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Joan Subirats: Las políticas sociales hoy, desafíos y oportunidades del Pág. 6
cambio de época
Por Sofía Marzioni
ARTÍCULOS ACADÉMICOS
Naturaleza, razón y represión en la política contractual del
Estado moderno.
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo
Pág. 11
ENSAYOS
¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe
Prof. Juan Diego García Pág. 51
AVANCES DE INVESTIGACIÓN
La gobernanza electoral en la agenda 2015-2016 de Cambiemos.
Lic. Aníbal Torres Pág. 77
RESEÑAS
Merlinsky, Gabriela: “Política, derechos y justicia ambiental. El con-
flicto del Riachuelo”.
Lic. Camila Blanc Pág. 82
¿Los cirujas hablan?
Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe
1. INTRODUCCIÓN
El 8 de marzo de 2016 el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, envió a la Legislatura
un breve proyecto de ley para prohibir la tracción a sangre en todo el territorio
provincial, con el objetivo de “avanzar en una política de priorización de la salud animal”.
En el texto se esgrimían una serie de argumentos ligados a la inseguridad vial y a “la
1 Para calificar de “neoliberal” a los territorios es necesario tomar en cuenta las consideraciones de Michel Fou-
cault realizadas en El nacimiento de la biopolítica (2007). En este curso, el francés propone pensar el neolibera-
lismo, no meramente como una política económica que aplican los Estados nacionales en determinadas coyun-
turas a un nivel macro, sino más bien como una novedosa forma de economía del poder sobre la vida (bios). Se
trata en efecto de un nuevo “arte gobernar” que, a partir de un conjunto de dispositivos, técnicas, prácticas y
saberes micro políticos, subjetivan a los agentes bajo la forma de empresa. Para Foucault, su novedad radica en
ser una forma de dominación y desposesión que opera bajo el impulso de las libertades, entendidas en claves de
autoempresarialidad, emprendedurismo y competencia. De este modo, el neoliberalismo puede entenderse co-
mo dinámica inmanente, una racionalidad, que circula al ras de los territorios organizando cálculos, afectos,
estrategias y tácticas en la vida social, a la vez que esta misma racionalidad es re-apropiada, reorganizada y pue-
de ser puesta en crisis por los mismos agentes sociales. Para profundizar en esta concepción remitimos al curso
del propio Foucault o a la reconstrucción que realiza Verónica Gago (2014)
Eje temático: Análisis Político
suciedad que la circulación de carros conlleva, afectando de esta manera la salud pública".
Pero su eje se asentaba en la enfática declaración de un argumento proteccionista: “la
tracción a sangre significa sufrimiento para los animales, comportando una situación que
resulta menester abordar, privilegiando la salud de aquellos y evitando que se encuentren
obligados a soportar jornadas excesivas sin descanso, sin ningún control veterinario y
constantes maltratos”2.
La presentación del proyecto agudizó un conflicto existente en la ciudad de Santa
Fe, desde hace algunos años, entre diversos actores involucrados: Estado municipal,
organizaciones proteccionistas y cirujas organizados. La puja atravesó todo el año sin
ninguna solución definitiva. En efecto, el escueto texto enviado por el gobernador nada
señala sobre la forma en que la prohibición se implementará, ni sobre las alternativas
laborales para los recolectores informales. Según cifras estimativas del municipio, en la
ciudad de Santa Fe, circulaban para tal fecha unos 700 carros y unas 1500 personas vivían
de esta actividad.3 A tan sólo dos días del Mensaje del gobernador, la diputada provincial
Alicia Gutiérrez (SI - FPCyS) presentó otro proyecto, que propone la erradicación de la
tracción a sangre, apelando a argumentos similares, pero planteando sustituir
gradualmente los caballos por vehículos motorizados. Desde marzo las asambleas de
cirujas, en los barrios de Villa Oculta y Santa Rosa de Lima, se intensificaron a fin de
organizarse, pensar alternativas y resistir ante lo que podría acarrear la pérdida del único
sustento de su vida. Los carreros de la ciudad, junto a los de Rosario, enviaron vía el
diputado Carlos del Frade un proyecto propio. Hasta la fecha ninguno de los proyectos fue
aprobado.4
El conflicto puso en circulación, a lo largo del año, una serie de discursos, prácticas y
