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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


Sala de Casación Civil

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN CIVIL

Magistrado Ponente
FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ

Bogotá, D. C., veintiuno (21) de octubre de dos mil


trece (2013).

Aprobada en Sala de dieciocho (18) de julio de dos mil trece (2013).

Ref: Exp. 1100131030322009-00392-01

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


la parte actora contra la sentencia dictada el 16 de agosto de
2012, por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, dentro del proceso ordinario promovido por X X X X X X X
X X X y Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z, representadas por M M
M M M M M M M M M M M , frente a Hormigón Andino S.A., al
cual fue vinculado Seguros del Estado S.A.

I.- EL LITIGIO

1.- Se pidió declarar civilmente responsable a la


demandada del accidente de tránsito en que falleció Luis Javier
Landinez Delgado, padre de las accionantes; en consecuencia,
condenarla a indemnizarles el perjuicio material irrogado, en las
modalidades de daño emergente, estimado en setenta y cinco
millones de pesos ($75’000.000) por cada una, y lucro cesante de
ochocientos veintiocho millones ochocientos mil pesos
($828’800.000), para ambas (folios 35 y 36, cuaderno 1).
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2.- Se sustenta el reclamo en la situación fáctica que a


continuación se compendia (folios 29, 30 y 36, ibídem):

a.-) El 20 de abril de 2002, Luis Javier Landinez


falleció al colisionar el carro en que viajaba con el vehículo
(mezcladora) de placas SYK 839 de propiedad de Hormigón
Andino S.A.

b.-) El deceso de aquel le causó una fuerte depresión


a su esposa Mónica Juliana Bolívar Jiménez, que la condujo a la
muerte, dejando huérfanas a sus dos hijas.

c.-) El Juzgado Décimo de Familia de Bogotá le asignó


la guarda de las niñas a su abuela paterna M M M M M M M M M
M M M M , haciéndose cargo de ellas desde el 5 de septiembre de
2005.

d.-) La Fiscalía precluyó la investigación del homicidio


culposo adelantada contra el chófer de la mezcladora, quien
afirmó que ésta presentaba fallas mecánicas en la dirección, por
lo que Hormigón Andino S.A. es responsable del perjuicio
reclamado.

e.-) El occiso se desempeñaba como conductor de


Colgas S.A., devengando un millón seiscientos mil pesos
mensuales ($1.600.000).

f.-) El óbito de Landinez Delgado afectó el bienestar


material y moral de las menores, pues, les produjo dificultades
económicas y un daño sicológico irreparable.

3.- Notificada Hormigón Andino S.A., se opuso y


planteó las defensas de “prescripción”, “cosa juzgada”, “causa

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extraña como factor eximente de la responsabilidad” y “excepción


genérica o innominada” (folios 58 a 62, cuaderno 1).

Así mismo, llamó en garantía a Seguros del Estado


S.A., la que en su oportunidad rechazó las súplicas y adujo en su
amparo “prescripción”, “cosa juzgada”, “caso fortuito”, “cobro de
perjuicios al seguro de daños corporales causados a las personas
en accidente de tránsito”, “límite de responsabilidad de la póliza
de seguro para vehículos de carga por carretera y su
responsabilidad civil extracontractual”, “lucro cesante como riesgo
no asumido por la póliza de seguro para vehículos de carga por
carretera No.01380268-10 en su amparo de responsabilidad civil
extracontractual”, “el perjuicio moral como riesgo no asumido por
la póliza de seguro para vehículos de carga por carretera N°
01380268-10 en su amparo de responsabilidad civil
extracontractual”, “inexistencia de obligación solidaria de Seguros
del Estado S.A.” e “inexistencia de la obligación” (folios 30 a 41,
cuaderno 3).

4.- El Juzgado Treinta y Dos Civil del Circuito de esta


ciudad dictó sentencia que tuvo por prescrita la acción contra la
aseguradora, pero denegó los restantes medios exceptivos;
declaró civilmente responsable a la contradictora y la condenó a
pagar un mil treinta y tres millones seiscientos cincuenta y seis mil
setecientos noventa y cinco pesos con cincuenta centavos
($1.033’656.795,50), por lucro cesante pasado y futuro, en favor
de las perjudicadas, en proporciones iguales (folios 205 a 236,
cuaderno 1).

5.- Esa resolución la apeló la opositora, recurso


desatado por el Tribunal en sentencia mediante la cual modificó el
monto de la condena para reducirla a cuarenta y cuatro millones

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ciento noventa y seis mil trescientos sesenta y dos pesos


($44’196.362) y cuarenta y cinco millones seiscientos cincuenta y
un mil seiscientos treinta y tres pesos ($45’651.633),
respectivamente, para X X X X X X X X X y Z Z Z Z Z Z Z Z. Las
demás decisiones las confirmó (folios 11 a 30, cuaderno 4).

