidad entre ambiente y organismos, mientras que la segunda describe las
interacciones al interior de los grupos.
Desde esta perspectiva, uno de los enfoques que ha utilizado la antropología
física para aproximarse a la complejidad social es la antropología ecológica, pues
Antropología

su construcción metodológica nos permite obtener interpretaciones más amplias y


plausibles respecto al antropos y su interacción con el ambiente. El postulado básico
de la antropología ecológica consiste en plantear que los factores del entorno o am-
bientales son agentes causales que pueden incidir, de alguna manera, en la cultura
humana y su evolución. Pueden existir discrepancias en cuanto a la magnitud y
amplitud de esta causalidad o influjo, pero nadie puede negar que dicho influjo
exista.
Una de las dificultades que han enfrentado diversos enfoques es que no es tan
fácil operacionalizar muchos de los conceptos aportados desde la ecología; por
ejemplo, lo que se entiende por entorno. Primero, es necesario tener en cuenta
que cuando se habla de entorno debe incluirse, dentro de este concepto, tanto al
entorno social como natural; estos dos tipos de entorno no están metafísicamente

38
El sojuzgamiento de la naturaleza o la interacción antropo-oikos

separados, sino que se producen interrelaciones entre los dos. El análisis del entorno se
ha visto frecuentemente oscurecido por las consideraciones del mismo, como un puro
espacio inerte en donde las poblaciones humanas se asientan, sin avanzar más en su
tratamiento. Esta concepción del entorno implica una idea del mismo como algo
puramente pasivo, moldeable in infinitum y de manera arbitraria por la actividad
humana [Martínez, 1985]. En el siguiente apartado ahondaremos en el tratamiento

Arturo Ramírez Ortiz • Diana Armidas Plata Neri


de este concepto.
Desde hace algunos años se han desarrollado esquemas teóricos para interpre-
tar la interacción antropo-oikos, algunos desde el interior de la antropología. Para
entrar en materia vamos a describir de forma breve algunos de ellos:

Cuadro 1a. Enfoques ecológicos.


Principales postulados de la ecología cultural e histórica

Enfoques Autores
Postulados
ecológicos principales

• El concepto de adaptación ambiental es la base de la ecología


cultural; los procedimientos deben tener en cuenta la
complejidad y nivel de la cultura.
Julian Steward • Comprobar si las adaptaciones de las sociedades


[1977] humanas a sus entornos requieren modos particulares
de comportamiento o si dan libertad para varios posibles

física, salud y sociedad


Ecología modelos de comportamiento.
cultural • Ecología cultural, ligada a procesos de cambio cultural y
evolución.
Leslie A. White El sistema cultural está organizado e integrado por los siste-
[1973] mas tecnológicos, sociológicos e ideológicos, donde el primero
juega un papel principal. La cultura se desarrolla según aumen-
ta la eficacia de los medios instrumentales que ponen la energía Antropología
en funcionamiento.

Estudio de los ecosistemas pasados y su cambio en el tiempo


que intenta manejar los efectos de la antropogénesis y procesos
Ecología Ann Stahl
naturales.
histórica [2001]
Utilizan el concepto de área cultural como un área de
uniformidad ambiental y comportamental.

39
El sojuzgamiento de la naturaleza o la interacción antropo-oikos

Cuadro 1b. Enfoques Ecológicos.


Principales postulados de la ecología humana (socioecología)

Enfoques Autores
Postulados
ecológicos principales

• Entendimiento de las funciones orgánicas y variaciones


Arturo Ramírez Ortiz • Diana Armidas Plata Neri

Andrew Vayda
genéticas del hombre como especie. Determina cómo la cul-
[1969]
tura es afectada por su adaptación al ambiente.
Roy Rappaport
• Acentúa la comunidad humana como la unidad de estudio.
[1987]
Ecología • Cada adquisición de una nueva técnica o nuevo uso, sin
Daniel Bates
humana considerar la fuente de su origen, altera las relaciones del
[1996]
hombre con los organismos y cambia su posición en la co-
Henry Hawley munidad biótica.
[1982]
Cada aumento de tamaño va acompañado por un avance en
Baker P. T.
la complejidad de la organización.

• El comportamiento es un mecanismo intermediario entre


el organismo y su ambiente.
• Es mediante la conducta como se modula la recepción
y emisión de información que conectan al sujeto con su
Eric Smith
medio.
Socio- Bruce Winter-
• Los factores ecológicos determinan las características
ecología halder

comportamentales.
[1992]
• Elimina el dualismo al subrayar la mutualidad del orga-
nismo con su medio.
física, salud y sociedad

Enfocado principalmentea los individuos, más que a niveles


superiores de organización.

La construcción social del entorno


Otra vertiente que forma parte de este escrito es la manera de interpretar el mundo que
las poblaciones han construido en la intersección tiempo-espacio. De manera muy
general nos permitimos incluir en el presente texto, como ejemplo, algunos de los
Antropología

elementos que interactúan en la construcción social del entorno.


La ecología humana enfoca al hombre no sólo como identidad social y cultu-
ral, sino que también valora la relación entre el hombre y su medio. Esas relacio-
nes incluyen la cognición ambiental, el papel de la estructura social dentro de las
alternativas de respuesta al ambiente, el de la historia (experiencias pasadas) en la
evaluación a las respuestas posibles, y el reconocimiento de posibles alternativas
dentro de diferentes contextos, entre otros.
Por ejemplo, una de las acciones que ejercen los grupos humanos sobre el am-
biente natural se ha llamado presión de consumo (pc),1 de consumo de recursos y

1
Para mayor información acerca de este parámetro pueden consultarse los informes que ha realizado la
wwf/Adena en colaboración con el Centro Mundial de Seguimiento de la Conservación (wcmc).

40
El sojuzgamiento de la naturaleza o la interacción antropo-oikos

contaminación. Dicha presión se distribuye muy irregularmente por el mundo.


Es decir, un consumidor estadounidense promedio ejerce una presión casi diez veces
mayor que un habitante medio de África ecuatorial. Es evidente, hay muchos facto-
res que pueden resultar importantes para esta marcada diferencia, pero sin duda un
aspecto trascendental es la forma de interpretar el mundo construido por cada
población y los estilos de vida y estrategias individuales que de esta construcción

Arturo Ramírez Ortiz • Diana Armidas Plata Neri


se derivan.

Interacciónantropo-oikos
Hasta aquí lo que respecta al quehacer antropológico, pero ¿cómo vincular la vi-
sión antropológica con la de la conservación ambiental; y por consiguiente, con la
conservación o preservación de la vida que sería la aproximación a la salud? Dos
visiones en ocasiones encontradas, pero cuyo dialogo compartido sin duda arroja
postulados interesantes.
En primer lugar hay que entender la interacción antropo-oikos sobre una base
conceptual compleja: es necesario caracterizar de forma adecuada estas dos nocio-
nes distintas, incluso como opuestas; esto es parcialmente adecuado porque al
mismo tiempo se implican de manera mutua, es decir no pueden ser pensadas ni
tratadas de forma separada una de la otra.
En esta tónica de la noción de interacción, Morin [1998] plantea que podemos
encontrar un sentido en la idea de ecosistema, como el conjunto de las interac-


ciones en el seno de una unidad geofísica determinable que contenga diversas
poblaciones vivientes; éstas a su vez constituyen una unidad compleja de carácter

física, salud y sociedad


organizador o sistema.
El ecosistema no es el ecosistema menos los individuos, sino el ecosistema con
los individuos; el individuo no es el individuo menos el ecosistema, sino el indivi-
duo con el ecosistema [ibid.]. La complementariedad antropos y oikos son vitalmen-
te necesarios el uno del otro. Al mismo tiempo, las relaciones complementarias de
construcción y organización de desarrollo entre ambos pueden ser consideradas
relaciones de explotación, alineación de sojuzgamiento mutuas. Estos términos son Antropología
igual de necesarios, insuficientes, inciertos para dar cuenta de la relación entre
el ser viviente y la naturaleza que le rodea. Antropos y oikos se definen el uno en
relación con el otro.
El sojuzgamiento, en el sentido biológico del término, es el fenómeno por el
cual un sojuzgador impone sus mandatos y control sobre los aparatos (reproductores
y/o cerebrales) de otros vivientes, utiliza o inhibe sus cualidades (organizaciona-
les, operacionales) para la realización de sus propios fines [ibid.]. Por ejemplo, el
sojuzgamiento de los procesos vegetales con la agricultura y el de los animales con
la ganadería y domesticación se acompañan de un sojuzgamiento del territorio
natural (bosques, lagos, ríos) donde el antropos establece su control y explotación.
No es invención humana, pero el sojuzgamiento de la naturaleza por el antropos ha
trasformado la naturaleza del sojuzgamiento. Pero recíprocamente, el control del

41
El sojuzgamiento de la naturaleza o la interacción antropo-oikos

ecosistema sobre las sociedades humanas aumenta en la misma medida que el con-
trol que experimenta. Las variaciones ecológicas provocan innumerables cambios
con algunas repercusiones para el hombre. Así, la sociedad humana no escapa a
la relación.
Las sociedades humanas creyeron emanciparse de la naturaleza creando ciu-
dades. El desarrollo de nuestra independencia antroposocial no sólo nos hace cada
Arturo Ramírez Ortiz • Diana Armidas Plata Neri

vez más profundamente ecodependientes, sino además cada vez más dependientes
de nuestro instrumento de independencia: la tecnología. Los excesos, constreñimien-
tos, perjuicios, carencias y lesiones que provoca el desencadenamiento tecnológico
a la vez en la naturaleza, sociedad y vida supertecnocratizada y superburocratizada
de los individuos, desencadenan las reacciones de salvaguardia y hacen emerger
la conciencia ecológica.
Morin [ibid.] señala que esta toma de conciencia en torno a la relación antropo-
oikos plantea dos cuestiones. La primera concierne a la situación del humano en la
naturaleza; ¿el hombre puede, debe, ocupar un lugar distinto en la naturaleza?, ¿cuál?,
¿cómo? La segunda se refiere a aquello que une el sojuzgamiento/explotación de la
naturaleza por el hombre y el del hombre por el hombre.
El problema del lugar del ser humano en la naturaleza es un cuestionamiento
que ha acompañado a la humanidad a lo largo de su existencia. Sin embargo, he-
mos de destacar que en los comienzos de la ciencia moderna, en el siglo xvii, se da la

definitiva resignación de reconocer que el hombre no es el centro del universo, un


ataque contra la posición privilegiada sobre todas las cosas, una existencia estática
(visión ptolomeica) hacia una posición dinámica de todo cuanto es vida (visión
física, salud y sociedad

copernicana), se renuncia a los postulados de la posición privilegiada, pero se da


el derecho de postular la igualdad con los otros miembros del reino animal y justi-
ficarse como el primero entre los iguales: los primates.
El problema de la relación entre hombre y animal tiene dos aspectos principa-
les: encontrar en el reino animal un sitio para el hombre, vencer su aislamiento y
negar por convicción todos los privilegios humanos; y asegurar al hombre como
Antropología

animal, y a pesar de identificarse con los animales, lograr una posición privilegiada
en la cima de la jerarquía de la naturaleza [Von Aesch, 1947]. Según Von Aesch, en el
siglo xviii Herder decía: “Parece que Helvetius, Rousseau, Voltaire, Buffon y Mau-
pertuis desearan contribuir a un envilecimiento de la estirpe humana, y eso tanto en
los asuntos metafísicos como en los morales y físicos” [ibid.].
Pero también expresó su convicción de que esta misma tendencia llevaría final-
mente a una rehabilitación más noble. El obstáculo para la integración del hombre
y el animal era que el primero poseía un órgano que no se había encontrado en el
segundo: el alma. Para Descartes, los animales son máquinas que obedecen a sus
mecanismos reflejos y el hombre tiene el privilegio de su alma libre, es el árbitro
independiente de su propia conducta. Otros pensaban que los animales debían
tener un alma si el hombre la tenía [ibid.].

42
El sojuzgamiento de la naturaleza o la interacción antropo-oikos

El hombre es incluido en el reino animal, debido a sus propiedades morfológico-anatómicos,


junto con los prosimios y los simios forman el orden de los primates basado en un estrecho
parentesco de forma y filogenia. Un animal (individuo o especie) es mucho más que una pieza
biológica que forma parte de un rompecabezas ecológico; un animal es, en esencia, una
unidad bio-ecológica de comportamiento [Lizárraga, 1996:376].

Arturo Ramírez Ortiz • Diana Armidas Plata Neri


Conocer una especie animal implica llegar a descubrir y comprender las diná-
micas y lógicas de la complejidad de su comportamiento.
La ampliación creciente de los espacios vitales y la liberación respecto a la depen-
dencia limitante del medio ambiente constituye una característica general de todos los
vertebrados alcanzada gracias a un desarrollo corporal creciente: respiración pul-
monar, extremidades locomotoras, adquisición de la capacidad de volar, envolturas
protectoras de los huevos, viviparismo y homeotermia [Schindewolf, 1975:270]. En
los simios, el uso de herramientas y el esbozo de sensaciones anímicas como amor
maternal, amistad y disponibilidad para ayudar son elementos para un límite poco
definido entre lo animal y lo humano. Y eso que llamamos humanidad no es más
que una construcción y significación de extensiones de nuestra animalidad [Lizá-
rraga, op. cit.]. Como cualquier otro animal, el primate humano se enfrenta a la
diversidad del medio en donde se desarrolla y ahí no sólo halla los recursos para
su sobrevivencia, sino también un contexto para expresar pasiones, sentimientos
y emociones.


Como percibimos e interpretamos, la realidad facilita y obstaculiza al mismo
tiempo la tendencia del humano a considerar su propio ser, cuerpo, conducta y

física, salud y sociedad


modo de sentir o experimentar y referir a ella su imagen del mundo que lo rodea.

Conservación y restauración ecológica


Con frecuencia, los planteamientos para la protección ambiental enfrentan con-
traposiciones en las ideas y propuestas para el desarrollo social. Muchas de estas
aparentes contradicciones se basan en la premisa del supuesto lugar del hombre en
la naturaleza. Antropología
La conciencia ecológica, como conocimiento que restaura la naturaleza dislo-
cada y desintegrada por las ciencias, se sitúa en un contexto y enraizamiento cultural,
social e histórico.
Asimismo, la cultura produce la naturaleza dándole rostro. La naturaleza existió
con anterioridad a nosotros, fuera de nosotros, pero sin nosotros.
Todo lo que habla de la naturaleza habla de la sociedad y para la sociedad. La
“conquista de la naturaleza”, la “vuelta a la naturaleza” son las más sociales de
las ideas sociales.
La conservación y restauración ambiental representan una actividad de con-
tenido social, requiriendo para su realización el apoyo teórico formulado por el
conocimiento del hombre y la naturaleza, sin disociar al hombre del animal y
haciendo una articulación histórica-social.

43
El sojuzgamiento de la naturaleza o la interacción antropo-oikos

El hombre debe dejar de concebirse como amo e incluso pastor de la naturaleza,


y abandonar la idea de conquistarla y sojuzgarla. Debemos superar la alternativa de
seguir o guiar la naturaleza, siendo igual de necesaria seguirla por sus principios
de organización y guiarla por el hombre, quien puede aportar un pensamiento
retrospectivo y anticipador, una estrategia de conjunto.
Por ello, como hecho complejo, la protección debe ser abordada en su devenir
Arturo Ramírez Ortiz • Diana Armidas Plata Neri

temporal y en el contexto de las sociedades que lo viven.


Las propuestas de conservación y restauración ambiental deben responder a
un planteamiento integrado. México comparte con otros países del sur niveles
de desarrollo semejantes, así como deterioros físico-ambientales que persisten y se
agravan, inmersos en un proceso de declinación que ha conllevado la crisis urbana
en América Latina.
Cuando se reconoce el significado de una representación, ésta adquiere valor y
el derecho a ser preservada. Sin embargo, el reconocimiento de dicho significado
muchas veces no responde a los criterios preestablecidos y depende en parte del
desarrollo histórico de la interacción antropo-oikos de la comunidad implicada y su
cultura. Por esto, es importante el fortalecimiento y conocimiento de la identidad
de la comunidad con su medio físico y cultural, rescatando su significado de bien
colectivo como parte de la dinámica de la población.

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Antropología

45
Un acercamiento a la complejidad

 Marco Antonio Zapata Benítez

Debo decir que he leído algunas cosas sobre complejidad y las encuen-
tro difíciles de seguir. Pero he trabajado acerca de etnoecología, he hecho
desarrollo sustentable, he estudiado ecología profunda y en ese cami-
no me he topado con la complejidad. La complejidad contagia, ése es
el problema. Margarita Maass (2005) señala que nuestra sociedad se ha
ido complejizando cada vez más. Los problemas que antiguamente se
respondían desde una disciplina específica, lejos de encontrar actual-
mente plenas soluciones, se complican al enfrentarlos desde otras espe-
cialidades, desde otras miradas, desde otros puntos de observación. Así
tenemos por ejemplo el asunto del genoma humano, que si bien va en-
contrando posibilidades genéticas implica al mismo tiempo problemas
morales, religiosos, sociales, éticos, económicos, políticos, culturales y
médicos. El fenómeno de las epidemias que azotaban a grandes poblacio-
nes del mundo ahora médicamente ha sido resuelto, pero también es causa,
entre otros factores, de la sobrepoblación, la cual conlleva repercusiones
mundiales y genera problemáticas ecológicas y ambientales, económicas y
sociales [ibid.:79 y s].
Sabemos que la ciencia siempre ha tratado de aproximarse a la rea-
lidad, es su principal función, no la simplifica. La ciencia se apoya en
teorías para interpretar la realidad y de esa manera se obtiene conoci-
miento, lo que nos permite descifrar los problemas. Con la teoría podemos
ser reflexivos y autocríticos, y al aplicarla con la práctica podemos en-
contrarnos entre la confusión y simplificación. Y es gracias al pensa-
miento como empezamos a distinguir y no aislar. No hay jerarquías, así
los procedimientos de la simplificación forman parte del pensamiento
complejo. El paradigma de la complejidad comporta incertidumbres y
antagonismos, al reunir términos que se implican mutuamente. El nuevo
paradigma consiste en explicar no eliminando la incertidumbre y con-

47
Un acercamiento a la complejidad

tradicción, sino reconociéndolas. Entonces, para el paradigma de la complejidad,


el conocimiento científico es una de las diversas formas de conocer el mundo, pero
no la única. Y el concepto del saber es más adecuado que el de conocimiento y
más todavía que el conocimiento científico.
Pero cuando hablamos de complejidad expresamos duda, turbación, confusión,
nos sentimos incapaces para definir de manera simple y nombrar de forma clara
y sencilla, por lo cual es difícil poner en orden las ideas. Todo en la naturaleza es
complejo. Los lenguajes de la ciencia son los instrumentos de la inteligencia hu-
mana que sirven para hacer comprensible la complejidad del universo, de la vida
y las relaciones humanas. Pero debemos sistematizar, seleccionar, focalizar en lo
real, recortar lo que no nos interesa de una realidad y eliminamos el resto. Lo im-
portante es saber que se simplifica por razones prácticas.
Marco Antonio Zapata Benítez

El Homo sapiens es producto de la evolución biológica; y ésta, de la evolución


sociocultural. La condición sociocultural hace que la práctica sea también una
ideología de la sociedad. La ideología se hace teoría cuando es refutada por la prue-
ba de datos de los fenómenos y del razonamiento.
Entonces, con la complejidad no trata de retomarse la ambición del pensamien-
to simple por controlar y dominar lo real. Se persigue ejercitarse en un pensamiento
capaz de tratar, dialogar, negociar, con lo real. Para ello primero debemos disipar
dos ilusiones que alejan a la complejidad:

a) Creer que la complejidad conduce a la eliminación de la simplicidad


La complejidad aparece allí donde el pensamiento simple falla, pero integra en sí
física, salud y sociedad

misma todo aquello que pone orden, claridad, distinción y precisión en el conoci-
miento. Mientras que el pensamiento simple desintegra la complejidad de lo real,
la complejidad integra lo más posible los modos simplificadores del pensar, pero
rechaza las consecuencias mutilantes, reduccionistas, unidimensionales y final-
mente cegadoras de una simplificación que se toma por reflejo de aquello que
hubiere de real en la realidad [Morín, 2003:22].
Para Denise Najmanovich, la complejidad no es “la simplicidad pero un poco más
Antropología

complicada” [2005:26 y s]. En palabras de esta autora, “[…] la complejidad no es una


ampliación de la simplicidad, ni mucho menos una complicación, es una reconfigura-
ción global de las formas de producir, validar y compartir el conocimiento” [ibid.:39].

b) Confundir la complejidad con la completud


La ambición de la complejidad es rendir cuenta de las articulaciones entre dominios
disciplinarios quebrados por el pensamiento disgregador. La complejidad aspira
al conocimiento multidimensional. Uno de los axiomas de la complejidad es la im-
posibilidad de una omniciencia. Hace suya la frase de Adorno: “la totalidad es la
no-verdad”. Implica el reconocimiento de un principio de incompletud e incerti-
dumbre, implica también el reconocimiento de los lazos entre las entidades que
debemos distinguir, pero no aislar, entre sí [ibid.; Morín, op. cit.:23].

48
Un acercamiento a la complejidad

Concepto y enfoques de complejidad


Definir la complejidad se ha convertido en un problema, ya que hay tantas defini-
ciones como investigadores dedicados a este estudio.1 Por ejemplo:
Luhmann (1997) entiende por complejidad la sobreabundancia de relaciones,
posibilidades, conexiones, de modo que ya no sea posible plantear una correspon-
dencia biunívoca y lineal de elemento con elemento.
A su vez, Prigogine (1999) dice que la complejidad es y va siendo un proceso
dinámico, reflexivo, creativo, trasdisciplinar y tolerante.
Para Edgar Morín (2001), el pensamiento complejo es capaz de concebir la
complejidad de la realidad antropo-social, en su micro-dimensión (el ser indivi-
dual) y en su macro-dimensión (el conjunto planetario de la humanidad).
Por último, Margarita Maass [op. cit.] argumenta que la complejidad es un tejido

Marco Antonio Zapata Benítez


de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones y azares, de cons-
tituyentes heterogéneos inseparablemente asociados que forman nuestro mundo
fenomenológico.
Sin embargo, en el proceso de configurar la complejidad como forma de raciona-
lidad, se identifican tres enfoques claramente diferenciados: la complejidad como
método, la complejidad como cosmovisión y la complejidad como ciencia o las
ciencias de la complejidad [Maldonado, 1999:39].
1. La complejidad como método también se denomina pensamiento complejo y es
ampliamente expuesto en la obra de Edgar Morín.


2. La complejidad como cosmovisión es el postulado de la Escuela de Palo Alto
(Estados Unidos) y su principal exponente es Gregory Bateson.

física, salud y sociedad


3. La complejidad como ciencia se representa por pensadores como Ilya Prigogine,
Humberto Maturana y Francisco Varela, Kauffman, Bak y Lagton, entre otros.

La complejidad y las tres culturas


La complejidad tiene sus bases en la teoría de la información, la cibernética, teoría
de sistemas y el concepto de autoorganización; así, la complejidad reúne en sí or-
den, desorden y organización y, en el seno de ésta, lo único y lo diverso. Antropología
Independientemente del enfoque con el cual se esté examinando la compleji-
dad, es claro el surgimiento de una nueva cosmovisión, porque para la complejidad
el mundo se caracteriza por presentar simultáneamente y sin oposición las distintas
nociones. Por ejemplo, se dan en forma simultánea el orden y el caos, el determinis-
mo y el azar, el todo y la parte en interrelación entre sí, y el entorno específico y global.
En este nuevo enfoque de la complejidad no es admisible la idea de realidad como
algo dado, ya que la probabilidad da paso a la posibilidad; y el determinismo del
futuro, a la creación de futuros posibles.

1
Más información en el artículo “La transdisciplinariedad: Más allá de los conceptos, la dialécti-
ca”, de Alejandro Pañuela Velásquez [2005:43-77].

49
Un acercamiento a la complejidad

Este enfoque de complejidad implica aumentar la cultura de información, de


investigación y comunicación. Es decir, se contempla permanentemente la vincu-
lación entre sistemas de información, investigación y comunicación.
Se entiende por sistema de información el registro sistemático de observables
que guardan relación entre sí (bases de datos de textos, historia oral, dibujos, imá-
genes, directorios, etcétera). Para comprender mejor este concepto, diré que al-
gunos productos dentro de un sistema de información serían los registros de los
documentos administrativos y técnicos de un proyecto; sistemas de relación de docu-
mentos producto; manuales de capacitación de nodos de investigadores; archivos
físicos de dibujos, grabaciones, textos que se generan en un proyecto; bases de
datos con registros de cada objeto u observable trabajado, directorio de personas y
documentos, sistema de consulta de las bases de datos; e hipertextos y mapas concep-
Marco Antonio Zapata Benítez

tuales de proyectos o propuestas creativas derivadas de una investigación [Maass,


op. cit.:94].
Por otro lado, un sistema de investigación implica las relaciones y meta-re-
laciones entre las categorías conceptuales del marco teórico y los productos del
conocimiento empírico, asimismo los procesos de análisis y síntesis de hallazgos.
Finalmente, los sistemas de comunicación se refieren al producto de la estimu-
lación, conectividad y consistencia de los grupos de investigadores que trabajan
en nodos de inteligencia distribuida y comunicación a distancia. Nos referimos a
redes de individuos y productos derivados del proyecto y a la relación de sistemas

de información e investigación generados por ellos [ibid.].


El tejido de estos tres sistemas y estas tres culturas genera lo que se conoce
como comunidades emergentes de conocimiento.2 La unión de estos tres tipos
física, salud y sociedad

de sistemas genera como producto un sistema de toma de decisiones en términos


complejos.
Edgar Morín [2001] ha señalado las bases del pensamiento complejo: tres teo-
rías, un concepto clave y tres principios. La primera es la teoría de la información,
permite entrar al mundo del tiempo por medio del orden, desorden y reorgani-
zación, lo emergente. La segunda teoría es la cibernética, rompe con el principio
de causalidad e introduce el de “bucle” de retroacción, el cual actuará como un
Antropología

amplificador. La tercera teoría es la de los sistemas, indica que “el todo es más
que la suma de las partes”, es decir, la organización del todo propicia cualidades
emergentes, pero también señala que el todo es “menos que la suma de las partes”,
pues puede desplegar cualidades inhibidas desde el todo y con lo cual el factor
“local” cobra importancia sistémica dentro de la organización. El concepto clave
es el de autoorganización, en mucho basado en los planteamientos de Von Neu-
man, Von Foertster, Atlan y Prigogine, donde se señala el principio del orden, y
2
Una comunidad emergente de conocimiento es la entidad responsable para desarrollar y repro-
ducir el modelo deseado de cibercultura. Está formada por un coordinador/nodo, un grupo de
investigadores, alumnos y maestros vinculados a un proyecto interdisciplinario. Cada comuni-
dad corresponde al nodo de una red en construcción permanente que implica un compromiso
de apoyo institucional.

50
Un acercamiento a la complejidad

la nueva organización es la pauta de la creatividad, de lo emergente. Finalmente


los principios: el primero es el dialógico, tiende a unir dos nociones antagónicas
pero indisociables para comprender una realidad; el segundo es el de recursión,
donde los propios productos y efectos son los que producen y las causas de los que
se concreta y produce; el tercer principio es el hologramático, donde se señala que
la parte no sólo está en el todo, sino el todo en cada parte. Desde ahí, el mundo
ha comenzado a girar con otro ritmo y dirección [Gómez, 2005:103 y s; Morín,
op. cit.:105-109].

Complejidad y ecología profunda


En la cuestión que nos ocupa, me parece que la complejidad tiene sus bases en el
método holístico de la ecología, en donde holístico hace referencia a las unidades

Marco Antonio Zapata Benítez


funcionales de una jerarquía o nivel que poseen dos aspectos; actúan como tota-
lidades cuando enfrentan lo descendente y como partes ante lo ascendente. Estas
unidades funcionales ambivalentes son totalidades en relación con sus partes y son
parte en relación con las totalidades de niveles elevados.
De aquí puede argumentarse que el nuevo paradigma podría denominarse una
visión holística del mundo, pues lo ve más como un todo integrado que como
una discontinua colección de partes. También podría llamarse una visión ecológica,
usando el término ecológica en un sentido mucho más amplio y profundo de lo
habitual. La percepción desde la ecología profunda reconoce la interdependencia


fundamental entre todos los fenómenos y el hecho de que, como individuo y socie-
dades, estamos inmersos en (y finalmente dependientes de) los procesos cíclicos de

física, salud y sociedad


la naturaleza [Capra, 2000:28].
Fritjof Capra [ibid.] argumenta que los términos “holístico” y “ecológico” son
diferentes, que esta diferencia es ligera respecto a sus significados y parece que
holístico es menos apropiado que ecológico para describir el nuevo paradigma. Una
visión holística de, por ejemplo, una trenza de palma (para hacer bolsas y sombre-
ros en Zitlala, Guerrero) obtenida de la palma soyate, Brahea dulcis, significa verla
como un todo funcional y entender consecuentemente la interdependencia de sus Antropología
partes. En cambio, una visión ecológica incluiría esto, pero añadiría la percepción
de cómo la trenza de palma se inserta en su entorno natural y social: de dónde
provienen sus materias primas, cómo se construyó, cómo su utilización afecta al
entorno natural y a la comunidad donde se usa, etcétera. La ecológica es una per-
cepción espiritual o religiosa. Cuando el concepto de espíritu es entendido como el
modo de conciencia en el cual el individuo experimenta un sentimiento de pertenencia
y conexión con el cosmos como un todo, queda claro que la percepción ecológica es
espiritual en su más profunda esencia [ibid.:29].
El término ecología profunda fue propuesto por Arne Naess, el cual hace refe-
rencia a un enfoque profundo y espiritual sobre la naturaleza. Así, la esencia de
la ecología profunda es el hecho de preguntarnos a profundidad respecto a la vida
humana, sociedad y naturaleza, porque una perspectiva verdaderamente ecológica

51
Un acercamiento a la complejidad

es comprender que la totalidad es algo más que la suma de sus partes. Es decir,
la ecología profunda constituye la búsqueda de una conciencia y un estado de ser
más objetivo mediante un cuestionamiento activo profundo, un proceso medita-
tivo y un estilo de vida. Y es a partir de la intuición de la conciencia ecológica
profunda como Arne Naess desarrolló dos normas ––dos intuiciones––: la auto-
rrealización y la igualdad biocéntrica [Walsh y Yaughan, 2005:36].
La norma de la autorrealización propuesta por la ecología profunda está rela-
cionada con las grandes tradiciones espirituales de la mayor parte de las religiones
del mundo y trasciende la noción occidental moderna que define al ser como un
ego aislado cuyo impulso primario estriba en la gratificación hedonista o en una
idea muy limitada de salvación individual en esta vida o la siguiente. Sin embargo,
la ecología profunda va un paso más allá de las creencias y presupuestos de nuestra
Marco Antonio Zapata Benítez

sociedad contemporánea, más allá de la sabiduría convencional de nuestra época y


lugar, esto sólo puede lograrse mediante un proceso meditativo de cuestionamiento
profundo [ibid.].
La ecología profunda se caracteriza por una crítica directa de los valores y ac-
titudes sobre los cuales se cimientan y prevalecen las sociedades de Occidente. Esa
ecología nace como una ideología en todo el sentido del término al ser una cos-
movisión que es explicación de la historia pasada y que da respuesta global a los
problemas actuales y futuros del mundo. La ecología profunda es una fusión del
ser humano con la naturaleza, vista como algo más amplio que su yo, su familia o

rasgos como ser humano, por ello se conforma en un estado vital y espiritual de la
mayor intimidad fundamentalista.
física, salud y sociedad

La norma de la igualdad biocéntrica afirma que todas las cosas tienen el mismo
derecho a vivir, crecer y alcanzar sus propias formas individuales de expresión y
autorrealización dentro del marco superior de la autorrealización. Esta intuición
básica se resume en la idea de que todos los organismos y entidades los cuales
pueblan la ecosfera participan de la misma totalidad interrelacionada y, por con-
siguiente, tienen el mismo valor intrínseco. En tanto, individuos y comunidades
humanas tenemos necesidades vitales que van mucho más allá de la satisfacción
Antropología

de nuestras necesidades básicas, alimento y abrigo; por ejemplo, necesidades entre


las cuales se incluyen el amor, juego, expresión creativa, relación con un determinado
paisaje (o con el conjunto de la naturaleza), relación íntima con los demás seres
humanos y necesidad vital del desarrollo espiritual para llegar a devenir seres huma-
nos maduros [ibid.:38].
La ecología profunda no separa a los seres humanos —ni a ninguna otra cosa—
del entorno natural. Ve al mundo como una red de fenómenos fundamentalmente
interconectados e interdependientes. La ecología profunda reconoce el valor intrín-
seco de todos los seres vivos y ve a los seres humanos como una hebra de la vida.
El paradigma del pensamiento ecológico siempre ha consistido en que el ser
humano es parte de la naturaleza y no está separado ni aislado de ella. La ecología
profunda es una corriente filosófica que rescata este antiguo paradigma, nuevo

52
Un acercamiento a la complejidad

para la cultura occidental, pero grabado en la memoria de las más antiguas religio-
nes y la cosmogonía de los pueblos primitivos. Tal y como lo expresó el jefe piel
roja Noah Seattle en la carta que le dirigió al presidente de Estados Unidos:

Carta del jefe piel roja Seattle al presidente de Estados Unidos de Norteamérica3
En 1854, el presidente de Estados Unidos ofreció comprar una amplísima exten-
sión de tierras indias, prometiendo crear una “reservación” para el pueblo indíge-
na. La respuesta del jefe Seattle, que se transcribe a continuación, ha sido descrita
como la declaración más bella y profunda jamás hecha sobre el medio ambiente.
Por otra parte, muestra la diferente concepción del mundo entre los pieles rojas
—para quienes la naturaleza es sagrada— y la civilización moderna que ve las cosas en
términos económicos.

Marco Antonio Zapata Benítez


La dramática sentencia del gran jefe indio, “termina la vida y empieza la su-
pervivencia”, resultó profética y alcanzó incluso a su propia hija. Alrededor de
1890 en la propia ciudad de Seattle el fotógrafo norteamericano Edgard S. Curtis,
cuya meta personal era retratar a “la raza en extinción” en el ocaso de su gloria,
obtuvo la primera fotografía de una larga serie que más tarde alcanzaría la fama. La
modelo fue casualmente la princesa Angelina, hija del jefe Seattle, en cuyo honor
se le dio nombre a la ciudad. Consumida por el paso de los años y la miseria, aceptó
humildemente el dólar que Curtis le ofreció por posar para la fotografía.
Si no atendemos al mensaje del jefe Seattle, la humanidad entera se convertirá


en una doliente princesa que, como la legendaria Angelina, pose humildemente
ante la lente del antropólogo… sin la esperanza de sobrevivir.

física, salud y sociedad


Jefe de los caras pálidas:
¿Cómo se puede comprar el cielo o el calor de la tierra? Ésa es para nosotros
una idea extravagante. Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del
agua, ¿cómo es posible que ustedes se propongan comprarlos? Mi pueblo consi-
dera que cada elemento de este territorio es sagrado. Cada pino brillante que está
naciendo, cada grano de arena en las playas de los ríos, los arroyos, cada gota de
Antropología
rocío entre las sombras de los bosques, cada colina y hasta el sonido de los insectos
son cosas sagradas para la mentalidad y las tradiciones de mi pueblo.
La savia circula por dentro de los árboles llevando consigo la memoria de los
pieles rojas. Los caras pálidas olvidan a su nación cuando mueren y emprenden el
viaje a las estrellas. No sucede igual con nuestros muertos, nunca olvidan a nuestra
madre tierra. Nosotros somos parte de la tierra y la tierra es parte de nosotros. Las
flores que aroman el aire son nuestras hermanas. El venado, el caballo y el águila
también son nuestros hermanos. Los desfiladeros, los pastizales húmedos, el calor
del cuerpo del caballo o del nuestro, forman un todo único.

3
Tomado de Carpeta Informativa del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente,
Día Mundial del Medio Ambiente. Información proporcionada por Bioconservación, a.c.

53
Un acercamiento a la complejidad

Por lo antes dicho, creo que el jefe de los caras pálidas pide demasiado al que-
rer comprarnos nuestras tierras. El jefe de los caras pálidas dice que al venderle
nuestras tierras él nos reservaría un lugar donde podríamos vivir cómodamente y
que él se convertiría en nuestro padre. Pero no podemos aceptar su oferta porque
para nosotros esta tierra es sagrada. El agua que circula por los ríos y los arroyos
de nuestro territorio no es sólo agua, es también la sangre de nuestros ancestros.
Si les vendiéramos nuestra tierra tendrían que tratarla como sagrada y esto mismo
tendrían que enseñarle a sus hijos.
Cada cosa que se refleja en las aguas cristalinas de los lagos habla de los suce-
sos pasados de nuestro pueblo. La voz del padre de mi padre está en el murmullo
de las aguas que corren. Estamos hermanados con los ríos que sacian nuestra sed.
Los ríos conducen nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendié-
Marco Antonio Zapata Benítez

ramos nuestras tierras, tendrían que tratar a los ríos con dulzura de hermanos y
enseñar esto a sus hijos.
Los caras pálidas no entienden nuestro modo de vida. Los caras pálidas no co-
nocen la diferencia que hay entre dos terrones. Ustedes son extranjeros que llegan
por la noche a usurpar de la tierra lo que necesitan. No tratan a la tierra como her-
mana, sino como enemiga. Ustedes conquistan territorios y luego los abandonan,
dejando ahí a sus muertos sin que les importe nada. La tierra secuestra a los hijos
de los caras pálidas, a ella tampoco le importan ustedes.
Los caras pálidas tratan a la tierra y al cielo-padre como si fueran simples cosas

que se compran, como si fueran cuentas de collares que intercambian por otros
objetos. El apetito de los caras pálidas terminará devorando todo lo que hay en las
física, salud y sociedad

tierras hasta convertirlas en desiertos. Nuestro modo de vida es muy diferente al


de ustedes. Los ojos de los pieles rojas se llenan de vergüenza cuando visitan las
poblaciones de los caras pálidas. Tal vez esto se deba a que nosotros somos silves-
tres y no los entendemos a ustedes.
En las poblaciones de los caras pálidas no hay tranquilidad, ahí no pueden
oírse el abrir de las hojas primaverales ni el aleteo de los insectos, eso lo descubri-
mos porque somos silvestres. El ruido de sus poblaciones insulta a nuestros oídos.
Antropología

¿Para qué le sirve la vida al ser humano si no puede escuchar el canto solitario del
pájaro chotacabras?, ¿si no puede oír la algarabía nocturna de las ranas al borde
de los estanques? Como piel roja no entiendo a los caras pálidas. Nosotros tene-
mos preferencias por los vientos suaves que susurran sobre los estanques, por los
aromas de este límpido viento, por la llovizna del mediodía o por el ambiente que
los pinos aromatizan.
Para los pieles rojas el aire tiene un valor incalculable, ya que todos los seres
compartimos el mismo aliento, todos: los árboles, los animales, los hombres. Los
caras pálidas no tienen conciencia del aire que respiran, son moribundos insensi-
bles a lo pestilente.
Si les vendiéramos nuestras tierras, deben saber que el aire tiene un inmenso
valor, deben entender que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene. El

54
Un acercamiento a la complejidad

primer soplo de vida que recibieron nuestros abuelos vino de ese aliento. Si les ven-
diéramos nuestras tierras tienen que tratarlas como sagradas. En estas tierras hasta
los caras pálidas pueden disfrutar el viento que aroman las flores de las praderas.
Si les vendiéramos las tierras ustedes deben tratar a los animales como herma-
nos. Yo he visto a miles de búfalos en descomposición en los campos. Los caras
pálidas matan búfalos con sus trenes y ahí los dejan. No entiendo cómo los caras
pálidas le conceden más valor a una máquina humeante que a un búfalo.
Si todos los animales fueran exterminados, el hombre también perecería entre
una enorme soledad espiritual. El destino de los animales es el mismo que el de los
hombres. Todo se armoniza. Ustedes tienen que enseñarles a sus hijos que el suelo
que pisan contiene las cenizas de nuestros ancestros. Que la tierra enriquece con
la vida de nuestros semejantes. La tierra debe ser respetada. Enseñen a sus hijos lo

Marco Antonio Zapata Benítez


que los nuestros ya saben, que la tierra es nuestra madre. Lo que la tierra padezca
será padecido por sus hijos. Cuando los hombres escupen al suelo se escupen ellos
mismos. Nosotros estamos seguros de esto: la tierra no es del hombre, sino que el
hombre es de la tierra. Nosotros lo sabemos, todo se armoniza, como la sangre que
emparenta a los hombres. Todo se armoniza.
El hombre no teje el destino de la vida. El hombre es sólo una hebra de ese
tejido. Lo que haga en el tejido se lo hace a sí mismo. El cara pálida no escapa a ese
destino, aunque hable con su Dios como si fuera su amigo. A pesar de todo, tal vez
los pieles rojas y los caras pálidas seamos hermanos. Pero eso ya se verá después.


Nosotros sabemos algo que los caras pálidas tal vez descubran algún día: ellos
y nosotros veneramos al mismo Dios. Ustedes creen que su Dios les pertenece, del

física, salud y sociedad


mismo modo que quieren poseer nuestras tierras. Pero no es así. Dios es de todos
los hombres y su compasión se extiende por igual entre pieles rojas y caras pálidas.
Dios estima mucho a esta tierra y quien la dañe provocará la furia del Creador.
Tal vez los caras pálidas se extingan antes que las otras tribus. Está bien, sigan
infectando sus lechos y cualquier día despertarán ahogándose entre sus propios
desperdicios. Ustedes avanzarán llenos de gloria hacia su propia destrucción, alen-
tados por la fuerza del Dios que los trajo a estos lugares y que les ha dado cierta Antropología
potestad, quién sabe por qué designio.
Para nosotros es un misterio que ustedes estén aquí, pues aún no entendemos
por qué exterminan a los búfalos, ni por qué doman a los caballos, quienes por
naturaleza son salvajes, ni por qué hieren los recónditos lugares de los bosques con
sus alientos, ni por qué destruyen los paisajes con tantos cables parlantes. ¿Qué
ha sucedido con las plantas? Están destruidas. ¿Qué ha sucedido con el águila?
Ha desaparecido. De hoy en adelante la vida ha terminado, ahora empieza la
sobrevivencia.
Tal y como lo expuso el jefe Seattle es la idea que rescata la ecología profunda.
En lugar de sólo identificarnos con nuestros cercanos, deberíamos aprender a am-
pliar nuestra identificación con todos los seres vivientes: árboles, animales, plantas
e incluso suelos y paisajes, hasta incluir a toda la tierra en nuestra conciencia.

55
Un acercamiento a la complejidad

La ecología profunda plantea cuestiones sobre los propios fundamentos de nues-


tra moderna, científica, industrial, desarrollista y materialista visión del mundo y
manera de vivir. Cuestiona su paradigma completo desde una perspectiva ecológi-
ca, desde la perspectiva de nuestras relaciones con los demás, con las generaciones
venideras y la vida de la cual formamos parte. Mientras que el viejo paradigma se
basa en valores antropocéntricos (centrados en el ser humano), la ecología profun-
da tiene sus bases en valores ecocéntricos (centrados en la Tierra). Es una visión
del mundo que reconoce el valor inherente de la vida no humana. Todos los seres
vivos son miembros de comunidades ecológicas vinculadas por una red de interde-
pendencias. Cuando esta profunda percepción ecológica se vuelve parte de nuestra
vida cotidiana emerge un sistema ético radicalmente nuevo [ibid.:32].
En síntesis, esta visión de la complejidad por medio de la ecología profunda in-
Marco Antonio Zapata Benítez

vita a desarrollar una especial capacidad para escuchar a los demás, comprender sus
puntos de vista y superar las visiones unilaterales, unidimensionales y convergentes.
De este modo, con la ecología profunda se asume a la realidad del paradigma
de la complejidad, que significa ser capaz de concebir sin oposiciones la organiza-
ción, desorganización y autoorganización, así como integrar las realidades física,
biológica, cultural, social, psíquica, intelectual y espiritual, entre otras, que con-
forman al ser humano de manera simultánea. Por ello, se propone la necesidad de
una unidad de la ciencia en el marco de la Phycis generalizada en la cual se apre-
henda al mismo tiempo unidad y diversidad, continuidad y rupturas. Una perspec-

tiva transdisciplinaria que respeta la física, biología y antropología, pero golpea al


fisicismo, biologismo y antropologismo. Una ciencia capaz de integrar, articular,
física, salud y sociedad

reflexionar sus propios conocimientos. En definitiva, comporta una apertura epis-


temológica [Maas, op. cit.:95].

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Marco Antonio Zapata Benítez


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física, salud y sociedad
Antropología

57
Bullies, gangs y mobbing.
Nuevas amenazas
para los trabajadores
y para los contextos laborales

 Florencia Peña Saint Martin


Sergio G. Sánchez Díaz
Marco Antonio Zapata Benítez

Introducción
El trabajo asalariado se ha hecho central en la vida urbana contem-
poránea, tanto como fuente principal de ingresos para adquirir bienes
y servicios como convirtiéndose en el lugar de gratificación y realiza-
ción personales. En este contexto es importante tomar en cuenta que,
por ejemplo, en México la mayoría de la población en la actualidad
vive en ciudades, muchos están ubicados en empleos formales, los consi-
derados protegidos, aunque predominan ampliamente las actividades
denominadas informales.
Para el análisis de la dinámica y cultura organizacional de los
contextos laborales formales actuales, se ha tenido que desarrollar
un nuevo vocabulario capaz de dar cuenta de los procesos inéditos
que los caracterizan, entre otros, la presencia de violencia simbóli-
ca, la cual parece significarlos de manera creciente. Así, la literatura
anglosajona ha identificado a quienes sistemáticamente acosan a otros
como una estrategia para lograr imponer sus intereses, son llamados bu-
llies [Namie y Namie, 2003];1 en español, los acosadores o psicópa-
tas organizacionales. Si se trata de jefes acosadores, las acciones que
realizan se definen como bossing (de boss: jefe).
Sin embargo, los bullies con frecuencia buscan la complicidad
de otros integrantes del entorno laboral en su lucha contra individuos,
en particular quienes afectan sus intereses; al lograr la participación de
otros en la agresión se conforma un gang o grupo de acoso. En este

1
Aunque en Estados Unidos se usa el concepto bullying para nombrar al acoso
escolar llevado a cabo entre alumnos de primaria, secundaria y preparatoria.

59
Bullies, gangs y mobbing

escenario, la agresión se convierte en un evento colectivo, donde el o la bully es


frecuentemente instigador o instigadora principal de las acciones del gang contra la
víctima elegida y quien más se beneficia con la agresión que promueve, sin negar que
el resto de los integrantes del gang también suelen obtener ganancias secundarias a
Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata

la manera del “maiceo” de la política clientelar mexicana.


La agresión psicológica y emocional deliberada contra uno o varios individuos
dentro de un contexto laboral consiste en causarles con toda intencionalidad y
crueldad sufrimiento emocional profundo, afectando de manera recurrente e impune
sus intereses y violentando sus derechos. Estos son actos de gran violencia simbólica
y sólo cuando son llevados a cabo por un colectivo de manera sistemática y prolon-
gada en el tiempo puede hablarse de un verdadero mobbing [Peña et al., 2007].
En diversos países, el mobbing o acoso psicológico grupal en el trabajo (en ade-
lante apgt) es ya un problema que llama la atención de los analistas y defensores
de los derechos humanos, así como de los organismos internacionales, incluida la
Organización Internacional del Trabajo [Chapell y De Martino, 2006]. El escena-
rio privilegiado de estos estudios está siendo el empleo formal y ello no es casual.
Este tipo de empleo, en una época considerada “protegida”, se caracteriza hoy, en
general, por: bajos salarios, jornadas intensivas, contratos “a tiempo parcial”, po-
líticas de subcontratación, actitudes empresariales en contra de los sindicatos y
privatizaciones, entre otros, frente a un contexto generalizado de informalización
y precarización del empleo, así como subempleo y desempleo. Por otro lado, el

contexto urbano se caracteriza por individualización, necesidades de éxito, ma-


yores recursos económicos para insertarse en la sociedad de consumo y muchas
física, salud y sociedad

políticas laborales por dar estímulos por productividad.


El problema del mobbing empieza a ser reconocido, incluso etnográficamente,
en distintos países y contextos laborales.2 Sabemos que asume formas y direcciones
diversas, que se da de preferencia en contextos tóxicos y desestructurados y se
presenta en una amplia gama de organizaciones. Sabemos también que no es un pro-
blema poco frecuente o aislado. Además, se entreteje con otras formas de acoso
en los centros de trabajo, como el acoso sexual (sobre todo hacia las mujeres, aunque
Antropología

también hay hacia hombres) y la discriminación explícita a los trabajadores viejos,


enfermos, mujeres por el mero hecho de serlo, y “atípicos”, entre otros. El apgt
es próximo a nosotros como profesores e investigadores, pues es en los contextos
laborales de servicios en general, y universitarios en particular, donde más se presenta
[Westhues, 2004]. A pesar de ello, con frecuencia el fenómeno es incomprendido, ig-
norado, invisibilizado o eludido; asimismo, muchas veces este tipo de situaciones son
minimizadas con expresiones como “siempre han sido iguales”, “así somos aquí”, “ni
modo, pasa en todos lados”, “es la grilla”, “son los gajes del oficio”, etcétera.
Sin embargo, el estudio del mobbing ya ha reclamado un espacio como proble-
mática importante en la investigación acerca del trabajo en general, y de la salud
2
En fecha reciente se publicó en México el primer libro al respecto [Peña et al., 2007].

60
Bullies, gangs y mobbing

y condiciones de trabajo en particular. Como una contribución a su conocimiento y


estudio, en las páginas siguientes haremos una breve recapitulación en torno a los an-
tecedentes y contenido de este concepto; asimismo, daremos cuenta de un caso de
apgt en un centro de estudios universitarios, a partir de la investigación empírica.

Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata


La teoría
Sabemos que el apgt es propio de las llamadas sociedades complejas, sobre todo
en tiempos del neoliberalismo, cuando se han profundizado el individualismo y la
alta competencia, matizada por la necesidad de reafirmación personal, por el “ser
mejor” que los demás en el espacio laboral. Seguramente es un problema que ha
estado presente por mucho tiempo en los contextos laborales, pero sin una teoría ni
metodología para abordarlo y hacerlo visible. El maltrato o violencia psicológicos
desde hace mucho tiempo han sido abordados por las ciencias médica y discipli-
nas como la psicología y psiquiatría. El mobbing es una expresión particular de
esta violencia psicológica que busca maltratar, dirigida a la emocionalidad de la
víctima elegida que:
[...] se basa en comportamientos intencionados, ejecutados desde una posición de poder y
encaminados a desvalorizar, producir daño psíquico, destruir la autoestima y reducir la con-
fianza personal [...]. El maltratador se vale para ello de insultos, acusaciones, amenazas,
críticas destructivas, gritos, manipulaciones, silencios, indiferencias y desprecios [El Refugio


de Esjo, 2005].

Podemos decir que los estudios acerca del maltrato psicológico en general son

física, salud y sociedad


antecedente del apgt, éste no es sino una de sus expresiones. Por motivos de es-
pacio no abordaremos el problema del acoso moral en distintos ámbitos que nos han
acompañado desde hace siglos (como en los hogares), sino que entraremos directamen-
te al tema del apgt.
Como ya se ha dicho en incontables textos, fue el alemán Hanz Leynman en
1980, en Suecia, quien identificó la conducta de los acosadores mediante los efec-
tos devastadores en la emocionalidad de las víctimas, a partir de encontrar un patrón en Antropología
el contexto laboral de sus pacientes más afectados psicológicamente. Así creó el
concepto, desarrolló una teoría y metodología para estudiarlo y dio cuenta de sus
terribles consecuencias para la salud física y emocional de las víctimas [Hirigoyen,
2001]. El psiquiatra norteamericano Carroll Brodsky escribió un libro al respecto
en 1976, antes que Leymann, pero el grado de desarrollo y sistematización de este
último hizo que fuera a él a quien se le reconociera la visibilización relativamente
universal del fenómeno.
La lista de acciones en contra de la víctima es muy amplia y cambia según la
cultura y contexto laboral. En general, se caracteriza por insinuaciones malévolas
y descalificación al desempeño de la víctima; quitarle trabajo; o bien, asignarle
mayores cargas, manteniéndola en constante presión; y exagerar sus errores, mien-
tras se descalifican o ignoran sus logros y aciertos; por tanto, la persona víctima

61
Bullies, gangs y mobbing

del mobbing es degradada de múltiples maneras. Su fin es molestar e incomodar a


la víctima creándole una angustia insoportable, que incluso puede convertirse en
alguna patología con manifestaciones físicas, inseguridad dolorosa y sensación de
rechazo, entre otras, para lograr su retiro del trabajo, dejando de estorbarle a los
Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata

grupos. Es decir, el apgt tiene que ver con la imagen de un grupo o grupos de traba-
jadores que hostigan a otro u otros; o bien, con cómplices de la política empresarial
y/o de alguna esfera de poder.
En suma, este problema se refiere a todas aquellas manifestaciones en los traba-
jos que llevan al maltrato, acoso y humillación constante y recurrente, perpetrado
por un grupo. Por lo anterior, podemos decir que el mobbing es multifacético, no es
un problema que pueda verse sólo como proveniente “de arriba”, de la dirección
de las empresas (aunque el contexto neoliberal actual está jugando de manera muy
importante en su generación [Peña y Sánchez, 2007b]. Los estudios advierten que
el problema puede llegar “de abajo” hacia arriba, siendo ejercido a partir de los
propios trabajadores hacia sus jefes, o ser “horizontal” y darse entre los mismos
trabajadores. Por supuesto, también existe entre cuadros directivos, partidos polí-
ticos y otras organizaciones que compiten por recursos.
Según una encuesta aplicada por la misma Hirigoyen [op. cit.], los individuos
de entre 46 y 55 años de edad pueden ser más objeto de mobbing que otros; las
mujeres lo viven con mayor frecuencia que los hombres, y como el acoso está estre-
chamente vinculado con las múltiples formas de discriminación en el trabajo y fuera

de él, están presentes motivos raciales, religiosos, por enfermedad, defecto físico u
orientación sexual, entre otros. En suma, todos aquellos que son diferentes pueden
física, salud y sociedad

sufrir mobbing. Pero no sólo ellos, también los sindicalistas, quienes “dan el pitazo”
y sobre todo, quienes no “comulgan” con las prácticas y vicios de la comunidad,
es decir, los éticos, honestos, trabajadores, sobresalientes y populares, en contextos
deshonestos y/o mediocres.
En el estudio de situaciones de mobbing se ha encontrado una de las contribu-
ciones más sugerentes e inquietantes a la vez: en ciertas comunidades el instigador
principal y gang del acoso puede ser “mediocre inoperante activo”, mia [González
Antropología

de Rivera, 2005]. Aquellos que se saben mediocres y poco talentosos para las ta-
reas asignadas que participan de ese estado de mediocridad organizacional, son
quienes inician el acoso hacia el “amenazante” (generalmente el que sí tiene las
capacidades y talentos necesarios y por ello los opacan, provocándoles sentimien-
tos de rencor y envidia).
Así, los rumores, chismes y falsos que se levantan en contra del “extraño” o
“amenazante” (la alteridad, diríamos como antropólogos), que a fuerza de repe-
tirse hasta se vuelven verdades colectivas, así como la división de los contextos en
bandos procurando hacer socialmente incorrecto juntarse o apoyar al “señalado”,
empiezan a configurar una atmósfera enfermiza en todo el centro de trabajo. Esto
termina por afectar a todos, crece y enrarece el ambiente como un verdadero “con-
tagio” que envuelve a la comunidad. Pareciera que una consigna ronda por todos

62
Bullies, gangs y mobbing

los rincones, pero a la vez incomoda a todos: “Hay que destruir al elegido”, que no
es otro sino aquel que amenaza los cotos de poder de los “mediocres inoperantes
activos”, narcisistas, oportunistas y deshonestos. En esta dinámica pueden partici-
par amplios sectores en los contextos laborales; el “diferente” amenaza con su sola

Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata


presencia y trabajo cotidiano.
En la generación del mobbing, desde luego, coadyuvan las políticas actuales en
las empresas porque propician mayor competencia entre los diversos sectores que las
conforman una empresa con crecientes cargas de trabajo y la exigencia de mayor
productividad, así como “premios” e incentivos hacia los “mejores”.
Otro elemento que parece estar coadyuvando a la generación del apgt ha sido
la reducción de la jornada laboral en Europa a 35 horas semanales, la cual ha lle-
vado a una creciente intensificación del trabajo y una mayor competencia entre los
trabajadores. Es decir, según Hirigoyen [op. cit.], una medida que parecía benéfica
devino en su contraparte. Las formas de organización del trabajo más participati-
vas, menos jerárquicas, en donde la dirección de la empresa “deja hacer” y no se
adelanta a los conflictos, también son propicias para que unos grupos se impongan
a otros con prácticas deshonestas de acoso [ibid.]. De nuevo, un contexto aparen-
temente favorable para los trabajadores, de elaboración de propuestas propias y
mayor libertad mediante relaciones laborales más participativas, deviene, por la
lucha informal que se instala para controlar los espacios en beneficio propio, en
escenarios propicios para la competencia abierta por los recursos y poder, dando


lugar al apgt.
De igual manera, aquellas instituciones desestructuradas y con una atmósfera

física, salud y sociedad


descompuesta y malsana son más propicias para que surja el apgt porque en éstas
los grupos luchan por el control informal. También se crea un marco propicio al
apgt de “arriba a abajo” con la presencia de cuadros directivos megalómanos, nar-
cisistas, que se creen dioses y estar por encima de los humanos comunes, incapaces
de aceptar los puntos de vista de los trabajadores.
Desde luego, se sabe ya bastante de los efectos negativos en las organizaciones
y la salud de las víctimas del apgt y de otras problemáticas generadas en los traba-
Antropología
jadores quienes lo han vivido [ibid.].

¿Y su práctica?
A continuación expondremos la práctica del mobbing tal como la observamos en
un espacio de trabajo formal: una escuela pública de educación superior dedicada
a la docencia, investigación y difusión del conocimiento en una disciplina social y
que es parte de una institución mayor con presencia nacional, ubicada en el sector
cultura (el resto de universidades pertenecen al sector educación).
En la época cuando tuvo lugar el episodio que aquí relataremos (2000-2003),
la escuela de nuestro interés contaba con alrededor de 100 académicos de base y una
población “flotante” de aproximadamente 300 profesores de asignatura, es decir
contratados “temporalmente” por un semestre, pagados según su grado y materia

63
Bullies, gangs y mobbing

que impartían. Contaba también con alrededor de 60 administrativos de base y


otros tantos contratados bajo el régimen conocido como “honorarios”: contratos
temporales, renovables cada seis meses, que no están protegidos con prestaciones
laborales. Estos trabajadores pueden ser contratados o no a consideración de la
Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata

autoridad en turno, sin que la institución reconozca ni esté obligada a tener una re-
lación laboral permanente con ellos, personal para la atención a aproximadamente
2 mil estudiantes en varias licenciaturas y posgrados. La proporción entre alumnos
de licenciatura y posgrado es de 10:1, mientras que la de los profesores de tiempo
completo es 1.5:1, ilustrando uno de los muchos problemas de organización y
estructura de la institución.
En esta escuela se percibe un ambiente de carencias; por ello, periódicamen-
te se demanda aumento de presupuesto, aunque más como inercia para explicar
las muchas deficiencias internas —toda ineficiencia se justifica con falta de re-
cursos— que como una profunda necesidad en verdad sentida, porque de alguna
manera su dinámica se ha ajustado a los recursos que posee. Sin embargo, la lucha
por apropiarse de éstos explica en gran parte la vida cotidiana de la escuela. Hay
indiferencia cuando la apropiación de recursos es realizada por ciertos grupos,
mientras las autoridades en turno les “repartan”. Pero puede haber agresividad
y beligerancia (vía el mobbing) cuando este estado de cosas se ve amenazado por
prácticas y políticas de mayor equidad.
Quizá por ello no se percibe un gran empeño por parte de los académicos de tiem-

po completo ni de las autoridades por buscar recursos externos para llevar a cabo
sus labores de investigación y vincular a la escuela de una manera más eficiente.
física, salud y sociedad

Además, si bien hay alguna colaboración entre diversos grupos de profesores de


tiempo completo, se palpa un ambiente de individualismo y dispersión, sin objetivos
institucionales, metas comunes ni compromiso real con la institución y su dinámica
académica.
Hay que agregar otros elementos. Por ejemplo, los salarios de base de los acadé-
micos son bajos en relación con los de otras instituciones y los requisitos de los tabu-
ladores permiten el ingreso de profesionistas de bajo perfil, dado que a diferencia
Antropología

de la tendencia nacional y casi todas las otras instituciones, no se exige doctorado


ni un gran currículum para concursar. Además, los grupos de académicos definen
los perfiles de las plazas colegiadamente, por especialidad, así que para ingresar a los
programas docentes influye más tener apoyos fuertes dentro de cada especiali-
dad que una gran trayectoria académica. De forma sistemática y desde hace años,
como en una especie de “goteo”, se ha dado la salida constante de académicos de
alto nivel y reconocimientos diversos hacia otras instituciones. Los de alto nivel
que están ahí, en general, buscan espacios de trabajo y vínculos académicos fuera
de la institución, lo cual tampoco fortalece su nivel interno.
Aunque en los patios de la institución siempre se han visto vendedores “infor-
males” (se venden libros, cd’s, dvd’s, artesanías, café y ropa), en los últimos tres
años el despliegue de éstos ha aumentado exponencialmente. Asimismo, última-

64
Bullies, gangs y mobbing

mente por los pasillos se acumulan sillas rotas y pilas de diversos enseres en cajas de
cartón tapadas con plástico (que en el pasado reciente se tuvo cuidado de remover, sin
que a nadie parezca importarle que reaparecieran por todos lados, lo cual da pistas
para detectar en esta población la falta de búsqueda de la estética y necesidad de es-

Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata


pacios dignos, los cuales impactan de manera positiva la afectividad y emocionali-
dad). El aspecto general de la escuela, físicamente hablando, no está muy deteriorado,
los edificios principales que datan de hace más de 20 años se ven bien y destaca el
edificio más nuevo: la biblioteca.
La institución tiene una imagen hacia el exterior de ser “de izquierda”; trabajar
o estudiar en este lugar ha estado asociado con cierto radicalismo. Lamentable-
mente, a pesar de que dentro no se quiera reconocer, la acompaña en los últimos
tiempos cierto desprestigio académico y falta de seriedad en los procesos, así como
la idea de que ahí priva “la grilla” y no el trabajo serio. Esta tradición es de larga
data, desde que a finales de los años sesentas y principios de los ochentas del siglo
pasado en esta escuela se vivieron intensamente los movimientos estudiantiles, ac-
tuando dentro de ésta corrientes de la izquierda para “democratizarla”, incluso a prin-
cipios de los setenta tuvo un corto periodo de “autogobierno”. También se dieron
episodios de profesores notables y con mucho prestigio quienes fueron expulsados
por su postura política. Hay combatividad (no siempre manifiesta, pues la escuela
también acostumbra sumirse en largos periodos de apatía) que más bien es rudeza
y capacidad de protesta cando el status quo se ve amenazado, por así decirlo, en el


quehacer político cotidiano.
Desde los años sesentas del siglo pasado existe una cultura de cuestionamiento

física, salud y sociedad


permanente y sospecha hacia las autoridades y el Estado; se da desde todos los
lugares de trabajo y pasa, desde luego, por las aulas. La autoridad es a menudo
negada y rebasada por quienes supuestamente deberían estar subordinados a ella.
¿Cómo es que esa cultura surgió y ha permanecido en esta institución? Hipotetiza-
mos dos canales principales. Por un lado, diversos profesores forjados en la cultura
de “la grilla” y manipulación de asambleas, que pasaron a ser parte de la planta de
tiempo completo en la década de los setenta y controlaron un espacio importante, Antropología
golpeando desde ahí a las autoridades de la institución mayor y a las de la escuela,
incluso a la antropología como disciplina (tachada por ellos de “ciencia burguesa”).
Tomaron el control de la escuela, cambiaron los planes de estudio erradicando la
antropología y sustituyéndola por “marxismo” e impusieron a la asamblea como
máximo órgano de gobierno, misma que controlaban ellos mismos, haciéndolos
muy poderosos, permitiéndoles desde allí instaurar la improvisación completa y
decisiones siempre cambiantes, según sus intereses del momento. Durante esos
tiempos la escuela perdió toda estructura e iniciativas diversas se pusieron en mar-
cha, como volverse antropólogo sin ir a las aulas, sino mediante un proceso de
discusión permanente basado en un esquema de “libre aprendizaje”, avalado por
la asamblea. A lo anterior se agrega que, por años y como consecuencia de esta
dinámica, la institución careció de normas y reglas claras, sólo contaba con un

65
Bullies, gangs y mobbing

reglamento elaborado en los años cincuenta al cual ya nadie hacía caso. Así, de los
años setenta a los noventa la escuela se improvisó a sí misma de manera constante
y contó con la “asamblea general” como máxima instancia de “gobierno”, la cual
se regía por usos y costumbres, no por un reglamento escrito y legal sobre la toma de
Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata

decisiones.
En la escuela se vivía un ambiente de denuncia pública, animadversión vitrió-
lica hacia el Estado burgués y autoridades no afines a sus posiciones, tachadas
siempre de antidemocráticas (democracia/antidemocracia se constituyeron como
palabras talismán, usadas como justificación de muchas de las acciones emprendi-
das y fuente de la alteridad),3 así como votar por todo y en cualquier espacio (hasta
a los profesores, planes de estudio y contenido de las materias) e imponérselo a los
demás (las votaciones eran sagradas por “democráticas”, aunque quienes votaran
excluyeran a otros con los mismos derechos y se autoadjudicaran la decisión sobre
tópicos que nadie les había concedido).
Otro canal pudo ser una cultura experta en agredir de forma sistemática me-
diante descalificar, golpear, cercar e, incluso, destituir autoridades, presionando
en acción concertada de grupo, a partir de instigar al colectivo a sumar fuerzas
en estas aventuras (es decir, utilizando mobbing, aunque entonces no se teorizara
así). Consideramos que esta parte pudieron aportarla algunos profesores de origen
sudamericano, quienes durante los años ochenta se incorporaron a la institución y
venían de países donde estas prácticas eran puestas en marcha por el Estado en contra

de la izquierda para justificar la represión, tácticas que fueron fértiles en un contexto


ya desestructurado.
física, salud y sociedad

Así, la actual cultura organizacional en esta escuela pudo generarse por una
suerte de hibridación entre los métodos de acción de la “izquierda” mexicana “de-
mocrática” con aspiraciones autogestivas, dadas sus posiciones antagónicas con la
autoridad (asumida como representante de los intereses del Estado y los grupos en
el poder nacional) y los comportamientos de algunos profesores sudamericanos que
instigaban al colectivo a tomar posición y a actuar a favor de esta “democracia”,
utilizando rumores y calumnias malintencionadas en los pasillos, mientras en lo
Antropología

personal tendían alianzas con las autoridades,4 después “premiando” a quienes


los apoyaban (gracias a sus alianzas “hacia arriba”); imponiéndoles luego lealtad
y lanzándolos como sus “representantes” en la mayor cantidad de instancias de
decisión posibles, para asegurarse el control de las mismas.
Desde entonces y hasta la actualidad, la escuela se precia de “democrática” (con-
cepto que sigue siendo la principal palabra talismán).5 En efecto, pueden observarse

3
Sólo que haciendo las mismas cosas, unos son considerados democráticos —los nuestros— y
otros estigmatizados de antidemocráticos. Los antidemocráticos están en problemas, fácilmen-
te pueden ser víctimas del mobbing.
4
En el discurso las criticaban, seguramente para estar a tono con el contexto interno.
5
Aunque cuenta con un Reglamento General sólo desde 1993.

66
Bullies, gangs y mobbing

continuamente toma de decisiones basadas en el voto directo de “los sectores” de la


institución (en los consejos, cuya composición mueve la balanza hacia fortalecer
a las autoridades). “Los sectores” son los alumnos, profesores y trabajadores (nunca
se incluyen a las autoridades) son otra palabra talismán, al igual que los “represen-

Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata


tantes” a los consejos (que en ocasiones lo son, pero de los grupos acosadores, que
más bien hablan en nombre de ellos y no de sus representados). Sin embargo, los
jefes de carrera y hasta el mismo cargo de director se “eligen” en una modalidad
más atemperada de “democracia”: mediante una “terna”, quedando en manos del
director6 decidir quién ocupa tal o cuál cargo a partir de ésta, sin tener que designar
a quien ganó las votaciones.
Desde que se puso en marcha este reglamento han habido cuatro elecciones en la
escuela y sólo una no fue ganada por el “candidato oficial” de las autoridades de
la institución mayor (candidata, porque era mujer). Las consecuencias de este desacato
serán narradas líneas más adelante: el resultado fue la práctica del mobbing mixto7
durante toda su gestión. El conjunto de procesos ha propiciado que en la escuela
los grupos puedan imponer su ley, al margen de reglamentos y “saltándose” a las
autoridades. Cualquier decisión tomada por votación se asume como “democráti-
ca”, siendo común la apropiación ilegal de facultades no reglamentarias en dichos
procesos de votación.
Sin duda, la instauración8 de su reglamento general le dio cierta claridad a la
escuela en cuanto a un conjunto de procedimientos (mecanismos de toma de de-


cisiones y definición de instancias de decisión, entre otros), pero este estatuto creó
los problemas más graves en la institución durante la siguiente década. En prin-

física, salud y sociedad


cipio, es un ordenamiento legal muy deficiente, por ejemplo revuelve normas con
procedimientos; es demasiado extenso, farragoso e incluso contradictorio. Ade-
más, dejó sin regular muchas de las cuestiones académicas importantes, se basa en
prácticas endogámicas y creó legalmente feudos académicos a manera de espacios
cerrados de decisión, que son ahora uno de los mayores problemas de funciona-
miento de la escuela. A ello se agrega que pocos en el plantel realmente conocen
a fondo dicha normativa, hasta las autoridades la violan sin afrontar ninguna
Antropología
consecuencia.
La instauración del reglamento (1993) se dio por procedimientos autoritarios y
atendiendo a una demanda de la entonces Dirección General del inah. El proceso
de su “aprobación” interna estableció alianzas entre quienes participaron en favor
en este proceso, que con el tiempo se convirtieron en un importante grupo de po-
der en la institución.

6
Tanto de la escuela como de la institución mayor.
7
A manera de efecto pinza, con la participación de autoridades superiores y “las bases” de
la escuela.
8
Imposición, según el sentir de muy amplios sectores que vivieron el proceso [González
Arias, 2007].

67
Bullies, gangs y mobbing

El proceso dejó una herida que aún no sana bien en la escuela. Sin embargo, los
consejos que contempla el reglamento heredaron inercialmente el funcionamiento
de la asamblea, pero son más fáciles de controlar: basta garantizar consejeros afines
que cuiden los intereses de los grupos que los avalan, lo cual estaba en riesgo en
Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata

las asambleas, por ser éstas más plurales [González Arias, 2007]. Ciertamente,
esta nueva normativa desbarató a la asamblea general como máximo órgano de
gobierno, consolidando al grupo que promovió el reglamento dentro de la Escuela
también en la institución central. La propuesta de normativa generó mucho con-
flicto interno, se sometió a referéndum y acabaron imponiéndose los reglamentos
señalados en contra de la voluntad colectiva. Luego, los promotores principales de
éstos accedieron a cargos en la institución a nivel nacional, que en 2001 incluyó la
Dirección General. A lo largo de los años, este grupo se ha mantenido con impor-
tantes cargos, tanto en la escuela como en la institución mayor. Ello a pesar de que
en años recientes accedieron a la Dirección General de la institución individuos no
tan estrechamente vinculados con el grupo al cual hacemos referencia.
Hacia “arriba”, es decir hacia la institución mayor, recién se observaron di-
versos mecanismos de control y sujeción por parte del grupo hacia quien ocupó
la dirección general en sustitución de uno de sus aliados. Las protestas ante sus
acciones incluyeron la movilización, denuncia pública y acusaciones de todo tipo
para atar de manos y controlar a este director general no afín a ellos, que amena-
zaba con afectar sus intereses. Esos métodos se reproducen hacia “abajo”, en la

misma escuela, con el mismo objetivo de control. Como veremos más adelante, el
mobbing es una efectiva opción siempre posible de ser aplicada hacia quienes no se
física, salud y sociedad

dejan controlar y también sirve de lección para los demás.


Sin lugar a dudas, el control de amplias franjas de la institución, y sobre todo
de la escuela, le significa mucho a este grupo: su reproducción a partir del control de
presupuestos, contrataciones, designaciones en cargos como las subdirecciones y
jefaturas de la escuela, hasta los numerosos contratos de “honorarios” en el área
administrativa, que no son tan visibles.
El grupo ubicado en la institución nacional mantiene estrechos vínculos con
Antropología

individuos y grupos de poder en la escuela; a veces resulta difícil deslindarlos, verlos


y entenderlos. Dichos vínculos configuran una tupida red de relaciones clientela-
res basada en el acceso a los recursos señalados, a cambio de apoyo y respaldo.
Parecería ser una relación de tipo patrimonialista que ve a ambas instituciones
como botín.
En la escuela pueden observarse individuos afines a ese grupo y a los subgru-
pos leales; todos conforman esa red clientelar que va de la escuela a la institución
mayor. Algunos de esos individuos (hombres y mujeres) son especialistas en inti-
midar a quienes los rodean. Son verdaderos acosadores e instigadores de violencia
colectiva al ser capaces de ejercer una deshonestidad cínica difícil de narrar. Es
indudable que quienes los apoyan internamente obtienen “premios”, como con-
tratos y cargos, sin méritos académicos que los justifiquen, sólo por sus vínculos

68
Bullies, gangs y mobbing

con los instigadores principales.9 Emplean tácticas diversas, sus ataques son tanto
sutiles como abiertos, manipulan el entorno para conseguir aliados, tanto entre los
compañeros de trabajo como entre los estudiantes, en consonancia con las auto-
ridades centrales que forman parte del grupo. Dado que a quienes no los siguen

Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata


suelen someterlos al mobbing, la lista de sus “cadáveres en el closet”10 es larga y data
de hace ya 25 años. La técnica resultó exitosa y puesta en práctica incluso por los
estudiantes y se fue convirtiendo en parte esencial de la cultura de la organización,
siendo en mucho responsable de la poca eficacia de ésta.
Los instigadores y su grupo difunden una atmósfera de temor: gritan y hacen
aspavientos por los pasillos de la escuela; hay una cultura interna de miedo hacia
ellos, pero también de complicidad porque, como ya dijimos, quienes los apoyan y
aplauden obtienen puestos, espacios y recursos de la escuela. Los “apoyadores” (per-
tenecientes al primero y segundo círculo de acoso) [Parés, 2007] suelen ser me-
diocres inoperantes activos [González de Rivera, op. cit.], que por méritos propios
nunca obtendrían los ascensos que pertenecer al grupo les garantiza. Esto contri-
buye de manera significativa al bajo perfil académico de esta escuela.
Por ello el disgusto, la queja, la parálisis disfuncional interna, la tensión y el
conflicto suelen ser comunes. Chismes, rumores infundados y hasta calumnias
francamente cínicas se difunden en pasillos y salones, sobre todo en contra de
aquellos a quienes los acosadores consideran sus enemigos, los que amenazan sus
intereses. Las discusiones académicas están ausentes de las instancias colegiadas, la


falta de estructura las sume en una mediocridad paralizante de discutir y rediscutir
decisiones pueriles no reglamentadas. Además, permite favorecer y castigar a quienes

física, salud y sociedad


los colectivos deseen, tomando decisiones en favor o en contra, según se trate de un
aliado o “enemigo”.
Salvo coyunturas específicas, hasta ahora, tanto el grupo acosador principal
como los subgrupos enquistados en la escuela han logrado conservar los espacios
institucionales que de antaño controlan y el acceso a partes importantes del presu-
puesto. Por ello, podemos hablar de un consenso cómplice entre el grupo principal
y los subgrupos e individuos de la red clientelar, en una relación que tiene mucho
Antropología
de patrimonialista.11
El imaginario de la escuela puede calificarse como una especie de autoengaño.
Desde esa visión imaginaria, sigue siendo muy buena y teniendo fama y prestigio
mundial por su calidad académica y por ser “democrática y revolucionaria” cuando,
en los hechos, tiene una estructura “feudal”, baja productividad (aunque existen
profesores, trabajadores y alumnos de muy alta calidad) y bajos índices de desem-

9
El conocido “maiceo” de la política mexicana nacional.
10
Personas que en el pasado han sido víctimas de estas tácticas ejercidas por los mismos
instigadores.
11
El concepto consenso cómplice se ha utilizado en la sociología del trabajo para definir este tipo de
relaciones patrimoniales. Al respecto vease el trabajo de la socióloga Cuéllar [2002].

69
Bullies, gangs y mobbing

peño en su objetivo principal: formar los alumnos (las tasas de retención, rezago,
egreso y titulación son alarmantes en relación con los criterios establecidos a nivel
nacional) [Peña, 2003]. Podemos hablar entonces de una cultura de la simulación
y negación psicológica de la realidad que acompaña a las prácticas de acoso psico-
Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata

lógico grupal ya mencionadas.

Mobbing en la gestión 2000-2003


Pero a veces no todo es terso para la red clientelar y acosadora; por ejemplo, en el año
2000 ascendió a la dirección de la escuela una directora que no pertenecía a los
grupos y subgrupos acosadores. De 1994 a 1999 había vivido procesos inerciales en
la Escuela, pero hizo una mala evaluación del origen del problema: concluyó que fal-
taban planes y programas de desarrollo académico, así que se registró como candi-
data a la dirección de esta escuela con el afán de promoverlos. Ella ya era doctora y
tenía una trayectoria académica, así que con esta propuesta ganó la votación a dos
candidatos vinculados a los grupos acosadores que entraron al proceso de elección
trabajando en equipo. Falta imperdonable.
Pronto, la nueva dirección empezó a recibir las “presiones” de los grupos y
subgrupos acosadores que entonces controlaban la institución a nivel nacional;
autoridades del más alto nivel de la institución provenían directamente del grupo
acosador principal. Desde el inicio de su gestión se le tendió el cerco: buscando la
sujeción de la nueva directora y utilizando “el poder de su firma”, así como con

un discurso de aliado, le “sugirió firmemente” (le impuso) a un funcionario muy


importante (el subdirector de la escuela) para tratar de “invisibilizarla”. Este fun-
física, salud y sociedad

cionario impuesto se esforzaba en presentarla como inepta, lo cual hace formular


la hipótesis que tal vez desde un principio se planeó desplazarla del cargo de di-
rectora... todo era cuestión de tiempo. De las muchas acciones realizadas en este
sentido, como ejemplos del mobbing mixto que se puso en marcha, expondremos
sólo algunas:
1. Individuos ligados a los grupos acosadores buscaron hacerse de la dirección
de un programa de posgrado. Una de las instigadoras históricas de mobbing
Antropología

en la escuela, quien encabezó al grupo acosador más fuerte, coptado a lo


largo de 25 años, en complicidad con este subdirector impuesto, manipuló la
elección para salir “ganadora”. A solicitud escrita expresa y desesperación
de la mayoría de los profesores y alumnos del programa, la directora optó
por asignar a otro candidato, una mujer sin vínculos con los grupos e in-
dividuos acosadores. Se desencadenó entonces un episodio claro y visible
de mobbing, en donde participó de forma muy activa uno de los delegados
sindicales (quien también se había registrado como candidato a dirigir este
programa). La académica recién designada fue objeto de chismes, descalifi-
caciones personales y burlas hirientes, crueles e irrespetuosas. El ambiente
tóxico se agudizó; a decir de esta persona, las agresiones hacia ella se ex-
tendieron incluso entre quienes no formaban parte del grupo acosador, así

70
Bullies, gangs y mobbing

que muchos académicos de ese programa participaron en el acoso descali-


ficador a esta nueva autoridad, la cual terminó renunciando.
2. Los grupos acosadores redactaron diversas cartas de protesta dirigidas a la
directora con copia “a la comunidad” y al director general, que pegaban

Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata


en las paredes del plantel, en donde presentaban a la escuela en caos, en
medio de graves dificultades y cualquier incidente era ampliamente mag-
nificado en su contra. Los grupos lanzaron mensajes con frases talismán
para justificar estas acciones en el colectivo, como “no tiene proyecto”12 y
una clara advertencia: “no está creando consensos”, es decir, “no está com-
placiéndonos y se está quedando sola, a nuestra merced”. El acoso llegó al
grado de hacer llamadas a la escuela avisando la existencia de bombas, se
trataba de sembrar un ambiente de miedo e incluso terror y molestia en la
comunidad. Esto sucedía por lo menos una vez a la semana, a veces más. La
desestabilización organizada estaba ya en marcha.
3. Los afanes del director general por desestabilizarla lo llevaron a efectuar un
enroque con un alto funcionario de otras de las dependencias de la insti-
tución. A espaldas de la directora, faltándole profundamente al respeto en su
cargo, negoció que un director de otra área se fuera a la escuela como nuevo
subdirector, mientras el funcionario de la escuela originalmente impuesto, sa-
liera de la misma al puesto que el otro dejaba. Los dos sabían que en esta
negociación la directora había sido marginada. Los directores generales


tienen ese poder porque ellos hacen los nombramientos, pero en general
respetan a la escuela, que además es vulnerable porque todos los recur-

física, salud y sociedad


sos provienen de la institución mayor, protestas públicas terminan en el no
otorgamiento de los presupuestos correspondientes.
Este nuevo funcionario en la escuela seguramente tenía “línea” del di-
rector general, quien lo utilizó muy bien adulándolo y dándole poder para
minimizar el de la directora, juego al que éste se prestó muy gustoso. En
este clima sobrevinieron fracturas creadas por este nuevo subdirector, com-
pitiendo de manera abierta por el liderazgo interno en el “equipo directivo”. Antropología
En medio de un clima de denuncias en contra de la directora, renunciaron
este funcionario y otros dos elementos importantes del grupo directivo. An-
tes de la renuncia el director general los recibía en sus oficinas, les hablaba
por teléfono, dándoles el mensaje claro de que estaba con ellos y no con
la directora.
A pesar de la crisis interna que sin duda le provocaron, pronto la di-
rectora rearmó su equipo de trabajo con elementos afines a ella, con buen

12
El lenguaje en el mobbing es paradójico [Parés, 2007b]. La escuela tiene una trayectoria desde
1971 de falta absoluta de proyectos, esta directora ha sido la única que estructuró los proyec-
tos académicos que en el discurso aún sostienen a la escuela —aunque en los hechos son un
sonado fracaso, el cual ahora “no se ve”—, pero en 35 años a nadie más se le ha “reclamado”
la ausencia de éstos.

71
Bullies, gangs y mobbing

nivel académico y una trayectoria de honestidad. Aquí es importante señalar


que el nuevo alto funcionario “enrocado” hacia la escuela, antes de re-
nunciar, dijo a la directora que de seguro no ganaría un referéndum. Por ello,
puede suponerse que la idea de someterla como nueva etapa de mobbing a
Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata

tal proceso provino también de la Dirección General, dado que desde ahí
se controlaba a este funcionario.
4. Los grupos acosadores en una nueva etapa concertada, coparon la instancia
denominada por el reglamento interno como “la máxima instancia colegi-
da de la escuela”, con elementos absolutamente leales a ellos. Implementa-
ron desde ahí una medida clásica del mobbing: aislar a la víctima, cortándole
toda comunicación con los sectores, pero asegurándose de hablar siempre
mal de todo lo que ella hacía en ellos. Su consigna en la instancia colegiada
era clara: “no dejarla hablar”, “no reconocer su investidura”, “no negociar
acuerdos”, “no aprobar sus proyectos”, “tratar de imponerle decisiones”,
etcétera. Incluso trataron de exigir y asignar a la directora tareas nuevas,
sólo con el fin de luego declararla “incompetente”; la presionaron para que
ingresaran los alumnos no aceptados en el examen de admisión para hacerla
impopular, pero no lo lograron. Un capítulo aparte que aquí sólo dejamos
mencionado es la clara misoginia existente en varios de estos consejeros.
Ellos, hombres de poca formación académica y carrera gris, no soportaban
bien a una mujer con doctorado que los rebatía sin miedo y con una trayec-

toria de productividad y trabajo.


En las sesiones colectivas, esos elementos provocaban, amenazaban, in-
física, salud y sociedad

terrumpían y cuestionaban a la directora y a su equipo, el cual sin embargo


alcanzó logros importantes sin perder el foco principal ni la brújula, como
los diversos financiamientos concursados con proyectos evaluados por pares
externos que impactaron de manera positiva en el desarrollo de la escuela.13
Todo ello no sólo sin el apoyo de la instancia colegiada, sino a pesar de los
afanes distractores y consumidores de energía y tiempo de ésta.
Sin importarles estos logros inéditos en la escuela, el grupo y los subgru-
Antropología

pos ideaban más y más maneras para buscar y justificar la salida de la di-
rectora por renuncia o remoción, para lo cual la Dirección General daba
siempre señales políticas de aliento a los grupos, imposibles de narrar a
detalle en este espacio.
5. El ambiente hostil se agudizó, la consigna era hacerla renunciar. Fuera
de toda norma, el grupo y los subgrupos se lanzaron a organizar el refe-
réndum, seguramente ideado en la Dirección General, amenazándola con
que, si lo perdía, tenía que renunciar. Los consejeros consultaron a “sus
sectores” sobre la conveniencia de efectuar o no dicho referéndum. El repor-

13
Un hecho insólito e inédito en una escuela, acostumbrada a depender sólo de los recursos
internos.

72
Bullies, gangs y mobbing

te de sus consultas en la instancia colegida fue una cínica burla, tratando


de forzar que la aprobación de realizar el referendum ganara. A manera de
ejemplo, aquí consignamos lo que un “representante” de los profesores
de tiempo completo dijo: “yo obtuve listas con firmas, una amplia mayoría

Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata


en mi sector se inclina por el referéndum, pero ¿qué creen? dejé las listas en
un cajón de mi escritorio y me las robaron, pero pido que se considere el
voto a favor del referendum en mi sector”. Sin embargo, como la escuela
realmente no se involucró en este proceso y ya estaban próximas las vaca-
ciones de diciembre, no pudieron concretar dicho acuerdo.
6. Entonces, los grupos acosadores crearon otro conflicto importante que
coadyuvó en la profundización del ambiente tóxico ya existente en el posgra-
do, hasta el aire ahí se hizo irrespirable. Esta vez pretendieron aprovechar la
conflictiva situación provocada por ellos mismos en contra de la directora.
El posgrado había estado varios meses involucrado en elaborar programas
para concursar por prestigio y recursos económicos en una instancia financia-
dora. Cada programa vigilaba celosamente su propio programa y no dejaba
espacio para la acción colectiva que demandaba la respectiva convocatoria. En
un programa fue tal el nivel de conflicto en un contexto en donde cada
grupo quería que sus intereses fueran prioritarios en sus respectivos progra-
mas, que una de las instigadoras principales del acoso llamó a dos de sus
colegas de muy alto nivel académico “viejas conspiradoras”. Un conjunto


de profesores renunciaron a este programa, viendo en su salida la única
opción académica posible para posteriormente formar otro programa. Sin

física, salud y sociedad


embargo, a petición de los alumnos por reconsiderar esta decisión que los
afectaba, trataron de reincorporarse a su espacio. Los grupos acosadores se
opusieron: era su oportunidad de oro para monopolizarlo.
Esto generó una de las situaciones más difíciles y tensas en la gestión de
la directora: al momento de revisar los programas respectivos para entregar
a la instancia financiadora, descubrió que los grupos acosadores habían
borrado a un conjunto de 20 profesores de muy alto nivel, varios de tiempo Antropología
completo en la escuela, incluyéndola a ella misma. Entonces, la directora
dejó intacto el programa de estos docentes, pero incorporó a la planta de
profesores excluida de forma arbitraria en un apartado separado como par-
te del mismo posgrado. Esto sucedió exactamente el último día laborable
antes de un periodo vacacional de dos semanas, así que giró un oficio a to-
dos los programas comunicando esta acción y envió los proyectos a la instancia
que correspondía.
Al regresar del periodo vacacional, una de las principales instigadoras
obtuvo en la instancia financiadora una copia del programa entregado. Esto
fue aprovechado por los grupos acosadores, haciendo uso de manipulación
malintencionada para acusar a la directora de imponer una reestructura-
ción al margen “de la comunidad” (otra palabra talismán), es decir, no

73
Bullies, gangs y mobbing

consensuada. Por supuesto, como nuevo ejemplo de lenguaje paradójico,


ignoraron que esta acción simplemente buscaba una salida para defender
el derecho de los profesores excluidos y subsanar las divisiones internas,
sin afectar en nada su propia propuesta. Los grupos acosadores sustentaron
Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata

de manera pública la tesis de que se estaba ante una dirección de la escue-


la nefasta y autoritaria, a la que había que combatir frontalmente. Obvio,
nunca aceptaron que ellos habían tratado de aprovecharse de la coyuntura
para apropiarse del programa expulsando a casi 20 profesores de muy alto
nivel de ese mismo posgrado, acción que fue evitada por la intervención de
la directora de la escuela y comunicada por oficio a todos los programas (lo
que en realidad los enfureció fue, otra vez, “no salirse con la suya”).14
De nuevo, los compromisos clientelares de la Dirección General se hi-
cieron evidentes. En los hechos, apoyó a los grupos acosadores y organizó
mesas “de negociación”,15 que más bien sólo eran distractoras y dirigidas
a consumir tiempo, mientras permitía que en la escuela se consumara la
apropiación de ese programa por parte del grupo acosador. Como la única
salida para el legítimo reingreso de los profesores excluidos, la directora,
en el ejercicio legal de sus funciones, destituyó a la jefa de ese programa
(pieza clave en la exclusión) y designó en el puesto a un investigador de pri-
mer nivel académico y honestidad de hierro, a quien los grupos no tardaron
en hacerle también mobbing, mismo al que él siempre supo responder de la

forma correcta.
7. Los grupos se lanzaron entonces a una nueva gran campaña de agitación: como
física, salud y sociedad

se dice, “se fueron con todo”. Mientras los consejeros colocaban un gran
cartel solicitando la renuncia de la directora, grupos de profesores se lanzaron a
juntar firmas que apoyaran esta solicitud. En la escuela se dijo por todos los
rincones que la Dirección General ya les había prometido que con 1 500 firmas
destituía a la directora. La mayoría en la escuela se mantuvo al margen de
las acciones activas de esos grupos, pero muy pocos profesores apoyaron
a la directora de manera espontánea, aunque los hubo, haciéndolo muy
Antropología

valiente y creativamente; sí lo hicieron los alumnos, quienes “salonearon”,


recabaron firmas y organizaron eventos de discusión pública para neutralizar
el conflicto. Seguramente por ellos tampoco esta nueva escalada resultó en la
renuncia o destitución de la directora.

14
En este grupo que perpetraba un atentado contra los derechos de 20 profesores estaban los dos
delegados sindicales; sin embargo, nadie en su base les pidió cuentas o la renuncia. ¿Desam-
paro aprendido en esta escuela? Muy posiblemente, la red clientelar garantiza casi absoluta
impunidad. ¿Para qué protestar si de todas maneras nunca pasa nada y el protestante queda
“en la mira”?
15
En las que solicitó que no participara la directora “para no polarizar”, es decir, para complacer a
los acosadores, a la vez que le quitaba poder, y que sucedían mientras el proceso de apropiación
continuaba.

74
Bullies, gangs y mobbing

Durante todo el proceso, el director general siempre recibió en sus oficinas a


los grupos en “rebeldía” (acosadores). De diversas formas les lanzaba mensajes de
apoyo; por ejemplo, enviando a una representante suya a las reuniones que reali-
zaban en la misma escuela, era como si les dijera: “sigan conspirando, cuentan con

Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata


mi apoyo”. A pesar del severo acoso que se llevó a cabo, la táctica de los grupos
acosadores nunca fructificó, en parte porque la directora y su equipo directivo
nunca se doblaron, implementaron medidas de autodefensa y, a pesar del acoso,
lograron proyectos importantes para la escuela.

Desenlace: el fracaso del mobbing y la recuperación de la escuela


La directora se sostuvo y concluyó su periodo. Entonces, desde la Dirección Ge-
neral se favoreció que los grupos acosadores recuperaran la institución; para ello
contó el desgaste del grupo en torno a la directora acosada, con el hecho de que el
candidato miembro del equipo de la directora saliente no tenía su base laboral en la
institución (era “externo”, no sólo a los grupos acosadores sino a la misma escue-
la), quien llevó a cabo una campaña sólo con una base estudiantil y planteó algunos
cambios necesarios en la escuela (lo cual resultaba inadmisible en un contexto
institucional y neurotizado por el desgaste provocado por los grupos acosadores
durante tres años), además de la intensa campaña interna de los grupos acosa-
dores durante el proceso de elección mismo.
Por supuesto, este candidato también recibió ataques y calumnias de todo tipo


en los pasillos y aulas de la escuela. Se manipulaban y tergiversaban todas sus pro-
puestas, criminalizándolas. Algunos profesores de tiempo completo se volvieron

física, salud y sociedad


activistas de la Dirección General para desacreditar al “candidato del continuis-
mo”, el cual incluso fue tachado de fascista en panfletos elaborados por uno de los
grupos acosadores más notables de la escuela.
Mientras eso sucedía, la campaña del candidato de los grupos acosadores con-
tó con todo el apoyo del director general de la institución, de manera antirregla-
mentaria ni siquiera renunció al puesto el cual lanzó la consigna entre profesores de
tiempo completo y trabajadores administrativos de base: “no se hagan bolas, el bueno
Antropología
es mi candidato”, así como comentarios casuales e informales: “ya quiero que en
la escuela esté alguien con quien yo pueda trabajar para apoyarle”, y ese “alguien”
era muy claro para todos.
El candidato que provenía de los grupos acosadores puso en el centro de
su campaña la idea de promover la paz16 y “recuperar a la instancia colegiada en su
esencia”.17 Así que no se trataba de rescatar a la institución de los grupos acosa-
dores que la habían tomado, sino ¡de la directora saliente!, la cual supuestamente

16
Reforzando la idea de que la guerra había sido desatada por la directora, no por los acosadores:
un nuevo caso de lenguaje paradójico.
17
Asimismo, manipulando los hechos para ocultar que dicha instancia había sido paralizada por
el grupo acosador, no por ella.

75
Bullies, gangs y mobbing

había impedido su funcionamiento con su “autoritarismo” (basado en conocer los


reglamentos y tratar de que la escuela funcionara con base en ellos).
Más de 30 profesores de tiempo completo aclamaron públicamente esta idea,
poniendo sus nombres en una gran manta en el patio central de la escuela. Así,
Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata

avalaron gustosos el mensaje de la Dirección General, algunos teniendo diversos


y concretos intereses personales basados en ganancias secundarias a cosechar con
esta acción. Ninguno de ellos osó mencionar ni una palabra en torno al papel de
los grupos acosadores en la paralización de esta instancia colegiada. El mundo al
revés, pues.
El consenso cómplice de la mayoría volvió a manifestarse en un gran apoyo
para que ganara el candidato de los grupos; una copiosa votación le otorgó un
indiscutible triunfo. Hoy, esta escuela ha vuelto a ser el paraíso de los grupos aco-
sadores: los más activos en la campaña de acoso a la anterior directora ocuparon
los principales puestos de la dirección, subdirectores y jefes de carrera, sin méritos
académicos.
El rezago de la institución se profundiza: los únicos logros de la siguiente di-
rección (2004-2007) tuvieron como base la continuación de los proyectos impulsa-
dos por la directora anterior (2000-2003), pero sin capacidad para concretarlos. A
pesar de ello, “los sectores de la escuela” ahora están en calma. Nadie protesta por
nada... ¡la escuela es como debe ser!

Reflexiones finales
Hemos realizado un recorrido por la teoría y la práctica del apgt pero, como siem-
física, salud y sociedad

pre, la realidad es más rica que cualquiera de sus representaciones. Vemos, sin
embargo, que esa teoría ayuda a repensar y entender qué hay detrás de algunos
contextos laborales en apariencia “conflictivos”. Problemas como los aquí analiza-
dos son muy clásicos en escuelas y universidades, en donde detrás de la conflictividad
hay comportamientos generados por grupos acosadores dispuestos a defender sus
cotos de poder a toda costa y que se sienten amenazados por quienes promueven
la honestidad en el manejo de los recursos, así como equidad y cambios de fortale-
Antropología

cimiento académico. Las propuestas de los estudiosos del apgt van explicando y
desentrañando este tipo de relaciones.
Por supuesto, no hemos agotado todos los problemas que el apgt genera en los
centros de trabajo. Uno muy importante es el que tiene que ver con el impacto en
la salud de todos en este tipo de situaciones (en otro texto ahondamos en ello [Peña
y Sánchez, 2007a]). En la actualidad ya se conocen los efectos del apgt en términos de
la salud de quienes lo viven directamente. Ha sido reportado que puede tener efectos
devastadores en las “víctimas”: emocionales, psicológicos, en sus relaciones sociales y
sus finanzas. Hay estudios que demuestran que algunas víctimas presentan síntomas del
llamado “síndrome de estrés postraumático”, propio de quienes han estado en guerras
o han sido víctimas de tortura y secuestro, con efectos de muy larga duración e incluso
incapacitantes de por vida [ibid.].

76
Bullies, gangs y mobbing

También pueden experimentar alteraciones emocionales y psicológicas: falta


de capacidad de concentración, insomnio, cambios de humor, ataques de pánico,
ansiedad, pesadillas, sentimientos de inseguridad, hipervigilancia, culpa, conductas
autodestructivas (consumo de drogas y alcohol), pensamientos suicidas y de vio-

Florencia Peña • Sergio G. Sánchez • Marco A. Zapata


lencia hacia otros, y un largo etcétera. Hacemos un llamado a que alumnos y
profesores visualicemos esta problemática, incluso en nuestros espacios laborales
y escolares próximos.
En la escuela estudiada, el mobbing o apgt ha provocado un ambiente tóxico,
individualista, fatalista y pesimista, de continua frustración, enojo y desacuerdo cró-
nicos. Nadie está contento, la queja y malestar son permanentes. Hay miedo al
autoritarismo y audacia cruel de los grupos acosadores, que no es la primera vez
que demuestran públicamente lo que son capaces de hacer. Sus “cadáveres en el
closet” suman decenas. Quizá también ya hay “desamparo aprendido”: protestar
y denunciar sus irregularidades no sirve de nada.
Quizá entre el personal de la escuela haya depresiones, palpitaciones, migra-
ñas, insomnios, hipertensiones e incapacidades médicas que tienen este origen,
ausentismo y hasta muertes. Pero nadie se ha ocupado de dichos problemas en esta
institución. El que no resiste se va en silencio. Una de las profesoras quien renunció
producto del acoso del cual fue objeto nos manifestó en su momento: “no vale la
pena que empeñe aquí mi vida; comienzo a sentirme inútil, a dudar de mí misma,
a no dormir bien, a no tener hambre, a estar triste, decaída y asténica”. Otra traba-


jadora nos dijo en una plática casual: “se terminan mañana las vacaciones, ya tengo
dolor en el estómago, nervios, ansiedad; es horrible pensar que mañana tengo que

física, salud y sociedad


volver a sufrirla [su jefa acosadora]”.
Por tanto, consideramos necesario seguir estudiado las diferentes expresiones de la
violencia en el trabajo, entre ellas el mobbing, tanto teórica como metodológicamente
y mediante el trabajo de campo. Es indispensable un mayor conocimiento y conciencia
del hostigamiento y hostigamiento grupal en los contextos laborales, con el fin de su-
marlos a la agenda de la lucha por el “trabajo decente”, hoy tan en boga, así como por
la defensa de la salud y vida de los trabajadores de esta y otras instituciones, objetivos
Antropología
importantes en la agenda política de los grupos verdaderamente democráticos,
preocupados por dignificar los espacios laborales.

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78
Femminielli. Los travestis
en la cultura popular napolitana

 Marinella Miano Borruso

Introducción
En cada sociedad, la pertenencia al género está definida con base en
el sexo biológico, circunscribiendo los ámbitos de competencia so-
cialmente atribuidos a hombres y mujeres. No obstante, en muchas
sociedades existen personajes “anómalos”, caracterizados por com-
portamientos sociales y prácticas sexuales invertidos en relación con
los asociados a su sexo de forma convencional. Las diversas culturas
ha dado múltiples respuestas a la sexualidad no ortodoxa: algunas
han creado ámbitos específicos de acción y representación [De Bar-
bieri, 1991] para los sujetos sexualmente “atípicos”, integrándolos
a la normalidad de la vida cotidiana; otras los han negado, excluido
o reprimido.
La sociedad occidental ha creado valores, modelos y comporta-
mientos que nacen y se desarrollan mediante una rígida distinción
entre lo masculino, lo femenino y su “necesaria” complementación
sexual, catalogando bajo diversos nombres aquellas personas que no
se reconocen en la rígida contraposición entre macho/hombre y hem-
bra/mujer ––homosexual, lesbiana, travesti, transexual, bisexual––.
Se origina así una visión del mundo muy simplificada y bastante se-
lectiva que crea comportamientos, actitudes y lenguajes del cotidiano
que dan lugar y alimentan prejuicios, exclusión y discriminación.
Por el contrario, la literatura etnográfica presenta interesantes
ejemplos de inversión de género por medio del travestismo, la integra-
ción social de estos personajes anómalos y, a menudo, su conexión a la
esfera mágico-sagrada. En varias culturas amerindianas1 de Nortea-

1
Mohave, Navajo, Illinois, Sioux, Zuni, Cocopa, Apache, Crow, Yurok.

79
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

mérica, se llamaba berdache a aquel “individuo anatómicamente varón que asumía


hábitos, ocupaciones y comportamientos del otro sexo para realizar un cambio
de estatus de género” [Callender-Kochems, 1983:443, en D’Agostino 2000:32]. Su
estatus le concedía la capacidad, socialmente reconocida, para desempeñar tareas
relativas a la mediación de matrimonios, prácticas mágicas y curación. “Los berdache
son chamanes, curanderos, exorcistas, videntes, y ocupan una posición central en
las ceremonias, un lugar privilegiado en relación a todo lo que pone en juego la di-
mensión simbólica” [Desy, 1978:90]. Entre los mohave, un varón se volvía del género
opuesto tras una visión que le enviaban los espíritus totémicos [Devereux, 1973].
En la India, desde el siglo viii aC se ha registrado el reconocimiento social de
los hijras, culturalmente definidos como “ni hombres ni mujeres”. “Han nacido
hombres y por medio de una operación quirúrgica ritual se convierten en una
tercera categoría sexo/género” [Nanda, 2003:262]. Veneran a la diosa madre hin-
Marinella Miano Borruso

duista Bahuchara Mata, sobre todo asociada con el transgenerismo. El término se


traduce de forma habitual como “eunuco” o intersexuado, no por homosexual; el
poder de ser hijra reside en la renuncia a la sexualidad y en la transformación del
deseo sexual en poder sagrado y ascetismo. Visten, se arreglan y se comportan
como mujeres. Tienen una importante función en las bodas, después del nacimien-
to de un niño cantan, bailan y bendicen al niño y a la familia para que sean más
fértiles y prósperos en nombre de la diosa.
Entre los zapotecos del Istmo de Tehuantepec, los muxe han sido estudiados

desde el enfoque de los estudios de género como uno de los elementos que confor-
man la construcción y organización de género en la sociedad [Miano, 2002]. Asi-
física, salud y sociedad

mismo, he destacado su protagonismo social en relación con las esferas vivenciales


o espacios liminales del ser.
Los muxe también pueden ser curanderos y videntes y en general son la prima donna en aquellos
espacios liminales que hombres y mujeres descuidan o no pueden ocupar: la estética, de los cuer-
pos y de los espacios cotidianos, de los objetos y las áreas sagradas; el erotismo; el sentido de
liviandad ante lo cotidiano, la risa y el juego como construcción e interpretación de lo cotidiano,
la alegría de la vida en contraposición a la solemnidad cultural del existir, el manejo cotidiano
Antropología

de la seducción o más bien la seducción como eje de la existencia [ibid.:180].

Femminielli en Nápoles
En este texto queremos presentar los avances etnográficos de una investigación en
curso sobre un interesante caso de institucionalización cultural de inversión de gé-
nero en el ámbito metropolitano y occidental, sobre todo en Nápoles, lugar donde
existe una forma de “cambio de género” peculiar y desconocida en otros países eu-
ropeos, cuyos actores sociales son conocidos con el nombre de femminielli.2 Se trata de

2
Hay que aclarar que, excepto el trabajo de Simonelli, más enfocado a la descripción de los
rituales del “matrimonio dei femminielli” y “la figliata”, que describiremos más adelante, no
se han hecho estudios sobre este fenómeno de travestismo urbano y jamás se ha puesto en co-

80
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

individuos, genéticamente varones, quienes se reconocen con una identidad feme-


nina ostentada mediante sus comportamientos, nombres, vestidos y apariencias,
y que son protagonistas de toda una serie de actos dirigidos a afirmar, exhibir de
forma permanente y legitimar en lo ritual su pertenencia al género femenino. Sin
embargo, la declinación del término femminiello siempre es en masculino, como
prueba la costumbre de festejar el día de su santo, considerando el nombre mascu-
lino de nacimiento en lugar del femenino de adopción.
De una forma muy similar a la estudiada en relación con los muxe zapotecos,
las familias populares napolitanas no consideran una desgracia tener hijos varones
diferentes y no marginan al femminiello; es más, lo integran a la familia y en el
contexto más amplio del callejón, calle o barrio. La gente de los barrios populares
donde ellos viven en general desprecia a los homosexuales; no obstante, reconoce
y respeta a los femminielli. Su diversidad, que parece manifestarse desde la adoles-

Marinella Miano Borruso


cencia, es culturalmente aceptada. El femminiello ––como el muxe–– se ocupa de las
actividades del hogar, cuidar a niños y ancianos e incluso a los de las vecinas que
salen a trabajar, hace trabajos de costura y mandados para las vecinas; también es
un excelente peluquero o, como se decía antiguamente, capera: mujer encargada
del cuidado del cabello que, yendo de casa en casa, conoce todos los secretos y los
chismes del barrio. El femminiello a menudo es considerado capera con una diversa
connotación: no tanto como chismoso (aunque también lo sea con singular entu-
siasmo y vocación) sino de alguien que sabe y está bien informado de las personas


y acontecimientos de actualidad. Hay cuentos populares que hablan del Rosario dei
femminielli, ritual cuya existencia real es un misterio, se realizaba periódicamente

física, salud y sociedad


como una especie de servicio informativo o radio del barrio.
No obstante que su presencia sea todavía bastante consistente, los signos de la
tradición que los caracterizaba están desapareciendo con la difusión, rápida e
inexorable, de la cultura de masa. Nuestra preocupación, y la que está como base de la
investigación, es recuperar sus huellas antes que el polvo del tiempo las borre de
manera definitiva.
Por observación etnográfica se calcula que la población de femminielli está inte-
Antropología
grada por cerca de 2 mil individuos. Hoy en día en Nápoles ha quedado un menor
número, pues sobre todo los más jóvenes emigran al norte de Italia, donde las
mejores condiciones de vida y la mayor riqueza aseguran una mejor remuneración
del trabajo sexual, al cual a menudo se dedican. A partir de los años ochenta hubo
un cambio radical de su presencia social: el fenómeno transexual y trangender3 se

rrelación los diversos ámbitos de acción y representación de los femminielli, en especial aquellos
vinculados a la esfera mágico-sagrada que propongo como objeto de estudio. Sin embargo, este
enfoque se ubica más bien en la antropología histórica que en la etnografía, ya que por desgracia
la situación actualmente ha cambiado.
3
Los sexólogos han acuñado la palabra transexual para aquellos individuos que no sintiéndose a
gusto con su pertenencia biológica, desean ser también físicamente del sexo opuesto y por lo tanto
buscan la reasignación del sexo biológico. El término trangender surge en el ámbito de la psiquiatría

81
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

volvió visible y se difundieron la cirugía plástica y los tratamientos hormonales.