acciones por parte de los distintos actores involucrados, que dan cuenta de ciertas formas
de simbolización del mismo y sus posibles soluciones, a la vez que suponen distintos modos
de configurar lo que Jacques Rancière denominaría el “reparto de lo sensible” de la ciudad,
es decir, un sistema de evidencias sensibles y simbólicas que, fija, divide y organiza el todo
social en partes, donde a cada una de ellas le corresponde un lugar de acuerdo a funciones,
competencias y maneras de ser bien definidas. (Rancière, 2009:9-10)
En el presente trabajo proponemos abordar el conflicto, a partir de analizar las prácticas
discursivas y no discursivas del Estado municipal, la asociación proteccionista S.O.S
Caballos y la Asamblea de Cirujas en Lucha, con el objetivo
de intentar reconstruir los “repartos de lo sensible” que estas prácticas configuran. Nuestra
hipótesis es que, tanto las narrativas estatales como proteccionistas cifran el conflicto como
“problema ambiental/social”, estructurando un común repartido que fija “partes
exclusivas” entre quiénes pueden ocuparse y decidir sobre las cuestiones comunes de la
ciudad y quiénes no. Para Rancière esta repartición, que entiende el conflicto y su solución
en términos de gestión de unos pocos, es propia delo que llama “orden policial” y no de la
lógica política. Hay política, en tanto y en cuanto, ese “orden policial” que distribuye
lugares, funciones y capacidades en la comunidad, se vea interrumpido por la acción de
sujetos suplementarios que verifican la igualdad de cualquiera, manifestando su
capacidad para decidir sobre los asuntos comunes. En este sentido, intentaremos mostrar
que la construcción discursiva y las prácticas llevadas a cabo por los cirujas pueden leerse
como momentos de una verificación polémica de la igualdad, generando así un
desplazamiento de las narrativas “policiales”, que permite pensar el problema como un
ración del Concejo desde el año 2012. En ellos el intendente enfatizaba la necesidad de que Santa Fe sea una
ciudad “productiva”, “ordenada”, “segura”, “saludable”, “verde”, etc. lo que suponía también la identificación de
sus contrarios (lo desordenado, contaminante, improductivo, lo inseguro) y el “desafío” político que radica jus-
tamente en “transformarlos”. Estos “contrarios” son a veces asimilados, por el intendente, con prácticas de suje-
tos ligados a las economías informales o que se encuentran en una situación de marginalidad (carreros, limpia-
vidrios, feriantes, vendedores ambulantes, etc.) Sostenemos que la política del municipio, ante algunas de estas
situaciones, responde más bien a un proyecto de visibilidad de lo urbano que a un intento de abordaje integral
de las mismas, ya que las “soluciones” fácticas que brinda se reducen al desplazamiento de estos sujetos de las
partes céntricas y su relocalización en las periferias de la ciudad. La ciudad “ordenada” despliega así una topo-
grafía, un orden de visibilidades, donde a cada sujeto le corresponde un lugar (centro o periferia) de acuerdo la
evidencia de lo que es y, por tanto, de lo que merece.
10 “Carreros aprenden nuevos oficios”, editorial El Litoral (08/10/2016)
11 “¿Qué falta en Santa Fe para que no haya más carros?” por Agustina Mai. El Litoral (28/03/2016)
12 “Se reaviva el debate por la tracción a sangre” editorial, El Litoral (26/08/2016)
13 “El debate por la tracción a sangre” editorial, El Litoral (18/03/2016)
14Aquí aludimos solamente a las acciones llevadas a cabo por las estructuras y dispositivos del Estado munici-
pal. Es evidente que estas estructuras son insuficientes para poder abordar y dar una solución integral a este
conflicto y que para ello se requiere una articulación entre el municipio y otros niveles del Estado más comple-
jos, como ministerios y secretarias del Estado provincial. No obstante sólo queremos remarcar que las acciones
“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García
se dio en forma inmediata, total y efectiva, pero la inclusión de los y las cirujas fue
pensada en términos de una temporalidad precaria: gradual, parcial y como
promesa incumplida y siempre aplazada.
Creemos que este orden del discurso estatal sólo resulta coherente
con cierta simbolización de los cirujas y con un modo colonial de concebir la inclusión.
Como vemos, la “razón” municipal, opera bajo una simbolización dual del carrero.