II.- FUNDAMENTOS DEL FALLO IMPUGNADO

Admiten la síntesis siguiente:

1.- El hecho de que la primera instancia no se surtiera


conforme a la oralidad no vicia lo actuado, en cuanto que se
garantizó el derecho de defensa a las partes, a quienes se les
notificó el proveído que cerró la etapa de instrucción y corrió
traslado para alegar de conclusión. Incluso, la sociedad
convocada apeló el fallo, lo que denota que conoció el trámite
dado a la litis y el ejercicio de sus derechos procesales.

2.- El a quo declaró infundada la excepción de


prescripción, por cuanto consideró que el término extintivo
establecido en el inciso 2º del artículo 2358 del Código Civil no
era aplicable, ya que la responsabilidad atribuida era directa y no
indirecta.

La apelante no contra-argumentó, pues, simplemente


insistió que la acción civil se extinguió por virtud del citado
precepto, ya que el daño ocurrió en abril de 2002 y su
resarcimiento fue reclamado por fuera del término trienal allí
señalado.

Aunque se entendiera que la censura en realidad


plantea que su responsabilidad es indirecta y, por contera, debió
aplicarse el aludido plazo, tampoco le asistiría la razón, puesto

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que las pruebas y actos que reposan en el expediente revelan que


el resarcimiento del perjuicio a que está obligada con ocasión de
la muerte de Landinez Delgado proviene de circunstancias que le
son imputables directamente.

3.- En el plenario no obra elemento de juicio alguno


que garantice que Jorge Eduardo Pulido Barbosa, conductor del
automotor de propiedad de Hormigón Andino S.A. hubiese sido
absuelto porque intervino una causa extraña en la producción del
accidente.

Dicha sociedad no aportó ningún medio de persuasión


sobre el resultado de la investigación penal. Únicamente figura
que se dictó resolución de acusación contra aquel y que fue
apelada, mas es incierto el contenido de cualquier resolución de
fondo subsiguiente; de ahí que no es factible inferir que se
desconoció la cosa juzgada.

Ahora, si el conductor del carro de propiedad de


Hormigón Andino S.A. hubiera sido exonerado en virtud de una
causa extraña, esa circunstancia, en sí misma estimada, no
conduciría a declarar la irresponsabilidad civil aducida por la
apelante.

La investigación seguida contra Pulido Barbosa, al


parecer, se precluyó por haber mediado un caso fortuito, según un
documento que aportó la parte actora en copia simple y sin
constancia de ejecutoria.

Aunque el caso fortuito puede conducir a la


irresponsabilidad penal de quien ocasionó el resultado, no sucede
lo mismo con la de carácter civil del guardián de la actividad
peligrosa en cuya ejecución y con ocasión de la cual se produce
el agravio, por lo que la decisión absolutoria respecto de la

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primera no produce efectos en la segunda, en contra de lo que


aduce la impugnante.

La causa extraña no tiene las mismas implicaciones


sobre quien genera el daño y el guardián de la cosa, pues, uno y
otro están, respecto al caso y a la actividad peligrosa en sí, en
condiciones material y jurídicamente disímiles. Por tanto, la
valoración del evento exonerativo frente a cada uno de ellos es
distinta.

Es posible que el fenómeno no sea analizado en el


proceso penal en toda su extensión, vale decir, con el rigor que
debe examinarse la situación frente a quien no es el autor directo,
pero reporta provecho económico con la puesta en marcha de la
actividad potencialmente lesiva, como puede advertirse en las
reflexiones que la Corte asentó sobre el tema en el fallo de 26 de
noviembre de 1999, reiterado en el de 16 de junio de 2003.

El que se acredite la existencia de fallas en el sistema


de dirección del vehículo, hecho suficiente para exonerar de
responsabilidad criminal al conductor, no tiene el mismo efecto
frente a la de índole civil del agente de la actividad, puesto que el
desperfecto ocurrió dentro de la órbita del riesgo por él generado,
lo que de suyo impone un juicio valorativo más riguroso y con más
ingredientes que el efectuado respecto del primer sujeto, quien no
tenía la carga de velar por el óptimo funcionamiento del
automotor.

No existe elemento demostrativo de la realización de


los controles técnico-mecánicos exigidos por las normas que
gobiernan el tránsito de automotores, lo que descarta el evento
extraño. Y es que el protocolo de mantenimiento correctivo,
preventivo y predictivo a que hizo referencia el representante legal

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de la accionada, asociado a una certificación de calidad, fueron


obtenidos con posterioridad a la fecha del accidente.

La labor preponderante en la producción del agravio


corrió por cuenta directa de la demandada, por lo que es su
obligación responder por la indemnización pedida.

4.- En torno a la cuantificación del perjuicio material,


se tiene:

a.-) No hay prueba de que el ingreso mensual de la


víctima fuese el promediado en el fallo opugnado, porque:

(i) Colgas manifestó que cuando ocurrió el accidente


no tenía vínculo laboral ni comercial con aquella, frente a lo cual
ninguna réplica elevó el extremo convocante.

(ii) El hecho de que Landinez Delgado viajara en el


carro-tanque como acompañante no es demostrativo de que fuese
empleado de la prenombrada empresa.

b.-) Sin embargo, el causante a su edad contaba con


capacidad física y mental para desempeñar un oficio, por lo que
es presumible que por lo menos devengaba el salario mínimo
mensual legal vigente para la época del suceso y que de él
destinaba el veinticinco por ciento para su propio sostenimiento.