Las nuevas generaciones de femminielli y buena parte de la anterior comenzaron
a nombrarse trans, contracción de la palabra transexual que sin embargo, en esta
versión, engloba también las definiciones de travestido y transgénero. Muchos de los
rituales y funciones tradicionales se han abandonado para dedicarse aún más al
trabajo sexual. En esta década en Italia y Europa en general hubo una verdadera
explosión de la demanda sexual hacia los trans, a raíz, además, de la notable inmi-
gración de travestis brasileños, cuya belleza física y glamour causó un gran entu-
siasmo en los machos europeos. En las entrevistas, los femminielli ancianos decían
que fue un periodo de oro para ellos, pues se sentían valorados y apreciados como
transexuales, figura más conocida a nivel internacional, además de remunerados
económicamente como tales. Esto les permitió, también, poder hacerse de dinero
suficiente para pagar cirugías plásticas ––no la reasignación de sexo–– y formar un
Marinella Miano Borruso

pequeño patrimonio (casa, ahorros) para enfrentar la vejez. En los últimos años la
antigua tradición de vida, con sus reglas y rituales, sobrevive sólo en pequeños gru-
pos compuestos sobre todo por personas de edad mayor quienes viven en el barrio
Quartieri spagnoli (barrios españoles),4 antiguo barrio popular cerca del puerto, cen-
tro y encrucijada de la microcriminalidad urbana y de economías improvisadas.

Matrimonio e figliata
En 1983 el etnógrafo Simonelli, prematuramente desaparecido, describió dos ri-

tuales de la tradición cultural popular de los cuales son protagonistas: el matrimo-


nio de los femminielli; y la figliata, es decir dar a luz de forma simbólica a un hijo
física, salud y sociedad

por parte de un femminiello con su respectivo bautismo.


En el matrimonio de los dos femminielli, uno asume el papel femenino y otro
el masculino. No obstante que es una ficción temporal, la ceremonia se parece a
una boda común: la “novia” se viste con el vestido blanco tradicional; su “novio”
de oscuro, además, participan amigos y parientes, una madrina viste la novia y el
evento está documentado en un “álbum de familia”. Por lo general, la ceremonia
se realiza al atardecer ante una iglesia, cuyas puertas están cerradas, entre arroz y
Antropología

ovaciones a los novios, mientras los transeúntes se paran extasiados y pasmados por
las luces de las cámaras y la fastuosidad del evento. A la solemnidad de la ceremo-
nia sigue el festejo tradicional en un lugar público, con un pastel y banquete nupcial,
donde participan otros femminielli e invitados: hombres, mujeres, niños, viejos, vecinos
y mascotas.
El ritual más original, cuyo origen es todavía misterioso, es el de la figliata. Al
cumplir nueve meses de “casados”, después de un embarazo también simulado la “es-

norteamericana (Harry Benjamín) y hace más bien referencia al ámbito de la identidad genérica,
ya que la categoría se usa para definir los individuos que no quieren ser físicamente del sexo opues-
to, sino expresan el deseo de vivir y ser socialmente reconocidos como del sexo opuesto.
4
Este nombre deriva del hecho que en estos barrios residían hasta el siglo ix los soldados y
la aristocracia española del Virreinato de Nápoles.

82
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

posa”, a la presencia de pocos íntimos, escenifica el alumbramiento, acompañado


por el sufrimiento regular de las parturientes, expresado en gritos, quejidos e in-
vocaciones. La “esposa” se retuerce de dolor en la cama a la merced de los do-
lores del parto, rodeada de otros femminielli, quienes le ofrecen ayuda con paños
húmedos, agua, caricias y exhortaciones, hasta que da a luz. En el culmine del
alumbramiento, de forma simbólica, el femminiello expulsa de entre las piernas una
muñeca de trapo o madera, llamada la pupata (que exhibe siempre un exuberante
sexo masculino) y es recibido con gran regocijo por las comadres, quienes ofrecen
a los presentes vermouth y babá en abundancia.5 Después, el recién nacido es exhi-
bido en público de manera ritual y la pupata es custodiada con celo como amuleto.
El bautismo ritual es la prima uscita (primera salida), cuando el “niño” es llevado a
visitar otra pareja de femminielli que ha tenido un hijo, y luego a un gran festejo
público en algún restaurante. Esta práctica marca el ingreso del recién nacido a la

Marinella Miano Borruso


sociedad.
La ritualidad del matrimonio y la figliata, casi desaparecida por completo, tam-
bién puede rastrearse en antiguos documentos. En el Museo de San Martino, en
Nápoles, algunos grabados del siglo xvi representan a Pulcinella, el más clásico de
los personajes; y máscaras napolitanas, en versión hermafrodita en acto de em-
pollar los huevos o parir. En 1897 el antropólogo criminalista Abele di Blasco
documentó este acto en su libro El matrimonio dei femminielli, celebrado en los ba-
rrios españoles, bajo el título de ‘O spusarizio masculino (El matrimonio entre dos


hombres).
El lugar del rito es casi siempre una sucia posada, donde un día en una hora establecida se

física, salud y sociedad


encuentra el amante, algún músico de acordeón y guitarra y una cantidad de ‘ricchioni (homo-
sexuales) que acompañan la tímida ‘muchacha’. Después de un baile erótico el más anciano
desea a la feliz pareja una buena noche, la noviecita, antes de salir, reparte bizcochos y vino. Al
día siguiente el “ricchione”, el más anciano, lleva a los esposos leche y café y revisa en tálamo
para asegurarse que el sacrificio se realizó en plena regla […]; nuestros femminelli de día se
ocupan de los quehaceres domésticos y luego, a cierta hora, se ponen en la ventana, esperando
Antropología
a sus amantes [traducción mia].

El matrimonio y la figliata no representan una relación real ––ni sexual ni de


unión o constitución de la pareja–– entre los femminielli protagonistas; ambos ritos
son la escenificación de rituales sociales teatralizados. Simonelli opina que
[…] con el matrimonio y la figliata se vuelven intérpretes de un rito colectivo que los coloca
como protagonistas absolutos de la unión de los sexos por excelencia, casi a querer perso-
nificar la “pareja primordial”, que nace precisamente de su “abstracción sexual”, a su vez
referida al mito de la “androginia divina” [1983; traducción mia].

En las ceremonias, la numerosa presencia de individuos “normales” ––familiares,


amigos, vecinos, incluidos mujeres, viejos y niños–– testimonia el reconocimiento

5
Este ritual ha sido descrito también por Curzio Malaparte en su libro La pelle [2000].

83
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

social del cual gozan estos personajes y evidencia cómo el travestismo no constitu-
ye una forma de desviación, sino una expresión sexual que tiene su propia figura
encarnada en el femminiello; puede ser objeto de burlas y bromas, pero siempre con
una actitud de complicidad y cordialidad. El pueblo considera que “se nace femmmi-
niello”, se trata de una condición de diversidad natural, sin culpables. El travestismo
entonces no es considerado camuflaje de la virilidad sino la condición de una
realidad por tradición presente6 en la realidad partenopea.7
A estos signos de integración se agregan otros que dan una idea de la dimen-
sión del fenómeno a nivel popular. Se cree que el femminiello “trae buena suerte”,
como las personas que tienen una joroba (es la contraparte del “jettatore”, también
figura popular institucionalizada que, contrario al primero, trae “mala suerte”
––jella–– con su mirada o por su sencilla presencia [De Martino, 1960]). Por ello,
los femminiello son delegados para distribuir parte de su fortuna a los otros en las
Marinella Miano Borruso

rifas y a menudo son invitados a presenciar fiestas y ceremonias como bautismos,


confirmaciones, bodas y en general aquellos momentos de sociabilidad en donde
se reconoce la comunidad. Grupos de femminielli amenizan las fiestas con cantos,
danzas y espectáculos del repertorio de la tradición napolitana, con una particular
predilección para la Sceneggiata, forma de teatro popular napolitano que alterna el
drama con la canción. Un grupo de tres femminielli, Le Coccinelle, se volvió famo-
so en todo el territorio nacional durante los años ochenta, por su repertorio teatral
y musical totalmente tradicional.8

6
Desde hace siglos, en la cultura popular napolitana se trasmiten historias de travestis y hay una
física, salud y sociedad

fuerte representación de personajes travesti en la narrativa, el teatro y las fiestas populares. Por
otra parte, la existencia de una gran cantidad de niños y adolescentes castrados para obtener las
famosas “voci bianche” (voces blancas) a partir del siglo xvi, ya que Nápoles era la capital mun-
dial del “bel canto”, ha hecho que la figura de “andrógino” fuera bastante familiar.
7
Partenopea es sinónimo de napolitana, pues hubo un tiempo en que Nápoles se llamaba Par-
ténope, en honor a la más bella de las sirenas, hijas de la ninfa Calíope y del dios río Aquello,
que quisieron encantar a Ulises cuando éste pasó con su barco frente a las costas donde ahora
se encuentra Nápoles. La leyenda dice que, al verse impotentes de hechizar a Ulises y sus tripu-
lantes, las sirenas enloquecieron de furia y se suicidaron. Cuando los cadáveres de las sirenas
Antropología

volvieron a la superficie del mar, las olas los arrastraron hacia las costas italianas. Y aconteció
que el cuerpo de Parténope fue a parar a una playa donde había una soberbia roca que los nati-
vos llamaban Megaris. La gente del lugar, marineros y pescadores, quedaron maravillados ante
la aparición de aquel ser fabuloso. Y uno de ellos, viejo lobo de mar que conocía las historias y
leyendas de los griegos, identificó a Parténope y propuso que la enterraran ahí mismo, junto a la
roca Megaris. Luego fundaron a su alrededor una ciudad a la que llamaron Parténope, en honor
de la bellísima sirena. Tras una terrible peste, por sugerencia del oráculo de Cuma, los habitantes
decidieron cambiar este nombre por el de Nea Polis (nueva ciudad), que con el tiempo se convir-
tió en Nápoles. Pero sigue siendo la ciudad de la sirena Parténope y este nombre se sigue usando
ocasionalmente; la cultura popular sostiene que por eso “siempre los napolitanos cautivan hasta
hoy al mundo con su hermoso canto”.
8
El teatro dialectal napolitano, como la comedia del arte veneciana, ha tenido una difusión na-
cional e internacional a partir de las grandes interpretaciones de Eduardo De Filippo y sus
hermanos, a su vez hijos de arte y de un gran compositor teatral, Viviani, desde la primera mitad
del siglo xx.

84
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

En otros contextos, la presencia a veces protagónica de los femminielli testimo-


nia su privilegiada relación con el ámbito simbólico mágico-sagrado, en particular
con el juego, los espíritus de los muertos y antiguas divinidades asociadas a la
sexualidad.

Tombolone napoletano o tumbulella


En Italia es muy popular durante Navidad y Año Nuevo el juego de la tómbola,
que en México se llama lotería o, en su versión importada, bingo. La describo por
años, desde mi infancia hasta ahora; la he venido jugando en la familia y entre
amigos. La tómbola tradicional está formada por 48 o más cartelle, fichas, con
15 números puestos al azar, cinco por cada fila formada por nueve casillas; y un
tablero que lleva los 90 números, pintados o labrados en cubiletes de madera que
se colocan en una bolsa de yute para ser extraídos por el jugador quien atiende al

Marinella Miano Borruso


tablero y extrae los números. En Nápoles, en lugar de la bolsa, se usa un canasto
en forma de cono o panariello el cual, según la interpretación popular, simboliza
un útero femenino. Las fichas se “venden” a cada participante del juego por una
pequeña suma que formará parte del monto de los premios puestos en juego. Un
jugador puede “comprar” tantas fichas cuanto se siente capaz de atender, en ge-
neral no sobrepasan las seis. Quien extrae los números y los pone en el tablero
también participa, pagando las seis cartelle que componen el tablero. Los números
extraídos en las fichas los cubríamos con frijol, garbanzo, lentejas o pequeños pe-


dazos de papel de color.
Dos números sobre una misma fila forman un “ambo” ––al cual corresponde

física, salud y sociedad


un monto mínimo––; tres forman una “terna” ––monto un poco mayor––; cuatro
forman una “cuaterna” ––ya el premio es mucho mejor–– cinco forman una “cinqui-
na” ––buen premio––; y por último, con todos los números de una ficha cubiertos, es
tómbola, a la que corresponde el premio mayor.9
Sin embargo, la tómbola napolitana tiene características específicas que la dife-
rencian de la que las familias italianas por tradición juegan durante las mencionadas
festividades. En la tumbulella, nombre en lengua vernácula, cada número está aso-
Antropología
ciado a un significado específico; la persona que atiende el tablero y extrae los
números, en general los “llama” (en su doble significado de extraer y nombrar) por
su significado. Por ejemplo, dice “la desgracia”, en lugar del 17; “las piernas de la
mujer”, en lugar del 11; “muerto que habla”, en lugar del 48; “el tonto”, en lugar
del 23; etcétera.10 En las familias más tradicionales siempre había algún personaje

9
Para dar una idea del nivel del juego familiar, cuando era niña cada cartella valía cinco liras
(el precio de una paleta). Si éramos bastantes jugadores y se agotaban las 48 cartelle, más las seis del
tablero, se llegaba a una suma de 270 liras así repartidas: 10 liras para el ambo, 20 para la terna,
40 para la quaterna, 60 para la cinquina y 140 para la tómbola.
10
Éstos son los números con sus significados según el tablero del Tombolone napolitano editado
por Marotta a Napoli: 1. Italia; 2. la niña; 3. la gata; 4, el cerdo; 5. la mano; 6. la que mira al
piso (el sexo femenino); 7. los pecados; 8. la inmaculada; 9. los críos; 10. el cañón; 11. las piernas

85
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

––hombre o mujer–– quien conocía más que otros los significados de los números. El
gusto de todos los participantes era que fuera éste quien “llamara” los números,
pues a la diversión se agregaba el elemento histriónico y teatral expresado en jue-
gos de palabras, chistes, burlas y alegría que involucraban a niños y adultos.
En Nápoles, la tumbolella no se juega sólo durante Navidad y Año Nuevo; las
sociedades barriales de las zonas populares organizan estos juegos durante todo
el año. Dichas sociedades están constituidas sólo por mujeres y femminielli. Los
números son reemplazados por sus significados e incluso, muy a menudo, por una
metáfora del significado, sobre todo cuando éste se presta a interpretaciones de
tinte sexual, como si fuera un clásico albur mexicano.
Casi siempre un femminiello es el encargado de “llamar” (extraer) los números,
sea porque se le atribuye aquella capacidad de traer y distribuir la buena suerte, sea
porque tiene un gran conocimiento del significado asociado con cada número,
Marinella Miano Borruso

sea por la capacidad de teatralizar y dramatizar el juego a través del lenguaje, del
manejo de la lengua vernácula y de sus capacidades histriónicas, dando así cierta
espectacularidad a la situación vivida y compartida en el juego.
Hoy en día, en ocasión del último trabajo de campo realizado en 2005, nota-
mos que las apuestas ya son tan altas que el juego se ha convertido en un verdadero
juego de azar, a menudo relacionado con la usura y la pequeña delincuencia.

La Smorfia Libro

o de los sueños
La atribución de particulares significados a los números está codificada por la Smorfia
(anagrama de Morfeo, dios del Sueño), especie de cábala local, un compendio de nú-
física, salud y sociedad

meros y significados, que ha trascendido de forma anónima, ya sea en forma oral o es-
crita.11 La edición escrita más antigua data de finales del siglo xviii. Se trata de un
diccionario que enlista en orden alfabético nombres de cosas, adjetivos, adverbios,
verbos y nombres propios, entre otros, con la correspondiente traducción en números
del 1 al 90. Sucesivas ediciones de la Smorfia, más complejas, lo definen también

de Lily; 12. los soldados; 13. san Antonio; 14. el borracho; 15. el muchacho; 16. las nalgas; 17.
Antropología

la desgracia; 18. la sangre; 19. san José; 20. la fiesta; 21. la mujer; 22. el loco; 23. el tonto; 24. las
centinelas; 25. Navidad; 26. la misa; 27. el orinal; 28. los pechos (de mujer); 29. el padre de los
niños; 30. los testículos del teniente; 31. el dueño de la casa; 32. el capitone (anguila); 33. los años de
Cristo; 34. la cabeza; 35. el pájaro; 36. las castañas; 37. el monje; 38. los golpes; 39. el agua;
40. la comunión; 41. el cuchillo; 42. el café; 43. la mujer en el balcón; 44. la cárcel; 45. el vino; 46. el
jitomate; 47. el muerto; 48. el muerto que habla; 49. el pedazo de carne; 50. el pan; 51. el jardín; 52.
la madre; 53. el viejo; 54. el sombrero; 55. los pelos; 56. la caída; 57. la joroba; 58. el sepulcro;
59. el gallo; 60. el sacramento; 61. el cazador; 62. el muerto matado; 63. la esposa; 64. el frac; 65. el
llanto; 66. las muchachas solteras; 67. la casa vieja; 68. la zorra; 69. el señor; 70. el palacio; 71.
el hombre de honor; 72. el estupor; 73. el hospital; 74. la gruta; 75. pulcinella (mascara vernácula);
76. la fuente; 77. los diablos; 78. la mujer malvada; 79. el ladrón; 80. la boca; 81. las flores; 82. pelea,
83. el mal tiempo; 84. la iglesia; 85. el alma; 86. el comerciante; 87. los piojos; 88. caciocavalli
(queso napolitano); 89. la vieja; y 90. el miedo.
11
Croce [1922] supone que los significados atribuidos a los números, sea en la tradición oral o en
la escrita, derivan de una tradición culta, escrita, de origen pitagórica.

86
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

como el “manual de interpretación de los sueños” o “guía para el lotto”,12 lotería


pública a la cual son particular y pasionalmente aficionados los napolitanos, sin
distinción de clase, edad, sexo y educación. Podría decirse que la pasión para el
juego es una característica distintiva de la cultura local.
Según el imaginario popular, todos los sueños tienen un contenido, el cual se
expresa por medio de las imágenes y la puesta en escena, una trama ––es decir, el
conjunto de imágenes y relaciones que se desarrollan entre éstas–– y un significado,
en general velado y escondido, que es el núcleo, objetivo final a develar e interpretar.
La interpretación de los sueños y asignación de números a su significado profundo
son efectuadas por personas especializadas en esta tarea y muy conocedoras de la
tradición oral de la Smorfia, que a menudo puede ser un femminiello.
Los números que se derivan de interpretar los sueños se juegan en el lotto (la
afección de los napolitanos al juego de azar tiene una larga historia, como vere-

Marinella Miano Borruso


mos). Es una tradición muy arraigada entre los napolitanos, sobre todo si en el
sueño ha aparecido algún familiar o amigo fallecido. A los difuntos, en especial
a los familiares o a las ánimas del purgatorio, los individuos piden constantemente
“enviar” los números ganadores. Entonces, los femminielli también parecen tener
una particular relación con el ámbito de los sueños y, en específico, los enviados por
los difuntos.

El


lotto
La institución de la lotería (lotto) se remonta al siglo xvi y se instaura en la repúbli-
ca de Genoa desde 1576. En Nápoles se arraigó un siglo después. Refiriéndose a

física, salud y sociedad


1576, la periodista Elena Massa escribe:
Los genoveses, ya desde entonces famosos por su olfato comercial, usaban apostar sobre el
sorteo anual para elegir a ocho (en italiano, otto) senadores (por eso se llamó juego dell’otto,
modificado después en lotto). El sistema era: se ponían en la urna 120 nombres de notables, los
primeros cinco sorteados debían recubrir cargos en el Senado y en el Consejo de los procuradores de
la república. Comenzó apostándose sobre estos cinco nombres. Poco a poco, los nombres a sortear
Antropología
fueron sólo 90, contraseñados y marcados por un número. En paralelo las apuestas se hicieron
no sólo sobre uno de los números sino también sobre dos o tres, dando vida así al estratto (un
número), al ambo (dos números) y al terno (tres números), que por mucho tiempo fueron las
únicas combinaciones en las cuales se basó el juego. A tal punto, no podían pasar inadverti-
das a los genoveses, por su espíritu extremadamente positivo, las posibilidades económicas que
aquel juego podía originar: así lo reglamentaron e institucionalizaron. En 1643, el gobierno geno-
vés decretó un impuesto sobre el lotto y lo consideró objeto de monopolio, aunque todavía con
finalidad de beneficencia. Después fue llamado Lotto delle zitelle (lotto de las solteras), porque

12
El juego del lotto tiene orígenes muy antiguos: los romanos organizaban regularmente loterías
públicas y, antes que ellos, los egipcios. A finales del siglo xiv, una ley del reino de Italia
definía las normas de base del actual juego del Lotto, cuyo ejercicio es estrictamente fun-
ción del Estado.

87
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

los nombres de los políticos fueron sustituidos por los de muchachas casaderas particular-
mente meritorias y necesitadas: a las primeras cinco sorteadas se les regalaba un rico ajuar o
una suma de dinero [1986:3].
En Nápoles, durante este mismo periodo, eran muy populares las rifas, que se nombraban
benificiate o mejor bonoficiate, una especie de loterías públicas, con impuestos de la regia corte.
No había callejón de los antiguos barrios que no tuviera quienes, vendiendo números, arrifa-
va, es decir ponía en rifa o sorteo objetos o comestibles [….], se rifaban objetos de cualquier
tipo: oro, joyas, platas, cuadros, animales y también inmuebles: como casas y jardines. La
del 14 de agosto de 1520 fue la más antigua beneficiata napolitana. Fue concedida a Giovanni
Battista Cavallo per subventione e subsidio del maritaggio di Beatrice Bayota di Andreana sua nipote
[Strazzullo, 1999:26].

Por tanto, es antiguo el sistema de acoplar a los números el nombre de mucha-


Marinella Miano Borruso

chas pobres casaderas. Así sucedió también en la extracción del lotto.


En Nápoles, donde pululaban las bonoficiate, fue corto el paso de las loterías
privadas al Estado. Esto fue en 1672 y su introducción fue determinada por un
grave factor político: España necesitaba 350 mil ducados y el virrey Marqués de
Astorga propuso introducir “[…] la beneficiata al uso de Genoa y Venecia, con el fin
de que, a través de un impuesto a cada cartón o billete de la lotería, se llegue a ganar
algunos millones para las cajas del Estado”.
Matilde Serao, una escritora sensible y muy informada de los problemas sociales

de Nápoles, escribió: “Il popolo napoletano che é sobrio, non si corrompe per l’acquavite,
non muore di delirium tremens; esso si corrompe e muore pel lotto. Il lotto é l’acquavite di
física, salud y sociedad

Napoli [1981]”.13 Ella consideraba al juego del lotto una verdadera peste que desde
siglos ha contagiado a los napolitanos, sobre todo al pueblo y los más pobres, que
cada semana se endeudan y empeñan hasta los vestidos para “giocarsi un biglietto”
(comprar un boleto de la lotería) con la esperanza de ganar. “La sua massima miseria
non consiste nel dire che non ha mangiato, consiste nel dire: Nun m’aggio potuto jucá
manco nu viglietto”.14
El juego del lotto y la Smorfia son tradiciones tan arraigadas en Nápoles que los
Antropología

napolitanos traducen en números cualquier hecho notable de su vida; es decir, la


interpretación de la realidad se expresa en signos numéricos que de inmediato se
apuestan con la esperanza de cambiar de manera definitiva el propio destino.15

13
El pueblo napolitano, que es sobrio, no se corrompe por el aguardiente, no muere de delirium
tremens; se corrompe y muere por la lotería. El lotto es el aguardiente de Nápoles” [ibid.:45;
traducción mia].
14
Su máxima miseria no consiste en decir que no ha comido, consiste en decir: no he podido
comprar ni siquiera un boleto de la lotería (traducción mia).
15
Algunos ejemplos: en ocasión del Mundial de Fútbol en Madrid en 1982, Paolo Rossi, quien
jugó con el número 9, marcó 3 goles contra Brasil, lo cual se tradujo en el terno a jugar: 82 9 3;
Diego Armando Maradona (quien jugaba con el número 5) y la caída del gobierno de pentapar-
tido el 2 de mayo del 1975 ocasionaron el terno 5 25 75.

88
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

En el lenguaje de los jugadores del lotto, <dar los números> tiene un significado fuertemente
positivo, pues significa la capacidad de prever la rueda de la fortuna. Aquellas personas que se
consideran capaces de “dar los números” gozan de un enorme prestigio [Macry, 1997:46].16

Aunque la tradición popular asigna a monjes y soldados una especial capaci-


dad para “dar los números” y existe además un personaje codificado por la cultu-
ra, el “assistito” (“asistido” por un espíritu del más allá), sea como actor de aguda
y rápida ocurrencia, sea como conocedor de la Cábala; el femmeniello está cerca
de aquel más allá de donde, gracias a los números, puede llegar el milagro. Los
femmenielli, siendo ni varones ni mujeres, son representados en el sentido común
como la figura por excelencia de la diversidad y asimilados a las ánimas del pur-
gatorio. Tambén para jugar a la lotería puede recurrirse a ellos, pues se considera
que conocen el futuro de los números y pueden comunicarlos a sus devotos. “Tres,

Marinella Miano Borruso


cuarenta y dos y ochenta y cuatro: es un terno”, piensa la sirvienta Tommasina
de Terno secco, el cuento de Matilde Serao; “tal vez alguien, un cura, un monje,
alguna buena ánima debe haber dado estos números a mi patrona”. Para el pueblo
napolitano, en los números está custodiada la esperanza de un cambio radical en
la suerte y rescate de la pobreza.

Culto de las ánimas del purgatorio


Todo lo anterior puede asociarse con el culto popular de las “ánimas del purgato-


rio” ––que se veneran en la iglesia de Santa Maria delle Anime del Purgatorio ad
Arco, San Pietro ad Aram y San Gaudioso, en el centro de Nápoles, y en el “Ci-

física, salud y sociedad


mitero (panteón) delle Fontanelle”–– a los cuales el imaginario popular atribuye
especiales capacidades de “cambiar la suerte” de los vivientes.
Muchos estudiosos colocan el origen o por lo menos la difusión masiva de este culto
popular en la segunda mitad del siglo xviii en relación con el impacto de la peste de 1656
sobre el imaginario colectivo. El evento catastrófico tuvo entre sus efectos el favorecer la
difusión “[…] de la concepción de la iglesia como osario, lugar de sepelio colectivo, no
diferenciado, imagen real de lo que la liturgia católica entendía como fiesta de la conme- Antropología
moración de los difuntos” [Scaramella, 1991:210].
Es decir, se difunde una concepción y devoción de las ánimas del purgatorio
como espíritus en pena, como pueblo sufriente, involucrados en la vida de los
mortales, ya sea por la práctica de los sufragios, sea por el intenso intercambio
simbólico que se instaura entre vivos y muertos en nombre de la caritas. En los
testamentos de los aristócratas del siglo xvii aparece casi siempre una referencia
al refrisco (alivio) de las “ánimas olvidadas del purgatorio”, las que son objeto de
devoción no son aquellas de los propios queridos difuntos, sino la infeliz fila de áni-
mas en pena.

16
Contrario a lo que significa en el italiano hablado, donde dare i numeri (dar los números) es una
metáfora para significar que la persona salió de sus cabales o está loca.

89
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

En los subterráneos de las iglesias mencionadas y en el Cimitero delle Fonta-


nelle fueron sepultadas las miles de víctimas de la peste, muertos sin despedida y sin
consuelo, lejos de los afectos familiares; “ánimas abandonadas”, como los napo-
litanos devotos nombran a las calaveras, los huesos y restos humanos. Desde hace
siglos, la piedad popular se encarga de estas calaveras sin nombre identificándolas
con las ánimas del purgatorio, llamadas anime pezzentelle (pobres, mendicantes), ani-
me scordate (olvidadas) o sencilla y afectuosamente capuzzelle (pequeñas cabezas)
Las ánimas en pena son espíritus sin paz ni nombre cuyo abandono y marginalidad
continuaría ab eternum en el más allá de no ser por los cuidados y rezos de los feligreses
que se encargan de limpiarlas, pulirlas, encender velas, llevar flores, rezar y hasta man-
dar a celebrar misas para ellas. Cada feligrés “adopta” una capuzzella, a la cual rinde
culto durante su vida a cambio de favores en el ámbito de la salud, amor y riqueza
para ayudar a los mortales a vivir mejor.
Marinella Miano Borruso

En las prácticas y lenguaje mismo del ritual para adoptar la calavera es posible
entender el carácter femenino de la devoción y la correlativa connotación infantil de
los espíritus adoptados, una correspondencia mítico-simbólica entre niños, viejos y
muertos, asociados en cuanto categorías no integradas a la perfección en el cuerpo
social, figuras marginales, insuficientes a sí mismos, carentes y por lo tanto objeto de
caridad, y por lo mismo ritualmente estigmatizados. “En la tradición popular <los ni-
ños representan a las ánimas del purgatorio> (testimonio oral) y los adultos usan llevar

a los niños a los lugares de culto de las capuzzelle, es como llevar consigo la cornucopia
de la felicidad y fertilidad” [Niola, 2003:33].
El uso mismo del término adopción remite al campo metafórico de la infancia
física, salud y sociedad

abandonada e inocente, pero al mismo tiempo al campo femenino de maternidad.


La liminalidad de las ánimas se relaciona con la de los niños y la de los femminielli
en el imaginario popular.
Por tradición, el día lunes se dedicaba al culto; en muchas áreas de sur de Italia
durante ese día todavía se hacen ofrendas a los muertos. Un uso análogo existía en
el mundo griego, ligado a la periodicidad lunar de las “cenas de Ecate”, divinidad
Antropología

ínfera por antonomasia, donde existe una correlación entre la luna y la fortuna.
Esta relación entre luna y fortuna se encuentra en numerosos testimonios fol-
clóricos; por ejemplo, en una invocación a la luna: Luna, luna santa/ mannami la
bonafortuna/ tu lucente e iu contenta/ tu lustrata e iu bona furtunata (luna, luna santa,
envíame la buena suerte/ tú luciente y yo contenta/ tú luminosa y yo afortunada)
[Lombardi Satriani, 1982:230].
Como en el caso anterior, encontramos otra vez a los femminielli con una función
peculiar que asocia la muerte a la suerte: ellos organizaban la “rifa”, que se realizaba
los lunes ––día de la luna dedicado a los muertos–– en varios puntos de los barrios
populares, pero la más famosa era frente a la iglesia de Santa Maria alla Sanità, cono-
cida como la iglesia del Monacone (gran monje) a la salida de las catacumbas de san
Gaudioso, pues este santo es representado como monje.

90
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

Siendo el portador de una carga mágica y estando al límite del diverso, en


una condición simbólica de hermafrodismo, el femminiello es delegado a distribuir,
como ya se mencionó, parte de su fortuna a los otros, durante las rifas, donde se
sortean bienes de primera necesidad y comestibles, en un sistema ligado a la ex-
tracción de los números del lotto. Se llevó a cabo hasta hace pocos años y de forma
esporádica. Hoy en día ya no se realiza.

Culto mariano al Santuario de Montevergine


Por último, otra costumbre en la vida de los femminielli se registra en el culto ma-
riano en el santuario de Montevergine, cerca de Nápoles, dedicado a la virgen que
los femminielli reconocen como su protectora. Cada año, en la noche anterior al 2
de febrero, día de la Candelaria, salen en procesión hacia el santuario a festejar a
“La Schiavona”, nombre atribuido a la Virgen, que es morena. Hasta tiempos re-

Marinella Miano Borruso


cientes, su presencia se registraba también en otras importantes peregrinaciones al
santuario: una en mayo, procesión de los cafoni (campesinos); y otra en septiembre,
la de los napolitanos (urbanos), donde tradicionalmente un femminiello acompaña-
ba a los peregrinos, incitando al canto y a la danza. En la historia reciente, en el
día de Pentecostés, Montevergine es teatro de ritos de posesión o todas formas
de manifestación ritual en los cuales el canto y la danza desarrollan una función
central. A un femminiello está encomendada la tarea de guiar a los peregrinos en
estas prácticas.


Salen por la noche a una procesión en auto ––antes era en carretas–– cantando
durante el viaje. En la explanada frente a la iglesia se abandonan a desenfrenadas

física, salud y sociedad


danzas, tarantelle, que a veces conducen a un verdadero estado de trance. Cada ba-
rrio, callejón y grupo tiene su propio color que lo distingue, en los vestidos y orna-
mentos.
Al santuario de Montevergine está ligada, según eruditos locales, la existencia de
un templo dedicado a Cibele ––la gran madre––, cuyo culto se caracterizaba por
la castración ritual de sus fieles y el travestismo de sus sacerdotes [De Simone,
1982:89]. El área geográfica de Montevergine parece estar en particular vinculada Antropología
a cultos y rituales conectados con la esfera de la sexualidad de orden sagrado. Un
santuario del siglo vi era dedicado a la diosa Mefite (Mefitis), deidad andrógina
nombrada en femenino y masculino. Otro importante culto era el de Giano bifron-
te, al que se le ha reconocido un rol en la creación del mundo. La misma leyenda
de su construcción, narrada en la vida de san Vitaliano ––siglo xii–– refiere que Vi-
taliano, obispo de Capua, fundó el santuario después de salvarse del linchamiento
de los fieles, quienes lo descubrieron travestido con hábitos femeninos. Y todavía
en 1611, según la historia referida por los padres benedictinos, después del incen-
dio que destruyó el santuario, se descubrieron, entre los difuntos (quizá huéspedes
del convento), muchos cuerpos de hombres vestidos de mujer. Según una leyenda
que se ha transmitido desde hace siglos, la fiesta de los femminielli sería incluso
más antigua que la construcción del santuario. Remonta a 1256, cuando dos ho-

91
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

mosexuales fueron expulsados de la comunidad por actos obscenos y llevados al


monte Partenio para dejarlos morir de frío en un día de invierno. Sin embargo, se
cumplió el milagro: apareció el sol y ellos pudieron aparearse según las leyes de
la naturaleza. Los femminielli van al santuario el 2 de febrero para agradecer a la
virgen por el milagro cumplido, llevando una tammurriata17 cuyo texto revela el
sincretismo religioso que maneja la comunidad.
Modernización y transformación del contexto sociocultural
Hoy en día existen grupos más o menos numerosos de femminielli que viven lejos
de Nápoles, sobre todo en lugares donde el fenómeno del trabajo sexual en la
calle es más relevante y remunerado. A menudo forman un clan, cuya función es
proteger, conservar su propia identidad cultural, garantizar los lazos afectivos y
controlar el territorio. Como todas las microcomunidades que viven fuera o lejos
Marinella Miano Borruso

de su contexto tradicional, los femminielli tienden a recrear y consolidar el ambiente


sociocultural de origen, reproponiendo en el norte de Italia, rico e industrializado,
aquella que por simplificación podríamos llamar “cultura del callejón”: un con-
texto sociocultural con valores y normas propias, basado en una microeconomía
informal que rehuye a cualquier control social. En los distintos grupos o clanes rige
un sistema de valores en el cual los papeles sexuales tradicionales son desempeña-
dos con particular énfasis para demostrar y legitimar frente al mundo su opción
de género. En el nuevo contexto, el femminiello recita a la perfección el papel de la

buena madre, buena esposa, amiga de confianza, hijo (a) integérrimo (a), hermano (a)
insustituible. Ostenta al máximo todas las cualidades típicamente femeninas que, se-
gún la opinión difundida entre ellos, las mujeres han perdido. El femminiello quiere
física, salud y sociedad

demostrar que es una verdadera mujer o, para ser más precisos, una mujer tradi-
cional. Cocina perfectamente, prepara los platos típicos siguiendo la tradición: en
domingo el ragú;18 en viernes, pescado; y en Pascua, la pastiera19 y el zeppole20 a san
Giuseppe. El femminiello es muy religioso y respetuoso de las tradiciones, cumple
con las normas, las misas y la liturgia católica, reconoce la familia tradicional y se
sorprende por los comportamientos ajenos a ésta. Puede parecer paradoja, pero
se sorprende cuando ve a un homosexual y todos aquellos que no reproducen un
Antropología

esquema clásico de valores.


Al interior del clan, los feminielli adoptan formas de comunicación propias
hechas de gestos, palabras, expresiones, actitudes; hablan un lenguaje derivado
17
La tammurriata toma su nombre del tambor (dicho tammorra o tammurro) que marca el ritmo
alegre y obsesivo de la música. No es sólo un género musical, sino una expresión colectiva
por medio del canto, el ritmo y la danza. La música está acompañada por un canto en versos,
generalmente de once sílabas que durante la ejecución permite modificaciones estructurales y
modulaciones diferentes. Mucho se deja a la improvisación y la fantasía. La tammurriata se toca
en ocasiones lúdicas y sobre todo en los rituales religiosos como las frecuentes peregrinaciones
a los santuarios de la virgen.
18
Salsa tradicional para la pasta, hecha con varias carnes, cuya preparación es bastante elaborada y lenta.
19
Pastel a base de trigo y queso ricotta.
20
Pastelitos fritos u horneados con crema que se comen sólo durante la celebración de San José.

92
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

del dialecto napolitano con códigos, símbolos y significados particulares. Una de


las características comunes es el recurso de la simbología de los números de la
Smorfia. Cada clan adopta formas diferentes de hablar, como el uso de algunas
desinencias o agregar vocales o consonantes al interior de la palabra. El habla per-
mite reconocerse, protegerse y esconderse para evadir los controles de la policía,
engatusar a un cliente o proporcionar información secreta, y comunicar y sociali-
zar sentimientos íntimos y secretos. También poseen particulares expresiones de
cara, posiciones del cuerpo, gestos de las manos; según una ritualidad típicamente
mediterránea, sirven a dar vida a una forma de comunicación propia.
Los femminielli pueden traer fortuna y abundancia por medio de lazos con lo
sobrenatural y artes esotéricas a los cuales pueden acceder en virtud de su doble
naturaleza y la coexistencia de dos sexos, que producen un estado de poder y eleva
al hombre hacia la divinidad. También es evidente la función de estos personajes

Marinella Miano Borruso


en el desarrollo de una estética femenina de manera que la mujer, sujeto inspirador
del modelo, se vuelve objeto de una feminidad recreada en los “delirios” del esti-
lista-capera- costurera-orfebre con un consecuente instaurarse en un mercado de la
estética de género.

Algunas consideraciones
Como puede notarse, los femminielli se encuentran como protagonistas con diver-
sas funciones en diferentes rituales populares. En mi opinión, las cuatro manifes-


taciones descritas constituyen un complejo simbólico-sagrado que pone en relación
la dimensión transgresora de la sexualidad, la muerte y la suerte, en este sentido el

física, salud y sociedad


femminiello es un actor importante de este conjunto simbólico en virtud de su inde-
finición sexo-genérica. Quizá esta particular posición de los femminielli según la
dimensión simbólica sagrada puede ser la base de su legitimación social.
En los rituales descritos el femminiello asume diversos papeles, que van del pro-
tagonista de una puesta en escena (matrimonio, figliata), el intermediario entre
el hombre y el mundo de los espíritus (interpretación de los sueños, culto a las
ánimas del purgatorio) y el portador de un posible destino (la buena suerte), hasta Antropología
una figura cuyas características semejan a las del chamán (canto y danza en
la peregrinación al santuario).
Una primera aproximación parece indicar que al femminiello, por su condición
sexual y de género, le está culturalmente reconocido un estatus de liminalidad que
le permite ser intermediario entre mundo real y el del “más allá”, el cual a su vez se
despliega en diversos niveles simbólicos: el inframundo habitado por las ánimas de los
difuntos, el mundo sagrado de los dioses y la esfera más allá de lo racional humano,
desde el imaginario individual (el sueño) al imaginario colectivo (mitos, ritos, símbo-
los), al imponderable destino manejado por la suerte.
El femminiello entonces es una figura polimorfa: puede ser un especialista de
la cábala napolitana, de los sueños, de las prácticas (danza y canto) que acercan a la
divinidad y asumir una posición intermedia entre médium y chamán.

93
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

Más allá de las especificidades locales, nos interesa señalar que el modelo so-
ciocultural tradicional prevé funciones y espacios legítimos para la expresión de las
personas no ortodoxas, asignando ámbitos de competencia específica que recolocan la
“trasgresión del sexo a través del género” en un contexto de orden social. Si bien son
considerados algo fuera de la norma muxe femminiello berdachge, encuentran formas de
expresión y afirmación ––de hecho polimorfas, metamórficas, fuera de lo normativi-
dad social–– tanto en espacios legitimados por la cultura como femeninos y mascu-
linos como en aquellos intersticios y zonas de convivencia y producción cultural que
quedan fuera, periféricos, liminales respeto a la influencia de la cultura heterosexual.
Producen una cultura de la ambigüedad, del performance, del exhibicionismo y la trans-
gresión que rehuye tanto los estereotipos de género como la manía clasificadora de la
cultura occidental.
El concepto de tercer género, como es usado por algunos autores en relación
Marinella Miano Borruso

con individuos con opciones de sexualidad y género no ortodoxas ––por ejemplo


la zapoteca, napolitana o amerindiana–– repertorio de características de ambos
sexos coagulados en el individuo, es demasiado estrecho y descriptivo; oculta la
complejidad de roles, identidades, interrelaciones contradictorias entre lo biológico,
la sexualidad, el género, la cultura y la religión. Al contrario, me parece interesante
que estas sociedades den lugar y espacio a las zonas de sombra, indefinición, con-
tradicción, liminalidad (el umbral entre el ser y no ser, entre una cosa y otra en
proceso de cambio) de la naturaleza e identidad de género, así como las relaciones

con la sociedad y la divinidad.


Sociedades como la zapoteca y amerindiana no privilegian al sexo como marca dis-
física, salud y sociedad

tintiva sobre la cual elaborar la especificidad de género, en cuanto a la esfera de la


producción y las actividades necesarias en y para la sociedad en estrecha relación con el
prestigio social de las mujeres [Miano, 2001; Webster y Newton, 2000].21
En el caso de los femminielli y los hijras, su legitimación tal vez tiene que bus-
carse en las concepciones mágico-religiosas alrededor de la sexualidad que derivan de
un patrimonio mítico religioso muy antiguo, del cual ––seguramente en el caso de los
Antropología

femminielli–– se ha perdido la conciencia y la memoria, mas queda como horizonte


cultural compartido por la sociedad.
Estas experiencias indican la necesidad de salir del etnocentrismo cultural y
estudiar tales manifestaciones en el contexto histórico, social, cultural y de orga-
nización sociopolítica de género específica de cada sociedad. Las lógicas de los
valores sociales, con base en su grado de inclusión y exclusión, pueden producir

21
A decir de Webster y Newton, “el <significado> de la distinción de género en la sociedad in-
dígena americana se fundaba mucho más sobre las diferencias en la especialización productiva
que en la posición al interior de un sistema de interacción político sexual. Las identidades sexua-
les [...] eran ligadas principalmente a las esferas de actividades marcadas tradicionalmente. Lo
que preparaba el terreno para una categoría intersexual basada en ocupaciones intersexuales e
indica en parte como “la trasgresión” pudiera ser aceptable” [2000:209].

94
Femminielli. Los travestis en la cultura popular napolitana

monstruos desviados, anormales o, al contrario, permitir a los individuos expresar


formas diversas de sexualidad, así como construir otro estilo de vida y relaciones
que pueden, a la vez, articular las características de ambos géneros y dar vida a
prácticas, comportamientos y elementos culturales propios del transgénero.

Bibliografía
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D’Agostino, G.
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física, salud y sociedad
Antropología

96
La enfermedad como experiencia:
problema de investigación de la
antropología física

 Anabella Barragán Solís

El objetivo de este trabajo es presentar una serie de fundamentos


teórico-metodológicos que sustenten la propuesta de incluir en el
campo de la antropología física el estudio de la experiencia de la
enfermedad, desde una perspectiva fenomenológica y de la antropo-
logía simbólica turneriana. Se parte de dos premisas fundamentales:
asumir que dicha experiencia se encuentra inmersa en el contexto del
proceso salud-enfermedad-atención; y que es el cuerpo, en tanto
cuerpo experiencial, el eje de descripción y análisis, pues es preci-
samente en el devenir de la corporeidad donde se materializan las
experiencias de las problemáticas de salud que afectan a los indivi-
duos. La experiencia es una vivencia significada que condiciona el
sentido, significación y resignificación de la interacción social, el cuer-
po y la vida misma.
En esta participación, se presenta en primer lugar un esbozo de
las problemáticas abordadas en el campo antropofísico, haciendo
énfasis en las investigaciones sobre la salud. Esto permite subrayar
la pertinencia de incluir a la experiencia de la enfermedad como
objeto de investigación en dicho campo disciplinar. Enseguida, se
desarrollan los elementos conceptuales de la experiencia, así como
las propuestas metodológicas, con una reflexión final en torno al
objetivo de este trabajo.

La antropología física y salud


En sus inicios en el siglo xix, la antropología física fue concebida
como una “ciencia que tiene por objeto el estudio del grupo huma-

97
La enfermedad como experencia

no, considerado en su conjunto, en sus detalles y en sus relaciones con el resto de


la naturaleza” [Topinard, en Sodi, 2005:138]. No hay que olvidar que esta disciplina
surge como respuesta a la necesidad de describir la morfología del soma humano,
en un momento cuando se encuentran en “[…] pleno auge las teorías evolucio-
nistas y la expansión colonial” [Peña, 1982:65]. Así, la constitución de las tareas
fundamentales de esta disciplina, hasta ya entrado el siglo xx, se centraban en el
estudio del hombre, en tanto organismo vivo, origen y variabilidad, con miras a
su clasificación.
A mediados del siglo xx, Washbur y Garn, en distintos momentos, propu-
sieron incorporar los descubrimientos de la biología, moderna teoría evolutiva y
genética, serología, radiología, microquímica, genética y anatomía experimental,
entre otros avances de distintas áreas de la ciencia, para desarrollar “la nueva an-
tropología física” y posteriormente la “más nueva antropología física” [ibid.:66].
Anabella Barragán Solís

En México, Dickinson y Murguía, en 1982, propusieron estudiar el conjunto


de relaciones entre desarrollo de la sociedad y desarrollo del soma humano: Por
su parte, Alfonso Sandoval apunta que la antropología física es un campo teórico y
práctico estructurado alrededor de la idea del cuerpo humano, el cual en el devenir
de la disciplina se ha tratado como cuerpo-organismo, cuerpo-especie y cuerpo-
población, coincidiendo con Murguía en la necesidad de un análisis del campo
“corporal” en los grupos humanos y el análisis histórico y epistemológico de sus
conceptos, teorías, métodos y aplicaciones [Sandoval, 1982; Murgía et al., 1984].

También en los años ochenta, Florencia Peña subraya la importancia de incluir


el papel del trabajo en la evolución humana y puntualiza que
física, salud y sociedad

[…] la variabilidad humana en cualquiera de sus aspectos, así como el conjunto de hechos
biológicos propios de nuestra especie, sólo pueden ser entendidos a la luz de las características de
la sociedad en que dichos procesos se manifiestan, conjetura la posibilidad de una “¿más, más
nueva antropología física?” [op. cit.:72].

Además, hace notar la tendencia de los antropólogos físicos de incursionar en


otros campos disciplinares, estableciendo no sólo nuevas técnicas y métodos de
Antropología

investigación, sino también explorando otros campos y objetos de investigación.


En México, los antropólogos físicos han abordado las problemáticas de sa-
lud, además de las temáticas osteológicas, osteopatológicas, paleodemográficas,
paleoepidemiológicas, morfosomáticas, ontogénicas y de desarrollo en el campo del
deporte, ergonomía y biotipología, antropología forense y comportamiento huma-
no, entre otras. Se trata de investigaciones acotadas principalmente en el campo de
la genética antropológica, osteopatología y alteraciones del crecimiento y desarrollo
de las poblaciones infantiles, incluyendo estudios nutricionales. Al respecto, Var-
gas [1988] puntualiza que los antropólogos físicos han incursionado en el campo
de la medicina clínica, con la perspectiva biotipológica y en el área de la genética.
Por otra parte, una revisión de las investigaciones presentadas como tesis de licen-
ciatura en antropología física en la Escuela Nacional de Antropología e Historia

98
La enfermedad como experencia

(enah) demuestra que las problemáticas de salud pública se hallan incluidas de for-
ma explícita en los intereses antropofísicos desde los años ochenta. Así, se encuen-
tran estudios de diversas enfermedades como onchocercosis, osteoartritis, úlcera
péptica, accidentes laborales, estados nutricionales, obesidad, tuberculosis y sida,
entre otros [Cárdenas et al., 1992; Troncoso et al., 2006]. En los últimos años se
encuentran trabajos sobre la diabetes, anorexia, cáncer, estrés y dolor crónico, pero
aún es incipiente la incorporación de estudios sobre padecimientos culturalmente
delimitados como el susto, empacho, brujería o daño, entre otros. Son nosologías
que coexisten de manera paralela, en determinados grupos sociales, con trastornos
de clasificación biomédicos. Sólo en 2004 se halla un trabajo en torno a la comple-
jidad de la corporeidad en la experiencia del miedo y su relación con el xibij o susto
en la cultura maya cakchiquel, en Guatemala [Domínguez, 2004].
Así pues, es una realidad que la antropología física ha intentado explicar los fenó-

Anabella Barragán Solís


menos de la enfermedad haciendo énfasis en el comportamiento del soma humano;
pero no sólo eso, también se han estableciendo las premisas que incorporan a los
cuerpos como sujetos, cuerpo-persona. En este punto cabe recalcar que, si bien la an-
tropología física se consideró originalmente la ciencia comparativa del hombre [Co-
mas, op. cit.], hoy tiene como objeto de estudio la diversidad, variabilidad y evolución
del género Homo desde una perspectiva biológica, social y cultural. Dicha disciplina,
o como proponen Sandoval [op. cit.] y Lizárraga [2003], “campo disciplinar”, se en-


carga de dar cuenta del origen de estos aspectos en su dimensión histórica y espacial
teniendo en cuenta la interacción de los factores biológicos y culturales [Valls,

física, salud y sociedad


1995, en Osornio y Alfaro, 2004; Roldan y Torres, 2006; Huicochea, 2002; Irigoyen,
2006]. Lizárraga acota que la antropología física contempla al ser humano no sólo
como organismo vivo o estructura morfoanatómica, sino también como un “[…]
organismo productor de una corporeidad (un cuerpo soma permeado y modificado
por la psique, la historia y las relaciones eco-socioculturales […]” [op. cit.:51].
La reflexión de Godínez y Daniel permite resumir lo que ha sido para la antro-
pología física el acercamiento a la corporeidad: Antropología
Los elementos de la antropología física se estructuran alrededor de la idea de cuerpo huma-
no, en el sentido de materialidad, si bien el discurso relativo al cuerpo rara vez aparece en
forma explícita y se manifiesta en las poblaciones e intenciones ideológicas y políticas de la
antropología física […]; en ella se han establecido relaciones particulares con ciertos objetos
científicos de estudio, de modo que se ha tratado del cuerpo organismo (aproximándose a las
disciplinas biomédicas), del cuerpo especie (como la biología); y del cuerpo población (entre
la biología y las ciencias sociales que se reflejan en ideas e intenciones raciológicas, biotipoló-
gicas y sociotipológicas). Esta idea comprende por una parte al cuerpo como concretización
de procesos sociales e históricos, y por otra (premisa y consecuencia a la vez), como objeto
de intervención de una serie de prácticas económicas, sociales y políticas, tendientes a su for-
mación o normalización como objeto productivo, útil, saludable y bello; atributos definidos
según la formación social en que se ubique [1994:119; subrayados en el original].

99
La enfermedad como experencia

Por su parte, Vera (2003) ha hecho notar que a lo largo de su historia la antropolo-
gía física ha sido una disciplina que se ha encargado tanto de la alteridad como de
la mismidad. Sin embargo, como lo señala el mismo autor, esta disciplina no ha dado
cuenta de los derivados de poseer, estar contenidos por, o ser un cuerpo. Son for-
mas de la corporeidad humana, del cuerpo experiencial, ya que todo acto de sentir
el cuerpo y el mundo, subraya Vera, es un acto de participación, activo, que demanda
una toma de conciencia, al menos corporal, y por ende de existencia, que a su vez
implica en un sentido la conciencia del yo y el otro [ibid.].
Es precisamente en el devenir de la corporeidad donde se encuentra de mane-
ra irremediable la experiencia de la enfermedad, cuyo abordaje como fenómeno
incluyente establezco a partir del concepto teórico-metodológico de Eduardo Me-
néndez (1990): salud-enfermedad-atención, eje de análisis que permite deconstruir
la enfermedad como experiencia, anclada indiscutiblemente en lo corporal. Para
Anabella Barragán Solís

ello, parto de considerar que los problemas de salud que afectan a los individuos
son por naturaleza hechos sociales,1 de tal manera que en todas las sociedades se
encuentran las problemáticas de salud como elementos estructurales, en los que
se significa y resignifica no sólo la interacción social, sino el cuerpo y la vida
misma.
Estas premisas me permiten proponer el estudio de la enfermedad como ex-
periencia, dado que salud y enfermedad tienen el referente obligado del cuerpo, y
siendo éste el objeto de estudio de la antropología física, la salud-enfermedad-

atención como experiencia vital es obligadamente un problema de investigación


para la disciplina antropofísica, un proceso social enmarcado en un contexto de
física, salud y sociedad

interacción, entre individuos, instituciones sociales y poblaciones.

La enfermedad como experiencia corporal


Diversos estudios han demostrado ya la pertinencia de utilizar elementos teóricos y
metodológicos de la antropología social, en particular de la antropología médica,
para el estudio del proceso salud-enfermedad-atención.2 Los estudios empíricos
Antropología

1
En palabras de Durkheim, “[…] un orden de hechos que presentan caracteres muy especiales:
consisten en formas de obrar, pensar y sentir, exteriores al individuo y están dotados de un poder
de coacción en virtud del cual se le imponen. En consecuencia, no podrían confundirse con los
fenómenos orgánicos, puesto que aquellos consisten en representaciones y en acciones; ni con
los fenómenos psíquicos, los cuales no tienen existencia más que en la conciencia individual
y por ella. Constituyen, por consiguiente, una especie nueva y es a ellos a los que es necesario
reservar y dar calificación de sociales” [1982:38 y s].
“Es hecho social toda manera de hacer, fija o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coac-
ción exterior; o también, que es general dentro de la extensión de una sociedad dada a la vez que tiene
una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales” [ibid.:45].
2
El proceso salud/enfermedad/atención (s/e/a) supone la realización de una serie de actividades
orientadas a asegurar directa o indirectamente la reproducción biológica y social que integran
alimentación, limpieza, higiene, curación y prevención de enfermedades, daños y problemas
[Menéndez op. cit.:176].

100
La enfermedad como experencia

llevados a cabo en sujetos y grupos de enfermos, descripción y análisis de los itine-


rarios de atención, manifiestan las creencias y prácticas reales de los grupos socia-
les, quienes integran de manera complementaria a modo de sentido polifónico la
interacción de diversos saberes3 y estrategias pertenecientes a los distintos modelos
médicos. Son acciones en donde intervienen tanto curadores profesionales como el
propio grupo de relación y el familiar doméstico, cuyas formas combinan tanto
elementos pertenecientes al contexto teórico-técnico biomédico, componentes de
la medicina doméstica y sistemas de prácticas considerados alternativos, como la
acupuntura, homeopatía, naturismo y espiritismo, entre otras, que devienen, a final
de cuentas, en una experiencia corporal creadora de saberes, relaciones, recipro-
cidades y sentidos.
En lo metodológico, es posible abordar la investigación de la salud en el pro-
ceso de la descripción etnográfica con la finalidad de comprender la cultura de un

Anabella Barragán Solís


grupo social, desde una perspectiva global donde al abordar la experiencia corporal
en el proceso salud/enfermedad/atención logren reconocerse los significados y
sentidos para un conjunto social dado; asimismo se establece el proceso real que
opera en este fenómeno.
Reconocer las determinaciones sociales, culturales, políticas y económicas en
el proceso salud-enfermedad-atención es tarea fundamental de la antropología
médica. No obstante, la salud-enfermedad de las poblaciones ha sido objeto de
estudio de diversas disciplinas y perspectivas, como lo señalan Molinar y Herrera


[2005]: desde la pertenencia de clase, reproducción social, procesos de produc-
ción y laboral, control y contenido de trabajo, formas específicas de explotación

física, salud y sociedad


3
Aquí uso el concepto saber de los grupos sociales, lo entiendo como “conocimiento en general
[…], como toda técnica que se considere adecuada para dar información en torno a un objeto,
un conjunto de tales técnicas o también el conjunto más o menos organizado de sus resultados
[…]. Saber algo en torno del objeto, lo que significa tener de él un conocimiento, limitado pero
exacto de naturaleza intelectual o científica” [Abbagnano, 2004:932].
El saber en los grupos sociales se nutre del “[…] saber cotidiano: la suma de los conocimientos
que todo sujeto debe interiorizar para poder existir y moverse en su ambiente […]; el saber coti- Antropología
diano constituye el fundamento de todo saber […] y el saber cotidiano surge de la necesidad y de
la experiencia personales. Todo saber proviene naturalmente de la experiencia de los particulares
pero no todas las experiencias particulares son sociales en la misma medida, igualmente genera-
les, igualmente extensibles e importantes para un determinado estrato o integración” [Heller,
1998:317, 326].
El proceso de construcción de saber-conocimiento conlleva un proceso de síntesis; es decir es
metódico, progresivo, analítico, es un acto cognoscitivo. “El pensamiento salvaje […] avanza
por las vías del entendimiento, y no de la afectividad; con ayuda de distinciones y de oposicio-
nes, y no por confusión y participación […]; numerosos textos de Durkheim y de Mauss muestran
que habían comprendido que el pensamiento llamado primitivo era un pensamiento cuantificado”
[Lévi-Strauss, 19984:388].
Por último, para dejar en claro la cualidad del saber social, cito la frase de J. Lorite Mena:
“Saber humanamente constituye un modo de estar en y con las cosas humanamente, un modo
de instalarse en un mundo. Decir ‘mundo’ es, inevitablemente, decir ‘saber de este mundo’
[1982:21, en Flores, 2002:140].

101
La enfermedad como experencia

y enajenación, así como la cultura de la salud, demandas laborales y control en


el trabajo, puesto de trabajo como expresión colectiva, y condiciones de vida. Por
su parte,
[…] la medicina social aborda este proceso apoyada en las corrientes sociológicas del conflicto,
particularmente con los aportes del materialismo histórico […]; para esta corriente los procesos
biológico-humanos, entendidos como las resultantes de las formas históricas específicas de
los seres humanos, tienen un carácter social, porque reconoce que, en última instancia, los
determinantes biológicos son determinados socialmente […] es así como finalmente para
esta disciplina el proceso salud-enfermedad colectivo e individual tiene los mismos determi-
nantes [ibid.:38 y s].

En este trabajo retomo la vertiente de la antropología médica desarrollada por


Menéndez y sus colaboradores, para quienes el eje de análisis es el concepto salud-en-
Anabella Barragán Solís

fermedad-atención, en el que se expresan aspectos simbólicos y estructurales, es decir


tanto sentidos y significados como condiciones económicas y sociales, a partir de
las cuales los conjuntos sociales viven y mueren, se mantienen sanos, enferman y
curan. En esta medida, tanto la estructura de significado como la social expresan
y condicionan al mismo tiempo una determinada construcción social del padecer
[1997, en Osorio, 2001:14 y s]. Esta concepción, llevada a la antropología física,
posibilita centrar la reflexión en la enfermedad como experiencia, que vista desde
la perspectiva de los grupos sociales se traduce como padecer, padecer del cuerpo,

pues es en el cuerpo y sólo a través de él donde tiene lugar el proceso de enfermar,


atenderse, recuperar la salud o morir. Si bien la antropología médica centra sus
física, salud y sociedad

reflexiones en el conjunto de las creencias y prácticas relacionadas con la enfer-


medad de cada sociedad [Genest, 1980], a esta propuesta se agregaron elementos
teóricos y metodológicos que constituyen la vivencia desde una perspectiva feno-
menológica, vivencia, inexcusablemente corporal, histórica y eje de la memoria.
La experiencia involucra afectos, voluntad, valor, deseos, etcétera. Pero éstos también son
históricos; quien desea algo desea valores históricamente viables, objetos interiorizados del
mundo, que se han integrado a la memoria. El deseo presupone una construcción de la memo-
Antropología

ria que involucra la experiencia pasada. Mi memoria no está hecha sólo por mí, sino por la
experiencia interiorizada de otros [Mier, 2001a].

La experiencia en tanto capital cultural determina las formas en como los gru-
pos sociales utilizan los diversos recursos de atención para resolver o atenuar la
enfermedad, proceso que logra reconstruirse a partir de la propuesta de Goffman
[2001], que la antropología médica retoma como carrera del enfermo o carrera curati-
va, la cual no es otra cosa que la sucesión encadenada de hechos prácticos, en tanto
acciones de sentido y significación, encaminadas a la terapéutica para encarar la
enfermedad. Devillard, Otegui y García [1991] explican que en su acepción más
general el término castellano enfermedad agrupa una gran diversidad de alteracio-
nes y estados del organismo que con la palabra inglesa: illness alude a estados

102
La enfermedad como experencia

orgánicos y objetivos, mientras que disease es un término subjetivo, ya que presu-


pone una toma de conciencia y un posicionamiento por parte del individuo que
lo padece.
Ambas dimensiones quedan ilustradas en las enfermedades crónicas, que si bien
algunas son conceptualizadas como claramente orgánicas a tenor de sus caracte-
rísticas, tienen además numerosas consecuencias sociales y —hasta cierto punto—
permanentes.
En este sentido el estudio de las enfermedades, y en particular crónicas, es
importante en la medida que permite poner de relieve la interacción entre ambos
aspectos, padecer y enfermar, con dos finalidades: una supone el enriquecimiento
de la problemática con la cual se aborda el hecho social de la enfermedad4 y le dota de
significación; la otra, llama la atención sobre las situaciones que crea desde el do-
ble punto de vista individual y social. El concepto padecer hace posible su estudio

Anabella Barragán Solís


desde sus múltiples determinaciones, mientras que la enfermedad se restringe a la
aseveración biomédica que la limita a dicho ámbito.

La experiencia de la experiencia
El concepto actual de carrera del enfermo en la antropología médica tiene su origen
en la noción de carrera moral del paciente mental en los estudios de Goffman,
publicados en Internados, en donde advierte que la palabra carrera empieza a uti-
lizarse en un sentido amplio para referirse a cualquier trayectoria social recorrida


por cualquier persona en el curso de su vida [op. cit.].
La carrera del enfermo, como aquí se utiliza, se refiere al conjunto de prácticas de

física, salud y sociedad


atención que lleva a cabo el enfermo en su búsqueda de curación, pertenecientes
de manera interactuante a los distintos modelos médicos, a partir de cuya explora-
ción se ha reconocido que en las enfermedades, sobre todo crónicas, las personas
tienden a pasar por las mismas experiencias de aprendizaje relativas a su condición
[Arganis, 2004; Barragán, 2005; Lara y Mateos, 2003].
El concepto carrera puede ser mucho más abarcador, de tal manera que como
guía metodológica permita emprender la exploración de las experiencias corpo-
Antropología
rales en distintos contextos ocupacionales e incluso de los diversos momentos del
proceso ontogénetico que, siguiendo a Mauss, pueden incluir desde formas de
nacimiento y obstetricia, crianza, alimentación, destete, niñez, adolescencia, técni-
cas corporales del adulto, hasta la vejez. Pueden incluir la experiencia del sueño,
distintas acciones relacionadas con la actividad física y deporte, englobar el arte

4
Aquí retomo la idea de Marcel Mauss acerca del hecho social total en la medida que el padeci-
miento (illness) implica las configuraciones particulares de la vida social; asimismo se constituye
en detonador de todos los principios de la organización subyacente a cada modo de vida, resume,
expresa, totaliza. “Cada fenómeno contiene todos los entramados de que está compuesta la
estructura social. En estos fenómenos sociales totales, como sugerimos llamarles, todas las insti-
tuciones encuentran su expresión simultánea: religiosa, legal, moral y económica. Aún más, los
fenómenos poseen su aspecto estético y revelan tipos morfológicos” [1954:276].

103
La enfermedad como experencia

de la danza, así como las experiencias profilácticas, prevención de la enfermedad,


conservación de la salud y la muerte.
Pero aún más, el concepto carrera también hace posible averiguar la experiencia de
las emociones, como miedo, envidia, celos, asco, alegría, tristeza, amor o la expe-
riencia numinosa, lo que finalmente nos lleva a reconocer la experiencia como vía
de conocimiento, del propio cuerpo y entorno. Así pues podría plantearse, con fines
metodológicos, una carrera de la experiencia de la enfermedad, anclada de manera
irremediable en lo corporal, donde la experiencia estará focalizada en una proble-
mática particular, que iría más allá de los estados anormales o patológicos, para
abarcar los procesos de percepción, atención, enseñanza-aprendizaje; y los de sen-
tir, dar significación y sentido a las emociones. Se trata de procesos eminentemente
individuales pero pertenecientes de forma inevitable a la colectividad, ya que todos
ellos son construcciones sociales y simbólicas. Son experiencias de problemáti-
Anabella Barragán Solís

cas vivenciales que incluyen lo que Mauss (1979) denominó técnicas corporales,
entendidas como el modo en como los hombres, sociedad por sociedad, hacen uso
de su cuerpo en una forma tradicional; cuerpo en tanto medio técnico, el primer
instrumento del hombre.
Pero volvamos a la problemática que nos ocupa: la enfermedad como expe-
riencia, metáfora que resume la idea de estudiar la experiencia corporal en el con-
texto del proceso salud-enfermedad-atención como problema de investigación en
la antropología física. Esto debido a que el espacio y tiempo en donde se enmarca

este proceso se convierte en un eje de análisis, donde el cuerpo es el actor funda-


mental, pues durante la enfermedad hay una especie de caída en el cuerpo, un
física, salud y sociedad

darse cuenta de su finitud, de su vulnerabilidad.


El cuerpo enfermo es un cuerpo en los márgenes sociales, el enfermo está en suspensión
de obligaciones y derechos; cuando transita de la enfermedad a la salud recupera elementos de
su identidad, se inserta de nuevo a los vínculos de interacción y recupera la potencia social
[Mier, 2001b].

El cuerpo propio muestra un modo de unidad, asimismo se está en el cuerpo,


Antropología

“soy mi cuerpo”, dice Merleau-Ponty (1994), la vida del cuerpo que es nuestra
vida real, la única vida que tenemos [Berman, 1992]. Es en el sentido de la concep-
ción del cuerpo en tanto corporeidad, entendida como la expresión física, biológica,
social y cultural manifestada en el cuerpo humano [Rico Bovio, 1990], como se
plantea su estudio en el contexto antropofísico. Es el cuerpo en donde se intenta
aprehender la realidad objetiva y subjetivada de la experiencia vivida.
La experiencia de la enfermedad constituye elementos que desencadenan re-
significaciones, recomposición de identidades, reconstrucción de prácticas y es-
tablecimiento de nuevas normatividades que se encarnan en el cuerpo. Según las
propuestas de Dilthey, la vida es la “la raíz de la visión del mundo”, la vida
[…] esparcida sobre la tierra en innumerables vidas individuales, vivida de nuevo en cada
individuo y conservada […] en la resonancia del recuerdo. De entre las experiencias vitales

104
La enfermedad como experencia

las más importantes son las que limitan mi existencia, ejercen sobre ella una presión, que no
puedo eliminar, que frenan mis intenciones de un modo inesperado y que no puede alterarse.
La totalidad de mis inducciones, la suma de mi saber se basa en estos supuestos, fundados en la
conciencia empírica [1990:40, 42].

Es así como concluyo que las experiencias particulares devienen en expe-


riencias generales; son en sí mismas acervos de conocimiento que constituyen
un capital cultural, el cual bien puede explicarse como saber, al modo que lo
explica Heller:
El saber sobre el que se basa el pensamiento del particular —es decir el pensamiento coti-
diano— no es casi nunca personal, sino que está formado principalmente por la generalidad
de las experiencias de vida de las generaciones anteriores […]. Del saber cotidiano, de la
experiencia acumulada, el particular se apropia sólo de lo que le es necesario o puede serle

Anabella Barragán Solís


necesario, para mantener y estructurar su vida en la época y el ambiente determinando [op.
cit.:333].

Asimismo, para que finalmente la noción de experiencia sea acumulada, intro-


yectada y vivida, Turner y Dilthey la explican como sigue:
“Experiencia” deriva del latín experientia, que denota “ensayo”, “prueba”, “experimento”,
generado a su vez de experiens, el participio presente de experiri: “ensayar”, “probar”, de “ex”
más la raíz per, como en peritus, “experimentado”, “aprendido por medio del ensayo”. La


forma ampliada de *per con sufijo es *per-itlo, de donde proviene el latín periculum, “en-
sayo”, “peligro”, riesgo” […]. Nos encontramos con un nexo entre experiencia y riesgo, lo

física, salud y sociedad


cual apunta más a “drama” y “crisis” que hacia un aprendizaje meramente cognitivo […]
experiencia, es entonces, “vivenciar” y “pensar hacia atrás” […]. Siguiendo a Dilthey, Turner
señala que también es “querer o desear hacia delante”, es decir, establecer metas y modelos para la
experiencia futura en la cual se tiene la esperanza de evitar o eliminar los errores y los peligros
de la experiencia pasada [Geist, 2002:85 y s].
Según Turner, la experiencia, para ser transformadora, debe incluir significado, el cual
encierra una dimensión temporal explicitada con el concepto de Nacherleben (revivencia) de Antropología
Dilthey y relacionada con la noción de restauración […]. La revivencia conlleva la tarea más
elevada del entendimiento: interpreta y coloca una vivencia en el contexto sociocultural y
psíquico-individual, al buscar su significado retrospectivamente […] las emociones de las ex-
periencias pasadas colorean las imágenes y los contornos revividos por la sacudida presente.
La consumación de la experiencia se realiza en el hallazgo y en la expresión del significado
que une el pasado con el presente [ibid.:154 y s].
Para Dilthey, la vivencia atraviesa por cinco momentos procesales hasta “exprimir” una ex-
presión concluyente: 1) empieza por un primer núcleo perceptual intenso cargado de placer
o dolor; recorre luego los momentos de 2) la evocación de imágenes claramente perfiladas
de vivencias pasadas; 3) la plena reviviscencia de los acontecimientos pasados con los sen-
timientos originalmente enlazados; 4) la generación de significado mediante una reflexión
sensible sobre las conexiones entre los acontecimientos pasados y presentes hasta, por último,

105
La enfermedad como experencia

5) desembocar en la conclusión de la vivencia por medio de la expresión y comunicación


[Turner, 2002a:80 y s].5

De acuerdo con las propuestas de Dilthey en cuanto al proceso de la experiencia, éste


concluye con la comunicación verbal o no verbal. Desde dicha perspectiva, la propuesta
en este trabajo incluye dos aspectos fundamentales de la experiencia corporal en las
múltiples situaciones ya señaladas en párrafos anteriores, y de manera particular en la
enfermedad: la expresión corporal y comunicación verbal mediante la observación y
aplicación de entrevistas en profundidad.
La comunicación verbal de la experiencia se constituye etnográficamente en
un corpus narrativo, elaborado en la interacción entre sujeto e investigador, a través
del lenguaje, en tanto medio universal en el cual se realiza la comprensión misma.
Y dado que, siguiendo a Gadamer (1999), todo comprender es interpretar, en el
caso de la construcción narrativa de la experiencia por medio de técnicas cuali-
Anabella Barragán Solís

tativas6 de investigación, como la entrevista en profundidad, entrevista grupal y


observación participante, se busca reconstruir el proceso de la enfermedad a partir
de la recuperación de las prácticas y significaciones de las experiencias vividas. Los
relatos así obtenidos hacen presentes los sentidos, son el vínculo entre el sujeto y
el mundo; la palabra es capaz de iluminar el mundo porque cada palabra refleja en
sí misma el universo [Mier, 2001a].
Así pues, los relatos forman el corpus de la experiencia a interpretar, describir y ana-

lizar; ello nos obliga a pensar en su construcción metodológica. Y así como la historia
oral se entiende como un relato conversacional dialógico, es decir una acción que cons-
física, salud y sociedad

truyen de manera conjunta entrevistado y entrevistador, los productos de la narración


de la experiencia corporal son intersubjetivos, de tal manera que la memoria, por lo
tanto, es una construcción y reconstrucción intersubjetiva. Los hechos que se narran
pasan por el tamiz de la selección de las experiencias consideradas significativas, signi-
ficación que, si bien es individual, es finalmente construida por los otros. Lo individual
queda así subsumido a lo social.
A la memoria se le imprime un sentido y se resignifica el pasado a la luz del
Antropología

presente y porvenir. Con ello se pretende una transcripción de la vivencia, que al


estar elaborada en un marco de interacción a modo de encuentro cultural, entre
informante e investigador, se lleva a cabo a partir de una resignificación del pasado,
en el presente; es así como cobra importancia no sólo lo dicho sino también lo
no dicho.

5
Para Turner, “[…] una experiencia jamás concluye realmente mientras no se exprese, es decir,
mientras no se comunique a otros de manera comprensible, verbal o no verbal” [2002a:81].
6
La investigación etnográfica es el método cualitativo de investigación en el que se contrasta la
información de “informantes” y “observadores” en el uso de grupos de discusión; es lo dialógico
lo que estamos buscando como expresión de lo “narrativo” [Pla, 1999:296].

106
La enfermedad como experencia

La experiencia: desde lo conocido a lo desconocido


La metáfora es una figura retórica que consiste en utilizar las palabras en una com-
paración tácita, usar las palabras en sentidos diferentes del que les es propio. Para
Ricoeur (1996), la metáfora se encuentra constantemente en el lenguaje, pues éste
es figurativo por completo.
No hay nada en el mundo que me permita saber, si no es con metáforas o comparaciones
[…]. Una metáfora produce una incertidumbre de sentido […], es la condición del lenguaje
estético, caracterizado por la indeterminación de la significación. Condición de principio de
autonomía […]. La metáfora es un acto estético en sí mismo, porque es autónomo. El trabajo
metafórico produce una desreferenciación, no remite a ningún objeto del mundo. Es una
cualidad particular del lenguaje […], la metáfora crea conocimiento […]; toda condición con-
jetural se expresa metafóricamente […], la metáfora es un elemento central en la construcción
de conocimiento […], todo conocimiento involucra una etapa de conocimiento metafórico, el

Anabella Barragán Solís


momento de construcción de conocimiento se constituye a través de una propuesta metafóri-
ca, define el umbral del conocimiento. La analogía funciona cuando conozco dos elementos
que se comparan […], el cuerpo perturbado es un cuerpo metafórico […]. La analogía accede
fundamentalmente a metáforas, es esencialmente construcción conjetural, podríamos llamar-
le interpretación […], la metáfora conlleva en alguna dimensión la noción de experiencia, es
un modo de respuesta obligada ante la incertidumbre […]; detrás de la maraña de palabras,
está una arquitectura conceptual [Mier, 2003b].


La experiencia corporal fuerza a la creación de una respuesta, mediatizada por
significación y sentido. Y el sentido es una intersubjetividad histórica en permanente

física, salud y sociedad


recomposición de saberes e identidades, que se materializan en los actos, incluido el
lenguaje, cuya interpretación descubre y crea el significado.
Por otra parte, sabemos que el lenguaje no es transparente, no dice todo lo que
dice. El lenguaje es en sí mismo un objeto de resistencia al sentido, no es una vía
inmediata a la comprensión, se resiste a la comprensión. La significación es un modo
de ordenar el sentido, que obedece y se vincula a la vida misma, hace referencia a la
memoria7 y a la tradición cultural, que no es una reliquia del pasado sino algo que se Antropología
trasmite, realiza y renueva en el presente.
Aquí puedo entender la tradición a partir de la tradición lingüística de Gadamer, lo
que se trasmite bajo la forma de relato directo o escrito [Mier, 2001b].
La tradición no es algo sensible e inmediato. Es lenguaje, y el oír que la comprende, involucra
su verdad en un comportamiento lingüístico propio respecto al mundo cuando interpreta los
textos. Esta comunicación lingüística entre presente y tradición es […] el acontecer que hace
su camino en toda comprensión. La experiencia hermeneútica tiene que asumir, como expe-
riencia auténtica, todo lo que se le actualiza [op. cit.:554].

7
El cuerpo se constituye en eje de memoria, eje de percepción fundamental, marca desde dónde
podemos establecer el antes y el después, el aquí y el ahora, el pasado y el futuro, la presencia y
la ausencia [Mier, 2003].

107
La enfermedad como experencia

En las acciones encaminadas a afrontar la enfermedad se hace patente este úl-


timo aspecto, pues en ellas se materializa el sentido y significación del padecer, tanto
en la construcción diagnóstica y terapéutica biomédica como en la experiencia de
los síndromes de filiación cultural (sfc), los cuales son un conjunto de enfermedades
reconocidas y clasificadas en sistemas médicos específicos. Como ejemplo tenemos,
en la medicina tradicional en México, los nervios, susto, envidia, vergüenza, coraje
o muina, celos, insulto y brujería, que se relacionan sobre todo con la causalidad
de la enfermedad y las formas terapéuticas alternativas.
La significación no es un conjunto de planos sino necesariamente un modo de configurar el
sentido que obedece a múltiples factores que dan sentido a las palabras. No provienen de la
existencia objetiva, sino que el significado del lenguaje está vinculado a la vida misma de esos
sujetos que lo ponen en acto [Mier, 2001b].
Anabella Barragán Solís

Para Gadamer, la mejor interpretación es la que está más cerca de lo que quiso
decir el sujeto; pero Mier se pregunta: ¿cuáles son los sentidos que en realidad
están operando? Para este autor, hay un presupuesto de la verdad de sentido, el cual
permite reconstruir el universo de significación. Hay una intencionalidad hermenéu-
tica;8 por ello necesitamos la intención del sujeto, porque si no hay presupuesto de
intencionalidad no es posible conocer lo que quiso decir.
La palabra es capaz de iluminar el mundo […], develar a las palabras su sentido primordial
[…] es tarea del poeta, la idea de Malarmé es la de constelaciones en la noche, lo que repre-

senta son constelaciones de palabras, igual que hay estrellas más grandes, más brillantes, así
las palabras […], cada palabra tiene que reflejar el mundo. Cada palabra es un universo. La
física, salud y sociedad

palabra más elemental, refleja en sí misma el universo [Mier, 2001b].

Tornemos al fundamento de la experiencia: el cuerpo, con el fin de intentar


comprender la significación y sentido de los actos.
El cuerpo no es el pariente pobre de la lengua, sino su socio con todas las de la ley en la
permanente circulación del sentido que da su razón de ser al vínculo social. Ninguna palabra
existe sin la corporeidad que la envuelve y le da carne [Le Breton, 1998:40].
Antropología

Asimismo, el cuerpo es el lenguaje del mundo, una metáfora de la experiencia


vivida, un lenguaje que devela la vida misma. En el cuerpo se inscribe y escribe
la experiencia, es un texto que permite la interpretación; en él se encuentra la
significación y el sentido. La enfermedad es la metáfora de los cuerpos, cuerpos

8
A decir de Beuchot, “[…] la hermenéutica es el arte y ciencia de interpretar textos, entendidos
por textos aquellos que van más allá de la palabra y el enunciado […]; la hermenéutica inter-
viene donde hay polisemia […], el punto de vista es la textualidad que hay que decodificar y
contextuar […]. Y el objetivo final del acto interpretativo es la comprensión […], todo lo que
la hermenéutica considera lo hace en cuanto texto, como susceptible de ser textualizado. Sobre
todo consiste en hallar el sentido auténtico, que está vinculado a la intención del autor, la cual está
plasmada en el texto que él produjo. Se trata de captar lo que el autor quiso decir […]; en la interpre-
tación convergen tres cosas: el texto, el autor y el lector” [2000].

108
La enfermedad como experencia

dolientes, marginales, creadores de nuevas identidades y mundos, saberes singula-


res y colectivos, portadores de conocimiento.
¿Cómo es que el cuerpo se constituye en portador y constructor de conoci-
miento? En primera instancia la vía es la percepción:
La percepción se ha definido como la elaboración de juicios sobre las sensaciones, requie-
re de la interpretación y de la conciencia e influye en la conducta del perceptor; para ello,
intervienen procesos psíquicos entre los que se encuentran el aprendizaje, la memoria y la
simbolización [Cohen, 1981, en Vargas Melgarejo, 1998:29].

En suma, la percepción es un proceso de significación.


La percepción […] es el trasfondo sobre el que se destacan todos los actos y que todos los actos
presuponen. El mundo no es un objeto cuya ley de constitución yo tendría en mi poder; es el
medio natural y el campo de todos mis pensamientos y de todas mis percepciones explícitas.

Anabella Barragán Solís


La verdad no “habita” únicamente al “hombre interior”; mejor aún, no hay hombre interior,
el hombre está en el mundo, es en el mundo que se conoce [Merleau-Ponty, op. cit.:10].

Para Aisenson “la percepción resulta ser algo diferente de una pura orientación
cognoscitiva; cada objeto aparece ante nosotros envuelto en la peculiar atmósfera
de propósitos y sentimientos de que lo rodeamos” [1981:80].
Para una correcta interpretación, de acuerdo con Mier [2001a], uno tiene que apren-
der a leer en cada palabra un universo de reflejos. Ahora bien, aprender a leer el cuerpo


presupone aprehender sus múltiples lenguajes con los que comunica el mundo y recono-
cer que en el cuerpo se encuentra también una voluntad de sentido.

física, salud y sociedad


Esto lo podemos observar en el proceso de la enfermedad, cuando reconoce-
mos que la concepción del cuerpo se proyecta desde la perspectiva de los indivi-
duos enfermos, quienes consideran que la experiencia del padecer involucra tanto
al cuerpo como a la mente, ya que el sufrimiento moral acompaña al proceso de la
enfermedad. Para los enfermos el origen y elementos que exacerban o disminuyen
las dolencias son tanto externos como internos. Los primeros pertenecen al medio
ambiente físico o social, incluyendo clima, altitud, humedad, y características eco- Antropología
lógicas ambientales en general; además de las condicionantes socioeconómicas,
como bienestar, pobreza, hacinamiento, viviendas depauperadas, características
de los grupos familiares domésticos, entre otros. En cuanto a elementos internos,
están considerados entre ellos los sentimientos o emociones, pérdida, duelo, culpa,
abandono, soledad, celos, envidia, odio, tristeza, angustia, etcétera, como causantes
o coadyuvantes del padecer. Asimismo, múltiples trabajos han demostrado que la
significación de la mayor o menor susceptibilidad al padecimiento está condiciona-
da por algunos procesos fisiológicos, específicos y propios en y del cuerpo, como
edad, sexo, agotamiento físico, tensión emocional y sufrimiento crónico [Peters,
2000; Kleinman, 1994; Stenberg y Wall, 1995; Kungelman, 1999; Kristenson et al.,
2004; Bautista et al., 2004; Gutiérrez, 2004; Kassian et al., 2004; Domínguez y
Olvera, 2005; Barragán, 2005].

109
La enfermedad como experencia

La condicionante genérica9 es un elemento fundamental para el análisis dife-


rencial de la experiencia de la enfermedad, pues lo que define al género es la acción
simbólica colectiva, mediante la cual el proceso de constitución del orden simbólico
en una sociedad fabrica las ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres. Di-
chas ideas se materializan en las prácticas sociales en cuyo interior se reproducen las
desigualdades entre géneros, la diversidad no sólo de los procesos patológicos que se
desarrollan de manera diferencial entre hombres y mujeres, sino también en los roles
que se juegan ante el proceso salud-enfermedad-atención [Burin et al., 1990; Finkler,
1994; Barragán, 2001; Arganis, op. cit.].
Por último, vale resaltar que la significación de los actos humanos no se en-
cuentra en el acto mismo, sino que es un correlato, una relación entre signos, la
categoría del significado impregna totalmente a la historia; por ejemplo, el narrador
en el ámbito más simple de un relato logra un efecto, resaltando los momentos signi-
Anabella Barragán Solís

ficativos de un proceso [Turner, 1975, 2002b:139].

¿Cuándo la vivencia deviene en experiencia?


Aquí hay que preguntarse: ¿cómo encontrar la experiencia de la experiencia de tal
manera que permita trascender, trasladar las identidades y resignificar la vivencia
y la vida? El concepto drama social parece pertinente para dilucidar el espacio y
tiempo de la experiencia.
Para Turner (1975), el drama social brota precisamente de la suspensión del

juego de los roles normativos. Por otra parte, es una irrupción en la superficie de la
vida social continua, con sus interacciones, transacciones, reciprocidades y cos-
física, salud y sociedad

tumbres que buscan promover secuencias de conducta regulada y ordenada.


De carácter temporal, los dramas sociales son unidades del proceso inarmó-
nico o disarmónico que surgen en situaciones de conflicto. En general constan de
cuatro fases de acción pública, accesibles a la observación:
1. Brecha de las relaciones sociales regulares gobernadas por normas; ocurre
entre personas o grupos dentro del mismo sistema de relaciones sociales.
2. Crisis, en las que la brecha tiende a extenderse y expandirse.
Antropología

3. Acción reparadora, donde entran en acción mecanismos de ajuste y repa-


ración.10

9
“El género es la construcción social que se impone al cuerpo sexuado. Como advierte Simone
de Beauvoir en El segundo Sexo: no nacemos como mujeres y hombres, la sociedad nos convierte,
forma identidades de acuerdo con lo que cada cultura espera para los hombres y las mujeres en
cada nivel socieconómico, edad y etnia […]” [Hierro, 1996:63].
10
Para Mier, “[…] la tercera fase es el momento reconstructivo: las técnicas pragmáticas y las ac-
ciones simbólicas alcanzan su más completa expresión […]. Es esta fase la que despliega abierta,
narrativa, espectacularmente, su carácter de puente, de tránsito, su naturaleza liminar. Esta fase
inscrita entre el enrarecimiento de las normas, de las identidades y el surgimiento de la máscara,
escenifica también la distancia que separa la futura condición, el precario momento del reposo
de las denominaciones y los eventos que imaginariamente originaron la crisis” [1993:25].

110
La enfermedad como experencia

4. Fase final, consistente en la reintegración del grupo social alterado o reco-


nocimiento y legitimación de una escisión irreparable entre las partes en
disputa [Turner, en Geist, 2002].
El drama social turneriano es también una metáfora que permite al autor abordar
los entrelazamientos dinámicos de los sistemas normativos, su instauración, ple-
nitud y disolución. “Es un instrumento fértil para la comprensión de los tiempos
colectivos y las dinámicas complejas de su articulación en los vastos sistemas ri-
tuales” [Mier, 1993:22].
Vista desde esta perspectiva, la enfermedad es un drama, un algo que perturba y
exige una reacción por parte del sujeto, lo afecta y produce una especie de reacción
propia: el desencadenamiento del mecanismo de semiósis. La experiencia irrumpe
en la creencia, al ocurrir un evento todas las pautas argumentativas se fracturan.
En este sentido, el supuesto metodológico del concepto carrera del enfermo, per-

Anabella Barragán Solís


mite acceder a las condicionantes del drama social, la enfermedad se convierte en la
crisis en la que la brecha tiende a extenderse y expandirse, irrumpe en la cotidianidad,
quiebra los hábitos, obliga a “ver”, significar y resignificar; obliga a actuar. Y es
precisamente esa acción la que lleva a “[…] mover el eje de referencia y poner
sobre el hecho de la acción el peso de la significación” [Mier, 2004]. Aquí entraría
la tercera fase del drama social: la acción reparadora.
Para evitar que la crisis se expanda, muy pronto entran en acción mecanismos de ajuste y


reparación […] formales o informales, institucionalizados o ad hoc […]. Pueden abarcar desde
una advertencia personal y mediación o arbitraje informales hasta la puesta en acción de la

física, salud y sociedad


máquina jurídica formal y legal, para resolver ciertos tipos de crisis o legitimar otros modos
de solución hasta la ejecución de un ritual público [Turner, 1975, 2002c:51].

Para Turner, los rituales de la tercera fase (acción reparadora) pueden ser co-
rrectivos: adivinación sobre las causas ocultas del infortunio, conflicto y enfermedad;
rituales curativos y de iniciación; y en términos generales considera que los rituales
de aflicción son “terapéuticos”. Todos ellos contienen dentro de sí una etapa liminar Antropología
que provee un escenario en ambientes separados de la vida mundana caracteriza-
dos por símbolos sagrados, pruebas de valor, humillaciones, instrucciones esotéricas y
paradójicas, señalados por tipos simbólicos representados en máscaras y payasos,
reversiones entre géneros, anonimato y muchos otros fenómenos y procesos limi-
nares [Turner, 2002d:99].
En tanto acción reparadora de la salud perdida, y partiendo de las entrevistas, se
observarán los mecanismos de ajuste y reparación de los roles, que se resignifican
en el marco del contexto social de los sujetos. Todo ello a partir de la irrupción del
cuerpo, por la experiencia corporal, pues la enfermedad se convierte en poseedora
del cuerpo al mismo tiempo que está contenida en éste cuerpo, cuerpo que es el
existir, el eje del mundo.

111
La enfermedad como experencia

Del acontecer al lenguaje metafórico


La única manera de significar y representar las sensaciones y experiencias corpora-
les es a través del lenguaje, las palabras como símbolos, formas de construir y
reconstruir la realidad, complejidad para la cual no existen las palabras capaces
de describir la realidad de la experiencia. Entonces, ésta se expresa en términos
metafóricos.
Good [1994a, 1994b] habla de las narrativas como las formas en las que la expe-
riencia es representada y reconstruida, donde se construye un orden y coherencia;
sin embrago, la experiencia siempre excede la descripción o narrativización.
Estas narraciones están constituidas por palabras portadoras de sentido, me-
táforas, en donde hay una transposición de sentido el cual, para Ricoeur [2001],
es metafórico en cuanto tal se nutre en la densidad de lo imaginario. Son metáforas
que mediante su carga simbólica no sólo remiten a algo, sino que lo representan
Anabella Barragán Solís

en cuanto están en su lugar, lo sustituyen. “Pero sustituir significa hacer presente


algo que está ausente. El símbolo sustituye en cuanto lo que representa, esto es, en
cuanto hace que algo esté inmediatamente presente” [Gadamer, 1999:205].
Así pues, este elemento de la retórica permite conocer lo desconocido, darle un
nombre a lo innombrable, a lo imaginado, a lo experimentado.

A modo de conclusión
Pensamos a la antropología física como una disciplina o campo disciplinar abierto

y complejo, que desde los albores de su conformación se ha dado a la tarea de es-


tudiar el cuerpo humano. Si bien este objetivo se ha desarrollado desde múltiples
física, salud y sociedad

perspectivas a lo largo de su historia, un cuerpo-naturaleza, positivo, medido y


medida de las cosas, capaz de establecerse en múltiples y diversas clasificaciones (e
interrogado por medio de distintas y sofisticadas técnicas desarrolladas en distintas
áreas teórico-técnicas, que lo develan en sus múltiples cualidades y significados)
demuestra mediante cada uno de los intentos por acotarlo, por establecer límites de
interpretación, que el cuerpo humano en tanto corporeidad es aún inconmensura-
ble y enigmático. Al mismo tiempo, esto exige otros horizontes, otras miradas, que
Antropología

considerándolo en su multiplicidad permitan incursionar ya no en el cuerpo men-


surable sino en el vivido, subjetivado, experiencial. El campo antropofísico es el
ideal para abordar el estudio del cuerpo en sus múltiples dimensiones; una de ellas
inexorable: la enfermedad, porque ésta “[…] es una forma de existencia completa [y
el enfermo] simplemente es su cuerpo y su cuerpo es la potencia de un cierto mundo”
[Merleau-Ponty, 1994:123 y s].
Las enfermedades son experiencias de vida, hechos sociales inmersos en una
trama de significados que, anclados en la corporeidad, irrumpen en la cotidiani-
dad, fracturan las cadenas de las estructuras sociales y se constituyen en un drama so-
cial. Éste pretende resolverse por medio de actos sociales rituales, inmersos en sistemas
sociales heterogéneos, complementarios y transaccionales, como son los sistemas de
atención a la salud, ritos terapéuticos, observables por el antropólogo al estar ahí.

112
La enfermedad como experencia

Uno de los objetivos primordiales del estudio de la enfermedad como experien-


cia es precisamente reconocer la vivencia significada, cuyo reconocimiento sólo es
posible al navegar en las profundidades de las narraciones de los propios actores de
la experiencia (la cual es, al mismo tiempo, singular y colectiva). Se trata de narra-
tivas obligadamente metafóricas en las que se encuentra el reflejo y construcción
del mundo; asimismo, la enfermedad es una metáfora de la vida vivida, de la histo-
ria en cada uno de los enfermos, y es a partir de la enfermedad cuando se presentan
en el escenario las contradicciones y conflictos sociales, las cuales se resignifican y
reestructuran a partir de los nuevos sentidos que el proceso de enfermar exige.

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116
117
La enfermedad como experencia

Antropología física, salud y sociedad Anabella Barragán Solís



Antropología física, salud y sociedad Anabella Barragán Solís
₪ La enfermedad como experencia

118
Alimentación, nutrición y pobreza
en ancianos de la ciudad de México*1

 José Alberto Rivera Márquez


Elvia Vianey Guerrero Alcocer

Introducción
Aunque el presente trabajo no parte de un enfoque antropológico,
aporta elementos para una reflexión posterior que desde la antropología
permita analizar problemas de alimentación-nutrición en poblaciones
urbanas pobres de edad avanzada, de la ciudad de México. Diversos
campos del conocimiento reconocen la urgente necesidad de abordar
las consecuencias para la salud y la calidad de vida derivadas de un
envejecimiento poblacional en condiciones de profunda desigualdad
social, tal como sucede en ésta y otras metrópolis y áreas urbanas de
México y América Latina [Rivera y Guerrero, 2006].
El trabajo está organizado en tres partes. La primera analiza
indicadores de pobreza y desigualdad en poblaciones urbanas lati-
noamericanas de edad avanzada como contexto para el estudio de
diferenciales sociales de alimentación-nutrición en la vejez. Poste-
riormente, se presentan evidencias que sugieren una satisfacción
diferenciada del hambre en ancianos pobres de la ciudad de México y
zona metropolitana. La tercera parte resume un conjunto de reflexio-
nes cuyo propósito es llamar la atención sobre algunos aspectos de
las relaciones entre alimentación, nutrición y pobreza durante la vejez
que pudieran ser atractivos para la mirada antropológica.

*
Los resultados aquí presentados se derivan del proyecto de investigación “Se-
guridad alimentaria, pobreza y tercera edad en la ciudad de México y su zona
metropolitana: la respuesta de los gobiernos locales”, dirigida por el primer au-
tor de este trabajo, y forma parte de los proyectos de investigación registrados
ante el área de Estado y Servicios de Salud de la uam Xochimilco. En síntesis,
se trata de un estudio cuasi experimental que incluye 1 275 hogares con adultos
mayores de la ciudad de México y su zona metropolitana [Rivera, 2005; Rivera
y Guerrero, 2006].

119
Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

Vejez, pobreza y desigualdad social en la urbe: indicadores para México y América Latina
Pese a la falta de acuerdo sobre el momento en el cual debe considerase anciano o
anciana a una persona, datos recientes revelan un crecimiento acelerado no sólo de
la población latinoamericana de 60 años de edad y más (respecto a la población total),
sino también de las personas en esta misma franja etárea quienes habitan en ciuda-
des y metrópolis. Villa y Rivadeneira [2000] señalan, por ejemplo, que en 1975
poco más de la mitad de los ancianos de América Latina vivía en un área urbana,
mientras que para el año 2000 tal condición se observaba en prácticamente tres de
cada cuatro ancianos. Estos mismos autores estiman que para 2025, 80% o más de los
ancianos latinoamericanos vivirá en alguna ciudad de la región. De acuerdo con
José A. Rivera • Elvia V. Guerrero

la Comisión Económica para América Latina (cepal), en este mismo territorio la


presencia de hogares urbanos con adultos mayores varía de un país a otro, lo cual
responde en gran medida a la fase de la transición demográfica por la cual atravie-
san. Así, por ejemplo, existen países como México, Bolivia y Brasil, en cuyas áreas
urbanas alrededor de 23% de los hogares cuenta con al menos un miembro de 60
años de edad y más, mientras que en otros países, como Uruguay y Argentina, 35%
o más de los hogares urbanos cuenta con uno o más adultos mayores [cepal, 2000].
Las personas adultas mayores no constituyen, sin embargo, un grupo homogéneo
en términos socioeconómicos.
En la actualidad muchas sociedades, grupos e individuos en México y en Amé-
rica Latina continúan viendo al anciano como improductivo y dependiente, y al

envejecimiento como enfermedad o limitación. Esta percepción ha llegado incluso


a permear sectores gubernamentales y financieros y, en consecuencia, las acciones
física, salud y sociedad

específicas en materia de política social para este sector de la población [Rivera,


2005]. Así, ser viejo pareciera ser una carga para el Estado y la sociedad y, como
tal, las posibilidades para recibir asistencia social se ven limitadas por sectores
que cuestionan cualquier inversión que pudiera garantizar condiciones mínimas de
bienestar durante la vejez bajo el argumento de no ser redituables [Andrews, 2000;
Barrientos, 2002]. Aunado a lo anterior, para una alta proporción de la población
adulta mayor de la ciudad de México y otras áreas urbanas latinoamericanas no
Antropología

existen fuentes seguras de ingreso ni posibilidades de acceder a una pensión u


otros beneficios mediante la seguridad social. La situación socioeconómica juega
un papel central en la configuración del bienestar y condiciones de vida de las
personas adultas mayores. De acuerdo con Barret,
[…] because it influences the timing of life transitions and rate of physiological decline [socioeconomic
status] is a primary determinant of the subjective experience of aging; it shapes the way an individual thinks
about age and the stages of life in general and his or her own age and life stage in particular. Compared
with their wealthier counterparts, individuals of lower [socioeconomic status] tend to perceive a more temporally
compressed life course [2003:101].

Asimismo, Dunn ha señalado que los ancianos quienes viven en condiciones


socioeconómicas favorables

120
Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

[…] have always been able to enjoy more autonomy than the poor, for wealth brings with power […]
autonomy, dignity, respect and the provision of basic social and medical services, which should be taken
as a right in a civilised society, appear to be becoming the prerogative of those with […] consumer power.
Thus, the poor are increasingly seen as a problem; they are not just relatively worse off, but may well lack
decent living conditions and an adequate income to enable them to eat well and keep warm enough. They
may have to wait for a very long time for medical treatments […] that will greatly improve the quality of
their lives; their social life may be limited or non-existent as a result of poverty and lack of mobility [...].
The poor are increasingly condemned to a life of being grateful for seemingly reluctantly given charity,
while the wealthy have the right to have their needs met by virtue of their consumer spending power
[1999:14].

José A. Rivera • Elvia V. Guerrero


Las diferencias socioeconómicas entre países son, sin embargo, notorias. En el
cuadro 1 se observa que de un conjunto de países latinoamericanos seleccionados,
México, además de Honduras y El Salvador, poseen las áreas urbanas que concen-
traron los porcentajes más altos de ancianos sin ingreso durante el año 2000 (en
promedio, 52.5% para los tres países). Este indicador de pobreza es, en cambio,
menos pronunciado en ciudades argentinas, uruguayas y brasileñas (22.1%, 9% y
28.2%, respectivamente), las cuales tienen, en teoría, niveles de desarrollo similares
a las mexicanas. En el mismo cuadro se aprecia que, en el año 2000, la incidencia
de la pobreza en hogares urbanos mexicanos con personas adultas mayores fue
similar a la de domicilios bolivianos y salvadoreños con la misma composición (en


promedio, 43.3% para los tres países). La incidencia de la pobreza en hogares urba-
nos mexicanos con personas adultas mayores superó a la de brasileños, argentinos

física, salud y sociedad


y uruguayos con características similares por 2, 3 y 8.6 veces, respectivamente.

Cuadro 1. Indicadores de pobreza en adultos mayores


de áreas urbanas latinoamericanas seleccionadas, 2000
País Sin ingresos % Incidencia de pobreza %
Uruguay 9 5 Antropología
México 52.1 43
Honduras 54.5 71
El Salvador 51 44
Brasil 28.2 21
Bolivia 39.4 43
Argentina 22.1 14

Pese a su alto nivel de generalidad, este contexto de heterogeneidad socioeco-


nómica sugiere un entorno desfavorable para un amplio sector de la población
adulta mayor (así como para quienes envejecerán en el corto plazo), en donde

121
Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

se combinan la complejización de las condiciones de salud-enfermedad con una


creciente demanda de asistencia social y servicios de salud especializados [Del Po-
polo, 2001; Palloni et al., 2002; Rivera op. cit.]. Rivera y Ruíz confirman lo anterior
al señalar que, ante este panorama,
[…] los retos que subyacen [al envejecimiento poblacional en la América Latina urbana] son
cada vez de mayores dimensiones […]. En la actualidad, aún existe una importante prevalencia
de padecimientos infecciosos y transmisibles [asociados a] condiciones de vida precarias; de
manera simultánea, la carga de la morbilidad por causas crónico-degenerativas, vinculadas
con procesos de urbanización, crece día con día. Por su parte, los problemas alimentarios y
nutricionales, por déficit, por excesos o por ambos, continúan cobrando un alto número de
José A. Rivera • Elvia V. Guerrero

víctimas [entre la población adulta mayor]. Para [muchos ancianos] las limitaciones socioeco-
nómicas para acceder a una alimentación adecuada son cotidianas. De manera paralela, la
discapacidad es responsable de la pérdida de vida saludable en una alta proporción de personas
adultas mayores, lo que puede llegar a convertirse en mayor dependencia, pérdida de la au-
toestima y diversas dificultades para desarrollar actividades de la vida diaria [2001:176].

Desafortunadamente, no todos los Estados ni sociedades latinoamericanas


afrontan los retos del envejecimiento poblacional con el mismo compromiso. Existen,
en ese sentido, prioridades distintas en el combate a la pobreza y una gran desigual-
dad social durante la vejez, lo cual deriva en esquemas diversos de atención a las
necesidades de alimentación-nutrición para los ancianos de la región [Rivera y

Mandujano, 2003; Rivera, 2005].


física, salud y sociedad

Satisfacción colectiva del hambre en ancianos de la ciudad de México:


el contexto de la pobreza y la desigualdad social
Notas metodológicas
La falta de un ingreso regular tiene expresiones concretas en las formas como las po-
blaciones urbanas de edad avanzada satisfacen sus necesidades de alimentación-
nutrición. En el ámbito de la ciudad, el hambre y otras necesidades básicas son
resueltas primordialmente por medio del dinero (esto es, del poder adquisitivo) [Ri-
Antropología

vera y Ruiz, 1999]; su ausencia puede significar hambre y pobreza para grupos, hogares
e individuos en asentamientos urbanos. Al respecto, conviene señalar que
[even though] money income on its own has been criticised as an imperfect and unrealistic measure of
welfare […] limited access to income clearly cannot be ignored as an important component of poverty.
Judgments over deprivation must consider the role played by real income inadequacies […] in understan-
ding, for instance, poverty and food insecurity in urban areas [Rivera, 2005:52].

La asociación entre vejez, nivel socioeconómico y un acceso incierto o limi-


tado a los alimentos (es decir, inseguridad alimentaria) [Anderson, 1990] ha sido
demostrada en personas de 70 años de edad y más, residentes de áreas pobres de la
ciudad de México y zona metropolitana [Rivera, 2005; Rivera y Guerrero, 2006],
así como en individuos de 65 años de edad y más de la zona urbana de Campinas,

122
Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

Saõ Paulo, Brasil [Marín et al., 2005]. Desafortunadamente, a la fecha no hay


investigaciones que exploren esta problemática en ancianos de otras áreas urbanas
o rurales de América Latina. Estudios realizados en personas adultas mayores de
Estados Unidos sugieren también que durante la vejez el acceso a una fuente segura
de recursos económicos es un determinante fundamental de la satisfacción del
hambre [Olson et al., 1996; Lee y Frongillo, 2001a, b y c]. Diversos autores re-
conocen el alto grado de vulnerabilidad que la pobreza puede significar para los
ancianos y cómo, al incrementar su intensidad, impacta con mayor fuerza su salud
y calidad de vida [Castañeda y Aldaz-Carroll, 1999; Samuel, 2000; Del Popolo, op.
cit.; Palloni et al., 2002; Palloni y Peláez, 2004].

José A. Rivera • Elvia V. Guerrero


En la ciudad de México y zona metropolitana se aprecian formas socialmente
diferenciadas de satisfacer el hambre en la población de 70 años de edad y más. Un
primer análisis de este trabajo se centra en dos indicadores de inseguridad alimen-
taria y dos que hacen referencia a la diversidad de la dieta en las últimas 24 horas. La
inseguridad alimentaria se midió adaptando cinco dominios de la escala Radimer-
Cornell [Radimer et al., 1990, 1992]. Esta escala ha sido ampliamente utilizada
en población adulta mayor estadounidense de distintos orígenes étnicos, entre los
que se incluyen hispanos de origen mexicano [Lee y Frongillo, 2001a, b y c] y, hace
poco, ancianos residentes de áreas pobres de la ciudad de México y su zona metropo-
litana [Rivera, 2005]. Los datos que aquí se presentan resumen, por un lado, las
experiencias recientes en inseguridad alimentaria (durante la semana pasada); y


por el otro, las ocurridas en los últimos 12 meses. Estas experiencias sintetizan
una o más de las siguientes condiciones: no haber comido, no haber conseguido

física, salud y sociedad


alimentos o sentir hambre durante el periodo de referencia correspondiente, todas
ellas como consecuencia de la falta de recursos económicos. Por su parte, la falta
de diversidad en la dieta ha sido sugerida como una expresión concreta de insegu-
ridad alimentaria [Ruel, 2002]. Este trabajo identifica a la población adulta mayor
cuya dieta no fue considerada diversa tanto por el número de grupos de alimentos
que incluye como por los que consume de cada grupo propuesto. La agrupación
de alimentos se realizó siguiendo pautas convencionales ampliamente utilizadas a Antropología
nivel internacional. Los seis grupos propuestos fueron: i. Pan, cereales y tubércu-
los, ii. Productos lácteos, iii. Proteínas de origen animal, iv. Verduras, v. Frutas, y
vi. Grasas, azúcar, dulces y postres [Painter et al., 2002].
Se midió el índice de masa corporal (imc) como indicador del estado de nutrición
de los ancianos y se utilizaron, para su clasificación, los puntos de corte recomen-
dados por la Organización Mundial de la Salud [who, 1995]. El estado de nutri-
ción es un indicador, a su vez, del acceso a los alimentos y ha sido propuesto como
expresión y determinante de la salud-enfermedad [Rivera et al., 2006].
Se analizaron, asimismo, indicadores de falta de apoyo social y participación
en decisiones relacionadas con seguridad alimentaria en la persona adulta mayor,
por considerarse que ambas dimensiones juegan un papel importante no sólo en
la satisfacción del hambre durante la vejez, sino en las posibilidades de envejecer

123
Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

de manera exitosa [George, 1989; Vellas, 1996; Fernández Ballesteros et al., 2001;
who, 2001, Lee y Frongillo, 2001a].
Con excepción del imc, todos los indicadores fueron analizados según el nivel
socioeconómico. Este último se construyó a partir del total de gastos en el hogar
per cápita realizados durante el último mes (dividido en quintiles) y expresa las
condiciones de pobreza por consumo o limitaciones en el poder adquisitivo. El
estrato (o quintil) i concentra a la población adulta mayor más pobre, mientras que
el estrato (o quintil) v incluye a la población con condiciones socioeconómicas
más favorables.
José A. Rivera • Elvia V. Guerrero

Los hallazgos
Los datos del cuadro 2 indican que, en promedio, la dieta de un tercio de la pobla-
ción de estudio no fue diversa, dado que no reportaron haber incluido los seis gru-
pos de alimentos propuestos durante las últimas 24 horas. En cambio, el análisis
del número de alimentos consumidos por grupo sugiere que la falta de variedad en
la dieta es aún más grave ya que, en promedio, afecta a 77% de la población de es-
tudio. Las diferencias socioeconómicas por estrato en ambos indicadores son, sin
embargo, altamente significativas (p<0.01) y muestran que a medida que el poder
adquisitivo aumenta la diversidad de la dieta. Una diferenciación socioeconómi-

ca altamente significativa en términos estadísticos se aprecia, de igual forma, en


la distribución de las experiencias actuales y pasadas en inseguridad alimentaria
física, salud y sociedad

que, en promedio, fueron percibidas por 25% y 16% de la población de estudio,


respectivamente.
Aunque los datos sobre imc [cuadro 3] indican que el sobrepeso y la obesidad
afectan, en promedio, a prácticamente 60% de la población de estudio, la diferencia
observada de 12 puntos porcentuales entre hombres y mujeres es estadísticamente sig-
nificativa (p<0.01). Sin embargo, en este trabajo el exceso de peso no se distribuyó de
Antropología

manera diferenciada según el nivel socioeconómico. Esto podría estar indican-


do que, independientemente de su poder adquisitivo, los ancianos de la ciudad de
México y zona metropolitana poseen hábitos alimentarios y de actividad física poco
saludables, lo cual es característico de las llamadas sociedades en transición nutri-
cional [Popkin, 1998, 1999, 2002; Rivera et al., 2002].1

1
Al respecto, Barría y Amigo señalan que “[…] la transición nutricional se ha desarrollado de ma-
nera concomitante o precedida por cambios demográficos y epidemiológicos y en vista de que los
países en vías de desarrollo no son homogéneos —en términos de patrones nutricionales— da-
dos variados factores políticos, socioeconómicos y culturales, la magnitud y el tipo de problemas
también es diferente. Las sociedades urbanas han incorporado estilos de vida sedentarios y un
consumo de alimentos ricos en lípidos, azúcar, y pobres en fibras y micronutrientes. En este
sentido, Latinoamérica ha cambiado de una condición de prevalencia de bajo peso y déficit de

124
Cuadro 2.
Indicadores seleccionados de condiciones de alimentación-nutrición según estrato socioeconómico.
Adultos mayores de la ciudad de México y zona metropolitana, 2002*

i ii iii iv v Total

% Núm. % Núm. % Núm. % Núm. % Núm. % Núm.