El carrero, en tanto carrero, debe ser excluido del espacio público ya que se percibe
al cirujeo como una práctica que pervierte el ambiente (cultural) de la ciudad. A ello apunta
justamente la “política de lugares”, en tanto relocaliza a los carreros a los márgenes de la
ciudad, donde no afecten la visibilidad de la urbe deseable. Ahora bien, la narrativa
municipal señala que la erradicación de la tracción a sangre debe ser paralela a la inclusión
de los carreros en tanto sean “reconvertidos”. Consideramos que la lógica estatal concibe la
inclusión bajo una topología colonial19: la inclusión se da desde arriba y reconfirma
el reparto. En la narrativa municipal, el ciruja debe ser incluido por el Estado o la sociedad
civil y su inclusión no modifica, ni altera el espacio o reparto regido por la lógica cives/
barbaros, sino que la “reconversión” no es otra cosa que la adaptación a la cultura legítima
que establece el orden estatal. Por lo cual, su inclusión lejos de poner en crisis o en disputa
ese espacio, ese reparto de lo sensible con sus divisiones excluyentes, la reconfirma.
Esta forma de pensar la inclusión hace evidente el otro dispositivo identitario
estatal, que simboliza a los cirujas como victimas infantilizadas20.Como vimos, para la
“razón” estatal, los carreros aparecen también sólo como víctimas; sujetos de “alta
vulnerabilidad social” que deben ser asistidos. Tal condición los torna seres incapaces de
ocuparse de los problemas públicos y los relega a una “minoría de edad”, por lo cual
precisan de la misión salvífica del Estado o la sociedad civil que los incluya a partir de
“reconvertirlos”. En estos discursos, nunca aparecen los cirujas como sujetos de palabra,
sino como seres incapaces del logos para decidir sobre lo justo e injusto, seres condenados a
la monotonía del ruido.
19 Lacategoría “colonial” es utilizada aquí en relación a la de “colonialidad”, propuesta en la obra de Aníbal Qui-
jano y de otros autores del denominado “giro decolonial”.(Lander, 2003) El concepto de colonialidad resulta
interesante porque, a diferencia de “colonialismo”, permite dar cuenta de que las relaciones coloniales de poder
no se limitan al dominio económico-político y jurídico-administrativo de un Estado sobre otro, sino que poseen
otras dimensiones más profundas y menos visibles. De este modo si bien el colonialismo (procesos históricos de
colonización de América y África) hicieron posible el establecimiento de una matriz colonial del poder, la misma
subsiste (con continuidades y discontinuidades) luego de las independencias de estos países. Lo colonial consti-
tuye la lógica o la racionalidad de esta matriz (un “inconsciente”, como lo piensa Rolnik) que impera en los ima-
ginarios y las prácticas estatales y no estatales, produciendo y reproduciendo, no sólo modos anglo y eurocentra-
dos de conocer y pensar, sino instituyendo activamente relaciones basadas en jerarquías y dependencias.
20 “Unafunción de la economía subjetiva capitalística (tal vez la más importante de todas) es la de la infantiliza-
ción (…) consiste en que todo lo que se hace, se piensa o se pueda hacer o pensar sea mediado por el Esta-
do.”(Rolnik – Guattari: 2013: 59)
21 Declaraciones de Cristina Pagani, presidenta de S.O.S Caballos en Similares TV(08/09/2010) disponible en
“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García
“Para que esta futura ley sea efectiva (…) el plazo de erradicación no
puede dilatarse. Hace más de 8 años que venimos pidiendo que se haga
algo y los animales están sufriendo y muriendo en las calles. El "Basta
de TAS" no puede esperar más”.22
A grandes rasgos, las prácticas discursivas de S.O.S Caballos se rigen a partir de esgrimir
consignas generales (“No al maltrato animal” o “Basta de TAS”) como llave para la solución
de los conflictos, sin la necesidad de una contextualización territorial y social del mismo. La
consigna opera como principio universal, que guía el accionar y resulta aplicable a todos los
casos concretos de “maltrato animal” más allá de sus particularidades y diferencias.
También su discurso es acompañado con una recurrente presentación de imágenes de
caballos “rescatados” famélicos, heridos y en condiciones deplorables. La efectividad de esta
estrategia comunicacional está dada por los múltiples efectos que busca y genera.
Las imágenes generan un vínculo empático y emocional con quien las ve, que sirve para
demostrar el maltrato animal, legitimar el accionar de la Asociación y también como modo
de cerrar la discusión en torno al tema. ¿Quién podría oponerse a defender a un caballo en
tales condiciones?