Además, según las reglas de la experiencia, el lucro


cesante futuro sólo se proyecta respecto de las menores hasta el
momento en que el occiso habría proveído a su sostenimiento,
esto es, hasta cuando cumplieran veinticinco años de edad, lo que
incide en su cálculo.

III.- LA DEMANDA DE CASACIÓN

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De los cuatro cargos formulados a la providencia


combatida sólo se despachará el segundo, atendiendo su
prosperidad, lo que torna inocuo examinar los demás, dado que
están enderezados a derruir los mismos aspectos.

CARGO SEGUNDO

El censor le imputa a la sentencia la violación indirecta


de los artículos 2341 y 2356 del Código Civil; 16 de la Ley 446 de
1998; 174, 175, 179, 180, 185 y 307 del Código de Procedimiento
Civil, por la comisión de error de derecho, pues, tuvo por
demostrada la condena en concreto con pruebas distintas a las
que la ley autoriza.

En su desarrollo, explica:

1.- El Tribunal acogió los argumentos del apelante y


criticó de inconsistente la condena impuesta en primera instancia,
porque, a su juicio, determinó que “ ‘ … evidentemente no existen
elementos de juicio certeros de que la víctima tenía los ingresos
mensuales que el juez promedió …’ ”.

Por tanto, si aquel encontró que el a quo calculó el


lucro cesante, sin contar con medios probativos “certeros” para
determinar los ingresos de Luis Javier Landinez Delgado al
momento de su muerte, debió entonces decretarlos, en aras de
completar el vacío probatorio y establecer en concreto la misma,
conforme al mandato contenido en el artículo 307 del Código de
Procedimiento Civil.

Esa omisión lo condujo a valorar erróneamente el


único elemento de juicio que analizó y en la que centró la
condena, esto es, el oficio de 10 de diciembre de 2010, y pasar

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por alto los medios de convicción con que el fallador inicial


cuantificó el lucro cesante y que evidencian el monto devengado
por la víctima al momento de su deceso.

Y es que se equivocó al escrutar la referida


comunicación, porque, ella es una prueba incompleta, pues,
necesariamente debía revisarla en conjunto y no desligada de su
respectiva aclaración. En esta última, Colgas S.A. clarifica que la
víctima no tenía relación laboral ni comercial hasta el 28 de
octubre de 2001, anexando el documento contentivo de la
terminación del contrato firmado el 19 de junio de 2000.

Tales hechos son ciertos, y tan así es que los


documentos visibles a folios 338 a 351 de las copias del proceso
penal muestran que cuando Landinez Delgado falleció tenía un
contrato vigente con Asogas E.S.P., celebrado el 29 de octubre de
2001, cuyos montos y valores devengados, como contratista
independiente de los últimos seis meses atrás del accidente, son
los que aparecen en las cuentas de cobro y facturas obrantes en
el expediente.

Luego erró el ad quem al modificar la condena con


sustento en la presunción de que la víctima ganaba el salario
mínimo legal vigente.

No hay duda de que las circunstancias de facto


ignoradas por el ad quem, como también la defectuosa
apreciación de las probanzas y la no aducción de otras, lo
condujeron a reducir el monto de la condena impuesta.

CONSIDERACIONES

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1.- Las reclamantes solicitan la indemnización del


perjuicio material sufrido con la muerte de su padre, acaecida en
el accidente de tránsito ocasionado por un carro-tanque de
propiedad de la sociedad convocada.

2.- El Tribunal le atribuyó a Hormigón Andino S.A. una


responsabilidad directa e infirió la certeza del agravio, pero estimó
que como no obran elementos de juicio demostrativos del ingreso
promedio mensual de la víctima, en el fallo apelado debía
presumirse que devengaba el salario mínimo legal, para calcular
el lucro cesante.

3.- La segunda acusación plantea un ataque parcial


contra la sentencia del ad quem, concretado a la disminución de
la condena, porque se omitió decretar de oficio la prueba
necesaria para determinar los ingresos reales, cuyo monto
evidencian las copias de las facturas y cuentas de cobro del
contrato de transporte obrantes en el proceso.

4.- Cuando se acude a la vía indirecta de casación,


como producto de un error de derecho en la contemplación
jurídica de los medios de persuasión, se excluye toda controversia
sobre la presencia física o material de ellos, pues, “él sólo podría
estructurarse en un escenario que le es muy propio: el de la
diagnosis jurídica de los elementos de prueba” (sentencia de 13
de abril de 2005, exp. 1998-0056-02), ya porque desconoce las
reglas sobre aducción e incorporación de los mismos o el mérito
demostrativo asignado por el legislador.

