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Zanotti, Gabriel J.
Filosofía de la ciencia y realismo: los límites del método
Civilizar. Ciencias Sociales y Humanas, vol. 11, núm. 21, julio-diciembre, 2011, pp. 99-118
Universidad Sergio Arboleda
Bogotá, Colombia
Gabriel J. Zanotti**
Resumen
El objetivo de este artículo es señalar un límite infranqueable del método hi-
potético-deductivo para la solución del problema del realismo/antirrealismo
en la filosofía actual de las ciencias. Para ello, se hace un comentario crítico
del status quaestionis al respecto y se comentan las alternativas usualmente
manejadas en la historia de la filosofía de la ciencia, sugiriendo una línea de
investigación para ser profundizada.
Palabras clave
Filosofía de la ciencia, método, método hipotético/deductivo, realismo, con-
vencionalismo, inferencia a la mejor explicación, argumento del no milagro,
creatividad.
Abstract
The purpose of this paper is to outline an important limit of the hypothetical-
deductive method for trying to solve the “realism/anti-realism” problem. In
order to do it, I make a critical commentary on the “status questions” in the
current philosophy of science, suggesting at the same time a line of research
to be enhanced.
Key words
philosophy of science, method, hypothetical/deductive method, realism,
convention, best explanation inference, no miracle argument, creativity.
* Este artículo es la primera parte
de una investigación comenzada en
el 2008, como continuación de las
conclusiones elaboradas en el cap. III
del libro del autor Hacia una herme-
néutica realista (Zanotti, 2005a). Fue
redactado en el año 2011. El autor
agradece el apoyo institucional y bi-
bliográfico proporcionado por el Ins-
tituto de Filosofía de la Universidad
Austral.
** Ph.D. Filósofo. Investigador Ins-
tituto de Filosofía. Universidad Aus-
tral, Argentina.
Correo electrónico:
gabrielmises@yahoo.com
100 Gabriel J. Zanotti
solo considera que su posición es la ideal para ticos para facilitar los cálculos. No tienen
salir del problema, sino que hacia 1616 habría nada que ver con la realidad.
ordenado a Bellarmino que le haga prometer a b) Conjeturalismo de Bellarmino según
su amigo Galileo (las itálicas son importantes) Popper. Las teorías son hipótesis falibles
que no se saliera del plano estrictamente “hi- sobre cómo podría ser el mundo físico.
potético”, y ese es el origen de la posición de No tienen certeza.
Bellermino. Obviamente será imposible saber c) Contingentismo epistemológico de Ma-
con certeza qué interpretó Bellarmino de lo que ffeo Barberini. El astrónomo puede afir-
Barberini le estaba pidiendo, qué sentido dio mar cualquier cosa que salve las aparien-
Bellarmino a sus propias palabras y cómo las cias pero no hay razones para inclinarse
interpretó el hiperrealista Galileo, pero el caso por una u otra posición. Lo contrario se-
es que este último redactó y publicó, en 1632, ría pretender conocer la mente divina.
su famoso Diálogo sobre los dos sistemas del d) Hiperrealismo de Galileo. El modelo
mundo (Galilei, G., 1994), una obra maestra, copernicano describe al mundo físico tal
como ha dicho Feyerabend, de la argumenta- como es y puede probarse.