A la largo del año, la Asociación apoyó discursivamente y con movilizaciones públicas el
proyecto de ley enviado por la diputada Alicia Gutiérrez y paralelamente llevó adelante una
intensificación de su accionar en los operativos de rescate de los animales, sobre todo
después de la restricción municipal que prohibió la entrada de los carros al centro de la
ciudad. Este accionar de S.O.S Caballos fue denunciado judicialmente en varias
oportunidades por las y los cirujas, cuestionando la extralimitación de la organización en
decisiones que deben ser tomadas por autoridades públicas (fiscales y jueces).23 En los
pocos casos en que los carreros -acompañados por abogados de la Asociación Civil
TRAMAS24- presentaron denuncias en los juzgados, obtuvieron fallos favorables que
exigían la devolución de los animales. Por su parte, miembros de SOS
Caballos denunciaron en recurrentes ocasiones amenazas y robos de
equinos en rehabilitación, acusando a los cirujas.
A diferencia del discurso estatal, la narrativa de S.O.S Caballos se centra en el maltrato
https://www.youtube.com/watch?v=1lz8cB51GNI&t=155s.Consultado18/03/2017
22 “Un buen primer paso "El Litoral nota de Cristina Pagani (14/03/2016).
23 “Exclusivamentenos dedicamos a eso, a incautar, con ayuda de la policía, del procurador y del fiscal, el caballo
que está en muy malas condiciones y tratar que los jueces no lo devuelvan más”. Declaraciones de Pagani en
Similares TV (02/10/2009). Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=BmeNnGxGCGo&t=16s. Con-
sultado 20/03/2017
24 “TRAMAS Derecho en Movimiento” es una asociación civil conformada en 2011 por abogados y estudiantes de
derecho, que trabajan y articulan con movimientos sociales y vecinos de distintos barrios de la ciudad, con el
Eje temático: Análisis Político
“Los animales son seres sintientes como usted y yo, pero más
indefensos porque no pueden hablar”25.
La carencia de habla de los animales, lleva generalmente a las asociaciones
proteccionistas, y en particular por S.O.S Caballos, a tomarse las prerrogativas de ser “la voz
de los caballos”, auto legitimándose para hablar en nombre de ellos y representarlos. Esta
prerrogativa encuentra su fundamento en dos cuestiones: el saber sobre los equinos que
poseen sus miembros y la sensibilidad hacia ellos.
María Carman sostiene que el reconocimiento del animal como ser sintiente, por parte
de las organizaciones proteccionistas, es acompañado muchas veces de una práctica
retórica de “humanización” del animal, en tanto se le atribuyen cualidades que eran
usualmente propias y reservadas para calificar a lo humano. (Carman, 2015:199).
Este aspecto también se aprecia fácilmente en las diversas publicaciones de S.O.S Caballos
en las redes sociales, en las cuales se adjetiva a los equinos con un conjunto de cualidades
morales; “nobles”, “fieles”, “amorosos”, “sensibles”, “bondadosos”, “seres con alma”, etc.
de los medios materiales para cuidar bien de los equinos28. En sus publicaciones en las
redes sociales, muchas de las cuales son crónicas de los rescates, suele haber una
adjetivación que sólo visibiliza a los cirujas como seres “crueles”, “violentos”, “insensibles” y
“desalmados”, cuya violencia no sólo es al caballo, sino que es potencialmente hacia la
comunidad entera29. Ante ciertas declaraciones de este estilo y el accionar de S.O.S
Caballos, un grupo de cirujas presentó una denuncia al I.N.A.D.I30 por discriminación en el
año 2013. El dictamen final, fechado el 13 de julio de 2015 por el asesor
Emiliano Marilungo, señala que en su descargo ante la acusación, los representantes de
S.O.S Caballos afirman que, los cirujas “buscan dinero fácil” y “se victimizan tal como hacen
los pobres e ignorantes haciendo hincapié en que reciben planes sociales y que no trabajan
porque no buscan”31.
De esto modo, el discurso de S.O.S Caballos opera con un lógica de equivalencias que
produce un fuerte dispositivo identitario de los cirujas como pobres,
ignorantes, irresponsables y violentos. La descripción de “la crueldad sin límites”32 de ellos
se explica por su falta de educación, sensibilidad y cultura. Aquí se ve precisamente lo
que Carman señala; en el discurso proteccionista de ciertas asociaciones, el caballo aparece
reconocido como partícipe de la comunidad moral con los hombres (civilizados), a la vez
que ciertos sectores de la ciudad sólo son visibilizados por sus cualidades animales. Esto
produce, en las prácticas discursivas de S.O.S Caballos, una mixtura inusual y
bastante llamativa. Se adopta un lenguaje de derechos animales basado en el
reconocimiento y la hospitalidad hacia el otro sintiente radical (animal), a la vez que opera
como trasfondo una noción de cultura ligada al tópico sarmientista de civilización
y barbarie. Esto conduce a una concepción paradójica, en la que lejos de cerrar la frontera
humano/animal, se mantiene incorporando a los equinos a la comunidad civilizada y
relegando a los cirujas a la “barbarie” animal. Podríamos señalar que tampoco aquí hay un
quiebre con el paradigma moderno, ya que sigue existiendo un cierto
antropocentrismo axiológico: se valoriza a los equinos en tanto se asemejan a los
humanos y se desprecia a los carreros en tanto comportan supuestas cualidades animales.