Diversidad de la dieta

Menos de seis grupos de alimentos 44.3 112 30.4 77 32.5 82 27.3 69 25.8 65 32.1 405
Menos de dos alimentos por

125
88.1 223 85.4 216 75 189 68 162 68.3 172 77 972
grupo

Al menos una experiencia de


40.3 102 29.2 74 22.2 56 18.3 47 14.3 36 24.9 315
inseguridad alimentaria actual

Al menos una experiencia de


24.5 62 22.1 56 10.7 27 11.9 30 11.5 29 16.2 204
inseguridad alimentaria pasada

* p < 0.01 para diferencias entre estratos de gasto total en el hogar per áapita durante el último mes (modelos de regresión probit
ajustados por efecto de diseño).
Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

Antropología física, salud y sociedad José A. Rivera • Elvia V. Guerrero



Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

Cuadro 3. Índice de masa corporal en adultos mayores de la ciudad de México


y zona metropolitana según el sexo, 2002*

Hombres Mujeres Total


% Núm. % Núm. % Núm.

Bajo peso 2.2 10 2.2 17 2.2 27

Normal 46.8 216 34.9 274 39.3 490

Sobrepeso 51.1 236 62.9 494 58.5 730


José A. Rivera • Elvia V. Guerrero

* p < 0.01 para diferencias entre estratos de gasto total en el hogar per cápita durante el último
mes (modelos de regresión probit ajustados por efecto de diseño).

El cuadro 4 muestra que, en general, la falta de apoyo social disminuye con-


forme lo hace la pobreza (p<0.01). Pese a que, en promedio, cuatro de cada 10
ancianos come solo la mayor parte del tiempo, el abandono o desinterés de otros hacia
la persona adulta mayor que este indicador significa es más notorio en los estratos
socioeconómicos más pobres. No haber contado con alguien cuando se necesitaba
dinero, cosas o ayuda para realizar las compras, fue reportado por 25% de la po-
blación de estudio o menos. Conviene señalar, sin embargo, que la falta de ayuda

en dinero o cosas (por ejemplo ropa, alimentos, medicinas, etcétera) se distribuye


de manera similar entre los estratos i y iv (22% en promedio), descendiendo sig-
física, salud y sociedad

nificativamente en el quintil menos pobre. Llama la atención, por otro lado, que
este indicador haya registrado porcentajes más altos que el que se refiere a la falta
de ayuda para realizar compras (27% de la población total o menos). Lo anterior
puede explicarse por el hecho de que existen menos limitantes económicas para
quienes brindan el apoyo cuando se acompaña a la persona adulta mayor a hacer
sus compras o cuando éstas se hacen por ella o él que cuando la ayuda involucra
dinero u otros bienes.
Antropología

A diferencia de los indicadores de falta de apoyo social, la participación de la


persona adulta mayor en decisiones relacionadas con su seguridad alimentaria au-
menta a medida que lo hace la pobreza [cuadro 4]. El patrón de diferenciación so-
cioeconómica de los indicadores seleccionados es muy similar y se caracteriza por
ser altamente significativo en los tres casos (p<0.01). Estos hallazgos inspiran varias
hipótesis de trabajo. Por ejemplo, los hogares más pobres poseen un menor número
de bienes, recursos y opciones alimentarias, haciendo que la decisión sobre qué se
come o cómo se preparan los alimentos sea menos discutida entre sus miembros
creando, por tanto, una imagen aparente de autonomía en los integrantes cuya opi-

crecimiento hacia un escenario marcado por un incremento de la obesidad que acompaña a


enfermedades crónicas como las cardiovasculares, diabetes y cáncer [2006:3].

126
Cuadro 4. Indicadores seleccionados de falta de apoyo y participación en decisiones relacionadas
con la alimentación según estrato socioeconómico. Adultos mayores de la ciudad de México
y zona metropolitana,2002*

i ii iii iv v Total

% Núm. % Núm. % Núm. % Núm. % Núm. % Núm.

Falta de apoyo

Come solo 59.7 151 43.9 111 31.3 79 29.2 74 25.0 63 37.8 478

No ayuda: dinero o cosas 24.1 61 21.3 54 21.8 55 20.9 53 10.7 27 19.8 250

No ayuda: compras 27.3 69 17.4 44 11.5 29 17.0 43 9.5 24 16.5 209

127
Participación en decisiones relacionadas con la comida

No decide: comer 15.8 40 19.8 50 19.4 49 25.3 64 25.4 64 21.1 267

No decide: comprar 14.6 37 20.9 53 19.8 50 25.7 65 26.2 66 21.5 271

No decide: preparar
17.0 43 20.6 52 20.6 52 27.3 69 29.0 73 22.9 289
alimentos

* p < 0.01 para diferencias entre estratos de gasto total en el hogar per cápita durante el último mes (Modelos de regresión probit
ajustados por efecto de diseño).
Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

Antropología física, salud y sociedad José A. Rivera • Elvia V. Guerrero



Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

nión es comúnmente marginada de todos los ámbitos. Otra posibilidad estaría dada
por el hecho de que, en condiciones de pobreza, muchos miembros del hogar tienen
que “valerse por sí mismos” y ante esta situación cada quien resuelve la supervivencia
y satisfacción del hambre a pesar de las limitaciones económicas del hogar en su
conjunto. En cambio, en los hogares con mejores condiciones socioeconómicas y,
en consecuencia, con mayores opciones alimentarias, las decisiones sobre “la co-
mida” puede que sean tomadas por quienes tienen mayor control de los recursos y
gastos. Cabría la posibilidad, asimismo, de que en estos hogares muchos ancianos
no estuvieran preocupados por decidir sobre su dieta.
José A. Rivera • Elvia V. Guerrero

Conclusiones
Los datos que aquí se presentan confirman, en su mayoría, una correlación positiva
entre pobreza y limitaciones en la satisfacción de las necesidades de alimentación-
nutrición en personas adultas mayores de la ciudad de México y zona metropolitana.
Este primer hallazgo representa tan sólo uno de los muchos obstáculos para lograr
un envejecimiento exitoso en sociedades urbanas latinoamericanas contemporá-
neas. El estudio de la pobreza y la desigualdad en personas adultas mayores sigue,
sin embargo, despertando controversia. Las visiones más economicistas cuestionan
la existencia de ambas circunstancias bajo el supuesto de que los ancianos tu-
vieron la posibilidad de ahorrar y acumular bienes en etapas económicamente
productivas y es justo el uso de ahorros y posesiones materiales durante la vejez,

lo que les permitiría sobrevivir o enfrentar una emergencia económica. Esta lógica
ha inspirado una redefinición de la política social en la que se privilegia a grupos
física, salud y sociedad

poblacionales de menor edad porque, al ser más productivos que los ancianos,
garantizan mayores retribuciones para la inversión. Posturas más moderadas, en
cambio, critican la forma en como comúnmente se derivan conclusiones sobre po-
breza y desigualdad en etapas avanzadas de la vida a partir de métodos que toman al
hogar en su conjunto o a miembros más jóvenes como unidades de observación y
análisis, lo que conduce a interpretaciones erróneas o a subestimar un problema
determinado [Deaton y Paxson, 1995; Haddad et al., 1997; who, 2000; Barrientos,
Antropología

op. cit.; Wu, 2003].


Sin duda, es importante seguir con la búsqueda de métodos cuantitativos espe-
cíficos para evaluar condiciones de vida en personas adultas mayores. Pero también
es necesario incorporar otras vías para analizar no sólo las diversas dificultades que
enfrentan los sujetos para envejecer de manera exitosa sino, de manera particu-
lar, los diferenciales sociales de la satisfacción del hambre durante la vejez. Una
mirada antropológica a las relaciones entre alimentación, nutrición y pobreza en
ancianos de la ciudad de México y otras áreas urbanas abriría la posibilidad de
entender, por ejemplo, la importancia de ser jefa o jefe de hogar en la distribución
del gasto destinado a la compra de alimentos y en la toma de decisiones sobre qué
debe comerse y cómo preparar los alimentos; los significados que adquiere ser
viejo y pobre y cómo esto impacta la seguridad alimentaria; cómo interpretan los

128
Alimentación, nutrición y pobreza en ancianos de la ciudad de México

ancianos las manifestaciones biológicas de una ingesta inadecuada de alimentos;


qué diferencias de género existen en cuanto a la definición de una dieta sana; qué
preferencias o hábitos alimentarios tienen los ancianos quienes viven en condi-
ciones de pobreza; o cuál es la contribución de las redes sociales de apoyo a la
configuración de los patrones de consumo alimentario cuando los ancianos viven
bajo presiones económicas, entre otros aspectos. Un análisis antropológico a la
insatisfacción de las necesidades alimentarias y nutricionales en ancianos de ésta y
otras ciudades posibilitaría, asimismo, contar con elementos para redimensionar
la asistencia social y, en concreto, los programas alimentarios.

José A. Rivera • Elvia V. Guerrero


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131
Percepción del cuerpo
y alimentación en mujeres rurales

 Sara Elena Pérez-Gil Romo


Luz Amaranta Vega García
Gabriela Romero Juárez

Introducción
En la actualidad existe una gran preocupación entre los y las pro-
fesionistas de la nutrición por el alarmante aumento de casos de
sobrepeso y obesidad en México. Datos recientes muestran que
la prevalencia de sobrepeso es más alta en hombres (42.5%) que en
mujeres (37.4%, 5 puntos mayor); en cambio, la de obesidad fue ma-
yor en mujeres (34.5%) que en hombres (24.2%, 10 puntos mayor).
Al sumar los datos de sobrepeso y obesidad, 71.9% de las mujeres
mayores de 20 años de edad (alrededor de 24 910 507 mujeres en
todo el país) y 66.7% de los hombres (representativos de 16 231 820
hombres) tienen prevalencias combinadas de sobrepeso u obesidad
[Olaiz et al., 2006:89-93]. En este sentido sobrepeso y obesidad se
han convertido, además de otras enfermedades crónicas, en un pro-
blema de salud pública. Rivera [2002:vi] comenta que hace algunos
años la obesidad en México era considerada un problema limitado a
las clases más acomodadas. No obstante, este aumento se ha dado
por igual en los distintos niveles socioeconómicos, regiones y zonas
urbanas y rurales de la República Mexicana. Es, en otras palabras, un
fenómeno generalizado.
Por otra parte, aun cuando todavía no se consideren un problema
de salud pública ciertos trastornos de alimentación, como bulimia y
anorexia nerviosa, ya comienzan a detectarse entre la población feme-
nina. Para 1996 se tenía información que en el mundo occidental sufría
de anorexia nerviosa de 0.2% a 0.8% de la población general y entre
1% y 2% de las adolescentes. La proporción entre varones y mujeres
era, aproximadamente, de 1 a 10. La frecuencia de los casos de bu-

133
Percepción del cuerpo

limia es más alta que la de anorexia; sin embargo, se sabe que estos datos pueden
estar sub o sobreestimados debido al método de diagnóstico [Palma, 1997:21-28].
En el caso de México, aun cuando la anorexia y bulimia, no se consideren un
problema de salud pública, cada vez más van en aumento.
Son varias las causas registradas como determinantes de los tca; entre ellas
destacan las socioculturales, factores familiares y dentro de la perspectiva indi-
Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero

vidual, anhelo de delgadez, insatisfacción del propio cuerpo y práctica de dietas


restrictivas, así como la obesidad. Hasta hace pocos años se pensaba que los tca se pre-
sentaban únicamente en personas de nivel socioeconómico elevado, sobre todo en los
países industrializados. Sin embargo, estos trastornos se presentan cada vez con
mayor frecuencia en países en vías de desarrollo y en personas de bajos recursos
económicos aunque, con excepción del sobrepeso y obesidad, no se cuente con infor-
mación estadística en cuanto a los problemas relacionados con anorexia y bulimia.
Basado en la información anterior y datos derivados de estudios cualitativos
realizados en comunidades rurales del Estado de México y Oaxaca en el tema de
alimentación, proceso alimentario y percepción del acto de comer en mujeres don-
de la perspectiva de género se utilizó como una categoría de análisis y comenzó
a detectarse entre la población femenina estudiada una preocupación por el cuerpo,
se consideró conveniente profundizar acerca de cómo las mujeres quienes viven
fuera de las ciudades perciben su cuerpo y cuáles son algunas de sus prácticas
alimentarias [Pérez Gil et al., 1999:116-126; 2001:4-12].

En este sentido, partimos del reconocimiento de que los cuerpos son, como dice
Saint Martin al recapitular sobre las perspectivas de la antropología física, “cuerpos-
física, salud y sociedad

persona con morfologías, fisiologías, psiques que tienen nombre, apellido y metas en
la vida, que existen dentro de un tiempo, un espacio y forman parte constituyente de
grupos sociales que los anteceden, los conforman como seres humanos y condicio-
nan sus existencias” [1997:471]. Cada cuerpo es vivido [Ainsenson, 1981] por una
persona en un contexto conformado por culturas y relaciones sociales que posicio-
nan a cada individuo en un sistema simbólico, relaciones de parentesco, grupo social
y lugar en el mercado laboral, que lo singularizan y le dan identidad como individuo
Antropología

y sujeto social, miembro de una colectividad [ibid.:1997:472].


De esta manera, ser obeso/a constituye en la actualidad un estigma social en
donde la medicina y los médicos han contribuido significativamente a extender
el descrédito social de esta condición. Para Toro, “[…] las razones médicas han
venido a confirmar de algún modo las motivaciones estéticas del culto a la delga-
dez y, por ende, del rechazo a la obesidad” [1996:169]. Gracia argumenta que el
proceso de medicalización se ha construido a partir de la definición de un modelo
centrado en instaurar la “normalidad dietética” en los comportamientos humanos
ante la comida [2005:7-30]. Dicha normalidad se ha ido concretando en torno a
un patrón de restricción alimentaria (qué, cómo y cuánto se debe comer) cuyos
objetivos principales han sido disciplinar y estandarizar los cuidados del cuerpo,
por un lado; y procurar el mantenimiento de un orden social, por otro.

134
Percepción del cuerpo

A lo anterior se suma la publicidad del adelgazamiento señalado por varios(as)


autores(as) como uno de los principales determinantes de los cambios alimentarios
en la búsqueda de una figura delgada, en donde la cosificación del cuerpo es parte
de la condición femenina [Gracia, 1996; Shilling, 1993; Álvarez-Gayou, 2004].
Podríamos afirmar que el deseo por la delgadez habla de un cuerpo femenino
privilegiado y uno distorsionado. La proliferación en los últimos años de diversos

Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero


tipos de percepciones e imágenes estéticas y numerosas corrientes dietéticas que
suponen la creación de una nueva “conciencia alimentaria”, sin que su aparición
implique la desaparición de la anterior, están inmersos ya no sólo en las ciudades
urbanas modernas, sino que están comenzando a manifestarse en comunidades no
tan urbanizadas.
Con base en lo anterior, las principales interrogantes que nos planteamos en
este trabajo son dos: ¿existe entre las mujeres quienes viven en una comunidad
rural del país una preocupación por su cuerpo, y de ser así, cómo lo perciben?;
y ¿las mujeres modifican sus prácticas alimentarias con el propósito de tener el
cuerpo deseado?

El acercamiento metodológico
En el presente estudio buscamos adentrarnos en las prácticas alimentarias cotidia-
nas de las mujeres. Para lograrlo, los métodos cuantitativos utilizados con mayor
frecuencia en las investigaciones acerca de alimentación y nutrición no nos ayuda-


ban a cumplir nuestro propósito, pues los consumos de alimentos y nutrimentos
y las respuestas cerradas o codificadas a priori no daban cuenta de lo que buscá-

física, salud y sociedad


bamos. El uso de técnicas estandarizadas, tales como las encuestas dietéticas, no
nos aseguraba de ninguna manera la conmesurabilidad de la información, ya que
nuestra intención desde el inicio fue aprender acerca de la cultura alimentaria de un
grupo de mujeres en Huatecalco, Morelos, perteneciente al municipio de Tlaltiza-
pán de Zapata y ubicada en la parte centro sur del estado. De acuerdo con el censo
realizado a principios de 2001, la población total de estos sitios era de 2 652 per-
sonas: 1 349 hombres y 1 303 mujeres. El abordaje fue cualitativo, pues partimos Antropología
de que las explicaciones dadas por las mujeres integrantes de un grupo doméstico
respecto a su comportamiento en los actos relacionados con la alimentación son
entendimientos culturales.
Es así como en la presente investigación visitamos a las mujeres-madres en sus
casas y en ocasiones las acompañamos durante algunos festejos, como cumpleaños,
Día de Muertos, bodas y presentaciones de los(as) niños(as) en la iglesia, ya que
compartimos lo argumentado por Casey: “no se puede conocer o sentir un lugar a
menos que se esté allí, y encontrarse en un lugar es estar en condiciones de percibirlo”
[1996, citado en Cartwright, 2001]. El conocimiento y percepción son simultáneos,
y de ahí la importancia que tuvo el aprendizaje en todo el proceso de investigación y
en particular durante el trabajo de campo en Huatecalco, Morelos. Coy, en 1989
[ibid.:22], ilustra lo anterior al señalar que aprendizaje y observación participante tie-

135
Percepción del cuerpo

nen tanto en común que, en cierto sentido, cualquier(a) observador(a) participante


es una especie de aprendiz cultural, e insiste en el hecho de que cualquier cosa que no
fuera aprendizaje debería mejor considerarse observación no participante.
El material empírico sobre el cual se basó el presente estudio tuvo dos fases:
en un primer momento, la realización de un censo en 2001 en la comunidad de
Huatecalco, que incluyó información en cuanto al número de miembros en las fa-
Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero

milias, parentesco, edad, sexo, ocupación y escolaridad de cada una de las unidades
familiares de la localidad. Lo que buscábamos con estos datos era obtener un pri-
mer acercamiento con las mujeres de la comunidad y tener un perfil de la compo-
sición familiar, aunado al tipo de actividad y años cursados en la escuela, de cada
uno de los miembros de la familia. Transcurrida esta primera etapa, nos abocamos
a revisar las cédulas censales y seleccionar aquellas en donde hubiera una mujer no
mayor de 55 años de edad, quien tuviera por lo menos un hijo y una hija y viviera
con su pareja, para aplicarle una guía de entrevista acerca de su percepción y prác-
ticas alimentarias actuales. Lo que se presenta en esta ocasión son los resultados de
las entrevistas a 31 mujeres. Las variables o mediaciones descritas en este trabajo y
que son los ejes de relevancia o conceptos sensibilizadores, los cuales representaron
“direcciones en las cuales mirar”, fueron: dieta habitual, algunas de las principales
prácticas alimentarias y sus significados, clasificaciones de alimentos (en particular
el sistema frío/caliente), percepción del cuerpo y prácticas de ejercicio.

¿Quiénes son las mujeres?


El total de miembros familiares de las 31 mujeres fue de 152, es decir, un promedio de
física, salud y sociedad

4.9 personas por grupo doméstico. Del total, 44% correspondieron al sexo masculino
y 56% al femenino. Alrededor de 59% de los miembros de las unidades familiares
tenían menos de 15 años y 10% eran mayores de 41 años, lo cual muestra una
población joven. Casi la totalidad de las familias de las mujeres se encontraban en
fase de crecimiento.
En cuanto a la escolaridad de las mujeres, la tercera parte sólo terminó la pri-
maria, y alrededor de 38% la secundaria. Sus parejas tenían más o menos la misma
Antropología

escolaridad que ellas, aunque en algunos rubros, por ejemplo en primaria y secun-
daria completa, eran ligeramente menores los porcentajes. La economía familiar
no sólo se basaba en el aporte del hombre, sino que en gran parte de los grupos
domésticos las mujeres cumplían de forma importante como proveedoras de di-
nero, además del rol de cuidadoras de sus hijos e hijas. Trabajaban tanto o más
que sus parejas, ya que su actividad laboral formaba un continuum entre el ámbito
exterior y de casa. Del total, 14 mujeres trabajaban fuera del ámbito doméstico,
percibiendo algún salario, cuatro eran comerciantes en pequeño y 10 laboraban en
las fábricas de cerámica que hay en Huatecalco. Rescatamos lo expresado por una
de las mujeres, acerca de que en la actualidad ellas “viven mejor que cuando eran
chicas y vivían con sus papás. Antes —coincidieron varias— vivíamos con menos
recursos; bien o mal, estamos mejor ahora” (Elvira).

136
Percepción del cuerpo

Las principales ocupaciones de los esposos de las mujeres entrevistas eran cor-
tar caña en el ingenio de Zacatepec, laborar como empleados en distintas depen-
dencias del gobierno de Jojutla, Tlaltizapán o Huatecalco, y como obreros en las
fábricas de cerámica o en la construcción. De acuerdo con las señoras, a sus parejas
no les molesta que ellas trabajen; por el contrario, los hombres se expresaron positi-
vamente, aunque por lo general el trabajo de las mujeres es visto como un apoyo a lo

Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero


que ellos aportan.
De acuerdo con las mujeres, éstas contaron con el respaldo de sus padres para
estudiar. La educación escolar de los hijos e hijas era prioridad para sus familias
por lo que, tanto niños como niñas, colaboraban sólo en algunas de las labores
domésticas, diferenciadas según el sexo: mientras ellas ayudaban a lavar trastes, po-
ner y limpiar la mesa, ir por las tortillas y cuidar a los hermanos o hermanas más
pequeños, ellos ayudaban en ir a comprar algunos alimentos, así como a recoger lo
que dejaban tirado; algunos también participaban lavándose su uniforme escolar
o tendiendo la ropa.

Dieta habitual, prácticas alimentarias y algunos significados


El concepto dieta habitual corresponde a los patrones de regularidad respecto a lo
que acostumbran desayunar, almorzar, comer y cenar las familias o algunos de sus
integrantes, en este caso las mujeres. Así, observamos en el cuadro 1 que durante la
elaboración del presente estudio existía entre las mujeres entrevistadas la práctica de


realizar tres tiempos formales para comer, aunque también se detectó que algunas
de ellas almorzaban a media mañana. Los tiempos de desayuno y comida son los

física, salud y sociedad


más abundantes; y la cena, o bien no la realizaban, o se comían lo que “sobra de
la comida”. En el desayuno predomina el café, ya sea negro o con leche, galletas,
pan, tortillas, frijoles y chile, y quienes tenían mayor capacidad económica consu-
mían huevo. Llamó la atención durante el tiempo de comida la presencia de Coca
Cola. En la comida del mediodía, lo habitual es comer sopa de pasta o de arroz,
algún guisado de carne o huevo, tortillas, frijoles, así como agua y/o Coca Cola; y
en la merienda acostumbran comer lo que sobra de la comida, pan o algún platillo
Antropología
rápido, como quesadillas, enfrijoladas o gorditas.
Desde la mirada nutricional y cultural cabe resaltar lo siguiente: la presencia
de refrescos, en particular Coca Cola tanto “normal” como light, ausencia de frutas,
escaso consumo de verduras y leche, sustitución de huevo por algún tipo de carne,
así como la alternancia entre sopa de pasta y de arroz y no el consumo de los dos
tipos de sopa como se registra en la mayoría de las encuestas dietéticas.

137
Percepción del cuerpo

Cuadro 1.
Dieta habitual de las mujeres en Huatecalco, Morelos

Platillos Número Porcentaje

Desayunos:
Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero

a) Café negro con azúcar, tortillas, frijoles 10 32


y chile
b) Café con leche, tortillas y/o galletas 8 26
y/o pan, frijoles y chile 7 23
c) Café con leche, pan y huevo 6 19
d) Refresco, pan, frijoles y tortillas

Comidas:
a) Sopa de pasta o de arroz, guisado 18 58
de carne o huevo, frijoles, tortillas,
refresco y/o agua
b) Sopa de pasta o de arroz, frijoles, 13 42
tortillas y salsa

Cenas:
a) Lo que sobra de la comida 20 64
física, salud y sociedad

b) Café negro, quesadillas, enfrijoladas o 8 26


gorditas
c) Café con leche y pan 3 10

Respecto a las prácticas alimentarias de las mujeres entrevistadas se encontró


Antropología

lo siguiente: la ingesta de refrescos, y sobre todo de Coca Cola, se debe a que des-
de la infancia sus mamás les daban refresco “cuando se portaban bien”, es decir
era un premio, y en la actualidad “la toman porque les agrada”. Es preciso aclarar
que durante las entrevistas en las viviendas había sobre todo Coca Cola light. Las
frutas no son percibidas como alimento porque, y a decir de ellas, “no son tan nu-
tritivas como la leche, la carne y el huevo”. Se detectó que las familias consumen
pocas, por ejemplo naranjas, plátanos y cañas, de acuerdo con la temporada, pero
éstas “no se consideran alimentos, sino postres, porque no tienen proteínas ni vi-
taminas, sólo azúcar”. Las verduras casi no aparecieron en la dieta habitual, aun
cuando la opinión de las mujeres es que son “buenas porque son nutritivas y no
tienen grasa”; no existe la costumbre de consumirlas diariamente, con excepción
del jitomate, cebolla y chile en salsa.

138
Percepción del cuerpo

En cuanto a la práctica de sustituir el huevo por la carne, ésta se realiza porque


“estos alimentos son buenos y nutritivos, aunque tienen un poco de grasa”. Es
importante resaltar que para las mujeres el concepto “nutritivo” se relaciona con
el contenido de proteínas y vitaminas; no tanto por las cantidades que contienen los
alimentos, sino porque “eso es lo que han visto en la televisión, escuchado en la
radio y leído en las revistas”. También se observó que para ellas las grasas y azúcares

Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero


no son nutrimentos, no saben si son o no alimentos, pero fueron calificados como
“malos”.
Al interrogarlas acerca de cómo y por qué seleccionan los platillos que prepa-
ran cada día, los motivos fueron variados: desde no tener dinero para otra elección
hasta las preferencias familiares por ciertos platillos; la rapidez de su elaboración y
su valor nutritivo también fueron aspectos determinantes. Ninguna de las mujeres
mencionó haber recibido educación u orientación alimentaria en el sector salud.
La preferencia, que implica una situación de elección y se refiere a cuál de dos
o más alimentos se escogen al cocinar, estuvo manifiesta en algunas respuestas de
las mujeres, sobre todo cuando mencionaron qué alimentos procuran dar a los
niños. Sin embargo, el gusto por ciertos platillos se reflejó en sus narraciones al
mencionar aspectos afectivos hacia éstos y constituyen uno de los determinantes
de la preferencia. Por ejemplo, que un alimento o preparación de varios, como el
licuado de nopal y piña que consumen algunas de las señoras, se perciba benéfico
para la salud puede constituir un factor decisivo para la preferencia y uso, pero


puede tener poca relación con el gusto, aunque al parecer éste no fue el caso.
Al analizar las preferencias alimentarias de las mujeres, prevalecieron las razo-

física, salud y sociedad


nes prácticas. La teoría de la “mera exposición” [Zajonc, 1968:1-27], aunada a los
aspectos sentimentales, parecen ser los motivos principales que llevaron a las mujeres
de Huatecalco a desarrollar sus preferencias alimentarias. Sin embargo, debido a
que las pautas culturales normalmente facilitan a un niño y niña consumir alimentos
preparados al el estilo tradicional, la mera exposición puede dar cuenta de buena
parte de la adquisición del gusto por la cocina preparada en el hogar. Las señoras
entrevistadas se sienten emocionalmente ligadas a ciertas prácticas alimentarias de Antropología
su infancia, generalmente marcadas por la cultura tradicional de su comunidad. Es
lo que Trémoliers llama ubicarse en la “Edad de Oro en el pasado” aunque, como
se verá más adelante, las entrevistadas también se sitúan en el futuro y optan, en
algunos casos y bajo ciertas formas, por determinados alimentos “científicos” y/o
“sanos” [1972, en Carrasco, 1992].
Los motivos de rechazo a ciertos alimentos, al igual que en las preferencias, re-
sultaron diversos. Algunas mujeres mencionaron que no había alimentos que les
disgustaran porque tenían que “adaptarse a lo que hubiera de comer en la casa”, lo
cual significa que no siempre les agradaba la comida. Y para el resto, los alimentos
“rechazados” fueron variados; por ejemplo la carne, grasa, lentejas, habas, “caldos“
y chiles rellenos. Náusea y vómito fueron los principales factores considerados de-
cisivos en la producción de una aversión adquirida. Otros efectos negativos como

139
Percepción del cuerpo

la urticaria, malestares respiratorios, dolor de cabeza y calambres después de la


comida, que normalmente inducen a la aversión motivada por el peligro más que
por el desagrado, no se detectaron durante las entrevistas. El sabor fue el motivo
que más adujeron. Tampoco se detectaron alimentos prohibidos entre las mujeres por
el hecho de contener “alguna sustancia que les hiciera engordar”.
Se investigó además el sistema frío/caliente para conocer hasta qué punto esta
Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero

clasificación interviene en la elección diaria de comida y si dicho sistema determi-


na que algunos alimentos, por el hecho de considerarlos fríos o calientes, den lugar
a cuerpos robustos o delgados. Messer señala que “[…] el significado simbólico y la
significación nutricional de algunas dimensiones varían según el contexto cultural,
así como la inclinación individual a obedecer reglas y a seleccionar alimentos”
[1995:27-84].
Sólo algunas mujeres comentaron “saber poco sobre la existencia de esta cla-
sificación”, y otras aceptaron no consumir ciertos alimentos fríos durante el pos-
parto. Los considerados “fríos” se califican como tales según las entrevistadas,
“porque son fríos o por su temperatura”, y hacen daño provocando cólicos cuando
en la mujer ocurre la menstruación.
En este sentido, las historias naturales de los alimentos, así como la elaboración
y condiciones en donde se sirven, afectan la clasificación frío/caliente. Sólo después
de un interrogatorio más minucioso se identificaron algunas características de los
alimentos de acuerdo con sus “valencias”. El mole, por ejemplo, es caliente por

las especias que lleva, pero no por las especias mismas, sino por la mezcla de ellas
aunada a otros ingredientes. El pescado, que se consume más o menos con cierta
física, salud y sociedad

frecuencia en Huatecalco, si se fríe es caliente, como el pollo, cerdo y carne de res,


pero si se prepara cocido con ciertas verduras no es caliente, aunque tampoco lo
consideran frío.
En el cuadro 2 se presentan algunos de los alimentos clasificados como fríos y
calientes por cuatro de las entrevistadas. Puede apreciarse que los considerados
“fríos” tienen contacto con el agua.
El hielo y paletas heladas, aunque parezca obvio que pertenecen a lo frío, se
Antropología

investigaron, pues en otras zonas del país es “caliente” o “ardiente” porque quema
la boca. Sin embargo, el hielo “es frío” porque puede cambiar el color de la vegetación
de verde a café. De acuerdo con la información proporcionada por las mujeres, el
sistema frío/caliente tiene escaso valor práctico para determinar la mayoría de
los alimentos que comen ordinariamente. Aunque la población de Huatecalco
tenga alguna idea de la existencia potencial de dicho sistema, las entrevistadas se
refirieron a esta clasificación a efectos de seleccionar comida sólo en condiciones
de ciertos estados fisiológicos, como posparto y lactancia, y no para la selección
cotidiana de alimentos o modificar el cuerpo.

140
Percepción del cuerpo

Cuadro 2.
Alimentos “fríos” y “calientes”, según lo expresado
por algunas de las mujeres de Huatecalco

Alimentos “fríos” Alimentos “calientes”

Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero


Agua fría, hielo, helados, limón,
Caldos, mole, pollo, res, cerdo
chayote, sandía

Nopal, limón, agua fría, sandía,


Caldos, pollo y cerdo
paletas heladas

Naranja, sandía Calabaza y cerdo

Verdolagas, aguacate y sandía Caldos, chile guajillo, mole

El cuerpo y su percepción
Se investigó acerca de la percepción que las mujeres tenían de su cuerpo al mo-
mento del trabajo de campo en comparación cuando eran adolescentes. No se les
pesó ni midió para obtener su índice de masa corporal, y si bien es cierto que en
la introducción se hizo mención al sobrepeso, obesidad, anorexia y bulimia como
tca, las entrevistadas no utilizaron estos términos, sino los de “gorditas”, “robustas”,


“flacas” y “delgadas”, como conceptos equivalentes.

física, salud y sociedad


Cuadro 3.
Percepción del cuerpo en un grupo
de mujeres encuestadas en Huatecalco

Antes Antes Ahora Ahora


Complexión
(N) (%) (N) (%)
Antropología
Delgada 27 80 5 16

Mediana 2 10 11 36

Robusta 2 10 15 48

En el cuadro 3 se aprecia que 48% de las 31 mujeres se percibían en el momen-


to de la encuesta con mayor peso que cuando eran jóvenes, y 16% como delgadas.
Cuando se les interrogó acerca de cómo se sintieron con su complexión corporal
durante su adolescencia, casi todas mencionaron que “contentas y a gusto con
su cuerpo”, ya que de acuerdo con los datos del mismo cuadro, 80% se describió
como delgada. Algunas se percibieron robustas o “gorditas” en su adolescencia;

141
Percepción del cuerpo

otras, de las consideradas medianas, en la actualidad son medianas o robustas y


no están conformes con su cuerpo. De lo anterior se desprende que tener un cuerpo
delgado resulta más agradable. Un análisis antropológico, social e histórico de los
modelos corporales mostraría que siempre ha existido una profunda ambivalencia
de las percepciones de gordura y delgadez, mostraría también que éstas han influi-
do, de una u otra forma, en los comportamientos alimentarios.
Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero

Ninguna de las mujeres manifestó haber consultado personal de salud para


“bajar de peso”, aunque dos de ellas comentaron: “alguna importancia debe tener
el peso, siempre que vamos a consulta nos pesan”, y aunque no se los digan abier-
tamente, no tener un “peso adecuado” significa, como ellas dicen, “que algo está
mal con la salud, ¿o no?”. Como ya se mencionó, todas las mujeres terminaron
por lo menos la primaria y, aunque no recuerden exactamente en qué momento
sus profesores y profesoras les hablaron sobre alimentación y nutrición, sí saben
que el cuerpo se relaciona con éstas. ¿Cómo? es algo que no les queda muy claro
pues, tal como lo expresó una de ellas: “si comes mucho, engordas, y si comes
poco enflacas, pero también depende de la familia de cada una. Hay personas que
ya nacieron flacas y así se van a quedar toda la vida”.
Con el paso del tiempo, la mayoría de mujeres quienes durante su adolescencia eran
delgadas ganaron peso y ahora están más inconformes. Resulta interesante que casi
todas culparon a sus embarazos, a que sus compañeros “les cumplían sus antojos”,
a la edad y a que “eso les pasa por ser mujeres”. De las 15 quienes se describieron

como gordas en el momento actual (48%), seis de ellas sí están haciendo “algo”
para bajar de peso: dos llevan a la práctica una dieta que les dio una “doctora” (así
física, salud y sociedad

la nombraron, aunque no saben con exactitud qué profesión tiene), cuya consulta es
de 150 pesos; una señora sigue una dieta que leyó en una revista; y tres toman tés de
naranja con limón que compran en Huatecalco para, dicen, “quemar la grasa”, la
recomendación es de cinco sobres por día. Llama la atención que a pesar del costo
de los tés, pues 30 sobres cuestan 180 pesos, es una práctica que poco a poco está
teniendo más adeptas entre las mujeres de algunas de las comunidades rurales de
la zona. El consumo de algunas galletas ricas en fibra y bajas en grasa, chicles y cier-
Antropología

tos líquidos, por ejemplo Gatorade y refrescos light, es otra práctica que se extiende
cada vez más entre las mujeres de Huatecalco quienes desean disminuir kilos.
Respecto a los sentimientos relacionados con el cuerpo y aceptación del mis-
mo, se encontró que todas las entrevistadas no se sienten bien con su complexión
actual, independientemente de estar delgadas o tener sobrepeso. Dos mujeres ha-
cen algo por cambiarlo, una de ellas realiza ejercicios para aumentar masa muscular
y otra se ha sometido a varios tratamientos de reducción.
Cuando era jovencita, era muy delgada. A mí me gustaba estar así. Después de que me casé
empecé a engordar […] yo creo que por los hijos, y jamás pude bajar de peso. Antes me sen-
tía bien, no como ahora que estoy muy gorda y no me gusto. En cuanto a lo que me dice mi
esposo, éste siempre me repite “¿acaso yo te he dicho que bajes de peso o algo por el estilo?”.
Por el contrario, siempre me pregunta “¿se te antojó esto o lo otro? pues yo te lo traigo”.

142
Percepción del cuerpo

Al profundizar en el significado de la delgadez, se encontró un “anhelo de ser


delgadas para parecerse a las modelos y a las actrices”. Belleza es sinónimo de del-
gadez. Una de las mujeres de 50 años mencionó:
Bueno, a mí me gusta ver en la televisión actrices viejas como yo, por ejemplo a la actriz que
sale en una telenovela en el canal 2 y que dicen que tiene más de 50 años [...]; no recuerdo
cómo se llama, pero se ve muy joven y está muy flaca.

Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero


Otra de las mujeres quien tiene una complexión delgada comentó:
A mí no me gustaría aumentar de peso, yo me siento bien como estoy. Me parece que me veo
mejor. Sí hago ejercicio y no es que haga muchas dietas, pero sí me cuido con las tortillas para
no engordar. Casi todas la actrices que salen en televisión son delgadas y se ven muy guapas.
Creo que las gordas no se ven bien (risas).

Los deseos y prácticas relacionadas con la reducción de peso alcanzan dimen-


siones entre algunas mujeres de Huatecalco que antes eran comunes en la población
femenina de las zonas urbanas. La mayoría de las mujeres encuestadas y entrevistadas
en profundidad manifestaron haber visto, por lo menos alguna vez, a sugerencia
de sus vecinas, amistades o familiares femeninos, los programas de televisión que
se transmiten durante las primeras horas de la madrugada, dedicados a promocio-
nar “productos milagro”, acompañados de imágenes visuales para bajar de peso y
aumentar músculo. La proliferación de emisiones dedicadas a vender este tipo de


productos en nuestra sociedad ha incrementado sin duda la preocupación por la
estética física y el consumo de dichos productos.

física, salud y sociedad


Deseamos resaltar que no toda la población que ve estos programas tiene la
posibilidad de comprar tales productos; sin embargo, este impacto sí llega a incidir
en los gustos, preferencias, selecciones y rechazos de algunos alimentos y a su
vez ciertos tipos de cuerpo. No podría hablarse de la existencia de un patrón de
“consumidoras promedio” o comportamientos homogéneos en la comunidad de
Huatecalco; no obstante, cabe resaltar que las sociedades están ante un dinamismo
de las prácticas alimentarias que antes no existía. Ya no sólo se habla de la inclu- Antropología
sión de cierto tipo de comidas industrializadas que para muchas y muchos tienen
prestigio, sino de otros productos milagro, los cuales poco a poco tienen aceptación
entre la gente y no necesariamente ofrecen ventajas nutricionales.
Por último, otra práctica que ha cobrado relevancia dentro de la comunidad es el
ejercicio. Tres días por semana llega a Huatecalco un profesor de gimnasia, quien
realiza junto a las mujeres una serie de actividades deportivas como caminar, co-
rrer y hacer ejercicio físico; todo ello con la intención de adelgazar y/o fortalecer
la masa muscular. Durante el trabajo de campo, en varias ocasiones se observó a
un grupo de mujeres corriendo por las calles de Huatecalco durante más de una
hora o haciendo ejercicios en la explanada frente de la Presidencia Municipal.

143
Percepción del cuerpo

Algunas reflexiones
Queremos destacar en primer término la mirada cualitativa de este estudio, pues a
diferencia de la cuantitativa de los estudios nutricionales y alimentarios (que cuan-
tifica el grado de asociación entre variables utilizando herramientas estadísticas
con el objetivo, entre otros, de establecer asociaciones causales entre variables o
indicadores), el acercamiento cualitativo permitió comprender las prácticas ali-
Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero

mentarias de un grupo de mujeres, no sólo como hábitos, en el sentido de repe-


tición mecánica de actos buenos o malos, adecuados o inadecuados, erróneos o
negativos, sino como una consecuencia de razones culturales. El acto de comer,
descrito desde la antropología, y observado entre las mujeres de Huatecalco, reviste
significados que se asocian a vivencias distintas de lo estrictamente nutricional.
Esto es, los alimentos, nutren, significan y comunican.
Ahora bien, la dieta habitual mostró desde un punto de vista nutricional “al-
gunos” problemas en cuanto al tipo y cantidad de alimentos ingeridos, sin em-
bargo, queremos resaltar tres aspectos relevantes para entender lo que sucede en
Huatecalco: a) la difusión de nuevas ideas en torno al cuerpo y nuevos modelos
alimentarios ha transformado la percepción, pues entre varias mujeres observamos
una preferencia por la esbeltez más que por la robustez; b) esta preferencia, además de
estética, puede ser analizada en términos de salud, ya que para algunas señoras el
significado de “ciertos productos” es “salud”, esto es, se aprecia una “medicaliza-
ción de la alimentación”; y c) se detectaron ciertos cambios producidos en el terre-

no de las actitudes, ideas y valores. En la actualidad, el ser humano está viviendo


en sociedades donde los discursos se contraponen. Por un lado, los discursos de
física, salud y sociedad

base nutricional se convierten progresivamente en excelentes vehículos para ins-


taurar la normalidad dietética, y por el otro el mercado del adelgazamiento, donde
la publicidad de los medios masivos de comunicación, impacta a las personas hasta el
extremo de que éstas cambian sus pautas de alimentación, aunque también man-
tengan algunas de antaño o se mezclen.
Es un hecho que esta nueva conciencia alimentaria ha alcanzado también a mu-
jeres y hombres de las zonas rurales del país. La industria de la moda, los fabricantes
Antropología

de productos adelgazantes, de alimentos y bebidas light, los mensajes contenidos en


las presentaciones de numerosos productos light, los editores de libros y revistas
sobre dietas, y los(as) especialistas en dietas mágicas para bajar de peso, entre mu-
chos otros factores, han llegado a varias comunidades en el país y transformado
las prácticas y representaciones alimentarias, así como su lenguaje. Ahora se en-
cuentran también mujeres preocupadas por su figura, a diferencia de los hallazgos
de las encuestas realizadas entre los años cincuenta y ochenta.
La proliferación en los últimos años de diversos tipos de percepciones e imá-
genes estéticas y numerosas corrientes dietéticas que suponen la creación de una
nueva “conciencia alimentaria”, sin que su aparición implique desaparecer la anterior,
se hallan inmersos ya no sólo en las ciudades urbanas modernas, sino que están
comenzando a hacer su aparición en comunidades no tan urbanizadas. La moderni-

144
Percepción del cuerpo

dad alimentaria, aunada al poder de la sociedad industrial en las áreas de la tecno-


logía, economía y su control de la información, le conceden el liderazgo mundial
en la imposición del sistema de valores. Esta famosa “modernidad”, que ha tras-
tornado la relación del hombre y la mujer tiene, como una de sus manifestaciones
más claras, el cambio en las prácticas alimentarias. En suma el cuerpo, en cuanto a
su percepción, representaciones, cosmovisión, lenguaje simbólico y estética, entre

Sara E. Pérez • Luz A. Vega • Gabriela Romero


otros aspectos, son temas que no deben ignorarse en el campo de la nutrición si
lo que se pretende es modificar hábitos o prácticas de alimentación para lograr y
mantener la salud.
Finalmente, queremos expresar nuestra coincidencia con la visión de las (os)
antropólogas (os) de la alimentación sobre lo complejo que es el acto de comer,
uno de los pocos fenómenos relevantes tanto para las ciencias biológicas como
humanas, lo que justifica un enfoque integral, de carácter preferentemente inter-
disciplinario. La aplicación de los conceptos y métodos derivados de las ciencias
sociales al campo de la nutrición ayudan a comprender de manera profunda el
contexto sociocultural en donde se desarrollan los hábitos y prácticas alimentarias.
Las propuestas teórico-metodológicas incluidas en este trabajo comparten lo señalado
por De Garine en el sentido de que son un intento por superar las limitaciones que
tienen los estudios del proceso alimentario y nutricio desde la perspectiva exclusiva
de la antropología o nutrición [De Garine, 1988:648].
Para De Garine las propuestas deben trascender las descripciones normati-


vas de conducta idealizadas por los antropólogos, quienes confieren una imagen
homogénea al fenómeno alimentario y nutricio, y fallan en medir el consumo de

física, salud y sociedad


alimentos y superar los trabajos cuantitativos de los(las) nutricionistas, los cuales
tienden a establecer relaciones entre variables socioculturales y biológicas sin ex-
plicar los procesos sociales involucrados. Tomar conciencia de lo anterior implica
un gran reto para las y los interesados en el tema de la nutrición y alimentación.
De ahí que los abordajes teórico-metodológicos de la antropología de la alimenta-
ción sean de gran utilidad para tender algunos puentes entre lo cultural y biomédico
con el fin de permitir una aproximación más integrada al proceso alimentario y a
Antropología
las prácticas alimentarias en las diversas comunidades del país.

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146
¿Orientación alimentaria
o los diez mandamientos?
La moral en los discursos de la nutrición
y la salud

 Miriam Bertran Vilá

Introducción
La presencia cada vez mayor de enfermedades crónicas no transmi-
sibles y su relación con la alimentación han planteado como una
estrategia, ya casi paradigmática, la promoción de estilos de vida sa-
ludables, que incluyen aspectos de orientación alimentaria. Así, se
difunden contenidos en torno al papel de la comida en el organismo,
beneficios del consumo de frutas y verduras, perjuicios de grasas y
azúcares simples en exceso, etcétera. Por otra parte, la promoción
de la salud implica generar discursos médicos que buscan que los
individuos modifiquen en algo su comportamiento de tal forma que
eviten la aparición de la enfermedad. Con estos discursos, el sujeto
se vuelve el absoluto responsable de cuidar su salud, cuando cae
enfermo se reconoce entonces que algo ha hecho mal o de manera
indebida.
Desde hace tiempo varios autores han llamado la atención sobre
la relación entre moral y medicalización, cada vez más presente en la
vida cotidiana. Esta idea parece manifestarse en las percepciones
de la población en cuanto a la comida, cuando oímos que la gente dice
tener culpa por haber comido de más. La empresa Weight Watchers,
por ejemplo, dedicada a la reducción de peso y control de la obesidad,
promocionó durante algún tiempo sus productos bajos en calorías con
el slogan “sólo disfruta, ya no hay más culpa”. Del mismo modo,
en México han salido a la venta unas frituras para consumir entre
comidas, cuya particularidad es que son alimentos guilt free. Por otro
lado, algunos sectores de la población consideran adecuada la del-
gadez, pues significa que se es capaz de tener control sobre el cuerpo
y sus impulsos naturales, como el hambre.

147
¿Orientación alimentaria o los diez mandamientos?

En este artículo pretendo explorar algunos elementos que puedan servir de


base para analizar la relación entre la responsabilidad del individuo en el cuidado
de la salud, la moral y las prescripciones alimentarias del discurso médico actual,
los cuales provocan que la población esté al pendiente de lo que come por cuidar
su salud y sobre todo su apariencia física.

La promoción de la salud y la dieta


En la firma de la declaración de Alma Ata en 1978, “Salud para todos en el año
2000”, se planteó que la educación para la salud era una de las estrategias centra-
les en la atención primaria. La promoción de la higiene, hábitos saludables y en
general aquellos aspectos que puedan, sobre todo, prevenir la presencia de enfer-
medades, ha sido uno de los baluartes de la salud pública en los últimos 30 años.
Esto quedó de manifiesto durante la Conferencia sobre Promoción a la Salud en
1986 en Ottawa, donde se estableció el marco conceptual para realizar acciones al
respecto. En la Declaración de Ottawa, manifiesto resultante de la Conferencia, se
Vilá

presentaron las ideas que debían servir de guía para planear políticas y programas
bertran

de promoción a la salud: responsabilidad multisectorial, elaboración de una política


pública sana, creación de ambientes favorables para la salud, fortalecimiento de la
acción comunitaria, reorientación de los servicios de salud hacia la prevención más
Miriam

que a la curación, y desarrollo de las aptitudes personales. Sobre este último punto,
se planteó la definición de la propia promoción de la salud como “el proceso que

permite a las personas adquirir mayor control sobre su propia salud y, al mismo
tiempo, mejorar esa salud” [oms, 1986]. En 2005, durante la Sexta Conferencia
física, salud y sociedad

Internacional sobre Promoción de la Salud, se ratificaron estas ideas en la Carta de


Bangkok para la Promoción de la Salud en un Mundo Globalizado y se complemen-
taron a la luz de la globalización y procesos asociados como la creciente desigual-
dad, nuevas formas de consumo y comunicación, medios de comercialización de
productos y cambios demográficos, particularmente migración y urbanización. Es
en este contexto donde se inscribe la orientación alimentaria, actualmente uno de
elementos centrales de la prevención de enfermedades crónico-degenerativas, en la
Antropología

medida que cada vez hay más conocimiento de la relación comida y salud.
Es preciso mencionar que la Carta identifica también condiciones fundamentales
para la salud: paz, vivienda, educación, alimentación, ingresos, ecosistema estable, re-
cursos sostenibles, justicia social y equidad (determinantes sociales) [ibid.]. Al respecto,
por ejemplo en términos alimentarios, el desarrollo de sistemas agrícolas intensivos, la
industria alimentaria y la expansión de los sistemas comerciales ha generado un cam-
bio en los hábitos alimentarios de la población que sin duda ha repercutido en las
actuales cifras de obesidad en el mundo. Sin embargo, y de manera muy importante,
tenemos que advertir que en los últimos 10 o 20 años el aumento en el número de
casos de obesidad y sus implicaciones epidemiológicas ha ocurrido en la población
de los estratos más bajos. Así, parece evidente que los hábitos alimentarios y sus
consecuencias biológicas no van a mejorar sólo con mensajes de comer mejor, aun-

148
¿Orientación alimentaria o los diez mandamientos?

que parece que todos los esfuerzos van dirigidos hacia ese sentido. Un vistazo a los
programas de alimentación actuales en varios países de América Latina muestra que
una de las estrategias para la prevención de la obesidad infantil en la región se basa en
la inclusión de contenidos de nutrición y mensajes de estilos de vida saludables en los
libros de texto y actividades escolares [Bertran y Plazas, s/f].

Orientación alimentaria en México


Como otros países emergentes, México presenta la ya clásica transición epidemioló-
gica que se caracteriza por un aumento en las enfermedades crónicas, donde uno
de los factores de riesgo es la alimentación. Además, el aumento en los casos de
sobrepeso y obesidad en los últimos 15 años ha agravado el perfil epidemiológi-
co, pues provoca entre otras cosas que la diabetes mellitus sea la primera causa de
mortalidad y morbilidad en el país. Esta situación ha generado una especie de pánico
entre los profesionales de la salud y la nutrición, que a marchas forzadas aboga por la
orientación alimentaria para prevenir, o más bien paliar, el desastre alimentario y

Miriam Bertran Vilá


nutricional actual. Los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006
revelan que el sobrepeso y la obesidad afectan a 71.8% de la población mayor de 20
años, a 26.8% de los niños entre 5 y 11 años y a más de 30% de los adolescentes
[Olaiz-Fernández et al., 2006]. Previamente, los datos de la Encuesta Urbana de
Nutrición de la Ciudad de México realizada en 2002 ya había planteado la grave-
dad del problema, pues encontró que 60% de la población adulta y aproximada-


mente 20% de los niños en edad escolar tiene algún grado de sobrepeso u obesidad
[Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, 2003].

física, salud y sociedad


El punto central de los programas de salud pública sobre obesidad se dirige hacia la
promoción de “cambio de estilo de vida”, particularmente alimentación y actividad
física, utilizando el marco conceptual de la autopromoción a la salud. Así, por di-
versos medios se promueve el consumo de frutas y verduras, evitar grasas y azúcares
simples y hacer deporte. El objetivo de estas campañas es disminuir los casos de en-
fermedades crónicas para reducir los costos en sanidad pública, rubro que enfrenta
hoy una de sus crisis más severas en la historia de México. En los últimos años Antropología
se ha registrado un aumento en la esperanza de vida, aunque no de vida saludable,
por lo que los sistemas de seguridad social mexicanos, particularmente el imss y
el issste, tienen dos grandes problemas financieros: pago de pensiones por más
tiempo y aumento en los gastos de los servicios de salud, sobre todo de tercer nivel.
Al mismo tiempo, las nuevas formas de organización laboral y políticas del Banco
Mundial en cuanto a la disminución del número de empleados en el gobierno ha
generado menos aportaciones de los trabajadores a las instituciones de seguridad
social. Ante esta crisis la promoción a la salud, sobre todo la autopromoción a la
salud, se plantean como una de las soluciones ante el desastre financiero.
La promoción del cambio alimentario en México no es nuevo y desde el siglo
xix se ha planteado como un problema económico y social. En los inicios del
México independiente, en 1822, se planteó que la población indígena no comía

149
¿Orientación alimentaria o los diez mandamientos?

adecuadamente y por tanto no tenía las condiciones físicas necesarias para parti-
cipar en la construcción y desarrollo económico del país. Al respecto, un pensa-
dor liberal porfiriano, Francisco Bulnes, propuso la teoría dietética de la raza, la
cual establecía que el desarrollo de los pueblos dependía de lo que comieran; así,
quedaba claro que el trigo era un buen alimento, mientras el maíz y frijol, base de
la alimentación mexicana, claramente no lo eran. Esta idea de Bulnes continuó
presente en los gobiernos postrevolucionarios de principios del siglo xx que pro-
movieron el cambio de alimentación de los grupos indígenas. No fue sino hasta
mediados de los años cuarenta, con la creación del Instituto Nacional de la Nutri-
ción, como se demostró que en cantidades suficientes la dieta tradicional indígena
es adecuada para el crecimiento y desarrollo de los individuos [Bertran, 2005]. Así
las cosas, había que desdecirse de lo dicho y empezar a promover el uso del maíz
y frijol, que además de barato y disponible era saludable, aunque ya para entonces
gozaba de bastante mala fama. Sin embargo, la incapacidad económica de la po-
Vilá

blación indígena tampoco había permitido abandonar el consumo del maíz. De


hecho, la pobreza histórica de las poblaciones indígenas ha sido una de las prin-
bertran

cipales causas de la desnutrición todavía presente en muchas zonas. Al respecto,


los programas de alimentación, si bien se han basado en políticas asistenciales de
Miriam

reparto de alimentos, también han buscado en la promoción a la salud una solu-


ción barata al problema. Por años, se han desarrollado guías para preparar menúes
nutritivos a bajo costo, poner huertos familiares, aprovechar al máximo el presu-

puesto, etcétera. También se ha promovido el consumo de alimentos nutritivos y


baratos como el amaranto o la soya. Estas políticas educativas se manifestaron de
física, salud y sociedad

diversas maneras: los anuncios televisivos de todos los alimentos, por ley debían
contener, con letra pequeña y en la parte baja de la pantalla, la leyenda “come carne,
leche y huevos”; a partir de los noventa, y como resultado del aumento de las enfer-
medades crónicas, ésta se cambió por “come frutas y verduras”.

Moral, alimentación y cuerpo


Según Laplantine (1999), en las sociedades occidentales donde la religión ha deja-
Antropología

do de ser tan importante en términos de regulación de ideas y valores, el discurso


médico se ha insertado en el discurso moral, de manera que los sujetos pueden percibir
la enfermedad como resultado de no haber hecho lo que se debe, es decir algo
malo. Del mismo modo, la medicina institucionalizada promueve ciertos compor-
tamientos que, en caso de cumplirse, prometen una serie de beneficios; por el con-
trario, cuando no se cumplen aparecerá la enfermedad. En este sentido, pareciera
que las recomendaciones alimentarias se insertan en la lógica de funcionamiento
de la moral cristiana: Dios o la dietética nos ofrecen el libre albedrío, podemos es-
coger. Si nos portamos bien, es decir, si cumplimos con los diez mandamientos o lo
que es lo mismo con las recomendaciones alimentarías, tendremos el cielo en la tie-
rra; por el contrario, si se escoge la senda equivocada y se da rienda suelta al gusto
y satisfacción del apetito, sobrevendrán catástrofes tremendas como la obesidad,

150
¿Orientación alimentaria o los diez mandamientos?

diabetes, hipertensión arterial, etcétera. Esto se puede ilustrar claramente en los


mensajes publicitarios cuando anuncian que tal o cual alimento puede comerse sin
culpa, es decir sin alterar los diez mandamientos, haciendo lo moralmente correcto.
Al respecto, Turner (1982) plantea que el desarrollo de la civilización ha traído
consigo formas de regulación de los instintos primordiales o básicos, como sexualidad
y alimentación. Uno de estos sistemas es la moralidad y, en consecuencia, la forma
de comer y la vida sexual; ambas necesidades ineludibles para la vida y reproduc-
ción de la especie se han cargado de significados morales. De esto se desprende
que quien es obeso, por ejemplo, es porque no puede controlar sus instintos y coti-
dianamente rompe los preceptos morales. Es por tanto un sujeto socialmente mal
visto y rechazado, en términos cristianos sería un pecador. Todo este asunto se ha
institucionalizado no sólo en las iglesias y parafernalias de los rituales religiosos,
sino también en el Estado. Según Foucault (1992) a partir del siglo xviii empezó en
Europa, en los países desarrollados, el despegue de la medicina social que implicó

Miriam Bertran Vilá


el control del cuerpo no sólo en el ámbito del hospital sino en otras instituciones,
como las revisiones médicas en el trabajo, cárceles o escuelas. Ya en el siglo xx, la
enfermedad dejó de ser el único objeto de la medicina y se amplió a todo lo que
garantiza la salud del individuo, como el agua potable o la alimentación. Así, pa-
rece que en este marco algo tan cotidiano y doméstico como la comida se volvió
objeto de la medicina institucionalizada.
En cuanto a este asunto de la moralidad hay que incluir un elemento más: la nor-


malidad. Foucault señala que en el mundo contemporáneo los médicos están inven-
tando una sociedad no de la ley, sino de la norma. “Los que gobiernan en la sociedad

física, salud y sociedad


ya no son los códigos, sino la perpetua distinción entre lo normal y lo anormal, la per-
petua empresa de restituir el sistema de la normalidad” [op. cit.:108]. A partir de esta
idea se puede asimismo analizar la idea del obeso como anormal o “pecador” y del
delgado como normal o “virtuoso”, de tal suerte entonces que el control del cuerpo,
y por tanto del individuo, se puede hacer vía alimentación, vía prescripciones dietéti-
cas. Según este autor, en el ensayo Historia de la medicalización [ibid.] el interés del
control del cuerpo y la salud de manera institucional es una idea que se consolida en Antropología
Inglaterra en el siglo xix con la intención de controlar la salud de la mano de obra para
que fuera más apta para el trabajo y al mismo tiempo menos peligrosa para las clases
acomodadas. Este primer objetivo es el mismo que se observa en el proceso de
las recomendaciones alimentarias en México a partir de la Independencia.
Como mencioné anteriormente, las recomendaciones alimentarias son una
forma de promover estilos de vida saludables presentes en los discursos de las cam-
pañas de autocuidado a la salud. Así, en su vida cotidiana, en el caso que nos ocupa
de la comida, de la vida privada, se pretende que la gente modifique sus hábitos
con la intención de prevenir la obesidad y padecimientos asociados, con la conse-
cuente carga financiera de los servicios de seguridad social. Al respecto, Del Cura
y Huertas [1998] plantean dos contradicciones en el concepto de estilo de vida. Por
una parte, puede ser susceptible de una “visión reduccionista e incluso perversa” si

151
¿Orientación alimentaria o los diez mandamientos?

sólo, como sucede a menudo, pretende modificarse la conciencia individual sin


considerar las condiciones sociales, políticas y económicas de una enfermedad. Por
otra, el uso cada vez más presente de este concepto en las estrategias actuales coin-
cide con los recortes presupuestales de los servicios de salud y pueden servir para
justificar su desaparición y/o privatización. Estos autores señalan que las reco-
mendaciones de la Carta de Ottawa sobre la parte de la responsabilidad individual
se han sobrevalorado y se han caído en excesos, lo que ha vaciado de contenido la
declaración de Alma Ata que planteaba más bien una superación de las desigual-
dades. Además, y de manera a nuestro parecer muy importante, advierten sobre
los peligros de responsabilizar —culpabilizar— al individuo de su salud y por tanto
de su enfermedad. Creo que este punto es particularmente sensible en el tema
alimentario, pues la forma de comer de un grupo responde a una multiplicidad
de factores culturales, sociales y económicos y no sólo a la capacidad nutritiva de
los alimentos o voluntad de cumplir con los diez mandamientos. De esta manera
Vilá

la educación alimentaria, si no considera el contexto de una población, es poco


eficiente y sumamente injusta. Bajo esta lógica, pues, los enfermos se provocaron su
bertran

padecimiento, no pueden hacer frente a él y además son inmorales.


Por otra parte, la medicalización de la vida cotidiana y la promoción a la salud han
Miriam

hecho eco o se han generado de manera paralela en la industria. Hoy más que nunca
la salud es un negocio y, por tanto, todo lo que la impacta: medicamentos, comida,
agua potable, servicios médicos y hospitales, gimnasios y un sinfín de bienes y servi-

cios para el bienestar corporal. En el caso de la alimentación, la industria alimentaria


y sus anuncios publicitarios muestran claramente este hecho, pues promueven gran
física, salud y sociedad

cantidad de alimentos buenos para la salud de niños y grandes, bajar de peso, tener
apetito, no tenerlo, ser como las modelos o prevenir los trastornos de la imagen. Por
ejemplo, un análisis en torno a los anuncios publicitarios de la industria farmacéutica
en España en la primera mitad del siglo xx [Arroyo, 1998] muestra que la sociedad
tiene una nueva actitud sobre los medicamentos, como parte importante de un nuevo
valor social: la salud. Igualmente, una revisión a las revistas femeninas realizado re-
cientemente en la uam reveló la cantidad de artículos relacionados con la comida en
Antropología

dichas publicaciones junto a los anuncios publicitarios, evidenciando así que es uno
de los temas de más interés entre las lectoras. Así, señala Arroyo, la salud se vuelve un
bien de consumo y un elemento formal de la cultura.
En esta sociedad el proceso creciente de industrialización ha originado la aceptación por el
cuerpo social del consumo en sí mismo y en todas sus formas, también la sanitaria, como
una de sus bases estructurales, que a menudo ha formado y forma parte de una ética de la
felicidad, como estilo de vida [ibid.:238].

En este sentido, pues, puede verse a la orientación alimentaria en México como un


elemento presente en los discursos médicos y políticos desde sus inicios como
Estado-Nación con el doble propósito de mejorar la capacidad de trabajo de la
población y disminuir los costos en salud. La presencia de elementos morales en

152
¿Orientación alimentaria o los diez mandamientos?

los discursos de la población, y en un vistazo rápido a los mensajes publicitarios,


dan idea de que efectivamente los mexicanos consideran que deben controlar sus
impulsos hacia la comida y que no hacerlo provocaría enfermedades. Esto puede
ser causa o consecuencia, no lo sabemos, de las estrategias de promoción al au-
tocuidado de la salud. Esto, por otra parte, no deja de ser una paradoja cuando
hoy las cifras de obesidad son las más altas de la historia. Esta paradoja es quizá
una de las características esenciales del comportamiento alimentario que debe ser
estudiado con mayor profundidad con datos históricos y etnográficos.

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1998 “Estilos de vida y salud pública: Análisis de una estrategia sanitaria”, en Montiel, Luis


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www.who.int/healthpromotion/conferences/6gchp/BCHP_es.pdf

153
El comportamiento anoréxico
como etnopsicopatología

 Elvia Mireya Ahedo Rodríguez

Resumen
Históricamente, la pluralidad de posturas teóricas desde las que se
pretende construir una idea precisa de la anorexia hace de su etiolo-
gía un tema muy complejo. Si bien dichas referencias provienen de
distintos especialistas en el tema, resulta interesante acercarnos por
medio de un enfoque antropológico experiencial a las representaciones
de un grupo de mujeres quienes viven con anorexia y reciben atención
en la Clínica de Trastornos Alimentarios del Instituto Nacional de Psi-
quiatría. Desde esta perspectiva, las representaciones en torno a la
anorexia reflejan el universo ideológico personal y una dimensión
cultural que se asimila mediante un mundo de experiencias.
Las restricciones alimentarias han estado presentes en la historia
de la humanidad y sus peculiaridades se relacionan con tiempos y
espacios específicos. Durante los siglos iii y iv, éstas se encontraban
adaptadas a los ritmos intermitentes y naturales de escasez y abun-
dancia. En el siglo xiv, bajo la influencia del cristianismo, surgió la
práctica ascética modélica que introdujo el ayuno como vía purifi-
cadora del espíritu. En este contexto, la restricción alimentaria ascé-
tica fue considerada anorexia santa. Por ejemplo, podemos recordar a
Catalina de Siena (1373) o las milagrosas doncellas, cuya maravilla
consistía en subsistir sin comer; la parte oscura de la anorexia era
que consideraban a las mujeres autoinantes como posesas o brujas
[Toro, 1996].

155
El comportamiento anoréxico como etnopsicopatología

En 1689 Richard Morton, médico inglés, fue el primero en observar estados


de inanición1 y describir de los trastornos alimentarios, llamándolos consunción
nerviosa. Sin embargo, sin poder darles una explicación biomédica conocida
en ese tiempo, los incluyó dentro de los padecimientos psiquiátricos. En 1868
William Gull, psicólogo, elaboró la descripción psicológica de la condición de
inanición y, al mismo tiempo, acuñó el término anorexia nerviosa para caracterizar
dicho trastorno.
En 1889, el psicólogo Charcot propuso el término “miedo a la obesidad” para
explicar la condición de inanición. A partir de esta obra, parecieron extenderse
por Europa las publicaciones sobre casos de anorexia como rechazo a la grasa
corporal. Ryle, médico inglés, en 1939 predijo el incremento de la anorexia como
resultado de la emotividad de los jóvenes y la popularización de la moda de delgadez
Elvia Mireya Ahedo Rodríguez

corporal posterior a la Segunda Guerra Mundial. En 1949, Sheehan y Summers


describieron a la emaciación2 como una característica de la anorexia. Este ras-
go morfológico hizo que la apartaran del hipopituitarismo o enfermedad de Si-
mmond y los trastornos endócrinos. En 1965, Bruch la llamó una “implacable
persecución de delgadez”. En 1967 Crisp, siguiendo a Charcot, la denominó pe-
sofobia; y en este mismo sentido, en 1970, Russell la calificó como un “mórbido
miedo a engordar”.
De esta manera, el surgimiento de la anorexia empezó a explicarse median-
te tres características alimentarias y corporales principales: inanición y emaciación,

que consideran la práctica restrictiva alimentaria en busca de la delgadez corporal


debido a la popularización de la moda que la promueve; y la lipofobia, rechazo a
física, salud y sociedad

la grasa corporal, o comportamiento lipofóbico característico de las sociedades


occidentales.
A la vuelta del siglo xxi, el trastorno anoréxico dejó de ser un fenómeno indi-
vidual y aislado para convertirse en una epidemia social cuya mancha se extendió
hacia todas las capas socioeconómicas, ideológicas y culturales. Actualmente, a
las sociedades desarrolladas y occidentales se les ha comenzado a llamar sociedades
lipofóbicas [Gómez, en Scherer, 2002].
Antropología

Así, el comportamiento anoréxico resulta una psicopatología alimentaria [Toro,


2004], una etnopsicopatología [Laplantine, 1986] de la alimentación de sociedades
lipofóbicas occidentalizadas que conforma una nueva vía de desnutrición de rai-
gambre cultural. Se une a la ya tradicional desnutrición biológica por carencias nu-
tricionales, mediatizadas por la pobreza de las sociedades subdesarrolladas.

1
La inanición es un tipo de hipofagia que conduce a un estado de desnutrición asociado a una
pérdida significativa de peso corporal. Actualmente, perder 25% del peso corporal es suficiente
para establecer la anorexia.
2
Según el Diccionario Médico, la emaciación es definida como “el enflaquecimiento corporal
extremo por causa morbosa” [1998].

156
El comportamiento anoréxico como etnopsicopatología

La anorexia como etnopsicopatología3 configura una expresión vívida del com-


plejo comportamiento entre desarrollo ontológico del individuo y dinámicas his-
tóricas y culturales de las sociedades en el mundo occidental. El término trastornos
étnicos [Devereux, 1955, en Gordon, 1990] hace referencia a un conjunto de tras-
tornos mentales que tienen significancia epidemiológica y especial fascinación, con
lo que se descubre un aspecto de la naturaleza de los seres humanos en conflicto
con los tiempos.
Un ejemplo pertinente sería la histeria, enfermedad que provocó controversias
médicas y discusiones públicas fundamentalmente en Europa y Estados Unidos;
constituyó la vía de expresión del estrés femenino y tuvo una declinación dramática
en función de las trasformaciones sociales de los años setenta. En la misma medida,
una enfermedad con existencia oscura hasta la segunda mitad del siglo xx que

Elvia Mireya Ahedo Rodríguez


rápidamente incrementó su prevalencia y apareció ante la opinión pública fue la
anorexia [Gordon, op. cit.:3].
En este sentido, de acuerdo con DiNicola [1990, en Toro, 1996], la anorexia es
una enfermedad mediatizada social y culturalmente con profundas consecuencias
biológicas para los individuos que la sufren. Asimismo, el autor propone un enfo-
que sociocultural de la anorexia como la vía apropiada para realizar observaciones
en torno a la instauración y evolución de esta enfermedad. Así, la anorexia fue el
modelo para Occidente de los síndromes asociados a la cultura. La instancia ac-
tual del trastorno mental de nuestros tiempos [ibid.].


En la actualidad, la anorexia se ubica entre los llamados trastornos alimentarios,
de acuerdo con los criterios de diagnóstico e investigación de la Organización Mun-

física, salud y sociedad


dial de la Salud [1993] y la Asociación Psiquiátrica Americana [1995]. En este
modelo biomédico paradigmático, etimológicamente la palabra anorexia significa
“ausencia de hambre” (de an, ausencia, falta; y el griego orexis, apetito; inappetenz,
falta de apetito). Dicho término no hace fiel referencia a lo que sucede en la anorexia,
pues se encuentra plenamente documentado que las mujeres con este padecimiento
hacen gala de control sobre la necesidad de ingerir alimentos. Por lo tanto, no exis-
te ausencia de hambre o apetito [ibid.], sino una férrea voluntad para dominar o
Antropología
controlar el hambre. Al respecto, en 1965, durante el Simposio Internacional sobre
Anorexia Mental,4 en la Universidad de Göttingen, Alemania, se concluyó que a
3
De acuerdo con Laplantine, la cultura señala los objetos privilegiados de identificación y sus-
titución, nuestros modelos de réplica y ostentación (en este caso modelos representativos de
delgadez corporal), los cuales están determinados de parte a parte por la cultura a la cual pertenecemos.
Retoma la noción de inconsciente étnico de Devereux: esa parte del inconsciente que un individuo
de una cultura dada posee en común con la mayoría de los miembros de su misma cultura;
a ese nivel se elaboran las tensiones y conflictos específicos de una sociedad, y también la manera
específica y totalmente previsible de reaccionar frente a dichas tensiones y resolver tales conflic-
tos. La paradoja reside en el hecho de que la cultura es un esfuerzo colosal por tratar de negar y
reparar el traumatismo que por lo demás ella misma ha provocado [1986:59-61].
4
Dicho simposio puede ser definido como un hito importante en el cambio de la concepción psi-
copatológica de la anorexia, de acuerdo principalmente con tres conclusiones emergentes durante

157
El comportamiento anoréxico como etnopsicopatología

partir de esa fecha sería considerada como un comportamiento anoréxico complejo


multifactorial y multicausal, biológico y cultural [Dörr, 1995:364].
Si partimos de la premisa que el comportamiento anoréxico es tan paradójico y
complejo como el ser humano, podremos entender lo que, en 1954, Von Gebsattel se-
ñaló: la anorexia representa una forma de proceso psíquico restrictivo al modo de las
adicciones, una pubertamagersucht,5 por la dificultad que entraña salir del círcu-
lo de la enfermedad una vez adquirida. Dörr (1995), asimismo, mencionaba que la
anorexia es un síndrome de acción cuya peculiaridad estriba en que el despliegue de
vitalidad va encaminado hacia la destrucción corporal y de la vida.
El conocimiento de la anorexia desde el discurso de cada individuo y su vínculo
con la cultura se ha dejado de lado, a pesar de que la cultura puede ser causa, preci-
pitante o envoltura social en su aparición [DiNicola, en Toro, 1996]. Es decir, desde
Elvia Mireya Ahedo Rodríguez

la antropología de la experiencia la anorexia como experiencia corporal individualizada


[Turner y Bruner, 1986], desde el poder del discurso que construye el individuo
sobre la enfermedad y sobre sí mismo [Laplantine, 1965]; o desde la línea de in-
vestigación de la antropología del comportamiento: la anorexia para sí, en sí y desde
sí [Sastre, en Lizárraga, 1977].
En este sentido, considero que el enfoque antropológico experiencial es perti-
nente, pues si bien la representación de la anorexia muestra una etiogenia multi-
factorial en el discurso biomédico e involucra distintos elementos como los rasgos
personales, influencia del ambiente familiar y evolución del papel de la mujer en

la sociedad, entre otros, cada una de estas esferas oculta una dimensión cultural y
simbólica que se asimila por medio de un mundo de experiencias,6 que abre el cami-
física, salud y sociedad

no hacia la variabilidad biológica, psicológica y cultural del ser humano.


Fue en este contexto que nos acercamos a las representaciones de las mujeres
quienes padecen anorexia y reciben atención en la Clínica de Trastornos Alimen-
tarios del Instituto Nacional de Psiquiatría. Se trata de representaciones sociales
del cuerpo, la alimentación y las relaciones familiares y sociales que construyen
Antropología

dicho acto: la anorexia tiene una estructura mental específica y entidad propia; su conflicto
esencial se sitúa a nivel corporal y no únicamente en las funciones alimentarias revestidas de im-
plicaciones sexuales; y expresa la incapacidad de asumir el rol genérico y las transformaciones
corporales que emergen durante la pubertad [Jeammet y Chabert, 1998].
5
Término alemán que en 1930 se usaba para designar la adicción a la delgadez [Dörr, op. cit.; Toro, 1996].
6
Mundo de experiencias: en la cadena de los individuos se origina la experiencia general de la vida.
Es por la repetición regular de las experiencias particulares como se forma en la convivencia y
sucesión de los hombres una tradición de expresiones de ellas y adquieren durante el curso del
tiempo cada vez mayor precisión y seguridad. Ésta se funda en el número siempre creciente
de los casos que inferimos, en la subordinación de los mismos a generalizaciones ya existentes
y en la comprobación constante. También cuando, en un caso particular, los principios de la
experiencia de vida que no adquieren expresamente conciencia, actúan en nosotros. Todo lo que
nos domina como costumbre, uso y tradición se funda en tales experiencias vitales. No obstante,
nuestro saber acerca de la vida no puede examinarse mediante métodos rigurosamente científi-
cos ni pueden trazarse fórmulas fijas de él [Dilthey, 1990:42].

158
El comportamiento anoréxico como etnopsicopatología

los individuos en su interacción cotidiana, matizadas por la información biomé-


dica y un reflejo del universo ideológico personal, según consta en los siguientes
relatos de mujeres con esta enfermedad:
La anorexia da por vanidad, sugestión, influencia de la delgadez. La anorexia es una enferme-
dad destructiva que va dándose periódicamente; es engañosa, avanza y se pierde la estética.
Es mortal, pero no es dolorosa, porque te sientes bien (Cristal, 16 años).
La anorexia es pensar en puro bajar de peso. Yo ya quería salir de esto, ya no quiero vivir
esto, quiero ser una persona normal, porque realmente sí se vive un infierno (Gema, 24 años).
La anorexia es una enfermedad mortal, sabía por el peso, pero yo no me veía… Es una
enfermedad mortal porque yo ya estaba muerta en vida, más que nada mortal (Perla, 15 años).
La anorexia es una enfermedad psíquica, es como si tuvieras una amiga, una mala amiga.
Y se puede estar volteando el mundo de cabeza, pero lo importante es el hecho de estar

Elvia Mireya Ahedo Rodríguez


delgada. La anorexia es tu acompañante, podía estar sola, pero vivir con ella, estaba conmigo;
era el simple hecho de estar delgada, es como un doble, un clon tuyo, te da confianza, es tu
autoestima (Jade, 27 años).
La anorexia es una enfermedad que no te hace ver la realidad, que no caes en cuenta,
aunque la mayoría de la gente te diga que estás enferma y que puede ser grave. Durante la
enfermedad de la anorexia hay una persona idéntica, pero que no se ve, que te dice que no
comas, que te convence que no tienes hambre, que te debes ir lejos, salirte de tu casa. Ella es
la persona buena, la anorexia, y yo soy la persona mala (Ámbar, 16 años).
La anorexia es una enfermedad que nos sirve para salir de los problemas (Coral, 15 años).


La anorexia fue una manera de sacar lo mal que me sentía, porque lo que más me afectó
fue la separación de mis papás, sobre todo ahora ya de grande. Sentirme sola, como si nadie

física, salud y sociedad


me quisiera y si nadie me quería no valía la pena seguir viviendo (Rubí, 20 años).
La anorexia es una enfermedad psicológica que se trata de bajar de peso sin darte cuenta,
y tenía depresiones todo el día, o sea, es como decir “me siento mal, pero no puedo comer”, o
sea, yo no podía comer; es como otra persona que te está diciendo “no comas, no comas,
no comas” y ya tienes como una rutina de no comer. También es como tu pellejo, para evitar
todo aquello que provoca miedo, mis emociones, porque ahora ya me duelen las cosas, y antes
me valían, o sea, era mi escudo, así, yo nada más me dedicaba a eso, y si alguien me decía: Antropología
¡eres tonta!, ¿si?, pues ¡qué padre!; pero no le ponía atención ni a mis papás, porque yo decía estoy
dedicada a bajar de peso, es como tener tu mente ocupada en otra cosa y no pelar todo lo demás
(Esmeralda, 17 años).

Una cuestión crucial en la anorexia es el sentimiento de fealdad y reprobación


personal, la belleza es sólo reconocida en los otros. La anorexia es un medio de
búsqueda de la estética donde la muerte por esta causa es vista como un logro,
llegar a la perfección, la cual sería reconocida por todos.
Se da por problemas internos, la poca comprensión, la soledad, el maltrato, la baja autoes-
tima, que te hace sentir horrible. El que te digan que eres bonita es porque en realidad no
te quieren decir que eres fea. Por problemas emocionales, por no sentirte bien, de no sentirte
bien contigo misma. Cuando supe que tenía anorexia me pareció perfecto, tener anorexia

159
El comportamiento anoréxico como etnopsicopatología

era ¡perfecto! Pensaba que morir de anorexia era un logro, todos sabrían que había muerto
de anorexia. Ahora cada vez que lo pienso me resulta algo feo, la palabra anorexia es repugnante
(Ámbar, 16 años).

Por otro lado, según connotaciones genéricas, la anorexia se convierte en un


mecanismo de control para la mujer, fundamentalmente. La imaginería genérica
dicta cómo debe ser una mujer y la cultura acerca, trae a la luz, los mecanismos mediante
los cuales se logra un cuerpo femenino, delgado, que las convertirá en un cuerpo
deseado.7
Creo que a la anorexia la construyes, la sociedad la trae a la luz y tú la armas; tomas de aquí
y de allá. Y la idea que se me venía a la cabeza era cómo debe ser una mujer. Creo que la
tomaba de todas las cosas que me rodeaban, yo las buscaba, pero a veces no era necesario bus-
Elvia Mireya Ahedo Rodríguez

carlas, porque la información que recibimos nos la acerca. No puedes dejarla, ni por ti misma
puedes dejarla, porque cada vez quieres estar más y más delgada. Ves los cuerpos de las mo-
delos con caderas chiquitas, senos chiquitos, brazos y piernas delgados (Jade, 27 años).

En el contexto de las creencias religiosas, la anorexia puede tener una connotación


de pecado. En dicho contexto, la alimentación se percibe como un mandato divino;
por ello el rechazo a la comida en el comportamiento anoréxico, a la vez de considerar-
se un atentado hacia la propia vida, entra en contradicción con los valores e intereses
socioeconómicos del grupo social de referencia.

Renegaba de Dios. Renegaba porque mi vida nunca ha sido como yo quiero. Por otro lado,
pensaba que era una pecadora, porque Dios hizo todas las cosas para comer. Era una pecado-
física, salud y sociedad

ra porque tenía anorexia, sobre todo porque para el grupo cristiano al que iba con mi familia
me consideraban una pecadora porque Dios había hecho la comida y era un pecado no co-
merla. Yo pensaba que sólo era hipocresía, porque creía que todos estaban muy monetarizados
porque había visto cómo trataban a los pobres (Ámbar, 16 años).

En la representación de anorexia aparece la noción de pecado y en un medio social


constantemente represivo puede ser un acto de libertad dentro de las restricciones.8
Antropología

7
Parafraseando a Laplantine [1986], podríamos decir que la cultura dicta qué se debe desear y quiénes
lo deben desear, mientras que por otro lado acerca los elementos idóneos para amortiguar el trauma
que ella misma ha provocado, aunque dichos procedimientos sean evidentemente patológicos.
8
De acuerdo con reportes de las ciudades del mundo no occidental, se vinculan a las prácticas
restrictivas con ritualidades religiosas, como el ayuno del mes del Ramadán y a la influencia
del periodo de ayuno en el cristianismo. Se propone la ambivalencia religiosa como factor etio-
lógico en la anorexia, dentro de las sociedades desarrolladas y modernas. En sociedades como
las de Israel, en donde la cultura tradicional refuerza el ayuno con una historia de obesidad, al
ser incorporada a la occidentalización se han visto sobrevenir los trastornos alimentarios; es decir, las
mujeres se encuentran entre la influencia de una tradición del ayuno seguida de presión por
ingerir alimentos y una cultura occidental que refuerza el cuerpo delgado; dicha presión incre-
menta el miedo a engordar al tiempo que favorece la restricción alimentaria. Debido al ayuno
seguido de la presión por ingerir alimentos, se incrementa el miedo a engordar y comienzan a ser
vomitadoras [Toro, 1996].

160
El comportamiento anoréxico como etnopsicopatología

Desde que nací, mis padres estuvieron cercanos al pastor de la iglesia cristiana. A mí siempre
me pareció que éramos observados, como enjaulados… era una pecadora porque tenía anorexia…
para el grupo cristiano éramos unos pecadores; entonces mi papá empezó a cambiar. Mi papá
es muy parecido a mí, antes era sumiso pero por dentro quería hacer su voluntad. Al principio le
funcionó pero luego se dio cuenta de la hipocresía, a mi hermano le pasó lo mismo, quería
ser pastor, pero es muy pesado. Yo me visualizo como si estuviera enjaulada, cada cosa que
me prohíben es un barrote, y de pronto te dicen ¡la puerta está abierta! A mi papá le pasó lo
mismo (Ámbar, 16 años).

La idea de estómagos sucios corresponde al asco de mentes y almas sucias. Es el


asco moral que representa la crítica, la idea genérica de que la mujer es limpia y pura
de cuerpo y alma. El deseo de limpieza y purificación hace a la mujer propensa al

Elvia Mireya Ahedo Rodríguez


vómito autoinducido y al uso de los laxantes en un deseo simbólico de purificación
espiritual, misma que proporciona liberación. En este sentido, las prácticas pur-
gativas en el comportamiento anoréxico se relacionan con las prácticas religiosas
de purificación como el ayuno y la confesión, que en estos casos se sustituyen por
el vómito autoinducido, laxantes, enemas y confidencialidad de los escritos perso-
nales.
Esta idea se percibe en las consideraciones formuladas por Laplantine en torno
a la importancia del discurso que construye sobre la enfermedad y sobre sí mismo el
individuo; es el punto de vista de los clientes o consumidores, es decir la anorexia inte-


riormente examinada, fantaseada, representada, vitalmente experimentada [1965; Turner
y Bruner, op. cit.]. Se trata de una expresión corporal individualizada que refleja

física, salud y sociedad


las normas y valores de las sociedades occidentales, que es vivida, representada y
fantaseada desde la propia experiencia corporal, y el lenguaje de un cuerpo insepa-
rable de las esferas físicas y sociales en las cuales se encuentra inmerso, no obstante
único en su individualidad.
La anorexia como experiencia individualizada plantea una expresión corpo-
ral codificada en la cual el lenguaje corporal es voz de un cuerpo disimulado, un
cuerpo envuelto en el sopor de las normas y valores sociales. Como lenguaje, la Antropología
anorexia es la expresión corporal de lo no dicho, la anorexia como a-dicción (enten-
diendo a como negación; y dicción, como lo dicho, lo puesto en palabras [Vázquez,
2002]), lo puesto en el cuerpo, en a-dicción, es decir sin palabras. Es un lenguaje
corporal aún no descifrado.
La anorexia como pasión cuyo lenguaje no ha podido ser descifrado, interpre-
tado, entendido, ni siquiera atendido, reduce al cuerpo, lo constriñe, lo prepara, lo
organiza, para eventualmente perder el control biológico y comenzar a autoelimi-
narse, a fagocitarse. De acuerdo con esta perspectiva antropológica del comportamien-
to en la anorexia el displacer es el placer mismo. Como displacer, la anorexia es una
fuerza adaptativa, centrípeta, la cual se constriñe, se reduce y mantiene la apariencia de
tener todo bajo control. Es decir, la anorexia es una fuerza reguladora en tanto el ser
humano resignifica y magnifica el control de su biología, herencia de su filogenia

161
El comportamiento anoréxico como etnopsicopatología

hegemónica y supremacía evolutiva, Por ello, resignifica y magnifica su displacer,9 que


le gratifica en placer, y rechaza los controles sociales de tal manera que el individuo
se aísla, se reduce, se ordena, se constriñe. Se trata de la anorexia como displacer mag-
nificado, displacer por el placer mismo. Si como fuerza reguladora la anorexia es
centrípeta, regula y ordena, entonces la delgadez le resulta propicia, puede ma-
nejarla: un cuerpo delgado se puede manejar, controlar; el comer lo haría obeso,
falto de control. Como displacer, la anorexia no transgrede la adaptación histórica
ni violenta la sobrevivencia del ser humano; sino al contrario regula, ordena, re-
organiza, se adapta a sí misma y trabaja sus displaceres,10 los cuales resignifica en
virtudes: recordemos a las santas anoréxicas y las milagrosas doncellas del siglo xiv
[Toro, 1996]. Si bien como fuerza adaptativa la anorexia es centrípeta/ordenadora/
reorganizadora [Dörr, op. cit.], ésta se caracteriza por la desmesura. El individuo se
Elvia Mireya Ahedo Rodríguez

constriñe, se reduce, pero se excede; es una adaptación que deviene en pasión y


debido a la desmesura del ser humano, tal control lo elimina.
La anorexia, en tanto experiencia corporal, es el escaparate en donde se en-
cuentra representado el cuerpo, producto de la interiorización de normas y valores
de las sociedades del mundo occidental. Configuran un lenguaje, recreación y
pasión en un cuerpo potencialmente creador y recreador sobre sí mismo, en donde
la experiencia corporal individual se da en un contexto determinado, experiencia
que por sí misma brinda información vívida, cotidiana e inmediata, una vox corporis
que se multiplica y habla con el lenguaje de quienes la viven y, por tanto, diserta

sobre sí misma.
En su discurso, las mujeres entrevistadas piensan, sienten y experimentan,
física, salud y sociedad

mientras los miembros de una sociedad occidental rinden homenaje a la cultu-


ra de la delgadez, del no comer y las imágenes-basura del consumo. El estereotipo
en donde las ubican es un sello mental debido a la costumbre, la normalidad, la
moda, desde la cultura en la cual viven y mediante el verdadero vehículo del pen-
samiento: el lenguaje [Malinowski, 1995:40]. Las palabras de connotación negativa
como “gorda”, “tonta”, “fea” y la imagen de delgadez corporal dicen más que
mil palabras. Cada una de las mujeres entrevistadas asegura tener un discurso
Antropología

propio, acerca de sus prácticas y representaciones; sin embargo, ese discurso es


compartido y sigue un cauce que desemboca, invariablemente, en el mismo lugar:
la anorexia. Su discurso nace como una piedra repleta de aristas, y muere en el
arroyo, como canto rodado.
Tales discursos son generalizaciones de cómo se satisfacen ciertos deseos y se
alcanzan ciertos valores, según sea el camino de la ambición social, el porqué entre-
garse a la peligrosa empresa de fagocitar el cuerpo siguiendo un código o costum-
bre que recompensa virtudes o castiga faltas, seguir una tradición llena de fantasía y
magia con un final de amarga realidad. “Yo fantaseaba con parecerme a Thalía…”;

9
Semantizándolo como virtud potencial y promoviéndolo [Lizárraga, op. cit.].
10
Resemantiza o resignifica sus displaceres [Lizárraga, op. cit.].

162
El comportamiento anoréxico como etnopsicopatología

“empecé a adelgazar porque así me iba a ver más alta…” o “era demasiado alta y quería
gustarles, por eso dejé de comer”; “pensé que si dejaba de comer adelgazaría y tendría
un cuerpo correcto…”, “…porque tenía un cuerpo negativo”.
Como es evidente, definir la anorexia y su etiología es algo sumamente com-
plejo. En ocasiones se percibe como una entidad con voluntad propia, un alter ego
[Le Breton, 1995], un cuerpo sujeto en el cual se conjuntan la rebeldía y la sensación
de logro. Paradójicamente, en la representación de la anorexia aparecen rechazo, so-
ledad y deseos de muerte como medios para evadir el entorno social represivo. En
conclusión, el comportamiento anoréxico y sus representaciones resultan tan com-
plejos y paradójicos como el ser humano mismo. Una peculiaridad fascinante.

Elvia Mireya Ahedo Rodríguez


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física, salud y sociedad
Antropología

164
Percepción de riesgo en torno
a la alimentación en personas
con diabetes

 Laura Moreno Altamirano

Factores asociados a la diabetes


La hipótesis determinista en cuanto al genotipo como explicación
de la epidemia de diabetes excluyó durante muchos años el estudio de
los aspectos sociales y antropológicos. Actualmente es de sobra co-
nocido que la carga genética es necesaria, pero no suficiente para
desarrollar diabetes.
Es evidente que este padecimiento se asocia con factores de ca-
rácter cultural, como hábitos alimenticios y sedentarismo, sumados
a los aspectos biológicos además de genéticos, familiares, envejeci-
miento, distribución de grasa corporal y grupo étnico, y los biológico-
sociales como la obesidad [Zimmet et al., 2001; Dean, 1989].
Asimismo, la diabetes está estrechamente ligada a factores sociales
como el empobrecimiento, carencias educativas, carácter comercial
y falta de ética de los medios informativos.
Se ha documentado que durante las etapas iniciales de la hu-
manidad la disponibilidad de alimentos era precaria. La revolución
agrícola trajo cambios en su producción y almacenamiento. De igual
forma la Revolución Industrial, que tuvo lugar en los países desarrolla-
dos, introdujo modificaciones radicales en los métodos de producción,
elaboración, almacenamiento y distribución de la comida.
Las innovaciones tecnológicas han modificado los regímenes
alimentarios, dando lugar a cambios importantes en la composición
nutricional de la dieta en los diferentes países. Tan sólo en los últimos
decenios se han puesto de manifiesto en el mundo industrializado y
muchos países en desarrollo los efectos negativos para la salud que
acarrea adoptar un régimen “accidentalizado”.

165
Percepción de riesgo en torno a la alimentación

Así, la epidemia de diabetes ha llegado a proporciones inusitadas; las insti-


tuciones de salud gastan anualmente 36 millones de pesos para atender a estos
enfermos. El aumento de diabéticos va de la mano con la obesidad. En México,
20% de los niños y 62% de los adultos son obesos o tienen considerable sobrepeso
debido a diversos factores nocivos.
La caída de salarios reales e ingresos ha llevado a remplazar, en las mesas po-
pulares, las frutas y verduras (cuyo precio ha subido desproporcionadamente) y
proteínas de origen animal (carne, lácteos) por pastas, tortillas y comida chatarra de
todo tipo, que no es nutritiva y engorda rápidamente a quienes la ingieren. A falta
de educación sobre cómo tener una alimentación sana, se suma el efecto negativo de
los anuncios publicitarios, que presentan como deliciosos y signo de modernidad y
estatus, productos, que en realidad son muy peligrosos para la salud.
En fechas recientes se ha postulado que la malnutrición durante el comienzo
Laura Moreno Altamirano

de la vida puede predisponer más tarde a anormalidades metabólicas, aumentar


las posibilidades de intolerancia a la glucosa y diabetes. Se ha observado que los
niños nacidos con bajo peso son más propensos a desarrollar diabetes en edad
adulta. La malnutrición materna (o insuficiencia placentaria) podría dificultar el
desarrollo de las células beta del páncreas en el feto. Si estos resultados se con-
firman, podrían contribuir a dilucidar el gran aumento de diabéticos en algunas
poblaciones que pasan rápidamente de la escasez a la suficiencia o abundancia de
alimentos [Zimmet et al., op. cit.].

En la diabetes la dieta es considerada factor para su aparición, por un lado


favoreciendo el desarrollo de obesidad, y por otro mediante su composición. No pue-
física, salud y sociedad

de afirmarse que existan alimentos diabetógenos; sin embargo, existen evidencias


surgidas en estudios de laboratorio y epidemiológicos en diversas poblaciones de
que una alimentación caracterizada por exceso de alimentos con alta densidad
energética, ricos en grasas (especialmente saturadas), azúcares refinados y simples,
y pobres en carbohidratos complejos (fibras), conllevan una disminución de to-
lerancia a la glucosa y sensibilidad a la insulina, además que presumiblemente
desenmascaran algún factor genético predisponente, aunque esto último aún no
Antropología

ha sido demostrado [Montonen et al., 2005; Zimmet et al., op. cit.].


Si bien existe consenso en cuanto al efecto positivo de modificar los patrones
alimenticios, la naturaleza precisa del régimen alimentario adecuado aún es discuti-
ble. Una dieta apropiada, con alto consumo de algunos ácidos grasos no saturados
y más fibras solubles en las comidas, aunada al ejercicio físico, han mostrado ser los
pilares en la prevención de diabetes y tratamiento de los diabéticos.

El régimen alimenticio y la enfermedad


Para ahondar en lo señalado anteriormente voy a referirme a algo tan cotidiano
y complejo como la alimentación. Con ello intentaré establecer alguna relación
entre el miedo a comer del enfermo y el daño a la salud, en particular a la diabetes,
que pueden acarrear ciertos alimentos.

166
Percepción de riesgo en torno a la alimentación

La “modernidad” ha construido sociedades que han hecho del riesgo un factor


decisivo para instrumentar estrategias y políticas de control. Si bien esta idea de
riesgo es intrínseca a la experiencia humana en un mundo social determinado,
su transfiguración como instrumento en las estrategias de control y poder se ha
exacerbado en la modernidad y ha permeado los ámbitos privados e íntimos de la
experiencia.
En cada elección del sujeto en su campo normativo surge o no, según su mun-
do social, la experiencia del riesgo. El perfil de sociedad de riesgo no obedece exclu-
sivamente a la libertad individual, está relacionado con los modos de acción en la
sociedad.
Me refiero, por un lado, a la preocupación de enfermar como consecuencia de una
mala alimentación o inadecuada forma de comer y su relación con la diabetes; y
por el otro, a la necesidad del paciente por adoptar un esquema alimenticio una vez

Laura Moreno Altamirano


ha presentado el padecimiento.
Entendida como la manera de incorporar los alimentos como parte de nuestra
socialización, la alimentación se hace patente desde que vinimos al mundo. En ella
influyen varios aspectos, en especial culturales, económicos y en forma de proceso que
ha cobrado una creciente importancia en el mundo contemporáneo: la mercantiliza-
ción de los alimentos. La cultura alimentaria comprende un conjunto de prácticas
asociadas a ésta.


La alimentación no se restringe a una acción o acciones cuya finalidad es
aportar una base fundamental a la supervivencia biológica del individuo. Es par-

física, salud y sociedad


te indispensable de la vida social, comprensión del mundo y vínculos, formas de
alianza y regímenes de intercambio. De ahí que los cambios en la alimentación
conlleven modificaciones en los factores socioculturales, hábitos de socialización,
percepción de tiempos, ritmos e identidades de la acción individual y colectiva, el
horizonte de las finalidades en los valores de prácticas y sus significados.
Pero la transformación ocurre también en sentido inverso: las transfiguraciones
del universo simbólico, identidades y esferas de valor se expresan también en for- Antropología
mas de proceso alimentario. La llamada “globalización” es expresada en los relatos,
mitos, rituales y patrones de interacción entre amplios sectores sociales como una
unificación y homogeneidad de las diferencias interculturales. La alimentación es
modificada tanto en sociedades tradicionales como modernas. La homologación
restringe la diversidad de la alimentación a escala global, pero incrementa la varia-
ción a nivel local.
Por otro lado la diabetes, punto de referencia en este trabajo, es, como se ha
insistido, una enfermedad que comprende una sintomatología inespecífica en su
inicio, cuando la mayor parte de sus alteraciones y complicaciones son contro-
lables con un tratamiento adecuado: dieta, actividad física contra el sobrepeso e
hipoglucemiantes orales o insulina, en caso necesario. Es evidente que la piedra
angular para este padecimiento es el régimen alimenticio.

167
Percepción de riesgo en torno a la alimentación

Se trata de operar estrategias para transformar la alimentación, una dieta especial


inscrita como un régimen extraño, anómalo, que violenta los universos cotidianos y
mundos sociales de un sujeto y una colectividad. Esta situación convierte a la
enfermedad en un problema social.
El contexto de la vida contemporánea añade factores particulares a la formación y
transformación de las condiciones simbólicas de la alimentación y su integración en
las diversas formas de vida. En cuanto a la diabetes y muchas otras enfermedades,
hay que añadir la influencia de los medios informativos como agentes capaces de
incidir en los diversos dominios del régimen simbólico; los mundos sociales cons-
truyen la manera de comer según ciertos procesos cuyas dinámicas son, a veces,
difíciles de entender.
Las enfermedades y su relación con la alimentación condensan su propio des-
pliegue de síntomas, perturbaciones visibles en la fisonomía y entornos sociales,
Laura Moreno Altamirano

que son significados porque en ellas confluyen aspectos relevantes de la cultura.


El mundo contemporáneo ha llevado esto a límites patentes: por un lado pro-
pician el consumo de alimentos “chatarra”, perniciosos para la salud; y por otro
promueven los light, ricos en fibras, con antioxidantes, etcétera, los cuales propi-
cian a una vida más sana, sólo que el acceso a ellos es diferenciado: mientras los
“chatarra” tienen una extensa e incontrolada distribución en vastos y heterogé-
neos entornos sociales, el acceso al mercado y consumo de “comida sana” es cada

día más excluyente.


física, salud y sociedad

Percepción de riesgo ante la alimentación


La epidemia de diabetes ha provocado una crisis identitaria en una sociedad que
percibe el riesgo.
La pregunta cardinal es ¿por qué algunos sujetos llevan a cabo acciones, por
ejemplo comer alimentos no permitidos, que amenazan o ponen en riesgo su pro-
pia vida y salud?
El discurso social en relación con la enfermedad estructura cada vez más el
Antropología

significado de riesgo como potencial en la ocurrencia de un evento nocivo o ame-


naza a la salud o a la vida, pero también como posibilidad de presencia peligrosa.
Parece haber una transferencia en el significado de riesgo, es decir, puede ser percibido
como una posible presencia de algo inquietante o dañino y simultáneamente una
amenaza potencial.
En este contexto, para tratar de comprender la manera en como los seres hu-
manos perciben el riesgo es importante distinguir entre peligro y riesgo para la salud.
Un peligro puede ser un objeto o conjunto de circunstancias potencialmente nocivas
para la salud. El riesgo es la posibilidad de que una persona resulte perjudicada por
un peligro determinado. En este caso, la diabetes provocará en el individuo la
percepción de riesgo a enfermar y el peligro que conllevan sus acciones respecto al
descontrol metabólico y complicaciones inherentes a la enfermedad.

168
Percepción de riesgo en torno a la alimentación

El riesgo es la posibilidad de que ocurra un evento, una expectativa de lo ines-


perado o la incertidumbre ante una confrontación con lo desconocido, peligroso
en principio [Douglas, 1996]. Un peligro puede ser en este caso la diabetes; y el
riesgo, la posibilidad de que una persona resulte afectada por ella.
Es evidente que la decisión individual de actuar o no actuar está modulada por
una trama vasta e intrincada de razones, motivos y sentimientos. La noción de riesgo
no está basada nítidamente en razones prácticas o juicios empíricos verificables. Está
construida culturalmente y deriva de concurrir normas y regímenes institucionales, los
cuales construyen la visibilidad del acontecimiento que hacen posible poner énfasis en
algunos aspectos y en otros no. En ese contexto surge la reflexión del sujeto sobre su
propia vida, referida y conformada a esos marcos normativos [ibid.:27].
Se ha sugerido frecuentemente que un aspecto importante para comprender
por qué las personas cambian o no sus acciones en relación con la enfermedad es

Laura Moreno Altamirano


la comprensión de su gravedad y complicaciones. Es decir, una experiencia propia
del riesgo. Sin embargo, esta experiencia y adoptar estrategias preventivas no se dan
linealmente.
Existen varias explicaciones de lo anterior. Entre otras, se señala una tendencia
a sentirse superior a los pares en cuanto a atributos deseables socialmente; o bien, al
hecho de que el individuo de forma innata tiende a sentir una cierta inmunidad
subjetiva derivada de subestimar aquellos riesgos que considera controlados, es
decir, no riesgosos.


La percepción de riesgo para la salud entendido como potencial, ya sea acep-
tándolo o rechazándolo, depende de varios factores: las personas suelen percibir

física, salud y sociedad


los riesgos como posibles o improbables, insignificantes, aceptables, tolerables o
inaceptables. Dicha percepción depende de la edad e ideas en torno a la enfermedad
y entramado sociocultural de cada sujeto que la vive, constituyendo sentidos y
significados diferentes.
Mary Douglas introduce en su reflexión sobre el riesgo un conjunto de observacio-
nes iluminadoras en cuanto a la condición contemporánea: pone en relieve que el
riesgo —si partimos de que su aceptación viene dada, por un lado, según cuestiones
Antropología
morales y éticas; y por otro, a partir del esquema determinado por el tipo de sociedad
donde nos encontremos— desemboca en una cuestión crucial:
En vez de preguntar qué riesgo se considera aceptable, la pregunta general debería ser qué tipo
de sociedad se desea. Se podría discriminar de forma más elaborada la cuestión del riesgo:
distinguir entre tipos de riesgos y categorías de personas que corren un riesgo, siempre que
fuera posible especificar el tipo concreto de sociedad, y si se pudiera reconocer que cada tipo
de sociedad tiene un sistema ético hecho a medida [ibid.:38].

La noción de riesgo se relaciona con la de toma de decisiones en una situación de


incertidumbre. Si bien en psicología tomar decisiones se ve como un acto individual,
Douglas desde la antropología ha renovado el enfoque con el cual se aborda el riesgo en
las ciencias sociales. Lo ha situado en una perspectiva institucional y cultural [ibid.].

169
Percepción de riesgo en torno a la alimentación

Las acciones de los individuos no obedecen exclusivamente a una voluntad


plenamente independiente, sino a condiciones forjadas tanto por el padecer y la
naturaleza misma del sufrimiento como por las prescripciones médicas o contex-
tos de interacción o intercambio que definen el sentido de la enfermedad.
El sentido de las respuestas ante los patrones de percepción de sí y del propio
cuerpo en las afecciones duraderas de la enfermedad se despliega en concordancia
con lo señalado por Schütz [1995], quien menciona que el hombre actúa continua-
mente en formas a la vez inevitables y pautadas en el ámbito de la realidad.
Lo común en el ámbito médico es calificar y clasificar los comportamientos de
los pacientes de acuerdo con sus acciones para contender contra la enfermedad. Se
dejan de lado los motivos por los que actúan así, sus anhelos, miedos, expectativas,
aspiraciones, vivencias e incertidumbres, pero también se omite el análisis de las
condiciones simbólicas, rituales, narrativas, institucionales y regímenes de interac-
Laura Moreno Altamirano

ción que hacen posible comprender los umbrales y fragilidad de la experiencia y


asumir el sentido del riesgo. Es a partir de esta constelación de determinaciones
como surge la posibilidad de reconstruir una trama de vínculos que dé cauce a su
angustia y deseos de controlar la enfermedad.
A partir de nuestra posición en la sociedad, construimos determinadas cate-
gorías culturales como decisión, libertad, riesgo, deseo, etcétera. Así, la cultura
de riesgo se crea según la situación de los actores. Aceptarlo, menciona Mary
Douglas, no se establece a partir de una visión individualista —de un individuo

neutro y libre de toda condición cultural— sino de una postura política relaciona-
da que ver con las construcciones culturales elaboradas por grupos sociales que
física, salud y sociedad

enfatizan algunos aspectos y otros no; surge de la reflexión del sujeto sobre su
propia vida asentada en marcos normativos [op. cit.:27].
Por su parte, Mier señala:
El riesgo debe entenderse en términos de acontecimiento, es además una condición intrínseca
de la experiencia que acrecienta la capacidad de elección e irrumpe la vida. El miedo está pre-
sente en el riesgo; el miedo a enfermar o el miedo a morir, el miedo entendido como violencia
o transgresión. La idea de riesgo está constituida simbólicamente de acuerdo a las institucio-
Antropología

nes, la noción de riesgo es central para entender a las sociedades contemporáneas [2002].

