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les, los datos fiscales, etc... que reposan en los Archivos General de
Indias de Sevilla, Histórico Nacional y Simancas en España, así co-
mo los Libros de Protocolo de las Notarías de algunas ciudades co-
lombianas, cuyos fondos han comenzado a estudiarse recientemente.
1533-1584 Licen¿ias
1585-1590 6.884 W. Rodney cit. por Curtin
1591-1595 12.000 Asientos Portugueses
1595-1601 23.371 E. Vila 198
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1687-1689 9 N. Porcio - -
dueño marca el cuerpo de sus esclavos, o para ser más exactos, marca
a cada uno de ellos con un signo que es de plata y se calienta a la
llama de una vela de sebo; el sebo se usa para ungir la piel quemada
y la marca, que suele estar en el pecho, o en un brazo, o en la espalda,
a fin de que cada esclavo pueda ser identificado.»
La marcación con la «marquilla real» se hacía en Cartagena y
debía realizarse en presencia de los oficiales reales, a fin de evitar el
contrabando de esclavos. Sólo se libraban de esta operación los mo-
ribundos, pues parece que a los niños también se les marcaba por
ser la marquilla un requisito indispensable para efectuar transacio-
nes posteriores y demostrar la legalidad del esclavo. Generalmente,
la «coronilla real» se colocaba en el pecho y la marca del Asiento en
la espalda izquierda. Según Miramón, al ser adquirido el esclavo en
el mercado de Cartagena se le imponía una nueva marca con la se-
ñal escogida por el dueño. Unas y otras marcas se hacían figurar en
la escritura de venta para identificación del esclavo.
Los DEPÓSITOS
que allí se adquiría», y más adelante añaden: «es notorio el mal tra-
tamiento que tienen dichos negros en esta ciudad en la Factoría por
ser su corta manutención maíz cocido con sal y agua y a los enfer-
mos... teniendo a unos y a otros desnudos durmiendo sobre cueros
y tarimas, lo cual es bastante para destruir la mayor porción de
ellos». Desde luego, los factores rechazaron los cargos, sin embargo
la Compañía a pesar del crecido número que decía tener en la Fac-
toría —en cieNos momentos, 2.000 esclavos— no aceptó que el pre-
cio de los negros adquiridos por la ciudad se cancelara en carnes
para el sustento de las armazones como en principio se acordó —por
no necesitar de ella—.
- Igual afirmación hacen de la South Sea Company: «Ni los negros
usan harinas> carnes ni géneros que llevan porque son alimentados
con lo que da el país y se venden y reciben sin vestuario». Con lo
cual la casa y armazón, prosigue Sandoval, a los días está hecha un
hospital, de donde se puebla el cementerio de muertos.
Estos lugares tenían diputados sin remedio alguno pata los des-
hauciados; allí los arrojaban y allí finalmente comidos de moscas,
unos encima de los tablados y otros debajo de ellos, morían.., y
si me admiré de verlos así muertos con tanta inhumanidad> no me
lá causó ver el modo que tuvieron de amortajarlos, que es común-
en todos: buscaron la estera que más habla servido y en esta en-
volvieron y arrojaron a un rincón los cuerpos hasta que vinieron a
enterrarlos.»
El comercio y mercado de negros esclavos en Cartagena... 201
LAS VENTAS
Los pREcios
años cuatro mulas se cotizaron por 130 pesos. El precio de los escla-
vos enfermos, dementes llegó a bajar hasta un 60 por 100. El importe
de los esclavos durante ese periodo se recibió en metales preciosos,
dinero y frutos de la tierra entre los que se encontraban cueros y
palo brasil. La Compaña Real de Francia en los primeros años tendió
al alza —350 pesos por un esclavo—, pero al final experimentó una
baja hasta del 30 por 100, valorándose los esclavos en 240-290 pesos.
En el primer período de la South Sea Company. la compañía compra-
ba los esclavos en Jamaica a 60 pesos, en las factorías africanas su
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valor oscilaba entre 4 y -10 pesos *—y los vendía en Cartagena entre
220-250 pesos y los muleques y mulecas entre 180-220. En 1726 el -
BIBLIOGRAFIA
ARRAzOLA, ROBERTO
1970 Palenque Primer pueblo libre de América
Edt. Hernández. Cartagena de Indias.
Bowslm, FREDERICK P. -