Ahora bien, para el interés de nuestro trabajo, podemos afirmar que las prácticas de la
Asociación proteccionista producen una simbolización del carrero en la cual se resalta su
barbarie, su ignorancia y animalidad, configurando un reparto de lo sensible que
claramente los excluye de la comunidad como seres políticos capaces de decidir sobre los
asuntos públicos. Paralelamente, es fundamental en el discurso de SOS Caballos ponerse
como representantes o “portavoces” de una víctima (el caballo) y legitimar esa posición
en base a dos títulos: el saber y la sensibilidad. Estas son dos formas de justificar una
soberanía, no ya meramente sobre el cuerpo de los caballos, sino en el espacio público
como los agentes aptos para discutir y decidir en las cuestiones en torno a ellos.
presupone que las partes ya están dadas, la comunidad constituida y que sólo hay
que optimizar la gestión redistribuyendo las ventajas y desventajas conforme a lo que cada
parte merece/necesita, siendo que cada parte merece/necesita de acuerdo a la evidencia de
lo que es (Rancière, 2010a:130). La comunidad es, entonces, simbolizada como una cuenta
exacta de partes con sus determinados modos de ser, hacer y decir, y la lógica consensual
operaría en pos de la efectuación del principio de justicia. Esta lógica se corresponde con un
reparto de lo sensible “policial”, basado en el principio de la desigualdad que funda
jerarquías al determinar un orden de lugares, funciones, títulos y
competencias (Rancière, 2010a:44). Vale aclarar que lo que Rancière llama
“orden policial” no se restringe meramente a los aparatos del Estado y menos aún refiere
necesariamente a un régimen represivo, sino más bien, a un conjunto de dispositivos
estatales y no-estatales, simbólicos y materiales, con sedimentación histórica, que
establecen un reparto en la comunidad al dividir a los cuerpos en determinados lugares y
funciones sociales. El orden policial configura así las ocupaciones de los distintos
individuos en las tramas urbanas. Ese orden establece, entre sus divisiones, la evidencia de
quiénes son aptos y capaces para hablar y decidir acerca los asuntos comunes de la ciudad y
quiénes no. Como vimos, tanto las narrativas estatales y proteccionistas, por distintas
estrategias de visibilidad y distintos dispositivos identitarios, configuran un “reparto de lo
sensible” que expulsa a ciertos seres parlantes, a los y las cirujas, “a la noche del silencio o al
ruido animal” al ser simbolizados como seres pasivos, e incapaces de ocuparse de lo
público. (Rancière, 1996:36)
A pesar de ello, es relevante remarcar que ambos dispositivos de despolitización de los
cirujas, a pesar que comparten su criminalización, tienen sus diferencias. Mientras que la
“razón” municipal los despolitiza a partir de sólo concebirlos como víctimas infantilizadas
y pasivas que deben ser asistidas y “reconvertidas” por una instancia externa, pero cuya voz
(más que signo de dolor) no debe ser tenida en cuenta, el discurso proteccionista lo hace al
simbolizarlos como ignorantes o bárbaros, resaltando especialmente su falta de
sensibilidad. En ambos casos, los cirujas quedan privados de una inscripción simbólica en
la ciudad que los haga capaces de decidir acerca de los asuntos comunes. Su palabra no
cuenta ya que su función y ocupación se reduce a la reproducción de su propia vida. El
nombre propio “ciruja” es para ambas narrativas, el nombre de una falta; falta de
recursos, saberes y competencias -sea victimizada o culpabilizada- de una no-ciudadanía
plena y de una evidencia tautológica: los cirujas, son simplemente, cirujas. Para Rancière,
algo característico de las lógicas consensuales es operar con una lógica binaria que
distingue lo propio e impropio, donde a cada uno le corresponde lo propio de acuerdo a la
evidencia de lo es. (Rancière, 2006a: 18 y 19) El orden configurado por ambas narrativas
conduce a mudez de la palabra del ciruja, a su no-cuenta como palabra política, que tiene
por evidencia que no hay que discutir con ellos, porque simplemente no hablan. Ahora bien,
los cirujas ¿hablan?