La carga social de la alimentación


Si el consumo de ciertos alimentos depende del entorno cultural inmediato, en
nuestro mundo social se inserta de manera determinante en las estructuras lógicas,
operativas y de sentido del mercado; obtener alimentos se ve determinado asi-
mismo por una distribución acotada. Así, el comensal elige a partir de una pre-
selección que ya han realizado las grandes organizaciones comerciales, las cuales
tienden a homogeneizar y estandarizar la oferta de la alimentación.
El término diabetes tiene muchas connotaciones construidas en el mundo social
y, en sí misma, puede ser reconocida socialmente como peligrosa y de riesgo. La
diabetes lleva a pensar en ciertos “alimentos prohibidos” como factor de riesgo

170
Percepción de riesgo en torno a la alimentación

para quien no la padece y peligrosos para quien ya la vive. Su consumo provoca


percibir peligro y miedo y esta percepción de riesgo para la salud tiene claramente
relación con juicios de valor, como lo concibe Mary Douglas [op. cit.].
La tendencia más frecuente del ser humano es evadir la posibilidad de estar
enfermo. El paciente trata de ignorar sus molestias, piensa que son pasajeras y
desaparecerán solas. La no percepción del riesgo puede plantear dos posibles ex-
plicaciones: una negación y en este caso las explicaciones apuntan especialmente a
un peligro subjetivo o interior el objeto de la negación; o por el contrario, una falta
de aceptación de la enfermedad.
Si aplicamos lo anteriormente expuesto del consumo de alimentos “chatarra”,
podemos llegar a ciertas conjeturas relevantes para comprender el problema. El
aumento excesivo que la diabetes ha mostrado en los últimos años es también un
asunto político y económico; la falta de sanciones ha derivado en la permisividad

Laura Moreno Altamirano


con la que se ha tratado en el mercado; y existe en el individuo y la sociedad un
sentimiento de impotencia y confusión frente al poder de la mercantilización. 
El sujeto lleva a cabo valoraciones cargadas de tintes emocionales respecto a
la alimentación, ahí es posible tomar en cuenta los niveles biológico y social. La
comida permite reflejar el miedo del individuo ante una elección. La ambivalencia
frente a ciertos alimentos y la percepción social de que éstos lo pueden “contami-
nar” va a permitir poner en marcha nuestros mecanismos más primitivos que le
aseguren la supervivencia. 


Al respecto, Mary Douglas menciona la teoría de la elección aplicada a la lógi-
ca del acto de elegir. Cada elección está plagada de incertidumbre como condición

física, salud y sociedad


básica del conocimiento humano, aunque dicha incertidumbre está matizada, or-
denada y mitigada por la trama de simbolizaciones derivada del campo institucio-
nal. Al utilizar el término incertidumbre lo distingue de peligro: una situación es
peligrosa cuando las probabilidades de que se produzca son conocidas; si no se sabe
lo suficiente en cuanto a las probabilidades estamos ante lo que la autora denomina
incertidumbre [ibid.:73].
El binomio culpa-responsabilidad estaría íntimamente relacionado con lo que Antropología
advierte Mary Douglas [ibid.:64] cuando hace alusión a los desastres (refiriéndose
a los de carácter físico, aunque puede ser aplicado al caso que nos ocupa). En efec-
to, no son completamente imprevistos, incluso nuevas formas de amenaza pueden
ser clasificadas, encasilladas y controladas utilizando categorías de responsabilidad. 
Al analizar lo anterior como un problema de identidad, puede partirse de la con-
cepción durkhemiana que el pensamiento humano construye el sentido de lo que per-
turba su identidad física, anímica y afectiva a partir de una base social, en este mundo
se construyen los conceptos que hacen estos procesos inteligibles. Esto es relevante
para comprender la percepción social de la enfermedad [Durkheim, 1999].
Por último, en todo lo expuesto subyace el condicionamiento económico y
político. No cabe duda que la obesidad, hipertensión y diabetes debieran propiciar la
toma de medidas sanitarias en cuanto a los mercados alimentarios.

171
Percepción de riesgo en torno a la alimentación

México es el segundo país del mundo, después de Estados Unidos, con mayor
consumo de refrescos por habitante, la ingestión de azúcares llega a cifras récord. Los
miles de millones de pesos que se malgastan en ese tipo de alimentos y bebidas, pro-
movidos por grandes compañías casi en todos los casos transnacionales, provienen en
particular del magro presupuesto de los más pobres y menos educados, pues
en general los sectores más ricos e instruidos tienden a cuidar más su apariencia y
salud mediante una alimentación más equilibrada y de mejor calidad.
A menos pesos corresponde más sobrepeso y más propensión a una enfermedad
con una gran carga social que reduce el rendimiento y la vida de quienes la pade-
cen, además de los recursos del país. En vez de dejar a los ciudadanos librados de
las “seducciones envenenadoras” del mercado y la publicidad engañosa, tanto en las
escuelas como en los medios de información deberían hacerse campañas de edu-
cación alimentaria y prevención sanitaria. El Estado no puede desatender la salud
Laura Moreno Altamirano

de sus ciudadanos y después, para colmo, pagar con el dinero de los contribuyentes
los daños causados por el empobrecimiento e ignorancia [La Jornada, 14 noviembre
de 2004].
La inadecuada alimentación y su relación con enfermedades tales como la
diabetes son un riesgo que no sólo afecta la salud sino la economía. Es en estos
momentos cuando los temas alimentarios deberían formar parte de las regulacio-
nes por parte de las autoridades sanitarias.

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172
Antropología, discapacidad
y enfermedad
Estrategias de adquisición y patrón
de consumo de retrovirales en un
grupo de hombres diagnosticados
como seropositivos

 Bernardo Adrián Robles Aguirre*

Estoy solo.
La distancia que va de cuerpo a cuerpo
es tan grande como la que hay de alma a alma.
Solo, solo, solo.
Vicente Huidobro

Introducción
El vih es un padecimiento totalizante que involucra no sólo al in-
dividuo sino también a su entorno social, sobre todo a su pareja y
familias de procreación y de origen, condicionando diversas ma-
nifestaciones culturales que, a su vez, afectan la experiencia de la
enfermedad. Muchas de estas manifestaciones, como las estrategias
de adquisición y consumo de retrovirales, no han sido suficiente-
mente estudiadas.
En el presente texto se describe cómo un grupo de hombres hete-
rosexuales diagnosticados seropositivos consigue dichos retrovirales
y cuáles son sus formas de tomarlos. Esto es importante, ya que según
la Guía de manejo antirretroviral de las personas que viven con el virus del
vih/sida [2006:22], el apego efectivo en su consumo se asocia con
una óptima y sostenida respuesta virológica e inmunitaria, así como una
menor estancia hospitalaria, además de disminuir el riesgo de que la
enfermedad avance. Sin embargo, la adherencia a este marco clínico
idóneo se traduce en experiencias de vida específicas que no siempre
están en capacidad de ajustarse a éste. Entonces, el eje central del
presente texto es analizar cómo estas personas adquieren los retrovi-

* Agradezco a Juan Guillermo Figueroa Perea, Sigfrido Gerardo Huerta Alvarado


y Florencia Peña Saint Martin, las sugerencias y comentarios a este trabajo.

175
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

rales, cómo los consumen en función de esta situación y los avatares en sus vidas
como seropositivos.
Los portadores interactúan y conviven de forma cotidiana con el virus. Por
ello, las significaciones que éste adquiere en la vida cotidiana modifican su forma
de ver, percibir y construir su vida. Esto se expresa en su cuerpo, vivencia corporal
y reestructuración interpersonal. Al ser un virus totalizante, podemos abordarlo
desde una perspectiva antropológica. Este texto tiene como finalidad mostrar las
estrategias de adquisición y mecanismos de consumo de retrovirales en un grupo de
hombres, debido a que su obtención y consumo son centrales en su vida como
seropositivos.
Bernardo Adrián Robles Aguirre

México ante el vih: algunos números


En México, el virus del vih aparece en 1983 y hasta la fecha ha causado miles de muer-
tes, siendo la práctica sexual de alto riesgo una de las principales causas de transmisión.
Hasta el 15 de noviembre de 2006, en el Registro Nacional de Casos de Sida se
habían contabilizado 107 625 personas con este padecimiento, de las cuales 83%
son hombres y 17% son mujeres. Se ha observado que por cada cinco casos acumu-
lados de vih/sida en hombres existe uno en mujeres. Las personas de entre 15 y 44
años de edad constituyen el grupo más afectado, con 78.7% del total de enfermos
[onusida, 2006].
En cuanto a la ubicación territorial de los casos, el Distrito Federal, Estado de

México y Jalisco concentran a más de 55% del total de registrados. No obstante,


la ciudad de México sigue siendo la entidad con la mayor tasa de diagnósticos en
física, salud y sociedad

el país [Magis et al., 1998:146; Duhne, 2002:17]. Debemos acotar que desde 1983
hasta el 30 de noviembre de 2003 México ha registrado de manera acumulada más
de 50 mil casos de vih/sida; de éstos, sólo 34.9% se encuentran vivos. Hasta 2000, en
México se habían diagnosticado 46 870 casos, de los cuales la mitad ya había falle-
cido, y se estima que por cada enfermo hay de cuatro a seis portadores. Asimismo,
se calcula que existen entre 116 mil y 177 mil personas viviendo con vih, de los
cuales 109 350 son población adulta con prácticas heterosexuales [Magis et al.,
Antropología

2000b:16].

Características de los medicamentos utilizados en el tratamiento


Según la Guía para la atención médica de pacientes con vih (2000) y la Guía de manejo
antirretroviral de las personas que viven con el virus del vih/sida (2006), la combinación
de inhibidores de la transcriptasa reversa e inhibidores de proteasa “[…] es uno de
los modelos con mayor eficacia para lograr una mejora en la calidad y cantidad
de vida”; de ahí que todos los informantes consultados para el presente trabajo
aseguren consumirla. A esta terapia se le ha denominado Terapia Antirretroviral
Altamente Activa (taraa), la cual tiene como principal objetivo mantener la car-
ga viral en niveles no detectables y con incremento progresivo de las cuentas de
linfocitos cd4.

176
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Ahora bien, antes de describir las características de los inhibidores de la trans-


criptasa reversa, veamos su función. La transcriptasa reversa es una enzima que
tiene el vih, la cual permite transformar su rna en el dna de las células del cuerpo
y así integrar su material hereditario. Una vez logrado esto, las células comienzan
a producir nuevo virus (denominado viriones). En este sentido, los inhibidores tie-
nen la función de bloquear esta actividad biológica (cuadro 1) [Sida Hoy, 1998:316].
Asimismo, es una de las cuatro enzimas contenidas en el interior del vih que partici-
pan en la invasión y replicación; las otras tres son la rinonucleasa H, la integrasa
y la proteasa. Esta última tiene la función de desencadenar la ruptura de proteínas
dentro del cuerpo, por lo cual debe administrarse alguno de sus inhibidores (cua-
dros 1 y 2).

Bernardo Adrián Robles Aguirre


Cuadro 1 (primera parte)
Características de los inhibidores de la transcriptasa reversa

Azidotimidina
Nombre Dideoxicitidina Dideoxinosina
o zidovudina
genérico ddc ddi
azt

Nombre
Retrovir hivid Videx
comercial
Presentación Cápsulas Tabletas Tabletas


Dosis Tres veces al día Tres veces al día Dos veces al día

física, salud y sociedad


Ha demostrado in-
crementar de forma
temporal la cuenta de
Se recomienda adminis- células T4 Combinarlo sólo con
Característica trar azt sólo con medica- el azt, ya que en otras
particular mentos análogos como el Se recomienda admin- circunstancias puede
ddi y el 3tc istrar el ddc con azt y crear daños mayores
nunca debe combinarse Antropología
con ddi ya que puede
ocasionar pancreatitis

Pancreatitis (in-
Neuropatías periféricas
flamación en el pán-
Dolor de estómago, (inflamación de los
creas), dolor de estóma-
Efectos anemia, leucopenia, nervios sobre todo en los
go, náuseas, diarreas
secundarios fatiga muscular, dolor de dedos de los pies y en
y vómitos, afectando
extremidades, náuseas, las piernas), dolores de
en mayor medida a
insomnio y anorexia pecho, úlceras bucales,
personas que consumen
fiebre y náusea
mucho alcohol

Fuente: Guía para la atención médica de pacientes con infección por vih/sida en consulta externa y hospitales
[conasida, 2000:42].

177
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Cuadro 1 (segunda parte)


Características de los inhibidores de la transcriptasa reversa

Nombre Lamivudina Estaduvina


Nevirapine
genérico 3tc dt4

Nombre
Viramine Epivir Zerit
comercial

Presentación Tabletas Tabletas Cápsulas

Una vez al día sólo por 14


Dosis Dos veces al día Dos veces al día
días
Bernardo Adrián Robles Aguirre

Recomendable su com-
Mucho más potente
Característica binación con otros inhi-
que el azt por lo que no
particular bidores como en el caso
debe combinarse con él
del dt4

Efectos Urticaria, fiebre, náusea y


Mínima toxicidad Neuropatías periféricas
secundarios dolores de cabeza

Fuente: Guía para la atención médica de pacientes con infección por vih/sida en consulta externa
y hospitales [ibid.].

Cuadro 2
Características de los inhibidores de la proteasa
física, salud y sociedad

Nombre
Sulfato de indinavir Ritonavir
genérico
Nombre
Crixivan Norvir
comercial

Presentación Cápsulas Tabletas


Antropología

Dosis Una o dos después de los alimentos Dos veces al día

En combinación con el azt y el 3tc reducen


Característica Puede combinarse con ddc,
hasta en 99.9% la carga viral, es decir a
particular ddi, azt, 3tc y dt4
niveles indetectables del virus

Es un medicamento que no ha
Diarreas, náuseas, vómitos,
presentado problemas de tolerancia con
Efectos pérdida de apetito, dolores
otros medicamentos; sin embargo, las
secundarios abdominales y cambios en el
complicaciones que presenta son similares al
sentido del gusto
ddc y al azt

Fuente: Guía para la atención médica de pacientes con infección por vih/sida en consulta externa
y hospitales [ibid.].

178
Cuadro 3
Listado de retrovirales (precios en 2007)
Sobre los inhibidores de la transcriptasa reversa
Nombre
Zidovudina Zidovudina Zidovudina Lamivudina Nevirapine
genérico

Nombre
azt azt azt 3tc/Epivir Viramine
comercial
Solución oral
Cápsulas de 100 mg, Cápsulas 250 mg, Tabletas 150/300 Tabletas 200 mg,
Presentación 1g/100 ml, envase
100 cápsulas 30 cápsulas mg, 60 tabletas 60 tabletas
de 200 ml
Precio en pesos
120 531 110 2 569 2 200
mexicanos*
Sobre los inhibidores de la proteasa

179
Nombre
Indinavir Ritonavir Lopinavir-Ritonavir Lopinavir-Ritonavir
genérico
Nombre
Crixivan Norvir Norvir Norvir
comercial
Solución con 160 ml Cápsulas 133/33 mg
Cápsulas
Cápsulas 100 mg, dos envases Cada 100 ml contiene 180 cápsulas
Presentación 400 mg, 180
con 84 cápsulas cada uno 8 g de Lopinavir y 2 g Cada una contiene: Lopinavir
cápsulas
de Ritonavir (133.3 mg) y Ritonavir (33.3 mg)
Precio en pesos
1 013 2 241 2 382 4 438
mexicanos

Fuente: conasida (www.salud.gob.mx/conasida).


* Valor del dólar: 10.93 pesos; del euro, 15.433 pesos (datos de septiembre de 2007).
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Antropología física, salud y sociedad Bernardo Adrián Robles Aguirre



Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Como observamos en el cuadro 3, los costos de los inhibidores de transcriptasa


reversa son más accesibles que los de la proteasa. Sin embargo, como tienen mayor
demanda dentro de los sectores de salud que la proteasa, su precio en el “mercado
negro” aumenta de forma considerable.
Aquí debemos considerar dos situaciones importantes. Por un lado, para que el
tratamiento tenga un resultado eficaz, deben combinarse ambos inhibidores, situa-
ción por la cual, considerando el precio tan elevado de los medicamentos, deben
crearse estrategias para obtenerlos de forma más accesible (como permutas, cam-
bios o canjes). Por otro, como los inhibidores deben tomarse a diario y en algunos
casos dos veces al día, deben comprarse por lo menos una vez al mes.
Bernardo Adrián Robles Aguirre

El vih y el contacto con la realidad


Esta investigación se enfoca en evaluar el papel que juega la ingesta de retrovirales
en la resignificación de la identidad y reestructuración de la vida cotidiana en un
grupo de hombres heterosexuales diagnosticados como vih positivos, dado que
este consumo es la forma médica recomendada para no desarrollar sida. Por tanto,
se vuelve central en la vida de los seropositivos.
El problema del vih no surgió de repente. Se ha consolidado poco a poco en un
problema de salud pública a lo largo de un proceso ininterrumpido; incluso se ha
estigmatizado a esta enfermedad debido a los miedos y temores construidos a su
alrededor [Sontag, 1996]. En este contexto, el virus es un mal aún no resuelto cuyas

formas de enfrentar y prevenir involucran a instituciones públicas y privadas, así


como a los grupos familiares, en conjunto con el sujeto afectado.
física, salud y sociedad

Desde la antropología, es necesario considerar que los portadores resignifican


su identidad y se ven a sí mismos como seropositivos cuando reconocen su pade-
cimiento y pasan por distintas fases emocionales y propias de la llamada historia
natural de la enfermedad. Intentan construir una explicación a su origen al mismo
tiempo que buscan estrategias de atención para disminuir los riesgos de desarrollar
sida, por lo cual el consumo de retrovirales es central. Así, las representaciones
que construyan del virus y la resignificación de sus emociones, relaciones y vidas,
Antropología

estarán vinculadas al tipo de información previa y a la que adquieran tanto en los


círculos médicos como en los entornos donde se desenvuelvan (familia, amigos,
grupos de apoyo y laboral), así como en los medios de comunicación (radio, tele-
visión, periódicos, folletos y revistas, entre otros). Por esto, el diagnóstico positivo
constituye una transición vital, que resignifica la identidad, reconstruye su existencia
y donde el consumo de retrovirales se convierte esencial.

¿Cómo se aborda esta investigación?


La investigación base que produjo los datos utilizados en este texto fue realizada
entre los años 2003 y 2004 en la ciudad de México. La información se obtuvo
mediante entrevistas a profundidad con cuatro hombres. Los criterios de inclusión
fueron los siguientes:

180
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

1. Hombres de entre 35 y 45 años de edad.


2. Con residencia en el Estado de México o Distrito Federal.
3. Autorreconocidos como heterosexuales.
4. Que declaren que únicamente han sostenido prácticas heterosexuales.
5. Diagnosticados como vih positivos, sin contar el tiempo que llevan así.
6. Cuya vía de contagio se presuma que haya sido por prácticas sexuales de alto
riesgo (sin uso de condón).
7. Que estén consumiendo retrovirales.

Hacer un estudio acerca del vih incluye invariablemente al cuerpo, el cual no


sólo es un receptor de atributos o categorías sino también un organismo afectado,

Bernardo Adrián Robles Aguirre


un objeto que cambia de valor conforme asume una nueva categoría. Por tanto,
cada informante construye una nueva significación de su realidad a partir de cómo
se identifica. Asimismo, debemos tomar en cuenta que adquirir e ingerir retrovira-
les se ha convertido en una actividad central en su vida, juega un papel importante
en la resignificación e interrelaciones afectivas con los entornos social y cultural.
En el caso de las personas diagnosticadas como seropositivas, el cuerpo juega
una doble significación. Por un lado, es un cuerpo “insano”, una estructura frá-
gil que demanda atención y cuidado; por otro, es un depositario de sensaciones,
acciones y sentimientos que permanecen ocultos bajo la estigmatización y el apre-
miante deseo de estar “saludables”. En este sentido, la presente investigación no


pretende generalizar la problemática estudiada en todos los hombres con prácticas
heterosexuales infectados por vih, sino únicamente tratar de acercar a la realidad

física, salud y sociedad


de un grupo muy específico.
Se considera que aunque el número de informantes en este estudio no es eleva-
do, sí es válido para el problema elegido. Además, no se buscó la confiabilidad de
la investigación por el número de informantes o representatividad estadística que
ésta simbolice, como en los estudios cuantitativos, sino en su “representatividad
social, en la profundidad y calidad de la información obtenida a través de informan-
tes calificados, que reflejen la vivencia, la subjetividad de los actores sociales en Antropología
cuestión” [Lara y Mateos, 2003:30]; es el caso de los estudios cualitativos.
Para esta investigación se realizó una etnografía, entendida como “[…] el estu-
dio descriptivo (graphos) de la cultura (ethnos) de una comunidad, o de alguno de sus
aspectos fundamentales, bajo la perspectiva de comprensión global de la misma; con
esto, la etnografía nos describe las otras culturas, en toda su grandeza y dignidad”
[Baztán, 1995:3-5]. A partir de observar y de realizar entrevistas semiestructuradas y
a profundidad se han intentado describir las diferentes construcciones, estrategias y me-
canismos de apego y adherencia que estas personas utilizan para continuar tomando
sus medicamentos. Por medio de la observación y el registro en el diario de campo, se
obtuvo información adicional a la de las entrevistas.
Debemos aclarar, antes de entrar a los estudios de caso, que los nombres de
cada participante han sido sustituidos por seudónimos. Aunque algunos de ellos

181
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

no manifestaron oposición a manejar su nombre real, se optó por mantener su iden-


tidad en anonimato para lograr homogeneidad en las entrevistas.
En este contexto es importante enfatizar que “[…] la credibilidad, la confiabilidad,
la confirmabilidad y la transferibilidad son las pautas para evaluar el rigor de los
estudios cualitativos” y deben ser congruentes con la cosmovisión, fuentes de
información y métodos del paradigma interpretativo [Ulin et al., 2006:25].1

¿Los escuchas? Vienen en camino: algunas características de los informantes


En el momento de citar las declaraciones de los entrevistados, se ha respetado el léxico
de cada uno. De esta forma y gracias a que los cuatro sujetos aquí presentados permi-
tieron grabar las pláticas en cintas magnetofónicas, fue posible hacer las transcripciones.
Bernardo Adrián Robles Aguirre

Se trata de cuatro personas del sexo masculino que aceptan tener únicamente prácticas
heterosexuales y se hicieron portadores de vih, dicen, por transmisión sexual. Sus
años de nacimiento oscilan entre 1954 y 1964.
Los casos son:
Áref contaba en el momento de la entrevista con 37 años de edad. Nació en la
ciudad de Querétaro, pero desde los 17 años reside en la capital. Tiene la secun-
daria terminada y es policía auxiliar. Tenía esposa y dos hijos, quienes murieron a
consecuencia del virus del vih. Vive con una cuñada.
Nathán tenía 39 años de edad al momento de la entrevista. Nació en el Estado de
México y estudió hasta el sexto semestre de derecho. Es comerciante. Vivía en unión

libre y con sus dos hijos; se separaron algunos meses después de conocer su diagnósti-
co. En este caso, ni la pareja de Nathán ni sus hijos resultaron positivos al virus, los
física, salud y sociedad

niños viven con sus abuelos.


Jacobo tenía 48 años de edad al momento de la entrevista. Nació en el Distrito
Federal, estudió una carrera técnica y era bailarín de música tradicional mexicana.
Realizaba actividades administrativas en un centro de salud y es docente en una
escuela. Está casado, vive con su pareja y no tiene hijos.
Por último, Eli tenía 38 años de edad al momento de la entrevista. Nació en el Dis-
trito Federal, estudió arquitectura y tenía su propia consultoría. No tiene hijos. Vivía
Antropología

en unión libre, aunque se separó de su pareja varios meses después de conocer el


diagnóstico, ella también resultó positiva al virus. Vive solo.
1
La credibilidad se refiere a los estudios considerados reales o verdaderos por parte de los partici-
pantes del estudio y quienes han estado en contacto con el fenómeno investigado. La confiabilidad
es cuando se logra cierta “neutralidad” en la interpretación y análisis del fenómeno a estudiar
y cualquier investigador puede, siguiendo los mismos métodos, llegar a resultados similares.
Asimismo, es importante determinar si los resultados son confiables y corroborar si el procedi-
miento de la investigación fue consistente durante su recorrido. La confirmabilidad representa la
distancia que debemos tomar como observadores; es importante disminuir las cargas de valor
que podamos incluir en nuestros estudios, pues los datos tienen que reflejar lo mayor posible las
perspectivas y experiencias de los participantes [ibid.]. La transferibilidad consiste en la posibili-
dad de extrapolar el tipo de investigación a otros contextos o grupos sociales y con ello conseguir
resultados similares; este tipo de método depende de la forma en cómo se escogieron, analizaron
e interpretaron los datos del grupo de estudio.

182
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Los lugares de reunión en donde se llevaron a cabo las entrevistas con cada uno
fueron diferentes. Por ejemplo, en el caso de Áref fueron en su totalidad dentro de
su automóvil, que estacionaba a unas cuadras de su lugar de trabajo (en la zona
centro de la ciudad de México), en donde nos esperaba. Los días y horarios fueron
muy variados, algunas veces en fines de semana; por lo general comprábamos co-
mida en pequeños comercios cercanos y comíamos dentro de su auto. Cuando le
propusimos otros lugares para las entrevistas (cafés o restaurantes), comentó que
le incomodaba platicar en lugares públicos; por lo tanto, y para no crear algún tipo
de rencilla con él, optamos por hablar dentro de su coche.
Por su parte, Nathán prefirió que nos viéramos en una plaza comercial (cerca
de su casa) y camináramos mientras le realizábamos la entrevista. Cabe aclarar

Bernardo Adrián Robles Aguirre


que en varias ocasiones estas grabaciones resultaron muy complicadas para trans-
cribir, pues al encontrarnos en espacios abiertos, llenos de gente, se perdía con
mucha facilidad el sonido de su voz.
Respecto a los días de entrevista, Nathán decidió llevarlas a cabo exclusiva-
mente los martes, su único día de descanso. Por esta razón, si necesitaba realizar
trámites, citas con médicos o alguna otra actividad fuera de su horario de trabajo,
nuestras reuniones se veían afectadas y llegaban a cancelarse hasta unos minutos
antes de realizarlas.
Con Jacobo, las entrevistas fueron en su casa y los miércoles se estipularon como


los días de reunión para realizarlas. Sin embargo, hubo un par de semanas que pos-
tergó las citas debido a cambios de salud y en otra ocasión por situaciones laborales.

física, salud y sociedad


La hora de la entrevista era a las 18:00 horas; hubo un par de veces que, debido a
que llegamos diez minutos tarde, Jacobo se negó a recibirnos y tuvimos que esperar
hasta la siguiente semana para continuar la entrevista.
Por último, en el caso de Eli, las pláticas se llevaron a cabo en su oficina, los
lunes de cada 15 días y en un horario de 22:00 a 23:00 horas. Al principio Eli se
mostraba preocupado por la posibilidad de que más gente se enterara de su pade-
cimiento y nos pidió en dos ocasiones no incluir su nombre, situación que le con- Antropología
firmamos de inmediato. Cabe resaltar que después de la segunda reunión se mostró
más relajado para platicar su situación.
En el caso de la situación económica, cabe resaltar que Áref, Jacobo y Eli recibían
un salario fijo y sólo Nathán tenía ingresos eventuales.
Los servicios médicos a los que tienen acceso están distribuidos de la siguiente
forma: Áref y Jacobo son derechohabientes del issste y realizan visitas regulares
(una vez al mes), pues les proporcionan medicamentos de manera gratuita. Eli
cuenta con un servicio de salud privado y sólo acude cuando siente algún tipo de
malestar; obtiene los medicamentos mediante grupos de ayuda. Nathán no cuenta
con servicio médico, entonces paga estos servicios únicamente cuando lo conside-
ra necesario, por ello gasta altas sumas (hasta 2 mil pesos mensuales) para conseguir
los medicamentos que necesita (cuadro 4).

183
Antropología física, salud y sociedad Bernardo Adrián Robles Aguirre

Cuadro 4
Contexto general del grupo de estudio

Lugar Lugar Nivel de Tipo Servicio de salud con


Nombre Edad Ocupación
de residencia de origen escolaridad de salario el que cuenta

Distrito Policía
Áref 37 Querétaro Secundaria Fijo issste
Federal auxiliar

Estado Estado Sexto semestre


Nathán 39 Comerciante Eventual Ninguno
de México de México de universidad

184
Actividades
Estado Distrito administra-
Jacobo 48 Carrera técnica Fijo issste
de México Federal tivas
y docentes

Distrito Distrito Servicio de salud


Eli 38 Licenciatura Arquitecto Fijo
Federal Federal privado
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Fuente: entrevistas 2002-2004.


Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Aunque en un principio los cuatro informantes se mostraron reticentes al he-


cho de narrar dónde y cuándo creen que contrajeron el virus, a lo largo de las pláticas
todos hicieron referencia al lugar y momento donde posiblemente sucedió.
Áref y Nathán comentaron que pudieron haber contraído el virus con sexo-
servidoras; el primero en la ciudad de México y Nathán en Tijuana. Los otros
dos dicen que muy probablemente fue con alguna pareja casual, Jacobo en Arabia
Saudita y Eli en la ciudad de México.
Respecto al tiempo que llevan con vih, Nathán y Eli comentan que pudieron
haber contraído el virus desde mediados de los noventa; Jacobo, a finales de los
setenta; y Áref, a principios de 1980. Todos fueron diagnosticados como vih positi-
vos hace entre cinco y 12 años. Por último, tanto Áref como Jacobo realizaron sus

Bernardo Adrián Robles Aguirre


pruebas y exámenes para el diagnóstico del vih en instituciones públicas; y Nathán
y Eli, en hospitales privados (cuadro 5).

Cuadro 5
Tiempo de evolución de la infección

Año en que Institución


Posible Posible lugar
Posible año fueron diagnos- donde se ela-
Nombre fuente de donde ocurrió
de infección ticados como boró el diag-
transmisión el contagio
vih positivos nóstico


Sexoservi- Ciudad Institución
Áref 1980 -1984 1993
doras de México pública

física, salud y sociedad


Sexoservi- Ciudad Institución
Nathán 1996 -1998 1998
doras de Tijuana privada

Pareja Arabia Institución


Jacobo 1978 1988
casual Saudita pública
Antropología
Pareja Ciudad Institución
Eli 1998 1999
casual de México privada

Fuente: entrevistas 2002-2004.

Como puede observarse, Áref y Jacobo tienen más de 10 años con el virus, esto
nos muestra que durante ese tiempo ambos hombres pudieron haber propagado el
virus a otras mujeres. Cabe destacar que en el primer caso (contagiado por sexo-
servidora/ciudad de México), al enterarse de dicha situación, tanto sus hijos como
su esposa ya presentaban el virus.
El escaso o nulo uso de condón durante las prácticas sexuales con diferentes
parejas es uno de los factores más comunes para contraer algún tipo de infec-
ción, convirtiendo al sujeto en un portador de alto riesgo. Todos los informantes

185
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

narraron haber tenido constantes prácticas sexuales durante su adolescencia, todas


éstas con parejas casuales y en pocas ocasiones con condón; por tanto, comentan
que la posibilidad de haberse infectado durante esa época es alta. Por otro lado,
tras conocer su infección, tres de ellos continuaron sus prácticas sexuales; de éstos,
sólo dos utilizaron condón con mayor frecuencia (cuadro 6).

Cuadro 6
Prácticas sexuales de alto riesgo en el grupo de estudio

Prácticas sexua-
Prácticas sexuales
les con uso de Prácticas sexuales
Bernardo Adrián Robles Aguirre

Número de con uso de condón


Nombre condón antes del con pareja después
parejas después del
diagnóstico de del diagnóstico
diagnóstico
vih positivo

Sí, sólo con


Áref Ninguna Más de 10 Ninguna
su esposa

Sí, con su pareja


Entre seis
Nathán Frecuentemente estable Sí
y ocho
y sexoservidoras

Sí, sólo con


Jacobo Ninguna Más de 10 Algunas ocasiones
física, salud y sociedad

su esposa

Algunas Entre ocho


Eli Ninguna Ninguna
ocasiones y nueve

Fuente: entrevistas 2002-2004.

Construyendo y reconstruyendo realidades: el vih


Antropología

La ofensa más atroz


que se le puede hacer a un hombre
es negarle que sufre.
César Pavese

Hablar de reconstruir la realidad siendo portador de vih conlleva a transformar


la representación y resignificar al propio cuerpo. En este proceso son importantes las
experiencias previas y las que se engarzan con la vida cotidiana.
Estos cambios constituyen una transición importante en la vida personal, con
capacidad de impacto hacia todo el entorno social.
El cuerpo es una unidad en donde conviven placeres, gustos, enfermedades y
dolores; un cuerpo con propiedades positivas, negativas y neutras.

186
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

En cuanto a la investigación del vih desde una perspectiva antropológica, pue-


de notarse que estudiar a las personas seropositivas a partir de la variabilidad e in-
teracciones física, biológica y cultural donde se desarrollan e interactúan frente a
su realidad cotidiana debe construir y resignificar todo un sistema de creencias en
torno a los miedos, prejuicios y temores que los orillan a modificar la forma de ver,
sentir y representar su cuerpo.
Por otro lado, debe considerarse que cada informante tuvo formas distintas de
explicar y representar su diagnóstico positivo de vih. Según las propuestas de Fitzpa-
trick (1990), también en estos casos las creencias de los informantes en torno al virus
no eran necesariamente coincidentes con las interpretaciones del discurso médico
y en ocasiones diferían por completo, pues cada uno de ellos ha enfrentado de manera

Bernardo Adrián Robles Aguirre


diferencial sus preocupaciones cotidianas.
Para los informantes de este estudio, el diagnóstico positivo al vih no los con-
vierte automáticamente en enfermos. Si se identifican de esta forma es porque el
médico “así lo decía”; sin embargo, ellos enfatizan no sentirse así.

Avatares en la ingesta de retrovirales


En el caso de los trabajadores de los centros salud a los que se acercaron los in-
formantes, se observó en todos los casos una falta de sensibilidad para abordar el
tema durante las primeras consultas de los recién diagnosticados, situación parti-
cularmente traumática para Jacobo y Eli.


En este contexto, debemos considerar que la primera visita a los centros de
salud es básica para lograr un mejor apego al consumo,2 no sólo constante sino

física, salud y sociedad


oportuno, de todos los retrovirales que deben ingerir los seropositivos. La escasa
sensibilidad por parte de los grupos médicos que interactúan con los diagnostica-
dos contribuye a fortalecer los miedos, incertidumbre y prejuicios con los cuales pudo
haber llegado el paciente al recibir la atención.
El apego que cada uno de los informantes tenga con los medicamentos depen-
derá de diversos factores: credibilidad y empatía con el médico tratante, confianza
en el medicamento, calidad de información, y el apoyo y atención que reciba por parte Antropología
de sus grupos sociales con los que convive de forma cotidiana.
En el caso de Áref, la información referente al virus le fue proporcionada por
un médico infectólogo, una psicóloga y una nutrióloga, datos basados en pláticas
y folletos.
La información me la daba mi infectólogo. Ahí nos daban folletos que podíamos tomar, tam-
bién mi psicóloga, era sólo verbal. Hasta ahora la información que yo tengo es la información
que ha dado el infectólogo. Para mí eso es el vih, eso es lo que a mí me han informado.

2
Apego o adherencia al tratamiento se define como “el acto de tomar medicamentos tal como
están prescritos”. Implica un plan de tratamiento de colaboración, voluntario y activo, que in-
corpora las creencias y actitudes del usuario y en los últimos años se lo ha señalado como el
factor más importante para lograr la eficacia óptima de los antirretrovirales en personas que
viven con el virus del vih [conasida, 2006:52].

187
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Áref comenta no buscar más información debido a que algunos de estos textos
son especializados.
Leer libros no. Yo pienso que el libro va a mencionar cosas que ni siquiera entiendo, me va a
hablar de las células, me va a hablar de los linfocitos, de las defensas, y yo creo que los libros
son para los infectólogos, no para mí. A lo mejor sí me gusta la carrera… bueno, necesito
pasar la preparatoria, pasar una especialidad. Yo creo que sólo de esa manera le voy a
entender.

Es importante señalar que la forma en como se reacciona ante los medica-


mentos es muy distinta en cada individuo. Así, desarrollar la problemática que
conlleva el vih requiere considerar que cada persona vive, construye y moldea su
Bernardo Adrián Robles Aguirre

vida cotidiana a partir de su diagnóstico, aceptación y manera de interactuar como


seropositivo.
Respecto a los retrovirales, encontramos que Nathán, Jacobo y Eli toman sus
medicamentos dos veces al día y todos han registrado efectos secundarios como
vómitos, náuseas y dolores de estómago y cabeza (cuadro 7).

Cuadro 7
Algunas características sobre los medicamentos

Tipo de
Apego al Efectos secundarios

Nombre medicamento
medicamento ante el medicamento
que consume
física, salud y sociedad

Áref azt y 3tc Una vez al día No registra

Nathán Crixivan, azt y 3tc Dos veces al día Vómitos, náuseas, gastritis

Jacobo azt, dt4, 3tc Dos veces al día Dolores de estómago

Eli azt, Norvir y 3tc Dos veces al día Vómitos y dolores de cabeza
Antropología

Fuente: entrevistas 2002-2004.

En un principio, cuando se enteró que era seropositivo, Áref comenzó a com-


prar el medicamento, pues no contaba con un seguro médico que se lo proporcio-
nara. Durante esa temporada comentó haber tenido problemas para conseguirlo a
un precio accesible, debido a que era muy caro.
En esa época, cuando mi segundo hijo estaba mal, nos dieron la receta. Es un poco caro, este
medicamento se encuentra solamente en las farmacias de especialidades, pero ¿cuánto costará? yo
tenía como 400 pesos. Llego a la farmacia: necesito este medicamento, ¿cuánto cuesta?, 700 pesos,
en el 93 [el año 1993]. ¡Este frasco trae 100 gramos y le dura un mes! Me regresé, llegué al metro
y ahí hay otra farmacia, pedí el medicamento, ahí costaba 650. Volvimos a ver al médico, se
le informó que no podía tener el medicamento.

188
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

No obstante, el médico infectólogo que los atendió se encargó de entregárselos


por medio de medicamentos de protocolo.
El médico se hizo cargo del medicamento, eran medicamentos que estaban a prueba. Las
empresas lo habían metido por medio de protocolos, lo regalaban y por medio del médico se
consiguió el medicamento, un frasquito cada mes por un espacio de cuatro años.

También Áref comentó que en ocasiones el medicamento escaseaba, por lo


cual él y su esposa tenían que compartirlo o, en su defecto, dejar de consumirlo por
algunas temporadas. No obstante, a partir de la muerte de su esposa ha pensado en
dejar el tratamiento por completo.
Hubo un tiempo en que ya no nos dieron medicamento, se suspendió, se terminó porque

Bernardo Adrián Robles Aguirre


posterior nos anexaron el hivid, luego se suspendió. A ella le daban azt, le daban 3tc y le
daban indinavir; entonces yo sólo tomaba azt o 3tc, pero el indinavir, ése si no lo he tomado.
Luego dejé el medicamento, pero ella continuaba, luego el medicamento que le daban
lo compartimos, de cualquier manera no se lo tomaba bien ni ella ni yo, así estuvimos.
Últimamente tengo todo el servicio médico y he pensado en dejarlo y lo vengo pensado
muy seriamente. No lo he decidido, pero el día que tome una decisión lo voy a dejar, le diré
a mi médico: ahí están tus medicamentos, ya no me interesan, ya no los quiero, ya no los
voy a tomar.

En este sentido, vale la pena comentar que Áref ha sido el menos constante en


su tratamiento, pues mientras estuvo estudiando en la academia de policía debió
interrumpir el medicamento por miedo a que se supiera su condición de seropo-
sitivo. En un principio, cuando le pidieron llenar las hojas de solicitud, él no hizo

física, salud y sociedad


nunca referencia a esta condición.
Hay tiempos de hasta medio año que he dejado el medicamento. Cuando estuve en prepara-
ción yo no podía tener ahí mis medicamentos, continuamente teníamos revisión de locker, ¡me
descubren con un medicamento! Lo primero que uno busca es que uno no consuma drogas,
acá afuera es otra cosa. Si encuentran un medicamento: ¿Y esto? No, pues es para cuando
me duele la cabeza; oye, pero tienes dos o tres tipos de diferentes, te los voy a decomisar, los
Antropología
voy a pasar a departamento médico. A lo mejor el médico no los conoce, pero los manda con
especialistas: esto lo toman los pacientes de X enfermedad ¡Así que tienes esto! vamos a ver
checar tu expediente, te dimos dos, tres hojas, donde iban todas las enfermedades que existen
y aquí no me pusistes esto, entonces no puedes permanecer. ¿Y si tú necesitas el empleo?, ¿qué
vas a hacer?, ¿obvio, no? Entonces, ese tiempo yo dejé el medicamento.

Para Áref, el medicamento no es muy importante, incluso duda de su eficacia


y cree que es una causa de infección, pues ha conocido a personas quienes toman
todos los medicamentos prescritos en los horarios correspondientes y aún así han
muerto. Él cree que parte importante del tratamiento es el interés y temor de cada
persona hacia la enfermedad. En su caso, no siente miedo.
¿Creer en el medicamento? No al ciento por ciento. Al dudar, ya no estoy confiando comple-
tamente, porque yo he conocido personas que llevaron a cabo al pie de la letra toda la indica-

189
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

ción médica, estudios, medicamentos, cuidados, y ¿por qué están allá abajo? Para mí que los
medicamentos traen la enfermedad, pero yo pienso que también depende de tu mentalidad,
de tus ideas. Yo pienso que además es el temor que tú le tengas a la enfermedad, al menos a
mí no me causa miedo o angustia no tomarlo.

Por tanto, Áref reconoce dar poca importancia al medicamento, pues de las
cuatro medicinas que le han recetado sólo consume dos.
Yo le doy un 20% de importancia a la enfermedad porque, bueno, yo no soy de las personas
que toman el medicamento en forma correcta. El médico infectólogo que me está tratando
desde hace unos tres años me estaba recetando tres medicamentos, azt, 3tc y el indinavir;
sólo tomé dos, desde hace tres años el azt y el 3tc. Hace unos tres meses me tocó la consulta
Bernardo Adrián Robles Aguirre

y me aumentó otro más, el Ritonavir, y yo continúo con azt y 3tc solamente.

Conforme la regularidad con la cual toma el medicamento, Áref indica ser


una persona irresponsable, pues en algunas ocasiones olvida tomarlo y en otras lo
ingiere con bebidas estrictamente prohibidas para este fin.
Si tú tienes un dolor en cierta parte del cuerpo, vas al médico y te dice: tome este medicamento
cada tres horas, no se le olvide, día y noche; de lo contrario, su dolor va a ir en aumento, hay
una infección de este tipo, hay principios de un virus que está atacando esa parte del organis-
mo, yo creo que lo vas a hacer. ¿Qué pasaría si tú, en lugar de tomártelo cada tres horas, te lo
tomas cada seis u ocho horas o cada que te acuerdas? Yo pensaría que no le estás tomando impor-

tancia a tu enfermedad ni a lo que te dijo el médico. Ahora hay días enteros que no me lo tomo, es
una irresponsabilidad; en parte a lo mejor es una necesidad y además normalmente se toma
física, salud y sociedad

con agua, yo lo tomo hasta con coca, eso depende de ti, a lo mejor lo tomas con leche o con
agua. Dijo el doctor que con agua, yo me lo he tomado hasta con cerveza; hay veces que lo
tomo en la mañana y al medio día ya me estoy tomando una cerveza.

En el caso de Nathán, al no contar con un servicio médico, comenzó a com-


prar el medicamento al precio de las farmacias, por lo cual cada mes tenía que
gastar mucho dinero.
Antropología

Al principio comencé a comprarlo al precio real, al precio que dan en las farmacias, no tenía nin-
guna experiencia y pues estaban caros, uno de 2 500, otro que 4 mil, por eso no lo empecé desde
el principio que fue desde marzo, que me hicieron los exámenes que fue 15 días, 20 días después;
y sabes que vas a estar tomando este medicamento, que va a costar tanto y empecé a investigar ya
que al principio estaría gastando, mensualmente, un promedio de 3 o 4 mil pesos. Así durante
el primer año.

Sin embargo, una vez en contacto con los grupos de apoyo conasida, pudo
comprar el medicamento mucho más barato, con los compañeros quienes cambia-
ban, permutaban o vendían los retrovirales a precios más accesibles.
Eran los medicamentos y aparte los que necesitas para las infecciones, siempre los conseguía
más baratos; eso, más los pasajes para ir de un lado a otro. Ahorita me estaré gastado, men-
sualmente, un promedio de mil pesos.

190
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

En la actualidad, Nathán consigue gratis casi todo el medicamento que necesita


en el área de Cancerología, por lo cual sólo debe comprar uno.
Me lo están dando desde hace dos meses por un protocolo y es gratis, ahí en Cancerología me
preguntaban: ¿tienes medicamento? No tengo. Porque hay algunos que escasean mucho, el
que más escasea es el famoso 3tc que es el más caro; incluso aunque barato, no está, no existe
y tampoco había en Cancerología. Ese es el único que tengo que comprar.

Para Nathán, los medicamentos son de gran importancia, y aunque conoce


otros métodos alternativos, prefiere la medicina alópata, pues siente que le ha fun-
cionado bien.
¿Qué tanto creo en los medicamentos? Si no creyera no los estaría tomando, la verdad es así

Bernardo Adrián Robles Aguirre


de fácil. Si tú me dijeras que hay una medicina naturista o hay una medicina homeópata, la
tomaría. Yo estoy creyendo un 80, 90%. Al principio me quise meter en eso de rollos de me-
dicina alternativa, pero para poder entrar al protocolo tenías que ser indetectable3 y no haber
tomado ningún otro medicamento, entonces no quise meterme en otros rollos; me empezaron
a dar medicamento y empezó a funcionar, así que para qué me meto en broncas.

No obstante, comenta que el medicamento le ha ocasionado algunos efectos


secundarios, como náuseas y mareos, además de haberle desencadenado gastritis y
una infección de riñón en el último año, pero mientras le siga funcionando el me-
dicamento Nathán no tiene inconveniente de continuar con el tratamiento.


Yo tengo años que padezco la gastritis a consecuencia de los medicamentos. Al principio,
para adaptarme al este pinche crixivan ¡cómo batallé! Eran vómitos todas las mañanas y
prácticamente se me iba el hambre, aparte con problemillas de gastritis. ¡Imagínate!: pastillas,

física, salud y sociedad


gastritis y el vómito por comer; ha habido ocasiones en que me he aguantado de comer, pues
me tuvieron que mandar a Nutrición. Hoy amanecí con náuseas feo toda la mañana, pero no
es tan grave, además el medicamento me está funcionado y se me hace poquita la agresión.
Normalmente llevo mi pastillero y estoy tomando la Ramitivina,4 que es para la gastritis y
en algunas ocasiones otros medicamentos para la inflamación o para dolores, pero siempre
con la indicación del doctor.
Antropología
En cuanto a la regularidad para tomar el medicamento, Nathán es muy cons-
tante, pues aunque en ocasiones lo olvida, su rutina le ha permitido ser más disci-
plinado y continuar su tratamiento.
Yo llevo mi rutina, me tomo mis pastillas a las ocho de la mañana y me provocan ciertas náu-
seas, tomo otra a las nueve de la mañana y después la de las ocho; me toca otra vez a las cuatro

3
Carga Viral Indetectable es cuando el nivel del vih en la sangre es tan bajo que no puede detectarse
por estudios elisa o Western blot; esto no significa que el virus haya desaparecido por completo,
sino que está presente en cantidades muy pequeñas como para ser detectado (en www. ssa.gob.
mx/conasida).
4
Ranitidina (clorhidrato de ranitidina) es el medicamento empleado contra la gastritis y úlcera
gástrica, padecimientos que en paciente con vih/sida son provocados en muchas ocasiones por
el estrés de saberse infectados. Este medicamento puede inducir a pancreatitis y no debe usarse
con ddc o ddi [Sida hoy, 1998:78].

191
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

de la tarde, y a las doce de la noche, las que me tomo a las nueve me tocan cada doce horas
que son crixivan, azt y 3tc. Al principio se me olvidaba tomarlos, incluso el doctor me regañaba:
¡Cómo que se te olvida! ¡qué, ya estás perdiendo la memoria! Yo creo que nunca se te olvida, sé
que los nombres no son fáciles de recordar, pero los conozco por sus nombres comerciales, así que
ahora soy más disciplinado y llevo mi medicina al pie de la letra.

Jacobo, por su parte, comentó no haber necesitado algún tipo de medicamento


durante los primeros años de su infección, ya que a principios de los noventa acu-
dió con un médico quien aseguraba curar el sida, en Michoacán.
Mi hermana y la química G me comentaron que vieron en un periódico sobre un doctor
de Morelia que descubrió la vacuna contra el virus del vih. Se me hizo interesante porque yo
Bernardo Adrián Robles Aguirre

estaba completamente decepcionado de la vida, yo no quería saber nada, entonces me llevan el


periódico, salió en casos de alarma. Entonces me dicen ¿por qué no vas?; bueno, me sirve
de paseo, pero no quiero que vaya nadie conmigo, me voy solo. Me costó mucho trabajo dar
con el doctor, porque yo no conocía Morelia, recorrí casi todo el centro de Morelia, hasta que di con
el consultorio, atascado; abría a las ocho de la mañana el doctor y cerraba a la una, dos de la
mañana. Salió a llamarle a un paciente, lo abordé y le dije cuál era el motivo de mi visita y muy
atento, muy educado, me dice: mire no tengo tiempo porque mi agenda la tengo a seis meses,
sin un solo día vacío, a seis meses, pero si usted se quiere quedar aquí una semana, el primer
paciente que me falle, puede pasar usted. Estuve tres días con sus noches, ahí en el consulto-
rio, esperando, salía y me decía ¡váyase a comer!, ¡váyase a desayunar! Tragaba lo que podía

y ¡pelas!, ahí estaba de regreso, y yo creo que me vio como perro fiel que me concedió como
20 minutos; hablé con él, llevaba el dinero, tomó la muestra y ocho días después fui por mi
física, salud y sociedad

primera vacuna.

Así, durante algunos meses Jacobo estuvo viajando de la ciudad de México a


Michoacán cada fin de semana para su tratamiento. Tiempo después iba esporádi-
camente sólo por las vacunas y a un chequeo cada seis meses; el tratamiento duró
dos años y estuvo sin consumir medicamento alguno por un lapso de diez años.
Sin embargo, pocos meses después Jacobo comenzó a enfermar constantemente al
Antropología

grado de estar a punto de morir en 2001.


Me vacunaba, primero empecé con una dosis muy pequeña, pero fue ampliando hasta que
casi era una jeringa de insulina. Iba cada ocho días, no sentía dolor, luego me inyectaba yo
solo, él me enseñó y sólo iba cada seis meses, me checaba y ya. Terminé el tratamiento y nun-
ca tomé antibiótico. Él me dijo: 14 años le va a durar el efecto de esta vacuna, y duró 10 años.
En el 2000 empezaron los problemas, me enfermaba constantemente, severo en el 2001, de
muerte a finales del 2001. No regresé porque me dijo que ya era inmune a la vacuna.

Durante 2000, Jacobo probó los métodos de la medicina alternativa. Fue con
curanderos que le practicaron limpias e incluso cuando estuvo muy enfermo fue
con un brujo de Guerrero para que le deshiciera, dice, un maleficio que le habían
echado.

192
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Así que lo que hice fue pegarle por el otro lado, entonces a ver limpias, a personas que hacen
limpias. Mi mamá me llevaba con brujas, con brujos, con personas que leían las cartas y me
leyeron la mano; me dijeron que la línea de la vida la tengo demasiado larga y que no me iba
a morir. Entonces mi madre me llevó a las limpias, las curaciones maravillosas y esto me llenó
el costal de piedritas. Por último mi esposa, ahora que estuve tan grave, en un acto de fe, en
un acto de desesperación, me llevaron hasta Guerrero, arriba de Marquelia, como a seis horas
arriba, en la sierra, con un brujo, un curandero, que decían que era excelente; lo fuimos a ver,
vino e hizo una limpia aquí, porque yo estaba tirado en la cama, yo no me podía levantar, ya
no tenía más fuerzas para levantarme.

Una vez que Jacobo estuvo mejor, comenzó a llevar un tratamiento de retrovi-

Bernardo Adrián Robles Aguirre


rales, el cual ha continuado a fechas recientes.
Hasta el 2001 empecé a tomar antirretrovirales. Más de 20 años seropositivo, sano, sin ante-
cedentes, diarreas, como una persona común y corriente, gripas igual; hasta el 2000 empecé
a desarrollar el virus e hizo estragos en mi persona, pero esto yo creo que fue por la guerra
psicológica. Ahorita van dos cargas virales que me hacen y estoy sin virus en el cuerpo.

Actualmente, Jacobo toma tres retrovirales cada 12 horas y mantiene una dis-
ciplina muy estricta conforme a sus horarios. Gracias a esto, ha logrado mantener
una carga viral estable desde hace tres años.
Por último, el medicamento que más le ha causado problemas ha sido el
azt, pues ha tenido constantes dolores de cabeza, náuseas y vómitos.


Al momento que Eli se enteró que era seropositivo comenzó a comprar los me-
dicamentos, pero pocos meses después decidió adquirirlos mediante protocolos,

física, salud y sociedad


pues le salían más baratos.
En un principio no quería que la gente lo supiera, así que como no fui a los centros de
salud comencé a comprar el medicamento en una farmacia de especialidades que está por
el despacho. La compraba cada quince días, pero después de tres meses ya no la veía llegar.
¡Estaban carísimos! Y decidí ir a las farmacias donde los vendían en protocolo y salían como
50% más baratos.
Antropología
Mientras vivía en pareja, como ambos tomaban el mismo medicamento, Eli
comenta que se repartían los gastos de los retrovirales. Sin embargo, cuando le cam-
biaron el esquema a su pareja, cada quien se hizo cargo de sus fármacos.
Ella también los tomaba, así que llegamos a un acuerdo: yo los compraba cada 15 días y ella
igual, así que yo sólo gastaba una vez al mes, eso sólo duró como siete meses, porque cuando
ella fue a su chequeo, le dieron otros medicamentos y como sólo compartíamos el azt, ya
mejor cada quien sus pastillitas.

Cuando Eli y su pareja llevaban un año con el medicamento, ella decidió darse
de alta en el issste, situación que le permitió conseguir los fármacos de forma gra-
tuita. Así, ambos gozaron de este beneficio hasta que se separaron.
Llevábamos un año con el medicamento cuando K, por medio de la empresa donde trabajaba,
se dio de alta en el issste, creo que lo tenía desde antes pero nunca había ido a la clínica que le

193
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

correspondía; como tenía un servicio médico particular por eso nunca lo había usado. Cuando
se dio de alta, la mandaron a Cancerología y le hicieron una serie de análisis y le asignaron a
un infectólogo especialista y éste le dio todos los medicamentos que necesitaba y cuando yo
los quería ella me los conseguía. Esa fue una etapa muy bonita de nuestra relación, porque
a pesar de tener esto nos ayudábamos mutuamente, pero cuando nos separamos dejamos de
tener contacto.

En la actualidad, un compañero en los grupos de apoyo vende a Eli uno de los


medicamentos que necesita y le regala los otros.
Todo cambió, como ya no nos vemos o hablamos tuve que buscar el medicamento; pero no fue
difícil, porque conforme pasa el tiempo conoces a más gente, te relacionas más y sabes de los
Bernardo Adrián Robles Aguirre

medicamentos, así que cuando iba a los grupos de apoyo un amigo que se llama G me comentó
que cualquier medicamento que me faltara él me lo conseguía y tanto el 3tc como el norvir
comenzó a vendérmelos en 50 pesos cada uno. El más caro era el azt, porque dice que no había
y que era difícil conseguir, pero aún así me lo dejaba en 250 o 300 pesos y le compraba como
para tres meses, luego ya me regalaba el norvir y el 3tc, pero siempre me ha vendido el azt.

Respecto a los efectos secundarios, Eli comenta que al principio, como toma-
ba los medicamentos en ayunas, tenía náuseas y mareos diarios. No obstante, cuando
comenzó a alternarlos con jugos y frutas su organismo reabsorbió los retrovirales
de mejor manera.
Conforme a la regularidad con la cual toma el medicamento, Eli es constante y

mantiene horarios estrictos. En este sentido, cuando debe tomar el medicamento en la


tarde, lo hace de forma subrepticia para que nadie lo vea medicarse.
física, salud y sociedad

Y aunque Eli conoce métodos de medicina alternativa prefiere los retrovirales,


pues siente que le han funcionado mejor y lo mantienen sano.
En un principio te bombardean con información acerca de diferentes medicinas: que si los
tés, las hierbas; y, bueno, yo conozco un tipo que va en el grupo que sí le han funcionado,
pero la verdad es que no creo mucho en eso. Lo que pasa es que si el medicamento ya está
aprobado por los médicos es porque lo han utilizado con más gente y pues la verdad es mejor
a lo seguro. Yo al menos me siento bien con el azt, el 3tc y el norvir.
Antropología

Por último, Eli refiere que el medicamento le ha ayudado a sentirse mejor y lo


mantiene con buena salud; y aunque conoce a gente a quien no le ha funcionado,
él tiene fe en que el medicamento lo curará en algún momento.
Sé que es difícil creer en el medicamento, porque me ha pasado que aunque lo he tomado,
me enfermo; pero, bueno, nada es infalible. Si no creo en él sería muy difícil poder seguir
viviendo, si quieres puedes tomarlo como aferrarme a algo, pero todos necesitamos eso. Al
menos me siento bien cuando lo tomo y en el último diagnóstico me comentó el doctor que
podía llegar a indetectable y lo voy a lograr; estoy seguro de eso y no sólo porque tome el
medicamento a mis horas, sino porque además como bien y trato de mantener un buen nivel de
vida, ejercicio, poco estrés, cero desveladas, así que en algún momento los retrovirales me van
a salvar y no sólo a mí sino a todos los que le tienen fe.

194
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Estrategias de adquisición y patrón de consumo


Como hemos visto, en un primer momento Áref, al no contar con un seguro mé-
dico que le proporciona los medicamentos necesarios, debía comprarlos. Más ade-
lante el médico infectólogo le consiguió los fármacos en protocolo.
Cuando el medicamento escaseaba, lo compartía con su esposa, y a veces lo
dejaba por largas temporadas (pues cuando entró a la academia de policía, seis
meses, lo dejó por completo para no que no se dieran cuenta de su condición como
vih positivo). También se observa su baja ingesta (sólo toma dos) y la poca eficacia
en su consumo (a veces los olvida).
Es importante reconocer que Áref y Jacobo mantienen un tratamiento sólo de
inhibidores de la transcriptasa reversa. En este sentido, para Áref, el medicamento

Bernardo Adrián Robles Aguirre


no tiene gran relevancia ni eficacia, pues en algunos casos aún llevando un trata-
miento efectivo (como en el caso de su esposa) los resultados son adversos. Por
ello, prefiere sólo consumir dos medicamentos (los cuales consigue por medio de
protocolo y de forma gratuita); sin embargo, ha pensado que en cualquier momento
los dejará por completo.
Para Jacobo su tratamiento, el cual lleva en tiempo y forma constantes, consiste
en azt, 3tz y dt4; por ello tiene sobrecargas de inhibidores de transcriptasa reversa y
no lo estabiliza con los de proteasa. Esta situación desestabiliza al organismo pues,
como lo muestra el cuadro 2, el dt4 no debe combinarse con el azt. Por esta razón
los efectos secundarios han causado un deterioro importante en su organismo.


Nathán comenzó a comprar el medicamento en farmacias especializadas (un
mes después de la prescripción) y al conocer a los grupos de apoyo conasida tuvo la

física, salud y sociedad


oportunidad de comprar el medicamento más barato e incluso cambiarlo y permu-
tarlo. Gracias al apoyo en Cancerología, sólo debía comprar uno.
En el caso de Jacobo, en sus diez primeros años con el padecimiento no
consumió medicamentos, pues un médico en Morelia le dio tratamiento alternativo,
luego estuvo acudiendo con curanderos y le hicieron limpias. Cuando dejaron de serle
útiles, comenzó con los retrovirales.
En ambos casos la adherencia a la ingesta se ha realizado en tiempo y forma. Antropología
Por último, Eli y su pareja compraban juntos todos los medicamentos. Sin em-
bargo, cuando a ella le cambiaron el esquema de retrovirales, la situación cambió
y entonces cada quien se tuvo que hacer cargo de sus fármacos. Al separarse, Eli
consiguió los suyos mediante protocolo y después uno de sus amigos de los cen-
tros de apoyo se los vendía más baratos.
Con lo anterior, cabe resaltar que el vih es un padecimiento que repercute con
mayor intensidad en países con bajo desarrollo tecnológico, como México. En el
caso de Áref, Nathán y Eli, el consumo de medicamentos por medio de protoco-
lo es lo que les ha permitido continuar. Sin embargo, se encontró que en algunas
ocasiones los retrovirales escaseaban y tenían que buscar otras alternativas para
obtenerlos, como en el mercado negro o el cambio y permutación en los grupos de
apoyo a los cuales se acercaron.

195
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

Ante esta situación considero, como Ornish [1999], que el apoyo social y rela-
ciones tanto familiares como de amistad y compañerismo, son importantes dentro
de la vida cotidiana, pues cuando uno se siente querido, alimentado, procurado y
cercano a alguien, hay mayores posibilidades de mejorar la calidad de vida y el es-
tado de salud. En este sentido se observó en el caso de Áref que la relación con su
pareja le permitía una estabilidad emocional importante; como ella le tenía mucho
temor a la enfermedad, él sentía la necesidad de cuidarla y procurarla, tal y como lo
demuestra la siguiente cita.
Aunque yo no los tomara, yo no he tenido miedo. Sí me cuidaba o lo poco que me cuidaba era
porque yo sentía o pensaba que ella me necesitaba. Yo siempre estaba al pendiente de ella, que
comiera las cosas bien. Ella le tomaba un poco más de importancia, ella era muy miedosa,
Bernardo Adrián Robles Aguirre

tenía bastante miedo, le daba mucho, mucho miedo, lo más miedosa que te imagines.

Cuando ella era irresponsable con sus cuidados, él tenía que estarla presionan-
do para que se cuidara, comiera y se sintiera bien. Procuraba que no se expusiera
tanto a los cambios de temperatura como a las actividades que pudieran fatigarla.
No obstante, él no cuidaba de sí mismo.
Yo salgo sin chamarra, pero yo no permitía que ella saliera sin chamarra. Si estábamos en
época de mucho calor: oye métete no hagas nada afuera en el patio, métete no te espongas
al calor, que hace mucho frío, si vas a salir, te me pones chamarra, guantes y todo. Yo quería
todos los cuidados para ella. No soy gente de dinero, soy de la gente más jodida que te

puedes imaginar, pero en esos días le compraba yo hasta las cosas desechables, como
los platos, las cucharas, los vasos para que no tuviera que lavar y tomara el agua fría. La
física, salud y sociedad

ropa muchas veces hasta la dábamos para lavar para que no se molestara ella en estar ahí
lavando la ropa.

Sin embargo, ahora reconoce no sentir deseos de seguir viviendo o continuar


trabajando para seguir adelante, pues asegura no tener una motivación para hacer-
lo. Esta situación se acrecentó a partir de que murió su mujer, ya que aún con la
pérdida de sus hijos su esposa era motivo para continuar viviendo.
Antropología

Ya no hay ganas de seguir adelante. A esta altura siento que no tiene caso, no sé si estancarme
o seguir adelante, a veces pienso que es necesaria una motivación, un porqué seguir viviendo,
y aunque la pérdida de los niños se puede decir que lo superé, pero ahora siento que no se ha
podido y no me importó tanto la enfermedad. No me espantó, pero ahora no me acostumbro a
la forma de vida, no la soporto, no lo he podido digerir. Yo pienso que quien viva esto deja de
creer hasta en el creador y si en algo creo, que es mínimo, lo único que le pido al creador es que ya
me deje en paz. ¿Para qué me quiere aquí en la Tierra? “Te pedí que no lo hicieras y me quitaste lo
que más quería”, la misión ya está terminada, ya no hay nada que hacer aquí.

Reflexiones en torno al vih: algunas conclusiones


Este texto está encaminado a evaluar el papel que juega la ingesta de retrovirales
en un grupo de hombres heterosexuales diagnosticados como seropositivos. Como un
primer acercamiento debemos considerar lo siguiente.

196
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

El vih es un padecimiento totalizante que involucra al individuo y a su entorno


social, condicionando todas sus manifestaciones culturales. De esta forma, apoya-
mos la propuesta de Canguilhem (1971) de que toda enfermedad o infección es la
perturbación de un equilibrio y armonía que se localiza dentro y fuera de nosotros.
Las personas diagnosticadas interactúan y conviven cotidianamente con el virus
y las significaciones que le dan, modificando su forma de vida, expresada en rela-
ción y mirada con su propio cuerpo.
Asimismo, cada portador tiene una concepción particular acerca de las ca-
racterísticas del vih y con ello expresa, representa y simboliza su cuerpo; de esta
forma vive y se desarrolla dentro de su grupo de convivencia cotidiana. El acto
de vivir (el propio cuerpo) involucra tanto sensaciones como percepciones,5 y así

Bernardo Adrián Robles Aguirre


la existencia conforma representaciones mentales, convirtiendo el cuerpo en la
principal vía de conocimiento. Como especifica Laín (1989), nuestra realidad es
corpórea y cada uno de nosotros es el cuerpo que tiene y la conciencia de ser y
vivir es la conciencia y experiencia del cuerpo propio.
Por tanto, cada informante tuvo formas distintas de explicar y representar su
diagnóstico positivo al vih [Fitzpatrick, 1990]. También en estos casos las creencias
de los informantes acerca del virus no eran necesariamente coincidentes con las in-
terpretaciones del discurso médico y en ocasiones diferían por completo, ya que cada
uno de ellos se enfrenta de manera diferencial a sus preocupaciones cotidianas.
Por ejemplo, Áref restringe su información. Sólo le interesa la que viene en los


folletos y la comunicación oral que obtiene de los médicos quienes lo atienden.
Sin embargo, considera esta información como insuficiente para comprender a

física, salud y sociedad


cabalidad lo que le sucede. Áref también comenta que los médicos familiares des-
conocen las características y síntomas de las personas seropositivas, pues después de
una consulta con un médico privado fue el mismo Áref quien intentó resolverle las
dudas al especialista acerca de las características y síntomas del vih.
En este sentido cabe enfatizar que, como especifican tanto Le Breton (1995)
como Boltansky (1975), los informantes no tienen un conocimiento profundo de
las características de su padecimiento debido a que los médicos, al “despersonali-
Antropología
zarse” de los pacientes, no comunican de forma adecuada todos los síntomas a los
cuales podrían estar sujetos. Esto hace al enfermo visualizar, a su modo, el trastor-
no orgánico que lo hace sufrir y construye, a partir de la escasa información que
obtiene, representaciones angustiosas y desmesuradas de este padecimiento.
Asimismo, a las personas entrevistadas para este trabajo les han funcionado los
grupos de apoyo a los cuales se han acercado, pues han tenido contacto con gente que
5
Para Vargas Melgarejo, la percepción es “[…] la forma de conducta que comprende el proceso de
selección y elaboración simbólica de la experiencia sensible, que tiene como límites las capacida-
des biológicas humanas y el desarrollo de la cualidad innata del hombre para la producción de
símbolos. A través de la vivencia la percepción atribuye características cualitativas a los objetos
o circunstancias del entorno mediante referentes que se elaboran desde sistemas culturales e
ideológicos específicos construidos y reconstruidos por el grupo social” [1994:50].

197
Estrategias de adquisición y patrón de consumo de retrovirales...

cambia, vende y permuta medicamentos. Entonces, además de prestar ayuda psico-


lógica, estos grupos permiten crear vínculos solidarios entre los sujetos para obtener
beneficios como el acceso a los medicamentos y algunos consejos para prevenir ries-
gos de contagio, por ejemplo en el caso de Nathán.
Conforme pasa el tiempo te vas haciendo de la información. Antes del 88 [el año 1988] pues
¿cuál información? y ahora sí, pero porque me mandaron directo a Cancerología. Yo me
enteré o me medio informé más profundamente con las personas conocidas, como Benjamín,
y un grupo de apoyo de conasida. Ahí estaba con cuatro o cinco mujeres, siete u ocho hom-
bres; todos ellos fueron los que me dieron la información, ahí en conasida. Ahí obtuve más
información, pero la mayoría fue de Cancerología.
Bernardo Adrián Robles Aguirre

Por último, se percibe que al resignificar sus prácticas corporales cotidianas a


partir de su diagnóstico como seropositivos, todos los informantes construyen un
cambio de autopercepción que los hace modificar su identidad, convirtiéndose, en
este caso, en una persona no sólo estigmatizada, sino también autoestigmatizada.
Esto puede ratificarse cuando procuran mantener escondido su padecimiento y
cuidan lo mayor posible su salud. De esta forma, el consumo de retrovirales se
convierte en uno de los principales apoyos para mejorar su estado de salud.
Aún queda un largo y sinuoso camino por recorrer para comprender la pro-
blemática tan compleja de vivir con vih y la experiencia de ser seropositivo. Consi-
dero que explorar a profundidad la construcción de la identidad seropositiva por los

grupos civiles de apoyo, familiares y domésticos, parejas sexuales, grupos médicos,


tanto biomédicos como de las medicinas alternativas, y sobre todo mujeres quienes
física, salud y sociedad

viven con hombres vih positivos, permitirán conocer un abanico más amplio de
esta realidad.

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Entrevistas
Áref, 37 años, ciudad de México.
Nathán, 39 años, ciudad de México.
Jacobo, 48 años, ciudad de México.
Eli, 38 años, ciudad de México.

física, salud y sociedad
Antropología

200
Antropología, discapacidad y
entorno urbano

 Eduardo Torres Veytia

Introducción
La investigación que se llevó a cabo inicialmente planteó un análisis
descriptivo-comparativo de las barreras arquitectónicas y físicas que
limitan la readecuación de las personas con discapacidad motora
de miembro inferior. En particular, quienes tienen alguna amputa-
ción por debajo de rodilla o una lesión medular y utilizaban silla de
ruedas, en un contexto particular conocido como el entorno urbano
cercano a su domicilio y en el trayecto al trabajo.
Teniendo en cuenta lo anterior, la investigación analizó a pro-
fundidad tres variables importantes para el estudio: lo que se conoce
por discapacidad (en diversos ámbitos, como el médico y social), ba-
rreras arquitectónicas y físicas (en el entorno urbano) y por último
la identidad, vista como el proceso que surge a partir de la dicotomía
entre las dos primeras.
En relación con esta dicotomía, la problemática a analizar fue
cómo las personas con discapacidad motora adquirida en miembro
inferior se enfrentan a un entorno urbano no adaptado para sus ne-
cesidades especiales, es decir, una serie de barreras de índole arqui-
tectónico y físico que limitan su integración y desplazamiento en la
ciudad.
Asimismo, en esta investigación se realizó un acercamiento al
fenómeno de estudio desde un enfoque de la evaluación ergonó-
mica en cuanto a la accesibilidad en nuestra ciudad —tal como se
comentó al inicio, desde sus domicilios hasta sus lugares de trabajo,
recreación o rehabilitación—, con el fin de analizar y describir qué
y cuáles son las barreras que enfrentaban cada una de las perso-
nas quienes formaron la muestra de estudio. Todo esto puede sonar
sencillo, pero se hizo con el objetivo de dar una propuesta desde la

201
Antropología, discapacidad y entorno urbano

antropología física, utilizando como herramienta la ergonomía aplicada al diseño y


planeación urbana sobre las cuestiones de accesibilidad en la ciudad de México.
La investigación estuvo dirigida principalmente a las personas con discapaci-
dad, quienes día con día se enfrentan a una ciudad, a un espacio urbano, el cual
muchas veces les limita el acceso e integración a varios servicios que ofrece la
ciudad; pero también se vislumbró incidir con aquellos actores involucrados en
la planeación del espacio urbano, es decir arquitectos y urbanistas, así como los
encargados en la rehabilitación integral de la persona con discapacidad, médicos,
psicólogos, terapistas ocupacionales y, por supuesto, la comunidad antropofísica.
El estudio se realizó en una población de personas con discapacidad motriz
adquirida en el miembro inferior, es decir personas que por algún motivo, ya sea
por un accidente o enfermedad, sufrieron algún tipo de amputación en miembros
inferiores, quedaron con algún tipo de paraplejia, la cual involucra utilizar cier-
tas ayudas técnicas como prótesis o silla de ruedas. Dicha población provino del
Eduardo Torres Veytia

Centro de Rehabilitación y Educación Especial (cree) de Iztapalapa, del Sistema


Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (sndif).

Metodología
El proceso de la investigación fue difícil (como toda investigación antropológica), pues
empezó desde la planeación en el aula para después hacer el trabajo de campo.
La metodología implicó tener un primer acercamiento con un problema poco

o nulamente estudiado desde la antropología física. Por ello, se requirió hacer un estudio
de gabinete desde los expedientes clínicos del cree y escoger a la población de un tra-
física, salud y sociedad

bajo de campo, sobre todo hecho a partir de encuestas, cuestionarios y por último
una muestra menor de historias de vida. Cabe mencionar que dicho Centro de
Rehabilitación, además del conocido como “Gaby Brimmer” (cree Zapata), son
centros que conglomeran no sólo a la población asentada en sus alrededores, sino
a personas quienes vienen de otros estados de la República y diferentes partes de
la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (zmcm).
Antropología

1
Antropología física y discapacidad
La antropología física como tal estudia la variabilidad y diversidad en el género
humano, tanto en poblaciones antiguas como contemporáneas.
La discapacidad es una variabilidad en el género humano: por un lado se pue-
de nacer con alguna diferencia notable a la vista de los demás; o por otro, adqui-
rirla durante el transcurso de la vida.
En este supuesto, entre el campo de estudio de la antropología física y una
conceptualización de discapacidad, ambos universos tienen un punto en común:
la variabilidad.

1
Muchas de las ideas planteadas en este apartado son reflexiones que surgieron a partir de las
conclusiones de la investigación realizada en la tesis.

202
Antropología, discapacidad y entorno urbano

La discapacidad puede ser entendida en dos tipos de universo: por un lado, la


interpretación desde el modelo médico; y por otro, desde el modelo social. En el
caso de la antropología física, este entendimiento o análisis del fenómeno puede ser
en ambos sentidos, gracias a que ésta ha intervenido desde hace tiempo en aspectos
como la antropología médica, de la salud, donde se ve reflejado el modelo social.
Hablar de una antropología de la discapacidad desde lo antropofísico es analizar la
discapacidad desde un doble enfoque: la cuestión biológica (medicina, salud, epide-
miología, etiología, etcétera) y la social, un poco más difícil de entender para quienes
no están en contacto con los tipos de investigación que se realizan en nuestra
disciplina. La cuestión social del fenómeno de la discapacidad, al ser una alteración
biológica (englobemos en este sentido lo psíquico, aunque algunas personas dirán que
esto no es posible, pero en fin), tiene una repercusión sobre la vida de las personas en
un nivel micro; donde tiene más impacto es el núcleo familiar y de ahí podemos
extendernos hasta otros puntos, como la vida laboral, afectiva, personal, etcétera. Es así

Eduardo Torres Veytia


como hablar de una antropología de la discapacidad desde la antropología física es algo
viable. Ahora, para los antropólogos más críticos muchos dirán que es hacer una
sociología de la discapacidad, pues no se está analizando el componente cultural.
Pero entonces, ¿cómo podemos englobar la discapacidad con la antropología
física o los estudios de dicha disciplina? La discapacidad ha sido uno de los con-
ceptos más polémicos en tratar de definirse, ya que muchas veces llega a confun-
dirse con otras dos definiciones. Me refiero a deficiencia y minusvalía, pero con el


paso del tiempo y el desarrollo de la medicina física en rehabilitación y las ciencias
sociales, por lo menos en México (y en otras partes del mundo) dichos términos

física, salud y sociedad


se han acotado y en cierto sentido se relacionan entre sí, más no se mezclan. La
discapacidad es el resultado de una compleja relación entre la condición de salud de
una persona y sus factores individuales y externos que representan las circunstan-
cias en las cuales vive una persona. A causa de esta relación, los distintos ambientes
o espacios pueden tener efectos distintos en un individuo con una condición de
salud [oms, 2003].
No limito que otras disciplinas de las ciencias sociales incluyan más contextos Antropología
para entender la discapacidad, ahora sí como un fenómeno bio-psico-socio-cultu-
ral en el género humano. Una de las ventajas de la antropología y la antropología
física es este carácter holístico de entender un fenómeno, por un lado complejo,
pero a la vez en todo su universo particular.
Recapitulando, a partir de ciertos métodos la antropología física puede anali-
zar el componente biológico desde la representación corporal y vivencias de esta
alteración dentro de un esquema de “normalidad”, que para algunos puede correspon-
der a un prototipo o arquetipo del ser humano (dos brazos, dos piernas, dos ojos, una
nariz, dos orejas, inteligencia, etcétera) y en donde un fenómeno causal a partir
de la misma biología de nuestra especie puede originar ciertos cambios anatómicos,
fisiológicos o psicológicos. Altera la percepción de la persona hacia sí misma y con
el contexto exterior, por ende, también transforma la relación de los sujetos alre-

203
Antropología, discapacidad y entorno urbano

dedor de dicha persona, haciendo un cambio en sus redes sociales. Para entender
al individuo en una situación de discapacidad, también es importante el análisis
de su cosmovisión como ser humano, viviendo en una sociedad que se entiende
y percibe como “normal” (¿realmente lo normal existe o sólo es un arquetipo?).
Esta cosmovisión tiene que ver con la representación que tiene el individuo con
los demás, he ahí el componente cultural, que la antropología (como subárea que
engloba a la antropología física) puede estudiar. Entonces, hablar de una antropo-
logía de la discapacidad es algo que puede ser aceptable desde nuestra disciplina
y subárea de estudio.

Discapacidad y entorno urbano


Ya abordado el tema de la antropología como una herramienta científico-social para
analizar, interpretar y entender los fenómenos abordemos la discapacidad en rela-
ción con el entorno urbano.
Eduardo Torres Veytia

Las personas con alguna discapacidad quienes viven en una zona urbana, como
una ciudad, presentan en su desplazamiento cotidiano cierto tipo de limitaciones
para movilizarse o acceder a diferentes lugares o espacios en la zona circunvecina al
domicilio o incluso lejano a éste. Esta situación no sólo puede darse entre quienes
viven en un entorno urbano, también en zonas rurales o en contextos no del todo
urbanos pueden tener dificultades para acceder, moverse o desplazarse en dichos
entornos.

Cuando se conjunta el fenómeno de la discapacidad con el entorno urbano,


una persona que a partir de un evento traumático pierde la movilidad en los miem-
física, salud y sociedad

bros inferiores y debe estar confinado para toda la vida en una silla de ruedas puede
ver limitado su desplazamiento, tanto dentro del lugar donde habite como en el
exterior. Al momento de esta limitante, en el argot de la arquitectura, urbanismo e
inclusivo otros campos de conocimiento, surge el vocablo de las barreras.
La dicotomía discapacidad-entorno urbano limita o dificulta el desplazamiento
de las personas debido a que una ciudad, comunidad, calle, etcétera, no presenta
adaptaciones para un libre acceso. Cuando esto sucede, surge el fenómeno socio-
Antropología

cultural denominado barreras.

Pero, ¿qué es una barrera?


Es todo aquel elemento material o arquitectónico en el entorno urbano que res-
tringe el acceso a los espacios [Martín, 2003]. Por ejemplo, retomando el caso
anterior, tenemos a nuestra persona con discapacidad quien requiere el uso de una
silla de ruedas para poder desplazarse. Las barreras como tal son elementos del
entorno urbano que se encuentran en dicho lugar —y no es porque surjan por
generación espontánea, sino por desconocimiento de la gente y sociedad en ge-
neral—, por ello algunas personas que sufren de limitaciones físicas o mentales
(o multidiscapacidades) no pueden ambular, desplazarse o dirigirse a un espacio,
lugar, etcétera.

204
Antropología, discapacidad y entorno urbano

Entonces, al existir una barrera como elemento material o arquitectónico no


sólo limitamos o dificultamos el acceso y movimiento de la persona hacia el ex-
terior de su domicilio, sino que también se ve afectado su desempeño en la vida
cotidiana, es decir, desarrollo de aptitudes, vida social, familiar, productiva, etcétera. En
pocas palabras, una barrera es cualquier restricción o impedimento que segrega y/o
margina a personas con algún tipo de discapacidad.
En cierto sentido ya se definió qué es una barrera. Pero las hay de tres tipos,
o incluso puede haber más; en este caso y a partir de la investigación realizada, se
detectaron tres grandes tipos de barreras —cabe mencionar que hasta la fecha sigo
pensando en que son tres grandes grupos de barreras y muchas otras surgen de éstas:
socioculturales, arquitectónicas y físicas.
Ya que a veces se desconocen dichas barreras no existen muchos estudios al
respecto. Si en el debido caso se supiera de la normas de accesibilidad para las per-
sonas con discapacidad (e incluso para quienes no están en esta condición) en las

Eduardo Torres Veytia


escuelas, facultades o universidades donde se imparte arquitectura y/o urbanismo,
se les enseñaría a los alumnos/as qué elementos deben considerar para no limitar
ni generar barreras que a largo plazo repercutan en los individuos o en la sociedad
en general.
Como tal, las barreras socioculturales son aquellas que excluyen social y cultu-
ralmente, además de estigmatizar a las personas con discapacidad. Las barreras
sociales les impiden ser aceptados como un miembro más, es decir, que la sociedad


lo integre con su nueva manera de pensar, actuar, desarrollarse, o en su aspecto
físico. Una de las primeras barreras a la que se enfrenta el discapacitado es la so-

física, salud y sociedad


cial, plasmada en la vida familiar y comunitaria. Un ejemplo de barrera sociocul-
tural es el impedimento para laborar, pues existe el común de no aceptar personas
con discapacidad. Se les restringe el acceso a la productividad activa debido a la
incapacidad o deficiencia física visible que puedan tener, sin pensar en sus demás
capacidades [onu, 1980].
Las barreras arquitectónicas son obstáculos que restringen el libre uso del en-
torno, traen frustraciones, promueven la discriminación e impiden la integración y Antropología
readecuación a la sociedad de las personas con discapacidad [sedesol, 1997]. Por
ejemplo, escalones con peldaños altos, banquetas sin rampas, edificios o espacios
públicos sin diseño específico, sanitarios inadecuados, etcétera.
Por último las barreras físicas, similares a las arquitectónicas, son obstáculos que
restringen la ambulación o movilidad de los discapacitados, así como la omisión
de señalamientos para las personas con necesidades especiales, por ejemplo falta de
simbología en los lugares de recreación e infraestructura especial en los transportes
y en la comunicación, etcétera [ibid.].
Desglosando cada una de las barreras podemos analizar nuestro entorno. Lo
maravilloso de este descubrimiento acerca de las barreras es que el fenómeno bio-
psico-socio-cultural de la discapacidad se enriquece del estudio, gracias a que uno
puede darse cuenta que también envuelve otros ámbitos donde el entorno de la

205
Antropología, discapacidad y entorno urbano

persona con discapacidad juega un papel importante para su integración a una


sociedad que actualmente lo excluye o relega.
Lamentablemente, el tema de la discapacidad ha servido a algunos para jugar
una bandera política o con los sentimientos de una sociedad; pero lo que falta es
trabajar en unidad para prevenir, rehabilitar e integrar a las personas con esta condi-
ción. O en su caso, planear y diseñar un entorno urbano que cumpla una función
incluyente, que no restringa el libre acceso de las personas con cualquier tipo de
discapacidad.

Antropología física y entorno urbano


Para muchos investigadores en el campo de la arquitectura o urbanismo, no puede
desligarse la ciudad de la arquitectura. Es decir, no hay ciudad sin arquitectura y por
ende no hay arquitectura sin ciudad. Es en este sentido, para que exista la arqui-
tectura es necesaria una persona con una idea y la realice. Asimismo, si juntamos
Eduardo Torres Veytia

a muchas personas y las reunimos durante mucho tiempo en un territorio puede


que a la larga se forme una ciudad. Aunque es una manera muy vaga de hablar del
desarrollo de una ciudad, a lo que voy es a que la antropología física como disci-
plina está íntimamente ligada con la arquitectura y el urbanismo, no sólo desde la
cuestión de habitabilidad o demografía, sino de los procesos de adaptación o adecua-
ción que hemos sufrido como seres humanos al estar en una ciudad o conglomerado
urbanizado.

Bien comenta Richard Rogers (1997) que a pesar de que las necesidades urba-
nas y lo inevitable de su crecimiento continuado no disminuirán, vivir en ciudades
física, salud y sociedad

no debe llevar per se a la autodestrucción de la civilización. Por tal motivo, arqui-


tectura y urbanismo (planeación y diseño urbano) pueden evolucionar para aportar
herramientas imprescindibles encaminadas a salvaguardar el futuro, creando ciudades
que produzcan entornos sostenibles y civilizadores.
¿Acaso en México estaremos muy lejos de lograr eso? En algunos estados de la
República Mexicana, la accesibilidad está en 100%, las personas van y vienen sin
dificultad alguna.
Antropología

La antropología física como disciplina que estudia la variabilidad y diversidad


del ser humano desde diferentes enfoques y perspectivas tiene un punto a favor
para trabajar en busca de un entorno sostenible y mucho más civilizado.
Desde la antropología física pueden hacerse aportes al entendimiento del espacio,
vía la antropometría, ergonomía, habitabilidad, etcétera, incluso para el desarrollo
de la vivienda. Desde hace tiempo hay dos corrientes que incluyen estas uniones entre
arquitectura, urbanismo y antropología, denominadas antropotectura y etnourbanología.
No entraré en detalles de cada uno de estos conceptos o nuevas subdisciplinas, pues lo
que nos interesa es dilucidar cómo es que un entorno urbano puede ser interpretado,
analizado o entendido desde la perspectiva antropofísica.
Una de las herramientas utilizadas en aquel entonces como una forma de eva-
luar la accesibilidad y que cumpliera con las normas establecidas en la ciudad de

206
Antropología, discapacidad y entorno urbano

México fue la ergonomía. Muchos piensan que ésta sólo se aplica al diseño de algún
artefacto que será utilizado por el ser humano o un espacio donde sea confortable
y cómodo.
La ergonomía tiene un carácter multidisciplinar y se encarga de analizar al ser
humano y los espacios o herramientas con los cuales convive, ya sea en el hogar o
trabajo, con la finalidad de adecuarlos para buscar una optimización en la eficacia,
seguridad y confort de los mismos.
En este carácter multidisciplinar la ergonomía se utilizó, desde la perspectiva
de la evaluación, como una herramienta para el análisis en el diseño urbano de
la arquitectura accesible, así como las necesidades específicas de la población con
discapacidad que se estudió. Asimismo, es importante contemplar la biomecánica de
las personas que utilizan algún tipo de ayuda técnica (silla de ruedas, muletas, anda-
deras, bastones, etcétera) para el desplazamiento en sus hogares y los diferentes
lugares donde se encuentren ya sea de trabajo, esparcimiento o rehabilitación.

Eduardo Torres Veytia


Es así como para lograr un buen entorno hay que ajustarse a cierto número de prin-
cipios normativos reconocidos. La referencia a éstos durante el proceso de planificación
y diseño garantizarán un alto grado de adecuación de los diferentes espacios que compo-
nen el entorno urbano. Estos principios básicos se formulan de la siguiente manera:
Debe ser posible:
• Llegar a todos los lugares y edificios públicos.
• Entrar a todos los edificios públicos.


• Utilizar todas las instalaciones públicas y del entorno.

física, salud y sociedad


Antropología física, discapacidad y entorno urbano
Concatenar una disciplina, un fenómeno y un contexto implica no ver el problema
como una cuestión simple, sino entenderlo desde cierta complejidad y enfoque
transdisciplinario.
La interpretación desde la antropología física deduce que las personas con dis-
capacidad, al enfrentarse a un entorno urbano no adecuado, tienden a actuar o
comportarse de manera diferente hacia sí mismos; es decir, su identidad en mu- Antropología
chos casos puede verse alterada debido a este constante choque entre lo que una
sociedad ve y permite. Es decir, la sociedad atribuye ciertas características de
“normalidad”, por tal motivo el entorno urbano está planeado y construido de cierta
manera, pero cuando una persona se sale de este estándar o “normalidad” y se
enfrenta a situaciones de exclusión y poca o nula integración a la sociedad surge algo
conocido como estigma [Goffman, 1995].
Un estigma significa poseer un atributo y por tanto estar ubicado en un este-
reotipo. El atributo es una categoría personal, es decir el de la persona que lo tiene,
y el estereotipo es de dos vías. Las personas con cierto estigma se identifican con
la imagen que se les atribuye, y la interpretación es dada por quienes no la tienen.
Alrededor del estigma se construye una teoría, una ideología. Para explicar por
qué es así esa persona y a veces dar cuenta del peligro que representa, se racionaliza

207
Antropología, discapacidad y entorno urbano

una animosidad basada realmente en otras diferencias, como la clase social. Para
referirse a las personas con algún defecto, en el discurso cotidiano se utilizan cier-
tas palabras, metáforas, términos e imágenes específicamente atribuidos a dicho
defecto.
Se les denomina el cojo, el ciego, el tullido, el tarado, etcétera, sin recordar por lo
general el significado real de tales palabras. La mayoría de estas características parten
exclusivamente de la percepción física y a veces es muy difícil percibir alguna otra
por las categorizaciones donde se les ubica. Así también, dicha percepción de los
“otros” se da por el miedo de ellos mismos a enfrentarse a una sociedad que
puede verlos como seres inferiores o anormales.
El conflicto de tener un estigma surge donde existe la expectativa difundida de
que quien pertenece a un sector en específico o a alguna categoría dada debe no
sólo apoyar una norma particular sino también llevarla a cabo. También es posible
que un individuo no consiga vivir de acuerdo con lo que se exige de él y a pesar de ello
Eduardo Torres Veytia

permanezca indiferente a su “fracaso”. Aislado por su alienación, protegido por


creencias propias sobre su identidad, siente que es un ser humano perfectamente
maduro y normal y que por el contrario los otros no son humanos. Esta persona
lleva un estigma pero no parece impresionada ni compungida por ello.
El individuo con discapacidad conoce cuál es su situación y tiende a sostener
las mismas creencias de los demás sobre su identidad. Este es un hecho fundamen-
tal. Su sensación de ser una “persona normal”, un ser humano como cualquier

otro que merece una oportunidad justa para iniciarse en alguna actividad, puede
ser uno de los más profundos sentimientos acerca de su identidad. A pesar de ello es
física, salud y sociedad

posible que perciba, por lo general con bastante corrección, que cualesquiera sean
las declaraciones de los otros, éstos no lo aceptan realmente ni están dispuestos a
establecer un contacto con él en igualdad de condiciones.
Los atributos duraderos en un individuo en particular pueden convertirlo en
un estereotipo, tendrá que representar el papel de estigmatizado en casi todas las
situaciones sociales que le toque vivir y será natural referirse a él como a un estig-
matizado cuya situación lo ubica en oposición con los normales. Sin embargo, sus
Antropología

particulares atributos estigmatizantes no determinan la naturaleza de ambos roles,


sino simplemente la frecuencia con la cual el sujeto desempeña uno en especial
[ibid.:158].
Entonces, si una persona con discapacidad se enfrenta a un entorno urbano
excluyente, también éste puede ser un condicionante para que surja una aliena-
ción en su identidad o un estigma. Es importante cuando se planea y diseña un
entorno urbano considerar que existen diferentes tipos de discapacidades y por
ende la adaptación de una persona con debilidad visual es distinta a la de una con
discapacidad motora.
Mientras siga existiendo desconocimiento sobre las políticas de planificación y
diseño para espacios públicos y estructuras, los discapacitados no tendrán la opor-
tunidad de integrarse plenamente a la vida sociocultural de cualquier ciudad. El diseño,

208
Antropología, discapacidad y entorno urbano

construcción y conservación de todos los elementos del entorno físico son factores
importantes en la prevención de una discapacidad.
En pocas palabras, la adecuación del espacio urbano y prevención de la disca-
pacidad son más baratas que el tratamiento y rehabilitación de la misma.
También debe considerarse que las barreras arquitectónicas y físicas se origi-
nan a partir de la barrera social y cultural. Es decir, si se construye una vía pública
sin tomar en cuenta a los discapacitados el costo de readecuarlos sin duda será ma-
yor a largo plazo, además de que el enfrentamiento constante genera la conciencia
del estigma como manera de vivir, con las secuelas psicológicas a las que deberá
darse tratamiento.
Utilizar la ergonomía como ayuda técnica y científica en la antropología física
tiene un papel muy importante en la readaptación de los espacios públicos y coti-
dianos usados por las personas con necesidades especiales. Si existiera una verda-
dera planeación y se diseñara considerando las necesidades de los discapacitados,

Eduardo Torres Veytia


el costo-beneficio a largo tiempo sería menor.

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209
Conducta adaptativa y prácticas
sexuales en personas con paraplejia

 Edith Yesenia Peña Sánchez

Discapacidad y lesión medular de tipo parapléjico


Abordar la discapacidad1 como problema de estudio es muy com-
plejo, ya que implica ámbitos de interacción biológicos, psicosociales
y socioculturales cuya aparición discursiva es condicionada por un
gran número de circunstancias perceptibles a nivel de funcionalidad
del esquema e imagen corporal normalizado o idealizado que pueden
rastrearse mediante el origen de su causalidad: enfermedades ge-
néticas, condiciones prenatales, enfermedades crónico-degenerativas
y transmisibles, intoxicaciones, secuelas ocasionadas por la desnutri-
ción, insuficiente atención durante el parto, accidentes o violencia
[cnc, 1995:19]. Asimismo, la forma en como se adquiere una dis-
capacidad estará en relación directa con el tipo y grado de lesión
que generan especificidades. Por ello, se les ha clasificado en tres
grandes grupos: físicas o del sistema locomotor, donde se incluyen a las
personas con lesión medular (además de grupos como secuelas de
polio, amputaciones y distrofias musculares, entre otros), sensoriales
(ceguera y sordera, principalmente) y especiales (parálisis cerebral,
síndrome de Down, deficiencia mental, etcétera) [Torices, 1997].
Sin embargo, es posible la mezcla de estas discapacidades, desbor-
dando las clasificaciones que pretenden definirlas.2 En el caso que

1
La discapacidad se significa como toda restricción o ausencia (debida a una
deficiencia) de la capacidad para realizar una actividad en la forma o dentro del
margen que se considera normal para un ser humano [oms, 1983:56, 59].
2
Recientemente se ha contemplado integrar un cuarto grupo de discapacidades
de corte psíquico o mental (que se manifiesta con recurrentes trastornos de la
conducta como la esquizofrenia y trastornos de pánico, entre otros).

211
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

nos ocupa, a las personas con lesión de médula espinal3 se les ubica dentro del grupo
de discapacidades físicas, pues la lesión es secundaria a un trauma físico, neopla-
sia, degeneración o defecto congénito, ocasionado por un mecanismo de hipoxia,
anoxia y/o daño estructural de médula. Da por resultado diferencias en los grados
y extensiones de la lesión, misma que se percibe por la alteración de la transmisión y
recepción de mensajes nerviosos para el control del tronco, extremidades y funcio-
nes autonómicas desde la altura donde se encuentre la lesión.
El nivel de lesión en médula espinal se establece con base en el segmento afecta-
do según la función sensorial y/o motora normal en ambos lados del cuerpo, misma
que es valorada a partir de su extensión, duración, etapa de la lesión medular, acti-
vidad motora, lugar y tipo de neurona afectada,4 por la Clasificación Internacional
Neurológica y Funcional de las Lesiones en Médula Espinal [nidr y ncddru, 1997].
En función de dicha clasificación, previamente se realizó una valoración de los 50
individuos participantes para establecer el tipo de actividad motora y lugar de la
lesión medular. Se integró la muestra con personas con paraplejia adquirida
con lesión alta en vértebras torácicas (T3-T12) y lesión baja que abarca de las
Edith Y. Peña

vértebras lumbares (L1-L5).

La conducta adaptativa
La conducta adaptativa es definida por Herber como “la capacidad del individuo
para adaptarse a las demandas del entorno” (1961), mientras que Doll la refiere

como “el desempeño de las actividades diarias que se requieren para la suficiencia
personal y social” (1953). Por lo tanto, la conducta adaptativa implica contar con
física, salud y sociedad

habilidades que permitan la integración del individuo a la sociedad. Con el fin de


sondear dicho proceso de integración y adaptación al entorno se desarrolló un

3
La médula espinal está constituida por estructuras ascendentes (neuronas motoras superiores) y
descendentes (neuronas motoras inferiores) que conectan al centro con la periferia y viceversa.
Sus funciones son: sensoriales, motoras y autonómicas, y está protegida por un complejo óseo
segmentario móvil (columna vertebral).
Antropología

4
Extensión: Lesión medular completa (no existe paso de información) y lesión medular incomple-
ta (existe paso de información de algún tipo). Duración: temporal (como en la contusión; hay
reintegración de la función) y definitiva (corresponde a la contusión, laceración o destrucción
—daño parcial a total—). Etapa de la lesión medular: aguda (menor de tres meses o sin automatismo
medular) y crónica (mayor de 3 meses o con automatismo medular). Actividad motora: plejías (no
existe control motor) y paresia (existe control motor parcial). Lugar : tetraplejias (lesiones con pér-
dida de la función total o parcial desde el cuerpo vertebral de la cervical uno a la siete, abarca las
cuatro extremidades), paraplejias (lesiones con pérdida de la función total o parcial por debajo
de la cervical siete, abarca dos extremidades, control de esfínteres anales y urinarias; así como el
reflejo de la erección, lubricación y eyaculación en algunos casos, lo cual dependerá del grado y
forma de la lesión), hemiplejias (afectación de un lado o del cuerpo) y monoplejias (afectación
de una extremidad). Tipo de neurona afectada: lesión de la neurona motora superior o parálisis
espástica (en presencia de hiperreflexia, hipertonia y conservación de masa muscular) y lesión
de la neurona motora inferior o parálisis flácida (el estímulo no alcanza la médula y se produce
hiporreflexia, hipotonía y pérdida de reflejos primarios y masa muscular) Peña [2001:4 y s].

212
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

instrumento denominado Inventory for Client and Agency Planning, conocido por sus
siglas en inglés como icap [Montero, 1996],5 a partir del cual se registra el desarro-
llo de destrezas motoras, sociales y de comunicación, suficiencia personal y vida
en comunidad. Con base en una puntuación establecen un índice general de inde-
pendencia respecto a su conducta adaptativa dentro de los parámetros estándares
del grupo. La aplicación en personas con lesión medular se obtiene a partir del
índice de rendimiento relativo (irr) y nivel de funcionalidad (nf) que se establece
en cada una de las destrezas.
En general, la conducta adaptativa establece la interrelación entre el grado de
incorporación y las posibilidades de supervivencia de la persona con discapacidad
en su entorno social, fundamentado en la red familiar y social [González, 1997].
De ahí la importancia de establecerla en un grupo de personas con paraplejia y relacio-
narla con sus prácticas sexuales, pues se considera que dentro de las discapacidades
es en la paraplejia adquirida donde se compromete la función anatomo-fisiológica
del esquema corporal y respuesta sexual. Esto genera una disociación entre cuerpo
natural-biológico y cuerpo estimado-sociocultural debido a la experiencia pre y

Edith Y. Peña
poslesión medular.

La sexualidad en la discapacidad
Los estudios sobre sexualidad en personas con lesión de médula espinal se han lle-
vado a cabo, sobre todo, desde las ciencias de corte médico, dirigiendo su atención


a las deficiencias biológicas y psicológicas del individuo. Ubican a la sexualidad en una
compleja función anatomo-fisiológica que se percibe como “natural”, reduciendo

física, salud y sociedad


así la experiencia subjetiva y su relación sociocultural. Sin embargo, cuando se
aborda este tema desde la legitimidad, derechos y experiencia, se genera una pro-
blematización sobre el cuerpo y en particular en el cuerpo sexuado que influye en
sus representaciones y prácticas sexuales colectivas. En ese sentido, el sexo6 y la
sexualidad7 se tornan una esfera de la vida personal y social que recobran impor-
5
El icap es una herramienta que proporciona un marco de valoración global de la conducta adaptativa Antropología
que presentan los individuos para desenvolverse con independencia en diversos entornos: hogar,
escuela/trabajo entre otros. Este instrumento consta para el aspecto que nos interesa analizar de
77 reactivos o ítems sobre conducta adaptativa, que se distribuyen en cuatro escalas: destrezas
motoras, sociales y comunicativas; de la vida personal y de la vida cotidiana. Asimismo, este
instrumento dispone de una quinta escala denominada “independencia general” que resume el
funcionamiento adaptativo del individuo; dicha evaluación preliminar se confronta con una
escala preestablecida [ibid.].
6
El sexo se describe una característica biológica perceptible en el cuerpo, retomada como catego-
ría de análisis es el conjunto de factores orgánicos que distinguen al hombre (macho) de la mujer
(hembra), se insertan en el conjunto de la percepción biológica y posibles comportamientos
diferenciales.
7
“La sexualidad es una categoría del comportamiento indispensable para la sobrevivencia de toda
especie animal que se organiza socialmente, en nuestro caso se significa culturalmente a través
de una construcción vivencial y racional que los diferentes grupos humanos generan y que sus
individuos integran a partir de sus experiencias de percepción e interacción desarrolladas en

213
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

tancia en el individuo para su integración como sujeto social, pues su condición


discapacitante será valorada culturalmente. Esta expresión se manifiesta con base
en una serie de reguladores sociales que congregan como “ideal” cualidades espe-
cíficas, rasgos o características como edad, género, identidad, estatus y diferencias
biológicas. Son elementos normalizadores que conjuntan estereotipos de corte
valorativo y ponen de manifiesto un principio tan humano como la “diferencia y
semejanza”, por lo tanto la generación de la noción del “otro”. Esto genera pautas
de potencialización y vulnerabilización entre los sujetos, a la vez que funciona
como base comparativa para cuestionar constantemente nuestras características,
prácticas8 y representaciones9 que entran o no en el “deber ser social”. En ese
sentido la sexualidad, tal como manifiesta Foucault [1973], es una forma de expe-
riencia culturalmente construida que se interpreta y valora, adquiere un carácter
dinámico en el contexto sociohistórico y de la experiencia personal. Por ello no
puede obviarse que en toda sociedad existen normas y valores que permiten la so-
cialización y generación de un sistema de racionalidades que construyen la noción
de normalidad y bienestar para el colectivo que lo conforma, siendo este bagaje
Edith Y. Peña

el que da sustento a la autovaloración y significación de la vida de los sujetos. En el


caso de las personas con lesión medular adquirida, sus prácticas sexuales han sido
exploradas, en su mayoría, haciendo énfasis en las deficiencias biológicas y conse-
cuencias psicológicas10 que la condición discapacitante generó en el individuo, al
comparar su situación actual con la anterior sin profundizar en las implicaciones

socioculturales.
De acuerdo con Schilder (1994), la representación del cuerpo y particularmen-
física, salud y sociedad

te del cuerpo sexuado construyen y generan una autoestima de nuestro esquema


corporal,11 imagen corporal12 y de la expresión de la intensidad del deseo o impul-

diferentes ámbitos: biológico (cuerpo, funciones y sexo), psicosocial (emociones, preferencia,


orientaciones, identidades y vinculación afectiva) y sociocultural (procesos de socialización y
sexualización, normas, tabúes y tradiciones entre otros)” [Peña, 2003:46].
8
Prácticas se refiere al conjunto organizado de comportamientos y acciones rutinarias o eventuales
que los grupos sociales llevan a cabo en diferentes escalas de lo social [Osorio, 1994:8].
Antropología

9
Representación es el sistema de nociones, creencias, orientaciones y actividades que los conjun-
tos sociales expresan respecto a una realidad social determinada, donde se sintetizan contenidos
ideológicos-culturales que obedecen a procesos sociohistóricos concretos [ibid.:3].
10
Ejemplo de esta situación son los estudios de Munro et al. (1948), Sandowski (1976), Fitzpatrick
(1974), Bors y Comarr (1960), y Comarr (1971) quienes averiguaron las consecuencias de la le-
sión en la sexualidad de los individuos con lesión medular con el ciclo de la respuesta sexual desde
un enfoque fisiológico, encontrando que dependiendo del tipo de lesión y daño en los nervios se
afectaban algunas de las respuestas fisiológicas de la respuesta sexual y control de esfínteres.
11
Según Peña Fernández, “el esquema corporal se refiere a la manera de percibir el cuerpo a
través de sus formas y funciones, es decir, su conformación o estructuración (ejemplo: cabeza,
tronco y extremidades)” [2003:43].
12
La imagen corporal, de acuerdo con Schilder, es “la representación que forma el individuo
mentalmente de su cuerpo, que no es sólo una sensación o imaginación sino la forma en que se
nos aparece a partir de un esquema corporal [...] que es siempre en cierto modo la suma de las
imágenes corporales de la comunidad entera” [ibid.:258].

214
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

so sexual, por lo cual se considera al esquema corporal un indicador dinámico de


variabilidad e integración que proporciona al sujeto la noción de salud y bienestar.
En este sentido, en la persona con discapacidad se presenta un replanteamiento y, en
algunos casos, ruptura de la imagen corporal y su consecuente pérdida de autoes-
tima, afectando su socialización y por tanto su vida sexual. Lo anterior porque al
modificarse el esquema corporal (del cuerpo natural —biológico— y del cuerpo
estimado —sociocultural—) el individuo revalora la imagen actual de su cuerpo con
referencia a la previa, mientras que por otro lado socialmente se le atribuye un
nuevo rol conforme a su estado orgánico [Peña 1998].
En este proceso de valoración del cuerpo se distinguen dos vertientes: desde el
punto de vista biológico valora en sentido funcional y estadístico el cuerpo “natu-
ral” por medio del cual se define algo como “normal”; y desde el sociocultural, se
considera al cuerpo estimado mediante el consenso y se generaliza con el objeto
de determinar la “normalización”. Ambas nociones se convierten en un discurso valo-
rativo que se expresa en una cultura, espacio y tiempo determinados y son identifica-
bles a través de comportamientos que delimitan, en las personas con discapacidad, su

Edith Y. Peña
identidad, ámbitos de desarrollo y vida sexual, así como su papel social y familiar.
Sin embargo, estas construcciones sociales marginan a estos individuos, pues su
conducta y desarrollo se ven truncados por etiquetas de corte valorativo en torno
al cuerpo que califica la normalidad [Delfín, 1984]. De igual manera, una circuns-
tancia que ha permeado a la discapacidad es que se ha correlacionado de manera


natural con la enfermedad. Sin embargo, esta relación es cada vez más distante de
la realidad, pues del estado deficitario una persona con discapacidad se encuentra

física, salud y sociedad


sana con capacidades diferentes que pueden ser o no visibles socialmente, lo que
irremediablemente influye en su contexto de interacción que motivará el replan-
teamiento de su esquema e imagen corporal respecto a la norma corporal interio-
rizada. Esto los lleva a cuestionarse y enfrentarse a sí mismos y con los demás sus
pautas de socialización13, sexualización14 y expectativas personales.

Características de la muestra
Antropología
El estudio se desarrolló con una muestra de 50 personas (11 mujeres y 39 hom-
bres) mayores de edad (entre 18 y 60 años) con lesión medular de tipo parapléjico
adquirida; 58% (cinco mujeres y 24 hombres) tienen lesión alta, y 42% (seis mujeres y
15 hombres) presentan lesión baja. Habían tenido relaciones sexuales previas a su le-
sión, se encontraban físicamente estables y no presentaban enfermedades que limi-
taran sus prácticas sexuales (diabetes, hipertensión arterial o cardiopatía coronaria).

13
Es el proceso por el cual los individuos que forman parte de una sociedad aprenden los códigos,
normas y valores culturales con los que interaccionan unos con otros, pautas que dan dirección
a su comportamiento en colectividad [Peña, 2003:57].
14
El cuestionamiento o asimilación de los cuerpos sexuados y determinadas vivencias y prácticas en
función del referente ideológico que tiene nuestra cultura sobre la sexualidad [Vendrell, 1999:14].

