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24 DE MARZO.

POESÍA,
MEMORIA Y FUTURO
Francisco Urondo

La verdad es la única realidad

Del otro lado de la reja está la realidad, de


este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe
bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la
explotación o de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos
hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de
policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen
necesariamente el presente, pero pertenecen a
la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo
inmenso cubriendo la Patagonia
porque las
masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad,
como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la
convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver
después del peligro
como los designios de todo un pueblo que
marcha hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a
defenderse, a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la
realidad.

Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973

Benefacción

Piedad para los equivocados, para


los que apuraron el paso y los torpes
de lentitud. Para los que hablaron bajo tortura
o presión de cualquier tipo, para los que supieron
callar a tiempo o no pudieron mover
un dedo; perdón por los desaires con que me trata
la suerte; por titubeos y balbuceos. Perdón
por el campo que crece en estos espacios de la
época
trabajosa, soberbia. Perdón
por dejarse acunar entre huesos
y tierras, sabihondos y suicidas, ardores
y ocasos, imaginaciones perdidas y penumbras.

(De "Poemas de batalla", Obras Maestras de la Poesía, Planeta,


Buenos Aires, 1999).
Manuela Fingueret

PLAZA DE MAYO esquina MADRES

Calesita sin sortija


de los jueves
pañuelo tatuado
Una vuelta, quiero, digo
y otra más
hasta amanecer
cachete en mano
redonda como la luna

Arrastran con pies y manos


rumbo fijo, NO
Una vuelta, quiero, digo,
una vuelta más
y otra más
creciente nunca
de sombras

Calesita sin sortija


menguante
el lado oscuro de la luna
Una vuelta, quiero, digo,
una vuelta más
el pezón colgado
en cada nombre
derrama leche en la plaza
Mayo de Madres
pañuelo en el mástil
blanco de años
espera
dando vueltas y vueltas
Calesita sin sortija
llueva o truene
sin rumbo fijo
a las tres en punto
Quiero, digo
una vuelta más

Murmullo de nombres
Perder el rumbo, SI
Una vuelta, quiero, digo,
una vuelta más
y otra más
La sortija en la calesita
menguante y creciente

1984 esquina DEMOCRACIA

No fuiste un año
una carne jugosa a punto
donde hincar el ocaso hasta el borde

Tu piel de corderito
con rulos y todo
y hacia allí ¡Corazón! prometimos
encontrarnos
en cada multitud
de Patria renacida
una nueva revolución:
El Hospital de Niños
sin Sheraton Hotel
Porque pudimos llegar a ese día

Como te amamos 84
No fuise un año
una condena a la alegría
para reír de nuestra propia suerte
Tu piel caliente aún
con sabor a miel
y hacia allí ¡Alma mía! prometimos
revivirnos
en cada quien
Sin patria Socialista
equilibristas de una nueva revolución
pero

Olvidamos la red
y saltamos

(De "Esquina", Catálogos, Buenos Aires, 2001).

Guillermo Siles

1972

muerta por la patria

Y fue por esta calle de


adoquines y naranjos
que el cortejo vendría
en vendaval sin nombre
hiriéndonos la patria.

Rabia joven de un día


la memoria sin pena
no cesa en el recuerdo
ni en el espanto de ver
pasar ahí su cuerpito acribillado
el cofre envuelto
en la bandera roja.
Iban ellos -sin miedo-
empuñándolo en alto
desde aquí, en tu barrio,
camino al cementerio.
Temprano la mañana desmadejó
el rumor oído de tu madre.
Lo dijo el panadero,
la esposa del panadero
y luego lo supieron todos:
En la base de Trelew fusilaron a Clarisa.*

Fuera como fuese


fiat lux de una vez
y para siempre qué era
aquella columna interminable
de gente
galopa el tiempo
contra olvido del recuerdo
de antes del apagón
y el principio del orden
del dolor en lucha
sea otro contra el poder
a saber el no-saber
por qué sin pausa
obedece la memoria
en donde ardía
la pregunta a nadie formulada
hasta que el encuentro
o la victoria final
te devuelvan en gracia revelada
-de la ley y la literatura-
la certeza de tu sombra
que ha pasado por aquí.

* El 22 de agosto de 1972 Clarisa Lea Place, tucumana,


estudiante de Letras y militante del Ejército Revolucionario del
Pueblo (ERP), fue fusilada junto con otros quince guerrilleros,
luego de la rendición, en la base naval Almirante Zar de Trelew.
"El cuerpo de Clarisa, en el que sus padres encontraron quince
orificios de bala, fue enterrado en el cementerio del Oeste de
Tucumán en medio de una silenciosa, emocionada
manifestación popular". Cfr. Tomás Eloy Martínez, La pasión
según Trelew, Buenos Aires, Planeta, 2000, p. 172.

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