ción teorética, en la cual, sin ningún “experi-
mento empírico” registrado, trata de convencer 2. De Kant hasta el mecanicismo realista
a sus contemporáneos, mediante un diálogo en-
tre tres personajes imaginarios, de la certeza de Con Kant, como todos sabemos, la teo-
la posición copernicana. Ello, según Artigas y ría del conocimiento pega un giro que él mismo
Shea, es considerado por Barberini como una llamó, curiosamente, giro copernicano. No co-
traición a la “orden/pedido” de 1616 y enton- nocemos el mundo como es en sí mismo sino
ces, en su papel de Urbano VIII, se inclina por como nuestras categorías a priori lo constitu-
aquellos que pedían la condena de Galileo. yen. Ninguna novedad al respecto, nada que
no conozcamos ya por la historia básica de la
Esta versión de los dramáticos episo- filosofía. Lo que no reparamos a veces es la
dios del caso Galileo no solo ponen nueva luz importancia y la huella cultural de la posición
en cuanto a los motivos de la tragedia, sino que kantiana. Las categorías a priori del entendi-
aportan nueva luz sobre lo candente del tema miento, en conjunción con la intuición sensible,
del realismo “o no”, debate con el cual nace, constituyen nada más ni nada menos que la físi-
entonces, la ciencia como hoy la conocemos y ca, la física de Newton. Hay aquí algunas cosas
se traslada hasta la actualidad. Lo que queremos interesantes:
decir es que la versión neopositivista de la cien-
cia, la cual demostraría con hechos “verdaderos” a) Hay una “secularización” del estatus
la “realidad” de las teorías nos hace creer que el ontológico del mundo físico-matemático que
debate sobre el realismo o no de estas últimas es comienza a ser concebido por Copérnico, por
un curioso aditamento, a la ciencia misma, de la Descartes y por Galileo. La emergencia de la
filosofía del siglo XX: pues no es así. El debate física-matemática como concepción del mundo
sobre el realismo o no de las teorías es algo que es una de las principales novedades del humilde
pertenece intrínsecamente al nacimiento de la Copérnico. En el mundo sublunar de la física
ciencia moderna y contemporánea. aristotélica-ptolemaica no se usaban las mate-
máticas. Pero Copérnico, según Kuhn (1985),
Por ende, las posiciones en la revolución toma las potentes matemáticas neoplatónicas y
copernicana habrían sido las siguientes: con su “humilde” cambio de posición de la Tie-
rra las pone donde nadie las había concebido:
a) Instrumentalismo matemático de Osian- en todo el universo físico. Era un cambio nota-
der. Las teorías son solo modelos matemá- ble de concepción del mundo, de cuya novedad
salvó el referido prólogo de Osiander. Pero la newtoniana. Como vemos, la suposición de cer-
geometría analítica de Descartes —que borra teza en la física nace con Galileo y sigue en todos
en sus escritos toda referencia al problema de los físicos posteriores, incluso Kant y Laplace.
Copérnico— más Galileo, profesor de mate- Pero entonces comienza a aparecer de vuelta un
máticas en primer lugar, no tienen problema cierto realismo en la física mecanicista del siglo
en decir que el mundo físico creado por Dios XIX: podemos conocer lo real en sí mismo pre-
es un mundo matemático, precisamente porque cisamente como un perfecto mecanismo de relo-
está creado según la mente divina. Esta audaz jería al cual solo la limitación del conocimiento
concepción físico-teológica sigue formando humano impide penetrar totalmente. Esa com-
parte de las concepciones del mundo de Kepler binación de realismo, mecanicismo y certeza es
y de Newton, de modo “realista”: el mundo fí- impulsada fuertemente por el positivismo del
sico creado por Dios es un mundo matemáti- siglo XIX de la mano de J. S. Mill, porque sus
co y como Galileo, Kepler y Newton lo con- famosos métodos experimentales, para salvar el
ciben. Leibniz piensa igual, si bien debate con problema de la inducción, permitirían aislar las
Newton precisamente la causa de la gravedad, variables y por ende llegar a la certeza de que
que Newton ponía solo en la voluntad de Dios, hay algo que es causa de tal efecto. Quiero decir:
y Leibniz en la armonía preestablecida (Koyré, a fines del siglo XIX, sobre todo por influencia
1979). Por ello Newton afirma, para desgracia de Mill y de Laplace, se va filtrando nuevamen-
de Popper1, que él “no hace hipótesis”, porque te un realismo implícito, tácito, no sistemático,
no hay hipótesis que expliquen las constantes en la manera inductivista simple de concebir la
gravitatorias excepto la voluntad de Dios. ciencia que aún está presupuesta culturalmente:
que el método experimental prueba con “los he-
b) En todos estos debates científico-teoló- chos” (reales) las diversas “hipótesis” que, una
gicos, extraños al lector actual, hay dos carac- vez “probadas”, se transforman en “ley”. Sin em-
terísticas: un realismo muy acentuado sobre que bargo, después de Kant, la verdad como adecua-
el mundo físico es matemático, y una presencia ción “a la realidad” queda fuertemente golpeada,
de Dios dentro del debate científico. Kant corta y no porque sí. Volveremos a ello después.