215
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

La edad media de la muestra es de 34.7; la edad media cuando adquirieron la


lesión, 25.6 años; y el tiempo promedio que llevan viviendo con dicha discapaci-
dad es 9.08 años. Las principales causas de adquisición de la lesión medular son: 94%
por accidentes (automovilísticos, caídas de árboles o alberca y herida por arma de
fuego) y 6% restante se debió a enfermedades adquiridas, como tuberculosis ósea
o neoplasias del sistema nervioso. En cuanto al grado máximo de escolaridad, sólo
8% presenta algún tipo de formación profesional, mientras que 92% restante oscila
su instrucción desde saber leer y escribir hasta nivel medio superior; sin embargo,
cuando existe una discapacidad, contar con cierto nivel educativo no influye en
mejores condiciones de vida (como se observará), pues 50% no cuenta con ningún
tipo de ingreso, 36% obtiene de uno a dos salarios mínimos, y 14% restante percibe
más de tres salarios mínimos. En cuanto a ocupación, 52% no tiene ninguna, 24%
no tiene salario fijo (son comerciantes dentro de su casa o ambulantes), 10% es
propietario de algún negocio (taller de electrónica, expendio de huevo y refacciona-
ria automotriz), 6% es ama de casa, sólo 4% es asalariado (empleados de gobierno),
el restante 4% es estudiante; en conjunto, ingreso y ocupación permiten ver que la
Edith Y. Peña

situación económica de más de la mitad de la muestra es difícil, pues tiene que


depender del apoyo familiar para su sustento; aunque algunos cuentan con un tra-
bajo informal éste no asegura un ingreso fijo. Dicha situación se hace más patente
al considerar el lugar de residencia, pues 60% vive con sus padres, el 34% con su
pareja (la cual tenían antes de la lesión), 4% vive con amistades y sólo un caso vive

solo; dichos porcentajes coinciden con el estado civil de las personas entrevistadas,
que corresponde a solteros, casados y divorciados, respectivamente.
física, salud y sociedad

Este panorama permite visualizar, de una manera muy general, las condiciones
de vida de los entrevistados. Se observa que debido a la adquisición de la discapa-
cidad se les han limitado las posibilidades de tener un trabajo con salario óptimo
aun cuando se tenga una profesión o algún grado de escolaridad que les permitiría
desarrollar algún tipo de actividad laboral. Sin embargo, el contexto es aún más amplio
y devela un sinfín de consecuencias, como el hecho de perder “independencia” (que
un individuo “se valga por sí mismo”, tenga salud, bienestar y sea productivo; esto
Antropología

le permite que se desplace, desarrolle, cuente con recursos propios y pueda tomar
decisiones por sí mismo, por lo tanto socializa, genera redes sociales y puede crear una
familia y amistades propias). Dicha desventaja coarta su desarrollo personal y se
les otorga la noción de persona “enferma”, ante la dificultad de vivir como una
persona “normal”. Asimismo, se crea un entorno de dependencia en lo más indispen-
sable haciendo que requieran del apoyo de otros, quienes en la mayoría de las ocasio-
nes tomarán decisiones por la persona con discapacidad.

La conducta adaptativa de la muestra


A las personas de la muestra se les realizó una evaluación de conducta adaptativa
mediante el Inventory for Client and Agency Planning (icap) con el fin de observar
sus destrezas motoras, sociales, personales y de vida cotidiana desarrolladas en el

216
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

proceso de adaptación a la lesión, las que permiten desenvolverse en diversos ám-


bitos como el hogar, escuela, trabajo y variados entornos sociales. Los resultados
pueden observarse en el siguiente cuadro.
Cuadro 1. Conducta adaptativa según irr y nf por nivel de lesión

Datos estadísticos Nivel de lesión medular

Alta T3-T12 (29 casos) Baja L1-L5 (21 casos)

x irr general 11/90 7-90 13/90

d.e. general 14/90 13/90 22/90


Destrezas
motoras
nf medio bajo 0% (0 casos) 10% (2 casos)

nf bajo 7% (2 casos) 5% (1 caso)

nf muy deficitario 93% (27 casos) 86% (18 casos)

Edith Y. Peña
x irr general 66/90 65/90 68/90
d.e. general 25/90 25/90 25/90
nf medio 28% (8 casos) 38% (8 casos)
Destrezas sociales


y comunicación nf medio bajo 28% (8 casos) 33% (7 casos)

nf bajo 14% (4 casos) 10% (2 casos)

física, salud y sociedad


nf muy deficitario 31% (9 casos) 19% (4 casos)

x irr general 16/90 10-90 23/90

d.e. general 24/90 18/90 23/90


Destrezas de la
nf medio bajo 3% (1 caso) 5% (1 caso)
vida personal
Antropología
nf bajo 7% (2 casos) 33% (7 casos)

nf muy deficitario 90% (26 casos) 62% (13 casos)

x irr general 50/90 49/90 51/90

d.e. general 31/90 28/90 35/90

Destrezas de la nf medio 3% (1 caso) 19% (4 casos)


vida
en comunidad nf medio bajo 38% (11 casos) 33% (7 casos)

nf bajo 21% (6 casos) 10% (2 casos)

nf muy deficitario 38% (11 casos) 38% (8 casos)

217
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

Datos estadísticos Nivel de lesión medular

x irr general 28/90 23/90 34/90

d.e. general 23.2/90 21/90 26/90


Índice General de
Independencia nf medio bajo 10% (3 casos) 19% (4 casos)

nf bajo 7% (2 casos) 24% (5 casos)

nf muy deficitario 83% (24 casos) 57% (12 casos)

Tabulado del nivel de funcionalidad: Muy superior equivale al índice de rendimiento relativo de
100-99/90, superior 99-98/90, medio alto 98-100/90, medio 84-94/90, medio bajo 63-82/90,
bajo 37-61/90, muy deficiente 0-34/90.

En el ámbito de las destrezas motoras15 la muestra total presentó una media del
índice de rendimiento relativo (irr) de 11/90. Esto significa que cuenta con un
Edith Y. Peña

nivel de funcionalidad (nf) muy deficitario, que se manifiesta en 90% del total de los
casos. Por lo tanto, se considera que en la mayoría de casos de la muestra existen
serias dificultades a consecuencia de la lesión medular para su desplazamiento y
coordinación de movimientos.

Al analizar las destrezas sociales y de la comunicación16 se encontró que el nivel


más alto de irr es 66/90, mismo que representa una clasificación de nf medio
física, salud y sociedad

bajo con predominio de los individuos con nivel de lesión baja, mientras que las
lesiones altas se ubican en la clasificación de muy deficitario. En este sentido, el
nivel de funcionalidad para el total de esta población con paraplejia es mayor en esta
destreza, pues aunque muchos de los casos muestran una conducta aislada debido
al proceso de adecuación a la discapacidad, la mayoría desarrolla como estrategia la
generación de redes sociales, pues la satisfacción de la mayoría de sus necesidades de-
pende de este apoyo ante las limitaciones motrices y socioeconómicas mencionadas.
Antropología

Respecto a las destrezas de la suficiencia de la vida personal,17 la muestra demostró


como media del irr 16/90, con una clasificación de nf muy deficitario que se presenta
en 76% de los casos, con una diferencia positiva para individuos con lesión baja.
Esta destreza, si bien se ve afectada por las deficiencias motrices a consecuencia de

15
Las destrezas motoras valoran la motricidad fina y gruesa relativas a movilidad, coordina-
ción motora general y precisión de movimientos.
16
Las destrezas sociales y de la comunicación valoran la interacción social en distintos entornos, así
como la comprensión y expresión del lenguaje trasmitido a través de signos, de forma escrita u oral.
17
Las destrezas de la suficiencia personal valoran la capacidad del sujeto para satisfacer sus nece-
sidades de autonomía personal, generalmente en el marco del hogar y en menor medida en otros
entornos sociales, por lo que valora destrezas relacionadas con la preparación de comida, uso
del servicio, vestido, cuidado de sí y habilidades domésticas,

218
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

la lesión medular, también implica la adaptación de los espacios y la rehabilitación


motriz que haya tenido el sujeto, posteriores a la lesión.
En las destrezas de la vida en comunidad18 se ubicó una media en el irr de 50/90
que equivaldría a un nf bajo; sin embargo, 38% de los casos tiene una clasificación
en nf muy deficitario, 35% tiene medio-bajo, 16% bajo y 15% está en medio para ambos
niveles de lesión. Dicha evaluación viene a ratificar las condiciones socioeconómi-
cas de vida encontradas en la muestra.
El índice general de independencia relativa presenta una media de 28/90 con una
clasificación en nf muy deficitario en 70% de los casos estudiados. Hay una diferencia
entre medias por nivel de lesión que se traduce en un mayor rendimiento general de
los individuos con nivel de lesión baja. Esto significa que, en general, las personas
con lesiones bajas tienen un mayor grado de independencia conforme a las destre-
zas y estrategias desarrolladas en la adaptación a la lesión medular.
Mediante los datos obtenidos por la aplicación del icap relativos a la conducta
adaptativa puede concluirse que la muestra, en general, presenta dificultades
en los ámbitos de desarrollo de destrezas motoras de manera que permita una

Edith Y. Peña
suficiencia e independencia en el ámbito personal y comunitario de los sujetos en-
trevistados, teniendo mayor dificultad las personas con lesiones altas debido a que
su lesión implica un mayor problema motriz en comparación con las bajas. Sin
embargo, la destreza que resultó con una mayor adecuación para ambos niveles
de lesión son las sociales y de la comunicación, debido a que consideran necesario


establecer relaciones sociales estables que les permitan contar con apoyo en caso de
requerirlo, al mismo tiempo se vislumbra como un ámbito donde se generan afec-

física, salud y sociedad


tividad y posibles vínculos de pareja.

Prácticas sexuales desarrolladas por la muestra


El instrumento utilizado para el acopio de información en cuanto a representa-
ciones y prácticas sexuales se generó mediante un cuestionario y entrevista a pro-
fundidad realizados bajo la propuesta de Osvaldo Quijada (1977) dividida en tres
apartados:
Antropología
En el rubro de la aproximación y atracción sexual19 se observa que tanto en hom-
bres como mujeres existe una búsqueda permanente de relaciones que los conduzcan
ya sea a tener compañía, amistad o una pareja sexual (estable o no). Destacan que

18
Las destrezas de la vida en comunidad evalúan las habilidades necesarias para un adecuado uso
de recursos y servicios de la sociedad, además de la capacidad para responder adecuadamente a
los requerimientos económicos y sociales del mundo laboral y otras situaciones sociales: las áreas
que abordan son las relacionadas con el ámbito laboral y el sentido de orientación en el hogar
y comunidad.
19
Se refiere a los medios por los cuales el individuo establece relaciones con el fin de conseguir
un acto sexual, abarca formas de cortejo y aparejamiento, mismos que están influenciados por
elementos biológicos, psicológicos y socioculturales, los gustos y estereotipos de la persona, así
como sus preferencias sexuales antes y después de la lesión.

219
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

una variable importante es el deseo sexual, el cual consideran aparece cotidiana-


mente en su vida. Por ello, buscan espacios dónde relacionarse, generalmente las
convivencias y competencias deportivas para personas con discapacidad, en donde
aplican una serie de estrategias para conocer gente, cuidando su higiene e imagen
corporal, expresarse con seguridad, ser agradables y alegres, pues consideran estar
en una situación de desventaja, por lo que su apariencia y actitud son cruciales.
Asimismo, otro ámbito para conseguir parejas sexuales son los grupos de amista-
des, los terapeutas y enfermeras, ya que debido a su condición fisiológica consideran
necesario tener confianza a la persona y sentirse seguros. Existen diferencias de
género en cuanto a los hombres al pensar que deben tomar la iniciativa, aunque
consideran como opción que algún conocido o familiar les presente a alguien
quien les interese y comentan mostrar una gama de actitudes como ser dominan-
tes, alegres o incluso temerosos e inseguros; en su mayoría consideran que no es
necesario el “amor” para tener una relación sexual. Por otra parte, las mujeres creen que
deben ser agradables y suponen que el “amor” es un elemento indispensable para
una relación sexual. Sin embargo, en ambos sexos existe la preferencia de tener una
Edith Y. Peña

pareja estable. Dentro de las principales dificultades que establecen como cruciales
para la interacción social y en consecuencia obtención de pareja se encuentran el
no contar con apoyo familiar para el traslado, falta de espacios, no tener recursos
económicos, falta de privacidad y sobre todo su estado fisiológico que los hace
sentirse inseguros para entablar relación alguna.

En cuanto a la estimulación y excitación sexual,20 se encontró que respecto a la


respuesta fisiológica sexual en el caso de los hombres, presentan diferencias por
física, salud y sociedad

nivel de lesión: en las altas, 33% no tiene erecciones completas, 42% ereccio-
nes incompletas y 25% no tiene erección ni eyaculación. Asimismo, 66% de los casos
de lesiones bajas tiene erecciones completas y 34% erecciones incompletas. En el
caso de la mujer, la aparición de la lubricación por excitación sexual depende también
del nivel de lesión: en ese sentido 61% de las mujeres con lesión alta tiene poca
lubricación y 39% no presenta lubricación o hay confusión con otros fluidos. En las
mujeres con lesión baja 17% presenta abundante lubricación y 83% poca lubrica-
Antropología

ción. Al establecer el tipo de respuesta sexual por nivel de lesión y sexo también
obtuvimos una relación con el control de esfínteres urinarias y anales: 20% de los
hombres con lesión alta controla la orina, 80% no la controla, además que 40%
controla el esfínter anal y a 60% no le es posible; quienes tienen erección completa,
incompleta o su ausencia presentan los porcentajes más altos sobre no tener control
de esfínteres. En los hombres con lesiones bajas se localizó que 80% tiene control de
ambos esfínteres, principalmente los casos que tienen erección, y 20% no controla

20
Contempla las funciones anatomo-fisiológicas y respuestas psicosociales que implican las pre-
ferencias desarrolladas por el individuo en su entorno sociocultural, la lesión medular modifica
este contexto y hace replanear no sólo la respuesta sexual fisiológica sino también las nociones,
representaciones, y por ende, las prácticas sexuales.

220
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

ambos esfínteres, porcentaje conformado por un sujeto quien tiene erección com-
pleta y dos con erección incompleta. En el caso de las mujeres con lesión alta, 20%
controla el esfínter urinario y 60% no; 40% controla el esfínter anal pero tiene
poca lubricación. En las mujeres con lesiones bajas se encontró que 100% controla
ambos esfínteres, siendo que una tiene abundante lubricación y el resto poca.
Debido a estas dificultades fisiológicas, se vuelve crucial que durante el pro-
ceso de estimulación sexual se recurra a otros sentidos por medio del ambiente,
la imaginación y las representaciones de lo que se considera erótico o sensual. La
erotización, por lo tanto, se lleva a cabo con las limitantes consabidas de la lesión
por lo que, según comentan, resulta primordial la imaginación y el recuerdo. Dentro
de los elementos estimuladores usados se encuentran películas, lubricantes, medi-
camentos y objetos de cuidado para el cuerpo (como guantes y vasoconstrictores).
Sin embargo, 40% de la muestra reconoció no usar ninguno de éstos y comentó
que parte del proceso de estimulación son el ambiente, ropa, olor, caricias y fantasías
sexuales. A pesar de estas aseveraciones, se encontró que 24% de la muestra tiene
temor a ser tocado o considera que no tiene sentido debido a la falta de sensibi-

Edith Y. Peña
lidad de algunas zonas de su cuerpo. En cuanto a la excitación sexual 6% de la
muestra no identifica cuándo está excitado por la ausencia de erección y 76% tiene
molestias en la excitación debido a las lesiones a nivel motor y sensitivo, entre las
que destacan inflamación, hiperreflexia y dolor. La orientación sexual es en su ma-
yoría heterosexual (94% de la muestra) y el resto homosexual, del cual se observó


un mínimo incremento a la práctica lésbica posterior a la lesión. La frecuencia de
las prácticas sexuales con o sin coito entre los hombres varía de una vez al mes

física, salud y sociedad


a cada seis meses, mientras que en las mujeres va de una vez por semana, por cada
mes o año.
En las técnicas sexuales21 hay una serie de dificultades motrices y fisiológicas
en el cuerpo de estas personas. Una situación que resulta modificada es el uso de
posiciones, por lo que se observa un cambio predominando las de tipo horizontal,
lateral, sentado y boca abajo, debido a la falta de movilidad y sensibilidad que
existe de la cintura hacia abajo en 80% de la muestra. En cuanto a las prácticas
Antropología
sexuales, se realizan combinaciones de caricias sin coito, así como sexo anal y
oral, dejando casi de lado el coito pene-vagina. El cambio más drástico es el uso de
implementos de higiene para el desarrollo de una actividad sexual, como condones
con contenedor de orina y uso de toallas (ambos por la falta de control de esfínte-
res) y lubricantes (casi obligados), debido a la ausencia de lubricación por estímulo
sexual. Asimismo, por la alteración de las funciones fisiológicas que desencadenan
la respuesta sexual los individuos no experimentan la sensación del orgasmo fisiológi-
co como es referido en la medicina y sexología. Sin embargo, comentan otro tipo

21
Es el ámbito que se dirige al evento del coito y el orgasmo, donde entran las condiciones que
prefieren para la realización del acto sexual, experiencia del orgasmo y cómo dichos aspectos
influyen en la respuesta sexual multidimensional de la persona con paraplejia.

221
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

de experiencia conocida en la literatura médica como orgasmo psicosomático o


“fantasma”22 que se presenta en ambos sexos, con una frecuencia de uno a seis
meses en las mujeres y de cada seis meses o año en hombres.
Respecto a las prácticas sexuales en pre y poslesión [cuadro 2], se encontró que
los individuos masculinos presentan mayores modificaciones significativas en las
prácticas realizadas: la masturbación descendió 84.61% en hombres que la prac-
ticaban antes de la lesión a 43.50% que la ejercen después de la lesión; la práctica
sexual sin coito descendió de 92.3% antes de la lesión a 56.4% después de la lesión y
la práctica sexual con coito bajó de 87.1% prelesión a 64.1% que la practicaron
después; esto se debe a las dificultades de erección y sensibilidad en la zona ge-
nital. En el caso de las mujeres, la masturbación presenta un patrón semejante al
del hombre, pues descendió su práctica de 36.36% a 18.18% que la realizan; otro
cambio se refleja en la práctica sexual sin coito, que de 100% que recurría a ella
descendió a 90.9%; de igual manera, la práctica sexual con coito que de 90.9% de
las mujeres realizaba antes de la lesión, ahora 72.7% lo efectúa. Asimismo, el reini-
cio de prácticas sexuales con o sin coito va de un periodo de una semana a cuatro
Edith Y. Peña

años, siendo los hombres quienes tardan más tiempo en reiniciar la vida sexual
posterior a la lesión. Estos hechos indican que existe una diferencia genérica don-
de las repercusiones psicosexuales de la lesión medular son más matizadas en las
mujeres, pues se considera que el aspecto psicoafectivo domina sobre el somáti-
co [Comarr, 1971] ya que no pierden su ciclo menstrual (función que se percibe como

ratificación de feminidad) [Weber y Wesman, 1971]. El hombre, debido al déficit


funcional de orden somático que presenta trastornos en la erección y eyaculación,
física, salud y sociedad

entre otros, afecta considerablemente su noción de virilidad, ya que en sociedades


como la nuestra existe una gran interiorización de la genitalización, lo cual agudi-
za su proceso de adaptación [Abraham y Pasini, 1980]. Asimismo, Bors y Comarr
(1960) al igual que en nuestro estudio, observaron que la eyaculación en pacientes
con lesión alta es muy rara y, si se presenta, se debe a una erección refleja; mientras
que en pacientes con lesión baja es más frecuente, si es incompleta es aún más re-
currente y se presenta con erección psicogénica. Esta situación fisiológica se hace
Antropología

evidente al analizar la continuidad de las prácticas sexuales pues un buen número


de hombres desistieron de realizar el acto sexual; la mayoría de los individuos
quienes no desean experimentarlo nuevamente son menores de 35 años, sufrieron
la lesión a muy temprana edad y sólo habían experimentado contactos sexuales
sin coito y algunos presentan problemas de incontinencia urinaria y/o anal. Este
es otro de los factores que causa estrés y desanima a la persona, disminuyendo e
incluso autonulificando su vida sexual.

22
Al respecto, Fitzpatrick (1974) y Zeitlin et al. (1957) reportan la existencia de orgasmos fantas-
ma manifestados por sus pacientes como otra forma de recepción de la satisfacción sexual.

222
 Cuadro 2: Prueba de Wilcoxon aplicada a variables sexuales

 pre y poslesión medular, según nivel de lesión y sexo 

Nivel de lesión alta Nivel de lesión baja


Grupo Variables pre y poslesión medular (T3-T12) (L1-L5) Observación
Femenino Masculino Femenino Masculino

1.- Frecuencia del deseo sexual 0.785 0.008* 1.000 0.569 Aumentó
Disminuyó ♂
2.- Eficacia de la conquista sexual sin llegar a la relación sexual 0.042* 0.036* 0.360 0.058*
Aumentó ♀
3.- Frecuencia de las relaciones sexuales con coito 0.109* 0.042* 0.680 0.076 Aumentó ♀

4.- Frecuencia de la búsqueda de pareja 0.317 0.000* 0.683 0.049* Disminuyó ♂ ♀

Acercamiento sexual
Disminuyó ♂
5.- Frecuencia del coito pene-vagina 0.109* 0.028* 0.273 0.070*
Aumentó ♀

223
6.- Frecuencia de la erección y lubricación 0.109* 0.000* 0.854 0.002* Disminuyó ♂ ♀

7.- Frecuencia del orgasmo fisiológico 0.068* 0.000* 0.141* 0.002* Disminuyó ♂ ♀

Ejercicio sexual
8.- Frecuencia de quienes reportan orgasmo psicológico 0.102* 0.000* 0.465 0.007* Disminuyó ♂ ♀

9.- Frecuencia de la posición horizontal 0.109* 0.001* 0.414 0.010* Aumentó ♂ ♀

10.- Frecuencia de la masturbación 0.317 0.000* 0.285 0.009* Disminuyó ♂ ♀

11.- Frecuencia de recurrir a sexoservidoras 0.317 0.002* 1.000 0.042* Disminuyó ♂

Técnicas sexuales
* Valores donde se encontró mayor significancia entre las variables pre y poslesión.    
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

Antropología física, salud y sociedad Edith Y. Peña



Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

Relación entre prácticas sexuales y conducta adaptativa


Una de las situaciones críticas cuando se presenta una discapacidad adquirida es
que el individuo tiene que adaptarse a un nuevo esquema corporal, en particular
en las personas con lesión de médula espinal, pues se debe conocer qué funciones
se modificaron. Entonces, entra en un proceso de reconocimiento, adecuación y su
posible aceptación, luego tiene que enfrentar la rehabilitación y adaptación a ese
cuerpo transformado y finalmente la reinserción social con este nuevo esquema
corporal. Dentro de dicho proceso, uno de los aspectos inevitables es la compa-
ración de su cuerpo actual con el anterior a la lesión cobrando conciencia de los
cambios permanentes y las funciones afectadas. En este sentido, la respuesta sexual
fisiológica y su sexualidad son algunos de los aspectos más problematizados.
Por estas razones se estableció la relación entre prácticas sexuales y conducta
adaptativa, donde encontramos lo siguiente:
En el ámbito de la aproximación y atracción sexual, las destrezas motoras presentan
asociación con la variable de recursos materiales, económicos y la forma de con-
quista (se delimita su desplazamiento aunado al límite fisiológico de su respuesta
Edith Y. Peña

sexual). En destrezas sociales, se relacionan con los recursos materiales, económicos,


sentimientos de rechazo y la facilidad o no de obtener parejas sexuales (se ponen
en juego sus destrezas sociales y de comunicación que les permitan, en las conta-
das ocasiones que socializan, un desenvolvimiento para generar lazos afectivos y
posibles encuentros sexuales). Las destrezas de la suficiencia personal presentan una

asociación directa con los recursos materiales, económicos, problemas al salir al


exterior y el sentimientos de rechazo (manejo del tiempo de terceras personas y
física, salud y sociedad

falta de recursos para satisfacer las necesidades personales y potencializar las


sociales).
En la estimulación y excitación sexual, tanto las destrezas motoras y sociales como de
la vida en comunidad manifiestan asociación con el sentimiento que se experimenta
al volver a tener relaciones sexuales. Finalmente, en las destrezas de la suficiencia personal
presentan relación con dar o recibir caricias y algunas prácticas sexuales como los
diferentes tipos de coitos y posiciones. En general, se observó un proceso de reconoci-
Antropología

miento del cuerpo posterior a la lesión y las funciones de respuesta sexual fisiológica,
lo cual genera un gran estrés y temor al comparar las funciones actuales con las
previas. Asimismo, comienzan a generarse formas diversas de concebir la sexuali-
dad fuera de la genitalización, lo que implica una problematización de su sexua-
lidad y un proceso de replanteamiento de los valores, normas, representaciones y
prácticas de lo que se ha considerado erótico y parte de su identidad femenina y
masculina, viéndose más afectada esta última. Del mismo modo, este proceso de
adaptación implica contar con redes sociales, medios y recursos para tener opcio-
nes, lo cual, según hemos observado en la muestra, está seriamente limitado ante
la falta de independencia, opciones laborales y relaciones sociales.
En las técnicas sexuales, las destrezas motoras se descubren mediante asociaciones signi-
ficativas en la frecuencia del sexo oral, posición lateral y recurrir a sexoservidoras;

224
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

asimismo, las destrezas sociales se relacionan con el estereotipo y representación del


cuerpo normalizado y de la persona con discapacidad. En destrezas de la suficiencia
personal se relacionan la posición cuadrúpeda, frecuencia de la erección, lubrica-
ción, orgasmo y medidas de higiene. En general, se observó que esta área es donde
la problematización y el cuestionamiento son mayores, pues se redimensionan los
estereotipos tradicionales sobre los roles sexuales de hombres y mujeres y se obliga
a la adecuación de la percepción, representación y significación de lo erótico y del
ejercicio de la sexualidad. El proceso de adaptación se vuelve crítico al grado que
20% de la muestra no ha vuelto a tener relaciones con coito, aun cuando lo desea; en
este aspecto se ponen en juego las destrezas de suficiencia personal y comunicación,
así como la capacidad de generar seguridad y autoconfianza para realizar un acto
sexual bajo el riesgo de ser rechazado o juzgado.

Consideraciones finales
En general, podemos mencionar que la persona con paraplejia encuentra limitan-
tes de tipo físico que condicionan su movilidad y desplazamiento según el grado
y tipo de lesión; en consecuencia, hay un aumento de las necesidades económicas

Edith Y. Peña
por no tener, en la mayoría de los casos, alguna fuente de empleo. De igual manera,
se manifiesta un cambio en el manejo del tiempo para la atención y/o socialización, lo
que deviene en la generación de dependencia o abandono debido a la disminución
o pérdida de la libertad para algunos miembros de la familia. Asimismo, se pre-


senta una modificación en la imagen corporal al alterarse los aspectos biológicos
y sociales preestablecidos antes de la lesión, que también condiciona la reintegración

física, salud y sociedad


social y sexual de la persona a la vez que lo impulsa a crear sus propias estrategias de
subsistencia y supervivencia. Sin embargo, las personas con paraplejia comentan que
existe un constante enfrentamiento al rechazo social y el estrés que generan los este-
reotipos de normalidad los cuales, consideran, los ponen en desventaja social.
Al realizar la medición de la conducta adaptativa por medio del icap, se obser-
vó que el estrés provocado por las limitaciones del desarrollo de las destrezas moto-
ras y la suficiencia personal son compensadas con un mayor desarrollo de destrezas Antropología
sociales y de la vida en comunidad al crear una serie de estrategias. De manera
global, al observar el igi nos percatamos que está condicionado por una serie de
factores de corte social entre los que se encuentran los económicos, edad, temor al
rechazo por la representación y estereotipo del cuerpo, discapacidad y sexualidad,
problemas de traslado, sobreprotección o abandono familiar y autoestima, entre
otros. Sin embargo, este instrumento europeo, pese a ser una herramienta alterna-
tiva para el análisis de la independencia de la persona con discapacidad, resulta
poco aplicable a este tipo de poblaciones, pues proporciona resultados globales de difícil
manejo por lo que es necesario emplear otros instrumentos estadísticos que pro-
porcionen escalas más depuradas y complementen la desarrollada.
Esto abre nuevos caminos por investigar en torno a la sexualidad de las perso-
nas con discapacidad y particularmente de la persona con lesión medular, prin-

225
Conducta adaptativa y prácticas sexuales en personas con paraplejia

cipalmente sobre su percepción en torno a la sexualidad, estrategias que generan


para resolver sus problemáticas sexuales, desarrollo de una tecnología doméstica para
minorizar los gastos económicos empleados en la adquisición de consumibles ne-
cesarios para su óptimo estado de salud y adaptación social. Son puntos por inves-
tigar que, además de este tipo de estudios, dan una panorámica de la vida sexual
de la persona con paraplejia, contribuyendo a brindar más elementos a las ciencias
médicas, sociales y humanísticas para los procesos técnicos de rehabilitación in-
tegral, que se requiere contemplen el aspecto de la sexualidad como uno de los
elementos cruciales para su aceptación personal y readaptación social.

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227
Impacto de la contaminación
atmosférica por ozono en el crecimiento,
enfermedades respiratorias y función
pulmonar de escolares en dos regiones
de la ciudad de México

 Bonfiglio Remigio Muñoz y Bojalil

Introducción
El presente trabajo se deriva de mi tesis doctoral, estudia el impacto de
la contaminación atmosférica del Distrito Federal, en el crecimiento
físico y función pulmonar de escolares cuyas familias habitan en el sur
poniente, región caracterizada por grandes concentraciones de conta-
minantes aéreos.
En este sentido, el Distrito Federal tiene varias situaciones nada
favorables que pueden agruparse en dos grandes vertientes: antro-
pogénica y natural. La situación generada por humanos incluye los
millones de personas quienes ahí habitan; disminución del capital
forestal provocado por el crecimiento de la mancha urbana; y el uso
indiscriminado del automóvil, que arroja diversos contaminantes
al aire, etcétera. La situación natural es geográfica y de altitud; sitúa al
d.f. cerca del ecuador terrestre, lo cual propicia gran cantidad de días
soleados que favorecen convertir los contaminantes aéreos primarios en
secundarios, así como una cadena montañosa que impide la adecua-
da dispersión de vientos y, por consiguiente, de los contaminantes.
Esta región se ubica a 2 240 msnm, por lo cual la atmósfera tiene
una presión de 75%, con la consecuente reducción de la presión
parcial de oxígeno; por ello, quienes viajan del nivel del mar hacia
el Distrito Federal tienen que esperar algunos días para aclimatarse.
Además, los motores de combustión queman mal los combustibles,
esto aumenta la posibilidad de producir más contaminantes aéreos
[Chávez y García, 1999].

229
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Para el crecimiento físico, los seres humanos requieren la interacción de dos


esferas: que la información genética les permita crecer y desarrollarse bien; y el
aspecto externo, buenas condiciones de vida que incluyan una buena alimentación
en calidad y cantidad. En caso de que uno, otro o ambos no sean los adecuados, la
persona tendrá alteraciones en este terreno.
Pueden obtenerse gráficas de crecimiento en longitud (talla versus edad) y velocidad
de crecimiento (ganancia en talla versus edad) en niños y niñas. Se ha estimado que ellas
crecen más tempranamente que ellos durante el brote o “empujón” del crecimiento;
pero después, los niños en promedio logran estaturas superiores a las niñas. También se
ha observado que los momentos del “empujón” del crecimiento pueden ser diferentes
en uno y otro sexo, pues hay quienes se adelantan, otros se atrasan y la mayoría lo ha-
cen coincidiendo con el promedio [Bogin, 1999:18, 36].
La contaminación del aire puede disminuir la velocidad de crecimiento, tal
como se descubrió en Cracovia, Polonia, donde se estudiaron a 958 niños de nueve
Bonfiglio R. Muñoz

años de edad durante dos años consecutivos, en dos zonas con diferente contaminación.
Una, considerada “muy contaminada”, en el centro de la ciudad, mientras la otra,
considerada “limpia”, se ubicaba en la parte sureste. Los resultados mostraron una
asociación inversa entre la concentración de contaminantes y la ganancia en talla
durante los dos años que duró el estudio. En el área de mayor concentración de con-
taminantes, los niños tuvieron -2 cm de incremento en la talla por año y en las niñas

fue de -0.14 cm [Jedrichowsky et al., 1999, 2002].


La función pulmonar se ha estudiado con los valores obtenidos en la medición
de volúmenes y flujos espiratorios, tomados con la técnica espirométrica. Se ha
física, salud y sociedad

observado que los niños tienen mayores volúmenes y flujos espiratorios que las
niñas, pero también se presentan “adelantados”, “lentos” y “normales” en las cur-
vas de crecimiento de la función pulmonar.
La contaminación del aire tiene como “órgano blanco” al aparato respiratorio.
El interés por estudiar los efectos nocivos de los contaminantes aéreos se inició en
1930 y continúa vigente.
Antropología

En la provincia de Wuhan, China, en 1993, se estudió la función pulmonar


en 604 niños de 7 a 13 años de edad, quienes vivían en el centro de la ciudad o
la periferia, obteniendo por espirometría la capacidad vital y volumen espiratorio
forzados del primer segundo en cada uno. Los contaminantes tenían mayores con-
centraciones en el centro. Se encontró que ambas mediciones de la función pulmo-
nar estaban disminuidas en los niños que vivían en el centro en comparación con
los de la periferia [He et al., 1993].
Ahora, al caracterizar a los grupos poblacionales para dicha tesis y la localidad
geográfica donde viven en el Distrito Federal se encontró que la zona sur poniente
registró altas concentraciones de ozono en el periodo comprendido entre 1993 y
1999, pues los promedios rebasaron las 0.11 partes por millón, que es el límite
menor aceptable para un aire “limpio” [cmpica, 1994].

230
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Objetivos
El trabajo tiene como objetivo general comparar dos grupos de niños y niñas entre
siete y ocho años de edad, en dos lugares del Distrito Federal con diferente grado
de contaminación atmosférica por ozono, en el periodo comprendido entre 1993
y 1999: San Nicolás Totolapan, en la delegación Magdalena Contreras; y Pedre-
gal de San Ángel, en Álvaro Obregón; valorando comparativamente el posible
impacto de la contaminación atmosférica diferencial por ozono en: a) sintomato-
logía respiratoria, b) enfermedades respiratorias, c) crecimiento físico y d) función
pulmonar.
Los objetivos específicos son: 1) establecer las similitudes o diferencias en
cuanto a los años que las familias de estos niños y niñas llevan residiendo en cada zona
geográfica; 2) establecer la presencia o ausencia de sintomatología y antecedentes de
enfermedad respiratorias en los escolares, según los años de residencia en cada lo-
calidad; 3) definir las características antropométricas de cada alumno; 4) definir

Bonfiglio R. Muñoz
las características de la función pulmonar espirométrica en los niños y niñas; 5)
establecer si los estudiantes de cada escuela tuvieron problemas en su desarrollo
físico, con base en normas internacionales; 6) establecer diferencias estadística-
mente significativas en la talla y peso según la edad, también a partir de normas
internacionales; 7) valorar si existen diferencias en la función pulmonar de los
alumnos de cada zona según la espirometría; 8) comprobar si las concentraciones de
ozono fueron diferentes en cada localidad geográfica el día del estudio espiro-


métrico; y 9) definir el impacto de la zona de residencia en la sintomatología y
antecedentes de enfermedad respiratorias, crecimiento físico y función pulmonar

física, salud y sociedad


en cada estudiante.
Con el fin de recuperar información de los años que tiene la familia viviendo en la
localidad, casa, número de cuartos, familiares convivientes, etcétera, así como los an-
tecedentes de enfermedad y sintomatología respiratorias, se enviaron a los familiares
de los alumnos dos cuestionarios para ser contestados en casa.
Para el estudio antropométrico se obtuvo la edad cronológica, talla y peso cor-
poral, así como el índice Z de la talla y peso para la edad, y la calificación de cada
Antropología
uno (de 1, muy bajo; a 5, muy alto) [Frisancho, 1993].
En cuanto al estudio espirométrico, se utilizó un espirómetro electrónico y se
obtuvo la capacidad vital forzada, volumen espiratorio forzado del primer segun-
do y el flujo espiratorio de 25% a 75% de la capacidad vital forzada.
Todas las respuestas de los familiares y las mediciones antropométricas y espiro-
métricas se capturaron en una computadora personal y se analizaron con paquetes
estadísticos Systat (1998). Los escolares y sus familias en Pedregal San Ángel son 35
(17 niñas y 18 niños); y los de San Nicolás Totolapan, 34 (18 niñas y 16 niños).

Características de las familias estudiadas


Se cuidó que las 35 familias de Pedregal San Ángel y las 34 de San Nicolás Totolapan
tuvieran características que las hicieran semejantes, pero también presentan diferencias.

231
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Actividades laborales
En el desempeño laboral de los padres, encontramos que la mayoría son empleados
en oficinas federales o privadas. Los oficios calificados (carpintero, intendente, herrero,
albañil, electricista, jardinero, enfermera, secretaria) le siguen al de los empleados, que
son más abundantes en los casos de Pedregal San Ángel. Asimismo, las labores no
calificadas (contratista, vendedor, comerciante, mesera, estilista) tienen mayor porcentaje
en las familias de San Nicolás Totolapan.
Al agrupar estas actividades, según los sectores de producción, notamos que
los padres y madres de los escolares en Pedregal de San Ángel se dedican al sec-
tor terciario; y en las familias de San Nicolás Totolapan, sólo uno se inserta en el
primario, y las madres de esa localidad en el terciario (actividad económica primaria:
la relacionada con agricultura, ganadería, caza, selvicultura y pesca; secundaria: mi-
nería, extracción de petróleo y gas, industria manufacturera, electricidad, agua y
construcción; y terciaria: comercio, transporte, comunicaciones y servicios, en este
renglón se incluyen a las amas de casa).
Bonfiglio R. Muñoz

Escolaridad
En los casos estudiados, las madres quienes han cursado la enseñanza básica (pri-
maria) tienen porcentajes más altos que los padres, pero aún así son mayores en
San Nicolás Totolapan. Son numerosos los padres con enseñanza media (secun-
daria), más los padres y madres de Pedregal San Ángel. El desempeño en el nivel

profesional (licenciatura) es semejante entre los padres de familia, no así entre sus
parejas, pues no se encontraron madres con estudios de licenciatura en San Nicolás
Totolapan. Es decir, la enseñanza básica y media es cubierta por gran cantidad de
física, salud y sociedad

padres y madres en ambas localidades, pero los más bajos porcentajes se encuentran
en el nivel medio superior (bachillerato), carreras técnicas y licenciaturas.
Algunas características de la vivienda
Todas las familias de los alumnos quienes acudían a la escuela en Pedregal de San
Ángel tienen casa propia y mayor cantidad de cuartos que las familias de San Nicolás
Totolapan. Esta situación parece propiciar un mejor entorno familiar a los estu-
Antropología

diantes de Pedregal San Ángel. Es también mayor su porcentaje de habitaciones


para ellos solos; y aunque en San Nicolás Totolapan la situación los escolares no
es similar, sí tienen cama individual.
Ingreso familiar mensual
Un alto porcentaje de las familias en San Nicolás Totolapan tiene ingresos meno-
res a mil pesos mensuales, mientras que en Pedregal San Ángel éstos son un poco
más altos. Por ello, es posible que el acceso a bienes y servicios sea mayor en ésta
que en aquélla.
Tiempo de residencia en la localidad geográfica
Las familias de Pedregal San Ángel tienen entre 2 y 20 años viviendo en la locali-
dad; las de San Nicolás Totolapan, entre 3 y 70 años.

232
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Como se verá más adelante, la edad mínima de las niñas y niños para formar
parte del presente estudio fue de siete años, por lo cual tal periodo de tiempo se
usó como referencia para agrupar a las familias. En Pedregal San Ángel, de las 17
familias con niñas, seis tienen menos de siete años viviendo en la localidad, mientras
que 11 llevan más años ahí. De las 18 familias con niños, dos tienen menos de siete
años en ese lugar, y 16 más tiempo. En San Nicolás Totolapan, de las 18 familias
con niñas, cinco tienen menos de siete años de residir ahí, mientras que 13 familias lle-
van más años. De las 16 familias con niños, cuatro han vivido menos de siete años
en la localidad, contra 12 que tienen más tiempo.

Infecciones respiratorias agudas


Las infecciones respiratorias agudas son enfermedades que se agrupan como una
sola; forman parte la rinofaringitis, faringoamigdalitis, otitis media y neumonía,
principalmente. El impacto que tienen las infecciones respiratorias agudas en la
salud de la población es muy importante. Este tipo de infecciones son causadas, en

Bonfiglio R. Muñoz
su mayoría, por virus; las respiratorias agudas se diseminan por contacto directo
con personas infectadas. Lo usual es que duren menos de 15 días y por lo general
sean autolimitadas, aunque en algunas ocasiones se complican con neumonía. Las
infecciones respiratorias agudas están entre las 10 principales causas de muerte en
la población general y entre las tres primeras en menores de cinco años, por ello se les
considera un problema de salud pública [Aldana, 2000].


La Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud informa que
de 1990 a 2002 las infecciones respiratorias, aunque han variado las tasas con los

física, salud y sociedad


años, tenían una tendencia a disminuir, en especial a últimas fechas.
Se han encontrado algunos factores que predisponen a padecer infecciones res-
piratorias agudas: factores ambientales (cambios bruscos de temperatura, contacto
con enfermos con infecciones respiratorias agudas, etcétera), individuales (niños
menores de un año, bajo peso al nacer y desnutrición, etcétera) y sociales (hacinamien-
to, escasos ingresos familiares, etcétera).
Los agentes productores de infecciones respiratorias agudas son variados. Los Antropología
que provocan rinofaringitis son los rinovirus; los presentes en las faringoamigda-
litis congestiva son los virus de influenza, parainfluenza y adenovirus; en la otitis
media son bacterias las que ocasionan las infecciones, principalmente la S. pneumo-
niae y H. influenza, mientras que en las neumonías participan en su génesis varios
virus y bacterias.
De estas observaciones se desprende la importancia por estudiar los ante-
cedentes de enfermedad respiratoria en los niños y niñas quienes viven en Pe-
dregal de San Ángel y San Nicolás Totolapan, pues respiran un aire que tiene
contaminantes.
No se hace una extensa presentación de los resultados individuales de los niños
y niñas en cada escuela, pues sería prolijo mostrarlos.
A continuación se hacen comparaciones de lo encontrado en estos aspectos.

233
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Similitudes y diferencias en los antecedentes de enfermedad y sintomatología respiratoria


Para buscar las diferencias o similitudes se agruparon a las niñas y niños con base
en la menor edad: siete años. Entonces se integraron ocho grupos diferentes según
los años que tienen las familias de residir en Pedregal de San Ángel o San Nicolás
Totolapan:
Grupo 1. Niñas de la escuela del Pedregal de San Ángel cuyas familias tienen
menos de siete años de residencia en la localidad.
Grupo 2. Niñas de la escuela del Pedregal de San Ángel cuyas familias tienen más
de siete años de residencia en la localidad.
Grupo 3. Niñas de la escuela de San Nicolás Totolapan cuyas familias tienen me-
nos de siete años de residencia en la localidad.
Grupo 4. Niñas de la escuela de San Nicolás Totolapan cuyas familias tienen más
de siete años de residencia en la localidad.
Grupo 5. Niños de la escuela del Pedregal de San Ángel cuyas familias tienen
menos de siete años de residencia en la localidad.
Bonfiglio R. Muñoz

Grupo 6. Niños de la escuela del Pedregal de San Ángel cuyas familias tienen más
de siete años de residencia en la localidad.
Grupo 7. Niños de la escuela de San Nicolás Totolapan cuyas familias tienen me-
nos de siete años de residencia en la localidad.
Grupo 8. Niños de la escuela de San Nicolás Totolapan cuyas familias tienen más
de siete años de residencia en la localidad.

Con este proceder, se busca ver con más claridad el impacto de la contamina-
ción atmosférica en los niños y niñas al residir en una u otra localidad geográfica
física, salud y sociedad

en tiempos diferentes.
Ahora bien, en la estadística la comparación de promedios tiene como base la
prueba T de Student. Al comparar el promedio de una muestra poblacional o la
población con el promedio de otra muestra o población, se ‘prueba’ si ambos son
iguales o no.
Cuando son dos muestras, la prueba T es fácil de aplicar, siguiendo las reglas de
la estadística. Pero al comparar tres o más promedios, se recurre a la técnica estadística
Antropología

de análisis de varianza (andeva o anova) para comparar múltiples promedios; y si


tiene diferencias el andeva, lo que se requiere es diferenciar cuál o cuáles prome-
dios son diferentes. Para este objetivo se utiliza la prueba de los “contrastes”, pues
es una técnica estadística ‘robusta’ que permite evitar errores de apreciación en
cuanto a las diferencias o similitudes en la comparación de múltiples promedios.
El programa utilizado para estas pruebas fue el Systat, primero con el anova,
y de haber diferencias en los promedios en general se aplicaron los contrastes con
el denominado Modelo Lineal General (General Lineal Model o glm). Cuando en el
modelo general (anova) la probabilidad de que haya diferencias es igual o menor
a 0.05, entonces se acepta que uno o varios de los promedios son diferentes, pero no
hay especificación de cuál o cuáles son; por ello se continúa con los contrastes,
que muestran en cuáles promedios hay diferencias y en cuáles no. En el caso de

234
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

que en el modelo lineal general la probabilidad sea menor a 0.05 se acepta que no
hay diferencias estadísticamente significativas en los promedios comparados. En
ocasiones, como se verá más adelante, es posible que la probabilidad sea menor a
0.05, pero cercana a esa probabilidad, por lo que se realizaron los contrastes com-
parando los promedios con la técnica de los promedios cuadrados mínimos (least
square means).
También se utilizaron pruebas no paramétricas: la del anova, de Kruskal-Wa-
llis; y la de rangos, de Mann-Whitney, en el programa Systat.
El análisis de las diferencias o similitudes entre los promedios con base en el
andeva o anova seguido de los contrastes permite apreciar cuáles promedios tie-
nen “peso estadístico” para diferenciarlos, o bien las pruebas de Kruskal-Wallis y
Mann-Whtiney.
Se presentan los resultados obtenidos con las pruebas paramétricas, pues fue-
ron los mismos para las pruebas no paramétricas.
En el cuadro 1 se aprecian los integrantes de cada grupo, el promedio y desvia-

Bonfiglio R. Muñoz
ción estándar de los años de residir en cada localidad.

Cuadro 1
Promedios y desviación estándar de los años de residencia de las familias en Pedregal
de San Ángel y San Nicolás Totolapan y número de individuos en cada grupo

Grupo 1 2 3 4 5 6 7 8


Individuos 6 11 5 13 2 16 4 12

física, salud y sociedad


Residencia 4.4 11.3 4.4 20.7 4.5 12.6 4.5 18.6
Años 1.34 4.79 1.14 16.9 0.70 2.8 1.29 17.0

En el anova, la probabilidad de encontrar diferencias en los promedios en la


cantidad de años que tienen las familias de las niñas residiendo en la localidad
geográfica resultó con significancia estadística de 0.012 (uno o varios de los pro-
medios son diferentes). Al continuar, se observó que las familias de Pedregal de San Antropología
Ángel, con poco o mucho tiempo de residencia, no tienen diferencias significativas
entre ellas; lo mismo ocurre con las familias de las niñas del Pedregal de San Ángel
con poco tiempo de vivir ahí y las de San Nicolás Totolapan con menos años de
habitar en la zona, así como con las familias con mayor tiempo de residencia en
Pedregal de San Ángel y las de pocos años en San Nicolás Totolapan. Las familias
con diferencias significativas son las que tienen poco y mucho tiempo de residir en
Pedregal de San Ángel con las de mucho tiempo de vivir en San Nicolás Totolapan,
así como las que tienen poco tiempo en San Nicolás Totolapan respecto a las que
tienen más años en esa localidad.
Para el caso de las niñas de una y otra localidades no se encontraron diferen-
cias significativas en las enfermedades respiratorias en la infancia, pues la F encon-
trada fue de 2.214 y la probabilidad de diferencias fue de 0.106.

235
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

En los antecedentes de enfermedad respiratoria antes de los dos años de edad, en


el anova la probabilidad de que fueran diferentes fue de 0.001, en los contrastes se
observó que las niñas de Pedregal de San Ángel cuyas familias tenían poco tiempo
residiendo en la localidad eran quienes tenían mayores diferencias significativas con
las de los otros tres grupos, mientras que las de los grupos 2, 3 y 4 no tuvieron diferen-
cias significativas entre sí en este antecedente.
Tanto en las niñas de Pedregal de San Ángel como en las de San Nicolás To-
tolapan no se encontraron diferencias significativas en los antecedentes de tos y
expectoración.
Las sibilancias tuvieron una mayor incidencia en las niñas de Pedregal de San
Ángel cuyas familias llevaban poco tiempo en la localidad, que en las de San Nicolás
Totolapan; pero no tuvieron diferencias significativas entre las niñas de Pedregal de
San Ángel con mucho tiempo residiendo en el lugar ni entre las niñas de San Nico-
lás Totolapan con poco o mucho tiempo de vivir ahí. No se encontraron diferen-
cias significativas en la última ocasión cuando se les presentaron las sibilancias, su
Bonfiglio R. Muñoz

duración, medicamentos para combatirlas ni tampoco después de ejercicio físico.


En los padecimientos que presentaron las niñas en los últimos 12 meses no se encon-
traron diferencias significativas entre los cuatro grupos en bronquitis, pulmonía o
bronconeumonía y otalgias, pero sí en cuanto a los antecedentes de otro tipo de
infecciones respiratorias agudas, pues las del grupo 1 las padecen más que las de los
grupos 3 y 4.

Respecto a las familias de los niños, en la prueba anova se encontró una P


0.082, con lo cual no hay diferencias significativas en el tiempo de residencia de
física, salud y sociedad

las familias.
En cuanto los antecedentes de enfermedad respiratoria en la infancia (bronquio-
litis), se encontraron diferencias significativas entre los grupos. Son los niños de Pe-
dregal de San Ángel cuyas familias tienen poco tiempo de residir en la localidad
(grupo 5) quienes presentaron la mayor incidencia; mientras que en los niños de
esta misma escuela con familias de mucho años viviendo en la zona (grupo 6) y los
niños de San Nicolás Totolapan con familias de poco (grupo 7) o mucho tiempo
Antropología

(grupo 8) residiendo ahí no tuvieron diferencias significativas entre sí. El antecedente


de haber padecido enfermedad respiratoria antes de los dos años de edad no tuvo dife-
rencias significativas entre los cuatro grupos de niños.
El antecedente de toser al despertar tiene mayor incidencia en los niños de la
escuela en Pedregal de San Ángel cuyas familias tienen poco tiempo de residir
ahí. En cuanto a si el niño tose continuamente, la incidencia fue mayor en los
niños de esta misma escuela cuyas familias llevan pocos años viviendo en la localidad,
comparados con los niños de esta misma escuela con familias que llevan mucho
residiendo en la zona y con los niños de San Nicolás Totolapan con familias de
mucho tiempo en el lugar, pero no tienen diferencias con los niños de San Nico-
lás Totolapan cuyas familias tienen poco tiempo de residir en la localidad; en las
comparaciones entre los otros grupos, no se encontraron diferencias significativas.

236
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

En los antecedentes de que el niño tose al despertar y continuamente por varios años,
los niños de Pedregal de San Ángel cuyas familias llevan poco en la zona tienen la
mayor incidencia, sin encontrar diferencias significativas entre los otros grupos.
Los niños de esta misma escuela de familias con poco tiempo en la zona tosen con
frecuencia en el día y noche, pues la mayor incidencia se encontró en ese grupo de
niños al compararlo con los otros grupos, sin encontrar diferencias significativas
entre los restantes.
Respecto a los antecedentes de congestión de pecho, la mayor incidencia se en-
cuentra en los niños de Pedregal de San Ángel cuyas familias tienen pocos años en
el lugar al compararlos con los otros grupos, sin encontrar diferencias significati-
vas entre los restantes. En los antecedentes de congestión del pecho con expectora-
ción son más los casos en el grupo de niños de Pedregal cuyas familias llevan poco
en la zona, pues tienen la mayor incidencia al compararlo con los otros grupos,
sin encontrar diferencias significativas entre los restantes. En los antecedentes de
congestión de pecho con expectoración que dura tiempo hay más frecuencia en

Bonfiglio R. Muñoz
los niños de esta misma escuela con familias que llevan poco tiempo viviendo ahí
al compararlo con los otros grupos, sin encontrar diferencias significativas entre
los restantes.
En los antecedentes de sibilancias, los niños de Pedregal San Ángel cuyas fa-
milias tienen poco tiempo de residir en la localidad tienen la mayor incidencia al
compararse con los otros grupos, sin encontrar diferencias significativas entre los


restantes. La última ocasión que se presentaron las sibilancias fue mayor en los
niños de esta misma escuela con familias de menor tiempo residiendo en la zona, al

física, salud y sociedad


compararlos con los otros grupos de niños, sin encontrar diferencias significativas
entre los restantes. También en Pedregal, las sibilancias duran más en los niños
cuyas familias llevan poco de vivir ahí, al compararlos con los otros grupos de niños,
sin encontrar diferencias significativas entre los restantes. Y el utilizar medica-
mentos para quitar las sibilancias tiene más incidencia en los niños de familias con
menos años en la zona al compararlos con los otros grupos de niños, sin encontrar
diferencias significativas entre los restantes. Las sibilancias se presentaron después Antropología
de hacer ejercicio físico en los niños de Pedregal de San Ángel cuyas familias tie-
nen poco tiempo de residir en el lugar al compararlos con los niños de la escuela
de San Nicolás Totolapan con familias de poco o mucho tiempo de vivir ahí, no así
entre los otros grupos de niños. No se encuentran diferencias significativas en el diag-
nóstico de asma, aunque dos de los niños en Pedregal de San Ángel presentaron esta
situación.
Al hablar en torno a los antecedentes de haber padecido bronquitis, pulmonía
u otalgia en los últimos 12 meses, no se encontraron diferencias significativas entre
los grupos de niños. En los antecedentes de haber enfermado por otro tipo de infec-
ciones respiratorias agudas, los niños de la escuela del Pedregal de San Ángel cuyas
familias tienen poco tiempo de residir en la localidad tienen mayor incidencia que
los de esta misma escuela con familias de mayor tiempo viviendo ahí, así como los

237
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

niños de San Nicolás Totolapan con familias de poco o mucho tiempo residiendo
en la zona y entre los grupos de niños de Pedregal de San Ángel con familias de
más años de vivir en la localidad y los de San Nicolás Totolapan cuyas familias
llevan mucho tiempo ahí.

Semejanzas y diferencias en la antropometría, espirometría y concentraciones de ozono


En las mediciones antropométricas y espirométricas no hubo diferencias significa-
tivas entre las niñas de los cuatro grupos, sino entre las concentraciones de ozono,
pues la mayor concentración se encontró en los días del estudio espirométrico de
las niñas del grupo 1 en comparación con las del 2, 3 y 4, así como en los días
cuando se hizo el estudio espirométrico de las niñas del grupo 2 en comparación
con las del 3 y 4.
En los niños se encontraron diferencias significativas entre los cuatro grupos en
edad, capacidad vital forzada flujo espiratorio de 25% a 75% de la capacidad vital
forzada, y concentraciones de ozono de los días cuando se hicieron los estudios
Bonfiglio R. Muñoz

espirométricos. No se encontraron diferencias significativas en el volumen espira-


torio forzado del primer segundo.
La edad es mayor en los niños de los grupos 5 y 6 que en los del 8; en el resto
no hubo diferencias significativas al respecto.
La capacidad vital forzada fue diferente y mayor en los niños de los grupos 7 y
8 que en los del 6; en el resto no hubo diferencias significativas.

El flujo espiratorio de 25% a 75% de la capacidad vital forzada fue diferente y


menor en los niños del grupo 5 que en los de 6, 7 y 8; no hubo diferencias signifi-
física, salud y sociedad

cativas en el resto.
Se encontraron diferencias significativas entre las concentraciones de ozono,
pues la mayor concentración se encontró en los días del estudio espirométrico de los
niños de los grupos 5 y 6; y las más bajas, en los de 7 y 8.
En 1995, las concentraciones de ozono se encontraron entre 4.536 y 5.544,
mientras que en 1999 fueron de entre 0.137 y 0.214 ppm.
Antropología

Discusión y conclusiones
Con base en lo expuesto, se aprecia que la infraestructura urbana en Pedregal
de San Ángel es bastante mejor que en San Nicolás Totolapan, por ello no es de
extrañar que las familias quienes viven en la primera tengan mejores condiciones
de vida que en la segunda. Sin embargo, en las niñas recién llegadas a Pedregal de
San Ángel fue más alta la incidencia a padecer alguna enfermedad respiratoria an-
tes de los dos años de edad. La tos tuvo la misma frecuencia en las niñas de una y
otra localidades. Las sibilancias tienen mayor incidencia en las niñas de Pedregal
que en la de San Nicolás Totolapan, en especial en las recién llegadas, así como a
otras infecciones respiratorias agudas (faringitis, amigdalitis, rinofaringitis, farin-
goamigdalitis) que las de los otros grupos (cuadro 2).

238
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Cuadro 2.
Análisis de varianza en la sintomatología y en los antecedentes
de enfermedad respiratoria en las niñas

Antecedente R múltiple F P
Enfermedad respiratoria
0.420 2.214 0.106
en la infancia

Enfermedad respiratoria
0.633 6.91 0.001*
antes de los 2 años de edad

Enfermedad cardiaca
– – –
al nacer

Tos al despertar 0.299 1.018 0.398

Bonfiglio R. Muñoz
La tos le dura menos de
0.237 0.617 0.609
una semana
La tos le dura más de una
0.299 1.018 0.398
semana

Tos en años anteriores 0.317 1.157 0.342


Se le congestiona el pecho 0.208 0.467 0.708

física, salud y sociedad


Flemas 0.156 0.258 0.855
La congestión y flemas le
0.233 0.541 0.658
duran días

Tiene sibilancias 0.437 2.437 0.083


Antropología
Última ocasión que tuvo
0.299 1.018 0.398
sibilancias

Las sibilancias le duran



horas
Las sibilancias le duran

días
Usa medicamentos para

sibilancias
Tiene sibilancias después

de ejercicio

239
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Antecedente R múltiple F P
Tiene asma –
Bronquitis en el último

año
Bronconeumonía o pulmo-

nía en el último año
Otalgia 0.237 0.614 0.611
Otras infecciones
0.437 2.437 0.083
respiratorias agudas
– Sin diferencias en las varianzas.
* Con significancia estadística.
Bonfiglio R. Muñoz

En cuanto a los niños, se aprecia que los recién llegados a Pedregal de San
Ángel tienen mayor incidencia en la sintomatología y antecedentes de enfermedad
respiratoria que los otros grupos de niños (cuadro 3).

Cuadro 3.

Análisis de varianza en la sintomatología y en los antecedentes


de enfermedad respiratoria en los niños
física, salud y sociedad

Antecedente R múltiple F P
Enfermedad respiratoria en
0.486 3.095 0.042*
la infancia

Enfermedad respiratoria
0.185 0.353 0.787
antes de los 2 años de edad
Antropología

Enfermedad cardiaca

al nacer

Tos al despertar 0.722 10.915 0.0001

La tos le dura menos de


0.448 2.504 0.078
una semana
La tos le dura más
1.000 1286.7 0.0001*
de una semana

La tos en años anteriores 1.000 1286.7 0.0001*

240
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Antecedente R múltiple F P
Se le congestiona el pecho 0.689 9.035 0.0001*

Se acompaña de flemas 0.497 3.287 0.034*

La congestión y las flemas


0.497 3.287 0.034*
le duran días

Tiene sibilancias 0.655 7.496 0.001*

Última ocasión que tuvo


0.710 10.168 0.0001*
sibilancias

Las sibilancias
0.421 2.157 0.114
le duran horas
Las sibilancias

Bonfiglio R. Muñoz
0.710 10.168 0.0001*
le duran días
Usa medicamentos
0.811 19.176 0.0001*
para sibilancias

Tiene sibilancias
0.421 2.157 0.114
después de hacer ejercicio


Tiene asma 0.185 0.353 0.787

física, salud y sociedad


Bronquitis
0.185 0.353 0.787
en el último año

Bronconeumonía o

pulmonía en el último año

Otalgia 0.387 1.765 0.175


Antropología
Otras infecciones
0.622 6.314 0.002*
respiratorias agudas

– Sin diferencias en las varianzas.


* Con significancia estadística.

En las mediciones morfofuncionales de las niñas se aprecia que la edad es


muy parecida entre los grupos, pero que las de familias con mayor tiempo viviendo
en San Nicolás Totolapan tienen, en promedio, la edad menor (7.538 años y meses
decimales). Las diferencias en las concentraciones de ozono en los días del estudio
espirométrico tienen significancia estadística, pues fueron mayores en el aire ambiente
de Pedregal de San Ángel (cuadro 4).

241
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Cuadro 4.
Niñas. Análisis de varianza en las mediciones morfofuncionales
y concentraciones de ozono

R múltiple F P

Edad 0.444 2.532 0.075

Talla 0.210 0.475 0.702


Peso 0.227 0.559 0.646

Z talla/edad 0.209 0.471 0.705

Z peso/edad 0.228 0.569 0.640

cvf 0.416 2.156 0.113


Bonfiglio R. Muñoz

vef1 0.313 1.123 0.355

F25 0.260 0.749 0.531

Ozono 0.987 400.393 0.0001*


* Con diferencias estadísticas significativas.

física, salud y sociedad

En los niños se encontró que la menor edad fue de quienes asisten a la escuela
en San Nicolás Totolapan cuyas familias llevan más tiempo de radicar en esa lo-
calidad. En las mediciones morfofuncionales, notamos que las distinciones esta-
dísticas significativas fueron en la capacidad vital forzada y la velocidad del flujo
espiratorio. Las diferencias en cuanto a las concentraciones de ozono en el día
del estudio espirométrico fueron mayores en el aire ambiente de Pedregal de San
Ángel (cuadro 5).
Antropología

Cuadro 5.
Niños. Análisis de varianza en las mediciones morfofuncionales
y concentraciones de ozono

R múltiple F P
Edad 0.532 3.957 0.017*
Talla 0.239 0.604 0.617
Peso 0.163 0.273 0.845
Z talla/edad 0.276 0.823 0.492
Z peso/edad 0.051 0.026 0.994

242
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

cvf 0.467 2.788 0.058*


vef1 0.345 1.353 0.276
F25 0.498 3.300 0.034*
Ozono 0.985 330.531 0.0001*
* Con diferencias estadísticas significativas.

Para identificar las desviaciones de lo normal, tanto en la talla para la edad


como en el peso para la edad, se agruparon a niñas y niños con base en la califica-
ción del índice Z. La agrupación se muestra en el cuadro 6 y los resultados de las
agrupaciones en el cuadro 7.

Cuadro 6
Z talla/edad Z peso/edad Agrupación

Bonfiglio R. Muñoz
1 1 1
1 2 2
1 3 3
2 1 4
2 2 5
2 3 6


3 1 7
3 2 8

física, salud y sociedad


3 3 9
3 4 10
3 5 11
5 5 12

1: Muy bajo, 2: Bajo, 3: Normal, 4: Alto, 5: Muy alto.


Antropología

243
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Cuadro 7
Cantidad de individuos con base en la agrupación
y años que llevan las familias de residir en la localidad

Niñas Años de residir Agrupación Cantidad de individuos


Pocos 3 1
Pocos 6 1
Pocos 9 4
Pedregal de Muchos 5 1
San Ángel
Muchos 6 2
Muchos 8 1
Bonfiglio R. Muñoz

Muchos 9 7
Pocos 5 1
Pocos 6 1
Pocos 8 1
Pocos 9 1

Muchos 1 1
San Nicolás
física, salud y sociedad

Muchos 2 1
Totolapan
Muchos 3 1
Muchos 6 2
Muchos 9 6
Muchos 10 1
Antropología

Muchos 11 1

Niños Años de residir Agrupación Cantidad de individuos

Pocos 6 1
Pocos 9 1
Pedregal de
Muchos 2 1
San Ángel
Muchos 6 3
Muchos 8 1

244
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Cuadro 7 (continuación...)

Niños Años de residir Agrupación Cantidad de individuos


Muchos 9 8
Pedregal de
Muchos 11 1
San Ángel
Muchos 12 1
Pocos 3 1
Pocos 5 1
Pocos 9 1
San Nicolás
Totolapan Pocos 10 1
Muchos 6 2

Bonfiglio R. Muñoz
Muchos 9 10

Dos niñas de la escuela en Pedregal San Ángel cuyas familias llevan poco tiem-
po residiendo en la localidad tienen disminución de talla: una con talla muy baja y
peso normal, y la otra con talla baja y peso normal; las otras cuatro niñas presen-
tan talla y peso dentro de los rangos normales.


Una de las niñas de Pedregal de San Ángel cuya familia lleva mucho tiempo vi-
viendo en la zona tiene talla y peso bajos; dos niñas presentan talla baja pero peso

física, salud y sociedad


normal; una niña más, talla normal y peso bajo; y siete niñas, talla y peso normales.
Asimismo, una niña de la escuela en San Nicolás Totolapan cuya familia tiene
poco tiempo de residir en la localidad presenta talla y peso bajos; otra, talla baja y peso
normal; otra niña tiene talla normal y peso bajo; y sólo una, la talla y peso dentro del
rango normal.
En esta misma escuela, una niña cuya familia lleva muchos en la zona tiene talla y
peso muy bajos; otra presenta talla muy baja y peso bajo; una más, talla muy baja Antropología
y peso normal; dos niñas más tuvieron talla baja y peso normal; seis presentaron
talla y peso normales; una tuvo talla normal y peso alto; y una más, talla normal
y peso muy alto.
Respecto a los niños en Pedregal de San Ángel, uno de ellos cuya familia tiene
poco tiempo en la localidad tiene talla baja y peso normal, otro presenta talla y
peso normales.
Uno de los niños en esta misma escuela cuya familia tiene mucho tiempo de re-
sidir en la zona tiene talla muy baja y peso bajo; tres, talla baja pero peso normal;
otro, talla normal y peso bajo; ocho niños más, talla y peso normales; uno presenta
talla normal y peso alto; y otro, talla y peso muy altos.
En la escuela de San Nicolás Totolapan, un niño cuya familia lleva poco de
vivir en la zona tiene talla baja y peso normal; otro, talla y peso bajos; sólo uno

245
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

presenta talla y peso normales; y otro niño tiene la talla dentro del rango normal
y el peso alto.
Dos niños de la escuela en San Nicolás Totolapan, cuya familia reside ahí
desde hace mucho tiempo, tienen talla baja y peso normal; y 10 niños, talla y peso
normales.
Entonces, la diversidad de modificaciones en el crecimiento físico de las niñas
y niños entre ambas localidades van de talla y peso muy bajos hasta talla y peso
muy altos. Esto hace suponer que están influyendo factores genéticos y ambientales,
más aún en la etapa en la cual se encuentran los escolares estudiados, pues aún no
han terminado de crecer.
Además, se buscaron los vínculos entre función pulmonar, crecimiento y con-
centraciones de ozono en el aire para definir cuál o cuáles estaban más relaciona-
dos (cuadro 8).
Bonfiglio R. Muñoz

Cuadro 8
Análisis de regresión: función pulmonar, crecimiento y ozono

Capacidad vital
R múltiple: 0.502 N = 35
Niñas
Coeficiente P

Constante 1.818 0.136


Talla -0.007 0.510
física, salud y sociedad

Peso 0.033 0.014


Ozono -0.024 0.214
Capacidad vital
R múltiple: 0.505 N = 34
Niños
Coeficiente P
Constante -2.467 0.101
Antropología

Talla 0.039 0.006


Peso -0016 0.159
Ozono -0.064 0.002
Flujo espiratorio (F25)
R múltiple: 0.530 N = 35
Niñas
Coeficiente P
Constante -2.971 0.180
Talla 0.035 0.082
Peso 0.032 0.173

246
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

Cuadro 8 (continuación...)

Flujo espiratorio (F25)


R múltiple: 0.530 N = 35
Niñas
Ozono -0.032 0.369
Flujo espiratorio (F25)
R múltiple: 0.728 N = 34
Niños
Coeficiente P

Constante -3.481 0.004

Talla 0.044 0.000

Peso -0.012 0.173


Ozono -0.045 0.004

Bonfiglio R. Muñoz
En las niñas, el impacto del peso corporal en la capacidad vital tiene gran signi-
ficancia estadística, pues si éste aumenta también lo hará la capacidad vital. La ta-
lla o concentración de ozono en el aire parecen no influir en la dicha capacidad.
La talla y el ozono en los niños tienen impacto en la capacidad vital, con gran
significancia estadística; al aumentar la talla también lo hará la capacidad vital,


pero al aumentar el ozono disminuirá esta medición de la función pulmonar.
En las niñas, el flujo espiratorio no está relacionado en significancia estadística

física, salud y sociedad


con el peso corporal, talla o concentraciones de ozono.
La talla y concentraciones de ozono tienen gran impacto en el flujo espiratorio
en el caso de los niños, pues al aumentar la talla también lo hace esta medición de
la función pulmonar; pero al aumentar las concentraciones de ozono se presenta el
efecto opuesto, de modo muy parecido a lo que ocurre con la capacidad vital.
En conclusión, los niños resienten más los efectos de la contaminación atmos-
férica que las niñas, tanto en la sintomatología como en las pruebas de función Antropología
pulmonar. Además, pudo apreciarse que a los niños con poco tiempo de residir
en Pedregal de San Ángel el ozono les disminuye el flujo espiratorio, forzando de
25% a 75% la capacidad vital, lo cual se interpreta como una obstrucción de las
vías aéreas de pequeño tamaño. Mientras tanto, a los niños con más años viviendo
en esta localidad el ozono les disminuye la capacidad vital, interpretado esto como
una disminución del volumen pulmonar funcional.
Es difícil encontrar una explicación cabal para los efectos diferenciales del ozo-
no en niñas y niños. No obstante, especulando, podría ser que ellas tengan más protec-
ción contra el oxidante al producir mayor cantidad de superóxido-dismutasa, la enzima
que ayuda a destruir los radicales del tipo del ozono, o bien que están mejor dotadas para
resistir los efectos de la contaminación atmosférica. Es de esperar que algún estudio
futuro diseñado con este propósito despeje esta incógnita.

247
Impacto de la contaminación atmosférica por ozono

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física, salud y sociedad
Antropología

248
La experiencia del cáncer de mama
en mujeres mexicanas que acuden
al Grupo Reto*1

 Diana Laura Villegas Muñoz


Florencia Peña Saint Martin

Introducción
Este trabajo aborda un hecho “médico-biológico” de gran impor-
tancia epidemiológica actual: el cáncer de mama en mujeres; pero
lo hace desde la antropología, es decir, recuperando la vivencia de los
actores —las actrices en este caso— en sus existencias y cuerpos, en
la resignificación de su identidad y familias, etcétera. En este sen-
tido, trasciende la mirada de la enfermedad como evento clínico
para poner en el panorama de análisis la experiencia cotidiana de ésta
en seres humanos específicos, significados de cultura y dotados de
emociones, sentimientos y expectativas en la vida.
Sin duda el conocimiento científico, pero también los imagina-
rios e incluso los estereotipos estigmatizantes de algunas enfermedades
que forman parte de estos imaginarios, como cáncer y sida (fuerte-
mente asociados con desesperanza, mutilación y muerte), tienen un
impacto directo en la experiencia de la enfermedad y terminan por for-
mar parte de la misma desde la vida de quienes las padecen [Sontag,
1979]. Además, si en general el cáncer como enfermedad se asocia
con sufrimiento, el de mama significa para las mujeres la pérdida de
una de las bases corporales más importantes de la feminidad, social
y culturalmente construida.
En este contexto, si la mutilación es muy difícil de soportar dado,
que por sí misma es capaz de generar sentimientos devastadores y
estigmas sociales, la de mama conllevan una resignificación de la
identidad muchas veces negativa, por el miedo o la necesidad real


Este trabajo se basa en la tesis de licenciatura en antropología social de Diana
Laura Villegas Muñoz (2006), dirigida por Florencia Peña.

249
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

de la extirpación de una o ambas mamas, por su asociación simbólica con la femi-


nidad. Por tanto este estudio, desde la antropología, se propone indagar cómo se
vive el cáncer de mama a partir de situaciones sociales y representaciones culturales
en donde la identidad femenina, cuerpo, estigma de la enfermedad y mutilación de
los senos no pude soslayarse del análisis del padecimiento.
Una de las principales contribuciones de esta investigación, a pesar de que aquí
no se desarrolla, es el hallazgo de que la experiencia del padecimiento en mujeres
más jóvenes, solteras y sin hijos, es muy diferente al de las mayores, casadas y
con hijos. Y también que para las primeras casi no existen experiencias de ayuda
peña

efectiva ni grupos de soporte; ellas no se sienten identificadas prácticamente con


nadie, ni siquiera con sus compañeras del grupo de autoayuda. Otra conclusión im-
Diana Laura Villegas • Florencia

portante es que la sociedad tiene que resignificar esta enfermedad con el fin de que
las mujeres conozcan mejor las medidas de diagnóstico temprano, sus síntomas
y riesgos, y que estén mejor preparadas para detectarla en fases iniciales y actuar
en consecuencia, así como para enfrentar en mejores condiciones el diagnóstico y
terapéutica cuando la mutilación sea necesaria (incluso a veces bilateral y radical).
Por tanto, se trata de un tema al cual falta mucho por investigar, ojalá sea continuado
y profundizado en el futuro para prevenir mejor y poner en marcha acciones com-
plementarias a las recomendaciones médicas que tomen en cuenta a las mujeres
como seres humanos, yendo más allá de la simple terapéutica clínica.
En esta investigación el trabajo de campo fue realizado en el Grupo de Recupe-

ración Total a.c. (reto), grupo de autoayuda que reúne como voluntarias a muje-
res que padecieron cáncer de mama y ofrecen su experiencia, respaldo psicológico
física, salud y sociedad

y apoyo moral a las nuevas enfermas de esta patología para ayudarlas en la acepta-
ción del diagnóstico, la terapéutica, su recuperación y reincorporación social.
Estamos conscientes de que al recurrir a reto se incluyeron en el análisis sola-
mente a mujeres con cierto capital cultural que las llevó a la posibilidad de vivir la
experiencia del cáncer de mama dentro de un grupo de autoayuda, lo cual es un
recurso el cual no todas las mujeres que viven esta experiencia tienen. En el futuro
pretendemos investigar la experiencia de este padecimiento en mujeres sin este
Antropología

soporte social, cuando son diagnosticadas y tratadas por cáncer de mama supo-
nemos que como consecuencia de una mayor vulnerabilidad social.
El trabajo de campo dejó claro que las diferentes características sociodemo-
gráficas de las nuevas pacientes, como su edad, estado civil y red social, matizan las
formas de expresión de este padecimiento, haciendo disímiles sus experiencias. Este
contexto no fue suficientemente desarrollado en esta investigación, queda pendiente
también para su abordaje futuro.

Estrategia de investigación
• Valorar la magnitud del cáncer de mama como problema epidemiológico tanto
a nivel nacional como internacional y elegirlo como tema a desarrollar desde la
experiencia de las mujeres.

250
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

• Entender la llamada “historia natural” del cáncer de mama en mujeres, pero


considerando que ésta siempre se corporaliza en vidas femeninas concretas y
específicas que la singularizan.
• Elegir a reto como el lugar de recolección de datos y asistir a diez de sus sesio-
nes entre abril y julio de 2006 para realizar observación directa, como parte del
método etnográfico.1
La observación directa es información de primera mano en torno al compor-
tamiento cotidiano [Kottak, 2002:27]. Se lleva a cabo en presencia del interesado
en la experiencia social elegida para ser observada y anotando de forma porme-

peña
norizada todos los elementos o actividades de interés para la pregunta de inves-
tigación seleccionada, registrando también las impresiones personales y hechos

Diana Laura Villegas • Florencia


colaterales importantes al tema que se investiga. En dichas notas deben incluirse
tanto el lugar como el momento de las observaciones, además de las personas
presentes y contextos relevantes [Pastor, 2001:30]. De ser posible, se recomienda
tomar fotografías o videos, siempre con la autorización “del observado”.
• Aplicar un cuestionario estandarizado a las mujeres que asistieron a la sesión
del 4 de julio de 2006 (anexo 1) para recabar la misma información de todas las
asistentes. Los cuestionarios son una relación mediata entre quien recaba la in-
formación y quien la proporciona, dado que está de por medio un instrumento
escrito que luego es codificado y analizado cuantitativamente (aunque también


puede hacerse cualitativamente). Para el desarrollo de este trabajo se utilizó un
cuestionario sociodemográfico (anexo 1) con el propósito de obtener datos sobre
la población que asistía a reto. Fue aplicado durante un día de sesión a todas las

física, salud y sociedad


asistentes (que al azar resultaron ser 19), mismo que fue respondido sin inconve-
nientes dado el nivel educativo de las asistentes. Después de aplicar el cuestionario,
se codificó, analizó y procesó la información con el programa spss.
• Elegir a una de las psicólogas del grupo y a una paciente para realizar una en-
trevista a profundidad con cada una.
Las entrevistas a profundidad son encuentros cara a cara entre investigador
Antropología
e “informantes”; están dirigidas hacia la comprensión de las perspectivas que
éstos tienen respecto a sus vidas, experiencias o situaciones y contextos espe-
cíficos, son expresados con sus propias palabras. Entre los elementos más im-
portantes en esta clase de técnica está que el entrevistador, quien sirve como
recolector de datos, debe procurar que la conversación sea entre iguales, para
lo cual su papel consiste no sólo en obtener respuestas, sino también en saber
qué preguntar y cómo hacerlo. Se recomienda grabarlas y tomar notas com-
plementarias, así como enriquecerlas con fotos y/o videos, siempre con el con-
sentimiento informado y expreso del entrevistado. Para la realización de las
entrevistas a profundidad se elaboró un guión previo (anexo 2) y se procuró

1
El trabajo de campo fue llevado a cabo por Diana Laura Villegas Muñoz.

251
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

que las entrevistadas hablaran libremente de su padecimiento para, al término,


puntualizar lo que se buscaba.
Para la obtención de datos a partir de entrevistas a profundidad se selec-
cionaron dos informantes. Los informantes son individuos que proporcionan
voluntariamente su punto de vista acerca de algo, deben escogerse como tales a
miembros bien situados en la sociedad y los procesos que se estudian [Aguirre,
1997:73]. De la observación detenida de un conjunto de individuos se seleccionan
a quienes puedan proporcionar la información más importante por su experien-
cia en el problema de investigación elegido. Al seleccionarlos se convierten
peña

en informantes clave; es decir, personas que debido a su experiencia, talento,


preparación o por casualidad, pueden aportar datos más útiles y completos so-
Diana Laura Villegas • Florencia

bre ciertos aspectos sociales y/o culturales en particular [Pastor, 2001:30]. En


este trabajo las informantes clave se eligieron en el contexto de la observación
directa, aplicación de los cuestionarios y el ejercicio de realizar entrevistas ca-
suales. Como informantes clave se incluyeron: a una psicóloga del grupo quien
ha atendido a muchas de las asistentes al grupo reto a lo largo de varios años
y ha leído los expedientes de casi todas, y a una paciente muy extrovertida (aquí
referidas como Ofelia y Eloísa, respectivamente, aunque éstos no son sus nom-
bres reales).
• Indagar mediante pláticas y entrevistas casuales mayor información en torno a la
experiencia del cáncer de mama, mastectomía y quimioterapia, así como su impacto

en la identidad femenina según edad, estado civil y contexto familiar de las mu-
jeres y familiares que acudían a Grupo reto. Esto se hizo al final de la observa-
física, salud y sociedad

ción directa de las sesiones; se realizaron siete entrevistas casuales a pacientes y


nueve a familiares (n=16). Estas entrevistas casuales son conversaciones no es-
tructuradas con personas concretas para obtener o corroborar información. Esta
metodología se aplicó también a mujeres quienes no accedieron a la entrevista a
profundidad pero respondieron a preguntas casuales sin problemas.
• El criterio de inclusión en este estudio fue quienes habían vivido el diagnóstico de
cáncer de mama y acudían al grupo reto.
Antropología

Se indagó sobre su cuerpo, desde la construcción del género e identidad fe-


meninos, y se exploró si vivieron el cáncer y procedimientos terapéuticos (mas-
tectomía y quimioterapia, principalmente) como un estigma social, y el papel
del grupo reto, familia y red social durante esta vivencia.

Esbozo acerca del cáncer de mama como problema epidemiológico


El cáncer es actualmente una de las enfermedades más frecuentes en México y el
mundo. No es un secreto que se esté convirtiendo en una de las primeras causas de
mortalidad en las sociedades modernas; se presenta en el ser humano en diferentes
proporciones y de manera distinta, dependiendo la geografía, sexo, edad, ocupa-
ción y clase social. Se estima que cada año se diagnostican 6.5 millones de nuevos
casos de cáncer en todo el mundo [Ramos, 2005:10-15]. Los siguientes datos en

252
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

torno a este padecimiento en México permiten ilustrar lo significativo de la enfer-


medad en la sociedad actual:

Se sabe que 14.7% de las mexicanas quienes murieron en 2002 fue a consecuencia del
cáncer.
El comportamiento de esta enfermedad como causa de muerte en ese año fue el si-
guiente:
• De 15 a 29 años: segunda causa de muerte, con 11.5% de casos.
• De 30 a 64 años: primera causa de muerte, con 25.5%.

peña
• De 65 años en adelante: tercera causa de muerte, con 12.1%.
• 56% de los casos de cáncer en todo el mundo se da en personas mayores

Diana Laura Villegas • Florencia


de 65 años.
• Se estima que en México, en la actualidad, la incidencia de cáncer en la
población general oscila entre 50 a 80 casos por cada 100 mil habitantes.
• Se calcula que 63% de los casos de cáncer en México fueron diagnosticados
en mujeres y 37% en hombres [ibid.].

La probabilidad de sobrevivir al cáncer cervicouterino y al de mama es alta


siempre y cuando se diagnostiquen a tiempo. Ambos tipos de cáncer son los que
con más frecuencia aquejan a la población femenina en México, por lo cual tanto en
el sector público como privado se han emprendido programas y medidas orientadas


a combatirlos. Por desgracia, estos males siguen cobrando miles de vidas debido a
las diferencias de la medicina preventiva y el desconocimiento que persiste sobre el

física, salud y sociedad


tema. Se calcula que nueve de cada 10 mexicanas quienes mueren de cáncer han sido
víctimas de alguno de estos dos tipos [ibid.].
La mortalidad por cáncer mamario en el país ha mantenido una tendencia ascen-
dente en los últimos 20 años, con un incremento de 64%. El cáncer mamario es consi-
derado el segundo tumor más frecuente en las mujeres mayores de 35 años; el riesgo de
muerte por este tipo de cáncer se incrementa con la edad, por lo que en la actualidad
constituye un fenómeno social de grandes magnitudes [inegi, 2004, 2005]. Antropología
Se trata de un problema internacional y por ello su epidemiología y terapéutica
son investigadas en todo el mundo.
En términos de su imaginario social (basado en una situación real debida a la
falta de medidas y programas efectivos de detección oportuna), el cáncer es uno
de los problemas de salud que conlleva de manera inmediata la amenaza de la
mutilación y/o la muerte para quien lo sufre, por lo cual el paciente es impactado
por esta sentencia de muerte latente. Así, el crecimiento súbito de casos, su alta le-
talidad, carácter invasor y largo periodo de latencia, coadyuvan a crear un estigma
que recae sobre el enfermo diagnosticado [Sepúlveda, 1994:10-12], lo cual a veces
incluso se convierte en una traba para acudir a su diagnóstico oportuno, terapéutica
y control, a partir de una psicología de evasión y negación, poco reconocida y aten-
dida por las instituciones médicas.

253
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

La antropología se inserta en el impacto recursivo de las enfermedades en la so-


ciedad y la cultura, en las relaciones sociales y familiares e identidades de quienes
la sufren, así como en los procesos de resignificación. En esta línea de análisis, el
padecimiento del cáncer de mama y su terapéutica están estrechamente relaciona-
dos con la representación cultural de la enfermedad y el cuerpo femenino, donde
el papel de los senos en la sexualidad e identidad femeninas no puede ser soslaya-
do. Este es el eje principal de análisis del presente trabajo.

Resultados
peña

El Grupo Reto
El Grupo Reto inició sus actividades en abril de 1983 y se constituyó como asocia-
Diana Laura Villegas • Florencia

ción civil el 27 de marzo de 1985. Su objetivo fundamental es la recuperación física


y emocional de las pacientes afectadas por cáncer de mama, mediante el trabajo con
su autoestima en la dimensión de la dignidad humana. Tiene el propósito de lograr
la reintegración de la mujer a la vida cotidiana, familiar y social lo más pronto
posible. Las actividades que en Grupo reto se llevan a cabo se organizan a partir
de los siguientes programas: Rehabilitación, Educativo, Elaboración de Prótesis,
Quimioterapia, Cuidados Paliativos, Centro de Diagnóstico, órgano de Difusión
y curso anual.2 reto ya rebasó las fronteras del Distrito Federal, porque algunas
voluntarias se han establecido en otros estados de la República, hoy existen 26
grupos en provincia. Dentro de la ciudad de México las sesiones no se realizan

exclusivamente en Casa reto, existen distintas sedes ubicadas en hospitales en días


y horarios variados.
física, salud y sociedad

Las sesiones de autoayuda


Las sesiones observadas constan de diversos participantes, por ejemplo volunta-
rias, mujeres quienes padecen cáncer de mama, sus familiares y amigos, así como
observadoras externas (Diana y un grupo de estudiantes de psicología que tenían
como profesora a una voluntaria del grupo y fue quien las llevó). En casi todas las
ocasiones había cuatro voluntarias, tres llevan la sesión y una más se encargaba del
Antropología

registro de las participantes. El número de asistentes varía por temporada, se ob-


servó una disminución considerable a mediados de año y un aumento en vacaciones
de verano. El número de familiares y amigos es el que más fluctúa; sin embargo,
las voluntarias promueven principalmente en las mujeres de nuevo ingreso que

2
Información proporcionada por Grupo reto en 2006, además de todos los trípticos que ahí se
reparten. Es la única información a la que se tiene acceso y está disponible a todo el público; el
grupo aplica un cuestionario cuando las mujeres acuden por primera vez a las sesiones de apoyo,
pero esta información no puede ser consultada por gente ajena a reto, por confidencialidad. Se
reparten los siguientes trípticos: Cómo hablarle a un niño cuando usted tiene cáncer; No hay peor en-
fermedad que la ignorancia; Lo que usted debe saber acerca de la quimioterapia; Has cumplido ya 40 años.
Felicidades; Por qué es el momento de hacerte una mamografía; La radioterapia; Cáncer de seno y algunas
hojas informativas.

254
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

inviten a sus parejas, hijos o personas más cercanas a ellas. El objetivo de esta
promoción es darse cuenta de lo difícil que es pasar por esta enfermedad, y así
aumentar su efectividad como apoyo comprometido.

Etnografía de una sesión


La sesión que se describe dio inicio cuando las participantes y asistentes se reu-nie-
ron en un salón.3 Catorce mujeres —entre parientes, enfermas y Diana— presidían
la sesión, al frente había dos voluntarias; después se incorporaron al grupo algunas
pacientes, una de ellas llegó con su hijo de aproximadamente cinco años. Tomó la
palabra una de las voluntarias y preguntó el nombre a las mujeres quienes asistían

peña
por primera vez, les pidió que compartieran con las demás por qué estaban ahí

Diana Laura Villegas • Florencia


y cuáles eran sus sentimientos e inquietudes. Les pidió también que comentaran
cuándo y cómo se les había detectado el cáncer, cuál era su sentir sobre este padeci-
miento y cómo se había involucrado la familia, entre otros temas. Cuando las mujeres
rompían en llanto, las voluntarias les pasaban una caja de pañuelos desechables.
En la sesión había, además de mujeres con cáncer, familiares quienes las acom-
pañaban —hijos y/o esposos, hermanas— o amigos. Como ya mencionamos, una
de las voluntarias había llevado a cuatro de sus alumnas de psicología para que
observaran la sesión. Al margen de las preguntas que las voluntarias realizaron,
las mujeres interactuaron haciendo comentarios respecto a lo que sus “compañe-
ras” contaron, brindaron consejo o rememoraron alguna situación parecida que


enfrentan o enfrentaron. Cuando las participantes no hacían comentarios, las volun-
tarias intervenían hablando de su experiencia o platicando algunos casos parecidos

física, salud y sociedad


ocurridos en el grupo.
Dicha sesión se compuso de 19 mujeres con diagnóstico de cáncer de mama,
el niño de cinco años, una mujer de aproximadamente 15 años que acompañaba a
su madre, dos esposos, una mujer joven de aproximadamente 35 años quien acom-
pañaba a una de las mujeres más jóvenes del grupo y una estudiante de psicología.
Al finalizar la sesión, Diana se acercó a charlar de manera informal con ellas para
obtener información adicional por medio de entrevistas casuales e indagar quién Antropología
estaría dispuesta a participar en una entrevista a profundidad.

Cuestionario
El cuestionario sociodemográfico se aplicó al término de la sesión de apoyo en
Casa reto el 4 de julio de 2006 con la finalidad de conocer algunos datos generales
de las mujeres y sus procesos terapéuticos, incluida la percepción del apoyo de
sus familiares y redes sociales (anexo 1). Los resultados generales se sintetizan
en el cuadro 1.

3
En general, asisten siempre las mismas personas en el panel, aunque a veces participan otras
voluntarias que sesionan fuera de la Casa reto, como en el Hospital de la Mujer, en el Instituto
Nacional de Cancerología y en el Hospital Militar.

255
Antropología física, salud y sociedad Diana Laura Villegas • Florencia peña
₪ La

Cuadro 1. Datos de los cuestionarios

Número Mayor
Caso Edad Estado civil Tratamiento Cirugía Residencia
de hijos apoyo
1 30 Casada Quimioterapia Ninguna 2 Extensa Familia
Mastectomía
2 64 Casada Hormonoterapia 5 Procreación Familia
radical
3 57 Viuda Quimioterapia Ninguna 3 Hijos Familia
Madre
4 54 Quimioterapia Biopsia excisional 1 Unipersonal Hijos
soltera

5 61 Casada No contestó Lumpectomía 3 No contestó Todos

256
6 59 Soltera Todas Lumpectomía 1 Hijos Familia

Mastectomía
7 56 Soltera Todas — Fraterna Familia
radical
Mastectomía
8 40 Divorciada Quimioterapia 3 Hijos Hermano
radical
experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al

Mastectomía
9 61 Soltera Quimioterapia 6 Hijos Hijos
simple
Quimio
Grupo Reto

10 60 Casada Lumpectomía 3 Procreación Familia


y radioterapia
Mastectomía
11 41 Casada Quimioterapia 2 Procreación Familia
radical
Cuadro 1 (continuación...)

Número Mayor
Caso Edad Estado civil Tratamiento Cirugía Residencia
de hijos apoyo
La

Mastectomía
12 40 Casada Todas 1 Procreación Esposo
radical

Mastectomía
13 61 Casada Todas 2 Procreación Reto
radical

Mastectomía
14 58 Soltera Todas 1 Fraterna Amigos
radical

Mastectomía
15 63 Casada Todas 2 Fraterna Hijos
radical

257
Quimio Mastectomía
16 69 Divorciada 3 Hijos Todos
y radioterapia radical

Mastectomía
17 41 Casada Ninguno 2 Procreación Familia
radical

18 35 Unión libre Todas Mastectomía simple 3 Extensa Hijos

Mastectomía
experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al

19 62 Soltera Quimioterapia — Unipersonal Hermano


radical

Fuente: trabajo de campo, 4 de julio de 2006 en Grupo Reto.


Grupo Reto

Antropología física, salud y sociedad Diana Laura Villegas • Florencia peña



La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

Observamos que a la mayoría de las mujeres que acuden a reto se les ha prac-
ticado una mastectomía radical, pues el cáncer les fue diagnosticado en un estadio
muy avanzado. Había dos personas a quienes aún no se les había practicado algún
tipo de intervención, ya que su tratamiento consistió primero en quimioterapia
y posteriormente la evaluación y determinación del posible tipo de mastectomía.
Una tenía 30 años de edad y la otra 57, la cual una semana después de aplicado el
cuestionario entró a quirófano, a mastectomía.
Pudo observarse que quienes acudían con mayor frecuencia al Grupo eran
mujeres quienes ya habían sido mastectomizadas y estaban en tratamiento. Uno
peña

de los objetivos de reto es ayudar a que las mujeres a recuperar su vida normal
después de la mastectomía, tan pronto como sea posible. Es importante decir que
Diana Laura Villegas • Florencia

quienes ya no estaban en tratamiento médico continuo asistían al Grupo, pero ya


no semanalmente, como sí lo hacían las que estaban en radio y/o quimioterapia.
Algunas de ellas se vuelven voluntarias, aunque para esto es preciso tener más de
un año sin estar en tratamiento; en efecto, algunas quienes ya tienen una vida nor-
mal siguen asistiendo al Grupo para dar soporte emocional, es decir, son voluntarias
que se ponen en contacto con las nuevas asistentes durante las sesiones.
En cuanto a la percepción de apoyo y soporte, las asistentes a Grupo reto ma-
nifestaron de forma unánime sentirse más cobijadas por su familia —prácticamente
no mencionaron al grupo, aunque éste es muy importante para su recuperación—.
Encontramos que la mayoría vivía con su pareja e hijos, una persona no respondió

a esta pregunta y cinco residían con sus hijos únicamente (cuadro 1). Respecto al
estado civil (íntimamente relacionado con los resultados anteriores) eran mayormente
física, salud y sociedad

casadas, cinco solteras y dos divorciadas, y una mujer era madre soltera.
Se preguntó el nombre y edad de las mujeres al inicio del cuestionario; el rango de
edades oscila entre los 30 y 60 años. Sin embargo, a partir de la entrevista a profundidad
realizada a la psicóloga de reto, sabemos que hay mujeres más jóvenes quienes han
acudido al grupo y ahora no lo hacen porque no encuentran beneficio alguno, pues no
se identifican con la población asistente, por su edad (son mujeres entre 20 y 30 años).
Ocho personas tenían entre 50 y 59 años, cuatro mujeres estaban entre los 30
Antropología

y 39 años, casos muy serios porque su cáncer estaba en etapas muy avanzadas.
Después de aplicado el cuestionario se incorporó al grupo otra mujer también en
este rango de edad, con la misma característica de gravedad del padecimiento y a
la cual su esposo había abandonado recientemente a causa del cáncer de mama.

Entrevistas a profundidad
Ofelia: psicóloga del Grupo reto, realizada el martes 1 de agosto de 2006, después
de la sesión de autoayuda. Ofelia accedió a darnos sus observaciones respecto a
las mujeres que ha tratado en el Grupo; ha atendido a la mayoría que acude a Reto
y ha leído casi todas las entrevistas desarrolladas por el Grupo a la llegada de las
pacientes a sesión, por tanto, esta entrevista a profundidad fue fundamental (la
entrevista completa se encuentra en Villegas [op. cit.]).

258
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

Eloísa: es una mujer de 40 años de edad, casada y con un hijo de seis años,
tienen un departamento, sus nueve hermanos viven muy cerca de ahí, ella es la
menor, es ama de casa, pero se de dedica a la elaboración y venta de manualidades.
Suele participar en las sesiones del Grupo muy abiertamente, diciendo sus sentimien-
tos; en una de sus intervenciones, casi al terminar la sesión, pidió la palabra y co-
mentó lo importante que había sido el Grupo para ella y quería compartir con las
participantes que su hijo se había graduado de preescolar lo cual, según decía, era
muy importante porque cuando le diagnosticaron cáncer el niño era muy pequeño
y uno de sus mayores miedos era morirse y dejarlo solo. Su caso era muy raro,

peña
pues se había sometido a reconstrucción de seno inmediatamente después de la
mastectomía. Al aplicársele el cuestionario, muy cordial dijo que estaba dispuesta

Diana Laura Villegas • Florencia


a ayudar en la investigación. Se encontraba con algunas participantes, su hijo suele
asistir con ella y durante las charlas él juega en el estacionamiento (la entrevista
completa se encuentra en Villegas [ibid.]).

Vínculos en el grupo de ayuda. Su papel en la resignificación de la identidad


El Grupo reto es para las mujeres mastectomizadas un espacio de encuentro y
resignificación de su identidad a partir de la comunicación con personas quie-
nes tuvieron (las voluntarias) y tienen (otras pacientes) el mismo padecimiento.
Los resultados conjuntos del trabajo de campo dejaron claro que esta enfermedad
significa en las mujeres un importante impacto negativo en su ser total porque


las hace creerse “incompletas”, “imperfectas” y les forma una barrera ante la so-
ciedad al sentirse diferentes físicamente, lo cual es común que traten de ocultar.

física, salud y sociedad


Quizá por ello, tan importante o más que la mastectomía en sus sentimientos, es
la pérdida de pelo que conlleva la quimioterapia. La mastectomía puede ocultarse
con la manera de vestir, prótesis, etcétera, en cambio la pérdida de pelo las delata
más fácilmente.
En el Grupo reto la resignificación del cuerpo se desarrolla con características
especiales al intervenir activamente promotoras voluntarias que tuvieron cáncer
de mama, pero sobrevivieron, están activas y son dinámicas. Dado que quienes Antropología
asisten buscan apoyo e identificación mediante la creación de lazos de soporte
ante su padecimiento, este contexto es acertado y muy importante para deconstruir
a la enfermedad como estigmatizante o mortal. Goffman expone el desarrollo de
grupos de autoayuda de la siguiente manera:
Los integrantes de una categoría particular de estigma tienden a reunirse en pequeños grupos
sociales, cuyos miembros derivan de la misma categoría [en este caso, padecer cáncer de
mama]. Estos grupos están, a su vez, sujetos a organizaciones que los engloban en mayor
o menor medida. Además, en tanto miembros de una categoría, un individuo puede tener
una mayor probabilidad de entrar en contacto con cualquier otro miembro e, incluso, como
resultado de ello, de establecer una relación con él [1993:36].

El grupo, por tanto, ayuda a las mujeres mastectomizadas a no sentirse solas,


sino comprendidas, y entiendan que su vida y condición de mujer no necesaria-

259
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

mente terminan con este problema, que se puede vivir lo mejor posible con el
padecimiento y sus consecuencias.

El ser mujer y el cáncer de mama


reto representa para las mujeres la oportunidad de un mejor manejo de su mal.
Sin embargo, al tratarse de una enfermedad la cual atenta justamente contra los
elementos corporales que hacen manifiesta la feminidad, se involucra el género
por el “incumplimiento” del estereotipo social. Es por esta causa que las voluntarias
en reto reiteran que ser mujer no sólo se finca en la presencia o ausencia de
peña

senos: “Me siento como mujer, pienso y actúo como tal. El que haya perdido mis
dos senos por cáncer mamario no me hace ser diferente a las demás” (voluntaria
Diana Laura Villegas • Florencia

durante una sesión).


Pero el impacto en la identidad corporal está vinculado con el tipo de mastec-
tomía efectuada.
El cuerpo femenino es valorado socialmente por su función reproductora o sexual, de tal
manera que el proceso formativo de la mujer en la familia y la sociedad está impregnado
de mensajes directos y subliminales sobre la importancia de tener un cuerpo bello, esbelto,
atractivo y apto para la reproducción. Si además de estas condiciones se es inteligente, traba-
jadora y eficiente, mejor aún; pero si se tienen estas características y faltan las otras, entonces
la valoración social no es tan favorable. ¿Qué está pasando entonces? la educación femenina

es una preparación para los/las otras, por eso los oficios fundamentales de una mujer son ser
madre, esposa, cuidar, alimentar, curar, educar y agradar. Para poder cumplir con estos roles
es necesario tener un cuerpo reproductor y que el espejo devuelva una imagen socialmente
física, salud y sociedad

aceptable. El tratamiento del cáncer de mama afecta todos estos estereotipos sociales que se
aprenden desde la infancia, porque, en la mayoría de los casos, la cirugía y la quimioterapia,
transforman la imagen que la cultura proyecta de un cuerpo de mujer (Laura, mujer con
mastectomía radical de las dos mamas quien escribió sus vivencias y es voluntaria del Grupo
reto en Querétaro, Acapulco y Distrito Federal).

Las formulaciones del cuerpo y el género en la sociedad son conceptos ínti-


Antropología

mamente relacionados y deben analizarse en el mismo cariz, en esta investigación


pudo observarse que ambas van siempre de la mano. Es evidente la importancia de la
apariencia física como elemento femenino de identificación social, que se rompe
o modifica con los cambios violentos tras la mastectomía y la quimioterapia. En
los escritos de Laura observamos un fragmento al respecto:
Me decían la bonita y ahora estoy fea, porque me quitaron un seno y estoy deforme”. Su
respuesta dejó a Diana impactada. Ella fue operada hace cinco años, tenía entonces tan sólo
28 años y los médicos que la operaron no pensaron en el impacto emocional que le iba a causar a
esta mujer de provincia, enfrentarse sin un seno ante un pueblo ignorante de esta enfermedad.
Y no los culpo, la mayoría son varones y no pueden sentir la angustia de una mujer cuando
pierde un seno, que es considerado como parte de su feminidad. El Sector Salud se dedica al
cuidado físico de sus pacientes y no al cuidado emocional.

260
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

El discurso que reiteran las voluntarias del Grupo reto durante las sesiones o
en la información escrita establece la diferencia entre el cuerpo anterior y el actual,
pues les toma tiempo resignificar la identidad, que según Goffman está “deterio-
rada” después de la mastectomía y quimioterapia. Si el cáncer delata un cuerpo
enfermo, debe pasarse por un diagnóstico, tratamiento y, la mayoría de las veces,
una cirugía y la quimioterapia. Este tema fue abordado en el trabajo de campo y
se obtuvo la siguiente información:
Una persona que ha sido sometida a una operación de cáncer de mama afronta una serie de
pérdidas. El tratamiento es visto a menudo como un allanamiento a la imagen del cuerpo y

peña
de la autoestima, aunado a la amenaza que representa el cáncer para la vida.
El diagnóstico genera una cascada de pensamientos que se expresan en el miedo de esos cam-

Diana Laura Villegas • Florencia


bios corporales y a la muerte. La caída del pelo y la falta de un seno devuelven una figura diferente
a la acostumbrada. Esta nueva realidad física provoca, en algunos casos, ser indiciada, miedo al
qué dirán; en otras, el rechazo y el aislamiento. El miedo a no cumplir con esos códigos que nos
fijaron desde niñas de lo que debe ser un cuerpo de mujer es lo que paraliza y provoca mayor su-
frimiento. El continuar privilegiando la opinión, los valores externos más que los propios procesos
internos, es lo que contribuye a destruir el amor y la aceptación de una misma tal cual es.
El tratamiento del cáncer de mama se cree que afecta el cuerpo de mujer, pero en realidad
impacta en el estereotipo tradicional de la mujer, altera la percepción cotidiana del cuerpo
para otros/otras, de la belleza estereotipada del cuerpo de mujer. Es cierto que la enfermedad modi-


fica el cuerpo, pero también abre la posibilidad de mover la mirada, la ventana desde dónde
observarlo. La ruptura de la vida cotidiana que impone el diagnóstico y el tratamiento es la
oportunidad de ocuparse de una misma. Es el momento de ubicarse dentro y apropiarse de

física, salud y sociedad


la propia enfermedad. Es el tiempo de mayor amor hacia una misma, de buscar adentro de una
fortaleza y el amor que guían por el camino de la aceptación (Laura).

Sin duda, la mastectomía resignifica la identidad femenina, pero también exis-


ten otros daños, anteriores o posteriores a ésta, según el tratamiento, ya sea por
quimioterapia y sus consecuencias por el cambio de imagen social: la pérdida del
pezón, vello y pelo, así como uñas moradas. La entrevista a profundidad con Eloísa Antropología
mostró la relevancia de reconstruir el cuerpo y la importancia que tiene la imagen
corporal en el tratamiento y padecimiento del cáncer de mama. Esta mujer se
sometió a una reconstrucción de seno al instante de la mastectomía para atenuar
estos efectos en su vida, pero no es una opción generalizada por los recursos que
se necesitan.

Reflexiones finales
El cáncer de mama va en aumento de casos y disminuyendo en edad a la cual se
presenta en México. Por tanto, el conocimiento del riesgo, acompañado de la au-
toexploración rutinaria, son las medidas más importantes para disminuir la grave-
dad de sus consecuencias. Resulta importante insistir en ello en todos los espacios
posibles.

261
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

El tratamiento más común en el cáncer de mama es la mastectomía; sin em-


bargo, su forma depende de su grado de desarrollo al ser descubierto (sólo lum-
pectomía, parcial, radical, bilateral, con extirpación de ganglios, etcétera). Si la
sociedad mexicana empieza a practicar la salud preventiva, la gravedad y medidas
de control de la enfermedad cambiarán positivamente. Dentro de la jerarquía de la
oms en materia de acciones alrededor del cáncer se incluyen las siguientes: detec-
ción oportuna (prevención), tratamiento activo (curación) y paliación de síntomas
asociados a la enfermedad avanzada. Sin embargo, diversos grupos en el mundo
están interesados en el primer punto, pues es el aspecto fundamental para que las
peña

personas tengan una mejor calidad de vida.


El diagnóstico oportuno del cáncer de mama en particular, y del cáncer en
Diana Laura Villegas • Florencia

general, ayudará a que el tratamiento sea menos severo, lo cual tendrá un menor
impacto en la salud de la persona diagnosticada, la familia y sociedad en general. Al
ser uno de los problemas de salud que conlleva la amenaza de muerte, mutilación y do-
lor para quien lo sufre, la sociedad debe cambiar su panorama para que quienes acudan
a ser diagnosticadas y tratadas venzan el temor a ser estigmatizadas tras un diagnóstico
positivo o enfrentar una sentencia a muerte.
Es importante considerar que este tipo de cáncer afecta órganos que son parte
constitutiva de la identidad femenina: los senos. Por tal motivo, las mujeres diag-
nosticadas con cáncer de mama sufren un impacto muy fuerte cuando saben que
serán sometidas a una mastectomía. Esta identidad femenina se ve deteriorada

desde el momento mismo del diagnóstico, lo que se profundiza más en el cambio


de su proceso corporal con la experiencia de la mutilación y los efectos de la qui-
física, salud y sociedad

mioterapia. El grupo reto juega un papel importante en la resignificación positiva


del cuerpo y el reinicio de la vida “normal” a la brevedad posible, pero ésta es una
opción selectiva, disponible sólo para mujeres con capital cultural.
La identidad sexual no es dada solamente por el cuerpo biológico, sino que
se establece también a partir de la construcción cultural de sentirse identificado
con lo masculino o femenino. Dicha identidad sexual está estrechamente rela-
cionada con el cuerpo, el cual es valorado negativamente por la sociedad cuando
Antropología

no tiene las características morfológicas establecidas culturalmente. Por ello, una


mujer con mastectomía se enfrenta a resignificaciones difíciles de elaborar; debe
insistirse en un cambio dentro de la sociedad para lograr un cambio simbólico con
impacto positivo en las pacientes.
La identidad de género es particular en cada cultura y posición social. El cáncer
de mama afecta de diversas maneras a las mujeres a partir de la edad, estado civil,
tipo de mastectomía practicada, forma de padecer esta enfermedad, y su historia
personal y familiar. Las mujeres suelen sentirse mutiladas tras una mastectomía,
pero algunas desarrollan nuevas redes sociales a partir del grupo de autoayuda, el
cual, según el trabajo de campo, las ayuda a sentirse mejor al ver que no son las
únicas que han pasado por eso y sentir un apoyo para que las consecuencias del
padecimiento sean más fáciles de sobrellevar.