La Corte explicó que en él incurre el fallador “ ‘cuando


aprecia pruebas aducidas al proceso sin la observancia de los
requisitos legalmente necesarios para su producción; o cuando,
viéndolas en la realidad que ellas demuestran, no las evalúa por

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estimar erradamente que fueron ilegalmente rituadas; o cuando le


da valor persuasivo a un medio que la ley expresamente prohíbe
para el caso; o cuando, requiriéndose por la ley una prueba
específica para demostrar determinado hecho o acto jurídico, no
le atribuye a dicho medio el mérito probatorio por ella señalado, o
lo da por demostrado con otra prueba distinta; o cuando el
sentenciador exige para la justificación de un hecho o de un acto
una prueba especial que la ley no requiere’ ” (CXLVII, página 61,
citada en las Sentencias de 13 de abril de 2005, exp. 1998 0056
02; 24 de noviembre de 2008, exp.1998 00529 01; 15 de
diciembre de 2009, exp. 1999 01651 01, entre otras).

También se produce este desfase cuando el


sentenciador, sin razón y existiendo serios motivos para que lo
haga, no acude a las facultades conferidas por los artículos 179 y
180 del Código de Procedimiento Civil de decretar pruebas de
oficio necesarias en la verificación de “los hechos relacionados
con las alegaciones de las partes”, sin que ello conlleve suplir las
cargas desatendidas por estas y que le son propias, sino el
esclarecimiento de aquellas situaciones que obstruyen el deber de
administrar pronta y cumplida justicia, pero siempre y cuando esa
omisión tenga relevancia en la forma como se desató el pleito.

Es así como su práctica se hace imprescindible, entre


otros, en asuntos de filiación, para verificar la relación genética
de los involucrados; en los trámites de pertenencia, donde es
obligatoria la inspección judicial del bien, salvo cuando se trata de
viviendas de interés social; y cuando se requieren para imponer
una condena resarcitoria integral, al ocasionar un perjuicio que
debe ser indemnizado.

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Sin embargo, una recriminación por este sendero sólo


se verifica si el medio de convicción está claramente sugerido o
insinuado en el expediente, porque de no ser así, se estaría
desconociendo la discrecionalidad con que cuenta el fallador al
respecto. Ello ocurre, por ejemplo, cuando obra la prueba aunque
indebidamente aducida o incorporada, hipótesis en la cual, de ser
trascendente en la decisión, se hace imperioso regularizarla,
porque de no hacerlo se produce una grave desatención de los
elementos que conforman el plenario.

De antaño tiene explicitado la Sala que “uno de los


avances más importantes que ha tenido el derecho procesal ha
sido el de darle al juez o magistrado que tiene a su cargo el
trámite de determinada controversia judicial la potestad de
decretar pruebas de oficio. El proceso en estas circunstancias, si
bien conserva su naturaleza dispositiva, morigera su estructura a
través de la prerrogativa que se le concede al funcionario con el
fin de acudir en la búsqueda de la llamada verdad real, con la cual
pasa de simple espectador del debate entre los litigantes a
convertirse en el director del mismo con plenos poderes, aunque
respetando, como es obvio, las reglas aplicables fijadas por el
legislador (…) El tema de la prueba de oficio hay que estudiarlo
desde dos frentes que son disímiles, aunque se complementan
(…) El primero hace referencia a los casos en los cuales por
expreso mandato del legislador es obligatorio e ineludible el
‘decreto de pruebas de oficio’, so pena de que una omisión de tal
envergadura afecte la sentencia, pudiendo ser aniquilada a través
de la vía del recurso extraordinario de casación apoyado en la
causal primera, por la transgresión de normas de disciplina
probatoria que conducen fatalmente a la violación de preceptos
sustanciales, obviamente en el entendido de que se reúnan los

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demás requisitos de procedibilidad, y la preterición de tales


medios de convicción tenga trascendencia para modificar la
decisión adoptada (…) El punto fue recientemente analizado por
la Corporación, en la sentencia N° 069 de 15 de julio de 2008,
expediente 000689-01, en la que se precisó que ‘no sólo es una
facultad que tiene el juez sino que también es un deber, mucho
más si se tiene en cuenta que hay algunos casos en que es
obligatorio ordenarlas y practicarlas, como por ejemplo la genética
en los procesos de filiación o impugnación; la inspección judicial
en los de declaración de pertenencia; el dictamen pericial en los
divisorios; las indispensables para condenar en concreto por
frutos, intereses, mejoras o perjuicios, etc. De análogo modo para
impedir el proferimiento de fallos inhibitorios y para evitar
nulidades’ (…) El segundo alude a las situaciones procesales en
las cuales el juez, en aras de resolver el asunto sometido a su
composición, puede usar la facultad discrecional de acudir a dicho
mecanismo con el fin de aclarar los puntos oscuros o confusos
que interesan al proceso (…) Es cierto que, en principio, el
decreto de pruebas de oficio no es un mandato absoluto que se le
imponga fatalmente al sentenciador, puesto que él goza de una
discreta autonomía en la instrucción del proceso, circunstancia
por la que no siempre que se abstenga de utilizar tal prerrogativa
equivale a la comisión de su parte de un yerro de derecho.
Además, no puede perderse de vista que hay casos en los cuales
la actitud pasiva u omisiva del litigante que tiene la carga de
demostrar determinada circunstancia fáctica, es la generadora del
fracaso, bien de las pretensiones ora de sus defensas, por haber
menospreciado su compromiso en el interior de la tramitación y
en las oportunidades previstas por el legislador (…) Además, no
puede perderse de vista, tal como lo tiene definido la