—con obvias influencias de Hume— con am-
bas cosas, y ese corte penetra muy a fondo en 3. El “convencionalismo” de Duhem y
las concepciones poskantianas del mundo. Por Poincaré
un lado, Dios ya no forma parte de la ciencia,
sino que es una idea pura de la metafísica, que ya Es en ese sentido, como reacción a este po-
no es ciencia. Recién allí la física se independiza sitivismo “realista”, que debe entenderse la reac-
totalmente de todo debate teológico. Pero ello se ción llamada “convencionalista”. El convencio-
debe a que Kant ha logrado estructurar a la física nalismo de estos dos autores ha sido interpretado
desde sus categorías a priori, las cuales no per- a veces como un escepticismo ante la verdad,
miten, precisamente, demostrar la existencia de sobre todo por su influencia en ciencias sociales
Dios, ni tampoco permiten suponer que el mundo en el caso del instrumentalismo en la Economía
físico-matemático es el mundo en sí mismo. Por (Caldwell, 1982). Pero en ambos casos hay dudas
ello Laplace, ya en el siglo XIX, seculariza total- de que sea así, sobre todo en el caso de Duhem
mente la física cuando dice a Napoleón sobre el (Jaki, 1987; López Ruiz, 1988), por sus estudios
tema de Dios: “Esa hipótesis ya no es necesaria” sobre los orígenes escolásticos de la ciencia mo-
(Koyré, 1979). Pero además, la de Laplace es derna. La famosa “tesis” que lleva su nombre,
una física mecanicista y necesitarista, en la que a no fue más que una obviedad lógico-matemática
la ciencia solo le falta conocer totalmente todas que se aplica al método hipotético-deductivo, y
las variables en juego para predecir todo —inclu- por eso cayeron mal a Popper las críticas que le
so la conducta humana— desde la sola mecánica hizo al principio, pero que finalmente tuvo que
Por ende Kuhn es un caso “paradigmáti- De vuelta, todo esto es filosófico, no me-
co” en nuestro análisis, pues sus motivos para el todológico. Esta actitud realista y crítica no nos
no-realismo de las ciencias no son metodológi- permite juzgar el grado de acercamiento a la
cos sino filosóficos, y ocupa por ende un lugar realidad que tengan las diversas hipótesis que
destacado en nuestro análisis. manejemos. No hay una salida metodológica a
esta cuestión, pero, tal vez, sí filosófica.
6. Feyerabend
7. La vuelta hacia un instrumentalismo
Con Paul Feyerabend ocurre algo simi- refinado
lar que con Kuhn. En otros dos trabajos ante-
riores (Zanotti 2002, 2005b) hemos tratado de a) Contexto
demostrar que tampoco es el relativista que
habitualmente se supone que es, por más irre- Mientras que el convencionalismo de
verentes que sean sus expresiones. Su supues- Duhem y Poincaré hay que situarlo en
que la escuela tomista actual ha escrito pero bastante realismo hay en admitir
sobre este tema, pero solo, para seguir con que el MHD se remonta a “causas”. Sí,
la analogía, señalar que las cinco vías se pero la clave es que no podemos saber,
reducen a una en la que la cosa es causada según el MHD, si es “la verdadera”
porque no puede causarse a sí misma en causa: puede haber otras.
el ser, lo cual remite a una causa no finita
del ser, donde por ende no hay diferencia Por lo tanto, tiene razón Van Frassen en
entre naturaleza y ser, que (es) Dios. que las cinco vías de Santo Tomás no
Ahora bien, ello, en Santo Tomás, es una son un buen argumento para el realismo
demostración quia: “quia” porque va de en la ciencia, pero no porque las vías
los efectos a las causas, y demostración estuvieran equivocadas en su propio
porque concluye necesariamente en “la” ámbito (la Teología de Santo Tomás) sino
causa primera que es Dios. O sea: Santo porque no aplican al MHD. Las vías son
Tomás (para los tomistas) prueba que un perfecto ejemplo de lo que el MHD no
Dios es causa primera. puede hacer: concluir necesariamente.