262
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

Cuando te dan la noticia de que vas a perder un seno por cáncer mamario te da miedo, te
sientes sola, triste, piensas que eres la única mujer a la que le pasa esto y que vas a morir; es ahí
cuando se necesita el apoyo de la familia, de los amigos, del esposo, de los hijos y del grupo
reto [Zamora, 2005:39].

Las mujeres con cáncer de mama resignifican también de diferente manera


su identidad de género a partir de qué tan radical sea su intervención quirúrgi-
ca. Quienes sólo pasan por una biopsia excisional desarrollarán los procesos de
resignificación de identidad de diferente manera que a quien le practicaron una
mastectomía radical de ambos senos, o a la que se le hizo una reconstrucción inmediata,

peña
pues en este último caso su cuerpo no se va a ver modificado y los cambios no son tan

Diana Laura Villegas • Florencia


fuertes en el terreno de las relaciones sociales. Las mujeres tratan de invisibilizar
ante otros su condición a partir del uso de prótesis, pelucas, turbantes, pintura en
las uñas y otros accesorios. En todo esto influyen fuertemente su posición social
y capital económico y cultural, siendo por tanto considerable el impacto de la
desigualdad social en las formas de experimentar la enfermedad y su tratamiento.
La edad y apego que tengan con su cuerpo, así como el ser o no madres, va a
influir mucho en el proceso estigmatizador de las pacientes. Pudo observarse que las
mujeres más jóvenes, así como quienes no han amamantado, desarrollan un pro-
ceso diferente en consideración con mujeres más grandes y con hijos. Las jóvenes
piensan que asistir al grupo de autoayuda no les sirve de mucho pues no se sienten


identificadas o comprendidas por las mujeres mayores que comúnmente acuden a
reto, cuyos procesos existenciales y sentimientos son totalmente distintos.

física, salud y sociedad


La población elegida es sesgada, dado que todas son mujeres con redes socia-
les y capital cultural suficiente como para atender a este tipo de organización, lo
cual deja fuera a quienes no recurren a grupos de apoyo durante el diagnóstico,
tratamiento y evolución de la enfermedad. Por tanto, falta abordar la vivencia de
las mujeres en situación de mayor vulnerabilidad.
La mastectomía como mutilación y factor potencial en la estigmatización
de las personas es contradictoria, pues también es fuente de un nuevo sentido de per- Antropología
tenencia y creación de nuevas redes sociales de apoyo como parte del proceso de
participación, en este caso en el Grupo reto. En efecto, la asistencia a este lugar
contribuye a reestructurar la vivencia del cáncer con el apoyo y consejos que ahí
reciben. Por tanto, antropológicamente podemos enfatizar nuevamente la impor-
tancia de contar con una red social en todos los momentos y contextos de la vida,
pero principalmente en situaciones de crisis.
Estar unidas nos ha hecho más fuertes emocionalmente, hemos logrado la recuperación total
porque hablamos de lo mismo, saber de otras mujeres que han padecido el cáncer y viven con
calidad es un buen aliciente; somos personas con experiencias similares y nos damos la mano
para combatir y ayudarnos unas a otras (voluntaria de reto).
Mostrarle a una mujer recién diagnosticada que las del grupo también hemos pasado por
lo mismo y que hemos salido adelante es accionar su mecanismo de esperanza y muchas pien-

263
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

san “si ellas pudieron salir adelante, yo también voy a hacerlo”, de esta manera comprenden
mejor lo que les van a hacer y a cooperar con sus tratamientos (voluntaria de reto).

Anexo 1
Cuestionario
Nombre:
Edad:
Estado civil:
Dirección:
¿Cuándo le detectaron el cáncer?
peña

¿Qué tratamiento (s) ha seguido desde que le detectaron el cáncer?


Diana Laura Villegas • Florencia

¿Está mastectomizada? ( ) sí ( ) no
¿Cuándo se le mastectomizó?
¿Qué tipo de mastectomía fue?
Mastectomía radical ( )
Mastectomía simple ( )
Lumpectomía ( )
Biopsia excisional ( )

Datos familiares

¿Tiene hijos? ¿Cuántos?


¿Con quién vive?
física, salud y sociedad

¿Su familia, la ha apoyado?


¿De quién ha sentido más apoyo durante su enfermedad?
Gracias

Anexo 2
Guión de entrevista
1. ¿Cómo detectó el cáncer?
Antropología

2. ¿Revisaba su seno con frecuencia? Es decir, ¿se hacía autoexploraciones cada mes?
3. ¿Cuánto tiempo pasó entre que percibió algo extraño en sus senos y acudió al
médico?
4. ¿Cuál fue su reacción al percibir algo raro en el seno?
5. ¿A dónde asistió para que la atendieran?
6. ¿Cuándo se le diagnosticó el cáncer de mama?
7. ¿Quién le diagnosticó?
8. ¿Cómo se lo dijo el médico?
9. ¿En qué hospital?
10. ¿Acudió al médico sola cuando le dijeron el diagnóstico? ¿Quién la acompañaba?
11. ¿Cómo reaccionó cuando el médico le dio su diagnóstico?
12. ¿Pidió una segunda opinión médica?

264
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

13. ¿A quién fue la primera persona que le comentó sobre el diagnóstico?


14. ¿Cuándo se lo dijo a sus hijos?
15. ¿Cuándo se lo dijo a su pareja?
16. ¿Cómo se enteraron su madre y hermanos?
17. ¿Qué le aconsejó el médico?
18. ¿Qué tratamiento siguió?
19. ¿Llevó un tratamiento alternativo contra el cáncer?
20. ¿Cuál?
21. ¿Quién se lo aconsejó?

peña
22. ¿Qué tipo de mastectomía se le realizó?
23. ¿De qué seno?

Diana Laura Villegas • Florencia


24. ¿Cuánto tiempo pasó del diagnóstico a la mastectomía?
25. ¿De qué manera cambió su vida cuando se le diagnosticó el cáncer?
26. ¿De qué manera cambió su vida después de la mastectomía?
27. ¿La acompañaban a las radioterapias o quimioterapias?
28. ¿Quién la acompañaba?
29. ¿Cómo fue el proceso de radios y quimios?
30. ¿Cómo y en dónde le aplicaban las radios y quimios?
31. ¿Con qué frecuencia?
32. ¿Cuántas sesiones de quimioterapia le aplicaron?
33. ¿A quién le dijo del diagnóstico del cáncer?


34. ¿Cómo lo tomó su familia?
35. ¿Cómo lo tomó usted?

física, salud y sociedad


36. ¿Cómo lo tomó su pareja?
37. ¿Qué cambios en sus actividades tuvo cuando le dieron el diagnóstico?
38. ¿Qué cambios en sus actividades tuvo después de la mastectomía?
39. ¿Qué cambios en sus actividades tuvo en su tratamiento de quimio y radio?
40. ¿Qué cambios en su persona (físicos) tuvo durante la radio y quimio?
41. ¿Qué cambios en su persona (físicos) tuvo después de la mamografía?
42. ¿Qué cambios en su persona (psicológicos) tuvo después de la mamografía? Antropología
43. ¿Qué cambios en su persona (psicológicos) tuvo después de la radio y quimio?
44. ¿Qué cambios en su persona (psicológicos) tuvo después del diagnóstico?
45. ¿Cuándo tuvo los principales momentos depresivos durante su enfermedad?
46. ¿Cómo salía de ellos?
47. ¿A quién acudía?
48. ¿Cómo era la relación con su pareja durante estos estados?
49. ¿Cómo era la relación con sus hijos durante estos estados?
50. ¿En qué momento de su padecimiento acudió a Reto?
51. ¿Cómo se enteró del grupo?
52. ¿Cuánto tiempo tiene asistiendo al grupo?
53. ¿Por qué acudió al grupo?
54. ¿Qué piensa su familia del grupo?

265
La experiencia del cáncer de mama en mujeres mexicanas que acuden al Grupo Reto

55. ¿Alguien la acompaña o acompañó al grupo?


56. ¿Se dejó de sentir deseada por su pareja después de la mastectomía?
57. ¿Se dejó de sentir deseada por su pareja cuando su aspecto físico sufrió cam-
bios por las quimios y radios?
58. ¿Cómo veía su cuerpo durante el proceso de quimio y radio?
59. ¿Cómo veía su cuerpo después de la mamografía?
60. ¿Cómo afectó su padecimiento en su vida sexual?
61. ¿Se sintió mutilada?
62. ¿Cómo pasó el proceso?
peña

63. ¿Le ayudó la prótesis?


64. ¿De qué manera?
Diana Laura Villegas • Florencia

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2000 Reto al destino, México, Gobierno del Estado de Guerrero, Secretaría de la Mujer.

Internet
inegi
2005 www.inegi.gob.mx.

266
La experiencia de la diabetes
en un grupo de hombres y mujeres
del oriente de la ciudad de México

 Juan López Molina

Introducción
El objetivo de este trabajo es analizar algunos aspectos en cuanto a
la experiencia de la diabetes en un grupo de 10 mujeres y 10 hom-
bres casados, quienes se atienden en una clínica pública localizada
al oriente de la Zona Metropolitana de la ciudad de México. La
información se recabó durante la penúltima semana de diciembre de
2006 mediante un cuestionario semiestructurado; para ello se solici-
tó a las asistentes de cuatro consultorios vespertinos de la clínica me
canalizaran con los pacientes diabéticos que asistían. El único criterio
para aplicar el cuestionario fue su estado civil: casados. Las cifras
en los cuadros son resultado de un conteo simple de los casos que
permiten hacer inferencias, realizar comparaciones y sacar conclu-
siones sin pretensión de establecer tendencias representativas, pues
el tamaño del grupo y la manera de conformarlo no lo hacen una
muestra estadísticamente representativa.
Los resultados corresponden a la primera fase del trabajo de
campo, la cual se inscribe dentro de un proyecto más amplio que
tiene como fin investigar el peso relativo de la trayectoria de pareja
en la experiencia de la diabetes en hombres y mujeres casados, con
la metodología del curso de vida [Hareven, 1978]. Se busca seleccio-
nar de entre estos 20 casos iniciales aquellos que reúnan los criterios
de inclusión para llevar a cabo una investigación con cinco hombres y
cinco mujeres, con sus respectivas parejas.
El cuestionario aplicado incursionó en las siguientes áreas:
1. Características socioeconómicas.
2. Antecedentes heredo-familiares.

267
La experiencia de la diabetes

3. Diagnóstico y evolución de la enfermedad.


4. Percepción de deterioro en su calidad de vida.
5. Adhesión a las formas de tratamiento y control.
6. Conocimiento de la enfermedad.
7. Apoyo social.

¿Qué es la diabetes?
La diabetes tipo 2 es considerada una enfermedad crónico-degenerativa. Si no
se evitan sus complicaciones, puede conducir a deterioros orgánicos diversos y
constantes, incluso la muerte. Clínicamente se define como un trastorno metabó-
lico debido a la deficiente producción de insulina, una hormona producida por el
páncreas que participa en la absorción de glucosa en las células, se caracteriza en-
tonces por un aumento en los niveles de glucosa en el torrente sanguíneo (mayores
o iguales a 126 mg/dl en ayunas); se acompaña de alteraciones en el metabolismo
de los hidratos de carbono, grasas y proteínas. Los signos y síntomas de la diabetes
Juan López Molina

son poliuria (orina frecuente), polidipsia (aumento de sed), polifagia (aumento de


hambre), pérdida de peso, glucosa en la orina, ausencia de menstruación, impotencia
sexual en los hombres, y fatiga o cansancio. Sus complicaciones: síndrome del pie
diabético, daños a pequeños y grandes vasos sanguíneos, a los nervios periféricos,
a la retina, renal y a otros órganos [Arganis, 1998].1 Los factores de riesgo para
padecer diabetes son: herencia, obesidad, alimentación rica en grasas y sedenta-

rismo. A raíz de recientes observaciones, también se menciona el origen étnico


[Tapia y Olaíz, 1994].
física, salud y sociedad

Algunos datos epidemiológicos de la diabetes


Los porcentajes de morbilidad y mortalidad por diabetes en la población mexicana
han aumentado de manera sostenida. En 1940, la padecía 0.2% de la población, en
1970 alcanzó 1.5% y en los noventa aumentó a 8%; un crecimiento de alrededor
de 4 000% en 56 años [Cardoso, 2000]. En 1999 la diabetes tipo 2 ocupaba el tercer
lugar como causa de mortalidad, en 2001 llegó al primero.
Antropología

Antecedentes
Los trabajos en torno a los aspectos sociales y culturales de la diabetes en México
pueden detectarse desde finales de los ochenta, pero fue en la década de los noventa
cuando los estudios de mayor elaboración cobraron auge.
Patricia Cortés (1995) realizó en su tesis de licenciatura un estudio socioló-
gico de la diabetes con un estudio de caso en el d.f., formuló como hipótesis la

1
A decir de Pérez, “las frecuentes descompensaciones aceleran las alteraciones cardiovasculares,
oftálmicas y renales; estas complicaciones contribuyen directamente al aumento de las tasas de
mortalidad. La diabetes es la causa más importante para la amputación de miembros inferiores
de origen no traumático, así como de otras complicaciones como retinopatía e insuficiencia
renal y uno de los factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares” [2003].

268
La experiencia de la diabetes

importancia de los valores culturales y económicos en el tratamiento y control del


enfermo diabético. Es una investigación que pretende reconstruir sus experiencias
y vivencias familiares, incursionando en el entorno familiar y laboral del enfermo.
Es un trabajo interesante porque logra, mediante entrevistas a profundidad y obser-
vación participante, ilustrar la vida de las personas diabéticas y su entorno familiar
y laboral, con lo cual se hacen entendibles los altibajos en el padecimiento referidos
por las personas.
Rodríguez y Guerrero (1997) desarrollaron una investigación para determinar la
importancia del apoyo familiar en el control de la glucemia en los diabéticos; parten de
la importancia de un manejo cotidiano de apoyo al enfermo para las indicaciones mé-
dicas, señalando lo importante del respaldo familiar y la información que sus miembros
poseen respecto a la diabetes. Según indican, utilizaron un instrumento que obtiene
información objetiva y subjetiva en cuanto al apoyo familiar (Enviromental barriers
to adherente scales) y otro para calificar el conocimiento por parte del enfermo y su
familia en torno a este padecimiento (Diabetes 8). Según sus resultados, la informa-

Juan López Molina


ción que tienen no influye en los niveles de glucemia. En cambio, el apoyo familiar sí
se asocia directamente con el comportamiento de estos niveles; los enfermos mismos
calificaron como muy útil el apoyo familiar para el control de su padecimiento.
Uno de los autores más involucrados en el estudio de la diabetes desde el en-
foque cualitativo es Mercado, cuyo primer trabajo de mayor elaboración fue su
tesis de doctorado, traducida en el libro intitulado Entre el infierno y la gloria. La


experiencia de una enfermedad crónica en un barrio urbano (1996). Refiere partir el es-
tudio desde la experiencia subjetiva de las personas, adhiriéndose a las propuestas

física, salud y sociedad


de la teoría fundamentada por considerarla idónea para adoptar una “perspectiva
humana” y porque permite al investigador someterse a la lógica de definir la situa-
ción tal como es dicha por el sujeto. Su intención es captar cómo los individuos en-
tienden, interpretan y responden a su enfermedad, para lo cual adopta el concepto
experiencia del padecimiento. La investigación fue realizada en un barrio popular de
Guadalajara.
Un segundo trabajo del mismo autor (1998) indaga en la perspectiva que tienen Antropología
los enfermos en cuanto a las medidas de las cuales son objeto por parte de los médicos
para tratar su enfermedad. En este estudio se intenta demostrar el conjunto de represen-
taciones, experiencias y prácticas alrededor de la diabetes.
Otro trabajo en torno al desarrollo y manejo de la diabetes [Mercado et al.,
1998] aborda la perspectiva de la trayectoria de la enfermedad, la cual es entendida
como aquel fenómeno variable y cambiante que comprende las vidas, historias,
percepciones y actitudes de todos los involucrados en el curso de un padecimiento
centrado en una serie de eventos sociales y culturales. Hablan de tres tipos: en
las trayectorias estables, el autor señala: “la diabetes casi no les ha ocasionado
molestias y sus efectos han sido prácticamente nulos en su vida diaria durante los
años que tienen de padecerla” [ibid.:233]. Las trayectorias oscilatorias presentan
numerosos altibajos de fases de mejoría a deterioro y con frecuencia no se limitan a

269
La experiencia de la diabetes

percibir molestias, pues efectivamente tienen consecuencias en la vida física, emo-


cional, laboral y social de las personas. Por último, las trayectorias deteriorantes
son descritas como aquellos procesos que presentan crecientes y constantes sínto-
mas y efectos secundarios.
Aparece un daño o complicación en cierta parte del organismo que imposibilita al individuo
llevar a cabo su vida tal como solía hacerlo […]. Empiezan a depender parcial o totalmente
de otros integrantes de la familia-grupo doméstico, lo cual genera sentimientos de tristeza,
impotencia, frustración e incertidumbre, y poco a poco se va incrementando el aislamiento
social [ibid.:238].

Los autores recurren a factores de tipo socioeconómicos para explicar la situa-


ción anterior; por ejemplo, que la estabilidad de la enfermedad se asocia más con
cierto nivel socioeconómico porque se poseen los medios para buscar diferentes
recursos terapéuticos.
Nora Arganis desarrolló la tesis de maestría Estrategias de atención a la diabetes
Juan López Molina

mellitus de enfermos residentes en Cosamaloapan, Veracrúz. El estudio parte de un su-


puesto: “si bien frente al médico expresan una situación de subordinación, en el
enfrentamiento cotidiano de su enfermedad los pacientes actúan de acuerdo a sus
propias representaciones y a las posibilidades socioeconómicas de que disponen”
[op. cit.:5]. De ahí que el objetivo principal del trabajo sea responder a la pregunta:
¿hasta qué punto las representaciones y prácticas biomédicas sobre la diabetes se

han incorporado a las representaciones y prácticas de los pacientes? Combinó téc-


nicas cuantitativas para recabar datos en población abierta, y técnicas cualitativas
física, salud y sociedad

con el fin de captar las representaciones de los diferentes sectores involucrados.


Al recurrir al concepto carrera del enfermo, explica las estrategias utilizadas por los
pacientes para enfrentar su padecimiento. Distingue la ingerencia del género en
las entrevistas cuando señala que fue mejor la comunicación y cooperación por
parte de las mujeres.
Marco Cardoso desarrolló la tesis doctoral Factores culturales que condicionan el
tratamiento de la diabetes tipo 2 en una zona de ciudad Nezahualcóyotl (2000). Se pro-
Antropología

pone como objetivo describir el manejo médico para el control de la diabetes, su


consideración de los factores culturales y la influencia de éstos en la conducta de
los diabéticos para tal control. El abordaje se realiza, según el autor, mediante la
siguiente triangulación: teoría fundamentada, observación descriptiva y análisis
documental. Una de las conclusiones del autor es que sí existen factores culturales
que condicionan el control de la diabetes. Si éste se encuentra en el medio socio-
cultural, la persona debe luchar contra su medio social para controlar su enfermedad.
Otro obstáculo es el choque cultural entre el médico tratante y el enfermo.
Margarita Torres, en su tesis doctoral, elabora un estudio en torno a las repre-
sentaciones sociales de los diabéticos en un barrio de Guadalajara (2004). Entre
las principales preguntas que se plantea están: ¿cuáles son las representaciones
sociales sobre el padecimiento de la diabetes en enfermos crónicos de este lugar?,

270
La experiencia de la diabetes

¿existe diferencia en las representaciones sociales sobre salud y enfermedad de


acuerdo con el género? Recurriendo a los principales estudiosos de esta teoría,
como Jodelet, Banchs e Ibáñez, define a las representaciones sociales como saberes
del sentido común que orientan la acción, comunicación y comprensión del entor-
no social, material e ideal. Encuentra que este conocimiento tiene tres condicio-
nantes: contexto estructural, género y fuentes de información. En sus conclusiones
apunta, entre otras, que la representación de la diabetes involucra la totalidad de la
persona (aspectos personales, familiares, laborales y sociales) y asocia su enfermedad
con los estilos de vida y dinámica del ambiente donde viven. En cuanto a la influencia
del género, señala diferencias en la aceptación del padecimiento, causalidad, efectos,
relación físico-emocional y proyecciones de la vida a futuro.
Daniel Chowell y Adriana Pérez (2005) estudian los efectos de la diabetes en la
dinámica familiar, partiendo del supuesto de que este grupo brinda apoyo emocional
y para llevar a cabo las acciones que exige el tratamiento; y viceversa, cómo el pade-
cimiento de un miembro afecta la dinámica de la familia. Aborda el trabajo con

Juan López Molina


dos marcos teóricos: la teoría de la medicina social y la psicología de la familia
(terapia familiar, enfoque sistémico). Además de estudiar las entrevistas realizadas
y determinar el rol que el diabético juega en su familia, analiza el nivel de evolución
de cada una desde la teoría del ciclo de vida familiar.
Ana Gaytán y Javier García (2006) llevaron a cabo una investigación titulada
“El significado de la diabetes mellitus tipo 2 desde la perspectiva del paciente” y


tiene como objetivo destacar la importancia que tiene para la práctica médica coti-
diana entender el significado de esta enfermedad desde la perspectiva del enfermo y

física, salud y sociedad


definir el modelo explicativo que los diabéticos comparten y elaboran a lo largo de
su experiencia en cuanto a las causas, síntomas, tratamientos y complicaciones de su
malestar.
El cuestionario aplicado abarcó cuatro temas: las causas de la enfermedad, sínto-
mas, tratamiento y riesgo de complicaciones; su elaboración estuvo guiada por una
propuesta de Kleiman acerca de los modelos explicativos de la enfermedad. Las entrevistas
se encaminaron a explorar conocimientos, creencias y valores en torno a la diabe- Antropología
tes. Sus hallazgos: los entrevistados atribuyen como causas primarias de la diabetes al
susto, coraje, mala alimentación y preocupaciones, siguiéndole en orden de importan-
cia la tristeza y sensación de fatiga crónica. Entre los síntomas destaca la sed, la
“orinadera” y el cansancio. Priorizan la dieta y las pastillas para el mejor control
y tratamiento, mencionan en segundo término al ejercicio. Las complicaciones
registradas por los investigadores fueron principalmente daños al riñón, a los ojos,
amputaciones y el riesgo de morir.
Laura Moreno (2006) desarrolló su tesis doctoral trabajando con enfermos
diabéticos hospitalizados y ambulantes, teniendo como propósitos conocer las
circunstancias y marcos locales de regulación de quienes viven su enfermedad y
las exigencias del saber médico, las cuales implican transformaciones en su vida
y cotidianidad, analizando también la situación de aquellos que se resisten a sufrir

271
La experiencia de la diabetes

estas consecuencias. Su investigación se aboca a explorar los aspectos emocionales


del padecimiento. Para ello realiza entrevistas a profundidad con los enfermos,
sus familiares y médicos tratantes. Con el fin de enmarcar teóricamente esta pro-
blemática, incorpora el concepto drama social, el cual recupera de una propuesta
de Turner, y esto le permite describir y analizar el proceso que viven las personas
durante el trayecto de su diagnóstico en la búsqueda de una solución o habituación a la
enfermedad. La autora habla de tres fases que conlleva el padecimiento, a saber:
a) Brecha o grieta. Involucra la zozobra por cierto malestar que presagia el
inicio de una enfermedad, la cual puede tener dos resultados: la inexistencia del
problema o el diagnóstico de la enfermedad, propiciando una crisis que
involucra, desde luego, aspectos emocionales.
b) Expansión de la brecha, ya sea hacia la crisis o la acción reconstructiva o
delimitadora. Fase de encuentro con el médico, quien a partir de la autori-
dad investida absolverá o emitirá el temido diagnóstico. “El momento en
que recibe un nombre el padecer, se instala la fase de la expansión de la
Juan López Molina

brecha o del conflicto del drama social” [ibid.:180].


c) Reintegración o escisión, reconocimiento y legitimación social de la enfer-
medad que escinde las relaciones entre el enfermo y su entorno social, o bien
la aceptación del padecimiento, la cual le permitirá comenzar a reconstruir
las relaciones sociales y familiares.

Sobre la importancia de la familia, pareja y vivencias de hombres y mujeres


Por su carácter de enfermedad crónica y la necesidad de cuidados independientes
física, salud y sociedad

del médico, varios autores han reconocido la importancia de la familia para la


persona con diabetes. Rodríguez y Guerrero (1997) señalan el papel del apoyo
familiar en la capacidad para controlar los niveles de glucemia; Chowell y Pérez
[op. cit.] subrayan la influencia recíproca entre el nivel de control o complicación
de la enfermedad y su dinámica familiar; y Moreno [op. cit.] describe la impor-
tancia del apoyo familiar para llevar a cabo la dieta y el ejercicio. Es común que
cualquier enfermo requiera apoyo, ya sea por lo prolongado de su enfermedad,
Antropología

que demanda cuidados especiales, o por lo agudo que implique la total dependen-
cia hacia sus redes más cercanas. Con esta preocupación, otros autores rebasan
la idea de la familia en general para observar más de cerca el papel de la pareja
matrimonial en el desarrollo de la vida. Así, Durkheim (1971) y Carter y Glick
(1970) observaron que las personas casadas experimentaron menores índices de
mortalidad que las solteras, divorciadas o viudas. Valdez (1998) refiere que una
investigación realizada por Greenglas y Eisner, en Canadá, en 1981, indagó cuál
es el beneficio del matrimonio y la respuesta más frecuente en ambos sexos fue que
brinda compañía, apoyo y amor. Pero entrados en detalles, según esto, los hombres
esperan más compañía, colaboración y solidaridad; en tanto las mujeres se inclinaron
más por la seguridad económica y emocional. Según Valdez [ibid.], con base en
su propia investigación, cuando las mujeres se enferman esperan comprensión y

272
La experiencia de la diabetes

apoyo por parte de su esposo para asistir al médico; los hombres, por su lado, fre-
cuentemente fingen no percatarse de la situación de su esposa, logrando esconder
sus emociones.
Respecto a quién se enferma más seguido, Valdéz, citando a Helsing, Szklo y
Comstock (1981), encontró que la viudez es más frecuente en varones que en mu-
jeres. ¿Mayor dependencia del hombre hacia la mujer? Esto es muy probable cuando
observamos la coincidencia entre varios autores, en el sentido de identificar a la
mujer como la cuidadora de su familia [Underson, 1983; Doherty y Baird, 1983;
Rolfs et al., 2000; Chávez, s/f].
Frente a los síntomas de una enfermedad, Roles, Borrell y Fonseca [op. cit.]
refieren dos posiciones: señalan que los niveles de salud o enfermedad son más un
asunto de percepción, así las mujeres admiten con mayor facilidad los síntomas, y
hay una tendencia entre los hombres a negar las enfermedades crónicas más serias.
Por su lado, Macintyre y otros (1999) contradicen esta afirmación, es decir, que no
existen pruebas fundadas en este sentido y recomiendan realizar exámenes clíni-

Juan López Molina


cos o pruebas diagnósticas para conocer la objetividad de las declaraciones. Una
investigación realizada por Chávez entre enfermos tuberculosos [op. cit.] asegura que
los hombres son menos hábiles para buscar asistencia en el hospital y llegando a
la consulta son quienes más síntomas refieren. En cambio las mujeres, siendo las
principales demandantes, conocen más sobre las enfermedades y presentan mayo-
res habilidades para solicitar atención médica. En este estudio, el autor detectó la


manera en como la enfermedad afecta de forma emocional tanto a hombres como
a mujeres; aquellos, por el sentido del mundo en donde viven, no les es posible acep-

física, salud y sociedad


tar la enfermedad, y cuando esto es inevitable e inocultable entonces son afectados
en su integridad y se “derrumban” emocionalmente, porque la enfermedad se con-
vierte en un proceso estigmatizante. En cambio, en la mujer se capta una mayor
resignación y sabe que parte de ella está enferma, mas no su integridad. En el
estudio de las representaciones sociales sobre la diabetes, Torres [op. cit.] encuentra
que los varones manifiestan un tipo de rechazo activo; y las mujeres, pasivo.
En cuanto a los motivos para conservar o no perder la salud, según Chávez,
Antropología
los hombres esgrimen su condición de proveedores, en tanto las mujeres lo hacen
como cuidadoras. Valdez, en su estudio, encontró que el concepto de salud im-
plica para ellas la capacidad de realizar sus actividades cotidianas; por su parte,
Torres detectó la preocupación de los varones por que la enfermedad afecte el
aspecto social de su vida.

Revisión de resultados
Características socioeconómicas
Aunque no hubo condicionamientos por la edad, la mayoría de las personas a
quienes se les aplicó el cuestionario se ubicaron entre los 50 y 80 años, sólo dos
mujeres fueron menores de este rango (36 y 47 años). En cuanto a escolaridad, en
los varones predominó la primaria incompleta (4 casos), siguiéndole la licencia-

273
La experiencia de la diabetes

tura incompleta (3) y los tres restantes se repartieron entre primaria completa y
estudios técnicos y comerciales. En las mujeres sobresalieron los casos de primaria
incompleta (4) y primaria completa (3); y es preciso resaltar que hubo dos mujeres
analfabetas y una con licenciatura completa. Respecto a la ocupación, entre los
hombres predominó la condición de pensionado (3) e incapacitado por la enfer-
medad (3), dos son profesionistas, uno más realiza trabajo de oficina y el que resta
es comerciante. En cuanto a las mujeres, la mayoría manifestó dedicarse al hogar
(8), una es profesionista y la última se declaró incapacitada para trabajar a causa
de la enfermedad.

Antecedentes heredo-familiares
Padres diabéticos

Condición Varones Mujeres


Sí 3 5
Juan López Molina

No 5 5
No sabe 2 0

Como vemos, coincide el número de hombres y mujeres sin antecedentes directos


de diabetes: cinco. Fueron cinco las mujeres y tres los hombres quienes sí declararon

tener antecedentes directos. Enfatizamos que no se trata de una muestra; por ello,
estas cifras no son exploratorias.
física, salud y sociedad

Otros familiares

Parentesco Varones Mujeres


Hermanos 1 3
Abuelos 1 1
Tíos 6 2
Antropología

Ninguno 2 4

Un alto número de varones (8) aceptó tener algún antecedente de diabetes ya


sea en abuelos, tíos o hermanos, contra uno menor de mujeres (6); cuatro de ellas
declararon no tener algún antecedente.

274
La experiencia de la diabetes

Diagnóstico y evolución de la enfermedad


¿Cómo supo que tiene diabetes?

Varones Mujeres
Sintió mucha sed 4 1
Se sintió mal 3 3
Accidentalmente 1 0
Bajó de peso 1 0
Por chequeo rutinario 1 2
Por complicación de alguna enfermedad 0 1
Experimentó varios síntomas 0 3

Es importante señalar que la mayoría detectó su enfermedad debido a algún sín-


toma o malestar; por chequeo médico rutinario, el número de mujeres duplicó al
de los hombres.

Juan López Molina


Antigüedad del diagnóstico
Varones Mujeres
Menos de 1 año 1 2
De 1 a 4 años 2 2
Más de 5 años 1 3
Más de 10 años 4 1


Más de 20 años 2 2

física, salud y sociedad


Este cuadro permite apreciar que siete varones tienen más de cinco años con el
padecimiento; y de las mujeres, siete tienen una antigüedad menor a 5 años.

Complicaciones
Varones Mujeres
Retinopatías 1 0
Antropología
Deterioro de riñones 0 0
Complicación de heridas 0 0
Afección a varios órganos 0 1
Amputaciones 2 1
Impotencia sexual 1 0
Fatiga 0 1
Ninguna 6 7

Seis hombres y siete mujeres aseguraron no haber sufrido alguna complicación. De


los varones, a pesar de la antigüedad del diagnóstico, sólo cuatro manifestaron algún
problema. En contraparte las mujeres, a pesar de tener diagnósticos recientes, cua-
tro ya tenían complicaciones. En descargo, se dice que en muchos casos la diabetes
se diagnostica hasta después de ocho años de padecerla.

275
La experiencia de la diabetes

Antigüedad del diagnóstico y complicaciones

Antigüedad Mujeres Varones


Menos de 1 año
De 1 a 4 años 2
Más de 5 años 1
Más de 10 años 1 1
Más de 20 años 1 1

Desde esta perspectiva, podemos observar que parece no existir relación entre
la antigüedad del padecimiento y sus complicaciones. Por ejemplo, la cifra de en-
fermos de más de cinco años no rebasa 50% de personas con malestares; en cam-
bio, con uno a cuatro años de antigüedad la cifra de complicaciones de los varones
alcanza 100%. El resto de las personas con más años de padecer diabetes (más
de cinco) manifestó no sentir molestias; algunas personas expresaron no percibir
siquiera la presencia de la enfermedad. Una vez más, es preciso recalcar que la an-
Juan López Molina

tigüedad declarada no siempre coincide con el inicio, dada la fase asintomática


de la enfermedad en algunas personas; por tanto, no hay precisión respecto a la
antigüedad real de la enfermedad.

Percepción de deterioro en su calidad de vida


Mujeres Varones
Sí 4 4
física, salud y sociedad

No 6 6

¿En qué consiste tal deterioro?

Problemas de sexualidad Mujeres Varones


Imposibilidad de convivencia 0 2
Pérdida de dinamismo 0 0
Incapacidad de realizar actividades cotidianas 2 1
Antropología

Depresión y pérdida de entusiasmo 1 1


Ninguno 1 0

Como podemos observar, hay coincidencia en el número de varones y de mu-


jeres que manifestaron experimentar deterioro en su calidad de vida (4); en el caso
de los hombres, dos (la mitad de quienes expresaron cierto deterioro) mostraron
preocupación por la incapacidad en su respuesta sexual, en tanto igual número de
mujeres percibió el deterioro en la pérdida de dinamismo.

276
La experiencia de la diabetes

Adhesión a las formas de tratamiento y control de la enfermedad


¿Sigue la dieta indicada?

Mujeres Varones
Sí 8 5
No 0 2
Parcialmente 2 3

Es interesante observar que un alto número de mujeres manifiesta seguir total-


mente la dieta (8), frente a uno menor de hombres (5). De ellos, tres lo hacen par-
cialmente y dos niegan seguirla totalmente, en tanto que sólo dos mujeres expresa
seguir la dieta de manera parcial.

¿Quién le prepara la comida?

Mujeres Varones

Juan López Molina


Pareja 0 4
Ella misma/él mismo 8 1
Familiares 1 5
Otros 1 0

Las cifras anteriores tal vez se expliquen por el hecho de que la mayoría de las


mujeres se preparan su comida ellas mismas, en tanto que sólo un varón lo hace.
Los nueve restantes manifiestan dependencia, cuatro señalaron a la esposa y los

física, salud y sociedad


restantes cinco apuntaron a “otros familiares” para preparar sus alimentos.

Ejercicio físico

Mujeres Varones
Corre diariamente 1 3
Corre dos veces por semana 0 3 Antropología
Hace bicicleta 1 1
Camina 4 1
Mueve extremidades diariamente 0 1
No hace ningún ejercicio 4 1

Llama la atención que casi el total de hombres realiza ejercicio, ya sea corrien-
do, haciendo bicicleta o caminando (9), mientras que casi la mitad de las mujeres
no hace ningún tipo de ejercicio (4).
La observación de los dos últimos cuadros permite colegir que la mayoría de
las mujeres logran seguir la dieta, pero son quienes menos ejercicio hacen; en el
caso de los hombres, es a la inversa.

277
La experiencia de la diabetes

¿Toma los medicamentos indicados?

Mujeres Varones
Totalmente 6 8
Sólo algunos medicamentos 1 1
Algunas veces 3 1
No los toma 0 0

Ninguna persona prescinde totalmente de los medicamentos, aunque una alta


cifra de mujeres no lo hace de manera asidua (3), contra sólo un hombre en esta
situación. Uno de cada uno prescinde de algunos medicamentos. En general, los
hombres son más frecuentes a consumir fármacos.

Conocimiento sobre la diabetes


¿Qué es la diabetes?
Juan López Molina

Mujeres Varones
Valores mayores a 120 mg de glucosa en la sangre 0 1
Una enfermedad crónica 1 4
Una enfermedad peligrosa 1 3

Enfermedad deteriorante 3 1
Otro 4 0
física, salud y sociedad

No respondió 1 1

¿Por qué da la diabetes?

Mujeres Varones
Por alguna emoción 3 1
Por herencia 2 2
Antropología

Por excesos en el estilo de vida 1 2


Por obesidad 0 1
Por sedentarismo 0 1
Por un susto 4 0
No sabe 0 3

Es de destacar que, salvo un varón quien dio una respuesta científica parcial a
la definición de la diabetes, el resto proporcionó una definición con base en su
experiencia con el padecimiento. Respecto a sus causas, la mayoría dio respuestas
parciales o basadas en su sentido común.

278
La experiencia de la diabetes

Apoyo emocional y social

¿Cuál fue la respuesta de sus familiares ante la noticia del diagnóstico?

Mujeres Varones
Preocupación 5 6
Indiferencia 3 2
Resignación 0 1
Confusión 2 0
Apoyo y consuelo 0 1

¿Qué sentimientos le provocó a usted la noticia?

Mujeres Varones
Preocupación 1 2
Desesperación y tristeza 2 2

Juan López Molina


Resignación 1 0
Indiferencia 3 3
No respondió 3 3

Mientras que la preocupación por parte de la familia tuvo cifras similares entre


mujeres y hombres (5 y 6 casos, respectivamente), la indiferencia como reacción
también tuvo cifras similares, aunque notoriamente inferiores (3 y 2). Respecto al

física, salud y sociedad


sentimiento provocado al recibir la noticia del diagnóstico, sobresale la indiferen-
cia manifestada por tres en ambos sexos, dos de cada grupo que experimentaron
desesperación y tristeza, cifra similar a la de personas quienes no respondieron. En el
siguiente cuadro apreciamos que las mujeres en una cifra mayoritaria (7) reciben
apoyo por parte de su pareja, no así el caso de los hombres (2), quienes han encontra-
do apoyo en sus hijos (5), contra sólo tres mujeres en esta misma condición.
Antropología
¿Quién le apoya?

Mujeres Varones
Pareja (o) 7 2
Hijos 3 5
Ella misma/él mismo 0 2
Otros 0 1

Análisis
Los resultados de este estudio inicial permiten notar la variabilidad de manifes-
taciones y situaciones que se presentan en la vida de los diabéticos. La relación
y tiempo transcurrido entre el inicio del padecimiento y su diagnóstico muchas

279
La experiencia de la diabetes

veces no se sabe porque la mayoría no acostumbra los chequeos de rutina; además,


el cumplimiento de las indicaciones médicas y complicaciones de la enfermedad
no es lineal.
No obstante estas consideraciones, podemos apreciar cuatro grupos de personas:
a) Quienes incluso sin seguir todas las indicaciones y con muchos años de
padecer diabetes aún no han tenido deterioros mayores. Son las personas
que manifiestan no percibirse como diabéticas porque hacen una vida “normal”
o bien presentan complicaciones menores, como cansancio o disminución
de la visibilidad.
b) Quienes manifiestan seguir las indicaciones y lograr detener el deterioro.
c) Quienes han tenido un deterioro por no poder seguir todas o alguna de las
indicaciones a partir del diagnóstico, ya sea por limitaciones económicas,
condiciones de trabajo, o que “comen lo que pueden” y no hacen ejercicio.
d) Quienes a pesar de seguir las indicaciones sufren deterioros y/o compli-
caciones.
Juan López Molina

Mercado et al. inciden en el punto cuando señalan que las enfermedades cró-
nicas se caracterizan por no tener trayectorias únicas. “Tales trayectorias ni están
predeterminadas, ni obedecen a la edad de los enfermos o a los años de vivir con
su padecimiento; las mismas se configuran a partir de un cúmulo de circunstancias de
índole diversa” [op. cit.:233].
Encontramos entonces que así como en otras áreas de la realidad no hay ley

que rija la situación. Es cierto que las personas deben observar las indicaciones
médicas para disminuir los riesgos de complicaciones, aun cuando no se garantiza
física, salud y sociedad

100% de efectividad. En la vulnerabilidad de las personas atraviesan factores de ín-


dole orgánico, emocionales, externos a los individuos, como los culturales y socia-
les; aquí la variabilidad se hace presente, como distintos son también los factores y
su combinación para dar como resultado las situaciones individuales.
Valiéndonos de algunas aportaciones ya citadas, se realiza un breve ejercicio tra-
tando de observar los dos principales aspectos del padecimiento: deterioro orgánico
y problemas emocionales asociados, vale decir los aspectos objetivos y subjetivos de
Antropología

la enfermedad. Para abordar el primer aspecto incorporamos el concepto trayectoria


de la enfermedad; y para el segundo, drama social.
Dentro de las trayectorias estables podemos distinguir, como ya mencionamos, a
quienes se controlan a partir de las indicaciones médicas; “la diabetes casi no les
ha ocasionado molestias y sus efectos han sido prácticamente nulos en su vida diaria
durante los años que tienen de padecerla” [ibid.:233]; y quienes lo logran aun sin
seguir de forma estricta tales indicaciones,
[…] los pacientes que deciden incumplir equilibrada y estratégicamente con las prescripcio-
nes médicas, vivir la vida de una manera armónica con las costumbres y las tradiciones de
la sociedad a la que se pertenece, que se permiten “ciertos gustos” sin sentirse culpables, que
perciben su cuerpo y saben cómo ir ajustando las indicaciones médicas, se mantienen mejor
controlados [Moreno, op. cit.:228].

280
La experiencia de la diabetes

En el primer grupo, siguiendo conformado por quienes logran controlar la mayo-


ría de las indicaciones y efectos de su enfermedad, se encuentran cinco mujeres; en el
segundo caso, de lograr el control sin seguir estrictamente las indicaciones, tenemos
ocho personas (3 mujeres y 5 varones). El testimonio de uno de nuestros entrevista-
dos, con 32 años de padecer diabetes, se asimila a la situación descrita:
Me operaron de la hernia y no tuve nada de complicaciones, bendito sea Dios, nunca he
sabido lo que es que esté hinchado de los pies, nada. Me conozco ya mi cuerpo. Como de todo
pero poquito, más que nada como verdurita, repito, conozco mi cuerpo […]. Corría yo en la
deportiva pero ahora ya no porque me canso. Aunque sentí muy feo cuando me lo descubrieron.
Me dijo el doctor: esta es una enfermedad incurable, que no te engañen, esto nomás hay que
controlarlo […]. Yo veo a la enfermedad como un compañero, peligroso pero compañero. Pero ahí
la llevamos.

Otra persona, quien reporta una antigüedad de 20 años con el padecimiento,


señala:

Juan López Molina


Que yo sepa nunca he tenido ninguna complicación. Para mí la diabetes no me ha afectado
[…], yo llevo mi vida igual […]; que me entristezca, tampoco. Yo como verduras, sopa de col,
calabacita, pechuga frita. Tomo té o avena. Cuando voy a alguna fiesta llevo mi verdura. Como
ejercicio, sólo hago bicicleta por 20 minutos cada tercer día, inclusive me la compraron para eso.
Para mí la diabetes no es problema, no me preocupa si la tengo o no, yo sigo mi vida igual.


Trayectorias deteriorantes: siete personas declararon tener complicaciones por esta
enfermedad (4 varones y 3 mujeres). De éstas, un varón declaró haber perdido los

física, salud y sociedad


dientes, tener daños renales y glaucoma; otro varón manifestó padecer impotencia
sexual, y no obstante su apariencia íntegra vive su problema como una tragedia:
El único problema que tengo desde que me dio la diabetes es… la erección. Es lo más grave
que he tenido en el sentido de que tengo una mujer que no me quiere entender y dice que si
ando por otro lado. A mí sí me preocupa porque me amenaza que ella también va a buscar
por otro lado. Todos mis hijos ya están grandes, ya se casaron y yo le digo “solos nos vamos,
hija, debías de entenderme”.
Antropología
Dos varones exhiben mayor deterioro físico por haber sufrido amputación en
una pierna, tres mujeres tienen un deterioro avanzado y una muestra dependencia
total hacia sus familiares. Este último grupo de hombres y mujeres es un cuadro
fiel de lo que Mercado describe:
Aparece un daño o complicación en cierta parte del organismo que imposibilita al individuo llevar
a cabo su vida tal como solía hacerlo […]. Empiezan a depender parcial o totalmente de otros
integrantes de la familia-grupo doméstico, lo cual genera sentimientos de tristeza, impotencia, frus-
tración e incertidumbre, y poco a poco se va incrementando el aislamiento social [op. cit.:238].

En las siguientes líneas se ilustra el caso de una mujer que vive esta situación:
Por causa de la diabetes tengo todos estos sufrimientos. Casi por un año dejé de tomar los
medicamentos porque no tenía para comprarlos, se me hizo fácil, casi un año me la pasé

281
La experiencia de la diabetes

así, sin controlarme. Después me empecé a sentirme muy mal, me dolía mucho la cabeza,
tenía mucha sed. Yo lo que quería era morirme. Mi esposo me dejó y preferí trabajar para
llevar de comer a mis hijos y me dejé, y un día francamente atenté contra mi vida tomando
muchas pastillas y veneno para ratas, pero sólo me hice mucho daño. Me dañé el riñón, ahora
ya no veo, a veces ya no siento los pies, ya no me responde mi cuerpo. Ahora sigo la dieta,
como pura verdura porque mis hijas me lo preparan, me hacen la diálisis y juntos con mis
hijos [5 en total] se van turnando para ayudarme. Tomo los medicamentos sólo porque me
los acercan. A veces me dejan una cajita en la mesa y me dicen “te la tomas a tal hora” y yo la
meto en mi cabecera.

¿Cuáles son los problemas emocionales que viven las personas con diabetes?
Chowell y Pérez [op. cit.] señalan que la persona vive el diagnóstico de una enfer-
medad crónica como una crisis. La noticia de una enfermedad física y la invalidez
constituyen sucesos críticos que afectan su autoimagen y planes futuros y desafían
la habilidad del individuo y la familia para enfrentarlos y adaptarse a esta nueva
Juan López Molina

situación. Es la caracterización de un impacto tras recibir un diagnóstico aunque,


como ya anotamos anteriormente, es Moreno [op. cit.] quien ha dado seguimiento
al trayecto emocional de las personas con diabetes mediante el concepto de drama
social, propuesto por Turner y aplicado en su análisis de las personas diabéticas.
La primera fase del drama social es zozobra por lo que se avecina, bien puede des-
vanecerse o desembocar en un problema real y conducir a la crisis. Esta situación

no fue referida por los entrevistados porque la pregunta se centró en saber cómo
recibieron la noticia del diagnóstico. Durante la segunda fase, “[…] el momento en
física, salud y sociedad

que recibe un nombre el padecer, se instala la fase de la expansión de la brecha o


del conflicto del drama social” [ibid.:180]. ¿Cómo afectó la noticia del diagnóstico a
nuestros entrevistados? Dos hombres y una mujer la recibieron con cierta preocu-
pación, sabiendo que se trata de una enfermedad incurable; dos hombres y dos
mujeres refirieron haber sentido desesperación y tristeza, pues tienen algún fami-
liar o conocido diabético y por tanto conocen las complicaciones;2 tres hombres y
tres mujeres señalaron indiferencia, la mayoría por desconocer las características
Antropología

de la enfermedad; mientras que un hombre y una mujer lo tomaron con resignación.


Después la fase de reconocimiento y legitimación social de la enfermedad, la cual
escinde las relaciones entre el enfermo y su entorno social; o bien la aceptación de
la enfermedad, que permite iniciar la reconstrucción de las relaciones sociales y
familiares. ¿Cuántos entrevistados se encuentran instalados en la fase de crisis
sin aceptar su enfermedad?, ¿cuántos viven los efectos de las complicaciones que
los escinde de su entorno social?, ¿cuántos han asimilado su problema o logrado
su control y están reintegrados a la sociedad?
2
La siguiente descripción no puede ilustrar mejor la situación referida por los entrevistados: se
instala resquebrajando el cuerpo, el entorno social y el sentido de la vida social del individuo
“[…] es el momento de la pérdida del impulso vital que los colocaba en un momento de confu-
sión, angustia y abatimiento” [ibid.:111].

282
La experiencia de la diabetes

Cinco mujeres y cinco varones mostraron cierta tranquilidad y hasta indiferen-


cia frente a la enfermedad, la mayoría porque no se ha visto afectada o ha logrado
controlar sus efectos y no les ha representado limitaciones. Tres hombres y cuatro
mujeres viven el trago amargo de la crisis, expresan depresión por las dolencias
limitaciones, aunque estas complicaciones se enmarcan en una gama amplia. Una
persona más se encuentra en la fase de negación porque, frente a la tragedia, inten-
ta expresar indiferencia ante las preguntas diciendo “no pasa nada”.
Yo soy muy fuerte y yo podría trabajar si no fuera que me cortaron las piernas. Nunca me
dijeron que iban a cortar las piernas. No me dolía ni nada, sólo me metieron a la sala de ope-
raciones, y cuando desperté ya me faltaba una pierna. Cuando me cortaron la otra sólo me
dijeron que era por eso de la enfermedad. Yo nunca fui enfermo, hasta la fecha yo no siento
problemas del riñón o todo eso.

Ante la pregunta de si siente algún deterioro, el señor responde: “Yo me siento


normal, yo no le hago caso a eso de la ‘diabetes’. Yo como lo normal, lo que hace

Juan López Molina


mi esposa, no sigo la dieta”.
A dos mujeres más podría ubicárseles en la fase de aceptación/reintegración.
Una de ellas, no obstante su depresión, refiere enfrentarlo bailando; y la otra, por
su nivel de preparación (profesionista), conoce las consecuencias de la enferme-
dad y al parecer se prepara para hacerles frente. “La diabetes es un desvío para
mi salud, para lo cual debo prepararme para convivir con ella y que tengo que


prepararme para controlarla”.
El siguiente cuadro ilustra la trayectoria y correspondiente situación emocio-

física, salud y sociedad


nal donde se encuentran los entrevistados.

Fase de la trayectoria/fase del drama social


Trayectorias/ Reintegración o
Brecha o grieta Crisis o Reconstrucción
drama social escisión
5, tranquilidad/
2, depresión Antropología
Estables indiferencia
2, aceptación
5, ligera preocupación

Oscilatorias

5, Depresión
Deteriorantes
1, negación

Consideraciones finales
El tamaño del grupo entrevistado no impide observar la variabilidad de resultados,
en muchos casos coincidentes con los datos reconocidos en la literatura, por ejem-
plo el rango de edad con mayor incidencia de diabetes (45 años en adelante). En
cuanto a la detección, observamos que la gente mayoritariamente sólo acude a los
servicios de salud cuando hay malestar evidente y sólo una minoría acostumbra las

283
La experiencia de la diabetes

revisiones rutinarias; aun cuando fue un número mínimo, el de las mujeres duplicó
al de los hombres; en la evolución y complicaciones observamos una gran varia-
bilidad respecto al tiempo del padecimiento, edad del paciente, cumplimiento de
indicaciones médicas y género. Observamos que los dos aspectos del padecimiento,
es decir manifestaciones orgánicas y percepción individual de la enfermedad no
van de la mano; la interpretación de la levedad o gravedad está en función del
género [Valdez, op. cit.], según los aspectos valorados o no de la vida [Moreno,
op. cit.]. Hay coincidencia con otras investigaciones [Gaytán y García de Alba, op.
cit.] en torno a la creencia mayoritaria de que las emociones e impresiones causan
diabetes.
En cuanto al impacto emocional provocado por el padecimiento, encontramos
cifras semejantes entre hombres y mujeres que expresaron indiferencia, así como en
quienes expresaron algún tipo de preocupación o tristeza. En este caso, no se verifica
mayor insensibilidad o arrojo por parte de los varones derivado de la asimetría en las
relaciones hombre-mujer como se sustenta en la literatura [Garduño, 1994].
Juan López Molina

En la adhesión a las indicaciones médicas se observan claras diferencias de


género, más allá de la importancia que hombres y mujeres conceden al consumo
de medicamentos como medio de control. Se aprecia gran divergencia en el segui-
miento de la dieta, las mujeres se caracterizan por un mayor seguimiento quizá
porque ellas mismas preparan su comida, en tanto los varones frecuentemente
“comen lo que pueden” o les ofrecen, tal vez resultado de su rol histórico. No obs-

tante, como constatamos, las mujeres se rezagan en el ejercicio físico, quizá debido
a una falta de hábitos o tiempo atribuible, en principio, a sus absorbentes actividades
física, salud y sociedad

cotidianas como ama de casa, cuidadora, educadora, etcétera (incluso varias de


las entrevistadas manifestaron estar a cargo de sus nietos pequeños), aunque no se
descarta su percepción del ejercicio físico como un ámbito único de varones. Es
muy interesante observar la situación que manifiestan hombres y mujeres en cuan-
to al apoyo familiar; mientras un alto número de mujeres manifestó recibirlo por
parte de su esposo, un grupo minoritario de varones lo percibe de su esposa y destaca
más el de los hijos. Nuevamente verificamos diferencias respecto a la literatura cuando
Antropología

manifiesta el rol, por antonomasia, de la mujer como cuidadora [Underson, op.


cit.; Doherty y Baird, op. cit.; Roles et al., op. cit.; Chávez, op. cit.].
Es interesante observar el resultado de las investigaciones porque permiten
acercarnos a la realidad para conocer la particularidad de cada caso, donde se
verifican o desmitifican algunas aseveraciones para comprender la variabilidad y
complejidad en torno a la experiencia de una enfermedad crónica.
Esta indagación inicial, independiente del tamaño del grupo estudiado, arroja
resultados interesantes a la luz de las investigaciones precedentes. Permite apreciar
la necesidad de continuar explorando esta veta que involucra la relación entre
padecimiento de la enfermedad y relaciones sociales. Algunos estudios sobre la
diabetes han incursionado en el ámbito familiar y conocemos algunas implicacio-
nes, pero dicho ámbito no constituye una unidad monolítica como suele creerse,

284
La experiencia de la diabetes

ni es la unidad más primaria; en su interior encontramos divisiones que dinamizan


sus relaciones, como la matrimonial o de pareja. Es necesario entonces emprender
indagaciones con mayor profundidad y exhaustividad para conocer cuáles y cómo
son las implicaciones de la diabetes en la vida de pareja, armados con categorías
como el género y circunstancias que influyen en el curso de vida, enfatizando la
trayectoria de pareja.

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286
Nezahualcóyotl: un crisol
de estilos de vida
en la experiencia de vivir
con diabetes* 1

 María Enriqueta Figueroa Rubio


Sergio López Alonso

Introducción
En nuestros días, la diabetes tipo 2 se prefigura como uno de los
problemas de salud pública de mayor preocupación a nivel mundial. Es
una enfermedad crónica, degenerativa, producida por disminución
o ausencia en la producción de insulina. Se le considera parte del lla-
mado síndrome X o síndrome metabólico, consistente en un conjunto de
padecimientos metabólicos y cardiovasculares entre los cuales tam-
bién figuran la obesidad, dislipemia, arteriosclerosis e hipertensión
[Campillo, 2004:15-34].
El riesgo de padecer diabetes tipo 2 tiene, por una parte, condicio-
nantes de orden genético o hereditario; y por otra, factores claramente
socioculturales. A la fecha, la predisposición genética a padecer esta
enfermedad se infiere a partir de su registro en ascendientes cerca-
nos; si se conoce que alguno de los padres o abuelos fue diabético,
existe el riesgo de padecer este mal, sobre todo cuando es por vía
materna. Pero es en el ámbito sociocultural, y en particular a partir
de determinados estilos de vida, donde se propician las posibilida-
des de: a) inhibir su aparición mediante la Norma Oficial Mexicana
(nom); b) desencadenarlo, al no adherirse a las normas establecidas;

*
Este trabajo es parte de los resultados de la investigación de tesis de maes-
tría realizada en la línea de investigación diversidad humana, sociedad y
cultura, Posgrado de Antropología Física, enah. La investigación fue aus-
piciada por la Clínica Multidisciplinaria Tamaulipas, fes Zaragoza, unam,
dentro de su programa Diabetes: Un Programa de Atención Multidiscipli-
naria (dupam).

287
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

o bien c) saber vivir con él, controlarlo y evitar sus complicaciones. En México,
la nom para el Control de la Diabetes 2003 establece las normas básicas para el
efecto.1 A partir de las consideraciones anteriores surge nuestro interés por indagar
si los individuos con diabetes tipo 2 y bajo control médico, aquí estudiados, llevan
estilos de vida favorables para el control adecuado de su padecimiento.
María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso

Ciudad y municipio Nezahualcóyotl (Neza), Estado de México


Nezahualcóyotl se localiza al oriente de la ciudad de México y se extiende sobre
gran parte de la cuenca del antiguo lago de Texcoco.2 Ocupa el segundo lugar de
densidad de población en el Estado de México, después de Ecatepec de More-
los. Las estadísticas municipales del año 2000 registran un total de 1 224 924
habitantes, distribuidos en 86 colonias, y con una extensión territorial de 63.44 km
cuadrados.
El asentamiento humano en este lugar se inició hacia 1950 y en pocas décadas
los colonos construyeron lo que ahora es un verdadero fenómeno de concentra-
ción humana, con su complejo e imbricado conjunto de problemas que han llamado
la atención de investigadores sociales [García, 1990]. Desde la perspectiva de dis-
tintas disciplinas se han analizado y propuesto medidas para atender problemas
detectados en los ámbitos biodemográfico, político, social, económico, ecológico
y de salud, entre otros. Una síntesis de las reflexiones alcanzadas en los inicios de la
década pasada fue compilada por Javier Delgadillo Macías bajo la coordinación de

Ángel Bassols Batalla y Gloria González Salazar (1993).


El desarrollo de Neza ha sido muy heterogéneo, pues existen colonias con
física, salud y sociedad

enormes atrasos y carencias mientras que otras aparentan cierto desarrollo, a juz-
gar por los servicios e infraestructura urbana disponibles. La vialidad y servicios
de transporte público, aunque caóticos y no siempre con la calidad deseada, mue-
ven una inmensa cantidad de pasajeros al día, quienes se trasladan a sus fuentes de
trabajo en el d.f. o en la región fabril de Tlanepantla y Naucalpan.
Neza carece de fuentes de trabajo. Por ello ha florecido la maquila clandestina
a domicilio, como la costura y elaboración de juguetes, entre otros [Alonso, 1993],
Antropología

además de un sinnúmero de actividades informales a las que se dedica gente de


uno y otro sexos y diversas edades, para ganarse la vida. El más visible es el co-
mercio ambulante, actividad que se ejerce en pequeños puestos callejeros donde se
expende gran variedad de artículos, desde alimentos preparados como quesadillas,
carnitas, tacos placeros, gorditas de chicharrón prensado, pozole, tamales, atoles, todo
tipo de “fritangas” y las llamadas “comidas rápidas”, carne de pollo fresco, frutas

1
La nom-015-ssa2-1994 (actualizada en 2003) establece plan de manejo del tratamiento farmaco-
lógico y no farmacológico de la diabetes.
2
Sus límites con otros municipios del propio Estado de México son: al norte con Ecatepec, y al
oriente con Los Reyes La Paz y Chimalhuacán. Con delegaciones del d.f., limita al noreste con
Gustavo A. Madero, al poniente con Venustiano Carranza, y al sur con Iztapalapa e Iztacalco.

288
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

preparadas, chicharrón de harina preparado, jícamas con chile, verduras, hasta


productos de las marcas Jafra y Tupperwere. Se observan, igualmente, pequeños
“bazares” para la venta de artículos usados.
Las personas estudiadas viven en la colonia Tamaulipas, la cual no parece ser de
las mejor desarrolladas, pues las habitaciones fueron construidas de manera muy
heterogénea. Aunque en su mayoría los techos son de losa de concreto, algunas están

María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso


cubiertas con láminas, otras no cuentan con cimentaciones y una que otra se en-
cuentra en obra negra, pero todas tienen servicio de alumbrado público, drenaje,
agua potable y calles pavimentadas.

Acerca del estilo de vida


De una manera muy general, los estilos de vida pueden verse como el actuar en la
vida y son producto de dimensiones sociales y culturales, en las cuales el individuo
adquiere su formación. Por tanto, resultan de la interrelación de factores de orden
material, sociocultural e ideológico. Por las manifestaciones de la cultura material:
vivienda, alimentación-vestido; lo sociocultural, por las formas y estructuras orga-
nizativas y comportamientos históricamente configurados, tipo de familia, grupos
de parentesco, redes sociales de apoyo, sistema de soporte como las instituciones y
asociaciones, las tradiciones; y lo ideológico, por las ideas y convicciones, valores
y creencias. Todos ellos determinan las respuestas o comportamientos de los indi-
viduos en los distintos sucesos de la vida.


De acuerdo con Harris, los estilos de vida se encuentran permeados por la
estructura social, económica, política y cultural de la sociedad donde se vive. “Las

física, salud y sociedad


clases difieren unas de otras no sólo en el poder que detentan per cápita, sino
también en amplias áreas del pensamiento y conducta pautados llamados estilos de
vida” [1996:517 (cursivas en el original)].
Son, de algún modo, pautas integrales del modus vivendi de las personas y a me-
nudo de los grupos humanos, y no admiten modificaciones fácilmente por tratarse
de aprendizajes y formaciones personales; permanecen toda la vida y configuran
determinado comportamiento. Sobre el particular, Durkheim afirma:
Antropología
En cada uno de nosotros, según proporciones variables, está el hombre de ayer; es el hombre
de ayer quien, por la fuerza de las cosas, predomina en nosotros, pues el presente es bien poca
cosa comparado con ese largo pasado durante el que nos hemos formado y del cual somos
resultado [1982:16].

Según Bourdieu (1998), la idea de diferencia, separación y/o distinción, está en


la base de la noción misma de espacio; y según las posiciones sociales, el espacio
está conformado por un conjunto de disposiciones o habitus producto de condicio-
namientos sociales, los cuales se transforman y estructuran a manera de costumbres
avaladas por el marco social. De este modo se construyen y diseñan perfiles cul-
turales específicos que caracterizan sectores determinados de la sociedad. Estos per-
files involucran las maneras en cómo los actores introyectan la forma de relacionarse

289
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

con su medio, interactuar con los miembros de su propio grupo y con los de otros.
En sus propias palabras dice:
Los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia producen
habitus, sistema de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispues-
tas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y
organizadores de prácticas y representaciones [1991:92 (cursivas en el original)].
María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso

Para precisar el concepto habitus, referido a prácticas personales, enfatiza:


Cada sistema de disposiciones individual es una variante estructural de los otros, en el que se expresa la
singularidad de la posición en el interior de la clase y de la trayectoria. El estilo (personal),
la marca particular que llevan todos los productos de un mismo habitus, prácticas u obras, es
sólo una desviación con respecto al estilo propio de una época o de una clase [ibid.:104 (cursivas y
paréntesis en el original)].

Bourdieu, en La Distinción. Criterio y bases del gusto (2002), dedica los cuatro
capítulos que conforman la tercera parte de su obra para analizar el habitus y los
estilos de vida, en tanto espacios sociales diferenciados y diferenciadores. Por su
parte, Bliss (1996) discute el estilo y estándar de vida en términos económicos y
de consumo.
En este trabajo interesa visualizar los estilos de vida en sus relaciones con el
cuidado de la salud. En ese sentido, estilo de vida se ha descrito como

[…] las conductas de cualquier sujeto que le permiten su funcionamiento cotidiano (alimen-
tación, ejercicio, uso de medidas de seguridad en el transporte y en el trabajo, interacción
física, salud y sociedad

con diversas personas, práctica de deportes, actividades recreativas, relación sueño/vigilia,


vacaciones, percepción de riesgos a la salud, uso de medidas preventivas ante posibles enfer-
medades, visitas periódicas a los profesionales de la salud, adherencia terapéutica cuando sea
necesario, etc.) [Programa de Residencia en Medicina Conductual, 2001:62].

El interés se centra, por tanto, en los estilos de vida que se ha visto guardan re-
lación con la diabetes tipo 2 [López Carmona et al., 2003; Rodríguez Moctezuma
et al., 2003], otorgando atención a los siguientes dominios: alimentación, actividad
Antropología

física, actividades laborales, relaciones intrafamiliares y el entorno, consumo de


bebidas alcohólicas u otras sustancias tóxicas, percepción corporal, estado anímico
y aceptación o rechazo de los cuidados para controlar de la diabetes, los cuales
abarcan componentes físicos, psicológicos y sociales de la individualidad.

Aspectos metodológicos
Se trata de estudios de caso, por lo que se recabó información cualitativa mediante
entrevistas en profundidad. Éstas se llevaron al cabo en los domicilios particulares
de cada participante. Fueron grabadas con previo consentimiento, una vez infor-
mados de los propósitos de investigación.
Los procedimientos subsiguientes fueron: 1) transcribir cada entrevista; 2) ge-
nerar protocolo de cada persona entrevistada a partir de las transcripciones y notas de

290
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

campo; 3) identificar y clasificar los temas relacionadas con estilo de vida en los
ámbitos antes mencionados y considerando tanto la vida previa como después del
diagnóstico de diabetes tipo 2, así como el apego a las instrucciones médicas para su
control; y 4) se observó si el estilo de vida descrito por cada uno, una vez diagnosti-
cada la diabetes, favorece o no al adecuado control de este mal, finalmente elaborar
los resultados de la investigación, parte de los cuales se presentan en este trabajo.

María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso


Personas estudiadas
Las personas seleccionadas para el estudio viven en el municipio de Nezahualcóyotl
y, como se ha señalado, asisten al servicio de la Clínica Multidisciplinaria Tamau-
lipas de la fes Zaragoza, unam, donde se ofrece, entre otros servicios, atención a
personas que padecen diabetes tipo 2.
Los criterios de inclusión fueron: 1) tener entre 50 y 65 años de edad, 2) más de
5 años con diagnóstico de diabetes tipo 2, 3) estar inscrito al programa de diabetes
de la Clínica Multidisciplinaria Tamaulipas de la fes Zaragoza, 4) con residencia
en el municipio de Nezahualcóyotl, y 5) disposición voluntaria para colaborar en
esta investigación. Con estos criterios se eligieron tres personas, de los cuales se
tratará a continuación.

Caso 1. Tere
Tere es una mujer de 55 años de edad, casada desde hace 25 años y con dos hijos.


Es originaria de La Barca, Jalisco, localidad de la cual ella se refiere así: “Es como
una islita, nos rodea el Río Lerma, hay agua por todos lados y por lo mismo hay

física, salud y sociedad


mucha lana; de por sí esa parte es más o menos económicamente”.
Su mamá era de La Barca, Jalisco; y su papá, de Cotitlán, Michoacán. Llega-
ron primero a la colonia Ignacio Zaragoza del Distrito Federal y de ahí se muda-
ron a Ciudad Neza, cuando ella tenía 15 años de edad. En esa época las calles no
estaban pavimentadas y el servicio de transporte era muy escaso.
Después de algo más de 40 años de radicar en la zona, la señora Tere lleva
una vida más o menos desahogada, podría decirse de nivel medio bajo. Tiene casa Antropología
propia, equipada con enseres domésticos adecuados.
Ella se considera ama de casa, aunque trabaja actualmente como comerciante en el
giro de papelería y está emprendiendo un negocio de productos naturistas. Su esposo
es distribuidor de carne y dice que regularmente lo acompaña para ir por mercancía,
entre las tres y cuatro de la mañana, dos o tres veces por semana.
Entre sus labores rutinarias relata que a temprana hora barre la calle y mientras
sus hijos se bañan prepara el desayuno. Su esposo lleva a los hijos a sus respecti-
vas escuelas. Cuando él regresa almuerzan juntos y después dedican un poco de
tiempo para jugar baraja.
Mientras ella prepara la comida, su esposo le ayuda con el aseo de la sala y
baños. Cuando llegan los muchachos, comen juntos y otra vez juegan baraja “para
ver quién lava los trates y quién recoge la mesa”, dice.

291
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

Como a las tres o cuatro de la tarde se reúnen para ver televisión y ella toma
su tejido. Puesto que cada quien se responsabiliza de asear y arreglar su cuarto, el
quehacer de la casa se aligera. Entre las seis o siete de la tarde, Tere asea la perrera
con ayuda de su hija o esposo. No se ocupa de la cena, pues dice que cada quien
come algo, ya sea leche o fruta, entonces no cocina. Hace algo de ejercicio por las
noches y luego descansa.
María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso

Los espacios entre rutinas los utiliza para relajarse; esto significa estar senta-
da en un sillón y tejer, oír música o ver televisión, ya que asegura no puede estar
sentada sin hacer nada.
Le resulta muy importante el horario para tomar los alimentos:
Yo pienso en los horarios, ya cuando llegan las ocho las nueve ya desayunamos, a las dos las
tres ya comemos, a las ocho o nueve ya cenamos; entonces, cuando me paso de esos horarios
como que empiezo a temblar y ya me como una fruta, una gelatina.

Por lo mismo, tiene una rutina establecida para preparar los alimentos y aclara
que los horarios varían los fines de semana: “Los sábados tenemos otras actividades, o el
domingo que almorzamos ya muy tarde como a las 11 am, pero ahí en fuera toda
la semana es igual”.
Ahora con su padecimiento, Tere reflexiona en torno al cuidado que debe ha-
ber en la alimentación: “No excederse en las grasas, no excederse en los panes, en
los refrescos, pues yo pienso que si me vino la diabetes es porque sí estaba excedida

de peso”.
Reconoce que hubo excesos en su dieta antes del diagnóstico de diabetes. Su es-
física, salud y sociedad

tilo de comer se transparenta con la sensación de hambre descrita por ella: “Cuando
me da hambre empiezo a pensar en algo sabroso, sobre todo en las frituras, las cosas
con grasa me llaman la atención, una gordita. Puras cosas grasosas, no pienso en una
manzana, sino en puras cosas grasosas”.
Tere comenta, con ironía, que los alimentos prohibidos para ella son los más
sabrosos, como plátano, mango, leche Nestlé, pan, sopa y los licores; en contraste,
tiene recomendado, dice, “dieta de burro, todo verde, con muy poca medida el
Antropología

chicharrón y las papas”.


Afirma que el mole no debe faltar en su cumpleaños. Además, se le dificulta
mucho evitar el pan dulce, pues este hábito lo asocia con su infancia, ya que su
papá hacía pan para el consumo familiar.
Los fines de semana suele salir con su esposo a Texcoco o Chalco, donde con-
sumen tlacoyos, chimicuil, guisados y chalupas en chile verde.
Tere camina entre media y tres cuartos de hora cuando va al mercado, iglesia o
clínica, pues a menudo encuentra a sus conocidos y se ponen a platicar. Comenta
que todo lo tiene muy cerca de casa, por lo que acostumbra ir a pie a sus manda-
dos, pero cuando se propone caminar hace hasta tres kilómetros en 40 minutos.
Por las noches, antes de dormir, hace un poco de bicicleta estática y movimientos
para relajar su cuerpo, pero cuando no come mucho y tiene flojera no hace ejercicios.

292
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

Se queja porque no puede hacer abdominales, pues no aguanta el peso de su


cuerpo. Su abdomen lo considera “un globote”, “una vejiga” o “una bola”. Se
recrimina por haberse descuidado, pues recuerda su esbelta figura y agilidad para
hacer movimientos cuando era más joven; y actualmente luce, en efecto, un abdomen
voluminoso.

María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso


Caso 2. Ricardo
Ricardo tiene 55 años de edad, está separado de su esposa desde hace cinco años y
no tuvieron hijos; vive con su madre, de 72 años. Perdió la vista hace nueve años.
Es originario de Irapuato, Guanajuato, al igual que sus padres. La familia llegó
primero en la colonia Morelos del Distrito Federal, cuando él tenía cuatro años
de edad. Su padre los abandonó cuando él era pequeño lo cual lo obligó a trabajar
desde entonces para apoyar a su mamá.
Su último empleo fue en la Secretaría de Desarrollo Social (sedesol) como bar-
nizador, actividad que aprendió desde pequeño y ejerció prácticamente durante toda su
vida laboral. Se vio precisado a jubilarse cuando perdió la vista. De manera breve
pero concisa, resume su historia laboral así:
Yo entré a la escuela hasta los nueve años y sí terminé mi primaria. En toda mi niñez, desde cha-
maquito yo a los ocho años acarreaba agua, a los 10 años era vendedor de herramientas, a los
14 años era panadero, a los 16 años yo entré a Petróleos Mexicanos como barnizador, muy


chavo pero ya sabía el barniz; de los 16 [en adelante] no dejé el barniz para nada, hasta que me
quedé invidente, gracias a Dios ya dejé de trabajar.

física, salud y sociedad


Y recalca: “uno siente satisfacción de lo que uno hizo en su vida, yo me siento
satisfecho con lo que fui”.
Llegó a la colonia Agua Azul a la edad de 25 años para ocupar un terreno que
adquirieron en forma mancomunada él y su cuñado. Cuando construyó su casa,
las calles no estaban pavimentadas y el agua se encharcaba durante la época de
lluvias. Él relata:
Escogimos el lugar porque tenía banqueta pero se inundaba toda la calle, tenía que quitarme Antropología
zapatos y calcetines para irme a tomar el camión a la avenida, pues había demasiado lodo, hemos
de haber sufrido como unos cinco años, ya después nos pusieron esas tres calles, nada más por la
Universidad, luego la pavimentaron. Tuvimos suerte de caer en esta calle. Esta colonia ya tenía luz,
había postes, banquetas, drenaje adentro de los terrenos, cada quien construyó lo suyo. Mi mitad
sí está con cimientos, pero nomás tengo dos cuartos acá al frente, él sí tiene bien fincado.

Su casa es modesta, el mobiliario es sencillo y sin lujos, luce bien aseada y orde-
nada. Se observa un nivel económico más bien bajo. Sus familiares le brindan apoyo
y comprensión por su situación de invidente y diabético. Su madre, también con
diabetes, comparte con él la experiencia de vivir este mal, lo apoya en su dieta y le
procura remedios caseros para aliviar su malestar; además de brindarle comprensión
ante sus arranques de enojo.

293
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

Su hermana Matilde, quien vive en el mismo domicilio, le lava la ropa y lo acom-


paña a la clínica para sus consultas; y Lupe, la otra hermana, vive aparte y se dedica
al trabajo doméstico para mantener a sus hijas, porque es viuda; asiste a la casa todos
los domingos para hacerles el aseo y preparar los alimentos para toda la semana. De
este modo Ricardo se siente apoyado por sus familiares:
Ahorita últimamente, yo ya puedo contar con dos hermanas y mi mamá. Una me lava; la otra,
María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso

mire, viene cada ocho días a hacer el quehacer, mi mamá me da de comer diario, son las tres en
que ellas me apoyo.

En las mañanas, como a las once, hace su desayuno: “medio litro de leche, un
sandwich de queso de puerco, 150 gramos. de papaya diario, dos gelatinas y unas
diez uvas, eso es diario, diario”.
Come alrededor de las cuatro de la tarde y sus alimentos consisten en:
Una o dos tortillas, un guisado cualquiera y cualquier clase de postre, ya sea naranja, guayaba,
mandarina o pera. También [a veces] la comida es [sólo] una fruta, mi vaso de agua y ya, sin
tomar refresco, no como sopa ni frijoles. Cuando como frijoles, como puros frijoles en vez
del guisado.

A las nueve de la noche hace la cena y consume:


A veces dos rebanadas de pan Bimbo con casi medio litro de leche, a veces unas galletitas sala-
das, seis galletas con mi medio litro de leche; eso es casi siempre, porque no como pan de dulce,

[sólo] de vez en cuando. Una pieza de pan me dura dos o tres días, [pues] nada más agarro un
cacho y me como el cacho, nunca he sido afecto al pan de dulce.
física, salud y sociedad

Los domingos va a misa con su mamá y rompen la rutina semanal, pues ese
día los visita su hermana y comen chicharrón o carnitas que compran en puestos
ambulantes.
Antes del diagnóstico, la dieta de Ricardo incluía frijoles, huevo, guisados de
panza, salsa mulata, pan y refresco, “uno diario de cualquier sabor”; dice que no lo
podía dejar de tomar refresco porque le daba mucha sed.
Antropología

Su hermana reconoce que Ricardo actualmente trata de apegarse a las indi-


caciones médicas y dice: “Al principio no, era muy terco y no llevaba la dieta, comía
mucha tortilla, sus dulcecitos; y mi mamá no, al contrario, ella desde que supo de
su diabetes guarda la dieta”.
Ricardo reconoce que a veces no cumple con las indicaciones médicas pres-
critas:
A veces me echo un dulcecito para chuparlo, pero sí llevo las indicaciones de comer
pues poquito, fruta poquita, a veces los dos [su mamá y él] que un pastelito, nunca nos ha
hecho daño. La gelatina casi no me falla nunca, gelatina normal o los flanes; por ejemplo cada
ocho días me regalan uno, y otro a mi mamá; yo me como casi una o dos gelatinas de agua,
una o dos gelatinas al día. Nada de dulces y chocolates, ni refresco; nada más de golosina,
unos churrumais que me como, eso sí, pero uno me dura dos a tres días.

294
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

Siente compromiso de hacer ejercicio, pero su condición de invidente se lo ha res-


tringido de manera considerable y comenta: “pues yo en lo que me comprometo nomás
yo quisiera caminar más, yo trato de que cada día pueda caminar un kilómetro
diario”.
Reconoce haber descuidado su cuerpo, sobre todo por abuso en el consumo de

María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso


alcohol y exceso de trabajo:
Me la pasaba bebiendo de lo lindo. Mi cuerpo se cansaba, o sea que le he puesto jodas a mi
cuerpo y se ha cansado. Ahorita tengo ya cinco años que no he trabajado, ya le di sus vaca-
ciones, si yo no estuviera enfermo yo todavía no lo sintiera, ahora sí ya está quebrantado, la
energía se acabó, lo que fui se acabó; aunque sigo luchando, ya no es como antes.

Recuerda que hacia los 18 años de edad comenzó a jugar futbol, actividad que
desarrolló hasta los 48. Aunque él no considera haberlo tomado como deporte,
expresa enorme satisfacción por haber formado equipos de fútbol con jóvenes de
su calle:
Aquí yo soy conocido por mi equipo de fútbol y he sacado a varios equipos campeones; me ha
ido super bien, tengo orgullo de eso. Todo el tiempo que he estado aquí en Neza era borracho y
todo, pero gracias a Dios saqué equipos de fútbol (Ricardo, 55 años).

Asegura que ninguna actividad física le desagrada: “casi todo me gustaba; lo


que yo hacía era correr en ladrillos para que tuvieran agilidad mis piernas y [hacía]
abdominales”.
Considera que la complexión de su cuerpo sigue estable, aunque algunos cam-

física, salud y sociedad


bios los atribuye al consumo de alcohol:
Siempre he sido medio gordito, bueno no gordo, gordo, o sea mi cuerpo no le tiraba ni al flaco
ni al gordo, está normal. Ya después que empecé a tomar, empezó a ponerse panzoncito, de
ahí en fuera siempre he andado en mi peso.

Acepta que ahora con la diabetes debe medirse:


Cuido mi cuerpo, pues ya no tomo como tomaba antes, trato de no fumar como fumaba an-
Antropología
tes; en esa forma le da uno por alimentarlo, teniéndolo un poquito limpio. Me baño dos veces
a la semana, pero los pies y la cabeza todos los días. Lo arreglo con aceite, nada de loción ni
cuando me rasuro, ni de vaselina ni de perfume.

Siente agradable su cuerpo y reconoce su valor: “Me agrada todo mi cuerpo,


creo que todas las partes son necesarias y más ahorita que está uno así, no puedo decir
que me agradan más los ojos, pero todas las partes del hombre son necesarias”.

Caso 3. Graciela
Graciela tiene 62 años de edad, está casada desde hace 40 años. Vive con su esposo
y una hija soltera. Tienen otros hijos que ya están casados y no viven con ellos.
Nació en la colonia Santa María la Rivera, en la ciudad de México y vivió su niñez

295
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

en la colonia Prohogar, por la glorieta de Cuitláhuac y Vallejo, también en el df.


Sus padres son originarios del Estado de México; su papá, de Texcoco; sus abuelos
paternos, de San Salvador Atenco; y su mamá, de Metepec, igual que sus abuelos
maternos.
Lleva 22 años viviendo en Nezahuacóyotl, donde llegó cuando ya estaba casada
y con hijos. Relata que con muchos sacrificios compró su terrero y construyó sus ha-
María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso

bitaciones, pues en la ciudad de México pagaba renta. Recuerda que fue doloroso para
ella separarse de sus padres y su familia, pero una vez establecidos en Neza se fueron
adaptando, sus hijos hicieron muchos amigos y con tal de verlos libres tuvo que en-
frentar varios problemas, como la escasez de agua y la facilidad con la cual sus hijos se
ensuciaban la ropa, pues aún no estaban pavimentadas las calles.
Graciela se dedica a las labores del hogar y durante los fines de semana vende
cerámica y artículos de fantasía en los tianguis cercanos a su domicilio. Su esposo
es comerciante de frutas.
Desde siempre, las actividades de Graciela han sido las relacionadas con el que-
hacer doméstico, como lavar trastes y ropa, planchar y hacer la comida:
Siempre quehacer, quehacer desde que tengo uso de razón, siempre ha sido quehacer. Me gusta
mucho la actividad de la casa. De pequeña casi no tuve juegos, no jugaba con niños porque nos
criamos siempre con mis papás, ellos rentaban y no teníamos la posibilidad ni la facilidad
porque mi papá era muy estricto.

Ahora que sabe que su marido le ha sido infiel, Graciela a menudo discute con él a
la hora de tomar los alimentos. Por eso vuelca todo su cariño hacia su hija:
física, salud y sociedad

Ya llega mi hija, que esa es mi ilusión, que llegue mi hija y mi esposo para darles de comer;
entonces hay veces que lavamos los trastes, porque siendo sincera a veces nos sentamos a ver
un poco de televisión; [y] otra vez ya llega la noche, [a] merendar [para] irnos a acostar. Desde
luego se me olvidó el baño.

Dice sentirse sola muchas veces, pues no tiene comunicación estrecha con sus
vecinos. Su relación con ellos se limita a “buenos días”, “buenas tardes”. Su hija
Tere, quien está más cerca de ella, reconoce no brindarle el apoyo suficiente ante
Antropología

la depresión que dice detectar y señala:


Yo siento que ella se deprime por el hecho de esto de la diabetes, inclusive a veces le digo, pero
siempre queda en plática; por ejemplo en la hora de la comida, que ella prepare comida de su
dieta, [pero ella] come lo mismo [que nosotros]. Por una u otra cosa no se lleva a cabo, por
eso yo siento que a veces no la apoyamos.

Tere además reconoce no poder ayudar a su mamá a llevar la dieta pues algu-
nas veces le ha regalado pasteles, aun sabiendo que le hacen daño, y si le prometió
salir a caminar juntas pero llega fastidiada del trabajo ya no lo hacen. Por ello,
valora el apoyo que le ha dado su madre como deficiente, aunque desea ayudarla
más. Tere reconoce que cada uno de sus hermanos, es decir los demás hijos de
Graciela, en la medida de sus posibilidades respaldan a su madre. Por ejemplo la

296
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

que está casada, quien la acompaña durante más tiempo, y el enfermero, otro de los
hermanos, también se preocupa por Graciela.
Antes de saberse diabética, Graciela reconoce que consumía muchos chocolates,
pues tenía un puesto de dulces y cada que le era posible se los comía. Actualmente se
alimenta con mucha fruta de la que su esposo le lleva.
Los platillos que prepara con mayor frecuencia son: “caldo de pollo con verdu-

María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso


ras, caldo de res con verduras y ahora casi no hago sopa de pasta, lo que sí llego a
hacer es arroz, o frijoles de vez en cuando”.
Con más frecuencia consume carne guisada o bistec, pollo guisado y pan de
dulce. Dice no consumir bebidas alcohólicas con frecuencia, pero a partir del conse-
jo que le dio un médico, ahora Graciela toma cerveza o un tequila:
El doctor me dijo “que le ponen su refrescote pues pida una cerveza, que tienes ganas de to-
mar, pues tómate un tequila, tequila tienes permitido, una o dos, eso lo puedes hacer; no siempre
lo vas hacer”. De ahí se me quedó. Hay veces [que] he tenido tan alta la azúcar, “tomate una
cerveza, ¿no? entonces pues no y no, pero creo que la semana pasada yo me sentía que tenía tan
alta la azúcar que le digo a mi marido “ahora sí te acepto una cerveza, cómpramela, ¿no?,
porque mira, me siento tan mal del azúcar”.

Enfatiza que si le cambian el consumo de fruta, de leche descremada o nada de


leguminosas, ella lo aceptaría; pero dejar el pan, no.
Muchas veces somos desobedientes y yo soy una de ellas, pero no con exceso, pero no dejo


de comer. Digamos ahí está lo del pan; el pescado no es tanto que no me guste, sino el olor
es el que me asquea.

física, salud y sociedad


También destaca que no puede dejar el café. “Café en la mañana y mi pan,
y en la noche el pan, y aunque sea con té o café con leche, pero mi pan; ya es de
familia, y a pesar de que yo sé que tengo mi problema, yo no vivo sin el pan”.
Graciela tiene un compromiso para hacer ejercicio con el programa dupam, los
días martes y viernes en la clínica, pero afirma: “me propongo para la próxima sema-
na ir el martes a los ejercicios y nada más”. Antropología
Esta sentencia no es otra que resistirse a practicar ejercicio por lo menos dos
veces a la semana. Graciela puede buscar múltiples argumentos para justificar su
inasistencia a las sesiones, pero el resultado se resume en la falta de disposición
para someterse a una rutina y realizar una actividad de la cual no tiene anteceden-
tes en su vida.

Comentarios finales
El constante aumento de la incidencia de diabetes tipo 2 en la población mexi-
cana y sus consecuencias sociales [De la Fuente y Sepúlveda, 1999; Vega, 2000]
se han convertido en una verdadera amenaza para la salud pública y un serio reto
para el sector salud. Pese a ser una enfermedad relativamente fácil de controlar
y de la cual existen programas dirigidos al autocuidado, los esfuerzos hasta aho-

297
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

ra realizados para abatirla parecen no ofrecer los resultados esperados [Mercado,


1996; Cardoso, 2002; Lavielle, 2006].
No es fortuito entonces que especialistas de varias disciplinas sociales dirijan
su interés a esta problemática, y utilicen sus recursos teóricos y metodológicos
para intentar develar algunos elementos que coadyuven a mejorar la salud de quie-
nes padecen diabetes tipo 2. Con este ánimo se realizó el presente trabajo.
María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso

Nuestra impresión es que las personas entrevistadas parecieran haber sido to-
talmente absorbidas por Ciudad Nezahualcóyotl. Vivir ahí y sentirse identificados
con el lugar les enorgullece. Manifiestan gran sentido de identidad con su territo-
rio, su ambiente y su gente. En suma, están completamente integrados al ambiente
social y cultural del lugar, y en ningún momento manifestaron malestar por su
entorno. Su patrimonio familiar ha sido construido con grandes sacrificios y por
tanto comparten con gusto cierta “subcultura” que orienta su estilo de vida.
Como bien se sabe, las formas de alimentación constituyen parte de los hábitos
y aprendizajes adquiridos desde la más tierna edad. De ahí que todo pueblo cuente
con formas peculiares de preparar su comida, la cual constituye su patrimonio
cultural por ser maneras de identificarse como grupo social. La dieta y platillos
preferidos de cada grupo social, así como las maneras de organizar la mesa, entre
otras, configuran tradiciones y otorgan identidad social y de grupo.
En los casos analizados afloraron los estilos de alimentarse y las resistencias contra
modificar la dieta para bien de la salud. Fueron evidentes las incongruencias entre el

discurso del enfermo y el de su familia en cuanto a la alimentación. Por un lado, se


habla de la favorable participación familiar para comprender y apoyar al diabético,
física, salud y sociedad

se argumenta que el apoyo genera un ambiente relajante y se comparte con la idea


de comer sanamente. Por otra, se hace alarde de los alimentos menos recomendables
para estos enfermos, consumidos por ellos sobre todo durante los fines de semana y
días festivos.
Por varias razones, ninguno de los tres entrevistados realiza ejercicio físico de
manera rutinaria. Si bien reconocen la necesidad de mantener ese hábito, no se cum-
ple a cabalidad. A la edad de estas personas resulta igualmente problemático crear
Antropología

hábitos que en su infancia y juventud no formaron parte de su vida. Por ejemplo,


Ricardo dijo que de joven jugaba fútbol, pero considera no haberlo visto como un
deporte, quizá porque más bien lo asumió como medio para reunirse y convivir
con sus amigos y divertirse. Graciela fue tajante al señalar su renuencia a someterse
a una rutina de ejercicios.
Cada quien hizo reflexiones acerca de los descuidos, excesos y abusos que
propinaron a su cuerpo antes de saberse diabéticos y reconocen que todo esto ha
repercutido de manera negativa en su salud. Con todo, no desdeñan su cuerpo, lo
aceptan como actualmente es.
La exploración sobre la imagen corporal permitió a los entrevistados recordar
su infancia y juventud, evocando aquellas figuras corporales ágiles y dinámicas
para compararlas con sus condiciones actuales. Tere dijo no poder realizar abdomi-

298
Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

nales como antes. Dice “el globote no lo deja a uno levantar”, refiriéndose al vientre
voluminoso que ahora luce. Pero de inmediato se recupera y afirma que, con todo,
ella ama todo su cuerpo porque hasta la fecha le sigue sirviendo.
Dos de los entrevistados mostraron un notorio estado depresivo. Ricardo, por
su condición de invidente; y Graciela, al parecer, por conflictos intrafamiliares.
Se han presentado en este trabajo algunas de las contradicciones que enfrentan

María Enriqueta Figueroa • Sergio López Alonso


las personas con diabetes tipo 2, derivadas de la incompatibilidad entre su estilo
de vida y las normas establecidas para el óptimo control del padecimiento. Su
alimentación, así como de los demás dominios explorados, ciertamente no son
los más adecuados, y no porque así lo hayan deseado o planeado, ni porque des-
conozcan estas recomendaciones para mejorar su salud o por lo menos disminuir
el riesgo de complicaciones. Al parecer, se trata de condiciones ubicadas más allá
de la voluntad individual o de grupo. Introducir modificaciones en los estilos de
vida en favor de la salud es una alterativa y reto a largo plazo, el cual debe iniciarse
desde la infancia.

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Nezahualcóyotl: un crisol de estilos de vida

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Entrevistas
- Graciela, 62 años, ciudad Nezahuacóyotl.
- Ricardo, 55 años, ciudad Nezahualcóyotl
- Tere, 55 años, ciudad Nezahualcóyotl.

300
Consumo de alcohol
El consumo de alcohol
en comunidades indígenas
en la sierra norte de Puebla.
Un estudio de seguimiento y propuesta
de políticas

 Luis Alfonso Berruecos Villalobos

Introducción
México actualmente cuenta con más de 100 millones de habitantes,
muchos de los cuales consumen alcohol de manera regular y res-
ponsable, algunos en exceso y otros desafortunadamente han caído
en la enfermedad del llamado alcoholismo.
En México, la investigación científica en torno a los patrones
de consumo, consumo abusivo de alcohol y alcoholismo es en rea-
lidad muy reciente, aun cuando se trata de uno de los más graves
problemas de salud pública en casi todo el mundo. Lo anterior se
agrava en países donde los efectos de la bebida conjugan con graves
retrasos en lo económico y social. Es el caso de México, donde se
calcula que en la actualidad, sin considerar los daños provocados
por el consumo excesivo, existen cerca de 9 millones de personas in-
válidas por el alcoholismo, afectando seriamente a casi la mitad de
la población total, en razón de que el promedio actual de miembros
por familia es de cinco personas [Berruecos, 1988].

Antecedentes
Aun cuando existen reportes de estudios médicos enfocados a los
efectos del consumo en el organismo humano que datan de finales
del siglo xix, la investigación psicosocial y cultural sobre este pro-
blema en México se remonta apenas a los años setenta, con el surgi-
miento del actual Instituto Nacional de Psiquiatría y su División de
Investigaciones Epidemiológicas y Sociales. Es la que más estudios
ha hecho en la materia.

303
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

A pesar de lo anterior, desafortunadamente prevalece en el ámbito científico el en-


foque médico (sanitarista, epidemiológico y clínico), en detrimento de los estudios de
corte social, psicológico y cultural. A esto habrá de agregarse que existen innumerables
estudios hechos en zonas urbanas y no en el campo, a pesar de la aún elevada pobla-
ción rural en México. Esto afecta en particular el conocimiento de, por ejemplo, lo que
ocurre en las comunidades indígenas, donde la pobreza y marginación acentúan los
efectos del consumo [Berruecos, 1989]. Cabe mencionar que en la actualidad la pobla-
ción indígena asciende a cerca de 16 millones de habitantes de 64 lenguas diferentes.
Nos referiremos entonces a uno de estos casos del México rural para evidenciar cómo
este complejo mosaico cultural requiere tareas urgentes y creativas que ya no pueden
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

postergarse, sobre todo en los albores de un nuevo siglo. Por ello, en el presente trabajo
se plantean las fortalezas y debilidades de la investigación psicosocial y cultural en tor-
no al consumo del alcohol y el alcoholismo, así como el poco interés científico por lo
que sucede en el medio rural y se analizan las causas de la no inclusión de alternativas
al respecto en las políticas públicas. El alcoholismo es definido como “[…] el desorden
de la conducta que se manifiesta por medio de la ingestión repetida de grandes can-
tidades de bebidas alcohólicas, que permite un comportamiento anormal o desviado
y causa daño al funcionamiento social, económico o de la salud del que las ingiere”
[Séller, 1976:1695]. Es una enfermedad bastante común en la localidad estudiada, la
cual servirá como ejemplo de lo que seguramente sucede en otras comunidades de
la región. Muchos autores han concebido al alcoholismo como una desviación social

[Laforest, 1976; Laforest y Gosselin, 1977], pero también afirman que, al parecer, es
menos problemático en lugares donde las costumbres, valores y sanciones están bien
física, salud y sociedad

establecidas dentro de un marco cultural homogéneo, conocido y compartido por los


habitantes, además es consistente y congruente con la propia cultura.
También hay quien afirma que las dificultades inherentes al modo de vida se
manifiestan en las ansiedades y conflictos individuales, y que el alcohol permite
reducir la tensión y ansiedad [Honigmann, 1967:353]. Sin embargo, paradójica-
mente, la ingestión excesiva de bebidas alcohólicas puede producir nuevas ansieda-
des, pues la intoxicación libera ciertos impulsos sexuales y agresivos. Así, parece ser
Antropología

que en comunidades donde hay inseguridad en la subsistencia, como es el caso que nos
ocupa, la ingestión tiende a ser excesiva.
Otros autores, como Blane [1977:1325], afirman que en relación con la acul-
turación estas poblaciones podrían llegar a asimilar los patrones de ingestión de la
cultura dominante o desarrollar nuevos como resultado de combinar los patrones
tradicionales de la comunidad en proceso de aculturación, según lo requiera el
pluralismo cultural.
Autores como Field (1962) mantienen que los procesos en la ingestión de alco-
hol en comunidades pequeñas pueden determinarse por una organización débil y
difusa más que por las ansiedades derivadas socialmente.
De todos es sabido que el alcoholismo es la última fase de un proceso que ini-
cia con la ingestión de forma ocasional o experimental, pasa por el consumo mo-

304
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

derado [López, 2000] y puede derivar en el consumo excesivo. Este fenómeno es


casi tan antiguo como el hombre mismo y la preocupación por entenderlo y con-
tender sus efectos también existen desde hace mucho tiempo. A pesar de ello, no
fue sino hasta mediados del siglo xix cuando un investigador inglés se atrevió por
primera vez a considerar al alcoholismo como una enfermedad [Velasco, 1980, 1997].
Una vez aceptado, automáticamente los médicos decidieron que esta enfermedad
sería uno de sus objetos de estudio. A mediados del siglo xx, casi cien años des-
pués, en una reunión internacional de la Organización Mundial de la Salud (oms)
se reconoció que el alcoholismo tenía que ver con problemas de índole psicológica
del individuo quien consumía en exceso, por lo cual se abrió por fin la puerta a

Luis Alfonso Berruecos Villalobos


los “investigadores de la mente” [Barr, 1999]. Años más tarde, también se decidió
que era una enfermedad no sólo psicológica sino también social; así, casi a finales de
los sesenta, se dieron a conocer por primera vez los estudios sociales y culturales
acerca del consumo del alcohol [Medina Mora, 1988; Berruecos, 1988].
México no tardó tanto en llegar a esta nueva meta del organismo internacional.
Como se mencionó, a principios de los setenta surgió el Instituto Nacional de Psi-
quiatría, que desde entonces dedica parte de sus esfuerzos a esta tarea. Se han he-
cho varias encuestas nacionales de adicciones a partir de 1988 [ssa, 1990], entre las
cuales desde luego se incluye al alcohol, la principal droga de consumo en México.
Desafortunadamente, la mayoría de estos trabajos tiene un enfoque más urbano
que rural. También existen varios estudios en población infantil, adolescente, esco-


lar, universitaria y de la tercera edad [Berruecos, 2000a]; pero de nuevo, casi todos
fueron desarrollados en grandes urbes. Por tanto, no sabemos exactamente cuál es

física, salud y sociedad


la dimensión del problema en las zonas rurales o indígenas, donde sus efectos de-
vastadores son mayores debido a la marginación y pobreza en la que se encuentran
sumidas desde la Conquista [Berruecos, 1989].1
En un estudio hecho por Berruecos acerca de la legislación en materia de be-
bidas alcohólicas desde el Porfiriato hasta el sexenio de Miguel de la Madrid, com-
probamos que existen innumerables acuerdos, decretos, normas y reglamentos
enfocados básicamente a la oferta; es decir, a la aprobación de permisos para la ven-
Antropología
ta, circulación, distribución y consumo de bebidas alcohólicas, en detrimento de
regulaciones en torno a la demanda, prevención y educación [Berruecos, 2001a].
La única acción oficial importante en los últimos años ha sido la creación del
Consejo Nacional contra las Adicciones (conadic), que actualmente funciona con
poca capacidad ejecutiva, escaso presupuesto y mínimo personal. Debe atender

1
En la actualidad, diversos estudios dan cuenta de la magnitud del problema en México, tales
como las Encuestas Nacionales de Adicciones realizadas en 1988, 1993, 1998 y 2002 en población
urbana en edades entre 12 y 65 años de edad. Asimismo, existen encuestas en población estu-
diantil desde 1976 y se ha instalado un Sistema de Reporte de Información en Drogas, elabora-
do hace 15 años, que registra las tendencias, así como un Sistema de Vigilancia Epidemiológica
de las Adicciones que desde 1991 mantiene actualizado el diagnóstico del consumo, así como
los reportes de los más de 100 Centros de Integración Juvenil que existen en todo el país.

305
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

no sólo la adicción al alcohol, considerando el principal problema de drogas en


México, sino a otras enfermedades provocadas por el consumo excesivo. Además,
desde que surgió un gran interés por el sida los pocos recursos en materia de salud
se han desviado a atender, y no necesariamente en su totalidad, este padecimiento,
restando importancia a problemas como el consumo del alcohol.
Por lo anterior, pocas han sido las campañas oficiales en materia de educa-
ción y prevención. Aún cuando se han hecho algunos esfuerzos por parte de las
autoridades educativas y de salud, desafortunadamente no se han traducido en
cifras que demuestren la reducción del problema. Por ello, decidimos que hay una
ausencia importante de políticas públicas en la materia, lo cual resalta sobre todo
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

en el caso de las comunidades rurales o indígenas, en donde no hay investigación


ni mucho menos programas de educación o prevención.
En razón de lo señalado, no sería temerario afirmar que en México no existen
políticas públicas para atender los problemas derivados del consumo excesivo de alco-
hol y alcoholismo en poblaciones rurales o indígenas y lo que se ha planeado para
otras poblaciones no es suficiente. Cabe apuntar también que desde hace muchos
años el alcohol no sólo ha sido un sino el instrumento ideal para el endeudamiento
de trabajadores y jornaleros agrícolas, en su mayoría de origen rural o indígena, a
quienes se les paga con alcohol parte de su salario y se les endeuda de por vida.
Si el alcohol forma parte importante de los ciclos de vida que se inician con

el pedimento de la novia hasta el nacimiento del hijo y su paso por los diferentes
procesos [Rivera, 2001; García Salgado, 2001] y momentos sociales; si el alcohol
es parte de las tradiciones y costumbres de los pueblos desde tiempos ancestrales
física, salud y sociedad

[Vargas Guadarrama, 1999; y Medina-Mora, 1999]; y si también es uno de los ne-


gocios más importantes en México, como en muchas otras naciones; entonces cabe
preguntarse por qué aquí no existen políticas públicas integrales como sí las hay
en países desarrollados, que atiendan el problema de la demanda, es decir de los
usuarios afectados por este consumo.
Antropología

Panorama epidemiológico
Los trastornos de salud mental se han incrementado de forma drástica durante las
últimas décadas en todo el mundo. El alcoholismo representa 11.3% de la carga
total de enfermedades [Belsasso, s/f]. Recientemente, la más alta autoridad de
salud nacional reconoció que el alcoholismo es ya un grave problema de salud en
México, lo cual conlleva riesgos no sólo para la propia salud de quien ha decidi-
do beber sino también para el bienestar social en general. En el país, 49% de los
suicidios y 38% de los homicidios se cometen bajo los efectos de bebidas alcohó-
licas. Además, 38% de los casos de lesiones ocurren como resultado de consumir
bebidas embriagantes en exceso, particularmente en jóvenes de entre 15 y 25 años
de edad. Durante esta etapa de la vida los accidentes ocupan la primera causa de
mortalidad [Galán, 2001:37].

306
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

También en México, más de 13% de la población presenta síndrome de de-


pendencia al alcohol, esto es 12.5% de hombres y 0.6% de mujeres de entre 18 y 65
años de edad. Los jóvenes de entre 15 y 19 años sufren accidentes automovilísticos
relacionados con el alcohol, la primera causa de defunción, con 15% de los casos; los
homicidios, 14.6%; y los suicidios, 6% del total [Rosovsky, 2001:49].
En la ciudad de México, al menos 700 mil menores de edad tienen problemas
por consumo excesivo de alcohol y esta enfermedad se localiza en el cuarto lugar
de entre las diez principales causas generadoras de discapacidad. Por otra parte, es
causa de 70% de los accidentes y 60% de los traumatismos consecuentes; 80% de
los divorcios y 60% de los suicidios. Se calcula que aproximadamente 2 millones

Luis Alfonso Berruecos Villalobos


600 mil personas de entre 12 y 45 años de edad no tienen acceso a algún tratamien-
to para el abuso o dependencia al alcohol. Además, 64% de los homicidios están
relacionados con el alcoholismo. En México existen 12 mil grupos de Alcohólicos
Anónimos y cerca de 1 500 de los llamados anexos para desintoxicación bajo re-
clusión temporal.

El alcoholismo en la zona de estudio


En los últimos años la tercera industria más dinámica de Puebla, en cuanto a su
acelerado crecimiento en relación con el valor total de la producción, fue la de las
bebidas alcohólicas: su fabricación aumentó 129% en términos de establecimien-
tos y el capital invertido varió 16 veces en un lapso no mayor a 10 años. La indus-


tria ocupa gran cantidad de recursos humanos e indudablemente genera impuestos
importantes al fisco.

física, salud y sociedad


Teziutlán fue fundada en 1552, está ubicada al norte de Puebla. De ser
un lugar pobre pasó a constituirse en un emporio comercial: los modernos ban-
cos sustituyeron a las tiendas de raya con corte de encomienda que atraían a los
depositantes quienes pagaban altos réditos por los préstamos que solicitaban.
Desde entonces, el vehículo de pago más frecuente para el trabajador ha sido el
aguardiente. El poder económico se ha institucionalizado en manos de caciques
voraces, descendientes de quienes durante los años veinte tenían perfiles crecidos Antropología
de opresión organizada y apoyada en el Estado y aún controlan el comercio del
tabaco, vainilla, maíz, chicle y hule en toda la zona.
Entre 1920 y 1930 surgieron el neolatifundismo y el neocapitalismo; esto se
reflejó en el establecimiento de sucursales, delegaciones, postas y avanzadas del
cacicazgo en la zona, y por supuesto con otras sucursales en poblados pequeños,
capturando así la producción de manera directa. A los indígenas se les alcoholizó
y replegó a los cerros y laderas inhóspitas donde aún viven, al margen de toda
posibilidad de incorporación. El presidente Ávila Camacho, nativo de Teziutlán,
hizo surgir nuevas carreteras para unir los latifundios de la zona, incluyendo los
propios y los de sus parientes y arrasó con potreros y cerros, cambiando la ecología del
lugar; ello hizo nacer una poderosa burguesía rural local, tan voraz como la porfi-
riana. Al transformarse la ecología del lugar, los campesinos huyeron a los cerros;

307
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

al apoderarse de sus tierras, los latifundistas enmascarados se apoyaron en el derecho


de amparo en materia agraria que a pesar de muchas situaciones de despojo subsiste en
nuestra Constitución. De la forma artesanal de producción se pasó rápidamente
al comercio en gran escala, actividad principal de la cabecera, paso obligado de la
costa al centro del país.
La ciudad de Teziutlán cuenta con poco más de 150 mil habitantes y casi 10%
de su población trabajadora se localiza fuera de la entidad o del país empleándose
en la industria maquiladora [Márquez, 2001:24]. Puebla se encuentra en el lugar
número cuatro en cuanto a entidades del país con mayor pobreza y marginación;
53 municipios de la sierra norte, negra y mixteca están considerados en pobreza
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

extrema, con menos de dos salarios mínimos generales y carencia de servicios


básicos [Sánchez, 2001:15].
De los 2 mil 428 municipios del país, 22% son identificados como de mayor
pobreza y en muchos de estos lugares es de donde más personas salen en busca de
empleo en las maquiladoras o en el extranjero [Hernández, 2001:13]. En Teziu-
tlán, el crecimiento poblacional y el hacinamiento se suman a las 33 zonas de riesgo
donde viven 3 mil personas —504 familias—, ya que constantemente arriban en
busca de empleo en las maquiladoras. Los riesgos se han acentuado en razón de
las lluvias de 1999, cuando más de 100 personas perdieron la vida y varios pobla-
dos quedaron incomunicados.2 En los alrededores de Teziutlán existen 17 comuni-
dades indígenas que por muchos años han vivido en la pobreza extrema y hablan

náhuatl.3 El pueblo en donde he trabajado por diferentes periodos desde hace más
de 30 años se llama San Sebastián; ha sido la más tradicional de las 17 comunida-
física, salud y sociedad

des en cuanto a costumbres y formas de vida hasta que llegaron las maquiladoras
[Berruecos, 200].
Con una población muy constante (muchos nacimientos pero también muchos
fallecimientos) de cerca de 2 mil habitantes quienes en el pasado se dedicaban de
lleno a las actividades agrícolas y ahora las han abandonado para irse a trabajar a
las maquiladoras, los habitantes del pueblo se vanagloriaban de conservar intac-
tas sus tradiciones, la lengua no estaba tan infiltrada por el español como ahora
Antropología

y podría decirse que su cultura era religiosamente conservada. Hoy en día, todo
eso casi ha desaparecido, creemos, por uno de los tantos efectos de la globaliza-
ción. En años recientes, un incremento inesperado de maquiladoras apareció en
la zona, afectando la vida cotidiana de los indígenas. Actualmente en Teziutlán
existen cerca de 320 maquiladoras, aunque oficialmente sólo hay 120, seis de las cua-
les tienen convenios con cerca de 70 industrias americanas [Martínez, 2000] y emplean

2
Para una ciudad de 150 mil habitantes, sólo hay siete extinguidores, no hay carro de bomberos,
existen 32 policías y 5 mil pesos anuales para emergencias [Ramírez, 2001:14a].
3
La versión moderna —digámoslo así— de la llamada lengua “azteca”, la más importante des-
pués del español aun cuando existen otras 63 lenguas habladas por cerca de 16 millones de
indígenas también en pobreza extrema.