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jurisprudencia de la Sala, que para que pueda acusarse


válidamente mediante la presente vía de impugnación
extraordinaria una sentencia por haber incurrido en error de
derecho respecto de una prueba y, más concretamente, por no
haber decretado alguna de oficio dentro de la discrecionalidad
que le es propia al juzgador, es requisito inexcusable,
insoslayable e imperativo que la misma obre en el expediente,
pues, de no hallarse físicamente en él no es válido aceptar una
acusación de dicho talante” (sentencia de 24 de noviembre de
2008, exp. 1998-00529-01. En iguales términos fallos de 15 de
diciembre de 2009, expedientes 1999-01651-01 y 2006-00161-
01).

5.- Resulta relevante para lo que concierne con la


decisión que aquí se adopta:

a.-) Que Luis Javier Landinez Delgado murió el 20 de


abril de 2002, como consecuencia de un accidente de tránsito
ocasionado por un conductor al servicio de Hormigón Andino S.A.
(folio 5, cuaderno 1).

b.-) Que X X X X X X X y Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z Z
Z Z Z Z Z son hijas del causante (folios 3 y 4, cuaderno 1).

c.-) Que en la relación fáctica del libelo introductorio


se afirma que la víctima laboraba en Colgas S.A., percibiendo un
sueldo mensual de un millón seiscientos mil pesos ($1’600.000)
como conductor (folio 41, cuaderno 1).

d.-) Que las demandantes solicitaron oficiar a:

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(i) Fiscalía 4ª de la Unidad Delegada ante Los


Juzgados Penales del Circuito De Funza-Cundinamarca, “para
que envíe la copia del expediente correspondiente a la
investigación adelantada por la misma bajo el número de sumario
N° 6677-01 con el fin de establecer la responsabilidad” (folio 31,
cuaderno 1).

(ii) Colgas “para que certifique la vinculación laboral


con el señor Luís Javier Landinez Delgado indicando: modalidad
de contrato, fecha de inicio, tiempo laborado para la empresa,
cargo que desempeñaba y sueldo que devengaba al momento de
su deceso” (folio 36, cuaderno 1).

e.-) Que la contradictora también pidió traer la


instrucción penal, con la advertencia de que “para este
requerimiento se hace necesario anexar el cuaderno de la parte
civil y del tercero civilmente responsable” (folio 62, cuaderno 1).

f.-) Que ambos fueron decretados en proveído de 23


de junio de 2010 (folio 87, cuaderno 1).

g.-) Que el 10 de octubre de 2010 el ente


investigador hizo llegar las reproducciones pedidas (folio 146,
cuaderno 1), de las cuales se extrae:

(i) La constitución de parte civil por la esposa e


hijas del occiso (folios 76 al 8497 y 336 al 351, cuaderno 2).

(ii) La admisión en el diligenciamiento penal de esa


intervención y la vinculación al mismo de Hormigón Andino S.A.
(folios 104 y 105, cuaderno 2)

(iii) La notificación y pronunciamiento del tercero


civilmente responsable (folios 123 al 150, cuaderno 2).

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(iv) La aportación de “contrato de transporte


especializado” celebrado el 29 de octubre de 2001, entre Luís
Javier Landinez Delgado y Compañías Asociadas de Gas S.A.
Asogas E.S.P., con un año de duración; así como seis (6) cuentas
de cobro por dicho concepto (folios 338 al 351, cuaderno 2).

(v) La solicitud de reconocimiento como interesada


de Katerin Ximena Landinez Pizza, nacida el 22 de mayo de 2002,
como hija de Landinez Delgado.

h.-) Que la empresa de gas envió respuesta el 10 de


diciembre siguiente, que complementó, a solicitud del a quo, en
comunicación de 7 de junio de 2011 (folios 155 y 182, cuaderno
1).

i.-) Que la sentencia de primera instancia condenó a


la opositora al pago de un mil treinta y tres millones seiscientos
cincuenta y seis mil setecientos noventa y cinco pesos con
cincuenta centavos ($1.033’656.795,50), por lucro cesante
pasado y futuro, tomando como base “los documentos aportados
en la investigación adelantada en la fiscalía (fls. 338 a 351), esto
es, el contrato y las facturas de cobro” (folio 231, cuaderno 1).

j.-) Que el pronunciamiento del ad quem, que


modificó el anterior, aplicó la presunción de ingresos con base en
el salario mínimo mensual vigente, frente a la falta de “elementos
de juicio certeros de que la víctima tenía los ingresos mensuales
que el Juez promedió” (folio 29, cuaderno 4).