El MHD también, en cierto modo, trata Pero hemos dicho: “… La clave es que
de remontarse a las causas: la hipótesis no podemos saber, según el MHD, si es
queda precisamente como la causa que ‘la verdadera’ causa: puede haber otras”.
explica la relación entre condiciones
¿No se resuelve ello con el famoso tema
iniciales y la predicción. Pero lo que el
de la inferencia a la mejor explicación?
MHD definitivamente no puede hacer es
remontarse necesariamente a la causa,
Ello nos da pie a la próxima sección.
precisamente por su estructura lógica.
Nos remontamos a la causa, sí, pero la
causa queda en conjetura. Ya sabemos
8. La vuelta de un realismo pospoppe-
que la corroboración o la falsación riano
no implica pasar necesariamente a la
certeza, justamente por la irrebatible 8.1. La inferencia a la mejor explicación
objeción lógica de la tesis Duhem.
Como dejando solo a Popper discutiendo
Esa es la diferencia entre la analogía con Kuhn y peleándose con su discípulo Laka-
entre las vías de Santo Tomás y el MHD. tos, la filosofía de la ciencia no parece haberse
Aún en el caso en que estuviéramos de convencido de las dudas de Laudan y Van Fras-
acuerdo en que Santo Tomás demuestra sen y siguió su camino hacia un realismo más
que Dios es causa primera, que queda parecido al inductivismo prepopperiano. Y uno
como demostración necesaria de los de los argumentos más importantes de ese tipo
efectos a las causas, no por ello podemos de realismo es la inferencia a la mejor explica-
seguir la analogía al punto de demostrar ción, que toma su nombre del clásico artículo
la necesidad y certeza de la hipótesis, homónimo de Gilbert Harman (1965), y segui-
por más que el MHD también intente do y actualizado por Peter Lipton (1991).
remontarse de los efectos a las causas “en
cierto modo”. Esto es: vías y MHD son Es muy interesante que Lipton aluda va-
quia pero el MHD no es demostración rias veces a los métodos de Mill y al famoso
(es inferencia no necesaria); no concluye ejemplo de Hempel sobre Semmelweis (S.), el
necesariamente en una causa, sino en médico vienés (Hempel, 1981). El caso no pre-
una explicación provisoria que no puede senta mayores dificultades y es muy didáctico
excluir nunca otras causas. Alguien dirá: a efectos del MHD. En 1844, en su hospital de
Viena, las parturientas tenían un alto nivel de Pero, ¿cómo se realiza el primer paso?
muerte por fiebre puerperal solo en la sala A, Lipton no tiene más remedio que reconocer que
mientras que en la sala B el índice descendía intervienen background beliefs, necesariamen-
notablemente. No había manera de explicar te, en el proceso, con lo cual nos parece que su
el caso. Las salas tenían iguales característi- argumento no termina de cerrar. La “modestia”
cas, primer paso para cumplir con el elemental que recomienda al realista por ese motivo no
principio de diferencia de los métodos de Mill. creemos que sea una respuesta para Van Fras-
Hempel alude sin embargo a algunas explica- sen. Justamente, la cuestión es diferenciar en-
ciones que S. descarta: influencias epidémicas tre hipótesis posibles e hipótesis plausibles, en
de cambios atmosféricos; hacinamiento; un sa- lo cual entre necesariamente la cruz de todo
cerdote que al pasar con una campanilla produ- realista: el problema de la base empírica, que
cía un efecto terrorífico, etcétera. Sin embargo, es theory laden en 1934, problema que Kuhn,
un colega de S. muere con síntomas similares Lakatos y Feyerabend se lo tomaron muy en se-
a la fiebre puerperal, al cortarse un dedo con rio, pero para que después de ellos se tiende a
un escalpelo utilizado para autopsias. Enton- huir de las necesarias implicaciones de la “car-
ces S. se da cuenta de que los estudiantes que ga de teoría”.