308
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

a alrededor de 14 mil trabajadores no calificados quienes provienen, como se dijo, de


comunidades indígenas como San Sebastián. La ley en México señala que si un traba-
jador permanece más de 30 días en un empleo automáticamente debe ser registrado en
el Seguro Social y alcanzar los correspondientes beneficios médicos y de otro tipo;
pero solamente 8 mil de estos trabajadores, esto es poco más de la mitad, tienen
acceso a esta prestación, mientras que el resto usualmente son despedidos a los 29 días
y recontratados después, para evitar dicha ordenanza.
De acuerdo con diversas entrevistas que he realizado, debe de existir una po-
blación flotante en la ciudad de cerca de 6 mil trabajadores provenientes de otras
comunidades cercanas, quienes ilegalmente se encuentran laborando en fábricas

Luis Alfonso Berruecos Villalobos


que producen jeans y camisas para exportación y otros textiles sin ningún tipo
de calificación previa. La falta de seguridad en el empleo, las malas condiciones de
los caminos locales y su nulo mantenimiento imposibilitan el adecuado transporte
de los productos manufacturados y la importación oportuna de materias primas
para su elaboración. Más aún, los sindicatos locales no protegen a los trabajadores
en obvia colusión con los dueños de las maquiladoras; además, los sindicatos indepen-
dientes están prohibidos y en constante desventaja.4 El salario mínimo en la zona
es de entre 45 y 50 dólares a la semana, aunque algunos trabajadores llegan a ganar
hasta 125 dólares. El hospital local para la seguridad social sólo cuenta con 14 ca-
mas y 10 dispensarios que obviamente resultan insuficientes y el gobierno local sólo
ha construido 300 pequeñas viviendas para los trabajadores, cuando la demanda es


de muchas más. Las familias de los trabajadores por lo general tienen un promedio de
entre cuatro y cinco miembros que mantener, no hay facilidades para la recrea-

física, salud y sociedad


ción, el deporte y mucho menos la educación; los trabajadores laboran ocho o más
horas al día, cinco días a la semana. La prostitución y la delincuencia, que antes no
existían, son ahora problemas comunes sobre todo alrededor de las maquiladoras,
cerca de las cuales se han instalado cantinas que absorben los ingresos de los trabajado-
res en día de pago, usualmente el viernes. También se sabe que hay 35% de madres
solteras que trabajan en la maquila sin ninguna prestación, como guardería para
sus hijos, y si se embarazan de nuevo son inmediatamente despedidas; además
Antropología
han aparecido nuevos problemas en la zona, tales como sida, alcoholismo y farmaco-
dependencia. Pocos trabajadores tienen más de nueve años de educación (primaria y
secundaria al menos).
La maquila en la zona representa cerca de 10% de toda la industria local del
país y es común, como en el Barrio de Francia, ver cómo llegan grandes camiones
de carga procedentes de Estados Unidos con materiales para ser ensamblados en
las maquiladoras y se llevan los productos terminados. En los últimos años, Teziu-
tlán y Tehuacán, en Puebla, se han convertido al igual que Tijuana en importantes
centros maquiladores, sobre todo por su mano de obra barata [Berruecos, 2002b].

4
El único sindicato independiente conocido es el 5 de febrero, que en 40 años sólo ha conseguido
400 puestos definitivos de trabajo, pero mantiene más de mil trabajadores como temporales.

309
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

Los salarios son a destajo, es decir, según el número de piezas ensambladas, superan
ligeramente los tres dólares al día, pero es común ver cómo algunos trabajadores
cambian de puesto por no ser renovados sus contratos o porque se les ofrecen me-
jores ingresos en otras maquiladoras, aun cuando no tengan la capacitación laboral
necesaria. Algunas maquiladoras cuentan con su propio servicio de transporte para
garantizar la afluencia de los trabajadores y llegan a las comunidades indígenas a
temprana hora para recogerlos. Los efectos ecológicos se han empezado a sentir en
la zona, pues en las fábricas de jeans se han utilizado, de manera indiscriminada y
en grandes cantidades químicos como el cloro. Un nuevo negocio ha florecido en la
ciudad: las lavanderías, se encargan de los jeans, el producto más popular en la zona y
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

para la exportación.5
Varias maquiladoras locales son propiedad de ricos miembros de la clase alta de
Teziutlán, pertenecientes a conocidas familias. Algunos de ellos incluso trabajan
para maquiladoras mayores, otros dan servicios de comida para los trabajadores,
proveen servicios para su transportación o proporcionan partes para el ensamblaje
o mantenimiento de las máquinas. Incluso, existe un dueño de maquiladora de ori-
gen español quien posee una fábrica de productos de exportación exclusivamente
para su país de origen. También es muy común ver nacer una nueva maquiladora
casi cada semana, ya sea en esta ciudad o en otras regiones vecinas.
Nuestras últimas cifras, derivadas del trabajo de campo, señalan que la pobla-
ción empleada recibe salarios como se dijo, de entre 45 y 125 dólares a la semana,

según las calificaciones para el empleo y la cantidad de productos ensamblados.


Hoy en día, el problema consiste en el hecho de que la demanda de trabajo ha
física, salud y sociedad

superado la oferta, y los dueños de las maquiladoras, por tanto, han restringido
las condiciones de pago a esta situación. Para ello, mantienen cercanas relaciones
con industrias de Estados Unidos, ofreciendo mano de obra barata a cambio de
maquinaria sofisticada.
Antes sólo había una agencia de viajes en la ciudad y ahora proliferan por todas
partes; también hay varios cibercafés, los hoteles han crecido y se han modernizado y
aparecen nuevos restaurantes por doquier. Todos los bienes de exportación se mane-
Antropología

jan mediante marcas registradas conocidas en el ámbito internacional, pero curio-


samente estos productos pueden encontrarse a precios muy bajos en el mercado
local, por ejemplo jeans de marca a 8 dólares (muchas veces porque los productos
defectuosos se venden a los trabajadores a muy bajos precios y ellos los revenden).
No sólo se importan materias primas o productos no ensamblados, sino también
productos defectuosos para la venta; la ruta es desde Estados Unidos pasando por
Puebla, Tlaxcala y Aguascalientes.
Existe una buena cantidad de supervisores que sin permiso migratorio y en
calidad de turistas viven en la ciudad, en los hoteles, con altos ingresos. Varios ni

5
De hecho, actualmente ya existen cinco grandes lavanderías que contaminan el ambiente sin
ninguna restricción oficial y que, además, no reciclan el agua.

310
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

siquiera dominan el español y se encargan del control de calidad de marcas espe-


ciales. Algunos de ellos provienen de Estados Unidos o de países tan lejanos como
China o Francia y ganan en promedio mil dólares a la semana o más según la pro-
ductividad. De acuerdo con los entrevistados, la única ventaja de las maquiladoras
es la derrama económica (80 dólares en promedio a la semana a sus trabajadores);
sin embargo, las ganancias de los dueños no se reinvierten en la localidad, sino en
establecer otras maquiladoras fuera del área e incluso en países centroamericanos.
De hecho, Teziutlán exporta mano de obra barata y hay sistemas de control interno
supervisados por autoridades locales, pero sólo para las oficialmente registradas.
Para la población en general el establecimiento de las maquiladoras en la ciudad ha

Luis Alfonso Berruecos Villalobos


provocado reacciones encontradas. Algunos sostienen que tener trabajo, aunque la
paga sea mala, es bueno; pero les preocupan: la contaminación, los cambios en los
estilos de vida, el crecimiento anárquico de la ciudad, la escasez de productos agrí-
colas (dado que los indígenas ya no los cultivan y deben importarlos) y en general
el alza en el costo de la vida, más el aumento en la delincuencia y la prostitución,
así como la farmacodependencia, el alcoholismo y el tráfico ilícito de drogas.6 De
hecho, se comenta que las actuales intenciones del gobierno, con el Plan Puebla-
Panamá, se están enfocando más bien a implementar una gran maquiladora en
la región al servicio de los intereses del gran capital. El aumento en el número
de maquiladoras se relaciona, dicen, con el asunto del canal de Tehuantepec, el
cual será abierto para sustituir al de Panamá que ya no es posesión americana.


Los principales efectos de estas maquiladoras en la zona pueden resumirse de
la siguiente manera: en primer lugar, lo más sorprendente es que los indígenas

física, salud y sociedad


renieguen de su origen, su lengua y costumbres, por temor a no ser contratados;
por ello, han abandonado su atuendo original y ahora usan jeans, playeras y cha-
marras. Como deben ir diario a trabajar y viven lejos de las fábricas, han decidido
vivir en la ciudad y abandonan a sus familias, a las que a veces ven algún fin de
semana; se ha perdido el contacto familiar y el tiempo libre se invierte en cantinas,
casas de citas o lugares para jugar y apostar, lo cual ha afectado el ingreso familiar.
Es el caso de la comunidad indígena de San Sebastián Petatlán, donde acudimos Antropología
por primera vez en 1967 [Berruecos, 1971] y desde entonces hemos participado en
diversas etapas de trabajo de campo. Fue durante 1977, diez años después, cuando
emprendimos una investigación más particular, enfocada al consumo de bebidas
alcohólicas [ibid.]. Desde entonces, hemos asistido al poblado con fines de investi-
gación y la idea de redondear algunos aspectos previamente estudiados.

San Sebastián Petatlán, Puebla


San Sebastián Petatlán está situado a 7.8 km del centro de la ciudad cabecera de
Teziutlán, en la Sierra Norte de Puebla. Está dividido en tres secciones, con una

6
Verduras, café, frutas, maíz, frijol y ganadería son áreas descuidadas hoy en día y los precios se
han elevado a tal grado que Teziutlán, famosa por sus exportaciones sobre todo de productos
frutícolas, ahora es gran importadora.

311
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

población en 1977 de 1 714 personas; en la actualidad calculamos conservadoramente


que apenas sobrepasa los 2 mil. Tiene habitantes con un asentamiento compacto
en el centro, donde se localizan la Iglesia, la escuela y otros servicios, y semidis-
perso en los alrededores, es francamente disperso y espaciado en la periferia. El
grupo étnico por el que está conformado el pueblo es el nahua y evidentemente
toda la población habla esta lengua, aunque la mayoría también habla español o
“castilla”. Los pobladores habitan un total de 173 casas con un promedio de entre
8 y 11 habitantes, siendo 51% de la población mayor de 15 años. Predominan los
campesinos, aunque también se encuentran algunos obreros quienes laboran en la
ciudad cabecera o en unas minas de cobre cercanas a la localidad.
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

Al analizar el problema del alcoholismo conviene recordar factores conduc-


tuales y los criterios situacionales en cuanto a la relación dialéctica del sujeto con la
realidad concreta. En una sociedad rural como la de San Sebastían encontramos
características socioeconómicas como las ya mencionadas, estrechamente vincu-
ladas al problema del alcoholismo: bajo índice de producción, bajos ingresos familia-
res aparejados a un elevado índice de emigración, dislocación social y familiar, y
desorganización social. También, paradójicamente, algunos aspectos culturales son
reforzados mediante el consumo de alcohol.
En el municipio de Teziutlán, del cual depende San Sebastián, hace nueve años
habían registrados 112 expendios de bebidas alcohólicas en general, nueve de

pulque, cuatro retenedores de aguardiente que surten a toda la zona, y cuatro por-
teadores de bebidas que compran diversas botellas diversas, cerradas y selladas desde
México, mismas que son revendidas en la propia localidad y zonas cercanas. Hoy
física, salud y sociedad

en día, el número de expendios ha crecido en 35%. Cabe recordar que la población


actual de Teziutlán no rebasa los 100 mil habitantes.
Hay una oficina porteadora, 85 establecimientos con venta de cerveza, tres de
pulque y 61 cantinas. Estos datos no consideran las dos fábricas de aguardiente
de panela o caña que ahora ya se procesa con elementos químicos, como el alum-
bre o pastillas químicas, que aceleran y aumentan la producción y, dicho sea de
Antropología

paso, afectan gravemente la salud de quien las ingiere. Estas fábricas localizadas
en Atempan y Teteles, comunidades cercanas, declaran una producción diaria de
50 litros cada una. Existen otras cuatro fábricas clandestinas, una con una produc-
ción diaria mínima de 350 litros. Esto da una cifra de producción diaria de 100
litros autorizados y cerca de 2 100 clandestinos. En otras comunidades cercanas
hay 11 fábricas clandestinas que producen un mínimo diario de 100 litros cada
una. Obviamente, estos centros de producción no cuentan con las condiciones
higiénicas mínimas ni las licencias sanitarias correspondientes.
En las cantinas de San Sebastián, según nuestra investigación directa, las ven-
tas de aguardiente oscilan entre 450 y 500 litros a la semana. En general la gente
acude a las cantinas y ahí permanece largas horas ingiriendo bebidas alcohólicas.
Es común ver a los campesinos, alrededor de las cinco de la mañana, comprando

312
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

un “topo” de aguardiente (aproximadamente un cuarto de litro) y llevárselo con-


sigo para “aguantar el frío y lo pesado del trabajo”.
A diario, las cantinas están llenas a partir de las tres o cuatro de la tarde, sobre
todo los fines de semana y hasta altas horas de la noche; después de la jornada
laboral, al regresar de sus tierras los campesinos se reúnen a beber. El vendedor
de aguardiente le gana a cada litro que vende alrededor de cincuenta pesos; y el
dueño de la cantina, más o menos la mitad.
El tequila no es una bebida muy consumida, el pulque se vende más. El curado
proviene del pueblo cercano de Cuyuaco y se elabora mezclando aguardiente con
pulque. Otra bebida común es el “calichal”, que se prepara combinando dos litros

Luis Alfonso Berruecos Villalobos


de refresco, uno de pulque, dos botellas de cerveza y un cuarto de kilo de azúcar.
Las “teporochas” son también comunes y se hacen con cerveza y aguardiente;
en ocasiones se les agrega una copa tequilera y la mitad de un refresco. El brandy
Presidente solamente se consume en las fiestas importantes: los comunes son Pa-
rras, Al gusto y Vergel.
En general quienes beben son hombres mayores de 18 años, aunque a veces
empiezan desde los 16. Las mujeres beben por lo regular sólo en fiestas o fines de
semana; los niños acostumbran beber cerveza o refresco con brandy en algunas
festividades, aunque en cantidades moderadas.
En las tres secciones de la comunidad, la proporción de mayores de 15 años no
varía mucho: alrededor de 55%. Esto lo mencionamos porque en el ámbito inter-


nacional a los 15 años comienza el conteo epidemiológico del consumo del alcohol
en la población.

física, salud y sociedad


El consumo per capita de aguardiente es de alrededor de un litro semanal, lo
cual es muy alto. Esto implica un gasto semanal que representa 10% del salario; en
relación con la cerveza, en promedio es de 24%, aparte del anterior.
El consumo anual per capita es de 24.01 litros de aguardiente y 237.17 litros
de cerveza. Haciendo los ajustes necesarios —y si sólo consideramos a los hom-
bres—, los consumos per capita quedarían en 47.1 litros de aguardiente al año y
162.86 litros de cerveza. Antropología
La agricultura en San Sebastián, que como Junta Auxiliar depende de Teziu-
tlán en términos políticos, es en pequeña escala y para el autoconsumo. Por lo
general los indígenas poseen una pequeña parcela, no mayor de cinco hectáreas, en
donde cultivan maíz, fríjol y chile; en muchas ocasiones complementan su economía
con los frutales y el préstamo de sus servicios como asalariados en la cabecera.
La comunidad no cuenta con servicios públicos excepto, recientemente, al-
gunas tomas de agua potable y la introducción de energía eléctrica. En el pueblo
existen dos escuelas primarias con sólo tres maestros, una imparte cinco grados y
la otra dos. La asistencia es bastante regular, sobre todo en las épocas de siembra
y cosecha.
Los indígenas de San Sebastián han incorporado diversos conceptos del cris-
tianismo a sus propias creencias mágico-religiosas. La religión juega un papel fun-

313
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

damental en la vida comunitaria. El área está ubicada dentro de la diócesis de


Papantla, Veracruz. La iglesia fue construida alrededor de 1880 y cuenta con más
de 40 imágenes, cada una de las cuales tiene su altar con copal, aguardiente, flores y
velas. Hay un sacristán y tres fiscales. Los cinco topiles se encargan de cuidar el
templo. Hay también asociaciones de danzantes: los quetzalines, los negritos, los
tocotines, los toreadores y los santiagos, quienes danzan en las fiestas anuales del Santo
Patrón el 20 de enero y duran por espacio de mes y medio, en Corpus Christi,
Todos Santos y Fieles Difuntos. En sus actividades, la bebida es factor importante.
Durante los días de fiesta, además de las cantinas y expendios de bebidas alcohólicas
del pueblo, hay vendedores ambulantes de aguardiente, pulque y brandy, así como
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

camiones de cerveza que a diario reparten su producto en las 21 cantinas del po-
blado. Si el consumo de bebidas alcohólicas es muy elevado durante todo el año,
durante las festividades religiosas alcanza su máximo nivel: hombres, mujeres e
incluso niños pueden beber durante estas ceremonias.
En San Sebastián no hay centros de salud ni médicos. De forma ocasional el
Instituto Nacional Indigenista, que tiene un centro coordinador cercano a la co-
munidad, envía brigadas de promotores de salud para impartir consulta gratuita y
vacunaciones, pero la gente sigue recurriendo a los tradicionales curanderos.
San Sebastián se conecta con Teziutlán mediante una carretera de terracería
que en época de lluvias es de difícil acceso. No hay otros servicios en la comuni-
dad. El terreno accidentado y expuesto a frecuentes deslaves no permite la mecani-

zación de la agricultura, de ahí que sea de autoconsumo; y los excedentes, cuando


los hay, se venden en los mercados regionales cercanos.
física, salud y sociedad

En San Sebastián predominan las familias extensas (padres con hijos solteros y ca-
sados y sus descendencias), hay un alto índice de uniones libres, básicamente por
la imposibilidad de sufragar los gastos de la ceremonia religiosa. El patrón de
residencia es básicamente neolocal (los recién casados establecen su casa aparte
de la de sus padres), aunque también es común el patrilocalismo (al casarse, el hijo
se trae a la esposa a vivir a la casa de los padres). Las reglas de descendencia (las
cuales implican la herencia de bienes) se reconocen a través de las líneas agnática
Antropología

(masculina) y uterina (femenina), con usual énfasis en esta última, por tanto es
bilateral (padre y madre), con tendencias patrilineales (en la del padre). Esta bila-
teralidad esencial de la comunidad se confirma por el análisis de la terminología
de parentesco, que no hace distinción entre los nombres destinados a los parientes
de cualquiera de ambos lados.
En virtud de la naturaleza endogámica del pueblo (se acostumbra buscar a la
esposa dentro de la comunidad), podría afirmarse teóricamente que alrededor de
75% de los habitantes están relacionados entre sí mediante múltiples conexiones,
tanto por lazos de consanguinidad (sangre) y afinidad (matrimonio) como de com-
padrazgo [Berruecos, 1976].
La junta auxiliar está compuesta por 11 concejales nombrados por la comunidad
cada tres años, además de 12 cabos de policía, ninguno de los cuales disfruta de

314
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

un salario por parte del gobierno. La dieta alimenticia es a base de fríjol y maíz,
en raras ocasiones se consume carne de gallina o puerco. La bebida favorita es el
aguardiente de caña, distribuido cada semana por un repartidor y vendido en las
cantinas y tendajones de la localidad.
Las construcciones combinan madera y piedra, básicamente todas las casas
cuentan con dos habitaciones: una para dormir y otra para cocinar. Los techos son
de teja, elaborada en la propia localidad. La vestimenta es tradicional y se elabora
a mano por las mujeres en la propia comunidad.

Acciones a futuro

Luis Alfonso Berruecos Villalobos


Si se diseñaran nuevas políticas públicas en estos temas, varias serían las tareas que
corresponderían tanto al gobierno como a la sociedad civil. Pueden concentrarse
en cuatro acciones que ya no pueden posponerse más si de verdad se quiere aten-
der el problema.
En primer término, sería muy importante destinar más recursos a la investiga-
ción —pero no sólo de corte clínico o biomédico— acerca de los patrones de consumo
por población, así como dedicar más esfuerzos a los entornos rural e indígena, de
los cuales conocemos muy poco [Medina-Mora, 1994; Berruecos, 1994].
En segundo lugar, es importante destinar esfuerzos a la capacitación de per-
sonal que atienda el problema y lo sepa investigar: el asunto de las adicciones es
un tema muy complejo que requiere no sólo de una buena capacidad investigativa


sino también de amplios conocimientos al respecto, lo cual lleva tiempo. Por otra
parte, son contados los especialistas serios quienes realmente conocen qué son las

física, salud y sociedad


adicciones en general y el alcoholismo en particular: cómo funciona en el organismo,
los efectos y cómo debe atenderse a un paciente con estos síntomas. Sería interesante
revisar a nivel nacional los planes y programas de estudio de las múltiples escuelas
y facultades de medicina y otras áreas de la salud e incluso de las ciencias sociales para
así constatar que la información proporcionada a los estudiantes es pobre y defi-
ciente. A lo anterior habría de añadirse el ancestral problema de falta de capacitación
en cuanto a investigación de los estudiantes universitarios, que se constata con su prime- Antropología
ra aproximación a esta tarea, la elaboración de la tesis de grado, razón por la cual
muchos alumnos no terminan su ciclo proceso educativo. En México existen cerca
de dos mil psiquiatras, de los cuales sólo 11 son miembros de la Academia Nacional de
Medicina y menos de 50 están capacitados para atender problemas de adicciones:
para una población de 100 millones de personas, de las cuales 9 millones son adic-
tos; y más de 30 millones, consumidores habituales. Esto refleja la urgencia de formar
recursos humanos en este campo [Belsasso, op. cit.].
La prevención, sin duda alguna la herramienta más barata, de mayor alcan-
ce y mejores resultados, no se ha implementado en México más que por grupos
aislados con buenas intenciones, pero quizá sin el conocimiento científico nece-
sario. Las campañas preventivas deben hacerse a distintos niveles, en diferentes
momentos y escenarios, con contenidos variados y acordes a la población a la cual

315
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

se destinarán, sobre todo programas de seguimiento y evaluación que midan los


resultados positivos y negativos y, desde luego, de manera coordinada [cesaal,
1991, Narro, 1994; Tapia, 1994]. Hoy en día existen diversos modelos preventivos
(Para vivir sin drogas, del cij; Chimalli—inepar— pepca, de la sep, y Construye tu
vida sin adicciones—ssa), desde 1986 el conadic coordina esfuerzos para la preven-
ción y combate a los problemas de salud causados por las adicciones, el Instituto
Mexicano de la Juventud tiene desde hace 12 años el Programa Nacional Juvenil
para la Prevención de las Adicciones (prevea) [Conadic Informa, 2001].
Por último, están la rehabilitación y tratamiento de quienes han contraído la
enfermedad, tarea nada fácil si miramos las estadísticas de recuperación que se logran
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

a pesar de los variados tratamientos existentes. Desafortunadamente, también abun-


dan quienes dicen tener en sus manos el tratamiento ideal y a veces hasta mágico,
muchas de las veces nada científico, basado en creencias, tradiciones, modas y
mercadotecnia, aprovechando la necesidad del familiar del paciente por recurrir a
lo que sea con tal de aliviar al enfermo. Es sorprendente ver la cantidad de personas
que anuncian sus servicios como terapeutas o especialistas y en realidad no tienen
la capacitación para ello. Lo anterior quizá existe como una respuesta de la sociedad
ante la ausencia de programas oficiales de tratamiento y rehabilitación inexistentes en
el sector salud, lo cual implica que un enfermo de alcoholismo acuda a estos “re-
medios” si no cuenta con los recursos necesarios para su atención.

Para contender con esta situación, se anunció la puesta en marcha de un pro-


grama contra el alcoholismo y abuso de bebidas alcohólicas en el cual participarán
expertos e instituciones especializadas. El imss y la Facultad de Psicología de la
física, salud y sociedad

unam anunciaron que instalarán en todo el país 50 clínicas de atención a bebe-


dores excesivos; el issste iniciará próximamente un programa en el desarrollo de
estrategias para combatir las adicciones, entre las cuales se encuentra el alcoholismo,
en todas las dependencias gubernamentales; y los Centros de Integración Juve-
nil atienden a usuarios con problemas relacionados en sus más de 100 unidades
operativas. Asimismo, se impondrá una Norma Oficial Mexicana para la preven-
Antropología

ción, tratamiento y control de las adicciones con el fin de incrementar la calidad


en los servicios. En tanto, el Consejo Nacional contra las Adicciones atiende un
promedio diario de 750 llamadas mediante sus servicios de orientación telefónica
[Galán, op. cit.:37].
A pesar de las normas oficiales vigentes [Meljem Moctezuma, 2000], como la pu-
blicada el 15 de septiembre de 2000 (Norma Oficial Mexicana para la Prevención, Trata-
miento y Control de las Adicciones) con el objetivo de establecer los criterios mínimos
de calidad para atender estos problemas, continúan existiendo centros de tratamiento,
rehabilitación y atención que no cuentan con personal capacitado ni mucho menos
especializado [Nava Hernández, 2000] y tampoco son controlados por autoridad algu-
na. Lo mismo sucede en materia educativa, en donde también abundan los programas,
cursos y diplomados, la mayoría de ellos sin el aval universitario, de pobre calidad y

316
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

con una duración tan corta que es imposible cubrir siquiera lo mínimo indispensable
a conocer sobre el asunto, la mayoría de las veces impartidos por personas sin la capa-
cidad para hacerlo.
Lo cierto es que los diversos gobiernos se han desentendido en gran parte del
problema al no proveer mayores recursos para la investigación, al no supervisar los
centros de atención o programas impartidos y al no tomar medidas más drásticas
para hacer cumplir las leyes. Por ejemplo en materia de control sanitario, publi-
cidad de bebidas alcohólicas, proliferación de centros y puntos de venta, sus ho-
rarios y las múltiples ofertas que constante e impunemente se lanzan por doquier
para promover el consumo excesivo.

Luis Alfonso Berruecos Villalobos


Si el alcohol “llegó para quedarse”, si las campañas abstencionistas han fraca-
sado y si el problema sigue aumentando al igual que la población y la consecuente
producción y consumo, ya es hora de que gobierno y sociedad hagan conciencia
de los graves daños que causa a la propia sociedad tanto el consumo excesivo
como el alcoholismo y se tomen las medidas adecuadas.
En otros países se ha decidido, por ejemplo, subir la edad límite para la venta
de alcohol; en otras, las restricciones de venta son mucho mayores al igual que en
relación con la publicidad; en otros más, los castigos por conducir en estado de
ebriedad son realmente altos y se cumplen, y existen lugares donde no se otorgan
permisos para producir mas allá de las expectativas que su venta puede ocasionar,


por lo cual hay controles más estrictos. Con esas y otras medidas se ha logrado
abatir un poco el problema.

física, salud y sociedad


Por otra parte, en países desarrollados existen grandes centros interdisciplina-
rios de investigación, revistas científicas, eventos internacionales académicos de
diversa índole y de alto nivel que estudian el problema; también legisladores con-
cientes de las reformas legales que deben hacerse, para lo cual consultan expertos
y, sobre todo, existen recursos del Estado para la atención de los enfermos. Poco
de lo anterior sucede en México, si se dan algunas acciones generalmente son de
manera aislada, sin coordinación y con pocos resultados efectivos. Antropología
Cabría entonces preguntarse si de verdad hay voluntad política para atender este
problema de magnitudes insospechadas y que afecta a toda la sociedad. Varios son
los planes y programas propuestos al cambio de diversos gobiernos, lo mismo suce-
de con campañas sin resultados concretos que gastan más en su propia publicidad
que en la atención del problema, se hacen apologías y se dedican días al problema
del tabaco o de otras drogas, se instrumentan congresos de toda índole y los inves-
tigadores publican algunos resultados con los magros recursos que cuentan para su
tarea. Pero a la par, continúan los actos de violencia intrafamiliar, accidentes de tra-
bajo, suicidios, homicidios, pérdidas económicas mayores y todo tipo de situaciones
que podrían, si no eliminarse completamente, cuando menos abatirse o prevenirse
de alguna forma si existiera conciencia del problema por parte de las autoridades,
voluntad de acción y modificación de leyes obsoletas o que no se aplican.

317
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

Por fortuna ya existe el proyecto de un programa sexenal contra el alcoholismo y


el abuso del alcohol, cuyas metas van hasta 2006 y se basa en la experiencia de
los últimos 25 años de evaluar diversas políticas y estrategias surgidas sobre todo a partir
de la Ley General de Salud de 1984 y que pretende disminuir los efectos negativos del
consumo irresponsable. Este proyecto señala que además del daño económico a la
sociedad, el alcoholismo se asocia con cuatro de las principales causas de mortalidad:
accidentes, cirrosis hepática, homicidios y los daños autoinflingidos. Por ello se requie-
re coordinar las acciones necesarias, formar y capacitar personal para la prevención y
la investigación, hacer participar a la sociedad en general y revisar la legislación actual
en cuanto a la producción, distribución y venta de alcohol, así como crear centros
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

de tratamiento y rehabilitación, regular la publicidad y evaluar permanentemente los


programas [Velasco, 2001].
Mientras no se dediquen mayores esfuerzos, recursos y atención al problema
del consumo excesivo y del alcoholismo para conocer su magnitud y los mejores
caminos para atacarlo tendremos que seguir contendiendo los devastadores efec-
tos en la sociedad que esta enfermedad trae consigo.

Conclusiones
El alcohol está siempre presente en los ciclos principales de la vida: la gente bebe
para celebrar el nacimiento de un hijo, su incorporación a la Iglesia mediante el
bautismo, validar una relación ritual de compadrazgo (en la comunidad estudiada,

por ejemplo, se realiza a través de la danza conocida como la “Xochipitzahua” o


de las flores delgadas), al terminar los estudios o inaugurar una casa, cuando la
física, salud y sociedad

hija cumple 15 años, al celebrar la fiesta del pueblo o de algún santo, al aceptar un
cargo en la estructura civil o religiosa, al matrimonio, al acto de confirmación o de
primera comunión, a la inauguración de un edificio público, a la muerte.
Como hemos visto, desempeña un papel fundamental en el grupo: sirve tanto para
convalidar una situación social como para provocar una relación problemática entre
las personas. El alcohol cohesiona a la población cuando se bebe en una festividad
religiosa pero también puede ser causa de violencia y crimen.
Antropología

El alcohol también permite una interacción más abierta entre quienes lo consu-
men, pues provoca que los vecinos se desinhiban y reúnan socialmente a intercam-
biar problemas, experiencias y diversas situaciones, pero también cuando se llega a
los excesos, el alcohol es causa de sospecha, revancha y castigo. El que invita a una
fiesta y no ofrece alcohol es criticado; y el que ofrece bebidas caras y abundantes,
respetado. Una fiesta es buena, se dice, si la cantidad de alcohol que circula en la
misma es suficiente y de calidad.
También es factor de cohesión y movilidad social pero, paradójicamente, también
puede convertirse en un medio de ruptura social, desintegración y desprestigio.
El alcoholismo constituye un grave problema en San Sebastián, al igual que en el
resto de las comunidades rurales, semirurales e incluso urbanas de México y otros
países en donde ha sido reconocido ya como un problema de salud pública y se

318
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

están ejerciendo acciones al respecto. El alcoholismo no es más que un síntoma, es


la traducción de otros graves males sociales.
De forma eventual, en estudios de mayor alcance pretenderemos establecer
indicadores más adecuados del consumo. Metodológicamente esto resulta difícil,
entre otras cosas porque los datos disponibles referentes a producción, distribución,
consumo y venta están sujetos a distorsiones como la falsedad en las declaraciones
de impuestos por parte de productores y vendedores, y la producción clandestina.
En las zonas menos desarrolladas el consumo excesivo de alcohol trae consigo
repercusiones socioeconómicas más grandes, sobre todo en la economía familiar
que, por lo general, se basa en ingresos poco elevados, qué decir de las repercusio-

Luis Alfonso Berruecos Villalobos


nes a nivel personal en términos de salud (rehabilitación y tratamiento). Poco se
hace en este país en términos de prevención de alcoholismo.
Si se considera a la población en su conjunto, el índice de consumo de alcohol
dependerá directamente de los criterios normativos que sobre el alcohol se en-
cuentren en su grupo social determinado, es decir las normas sociales y culturales
que rigen su uso. En este punto la investigación antropológica debe centrar su
atención. Las anteriores normas sociales se refieren básicamente a los ritos sociales de
convivencia, al tipo de alimentación y preparación de las comidas, la valorización
social de las propiedades alimenticias y energéticas del alcohol y a todas las cuestiones
del ethos o concepciones hacia el alcohol y su papel dentro del contexto sociocultu-


ral del grupo. Lo anterior a la luz de las variables sociodemográficas básicas.
Muy pocas son las investigaciones sobre el alcoholismo desde el punto de vista

física, salud y sociedad


antropológico. Los grupos interdisciplinarios de investigadores de diversas ciencias
sociales y biomédicas son buen augurio del creciente interés que sobre la materia se
ha despertado. Si logramos además de ello nuevas investigaciones en torno al al-
coholismo y el abuso del alcohol, habremos sembrado la semilla de la inquietud por
avanzar en el entendimiento de esta problemática.
El alcoholismo y la farmacodependencia, que hace unos años no eran proble-
ma, ahora se ven manifiestos en cada esquina desde la introducción de las maqui- Antropología
las, prostitución y delincuencia, que están creciendo a elevadas y preocupantes
cifras. Las tradiciones en San Sebastían han cambiado a una tasa sorprendente.
La fiesta del pueblo en honor al santo patrón ya no se celebra como antes, con
misas, procesiones y rezos, sino con ferias, apuestas, cantinas disfrazadas y pros-
titución. Los hábitos alimenticios también han cambiado: las tortillas ya no se
hacen en casa, se compran a precios más elevados y de peor calidad, la electricidad
ha llegado a la zona y con ello las telenovelas, inducción al consumo y la música
norteamericana, que ha sustituido a la local. Los músicos tradicionales están sin
trabajo, la agricultura se ha prácticamente abandonado y las mujeres que en el
pasado se encargaban de las labores domésticas quieren ahora trabajar en la ma-
quila, donde se les acosa sexualmente y tienen que abandonar a sus hijos. La gente
ya no se viste, come o vive como antes: todo en menos de cinco años. Ahora los

319
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

utensilios ya no son de barro sino de plástico, la madera se ha reemplazado por


ladrillos como materiales de construcción y los muebles son comprados y ya no
hechos a mano.
En resumen, las metas de los indígenas de San Sebastián ahora son claramente
diferentes. La mayoría de la población quiere tener un empleo en la maquila, ca-
sarse al estilo citadino, celebrar los ciclos de la vida de manera diferente, ser como
la gente de la ciudad y no más rurales o indígenas. Ya se escuchan discos compactos
americanos en vez de las bandas locales, ya existe comida chatarra, consumo de
licores antes no conocidos y productos que se anuncian en la televisión. Lo que antes
no era indispensable ni parte de la cultura, esto es suntuario, ahora es necesario.
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

Es sorprendente constatar cómo ha cambiado esta comunidad en tan poco tiempo


y en tantas circunstancias. No ha habido resistencia cultural ni reinvención ni indi-
genización, pero sí occidentalización. Todo gracias a la maquila engarzada en la
globalización, cuyas consecuencias socioculturales están a la vista.
Los resultados finales de la globalización no se conocen aún, pero ya pueden
vislumbrarse. Algunos estudiosos alertan los malos efectos de esta fase superior
del capitalismo: polarización del ingreso, desempleo y exclusión social, sobre todo
para sectores vulnerables.7 Cuando surgió el capitalismo, hace ya varias centurias,
muchos advirtieron la necesidad de controlar sus efectos en términos de desigual-
dad y explotación, esa lógica sigue siendo válida para el capitalismo actual que
ahora es global y cuya oscura facie es la explotación, desigualdad y exclusión, las

cuales también actúan globalmente, por eso las protestas en Seattle, Ginebra y
Gottenburg.
física, salud y sociedad

En el caso de México, el desempleo es una de las más claras consecuencias.


La maquila provee algunos puestos de trabajo, pero bajo condiciones de explotación
por bajos salarios y ausencia de prestaciones de ley, lo cual afecta el resto de la
economía y destruye la cultura local. Por ello debe desarrollarse el impulso a la
producción y al mercado interno, así como el acceso igualitario a los recursos co-
municacionales y educativos para proteger las instituciones regionales.
Las exportaciones que provienen de la maquila no han tenido un efecto directo
Antropología

en la reconstrucción del mercado interno, la generación de empleos o la elevación


del nivel y calidad de las mayorías, dado que las maquiladoras han desarticulado el

7
No hay un solo paradigma para leer la globalización, sino un conjunto de narrativas y metáforas
que la aluden, pero no llegan a configurar su verdadera dimensión. Se trata no sólo de un pro-
ceso económico o de interconectividad comunicacional, sino también de grandes contingentes
migratorios que hacen posibles nuevas formas de interculturalidad [García Canclini, 2000a:6].
Sin embargo, protestas masivas a las cumbres de organismos multilaterales no cesan desde Seattle
en 1999 y posteriormente en Washington, Melbourne, Davós, Niza, Québec, Gotemburgo, Bar-
celona y Génova: las instituciones multilaterales toman decisiones que afectan a millones de
personas que por eso protestan [Hernández Navarro, 2001:17]. Amnistía Internacional, en su
Informe Anual 2001, ha condenado los nefastos efectos de la globalización que se traducen en
empobrecimiento y aumento de las desigualdades.

320
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

resto de la economía favoreciendo mayoritariamente a los países originarios. Sien-


do un sector tan dinámico, preocupa que la inversión privada no se concrete y las
exportaciones no crezcan mientras sí lo hace el gasto público y la deuda externa,
lo cual afecta el crecimiento económico. La inflación debe reducirse aún más, sin
controles artificiales o distorsiones en los precios, con una tasa flotante y libre de
intercambio del peso en relación con el dólar. La industria maquiladora opera hoy
en día en una atmósfera de no-credibilidad y competitividad, por ello se requiere
un marco legal regulatorio que genere confianza y competencia.
Podrá alcanzarse el crecimiento económico siempre y cuando haya más inver-
sión privada interna, más exportaciones, menos gasto público y menos préstamos

Luis Alfonso Berruecos Villalobos


al exterior. Las condiciones para que la economía mexicana mantenga un cierto
nivel de dinamismo y estabilidad en los años por venir deben implementarse ya,
mas debe hacerse en la creación de alternativas reales de crecimiento, aplicación de
una democracia real y tangible, y modernización del sistema educacional y del sector de
exportación, incluida la maquila. México requiere con urgencia una infraestructura que
refleje el actual desarrollo industrial y permita la asimilación del crecimiento poblacional
en centros urbanos con empleos garantizados. Además de la globalización, debe-
mos analizar la concentración de capitales en los bancos, los grandes consorcios y las
empresas de comunicación mundial que las soportan [Kurnitzky, 2000:36].
La globalización ha intensificado la interdependencia recíproca como un modo de
interconectar a las sociedades entre sí y que debe ser reevaluado en términos de los


potenciales de las culturas nacionales y las instituciones regionales dado que se trata de
un proceso que no sólo acerca a los países y los hace más homogéneos, sino que

física, salud y sociedad


también produce quiebres y segregaciones. El modelo de desarrollo y la política
económica implantada en México en los últimos tres lustros demuestran que es
imperativo imaginar los objetivos, instrumentos y procesos que den cuerpo a una
política social y económica que sea capaz de enfrentar exitosamente los grandes
problemas y enormes desafíos que ya están presentes, siendo quizá la pobreza y
la distribución del ingreso dos de los más importantes [Villarreal, 2000; Boltvinik
et al., 2000]. Antropología
Al respecto, conviene recordar que uno de los efectos de aceptar la propuesta
de los países desarrollados agrupados tanto en la Organización Mundial de Comercio
como en la Unión Europea es la firma de un Acuerdo Multilateral de Inversiones
que en el contexto de la globalización y, en el caso específico de México, con la in-
dustria maquiladora, hemos visto que no ha traído beneficios reales para el país y
más bien ha generado problemas sociológicos y a la ecología [López, 1999:169-198;
Lerman, 1999].
La globalización también pone en cuestión el papel que juega el territorio en los
procesos de acumulación, es decir, el proceso de desterritorialización producto del
acelerado desarrollo de las tecnologías de comunicación en términos de interco-
nexión simultánea e inmediata de espacios que tienden a homogeneizarse [Red Na-
cional de Investigación Urbana, 1999]. La globalización debe ser vista, pues, como

321
El consumo de alcohol en comunidades indígenas en la sierra norte de Puebla

resultante de la crisis del sistema capitalista actual provocada, entre otras, por la
ausencia de un mecanismo macrosocial de coordinación entre las decisiones de los
inversionistas y las capacidades de absorción de los ciudadanos de la sociedad glo-
bal, pero también debido al agotamiento estructural del mercado y la democracia
formal que han llevado al ocaso definitivo del paradigma neoliberal ortodoxo y su
reemplazo por la llamada “tercera vía” [Dieterich, 2000].
La globalidad no es una relación abstracta, inconsistente o generalizable nor-
mativamente, pues se impone en el ámbito de lo local de una manera singular. Lo que
sí es cierto es que sus efectos permiten la desarticulación de ciertas dimensiones
clave en las cuales se asienta el trabajo antropológico, tales como tradición y co-
Luis Alfonso Berruecos Villalobos

munidad, memoria y ritos de pasaje, socialización y visión del mundo, y apropia-


ción del paisaje y del lenguaje. Observamos trabajadores en el campo sin memoria
colectiva quienes ejercen la “libertad” de vender su fuerza de trabajo en cualquier
mercado. Este ex trabajador agrícola ya no puede ser comprendido a partir de la
cotidianidad de la vida social y de las redes comunitarias y organizativas en donde
se formó históricamente su identidad colectiva. En un mundo que cambia al ritmo
de la globalización, hay un constante proceso de constitución y desestructuración,
los sujetos son sometidos a tensiones entre sus acciones específicas y la estructura
económica en donde se encuentran y que responden a las complejidades de la mo-
dernización, pero también elaboran o reinventan sus recursos de sobrevivencia y
estrategias para adaptarse socialmente o incluso modifican su situación estructural

[Salas et al., 1998:229-231].


En este trabajo hemos visto de manera “global” cómo es que se dan conse-
física, salud y sociedad

cuencias de estos procesos en una pequeña población indígena de un estado de


México: si la riqueza o acceso a la educación, los servicios de salud y bienestar,
el empleo y la tecnología fueran globalizados para todos, desde luego daríamos la
bienvenida a la globalización. Desafortunadamente, pensamos y hemos constata-
do con la evidencia del trabajo de campo que el mercado global hace más ricos a
los ricos y más pobres a los pobres.
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Entrevistas
Eric Martínez, jueves 23 de marzo de 2000.

327
Una visión antropológica de los desafíos
para un programa de intervención
relacionado con el consumo de alcohol
en una comunidad indígena*1

 Guillermina Natera Rey


Marcela Alejandra Tiburcio-Saínz
Elsa García Gómez
Yesica Valeriano Soria
Rosalia Pilar Bernal Pérez

Introducción
El alcohol se reconoce como una de las drogas psicotrópicas pre-
sentes en casi todas las culturas. Su estudio desde el punto de vista
antropológico ha tendido a minimizar las consecuencias de su con-
sumo; no es sino a partir de los últimos 20 años cuando se plantea
la necesidad de un reconocimiento más complejo en torno a este pro-
blema en las zonas rurales e indígenas [Room, 1992]. Sigue siendo de
gran interés reconocer la función del alcohol en la cohesión social
de estas comunidades, sobre todo entre la población masculina. Obvia-
mente, esto no significa que la manera de consumir alcohol no tenga
consecuencias en la salud y vida familiar y social.
La mortalidad por cirrosis hepática cada vez está más documen-
tada, así como la contribución de esta enfermedad en el incremento
de diversas problemáticas sociales como accidentes, violencia pú-
blica y familiar, negligencia económica, tensión y sufrimiento para
los familiares. Sin embargo, esta visión no pretende medicalizar el
problema del alcoholismo y convertirlo en una enfermedad individual

*
El presente artículo forma parte de una investigación más amplia titulada De-
sarrollo y evaluación de un modelo de intervención breve para familias de consumidores
de alcohol y drogas en población rural, coordinada por Guillermina Natera Rey. Se
está llevando a cabo en una zona de Hidalgo con el financiamiento de conacyt
y el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente” (inprf), en coordi-
nación con la Facultad de Psicología de la unam.

329
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

desvinculada de las condiciones socioeconómicas. Estos cambios están relacionados


con la incorporación y reconocimiento de temas como la disponibilidad de alcohol,
su promoción, impacto en la salud, y problemas políticos, económicos e incluso
religiosos. Esto se reconoce cada vez más en las comunidades indígenas y rurales de
México, que no obstante siguen siendo un sector olvidado en materia de intervención.
Son muchas las razones por las cuales las comunidades rurales e indígenas
aún carecen de servicios de atención. Un problema es que los presupuestos guber-
namentales que se destinan no son suficientes para apoyar estas regiones. Además, una
gran cantidad de la población rural habita en lugares de difícil acceso y las aísla de
los servicios de salud de las regiones urbanas.
Por el grado de pobreza en el cual se encuentran estas comunidades, es justi-
ficable que su tiempo y recursos económicos no se destinen a buscar atención en
lugares lejanos, sino principalmente a satisfacer sus necesidades básicas las cuales
son altamente absorbentes, como cuidar y preparar los alimentos tres veces al día,
Natera Rey

atender las faenas comunitarias y cumplir con las demandas de programas sociales.
Por ejemplo, actualmente existe Oportunidades,1 que incluye tareas comunales
como el cobro de la luz, del agua, preparar desayunos escolares, limpieza de áreas
guillermina

generales, etcétera, pues de no cumplir se les descuenta parte de la magra cantidad


que reciben bimestralmente.
Sin embargo, sabemos que esta población puede ser altamente vulnerable.
Por un lado, la libre disponibilidad de alcohol que con frecuencia provienen de

la producción casera destinada para el autoconsumo; y por el otro, la amplia y


fácil accesibilidad de bebidas como la cerveza que, venciendo los obstáculos de las
física, salud y sociedad

distancias y caminos intrincados, va dominado el mercado rural haciendo que en


muchos lugares, además de ser más fácil de conseguir que el agua, sustituya a las
bebidas tradicionales por su facilidad para comprarla y a veces por considerar,
erróneamente, que hace menos daño. Esto ha traído como consecuencia el incre-
mento en el consumo, incluso afectando la economía de estos hogares. Además, la
pobreza limita la calidad de su alimentación y existen bajos índices de bienestar,
lo cual no les permite resistir los embates del consumo excesivo en comparación con
Antropología

otras poblaciones en situación semejante.


Las dos caras de la moneda son afectadas por un consumo excesivo, es decir el
consumidor y su núcleo social más cercano: la familia. El programa de intervención
que se propone en este proceso a mediano plazo es dirigido a la familia, el grupo
que padece las consecuencias inmediatas del abuso de alcohol [Natera et al., 2000].
El consumidor no será el objetivo.
1
Programa gubernamental para poblaciones de alta marginalidad. Los beneficiarios se compro-
meten a llevar a sus hijos al centro de salud al menos dos veces al año, no pueden faltar a la
escuela y tienen actividades de organización comunitaria. A cambio, según el número de niños
que tengan en escuela primaria se les otorga una cifra de aproximadamente 300 pesos por cada
uno; el monto es un poco mayor si se trata de una niña, pero generalmente la cuota por familia
no rebasa los 700 pesos cada dos meses, cantidad muy significativa para ellos.

330
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

En un primer momento puede parecer un planteamiento contracultural, opues-


to a lo que tradicionalmente se piensa en el sentido de que las intervenciones casi siem-
pre han orientado su atención en el o la consumidora para asistir a tratamiento y
culpar a la familia, entonces, el sufrimiento de ésta escasamente es atendido. La
experiencia nos ha dicho que los familiares requieren apoyo con el fin de desa-
rrollar formas más saludables para enfrentar esta problemática como disminuir
su estrés y tensión, esto puede contribuir a generar mayor bienestar para todos
los integrantes. Por familia estamos entendiendo cualquier tipo y estructura de
convivencia compuesta por las personas que cada entrevistado o participante en el
proceso de intervención considere miembro.
En las áreas rurales, en muchos sentidos los hábitos en el consumo de alcohol
siguen muy ligados a influencias históricas y normas culturales,2 las cuales hacen
sentir un origen común, sentido de pertenencia y obliga a brindar solidaridades y

Guillermina Natera Rey


lealtades. De acuerdo con lo señalado y dado que este consumo es una costumbre
ancestral en las comunidades aquí estudiadas, postulamos que al tratar de indagar
en este tema y sus consecuencias los miembros pueden sentir que esta práctica es
amenazada por una posible intervención la cual los lleve a suprimir su consumo y
por eso, suponemos, presentarán barreras para su conocimiento.
Antropológicamente, consideramos oportuno señalar lo que dice Mier (2002) en
torno a la relevancia de la intervención y sus alcances éticos, como proceso de creación
de sentido es un acto extrínseco, ajeno al desarrollo autónomo de la colectividad,


que perturba un régimen estable y puede crear un “ámbito de confrontación”
ante una intervención no demandada.

física, salud y sociedad


Siguiendo esta línea de pensamiento, suponemos que llevar a cabo este estudio
de factibilidad para conocer la conducta imperante en torno al consumo del al-
cohol, usos, costumbres, actitudes, creencias y posibles barreras para aceptar la
intervención, puede disminuir esa confrontación. Por consiguiente, el objetivo de
este apartado es mostrar el proceso para ingresar a una comunidad indígena3 e
2
Con la conquista española, los rituales y regulaciones estrictas para la población se relajaron y se Antropología
comenzaron a producir y distribuir una gran cantidad de bebidas, ya no fermentadas sino desti-
ladas [Corcuera, 1996; Sahagún, 1982, Room, 1984]. Rojas narra cómo “el abuso del alcohol es
un consuelo a su miseria” [op. cit.] y cómo también se ha usado para el control social, económico
(pagar la jornada laboral con alcohol) e incluso religioso. Diferentes autores han descrito la gran
cantidad de producciones domésticas, sin control sanitario, fermentadas o destiladas. Actualmente
existen más de 60 bebidas en todo el país, para incrementar y facilitar sus efectos se mezclan con
químicos como el “alumbre” [Módena, 1999; Natera, 1987], éter o hierbas como el ocoxóchitl
[Módena, op. cit.], etcétera. A otras más conocidas, como pulque o mezcal, se les atribuyen propie-
dades nutricionales y terapéuticas. Hoy en día, múltiples estudios etnográficos señalan el papel
de este consumo como parte de un patrón de conducta históricamente construido en un espa-
cio simbólico utilizado para mediar conflictos, relaciones políticas, amistad y reafirmar roles
[Corcuera, 1996; Oechemin, 2004], así como medio para afirmar la solidaridad comunitaria y
cohesión social [Eber, 1995; Natera, 1987; Heath, 1981].
3
En este trabajo compartimos la definición de Oechemin [op. cit.] cuando señala como comunidad
indígena a una colectividad cultural basada en un conjunto de relaciones primarias significativas

331
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

identificar los retos implicados en el desarrollo de un programa de intervención


de esta naturaleza.

Método
Técnicas de recolección de la información. Es un estudio de tipo etnográfico utilizando
métodos cualitativos con diferentes estrategias: a) conversaciones durante las estan-
cias en las comunidades; b) cuestionario semiestructurado sobre la salud en general
y la percepción en cuanto al consumo de alcohol, prácticas y efectos; c) entrevistas
a miembros de las comunidades; d) seis grupos focales, cuatro de mujeres y dos de
hombres; d) observación etnográfica de las principales actividades cotidianas regis-
tradas en los diarios de campo en las más de 30 visitas realizadas a las comunidades,
entre 2004 y 2005; e) observación de los lugares y eventos públicos donde ocurría el
consumo: fiestas familiares, tradicionales y comunitarias; y f) entrevistas a infor-
mantes clave: de salud, educación y administrativos.
Natera Rey

Todas las entrevistas se llevaron a cabo en privado, durante el tiempo de espera


en el centro de salud, en la casa, la calle o pequeñas tiendas. Tuvieron una dura-
ción de entre 30 minutos y una hora y media. El trabajo de campo fue realizado
por cuatro psicólogas sociales. La sección que aquí analizamos es la relacionada
guillermina

con la información que indaga la percepción, actitudes y dinámica del consumo


de alcohol y sus consecuencias.
Análisis de datos. La técnica utilizada consistió en el análisis de las narrativas.

Mediante éste trata de estructurarse la experiencia personal para construir catego-


rías. Más que una creación individual, es el resultado de una interacción ligada a la
física, salud y sociedad

cultura, ideología, contexto histórico [Denzin, 1970] y las vivencias intencionales


relacionadas con el otro como una parte de la vida cotidiana comunitaria, orienta-
das a la posibilidad de conocer cómo significan el consumo de alcohol y cómo se
regula éste según sus identidades [Schütz, 1993].
Ética. El protocolo fue aprobado por la Comisión Ética del Instituto Nacional
de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”. En cuanto al consentimiento informado, se
siguieron las tradiciones de la comunidad, se explicaron los planes de trabajo en
Antropología

las asambleas de ambos sitios, y la necesidad de entrevistar a hombres y mujeres


para conocer aspectos en cuanto a la salud y costumbres de su comunidad. Se
indicó que el proyecto se llevaba a cabo en colaboración con los centros de salud
y formaba parte del grupo de trabajo del Instituto Nacional de Psiquiatría,4 que

en virtud de que sus miembros comparten símbolos, apelan a un real o supuesto origen de historias
comunes y a relaciones de parentesco. Es un constructo cultural (unidad de pertenencia y lealtades)
más allá de una unidad territorial, extendiéndose ésta más allá de sus límites, configurando así
las “comunidades extensas”. Pero también es una comunidad moral en donde el cumplimiento de
imperativos morales obliga a mantener un código de conducta con un fuerte componente de solida-
ridad comunitaria.
4
El grupo de trabajo estuvo integrado por Instituto Nacional de la Nutrición (doctores Kershe-
nobich, Vargas y Robles), el Instituto Nacional de Psiquiatría (doctores Medina Mora, García
y Natera) y la Secretaría de Salud del Estado de Hidalgo (doctora Irma Gutiérrez). Se han estu-

332
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

ha apoyado a las comunidades en actividades de promoción a la salud, lo cual


indiscutiblemente fue un antecedente muy útil para la aprobación del proyecto.
Cuando fue necesario, el delegado tradujo al otomí (hñähñü).
No obstante el consentimiento de la asamblea, se obtuvo la aceptación indivi-
dual para cada entrevista, así como su autorización para grabarla. Cabe mencionar
que algunas personas no aprobaron la grabación y otras accedieron con la condi-
ción de cambiar su nombre.
Selección del lugar. Se eligió la zona del Mezquital, en Hidalgo, porque esta re-
gión muestra la tasa de mortalidad por cirrosis hepática más alta del país: 40 por
cada 100 mil ha, cuando la tasa nacional es de 21.7. Del municipio de El Cardonal
se seleccionaron dos comunidades aledañas a no más de 10 km de distancia entre
ellas y que cuentan con un pequeño centro de salud. Ambas son semejantes en su
estructura social. Predomina la religión católica cuyos seguidores, según el estudio de
García-Andrade et al. [2006], muestran mayores índices de problemas por consumo

Guillermina Natera Rey


de alcohol. Pertenecen al grupo indígena otomí (hñähñü); 85% de la comunidad
habla o entiende castellano y a ellos estará orientado el programa de prevención.
El la comunidad 1 (C1), el total de la población abordada se distribuye en 133
viviendas; cuenta con un total de 446 habitantes: 205 hombres y 241 mujeres, de
los cuales 112 son población económicamente activa (pea). La comunidad 2 (C2)
cuenta con 168 viviendas y una población de 745 habitantes, siendo 335 hombres y
410 mujeres, población de la cual 211 son pea [inegi, 2001]. A continuación se


presenta una breve descripción del contexto [Gobierno del Estado de Hidalgo, 2002].
Geografía. Son localidades semiáridas, rodeadas de cerros, por lo cual son comu-

física, salud y sociedad


nes las tormentas de arena. Desde luego, ambas comunidades son eminentemente
rurales, sin pavimentación. Hasta 2004 se terminó de pavimentar la carretera que las
comunica con la cabecera municipal.
Economía. Ambas comunidades son muy semejantes, están marginadas a un
sistema básicamente de autoconsumo. Apenas en los últimos 10 años se incrementó el
intercambio de productos y mano de obra en una incipiente economía de mercado,
además que los hombres y más recientemente las mujeres y jóvenes se incorporaron Antropología
a los flujos migratorios hacia Estados Unidos, lo cual ha permitido que la econo-
mía de las comunidades avance. Quienes emigran envían recursos para mejorar las
condiciones de sus familias, construir o ampliar sus casas; esto permite a su vez dar
trabajo a los hombres que se quedan contratándolos para la construcción, actividad
que desarrollan con gran eficiencia.
Producción y alimentación. Aun hoy en día, su alimentación, bebida y su vida giran
alrededor del maguey. Su producción de pulque (octli, en lengua indígena)5 les garanti-

diado los efectos del pulque en la cirrosis hepática desde 1999 y hoy en día el Instituto Nacional
de Psiquiatría continúa trabajando en las comunidades en acciones de promoción a la salud
[García-Andrade et al., 2006].
5
Mujeres, hombres, adultos y adolescentes extraen el aguamiel que se obtiene tras “raspar” las
paredes del maguey y extraer su jugo, el cual se fermenta convirtiéndose en pulque. Es su

333
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

za algún ingreso para sobrevivir. Con cuatro a seis grados de alcohol, durante mu-
cho tiempo fue la principal bebida6 de la población. Obtienen otros alimentos de
las milpas de maíz, frijol y cebada, aunque es común perderlas por la falta de llu-
via; sin embargo, siempre tiene la esperanza centrada en que “se logre” su cosecha.
Organización. Se realiza mediante la Asamblea Comunal presidida por un de-
legado, un cargo honorífico que se renueva anualmente; su principal actividad es
distribuir las faenas de la comunidad, obligatorias para todos los mayores de 18
años, antes si son casados. Se sabe que 85% de la población es beneficiaria del
principal programa gubernamental de asistencia, denominado Oportunidades.
Consumo de alcohol. Es común ver a los hombres en pequeños grupos bebiendo
cerveza o pulque en las tiendas, la calle o en sus casas. Las mujeres jóvenes ocasio-
nalmente toman cerveza en público. El pulque es más común en población adulta
(mayores de 40 años). Durante una fiesta, el consumo y cantidad de alcohol no
se limita y está permitido cualquier exceso, incluso por mujeres o personas abste-
Natera Rey

mias. Se procura que ese día se consuma la bebida de mejor calidad.


La fiesta del patrono(a) de la comunidad es la principal actividad comunal y
punto de unión e identidad. Tiene una duración de tres días a lo largo de los cuales la
guillermina

comida es abundante. Todos participan y colaboran económicamente, incluso a los


emigrantes cuya familia vive en la comunidad se les impone una cuota anual para
contribuir con estos gastos, lo que se llama la “comunidad extensa”; de no cumplir,
se les puede cancelar algún servicio básico (suministro de luz, agua, etcétera).

Resultados
física, salud y sociedad

El primer aspecto a analizar fue la percepción en torno al consumo de alcohol en


la comunidad, mediante los informantes clave y la comunidad en general. Muy
rápido se observó que a pesar de que las investigadoras eran bien aceptadas por
la población, las mujeres evadían responder a la pregunta de cómo se bebía alcohol
en la comunidad o en su familia; la respuesta común de mujeres y hombres era que
“nadie” tomaba alcohol. Los informantes clave quienes trabajan en el campo de la
salud y la educación informaban, aunque sin precisar, que existían muchos problemas
Antropología

de alcoholismo en la zona y decían que “todos en el pueblo beben mucho”. Esta


visión contradictoria entre los informantes clave contra la versión de las mujeres
y hombres de la comunidad se convirtió en un primer eje de análisis para dilucidar
este contraste de opiniones.

bebida básica, pues la usan en sustitución de agua y alimento. Mucha gente lo da a los
niños desde los seis o siete años de edad, incluso recién nacidos, los mestizos prefieren el
aguamiel hervido o en atole. En 2005 el litro de aguamiel se vendía a los intermediarios a
70 centavos y en la cabecera municipal se adquiere a siete pesos el litro. Aproximadamente,
cada familia puede llegar a vender diario entre 15 a 20 litros de aguamiel, convirtiéndose
éste muchas veces en su único ingreso diario.
6
Análisis de laboratorio han demostrado que el pulque además es fuente de vitaminas, minerales
y hierro, entre otros [Backstrand et al., 2004].

334
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

Con base en lo anterior las narrativas de las diferentes fuentes, entrevistas, con-
versaciones y cuestionarios, entre otros, se organizaron alrededor del tema retos e im-
plicaciones para la intervención, a partir del cual se identificaron cuatro grandes áreas
que permitieron entender la contradicción entre los miembros de la comunidad quienes
negaban el abuso de alcohol y los informantes que lo afirmaban.
Las áreas detectadas fueron: a) organización patriarcal; b) percepciones alre-
dedor del consumo de alcohol; c) la pobreza como reto para la intervención; y d)
necesidades de fuentes de apoyo. Desde luego, esta división se hace más con fines
didácticos, pues estos cuatro puntos pueden influir simultáneamente en cada una
de las respuestas (diagrama 1).

A) Organización patriarcal
Uno de los aspectos más relevantes que surgieron para entender qué impedía a las

Guillermina Natera Rey


mujeres comunicar libremente la existencia o no del consumo de alcohol en la fa-
milia o comunidad fue la detección de mecanismos de control social muy fuertes.
De aquí surgieron dos subcategorías, las cuales denominamos relaciones de poder
y chisme; son formas de control social de la información que impiden expresar
malestares.
Relaciones de poder-género. Las relaciones de poder que dominan en el patriar-
cado son la forma de organización familiar más extendida en la mayor parte del


mundo. Es la subordinación generalmente de la mujer ante la autoridad masculina,
a una normatividad y valores impuestos psicológica y/o físicamente por el hombre.

física, salud y sociedad


Sabemos que el patriarcado puede ser muy poderoso, pues la autoridad está refor-
zada desde las instituciones. Algunas formas de control patriarcal pueden ser más
evidentes; y otras más sutiles y, por consiguiente, más difíciles de observar.
En las comunidades estudiadas este tipo de organización no es la excepción. En
ambas se observaron diferencias en los géneros. Aparentemente éstas no son tan mar-
cadas en la distribución laboral, pues la mujer contribuye de manera semejante al
hombre en cuanto a la supervivencia familiar. Tiene a su cargo el cuidado de la casa Antropología
y la tierra, también siembran, cosechan, pastorean los animales, extraen el aguamiel,
etcétera, sólo las tareas más rudas del campo o la construcción son privativas de ellos.
Las responsabilidades en la crianza de los hijos las comparten ocasionalmente con
los hombres, aunque primordialmente son cuidados por ellas; por ejemplo, ocasio-
nalmente a las juntas escolares asisten los padres en lugar de las madres. Fue común
que los varones dijeran que “esas cosas son de mujeres”.
Es fácil observar cómo la mujer debe obediencia al hombre y, de manera impor-
tante, fidelidad, pero no es mutuo. La dinámica y organización de las asambleas es
coordinada por el delegado, cargo que siempre ha sido ocupado por ellos; las mu-
jeres por lo general no asisten, sólo cuando su esposo no está presente (porque está
trabajando o emigró). Durante estas reuniones las mujeres generalmente se sientan
hasta atrás y es muy raro que participen.

335
Antropología física, salud y sociedad guillermina Natera Rey

Diagrama 1
Retos para llevar a cabo la intervención en las comunidades indígenas del estudio

Retos para la intervención

a) Organización b) Consumo de c) Pobreza d) Necesidades de apoyo


parcial alcohol

336
Relaciones de po- Percepción del Satisfacción de Malestares de
der-género consumo necesidades básicas las mujeres

El chisme Prácticas de Riesgo de perder Derecho a no informar


consumo y la vida co- beneficios sociales versus
tidiana necesidades de apoyo
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

El lenguaje El consumo
en la mujer
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

En este contexto, poco a poco se fue percibiendo en ellas un “control internali-


zado” de no hablar en torno a los problemas de los hombres. Respecto a la conducta
de beber propiamente masculina, las mujeres mostraban cierto recelo en querer
contestar o de si alguien bebía en la familia. Por lo general, si la entrevista no era
en un lugar cerrado y por ejemplo se realizaba en la calle, antes de responder ob-
servaban que nadie estuviera cerca. Solamente con el paso del tiempo, las mujeres
fueron teniendo más confianza para expresar sus testimonios acerca del alcohol,
aunque con cierta reserva, argumentando que muchas no aceptan que su marido
se emborracha; y en caso de reconocerlo, perciben como normal las cantidades
que beben.
Otro ejemplo de control por parte de los hombres se manifiesta en un grupo
focal con mujeres de diferentes edades (de 25 a 56) cuando se les planteó “ahora,
vamos hablar acerca del consumo de alcohol”; y al unísono respondieron, entre
risas y en serio, “no, de eso no, porque se enojan los hombres”. Una vez más se

Guillermina Natera Rey


insistió en la confidencialidad y el anonimato, entonces poco a poco expresaron
que en la comunidad sí hay muchos problemas por el alcohol, pero los hombres
no quieren dejar de beber ni que les digan nada.
A los hombres les da miedo que se influya en la forma de ser de las mujeres. En
ocasiones, si las veían en la calle platicando con las investigadoras, comentaban
“no me la vayan a cambiar”.
El chisme. Es otro elemento de poder en una organización patriarcal, pues par-


ticipa en el control de la información para que ésta no fluya. En este caso, el miedo
al chisme es un obstáculo para que las mujeres asistan a un programa de interven-

física, salud y sociedad


ción relacionado con el consumo de alcohol. Ellas eran quienes más deseaban co-
mentar, entre otros problemas, los relacionados con la bebida, pero con gran miedo
a que la información saliera del ámbito de la entrevista, se enteraran en la comunidad
y todo terminara en chisme. En este caso, el problema sería porque están acusando a los
hombres, quienes las amenazan para que se porten “bien”, no hablen de ellos y no
planteen sus problemas, con otras personas (como el alcoholismo o la violencia).
De lo contrario, ellos podrían enterarse mediante el chisme. Antropología
Generalmente los contenidos del chisme están relacionados con la infidelidad
femenina, nunca con la masculina. A los hombres casi nunca se les involucra en
ellos, más bien casi siempre están orientados a “arruinar la reputación de una mu-
jer”, como menciona Eber (1995). Pero en este caso hablar de cualquier conducta
del hombre que implique censura, como el abuso del alcohol, no podría ser con-
tenido de un chisme en la comunidad, porque entra dentro del campo restrictivo
impuesto por ellos y aceptado por ellas. Se observa que estas formas de control
entremezcladas impiden a las mujeres buscar ayuda libremente.

B) Consumo de alcohol
Percepción del consumo de alcohol. Este es un elemento a considerar muy relevante.
Como ya se mencionó llama la atención, por un lado, que los informantes clave

337
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

(delegados, directores de las escuelas, expertos en salud) consideraran al consumo


de alcohol un problema muy grave y causa de muchos problemas, aunque no con-
taban con datos precisos en cuanto a sus dimensiones.
Por otro lado, tampoco podemos dejar de considerar lo que Heath (1981) ha
reportado: la bebida es tan integradora y funcional para la mayor parte de la gente
que no se ve como algo anormal como para llamar su atención. ¿Ésta sería otra
respuesta a tal ambigüedad? En este caso, una explicación podría ser que su habi-
tuación al consumo de pulque ha sido tal, nacieron y crecieron con él como parte
de su alimentación y subsistencia, que por ello no les resulta extraño su consumo.
No obstante, ahora saben que contiene alcohol y puede hacerles daño, incluso
informan que por eso ya no se lo dan a los bebés. Agrupamos esta información en
los tres siguientes rubros:
Prácticas y patrones de consumo en la vida cotidiana. Están ligados a un proceso de
transición, el cual va de lo que “antes se acostumbraba” a lo que “ahora se acos-
Natera Rey

tumbra”.7 Por ejemplo ahora el consumo de pulque ha disminuido, lo atribuyen


a que les hacía daño sobre todo porque lo consideraron causante de la cirrosis
hepática. Aunque para los viejos sigue siendo su bebida preferida, los jóvenes se
guillermina

avergüenzan de consumirlo y lo han cambiado por la cerveza, no porque se hayan


convencido de que era malo para la salud:
Como que para los jóvenes es algo vergonzoso, los jóvenes que ya tienen otra mentalidad.

Nos olvidamos de nuestra cultura, de nuestras raíces, de lo que es nuestro, así como vestir la
ropa de manta, nos da vergüenza ¡Imagínese! Entonces, ya no es tanto porque nos haga daño
[no beber el pulque]; la cerveza también hace daño, pero esa no la dejan (Grupo de mujeres,
física, salud y sociedad

seis amas de casa).

Mencionan que esta bebida ha influido en su economía, pues el pulque lo obtie-


nen de sus milpas o lo compran a precios muy bajos, mientras que la cerveza tiene
un costo seis veces más elevado. Cada vez hay más disponibilidad de comprarla
mediante los “estanquillos”, que en los últimos tres años se han triplicado; general-
mente a partir de la pavimentación de una carretera, donde se localizan, su principal
Antropología

atractivo es vender cerveza. Al igual que en muchos lugares de México, los amigos
comúnmente beben acompañados, cada uno ofrece al menos “una ronda” durante
la cual consumen botellas de 900 ml. Si alguno no lleva dinero, entonces se compro-
mete a invitarlos para una siguiente ocasión.
Llevar a cabo una intervención para disminuir los patrones de consumo sería
un reto, al menos con los hombres. En una ocasión, un grupo con edades de entre
40 y 50 años estaba bebiendo cerveza en una casa-tienda (la dueña está siempre
presente para vender y cobrarles). Entre todos ellos y la investigadora se inició una

7
No se introducen conceptos de tradición o modernidad que en antropología son ampliamente
discutidos. Por ello, prefirieron utilizarse las palabras que “en la comunidad se acostumbran
antes y ahora”.

338
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

conversación informal en torno a la cerveza y el pulque. Se les preguntó “¿ustedes


saben cuántas cervezas han tomado?”.
Pues ahorita sólo dos, pero pues más adelante ya no contamos. Ya sé que uno debe de contar,
nos lo dice la doctora, para no emborracharse, pero pues cuando uno se empieza a sentir
bien pues ya se le olvidan y entonces “una no es ninguna” y se vuelve a empezar. Aquí todos
tomamos (cuatro hombres de entre 35 y 45 años de edad).

Ellos reafirmaron su conducta con ademanes de que así va a seguir siendo y


que un programa así no funcionaría. ¿Este comentario confirmaría lo que dicen los
informantes clave? Sin embargo, no existen suficientes datos para confirmarlo.
En otro grupo de hombres quienes esperaban entrar a una reunión se les pre-
guntó si querían contestar algunas preguntas, a lo cual accedieron. Entre otros as-
pectos, mencionaron conocer los efectos de las bebidas, los cuales asocian con pro-
blemas físicos de diversa índole, pero que eso no impedirá que sigan bebiendo.

Guillermina Natera Rey


A los jóvenes menores de 15 años no se les ve consumiendo alcohol en la calle.
Unas madres de familia mencionaron que en una ocasión fueron “los de la tele-
visión” a grabar un programa sobre el alcohol en la comunidad. Cuando vieron
en las noticias las afirmaciones del reportero, “que los jóvenes de la secundaria se
la pasaban bebiendo porque no tenían qué hacer” como un ejemplo de cómo se
bebe en las comunidades indígenas, ellas estaban muy indignadas porque decían
que no era cierto. “¿Por qué habían inventado? Aquí los jóvenes no beben, traen la


costumbre de beber cuando regresan de los Estados Unidos”.
Respecto a los hombres quienes beben en exceso, señalaron que no es posible

física, salud y sociedad


rechazarlos. Si asisten a una fiesta, incluso privada, “aunque no se les invite, si
ahí están, invitados o no, si llegan se les atiende”. En todas las fiestas se hace un
consumo de alcohol mayor a lo acostumbrado.
Pero entonces, según la comunidad, ¿cuál sería una cantidad suficiente para
emborracharse? Parece ser que hay un consenso: para sentirse borrachos se requie-
ren más o menos 10 cervezas de 900 ml cada una. Y para indicar que alguien es
un borracho se le da más importancia a la frecuencia (si es diario o no) que a la
Antropología

cantidad.
Es difícil identificar un patrón de consumo. Por ejemplo, Pedro (32 años) ha-
bla del tema con mucha imprecisión. Al reconocer que sí bebía se le preguntó lo
siguiente:
– ¿Bebes mucho?
– Mmm… no, de vez en cuando, no así que digamos cada tercer día no seguido.
– ¿Qué bebes?
– Cerveza.
La entrevistadora volvió a insistir:
– ¿Hasta emborracharte?
– Sí, hasta emborracharme (risas).

339
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

Lo dijo un tanto dándose por vencido de no poder ocultarlo, tal vez se sentía
acosado, finalmente lo reconoció. Parecía que estaba esperando una censura por
parte de la entrevistadora, pero verificó que no pasaba nada y continuó con la
entrevista con menor tensión.
No es fácil convencer a un consumidor excesivo de alcohol que modifique su
conducta. Si sufren las consecuencias, como cirrosis o diabetes, algunos siguen el
tratamiento; otros no, pues sostienen que de todas formas la enfermedad los va a
matar y además es su propio cuerpo al que están dañando.
El concepto abstinencia es poco claro. Decir que no beben nada no significa
exactamente “nada”, pues cuando negaban consumir alcohol terminaban comen-
tando, una vez que avanzaba la conversación, que sí bebían pulque pero no diario, o
una cerveza sólo dos o tres veces por semana.
La limitación de los hombres para dar información en cuanto al consumo de
Natera Rey

alcohol obedece a motivos diferentes que las mujeres. Hay una sensación de te-
mor a dar información, aunque no es muy claro a qué se debe; hubo indicios de
cierta vergüenza, pues sienten que beber es una conducta poco aceptada, también
porque se resisten a asistir a algún tipo de tratamiento y afloró en algunas con-
guillermina

versaciones la duda de si las investigadoras podrían influir en los programas de


beneficencia como Oportunidades y esto tuviera repercusión en sus pensiones,
temen que por emborracharse se tomen represalias contra ellos o los obliguen

asistir a tratamiento, pues parte de las obligaciones de este programa es vigilar su


salud periódicamente, aunque en realidad a la fecha no se ha involucrado nada
referente al alcoholismo.
física, salud y sociedad

En efecto, se va confirmando que en la comunidad sí se consume alcohol pero,


parece ser, sólo es en un grupo de adultos.
El lenguaje. Es difícil marcar una línea divisoria entre cuándo la falta de infor-
mación por parte de las mujeres provenía de un control patriarcal y cuándo de una
falta de comprensión entre entrevistadora y entrevistada, sin que por esto se anule
una a la otra.
Antropología

Pero ¿cómo la gente nombra las cantidades de consumo de alcohol? Ante


el asombro de las investigadoras por respuestas tan contundentes como “nadie
toma” se fue insistiendo y sólo así pudo entenderse lo siguiente: cuando la entre-
vistada trataba de explicar que sí bebían cerveza o pulque, pero no tomaban, es decir
no se emborrachaban, se aclaraba que no era diario ni cada tercer día, sólo se
emborrachaban a la mejor una vez al mes o cada 15 días. Desde esta perspectiva,
sus maridos “no tomaban” porque tomar significa ser un borracho, o sea consumir
bebidas alcohólicas diario.
La terminología se fue aclarando poco a poco y las dificultades en el lenguaje se
hicieron más evidentes entre quienes no han migrado; por lo general son personas
que no visitan con frecuencia las zonas urbanas, como las mujeres de 40 años y
más. Otro ejemplo es que ante la pregunta de si “consumen alcohol” la respuesta

340
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

fácilmente era no porque para ellos alcohol significa el de 96 grados, el cual no es


común beber.
Entonces, la pregunta se cambió por “¿alguien su casa bebe cerveza, pulque
o ‘vino’?” (esta última hace referencia a cualquier bebida destilada, como el ron
y no a los vinos de mesa, los cuales ni siquiera se conocen en la comunidad). De
esta manera, las respuestas eran más claras y amplias respecto a cómo y cuándo
bebían.
Asimismo, el término alcohólico no se utiliza, se le denomina borracho y ya. El
consumo fuerte de bebidas alcohólicas se identifica también como perderse, al igual
que cuando estas conductas han estado asociadas a enfermedades graves como la
cirrosis, pancreatitis o violencia extrema.
Por consiguiente, averiguar en torno a un patrón de consumo tendrá que ver
mucho con la semántica. A pesar de que se les insistía no les fue fácil decir alguna

Guillermina Natera Rey


cantidad fija al respecto, lo más probable es que nunca se lo habían preguntado y
por eso no podían precisarlo. Lo más próximo a la realidad es clasificarlo como
mucho, poco o nada. Como vimos antes, también ante el concepto de abstinencia no
necesariamente se entiende como consumo nulo.
Sin embargo, más allá del uso adecuado del lenguaje, no es fácil que los ha-
bitantes expresen a un extraño temas como el consumo de alcohol problemático,
en primera instancia. Esto ocurre hasta después de un proceso de confianza.


Desde esta óptica puede comprenderse parte de la ambigüedad en el discurso
de unos y otros: el de los informantes, quienes tienen más contacto con el exterior

física, salud y sociedad


y están más acostumbrados al lenguaje urbano; el de las mujeres, quienes viven
más arraigadas en las comunidades; y el de los hombres, quienes no quieren dejar
de beber.
El consumo de las mujeres. Se consideró importante también conocer la percep-
ción y comunicación a los otros del consumo de alcohol por las mujeres. Al igual
que en muchas poblaciones, beben menos que los hombres. Sin embargo, en estas
comunidades se menciona que antes ellas consumían mucho más que en la ac- Antropología
tualidad. Esto se verificó en el cuestionario aplicado, el cual mostró que 61% de
las madres de familia de la generación anterior ingería cualquier tipo de bebida
alcohólica, preferentemente pulque, y en la actualidad 40.7% de las madres lo
hace [Natera, 2005]. Hoy en día, sobre todo las mayores de 50 años, continúan
bebiendo pulque con cierta frecuencia, aunque en menor cantidad.
Las mujeres también “raspan” el maguey dos veces al día, incluso niños y
niñas de 12 años, con el fin de obtener el aguamiel y venderlo a intermediarios
para que lo transformen en pulque. Esto no lo asocian con un riesgo a que los jóvenes se
familiaricen con esta bebida y la consuman.
Por lo general, la mujer es quien atiende los pequeños establecimientos de
abarrotes donde se venden cerveza. Al preguntar en ambas comunidades si las
mujeres consumen alcohol o bebidas como pulque o cerveza, la respuesta fue dife-

341
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

rente entre una y otra población, mientras que en los otros rubros las respuestas y
comportamientos fueron muy semejantes.
En la comunidad 1 se identificaron tres mujeres mayores de 70 años que consu-
men pulque en exceso; son conocidas como las mujeres que se emborrachan seguido,
pero son muy tranquilas, se quedan en su casa y casi siempre beben en fiestas. Sin
embargo, esta información sólo se dio a conocer a las investigadoras después de
un año de trabajo en la comunidad y los habitantes lo mencionan como “es su
costumbre, pero no hacen daño a nadie”.
En la comunidad 2, una mujer del grupo focal respondió “aquí en el pueblo nunca
he visto una mujer borracha; no, no se da mucho aquí”. Esto contrastó amplia-
mente con un evento que sucedió con dos mujeres jóvenes de 30 y 20 años, respecti-
vamente, quienes solicitaron una entrevista con una de las investigadoras para que
les ayudara a dejar de beber. Decían tomar pulque y cerveza en exceso, ya no po-
Natera Rey

der dejar de tomar, lo hacían casi diario; también estaban abandonando a sus hijos
y cada vez tenían más problemas de salud. Sin embargo, cuando han ido al centro
de salud por problemas de gastritis, depresión o con los niños al médico, aseguraron
que nunca les han preguntado si beben. Ellas mismas se sienten estigmatizadas por
guillermina

el pueblo, dicen que las insultan, las conocen como “las borrachas”, pero al mismo
tiempo les tienen compasión y les dan algo de bebida cuando no tienen dinero para
conseguirla [Tiburcio y Natera, 2007].

A estas mujeres, que decían estar tan convencidas de solicitar ayuda para dejar
de beber, se les citó para una segunda entrevista con el fin de canalizarlas a cen-
tros especializados. Nunca más volvieron. En encuentros casuales en las calles le han
física, salud y sociedad

mencionado a la psicóloga “ya estar bien, ya no beben”.


Llama la atención que en una comunidad tan pequeña donde ellas mismas dicen
que todos las conocen como “las borrachas”, en el grupo de entrevistadas las nie-
guen. ¿Es porque hay una aceptación tácita de “así son ellas”, ¿por ser sólo dos?,
¿por un aspecto de solidaridad?, ¿porque lo quieren ocultar? o simplemente se les
olvidó por considerarlo algo común.
Antropología

El consumo de alcohol asociado a la violencia es algo que puede o no suceder.


En este trabajo sólo se plantea como parte de un panorama general en cuanto al
consumo de alcohol y sus consecuencias, y cómo podría influir en la aceptación o
rechazo del programa de intervención. Según las mujeres entrevistadas, la violencia
generalmente es verbal, principalmente por negligencia económica, aunque también
hubo historias de violencia severa, sobre todo dirigida hacia ellas y en menor escala
a los niños. Algunas mujeres mencionaron que con el alcohol el hombre se vuelve
como niño o llega a dormirse sin buscar pleito. Piensan que no todos los hombres
que son borrachos son agresivos. “Mi pareja es tranquilo”, dice Carmen (25 años).
Clementina (35 años) reconoce que su esposo algunas veces cuando toma se pone
violento, “bueno, pues sí, por borracho, por borracho, porque estaba borracho”. En
uno de los grupos focales, las mujeres mencionaron que hay mucha tolerancia al

342
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

abuso del alcohol y cuando alguna de ellas llega a correr al señor sólo es por vio-
lento; aún así, aseguraron que la comunidad juzga este hecho, culpando a la mujer
por haberlo corrido.

C) La pobreza como reto para cualquier intervención


Hemos denominado así al aspecto relacionado con aspectos propios de la “forma de
vida”, pues los temas aquí tratados son más bien resultado de las fuertes carencias
económicas. Aunque en general la gente de estos sitios narra que ahora tiene una
mejor forma de vivir gracias a que todos se han apoyado, hubo dos elementos que
cualquier intervención debe contemplar para el éxito del apoyo que se les quiera
proporcionar:
Necesidades de subsistencia. Queda claro que la población requiere servicios de
salud eficientes no sólo relacionados con la salud física, sino también con la men-
tal. Sin embargo, la prioridad de estas personas es satisfacer sus necesidades bási-

Guillermina Natera Rey


cas, así que ante una cita para asistir a una entrevista o programa de intervención
si deben trabajar, hacer la comida o cualquier otra emergencia la cual afecte en
algo su economía, lo más seguro es que pospongan la entrevista y es obvio que
no tendrán forma de cancelar (no hay más de cinco teléfonos públicos en toda
la comunidad). Fue muy común que la gente no asistiera a una cita al centro de
salud aunque tuviera la necesidad de ir y estaba convencida de que sí asistiría. Sin
embargo, siempre había una justificación válida, real e importante. Esto puede


implicar dos cosas respecto a las intervenciones: que sean breves, de ayuda rápida y
práctica a sus problemas, y que el orientador sea tolerante y flexible ante el uso del

física, salud y sociedad


tiempo o las ausencias.
Riesgos de pérdidas de bienestar social. Para buscar atención y dar información
confiable, es necesario considerar lo que Douglas menciona: cuando una pobla-
ción tiene grandes carencias socioeconómicas y por fin recibe algún beneficio social
para aliviarlas le da mucho miedo perderlo, entonces si siente o percibe que propor-
cionar alguna información puede poner en “riesgo” perder ese beneficio social, res-
ponde de manera “deseable”, incluso negando ingenuamente la situación (1996). Se Antropología
vuelven reservados y la información es limitada, cautelosa. En este caso, como
observamos anteriormente, primero se cercioraban de que no estuviera en juego la
pérdida de un bienestar como es para ellos el programa Oportunidades, antes de
informarnos de este problema que saben muy censurado por el sector salud: beber
en exceso; pero a su vez, se han enfrentado a los dilemas de sentir esta actividad
como parte de su cultura, que está muy arraigada y no quieren dejarla fácilmente,
pero también reconocen que necesitan ayuda al respecto y no quieren que los jó-
venes beban como ellos.

D) Necesidades de apoyo
Aunque las mujeres, madres, abuelas y esposas fueron quienes más manifestaron
necesidad de apoyo psicológico para ellas o sus hijos, no siempre les es posible

343
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

asistir a tratamiento o a las citas asignadas debido a imprevistos en el hogar, enfer-


medades de los hijos o demandas de los hombres. Por ejemplo, si repentinamente
consiguen trabajo en la construcción, las mujeres se encargan de hacer las comi-
das para todos los albañiles y tienen que entregarla en el lugar donde laboran y a
veces son distancias muy largas, en este sentido no es fácil que puedan disponer
del “tiempo”.
Las necesidades de apoyo por parte de las mujeres se centraron en el factor psi-
cológico para plantear problemas personales en cuanto a sus relaciones de pareja,
infidelidad, violencia y problemas ocasionados por la migración como el manejo
de su propia sexualidad o la incertidumbre ante la posible migración de los hijos e
hijas jóvenes, así como su educación. También, en menor escala, orientación para el
manejo de la enfermedad mental o dificultades en el aprendizaje de los niños. Además,
como se mencionó, sólo después de tener confianza, saber qué hacer con los problemas
de alcohol en los hombres, principalmente.
Natera Rey

Asimismo, algunas mujeres han encontrado apoyo a los problemas de alcohol


sobre todo al cambiarse a la religión evangélica (aproximadamente 8%). Las muje-
res hacen esto como una forma de enfrentar y aliviar los padecimientos que surgen
guillermina

como consecuencia del abuso del alcohol o la violencia. En ocasiones los hombres
las siguen, pero no es común. Beatriz (35 años) y su esposo solían beber pulque en
exceso y recientemente ingresaron a esta religión. Al respecto dicen “gracias le doy
a mi diosito que ya no sufrimos, ahora estamos felices, estamos contentos”.

Sin embargo, el cambio a esta religión no siempre es la solución para que el


esposo deje de beber, sino todo lo contrario. Estela (45 años) se volvió evangélica
física, salud y sociedad

durante el periodo que su esposo estuvo fuera de la comunidad. Al volver, la


conversión de su pareja lo enojó tanto que incrementó su consumo de alcohol
y se volvió totalmente indiferente hacia toda la familia. Estela ha resuelto este
problema diciendo que ella hace su vida, está muy involucrada en la actividades
de la iglesia evangélica y respecto a su pareja dice “ahí está feliz y ni modo, si él
se quiere destruir allá él”. Otras familias manifiestan rechazo a las que adoptan la
religión evangélica.
Antropología

Derecho a no informar versus necesidades de apoyo. Un dilema que implica un gran


desafío para la investigación y, en este caso en la primera etapa de la interven-
ción, es el derecho del entrevistado a no dar información al extraño versus la calidad
del dato que requiere el investigador. Así como el entrevistador (a) está convencido de
necesitar saber qué pasa para hacer mejor su trabajo, el entrevistado(a) no quiere
proporcionar información por muchas de las razones antes expuestas y tampoco
desea que se entrometan en su vida. Pero también los extraños saben que necesitan
ayuda. ¿Cómo resolver este dilema? Tal vez no tenga solución o puede que esté
en otra parte, en el terreno de la ética, quizá en hacerlos intervenir en el proceso,
cumplir lo que se ofrece o buscar formas no impuestas de desarrollar un programa
que resuelva sus necesidades. Más bien estaría dentro de una ética cabal de la
investigación.

344
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

Finalmente, en el caso de los informantes clave, no encontramos mayor expli-


cación a sus respuestas aparentemente exageradas de que todos beben en exceso,
sólo que éstas pudieran obedecer a un estereotipo de culpar a los indígenas y en-
contrar las justificaciones al por qué esta comunidad no progresa, no cuidan su
salud, los alumnos no aprenden, etcétera, las cuales eran quejas constantes de los
maestros, doctores o enfermeras. Nunca pudieron especificar en cuántas familias
hay consumo excesivo de alcohol y su tono era siempre despectivo, pues general-
mente no pertenecen a esta comunidad. Sería altamente deseable eliminar este
prejuicio y ayudar a este grupo de servidores públicos a analizar si no son ellos
quienes están fallando en este contexto.

A manera de conclusión
Hemos planteado algunos retos para abordar el tema del alcoholismo en una zona

Guillermina Natera Rey


indígena con la finalidad de incorporar lo aprendido en el programa de intervención
que se propone. Si bien en este caso no se trata de modificar hábitos de consumo,
el alcohol sí está involucrado en cuanto a que la intervención será para ayudar a los
familiares a enfrentar los dilemas que se presentan cuando uno de sus miembros
bebe en exceso.
Algunas reflexiones antropológicas surgen a manera de conclusión. En este
proceso las personas involucradas en la investigación, por más que traten de hacer


sentir al otro que son iguales, para el investigado siempre habrá una “asimetría”
donde el investigador representa un principio de autoridad a la cual éticamente no

física, salud y sociedad


puede apelarse para obtener información. En este sentido, ¿cómo hacerles sentir
que existen alternativas para ayudarles a resolver una problemática que afecta a
todos?
Consideramos que en parte este dilema puede resolverse con respeto hacia el
otro, dándole la seguridad de que no se divulgará lo manifestado y proporcionán-
dole datos relacionados con el tema, en este caso el consumo de alcohol, explicado
con claridad, sencillez y empatía. Así es posible acceder a mayor información que Antropología
les retribuya en su beneficio, incorporarlos en la toma de decisiones y que al final
sean ellos quienes decidan qué hacer.
En parte, así puede interpretarse cuando los adultos dicen con resignación “no
traten de cambiarnos a nosotros, así somos y así vamos a morir”, con la impoten-
cia de tener que aceptar un “nuevo concepto de salud” (como contar sus copas) y
añaden “vayan con los jóvenes”, sin comprometerse a modificar sus costumbres en
lo relativo al consumo de alcohol. En este caso, es la respuesta a una intervención
“no demandada” por este grupo, principalmente de hombres que hacen patente lo
desafiante de la asimetría y hacen sentir “[…] la implantación de un marco de normas
inusitadas en un universo ya normado, lo que necesariamente genera un ámbito de
confrontación; un acto de devastación programada, de las formas de vida, de dislo-
camiento de un hábito” [Mier, 2002].

345
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

Por eso no es fácil aceptar que extraños se entrometan en una costumbre tan
arraigada como el consumo de bebidas alcohólicas. Fácilmente los consumidores
pueden sentir amenazadas sus tradiciones o que se les obligue a hacer algo a lo
cual no están dispuestos: en el caso de los hombres, eliminar esta práctica común; y
en el de las mujeres, cambiar de repente un rol que han aprendido milenariamente,
como apoyar y no contrariar al sexo opuesto.
Lo que hemos aprendido después de este análisis etnográfico es conocer los posibles
desafíos para implantar un programa de intervención, una vía puede ser ampliar la con-
ciencia en relación con lograr un mejor bienestar: en cuanto a las mujeres, ofrecer alternativas
de respuestas frente a una estructura patriarcal, ayudándoles a enfrentar los dilemas para
perder el miedo a hablar de sus problemas, cuidando no violentar sus costumbres y se
reviertan contra ellas, así como propiciar mecanismos que debiliten la influencia y credi-
bilidad del chisme; y en cuanto a los hombres, convencerlos de los daños en el consumo
de alcohol y los efectos en los demás.
Natera Rey

El lenguaje siempre debe ser clarificado, previo a una intervención, aceptar


las costumbres y valores del contexto sociocultural. El consumo de alcohol forma
parte de la vida cotidiana. Esta comunidad ha tratado de oscurecer su importan-
guillermina

cia ante los ojos de los demás; pero no es “invisible”, padecen las consecuencias:
violencia familiar, enfermedades, economía, etcétera. También, a veces al sector
salud le ha convenido hacer invisibles a los consumidores excesivos y prefieren
verlos como ‘problemas culturales’.

Por otra parte, no existen mecanismos sanitarios o sociales que permitan la


identificación oportuna de la problemática y desarrollo de un proyecto social, pero
física, salud y sociedad

sobre todo creativo, y no tengan que alterar sus costumbres culturales.


Diversos elementos contextuales delinean la pertinencia del modelo de inter-
vención que se está proponiendo, además de haber identificado en múltiples testi-
monios la necesidad de que éstos sean abordados.
No puede soslayarse que las condiciones de pobreza y marginalidad matizan la
respuesta de la comunidad a los servicios de salud. Una intervención breve con
necesidad de poca infraestructura puede ser viable.
Antropología

Consideramos que los habitantes de las comunidades estudiadas tuvieron confian-


za y se comunicaron porque no sintieron que queríamos cambiar ninguna conducta.
Puede considerarse que han respondido positivamente a esta fase preliminar, ya se
estableció una primera liga de intervención comunitaria. Ambos grupos nos cono-
cemos un poco más. Se les ha invitado a colaborar en la segunda fase del proyecto
para la adaptación de los materiales psicoeducativos [Tiburcio y Natera, s/f] y
analizar las diferentes formas para enfrentar el consumo de alcohol con el fin de
elaborar la versión preliminar de un manual de apoyo a las familias.
Finalmente, cualquier intervención no debe poner en riesgo la pérdida de ele-
mentos culturales como la lengua, memoria, conocimientos históricos, cosmogó-
nicos y religiosos. Contrario a lo que sucede con la religión evangélica, que si bien
ha mostrado eficiencia en mejorar las conductas relacionadas con el alcoholismo,

346
Una visión antropológica de los desafíos para un programa de intervención

no puede perderse de vista que muchas comunidades han llegado a vivirla como
una intervención ajena que no considera su historia, sienten que los traicionan y
trastocan los valores de su familia, esposa e hijos.
Además, cualquier intervención también debe modificar al sistema de salud
imperante. Tal vez se promueva ampliar la red de salud o implantar otras políticas
para el bienestar comunitario derivadas de sus principales problemas, pues una vez
que se toma conciencia de un problema la mayor parte de las veces se genera la ne-
cesidad de buscar otros apoyos; no sólo los derivados por el consumo de alcohol,
sino otros como la atención de los niños con dificultades escolares o de aprendizaje
y problemas profundos de violencia relacionados con la salud mental. Esto será un reto
para las autoridades de salud que ante una posible exigencia de la comunidad tendrán
que implementar una red más amplia de apoyo a la comunidad.

Guillermina Natera Rey


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Antropología

348
La participación de la mujer
en intervenciones de adicción
al alcohol: el caso
de Nahuala, Guatemala* 1

 Alexander Teleki
Fotis Kanteres

El propósito del presente estudio es proponer nuevas soluciones para


mejorar los métodos de tratamiento para adicciones, en específico, de
alcohol. Desarrollado en los altiplanos occidentales de Guatemala,
en el departamento de Sololá (mapas 1, 2 y 3) este trabajo tiene por
objetivo investigar el problema del alcoholismo, incluyendo patrones
de consumo y opciones de tratamiento. Parte indispensable de este
ensayo es también reportar los resultados de un proyecto piloto de
tratamiento en este mismo lugar, que integra a las mujeres (con un
familiar alcohólico) como punto focal del tratamiento. Pudo obser-
varse que el hecho de involucrar a las mujeres en la toma de decisiones
y el tratamiento ayudó a reducir de forma importante el consumo de
alcohol y la violencia intrafamiliar —una de sus consecuencias.
Nahuala está localizada en los altiplanos occidentales de Gua-
temala (mapa 4), un municipio de paso para la Interamericana, a
un lado de las rutas turísticas y con pocas industrias productivas. La
mayoría de la gente se dedica al cultivo, pero aun así muchos comes-
tibles son importados de los alrededores. Según datos del Centro
de Salud de Nahuala, en 2005 su población era de 27 mil personas
100% indígena k’iche, 90% rural y con una tasa de analfabetismo de
55%. Hay pocas posibilidades para los habitantes de Nahuala, muchos
de los cuales aspiran a ser emigrantes y vivir del “otro lado”. El flujo

*
Basado en un estudio patrocinado por The Center for Addiction and Mental Health
(camh) en Toronto, Canadá.

349
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

de migrantes se ha vuelto más visible desde la firma de los acuerdos de paz en 1996
[Edvalson, 2007].
Quizá el problema más evidente de Nahuala es el alcohol. En un día de merca-
do puede haber docenas de personas tiradas en la calle que perdieron el conocimiento
por esta causa. Este consumo es sólo la parte visible, pero de ninguna manera la
más severa ni la más preocupante. Según datos de la mortalidad general disponibles
[Centro de Salud de Nahuala, 2005], por lo menos 10% de las muertes en esta región
son por causa del alcohol, por accidentes, etilismo agudo o cirrosis hepática.
También hay consecuencias ocultas por el consumo de alcohol. Datos obte-
nidos entre mayo y noviembre de 2006 demuestran que el consumo de alcohol en
Alexander Teleki • Fotis Kanteres

Nahuala es una causa próxima para episodios de violencia intrafamiliar y en general.


También es un hecho que el consumo de alcohol perjudica la economía de la casa, a
veces utilizando por completo los ingresos para comprar bebidas alcohólicas, también
compromete la unión familiar por ausencias prolongadas del bebedor.
Es importante notar que en nuestro estudio, 100% de los bebedores entrevistados
se autoidentificaron como alcohólicos o con problemas en su consumo de alcohol,
aunque la metodología utilizada fue un muestreo al azar. Esto en parte se explica por
la creencia en esta población que el alcohol es malo, sin importar las consecuencias.
También, 100% de los bebedores encuestados presentaron una relación íntima entre
la violencia y el consumo de alcohol. Más de la mitad de hombres bebedores han
golpeado a su pareja en múltiples ocasiones bajo la influencia del alcohol.

Perfiles de consumo
física, salud y sociedad

1. Bebedores callejeros, toman todo el tiempo, están constantemente borra-


chos y duermen en la calle. En general toman cuxa, aguardiente o cerveza.
2. Bebedores de episodios intensos, no toman frecuentemente, pero cuando
lo hacen, beben en grandes cantidades y/o durante muchos días. Por lo
general toman cuxa, aguardiente o cerveza; estos dos últimos son los más
usados.
3. Bebedores de días de mercado o feria/festivos, ya sea que beban en bajas o
Antropología

grandes cantidades, también pueden estar en la categoría de bebedores de


episodios intensos. Por lo general toman cuxa, aguardiente o cerveza; estos
dos últimos son los más usados.
4. Bebedores ocasionales, toman una o más bebidas a la vez, quizá por recrea-
ción. No necesariamente se emborrachan. Incluso, su consumo puede ser
tan poco frecuente como sólo una o dos veces al año. La bebida preferida es
la cerveza.
Las categorías 1, 2 y 3 son las más problemáticas. Todas son fluidas y un mis-
mo bebedor puede presentar características de varias categorías. En general van
en orden de severidad. Los bebedores callejeros son los más visibles, pero no son
la mayoría. Los bebedores de episodios intensos y bebedores del mercado son los

350
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

más prominentes. Pero ésta no es una verdadera distinción, porque los bebedores
de mercado parecen tener una alta probabilidad de convertirse en bebedores de
episodios intensos. La última categoría no se discutió mucho, aunque las personas
parecían verla también como de un bebedor problemático, bolo o alcohólico; es impor-
tante notar que en nuestro estudio las primeras tres categorías tendieron a ser más
problemáticas.
Algo importante es que durante los días del mercado de jueves y sobre todo
los domingos, así como los días festivos, se desencadenan episodios de consumo.
Algunos ejemplos son la Navidad, la semana santa y la Feria de Santa Catarina,
días durante los cuales la mayoría de los bebedores inician estos episodios. Las
fechas alrededor del 25 de noviembre (Feria de Santa Catarina) son cuando hay

Alexander Teleki • Fotis Kanteres


más violencia intrafamiliar y consumo de alcohol.
Un problema que se identificó durante el estudio fue la dificultad para separar
el consumo de alcohol problemático del no problemático. Pueden reconocerse a
quienes consumen alcohol sin que les cause problema alguno. Sin embargo, en
Nahuala el consumo de alcohol en sí es visto como un problema. También debe
observarse en el contexto: alrededor de la mitad de la población es evangélica,
lo cual significa que el consumo de alcohol les está prohibido. Es importante cono-
cer esta concepción del alcohol en dicha localidad para comprender una de las
razones por las cuales no existen suficientes medidas hoy en día al respecto. En
consecuencia, el alcohol no es visto como un problema de salud, pero sí como un


problema moral e individual.
Sería una buena estrategia intentar reducir el daño que causa el alcohol aun-

física, salud y sociedad


que, sin reconceptualizar el alcoholismo como un problema de salud, no es fácil.
Al pensar en el alcoholismo como un problema social y de salud y no sólo como
moral puede empezarse a pensar en prevenir sus consecuencias no deseadas, como la
violencia y la enfermedad. Sería útil para el contexto de Nahuala trabajar con un
marco de harm reduction o minimización de daño. Esta manera de ver las drogas
(y el alcohol) y su abuso parten de la idea de que su consumo no puede evitarse
por completo, y entonces es preferible minimizar el daño que causan. Esto implica Antropología
estar abierto y tener una política que permita esta apertura para dialogar e imple-
mentar nuevas ideas para solucionar los problemas relacionados [Stimmel, 1996].
Al criminalizar o moralizar un acto es muy difícil discutir su solución en un foro
abierto. Al pensar en el alcohólico como “malo” se cierran las puertas para solu-
cionar los problemas de violencia, económicos y de salud relacionados.
Es importante reconocer que aunque el alcohol es la causa de algunos problemas,
también es la consecuencia de otros. La situación económica, la escasez de recursos
alimenticios, la situación política y social y el entorno violento [Herrera et al., 2005;
Sabin et al., 2003] son circunstancias que agravan este problema, otras adicciones y
problemas de salud mental a nivel poblacional. Como dijo Phillippe Bourgois, “[…]
el abuso de drogas en los barrios es solamente un síntoma —y un símbolo vívido— de
dinámicas sociales de marginación y exclusión mas profundas” [1995:2].

351
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

Al reconocer estos factores agravantes, es más fácil conceptuar al alcoholismo


como un problema con causalidad múltiple y no como una simple transgresión
moral.
Es difícil que en este contexto alguien admita tener un problema con el alcohol.
Conceptualizar este consumo le da más fuerza a la idea de que las mujeres tienen
un lugar importante en el proceso de tratamiento. El hombre no tiene que admitir
que tiene un problema para que la mujer empiece a tomar medidas para solucionar-
lo. Métodos de tratamiento existentes, como Alcohólicos Anónimos (aunque con
presencia muy limitada en Nahuala) dependen del deseo del bebedor por dejar
este consumo y reconocer su problema. Involucrando a las mujeres se asegura que
Alexander Teleki • Fotis Kanteres

el problema sea reconocido. Ellas saben cuándo la economía familiar sufre por el
consumo de alcohol y cuándo es causa de violencia intrafamiliar.
La medida más notable que sí se ha tomado para reducir el consumo problemá-
tico de alcohol es el castigo físico y público de personas en estado de ebriedad. Esta
medida no toma en cuenta la causalidad múltiple del consumo de alcohol, tratando
al bebedor como un criminal inmoral. Al no tener ningún enfoque de salud deja a
un lado la posibilidad de implementar un programa de rehabilitación. Las medidas
también parecen ignorar los efectos que tiene el consumo del alcohol sobre las fami-
lias de los bebedores.
En un día de redada, la policía se llevó a 45 “bolos” que estaban tirados o
deambulando en el centro y los trasladó al edificio municipal para “corregirlos”.

Frente a la multitud, por una hora arrodillaron a los bebedores sobre piedras en
el llamado “castigo maya”. Unos estaban demasiado intoxicados para sentir dolor,
física, salud y sociedad

otros lloraban, pero algunos más perdieron la conciencia por el dolor extremo. Tras
el castigo, entre los gritos de la gente, los principales (o líderes comunitarios) que
los estaban castigando les dieron una plática sobre por qué no deben tomar alco-
hol. De acuerdo con la policía local, después de la corrección, uno de los 45 cas-
tigados no ha vuelto a tomar, lo cual ha sido visto como un logro. Según nuestros
datos de patrones de consumo de alcohol, sólo porque no ha tomado en un mes no
significa que ya esté rehabilitado. Quizá lo hayan corregido al final de su ciclo de
Antropología

consumo. Observaciones informales como la de la policía son la única evaluación


a la cual se ha sometido el proceso de castigo público.
También se ha implementado una ley seca, suspendiendo la venta de alcohol des-
pués de las siete de la noche y prohibiendo por completo la de cuxa no regulada.
Ambas medidas pretenden prevenir el exceso de consumo durante las horas de la
noche y el consumo de cuxa no regulado, pero por lo visto no han tenido mucho
impacto. El problema no se ha resuelto. Creemos que estas medidas funcionarían
mejor en conjunto con un programa de rehabilitación. Nuestra hipótesis es que in-
volucrando a las mujeres en el proceso de tratamiento y en la toma de decisiones en
relación con el tratamiento, éste puede impactar de manera positiva.
Existe una gran brecha entre hombres y mujeres en Nahuala. Aunque hay or-
ganizaciones en donde ellas participan, como la organización de comadronas [Ed-

352
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

valson, op. cit.], las autoridades principales son hombres, sin excepción, como el
consejo de seguridad y las autoridades de la municipalidad. Hace poco se formó
la Oficina de la Mujer, una dependencia de la autoridad central municipal. Es la
primera vez que se le da un lugar en el gobierno a una oficina con la misión de repre-
sentar a la mujer. Sin embargo, sólo existe de nombre, pues no tiene presupuesto
alguno, ni salarios, muebles o computadora, entre otros. Esta situación refleja la
participación de las mujeres en decisiones de todo tipo, incluyendo las políticas dirigi-
das al consumo de alcohol. Aunque como miembros de la comunidad toda voz tiene la
oportunidad de influenciar las decisiones de los líderes comunitarios, no existe un
mecanismo de carácter oficial que represente la voz de la mujer en Nahuala.
El propósito de nuestra investigación es proponer una solución alternativa para

Alexander Teleki • Fotis Kanteres


el alcoholismo en Nahuala que tome en cuenta la multicausalidad del problema a
los distintos actores involucrados con especial enfoque en la mujer. En colaboración
con el sector salud y familiares de los bebedores, desarrollamos un programa de
tratamiento que incluye un componente nutricional y uno participativo en el cual
las familias (sobre todo las parejas de los bebedores) puedan involucrarse en el
proceso y desarrollar su propia rehabilitación.
En Nahuala la desintegración familiar y la violencia intrafamiliar son proble-
mas íntimamente relacionados con el consumo de alcohol. A lo largo de tres meses
de seguimiento a 32 mujeres con esposos alcohólicos, hemos documentado la intensi-
dad de los efectos de dicho consumo para las familias afectadas, y determinado cuál


es la percepción de estas mujeres en cuanto a las medidas actuales y sus propuestas
alternativas. Aunque en su mayoría están de acuerdo con castigar la ebriedad, no

física, salud y sociedad


piensan que es suficiente. Las medidas actuales descontextualizan al alcoholismo y
lo tratan como un problema personal del bebedor, sin tomar en cuenta a las familias
y las mujeres quienes sufren las consecuencias. Es indispensable que su voz llegue a
las autoridades locales y sea tomada en cuenta.
Utilizar grupos de mujeres para llevar a cabo las recomendaciones es una ma-
nera de incluirlas en la estructura de la toma de decisiones. Por esta razón, también
decidimos implementar un programa de nutrición por medio de estos grupos. Dis- Antropología
tribuyendo un suplemento alimenticio a las mujeres con esposos que tienen pro-
blemas con alcohol es posible suplementar la dieta del bebedor. Es poco probable
que esto funcione sin las mujeres, bajo circunstancias no supervisadas.
Colaborar con los sectores de salud e integrar conocimientos bioquímicos so-
bre la adicción deben ser prioridades en un programa de rehabilitación. El compo-
nente nutricional de este estudio se basa en la relación entre triptofano y zinc en la
dieta, y la incidencia en el abuso de alcohol y violencia. El triptofano es el precur-
sor biológico de la serotonina, un neurotransmisor central que ha sido relacionado
con cambios de ánimo y temperamento. La presencia de este aminoácido se ha
relacionado con menor consumo de alcohol. En zonas rurales de Guatemala se
han encontrado deficiencias del complejo B y zinc, los cuales son esenciales para
la conversión de triptofano a serotonina [Adams et al., 1995, 1998]. También se

353
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

ha encontrado que bajos niveles de zinc pueden incrementar la agresividad [Wal-


sh et al., 1997; Tokdemir et al., 2003], por ello consideramos que esta condición
puede contribuir a los altos índices de violencia intrafamiliar. Buscamos entonces
suplementar adecuadamente la dieta de bebedores en esta comunidad durante la
rehabilitación como parte de una solución holística que conceptualiza el consumo
de alcohol como un problema biológico, social y psicológico.