6.- En el caso sub-júdice, se advierte sin discusión el


vicio endilgado por las censoras, toda vez que se daban los

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parámetros que obligaban al decreto oficioso de pruebas para una


condena en concreto ajustada a la realidad procesal, sin que se
justifique la suposición que hizo el juzgador de segundo grado,
como pasa a verse:

a.-) En el escrito de subsanación del libelo, las


reclamantes afirmaron que “Luís Javier Landinez Delgado al
momento de su fallecimiento se desempeñaba como conductor
de la empresa Colgas S.A. devengando un sueldo equivalente a
millón seiscientos mil pesos mensuales ($1.600.000.oo)”.

b.-) A solicitud de las menores, Colgas S.A. informó


que Landinez Delgado “no tenía ningún tipo de vinculación laboral
ni contractual de otro tipo con nuestra Compañía al 20 de abril de
2002” (folio 155, cuaderno 1).

Posteriormente lo complemento, por exigencia del


funcionario de primer grado, en el sentido de que “la única
vinculación que tuvo mi representa con el señor Luís Javier
Landinez Delgado fue a través de un contrato de transporte
especializado que estuvo vigente desde el 19 de junio de 2000 y
hasta el 28 de octubre de 2001, fecha en que las partes de común
acuerdo decidieron terminar el convenio suscrito” y que para el “2
de diciembre de 2004 (…) no se encontraba vinculado, ni tenía
ninguna relación comercial o laboral con Colgas S.A.”, anexando
copia del acta de terminación (folios 181 y 182, cuaderno
principal).

Si bien tales escritos respaldan la apreciación del


Tribunal en el sentido de que “resulta llamativo que Colgas, quien
supuestamente era su empleador, manifestó que para la época
del accidente no estaba relacionada ni laboral ni comercialmente
con Luís Javier Landinez Delgado (f. 155 c. 1), manifestación

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frente a la cual el extremo convocante no elevó ninguna réplica”,


no son suficientes para concluir tajantemente, como lo hizo, que
“no existen elementos de juicio certeros de que la víctima tenía
los ingresos mensuales que el Juez promedió”.

c.-) En atención a lo pedido por ambas partes, el


Fiscal Cuarto Seccional de Funza dispuso, en auto de 26 de
agosto de 2010, “procédase a lo solicitado por el Juzgado 32 Civil
del Circuito respecto de la expedición de copias por ellos
solicitadas. En consecuencia envíese el respectivo telegrama a la
parte demandante manifestándole que el expediente queda a su
disposición en el Despacho para tomarlas y llevarlas al juzgado
ya que en la Fiscalía no se cuenta con fotocopiadora ni tampoco
con los recursos económicos para sacarlas” (folio 454, cuaderno
2).

Quiere decir que, a pesar de que se quiso dar


cumplimiento al oficio “10-1.690” del juzgado, en el que se hizo
alusión expresa a que se remitiera “copia auténtica íntegra del
expediente”, esto no fue lo que se ordenó y únicamente se
hicieron llegar reproducciones simples, sin valor probatorio.

d.-) A pesar de la falencia advertida, no podía pasar


por alto, como lo percibió el a quo y no fue rebatido por el
superior, que en el plenario penal aparecen los siguientes
documentos:

(i) “Contrato de transporte especializado con pacto


accesorio de arrendamiento de vehículo transportador y tanque o
carrocería”, de fecha 29 de octubre de 2001, suscrito entre el
representante legal de Asogas S.A. E.SP. y Luís J. Landinez
Delgado, con duración de “un (1) año contado a partir de la fecha
de su firma” (folio338 al 344, cuaderno 2).

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En virtud del mismo el causante recibió en


arrendamiento el vehículo de placas ALA 317 y su respectivo
tanque “de exclusiva propiedad de Asogas y/o detentados por
esta empresa en calidad de legítimo tenedor”, para que con el
mismo se obligara a transportar “el gas licuado del petróleo
(G.L.P.), más conocido como gas propano, que para ese efecto le
entregue Asogas, en carrotanque, con el propósito de asumir de
manera independiente y estable y con plena autonomía técnica,
financiera y administrativa, la entrega de gas propano a los
usuarios finales”.

Se convinieron igualmente las partidas recíprocas por


renta y contraprestación a título de fletes, las compensaciones,
forma de pago y obligaciones del transportista, entre las cuales
estaba la de asumir “las cargas laborales que genere la
contratación de personal que el contratista necesita para la
operación, como es el caso del conductor y el ayudante, que
como mínimo debe tener a su servicio para el eficaz y seguro
cumplimiento del objeto”.

(ii) Seis (6) cuentas de cobro de Javier Landinez a


Asogas en las que se relacionan ingresos, antes de deducciones,
por valores que oscilan entre cuatro millones diecisiete mil
seiscientos setenta y siete pesos ($4’017.677) y dos millones
cuatrocientos noventa y ocho mil cuatrocientos cincuenta y tres
pesos ($2’498.453), entre diciembre de 2001 y marzo 31 de 2002
(folios 345 al 350, cuaderno 2).

e.-) Ante ese panorama, establecida como fue la


responsabilidad directa de la demandada y su obligación de
indemnizar, lo que sea de advertir no es materia de discusión en
esta impugnación extraordinaria, no podían pasar inadvertidas

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para el ad quem las referidas reproducciones, que aunque


inauténticas, daban lugar a inferir:

(i) Que no se contradecían con la comunicación


recibida de Colgas S.A., en el sentido de que cuando ocurrió el
deceso no tenía vinculación con el difunto.