habían estado haciendo autopsias hacían inme-
diatamente después su práctica ginecológica y No es que el ejemplo de Hempel tenga
de obstetricia solo en la sala A. Pasteur aún no alguna falla metodológica. Al contrario, es muy
había llegado y la microbiología tampoco. S. bueno. Es más, da pie a explicar lo básico del
establece la hipótesis de que la materia cada- MHD con ejemplos muy simples y cotidianos.
vérica que tocaban los estudiantes era la causa De repente se me apaga la computadora. Hipó-
del fenómeno. Les exige entonces un muy cui- tesis posibles, tengo infinitas que “encajen con
dadoso lavado de manos no acostumbrado en la los fenómenos observados” (por ejemplo, si hay
época. Las muertes en la sala A disminuyen. S. un ser omnipotente, él pudo haber hecho que se
parece tener razón. Un inductivista muy estricto apagara, o entró un hombre invisible y sin que
diría que S. “probó” su hipótesis; no es el caso yo me diera cuenta la desenchufó). Pero plausi-
de Hempel, que cuidadosamente afirma que la bles, según la teoría física que yo manejo, pocas.
hipótesis no queda descartada dados los resul- De ese obvio condicionamiento no nos damos
tados del “experimento”, que cumplen con las cuenta al “experimentar” sobre las hipótesis más
reglas de Mill. Y según Lipton, es un excelente admisibles, todas ellas candidatas a la “mejor ex-
ejemplo de una mejor explicación que las que plicación”: se cortó la luz, hay un problema con
S. había descartado. ¿Por qué no decir entonces el cable, hay algún problema interno en la CPU;
que la explicación hace referencia a una verda- todas ellas tan fáciles de experimentar, suponien-
dera y real causa, aunque no “la” causa? do iguales las variables conocidas en la habita-
ción, que ni es necesario seguirlo aclarando. Pero
El caso es tan importante para Lipton que lo que me permite distinguir entre las hipótesis
le permite sistematizar los pasos para la mejor plausibles y las infinitas posibles es precisamen-
explicación10. Primero, se establecen una serie te la carga teorética que tengo en mente (hipóte-
de hipótesis “posibles”, dice Lipton; luego se sis (Popper), paradigma (Kuhn), núcleo central
selecciona la mejor mediante un proceso de ex- (Lakatos)), la cual me dice previamente lo que
perimentación. Como vemos, el segundo paso yo supongo verdadero, real, evidente, posible,
son dos contenidos en uno, esto es, podríamos imposible, etcétera. Por lo tanto la inferencia a
decir siendo muy detallistas, que los pasos son: la mejor explicación, como defensa del realismo,
a) hipótesis posibles; b) selección; c) experi- implica una petición de principio. El científico
mentación (que es lo que permite hacer la se- supone lo que es real antes de seleccionar la me-
lección y encaja con el MHD). jor explicación11.