trabajo.”36
Ahora bien, está manifestación y exposición del agravio, como diría Rancière, de ser
parte de los sin parte, no es una mera victimización, sino funciona como un operador
de subjetivación política, ya que no le sigue la pasividad de la espera, sino la exigencia de
ser contados y la demostración igualitaria de la capacidad de cualquiera para ocuparse de
los asuntos comunes. Inmediatamente a la exposición del daño, en el petitorio se afirma:
“Hay conflicto político cuando la lucha por los derechos o por los
bienes se une con la afirmación de una capacidad para juzgar y decidir
sobre los asuntos comunes”. (Rancière, 2011:113)
Este tipo de exigencia y escenificación de la palabra tiene como principio la igualdad,
pero no como objetivo a alcanzar, sino como forma de verificación polémica bajo el
esquema de pregunta ¿pertenecemos los cirujas a la ciudad, somos ciudadanos iguales a los
otros? Evidentemente, según las acciones del municipio y los proteccionistas: no, por lo
cual deben llevar a cabo una serie de prácticas orientadas a demostrar la igualdad de
cualquiera con cualquiera. Esto implica crear el escenario de un encuentro, entre la lógica
policial de las distinciones jerárquicas y la lógica igualitaria de la capacidad de cualquiera.
Este encuentro polémico lleva para Rancière el nombre de política (Rancière, 2006:17).
Lo que queremos sostener es que el escenario de este encuentro, sólo es configurado por
las prácticas de los cirujas. En la enunciación del petitorio constituyen un sujeto que se
proclama en negatividad con los proyectos enviados, “no nos representan”, es decir, de
manera diferencial con respecto al orden policial, a la vez que contiene la afirmación de
igualdad, en la idea de que los cirujas son también fuerzas productivas de pensamiento
capaces de criticar esos proyectos de ley y pensar otros. Esta verificación de la igualdad,
por tratarse del tratamiento del agravio de no ser contados, no se puede dar sino bajo la
modalidad de un desacuerdo que propone una reconfiguración del reparto, otra percepción
del ser-juntos en la ciudad. De allí que en la conclusión de su petitorio, los cirujas pidan
cambiar el eje delos proyectos. (Rancière, 2010b:81) La escena común generada por el
accionar de los cirujas divide la comunidad, no ya en las partes del orden consensual, sino
en dos formas de ser-juntos: una que mantiene el reparto tal como está y otra que exige una
re-cuenta de las partes.
Para Rancière esta escena es posible, porque en toda subjetivación política hay un
trabajo de verificación de la igualdad que supone una desidentificación de la identidad dada
por el orden policial y una apropiación de la lengua y las competencias del otro, generando
así el espacio común polémico y un sujeto político que no se identifica con ninguna parte de
ese orden. En el mismo proceso en que los carreros se desidentifican de la identidad dada
por el reparto estatal/proteccionista, como seres pasivos definidos por su condición social
de vulnerabilidad y/o ignorancia, y se apropian de las formas y argumentos de las otras
partes, producen un sujeto político que se da entre lo propio negado y lo impropio
apropiado, que falsea la distinción policial dicotómica de lo propio/impropio. El gran
operador desclasificatorio es, como ya puede advertirse, la igualdad. La igualdad que no es,
en el pensamiento de Rancière, la formalidad de la ley, ni una esencia o meta a alcanzar,
sino una presuposición práctica que exige ser verificada en cada caso, de
manera contingente. En este sentido, la igualdad, no se reduce a la puja por una mejor
redistribución de la riqueza o la inclusión de los excluidos en un programa estatal, sino que
es la igualdad de cualquiera de ser reconocido como fuerza productiva de
pensamiento capaz de imaginar distribuciones de la riqueza y programas de inclusión
alternativos. En este sentido, es la igualdad la que permite pensar y reclamar por órdenes y
reparticiones diferentes, al constatar la ausencia de principio (arjé) de todo
Eje temático: Análisis Político
ordenamiento social. La igualdad es la que arranca a los sujetos de sus lugares asignados
por el poder y los desplaza configurando así otros mundos posibles. Es la igualdad la que
habilita la diferencia.
BIBLIOGRAFÍA