(ii) Que Jaime Landinez, para el 20 de abril de 2002,


contaba con una relación contractual con Asogas S.A. E.S.P.,
cuyos ingresos periódicos promediados, excluidos los gastos
propios del acuerdo, le generaban utilidades superiores al salario
mínimo mensual vigente para la época.

(iii) Que esa situación no iba en contravía con lo


informado en el libelo, en el sentido de que el causante era
conductor de Colgas S.A., en vista de que el vehículo que recibió
en arrendamiento es el mismo involucrado en el accidente en que
perdió su vida, cuya entrega fue solicitada por dicha empresa, lo
que justifica cualquier confusión sobre el particular en las
perjudicadas; además, Asogas S.A. E.S.P. podía ser tenedora del
mismo, existiendo una estrecha relación entre ambas empresas.

(iv) Que fuera de las reclamantes, al parecer, el


difunto tuvo otros hijos, como es el caso de Katerin Ximena
Landinez Pizza, lo que incidía en el lucro cesante a reconocerles
(folio 444).

f.-) De tal manera que al arribar esas piezas


instructivas al proceso sin las formalidades señaladas por las
normas probatorias que rigen su aducción, lo que les restaba
valor demostrativo pero no impedía su escudriñamiento por el
Tribunal, se hacía imperioso agotar todos los esfuerzos

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necesarios para regularizarlas, por su trascendencia en la


cuantificación de la reparación del daño, tal como lo ordena el
artículo 307 del Código de Procedimiento Civil.

Por supuesto, acreditados los elementos de la


responsabilidad debatida era menester determinar cuál era la
actividad desarrollada por el causante y el monto de los ingresos
que percibía, para así calcular el lucro cesante sobre una base
real, en aras de imponer una condena ajustada a la verdad de los
hechos y que, por contera, efectivice el principio de reparación
integral que rige la materia, máxime que las demandantes
alegaron que aquellos eran superiores al salario mínimo legal
mensual vigente para la fecha del accidente, pues, sostuvieron
que ascendían a un millón seiscientos mil pesos ($1’600.000).

Y lo cierto es que las fotocopias simples del contrato


de transporte y cuentas de cobro arrojan valores que difieren del
que estimó el ad quem; de suerte, pues, que en ejercicio de sus
facultades oficiosas en materia de pruebas, debió ordenar que se
aportaran con sujeción a las normas que regulan su eficacia o
decretar la práctica de otros elementos de juicio que contribuyeran
a verificar qué labor desplegaba Landinez Delgado antes de morir
y a cuánto ascendía la utilidad neta mensual percibida.

De ahí que acudir a la presunción de que la víctima


devengaba el salario mínimo legal no era de recibo en este
evento, pues, en contra de lo que se estimó existen medios de
convicción que, aunque insuficientes por su mérito, si dan luz
sobre la actividad que desplegaba el padre de las menores en la
época de su muerte, del cual se beneficiaba éste y su núcleo
familiar.

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g.-) En una situación similar a la aquí planteada, la


Corte consideró que “la conducta del sentenciador constituye un
típico error de derecho por no haber decretado la práctica de
pruebas de oficio con el fin de determinar la verdadera cantidad
de los emolumentos que percibía la causante durante el tiempo
previo o anterior a su deceso. Teniendo en cuenta la situación
fáctica y probatoria descrita, no le quedaba alternativa diferente al
ad quem de disponer el recaudo de los medios de convicción
necesarios para determinar con la mayor precisión posible el
monto de lo devengado por la fallecida. Acudir como acá lo hizo al
fácil mecanismo supletivo de presumir la percepción del salario
mínimo legal en ese tiempo no acompasa con la realidad que de
un mejor análisis de las probanzas hubiera podido obtener, en
cuanto no se utilizó la facultad-deber que el referido precepto
legal consagra. Demostrado, entonces, que se causaron
perjuicios no se puede dictar fallo exonerando de la condena bajo
el argumento de que no obra demostración de la cuantía del
mismo ni tampoco se puede morigerar o amainar su monto
predicando de manera simple y rutinaria que no hay forma de
acreditar una superior, razón por la cual tiene que acudirse a
deducir como retribución por los servicios prestados la
correspondiente al ‘salario mínimo legal’ (sentencia de 24 de
noviembre de 2008, exp.1998-00529-01).

7.- De esa manera, el Tribunal cometió el yerro


denunciado por la censura y, por contera, quebrantó normas de
estirpe probatorio, concretamente, los artículos 179, 180 y 307 del
Código de Procedimiento Civil, y por contragolpe los preceptos de
índole sustancial indicados en el cargo, artículos 2341 y 2356 del
Código Civil.

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Siendo ello así, el cargo segundo prospera y apareja


el quiebre parcial del fallo, en lo atinente a la tasación del
perjuicio, relevando a la Corte de examinar las demás
acusaciones también encaminadas a derruir ese puntual aspecto.