8.2. El argumento del no milagro y el rea- que Dios actúa sin la mediación de las
lismo de las entidades supuestas en la hipótesis causas segundas (Santo Tomás de Aquino,
1951, III, caps. 98-101). Ahora bien, es
No mejor suerte corre el argumento del perfectamente compatible con el MHD
no milagro, que se relaciona con la mejor expli- suponer que Dios es el autor directo de
cación. Autores como Psillos (1999), citando a las constantes que encontramos en la
Putnam (1992), o Rom Harré (Carman, 1999a, naturaleza, pudiendo haber creado otras
1999b, 2001, 2004) han recurrido a él como un si él hubiera querido. Recordemos una
argumento central. vez más que el motivo por el cual Leibniz
y Newton debatían era precisamente si
Básicamente, el argumento del no mi- había una explicación intermedia entre
lagro sostiene que los resultados y las predic- Dios y la gravedad: Newton afirmaba
ciones correctas de las hipótesis científicas no que la gravedad era tal únicamente por la
pueden ser por casualidad, de modo tal que solo voluntad de Dios; Leibniz afirmaba que
un milagro podría explicar la correspondencia la voluntad de Dios debía responder a la
entre hipótesis y predicciones. Por ende la me- armonía preestablecida (Koyré, 1971) y
jor explicación, si no es milagro, es que las re- podríamos agregar una tercera posición, la
laciones causales y las entidades postuladas por del aristotelismo cristiano de Santo Tomás
las hipótesis sean reales aun si no son “absolu- (Gilson, 1976) según la cual Dios es el
tamente ciertas” (certeza). Parece convincente. autor de las naturalezas específicas de
Los pacientes de varias enfermedades siguen las cuales se desprenden sus operaciones
curándose con penicilina. ¿Será todo una gran propias, y por ende, Dios actúa, sí, en
casualidad, un “por milagro”, o no es razonable las operaciones propias de las entidades
suponer que ciertas hipótesis biológicas, tales naturales pero no directamente, a modo
como el ADN, la estructura bioquímica de la voluntarista, sino de modo mediato, a
penicilina (con todo lo que ello conlleva), las través de esas naturalezas específicas.
bacterias como entidades, etcétera, son reales y Duhem y Jaki consideran que esta posición
por ello dicha corroboración permanente? (esto dio un gran impuso a la física medieval y
es, no son verdaderas por ser corroboradas sino moderna (Jaki, 1987).
que son corroboradas por ser verdaderas). In-
cluso, las actuales anomalías son perfectamen- ¿Resuelve el MHD por sí mismo alguna
te explicadas hoy por muy buenas hipótesis ad de estas tres posiciones? No. Podríamos
hoc (qué festín para Lakatos) que sostienen que buscar alguna hipótesis para la contante
las bacterias generan mecanismos adaptativos gravitatoria (en principio Einstein lo es)
para resistir la acción de la penicilina. Todo pa- pero la estructura lógica del MHD no
rece encajar. ¿Por qué negar la realidad de la permite concluir en ninguna hipótesis
relación causal entre más penicilina y menos necesariamente, con lo cual todo vuelve
bacterias y la realidad de las entidades postu- al principio. Alguien podría por ende,
ladas? sin contradicción con el MHD, afirmar
que Dios, causa primera, actúa sin
Analicemos las dificultades de este argu- causas segundas directamente en las
mento: constantes específicas de la naturaleza
física, y luego hacer las predicciones
a) En primer lugar, volvamos al desconocido correspondientes y todo encajaría. O sea,
epistemólogo citado al principio, Maffeo alguien podría decir que la naturaleza
Barberini, futuro Urbano VIII. En es tal “por milagro”, y por tanto, sin
términos teológicos, un milagro supone inconsistencia, afirmar que no hay
cia de este clásico autor. Pero Cartwright, que al Olimpo del ceteris paribus. A eso llama Cart-
también estudia Epistemología de la Economía, wright el “fundamentalismo” de la ciencia13. Su
parece universalizar lo que Mill decía para la realismo, en cambio, consiste en afirmar que lo
economía como ciencia (Cartwrith, 1999). Para real es un dappled world en el que siempre apli-
Mill, el método experimental, como él lo con- camos las leyes universales y por ende falsas
cebía en ciencias naturales, no puede aplicarse de la física. Allí es donde aparece el aristotelis-
a ciencias sociales, pues hay en estas una plura- mo de Cartwright, inspirado por autores como
lidad de “causas concurrentes” que no podrían Geach y Anscombe. Es un aristotelismo difícil
pasar por el método de diferencia. Esto es, las de combinar con Mill, de acuerdo con Crespo
ciencias sociales se mueven en un mundo de fe- (2009) —y estoy de acuerdo—, según el cual
nómenos complejos, ante los cuales sería impo- es en esa aplicación a los fenómenos comple-
sible la experimentación, y por lo tanto se hace jos donde se da, si no la hemos entendido mal,
necesario otro método: partir de una hipótesis a una abstracción aristotélica, más digna de sus
priori de maximización de la riqueza, y dedu- análisis empíricos que de su Órganon: allí po-
cir a priori también sus consecuencias al modo demos advertir verdaderas relaciones causales
ceteris paribus, esto es, invariadas restantes cir- del mundo “fenoménico”, real, e incluso pode-
cunstancias, dejando de lado la multiplicidad de mos así llegar a un realismo de las entidades del
causas de los fenómenos complejos. Eso sería mundo físico y de sus natural kinds.