Resultados
Consumo de alcohol
De los 32 participantes que se mantuvieron en el proyecto, 14 demostraron cam-
Alexander Teleki • Fotis Kanteres

bios en su consumo de alcohol (gráfica 1).

Gráfica 1. Promedio de días de consumo semanales por persona en Nahuala

4.0
3.5
3.0 promedio de dias de consumo
2.5 x semana x persona/ todos los
bebedores
2.0
promedio de dias de consumo
1.5 x semana x persona/
1.0 bebedores con reduccion

0.5
0.0
física, salud y sociedad

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Los cambios reportados se refieren en su mayoría a la frecuencia de consumo,


Antropología

pero en algunos casos también se redujo la intensidad de consumo por episodio.


De acuerdo con nuestras entrevistas, hubieron tres razones principales por las cuales
se redujo el consumo de alcohol.
Primero, el impacto en la mejora nutricional. Las participantes reportaron que
después de consumir el suplemento con regularidad, sus esposos estaban de mejor
humor y se les antojaba menos beber alcohol.
Segundo, participar en el proyecto les dio confianza a las mujeres, algunas has-
ta confrontaron a sus parejas en cuanto al problema de consumo. Ellas nunca habían
participado en un proyecto parecido y sintieron que por primera vez alguien les
estaba preguntando cómo resolver un problema y entonces se sentían parte de la
solución. Hubieron casos en los cuales sin siquiera proporcionar el suplemento
alimenticio se redujo la incidencia de actos violentos y consumo de alcohol. La

354
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

razón parece ser el cambio en la actitud de ellas: aun en esta sociedad de una enor-
me desigualdad de género las mujeres tienen mucho poder. Aunque ganan mucho
menos dinero que los hombres, no tienen posiciones oficiales de influencia y po-
seen menor nivel de educación, con facilidad pueden impactar las acciones de sus
familias y esposos.
En tercer lugar, algunas mujeres reportaron que sus esposos sabían del proyec-
to y estaban preocupados por las posibles consecuencias. La percepción hacia no-
sotros en la comunidad pudo haber alterado el consumo de los esposos, pero este
efecto fue más visible en los cambios de actitud de ellos, sobre todo en violencia.

Violencia intrafamiliar

Alexander Teleki • Fotis Kanteres


De los otros 32 participantes, 15 reportaron una reducción en episodios de violen-
cia física y/o agresión verbal.
Según las entrevistas, hubo tres razones principales por las cuales se redujo la agre-
sión y violencia. Primero, la percepción de los hombres de estar siendo vigilados, en
cuanto a situaciones específicas relacionadas con el alcohol y la violencia. En segunda
instancia, algunos esposos tenían miedo de acciones que pudiéramos tomar si conti-
nuaban sus agresiones. En tercera instancia, habían reportes de que los cambios
fueron a causa de la nutrición mejorada. Asimismo, algunos participantes sin his-
torias de violencia física reportaron una reducción en irritabilidad y agresividad.
Por la relación cercana entre el alcohol y la violencia, en varios casos la reduc-


ción de la violencia fue debido a la disminución en el consumo de alcohol. Sin
embargo, un tercio de los participantes que presentaron reducción de violencia no

física, salud y sociedad


reportaron disminución de consumo de alcohol.

Bienestar emocional de la mujer


Otro cambio importante fue en cuanto al bienestar emocional de las mujeres par-
ticipantes. Salvo cinco, todas reportaron una mejora en este terreno.
Para algunos participantes, la mejora en el estado emocional fue resultado del
cambio en violencia y consumo de alcohol, pero hasta las que no vieron cambios Antropología
en ambos terrenos reportaron sentirse mejor por varias razones.
Entre otras, una muy común era que estaban conociendo a mujeres en su misma
situación. De cierta forma el estudio funcionó como un grupo de apoyo. También
respondieron sentirse respaldadas porque alguien “de afuera” se interesaba por sus
problemas. Estaban contentas de que sus esposos, en muchos casos, percibían al
proyecto como una autoridad en tema de alcohol y violencia.
Una causa de estrés de muchas mujeres participantes es por proveer econó-
micamente a su familia. En muchos de los casos, sus esposos no contribuyen lo
suficiente, por consumir alcohol. Haberles proporcionado el suplemento con un
valor de 15 a 17 quetzales por familia, semanalmente, fue una ayuda tanto eco-
nómica como psicológica. Sin importar las consecuencias en cuanto al consumo
de alcohol, las mujeres sintieron que fue importante el apoyo, en especial para los

355
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

niños. Estudios en Guatemala demuestran la importancia de esta suplementación nu-


tricional en niños [Li et al., 2003; Rivera y Habicht, 2002].
Al final de proyecto, las mujeres reportaron sentirse con mayor conocimiento
en torno al problema de sus esposos y de ellas mismas. Algunas incluso hablaron de
sus problemas con otras personas y con los mismos hombres.
Según nuestros estudios en los últimos meses, podemos recomendar con se-
guridad algunas medidas alternativas para lidiar con el consumo de alcohol en Na-
huala. Tomando en cuenta los episodios de consumo severos y las prolongadas
ausencias de casa, recomendamos crear un albergue o centro de rehabilitación. Es
decir, un centro que apoye psicológicamente a los bebedores, les provea de una die-
Alexander Teleki • Fotis Kanteres

ta adecuada y les brinde alternativas para evitar dormir en la calle, donde sus vidas
están en riesgo; o regresar a sus casas en mal estado, donde sus familias peligran.
La ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia intrafamiliar dice: “las
medidas de protección [para la familia] se aplicarán independientemente de las san-
ciones específicas establecidas por el código penal” y estas medidas permiten en
especial “internamiento en establecimientos educativos o de tratamiento especial”
para participar en programas terapéuticos-educativos. Deben cesar los castigos fí-
sicos para gente intoxicada por alcohol. El “castigo maya” o arrodillamiento sobre
piedras, con el supuesto propósito de rehabilitar alcohólicos, no funciona.
Reconociendo el impacto que tiene el consumo de alcohol para la familia,
creemos necesaria la formación de un grupo para mujeres el cual sea capaz de fun-

gir como apoyo para víctimas de alcoholismo y violencia intrafamiliar. Puede dar
poder a la mujer y hacer oír su voz en colaboración con autoridades locales y ongs,
física, salud y sociedad

llevar peticiones colectivas a autoridades, e implementando capacitaciones labora-


les y sesiones informativas dentro del grupo para mujeres. Al proporcionarles un
foro para compartir y discutir su situación, ellas podrían formar una red de apoyo
emocional y social. También funcionará como una plataforma de información
valiosa para las mujeres, como de salud, nutricional y de sus derechos, entre otras.
En el caso de Nahuala, la infraestructura proporcionada por el centro de salud
permitirá la sustentabilidad del proyecto aportando un espacio y facilitadotes: el
Antropología

personal de salud.
Es importante reconocer que al implementar las medidas que parecen ser polí-
ticas y de beneficio para las mujeres, como los grupos de apoyo, habrá un impacto
importante en la salud de los esposos. Al dar a las mujeres una voz y la capacidad
de actuar, se ha demostrado la efectividad de un tratamiento y la mejora en la salud fa-
miliar, incluidos el patrón de consumo de alcohol y el de violencia intrafamiliar.
Un proyecto viable para intentar tratar al alcoholismo debe ser multifacético y
no punitivo. El gobierno local puede tomar parte en la solución, pero no hacerse
cargo del tratamiento (o castigo), por carecer de las herramientas necesarias para
tratar este mal. Es indispensable un cambio en cuanto a cómo se define y percibe
el alcohol para proporcionar una política adecuada y programas para tratar esta si-
tuación. La percepción prevalente es que se trate de un problema personal y moral,

356
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

pone la carga en los bebedores, los criminaliza e ignora factores socioeconómicos,


psicológicos y de salud. Esto esconde la red de personas afectadas, la familia y, por
supuesto, la comunidad en general. Cuando estas personas son ignoradas la severi-
dad del problema se exacerba, pero con ayuda, se puede solucionar.

Mapa 1. Departamento de Sololá

Alexander Teleki • Fotis Kanteres



física, salud y sociedad
Antropología

Fuente: http://ecoclub.com/uxlabil/map.gif.

357
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

Mapa 2. Occidente de Guatemala, Sololá


Alexander Teleki • Fotis Kanteres

Fuente: http://www.mapzones.com/citymap/guatemala/solola/solola.jpg.
física, salud y sociedad

Mapa 3. Guatemala, Departamento de Sololá


Antropología

Fuente: http://members.aol.com/guatruth/SOLOLA.JPG.

358
La participación de la mujer en intervenciones de adicción al alcohol

Mapa 4. Departamento de Sololá

Alexander Teleki • Fotis Kanteres



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Fuente: http://www.btinternet.com/~spanishschool/images/lake_atitlan_region2.gif.

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física, salud y sociedad
Antropología

361
El Centro Histórico de la Ciudad de
México: dinámica social de los grupos
de consumidores excesivos de alcohol* 1

 Rosalba Tenorio Herrera


Guillermina Natera Rey

Introducción
El Centro Histórico de la Ciudad de México se denomina así por-
que ahí se asentó México-Tenochtitlan, capital de los mexicas. Ha
sido escenario de los grandes acontecimientos políticos, sociales y
económicos del país, desde los movimientos independentistas y de
defensa de la soberanía nacional hasta el triunfo de la República
y culminación de la Revolución de 1910. A partir de 1824 ha sido
sede de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial [Gaceta Oficial
del Departamento del d.f., 1980].
También es una de las expresiones arquitectónicas urbanas más
importantes del patrimonio cultural de la nación y cualquier tran-
seúnte puede apreciar desde el zócalo la coexistencia de restos de
construcciones prehispánicas, como el Templo Mayor, junto a edifi-
cios coloniales (Palacio Nacional) y construcciones modernas, por
ejemplo el Museo del Templo Mayor.

Equipamiento urbano
El Centro Histórico del d.f. es considerada una zona con elevado equipa-
miento urbano la cual se caracteriza por un sinnúmero de instalaciones
que brindan de los más variados servicios: de salud, recreación, educa-
ción, asistenciales, financieros, comerciales y administrativos, tanto pú-
blicos como privados, que atraen a los habitantes tanto de áreas cercanas

*
El presente artículo es una parte ampliada de Natera et al., “Espacio urbano, la
vida cotidiana y las adicciones. Un estudio etnográfico sobre alcoholismo en el
Centro Histórico de la Ciudad de México”, en Revista de Salud Mental, vol. 25,
núm. 4, pp. 17-31 (2002).

363
El Centro Histórico de la Ciudad de México

como de otros puntos de la ciudad, la provincia y otras regiones urbanas, rurales e indí-
genas para su uso eventual o cotidiano; lo anterior hace que este lugar tenga más vida co-
lectiva que otros sitios dentro de la ciudad y podría decirse que del país. Esto también trae
como consecuencia una elevada concentración poblacional —concretamente población
flotante— en donde se localiza este elevado equipamiento [Schstnam et al., 1984].

El espacio urbano y el vecindario


El espacio urbano se define como un territorio de forma y tamaño variables, sin
dueño único, abierto a todos los miembros de una sociedad y caracterizado por
un gran número y variedad de usuarios. Es una característica que contextualiza,
Rosalba Tenorio • Guillermina Natera

en este trabajo, el consumo de alcohol de algunos grupos en el Centro Histórico


[Korosek, 1988].
Debido a su amplitud geográfica, en el Centro Histórico se localizan varios
vecindarios. Si bien es cierto que en un área geográfica existe la continuidad en
las actividades y relaciones dentro de los sectores, cada uno tiene diferencias muy
precisas en cuanto a los comportamientos colectivos del grupo, entre uno y otro se
observan diferentes relaciones de vecindad. Los elementos a tomar en cuenta en
un vecindario, según Séller, son:
a) Límites geográficos.
b) Características étnicas o culturales de los habitantes.
c) Unidad psicológica entre quienes pertenecen a una misma esfera social.

d) Uso concentrado de las instalaciones del área para actividades específicas,


por ejemplo las compras, la diversión y la enseñanza (1979).
física, salud y sociedad

Como también lo señalan otros autores, “[…] en los barrios del centro de la ciudad
tiene lugar una vida definida, determinada más que por la geografía y la arquitectura ur-
bana, por el conjunto de relaciones sociales; en este sentido, el territorio es socialmente
construido” [Nieto, 1992, citado por Natera et al., 2002].

La vida cotidiana
La vida cotidiana es “[…] la vida de todo el hombre, en el que participan todos los
Antropología

aspectos de su individualidad y de su personalidad; en ella se ponen en obra todos


sus sentidos, todas sus capacidades intelectuales, sus habilidades manipulativas,
sus sentimientos, pasiones e ideologías” [Héller, 1985]. En este sentido, la vida
cotidiana y el vecindario van de la mano, pues en la interacción con el otro se
manifiestan las prácticas individuales y colectivas.
En el espacio urbano más cercano como la vecindad o el barrio se llevan a cabo
una serie de socializaciones que tienden a preservar la identidad grupal y vecinal. Ahí se
resignifican las prácticas cotidianas y es también mediante la rutina de la vida diaria
como se mantiene una homeostasis o equilibrio social.
La presente investigación es parte de un estudio más amplio: “Espacio urbano,
la vida cotidiana y las adiciones: Un estudio etnográfico sobre alcoholismo en el
Centro Histórico de la ciudad de México” [Natera et al., op. cit.].

364
El Centro Histórico de la Ciudad de México

El espacio urbano, equipamiento, vecindario y la vida cotidiana en el Centro


Histórico han influido en la forma de consumir alcohol en esta zona y contribuido a
la formación de grupos específicos los cuales se concreta el consumo etílico.
Objetivo: describir la dinámica social de los grupos de consumidores excesivos
de alcohol (teporochos, estibadores, comerciantes ambulantes y “fayuqueros”) en el
Centro Histórico del d.f.
Metodología: el método de trabajo es descriptivo y exploratorio. En la investi-
gación antes citada acerca del espacio urbano se señala que el procedimiento con-
sistió en recorrer las 668 manzanas que conforman el Centro Histórico, establecer

Rosalba Tenorio • Guillermina Natera


contactos con informantes clave, hacer un mapeo de la zona y realizar las entrevistas
en jardines, banquetas, expendios de bebidas embriagantes y viviendas.
El procedimiento ha sido mediante entrevistas no estructuradas y semiestruc-
turadas, centrada o focalizada, con informantes clave que residen en el Centro
Histórico o bien realizan actividades ocupacionales en esta zona.
Las entrevistas se registraron mediante grabaciones. Se llevaron a cabo en los
lugares donde se localizaron a los informantes, lo cual requirió primero de uno o varios
contactos para explicar la intención de la entrevista. Una vez que éstos aceptaron,
por la confianza, se procedió a realizarlas.
Se llevaron a cabo 10 entrevistas con los siguientes informantes: teporochos,
estibadores, fayuqueros y comerciantes ambulantes. El contenido fue: 1. Datos de


identificación, 2. Trayectoria del consumo de alcohol, 3. Motivo del consumo,
4. Familia, y 5. El grupo.

física, salud y sociedad


Resultados
Equipamiento y disponibilidad de bebidas alcohólicas
El Centro Histórico se encuentra ubicado en dos delegaciones políticas del d.f.
75% corresponde a la Cuauhtémoc y 25% a Venustiano Carranza. En cuanto a las
características físicas de la zona, hay una estructura inmobiliaria de tipo colonial
antigua con construcción tipo palacios, alternadas con edificios de la década de los Antropología
cincuenta y aproximadamente 500 viviendas de “renovación habitacional” cons-
truidas a partir del terremoto de 1985.
Por sus características peculiares, pueden diferenciarse cuatro sectores dentro
del espacio urbano del Centro Histórico: 1) la Merced, 2) zona habitacional de
Congreso de la Unión, 3) la Alameda y 4) Tepito y La Lagunilla.
En el primer cuadro del Centro Histórico el ambiente es “estresante” para vi-
sitantes y quienes viven o laboran en esta zona debido a las aglomeraciones que
provoca el comercio ambulante, conformado por los puestos semifijos y toreros.
Esto hace difícil el tránsito tanto para peatones como para los vehículos; el espacio
disponible para circular es reducido, lo cual en ocasiones ha llegado a generar vio-
lencia verbal y física entre los transeúntes y vendedores o bien entre los diferentes
líderes que encabezan a los grupos de comerciantes.

365
El Centro Histórico de la Ciudad de México

Se ha registrado un incremento de bebidas alcohólicas en los establecimientos


de esta zona. En 1995, se reportó un expendio de este tipo por manzana, en tanto
que para 2000, en el primer cuadro del Centro Histórico había tres lugares donde
se podía adquirir o consumir alcohol. Es de llamar la atención la cantidad de lon-
cherías en donde se venden bebidas alcohólicas, mismas que rebasan, por ejemplo,
a las cantinas y otros expendios de alcohol.
Respecto al número de pulquerías ha habido un decremento de 35%, han sido
desplazadas por el comercio del vestido en la zona de Mixcalco y otros estableci-
mientos en varios sectores. Cabe señalar que, por diferentes motivos, los centros
Rosalba Tenorio • Guillermina Natera

nocturnos no son permanentes, entonces aparecen y desaparecen con frecuencia.


El tipo de expendios de bebidas alcohólicas cambia según la zona de la cual se
trate. Por ejemplo en la parte suroeste (Pino Suárez), donde abunda el comercio
establecido, el consumo es más frecuente en restaurantes bar y cantinas que en las
calles, vinaterías, plazas o jardines. En tanto que en la zona norte donde abunda
el comercio ambulante, como Mixcalco, Tepito y las colonias Centro y Guerrero,
predomina el consumo en la calle.
Del total de las manzanas visitadas fue notable que en la zona de la Merced está
el mayor número de expendios de bebidas alcohólicas, así como el de comercios
fijos, semifijos y toreros; en sus más variados giros, desde utensilios de cocina y
ropa hasta equipo electrónico. Ahí también está la mayor cantidad de grupos de Al-
cohólicos Anónimos.

En el Centro Histórico se venden bebidas alcohólicas de diferentes marcas y


a bajo precio, pues carecen del registro de la Secretaría de Salud. Por ejemplo, un
física, salud y sociedad

litro de mezcal cuesta entre 15 y 20 pesos y el alcohol del 96 se despacha a granel,


sin control sanitario alguno.
Entre el comercio ambulante también se observan carritos de supermercado
con bebidas refrescantes, algunas con alcohol y jugo de limón y/o naranja, así
como cerveza, sobre todo en época de calor.
El consumo de alcohol se realiza durante diferentes horas del día: desde tempra-
no, antes de las ocho de la mañana, ya beben los que quieren “curársela”, los que
Antropología

descargan mercancía en la Merced, entre otros; más tarde en las loncherías, cantinas
y restaurantes, sobre todo quienes acompañan sus alimentos con cerveza a la hora de
la comida. Las pulquerías también están muy concurridas y todo el día se observa a los
indigentes o al teporocho solitario o en grupo, en plazas y jardines, consumiendo al-
cohol. A su vez, los adultos y niños en situación de calle inhalan activo en las Plazas
de Loreto, San Sebastián, del Estudiante, de la Santísima o la Soledad.
Tanto los estacionamientos como los terrenos baldíos y calles y callejones apartados
de las arterias principales suelen utilizarse para ingerir bebidas etílicas.

Los teporochos y el escuadrón de la muerte


Los teporochos son la manifestación última del proceso de alcoholización. Se ca-
racterizan por el aspecto de abandono total de su persona y por organizar su vida

366
El Centro Histórico de la Ciudad de México

en torno al alcohol, sobre todo el de 96 grados porque tiene varias ventajas: alta
concentración de etanol, fácil de encontrar en los establecimientos y muy econó-
mico. Esta sustancia rige su vida cotidiana.
La palabra teporocho proviene de principios del siglo xv y se refiere al té por
ocho centavos que se vendía para curarse la cruda. De ahí fue cambiando a teporocho
para referirse a la persona que “ya sólo vive para beber y bebe para vivir”.
Ramírez describe al teporocho con las siguientes características:
De barba rala, frente brillosa de mugre, manos hinchadas y uñas crecidas y con mugre en las comisu-
ras; al caminar renguea de la pierna derecha, su ropa está raída y pesada por la mugre que se ha ido

Rosalba Tenorio • Guillermina Natera


acumulando a través de los meses de intensas borracheras diarias y noches de vigilia, producto de esa
sed espantosa que en la madrugada lo hacen levantarse del frío suelo de la banqueta del callejón en
donde se acuesta a la intemperie, para ir en busca de la señora “enrebozada” que expende, en su
vivienda, café y hojas de naranjo con su chorrito de alcohol de 96 grados [1970].

Varios grupos de teporochos se autonombran “el escuadrón de la muerte” por-


que saben que están juntos para morir. Se autodefinen así:“desahuciados, los que
sólo damos problemas a la sociedad, los que ya no tenemos esperanza de nada ni
servimos para nada, sólo para tomar” (José, teporocho).
Los grupos de teporochos están integrados entre 5 y 15 personas durante el
día, por la noche son menos. Se identifican entre ellos por el nombre del lugar don-
de se reúnen. La mayoría está en edad productiva y predomina el sexo masculino.


Están ahí porque saben que van a morir debido a la cantidad y frecuencia del consumo de
alcohol, lo que hace que crezca la unidad identificatoria dentro del grupo mismo, consolidán-

física, salud y sociedad


dose una forma de destino común, independientemente de si se es joven o adulto o desde hace
cuánto tiempo se reúna con el “escuadrón” [Ancona, 2006].

En el escuadrón de la muerte sus integrantes encuentran actitudes de solidari-


dad, ayuda mutua y cooperación.
Los alcohólicos tenemos una gran humanidad y solidaridad; el que quiere dominar, gritar o
liderear sin talonear, sin poner dinero, es repudiado. Si todos tomamos igual, todos cooperamos
Antropología
igual. Cuando alguien es muy agresivo se le saca del grupo. Unos duermen, otros cuidan, o sea,
que la taloneada nunca para (Gustavo, teporocho).

Para preparar la comida, uno de ellos comentó:


Pedimos pedazos de pollo, de pescado, huesos en la carnicería, chicharrón, sobrantes de queso.
Todo lo vamos juntando en una lata alcoholera o de chiles; se pone a hervir y está listo el
caldo […]. Más tarde, después del medio día, en el basurero, junto a la Merced, varios recolec-
tamos la fruta que está buena. Si tiene algo echado a perder se le quita y va pa’ dentro.
Me empecé a aislar, tomaba y ofendía a todo mundo, los agredía, cualquier cosa ya la percibía
así como que me querían hacer daño, sólo me sentía en confianza con el cantinero y con los
teporochos. Ahí estaba el escuadrón de la muerte, me pasaba consumiendo con ellos hasta
las seis, siete de la mañana. El teporocho, el cantinero, eran mis confidentes; sentía que ellos
no me hacían daño (José, fayuquero).

367
El Centro Histórico de la Ciudad de México

Los que acuden a un grupo de teporochos son personas cuya familia ya no


quiere saber de ellos o bien se han separado de la pareja y en este grupo encuentran,
al parecer, lo que ya han perdido. Como señala Ancona (2000), esto constituye
“la otra familia”: “aquí yo vengo a refugiarme de mi problema con la familia, vengo a
refugiarme con ellos, es mi otra familia, carnal; aquí sí me entienden bien, carnal,
es mi familia”, “yo siento bonito… porque es como una familia”, “yo busco algo, tal
vez calor humano, no se qué”.
El grupo de teporochos se integra por personas de diferente clase social, aunque
pareciera que hay una tendencia con personas de clase baja.
Rosalba Tenorio • Guillermina Natera

En esto del desarrollo de la enfermedad el alcoholismo afecta al pobre, al rico, al instruido,


al no instruido, a personas con estudios […]. Yo conviví con mucha gente que había tenido
o recibido un título profesional, con doctores y con ingenieros, con gente que llegó a tener
negocios como yo, estábamos en la última fase de nuestro alcoholismo […]. Yo al principio,
cuando llegué al grupo pensé que nada más los desheredados de la fortuna, las gentes que
habíamos caído tan bajo, éramos alcohólicos, pero me encontré con gente que anteriormente
vestía bien, hablaba bien, que tenía un título (Antonio).

Estibadores
El estibador es aquella persona que carga, coloca y traslada mercancías, pone,
carga o “echa peso” sobre un vehículo y acomoda cosas sueltas para que ocupen
el menor espacio posible. También embarca mercancías para su exportación. A los

estibadores también se les identifica como cargadores, diableros o carretilleros.


La cantidad de los estibadores de la zona centro ha crecido de manera acele-
física, salud y sociedad

rada al igual que el comercio ambulante y, en consecuencia, la población flotante.


Para 1995, se calculaban entre 300 y 500 estibadores; para 2000, 5 mil; y para
2006, aproximadamente 8 mil.
Existen diferentes tipos de cargadores: a) independientes, son los propietarios
del “diablito”, tienen un nivel socioeconómico más estable, viven con su familia
dentro o cerca de la zona y llevan más de 20 años en esta actividad; b) periféricos,
que arriendan el diablito en los diferentes locales de la zona, viven en colonias
Antropología

periféricas del df, tienen por lo general menos de 10 años en esta actividad y sus
familias de origen y actuales viven o permanecen en su tierra natal, su jornada de
trabajo empieza a las dos de la mañana, cuando se trasladan al centro, comienzan
a laborar a las cuatro de la madrugada y por la noche van a dormir a casa de algún
familiar o conocido; y c) migrantes, quienes también arriendan el diablito, traba-
jan como campesinos en sus lugares de origen y vienen a trabajar al df por entre
una semana y tres meses, cuando reúnen el dinero que requieren regresan a su
lugar de origen. Se agrupan de acuerdo con su tierra natal y duermen en bodegas
de la zona o en los altos de la Merced.
Entre los estibadores, el alcohol y uso de inhalantes es frecuente. Predomina el
consumo de pulque y ocasionalmente de cerveza, quienes están en una etapa más
crítica de su alcoholismo beben alcohol del 96. El consumo de pulque es diario,

368
El Centro Histórico de la Ciudad de México

pero no al punto de emborracharse, cuando alguno se emborracha durante varios


días seguidos sus mismos compañeros lo llevan hasta su lugar de origen.
Es frecuente observar grupos de estibadores desde las cinco o seis de la mañana
en las “canelas” o en una piquera1 donde acuden para curársela o están “preparán-
dose” para empezar a trabajar. Esto se ha convertido en un ritual para iniciar las
arduas labores del día. Unos sólo trabajan para comprar alcohol. Aunque vivan
lejos, tienen la costumbre de permanecer en la zona porque dicen “en la Merced
se encuentra de todo: alcohol, comida, mujeres, trabajo y quien invite un alcoho-
lito”.

Rosalba Tenorio • Guillermina Natera


Al parecer, sobre todo entre los estibadores, el pulque funciona como un ele-
mento cohesionador de grupo, cuyos integrantes están fuera de su lugar de origen.
“Me gusta tomar mi pulque mientras platico con los de mi pueblo y recordamos
nuestras andanzas” (T., estibador de la zona de Jamaica).
A la mayoría les da por beber porque sienten mucha tristeza, están fuera de su
casa y no tienen los medios, se sienten solos en la grán ciudad y empiezan a beber y
a socializarse de esa manera.
Lo que predominaba en esa gente era que se sentían solos, o sea, la mayor parte se sentía solo
porque no tenía a su familia o venían de la provincia sin su familia (Antonio, ex bodeguero
y ex teporocho).

Fayuqueros


Con este nombre se designa a las personas del barrio de Tepito quienes en la déca-
da de los setenta comenzaron a ingresar mercancía al país —sobre todo electrodo-

física, salud y sociedad


mésticos— de manera ilegal.
Me agarraron con un tráiler, en ese tiempo era contrabando; sin embargo, en ese tiempo se
trabajaba con las autoridades, con los oficiales llegábamos a un arreglo. Yo empiezo a perder
todo porque el alcohol ya me había ganado la batalla. En varias ocasiones me quitaron el
tráiler, pero regularmente llegaba a un arreglo […]. Me agarraron los de la Interpol y empecé
a desconfiar de mi socio, del policía, empiezo a sentir la paranoia, empiezo a sentir los delirios
auditivos y esa sensación de no saber qué hacer. Todavía me pasa. Antropología

En su mayoría los fayuqueros son originarios de Tepito, tradicionalmente se


habían dedicado al comercio ambulante, pero hoy experimentan la ganancia eco-
nómica de esta otra actividad, el monto de sus importaciones e incluso ocupar
tráileres para el traslado de su mercancía. Tras algunos meses, varios ya habían
incrementado sus ingresos de manera considerable. Pero su vida cotidiana conti-
nuaba igual.
Cuando empecé a tener más dinero, producto de la fayuca, no me interesó ni salirme del
barrio ni comprarme casa, ni siquiera coche. El dinero lo usábamos para las fiestas o para

1
Se llama así a cualquier lugar clandestino donde, desde las cuatro de la mañana, se venden té de hojas
de naranjo o café con “piquete” (alcohol). O bien, si en alguna esquina una señora vende café y
té con alcohol se dice que es una piquera disfrazada de café.

369
El Centro Histórico de la Ciudad de México

irnos un fin de semana a Acapulco y ahí gastarme todo con los cuates y tomar alcohol hasta
hartarme. Lo que sí hacíamos es ir a las fiestas de los familiares luciendo unas cadenotas de
oro y anillos; eso sí, entre más gruesas mejor, o también comprarnos una ropa bien acá. Eso
era nuestro gusto.
Igual tenía mucho dinero y de un día para otro lo perdía todo. Lo que sí conservaba eran dos
puestos que había comprado, pero de repente de dinero en efectivo me quedaba sin nada, ‘ora sí
como dicen, con la misma facilidad que lo ganaba lo perdía casi todo (José, fayuquero).

Comerciantes ambulantes
Son quienes venden alguna mercancía en la calle cuyos productos se exhiben en
Rosalba Tenorio • Guillermina Natera

un puesto que arman por la mañana y desmontan por la tarde. No siempre dispo-
nen del mismo lugar, pero sí venden en la misma calle.
El número de comerciantes ambulantes ha variado, aunque siempre ha ido en
aumento. Se les observa beber cerveza y brandy durante los viernes y sábados por
la tarde.
En la calle donde trabajo sólo somos dos alcohólicos de beber diario, los otros sólo beben de
vez en cuando, o sea cada ocho días. Se puede decir que yo tomo a escondidas, ocupo una
bolsa negra pa’ que no se note la bebida o la echamos en envases de refresco (Mario, comer-
ciante ambulante).
Cuando empiezo a tener contacto con el alcohol me olvido de los problemas, como que
ya no tienen importancia para mí, como que ya pasan a segundo término porque ya encontré

la amistad de los borrachos […] el compañerismo de ya no sentirme solo, estar en las cantinas
escuchando música, de repente escuchas un conjunto y empiezas a bailar. Para mí, la cantina,
bares, pulquerías, eran significado de bienestar, de tranquilidad, de paz, de mi espacio, de
física, salud y sociedad

poderme relacionar […]. Ya me sentía protegido por el cantinero, él era mi aliado fiel porque ya
era mi confidente; “ese güey no se va a burlar de mí, ese güey no va a decir nada de mi” y le
tenía toda la confianza del mundo. Ya el alcohol forma otra parte de mí, como el cómplice que
me acompaña ya en estas cosas… y el que me consuela, el que me dice “no te preocupes, aquí
estoy yo, güey; no hay pedo conmigo, aquí vamos a estar bien tú y yo (José, comerciante).

Conclusiones
Antropología

1. Con base en las observaciones y entrevistas realizadas en el Centro Histórico, se


observa que aquí hay una zona de alta tolerancia para formar este tipo de grupos.
Al no tener otro lugar dónde refugiarse, ahí se han sentido protegidos, tanto
tal vez de su “familia” como de las autoridades, que ven dicho sitio como una
parte de los “usos y costumbres” de estos personajes porque tradicionalmente
ha sido refugio para el consumo de alcohol entre los teporochos, estibadores,
comerciantes ambulantes y fayuqueros.
2. El consumo de alcohol funciona como un elemento de cohesión en los diferentes
grupos de bebedores.
3. En sus respectivos grupos los bebedores han encontrado comprensión, compa-
ñía, solidaridad, apoyo y tolerancia, situación que ningún organismo social les
brinda.

370
El Centro Histórico de la Ciudad de México

4. Entre los diferentes entrevistados, muchos han tenido contacto con el alcohol
desde edades tempranas y son hijos de padres quienes también bebían.
5. Los teporochos no necesariamente terminan muertos por el consumo de alco-
hol, algunos de ellos se rescatan a sí mismos.
6. Teporochos y bebedores excesivos recurren al alcohol como una manera de
mitigar su dolor, sacar el miedo, vivir su pobreza y compartir su soledad, pues
han sido relegados de su familia y la sociedad.
7. El sector salud no ha hecho nada por ellos, prefieren que permanezcan “invisi-
bles” con ellos, tal vez porque no sabrían qué hacer.

Rosalba Tenorio • Guillermina Natera


8. El Centro de Ayuda al Alcohólico y sus Familiares se ha convertido, desde
1977, en el único apoyo para los bebedores cuando están severamente intoxica-
dos. Desde luego, algunos han logrado la rehabilitación.

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371
Antropología aplicada: la salud
mental y la capacitación
al personal de salud

 Sergio Lerín Piñón

Presencia indígena y de algunos daños en salud


En diciembre de 1994, por iniciativa de la onu, se instituyó el De-
cenio Internacional sobre los Pueblos Indígenas del mundo, y el 9
de agosto se instauró como el Día Internacional de los Pueblos In-
dígenas. Entre los cometidos de tal iniciativa está comprometer a
los gobiernos para que impulsen los derechos humanos, educación,
salud, desarrollo y acciones favorables al medio ambiente.
Hoy se estima que alrededor del mundo existen 350 millones
de indígenas quienes practican alrededor de 5 mil lenguas, y que la
mayoría está privada de sus derechos más básicos y elementales.
En América Latina no contamos con fuentes estadísticas confiables
debido a la falta de un identificador étnico; algunos refieren a la
pertenencia lingüística y otros al reconocimiento de la propia etnici-
dad. Existen conteos globales como el de 1994 (que reportan cifras
anteriores a los convenios internacionales), según los cuales México
ocupa el primer lugar en América Latina en población indígena,
con 5.2 millones, que representa 9% de la población total; le sigue
Perú, con 3.6 millones, correspondiente a 25% del total de la pobla-
ción; en tercer lugar se encuentra Bolivia, con 2.8 millones (54% de
su población); y finalmente Guatemala, con 2.5 millones (42% de su
población total) [oms, 1997:6].
Sin embargo, los conteos por país en este último decenio nos re-
fieren cifras más altas, producto de un mejor registro, por incorporar
el rubro de autoadscripción indígena, por los compromisos asumi-
dos por los gobiernos o una combinación de estos factores. México
dobla la presencia indígena en 10 años; según el inegi-conapo (con

373
Antropología Aplicada: la salud mental...

base en el conteo de 1995), aproxima a casi 8 millones la cifra de indígenas, en


tanto que conapo-cdi [Serrano, 2002] maneja de manera global que de 97 483 412
mexicanos, 12 millones 707 mil son indígenas. De manera específica, es común
reportar la cifra de 10 253 627 indígenas, lo cual representaría 10% de la población.
Esto hace que México siga siendo uno de los países de América con mayor presencia
de pueblos indígenas y una gran diversidad étnica. A pesar de esta situación estadís-
tica, los indígenas no cuentan con representación en los órganos de gobierno del
país y menos con el reconocimiento de sus territorios.
En el caso peruano que aplica el identificador hablante de lengua indígena
(hli), se reportaron para 1993 cifras de 3 177 938 hablantes de quechua y 440 380
de aymará, a lo cual debemos agregar otras lenguas minoritarias y un porcentaje de
población que no reporta su lengua materna aunque viva en zonas indígenas. Esto
suma un total de 3 868 471 hablantes de lengua indígena [Ministerio de Salud de
Perú, s/f].
En Bolivia, las cifras en el conteo de 2001 se dispararon, al igual que en el caso
Sergio Lerín Piñón

mexicano, y de 8 274 325 habitantes censados se reportó que 57% eran indígenas;
30.7% se autodefinía como quechua; 25.23%, como aymara; y 44% restante, con
otros grupos minoritarios [Ministerio de Salud Bolivia, s/f].
En México, la evidente diversidad entre la población indígena se refleja en la exis-
tencia de más de 60 lenguas, agrupadas en familias lingüísticas y enriquecidas con un
abanico de variantes dialectales en los diferentes grupos etnolingüísticos. Más

de 80% de los indígenas habla una de las 12 lenguas: náhuatl, con 1.4 millones
(23.9%), maya (13.2%), zapoteco (7.5%), mixteco (7.4%), tzotzil (4.9%), otomí
física, salud y sociedad

(4.8), tzeltal (4.7), totonaca (4.0%), mazateco (3.2%), chol (2.7%), huasteco (2.5%) y
mazahua (2.2%) [inegi, 2000].
Hoy en día, las condiciones de salud de los 10 millones de indígenas mexi-
canos presentan un rezago importante respecto al resto de la población. Existen
marcadas diferencias en cuanto a las causas de mortalidad general. Mientras que
las cinco principales causas en el país corresponden a enfermedades no transmisi-
bles, en las zonas indígenas las enfermedades infecciosas se mantienen dentro de
Antropología

las primeras causas de muerte: infecciones intestinales, influenza y neumonía.


El peso relativo de la mortalidad por enfermedades transmisibles en la pobla-
ción indígena (16%) es de casi el doble de la nacional (9%) [inegi, 1999].
Como se sabe, el mayor índice de mortalidad de la población indígena se re-
gistra en los primeros años de la vida. La tasa de mortalidad infantil aún en 2002
duplicaba la tasa nacional, aunque descendió entre 1990 y 1995 al pasar de 60.9 a
48.3 defunciones en menores de un año por cada mil nacidos vivos. Los factores
de riesgo asociados a las elevadas tasas de mortalidad infantil son: mujeres con
elevada fecundidad (3.8 hijos en mujeres indígenas, contra 2.8 hijos en el resto de las
mujeres [conapo, 1998]); inicio temprano de la vida sexual activa y periodos intergené-
sicos cortos; madres de baja escolaridad y malas condiciones de vivienda; difícil o
nulo acceso a los servicios de salud y deficiente infraestructura sanitaria.

374
Antropología Aplicada: la salud mental...

Para México, en las zonas de alta marginalidad y presencia indígena, atendi-


das por equipos de salud itinerantes (esi), el riesgo de morir de una mujer indígena
durante el embarazo, parto o puerperio es casi tres veces mayor que el de una no
indígena [ssa, 2001]. Tienen una mayor probabilidad de presentar complicaciones
durante el embarazo, tener hijos e hijas con bajo peso al nacer o prematuros y no
tener acceso a los servicios de salud.
Las mujeres indígenas pertenecen a los sectores en donde se concentra uno de
los más grandes rezagos en materia de salud, hecho que tiene su origen en la triple
marginación que enfrentan por su condición de género, clase y etnicidad.

Retos en el campo de la salud intercultural


A pesar de los logros durante los últimos años en el sector salud en las zonas más
alejadas y rezagadas, como el descenso la mortalidad materna, de la mortalidad
infantil y la baja sostenida en la paridad en mujeres en edad reproductiva, es ne-
cesario reconocer que la atención sigue presentando barreras específicas, como la

Sergio Lerín Piñón


falta de médicos, visitas muy espaciadas de los equipos itinerantes en salud, así
como el pudor, desconfianza y preferencias de la población para ser atendida por
médicos tradicionales en cuanto a ciertos padecimientos. Un ejemplo ilustrativo lo
plantea Aguirre Beltrán en su clásico libro Programas de salud en situación intercultu-
ral respecto a la atención gineco-obstétrica, cuando apunta: “en el campo indígena
la atención del enfermo y la parturienta se lleva a cabo en el ambiente cálido del


hogar [...] y sólo en el caso de lesiones [...] se ven obligados los indígenas a aceptar,
de agrado o a la fuerza, la atención impersonal del hospital” [1980].

física, salud y sociedad


Las barreras culturales entre el personal de salud y los pacientes indígenas se
refieren al uso de lenguas distintas, al alto analfabetismo, una “falta de cultura
médica” de las poblaciones indígenas y la descalificación que el médico hace de
las terapias tradicionales.
Las dificultades de mayor tensión se presentan cuando los indígenas padecen
cuadros de malestar que al parecer sólo los médicos tradicionales pueden entender-
atender-resolver-contener. Algunas de las enfermedades tradicionales, en especial Antropología
el susto, la pérdida del alma, el embrujo, el alcoholismo y la alcoholización, han
representado y siguen representando un gran desencuentro intercultural, no sólo
en términos de identificación y diagnóstico sino también en cuanto a eficacia.
Actualmente, en México se presenta una incapacidad para formular estrategias
compartidas en las que el médico alópata y el tradicional atiendan los padeci-
mientos mentales o “alma”, de manera conjunta, como ya sucede en países como
Bolivia, con la salud intercultural; en Brasil, con la atención diferenciada; y sobre
todo Chile, que desde hace 10 años y en colaboración con la ops viene proponien-
do estrategias en donde las acciones interculturales en zonas aymaras y mapuches
han adquirido el rango de política nacional; y hoy se reproducen acciones articu-
ladoras entre la población indígena, médicos tradicionales, “loncos”, “machis” y
profesionales de la salud ya de una manera claramente institucional [Sáenz, 1999].

375
Antropología Aplicada: la salud mental...

También aparecen figuras institucionales como los “enlaces interculturales”. Sin


embargo, es preciso señalar que en todas estas propuestas está ausente el tema de
la salud mental.
Nuestro trabajo recupera una experiencia institucional en salud y da a conocer
una propuesta de capacitación a personal sanitario construida por un equipo inter-
disciplinario (antropólogos sociales, psiquiatra, médicos y psicólogos) cuyo objetivo
fue sensibilizar y capacitar con contenidos de salud mental e interculturalidad a
personal directivo y operativo de la Secretaría de Salud, que trabaja en contextos
indígenas en el primero y segundo niveles de atención.
Esta experiencia se realizó como parte de un conjunto de acciones en salud
intercultural, impulsadas por el Programa de Salud y Nutrición para los pueblos
indígenas (prosani), que pretendía incidir en las políticas de salud dirigidas a esta
población en 13 estados de la República donde su presencia es importante, durante
el periodo 2002-2004 [ssa, 2001].
La propuesta original se focalizó alrededor de ciertos problemas “comunes”,
Sergio Lerín Piñón

“cotidianos”, “no graves” y no incapacitantes y, sobre todo, no muy frecuentes en


el primer nivel de atención, por falta de registro, de capacitación del personal, y
más que nada por ausencia de programas de salud mental realizados en el contexto
indígena. Consistió en construir contenidos para la capacitación que vincularan
los padecimientos populares y tradicionales, y las acciones en salud que se orien-
tan a la población indígena.

Cuando iniciamos los trabajos en 2001, nos dimos cuenta que México se encon-
traba en un grave rezago respecto a los aportes de un enfoque intercultural en salud.
física, salud y sociedad

Hoy están más vigentes que nunca en América Latina, pues las acciones con este
enfoque en el nivel institucional son casi nulas, a pesar de que en los años cincuenta
y sesenta fueron en México y Guatemala en donde se desarrollaron importantes
acciones desde el Estado para favorecer la interculturalidad en salud.
Reconocíamos de entrada que persisten problemas en la atención brindada en
zonas indígenas: prejuicios del personal de salud hacia esta población, conflictos
en la relación médico-paciente y usuarios-servicios, y una baja asistencia de los indíge-
Antropología

nas a las unidades médicas, más aún tratándose de complicaciones psicoemocionales


o manejadas por la medicina tradicional como “problemas del alma”.
En este trabajo reflexionamos en torno a la dimensión sociocultural de la salud
mental y el alcoholismo. Incluimos en este campo algunos malestares vinculados con
el susto, el espanto, el embrujo y la “pérdida del alma”, padeceres que no son identifi-
cados ni reportados en las estadísticas del sistema oficial de salud. Debemos reconocer
que en el Programa de Acción de Salud Mental (2000-2006) sí se recuperan los mo-
tivos de consulta y demanda de atención a problemas emocionales de la población
urbana, es el principal recurso al cual se solicita ayuda en el primer nivel de atención;
en segundo lugar, el psicólogo; en tercero, el psiquiatra; y en el cuarto y quinto, la
ayuda religiosa y de curanderos, respectivamente. No existe, sin embargo, referen-
cia alguna de la población rural e indígena, en donde es de suponer que la ayuda

376
Antropología Aplicada: la salud mental...

religiosa, del curandero y las estrategias de ayuda mutua, son las más importantes
[ibid.:46].
El caso del alcoholismo es el ejemplo más ilustrativo. El consumo de alcohol
como problema o causa principal de ciertos padecimientos no aparece dentro de
las enfermedades que se registran en el primer nivel de atención, sino más bien
cuando se trata de algo grave producto de un consumo prolongado [ibid.:18].

Salud mental y alcoholismo en el contexto indígena: un campo olvidado por el sector salud
En México, es difícil encontrar estadísticas confiables sobre la epidemiología de las
enfermedades mentales así como su impacto en el bienestar de la población. En
el Programa de Acción de Salud Mental (del ssa) encontramos la prevalencia de
trastornos psiquiátricos en población adulta urbana, pero una ausencia de referen-
cias respecto a la población rural e indígena, a pesar de que la segunda estrategia busca
reducir los rezagos de salud mental de los pobres [ibid.:45, 115].
Entre las 15 principales causas de pérdida de vida saludable (avisa) se encuentran

Sergio Lerín Piñón


las enfermedades psiquiátricas y neurológicas: seis de ellas están relacionadas con este
tipo de trastornos y con las adicciones, como los homicidios y la violencia, accidentes de
tránsito, enfermedad cerebrovascular, cirrosis hepática, demencias, consumo de alcohol
y trastornos depresivos, representando cerca de 18% del total de avisa [ibid.:18].
La prevalencia de padecer alguna enfermedad mental es de alrededor de 25%,
lo cual representa 7.9 años de pérdida de vida saludable en el medio urbano y 10.4


en el medio rural [Salgado et al., 2003:19-26].
A pesar de su importancia, los indicadores relativos a la salud mental son variables poco utili-

física, salud y sociedad


zadas para definir las condiciones generales de salud de la población mexicana. Esta situación
se explica parcialmente si se toma en cuenta que la salud mental ha sido por mucho tiempo ar-
tificialmente escindida de la salud física, lo cual ha repercutido en la ausencia de información
sistematizada sobre los padecimientos mentales de la población [ibid.].

Si la atención a los problemas de salud mental en áreas urbanas no cuenta con


sistemas de referencia entre instituciones y ni siquiera existe el concepto de emergencia Antropología
psiquiátrica como en otros países (por ejemplo Brasil), esta situación en los contextos
rurales e indígenas se agrava en tanto no existen sistemas de información ni programas
de salud mental con personal especializado y capacitado. Por ello, los habitantes de
zonas rurales e indígenas con sintomatología mental no tienen a su alcance trata-
mientos que les ayuden a solucionar sus problemas.
Sin embargo, debemos señalar que existen algunas experiencias que se están
implementando en diversos lugares del país, por ejemplo el modelo Hidalgo en
salud mental y, específicamente, el de salud mental en la zona huichol de Jalisco.
Los pocos estudios que existen reportan sobre todo un desencuentro en térmi-
nos de atención a problemas de salud mental o más bien una desatención ante los
padecimientos mentales. Paradójicamente no son nuestros servicios de salud sino
la misma Organización Panamericana de la Salud (ops) y la Organización Mun-

377
Antropología Aplicada: la salud mental...

dial de Salud (oms) las que reconocen esta problemática, apoyándose en estudios
de corte antropológico:
Son muy pocos los estudios que han enfocado la problemática emocional de las poblaciones
indígenas. Casi no se han considerado los sistemas médicos indígenas ni se han relacionado los
trastornos emocionales con las prácticas curativas rituales [...]. Los estudios de Rubel (1964)
sobre susto y el análisis de Fábrega (1970) sobre jowiel y chawaj en la población maya de los
altos de Chiapas ilustran este punto. Se carece de estudios sistemáticos sobre la prevalencia
de los trastornos mentales en la población indígena o la relación de las categorías de estos
trastornos en los sistemas tradicionales y su correspondencia con la clasificación psiquiátrica
occidental [Farías, 1997:9].

Desde un enfoque intercultural, todo criterio clínico necesita del contexto cul-
tural para tener validez y ser interpretado de forma correcta. Estos criterios para
definir la anormalidad deben considerar la cultura de pertenencia del paciente, su
modo de pensar la enfermedad, y sus representaciones ontológicas y etiológicas.
Sergio Lerín Piñón

Una enfermedad tradicional puede resultar extraña para el médico alópata porque
la confronta en un contexto individual normativo, apoyándose en los estándares
sociales occidentales.
Sin embargo, tomemos en cuenta que cada lugar, época y modo de vida, desarro-
llan una tolerancia a las desviaciones, haciendo o no de éstas síntomas. Dicha reacti-
vidad diferencial de las manifestaciones clínicas conlleva una reorganización de la se-

miología. Podemos observar estas variaciones semiológicas en el modelo occidental


mediante las distintas revisiones al Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastor-
física, salud y sociedad

nos Mentales (dsm). Entre cada versión aparecen nuevos criterios, nuevas entidades
patológicas y desaparecen o se reformulan otras. Desde hace diez años, este manual
ha incorporado un apéndice con un glosario de síndromes dependientes de la cultura
que se propone analizar el impacto del contexto cultural del individuo [Manual
Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales iv, 1995].
En los contextos indígenas del país, médico y paciente no sólo hablan idiomas
distintos sino que manejan visiones propias del mundo, a menudo contrapuestas.
Antropología

En la mayoría de las veces no se encuentran puntos de contacto intercultural entre


ambos, los recursos en salud no reciben capacitación intercultural, las áreas físicas
no están adecuadas culturalmente, no se brinda información al paciente en su pro-
pia lengua, el tiempo de espera es demasiado largo y no existe un reconocimiento
de las representaciones culturales del enfermar y morir.
En otras palabras, el personal de salud desconoce la realidad sociocultural en
la cual presta el servicio. Todo esto lleva a un enfrentamiento entre la dimensión
técnica y la dimensión sociocultural, provocando un grave conflicto intercultural.
La salud mental se refiere supuestamente a la capacidad del individuo para
adaptarse y ser funcional en su entorno familiar, comunitario y sociocultural, a di-
ferencia de la salud en términos somáticos, donde la definición corresponde a la
ausencia de enfermedad.

378
Antropología Aplicada: la salud mental...

En relación con la salud mental, Kleinman la considera


una experiencia social que impacta a todos los miembros de una comunidad debido a que el
sufrimiento ocasionado por este tipo de padecimientos está culturalmente determinado. Por
esta razón, propone que para atender adecuadamente las necesidades de salud mental de una
población se requiere de una aproximación que tome en cuenta las múltiples interconexio-
nes sociales y culturales que existen entre los enfermos, los sanadores y los miembros de la
comunidad, ya que el estado de “enfermedad” es determinado por la experiencia subjetiva
del individuo y de los miembros de su comunidad, más que por los datos clínicos [Salgado
et al., op. cit.:19-26].

La indígena es considerada una población en riesgo que acumula factores precipi-


tantes, predisponentes y perpetuantes: pobreza extrema, analfabetismo, español como
segunda lengua y situaciones traumáticas como guerras, migración, discriminación,
alcoholismo y desempleo, entre otros. Éstos hacen que la población indígena en su
conjunto tenga mayor riesgo de padecer problemas emocionales, lo cual la hace sufrir

Sergio Lerín Piñón


un doble estigma: tener un padecimiento mental y pertenecer a un grupo indígena, de
por sí discriminado [De la Fuente et al., 1997].
No existen datos en torno a la salud mental de las comunidades indígenas en
México, y los pocos que se reportan no son del todo confiables siendo varias las ra-
zones: bajo número de psiquiatras (0.8% por cada 100 mil habitantes), deficiente
formación en trabajo comunitario y nulo enfoque intercultural [Levav et al.,


1993]. A esto se agrega la diferente expresión de sus “dolencias” no necesaria-
mente inscritas en los códigos biomédicos de la medicina occidental, de aquí las

física, salud y sociedad


interesantes aportaciones de la etnopsiquiatría y psiquiatría transcultural. Estas
disciplinas muestran que la diversidad (de síndromes vinculados a la cultura) no
sólo refleja distintas formas de manifestación de los trastornos psíquicos, sino que
expresa condiciones y sistemas socioculturales específicos.
En este sentido, no basta con plantearnos formas arbitrarias de traducir las no-
ciones indígenas del padecer, en categorías psiquiátricas como sugieren los espe-
cialistas. Estas últimas carecen de contenido cultural útil para movilizar las redes Antropología
sociales, recursos personales, familiares y comunitarios necesarios para restituir
la salud.
La red social construye y valida la severidad de la condición de una persona. Por ejemplo, es
común que cuando se observan cambios en la conducta y apariencia (“mal semblante”), éstos son
señalados por los miembros de la red y la persona es confrontada con la posibilidad de que
esté sufriendo una enfermedad, aún cuando ella no lo perciba así [Salgado et al., op. cit.:22].

El alcoholismo y la alcoholización en contexto indígena ilustran este caso,


pues no son percibidos desde una dimensión de salud mental. Incluso, no siempre
se le identifica por la comunidad como problema de salud y los servicios de salud
omiten procedimientos técnicos cuando se presenta el problema en etapas tempra-
nas e incluso crónicas, no así en casos de daño hepático o alcoholismo franco.

379
Antropología Aplicada: la salud mental...

El alcoholismo y la alcoholización provocan una serie de complicaciones que


se reflejan en el aumento de las tasas de cirrosis hepática alcohólico-nutricional,
así como de varias entidades relacionadas: homicidios, accidentes, violencia en la
comunidad y en el ámbito doméstico.
La insuficiencia de información relativa a los daños a la salud producidos por el
alcoholismo impide contar con un diagnóstico epidemiológico para las zonas indí-
genas. En contraparte, existe un buen número de investigaciones interculturales
acerca de la embriaguez, así como trabajos antropológicos que han documentado
el alcoholismo y la alcoholización entre los grupos indígenas de México desde los
años cuarenta [Menéndez, 1987].
Sin embargo, la mayoría de los trabajos antropológicos ha privilegiado la fun-
cionalidad del alcohol, describiendo los patrones dominantes de bebida en distintas
comunidades indias como centrales en la integración cultural, pero han invisivilizado
las funciones negativas y los daños a la salud psicofísica. Asimismo, los estudios
etnográficos han documentado cómo la alcoholización aparece ligada con determi-
Sergio Lerín Piñón

nados síndromes de filiación cultural o síndromes delimitados culturalmente, como


la pérdida del alma, el susto, o la brujería [ibid.].
En contraparte, existe un buen número de investigaciones interculturales acerca
de la embriaguez, así como trabajos antropológicos que documentan el alcoholismo
y la alcoholización entre los grupos indígenas del país. Esto permite contar con
información útil a un diagnóstico del proceso de alcoholización.

Según Menéndez y Di Pardo [1980:95], México es el país de América Latina


donde se ha llevado a cabo el mayor número de investigaciones antropológicas so-
física, salud y sociedad

bre la alcoholización, contemplando la diversidad étnica y regional que lo caracte-


riza. La antropología en la descripción de los patrones socioculturales ha colocado
sus principales aportes a la explicación de los procesos de alcoholización a partir de
trabajos realizados en el medio rural y determinados grupos indígenas, sobre todo
en los Altos de Chiapas y Oaxaca.
Muchos de estos trabajos dan cuenta de las funciones positivas y negativas,
contradictorias y ambivalentes, festivas e integrativas, simbólicas y rituales, y de
Antropología

daño físico y mental, producidas por el uso y abuso de alcohol.


Siguiendo a Menéndez, en la década de los cuarenta es cuando la antropología rea-
liza importantes aportaciones, como los trabajos sobre Chamula y Chichicastenango.
Otras propuestas como la de Horton (1943) y la de Bacon (1943, 1945) constitu-
yen aportes socioantropológicos significativos, donde la alcoholización es analizada
como reductora de tensión ante situaciones de estrés social [Menéndez, op. cit.].
Debemos reconocer que estas teorías resultan ser intentos valiosísimos para
explicar el porqué del alcohol en grupos indígenas. Permiten pensar que la an-
siedad producida por los bajos ingresos, ingesta alimentaria insegura, y violentos
procesos migratorios y de aculturación provocados por los contactos desiguales
con la cultura occidental, pueden asociarse con los altos consumos de alcohol y la
franca borrachera.

380
Antropología Aplicada: la salud mental...

Sin embargo, también tomemos en cuenta que esta teoría no incluye a todos los
indígenas, pues existen algunos grupos que, sometidos a procesos de tensión simila-
res, promueven la abstención de bebidas alcohólicas o las sustituyen.
Para cualquier diagnóstico es importante recuperar la teoría de Horton acerca
de los posibles vínculos entre la embriaguez y los temores e inseguridades a los cua-
les se enfrentan los grupos indígenas. Pueden dividirse en:
a) enfermedades, incluidos los llamados síndromes de filiación cultural (pér-
dida del alma, susto, etcétera),
b) espíritus malévolos,
c) espíritus de los muertos y
d) brujería.

Desde una mirada crítica podemos afirmar que la mayoría de los trabajos an-
tropológicos ha privilegiado más la funcionalidad del alcohol, describiendo los
patrones de bebida dominantes en distintas comunidades indígenas como centra-

Sergio Lerín Piñón


les en la integración cultural, suponiendo que los controles ideológicos-culturales
regulan las ocasiones cuando se bebe, cuánto se bebe, quiénes beben y en qué oca-
siones se permite beber. No han percibido el consumo de alcohol como enferme-
dad, producto de mayores tensiones y/o relajación de los controles sociales y, sobre
todo, han secundarizado sus consecuencias en el nivel de la salud psicofísica.
En muchos casos, la alcoholización aparece ligada con determinados síndromes


de filiación cultural o síndromes culturalmente delimitados, definidos como “[…]
aquellas alteraciones y trastornos de tipo sindrómico y por tanto no totalmente defini-

física, salud y sociedad


dos desde el punto de vista orgánico que aparecen en contextos culturales específicos
y no fuera de ellos” [Comelles y Martínez, 1993:87].
En relación con la pérdida del alma, al trabajar la ideología nahua, López
Austin dice que “el tonalli se libera del cuerpo ya durante el sueño, en estado de
embriaguez o de intoxicación con drogas, ya durante el acto sexual” [1980, en Menén-
dez, op. cit.]. Guiteras, en su descripción sobre los peligros del alma, indica que “el
Chuúlel abandona el cuerpo temporalmente, asimismo durante el sueño, la incons- Antropología
ciencia, la muerte aparente, el coito y la ebriedad” [1965, en Ménendez, op. cit.]. Más
allá de la curiosidad etnográfica, lo importante es que estas ausencias, pérdidas,
riesgos y peligros del alma se presentan con frecuencia asociadas a la borrachera,
a las caídas, cuando se pierde el sentido [en Menéndez, op. cit.:89].
La ausencia del alma puede representar un peligro porque en caso de embria-
guez se cree que ésta no encuentra el camino de retorno. Es en este estado cuando se
violenta la norma, se cae en infracción y se busca hacer lo que no está permitido.
Los procedimientos terapéuticos utilizados son numerosos y consisten en de
ceremonias cuya finalidad sea reintegrar la esencia vital perdida al cuerpo afecta-
do. La enorme variedad de terapias reportadas en la literatura etnográfica permite
afirmar que aunque existen elementos comunes cada región posee una particular
forma de curación e incluso, hay notables diferencias en una misma zona. Sin

381
Antropología Aplicada: la salud mental...

embargo, también es importante mencionar que el alcohol forma parte de las cere-
monias curativas del llamado rescate del alma [ibid.:90].
El consumo de alcohol puede formar parte directa de las causas del susto, por
ejemplo cuando un padre alcohólico golpea al hijo y/o a la mujer, generando
espanto. Las caídas aparecen como principal causa de susto entre los zoques, y de
pérdida del alma entre los zinacantecos. Recordemos que la embriaguez constitu-
ye una de las causas más frecuentes de caídas.
Otro trastorno emocional es el denominado “pega-triste”, en Tehuantepec
(Oaxaca), se contrae por haber visto un acto sexual no permitido; la curación con-
siste en que el sujeto cuente públicamente lo que observó. Cuando éste se niega
a contar se le emborracha con anisado o mezcal para que lo relate. En este caso,
la borrachera permite decir la verdad y, de igual modo, disculpar a quien habla
[Garate, 1960, en Menéndez, op. cit.:83].
En Aguacatenango, Metzger estudió los patrones de consumo, en particular
su relación con la brujería. El autor describe numerosos episodios de esta práctica
Sergio Lerín Piñón

que implican la muerte; de sus trabajos, queda claro que el alcoholismo es producto
de embrujamiento en la mayoría de casos [1964, en Menéndez, op. cit.:75].
Es preciso reconocer que no todo el que bebe se transforma en alcohólico, llega a
padecer cirrosis hepática ni perderá el alma, no presentará delirium tremens, será vio-
lento o matará. Hablar de alcoholización implica necesariamente contextualizar
esta situación atendiendo qué, cómo, con quién y para qué se bebe, además de por

qué cosas o hechos se bebe tomando en cuenta los grados de permisividad que en
torno a este fenómeno tiene la sociedad, la comunidad o el grupo.
física, salud y sociedad

Como parte de la vida cotidiana y del ciclo de vida ceremonial, en determi-


nados momentos el alcohol puede facilitar la violencia. Según Menéndez y Di
Pardo, el uso del alcohol en las relaciones sociales es lo que establece la violencia
y no el alcohol en sí. El alcohol y la violencia asociada al mismo aparecen como
uno de los principales instrumentos de agresión a los otros, y si hablamos de los
hombres, también hacia sí mismos, pues la violencia alcoholizada se constituye
en el principal proceso que incide en la mortalidad temprana del varón. Una im-
Antropología

portante cantidad de estudios antropológicos ha demostrado la relación alcohol-


violencia en diferentes contextos mexicanos rurales e indígenas [Menéndez y Di
Pardo, 1998].
Durante el carnaval, en Chamula, Zinacantan o Chenaló (Chiapas), los indí-
genas se entregan a beber sin interrupción; hay riñas entre amigos, enemigos, y
entre hombres y mujeres, que pueden llevar a casos de muerte [Bricker, 1986, en
Menéndez, op. cit.]. Toda fiesta implica la posibilidad de que haya muertos, más
aún se llega a considerar que una fiesta fracasa si alguien no muere [Flanet, 1977,
1986, en Menéndez, op. cit.:82-85].
En Los Altos de Chiapas, hoy en día se está sustituyendo al alcohol por re-
fresco en los rituales de sanación, sobre todo entre quienes realizan las prácticas
protestantes y pentecostales y quienes siguen practicando los rituales tradicionales,

382
Antropología Aplicada: la salud mental...

como lo refiere Jaime Page, uno de los especialistas en antropología médica y cul-
tura maya (2005).

La institucionalización de la interculturalidad en salud


La interculturalidad en salud puede ser interpretada de distintas maneras según las
posiciones que se asuman. Para la ops-oms, el concepto interculturalidad
[…] involucra las interacciones equitativas, respetuosas de las diferencias políticas, sociales y
culturales, etarias, lingüísticas, de género y generacionales establecidas en un espacio deter-
minado entre las diferentes culturas (pueblos y etnias) para construir una sociedad más justa
[op. cit.:18].

La interculturalidad en salud, en ocasiones, se maneja como una herramienta


útil en los procesos de cambio. En ciertos momentos resulta ser un campo donde
se dirimen los conflictos, y en otros escenarios es un reconocimiento de dominio
y sojuzgamiento de la cultura médica dominante ante los subordinados saberes

Sergio Lerín Piñón


populares.
Las acciones para construir una salud intercultural hoy transitan de forma ambigua,
entre una clara descalificación por parte del sector salud y una forzosa incorporación de
los recursos populares en salud, en la aplicación de programas institucionales. Tratar
con el concepto interculturalidad implica partir de una definición sintética que re-
fiere al contacto, articulación, conflicto, resistencia y tensión generadas entre dos


culturas que se reconocen [Lerín Piñón, 2004:111-125].
Desde nuestra posición teórica y de aplicación, la interculturalidad debe ser en-

física, salud y sociedad


tendida como un proceso de reconocimiento y respeto de las diferencias culturales
en torno a la salud y la enfermedad física y psíquica, la muerte y el accidente que
se presentan en los diferentes grupos étnicos de México. Entonces, las concepcio-
nes indígenas en torno a la salud y la enfermedad, así como las prácticas populares
de atención y su relación conflictiva, contradictoria y a veces de síntesis con la
medicina occidental, son objeto de nuestra orientación intercultural en materia de
salud [ibid.]. Antropología
Situarnos en la interculturalidad en salud como un proceso que acontece entre
usuarios y prestadores de servicios en zonas indígenas obliga a plantear estrate-
gias que coadyuven a modificar las relaciones negativas entre médicos y pacientes
e instituciones-usuarios, entre saberes y prácticas institucionales y populares de
atención.

Capacitación del personal de salud


La formación de recursos humanos en salud con orientación intercultural (en este
caso con contenidos en salud mental), además de necesaria, supone mejoras en
la competencia técnica y humana del personal institucional, incide en el respeto,
trato de los usuarios, reconocimiento de las tradiciones culturales, combate a la
exclusión, atención y equidad en salud.

383
Antropología Aplicada: la salud mental...

Nuestra propuesta consiste en una estrategia para el mejoramiento técnico y


humano del personal de salud que opera en zonas indígenas; implica un ejercicio
de profesionalización.
Es imprescindible que el personal de salud participe en cursos de sensibiliza-
ción y capacitación.
En tanto esto les permitirá, por un lado, mantener una actitud informada y
flexible en relación con las creencias y expectativas de tratamiento para las enfer-
medades mentales, y por otro, conocer algunas estrategias de sanación del sistema
etnomédico local que pudieran ser complementarias al tratamiento terapéutico
por ellos prescrito. Esta aproximación logrará la congruencia cultural necesaria
para facilitar el apego terapéutico del paciente [Salgado et al., op. cit.:24].
Tenemos claro que la capacitación no puede ser vista como causa-efecto de
un trato digno a la población indígena o un sinónimo de calidad de la atención.
De una forma más correcta es disparador de un conjunto de acciones que deben
gestionarse al interior de los servicios de salud.
Sergio Lerín Piñón

Entre las razones por las cuales es necesario modificar las conductas del perso-
nal de salud en el contexto indígena sobresalen:
a) El conocimiento técnico de la salud-enfermedad-mental por lo general ig-
nora el contexto sociocultural de la población indígena.
b) El personal de salud que trabaja en zonas indígenas, en general, desconoce
la conceptualización local del proceso de padecer síndromes de filiación

cultural, así como las prácticas de identificación-contención-solución.


c) La falta de comunicación, empatía y confianza en la relación médico-pa-
física, salud y sociedad

ciente en zonas indígenas es más común de lo que suponemos.


d) El personal de salud descalifica las prácticas tradicionales y populares de
atención a la salud y la enfermedad y las ubica en el terreno de las creencias
y costumbres.

En síntesis, las acciones para construir una orientación clínica de corte intercul-
tural transitan hoy en día de forma ambigua, entre una clara descalificación por parte
Antropología

del sector salud y una forzosa incorporación de los recursos populares en salud en
aplicar programas institucionales. Ante ello es obligado hacer explícito un modelo
que recupere el punto de vista del actor y la dimensión técnica de la atención.

¿Cómo incorporar contenidos socioculturales?


La propuesta de capacitar recursos humanos centralmente incorpora la dimensión so-
ciocultural del proceso salud-enfermedad en el ámbito de la salud mental.
Como afirman Salgado et al., debido a que
[…] la manifestación e interpretación de este tipo de síntomas (como pueden ser los síndro-
mes de filiación cultural) están siempre matizados por la cultura local, es necesario que el
profesional de la salud se familiarice con las creencias y los procesos locales de salud-enfer-
medad [y atención] [op. cit.].

384
Antropología Aplicada: la salud mental...

Retos de una orientación clínica intercultural

Representaciones de
la enfermedad por los
médicos tradicionales y
Prácticas curativas tra-
grupos domésticos
dicionales, de autoaten-
ción y una estica
Salud
intercultural

Mejorar la competencia Mejorar cualitativamente la


técnica y humana del relación médico-paciente me-
personal de salud con diante la adecuación intercul-

Sergio Lerín Piñón


capacitación intercultural tural en los recursos físicos y
en salud humanos de los servicios

Orientamos la modalidad de trabajo para capacitar al personal de salud hacia


tres grandes núcleos de importancia. En el primero, fomentamos de manera induc-
tiva identificar problemas de salud mental en su área de competencia; en el segun-


do, apoyamos de forma deductiva contenidos de corte sociocultural alrededor del
padecer y el enfermar; y en un tercer momento, buscamos un ejercicio reflexivo de

física, salud y sociedad


síntesis que se orientará a no omitir estos problemas de salud mental en el trabajo
aplicativo.

Salud mental en el proceso salud-enfermedad-atención

Antropología
Identificar el malestar
físico y mental
del paciente Reconocer la dimen-
sión psicocultural del
padecer y enfermar
Interculturalidad
en la salud mental.
Abatir la omisión de
los síndromes cultu-
ralmente delimitados

385
Antropología Aplicada: la salud mental...

Se trata de un módulo incluido en una capacitación mayor que tenía como


propósito sensibilizar a los cuadros directivos de nivel estatal y jurisdiccional de la
Secretaría de Salud para que se familiaricen, se informen y reconozcan la relevan-
cia que tiene el manejo e incorporación de contenidos interculturales en salud al
prestar sus servicios a la población indígena. Asimismo, se incidió en formar a los
responsables de la capacitación, personal de enseñanza y promoción, y educación
para la salud, quienes trabajan en las jurisdicciones sanitarias. Esto con la idea de
que se transformen en capacitadores interculturales, sean capaces de reproducir
los contenidos recibidos y fomenten acciones culturalmente adecuadas para los
grupos étnicos presentes en sus áreas de influencia.
En nuestra opinión, en el ámbito del personal operativo, médicos, enfermeras,
auxiliares de salud de equipos itinerantes, unidades fijas y técnicos en atención
primaria, es donde tiene que impulsarse más la capacitación con contenidos en
salud mental. Son parte de la cobertura de servicios que llegan a la población más
dispersa, la que menos tiene y reporta los niveles más negativos de salud, además
Sergio Lerín Piñón

de no contar con personal especializado en el tema de la salud mental.


La propuesta se construyó bajo el principio de no interferir en la organización
operativa de los equipos de salud, no reestructurar las estrategias de operación y
menos aún fomentar una atención diferenciada en salud. Es pertinente reconocer
que toda estrategia de capacitación no debe implicar un alto costo porque va diri-
gida esencialmente a reforzar las acciones aplicativas del personal. Pensábamos en

un conjunto de problemas frecuentes, de poca complejidad, pero sobre todo que


no implicaran el tercer nivel de atención en salud mental. Por ello, nuestra idea se
física, salud y sociedad

formuló en el principio de mejorar al personal de forma técnica, sensibilizarlo en


el contexto donde desarrolla sus actividades y combatir la omisión de los proble-
mas de salud mental, en el primer nivel de atención. Esta realidad es claramente
identificada por el personal de salud, pero no cuenta con un sistema de referencia
y contrarreferencia en el laberinto institucional.
Consideramos indispensable invertir en los recursos humanos para sentar las
bases de un servicio de salud con sensibilidad intercultural que dé respuestas cul-
Antropología

turalmente adecuadas a los problemas de salud mental aún olvidados.


El módulo de salud mental tiene como objetivo incrementar las siguientes
competencias del personal sanitario:
1. Competencia técnica-conceptual: capacidades de conocimiento, análisis y
exploración para reconocer e interpretar signos y síntomas de los principa-
les problemas de salud psicoemocional, tanto de la cultura local como de
la biomedicina, y comprender críticamente el entorno sociocultural y las
dificultades en el acceso a servicios sanitarios, así como la relación entre
desigualdades socioeconómicas y deficiencias sociosanitarias.
2. Competencia actitudinal, emocional y perceptiva: reconocer la variabilidad
cultural de la emoción y sus manifestaciones, así como las distintas ideas
sobre la vulnerabilidad y gravedad de distintos padecimientos emocionales.

386
Antropología Aplicada: la salud mental...

3. Competencia social: habilidades sociales para el diálogo, facilitadoras de la


comunicación intercultural [Prats, 2005].

El módulo incluyó los siguientes contenidos temáticos:


1. La salud mental desde una perspectiva intercultural.
2. La interrelación entre los distintos modelos de atención, biomédico, alter-
nativo subordinado y de autoatención [Menéndez, 1990:53]. Importancia
de las estrategias locales de atención y de las redes sociales.
3. Principales problemas de salud que afectan a las comunidades indígenas.
Dificultades en el acceso a los servicios de salud, distancia y tensión cul-
turales.
4. Alcoholismo, cultura y salud mental. Proceso de alcoholización, síndromes
de filiación cultural y violencia.

El módulo iniciaba con un ejercicio práctico, donde a modo de taller se bus-

Sergio Lerín Piñón


caba el reconocimiento y explicitación de los participantes en cuanto a su “acti-
tud clínica y cultural”, entendida como el conjunto de representaciones técnicas
y socioculturales hacia algunos de los principales problemas de salud mental que
enfrentan los prestadores de servicios en su práctica cotidiana.

Resultados


En 2003, se desarrollaron las acciones de capacitación intercultural en el campo
de la salud mental, trabajando con capacitadores expertos en salud intercultural

física, salud y sociedad


y con los jefes de programa de 21 estados donde existe presencia indígena.
El taller de sensibilización a directivos estatales y jurisdiccionales se realizó en
cinco sedes y con la participación de 180 personas. También se desarrollaron dos
talleres de capacitación intercultural para formar capacitadores interculturales en
salud, que contaron con la presencia de 150 responsables de los departamentos
de enseñanza, de programa, de educación para la salud y coordinadores de salud en
poblaciones indígenas. Antropología

Discusión
La capacitación en salud mental es considerada por nosotros como una de las ac-
ciones más importantes para mejorar la calidad de la atención, influir en un trato
digno, equitativo y ulterior, así como útil al cambio en la gestión de los servicios,
algo indispensable en las zonas indígenas.
Al dar un enfoque intercultural en la capacitación de los servicios de salud,
se busca incidir de manera positiva en las rutinas, prácticas y prejuicios negativos
del personal de salud hacia padecimientos como el susto, la pérdida del alma, el
alcoholismo y la alcoholización. Al agregar contenidos de salud intercultural a los
programas regulares de capacitación del personal que labora en zonas indígenas,
se está en pro de reformas del trato, tiempos de espera, e información clara y

387
Antropología Aplicada: la salud mental...

adecuada a las necesidades culturales. Así, será posible impactar en los perfiles de
salud de la población indígena de manera óptima.
Por último, debemos reiterar la importancia del médico general, quien está
en el primer nivel de atención y en zonas rurales e indígenas y casi siempre se en-
cuentra limitado, cuando no impedido, de acciones integradoras. Como afirman
Salgado et al.,
[…] muchos pobladores rurales que solicitan atención médica en los centros de salud del pri-
mer nivel de atención sufren problemas psiquiátricos. Por ello la capacitación en salud mental
(con enfoque intercultural) es fundamental, la ausencia de profesionales especializados en la
salud mental en las zonas rurales de México determinan que los médicos, trabajadores socia-
les y enfermeras que laboran en los centros de salud comunitarios se integren como equipos
disciplinarios [op. cit.:25].

Desde nuestra experiencia, podemos decir que el personal de salud identifi-


ca, sabe y conoce las dificultades que se plantean en el terreno intercultural; son
Sergio Lerín Piñón

sensibles a la capacitación, interesados en los contenidos y, contrario a lo que se


cree, buena parte de ellos reconoce su falta de pericia técnica en estos campos.
Sin embargo, quienes más obstáculos ponen en la interculturalidad resultan ser
los directivos que además de exigir los obvios resultados en los programas que
llevan a cabo, justifican ideológica y técnicamente el olvido de estos temas de
salud mental.

Podemos señalar, sin temor a equivocarnos, que los directivos, jefes de progra-
ma, jefes jurisdiccionales y coordinadores estatales ven con mucho escepticismo la
física, salud y sociedad

capacitación en estos temas. Económicamente, prefieren dirigir los recursos a la sa-


lud materna e infantil que a la salud mental y el alcoholismo, pues atribuyen estos
problemas a la decisión del individuo de consumir alcohol, a la ignorancia y el atraso,
a una cultura de la pobreza en el caso de los síndromes de filiación cultural.

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389
Alcoholismo, control social y medios
de comunicación en México

 Luis R. Solís Rojas

El consumo de alcohol en México muestra facetas de orden cultural


social y económico. En la primera, desde la antigüedad numerosos
grupos y culturas han recurrido a las bebidas alcohólicas durante las
actividades festivas o rituales curativos y mágico-religiosos. En la
segunda, las sociedades les han conferido un carácter lícito o ilícito.
En un extremo se encuentran las culturas constituidas como Estados-
religiosos, cuyas creencias proscriben el contacto con el alcohol. En
el otro se hayan las sociedades occidentalizadas insertas en una eco-
nomía de mercado, en las cuales las bebidas se convierten en un bien
de consumo como cualquier otro y donde el uso de alcohol puede
concebirse un problema de salud o incluso convertirse en una cues-
tión de aproximación mercadológica cuyo objetivo primordial es el
fortalecimiento económico de los capitales de las grandes industrias
alcoholeras.
Por lo general, la preocupación de las sociedades radica en el
papel del alcoholismo como fenómeno de profundas repercusiones.
Por ello, el problema se encuentra revestido de dimensiones éticas,
económicas, políticas y legales.
En este documento se realiza una breve revisión al significado
de consumir alcohol y su relación con el control social al interior
de las sociedades, en particular de México. Se comenta con especial
énfasis la controversia entre los intereses del Estado, de la sociedad
civil y los propios de la industria alcoholera. Se analiza el efecto
potencial de esta controversia en la salud pública y el consumo de
bebidas alcohólicas.

391
Alcoholismo, control social y medios de comunicación en México

Acerca del control social


El control social es un término que se caracteriza por su ambigüedad en tanto ha
sido usado para denominar diferentes procesos. Puede ser interpretado como
aquellas formas mediante las cuales el comportamiento social de los ciudadanos
se regula mediante instituciones como el Estado, religión, familia, escuela, leyes
y códigos de comportamiento [Tenorio, 1991], en esa perspectiva el control social
se ejerce por medio de normas y sanciones impuestas por dichos organismos. Este
término aparece ligado al campo de la sociología, la psicología social, el derecho y
la criminología, y puede expresar un sentido de dominio o integración social.
Berganza señala que, para Park y Burguess, el control social estabiliza las ma-
nifestaciones de conducta de las masas, como una forma de impedir el desequili-
brio. Los paliativos actúan como amortiguadores de la tensión social, regulando
la inestabilidad que puede resultar inconveniente para el grupo o subgrupos domi-
nantes [2001]. Así, se considera que los medios de comunicación son instituciones
Luis R. Solís Rojas

de amplio poder e influencia con capacidad de favorecer la cohesión social con el


refuerzo de los mecanismos de control social. Los medios pueden antagonizar las
luchas de intereses y permiten dar estabilidad al conjunto. El peligro de los medios
radica en que pueden servir como instrumentos de poder mediante la jerarquiza-
ción de intereses de quienes detentan dicho poder [Park y Burgués, 1969].
La teoría estructural funcionalista afirma que el delito representa un

[…] factor saludable para la sociedad, ya que posibilita la alternancia de las normas sociales,
incluidas las que promulga el Estado a través del derecho; sin embargo, cuando ocurre la des-
organización colectiva por la pérdida de la capacidad reguladora del control social normativo
física, salud y sociedad

aparece lo que se denomina anomía [Durkheim, 1993].

Bergalli considera que a pesar del origen sociológico del término éste no posee
fundamentos revolucionarios, enfatizando su naturaleza reformista concretada en
una política que se enfoca a paliar los abusos sociales derivados del desarrollo del
capitalismo industrial (2001).
Antropología

Consideraciones históricas
A lo largo de la historia de la humanidad, las culturas y pueblos han reconocido los
efectos de las bebidas alcohólicas por su capacidad para modificar el ánimo de los
individuos. El consumo colectivo actúa como un mediador entre las experiencias
sociales e incluso en algunas culturas adquiere un carácter sagrado a partir de la
transformación del pensamiento y el significado de las vivencias de las relaciones
entre los individuos y su comunidad, mediante rituales que unifican el sentido de
la agregación y pertenencia sociales. De esta forma la percepción dual del alcohol,
tantas veces observada con otras sustancias con propiedades psicoactivas, radica
en su capacidad integradora o desorganizadora de los procesos sociales. Ante di-
cha dualidad, las sociedades han debido generar restricciones y normas para el uso
de las bebidas alcohólicas, que consideran desde las circunstancias del consumo,

392
Alcoholismo, control social y medios de comunicación en México

edad, posición o jerarquía de los individuos al interior de cada sociedad. En esta


línea, las expresiones de embriaguez ponen de manifiesto una tolerancia diferen-
ciada entre los grupos sociales. Algunas encuestas nacionales, por ejemplo, han
demostrado que en México la embriaguez se tolera más en el hombre adulto que
en una mujer, adolescente o anciano [ssa, 1988]. Evidentemente las costumbres
de algunas colectividades rurales, en especial comunidades indígenas, permiten la
embriaguez y el consumo bajo determinadas circunstancias. En algunas otras, por
ejemplo, el consumo de bebidas se permite a las mujeres toda vez que se realice
observando reglas no escritas [Lerín y Miano, 2001]. El grupo de mujeres bebe y
departe sólo con personas de su mismo sexo; por lo general, y a diferencia de los
hombres, no se llega a la embriaguez.
En el inglés antiguo, la palabra spirit atribuía propiedades esenciales a todos los
líquidos y humores. Así, el término se usaba para denominar la simiente, el semen,
los alcoholes y todos aquellos destilados que poseían esa particular elementalidad.
Se decía que el vino contenía espíritus que se apoderaban de quien lo bebía, con lo

Luis R. Solís Rojas


cual se facilitaba la expresión de los sentimientos y emociones más profundos: el espíritu
verdadero. De ahí el peligro y la magia, los temores individuales y colectivos, y las
experiencias catárticas compartidas que fluían al beber.
La mayor parte de las culturas también conocía los efectos que la disrupción de
la norma colectiva generaba en las comunidades, toda vez que uno o varios de sus
miembros incurría en la ruptura de los límites que los usos y las costumbres impri-


mían al consumo de alcohol.
A lo largo del tiempo las bebidas alcohólicas han sido consideradas un regalo

física, salud y sociedad


de los dioses: un néctar con propiedades curativas y alimenticias. En el otro extre-
mo, el carácter oneroso de esta sustancia se basa en los efectos extremos en los indivi-
duos y la colectividad que su consumo inmoderado puede producir. Un ejemplo
representativo de lo anterior se encuentra en la cultura azteca.
A pesar del desacuerdo entre los historiadores respecto a la permisividad para
la embriaguez en los ancianos, ésta parecía ocurrir con frecuencia como desenlace de
ciertas festividades, pero de una forma muy secreta. Los borrachos consuetudi- Antropología
narios eran considerados indignos de pertenecer a una comunidad, por lo que sus
casas eran derribadas y se les inhabilitaba para el ejercicio del oficio que desem-
peñaran. Asimismo, los miembros de la nobleza eran castigados con la muerte
cuando incurrían en la embriaguez o conductas escandalosas [Motolinía, 1979].
En los anales de Cuatlitlán, el emperador Moctezuma instó a su pueblo a no
beber octli. “Ese octli y su borrachera son como el beleño, que saca al hombre de
sus cabales y son causa de todo mal y toda disensión, de lo cual mucho se cuidaron
nuestros viejos y viejas” [León, 1991].
Como se advierte, la disertación del emperador sintetiza la rígida moral en la
sociedad azteca, la cual tuvo consignas claras respecto a preservar los valores co-
munes. Dicha tendencia prohibicionista se ejerció de manera sostenida durante el
esplendor del imperio y fue una pieza fundamental para la supervivencia de éste.

393
Alcoholismo, control social y medios de comunicación en México

Una vez ocurrida la Conquista, los cronistas Toribio de Benavente y Diego Du-
rán comentaron la manera en cómo el alcoholismo hacía estragos en la población
de la capital de la Nueva España, sobre todo entre los indígenas.
En la manera y modo que estos naturales usaban el vino antiguamente yo estaba muy enga-
ñado, porque cuando en esta tierra entré, que fue tres años después que se conquistó vi que
todos y por todas partes muy desenfrenadamente se daban al vicio, y que sin ninguna mesura
se embeodaban así los principales como la gente [1980].

En una primera aproximación, el relato de los cronistas permite un análisis del


pensamiento de los conquistadores, cuyas observaciones derivan de la disrupción que
el cese de las leyes y costumbres y la imposición de nuevas causaron en el pueblo
mexica. La gran turbulencia observada en los primeros años de la Conquista se
manifestó en las contradicciones propias de una sociedad heterogénea, distante y
con escasos elementos de cohesión social, de no ser por la incipiente religión católica
que, más a fuerza que por convicción, permeaba entre los indígenas mexicanos.
Luis R. Solís Rojas

El abuso de alcohol parecía haberse convertido en un grave problema social


que las autoridades civiles y las eclesiásticas de la época trataron de refrenar. Así,
el virrey Antonio de Mendoza determinó la imposición de penas a la embriaguez
consistentes en la trasquila, azotes y prestación de servicios comunitarios. Los
sucesivos cambios efectuados a la legislación no fueron efectivos para atenuar el
alcoholismo entre indios y mestizos.

El establecimiento del gobierno virreinal posterior a la Conquista cambió por


completo el panorama social y cultural en la Nueva España. La política protec-
física, salud y sociedad

cionista de la corona española se fundamentó en el pensamiento humanista de las


leyes. Lo anterior, aunado a la concepción de los indios como seres inferiores, fue
la base de los marcos jurídicos que sustentaban la validez de esas tesis. “Los indios
son personas miserables y de tan débil naturaleza que fácilmente se hallan moles-
tados y oprimidos, y nuestra voluntad es que no padezcan vejaciones, y tengan el
remedio y amparo conveniente por cuantas vías sean posibles” [Sahagún, 1991].
Uno de los bandos del buen gobierno promulgados por la Audiencia Real de
Antropología

la Nueva España ordenaba que todo ebrio, ya sea hombre o mujer, indio, mulato,
mestizo, lobo o español, debía ser puesto en la cárcel; y si volvía a la embriaguez,
ser azotado públicamente y le cortarían el cabello. La reincidencia podía ser castigada
con el destierro a colonias orientales [Montemayor, 1994].
Las contradicciones no se hicieron esperar. Si bien se prohibía el consumo
de alcohol entre los indios, estos podían contribuir con su diezmo en especie a la
Iglesia, en ocasiones bebidas alcohólicas. Ante la severa eclosión del alcoholismo, el
virreinato consideró otras medidas regulatorias: restricción total de la venta de
bebidas embriagantes a los indios; proscribir su comercialización en comunidades
indígenas; reemplazo de bebidas destiladas por fermentados de menor graduación;
control de horarios de venta; y limitación en el número de pulquerías en la capital mexi-
cana, así como de los sitios en donde deberían ser ubicadas y los horarios. Como se

394
Alcoholismo, control social y medios de comunicación en México

observa, la mayoría de las medidas tendientes a regular las conductas de los bebe-
dores recayeron sobre los indios. Como se ha comentado, esto obedeció en parte a
la naturaleza proteccionista de la legislación española, aunque en la práctica estas
medidas fueron bastante laxas. Esta contradicción podría ser entendida como la
manifestación de una forma de control social en donde el alcohol funcionaba como
un amortiguador de la tensión social entre los indígenas, mestizos y las estructu-
ras dominantes en una época cuando los levantamientos e insurrecciones estaban
muy latentes.
En los siglos xviii y xix la producción a gran escala de bebidas destiladas alcan-
zó un importante auge. A pesar de ello, fermentados como el pulque continuaron
siendo populares por su costo y accesibilidad, fueron las bebidas más consumidas
por los mexicanos hasta la segunda mitad del siglo xx. Debemos notar que, como
efecto de la variedad de culturas en el país, el uso de bebidas alcohólicas asume y
ha asumido diversas formas. Por ello, no es posible generalizar respecto a lo que el

Luis R. Solís Rojas


consumo significa en los ámbitos rurales y urbanos.
La Revolución trajo consigo una serie de reacomodos políticos y sociales. En
1922 se publicó un decreto en el cual se estipulaba una reforma de la ley contra los
vicios del alcoholismo. En ésta sólo se comentaban los aspectos punitivos, omi-
tiendo por completo la necesidad de establecer medidas preventivas, de tratamien-
to y rehabilitación.


Los movimientos prohibicionistas surgidos en la posrevolución fueron conse-
cuencia de las corrientes de temperancia observadas en los sectores más conservadores

física, salud y sociedad


de Estados Unidos e Inglaterra una década antes. La campaña antialcohólica realizada
en todas las escuelas del país durante el gobierno de Emilio Portes Gil fue un ba-
luarte ideológico. Proponía que el alcoholismo era la causa de la mayor parte de los
problemas de la sociedad, plataforma muy conveniente en una época cuando la po-
breza y las enfermedades hacían estragos en las poblaciones rurales de México.

El consumo de alcohol y los medios de comunicación Antropología


La promoción de bebidas alcohólicas en los medios electrónicos significó una es-
trategia de la industria cervecera y alcoholera que se tradujo en grandes niveles de
ventas. De esta forma, los patrocinadores de muchos programas radiofónicos y
televisivos de la década de 1940 y 1950 fueron empresas cerveceras, agregándose
a la lista las vitivinícolas y de otros licores, en los sesenta.
No fue sino hasta la publicación de la Ley Federal de Radio y Televisión, en
1960, cuando se consideró regular la publicidad de bebidas alcohólicas [Diario
Oficial de la Federación, 1960].
En este punto debemos comentar que la perspectiva del control social hace alu-
sión a los mecanismos mediante los cuales se regula la conducta, comportamiento
o ideología de la población, básicamente con fines de ejercicio de poder. Para
Albert Bandura, los medios son capaces de actuar sobre procesos psicológicos de

395
Alcoholismo, control social y medios de comunicación en México

los sujetos en tanto crean imágenes, representaciones y modelan la realidad; por


ello, inducen la producción o modifican las conductas y mecanismos cognitivos
que anteceden a la conducta. A través de los medios, que son parte del ambiente
social, pueden variar los comportamientos de las personas (1996).
De esa forma, la influencia de los medios perpetúa configuraciones ideológicas
y culturales particulares. Son a su vez reguladores de mecanismos y formas de
consumo cuyas causas subyacen en los grandes intereses económicos generados
por la industria del alcohol. Para tener una idea de la inversión en publicidad, se
calcula que por lo menos la tercera parte del total de las ganancias percibidas por
las televisoras son producto de la publicidad de bebidas alcohólicas. Para atender la
salud, cada año y de forma indirecta las compañías alcoholeras subsidian fun-
daciones dedicadas a desarrollar investigaciones que intentan atenuar la forma
en como se percibe el alcohol al interior de la sociedad y que, a final de cuentas,
sólo validan el papel de estas industrias. Por supuesto, no podemos caer en una
interpretación tan ingenua. En la actualidad, las organizaciones internacionales
Luis R. Solís Rojas

de salud recomiendan a sus países miembros no recibir financiamiento de las empre-


sas por considerar que esto puede crear un conflicto de intereses entre las diversas
fracciones involucradas.
Por otra parte, las carencias en la legislación establecen diferencias en el poten-
cial de abuso de algunos productos según su contenido en grados de alcohol absoluto.
Así, el artículo 176 del Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios

estipula que existen tres tipos de bebidas:


1. De contenido alcohólico bajo: bebidas con una graduación alcohólica de
física, salud y sociedad

entre 2% y 6% en volumen.
2. De contenido alcohólico medio; las bebidas con una graduación alcohólica
de 6.1% y hasta 20% en volumen.
3. De contenido alcohólico alto; las bebidas con una graduación alcohólica de
20.1% y hasta 55% en volumen.
En el primer caso se incluyen los coolers y las cervezas, el segundo agrupa a
los vinos de mesa y el tercero a los licores y destilados de grano o agave, entre
Antropología

otros.
Por lo anterior, el trato que se le ha dado a los anuncios de uno y otro grupo
permite que los horarios publicitarios de cervezas y vinos no se encuentren restrin-
gidos, a diferencia de lo que ocurre con los licores de mayor graduación. Al respecto,
el artículo 45 del Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión de abril de
1973 dice: “La publicidad de bebidas alcohólicas deberá hacerse a partir de las 22
horas”, de acuerdo con la fracción tercera del artículo 23. Esta limitación atañe sólo
a las bebidas clasificadas como de contenido alcohólico alto, mientras que las de
contenido bajo y medio, como cervezas y vinos, no son objetos de esta restricción.
Sin embargo, debemos recordar que en México las bebidas fermentadas como la
cerveza son productos que con mayor frecuencia consumen tanto bebedores socia-
les como quienes abusan y los que tienen problemas de alcoholismo.

396
Alcoholismo, control social y medios de comunicación en México

Es evidente que la exposición continua hacia comerciales que publicitan bebidas


alcohólicas, vistos además por adultos, adolescentes y niños, favorece la noción de
“normalización” en la cual en este caso las bebidas de contenido alcohólico pasan a
ser parte de la vida cotidiana. A su vez, la teoría del espiral silente de Noelle-Neuman
dice que los sujetos consideran lo que aparece en televisión como “lo bueno”, por
tanto lo que deben consumir [1991]. La normalización también se da al moldear con-
ductas mediante reality shows y telenovelas. Encuestas realizadas con estudiantes ado-
lescentes mexicanos indican una tendencia al incremento en el consumo de bebidas
alcohólicas en los niveles medio y medio superior, que si bien no puede ser completa-
mente atribuido a la exposición mediática sí es indiscutible el peso de estos vehículos
de transformación social en los procesos mercadotécnicos dirigidos al consumo.
En el sexenio 2000-2006, la Secretaría de Salud y la industria de bebidas alcohó-
licas signaron un convenio de autorregulación de los contenidos publicitarios, lo cual
suponía un alto grado de compromiso sobre todo de esta última. Si bien ya han trans-

Luis R. Solís Rojas


currido más de cuatro años, los resultados evidencian que la industria alcoholera no ha
sido capaz de asumir una estricta responsabilidad en el cumplimiento de la ley.

Discusión
Por lo anterior, la ya de por sí cuestionada “función constructora” de los medios se
convierte una vez más en una controvertida acción validante de intereses específicos.
Como señaló Park [op. cit.], los riesgos de unos medios dirigidos en exceso hacia


intereses ajenos a los de la propia sociedad, orientados por una lógica mercantilista
desmesurada en la cual los principios éticos están subrogados a conveniencias par-

física, salud y sociedad


ticulares, pueden descomponer la verdad y dignidad de los contenidos, alterando su
función social y contribuyendo a la desorganización e incertidumbre. Sin embargo,
la ausencia de políticas, leyes y reglamentos apropiados para contrarrestar la “furiosa
embestida mediática” ha sido en buena parte un factor contribuyente a que sin mayo-
res restricciones la población se exponga al efecto desmesurado de la publicidad.
Para finalizar, detrás de este análisis subyacen varias premisas fundamentales
que deben ser motivos de reflexión. La salud de la población no es del interés de Antropología
la industria alcoholera, los costos sociales del alcoholismo producen una carga
importante a los servicios de salud mientras que la influencia de los medios en la
población se orienta a la obtención de mayores ventas mediante el moldeamiento
de conductas sociales tendientes a normalizar el consumo. Por ende, los medios
representan una forma de control social en la medida en que dirigen sus intereses
a lograr mayor volumen de ventas, aun a expensas de la salud de la población. Es
necesario actualizar la legislación en la materia y reconsiderar las definiciones, no-
menclaturas y clasificación de las bebidas. Por otra parte, el Estado no dispone de
medidas efectivas para regular la publicidad en los medios, la cual debería ser obser-
vada en estricto apego a la ética y responsabilidad que los gobernados demandan
de sus gobernantes y en donde debería prevalecer la máxima de la jurisprudencia
romana salus populis suprema lex est (“la salud del pueblo es la suprema ley”).

397
Alcoholismo, control social y medios de comunicación en México

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398
Autores

Elvia Mireya Ahedo Licenciada en Antropología Física, enah


Rodríguez Alumna de la Maestría en Antropología Física,
(ahedoelvia@yahoo.com) enah
Colaboradora del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
Anabella Barragán Solís Cirujana Dentista, unam
(anabsolis@hotmail.com) Licenciada en Antropología Física, enah
Maestra en Antropología Social, enah
Doctora en Antropología, enah
Profesora-investigadora de la Licenciatura en
Antropología Física, enah
Integrante del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
Rosalía Pilar Bernal Pérez Licenciada en Psicología, unam
(berpil@inp.edu.mx) Investigadora del Instituto Nacional
de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñoz”
Miriam Bertran Vilá Licenciada en Nutrición, uam-x
(mbertran@correo.xoc.uam.mx) Maestra en Antropología Social, uia
Profesora investigadora del Departamento de
Atención a la Salud, uam-x
Luis Alfonso Berruecos Licenciado en Etnología, enah
Villalobos Maestro en Antropología, unam
(berruecos.luis@gmail.com) Maestro en Arte, Universidad del Estado
de Michigan, Estados Unidos
Candidato a Doctor en Historia, Facultad
de Filosofía y Letras, unam
Profesor-investigador en la uam-x

399
Autores

José Luis Fernández Torres Licenciado en Antropología Física, enah


(cirofertor53@yahoo.com.mx) Candidato a Doctor en Antropología, enah
Profesor-investigador de la Licenciatura en
Antropología Física, enah
Integrante del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
María Enriqueta Figueroa Ru- Licenciada en Psicología, unam
bio Maestra en Antropología Física, enah
(quetafi@yahoo.com.mx) Profesora-investigadora de la fes Zaragoza, unam
Colaboradora del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
Elsa García Gómez Licenciada y Maestra en Psicología, unam
(elsagarciapsy@yahoo.com) Asistente de investigación del Instituto
Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente
Muñoz”
Elvia Vianey Guerrero Licenciada en Nutrición, uam-x
Alcocer
(vianeygue@yahoo.com.mx)

Fotis Kanteres Licenciado en Antropología Biológica y


(f.kanteres@utoronto.ca) Lingüística, Universidad de Toronto, Canadá
física, salud y sociedad

Investigador de la Universidad de Toronto, Ca-


nadá, Centro de Adicción y Salud
Mental, Canadá
Beatriz León Parra Licenciada en Psicología Social, uam-i
(beatrizleonp@yahoo.com) Maestra en Psicología Ambiental, unam
Candidata a Doctora en Antropología
Antropología

Física, enah
Investigadora de los Centros de Integración
Juvenil, a.c.
Colaboradora del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
Sergio Lerín Piñón Licenciado en Antropología Física, enah
(leps@ciesas.edu.mx) Doctor en Antropología, Universidad Rovira y
Virgili, España
Investigador del ciesas

400
Autores

Sergio López Alonso Licenciado en Antropología Física, enah


(slopez_alonso@hotmail.com) Maestro en Antropología, unam
Doctor en Antropología, unam
Investigador del Centro inah-Oaxaca
Integrante del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
Juan López Molina Licenciado en Sociología, unam
(jlmolina819@hotmail.com) Maestro en Sociología del Trabajo, uam-i
Candidato a Doctor en Antropología, enah
Profesor de la fes Zaragoza, unam, y de la uam-x
Colaborador del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
Marinella Miano Borruso Licenciada en Filosofía y Letras Modernas con
(marinella7@prodigy.net.mx) Especialidad en Estudios Etno-demo-antrop-
ológicos, Universitá degli Studi di Roma, Italia
Maestra en Antropología Social, enah
Doctora en Antropología, enah
Profesora-investigadora del Posgrado en Antro-
pología Física, enah


Integrante del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”

física, salud y sociedad


Laura Moreno Altamirano Médica Cirujana, unam
(lamore@correo.unam.mx) Estudios de Maestría en Epidemiología, Uni-
versidad de Londres
Doctora en Antropología, enah
Profesora-investigadora de la Facultad de Me-
dicina, unam
Colaboradora del cuerpo académico Antropología
“Diversidad bio-social contemporánea”
Guillermina Natera Rey Licenciada en Psicología, unam
(naterar@imp.edu.mx) Maestra en Psicología Social, uia
Candidata a Doctora en Antropología, enah
Investigadora del Instituto Nacional de Psi-
quiatría “Ramón de la Fuente Muñoz”
Colaboradora del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”

401
Autores

Bonfiglio Remigio Muñoz y Médico Cirujano, unam


Bojalli Doctor en Antropología, enah
(brmunoz@correo.xoc.uam.mx) Profesor-investigador de la uam-x
Colaborador del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”

Edith Yesenia Peña Sánchez Licenciada en Antropología Física, enah


(yesenia72@hotmail.com) Maestra en Ciencias Médicas, Universidad de
Colima
Candidata a Doctora en Ciencias
Antropológicas, unam
Investigadora del la Dirección
de Antropología Física, inah

Florencia Peña Saint Martin Licenciada en Antropología Física, enah


doniaflor@yahoo.com Maestra en Medicina Social, uam-x
Doctora en Antropología Sociocultural, Uni-
versidad de Florida, Estados Unidos
Profesora-investigadora, Posgrado en
Antropología Física, enah

Responsable del cuerpo académico:


“Diversidad bio-social contemporánea”
física, salud y sociedad

Diana Armida Platas Neri Licenciada en Antropología Física, enah


(dtija@yahoo.com.mx) Maestra en Antropología Física, unam
Estudiante del Doctorado en Antropología,
Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de
Investigaciones Antropológicas, unam
Antropología

Sara Elena Pérez Gil Romo Nutricionista, Escuela de Salud Pública


(sperezgil@quetzal.innsz.mx) de México
Licenciada en Sociología, Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales, unam
Especialista en Estudios de la Mujer, piem-El
Colegio de México
Doctora en Antropología, enah
Profesora-investigadora del Instituto
Nacional de Ciencias Medicas y Nutrición
“Salvador Zubirán” y de la uam-x
Colaboradora del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”

402
Autores

Arturo Ramírez Ortiz Licenciado en Antropología Física, enah


(r2ro@servidor.unam.mx)

José Alberto Rivera Márquez Licenciado en Nutrición, uam-x


(arivera@correo.xoc.uam.mx) Maestro en Medicina Social, uam-x
Doctor en Epidemiología y Salud Poblacional,
Universidad de Londres
Profesor-investigador de la División
de Ciencias Biológica y Salud, uam-x
Bernardo Adrián Robles Licenciado en Antropología Física, enah
Aguirre Alumno de la Maestría en Antropología Física,
(brwrdpiec@yahoo.com) enah
Jefe de la Licenciatura en Antropología Física,
enah
Colaborador del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
Ana Gabriela Romero Juárez Licenciada en Nutrición, uam-x
(micropollit@gmail.com) Alumna de la Maestría en Medicina Social,
uam-x


Investigadora del Instituto Nacional
de Ciencias Médicas y Nutrición

física, salud y sociedad


“Salvador Zubirán”
Sergio G. Sánchez Díaz Licenciado en Antropología Social, enah
(sads542@yahoo.com.mx) Maestro en Antropología Social, enah
Doctor en Ciencias Sociales con Especialidad
en Antropología, ciesas Occidente
Colaborador del cuerpo académico Antropología
“Diversidad bio-social contemporánea”
Lourdes Sodi Campos Ingeniera en Biomédica, uia
(lsodic@yahoo.com.mx) Licenciada en Antropología Física, enah
Maestra en Antropología Física, enah
Encargada de los Laboratorios
de Antropología Física, enah
Colaboradora del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”

403
Autores

Luis R. Solís Rojas Médico Cirujano, uam


(lsolis@cij.gob.mx) Especialista en Psiquiatría, Universidad
Autónoma de Guadalajara
Maestro en Salud Pública, Instituto
Nacional de Salud Pública
Fellow del Programa de Abuso
de Sustancias, Universidad Johns Hopkins
Director de Prevención, Centros
de Integración Juvenil a.c.
Alexander Teleki Licenciado en Antropología Social,
(alex.teleki@utoronto.ca) Criminología, Universidad de Toronto, Canadá
Profesor-investigador de la Universidad
de Toronto, Canadá
Centro de Adicción y Salud Mental, Canadá
Rosalba Tenorio Herrera Licenciada en Trabajo Social, unam
(rosalbath@yahoo.com) Maestra en Terapia Familiar, Instituto Latino-
americano de Estudios en la Familia
Investigadora en Ciencias Médicas y profesora
de la Escuela Nacional de Trabajo Social,

unam
Investigadora del Instituto Nacional
física, salud y sociedad

de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñoz”


Marcela Alejandra Tiburcio- Licenciada en Psicología, unam
Sainz Maestra en Psicología de las Adicciones, unam
(tibsam@imp.edu.mx) Investigadora del Instituto Nacional
de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñoz”
Eduardo Torres Veytia Licenciado en Antropología Física, enah
Antropología

(etowerszone@gmail.com) Pasante de la Maestría en Urbanismo,


Facultad de Arquitectura, unam
Investigador conavi
Colaborador del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
Yessica Valeriano Soria Licenciada en Psicología, unam
(yessika_vs@yahoo.com.mx) Asistente de Investigación del Instituto
Nacional de Psiquiatría
“Ramón de la Fuente Muñoz”

404
Autores

Luz Amaranta Vega García Licenciada en Nutrición, uia


(subcomandanta@yahoo.com) Pasante de la Maestría en Antropología,
Facultad de Filosofía y Letras, Instituto
de Investigaciones Antropológicas, unam
Diana Laura Villegas Muñoz Licenciada en Antropología Social, enah
(anaidvi@hotmail.com) Alumna de la Maestría en Antropología
Social, enah
Colaboradora del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”
Marco Antonio Zapata Benítez Licenciado en Biología, uam-i
(marco_zb@yahoo.com.mx) Licenciado en Antropología Física, enah
Pasante de la Maestría en Biología, uam-i
Coordinador del Centro de Estudios
Superiores Le Francq, México
Colaborador del cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”

Línea de investigación


“Antropología física salud y sociedad”:
www.geocities.com/propaf2004

física, salud y sociedad


Cuerpo académico
“Diversidad bio-social contemporánea”:
www.geocities.com/propaf2006

Antropología

405
Antropología física, salud y sociedad. Viejas tradiciones y nuevos retos.
Se editó en el Departamento de Publicaciones de la enah. El diseño y formación
estuvo a cargo de Oscar Arturo Cruz Félix, la correción de estilo la realizó Abraham
Monterrosas Vigueras y Patricia Eréndira Reyes García, el cuidado de la edición
estuvo a cargo de Hilda Jiménez Reséndiz. Se terminó de imprimir en diciembre
de 2007 en los talleres de Impresos Especializados, en papel bond de 90 grs. en
tipo Calisto MT, el tiraje consta de 500 ejemplares.

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