8.- No hay lugar a condena en costas en la


impugnación extraordinaria por los resultados obtenidos.

IV.- SENTENCIA SUSTITUTIVA

1.- Socavado el sustento basilar del fallo combatido,


corresponde a la Corte, en sede de instancia, desatar la alzada
propuesta por la demandada frente a la sentencia proferida el 14
de diciembre de 2011, por el Juzgado Treinta y Dos Civil del
Circuito de Bogotá.

2.- Sin embargo, examinado el expediente se advierte


que resulta útil para la verificación de los hechos relacionados con
las alegaciones de las partes decretar pruebas de oficio, en uso
de las facultades conferidas por los artículos 179 y 180 del Código
de Procedimiento Civil, así:

a.-) Exhibición de documentos:

Cítese al representante legal de Asogas S.A. E.S.P. a


fin de que presente los originales que se encuentren en su poder
de:

(i) “Contrato de transporte especializado con pacto


accesorio de arrendamiento de vehículo transportador y tanque o
carrocería”, firmado el 29 de octubre de 2001 con Luís J. Landinez
Delgado, identificado con cédula de ciudadanía 79.422.303 de
Bogotá; como también de las modificaciones pactadas,
especialmente, las que conciernan con el valor del flete.

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(ii) Cuentas de cobro y demás comprobantes


contables relacionados con su ejecución, tales como recibos de
pago.

(iii) Las facturas del gas propano distribuido por el


contratista.

(iv) Los soportes de los descuentos realizados con


destino al fondo de reserva, para cubrir los gastos de
mantenimiento y reparación del automotor, al igual que los que
reflejen la inversión de ellos y el saldo que llegare a existir.

(v) Las documentales que den cuenta del monto de


las cargas laborales (conductor-ayudante) y de los costos de los
seguros obligatorio, de responsabilidad civil extracontractual y
contractual, asumidos mientras estuvo vigente el negocio jurídico.

(vi) Todas las comunicaciones y correspondencia


cruzada referente al citado acuerdo.

Para el efecto, las accionantes aportarán certificado de


existencia y representación de la sociedad, con el fin de proceder
a señalar fecha para su realización y la notificación en los
términos del inciso segundo del artículo 284 del Código de
Procedimiento Civil.

b.-) Testimonial:

Citar a Alba Granados Rodríguez, quien actuó en


representación de Asogas S.A. E.S.P. cuando se celebró el
anterior nexo negocial, para que rinda versión sobre todo lo que

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sepa y le conste sobre el mismo. Su declaración se recibirá en la


oportunidad que se indique para evacuar ambas diligencias.

c.-) Oficios:

Líbrese comunicación a la Notaría 51 de Bogotá para


que remita copia auténtica del registro civil de nacimiento de
Katerin Ximena Landinez Pizza, con indicativo serial 40050434 e
inscrito el 27 de febrero de 2007.

d.-) Dictamen:

A cargo de perito avaluador de daños y perjuicios, que


forme parte de la lista de auxiliares de la justicia, quien deberá
rendir experticia sobre los siguientes puntos:

(i) Realice una relación de la forma como se


desarrolló el convenio de transporte especializado de Luis Javier
Landinez Delgado con Asogas S.A. E.S.P.

(ii) Discrimine el valor de los ingresos recibidos por


Landinez Delgado, descuentos realizados y gastos asumidos por
dicho concepto.

(iii) Informe cuál fue el promedio mensual de la


utilidad neta que le reportó al contratista.

(iv) Cuantifique el monto del lucro cesante de las


demandantes, tomando en consideración la expectativa de vida
de Luis Javier Landinez Delgado; la edad de las menores y la
época hasta la cual, en condiciones normales, hubieran recibido
apoyo de su padre; el nacimiento de otros hijos que afecten la
proporción a reconocerles y los demás factores que repercutan en
ello.

F.G.G. Exp. 1100131030322009-00392-01 25


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La designación se hará una vez obtenida la


información a que se contraen los anteriores medios
demostrativos. Se fija un término de veinte (20) días para el
cumplimiento del encargo.

3.- La Secretaría, sin necesidad de pronunciamiento


previo, deberá:

(i) Librar los oficios y citaciones a que haya lugar.

(ii) Controlar la oportunidad y el contenido de las


respuestas.

(iii) Acuciar, sin necesidad de auto que lo ordene, la


evacuación de los medios dispuestos.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Civil de


la Corte Suprema de Justicia, administrando justicia en nombre de
la República y por autoridad de la ley, CASA PARCIALMENTE la
sentencia proferida el 16 de agosto de 2012 por la Sala Civil del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, dentro del
proceso de la referencia y, en sede de instancia, antes de emitir el
fallo de reemplazo decreta de oficio la práctica de las pruebas
enunciadas.

Sin costas en casación, ante la prosperidad del


recurso.

Notifíquese.

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MARGARITA CABELLO BLANCO

RUTH MARINA DÍAZ RUEDA

FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ

JESÚS VALL DE RUTÉN RUIZ

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