la “teoría pura” de la economía, pero luego, en
la aplicación del modelo abstracto a fenóme- Es aquí, en este nexo entre Mill y Aristó-
nos reales complejos, entran en juego circuns- teles, donde el realismo, otra vez, no funciona,
tancias empíricas, a posteriori, que impiden la y no por Aristóteles, sino por la mezcla con el
exactitud y universalidad de la teoría a priori. MHD. Por supuesto, hay inferencias experien-
ciales, no necesarias, en Aristóteles, como muy
Obviamente no es momento para ana- bien ha analizado J.J. Sanguineti (1991) y se
lizar la epistemología de la economía de Mill trasladan luego a su racionalidad práctica como
(1974) que tantos comentarios ha producido ha demostrado en profundidad Ricardo Crespo
(Hausman, 1992). Lo interesante es que Cart- (1997). No ponemos en discusión la aplicabili-
wright sostiene que la física procede igual que dad actual de la racionalidad práctica de Aris-
la economía de Mill. Es decir, plantea modelos tóteles para las ciencias sociales. Pero para las
teoréticos universales, exactos, necesarios, to- ciencias naturales, nos parece muy dudoso. Es
dos ceteris paribus dejando de lado las circuns- verdad que para Aristóteles el operar sigue a la
tancias reales de los fenómenos complejos. La naturaleza de los cuerpos, y por ende podemos
más elemental mecánica de Newton, con fór- llegar a verdaderas relaciones causales, ya sea
mulas tales como f = m.a y la ley de caída de porque en el orden ontológico de la esencia/na-
los cuerpos —no de casualidad, uno de los prin- turaleza de los cuerpos se desprenden sus opera-
cipales ejemplos tomados por Milton Friedman ciones propias como efectos necesarios, o bien
en su artículo clásico sobre la metodología de porque según el conocimiento humano, por los
la economía— (Friedman, 1967) está plantea- accidentes llegamos a su causa última, esto es su
da de ese modo. Pero esa manera de plantear naturaleza. Pero ello, hoy, es aplicable a una filo-
las cosas, que para muchos implica una especie sofía de la naturaleza, que analiza “fenomenoló-
de descripción verdadera de “hechos” reales, gicamente” la esencia misma de la corporeidad,
es, por el contrario, una serie de modelos que la cantidad, la cualidad, el movimiento, etcétera,
“mienten” porque siempre plantean las cosas y sus relaciones interesenciales. Ello, hoy, es una
en condiciones ideales, en sí mismas, por ende perla aún cultivada por el tomismo aristotélico,
irrefutables, permanentes, cuasi eternas, porque con importantes consecuencias para la antropo-
ninguna variable del mundo real puede afectar logía filosófica y ontológica; pero todo ello, hoy,
no es física. Esta no solo no es hoy todo ello investigación?, ¿qué norma hay para darnos
sino que no puede serlo, precisamente porque, cuenta si estamos en uno progresivo o regresi-
lo hayan querido o no sus modernos fundadores vo? Y Lakatos contesta, con toda naturalidad:
(Copérnico, Galileo, Kepler, Newton), la física no sabemos. Es racional seguir trabajando en
moderna y contemporánea intenta ir más allá un programa regresivo14, siempre que se tenga
de lo que la naturaleza de los cuerpos cognosci- conciencia del riesgo (Lakatos, 1989, p. 152).
ble cotidianamente por el ser humano nos pue- Pero esta respuesta, que defiende la racionali-
de decir. Esto es, la física ha llegado a estar en dad de la libertad en la toma de decisiones de
el nivel de las hipótesis que, precisamente por los científicos, muestra algo que está implíci-
la estructura lógica del MHD, siempre quedan to en el MHD de Popper: nunca salimos de la
en hipótesis. Frente a ello, que esas hipótesis conjetura, no hay contexto de justificación que
estén planteadas de modo universal es solo una nos permita salir de ella. Una conjetura falsa-
cuestión de método, porque es obvio que son da hoy puede ser corroborada mañana; una
“aproximativas” y falibles. Ahora bien, todo en conjetura corroborada hoy puede ser falsada
ellas —sus relaciones causales, las entidades mañana. No hay falsación o corroboración ne-
postuladas, etcétera— es entonces conjetural, cesaria desde un punto de vista lógico, y eso
cubierto de ese juicio (theory-laden), y podría- nos deja nadando sanamente en la prudencia
mos decir, si retornamos a Popper, que intenta de nuestras falibles decisiones (Zanotti, 1997).
acercarse a una realidad que, certeza total, nun- El MHD es un humilde método, y desde dicho
ca vamos a tener. Pero entonces el realismo de método en tanto tal no se puede saltar necesa-
Cartwright, si quiere ser salvado, se reduce al riamente ni a la realidad, ni a la certeza, ni a la
de Popper, que no creo que fuera la intención de verdad, de lo que las hipótesis afirmen. Intentar
la sutil autora inglesa. ir del MHD al realismo científico (en cualquiera
de sus variantes) es un non sequitur metodoló-
Conclusión: más filosofía y menos gico. Para ir a cierto realismo hay que volver
método a la filosofía, una filosofía que justifique el rea-
lismo de las hipótesis desde fuera del MHD. Y
Si el lector hace un alto en el camino, po- ese es el camino que debemos recorrer en un
drá decir que mi posición es ambigua. Por un próximo artículo.
lado me manifiesto partidario de cierto realis-
mo, pero por el otro lado les doy la razón a fi- Notas
lósofos de la ciencia que se inclinan por cierto
no realismo. Lo que estoy tratando de demos- Ver el debate al respecto entre Popper y
1
nes científicas, op.cit., caps. IV-V. Carman, C. (1999a). Tomás de Aquino como
precursor del realismo referencial de Rom
9
Van Frassen, op.cit., cap. 7. Harré. X Jornadas de epistemología e his-
toria de la ciencia. La Falda, Córdoba.
10
Lipton, op.cit., p. 149.
Carman, C. (1999b). El Dios de los científicos.
El famoso caso imaginario de Dr. Hou-
11
Sapientia.
se, que seguramente hay varios de ellos en di-
versos grados, corrobora mi argumentación. Carman, C., y Fernández, M. (2001). Gen:
House descubre la mejor explicación, sí, pero
¿teorético y observacional? Universidad
no genera nuevas hipótesis. Simplemente, de
Nacional de Quilmes.
las muchas ya conocidas, ve más de lo que su
equipo es capaz de ver. O sea, su inteligencia
Carman, C. (2004). El Realismo Científico en
alcanza muchas más de las variables ya cono-
Rom Harré. (Tesis de doctorado). Univer-
cidas, pero no genera nueva ciencia. Este tema,
sidad Nacional de Quilmes. Argentina.
precisamente, el contexto de descubrimiento de
nuevas hipótesis, fue el debatido por Popper,
Kuhn, Lakatos y Feyerabend de un modo que la Cartwright, N. (1983). How The Laws of Phy-
bibliografía actual no parece haber superado. sics Lie. Oxford y Nueva York: Oxford
University Press.
12
Psillos, op. cit., cap. 11.
Cartwright, N. (1999). The Dappled World,
13
Cartwright, op. cit., cap. 1 A Study of The Boundaries of Science.
Cambridge y Nueva York: Cambridge
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